У Есенина – береза! У меня их – рощица! Пробудились ото сна Милые притворщицы. Тонкостволые подружки – Девы говорливые. Водят в белых сарафанах Хороводы дивные. Задевают веточками Всех, кто с ними шепчется. На ветру их ленточки Да сережки треплются. Терпкие, смолистые Почки зреют в косоньках. В островках-проталинках Ножки стынут босоньки. Вдр

Sean

Sean Virginie T. Sevana est? por fin a salvo en el territorio de la manada, pero a Connor le asalta una duda.?Y si su mejor amiga, Ashley, conoc?a sus or?genes fateles? La avispada enfermera podr?a correr un gran peligro. Es a Sean a quien env?an para investigar, pero ninguno de los ?ngeles Guardianes pod?a imaginar hasta d?nde conducir?a el v?nculo. Traducido por Angelines Valenzuela Aycart © 2020 - Virginie T. Sean Sean Volumen II Virginie T. Traducido por Angeline Valenzuela Aycart El C?digo de propiedad intelectual franc?s proh?be las copias y reproducciones destinadas al uso colectivo. Toda representaci?n o reproducci?n total o parcial efectuada mediante cualquier procedimiento sin el consentimiento del autor o sus derechohabientes es il?cita y constituye una copia ilegal, de conformidad con las disposiciones del art?culo L.335-2 y los art?culos subsiguientes del C?digo de propiedad intelectual franc?s. Todos los derechos reservados. 2020. Todos los derechos reservados La manada ?ngeles Guardianes: Sean Virginie T. Pr?logo Deber?a activarme un poco. Hoy recibo a una enfermera nueva y me han encargado ense?arle todo. Supongo que tendremos mucho que trabajar hasta que sea completamente operativa. Me han dicho que solo tiene veinte a?os, lo que significa que carece de experiencia. Tiene la misma edad que yo cuando empec? en el hospital hace ya 10 a?os, y recuerdo muy bien todos los obst?culos que tuve que superar para salir adelante. En esta profesi?n, no todos los d?as son f?ciles. Mierda, voy un poco tarde. Peter ha insistido en hablar conmigo antes de que me fuera. Es el alfa de la manada Treat y mi padre. Bueno, en realidad no, pero como si lo fuera. Le debo mucho, por lo que cuando me convoca, sea cual sea el motivo, obedezco sin discutir, como todo el mundo. Solo quer?a hablarme de la nueva empleada del hospital. Como la mayor?a de las manadas, tenemos a nuestro friki particular, y Peter investiga a todas las personas nuevas que tengan alguna posibilidad de acerc?rseme. Resulta cargante, pero lo entiendo. Lo hace por m? y por Sam. Solo quiere protegernos y nunca podr? agradecerle lo suficiente lo bueno que ha sido con nosotros. Por suerte, la conversaci?n ha sido r?pida. Es una simple humana que no representa ning?n peligro. Cuando llego a la unidad con solo diez minutos de retraso, la nueva est? ya en la sala de descanso esperando prudentemente a que venga a buscarla. — Hola. ?Sevana? — S?. T? debes ser la persona que me han dicho que espere aqu?. — As? es. Soy Ashley. Ser? tu compa?era m?s habitual en esta planta y estoy encargada de instruirte en las rutinas del hospital. Te lo aviso, no tengo pelos en la lengua. Digo todo lo que se me pasa por la cabeza sin filtro, ya sea bueno o malo. Espero que no seas muy susceptible. — Ning?n problema. Prefiero la sinceridad a la hipocres?a. — Perfecto. Ven conmigo. Voy a meterte de lleno en faena, as? es como mejor se aprende. Empecemos por la primera habitaci?n. Te lo advierto, es un ni?o con fracturas y muchos moretones. Una mala ca?da por las escaleras. Est? en coma, pero no tardar? en despertarse. No dejes que te afecten demasiado las cosas o no aguantar?s mucho tiempo en este trabajo. — Vale. No te preocupes por m?. Estoy segura de que encontrar? la forma de ser ?til. Me gusta. Aunque parezca t?mida, es dispuesta. Estoy segura de que con el tiempo vamos a llevarnos bien. Dejo que compruebe las constantes del ni?o mientras yo le tomo la temperatura. Al levantar la cabeza, me quedo pasmada. ?Por qu? le coge la mano? Sentir compasi?n vale, pero pena... Como se deje llevar por sus emociones est? perdida. — Debes ser fuerte, ?recuerdas? Te lo advert?. Sobresaltada, suelta la mano del ni?o inmediatamente y comienza a balancearse de un pie a otro con una expresi?n inc?moda. Puede que me haya pasado. Al fin y al cabo, es su primer d?a. Yo tambi?n he pasado por eso y me he entristecido con ciertos pacientes. Debemos ser profesionales, ?pero tampoco somos de piedra! — ?Quieres ir a tomar un poco el aire? — No, no es eso. Soy una persona impaciente por naturaleza. ?Que valora la sinceridad? Muy bien, a m? lo que me gusta es la gente directa. — D?jate de rodeos. Su?ltalo. Vacila unos segundos m?s antes de asentir con la cabeza. — Debemos impedir que el padre acceda a la habitaci?n. No debe acercarse al ni?o. Frunzo el ce?o ante el sinsentido que acaba de articular. No me lo esperaba. ?Por qu? ?bamos a hacer eso? Evidentemente, los padres tienen acceso sin restricciones a la habitaci?n de su hijo. — ?Por qu?? Parece cada vez m?s inc?moda. Titubeante, me reh?ye la mirada. Es igual, no necesito escucharla para saber lo que est? pensando. Justo cuando abro la mente, se decide a explicarse. — No estoy segura de que se cayera solo. Sospecho que puede ser un caso de maltrato. — ?Por qu?? Se encoge de hombros sin a?adir nada m?s. — Una corazonada. Uhm. En vista de lo que le ronda la cabeza, le tomo la palabra. La imagen del pobre ni?o en una silla de ruedas, escayolado y llorando, lanzado de un empuj?n a la carretera por su padre es violenta, y el hombre es perfectamente reconocible. Parece que quisiera que atropellaran a su hijo. Por otra parte, Sevana lleg? al hospital hace apenas una hora. No puede haberlo visto antes. Dir?a que no soy la ?nica con secretos aqu?. Si es inteligente no confiar? en m?, una total desconocida. La cuesti?n es que no creo que disponga de la misma protecci?n que yo. Peter me ha dicho que viv?a con una pareja de humanos. El riesgo de que me descubran es m?nimo y si ocurriera, se deber?a indudablemente a una traici?n. Esta chica se cree a salvo haci?ndose pasar por una humana corriente y trabajando en un hospital humano, pero resulta que a veces tratamos a metamorfos, por no hablar de las visitas sorpresa de mi sobreprotectora familia adoptiva, que invade mi espacio vital a cada paso que doy. Por supuesto, puedo ayudarla a permanecer en la sombra y estoy convencida de que efectivamente sabr? ser de utilidad aqu?. Tiene un don incre?ble. Hac?a mucho que no ve?a algo as?. Eligi? la profesi?n ideal para ella. No obstante, prefiero no contarle nada a Peter. Mi padre puede mostrarse muy desconfiado con lo que no entiende y, teniendo en cuenta que Sevana es un aut?ntico enigma, querr?a interrogarla hasta que se derrumbase. Contarle que una fatel ha aparecido en el hospital donde trabajo como por encanto ser?a alarmarlo innecesariamente. Adem?s, si tuviera malas intenciones lo habr?a percibido. Solo quiere ayudar al pr?jimo. Por mi parte, ante todo he encontrado una amiga con la que probablemente tenga m?s en com?n de lo que pod?a haber imaginado. Cap?tulo 1 Sean Me pregunto por qu? Connor nos habr? convocado a todos tan temprano. Cre?a que querr?a disfrutar de Sevana durante al menos un mes entero antes de retomar nuestras rutinas de entrenamiento al amanecer. Solo hace quince d?as que trajo a su compa?era a casa. Es cierto que no los hemos visto mucho en estas dos semanas, aparte de en la presentaci?n oficial a la manada. ?Se les habr? agotado el deseo? No, imposible. La ?ltima vez que me los cruc? por casualidad tuve que huir corriendo para no verlos mont?ndoselo en pleno bosque. Quiz? quiera delegar el mando de los ?ngeles Guardianes en m? durante un tiempo para poder disfrutar plenamente de su mujer sin tener que dirigir el clan ni las misiones del gobernador. No hemos vuelto a recibir ninguna llamada desde la de Sevana. No tardar?n en ponerse en contacto con nosotros para otra misi?n. Entender?a que Connor quisiera tener tiempo para s? mismo. Desde que lo designamos alfa ha dedicado toda su vida a los dem?s, pero cuando uno encuentra a su alma gemela las prioridades cambian y su caso no tiene por qu? ser diferente. M?xime cuando Sevana es un ser excepcional. Es la ?ltima fatel sobre la Tierra y posee un poder inmenso, fuera de lo com?n, de una fuerza que jam?s hab?a visto. A?n siento ese dolor punzante cuando pienso en los fateles y en el final cruel e in?til que tuvieron. A pesar del tiempo pasado, no he dejado de extra?ar a mi familia ni siquiera un poco, aunque el descubrimiento de Sevana me consuela. Despu?s de todo, su pueblo no se ha extinguido. He recuperado la esperanza de que otros como ella hayan podido sobrevivir a los complots de las manadas disidentes. — ?Va todo bien? Te noto nervioso. Uhm, adem?s de guapa, nuestra hembra alfa es, como poco, muy perspicaz. Sin embargo, la telepat?a no es su poder principal. Solo puede comunicarse con la mente, no leerla. Pero es muy observadora y tiene un gran coraz?n. — S?, todo va bien. ?A qu? se debe que el gran Manit? nos haya convocado tan de buena ma?ana? ?Tiene miedo de ti y quiere que sus lugartenientes lo protejan de su propia mujer? La carcajada de Sevana me saca una sonrisa. Tiene una risa cristalina muy comunicativa, pero tambi?n un ?ngel guardi?n muy posesivo. Connor la rodea por la espalda mir?ndome fijamente con una expresi?n inequ?voca en los ojos. El alfa vuelve a marcar su territorio. Sienten un amor profundo el uno por el otro y ya han sellado el v?nculo, por lo que no hay riesgo de que nadie interfiera en su relaci?n, pero eso no le impide tener celos de todos los hombres que se le acercan. — ?Qu? es lo que has dicho para divertir tanto a mi chica? Hacerla sonre?r es cosa m?a. Sevana se gira ligeramente para frotar su nariz contra la mejilla de Connor. No ha tardado en aprender a domar al guepardo con peque?as atenciones. El tacto es crucial entre dos almas gemelas. — C?lmate, peluchito. Solo me ha gastado una broma. Al escuchar el apodo, estallo en una carcajada seguido de Owen, Liam y Nate, que llegan en ese mismo instante. Connor emite un leve gru?ido. — Cari?o, si no dejas de llamarme as? delante de todo el mundo no me va a respetar ni un solo miembro de la manada. — No digas tonter?as. Todos saben que eres un peluche feroz. Nuestras carcajadas se intensifican mientras Connor mordisquea la oreja de Sevana para castigarla, que acto seguido se gira para besarle. Ser? mejor que intervenga o me volver? a ver obligado a huir corriendo como un conejo asustado para no presenciar sus retozos, y nunca sabremos por qu? nuestro amigo nos ha convocado. Me aclaro la garganta para poner de manifiesto nuestra presencia. — Perd?n. Gracias a todos por venir. Vayamos al grano. No tengo tiempo que perder, quiero volver a llevarme a mi chica a la cama lo antes posible. Intercambian una mirada ardiente que lo confirma. M?s vale que la reuni?n sea corta. — Puede que la amiga de Sevana corra peligro. Necesitamos vuestra opini?n. — De acuerdo. Vamos fuera y nos lo cont?is todo. El chal? de nuestro alfa est? rodeado de mesas y sillas para poder reunir a toda la manada. Nos sentamos alrededor de una de ellas con Sevana en el regazo de Connor, como siempre. No pueden estar sin tocarse. Espero llegar a experimentar esa comuni?n entre dos almas alg?n d?a, como muchos metamorfos. Nuestro l?der comienza su relato. — Hay algo que me tiene intranquilo desde que volvimos y hasta ahora no he ca?do en la cuenta de lo que es. Nate, t? podr?s hablar con fundamento porque la conociste. Se trata de Ashley, la compa?era de trabajo de Sevana. El oso asiente con la cabeza. — La recuerdo. Una rubia bajita con los ojos verdes. Aquellos lobos tambi?n la atacaron, pero no le hicieron nada grave. — Exacto. ?Te acuerdas de lo que nos dijo? Nuestro amigo trata de recordar. Casi le sale humo por las orejas. Se le da mejor actuar que pensar, pero es un amigo fiel y un luchador formidable. No conviene cruzarse en su camino cuando saca a la bestia, es un aut?ntico buld?cer. De pronto se le ilumina la cara. Parece que su cerebro se ha puesto en marcha. — Fue la primera persona que nos hizo sospechar de la naturaleza fatel de Sevana. Nos habl? de su extraordinaria intuici?n. — Eso es. Pero antes, tom? precauciones. Me pregunt? si estaba dispuesto a proteger a Sevana independientemente de qui?n fuera. Insisti? mucho en este punto. Nate es m?s perspicaz de lo que cre?a. — ?Crees que conoc?a los or?genes de Sevana? Vale. Veo perfectamente a d?nde quiere llegar mi alfa y, si est? en lo cierto, no pinta nada bien. — Crees que Ashley sabe que Sevana es una fatel y que quiso asegurarse de que no le har?as da?o antes de darte indicios. — Efectivamente. Sevana nunca le ha hablado abiertamente de sus poderes, y sin embargo tengo la impresi?n de que est? al corriente de todo. Eso podr?a traernos dificultades. De ninguna manera debemos permitir que entre los rebeldes corra el rumor de que al menos una fatel escap? a la masacre. El hecho de que los Black lo sepan ya supone un inconveniente, incluso aunque no vuelvan a atacarnos teniendo en cuenta las p?rdidas que les hemos ocasionado. Pero si varias manadas rebeldes oyen hablar del tema y se al?an para destruirnos, podr?amos estar en problemas. Tenemos el apoyo del gobernador, pero los humanos no tienen nada que hacer frente a una multitud de manadas enfurecidas. — Sevana, ?qu? relaci?n tienes con tu compa?era? — Es m?s que una compa?era. Es mi mejor amiga desde hace seis a?os. Nos lo contamos todo, pero antes de que me pregunt?is, no, como ha explicado Connor, nunca le he dicho claramente que poseo el don de la intuici?n. Al fin y al cabo, yo misma ignoraba mis or?genes fateles. Ahora bien, hace mucho que es mi compa?era de planta, me ha visto trabajar y salvar vidas anticipando los s?ntomas de mis pacientes con cierta regularidad. Es posible que efectivamente lo haya adivinado, pero jam?s me ha dicho nada. Eso s?, siempre ha hecho caso a todas las alertas que he dado, a pesar de la ausencia de signos claros de deterioro en el paciente. Ha sido mi mayor apoyo en el hospital desde el primer d?a. Creo que Connor est? en lo cierto. Es evidente que su amiga ha tenido dudas sobre ella, pero puede que, como mucha otra gente, apenas sepa nada sobre los fateles. Desaparecieron hace varios a?os ya. Muchos han olvidado su existencia y la nueva generaci?n ni siquiera la ha conocido. Eso es f?cil de averiguar. — ?Qu? edad tiene tu amiga? — Treinta y cinco a?os. Vale. Desaparecieron hace veinticinco a?os, as? que puede ser que conociera a alg?n fatel de ni?a y reconociera el poder de Sevana. Yo tengo la misma edad que ella y los recuerdo perfectamente. No obstante, seguramente mi infancia no se pareciera en nada a la suya. En cualquier caso, la duda es razonable. Debemos obtener m?s informaci?n sobre ella antes de preocuparnos en exceso. Pongo mi ordenador port?til encima de la mesa. No voy a ninguna parte sin ?l. Tengo alma de friki. Soy el inform?tico de la manada y un as cuando se trata de saberlo todo de una persona. — ?Nombre completo? — Ashley Peterson. Manos a la obra. Dejemos que la magia de Internet surta su efecto. Tras varios minutos tecleando, toda la informaci?n disponible sobre la se?orita Peterson aparece en pantalla. La ficha est? extra?amente incompleta y carece de foto. Un dato me llama inmediatamente la atenci?n. Es hu?rfana, como yo. No se menciona a ning?n familiar pr?ximo conocido. Desde luego, muchos de los que estamos aqu? hemos perdido a nuestros padres, pero al contrario que a los dem?s, a m? me ocurri? dos veces, aunque no recuerdo la primera. M?s vale que me concentre en la pantalla antes de que me invada la rabia, como siempre. La acogieron con diez a?os, pero no unos humanos, como a Sevana: Ashley se ha criado en una manada, algo muy poco habitual. Los clanes que adoptan humanos son extremadamente raros. ?Y si fuera menos humana de lo que pensamos? — ?Es animorfa? — No. Imposible. La he visto herida y no cicatriza a velocidad acelerada como vosotros. Owen me lo confirma inequ?vocamente. — Me habr?a dado cuenta. No me cabe duda. Habr?a que estar loco para poner su olfato en tela de juicio. — Sin embargo, se crio con la manada Treat. El alfa se llama Peter Browling. Liam frunce el ce?o. — Me suena. He escuchado hablar de ?l. Consulto su ficha. — Seguramente sea porque es m?dico. — Probablemente. Tuvo que ser mientras estudiaba enfermer?a. Es probable, pero no responde a nuestras preguntas. En todo caso, complica el misterio. Coincido con Connor, no podemos permanecer en la ignorancia. Digo en voz alta lo que todos est?n pensando. — Hay que interrogar a la enfermera. — Estoy de acuerdo. Y mi diosa podr?a emplear sus poderes para ver el futuro de su amiga. Sevana asiente con la cabeza de tal forma que sus largos mechones con reflejos azules cosquillean el torso de su compa?ero. Nos quedamos quietos y en silencio. Nuestra hembra alfa necesita calma para controlar su poder. Las premoniciones a distancia son algo relativamente nuevo para ella y requieren mucha concentraci?n. Al cabo de un cuarto de hora, abre los ojos visiblemente fatigada y frustrada. — Lo siento, he logrado percibirla, pero nada m?s. Me resulta imposible ver su futuro. Lo ?nico que puedo afirmar es que, por el momento, est? bien. Necesitaba tener contacto f?sico para emplear su don hasta hace poco. El v?nculo de uni?n lo ha amplificado, adem?s de darle acceso a otros poderes, pero a?n le requieren mucho esfuerzo y la gran distancia entre ambas es claramente un obst?culo. No es de extra?ar que no lo haya logrado. Requiere pr?ctica. Las fateles j?venes se entrenaban todos los d?as desde muy temprana edad para controlar sus dones a la perfecci?n. Y como supongo, por lo contrariado que parece, que lo ?ltimo que quiere Connor es separarse de su chica para irse de misi?n, me ofrezco voluntario. Como beta, es mi deber tomar el relevo cuando el alfa no est? disponible. Adem?s, tengo una ventaja frente a los dem?s. — De acuerdo. En ese caso, ir? yo. Ashley no me conoce, no creo que desconf?e de m?. Como de costumbre, Connor me apoya, y en vista de la sonrisa que dibuja en su cara contemplando a Sevana, est? content?simo de quedarse con ella, pero pone una condici?n. — Vale. Es cierto que la primera y ?ltima vez que nos vio, nos transformamos en los pasillos del hospital, dejamos a dos lobos muertos a nuestro paso, nos llevamos a Sevana, y no la ha vuelto a ver. Eso no genera mucha confianza. Pero te llevas a Owen. Podr?as necesitar refuerzos y, a diferencia de ti, sabe ser diplom?tico. Asiento con la cabeza y nos separamos mientras nuestro alfa se lleva a su risue?a compa?era a la habitaci?n. Saldremos en cuanto mi compa?ero de misi?n est? listo. Cap?tulo 2 Ashley A?n no me lo creo. El imb?cil de mi ligue me apag? la alarma ayer por la noche porque quer?a dormir hasta tarde. ?En serio? Al z?ngano ese que ni siquiera trabaja le molesta que le despierte con el estridente sonido de la alarma que me pongo para ir a trabajar. Me parece que la fase de pseudo luna de miel que se vive al comienzo de las relaciones ha llegado a su fin. Al igual que nuestra relaci?n. Ese no vuelve a verme el pelo. Qu? m?s da, encontrar? otro novio. Uno que trabaje y no me reproche no dedicarle todos los d?as de mi vida. Mientras tanto, llego tarde y enfadada. Voy por la calle corriendo como una loca y empujando a mi paso a unas cuantas personas que deambulan distra?das, con las que me disculpo entre dientes, pero sin reducir la velocidad. Ahora mismo no tengo tiempo de ser educada. Finalmente llego al hospital treinta minutos tarde. Mi jefe de unidad me va a echar la bronca. Sobre todo porque andamos faltos de personal desde que algunas enfermeras dimitieron atemorizadas tras la agresi?n a Sevana. La sangrienta pelea entre varios metamorfos que tuvo lugar una semana despu?s en el recinto del hospital tampoco ayud? a convencerlas de reincorporarse. Al contrario, reforz? su decisi?n de no volver a poner un pie en este hospital incapaz de proteger a su personal. Eso significa que voy a tener que usar mis encantos si no quiero escuchar hablar de esto durante d?as o llevarme una reprimenda. Como era de esperar, mi jefe, sobrepasado por la situaci?n, me pesca en cuanto llego a la planta. — Se?orita Peterson, llega tarde. ?Es inaceptable! ?No tiene usted sentido de la responsabilidad profesional? Sabe que andamos cortos de personal y aun as? se permite llegar a la hora que le da la gana. Me tomo un momento para abrir la mente y respirar hondo antes de girarme con mi sonrisa m?s seductora. — Lo siento, se?or Raze. He tenido un problema esta ma?ana. No volver? a pasar. Proyecto ondas relajantes y pensamientos positivos hacia su cerebro en plena ebullici?n. Parece que soy la tercera en llegar tarde hoy y piensa utilizarme como ejemplo para contener la hemorragia de impuntuales. Voy a tener que emplear todas mis fuerzas en salir de esta. ?Qu? fastidio! Estar? cansada el resto del d?a. Pero no tengo elecci?n. No puedo perder el trabajo. Tendr?a que volver a vivir en el territorio de la manada y no quiero ver a Nathan en mucho tiempo. No hasta que encuentre a su compa?era y deje de insistir. — Lo siento much?simo, se?or Raze. Su frente se relaja a medida que mis poderes se adue?an de ?l. Bien, est? funcionando. Resulta tan f?cil manipular a los humanos. Un simple juego de ni?os que practico desde muy peque?a. Es una pena que consuma tanta energ?a. Mi jefe, algo desorientado, acaba balbuceando. — No pasa nada por esta vez. Pero que no se vuelva a repetir. Y av?same en cuanto sepas algo de Sevana. Nos hace mucha falta en la unidad. Siempre sab?a cu?ndo los pacientes iban a necesitar atenci?n de urgencia. Un verdadero regalo del cielo. Asiento con la cabeza y me voy a cambiarme sin a?adir nada m?s. Por los pelos. Sevana, mi mejor amiga desde que la conoc? hace seis a?os. Adoro charlar, re?r y llorar con ella. Siempre est? ah? para m?, aunque la incordie con su inexistente vida sentimental. Yo nunca le he hablado de una parte de mi vida y ella nunca me ha confiado su secreto, pero no por ello somos menos amigas. Me preocupo por ella. Ya hace dos semanas que desapareci? literalmente de la faz de la Tierra. No hay ni rastro de ella. Espero no haber cometido un error al hablar de su don con aquel metamorfo, Connor. La protejo desde hace tantos a?os. Ni siquiera mi familia sabe que es una fatel, y me ha costado ocult?rselo. Hablo muy a menudo de mi amiga humana y Peter trabaja en estrecha colaboraci?n con los servicios de sanidad, por lo que me ve?a obligada a emplear todo mi ingenio en evitar que se encontraran cada vez que ven?a al hospital de improviso. Nunca le habr?a hecho nada malo, pero ciertos miembros de la manada son algo cerrados de mente, por no decir retra?dos. En fin, no soportan conocer gente nueva. Adem?s, conozco las recomendaciones de los padres de Sevana en cuanto a los metamorfos. Me habl? de ello un d?a que deb?amos tratar a un animorfo, y yo no quer?a ponerla en una situaci?n dif?cil oblig?ndola a acercarse a uno a sabiendas de que su familia se lo hab?a prohibido. Tal vez deber?a haberlo hecho, pero protegi?ndola cre?a estar a la altura de la misi?n que yo misma me hab?a encomendado. Lamentablemente, no pude hacer nada contra los Black. No fui capaz de evitar que la atacasen. Perd? el conocimiento antes de siquiera adivinar sus intenciones y tratar de intervenir. Cuando despert?, ya estaba gravemente herida. La hab?an hecho pedazos. Hab?a sufrido tanto que a?n pod?a percibir vestigios de miedo y dolor en su cabeza, incluso a trav?s de la bruma del coma. Objetivamente, no habr?a podido reducir a dos animorfos en el acto. Uno vale, pero no dos. Cuando Peter se enter? del incidente, me pidi? que no me entrometiera. Estaba muy preocupado por m? y tuve que convencerle de que no corr?a ning?n peligro para que me permitiese conservar mi puesto. Cuando los hombres del gobernador llegaron al hospital, mi primera reacci?n fue temer por Sevana. Supe inmediatamente que eran metamorfos. Sus espaldas, sus m?sculos y ese brillo en los ojos no dejan lugar a dudas. Me crie en una manada. Reconozco a un animorfo cuando lo veo. Sin embargo, al entrar en la habitaci?n vi que la miraban con tristeza, no con animosidad. A causa de los medicamentos que le hab?amos administrado por v?a intravenosa, no se hab?an dado cuenta de que no era humana. Conozco los efectos de las sustancias farmacol?gicas en la sangre de los fateles. Era mejor as?. Podr?an haberse asustado, enfadado o qu? s? yo. La erradicaci?n de los fateles no es un secreto para nadie; la supervivencia de algunos, s?. Y la forma en que la miraba el alto moreno, Connor… ?l no era consciente, pero me pareci? que hab?a un v?nculo entre ellos. Ya lo hab?a visto en animorfos, entre almas gemelas, pero jam?s entre un animorfo y un fatel. Mi don no sirve de mucho con los metamorfos. Sus mentes, habitadas por sus animales, son dif?ciles de leer, y se necesita una ingente cantidad de energ?a para efectuar una lectura eficaz. Pero habr?a apostado mi vida a que pod?a confiar en ?l con respecto a Sevana. ?Qui?n estar? cuidando de ella por m?? En estos momentos, tengo dudas. ?Y si malinterpret? lo que percib?? La terapia g?nica debe haberla curado ya y desde que se fue, la manada Black no ha vuelto a aparecer por la zona. ?Seguir? en peligro, intentando escapar de unas bestias rabiosas sin escr?pulos? ?La habr?n atrapado y ejecutado los Black, tal como quer?an? Eso explicar?a la desaparici?n de la manada. O peor a?n, ?se la habr? puesto en bandeja a unos monstruos que solo quer?an utilizarla? Me consta que ciertas manadas disidentes no se limitaron a asesinar a los fateles. Algunas fueron m?s crueles a?n. Los capturaron, secuestraron y explotaron hasta darles una muerte colmada de sufrimiento, por supuesto. Cuando habl? con Peter de los animorfos que trabajan para el gobernador, no se sorprendi?. Me asegur? que no ten?a de qu? preocuparme y que la manada ?ngeles Guardianes proteger?a a mi amiga. Nunca hab?a escuchado hablar de esa manada, pero su alfa me convenci? de que Sevana estaba a salvo con ellos. Desde luego, ?l no era consciente de su particularidad, pero Peter nunca me ha mentido y parec?a seguro de lo que dec?a. Objetivamente, lo m?s probable es que una manada que respeta la vida humana y lucha contra los animorfos rebeldes no tenga intenci?n de hacer da?o a una fatel. Adem?s, conf?o plenamente en el criterio de Peter. Dicen que no hay que fiarse de las apariencias, pero es un alfa benevolente y altruista, la fuerza tranquila que posee el vigor de un b?falo y la astucia de una hiena. Ahora bien, no conviene tenerlo como enemigo. Por suerte para m?, siempre est? de mi lado. Lo normal, teniendo en cuenta que me considera su hija, al igual que a Sam. Lo que m?s me molesta es que no s? c?mo ponerme en contacto con Sevana y que el territorio de los ?ngeles Guardianes se ubica a cientos de kil?metros de aqu?. A la mierda, si no recibo noticias esta semana, yo misma me presentar? all? y nadie me impedir? verla. He investigado un poco. Parece que solo se puede acceder al territorio con invitaci?n, pero si es necesario emplear? toda mi energ?a en persuadirles de que me dejen entrar a ver a mi mejor amiga, aunque tenga que desmayarme en la misma puerta. Una vez est? inconsciente, se ver?n obligados a dejarme entrar para curarme. Y pensar que la acosaba constantemente para que saliera, conociera gente nueva y se abriera al mundo. Sin duda ahora tiene otras prioridades y su desconfianza hacia el pr?jimo debe haberse acentuado a?n m?s. No voy a poder presentarle a mi familia en mucho tiempo. ?Qu? desastre! Mientras tanto, comienzo la jornada laboral cerrando la mente a todo lo que me rodea. Es preferible. Si no, entre el dolor de los pacientes, la preocupaci?n de los visitantes y los obscenos pensamientos de los m?dicos, que nos imaginan desnudas bajo el uniforme, ?me volver?a loca! No siempre es bueno saber lo que piensan los dem?s. Cap?tulo 3 Sean Detesto viajar en avi?n. La expresi?n «sentirse como un le?n enjaulado» cobra sentido literal conmigo. Dando vueltas en mi cabeza, mi animal exige que lo libere. No voy a tener elecci?n. Lejos de ser d?cil, mi felino es salvaje y dif?cil de controlar, y sentirse atrapado en una lata de conservas voladora durante horas lo ha enfurecido. No deja de rugir y rasgarme la piel desde dentro para obligarme a darle paso. Est? empezando a dolerme, pero transformarme en plena ciudad puede ser un tanto embarazoso. — Sean, para de gru?ir, est?s incomodando a las azafatas. Vas a conseguir que salgan corriendo. Efectivamente, Owen tiene raz?n. Mientras esperamos en la pista a que al fin llegue nuestro coche de alquiler, el personal me mira desde lejos con los ojos desorbitados. — Me gustan mucho esas chicas de uniforme. A Liam le habr?an encantado. Una pena que no haya podido venir. Connor quer?a que ?l y Nate se quedaran en el territorio para proteger a Sevana. ?Como si nos necesitara para defenderse! Es capaz de patear el culo a nuestros enemigos con solo alzar una mano. No corre ning?n peligro. Es cierto que Liam y Owen forman una pareja inseparable, profesional y personalmente. No es que mantengan una relaci?n de pareja sentimental, pero les encanta compartir a las mujeres. Vete t? a saber por qu?. Yo soy m?s de relaciones exclusivas. Quiero tener una compa?era solo para m?. Debo confesar que envidio a Connor por haber encontrado a su alma gemela. Espero dar con la m?a alg?n d?a, pero no creo que la encuentre. O al menos, que yo le guste. Me conozco bien. Soy demasiado serio y estoy excesivamente centrado en mi trabajo y en la manada. Relego todo lo dem?s a un segundo plano. En cuanto a mi le?n, es agresivo y no se anda con sutilezas. Ser?a capaz de asustar a nuestra compa?era o, al menos, de gru?irle. No es lo ideal para encontrar y conquistar al amor de tu vida. Owen me saca de mis deprimentes pensamientos de un codazo en las costillas. — Mira, el aeropuerto est? rodeado por un bosque. Vamos a liberar a nuestros animales antes de que destripes a un humano por accidente. Uhm, destripar, la t?cnica preferida de mi le?n. Le encanta matar a sus adversarios abri?ndolos en canal. Para ?l es una operaci?n limpia y r?pida. Los animorfos no son un secreto para nadie, pero es cierto que algunos humanos, al relacionarse con nosotros solo en nuestra forma humana, olvidan que albergamos dentro un animal salvaje y letal. Y ser?a desafortunado que uno de ellos se llevara un zarpazo mortal que esparciera sus tripas por el suelo por haberme sobresaltado o haber dicho una palabra equivocada. Nos detenemos en la linde del bosque, nos desvestimos para no hacer jirones la ropa durante la metamorfosis y procedemos a transformarnos r?pidamente. Los huesos crujen, la piel se estira, el pelo nos recubre la piel y me encuentro junto a una pantera negra en lugar de Owen. Su animal es espectacular, todo esbeltez, a diferencia de mi le?n, de una anchura imponente. Empiezo por agitar la cabeza para sacudirme la espesa melena y olfateo el ambiente en busca de una posible amenaza. Un acto reflejo de beta. Nada. Solo respiro el olor de los ?rboles que nos rodean, el musgo y el asfalto que hemos dejado atr?s. Percibo la presencia de ciertos animales, pero para mi le?n no suponen ning?n peligro. Me lanzo al trote, agradeciendo estirar las patas, y juego con la tierra clavando las garras varias veces en ella. Adoro la sensaci?n de fundirme con la naturaleza. Entonces, Owen decide asaltarme por la espalda. A diferencia de m?, no quiere aprovechar el momento para relajarse, sino para desahogarse, y para eso nada mejor que un buen combate. Aunque pesa menos que yo, su peso, unido a la ca?da desde el ?rbol al que se hab?a encaramado, me hace perder el equilibrio cort?ndome la respiraci?n, y rodamos hacia un lado con las patas entrelazadas. Aprovecho la confusi?n generada por el ovillo de miembros entrelazados para morderle el pescuezo mientras me enderezo, y emito un feroz rugido que hace que las hojas de alrededor tiemblen y los roedores cercanos huyan. La pantera se sobresalta y se le erizan los pelos de la espalda. Me gusta infundir temor en mis adversarios. En este caso s? que no es m?s que una reacci?n instintiva de mi compa?ero de manada, que no tiene nada que temer conmigo, pero aun as? mi le?n lo valora. Vuelco mi enorme pata sobre su hombro sin sacar las garras. Tampoco se trata de herir a mi amigo, solo de intimidarlo un poco jugando al rat?n y al gato, dando por hecho que Owen es el rat?n. Sin embargo, la pantera no parece opinar lo mismo y me asesta un zarpazo en el costado que me abre una herida superficial, ya que sus garras no son retr?ctiles como las m?as. Le muestro los dientes en se?al de descontento y decido poner fin al combate antes de acabar lacerado por todas partes, como suele ocurrir en los entrenamientos con Connor y el resto de lugartenientes. Con este objetivo, vuelvo a proferir un rugido para desestabilizarlo, y aprovecho su desconcierto moment?neo para tirarlo de espaldas contra el suelo y agarrarlo del cuello con mi poderosa mand?bula. No aprieto lo necesario para hacerle da?o, pero s? lo suficiente para dejarle claro qui?n es el m?s fuerte de los dos. La pantera deja de forcejear al sentir mis colmillos en su yugular, reconociendo su sumisi?n ante m?. Entonces le suelto y recupero la forma humana al mismo tiempo que ?l. Mientras le ayudo a levantarse, le doy las gracias. — Gracias, lo necesitaba. — No hay de qu?. Tu le?n siempre est? alerta, pero sab?a que el vuelo lo hab?a puesto de los nervios. ?Podemos irnos ya? ?Guardar? la calma viajando en coche? — S?, est? bien. Vamos a vestirnos. Hemos perdido bastante tiempo y nuestro coche ya ha llegado. Pasamos la media hora de trayecto en silencio, concentr?ndonos en la misi?n. La ?ltima vez que acudieron al hospital yo me qued? en el territorio. Solo fueron mi alfa y los lugartenientes. Me inquieta no conocer la disposici?n del hospital. Soy algo meticuloso, me gusta estar preparado para cualquier eventualidad y tengo la impresi?n de ir a ciegas. S? a qui?n buscamos, pero no s? c?mo es en apariencia, ya que en su expediente no figura ninguna foto. Tampoco se me ocurri? pedirle a mi alfa que me diera una descripci?n precisa. Es igual, Owen deber?a poder ayudarme, particip? en la ?ltima expedici?n. Ser?a ?til reconocer a la enfermera Peterson si nos la cruzamos por los pasillos. — Owen, ?puedes describirme a la enfermera que debemos interrogar? — Apenas la vi. Ya conoces a Connor, no le gusta sentirse encerrado en una sala con mucha gente. Liam y yo salimos de la habitaci?n en cuanto ella lleg?. Solo puedo decirte que es ligeramente m?s alta que Sevana. — Ehm, no es dif?cil. Nuestra hembra alfa apenas levanta tres palmos del suelo. — S?, es bajita, pero no menos feroz. Pobre del que la contrar?e. Eso es cierto. Ante su metro sesenta de altura, cualquiera podr?a pensar que es inofensiva. Y sin embargo es la fatel m?s poderosa que jam?s haya visto y nos salv? el cuello. Tengo una deuda con ella y espero saldarla salvando a su amiga, si es que realmente corre peligro. — Seguramente puedas recordar m?s cosas. — Como dijo Nate, es rubia, pero no tengo ni idea de c?mo de largo tiene el pelo porque lo llevaba recogido en un mo?o. Tiene los ojos verdes. Y la piel clara, de eso me acuerdo bien porque ten?a un moret?n en la sien y resaltaba mucho sobre su piel blanca. — Vale. ?Alguna peculiaridad que la diferencie del resto? — Lo siento, no recuerdo nada m?s. Ya sabes que odio los hospitales, demasiados olores para m?. Irritan y enervan a mi pantera. Asiento con la cabeza. Lo entiendo perfectamente. De todos nosotros, Owen tiene el olfato m?s fino, los vapores de los medicamentos qu?micos y los detergentes constituyen un verdadero ataque sensorial para ?l. — No te preocupes, nos valdr? con eso. Diremos al recepcionista que necesitamos hablar con ella y la traer? hasta nosotros. Ser? m?s f?cil que buscar por todo el hospital. Basta con que digamos que somos familiares suyos para no levantar sospechas entre el personal. Despu?s de todo, pertenece a una manada. — Genial, haremos eso. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». 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