У Есенина – береза! У меня их – рощица! Пробудились ото сна Милые притворщицы. Тонкостволые подружки – Девы говорливые. Водят в белых сарафанах Хороводы дивные. Задевают веточками Всех, кто с ними шепчется. На ветру их ленточки Да сережки треплются. Терпкие, смолистые Почки зреют в косоньках. В островках-проталинках Ножки стынут босоньки. Вдр

El Atraco Al Alfa

El Atraco Al Alfa Kate Rudolph Un alfa, un ladr?n y una aventura de toda una vida. El alfa mantiene lo que es suyo... Nadie roba a Luke Torres. Su fortaleza es legendaria y su manada de leones es mort?fera, lista para enfrentarse a cualquier amenaza. Cuando Luke conoce a Mel, ella lo deja impresionado con un beso abrasador, pero cuando se vuelven a encontrar, son captor y cautiva en un enfrentamiento mortal de gato contra gato. El ladr?n est? a la altura... Desde el momento en que Mel acepta el encargo, sabe que podr?a ser imposible. Pero para la principal ladrona del mundo sobrenatural, hace que lo imposible sea un reto irresistible. Especialmente cuando el pago por este trabajo la acercar? a la venganza. Cuando el trabajo se va a la mierda, se encuentra en la boca del lobo y se enfrenta al hombre m?s seductor que jam?s haya conocido. ?Podr? terminar el trabajo antes de que algo m?s resulte mal? El Atraco al Alfa ?ndice El Atraco al Alfa (#ue3fadf4a-f247-5d22-b867-b2c5f2686ccb) Por Kate Rudolph (#ub90bca49-b1c0-5aa5-80ad-4664aad22e55) 1. Cap?tulo Uno (#u418a9564-de49-5756-b8cc-408d609cd586) 2. Cap?tulo Dos (#u18c2b1a3-b15e-58bd-a856-850a90b38aa0) 3. Cap?tulo Tres (#u64d32d92-d416-5af2-9c58-d58a8d80170e) 4. Cap?tulo Cuatro (#u1a54317a-8411-53bf-a3c6-0efe5cbe83a1) 5. Cap?tulo Cinco (#ud961b8f7-b7fe-5c23-a7ab-9c981a9e3820) 6. Cap?tulo Seis (#u71395515-9422-5e98-830c-59e12f169d53) 7. Cap?tulo Siete (#u026020ab-9f50-567b-b141-4422a544754c) 8. Cap?tulo Ocho (#ueef2906c-c361-55d0-b9a7-cea5b4626794) 9. Cap?tulo Nueve (#u3bff5ab5-54d1-533f-b04b-18c287a1b5a6) 10. Cap?tulo Diez (#ud6e2ef31-f15a-5924-8e81-ecbfa5b9f52b) 11. Cap?tulo Once (#u18d6a5c3-deae-5708-9260-cfd875591965) Acerca de Kate Rudolph (#u39747da5-cbce-5043-b566-9fcbbd9fbe69) Tambi?n de Kate Rudolph (#u135a92c4-cb41-5da8-8766-0eebe3e7fd75) El Atraco al Alfa El alfa mantiene lo que es suyo... Nadie roba a Luke Torres. Su fortaleza es legendaria y su manada de leones es mort?fera, lista para enfrentarse a cualquier amenaza. Cuando Luke conoce a Mel, ella lo deja impresionado con un beso abrasador, pero cuando se vuelven a encontrar, son captor y cautiva en un enfrentamiento mortal de gato contra gato. El ladr?n est? a la altura... Desde el momento en que Mel acepta el encargo, sabe que podr?a ser imposible. Pero para la principal ladrona del mundo sobrenatural, hace que lo imposible sea un reto irresistible. Especialmente cuando el pago por este trabajo la acercar? a la venganza. Cuando el trabajo se va a la mierda, se encuentra en la boca del lobo y se enfrenta al hombre m?s seductor que jam?s haya conocido. ?Podr? terminar el trabajo antes de que algo m?s resulte mal? Por Kate Rudolph Para conocer sobre los nuevos lanzamientos de Kate Rudolph, puedes registrarte en: Kate Rudolph’s Reader Club (https://signup.katerudolph.net/espanol) The Alpha Heist © Kate Rudolph 2015. Dise?o de portada por Kate Rudolph. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta historia puede ser utilizada, reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, sin el permiso por escrito del titular de los derechos de autor, excepto en el caso de breves citas mencionadas en rese?as y art?culos. Este libro es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, lugares y eventos son producto de la imaginaci?n de la autora o han sido utilizados de manera ficticia y no deben interpretarse como reales. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, situaciones actuales, lugares u organizaciones es meramente una coincidencia. Publicado por Kate Rudolph. www.katerudolph.net (https://www.katerudolph.net) Traducci?n del ingl?s por Elizabeth Garay [email protected] Creado con Vellum (http://tryvellum.com/created) 1 Cap?tulo Uno El trabajo se fue a la mierda instantes despu?s de que Mel tom? la unidad flash de la b?veda. Y b?veda era un t?rmino muy sobrevalorado para esa lamentable excusa de caja fuerte. Todo esto deber?a haber sido mucho m?s complicado. Por lo que pod?a decir, la empresa estaba dirigida por un grupo de cient?ficos que no ten?an ni idea acerca de seguridad real. Tanto mejor para ella. A?n mejor, la rid?cula seguridad lo convert?a en un trabajo de un solo hombre, o mujer. M?s dinero para ella y menos personas propensas a estropear algo. Tal como a ella le gustaba. Mientras corr?a por el ?ltimo pasillo del edificio, no se permiti? pensar acerca de c?mo Krista y Bob podr?an haberle puesto las cosas un poco m?s f?ciles. Era perfectamente capaz de trabajar sola, y lo hab?a hecho durante un tiempo. Los ladridos de los perros precedieron a las pisadas de los guardias de seguridad. Sin problemas, Mel pod?a dejar atr?s a los guardias. Los perros eran otro asunto. Esperaba que no la alcanzaran. Ella ten?a colmillos m?s afilados y garras mucho m?s desagradables, pero la violencia contra los inocentes nunca hab?a sido una opci?n. Lo har?a si fuera necesario, pero los animales no se lo merec?an. ?Qu? diablos hab?a activado esa maldita alarma? Atraves? de golpe las puertas dobles, apenas sintiendo el impacto antes de correr a toda velocidad por el estacionamiento, con la ?nica luz proveniente de las d?biles farolas. Mel se habr?a estado pateando ella misma si hubiera podido ahorrar energ?a. Su auto estaba a casi medio kil?metro de distancia. No hab?a motivo alguno por el que deber?a haber tenido que correr esa distancia. Estaba segura de que ella no hab?a disparado ninguna alarma. Y, sin embargo, aqu? estaba, corriendo como loca para huir de la escena. Pero, bueno, lo har?a. La otra ?nica posibilidad era ser capturada por idiotas humanos y sus mascotas. O, matarlos a todos. Ninguna opci?n la atra?a, as? que ser?a correr endemoniadamente. Dej? atr?s el estacionamiento y lleg? a la hierba del peque?o bosque que bordeaba la oficina. Este campo se integraba a la perfecci?n con la naturaleza para proporcionar un h?bitat m?s saludable a los empleados. Mel a?n no hab?a visto que un edificio corporativo lograra integrarse con ?xito con la naturaleza, y esta instalaci?n de investigaci?n no era diferente. Los grillos chirriaron y las criaturas nocturnas se ocultaron cuando pas? junto a ellos. Igual lo habr?an hecho si ella fuera una persona normal, pero su olor se sumaba a su confusi?n, lo que debi? haberlos asustado a?n m?s. La media luna estaba en lo alto, brind?ndole una moteada luz, m?s que suficiente para atravesar el bosque. Aunque ella pod?a ver con claridad, los guardias de seguridad no. Segu?a escuch?ndolos, pero hab?a desacelerado su carrera. As? tambi?n los perros. Muy bien. Despu?s de correr unos pocos metros m?s, el silencio la envolvi?. El bosque ten?a el mismo aspecto, pero todo el sonido se desvaneci?. Mel mir? detr?s de ella y vio el m?s tenue resplandor del aire. Levant? la mano lentamente y empuj? hacia adelante. El aire se resisti?. Una protecci?n. Podr?a haber empujado m?s; esto no estaba destinado a mantenerla prisionera. Pero su curiosidad la super?. «Mu?strate, bruja». Dej? que la amenaza se mostrara en su voz. No era un gru?ido. Una mujer sali? de entre las sombras. «?Realmente as? te vas a dirigir a m?, Mellie?». Parec?a tener unos cuarenta a?os, aunque Mel nunca se hab?a enterado de su edad exacta. Cualquiera con magia pod?a lanzar un hechizo y parecer tan viejo como quisiera. Las apariencias no significaban nada cuando una persona pod?a tener treinta o trescientos a?os. La mujer vest?a pantalones negros y una blusa gris oscuro, mucho mejor para adaptarse tan tarde en la noche. Su ?nica joya era un par de sencillos aretes de diamantes casi oscurecidos por el cabello casta?o que le ca?a por los hombros. Algunas cosas encajaban mejor ahora. «Hola, Tina. ?T? activaste la alarma?». Estaba sorprendida de su propio desprecio, hac?a mucho que estaba acostumbrada a las payasadas de Tina. Tina re?a, con una carcajada que habr?a resonado en el bosque si no fuera por la protecci?n. «Quiz?s te est?s volviendo descuidada». Mel se trag? la respuesta que desesperadamente quer?a darle. «Si soy descuidada, ?por qu? me ofreces un trabajo?». Tina se llev? una mano al pecho y se qued? boquiabierta: parec?a la imagen de la inocencia. «Estoy dolida, querida. Tal vez solo quer?a hablar». «?En medio de un bosque con guardias persigui?ndome?». Mel se apoy? contra uno de los robustos robles, accediendo. «Bien, hablemos». Tina se ech? el cabello hacia atr?s de los hombros y puso sus manos en su cintura. «La Esmeralda Escarlata». Si Mel hubiera estado sosteniendo algo, lo habr?a dejado caer. Tal como estaba, apenas mantuvo su expresi?n neutral. «?Qu? te hace pensar que no me insulta esa sugerencia?». La Esmeralda Escarlata era legendaria entre las criaturas con forma cambiante, los cambiaformas. Tina se burl?. «Por favor, har?as cualquier cosa si el precio fuera el correcto». Ese peque?o comentario hizo que Mel quisiera rechazar por completo todo. ?Qui?n diablos se cre?a Tina que era? Alg?n ladr?n de poca monta que no pod?a ser una bruja. No una poderosa, de todos modos. Pero Mel no estaba lista para quemar ese puente. No ahora. «Quiz?s haya, quiz?s, tres personas que podr?an lograrlo. Y esto es todo lo que se me ocurre». Ella levant? un dedo, «Hace dos a?os, Cyn fue cazada por vampiros, ella est? fuera de combate. La Reina de Hielo ni siquiera lo intentar?a. Eso me deja a m?. Y una vez que me descubran, habr? una recompensa por mi cabeza lo suficientemente grande como para comprar Kansas. No estoy interesada». «?Le tienes miedo a ese gatito?». El desd?n brotaba de la voz de la mujer mayor. «Torres, a pesar de su castillo, no podr?a mantenerte fuera si lo intentara». Luke Torres, el alfa de un peque?o clan de gatos, era el actual propietario de la Esmeralda Escarlata. Todos lo sab?an. Sin investigaci?n, Mel no sabr?a mucho m?s. Obviamente, pod?a soportar cualquier cosa en una pelea, y su seguridad ten?a que ser de primera categor?a. Pero ella pod?a vencerlo. Aunque no iba a hacerlo, ya que eso inclu?a una sentencia de muerte. «?Ni siquiera quieres conocer el precio?», Tina arque? una ceja. Con un destello de sus manos, colg? un diamante puro suspendido en un colgante de platino. «Por las molestias». Inconscientemente y con el coraz?n acelerado, Mel lo alcanz?. Pero Tina se lo arrebat? de nuevo. «?Es de Ava?», pregunt? Mel. El odio burbujeaba en su garganta y pod?a sentir c?mo sus garras ara?aban debajo de su piel, listas para arrancarla en el momento adecuado. Tina sonri?, «S?. Digno de un presagio». Aceptar el trabajo ser?a un suicidio. Har?a que la mataran, y ??probablemente tambi?n a su equipo. «?Cu?l es el l?mite de tiempo?». Ella solo quer?a contar con m?s informaci?n, sin comprometerse. «Tres semanas». Doble suicidio. No tendr?a tiempo para prepararse antes de tener que llevarlo a cabo. «D?jame sostener la gema por un minuto». Tina la arroj? y Mel la atrap? f?cilmente en el aire. Era un diamante largo y delgado, engastado en platino que se retorc?a en la parte superior. La cadena era lo suficientemente larga como para llevarla entre los senos de una mujer y la gema era casi transparente. Mel la rode? con la mano. Pod?a imaginarse a Ava us?ndolo, con una gota de sangre adherida a la punta. El diamante opuso un poco de resistencia a su mano. Mel lo solt? y lo devolvi? a Tina, quien dijo «dile a Krista que le mando saludos». Sonri? y se march?, sin esperar a que Mel confirmara que aceptar?a el trabajo. Ambas sab?an que lo har?a desde el momento en que toc? la piedra. Hab?a peores formas de morir. 2 Cap?tulo Dos Una semana m?s tarde Eagle Creek, Colorado, contaba con dos l?gubres moteles y un restaurante en el que Mel se sent?a lo suficientemente segura para comer. No le preocupaba la clientela, sino la comida. Y hab?a sido conocida por alimentarse de las sangrientas muertes que comet?a cuando corr?a como un gato. Pero una mujer con piel humana deb?a tener ciertas normas. Krista y Bob ya se encontraban en su mesa. La que estaba en la esquina m?s alejada, en el lado opuesto del sal?n, tanto del bar como del ba?o. El ‘Eagle Creek Bar and Grille’, la segunda E, por supuesto, hac?a que el lugar fuera elegante, aunque peque?o. Quiz?s veinte mesas y una barra robusta equipada con una docena de taburetes. Podr?a acomodar bien a los residentes del pueblo, pero los campistas que pasaban por all? en su camino hacia las monta?as, probablemente no apreciar?an el encanto. Mel tampoco lo hac?a, pero era mejor que el ramen de microondas de la gasolinera. A las siete de la noche de un martes, el lugar estaba abarrotado. Todas las mesas, menos una, estaban llenas y las meseras se mov?an de un lado a otro, sirviendo bebidas y comida como si nada. Iban y ven?an con los clientes, y todas esas meseras llevaban trabajando aqu? alg?n tiempo, y muchos de los clientes ya eran habituales. En un pueblo de ese tama?o, ten?an que serlo. El rudo hombre detr?s de la barra era un cambiaformas, probablemente un gato. Y si Mel ten?a que adivinar, tambi?n lo era la familia de cuatro de la mesa m?s cercana a la ventana. Pero ambos ni?os eran precambiaformas. Casi ning?n cambiaformas se ve?a afectado por el cambio hasta bien entrada la adolescencia. Pero los padres no eran pareja. No es que fuera una indicaci?n que los ojos del padre se manten?an pegados a los senos de ella. Todos los dem?s eran humanos. Ella pod?a decirlo con tan solo mirarlos. Con el perfume que usaba, era imposible distinguirlos por el olor. Una desventaja, pero val?a la pena, ya que a la manada le resultar?a dif?cil saber que ella era una cambiaformas. A la caja registradora al frente, y a la caja fuerte probablemente asegurada en la parte trasera, tal vez atornillada al piso si eran inteligentes, les pod?a sacar unos cuantos miles en cuesti?n de minutos, pero no val?a la pena. No mientras estuvieran en el pueblo por unas semanas, adem?s de contar con mucho dinero en efectivo para gastar. Vio que Krista resoplaba con impaciencia, con los brazos cruzados frente a ella. La mujer encarnaba la palabra duende. Con apenas un metro y medio de altura, cabello casta?o corto y puntiagudo y piel que pr?cticamente brillaba como el bronce, parec?a una especie de ninfa punk del bosque. Y al saber exactamente lo fuerte que pod?a golpear, Mel sab?a que nunca le mencionar?a eso a la mujer. Por otro lado, Bob era ... Bob. Hab?an laborado juntos en un par de trabajos antes de que ella se fuera por su cuenta, y ?l hab?a sido la primera llamada que hizo, una vez que necesit? conformar un equipo para ella. Pero si alguien le ped?a que lo describiera, incluso mientras lo miraba directamente, no pod?a hacerlo. Era un hombre de cabello casta?o, o era negro, tal vez rubio, y ojos ... los ojos estaban donde deb?an estar, junto con la nariz y la boca. Ella pensaba que su piel era oscura, pero no pod?a describir el tono. Ten?a que ser un hechizo de percepci?n, pero nunca sent?a ese pinchazo de magia que emit?a cualquier bruja normal. Y cuando se trataba de eso, siempre sab?a que ?l era Bob y que estaba all? para ella. No se necesitaba nada m?s. Se desliz? en el reservado frente a sus compa?eros. Al asentir, Krista activ? una protecci?n de desv?o de sonido. Esta distorsionar?a todo lo que dijeran para que nadie a su alrededor pudiera entender la esencia de su conversaci?n, pero a?n as? escuchar?an el murmullo de sus voces. Nadie lo cuestionaba nunca y la magia era tan sutil que ni siquiera Mel, con sus sentidos altamente afinados, pod?a fijarse en ello. «Y bueno, ?para qu? nos citaste aqu??», pregunt? Krista. «Pens? que el trabajo en equipo ya no era para ti». Hab?a algo de tensi?n en su voz y Mel sab?a que estaba justificado. «Tina me ofreci? un trabajo». Las cejas de Krista se dispararon incluso cuando su labio se curv?, as? que Mel continu?. «Y no hay forma en el infierno de que pueda hacerlo sola. No conf?o en nadie m?s que ustedes dos para ayudarme a hacer esto». «?La Esmeralda Escarlata?», pregunt? Bob con su voz tan uniforme como siempre. «?Crees que deseo morir, ‘Gatita’?». La mano de Mel se cerr? en un pu?o ante el apodo. Deb?a estar realmente enojado. «S?. Y como pago puedes tener cualquier art?culo de mi colecci?n que quieras. Uno para cada uno». Dividir?a su alijo por la mitad y lo regalar?a todo para tener una oportunidad con Ava. Pero no era necesario llegar a eso. «?Y tuviste que traernos a territorio de los cambiaformas para hacernos la oferta?», Krista no parec?a satisfecha. «?Probablemente los dos rompimos tres acuerdos tan solo para volar hasta aqu?, adem?s de estar sentados en un bar a m?s de veinte kil?metros del castillo del Rey Gato!». Si no fuera por la necesidad de ser discretos en el lugar, la joven habr?a golpeado la mesa con el pu?o. «Esto es una mierda manipuladora, Mellie, no me enga?as. Si me quieres para un trabajo, tan solo p?delo». Bob no dijo nada, pero asinti?. Mel se tom? un momento y trat? de liberar la tensi?n de sus hombros. «?Me ayudar?an a robar la Esmeralda Escarlata? No puedo hacerlo sin ustedes». Ni siquiera doli? decirlo, no a Bob y Krista. Eso s? que era una sorpresa. Sus compa?eros compartieron una sonrisa. «?Ese diamante que es tan grande como el pu?o de Bob?». Mel sab?a exactamente de qu? estaba hablando. Se hab?an necesitado seis meses de planificaci?n para robarlo. «Es tuyo». Ella mir? a Bob. ?l se encogi? de hombros, «Seguro que pensar? en algo». Lo har?a, siempre lo hac?a. Ella se inclin? hacia adelante, con los codos sobre la mesa. Casi pod?a o?r la voz de su madre grit?ndole que los retirara. «Va a ser complicado. No hay planos en los registros, no se cuenta con detalles del sistema de seguridad. Y son cambiaformas, lo que significa que son veinte veces m?s dif?ciles de robar que cualquier otra persona, excepto tal vez en un recinto protegido por un aquelarre». Krista se eriz? ante esa declaraci?n. «Intenta robar en un aquelarre sin que alguien rompa las protecciones». «?No hay nada en los archivos del condado?», pregunt? Bob. Mel sonri?, «Seg?n los registros, el Sr. Torres vive en una casa de dos pisos de 130 metros cuadrados con tres dormitorios y dos ba?os». Sac? una carpeta de su bolso y coloc? las fotos en la mesa frente a ellos. Pero, un castillo no era el t?rmino correcto para el complejo de Torres. Era demasiado moderno. Todo eran l?neas rectas y cemento, ventanas peque?as al nivel del suelo y un poco m?s grandes a partir del cuarto piso. Todo se elevaba tan alto como los ?rboles que lo rodeaban y, con suerte, los ?rboles llegaban casi hasta el l?mite del edificio. Desde una perspectiva defensiva, era una decisi?n est?pida, pero un gato no pod?a resistir la llamada del bosque. «Est? claro, el condado ha falsificado los registros». Mir? a Krista. «?C?mo puedes hacerme entrar?». Si bien Krista golpear?a a cualquiera que la mirara mal, su verdadero talento era el reconocimiento y la magia t?ctica. «Tengo algo. Necesitar? dos horas, deber?a poder conseguir un interior aceptable». Perfecto. «?Cu?ndo puedes empezar?». Krista sonri?. «Esta noche. Llevo meses queriendo usar este beb?». A Krista le encantaba crear dispositivos m?gicos que pudieran infiltrarse incluso en los lugares m?s seguros. Mel se estremeci? y mir? a su alrededor. Un hombre con chaqueta de cuero acababa de cruzar la puerta. Cuando lo mir?, sinti? como si un cable vivo tocara justo en su pecho, entre otros lugares. La sola fuerza de ?l era primitiva. Ella ech? la cabeza hacia atr?s. «Parece que el grandul?n est? aqu?. ?Puedes moverte ahora? Te dar? algo de tiempo para que te prepares». Con el alfa fuera, el peligro de encubrir el lugar ser?a m?nimo. Si alguien pod?a hacerlo, Krista y Bob eran los indicados. Sus c?mplices compartieron una mirada y mantuvieron una conversaci?n silenciosa, las expresiones parpadeaban tan r?pidamente que Mel no pudo determinar su significado. No era telep?tico, simplemente hab?an trabajado juntos durante tanto tiempo que algunas conversaciones no necesitaban realizarse en voz alta. Finalmente, Bob asinti?. Krista dijo: «Danos todo el tiempo que puedas, pero mantenlo aqu? durante al menos veinte minutos. Nos reuniremos en la caba?a en tres horas». Mel asinti?. Hab?a alquilado una bonita caba?a de vacaciones durante un mes en las afueras de la ciudad, un poco m?s all? del l?mite del condado del territorio de Luke Torres. Si preguntaba a las personas adecuadas sobre el atraco, terminar?a averiguando qui?n lo hab?a hecho, pero ella no quer?a hacerlo tan f?cil como revisar el libro mayor de los dos moteles de la ciudad. Krista baj? la guardia y el olor de los gatos que acababan de entrar casi la abrum?, pero mantuvo su expresi?n neutral. Bob y Krista salieron y Mel no los vio irse. Sus ojos se volvieron hacia el alfa. Ten?a trabajo que hacer. Algo andaba mal en Eagle Creek (EC). Luke lo sinti? en el momento en que entr? al lugar. A primera vista, todo parec?a normal. Casi todos en el lugar viv?an en el pueblo, aunque en su camino a trav?s de las monta?as se hab?a percatado de la peque?a familia que se alojaba en el Motel de Sid. Pero estaban bien, eran completamente humanos e inconscientes de que a su alrededor hab?a personas que no lo eran. Golpe? la barra donde Sinclair limpiaba la superficie brillante. «?Alguna noticia?». La barba del hombre cubr?a la mitad de su rostro y le colgaba varios cent?metros. Ocultaba un desagradable l?o de cicatrices y oscurec?a su mand?bula lo suficiente como para ocultar el hecho de que una vez le hab?an golpeado la cara. Tambi?n le hac?a parecer m?s cercano a los sesenta que a los treinta, pero eso era asunto suyo. «Vince y los dem?s est?n afuera fumando un cigarrillo. Tienen una mesa. No han empezado nada desde que llegaron». Justo el grupo que necesitaba ver. Vince Hardy y compa??a eran exactamente el tipo de peque?as mierdas con las que no quer?a lidiar en este momento. «?Y nuestros invitados?». La barba de Sinclair se movi? mientras sonre?a, «?Qui?nes?». Eso hizo que Luke se detuviera. Alguien debe haber llegado a la ciudad despu?s de recibir su actualizaci?n. Tan loco como pareciera, con la Cumbre que se acercaba en dos semanas, necesitaba que la seguridad estuviera a raya. No hab?a extra?os en la ciudad que ?l no conociera, nada de sorpresas. «S? sobre esa familia». Sinclair asinti? hacia el reservado en el fondo del sal?n. «Tres personas. Pienso que son humanos, pero no tengo claridad en una buena lectura. Deben estar de paso. No alquilaron habitaci?n». Luke mir? hacia donde apuntaba el hombre. Una diminuta mujer estaba sentada junto a un hombre imponente, y ambos se encontraban sentados frente a una pelirroja. Lo ?nico que pod?a ver eran sus mechones rizados. Incluso entonces, solo verlos fue un pu?etazo en el est?mago. Apret? el pu?o y respir? hondo. Claro, hab?a pasado un tiempo, pero la visi?n de su cabello no deber?a haberlo puesto nervioso. Sus amigos se levantaron y se fueron antes de que ?l pudiera siquiera considerar escuchar lo que estaban diciendo. Ella se qued? atr?s. Vio a los otros dos salir por la salida principal, y parec?a que la pelirroja no planeaba seguirlos. Se volvi? hacia Sinclair. «?Cu?ndo entraron?». El cantinero se encogi? de hombros. «?Hace media hora, quiz?s una hora? Ordenaron bebidas, pero sin comida. Solo han estado hablando. Envi? a Lucy a su mesa, pero ella dijo que no dec?an nada sospechoso. Estar? atento». «Hazlo». Vince y sus amigos regresaron y Luke casi se atraganta por el olor a tabaco. Lo desconcertaba c?mo un hombre gato pod?a fumar cigarrillos. La m?s m?nima bocanada lo hac?a sentir como si le ardieran las fosas nasales. Pero los chicos idiotas siempre ser?an idiotas. Vince Hardy era uno de esos chicos de la mala vida a los que se les hab?a dado todo y hab?an decidido no hacer nada al respecto. Se hab?a gastado su fondo fiduciario en alcohol y cosas lujosas y no hab?a ahorrado nada para salvar su vida. Pero Luke no pod?a echarlo de la manada por ser un ni?o est?pido. Aunque se sinti? un poco m?s satisfecho con su castigo de lo que deber?a. Se par? en la barra y esper? a que Vince lo viera. El ni?o ocupaba todo el espacio que pod?a. Casi se inclin? hacia el reservado de la pelirroja para mirar por debajo de su falda. El color de su polo verde lima molestaba los ojos de Luke, y tuvo que haber pasado media hora recogi?ndose el cabello rubio lo suficiente para que pareciera despeinado. Vince se ve?a exactamente como deber?a verse un idiota con dinero, y eso solo lo hac?a m?s popular. Despu?s de m?s de dos minutos de pasear sin sentido, Vince finalmente comenz? a prestar atenci?n a su entorno y vio a su alfa apoyado casualmente contra la barra. Su rostro palideci? y dos manchas rojas puntearon sus mejillas. Luke tuvo que contener una sonrisa. El chico sab?a que la hab?a cagado si Luke estaba ah? para hablar con ?l el mismo d?a del incidente. Mantuvo el contacto visual durante varios segundos antes de darse la vuelta y salir del bar. Vince y sus amigos lo siguieron. Conoc?an las reglas. Luke no esper? en el estacionamiento. Hab?a demasiada gente normal en el pueblo sin tener ni idea de los monstruos que viv?an entre ellos. Camin? alrededor del costado del peque?o edificio de ladrillos y esper? m?s all? de la alta cerca de madera que separaba la parte trasera del restaurante, de la vista de la carretera. En el verano, colocaban sillas y mesas para que los vacacionistas disfrutaran del hermoso clima de Colorado. Pero ahora que el oto?o se estaba acercando, las mesas estaban apiladas a un lado y solo se colocaban bajo pedido especial. Lo volv?a el lugar perfecto para reuniones como esta. Vince se escabull? primero, con la cabeza gacha y los hombros ca?dos. Se apoy? contra la valla y no dijo nada. Luke solo esper?. Pas? casi un minuto antes de que Henry y Mick se les unieran. Los tres chicos esperaron a que el alfa hablara. En silencio, Luke se mantuvo durante varios minutos para que realmente se preocuparan. Les estaba jodiendo la vida y no le importaba facilitarles las cosas. Solo despu?s de que vio una gota de sudor formarse en la frente de Vince, habl?. «?Tienen alguna explicaci?n?». Si era posible, los hombros de Vince se hundieron a?n m?s. Un poco m?s y estar?a completamente inclinado hacia adelante. «Ella no la usaba», murmur?. Luke hizo un movimiento de barrido con la mano. «?Ves algo de nieve en el suelo?». No levant? la voz. «No ten?a que hacerlo». Vince trag? fuerte y sus amigos se estremecieron. «No, se?or». «?Escuchaste sonidos de angustia desde el interior del garaje de Rinna? ?Quiz?s un cachorro asustado?». Se inclin?, acerc?ndose a pocos cent?metros de la cara del chico. «No, se?or». «Entonces, ?te importar?a explicarme por qu? robaste la moto de nieve de una mujer e intentaste conducirla por la calle, causando miles de d?lares en da?os?». Termin? con el m?s m?nimo gru?ido y qued? satisfecho cuando Vince gimi?, el sonido apenas escap? de la garganta del chico. Tanto Henry como Mick mantuvieron la cabeza baja, neg?ndose a hacer contacto visual o a defender a su amigo. Vince no dijo nada en su propia defensa. «Todos van a ir a la escuela y regresar?n a casa. Si tienen trabajo, lo har?n. Cada uno de ustedes le pagar? a Rinna $ 500 para cubrir los da?os y trabajar?n en su propiedad todos los fines de semana hasta Navidad. Si quieren hacer algo m?s, preg?ntenme primero. Si los sorprendo desobedeciendo, ser? confinamiento en mi casa cada vez que no est?n en el trabajo, en la escuela o durmiendo. ?Entendido?». Era posible que estos tres se acercaran a la edad adulta, pero segu?an contando como ni?os en la manada. Ten?an suerte: si alguno de ellos hubiera tenido un a?o m?s, el castigo podr?a haber sido mucho peor. Y ahora, para que quedara claro, «?Alguno de ustedes sabe lo que suceder? en un par de semanas?». Dej? la pregunta en suspenso, observando a los chicos. Henry finalmente mir? hacia arriba y asinti? entrecortadamente. «La Cumbre». «Exactamente». Al menos no estaban completamente despistados. «Es la primera vez en un siglo que los vampiros estar?n en este territorio sin una guerra. No lo arruinen». Luke los dej? all?. Los chicos iban a seguir sus ?rdenes o no, y si no lo hac?an, ?l se ocupar?a de ello. Pero ahora mismo necesitaba un trago, una mujer o una pelea. Tomar?a cualquiera de esos, pero su mente regres? a esa cabeza pelirroja en el interior y pens? que una bebida y una mujer sonaban como una buena combinaci?n. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=65971530&lfrom=688855901) на ЛитРес. 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