Мой город - старые часы. Когда в большом небесном чане созреет полулунный сыр, от сквозняка твоих молчаний качнется сумрак - я иду по золотому циферблату, чеканя шаг - тик-так, в ладу сама с собой. Ума палата - кукушка: тающее «ку…» тревожит. Что-нибудь случится: квадрат забот, сомнений куб. Глаза в эмалевых ресницах следят насме

La Consagraci?n Del ?xito

La Consagraci?n Del ?xito Manuele Migoni En lo caracter?stico de la obra, su t?tulo La consagraci?n del ?xito, incide sobre todo en la protecci?n de un secreto, cuando su v?nculo con algunos casos casi deviene fundamental para que no se llegue al chantaje, a perder, a morir. Todo gira en torno a estos elementos, una historia de esp?as, un thriller de acci?n que se inspira en la actualidad m?s reciente con respecto a lo oculto, el delito, la gesti?n del poder, un hilo conductor continuo que sobre esta realidad llevar? inevitablemente a analizar sus mecanismos. Excepci?n hecha de ciudades como Roma, una aparente paradoja con respecto a los lugares en que est? ambientada, en LA CONSAGRACI?N DEL ?XITO, aquel a quien puede considerarse como el personaje principal, el agente brit?nico de origen italiano Larry Belfiori, mostrar? ser el prototipo del anti-007 y aun as? jugar? un papel a favor de la defensa de Italia contra un insospechado c?rculo de camarillas ocultas que desde el Reino Unido pretenden desestabilizar el tejido econ?mico y social europeo al tratar de controlar, limitar y suprimir sus potencialidades y, aunque se haya evitado todo esto, en un escenario casi de a?os de plomo, entre servicios secretos y utilizaci?n de criminalidad com?n o terrorista, ulteriores estratagemas de tr?fico de drogas y de personas, en aparente contraposici?n con Italia y la propia Europa. Manuele Migoni Descripci?n: en lo caracter?stico dela obra, su t?tulo La consagraci?n del ?xito, incide sobre todo en la protecci?n de un secreto, cuando su v?nculo con algunos casos casi deviene fundamental para que no se llegue al chantaje, a perder, a morir. Todo gira en torno a estos elementos, una historia de esp?as, un thriller de acci?n que se inspira en la actualidad m?s reciente con respecto a lo oculto, el delito, la gesti?n del poder, un hilo conductor continuo que sobre esta realidad llevar? inevitablemente a analizar sus mecanismos. Excepci?n hecha de ciudades como Roma, una aparente paradoja con respecto a los lugares en que est? ambientada, en LA CONSAGRACI?N DEL ?XITO , aquel a quien puede considerarse como el personaje principal, el agente brit?nico de origen italiano Larry Belfiori, mostrar? ser el prototipo del anti-007 y aun as? jugar? un papel a favor de la defensa de Italia contra un insospechado c?rculo de camarillas ocultas que desde el Reino Unido pretenden desestabilizar el tejido econ?mico y social europeo al tratar de controlar, limitar y suprimir sus potencialidades y, aunque se haya evitado todo esto, en un escenario casi de a?os de plomo, entre servicios secretos y utilizaci?n de criminalidad com?n o terrorista, ulteriores estratagemas de tr?fico de drogas y de personas, en aparente contraposici?n con Italia y la propia Europa. Sobre el autor: nacido en 1976, publica desde 2006, en la red desde 2012. Sus relatos, colecciones, versos y aforismos pretenden representar la naturaleza humana en sus innumerables facetas. Considera su libro Il lato oscuro del potere casi como un testamento: su concepci?n del mundo. Tradicionalista con T may?scula, cr?tico imparcial de Gu?non, le gustan novelistas como Delizzos. A pesar de haber vivido a menudo en otros lugares, ama especialmente su ciudad, Cagliari, y su ESTO ES ITALIA , aunque ambientado en Roma, sin duda se refiere al lugar del que procede. Todos los derechos reservados. ©2019. Cualquier referencia a hechos realmente acaecidos es pura coincidencia. ESTO ES ITALIA ,obra que trata deliberadamente hechos reales, es una obra completamente de ficci?n. Edici?n y creaci?n de la cubierta obra de Manuele Migoni. Traducci?n del libro LA CONSACRAZIONE DEL SUCCESSO (La consagraci?n del ?xito) de Mariano Bas. Gracias a Tektime Traducciones: https://www.traduzionelibri.it (https://www.traduzionelibri.it/default.asp) Manuele Migoni p?gina web: https://www.manuelemigoni.com (https://www.manuelemigoni.com/) Manuele Migoni blog: https://blog.manuelemigoni.com (https://blog.manuelemigoni.com/) LA ZONA GRIS El caso Virginia Blade Larry Belfiori, exoficial de la Infanter?a Real de Marina y ahora a sueldo de los servicios secretos, est? en tratos con Riley Webb, un individuo proveniente de los m?s bajos fondos criminales de Londres. Trampas, enga?os, complicidad est?n a la orden del d?a. Aparentemente, la finalidad de todo esto ser?a la de reforzar y aunar poderes, responder a solicitudes y exigencias, obtener ventajas… 1. Declaraci?n ante el FBI de Jeff Terry, propietario del Bristol, sobre el asesinato del traficante Nat Calai? - Nueva York, diciembre de 2016 — Nat Calai? conoc?a muchos secretos con respecto a algunos miembros del Departamento de Estado y por esa raz?n algunos de ellos acabaron desapareciendo. —?Entonces hablamos de asesinatos rituales? —No creo: Nat Calai? no era exactamente un mafioso, sino una de esas personas a las que se habr?a podido definir como «traficante», se ocupaba sobre todo de la intermediaci?n entre los c?rteles del narcotr?fico, sobre todo de aqu?, de Nueva York. Pete Norton cometi? el error de dificultar algunas entregas de droga y armas que deb?an llegar a esta ciudad, obstaculizando incluso las investigaciones de la DEA, as? que su muerte habr?a sido para todos continuidad y garant?a de negocios y Nat se apresur? a matarlo. Lo que todav?a no entiendo es por qu? asesinaron tambi?n a Nat. Una vez me habl? de una c?rcel mexicana, me habl? por si acaso alguna vez lo dejaba de ver… 2. Conversaci?n entre los dos agentes del FBI, Paul Mary y Joseph Nicosia – Nueva York, enero de 2017 —Para recuperar el dinero de Virginia Blade el problema est? resuelto, la cuenta en Panam? la abri? Pete Norton y, por petici?n expresa de la comisi?n, hemos procedido a requerir el procedimiento de desbloqueo; en todo caso, Pete Norton y sus socios le hab?an proporcionado otra identidad, mediante la cual Virginia Blade en su nueva vida resultaba ser nada menos que Eleanor de Bethencourt, como se indica en su cuenta; hemos verificado si por casualidad Eleanor de Bethencourt se corresponder?a con otra persona que no fuera Virginia Blade, pero en nuestras investigaciones no aparece ninguna Eleanor de Bethencourt desaparecida y de hecho las que viv?an hasta poco antes de su muerte resultan haber nacido en d?as, meses y a?os distintos de los indicados en la informaci?n dada por Pete Norton sobre Virginia Blade, por lo que el m?vil de Larry Belfiori tiene sentido; acaso habr?a que entender el porqu?, es decir, el motivo por el que se ha querido exponer de esta manera, sabiendo muy bien que, a pesar de la devoluci?n del dinero, lo habr?amos podido acusar. —?Se refiere por casualidad a Larry Belfiori, el agente brit?nico? —As? es, tenemos una grabaci?n telef?nica de ?l, escuche un poco: —No ten?is motivos para sospechar de ninguno de los nombres que hab?is implicado en esta historia; sobre Virginia Blade, deber?ais haberlo imaginado, era toxic?mana, algo no funcion? como deber?a y casc? y nuestros Merries y Webb, que cada vez que ven?an a vernos estaban siempre controlados, tal vez asustados, salieron por piernas y no es seguro que con las manos vac?as; pero, tambi?n entre ellos algo sali? mal y en este momento ser? mejor devolveros la cifra sustra?da a Virginia Blade despu?s de su sobredosis para que Webb y Merries queden en libertad; dicho esto sobre la muerte de Virginia Blade, para garantizar que el caso se archivara, acudimos al lugar del delito para infligir 13 pu?aladas sobre un cuerpo ya cad?ver hasta que las cosas no se arreglaran; ahora ha llegado el momento de aclarar las cosas y establecer las causas reales que llevaron a su muerte; sin duda no ser? f?cil explicar el porqu? de las pu?aladas, pero estamos seguros de la sobredosis, as? que encontrad un m?dico aut?ntico que est? dispuesto a hacer la autopsia; ahora debo dejaros, recuperar?is cuanto antes el dinero que perteneci? a Virginia Blade. 3. —En confianza, ser? un agente de primer?sima importancia, ahora no lo s?, pero personalmente nunca he o?do hablar de ?l —concluy?. No sin dificultades, el fiscal de distrito Brian Richardson se encarg? de recabar la m?xima informaci?n de miembros y delegados de la CIA. Pero, como se pod?a prever f?cilmente, en torno a la figura de Larry Belfiori solo hab?a un muro de silencio. Sobre el caso relacionado con la muerte de Virginia Blade, por parte de los agentes Mary e Nicosia, poco a poco empezaron a ver c?mo el secretismo, el misterio que rodeaba la figura del exoficial de la Infanter?a Real de Marina, justificaba el hecho de haber podido actuar sin ser molestado en sus actividades, casi de forma atrevida. Sab?a lo que hac?a y con qui?n pod?a contar. Lo sospechoso era la desaparici?n de una ingente cantidad de dinero, ?era un homicidio? Y que ?l encontrara el modo, ya fuera real o presunto, de dar a entender que no se hab?a tratado de un hurto ni tampoco de un homicidio. ?De qu? se le pod?a acusar en realidad a Larry Belfiori en sus actividades? Hab?a actuado totalmente como un agente secreto y sobre el cuerpo muerto de Virginia Blade no hab?a ning?n rastro de ?l. M?s all? de las declaraciones de Jeff Terry, Mary y Nicosia habr?an podido si acaso investigar la probabilidad de que la muerte del agente de la CIA, Pete Norton, estuviera muy relacionada con la figura de Larry Belfiori. 4. Agentes del FBI conversan con el juez londinense Neil Price - Londres, febrero de 2017 —Ver?n, es posible que conociera a su hombre en circunstancias totalmente ins?litas, aunque solo fuera porque entonces no supe decir con certeza si fue ?l o alg?n otro el que me chantaje?, pero el hecho de que mi elecci?n como alcalde fue literalmente comprometida por ese individuo, o por quien actuara para ?l, y por tanto seguramente por indicaci?n de alguna eminencia pol?tica relevante, me ha dado mucho en qu? pensar, sobre todo porque, antes de las elecciones, una prioridad que me hab?a impuesto era la de hacer limpieza en algunos barrios de Londres, es decir, detener a personajes como Riley Webb y el hecho es que en la llamada chantajista que posteriormente recib? de Larry Belfiori o en su nombre, me indicaron precisamente al grupo de Riley Webb como un grupo al que no hab?a que molestar, sino dejarlo hacer. Pero no s? si son conscientes de c?mo fue exactamente el asunto. —Se rumore? que se produjo un chantaje por unas fotos bastante subidas de tono con una cierta Elene y que se vio casi obligado a perder. —Veo que estoy en buenas manos, pero creo que solo lo supieron en c?rculos muy restringidos, por lo que no tengo nada que temer, ni por mi integridad como marido, ni por mi reputaci?n en general. —Ha llevado un tiempo, Dr. Price, pero puede estar tranquilo. Por otro lado, puede depender sobre todo de su implicaci?n con el «clan» Belfiori, precisamente por haber cedido al chantaje. —Hasta el final continu? recibiendo testimonios de consenso, de estima, a pesar de haber pensado ya en la derrota. Pero este hecho no pod?a sino hacerme pensar a fondo sobre qui?n hab?a querido en realidad apartarme y por qu?. El porqu? era el odio, me ha parecido claro desde el principio, pero sobre el qui?n me he devanado los sesos, he investigado sin llegar a una conclusi?n. —Pensamos que Belfiori, con el resto de sus hombres, entre ellos por tanto Riley Webb, est?n detr?s de la muerte de una cantante, Virginia Blade, de la que derivaron otras muertes, todas envueltas en el misterio m?s total. Riley Webb estuvo implicado directamente, aunque, seg?n dijo el mismo Belfiori, no fue ?l quien la mat?, sino que muri? simplemente de una sobredosis, solo que, evidentemente, tras la desaparici?n de una gran suma de dinero, el mismo Belfiori quiso verlo claro y mutil? el cad?ver de Blade como si fuera un homicidio; ahora es para nosotros de vital importancia saber con exactitud c?mo y por qu? el mismo Belfiori se encontraba all?, a esa hora, junto al lugar de delito y c?mo y por qu? pudo actuar sin molestias en su alteraci?n de pruebas y tambi?n por qu? Riley Webb, como ?l mismo nos ha confirmado, hab?a pasado de ser un simple delincuente de los bajos fondos londinenses a encontrarse en Estados Unidos colaborando con Pete Norton, agente de la CIA, para investigar la desaparici?n de una cantante; investigaci?n que dur? hasta la muerte de dicha cantante, por cierto con un completo ?xito. —Preguntas m?s que l?gicas a las que est? claro que no puedo darles respuesta, pero hace un poco que sigo a Larry Belfiori, por el hecho de que ?l posee ahora esas fotos que, hasta que no consiga recuperar, hacen que mi posici?n como juez, adem?s de como pol?tico, se vea muy comprometida. —Bueno, a nosotros nos resultar?a ?til, juez, saber sencillamente d?nde est?. —Si les contara qu? es lo que hace en realidad Larry Belfiori durante, dig?moslo as?, su «servicio», no me creer?an, pero en el fondo no hay de qu? sorprenderse. —?Qu?? Expl?quese. —En este momento, por encargo de algunas multinacionales, est? trabajando para traer inmigrantes clandestinos directamente de sus lugares de origen o al menos de Libia y Egipto, haci?ndolo de una manera que no entren en Reino Unido. Sigue completamente la log?stica de esos lugares, mediante la colaboraci?n con diversos traficantes y reparte a los clandestinos sobre todo en otras naciones europeas. —Pero tendr? una sede desde la que dirigir todo eso. —S?, tiene su base en Bruselas, precisamente a un par de pasos del Parlamento Europeo, pero, que quede claro, se?ores, ?puedo confiar en ustedes en lo que respecta a la recuperaci?n de esas fotos? —Est? tranquilo, juez, es uno de los motivos por los que se hace necesario encontrar cuanto antes a Larry Belfiori —Mi secretaria les dar? luego las direcciones exactas donde reside Larry Belfiori, ser?n m?s de una pues normalmente suele cambiar de lugar y domicilio y siempre est? controlado por nosotros. 5. Bruselas, marzo de 2017 Desde el primer momento, para descubrir realmente de qu? naturaleza eran las acciones de Larry Belfiori, se pens? en una trampa, pero, a pesar de micr?fonos y c?maras escondidos, no se descubri? ning?n contacto con contrabandistas o criminales de otro tipo. Hasta que un d?a, que para los agentes se presentaba como el en?simo que iba a transcurrir entres caf?s, cigarrillos y un continuo sorber de bebidas, una explosi?n en el interior de uno de sus muchos pisos facilit? lo que luego resultar?a ser su fuga. Como si de repente el espiado no hubiera sido Larry Belfiori y cualquiera que hubiera estado a su lado, sino los propios agentes que lo vigilaban. Se hilvana as? una investigaci?n improductiva para recabar informaci?n de la frontera belga, de Francia y otros pa?ses lim?trofes, pero ninguno parec?a saber d?nde se encontraba Larry Belfiori. Lo habitual era pasar horas en lo que los agentes del FBI hab?an identificado como su oficina. Que se encontraba dentro de una de sus viviendas. En estas casas, aparte de ?l, la ?nica persona que ten?a siempre acceso libre era la que se supon?a que era su mujer. Que tras investigaciones m?s profundas se descubrir? que era Danielle Hudson, ciudadana belga y estadounidense. Pero tambi?n podr?a haber sido un nombre falso, una tapadera. Los agentes sab?an d?nde se alojaba y extra?amente tampoco ella ten?a contactos con otras personas distintas de Larry Belfiori. Salvo pasar con ?l alguna noche, no sol?an convivir; ella ten?a su casa, de la cual pagaba el alquiler. Aparte de alg?n beso excepcional (que los agentes luego relacionaron sobre todo con el hecho de que los dos sab?an que estaban siendo espiados) en el interior de las paredes dom?sticas, no hab?a nada que hiciera pensar que fueran pareja, ni un contacto, ni una discusi?n concreta. Y los agentes quer?an ver hasta qu? punto Danielle Hudson era una c?mplice. Se apostaron durante d?as delante de la que entonces deber?a haber sido su casa. Finalmente notaron algo: un hombre, no muy joven, que entraba en el piso, forzando r?pidamente la cerradura de la entrada. De inmediato, Joseph Nicosia, de acuerdo con Paul Mary, se puso la ropa de agente de polic?a y, haciendo uso de su franc?s casi perfecto, se prepar? para detener, arrestar y eventualmente interrogar a quien en condiciones normales se habr?a podido considerar como un ladr?n a todos los efectos. Convencidos los agentes de que en un piso como ese no se pod?a tratar de un ladr?n, decidieron actuar de inmediato. Por el contrario, incre?blemente, se producir? un breve tiroteo del que ambos salieron ilesos y luego los agentes buscaron encontrar alguna pista adicional despu?s de que su objetivo tuviera tiempo de huir por piernas. Pero no hubo ning?n ?xito, ni en la b?squeda del fugitivo, ni en las pistas, imposibles de encontrar en los muebles y puertas del piso. Un detalle que se les hab?a pasado por alto era que el hombre llevaba gruesos guantes de piel. Un detalle en todo caso de poca importancia, porque lo importante habr?a sido detenerlo. Pod?a ser un hombre de Larry Belfiori y por los indicios no se averigu? gran cosa. Pero al FBI lleg? una comunicaci?n a trav?s de Internet donde se especificaba que el hombre en cuesti?n se encontraba en ese piso para una operaci?n encubierta en relaci?n con la investigaci?n secreta promovida por el juez Price en sus enfrentamientos con Larry Belfiori. Adem?s, result? que alguien hab?a contactado con la polic?a de Bruselas para saber si alg?n agente de polic?a se encontraba en ese piso para impedir un robo, y se le dijo que no hab?a ning?n agente en una operaci?n similar. Eso explicaba el enfrentamiento con los hombres de Paul Mary. Se hizo el retrato robot del hombre con el que se hab?a topado Joseph Nicosia, un hombre aparentemente de los servicios secretos brit?nicos, contra quien se formularon las acusaciones con no pocas dudas. 6. Londres, abril de 2017 —Se trata de las fotos, agente Mary. —?Las fotos de su chantaje? —S?, eso. Lo que m?s me ha sorprendido es el hecho de que a las fotos le han a?adido un mensaje: parece que han considerado necesario hacerme saber que la devoluci?n de estas fotos es una mera y simple formalidad, casi una tonter?a, porque de todos modos podr?an haber tenido m?s copias; ?usted c?mo entender?a esto, como una tentativa, una solicitud de poner fin a este asunto?; mi impresi?n es esa. —Es probable, Dr. Price, que nuestros sospechosos sepan qui?nes somos y que de igual manera sepan o incluso vean que los estamos vigilando y esta carta, ya le digo, llega precisamente en el d?a en el que hemos conseguido del fiscal Richardson la autorizaci?n para proceder con respecto a estos individuos; no solo Larry Belfiori, sino tambi?n sus posibles secuaces Webb y Merries, de quienes todav?a sabemos poco o nada; ?supongo en este momento que las informaciones, el correo electr?nico que ha llegado con respecto a un agente brit?nico que actuaba de inc?gnito a su solicitud, no ven?an de usted? —En realidad, no; ?de qu? estamos hablando? —Era lo que yo pensaba, ahora tengo la certeza de que Larry Belfiori sabe todo de nosotros, de nosotros y tambi?n de usted, Dr. Price; debe saber que el motivo principal por el que hoy he venido aqu?, adem?s de la carta, de la que supe a trav?s de un SMS, es sobre todo por el correo electr?nico sospechoso que le dec?a, que parece llegar por su cuenta directamente a nuestra sede de Nueva York; ?usted, adem?s de no haber enviado este correo, ha hablado a alguien de esta carta o pedido a alguno de sus hombres que advirtieran a aquel de la existencia y la llegada de esta carta sospechosa? —Agente Mary, yo no esperaba ni su presencia aqu? hoy, sobre todo en relaci?n con la carta, ni mucho menos (ni siquiera mi secretaria, que ha recibido el encargo de entreg?rmela «cerrada», repito, «cerrada») he mencionado nunca esta carta a nadie, solo a usted despu?s de que usted mismo la mencionara. —?Entonces todo est? claro para usted? —Yo dir?a que s?. 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