Òâîåé ÿ íå óìåë ñáåðå÷ü ìå÷òû. Àêêîðäû óòåêëè ñ âîäîþ òàëîé. Íå ñóæäåíî. È ýòîé ìûñëüþ ìàëîé ß óòåøàëñÿ, - ÷òî ñî ìíîé íå òû. Ñóäüáà ñæèãàëà çà ñïèíîé ìîñòû, Òðåâîæèëî ïå÷àëüþ çàïîçäàëîé, À âðåìÿ ïðîøèâàëî íèòüþ àëîé Ðàçëóê è âñòðå÷ ñëó÷àéíûå ëèñòû. Îòðèíóòü áû äåñÿòèëåòèé ïëåí! Ñìàõíóòü ñ ÷åëà ïðåäñìåðòíóþ óñòàëîñòü! Òðÿõíóòü... Íà êîí ïîñòàâèòü

El Gato De La Suerte

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El Gato De La Suerte L.M. Somerton El comercio de antig?edades no se conoce por su emoci?n de vida o muerte y Landry Carran est? feliz de tener que lidiar solo con cera para muebles, carcomas y su irascible jefe. Obtiene todas las emociones que necesita en su club BDSM favorito, Scorch. El detective Gage Roskam busca unas joyas robadas que fueron retiradas de una exposici?n en Tokio y luego enviadas a Seattle. Enredado en una carrera mortal que involucra a los Yakuza, un ingl?s enigm?tico y muchas pistas indescifrables, no tiene tiempo para entregarse a fantas?as dominantes. Cuando sus mundos chocan, ni Landry ni Gage esperan que las cosas se vuelvan tan complicadas, o peligrosas, como ellos. Cuando Landry se interpone en el camino de algunas personas poderosas y despiadadas, depende de Gage protegerlo. Sobre la marcha, es posible que descubran lo que ambos necesitan. Table of Contents Libros por L.M. Somerton (#u44af4232-3a8a-50e5-96d2-3c6d7a075d72) Title Page (#u23f10c0b-fde6-5da7-a52e-efe6eb2289aa) Legal Page (#u80513c2e-06ec-5da9-ba62-55bb5708d89b) Book Description (#u32ab6282-4110-5223-99ad-d8552fe9f5e3) Dedicaci?n (#ud35def4d-212e-5a7f-b611-e4497d046259) Reconocimientos de marcas comerciales (#u6e516f15-4afb-57e6-a53b-8210dbe93bcd) Cap?tulo Uno (#uea859b8d-fcc7-566d-86d2-27d71bc35008) Cap?tulo Dos (#uc3c36a45-a800-5dec-9f74-404f7dd5174d) Cap?tulo Tres (#ufe4e4fdf-4e58-5360-a369-4058a414ccc7) Cap?tulo Cuatro (#ucb52e63d-43c4-5361-ac91-c3498154e78c) Cap?tulo Cinco (#ue1532692-2d93-531b-b1eb-3eebb9e60a40) Cap?tulo Seis (#ua08c8854-554a-5c3c-808f-7e2e0b42b504) Cap?tulo Siete (#u4359b192-2e59-54c0-866e-bbf04def374b) Cap?tulo Ocho (#u857671f6-1cb4-589c-a812-dd96a061a85c) Cap?tulo Nueve (#uce78fdb5-b777-5129-a4fe-8be7167b4545) Cap?tulo Diez (#u2b2a1c22-4a59-5fe9-914f-bb7427614760) Cap?tulo Once (#u5f65db01-0784-55d5-a1d3-d9ecc6ce0ffe) Cap?tulo Doce (#ub466fd5a-78af-58a5-b575-f5de0bc92de6) Cap?tulo Trece (#u019f9553-752d-5051-9d09-57f0e7d9ba97) Cap?tulo Catorce (#ua658587f-d8b2-5b13-977e-cfdddfd977ee) Cap?tulo Quince (#uae1ff7de-7c72-52bf-9c12-ffae1094ba18) Cap?tulo Diecis?is (#u84b6ba22-c514-585c-a740-2c9b2d71d720) Cap?tulo Diecisiete (#u1ff8d81d-91f0-510e-822c-914d81841be7) Cap?tulo Dieciocho (#ua031ca0f-e940-5712-8116-eff6a1cfc049) More exciting books! (#ufd5669d5-e8e0-5972-ad15-c7693af4b7de) Sobre la autora (#u53699e1f-ac0f-5cf1-b899-b92a32291cc8) Libros de Pride Publishing por L.M. Somerton Libros sencillos Rescate en la Monta?a (https://www.pride-publishing.com/book/mountain-rescue) Perro Negro (https://www.pride-publishing.com/book/black-dog) El Retrato (https://www.pride-publishing.com/book/the-portrait) ?ndice de Desplazamiento (http://www.pride-publishing.com/stroke-rate) Enlaces Qu?micos (http://www.pride-publishing.com/chemical-bonds) Prueba de Lysander (http://www.pride-publishing.com/testing-lysander) Propiedad del Mar (http://www.pride-publishing.com/owned-by-the-sea) Los Wyverns Trampa para Hombres (https://www.pride-publishing.com/book/mantrap) Trampa de Muerte (https://www.pride-publishing.com/book/deathtrap) Trampa para Ratas (https://www.pride-publishing.com/book/Rattrap) Trampa de Arena (https://www.pride-publishing.com/book/sand-trap) Trampa de Acero (http://www.pride-publishing.com/steel-trap) Cuentos desde El Borde Alcance del Borde (https://www.pride-publishing.com/book/reaching-the-edge) Vivir en el Borde (https://www.pride-publishing.com/book/living-on-the-edge) Bailar en el Borde (https://www.pride-publishing.com/book/dancing-on-the-edge) Una Espada de Doble Filo (https://www.pride-publishing.com/book/dancing-on-the-edge) ?spero Cerca de los Bordes (https://www.pride-publishing.com/book/a-doubleedged-sword) Bordes Quemados (https://www.pride-publishing.com/book/rough-around-the-edges) Conducido al Borde (http://www.pride-publishing.com/driven-to-the-edge) Uni?n de los Bordes (https://www.pride-publishing.com/book/binding-the-edges) Investigaci?n del Amor El Beso de Rasput?n (https://www.pride-publishing.com/book/rasputins-kiss) El Abrazo del Mal (https://www.pride-publishing.com/book/evils-embrace) El Amor por el Tarot (https://www.pride-publishing.com/book/tarots-touch) Brujas Amor Elemental (http://www.pride-publishing.com/elemental-love) Esperanza Elemental (http://www.pride-publishing.com/elemental-hope) Fe Elemental (http://www.pride-publishing.com/elemental-faith) El Retiro Sirvi?ndole (http://www.pride-publishing.com/serving-him) Confi?ndole Atracciones en el Recinto Ferial El Tren Fantasma (https://www.pride-publishing.com/book/ghost-train) El Carrusel (http://www.pride-publishing.com/merry-go-round) La Desorganizaci?n (http://www.pride-publishing.com/helter-skelter) Antig?edades Treasure Trove El Gato de la Suerte (http://www.pride-publishing.com/the-lucky-cat) Antolog?as Corazones de Carreras: C?mo Mantener la Suerte (https://www.pride-publishing.com/book/racing-hearts) Sus Reglas: Etiquetado de Mackenzie (http://www.pride-publishing.com/his-rules) Evidencia S?lida: La Reserva del Secreto (http://www.pride-publishing.com/hard-evidence) Antig?edades Treasure Trove EL GATO DE LA SUERTE L.M. SOMERTON El Gato de la Suerte ISBN N? 978-1-80250-021-9 ©Copyright L.M. Somerton 2020 Arte de la portada por Louisa Maggio ©Copyright Septiembre de 2020 Dise?o del texto del interior por Claire Siemaszkiewicz Traducci?n al espa?ol: Fernando Fabrega 2021 Pride Publishing Esta es una obra de ficci?n. Todos los personajes, lugares y eventos provienen de la imaginaci?n de la autora y no deben confundirse con hechos reales. Cualquier parecido con personas, vivas o muertas, eventos o lugares es pura coincidencia. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicaci?n puede reproducirse en forma material, ya sea mediante impresi?n, fotocopiado, digitalizaci?n o de otra manera sin el permiso por escrito del editor, Pride Publishing. Las solicitudes deben dirigirse en primera instancia, por escrito, a Pride Publishing. Los actos no autorizados o restringidos en relaci?n con esta publicaci?n pueden resultar en procedimientos civiles y/o enjuiciamientos penales. La autora y el ilustrador han hecho valer sus respectivos derechos en virtud de las leyes de derechos de autor de dise?os y patentes de 1988 (seg?n lo enmendado) para ser identificados como la autora de este libro y el ilustrador de la obra de arte. Publicado en 2021 por Pride Publishing, Reino Unido. Ninguna parte de este libro se puede reproducir, digitalizar o distribuir en forma impresa o electr?nica sin permiso. No participe ni fomente la pirater?a de materiales con derechos de autor en violaci?n de los derechos de los autores. Compre solo copias autorizadas. Pride Publishing es una impresi?n de Totally Entwined Group Limited. Si compr? este libro sin una portada, debe saber que es un libro robado. Se report? al editor como “sin vender y destruido” y ni la autora ni el editor han recibido un pago por este “libro despojado”. Libro Uno de la serie de Antig?edades Treasure Trove Las antig?edades y municiones no combinan bien. El comercio de antig?edades no se conoce por su emoci?n de vida o muerte y Landry Carran est? feliz de tener que lidiar solo con cera para muebles, carcomas y su irascible jefe. Obtiene todas las emociones que necesita en su club BDSM favorito, Scorch. El detective Gage Roskam busca unas joyas robadas que fueron retiradas de una exposici?n en Tokio y luego enviadas a Seattle. Enredado en una carrera mortal que involucra a los Yakuza, un ingl?s enigm?tico y muchas pistas indescifrables, no tiene tiempo para entregarse a fantas?as dominantes. Cuando sus mundos chocan, ni Landry ni Gage esperan que las cosas se vuelvan tan complicadas, o peligrosas, como ellos. Cuando Landry se interpone en el camino de algunas personas poderosas y despiadadas, depender? de Gage protegerlo. Sobre la marcha, es posible que descubran lo que ambos necesitan. Dedicaci?n Con agradecimiento y amor a Paul y Will. Reconocimientos de marcas comerciales La autora reconoce el estado de marca registrada y los propietarios de marcas registradas de las siguientes marcas denominativas mencionadas en este trabajo de ficci?n: Munchkin: L. Frank Baum Vikings: MGM Television Starbucks: Starbucks Corporation Anglepoise: George CarwardineF Simple Green: Sunshine Makers, Inc. Lassie: Eric Knight Mohawk Blue Label Paste: Mohawk Finishing Products The Addams Family: Charles Addams The Importance of Being Earnest: Oscar Wilde Netflix: Netflix, Inc. To Catch a Thief: Paramount Pictures Vans: VF Outdoor Lexus: Toyota Motor Corporation Prius: Toyota Motor Corporation Jeep: Fiat Chrysler Automobiles N.V. Lucky Charms: General Mills, Inc. Secret Squirrel: Hanna-Barbera Productions, Inc. Hong Kong Phooey: Hanna-Barbera Productions, Inc. Archer: FX Harry Potter: J.K. Rowling/Warner Bros. Labyrinth: TriStar Pictures Skype: Microsoft Corporation Nike: Nike, Inc. Magnum: Magnum, P.I., Universal Television Remington Steele: MTM Television Distribution Group Krispy Kreme: JAB Holding Company Shrek: DreamWorks Pictures Kermit: Jim Henson/The Walt Disney Company Twinkies: Hostess Brands, Inc. Cheetos: Frito-Lay, Inc. Band-Aid: Johnson & Johnson Tylenol: Johnson & Johnson The Maze Runner: 20th Century Fox Burberry: Burberry Group plc Disney: The Walt Disney Company Batman: DC Comics Jell-O: Kraft Food Group, Inc. Lycra: DuPont de Nemours, Inc. Cookie Monster: Jim Henson/The Walt Disney Company Sharpie: Newell Brands Inc. Wendy’s: The Wendy’s Company Wikipedia: Wikimedia Foundation Walgreens: Walgreens Boots Alliance, Inc. Miss Marple: Agatha Christie Hercule Poirot: Agatha Christie Hamlet: William Shakespeare “We know what we are, but know not what we may be”: Hamlet, William Shakespeare Amazon: Amazon.com, Inc. DHL: Deutsche Post AG Candy Crush: King.com Limited Cap?tulo Uno A veces hab?a ventajas en enfrentarse a un desaf?o vertical. Landry, con su trasero que sobresal?a de una mesa de cartas plegable del siglo XVII, se detuvo para contemplar otras ocasiones en las que su estatura de un metro setenta y cinco le hab?a resultado beneficiosa. No cuando intentaba ser atendido en su silla de bar de cuero favorita, aunque pudiera ser aplastado entre todos esos t?os vestidos de negro, siempre era soportable. Resopl?. No cuando buscaba su marca preferida de papas fritas en el mercado, que siempre estaban en el estante superior. Estaba seguro de que estaban all? ya que el mocoso subgerente lo hizo como venganza por que Landry rechaz? su oferta de recibir una mamada r?pida en el ba?o del personal. Como si nada. Nunca pas? en las comidas familiares cuando se sentaba entre sus hermanos gemelos mayores como un munchkin rubio entre dos Vikings extras. Retrocedi?, movi? su parte trasera para evitar que un plato con dibujos de sauces se balanceara sobre un cubo de carb?n de lat?n. Le dol?an las rodillas y se hab?a golpeado el codo con una parrilla de hierro fundido, pero hab?a rescatado la bala de ca??n maltrecha al hacer un intento de fuga debajo de los pilotes tambaleantes de madera. “Bueno, hay una hermosa vista”. “?Eh!” Landry fue m?s indignado que halagado. Trat? de levantarse muy pronto y se golpe? la cabeza con una madera de roble macizo sin carcoma. “?F?llame!” Finalmente logr? salir al aire libre, se puso de pie y frot? su cabello ya desordenado que caus? un mayor desorden. “?Es eso una petici?n?” Landry mir? hacia arriba...y arriba... a un par de centelleantes ojos de color azul p?lido. Un cliente, porque eso era lo que Landry supuso que ser?a el reci?n llegado, se desplom? y dijo “mi trasero es tuyo hermoso” y le sonri?. “Bueno”, le sonr?o burlonamente. “Hombre gracioso. ?En qu? puedo ayudarlo, se?or?”. Landry apret? los dientes y record? que el Sr. Lao, su jefe, lo aplastar?a como a un insecto si se burlaba de un cliente potencial. Aunque, en esta ocasi?n, podr?a valer la pena meterse con el hombre. “Otra pregunta importante” Landry puso los ojos en blanco. El cabello negro, los ojos azules y la barbilla cincelada y sin barba no equival?an a un pase libre. “La sala de masajes est? a tres puertas m?s abajo, justo antes de St. Peter’s. Puede recibir un masaje en todo el cuerpo como sea y luego confesar todo en espacio de una hora”. Hizo un intento infructuoso de quitarse el polvo de las rodillas de sus jeans negros rotos. Ojos azules meti? la mano en su chaqueta y sac? una billetera, que la abri? para mostrar una placa de polic?a de Seattle y una tarjeta de identificaci?n. “Gage Roskam. ?Est? tu jefe por aqu??” Landry estaba m?s emocionado que intimidado por la placa. Pens? que un polic?a con esposas ser?an igual a un tiempo sensual. Todos los polic?as que hab?a conocido hab?an tenido una actitud de “no me jodas” y una inclinaci?n natural por el control, justo el tipo de hombre con el que a Landry le gustaba meterse. Pesta?e? coquetamente. “?Qu? le hace pensar que no soy el jefe?” “?No es usted un chino de sesenta y ocho a?os llamado Jian Lao?” “Usted es muy observador, oficial. Todo ese entrenamiento vali? la pena”. Landry movi? un poco m?s sus caderas mientras caminaba hacia la caja registradora en la parte posterior de la tienda. “Ponga su recaudaci?n fiscal a trabajar, mocoso”. “?Eh! ?No se supone que deba llamarme se?or porque usted es un servidor p?blico y todo eso?” “En sus sue?os, y deber?a mostrar m?s respeto por el cumplimiento de la ley”. “?Me obligar??” “Tiene suerte de que estoy de servicio sino lo inclinar?a sobre la superficie plana m?s cercana y le dar?a las nalgadas que est? pidiendo”. “?Est? esa l?nea en el gran manual del polic?a malo?”. Landry corri? detr?s de la caja registradora, aliviado de que le llegara a la cintura y ocultara su floreciente erecci?n. “Porque no creo que sea muy profesional”. “Utilizo un lenguaje apropiado para la situaci?n”, Gage sonri?. “Puedo darle mi n?mero de placa si quiere presentar una queja. Entonces otra vez, si desea entablar una conversaci?n profunda y significativa sobre su actitud, puede usar este n?mero”. Agarr? un bol?grafo de un tarro junto a la caja registradora y luego garabate? su n?mero en la hoja superior del pilote de papel de envolver. Landry se mordi? el labio inferior. Le han hecho muchas proposiciones, pero hab?a algo en Gage que le atra?a. Tambi?n podr?a haberse tatuado “Dominante” en la frente, y eso presionar?a todos los botones sumisos de Landry. Tambi?n hab?a llamado la atenci?n a Landry su actitud sarc?stica, que ten?a el efecto doble de estimular el intelecto de Landry al decidir la respuesta m?s apropiada y darle la urgencia de arrodillarse. Se resisti? a la ?ltima opci?n. “Ahora es usted quien est? so?ando. El Sr. Lao no est? aqu?”, Landry mir? su reloj. “Se fue a almorzar con un grupo de compinches del club de bolos, no espero que regrese pronto. Entonces, ?hay algo en lo que pueda ayudarle que no implique que me arreste?”. Gage lo mir? intensamente, lo que hizo que Landry se retorciera y deseara haberse puesto un par de pantalones m?s holgados esa ma?ana. “Bien. Tengo algunas fotos que quiero que vea”. Gage sac? su tel?fono. “?Qu? tan pervertidas son?”, le pregunt? Landry. “Porque creo que deber?a saber que hay algunas cosas que simplemente no me gustan”. “?Solo algunas cosas? Usted me sorprende. ?Le gusta recibir mercanc?as robadas?” “?No! ?Por supuesto que no!” Landry se eriz?. “Antig?edades Treasure Trove es un establecimiento de renombre. El Sr. Lao no compra nada sin verificar su procedencia y no compro nada porque el Sr. Lao todav?a no me dejar?. No puedo distinguir la diferencia entre la dinast?a Ming y la basura tur?stica hecha en alg?n taller clandestino en Kowloon, aunque ?l est? tratando de ense?arme. Soy una especie de aprendiz”. “Si le muestro un mont?n de fotos, ?sabr? si tiene los art?culos en existencia?” “Puedo hacer eso”. Landry no pudo ayudar, pero se esmer? un poco. “El Sr. Lao tiene problemas para recordar qu? d?a de la semana es. Conf?a en m? para hacer algo sobre cualquier cosa que los clientes busquen, y en este lugar…” Hizo un gesto hacia el espacio cavernoso apilado a lo alto con hileras sobre hileras de existencias. “Eso no es nada menos que milagroso”. “Entonces, ?hay alg?n lugar donde podamos sentarnos, porque esto puede llevar tiempo?” “Pedir? un caf? con leche y vainilla extragrande y un brownie”. Gage suspir?. “Tiene suerte de que sea un hombre paciente. ?A d?nde sugiere que vaya por ellos?” “Eso depende”. Landry se toc? los labios con un dedo. “No luce como alguien que le gusta Starbucks, pero hay otro lugar en la cuadra si eso le gusta. La cafeter?a de al lado es un lugar peque?o e independiente y no hay mucho que har?a por un suministro regular de sus productos horneados”. “?C?mo luce alguien que le gusta Starbucks? No, no me lo diga. No necesito saberlo.” “Mi cooperaci?n depender? de las provisiones.” “?Entonces me est? diciendo que acepta sobornos?” “Por supuesto. Siempre que involucren chocolate o caf?. Preferiblemente ambos y en grandes cantidades”. “Regresar? en cinco minutos. No vaya a ning?n lado”. “Tal vez deber?a esposarme, oficial”. Landry parpade?. “Soy detective, y no me tiente”. Gage camin? hacia la salida. Landry mantuvo la mirada pegada al trasero del hombre, deseando que su chaqueta no lo cubriera tan bien. Se lami? los labios y empuj? la palma de su mano contra su erecci?n. “B?jate chico. Comp?rtate. Me vas a meter en muchos problemas... No me gustara participar en un peque?o juego de roles del crimen y un castigo con el detective Roskam”. Una mesa tallada del Medio Oriente, que no estaba lejos de la caja registradora, permitir?a que Landry se quedara vigilando la caja registradora mientras ayudaba al Sr. Detective Caliente. Arrastr? un par de robustas sillas de los a?os 30 por un pasillo y las coloc? detr?s de la mesa. Tambi?n coloc? la estropeada l?mpara Anglepoise en una esquina de la caja registradora hacia la mesa para dar un poco m?s de luz, porque el Sr. Lao mantuvo el lugar en penumbras con la esperanza de que algunos de los clientes no miraran muy de cerca lo que compraban. Hab?a algunas personas que caminaban por los pasillos y Landry acumul? una compra para una pareja joven que hab?a encontrado un jarr?n art deco de vidrio prensado para el cumplea?os de un padre. Acababa de envolverlo, y tuvo cuidado de conservar la hoja de papel con el n?mero de Gage, cuando Gage regres? con una bandeja de cart?n con caf? y una bolsa de papel. Landry las mir?, feliz de ver que ven?an de la cafeter?a de al lado. Dese? lo mejor a sus clientes que se iban y luego agarr? la bolsa, y meti? la nariz en el interior para encontrar dos brownies de tama?o considerable, galletas con chispas de chocolate dobles y dos muffins de chocolate blanco y ar?ndanos. “Me sonroj? impresionado”, murmur? Landry con la boca llena de brownie. “?Oh, Dios m?o!, ?esto sabe tan bien!”. “Cualquiera pensar?a que no te han alimentado durante una semana”, Gage puso los caf?s sobre la mesa. Se quit? la chaqueta y la colg? en el respaldar de una de las sillas. Landry no pudo evitar admirar la forma en que su camisa apretaba su ancho pecho. ?El hombre est? en forma! Pagar?a una buena cantidad de d?lares por echar un vistazo debajo de ese algod?n. “Oiga, no juzgue. Me despert? tarde porque olvid? poner mi alarma y no ten?a tiempo para desayunar. Normalmente me escabullir?a por la puerta de al lado, pero el Sr. Lao saldr?a antes de que tuviera la oportunidad y no puedo dejar este lugar desatendido. Tiene esp?as por todas partes y lo sabr?a, incluso si solo me encerrara durante cinco minutos. Hay una tetera en la parte de atr?s, pero solo guarda t?. ?T?! El hombre est? trastornado. Cree que el caf? pertenece a los rituales sat?nicos. Le pasa algo grave. Compr? la tetera en Inglaterra en un viaje de compras y ahora le env?an t? cada tantos meses porque se enamor? de una marca que no puede comprar aqu?”. “?Ya terminaste?”. Gage se sent?, acomod? la silla para poder estirar las piernas y las cruz? por los tobillos. “?Por qu?, tiene un lugar m?s interesante para estar?”, Landry puso mala cara. “Estoy bastante seguro de que podr?a encontrar un lugar menos frustrante para pasar el tiempo”. Gage le entreg? uno de los caf?s. “Aqu? est? tu brebaje”. “Supongo que piensa que es poco masculino beber cualquier cosa que no sean cosas negras fuertes”. Landry quit? la tapa de su taza y aspir? el dulce aroma. “Deber?as probar esto. Podr?a mejorar tu mal genio”. Gage sac? una de las galletas de la bolsa. “Soy lo bastante dulce para ti”. “?En serio? ?Qu? le hace pensar que estoy interesado en hombres dulces?” “Supongo que eso es lo ?ltimo que te interesa o necesitas. Un mocoso como t? requiere una mano firme”. Por el tono de Gage, Landry supuso que estar?a m?s que feliz de brindar esa mano. “Y ah? lo tiene de nuevo con comentarios inapropiados. ?No tiene algunas fotos para mostrarme?” “Podemos retomar la conversaci?n sobre tu necesidad de disciplina m?s tarde, cuando est? fuera de servicio”. Gage puso su tel?fono sobre la mesa. “Desliza a la izquierda. Detente si ves algo que reconoces. Es un tel?fono del trabajo, no personal, as? que no te emociones”. Una variedad de antig?edades bail? frente a los ojos de Landry mientras se desplazaba por la extensa galer?a de im?genes de Gage. Las pinturas al ?leo siguieron a la porcelana, a los muebles y las joyas. “No reconozco nada...”. Landry sigui? desplaz?ndose, pero gran parte del inventario era de muy alta calidad para el Sr. Lao. “Algunas de estas cosas son absolutamente hermosas. El jefe aparece con algunas piezas geniales, pero esto va mucho m?s all? de su presupuesto. Espere...”. Landry volvi? a la imagen de un collar de oro y amatista. Data de principios del siglo XX y parec?a familiar. “Este... La iluminaci?n no es genial, pero creo que podr?amos tener esto. Oh Dios, ?el jefe est? en problemas?”, su coraz?n se desmoron?. El Sr. Lao hab?a sido bueno con ?l. “?Puedes encargarte de eso?”, pregunt? Gage. “Claro. Solo deme un minuto”. Landry ech? la silla hacia atr?s. La mayor parte de las joyas decentes se guardaban en un armario cerrado con llave en el rinc?n m?s alejado de la tienda, detr?s de dos estanter?as llenas de primeras ediciones. El Sr. Lao siempre guardaba existencias que podr?an tentar a robarlas en las partes menos accesibles de la tienda. Al caminar entre montones de muebles, Landry sac? la llave del armario de su bolsillo. El collar estaba en el estante inferior, ubicado sobre el forro de terciopelo negro de su caja cubierta de cuero. Al verlo de nuevo, Landry supo que era id?ntico al de la imagen. Lo sac? de su lugar, volvi? a cerrar el gabinete y luego arrastr? los pies un poco para volver a Gage. “Aqu? tiene”. “Ese mismo es”. Gage le devolvi? la caja a Landry antes de darle un gran mordisco a la magdalena. “No est?n mal.” “?No est?n mal? ?De qu? hablas? Acabo de denunciar a mi jefe como un ladr?n de joyas y todo lo que le interesa es un panecillo”. Landry agarr? su tasa con caf? y bebi? un buen sorbo y dese? que contuviera algo de ron. “Una peque?a prueba de tu honestidad”. “No tienes ning?n sentido”. Landry sinti? ganas de golpear con el pie, pero se conform? con fruncir el ce?o. “Sincronic? las fotograf?as con art?culos legales de las diversas tiendas que he visitado. Si no lo hubieras recogido, habr?a sospechado tus motivos. Mi colega tom? una foto del collar hace unos d?as”. Landry se qued? boquiabierto. “Usted... Usted... ?No joda! Podr?as haberme causado un infarto”. Gage se rio entre dientes. “Vali? la pena ver tu cara. ?Sab?as que los l?bulos de tus orejas se vuelven rosados cuando est?s nervioso?” “?No es as?!”, Landry hal? uno de sus l?bulos blandos. “Deje de mirarme las orejas, bicho”. Se sent? y busc? a tientas en la bolsa de papel una galleta. “Despu?s de todo, me debes los caf?s y productos horneados todos los d?as de esta semana”. “?Quieres volver a verme, eh?” “Solo puede dejarlos”. No acostumbrado a la sensaci?n de timidez e incomodidad que estaba experimentando, Landry mordi? las chispas de chocolate en su galleta. “No lo creo. Tenemos que salir en una cita para poder explicarte c?mo funcionan las relaciones entre Dominantes y sumisos”. “No lo he visto en la escena local... ?C?mo se enter? de esto?” “Por investigaci?n. Te sorprender?a saber cu?nto s? de ti”. “?Me ha estado siguiendo?” “De vez en cuando, durante las ?ltimas semanas. El departamento ha estado vigilando al personal de las tiendas de antig?edades en toda la ciudad. Me interes? especialmente despu?s de enterarme de algunos de los lugares que frecuentas. Me gusta el cuero y el l?tex, ?a ti no?” Gage levant? su taza de caf? como brindis. “Yo ... ?Quiz?s?”, Landry frot? la punta de su zapatilla contra el suelo de mosaicos de parquet. “?De verdad es Dominante, o solo est? jugando?” “Siempre he sido as? originalmente”. Landry se imagin? a Gage con todo su atuendo de cuero. Su boca se sec? y su pene se sacudi?. No sab?a d?nde esconderse. “?A qu? hora cerrar?s el s?bado?” “Usted es el detective. Lo soluciona”. “Espero que disfrutes estar de pie, porque cuando termine con tu trasero rebelde, no querr?s sentarte en ?l. Te recoger? aqu? a la hora de cierre”. Gage empuj? su silla hacia atr?s, sin esperar una respuesta. Camin? por la tienda como si fuera el due?o del lugar. Conmocionado, Landry lo vio irse, pregunt?ndose qu? hab?a pasado. Sacudi? la cabeza. “De ninguna manera aparecer?”. Agarr? la bolsa de las golosinas sobrantes para llevarlas al mostrador junto con su caf? a medio terminar. “M?s es la l?stima que me tiene”. Cap?tulo Dos Gage a?n ten?a una sonrisa en su rostro cuando regresaba al autom?vil. Landry Carran promet?a ser un desaf?o del tipo que le gustaba a Gage. No pod?a esperar para atarlo y burlarse de ?l hasta que gritara pidiendo piedad. “Felices d?as”. Tuvo tiempo para hacer arreglos para la cita antes de reunirse con su sufrido compa?ero y sab?a el lugar perfecto para llevar al mocoso. Mi mocoso. Suena bien. Puso el autom?vil en marcha y luego se incorpor? al flujo constante de tr?fico. Su destino estaba a solo unas cuadras de distancia, pero no quer?a perder el tiempo en caminar de ida y vuelta. The Bowline hizo reservas en persona, sin excepciones, incluso para ?l. Su suerte estaba ah?, porque se estacion? en un lugar sumamente raro cuando alguien se detuvo justo frente a ?l. El restaurante estaba en un callej?n estrecho junto a la calle principal. Como siempre, la pasarela estaba impecable y ol?a vagamente a Simple Green. Sin duda, alg?n sumiso desafortunado hab?a estado limpiando el cemento en caso de que una basurita se hubiera atrevido a caer all?. Luego de sonre?r ante el pensamiento, Gage toc? el timbre junto a una puerta con bandas de acero, que se abri? segundos despu?s. “Estamos cerrados.” “Soy un detective. Eso lo resolver? ya mismo”, sonri? Gage. “?Gage! Han pasado meses desde que nos honraste con tu presencia. Trae tu lindo trasero aqu?. Diego ha servido caf?”. “Oye, Mitch, no puedo quedarme mucho tiempo. Estoy trabajando. Pas? por aqu? para hacer una reserva”. “Diego har? de mi vida una maldita miseria si no entras, hombre. Un caf? no te matar?, aunque supongo que Sancha s?. ?Ese demonio del tama?o de un chorro sigue siendo tu compa?era?” “S?, y todav?a respiro con todas mis partes intactas. Ella me ama”. “Ella te tolera porque eres bonito y escribes buenos informes. Ella me lo dijo”. “?Quieres dormir en el sof?? Porque puedo darme la vuelta y dejarte que le expliques mi partida a Diego”. “Lo retiro todo. Eres feo como un pecado y apenas puedes juntar dos palabras. ?Mejor?” “Cari?o, ?qu? est?s haciendo aqu??” Un rostro mir? cerca de la masa de Mitch. “?Gage, cari?o! ?Este gorila m?o te mantiene en la puerta? Diego mir? a Mitch con furia. “?Adelante!” “Oye, Diego”. Despu?s de mirar r?pidamente a Mitch para pedirle permiso, Gage abraz? a Diego. “Veo que puedo mantener a tu Dominante en l?nea”. “Siempre.” Diego lo agarr? de la mano y luego lo remolc? por el pasillo hasta una puerta de vidrio que daba acceso al restaurante. “Si?ntate. Traer? caf?”. “Siempre es mejor hacer lo que ?l dice”. Mitch se encogi? de hombros. Hab?a varios sof?s acomodados alrededor de mesas bajas donde los clientes pod?an esperar y leer los men?s hasta que sus mesas estuvieran listas. Gage puso su trasero sobre uno de ellos y Mitch se reuni? con ?l. “Entonces, ?quieres reservar una mesa?” “S?, para dos el s?bado por la noche si tienes una. S? que estoy arriesgando mi suerte con tan poca antelaci?n, as? que no te preocupes si no tienes nada disponible”. “Da la casualidad de que tuvimos una cancelaci?n, as? que est?s de suerte. Conoces a Ben Frost, ?verdad?” Gage asinti?. “Bueno, a partir de esta ma?ana, su suplente Carl hab?a recibido una cirug?a de la ves?cula biliar”. “Ah, bueno, eso estropear?a los planes del fin de semana. Aun as?, a Ben le encantar? jugar al enfermero durante algunas semanas. ?l est? metido en la medicina a lo grande, si mal no recuerdo”. “Le mencion? de los estribos a Diego una vez y luego de que hizo una broma de c?mo monta un vaquero para salvar a un caballo, me relat? una historia gr?fica de su hermana dando a luz, que presenci? gracias a que su otra mitad estaba fuera de una plataforma petrolera en ese momento”. Mitch se estremeci?. “Nunca voy all?”. Gage se salv? de pensar m?s en eso cuando Diego lleg? con una bandeja de caf?, que coloc? sobre la mesa antes de arrodillarse al lado de Mitch. Mitch le revolvi? el cabello. “Gracias amor. ?Adivina qu?? Gage reserv? una mesa”. “?Oh! ?Oh guau! ?Qui?n es el afortunado? Diego reparti? sus bebidas. “Eso arruinar?a la sorpresa, ?no?”. Gage bebi? un sorbo de su bebida y dio un suspiro de satisfacci?n. “?Eres malo!” Diego hizo un puchero. Ten?a los labios exuberantes y rosados. Pesta?e? coquetamente con los c?lidos ojos marrones. “Eso podr?a funcionar para Mitch, pero no para m?”. Gage sonri?. “De todos modos, buen intento”. “Para m? tampoco funciona”, se quej? Mitch. “S? funciona”. Diego y Gage hablaron al un?sono y luego hicieron un choca esos cinco. “Sabes que pagar?s por eso, ?verdad?” Mitch le hal? el cabello a Diego y le inclin? la cabeza hacia atr?s para darle a un beso. Si Diego ten?a preparada una r?plica inteligente, fue silenciada efectivamente. Gage los mir?, un poco celoso. Quer?a hacer lo que hac?an. Bueno, mierda. Ese fue un pensamiento nuevo. Nunca antes hab?a considerado nada a largo plazo, siempre hab?a estado bastante contento de interpretar la escena. Algo hab?a cambiado. Landry. “Ese peque?o mierda est? en mi cabeza”. Gimi?. Acababa de hablar con el hombre y ya quer?a saber mucho m?s sobre ?l. Las cosas que hab?a le?do sobre Landry, sus h?bitos y mucho m?s, solo hab?an servido para aumentar el deseo de conocer al mocoso. Al hacer eso, Gage descubri? que lo que hab?a le?do en papel ni siquiera raspaba la superficie. Landry era gracioso y era obvio que, aunque era sumiso, no iba a ser f?cil de convencer. No es que Gage quisiera eso. Le gust? la racha descarada que mostraba Landry. “Dije eso en voz alta, ?no?” Sus amigos dejaron de besarse el tiempo suficiente para asentir y mirarlo con simpat?a. Est?s al borde del precipicio, amigo m?o. Mitch le dio unas palmaditas en el hombro a Gage. “Tambi?n me pas? a m?. Un d?a eres libre y f?cil, dejas que tu perversidad se desboque, al siguiente, un mocoso con poderes de control mental te domestica y te convierte en un Domesticado”. “?Domesticado!”. Diego se derrumb? riendo. Gage gimi?. “Necesito aire. Los ver? el s?bado por la noche”. Estrech? la mano de Mitch. “Si hay algo de justicia en este mundo, espero que Diego lleve una almohada consigo”. “Esa es una apuesta segura”. Mitch hal? a Diego sobre su regazo, baj?ndole los pantalones para exponer su trasero resping?n. “Puedes mirar si quieres”. “Tentador, pero tengo que correr o Sancha me dar? una paliza verbal como m?nimo. Tengo que irme”. Mientras se dirig?a hacia la salida, Gage mir? alrededor del restaurante para ver si algo hab?a cambiado desde su ?ltima visita. Hasta donde ?l sab?a, era el ?nico restaurante en el estado, fuera de la escena de los clubes, que se dirig?a espec?ficamente a la comunidad BDSM. Cada mesa ten?a sus peculiaridades y todas estaban colocadas en cabinas individuales. Algunas estaban en plataformas a las que hab?a que acceder mediante escalones. Tambi?n hab?a dos en un entresuelo y una en un pozo. Se pod?an colocar tres para un grupo peque?o, pero la mayor?a eran mesas para dos. Las plantas y el enrejado ayudaron a proporcionar privacidad y ocultaba los entornos entre s?. Diego y Mitch solo abr?an tres noches a la semana. The Bowline era su hobby, su pasi?n. A Diego le encantaba cocinar, pero tambi?n ten?a su propio negocio de topograf?a. Mitch pod?a quemar agua, pero viaj? por el mundo para comprar devino de los mejores hoteles y restaurantes del pa?s. Hab?an hecho realidad su sue?o y creado un lugar donde los amigos y la comunidad pod?an ser ellos mismos con una comida de la mejor calidad. Gage no sab?a de ning?n otro lugar donde pudiera tener una cita, encadenarlo a su asiento y torturar su pene mientras un camarero le ped?a que probara el vino con una cara completamente seria. ?l sonri?. No pod?a esperar para presentarle a Landry las delicias de la cocina de Diego y todo lo dem?s que The Bowline ten?a para ofrecer. Mientras cerraba la puerta detr?s de ?l, Gage mir? su reloj. “Mierda”. Corri? por el callej?n, se meti? en su autom?vil y se alej? como si lo hubieran llamado por un homicidio m?ltiple. Si llegaba tarde a encontrarse con su compa?era, su propia muerte estaba asegurada. Sancha Hern?ndez era la mujer m?s aterradora del planeta. La amaba hasta los dientes, y ella hab?a salvado su lamentable pellejo en m?s ocasiones de las que pod?a contar, pero no quer?a pasar el resto del d?a en un autom?vil con ella de mal humor. La ?ltima vez que la hab?a cabreado, ella le hab?a negado el caf? durante toda una noche. La mujer fue cruel. Ser?a una buena Dominante, pero por lo que Gage sab?a, su vida amorosa era tan vainilla como su helado favorito. Su esposo era param?dico y los dos hicieron malabares con el trabajo por turnos y dos ni?os revoltosos con la ayuda de una familia extensa que era due?a de un enorme complejo vacacional en Canc?n. Gage hab?a sido el beneficiario de varias vacaciones de cortes?a gracias a lo mucho que lo amaba la mam? de Sancha. Definitivamente era su favorito, adem?s de ser su hija mayor, probablemente era porque ten?a cinco hijas y ning?n hijo. Gage era el suplente, algo con lo que no ten?a ning?n problema. Lleg? al restaurante Copper Kettle con tres minutos de sobra. Como siempre, estacion? el autom?vil en uno de los espacios para el personal y luego entr? por la entrada de empleados. Pops, el propietario, cambi? el estacionamiento por anuncios ruidosos de que hab?a polic?as entre su clientela. Mitch atribuy? la falta de delincuencia en el ?rea a las doscientas cincuenta libras de Pops, tatuado, de gran masa muscular y su pertenencia a The Raiders, una pandilla de motociclistas local, m?s que su presencia o la de Sancha. Pops, sin embargo, estaba convencido de que tener dos detectives como sus mejores clientes era un buen karma. Su pandilla podr?a tener una mala reputaci?n, pero estaban m?s interesados en las buenas obras del hospital infantil local que en destrozar el vecindario. El propio Pops llor? a c?ntaros por las reposiciones de Lassie y ten?a su manada de perros callejeros adoptados que iban de un cruce de terrier miniatura hasta algo similar a un lobo. Sancha se sent? en el lugar reservado de siempre, de cara a la puerta. Su batido de chocolate habitual estaba frente a ella, intacto. Eso significaba que no hab?a llegado hac?a mucho tiempo porque ten?a la tendencia a inhalar cualquier cosa que estuviera muy cerca a un grano de cacao. Gage se desliz? en el asiento opuesto y le dedic? su sonrisa m?s cautivadora. “Oye compa?era, ?c?mo estuvo tu ma?ana?” “Lo haces bien y mi ma?ana fue... frustrante. No ten?a idea de cu?ntos muebles antiguos hab?a a la venta en esta ciudad, o cu?ntos frikis antiguos. Hoy he aprendido cosas que nunca necesitar? saber. ?Sab?as, por ejemplo, que solo debes limpiar esculturas de bronce con un pa?o suave, un cepillo de dientes o el cepillo de la boquilla de tu aspiradora? Las ceras y abrillantadores habituales contienen agentes limpiadores que pueden afectar la p?tina del bronce. Tengo que comprarme un poco de cera en pasta Mohawk Blue Label, aplicar una capa fina y luego sentarme y mirarla durante seis a doce horas antes de pulirla”. Ella hizo una mueca. “Fascinante”. Gage trat? de no re?rse. “?Ya pediste algo?” “?Qu? tal un poco de simpat?a? Supongo que te pasaste la ma?ana pesta??ndole a rubios cabezas huecas que te sirvieron leche y unas jodidas galletas”. “No del todo”, admiti? Gage, que pens? en el rubio que hab?a conocido y tom? el men? plastificado. “Pas? por mis tres ubicaciones, pero se me ocurri? aqu?”. “?Alguien ha intentado ocultar algo de las fotos?” “No. Parece que los anticuarios de esta bella ciudad son honestos. Al menos los que hemos visitado hasta ahora, o son mucho m?s inteligentes de lo que creemos. Para ser justos, creo que obtuve reacciones genuinas esta ma?ana”. “Yo tambi?n. El presumido tipo bronceado me acus? de intentar incriminarlo, pero se suaviz? despu?s de un poco de halagos gratuitos”. “Eso debe haber dolido”. Gage se ri? entre dientes. “Oh, s?”. Sancha puso los ojos en blanco y luego bebi? un largo sorbo de batido con una pajilla rayada de color verde y blanca. “No me pagan lo suficiente por ese tipo de sufrimiento”. “Aprecio tu sacrificio. ?D?nde diablos est? Pops?” Como por arte de magia, Pops se acerc? a la mesa. Empuj? una taza de caf? en direcci?n a Gage. “?Por qu? te molestas en mirar ese men?, Gage?”, pregunt? Pops. “Siempre pides lo mismo”. “Tal vez quiera mezclarlo un poco hoy”. “?De verdad?” Pops golpe? su bloc de notas con un bol?grafo bien masticado. “Pedir? lo de siempre”. Gage suspir? y dej? el men?. Sancha resopl? por la pajilla y cre? burbujas en su batido. “Ensalada verde para m?, por favor, Pops. Papas fritas rizadas extragrandes y una hamburguesa con queso a los lados”. “S?, se?ora, voy a subir”. Sancha le lanz? un beso y ?l se alej? con una sonrisa tonta en el rostro. “Puta.” Gage bebi? un sorbo de caf?. “He bebido mucha cafe?na hasta ahora”. “?Existe tal cosa? S?, no hay mucho por hacer por una de las hamburguesas de Pops, as? que dem?ndame”. Gage neg? con la cabeza y apart? su taza. “Entonces, ?cu?l es el plan para esta tarde? ?Sigues con las tiendas de antig?edades? Todav?a tengo algunas en mi lista”. “Creo que tenemos que hacerlo. Tenemos que tratarlos de todos modos y nunca se sabe lo que puede suceder. Pero tengo la sensaci?n de que estos muchachos est?n a varios pasos por delante de nosotros. No significa que podamos saltarnos el trabajo de campo. Nos volveremos a reunir en la estaci?n esta noche y decidiremos los pr?ximos pasos”. “Sabes, simplemente no lo entiendo. ?Por qu? comprar algo tan candente que nunca se lo puedas mostrar a nadie? ?Qu? sentido tiene un cuadro que se encuentra en una b?veda o una joya que nadie usa?” “Los coleccionistas privados como estos son obsesivos. Har?n cualquier cosa para poseer lo que quieran. Con solo tenerlo es suficiente. Hay un da?o psicol?gico grave en estas personas. Quieren lo que nadie m?s puede tener”. “Dos guardias de seguridad fueron baleados durante un atraco en una exhibici?n en Tokio. Los compradores son tan culpables como los ladrones”. “Los compradores est?n aqu? en los viejos Estados Unidos de Am?rica, lo que los convierte en nuestro problema. Los distribuidores importan todo el tiempo. Tarde o temprano, nos encontraremos con uno que sea menos que lilywhite. Lo que hacemos en este momento es solo el proceso de sondeo. Conf?o en mi instinto. Hay una pista a la vuelta de la esquina, lo s?. Ahora, no m?s conversaciones comerciales. Comamos”. “S?, se?ora”. Gage imit? el tono deferente de Pops, sabiendo que estaba a salvo de la ira de Sancha cuando llegar?a la comida. Sin duda, se vengar?a m?s tarde. Mientras tanto, un plato de pollo frito ten?a su nombre escrito por todas partes. * * * * “Landry, ?d?nde te escondes?”, grit? el Sr. Lao. “Se interrumpi? la paz”, murmur? Landry, y emergi? desde atr?s de un rascacielos de muebles, que ten?a una enorme mesa de banquete de roble en la base, rematada con un aparador de nogal, que a su vez sosten?a una caja de mantas de artes y artesan?as brit?nicas y un espejo de tocador de caoba. “Estoy aqu?, Sr. L., me estaba quitando el polvo”. Blandi? su plumero telesc?pico rematado con una corona de pelusa de arco?ris, un regalo de Navidad del Sr. Lao el a?o anterior. Las motas de polvo atrapadas en un rayo de luz solar se arremolinaron en la corriente de aire que cre?, y balance? su plumero como el bast?n de una animadora. “Buen chico. El polvo es el monstruo en la lucha entre el bien y el mal. ?Vendiste algo mientras no estaba?” Se limpi? las gafas y luego mir? alrededor de la tienda. “Claro, ha sido un buen d?a. Limpi? dos fotos, un marco de fotograf?a plateado, ese par de sillas de vapor...” “?Aquellas con la carcoma?” “S?. El cliente decidi? que los agujeros se agregaban al car?cter de las piezas y le asegur? que cualquier gusano real hab?a evacuado de esas sillas en alg?n lugar cerca de 1952. Tambi?n me traslad? en esa bicicleta t?ndem para una pareja que planeaba llevarla a California de vacaciones, algunas joyas y esa espantosa jardinera verde que podr?a haber sido un accesorio de The Addams Family”. “?Chico travieso! Deber?as ser m?s respetuoso con las antig?edades, aunque tienes raz?n sobre esa jardinera. Era una monstruosidad y hab?a perdido la esperanza de venderla alguna vez. ?Qui?n la compr?? “Un profesor de teatro de una escuela secundaria la quer?a como accesorio en una producci?n de The Importance of Being Earnest. Le di un descuento considerable”. “?Quieres decir que la regalaste?” “Yo... eh... ?tal vez?” El Sr. Lao sonri?. “Lo considero una victoria. Estaba llegando al punto en que hubiera pagado a alguien para que la tomara”. “Sab?a que querr?as donarla. Se ofreci? a traerla de vuelta una vez que hubieran terminado con la producci?n, pero le dije que la rifara o algo as?. Solo se qued? en silencio en la ?ltima media hora. Ah, y en las noticias m?s importantes, tambi?n recibimos la visita de la polic?a esta ma?ana, no mucho despu?s de que usted se fuera. Un detective en busca de bienes robados”. “Espero que le hayas dicho que este es un establecimiento honesto. Me tom? cincuenta a?os construir una buena reputaci?n...” Landry se desconect? durante los minutos siguientes mientras el Sr. Lao pasaba por su diatriba familiar sobre c?mo hab?a comenzado el negocio desde cero con unos pocos pedacitos de baratijas y veinte d?lares. “?Qu? hay de usted, la pas? bien con los compinches del club?” “Claro. Buena comida, buena compa??a... Pero todos envejecemos, Landry. Un d?a descubrir?s c?mo es crujir cada vez que te mueves. Todo el mundo habla de su ?ltima dolencia y la mitad repite lo mismo una vez m?s porque ya se ha olvidado de lo que dijo la primera vez. Al menos todav?a no pierdo mis canicas”. Se acerc? a la caja registradora y presion? el bot?n para abrir el caj?n. Sac? un billete de cincuenta y se lo llev? a Landry. “Trabajaste duro hoy, cubri?ndome. C?mprate algunos de esos caf?s elegantes por los que babeas”. Fue lo m?s parecido a elogiar al Sr. Lao. “Vaya, gracias Sr. L. Eso es fant?stico... Espere, ?cu?l es el truco?” Landry agit? el billete en direcci?n al Sr. Lao. “?Por qu? tienes que sospechar tanto todo el tiempo? Debes aceptar los regalos con gracia”. El Sr. Lao frunci? el ce?o. “Eso es experiencia. Est? tramando algo, jefe. Recibo un salario justo. Las bonificaciones son sospechosas. La ?ltima vez que me di? de m?s, me orden? a llevar ese caldero de hierro fundido y casi me disloco un hombro al arrastrarlo por la ciudad”. “Bien, ?tomaste algunos consejos de ese detective esta ma?ana?” El rostro de Landry se calent? y examin? el tapiz ra?do que colgaba de la pared m?s cercana. “Oh, ya veo... el Sr. Detective era muy bueno”, grit? el Sr. Lao. “?Quieres meterte en sus pantalones?” “No voy a discutir eso con usted. Es m?s vergonzoso que cuando mi padre intent? darme una charla segura sobre sexo gay y dej? cambiar de tema. ?Qu? hace?” “Tengo una invitaci?n para un viaje a Hong Kong con todos los gastos pagados. Eddie Chang regresa para hacer los arreglos del funeral de su padre y me pidi? que lo acompa?ara para ayudar. Chang S?nior ten?a ciento un a?os y estaba agobiado. Tendr? tiempo para hacer unas expediciones de compras mientras est? all?”. “Suena emocionante”. Landry estaba un poco envidioso. “?A qui?n traer? para administrar este lugar mientras est? fuera?” A Landry no le importaba trabajar con otras personas. El Sr. Lao hab?a reclutado a varios miembros de la familia para ayudar durante los tres a?os que Landry hab?a trabajado para ?l. “En realidad, estuve pensando que te gustar?a administrarlo”. “?Yo?” Landry se qued? boquiabierto. “?Estoy hablando con otros empleados en este momento?” “Usted no tiene otros empleados”. “No es ese el asunto. ?Crees que podr?as arregl?rtelas solo durante tres semanas? Tienes experiencia m?s que suficiente ahora. Podr?as cerrar durante una hora a la hora del almuerzo, tal vez un poco antes de lo habitual por la noche”. “Pero... no s? qu? decir”. Que el Sr. Lao le confiara su preciada tienda significaba mucho para Landry. “'S?, ser?a bueno. Quiero viajar”. “?S?!” “No compres nada”. “No se?or.” “No hay que guardar caf? en la cocina”. “Lo juro con mi dedo me?ique”. “No hay que besuquearse con polic?as calientes detr?s de las estanter?as”. “Bueno...” Landry se ri? cuando el Sr. Lao le dio un golpe cerca de la oreja. “No lo defraudar?, Sr. L., lo prometo”. “S? que no lo har?s, Landry. Eres un buen chico a veces. Puedes terminar por hoy. Ayudar? a estos clientes a cerrar sus puertas. Ve a gastar tu dinero para el caf?”. Una pareja de ancianos se dirigi? hacia ellos. “Espere, ?cu?ndo se ir??” “El domingo.” “?Este domingo? ?Como pasado ma?ana? Creo que necesito una bolsa de papel marr?n”. Landry sinti? una repentina necesidad de licor fuerte. “No hiperventilar en la tienda”. “?Esa es la regla trescientos cincuenta y cuatro?” Landry se agach? cuando el Sr. Lao le lanz? otro golpe. “Disculpen.” El Sr. Lao se dirigi? a los clientes que caminaban hacia ?l, quienes parec?an un poco sorprendidos. “Es dif?cil encontrar un buen personal en estos d?as”. “?Oiga!” Landry, ofendido, frunci? el ce?o. “Nos veremos ma?ana, Sr. L.” Sonri? para mostrarles a los clientes que todo estaba bien y luego se dirigi? a la parte trasera de la tienda, donde una puerta daba acceso a un pasillo estrecho. Hab?a dos almacenes, una peque?a cocina y un ba?o all? atr?s, as? como un conjunto de escaleras que conduc?an al primer y segundo piso. El Sr. Lao ten?a un apartamento en el primer piso y Landry uno mucho m?s peque?o en el segundo. Le encantaba que para ir a trabajar solo ten?a que levantarse de la cama, ducharse y bajar las escaleras al trote. Un viaje de un minuto le ven?a bien. Al final de un largo d?a, las escaleras eran un lastre. Subi? su cansado trasero a trav?s de ellas y contaba los escalones con tablas crujientes. El rellano frente a la puerta del Sr. Lao ol?a a incienso e hizo que Landry estornudara. “?Maldita sea! Siempre”. Fue un alivio entrar a su propia casita pero acogedora y amueblada con art?culos no deseados de la tienda. Como consecuencia, cada habitaci?n era una mezcla de estilos. Landry hab?a a?adido toques propios. Era adicto a las fundas de cojines indios que su amiga Prisha Midal, del grandioso Eastern Emporium al otro lado de la calle, importaba. Estaban decoradas con espejitos y bordados de oro, y ven?an en todos los colores del arco?ris. Prisha le dio un descuento saludable e incluso le hab?a dado algunas defectuosas de forma gratuita. A cambio, Landry le recomendaba clientes tan a menudo como pod?a. El Emporium no almacenaba antig?edades, pero ten?a una gran variedad de muebles tallados a mano y algunas alfombras incre?bles que complementaban las piezas que vend?a Landry. La mayor?a de los negocios en la calle se recomendaban entre s?, todos se beneficiaron y eso contribuy? a la agradable sensaci?n de comunidad del ?rea. Landry no se molest? en cerrar la puerta con llave. Nunca lo hizo. La tienda ten?a una buena seguridad y no pod?a imaginar por qu? alguien se molestar?a en robar su casa si hab?a una tienda llena de productos debajo de ?l. Se duch? r?pidamente, se puso un ch?ndal c?modo y una camiseta de Harvard que le hab?a regalado uno de sus hermanos. Su peque?a cocina no ten?a espacio para una cafetera elegante, por lo que se invent? una prensa francesa, que obten?a su habitual zumbido de placer cuando empujaba el desatascador hacia abajo para aplastar los granos. Le quedaba un brownie de antes ese mismo d?a, as? que se sent? en el sof? con su computadora port?til, una taza de caf? y su regalo y procedi? a investigar los cr?menes antiguos. Por si acaso el Sr. Bomb?n aparece ma?ana por la noche.“?A qui?n enga?o? Quer?a algo de m? y sab?a cu?l era la mejor forma de conseguirlo. No hay forma de que un chico tan perfecto se sienta atra?do por m?”. Landry suspir?. Deber?a darle a Gage el beneficio de la duda. Parec?a interesado y Landry no cre?a que nadie pudiera fingir ese tipo de dominio. Apostar?a mucho dinero a que el hombre era pervertido hasta la m?dula. Se retorci? al pensar que Gage le diera una paliza con esas manotas. Se pregunt? en qu? estar?a metido Gage, si ser?an compatibles. Al apartar su mente del bondage y CBT, Landry se sumergi? en un sitio web que brindaba detalles de los mayores atracos en el mundo del arte, pregunt?ndose por el valor de algunas de las pinturas. Cuando se aburri? con su investigaci?n, Netflix brind? entretenimiento en forma de la pel?cula de Hitchcock To Catch a Thief, una pel?cula sobre un ladr?n de gatos protagonizada por Cary Grant y Grace Kelly. Cuando Landry se meti? en la cama esa noche, se estaba imaginando a un Gage enmascarado, vestido de negro, que robaba a los ricos y luego regresaba a casa para expresar su euforia al golpear el trasero de Landry. Mir? el estante junto a su cama, que albergaba su colecci?n de gatos de la suerte rotos y maltratados. Quiz?s me traigan algo de suerte, no es que haya tenido mucho ?xito hasta ahora. Se acurruc? bajo las mantas y cerr? los ojos. Sin contar ovejas para m? esta noche, ha so?ar se ha dicho. Cap?tulo Tres Para Landry, el s?bado siempre fue el d?a menos agradable en Treasure Trove porque estaba muy ocupado. El Sr. Lao era un tradicionalista y no abr?a los domingos, por lo que cualquiera que no pudiera ir a la tienda durante la semana se propon?a llegar all? un s?bado. Los clientes habituales se complementaron con turistas, transe?ntes curiosos y perdedores de tiempo en general que buscaban una ganga que nunca iban a encontrar. El Sr. Lao sab?a lo que hac?a. Nunca se perder?a un sello oculto por capas de suciedad ni confundir?a una obra de arte genuina con una falsificaci?n. Ten?a una idea de las cosas viejas que Landry esperaba aprender con el tiempo. Por ahora, su trabajo era buscar y transportar, ser amable con los clientes y mantener las cosas limpias y, si no ordenadas, solo moderadamente peligrosas. El s?bado fue el d?a de las magulladuras, cuando cada trozo de madera con esquinas afiladas hac?a contacto con sus espinillas, caderas y brazos. Al cerrar, Landry estaba cansado, dolorido y gru??n. El Sr. Lao lo hab?a dejado encerrado solo, y dijo que ser?a una buena pr?ctica durante las pr?ximas tres semanas, as? que exactamente en un minuto y ocho, Landry se aventur? a una calle empa?ada para bajar las persianas de seguridad. Se estremeci? cuando el aire h?medo empap? su delgada camiseta. El ambiente era inquietante con una visibilidad muy mala. Las farolas y las luces de freno de los autom?viles que pasaban hab?an suavizado los halos y su brillo apenas penetraba en la niebla gris que se arremolinaba. Mierda, este ser?a un buen escenario para una pel?cula de terror. Landry luch? con un poste largo que necesitaba para bajar la persiana enrollable. El gancho de metal en el extremo del poste no era tan grande y Landry tuvo que entrecerrar los ojos para ver el agujero por el que se supon?a que deb?a pasar. Maldijo cuando fall? por tercera vez. No ser?a de mucha utilidad para defenderse de un villano de pel?cula de terror si ni siquiera lograra cerrar las persianas. “?Necesitas una mano con eso?” Landry salt? alrededor de un pie en el aire y dej? caer el poste, que lo golpe? en la sien y luego se enred? alrededor de sus piernas, haci?ndolo caer de rodillas. “Mierda, mierda, mierda. ?Y ay!”. Se frot? la cabeza. “?Siempre te acercas sigilosamente a la gente as??” Gage se cerni? sobre ?l y sonri?. “Ya de rodillas. Sab?a que te alegrar?a verme. No me escabull? y no estabas prestando atenci?n”. Agarr? el poste, enganch? la contraventana la primera vez y la baj? con un movimiento suave. “T?pico”. Landry se puso de pie. Cerr? las contraventanas con candado. “Lo habr?a logrado la pr?xima vez”. “Seguro que lo har?as. Llevar? el poste por ti; es probable que te burles de alguien con ?l. Probablemente t? mismo”. “Soy bastante capaz de sostener mi propio poste, muchas gracias”. Landry la agarr?. “Estoy seguro que s?”. Gage solt? una carcajada y Landry se dio cuenta de lo que hab?a dicho. “Puedes hacerme una demostraci?n m?s tarde”. Se mantuvo agarrando el poste. “Ay Dios m?o. Todav?a est?s en la escuela secundaria. Estaba pensando que yo era el inmaduro”. “Lo siento...” Gage apenas pod?a hablar para re?rse. “?Est?s listo para salir?” “?Parece que estoy listo?” Landry estaba en medio de la acera, con las manos en las caderas. “Termin? de trabajar hace unos dos minutos”. “En esta niebla, no puedo decirlo”. Gage lo mir?. “Est?s un poco polvoriento”. Tom? algo del cabello de Landry. “Tienes una ara?a de mascota que habita en tu trapeador”. Agit? algunos mechones de telara?a en direcci?n a Landry. Landry bail? por los alrededores y se golpe? la cabeza. “?Se ha ido? ?Se ha ido?” “En realidad, nunca vi una ara?a... solo telara?as”. “T?... t?...” Landry golpe? con el pie. “Eres incre?ble”. “Eres un mocoso”. Gage le dio una r?pida palmada en el trasero. “Date una ducha. Reserv? nuestra mesa para las nueve”. Landry debati? la conveniencia de decirle a Gage que se fuera a la mierda, pero gan? la curiosidad. Le dol?a el trasero de un golpe y quer?a m?s de eso. Gage era exasperante pero intrigante. No retrocedi? ante la actitud de Landry; de hecho, pareci? atraerlo m?s. “Tenemos que dar la vuelta”. “Pens? que hab?as terminado el trabajo”. “S?, pero vivo all?”. Landry se?al? el edificio. “?Ese no apareci? en tus verificaciones de antecedentes?” “Probablemente... Debe haberse perdido esa p?gina del informe”. Gage, a?n con el poste, sigui? a Landry por el costado del edificio. Una puerta en la pared del l?mite conduc?a a un patio peque?o, lleno de macetas de terracota de diferentes tama?os. Hab?a una puerta con barrotes en el edificio entre una pila de cajas de madera y una planta de origen indeterminado en una urna vidriada. “Deber?as tener m?s iluminaci?n aqu?. No es seguro.” “Lo ?nico que probablemente me saltar? aqu? es una rata”, dijo Landry. En esta parte de la ciudad, crecen hasta el tama?o de los w?mbats”. “W?mbats?” “?Por qu? no?” “No creo que tengamos w?mbats en los Estados Unidos”. “Bueno, deber?amos tener. Son lindos. Para volver al grano, nunca he tenido problemas para cerrar. Esta ?rea es segura, ?no es muy pronto para volverse sobreprotector? “ “No.” “Est? bien entonces.” Landry abri? la puerta trasera. Gage estaba muy cerca de ?l. Tropez? dentro, pero Gage lo atrap?, y le evit? una ca?da. “Puedes dejarlo ir ahora”. “No lo creo”. Gage coloc? el poste en una esquina y luego empuj? a Landry contra la pared m?s cercana, empuj? una rodilla entre sus muslos, y forz? sus piernas a separarse. Agarr? las mu?ecas de Landry, manteni?ndolas juntas por encima de su cabeza. Lo bes? y no hab?a nada que Landry pudiera o quisiera hacer para detenerlo. Gage sab?a a caf?. Su barba incipiente raspaba el rostro de Landry mientras probaba con la lengua y agarraba el cabello de Landry para que no pudiera moverse. Finalmente, Gage lo solt? y Landry respir? profundamente y tembl? un par de veces. “Pens? que deber?a saludar correctamente”. Landry se distrajo cuando cerraba la puerta. El mejor beso que hab?a experimentado lo hab?a dejado tembloroso e inseguro. Una parte de ?l quer?a arrastrar a Gage por las escaleras para que pudieran hacer uso de una superficie plana conveniente; otra parte quer?a correr. “Deber?as saber que no hago nada en una primera cita”. Subi? las escaleras pisoteando. “Bueno, entonces es bueno que esta sea nuestra segunda cita”. “?Como hiciste eso?” Landry se quit? la camiseta sudada tan pronto como entr? a su apartamento y se dirigi? al ba?o. “Te compr? caf? y productos horneados ayer. Eso constituye una cita”. “?D?nde est? escrito eso, en la Gu?a de Gage para tener citas? Um... no necesito tu ayuda para limpiarme, gracias”. Landry trat? de cerrar la puerta, pero Gage interpuso un pie en el camino. “Ya est?s haciendo alarde de tu cuerpecito caliente. Creo que deber?as poder ver el resto”. “Fuera.” Landry frunci? el ce?o. “?O necesito usar mi palabra de seguridad?” “Es bueno saber que tienes una”. Gage sonri? pero retir? el pie. Landry cerr? la puerta de golpe, deseando poder trabarla, pero nunca se hab?a molestado en colocar un cerrojo. Se quit? el resto de su ropa, la tir? en la cesta y luego se zambull? detr?s de la cortina de la ducha, por si acaso. Eso significaba que no pod?a escapar del roc?o fr?o de la ducha. Por lo general, ten?a que esperar unos minutos a que las ca?er?as estrafalarias produjeran agua caliente. Grit?. “?Est?s bien ah??” Gage sonaba engre?do. Landry apret? los dientes e imagin? a Gage apoyado contra la pared justo afuera del ba?o. “Estoy bien. Ve a prepararte una bebida o algo. Est?s alterando mi equilibrio. Estoy seguro de que puedes encontrar la cocina y averiguar qu? vive y d?nde, por tu cuenta”. La risa de Gage se desvaneci? mientras se alejaba. Landry ech? la cabeza hacia atr?s y dej? que el aerosol le golpeara la cara. “?En qu? diablos me estoy metiendo?” Agarr? su r?gido pene. “No est?s ayudando”. Se apoy? contra la baldosa astillada. Unos cuantos tirones r?pidos y Landry hundi? los dientes en el labio inferior para evitar gritar mientras se ven?a en un torrente de alivio y euforia que le temblaba los muslos. Apret? los m?sculos de su trasero, anhelando la presi?n de un pene grueso alojado en su pasaje. Se pregunt? si Gage era grande en todas partes. “Dios, eso espero”. “Landry, eres una puta”. Despu?s de unas cuantas respiraciones profundas y limpias, Landry hizo acopio de la voluntad de aplicar champ? y gel de ducha. Se enjuag?, cerr? el grifo y neg? con la cabeza como un labrador empapado. Buscando a tientas una toalla, se dio cuenta de que no hab?a tra?do ropa limpia, lo que significaba volver a ponerse sus cosas sucias o salir corriendo a su dormitorio. Despu?s de frotar vigorosamente su cabello chorreante, opt? por lo ?ltimo. Agarr? las esquinas de su toalla con fuerza y abri? un poco la puerta. No hab?a ni rastro de Gage, as? que rode? la puerta y camin? de puntillas hacia su dormitorio, a solo unos metros de distancia. “Tienes un buen caf?”. “?Mierda!” Landry se volte? y vi? a Gage descansando en la puerta de la cocina, sonre?a, con una taza humeante en la mano. “Me alegro de que te guste.” Agarr? su toalla con tanta fuerza que le dol?an los nudillos. “?Quieres uno?” “Oh, Dios, S?.” “Entonces suelta la toalla”. “?Qu?? ?No!” “Es un intercambio justo. Caf? por la toalla”. Gage inhal? sobre su taza y luego suspir?. “Muy bueno.” “Eres... eres... exasperante”. “Y eres impresionante”. El calor se apoder? de las mejillas de Landry. Maldiciendo, abri? la puerta de su dormitorio con una cadera, entr? sigilosamente en la habitaci?n y la cerr? de golpe. No estaba acostumbrado a sentirse tan desequilibrado. Hab?a estado a segundos de hacer exactamente lo que orden? Gage y no porque quisiera mucho caf?. Gage era impredecible, emocionante y los instintos de lucha o huida de Landry estaban en guerra entre s?. Gage dej? en claro sus deseos, pero las cosas se estaban moviendo muy r?pido para Landry. Esto era diferente a una relaci?n casual, quer?a que fuera m?s. Gage lo atra?a de una manera que no hab?a experimentado antes y lo asustaba. “Bueno, ?l no har? todo a su manera”. Landry abri? las puertas dobles de su armario art deco. Era una pieza preciosa, pero algunos trozos de barniz se hab?an desprendido, por lo que el Sr. Lao la hab?a enviado al apartamento de Landry en lugar de ponerla a la venta. Movi? las perchas y trat? de decidir qu? ponerse. Aparte de decirle que iban a salir a comer, Gage no le hab?a dado ning?n detalle sobre el restaurante. Por lo que Landry sab?a, pod?an tener una reserva a las nueve en el puesto de perritos calientes cerca del parque. Toc? la tela de su ?nico par de pantalones de cuero, pero decidi? no usarlos a favor de un nuevo par de jeans ajustados negros, esta vez sin l?grimas. Una camisa celeste ajustada, que hab?a sido un regalo de su madre, completaba el conjunto. Conservadoramente sensual, si es que existe tal cosa. Se puso los calcetines y un par de zapatillas Vans negras que hab?a encontrado en una tienda de segunda mano, nuevas, todav?a en la caja. Algo que hab?a atribuido a la influencia de un nuevo gato de la suerte que hab?a adquirido el mismo d?a. Se pas? los dedos por el cabello, que nunca logr? ning?n tipo de estilo, luego a?adi? un poco de kohl alrededor de los ojos y una capa de brillo de labios transparente. Tan listo como siempre lo estar?a, Landry se dirigi? a la cocina donde encontr? a Gage apoyado en las unidades que beb?a lo ?ltimo de su caf? y con aspecto de estar completamente en casa. Landry acept? la taza que Gage le entreg? y luego se tom? su tiempo para examinarlo de pies a cabeza. El hombre se limpi? bien. El su?ter de punto fino que llevaba abraz? cada curva de su cuerpo. Sus jeans, negros como los de Landry, le agarraban los muslos y la curva de su trasero. Ten?a piernas largas, actualmente cruzadas en los tobillos para mostrar botas pesadas que agregaban una pulgada a su altura. Landry capt? el aroma de los limones detr?s del aroma del caf? y respir? profundamente. “?Te gusta lo que ves?” Gage sonre?a. Landry se encogi? de hombros. “Tal vez me guste un hombre por su mente m?s que por su apariencia”. Tom? varios tragos de caf? y escurri? la taza en segundos. “?A d?nde vamos?” “Es una sorpresa. Tendr?s que esperar y ver, pero no por mucho tiempo porque nos iremos para llegar a las nueve. Es un viaje corto”. Gage se acerc? a ?l y Landry retrocedi? involuntariamente, pero era una habitaci?n peque?a y no ten?a a d?nde ir. Gage se api?? contra ?l. Acarici? el costado del cuello de Landry y le dio un suave mordisco al l?bulo de la oreja. “Te ves bien.” Las palabras susurradas y el aliento caliente tan cerca del o?do de Landry lo hicieron temblar y su pene se hundi? en los confines de sus jeans. Gage ahuec? el bulto. “Tengo algo para ti”. Presion? un anillo grueso de caucho negro en la mano de Landry. “Te permitir? ponerte esto esta noche, pero solo por esta vez. En el futuro, ese ser? mi trabajo”. “?Quieres que me ponga un anillo en el pene?” “No, no es una petici?n. Te ordeno que te lo pongas. Voy a mantenerte duro y con ganas toda la noche”. “Yo…” “La respuesta adecuada es S?, se?or“. “No puedes... quiero decir, yo no...” “Landry, ve al ba?o, ponte el anillo”. Landry solt? un gemido ahogado. “Bien... Se?or.” “En cualquier otra noche con ese tono te dar?a una paliza. Ahora haz lo que te digo o llegaremos tarde”. Landry corri? de regreso al ba?o y cerr? la puerta detr?s de ?l en el ?nico gesto de desaf?o que pudo lograr. Las ?rdenes de Gage lo hab?an vuelto dolorosamente duro. Se abri? los jeans y luego coloc? el anillo de caucho apretado alrededor de la base de su pene, que no era f?cil en su estado actual. No hab?a forma de que quisiera eyacular en los pantalones como un adolescente mientras estaba en una cita, as? que se dijo a s? mismo que obedecer era lo pr?ctico. La aceptaci?n no hizo que le dolieran menos las bolas ni hizo que fuera m?s f?cil volver a meter su r?gido pene en sus jeans. Cerr? la cremallera con mucho cuidado, pregunt?ndose si ir al comando hab?a sido tan buena idea. Tir? del dobladillo de su camisa y esper? que fuera lo bastante larga para cubrir su verg?enza. “Carajo y mierda. Deber?a haber usado pantalones m?s holgados”. El contorno de su pene debajo del suave jean estaba claro para verlo. La puerta del ba?o se abri?. “Ya es suficiente, vamos”. Gage agarr? firmemente la mu?eca de Landry y lo hal? hacia la puerta principal. Sin resistirse, Landry le permiti? seguir el camino. “?Actuar?s como un cavern?cola toda la noche?” “?Actuar?” Gage parpade? y luego se encogi? de hombros. “Bastante. ?Alguna objeci?n?” Landry estaba concentrado en no tropezar por las escaleras, pero no pod?a pensar en una sola buena raz?n para que Gage se comportara de manera diferente. Guard? silencio, pregunt?ndose c?mo resultar?a esta cita. Ten?a la idea de que el plan de Gage para una buena noche no se ajustaba a las normas sociales. Landry no era la oveja negra de su familia, era m?s como el cordero arco?ris pervertido que todos quer?an proteger, pero nunca se hab?a considerado normal, fuera lo que fuera. Adelante, detective. La noche promet?a ser el comienzo de una nueva gran aventura. Cap?tulo Cuatro Gage mantuvo su mano en la parte baja de la espalda de Landry todo el tiempo hasta su estacionamiento. Hab?a algo en el hombre que hac?a que Gage quisiera tocar. Se pregunt? cu?nto le habr?a costado a Landry meterse en los pantalones porque podr?an haber sido pintados con aerosol. No es que Gage se opusiera, ni mucho menos, pero podr?a haber sido divertido ver c?mo se retorc?an, especialmente porque estaba seguro de que no pod?a haber espacio para la ropa interior debajo del jean. “?Cu?l es tu veh?culo?”, pregunt? Landry al revisar los veh?culos estacionados. “No, no me digas. Es el Lexus”. “?Cu?nto crees que aportan los detectives?” “?Es el Prius?” “No, tengo que mantener un m?nimo de credibilidad callejera”. Landry se puso de puntillas. “Prueba al otro lado de la calle, sabelotodo”. “Oh, Dios m?o, es el Jeep golpeado, ?no?” Landry cruz? la calle corriendo sin ver el tr?fico. “?Has viajado fuera de la carretera en esto? He visto menos suciedad en la pista despu?s de tres d?as seguidos de lluvia”. “Es camuflaje”. Gage abri? la puerta del pasajero de un tir?n. “Entra, ?nadie te dijo nunca que mires a ambos lados antes de cruzar la calle?” Esper? hasta que Landry estuviera a salvo dentro del Jeep antes de rodear el veh?culo para ponerse al volante. “Da miedo la limpieza aqu?”. Landry se puso el cintur?n de seguridad. “Esperaba ver cajas de Krispy Kreme, vasos para llevar, envoltorios de hamburguesas...” Pas? un dedo por el tablero como si buscara polvo. “?Hiciste todo esto solo por m??” “No, no lo hice. Paso m?s tiempo en este autom?vil que en la estaci?n. No me gusta vivir en una pocilga”. “Huele... a lim?n”. Landry puls? varios botones. “Tal vez alg?n d?a logre que lo laves”. Gage apart? la mano errante de Landry del reproductor de CD antes de encender el motor. “Desnudo”. “Eso no suena divertido… aunque hay ventajas en mojarse y tener espuma. Es c?modo aqu?. Me gusta”. Landry hal? la guantera. “Est? cerrado. Es mi culpa.” “Soy un polic?a. ?Qu? esperas encontrar all??” Gage mantuvo sus ojos en la carretera. “Uh, no s?… ?rosquillas o un botiqu?n de primeros auxilios? ?Ay Dios m?o! ?Est? cerrado porque tienes una maldita pistola all??” “Es un repuesto, ?y por qu? tienes obsesi?n con la polic?a y las rosquillas?” “No me digas que es un mito urbano porque eso me destruir?”. Gage pens? en algunos de sus colegas. “No, es cierto. La mayor?a de los polic?as que conozco funcionan con adrenalina, cafe?na y az?car”. “?Pero t? no?” “Se me conoce que me entrego a las natillas de chocolate, aunque no tengo idea de por qu? lo admito”. “Me das hambre y soy bueno en hacer que la gente hable. Parecen abrirse a m?. No tengo idea de por qu?”. “?Porque quieren decir algo en profundidad? Necesito invertir en una nueva serie de bromas”. Gage suspir?. “Entonces, ?qu? manejas?” “?Cuenta una patineta?” Landry se mordi? una u?a. “Det?n eso o te atar? las manos a la espalda”. Landry puso las manos en los muslos. “No es justo.” “Entonces, ?tienes una licencia o alguien con sentido com?n que decidi? que fueras un pasivo al volante?” “?Oye! Puedo manejar, pero prefiero ser pasajero. El tr?fico en Seattle da mucho miedo y la gente me grita cuando pierdo una luz verde porque hay una buena canci?n en la radio”. Gage trat? de mantenerse al d?a, pero decidi? abandonarlo como una causa perdida. Manej? los siguientes cinco minutos y medio y escuchaba los comentarios continuos de Landry sobre todo lo que pasaban. “Estamos aqu?. Reza que haya un lugar para estacionar”. “?Ah?, junto al basurero!” “Bonito lugar.” Gage dio marcha atr?s para ir un lugar que probablemente se habr?a perdido. Apag? el motor y luego se volte? hacia Landry. “Debo decirte que el restaurante al que vamos es un poco diferente. Se llama The Bowline”. Landry se qued? boquiabierto. “?Me est?s tomando el pelo! En ese lugar es imposible conseguir una mesa. Siempre quise ir all? porque todos en el club hablan de ese lugar”. “?A qu? club vas?”, pregunt? Gage. “Tengo una membres?a en Scorch”. “Buena elecci?n. Es la m?s segura de esta ciudad”. “Lo s?. He estado en otros en noches a puertas abiertas, pero los propietarios de Scorch son buenos: examinan a todo el mundo y los suscriptores obtienen costos de membres?as realmente bajos. ?Realmente iremos a The Bowline?, porque si iremos, podr?a dejarte llegar a segunda base esta noche”. “S?, iremos y quiero que te comportes lo mejor posible. Los due?os son amigos m?os”. “S?, se?or”. Por una vez, no hubo rastro de sarcasmo en el tono de Landry. Hubo un retoque de asombro. Mitch abri? la puerta del restaurante antes de que Gage alcanzara el timbre. “?Bienvenido a The Bowline!” Los hizo pasar adentro. “?Qu? bueno verte, Gage, y ?l es...?” “Landry, conoce a Mitchell Alvarez-Cross, conocedor de vinos y gofer general en este lugar mientras su esposo, Diego, hace su magia en la cocina”. “Es un placer conocerte. No puedo creer que est?s aqu?”. Landry lo mir? todo con los ojos muy abiertos. “Parece que tu reputaci?n te precede”, dijo Gage, divertido. “As? deber?a ser”. Mitch sonri?. “D?jame mostrarte tu mesa”. Gage sigui? a Mitch en el restaurante y pas? entre mesas ocupadas por una mezcla de parejas y grupos peque?os. Un sumiso desnudo fue colocado en una mesa, su Dominante se deleit? con una variedad de frutas picadas esparcidas por su cuerpo. En otra, un Dominante se sent? solo, pero por la expresi?n de felicidad en su rostro, Gage supuso que la tela que llegaba hasta el suelo ocultaba m?s que las patas de la mesa. Dos parejas ocuparon una mesa dentro de una jaula; ambos sumisos ten?an collares sujetos a las barras por largas cadenas. “Guau. Oh, vaya”. Landry tropez?, pero Gage lo atrap? antes de que cayera. “Tienes que ver por d?nde vas”, lo rega?? Gage, que disfrutaba del calor del cuerpo de Landry en sus brazos. “?Pero, hay mucho que ver!” Landry hizo un puchero. “Eres bienvenido a mirar, joven”, dijo Mitch. “Los hu?spedes que desean privacidad eligen las cabinas o las mesas ocultas. Todos los dem?s esperan ser vistos, es parte de su diversi?n. Hay de todo tipo”. “Mis amigos en Scorch se volver?n del mismo color que Shrek cuando les diga que he estado aqu?”. Gage neg? con la cabeza. “No se trata de poner celosos a tus amigos. Se trata de pasar una noche agradable en un entorno en el que podamos ser nosotros mismos y donde la comida supere a cualquier restaurante exclusivo de la ciudad”. “Aj?. Eso tambi?n. Seguir?n siendo verdes como Kermit”. Mitch se?al? una escalera que conduc?a a una plataforma elevada. Tu mesa est? all? arriba. Vayan a instalarse. Los men?s est?n sobre la mesa. Traer? un poco de agua helada en unos minutos”. Gracias, Mitch. Tendr? que enviar una cesta de frutas a Ben y Carl”. “Les reserv? la misma mesa durante cuatro semanas. Carl deber?a tener todo arreglado para entonces”. “Entonces no me siento tan mal”. Gage subi? las escaleras y sigui? a Landry, que ya hab?a desaparecido detr?s de las gruesas cortinas de terciopelo. La mesa oculta estaba iluminada por una serie de linternas colgadas alrededor del riel de la cortina, lo que hac?a que el ambiente fuera rom?ntico y acogedor. No estaba tan oscuro como para que tuvieran que entrecerrar los ojos para ver su comida. “?Esto es incre?ble!” Landry se sent? en una de las lujosas sillas y brinc? para probar su comodidad. “Hasta ahora, has anotado puntos importantes en las citas y tengo est?ndares exigentes”. “Oh, es as?, ?verdad?” Gage tom? la silla junto a ?l, en lugar de sentarse enfrente. “Por supuesto. Puede decir mucho sobre un futuro novio por su acercamiento a una cita. Un perro caliente despu?s de una mala pel?cula indica una clara falta de compromiso. Gastar dinero se trata de meterme en los pantalones, pero me marca como superficial y me impresiona f?cilmente, lo cual no es as?”. “Me alegro de conocer el bar”, dijo Gage y trat? de no re?rse. “Hasta ahora... No es seguro hasta el final de la noche”. Landry tom? el men?. “?C?mo se espera que elija? Todo esto suena tan bien”. Arrug? la nariz en aparente concentraci?n, la punta de su lengua se asom? entre sus labios. “?Hay algo que te guste o no te guste?”, pregunt? Gage. “Comer? cualquier cosa”, dijo Landry. “Excepto los caracoles porque ni siquiera la mantequilla de ajo puede canjearlos. Puede ser un pulpo beb? porque es muy lindo para comerlo”. “Anotado. Puedo pedirlo para los dos”. “Est? bien.” “?Sin argumentos? Esperaba m?s resistencia”. “Si queremos comer esta noche, es mejor que elijas. Dudar? sobre mis opciones durante horas”. “Indeciso, ?eh?” “Como si no lo creyeras. La ?nica raz?n por la que puedo decidir qu? desayunar es porque solo tengo una caja de cereal en la cocina”. “D?jame adivinar, ?Lucky Charms?” “?Como supiste?” “Soy detective, ?recuerdas?” “?Hurgaste antes en los armarios de mi cocina?” “Sin comentarios”. Cuando Mitch reapareci? para tomar su pedido, Gage eligi? una entrada f?cil para compartir y evitar el ajo. Para el plato principal se decant? por la especialidad de Diego, que fue una muestra de platos. “La comida estar? lista en unos quince minutos, as? que ?qu? tragos desean?” “S?lo agua helada para m?”, dijo Gage. “Estoy manejando”. “Lo mismo”, dijo Landry. “Me emborracho con solo inhalar alcohol. Con un trago mis inhibiciones me llevar?n de vacaciones a Honolulu, con una camisa hawaiana”. Mitch sonri?. “As? que agua”. Se fue y regres? unos minutos despu?s con una jarra grande y dos vasos. “Buen provecho. Diego les mand? saludos, pero est? hasta las orejas con la cocina”. “Sal?dalo de vuelta”, dijo Gage. “Ustedes tendr?n que venir a cenar a mi casa pronto”. “Solo si Diego trae los ingredientes y cocina en tu cocina”, dijo Mitch. “Tu ?ltimo intento fue desastroso”. Gage se encogi? de hombros. “?Por qu? crees que te invito? Eso fue algo ?nico. Necesito redimirme y demostrar mis habilidades”. Landry se ri? y comparti? una sonrisa con Mitch. “No se pongan de acuerdo conmigo, ustedes dos. Esa vez fui algo ambicioso, pero me encanta experimentar. No tengo tiempo para practicar mucho, eso es todo. Mi macarrones con queso son sublimes y los comensales dejar?an de existir si no fuera por personas como yo”. “?Entonces es un servicio p?blico que est?s brindando?” Mitch baj? los escalones antes de que Gage pudiera responder. “Y t?, chico risue?o, te est?s cavando en un agujero del que necesitar?s una escalera para salir”. Landry juguete? con una servilleta. “?Estoy en problemas?” “Tengo la sensaci?n de que est?s en problemas la mayor parte del tiempo”, dijo Gage. “Creo que deber?as ofenderme, pero el Sr. Lao me llama un im?n de problemas, as? que no puedo negarlo. Parece que caigo en situaciones... Nunca son culpa m?a”. “Claro. Por supuesto que no lo son”. Antes de que Gage pudiera decir algo m?s, Mitch regres? con una canasta de pan sin levadura y un plato de aceite antes de salir corriendo de nuevo. “Har? mucho ejercicio al subir y bajar esos escalones esta noche”, dijo Landry. “Corre maratones por diversi?n. No creo que unos pocos pasos le molesten mucho”. Gage se reclin? en su asiento. “Entonces, adem?s de ir a Scorch, ?qu? haces para divertirte?” “Entre Treasure Trove y el club, no tengo mucho tiempo libre”, dijo Landry. “Me gusta recorrer los mercados callejeros y mirar escaparates. No voy a un gimnasio porque hago suficiente ejercicio cuando camino a todas partes y cargo cosas en la tienda”. Se palme? el vientre plano. “Tengo suerte de poder comer lo que quiero y nunca ganar un kilo. ?Y t?, qu? haces adem?s de resolver cr?menes y comer rosquillas?” “Bueno, admito que voy al gimnasio en la estaci?n de vez en cuando, pero me gusta ir a los parques nacionales o a las monta?as. Mi hermana tiene una casa rodante que me deja usarla cuando no la usa. Me gusta estacionarme en alg?n lugar salvaje, caminar un poco, tomar fotograf?as, simplemente sentarme y leer”. “Suena bien. Aparte del campamento de verano cuando era ni?o, no he viajado mucho. ?Alguna vez has visto un oso o un alce, oh, o un lobo? “Los tres a lo largo de los a?os, muchas otras criaturas tambi?n. Me gusta la paz de estar solo”. Landry bebi? un sorbo de agua y se humedeci? los labios con un tono rojo oscuro. Una gota se le escap? y le resbal? por la barbilla. “?No te sientes solo?” “Me gusta mi propia compa??a”, admiti? Gage. “Aunque a veces pienso que ser?a bueno tener a alguien con quien compartir la privacidad”. Algo en su expresi?n debi? haber provocado una respuesta en Landry porque se sonroj?, el color rosa en sus mejillas fue visible incluso en la penumbra. “?En qu? estabas pensando?”, pregunt? Gage. “Um... creo que es un poco temprano en la noche para hablar de mis fantas?as, ?no crees?” Gage se encogi? de hombros. “Puedo torturarte m?s tarde”. Observ? c?mo los bonitos labios de Landry formaban una “O”. Me cost? mucho mantener la cara seria. “?Ves la silla a tu lado? Echa un vistazo m?s de cerca al asiento”. Landry toc? el coj?n hasta que descubri? el mecanismo giratorio. Todo el asiento se volte? para revelar un consolador de caucho fijado a la superficie de madera. “Oh mi…” “Un buen acompa?amiento para el plato de postres”. Landry trag? saliva. “No creo que pueda...” “Pero no ser? tu elecci?n, ?verdad?” “No se?or.” La mirada de Landry estaba firmemente fija en el consolador. M?rame, Landry. Gage le dio unos segundos y luego levant? la barbilla. “Nunca te pedir? que hagas algo que no quieras. S? que tienes una palabra de seguridad y espero que la uses si es necesario, especialmente mientras nos conocemos. Todav?a no tengo idea de tus l?mites, y aunque no soy reacio a empujarte por encima de ellos, no me gusta asustar a la gente”. La tensi?n desapareci? de los hombros de Landry. “Me alegro. Pero no estabas asustado”. “?No?” “No. Estaba muy encendido”. Landry desliz? una mano debajo de la mesa. “?Est?s tocando algo que no deber?as?” “No se?or. Quiero decir, estoy tocando algo y se siente muy bien de manera frustrante, este anillo en mi pene est? muy apretado, pero no dijiste que no pod?a, as? que... “ Deja de tocarte, Landry. Ese puchero no te llevar? a ning?n lado conmigo”. El labio de Landry sobresali? a?n m?s, pero puso las manos sobre la mesa. “As? que estamos claros, ?cu?l es tu palabra de seguridad?” “Palabras. Dinastia Ming”. Gage lo mir? fijamente. “No recib? nada. Tengo miedo de preguntar...” “Porque la porcelana antigua es fr?gil y sensible a las condiciones extremas como yo”. “T?. ?Fr?gil? No es mi primera impresi?n”. “Soy fr?gil cuando me azotan el trasero. No me gusta el dolor extremo”. “Yo tampoco. Aunque un buen remo o nalgadas puede ser satisfactorio para todos los involucrados”. Los ojos de Landry se pusieron un poco vidriosos y se lami? los labios. “Conc?ntrate, Landry”. “?Qu?? Oh, lo siento... Me separ? un poco, ?no? Cuando dices cosas as?, mis ojos se vuelven m?s azules. Supongo que azul p?lido en este momento”. “Entonces hay un mont?n de sombras por atravesar. Oh, genial, aqu? lleg? nuestro primer plato”. La inquietud de Landry hizo sonre?r a Gage. Dir?a tranquilo unas palabras a Mitch y pedir?a algunas restricciones para m?s tarde. Los de cuero r?gido. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=65164776&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.