Мой город - старые часы. Когда в большом небесном чане созреет полулунный сыр, от сквозняка твоих молчаний качнется сумрак - я иду по золотому циферблату, чеканя шаг - тик-так, в ладу сама с собой. Ума палата - кукушка: тающее «ку…» тревожит. Что-нибудь случится: квадрат забот, сомнений куб. Глаза в эмалевых ресницах следят насме

Suicidio Policial: Gu?a Para Una Prevenci?n Eficaz

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Suicidio Policial: Gu?a Para Una Prevenci?n Eficaz Juan Mois?s De La Serna En este libro se aborda una de las problem?ticas menos tratadas en la actualidad que no por ello deja de ser un tema preocupante en cuanto que afecta al personal encargado de velar por la protecci?n y seguridad de la ciudadan?a. Una profesi?n, la de polic?a, que en ocasiones no est? valorada socialmente de forma adecuada, a pesar del importante papel que juega en el mantenimiento del orden y la convivencia social. Un cuerpo que se enfrenta a una realidad cada vez m?s habitual con la p?rdida de sus agentes por la acci?n suicida. Tal es la preocupaci?n que distintos gobiernos ya han adoptado medidas de prevenci?n y otros est?n a?n en v?as de su concreci?n. Estas medidas suelen establecerse dentro de un Plan de Prevenci?n de la Polic?a, aunque existe disparidad en cuanto a los objetivos y m?todos para llevarlo a cabo. En este texto se analizan los planes para su implantaci?n. Suicidio Policial: Gu?a para una Prevenci?n Eficaz Juan Mois?s de la Serna Editorial Tektime 2021 “Suicidio Policial: Gu?a para una Prevenci?n Eficaz” Escrito por Juan Mois?s de la Serna 1? edici?n: enero 2021 © Juan Mois?s de la Serna, 2021 © Ediciones Tektime, 2021 Todos los derechos reservados Distribuido por Tektime https://www.traduzionelibri.it No se permite la reproducci?n total o parcial de este libro, ni su incorporaci?n a un sistema inform?tico, ni su transmisi?n en cualquier forma o por cualquier medio, sea ?ste electr?nico, mec?nico, por fotocopia, por grabaci?n u otros medios, sin el permiso previo y por escrito del editor. La infracci?n de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del C?digo Penal). Dir?jase a CEDRO (Centro Espa?ol de Derechos Reprogr?ficos) si necesita fotocopiar o escanear alg?n fragmento de esta obra. Puede contactar con CEDRO a trav?s de la web www.conlicencia.com o por el tel?fono en el 91 702 19 70 / 93 272 04 47. Pr?logo En este libro se aborda una de las problem?ticas menos tratadas en la actualidad que no por ello deja de ser un tema preocupante en cuanto que afecta al personal encargado de velar por la protecci?n y seguridad de la ciudadan?a. Una profesi?n, la de polic?a, que en ocasiones no est? valorada socialmente de forma adecuada, a pesar del importante papel que juega en el mantenimiento del orden y la convivencia social. Un cuerpo que se enfrenta a una realidad cada vez m?s habitual con la p?rdida de sus agentes por la acci?n suicida. Tal es la preocupaci?n que distintos gobiernos ya han adoptado medidas de prevenci?n y otros est?n a?n en v?as de su concreci?n. Estas medidas suelen establecerse dentro de un Plan de Prevenci?n de la Polic?a, aunque existe disparidad en cuanto a los objetivos y m?todos para llevarlo a cabo. En este texto se analizan los planes para su implantaci?n. Agradecimientos Aprovechar desde aqu? para agradecer a todas las personas que han colaborado con sus aportaciones en la realizaci?n de este texto especialmente al Coronel D. Luis Humberto Barrera, Jefe del ?rea de Gesti?n de Servicios en Salud del Ministerio de Defensa Nacional del Gobierno (Colombia); al Dr. Quazi Imam quien es Director M?dico del Hospital Memorial de Arlington y a la Dra. Megan Thoen, profesora del departamento de Toxicolog?a Ambiental del Instituto de Ciencias Forenses, de la Universidad Tecnol?gica de Texas (EEUU); a D? Nathalie L?pez quien es Oficial de Polic?a y Psic?loga Cl?nica en la Polic?a Nacional (Ecuador); a la Dra. Djalila Rahali quien es especialista en ciberpsicolog?a y ha trabajado como consultora para el ministerio del Interior de Argelia (Argelia); a la Dra. Luisa Velasco Riego quien es inspectora de polic?a y doctora en psicolog?a; al Dr. Rafael Soto, Director General de Asistencia Sanitaria en la Conseller?a de Sanitat Universal y Salut Publica Valenciana desde Julio de 2015 a junio de 2018 y responsable del Plan de Prevenci?n del Suicidio y Manejo de la Conducta Suicida 2016-2020 de la Comunidad Valenciana; a D. Alberto Mart?n Ruiz, Presidente y Fundador de la Asociaci?n Andaluza Preventiva del Suicidio Policial con n?mero de registro 18744/1 de la Consejer?a de Justicia e Interior de la Junta de Andaluc?a; y a D? Laura Tormo, psic?loga especializada en la tem?tica de Suicidio y Medios de Comunicaci?n. Nota Personal Quisiera aprovechar desde aqu? para felicitar al Gobierno de Espa?a por haber implementado recientemente una pol?tica de prevenci?n del suicidio entre los cuerpos y fuerzas de seguridad, en concreto dirigido a la Polic?a Nacional, para lo cual ha implementado once medidas entre las que se encuentra la atenci?n telef?nica por parte de profesionales de la salud mental gracias a un tel?fono disponible 24 horas al d?a, 7 d?as a la semana. Fuentes consultadas World Health Organization (Suiza); United Nations (EEUU); European Statistical Office (Luxemburgo); Public Health Agency (Canad?); Office for National Statistics (Inglaterra); Minist?re de l’Int?rieur (Francia); ???????? ?????????? ???? (Grecia); Ministerio de Salud y Protecci?n Social y el Ministerio de Defensa Nacional (Colombia); Minist?rio da Sa?de (Brasil); Ministerio de Sanidad (Chile); Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social; Instituto Nacional de Estad?stica; Asociaci?n Andaluza Preventiva del Suicidio Policial y la Agrupaci?n Reformista de Polic?as de Espa?a (Espa?a). Dedicado a mis padres Contenido Pr?logo (#ulink_2d0cee4f-a3b6-50e3-951a-8e8b5352c5a4) Agradecimientos (#ulink_248ea4a1-7ebf-5c8f-b0ec-891390793284) Nota Personal (#ulink_3a3bd251-13a6-5d88-a544-d587ce32fe4a) Fuentes consultadas (#ulink_370947b1-57e7-50e5-8575-75dd42dbd3b8) Cap?tulo 1.- Definiendo el suicidio en el ?mbito policial (#ulink_ddc715f1-fe83-5b71-b690-2d4d25644931) El suicidio La conducta de riesgo (#ulink_ffc6117b-115e-5991-9246-967a946b23c1) Referencias (#ulink_4bcbf037-0e7e-5538-9a05-b5ec6f7b3de2) Cap?tulo 2. Caracter?sticas del suicidio en el ?mbito policial (#ulink_5d381b63-c84e-531e-a493-2ab4b2a11569) El Perfil del Suicidio entre la Polic?a (#ulink_12d4adfa-193f-5369-b522-8f2c776e1e4b) Factores de Riesgo (#ulink_37b98b9f-f130-523a-ba1b-2f6cdf8dee8d) Factores de Personalidad (#ulink_f882b58b-f670-52ce-963a-0f0e817a690c) La Influencia de la Depresi?n (#ulink_4a50a412-7a52-5b74-9631-65d420da5652) La Influencia del Estr?s (#ulink_ddb1325f-0386-57a7-b02f-a312dd09f343) El Estr?s Post-Traum?tico (#ulink_76fc488a-2919-5e92-939d-9ac9b266f97a) Factores de Protecci?n (#ulink_71e4de97-d175-51d8-84f4-ca9ff0550261) La Ideaci?n Suicida (#ulink_1bcc0eaa-2a79-5a8d-ba8a-51892c56054c) El Intento Suicida (#ulink_58f2c977-6da0-587a-9131-100851a64d78) Referencias (#ulink_1c553fd7-d671-53b7-aa47-179203221287) Cap?tulo 3.- La realidad del suicidio en el ?mbito policial (#ulink_553fdc94-d797-51c7-ab42-655a46ea4359) El suicidio entre la polic?a en Am?rica (#ulink_9964c6af-5f47-578d-97fe-c69ecacba144) El suicidio entre la polic?a en Europa (#ulink_32a862a6-ac28-5131-89d0-460f2dedb111) El suicidio entre la polic?a en Espa?a (#ulink_e6621511-e56d-5fac-85cd-b99fe050c004) Referencias (#ulink_5b10341f-dfb6-51fc-823e-721bc4df512c) Cap?tulo 4.- Medidas que deber?a de contener los Planes de Prevenci?n del Suicidio en la Polic?a (#ulink_ef7b382f-540f-51a6-b0fe-c89cfcfb9690) Medida 1. Restricci?n del acceso a los medios de suicidio (por ejemplo, plaguicidas, armas de fuego y ciertos medicamentos) (#ulink_032c54ac-fca2-58a1-9713-d8c61b01e957) Medida 2. Informaci?n responsable por parte de los medios de comunicaci?n (#ulink_b35e471c-cc84-5edd-b07b-8d24ffff1bfa) Medida 3. Introducci?n de pol?ticas orientadas a reducir el consumo nocivo de alcohol (#ulink_994e3f36-5016-5b44-b2ec-b5e7d1ab1567) Medida 4. Identificaci?n temprana, tratamiento y atenci?n de personas con problemas de salud mental y abuso de sustancias, dolores cr?nicos y trastorno emocional agudo (#ulink_e2707776-bf32-536d-82d6-0a7dc56fc6a2) Medida 5. Capacitaci?n de personal sanitario no especializado, en la evaluaci?n y gesti?n de conductas suicidas (#ulink_5fda3ed2-1685-5bff-ad1d-20e4f07660f5) Medida 6. Seguimiento de la atenci?n dispensada a personas que intentaron suicidarse y prestaci?n de apoyo comunitario. (#ulink_17f162a7-e3db-5b28-990a-2facdcd08260) Referencias (#ulink_429d56d9-5e71-5733-8477-93eac3808a41) Cap?tulo 5. Errores Habituales en los Planes de Prevenci?n del Suicidio en la Polic?a (#ulink_1973a3ec-d4c5-5f02-985d-4eec46645182) Error 1. No se aplica un plan espec?fico para la polic?a (#ulink_8e72ec28-aa21-5fdd-a347-513e5f656337) Error 2. No se priorizan los destinatarios del plan de prevenci?n (#ulink_c1559a96-6eef-512e-9a10-9b743789bc0f) Error 3. No realizar una Investigaci?n de la Implantaci?n (#ulink_ffc31740-c35b-5c5f-8017-97463c5cd586) Error 4. No se lleva a cabo la Evaluaci?n de Impacto del programa de prevenci?n (#ulink_75d34251-5088-5655-97c7-b2f17b1c0827) Error 5. Se establece el objetivo de suicidios cero (#ulink_1e2dc81a-bf0d-5f54-ae14-b4bee3baa994) Error 6. No se dota de personal suficiente para su eficacia Referencias Cap?tulo 6. MEJORAS PARA INCORPORAR en los Planes de Prevenci?n del Suicidio en la Polic?a (#ulink_45b24864-a65a-5ee9-970b-98c88d49566b) Mejora 1. Registro de la historia en la Selecci?n (#ulink_7e8af3b4-ce4a-50ea-9072-175894178eaa) Mejora 2. Determinar la poblaci?n total a prevenir (#ulink_b310ff5d-2959-5dae-8f89-a70be17b32bb) Mejora 3. Creaci?n de Redes Privadas de Informaci?n (#ulink_a0efb78b-3f16-5fd3-85b2-7c995c6c3657) Mejora 4. Atender al g?nero en los planes de prevenci?n (#ulink_a22f836d-d49d-530a-be17-5e2e80728662) Mejora 5. Formaci?n como eje de los planes de prevenci?n (#ulink_037fec20-7f5e-592f-bcbc-6fd88d1d62f1) Mejora 6. Fomentar la salud mental entre los agentes. (#ulink_8c143652-b9da-571f-bac2-5a2b7b7ba36c) Mejoras 7. Prohibir el Suicidio (#ulink_1bd9c43b-7014-5207-8162-724d740ae8de) Referencias (#ulink_8eb0274e-2764-556e-bd38-7857f4c86b01) Cap?tulo 7. Propuestas tecnol?gicas a incluir en los Planes de Prevenci?n del Suicidio en la Polic?a (#ulink_4daa8f62-12a1-5432-a928-531166558a3b) Propuesta 1. Fomento de la ciberterapia para la Polic?a (#ulink_aeda6778-72c8-5cef-bc44-5884d22552b1) Propuesta 2. Tel?fonos de Suicidio para la Polic?a (#ulink_c396c72d-aecb-5703-bc93-275b6a3babab) Propuesta 3. Foros sobre Suicidio para la Polic?a (#ulink_2cee983b-462a-5bef-a468-d6d5f7ec79f1) Propuesta 4. Creaci?n de App espec?fica para la Polic?a (#ulink_674a31b3-a759-5d97-8137-ca75d7faa8b6) Propuesta 5. Inteligencia artificial aplicada a detectar vulnerabilidad para la Polic?a (#ulink_6cbd8829-65c8-537f-b44b-04367aa1b548) Propuesta 6. Detecci?n automatizada de los Estados Emocionales de la Polic?a (#ulink_b6df384a-d317-5d3b-b5c0-b6c07a32760a) Referencias (#ulink_af505208-621d-5bc8-be1f-14d48e40031c) Anexos (#ulink_54b4ca5b-d072-59e2-ad55-3d6d74687e19) Anexo 1. Plan de Prevenci?n del Suicidio de Francia (#ulink_791f7635-8b7d-59d6-ac67-9bad18cdbe25) Anexo 2. El modelo de salud mental y bienestar de la polic?a de Victoria (Australia) (#ulink_8a08a597-f5cc-537b-9395-70fb7da4ea7c) Anexo 3. Plan de Prevenci?n del Suicidio de New Jersey (EE. UU.) (#ulink_72fc9930-14c9-57c2-b5bd-d4808d28d6f3) Anexo 4. Medidas Propuestas por la Agrupaci?n Reformista de Polic?as (#ulink_abec9f2b-9282-518a-9d0e-dc3a0efb021e) Anexo 5.- Plan de Prevenci?n del Suicidio de Colombia (#ulink_50dcf753-c7f8-5ec2-a65d-1fcf298b2e2c) Anexo 6. Mitos sobre el Suicidio (#ulink_810f348c-e304-5d4e-b3f0-1a1361ac355e) Cap?tulo 1.- Definiendo el suicidio en el ?mbito policial El suicidio El suicidio a nivel mundial provoca un muerto cada minuto, siendo en muchos pa?ses de las tres principales causas de fallecimiento entre los adolescentes entre 14 a 24 a?os, habi?ndose producido un incremento del 60% del suicidio en los ?ltimos 50 a?os (O.M.S., 2009). Si preguntamos a cualquier persona coincidir? con la definici?n de la Organizaci?n Mundial de la Salud sobre concebir al suicidio como aquel acto de quitarse la vida, por lo que el suicidio en el ?mbito policial ser?a el cometido por un agente de polic?a contra s? mismo. Luego este acto puede o no ir acompa?ado de algunas caracter?sticas m?s generales, como que suele ser un acto individual, realizado en solitario, asociado a sintomatolog?a depresiva, donde se deja una nota de despedida… Estos detalles a pesar de poderse encontrar en muchos casos no lo est?n en todos, as? puede ser un suicidio individual o colectivo, aunque para este segundo caso se requieren de unas situaciones muy particulares como las que se han dado en algunas sectas. El tema de la nota de despedida o nota de suicidio como tambi?n se le conoce es bastante frecuente que lo utilicen en las series y pel?culas como determinante para diferenciar si se est? ante un caso de suicidio o de asesinato. Hay que indicar que el suicidio puede ser premeditado, y por tanto puede darle tiempo a la persona a preparar una nota de despedida, pero tambi?n puede ser sin premeditaci?n, y en tal caso no se encontrar?a nota alguna. As? por ejemplo en Austria entre 1996 y el 2006 ?nicamente el 30,8% de los agentes de la Polic?a Federal dej? una nota de suicidio (Kapusta et al., 2010). Comentar que una idea ampliamente extendida, es que la comunidad cient?fica apenas tiene inter?s en el estudio del suicidio y por tanto no existen casi publicaciones cient?ficas; aspecto que no se corresponde con la realidad, debido a que el n?mero de estudios sobre la tem?tica del suicidio en el mundo desde el 2000 hasta el 2016 fue cerca de 2.800.000 art?culos us?ndose para ello las bases de datos de MEDLINE-PubMed, PsycINFO y CINAHL (Mental Health Commission of Canada, 2018), el problema es que en ocasiones dicho conocimiento cient?fico no llega a los usuarios finales para su aplicaci?n. Igualmente existe la creencia de asociar al suicidio con los problemas mentales, aunque si bien eso podr?a ser una ventaja en cuanto que, si se detecta sintomatolog?a depresiva en el agente, y se interviene tempranamente, esto podr?a servir para prevenirlo, pero en muchos casos el conocimiento que un polic?a puede tener no difiere del que pueda saber otro trabajador, desconociendo las se?ales de atenci?n en que deber?a de fijarse para prevenir el suicidio. Por ejemplo, si se pregunta a un polic?a o cualquier otro trabajador no relacionado con el ?mbito de la salud mental sobre si existen poblaciones en donde sea m?s frecuente un tipo de problema de salud mental que otro, lo normal es que se responda negativamente, argumentando que todos estamos igualmente expuestos a sufrir estos problemas independientemente de donde se viva. Creencia muy extendida, entre aquellas personas que no han viajado a otros lugares y que no tienen una formaci?n en salud, pero no sustentada en evidencia cient?fica. Hoy en d?a y gracias al acceso a los datos abiertos es posible comprobar c?mo la salud mental se presenta de forma diferente en funci?n del lugar donde se encuentra, existiendo zonas en donde se dan m?s casos de una determinada patolog?a que otra. El problema es que en ocasiones los datos de salud no son accesibles para realizar investigaciones al respecto ya que los gobiernos suelen ser bastante recelosos con este tipo de informaci?n “sensible”, a diferencia de otras tem?ticas en el que se permite conocer hasta el ?ltimo detalle del n?mero de sem?foros, cada cu?nto tiempo cambian y si alguno est? averiado; los horarios de apertura y cierre de las farmacias e incluso las camas disponibles en los hospitales de cada zona, pero cuando se trata de casos de salud mental suele ser dif?cil que se pueda acceder a esta informaci?n, por lo menos de una forma directa. A pesar de lo cual en ocasiones se puede extraer estos resultados de forma indirecta, por ejemplo, fij?ndose en el n?mero de defunciones, estas se registran en varias categor?as seg?n su causa asociada, para el caso lo que nos interesa es en s? dos que comprenden a la salud mental, el primero ser?a el correspondiente a trastornos mentales y del comportamiento y el segundo el de las enfermedades del sistema nervioso y los ?rganos de los sentidos. Si bien el primer ep?grafe con respecto a los trastornos mentales y del comportamiento abarcar?a una gran parte de los casos de la salud mental, tal y como se recog?a siguiendo los criterios del C.I.E. (Clasificaci?n Internacional de enfermedades) en su novena versi?n (O.M.S., 1988), cuando estos se vieron cambiados a la versi?n d?cima (O.M.S., 2009), casos como el de la enfermedad de Alzheimer se trasladaron al segundo ep?grafe, es decir al de las enfermedades del sistema nervioso y de los ?rganos de los sentidos. Es por ello por lo que los resultados que se presentan a continuaci?n se corresponden con ambos ep?grafes y que abarca la mayor?a de los problemas de salud mental. Para ejemplificar la utilidad de los datos de la defunci?n empleando este criterio de clasificaci?n del C.I.E.10, nos centraremos en una comunidad aut?noma espa?ola, en concreto en Andaluc?a, cuyo gobierno apuesta por el Open Data, y as? se pueden extraer datos sobre las defunciones en esta comunidad desde 1980, pudiendo observar la evoluci?n de los datos acumulados hasta la actualidad sobre las causas de las defunciones por cada localidad independientemente de su tama?o, es decir, de cada ciudad o pueblo de dicha comunidad aut?noma. Bas?ndonos en los datos en bruto es posible observar c?mo ha ido evolucionando durante los ?ltimos 33 a?os en Andaluc?a el n?mero de fallecidos asociados a problemas de salud mental, habi?ndose producido un importante incremento en Sevilla, M?laga y C?diz, siendo menor el incremento en Huelva y Almer?a. Pero si nos quedamos con estos resultados podr?amos llegar a falsas conclusiones, debido a que no tenemos en cuenta un importante factor de correcci?n, el n?mero de habitantes de cada localidad. Es decir, no es lo mismo que aparezcan 10 casos en una poblaci?n de 100 habitantes, que 10 en una de 5000 habitantes, para hacer m?s comprensibles los datos se suele establecer un mismo marco de comparaci?n, por ejemplo, cada 100.000 habitantes, as? siguiendo con las cifras anteriores se puede hablar de una tasa de 0,01 casos cada 100.000, y de 0,05 casos cada 100.000 habitantes respectivamente. Teniendo en cuenta lo anterior, y siguiendo con los datos hist?ricos de la comunidad aut?noma de Andaluc?a, para ajustar los resultados de las causas de defunci?n relacionadas con la salud mental a la poblaci?n real del momento se extrajeron los datos correspondientes a las cifras oficiales del Padr?n Municipal de Habitantes a partir de 1997 y se realizaron los ajustes correspondientes, de forma que los resultados son totalmente diferentes a lo observado con anterioridad, siendo C?rdoba, Granada y Ja?n los que encabezan el porcentaje de casos por habitantes, mientras las que tienen menos casos son M?laga, Sevilla y Huelva. Es por ello que al igual que las comisar?as conocen en qu? zonas es m?s probable que se d? un tipo de delincuencia en vez de otro debido a m?ltiples factores como la poblaci?n del lugar, las facilidades de acceso, el n?mero de establecimientos,… igualmente se puede conocer en qu? poblaciones es m?s probable encontrarse ante una determinada problem?tica relacionada con la salud mental que con otra, pero ?de qu? le sirve a un polic?a conocer dicho aspecto?, ?acaso estamos hablando de un n?mero relevante de afectados?, al respecto el Dr. Quazi Imam, Director M?dico del Hospital Memorial de Arlington (EE.UU.) comenta: Casi 1 de cada 5 estadounidenses sufre una enfermedad mental, as? cada a?o, alrededor de 42,5 millones de estadounidenses adultos (el 18,2 por ciento de la poblaci?n total de adultos en los Estados Unidos) sufre de alguna enfermedad mental, soportando condiciones como la depresi?n, el trastorno bipolar o la esquizofrenia. En otros pa?ses, por ejemplo, en Inglaterra se estima que 1 de cada 4 adultos brit?nicos experimenta al menos un problema de salud mental diagnosticable en un a?o. Por su parte la Organizaci?n Mundial de la Salud public? en 2014 una cifra alarmante, estimando que aproximadamente 476 millones de personas en todo el mundo tienen un problema de salud mental. De toda la problem?tica que supone la salud mental 300 millones de personas sufren depresi?n (O.M.S., 2017), bueno esto no ser?a m?s que un dato anecd?tico, ?til para el personal relacionado con la salud, y en espec?fico con la salud mental, pero ?qu? tiene que ver esto con la polic?a? El trabajo policial en su mayor?a por no decir todo, est? ?ntimamente relacionado con su comunidad y con la problem?tica que esta tiene, as? hay barrios donde existe un mayor ?ndice de delincuencia que otros, incluso aquellos en los que la polic?a no puede pasear de forma segura, necesitando “refuerzos” para entrar en determinadas zonas. Una situaci?n que permite en unos casos e impide en otros, que exista una relaci?n fluida entre los polic?as y sus vecinos. As? si en una determinada zona se da m?s un tipo de problema de salud mental que en otra, esto tambi?n lo van a tener que contemplar los polic?as, ya que las demandas de su comunidad van a ir m?s orientadas a atender estos casos. Por lo que es frecuente, que, si en un barrio existe un centro de atenci?n a peque?os con discapacidad ps?quica, se requiera en ocasiones de la intervenci?n policial si alguno de ello se “escapa” de su cuidador. Igualmente, si en una zona existe una poblaci?n especialmente envejecida donde el porcentaje de personas que sufren enfermedades neurodegenerativas es importante, los polic?as van a tener que intervenir en m?s de una ocasi?n para auxiliar a uno u otro anciano cuando este se “despiste” y se “pierda” o no sepa c?mo regresar a su casa. Con ello se trata de ejemplificar c?mo la actuaci?n policial, aun sin ser en muchos casos los agentes conscientes de ello va a ir ajust?ndose a las necesidades de la salud mental de la poblaci?n en donde se trabaja, pero en otras ocasiones es un trabajo consciente con pacientes. Aunque cuando se habla de salud mental, no necesariamente va a ir asociado a problemas “menores”, pudi?ndose presentar casos de agresividad e incluso violencia, a los cuales tambi?n debe de dar respuesta la polic?a haciendo lo que buenamente puede por mantener la situaci?n bajo control, pero ?c?mo afecta a los polic?as trabajar con personas con problemas de salud mental? Esto es lo que se ha tratado de dar respuesta mediante una investigaci?n realizada desde el Instituto de Ciencias Biom?dicas Abel Salazar, Universidad de Oporto junto con el Hospital de Magalh?es Lemos (Portugal) y la Unidad de Psiquiatr?a Social y Comunitaria (Centro Colaborador de la OMS para el Desarrollo de Servicios de Salud Mental), Universidad Queen Mary de Londres (Inglaterra) (Soares & Da Costa, 2019). En el estudio participaron diez agentes, con una edad media de 46 a?os y 22 de servicio, de los cuales ?nicamente hab?a una mujer. La labor de estos profesionales era trasladar a los pacientes al psiqui?trico cuando as? se les requer?a mediante ingresos obligados. Se recogi? informaci?n de las entrevistas realizadas a los agentes, la cual fue codificada y analizada, sobre cinco temas, “Actividad policial y el ingreso obligado “, “El papel de la familia en el proceso de ingreso obligado “, “El ?xito del ingreso obligado”, “Las opiniones sobre las enfermedades mentales” y “Mejoras que propondr?an en su labor del ingreso obligado”. Seg?n los informes de los agentes, para ellos esta labor fue la m?s estresante y dif?cil que hab?an tenido que desempe?ar en el cuerpo de polic?a, destacando el papel mediador de las familias para facilitar su labor de ingreso obligado. Con respecto a la percepci?n sobre los pacientes de salud mental estos eran percibidos como imprevisibles y peligrosos, sintiendo que ellos como agentes no estaban preparados para tratar este tipo de casos y entend?an que deb?a de estar presente personal cualificado en esta labor. Investigaci?n que no hace sino reflejar la buena voluntad de los agentes, pero que en ocasiones es insuficiente para tratar con determinada problem?tica, sobre todo en los casos m?s graves de la salud mental. Por tanto, la salud mental de la poblaci?n va a suponer en muchos casos un plus en cuanto al estr?s generado en la labor policial, y eso sin tener en cuenta que el propio agente puede estar sufriendo alg?n problema en este ?mbito, ya sea un trastorno de depresi?n, ansiedad o de otro tipo. La conducta de riesgo Resaltar que no todas las muertes que parece suicidio van a serlo, ya que existen los accidentes, por ejemplo, las personas que manejan armas, pueden sufrir un accidente con ellas, e igualmente realizar una conducta arriesgada puede conllevar un accidente que parezca suicidio, lo cual es m?s frecuente entre los adolescentes, pues cuando uno piensa en conductas de riesgo, lo suele hacer en aquellos comportamientos m?s extremos, como el conducir a altas velocidades, o el hacer pu?nting, pero igualmente de arriesgado para la salud son las menos llamativas, como el consumo excesivo de tabaco, alcohol u otras drogas, pero ?se pueden prevenir las conductas de riesgo? Esto es precisamente lo que se ha investigado desde la Universidad de Oviedo (Espa?a) (Lana, Baiz?n, Faya-Ornia, & L?pez, 2015), con un estudio en donde participaron 275 estudiantes del grado de enfermer?a, a todos ellos se les evalu? su nivel de Inteligencia Emocional mediante la escala estandarizada Schutte Emotional Intelligence Scale (Salovey & Mayer, 1990), y la conducta de riesgo, entendida esta como el consumo de tabaco, alcohol, drogas ilegales, as? como la realizaci?n de dietas poco saludables, si se ten?a o no sobrepeso, si se trataba de una persona sedentaria o no, su nivel de exposici?n solar, y la pr?ctica de relaciones sexuales sin protecci?n, adem?s, se recogieron datos socio-demogr?ficos y de satisfacci?n vital. Los resultados muestran que aquellos estudiantes que ten?an niveles elevados de Inteligencia Emocional tienen menos conductas de consumo excesivo de alcohol, no siguiendo dietas poco saludables y observando pr?cticas sexuales con protecci?n; y, al contrario, los que mostraban niveles m?s bajos de Inteligencia Emocional ten?an conductas de riesgo en cuanto a un mayor consumo de alcohol, el seguimiento de dietas poco saludables y pr?cticas sexuales sin protecci?n. No obteni?ndose diferencias significativas en las conductas de riesgo de consumo de tabaco o drogas ilegales, el nivel de sobrepeso, el sedentarismo o el nivel de exposici?n solar en funci?n del nivel de la Inteligencia Emocional. Los autores se?alan sobre los beneficios de tener altos niveles de Inteligencia Emocional a la hora de manejar adecuadamente la presi?n grupal, principal elemento en conductas como el consumo de alcohol. Los resultados parecen claros en cuanto a la conveniencia de educar a los m?s j?venes para que tengan una Inteligencia Emocional desarrollada, ya que esto le va a servir para prevenir conductas de riesgo futuras y evitar los accidentes que entra?an, en ocasiones que conducen a situaciones que se asemejan al suicidio; en el caso de la polic?a se ha encontrado que los agentes varones entre los 26 a 34 a?os son los que m?s probabilidades tienen de exhibir conductas de riesgo (Walterhouse, 2019). Otra de las variables que se puede analizar con respecto a la asunci?n de conductas de riesgo es el g?nero, as? tradicionalmente se ha considerado que los hombres suelen tender a asumir m?s riesgos que las mujeres, pero ?existen evidencias cient?ficas que lo apoyen? Cuando uno piensa en ni?os, ?stos suelen ser considerados m?s din?micos en cuanto a actividades f?sicas y tambi?n de riesgo que las ni?as, tal es as? que los ni?os son los que estad?sticamente sufren m?s accidentes dom?sticos, ya sea por subirse a lugares indebidos como por “tocar lo que no deben”, presentando una mayor cantidad de conductas exploratorias, en cambio, las ni?as suelen tender a realizar actividades menos f?sicas y m?s intelectuales, que implican la lectura o la conversaci?n entre iguales y con adultos, y por tanto tienen “menos riesgo” de sufrir ning?n tipo de accidente dom?stico o de otro tipo. Tendencia que parece mantenerse en la adolescencia, donde los j?venes muestran un mayor n?mero de acciones que ponen en riesgo su vida, ya sea para “presumir” delante de las chicas o para “destacar” compitiendo con otros chicos. En cambio, las j?venes tienden a “destacar” en otras facetas como las intelectuales, por la vestimenta que utilizan; o en actividades l?dicas como bailar. Es precisamente en esta etapa de la vida donde se dan un mayor n?mero de conductas de riesgo, debido a la creencia falsa de que no les va a suceder nada, y en cambio es la ?poca en donde se producen m?s accidentes, ya sea de tr?fico, o de otro tipo. Actitudes que con el tiempo van “relaj?ndose”, aunque se mantienen durante toda la vida, nada m?s hay que ver c?mo tradicionalmente existen profesiones mayoritariamente de hombres asociados a una mayor actividad f?sica, o conducta de riesgo, ya sea en el ?mbito del deporte o del espect?culo; en cambio, las mujeres desde hace mucho han ocupado un mayor porcentaje en las aulas obteniendo mejores resultados acad?micos a todos los niveles. En el caso de los cuerpos y fuerzas de seguridad, a pesar de que cada d?a son m?s las mujeres que se incorporan a dichos cuerpos todav?a existe una gran diferencia entre hombres y mujeres, as? en Espa?a en el caso concreto de la Polic?a Nacional en el 2019 la cifra de mujeres representa el 14,5% de los miembros del cuerpo, es decir 9.063 mujeres de 62.953 agentes (El Plural, 2019), muy por detr?s de pa?ses como Estonia con un 33,9%, Pa?ses Bajos con un 28,9% o Suecia con un 28,8% en 2012 (Institut for Public Security of Catalonia, 2013). Sobre el origen y “utilidad” de estas diferencias se ha identificado que se trata de un comportamiento “heredado” de nuestros antecesores, en donde el var?n era quien deb?a de “salir” a cazar y enfrentarse a las dificultades del exterior, en cambio la hembra permanec?a dentro del “territorio seguro” en donde exist?a menos peligro, lo que la permit?a desarrollar otras habilidades m?s “?tiles” para las funciones que ten?a. Esta aportaci?n ha sido discutida ya que actualmente no existe ese marcado reparto de roles, tal y como sucedi? en el pasado, a pesar de lo cual se siguen produciendo, pero ?cu?l ser?a el motivo de las diferencias en la asunci?n de riesgo seg?n el g?nero? Para responder a esta cuesti?n se ha llevado a cabo un estudio realizado conjuntamente por la Universidad de Ciencias Electr?nicas y Tecnolog?a de China, el Hospital General Universitario M?dico de Tianjin; y la Academia China de Ciencia (China); junto con la Universidad de Adelaida y la Universidad de Queensland (Australia) (Zhou et al., 2014), en el estudio participaron 289 voluntarios de una edad media de 22 a?os a los cuales se les administraron 15 pruebas psicot?cnicas adem?s de estudiar la actividad cerebral a trav?s de resonancia magn?tica funcional (fMRI). Los resultados relacionan los datos obtenidos de todas las pruebas encontrando diferencias significativas entre los participantes en la corteza somatosensorial secundaria derecha, que inclu?a la anterior dorsal bilateral, cortezas insulares medias y la corteza cingulada anterior dorsal. El estudio trata por tanto de dar respuesta a un comportamiento que hasta ahora no hab?a podido ser explicado, comprobando c?mo la conducta diferencial entre hombres y mujeres j?venes est? sustentada en diferencias cerebrales importantes, con lo que se dar?a cuenta de la mayor tendencia a asumir conductas de riesgo por parte de los hombres. Basado en estos resultados se podr?a esperar que existiese una tasa superior de suicidios entre los polic?as varones y m?s j?venes los cuales adem?s exhibir?an conductas de riesgo, para comprobarlo se emplean datos obtenidos desde la Agrupaci?n Reformista de Polic?as en su Estudio y An?lisis Complementarios al Plan de Prevenci?n de Suicidios en el ?mbito del cuerpo de la Polic?a Nacional donde se recogen las estad?sticas de la incidencia de suicidios en este cuerpo desde el 2000 al 2017 separados por edad (A.R.P., 2019) ver tabla I. Tabla I. Distribuci?n de suicidios en funci?n de rangos de edad entre la Polic?a Nacional entre 2000 a 2017 Con estos datos es posible comprobar que la mayor tasa de suicidio en el Cuerpo de la Polic?a Nacional no se produce entre los m?s j?venes, de 24 a 29 a?os con una incidencia del 11,84% sino entre los que tienen 30 a 35 a?os con una incidencia del 21,71%, es decir estos datos van en contra de la premisa comentada sobre la mayor tasa de suicidio entre los m?s j?venes debido a una mayor exhibici?n de conductas de riesgo. Las posibles causas de estas discrepancias podr?an encontrarse en que en la vigilancia durante los primeros a?os de servicio por parte de los veteranos sobre los “reci?n llegados” es mucho m?s estricta, en aras precisamente de garantizar su seguridad y en que desarrollen adecuadamente su labor, supervisi?n que se va “relajando” con los a?os. Indicar que en la poblaci?n general, el mayor porcentaje de casos de suicidio se produce en los j?venes entre los 15 a 24 a?os y entre los ancianos de m?s de 75 a?os (O.M.S., 2009), precisamente en estas edades es donde se realizan los mayores esfuerzos por parte de los planes de prevenci?n debido a la incidencia del suicidio, pero que en el caso de la Polic?a Nacional ni se contemplan ya que se salen de las edades de incorporaci?n o jubilaci?n del cuerpo; diferencias que tambi?n van a verse reflejado en las prioridades de las pol?ticas de prevenci?n que se puedan desarrollar al respecto. Con respecto a la Inteligencia Emocional como factor de protecci?n frente a la conducta de riesgo, hay que indicar que ha sido un concepto que se ha visto relacionado con la capacidad para el manejo del estr?s, las habilidades sociales e incluso con aspectos de la salud. Dentro del mundo laboral, hoy en d?a se considera a la Inteligencia Emocional como pieza clave y fundamental en cualquier l?der, de ah? que las escuelas de negocio hagan hincapi? en esta formaci?n, igualmente se ha encontrado que est? relacionado positivamente con un mejor desempe?o en el puesto de trabajo, y negativamente con el absentismo y la renuncia del puesto. Algunas teor?as apuntan a que las personas con alta Inteligencia Emocional son capaces de conocer mejor a los dem?s, de ah? que sean m?s efectivos en las relaciones interpersonales, otorg?ndole cierta habilidad para conocer los puntos fuertes y las limitaciones del interlocutor, pero ?se ve afectada la percepci?n del otro por nuestra Inteligencia Emocional? Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigaci?n realizada desde el Departamento de Administraci?n y Empresa Internacional, Universidad de I-Shou (Taiw?n) junto con el Departamento de Direcci?n y Gesti?n, Escuela de Negocios (Noruega) (Lee & Selart, 2015). En el estudio participaron treinta estudiantes de la escuela de negocios, de los cuales once eran mujeres, con una edad media de 23 a?os. A los participantes se les hizo pasar por una situaci?n controlada, donde observaba el desempe?o de una persona en una tarea de resoluci?n matem?tica, un Sudoku, y luego deb?an de valorar si esa persona pudiera resolver otro, pero en un tiempo limitado de tres minutos. Se manipularon las variables correspondientes a la dificultad de la segunda tarea, la posibilidad o no de ganar dinero por acertar seg?n su nivel de seguridad en la respuesta, y la introducci?n o no de una tarea distractora entre ambas tareas. Los participantes deb?an de rellenar una prueba online sobre Inteligencia Emocional denominada Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test (Mayer, Salovey, & Caruso, 2002) donde se compar? la ejecuci?n de los participantes seg?n la puntuaci?n en el M.S.C.E.I.T., como con alta o baja Inteligencia Emocional. Los resultados muestran que no existieron diferencias en las predicciones de la ejecuci?n de la tarea de los otros en funci?n de la Inteligencia Emocional de los participantes. Hay que tener en cuenta el limitado n?mero de participantes, y que se trata de una manipulaci?n experimental con baja validez ecol?gica, con lo que es probable que en una situaci?n real se pudiese observar el fen?meno de predicci?n esperable. A pesar de las limitaciones del estudio hay que destacar lo innovador del enfoque de esta investigaci?n, que trata de conocer c?mo la Inteligencia Emocional posibilita que la persona tenga un mejor desempe?o social. Aunque no parece que una mayor Inteligencia Emocional tenga que ver con acertar sobre las predicciones de ejecuci?n de un tercero en una concreta tarea matem?tica, eso no descarta que no confiera a la persona de esa cualidad para otras tareas, de tipo m?s emocional; esto es, conocer los puntos fuertes y d?biles de un interlocutor no supone saber exactamente c?mo va a actuar en todas las tareas, pero s? qu? tipo de compromiso y comportamiento general esperar de esa persona. Algo que si se consigue comprobar mediante investigaciones posteriores estar?a informando sobre que aquellas personas con altos niveles de Inteligencia Emocional est?n mejor preparadas a la hora de conocer a los dem?s, y de ah? la ventaja observada en las interacciones sociales. Un ?ltimo apunte sobre la Inteligencia Emocional es que, a diferencia de otras inteligencias, esta se puede mejorar con un entrenamiento adecuado, es decir, una vez que se conozcan las muchas ventajas que sobre el mundo laboral y social tiene, se puede buscar la forma de reforzar las habilidades propias y con ello mejorar la Inteligencia Emocional. Con lo anterior comentado, en la medida que se vea ?til la aplicaci?n de la inteligencia emocional entre los cuerpos y fuerzas de seguridad, en la consecuci?n de la reducci?n de las conductas de riesgo, cabr?a esperarse que tambi?n se redujesen las tasas de suicidio, en donde se incluyen estos accidentes. Teniendo en cuenta que en definitiva el suicidio es un drama para las familias que sobreviven, pero tambi?n para el cuerpo que pierde a un compa?ero y agente preparado. Si bien las causas asociadas al estr?s y la presi?n social tratan de “justificar” esta conducta entre los agentes de cuerpos y fuerzas de seguridad hay que tener en cuenta que el acceso a estos cuerpos es restrictivo y muy exigente, debiendo pasar por pruebas espec?ficas psicol?gicas y una intensa formaci?n posterior tanto f?sica como psicol?gica, pero a pesar de ello las tasas de suicidio son extremadamente elevadas. Referencias A.R.P. (2019). Estudio y an?lisis complementarios al plan de prevenci?n de suicidios en el ?mbito del cuerpo de la polic?a nacional. El Plural. (2019). M?nica Gracia: “Hay 31 comisarias frente a 366 hombres en el cargo.” Retrieved September 7, 2019, from https://www.elplural.com/sociedad/8-de-marzo-mujeres-policia-nacional-sup-monica-gracia_212280102 Institut for Public Security of Catalonia. (2013). WOMEN IN POLICE SERVICES IN THE EU FACTS AND FIGURES - 2012. 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Caracter?sticas del suicidio en el ?mbito policial Tal y como se ha indicado en el apartado anterior, no todo suicidio va a ser considerado como tal, ya que se tendr?an que descartar los accidentes por conductas de riesgo, adem?s cabe distinguirse varios t?rminos que en ocasiones se emplean de forma indistinta, pero que tienen importantes diferencias, as? seg?n un informe publicado por la Comisi?n de Salud Mental del Ministerio de Salud P?blica del Gobierno de Canad? (Mental Health Commission of Canada, 2018) se puede hablar de: –Suicidio como acto fatal de autolesi?n con intenci?n de quitarse la vida. –Comportamiento suicida el cual abarca desde los pensamientos suicidas, los intentos de suicidio y la muerte por suicidio. –Intento de suicidio, que es la conducta potencialmente autolesiva asociada con la intenci?n de morir. –Pensamientos activos de suicidio los cuales pueden conducir a acabar con la propia vida, lo que puede incluir: identificar un m?todo, tener un plan y/o tener la intenci?n de actuar. –Pensamientos pasivos de suicidio, pensamientos sobre la muerte o de querer estar muerto, sin tener ning?n plan ni realizar ning?n intento de suicidio. –Autolesiones no suicidas, conductas sin intenci?n de morir. –Eventos suicidas con la aparici?n o el empeoramiento de pensamientos suicidas o con intentos reales de suicidio. –Autolesiones deliberadas, que son conductas autolesivas donde se incluyen los pensamientos. Por lo que a partir de ahora ya no se hablar? de suicidio de forma gen?rica, sino que se emplear?n los t?rminos anteriores para definir si estamos hablando de pensamientos, intentos o suicidios propiamente dichos. Sobre ello hay que indicar que uno de los problemas en cuanto a los datos relacionados sobre esta tem?tica en el caso de la polic?a es que las estad?sticas s?lo suelen recoger informaci?n sobre el suicidio consumado, desconoci?ndose, cu?ntos agentes tienen pensamientos suicidas o cuantos han llevado a cabo intentos suicidas. Aspecto que pudiese pertenecer al ?mbito privado del agente, pero que impiden aplicar pol?ticas de prevenci?n adecuadas, ya que, si no se conoce, no se pueden aplicar medidas para que dichos pensamientos o intentos no acaben en suicidio, de ah? la importancia primeramente de obtener datos e informaci?n fiable mediante cuestionarios, los cuales incluso pueden ser an?nimos, pero al menos dar?an cuenta de la dimensi?n del problema. Por ejemplo, si se pasa en una determinada comisar?a de forma totalmente an?nima un cuestionario para conocer sobre los pensamientos e intentos suicidas, se podr? valorar el nivel de gravedad de que en esa comisar?a se produzca un suicidio y con ello se podr? intervenir con distintas pol?ticas que se ir?n describiendo en este texto para evitar o al menos reducir dicha posibilidad entre los agentes de esa comisar?a. El Perfil del Suicidio entre la Polic?a Hay que indicar que, si bien los polic?as son personas que en principio no difieren del resto de los ciudadanos de su poblaci?n, y por tanto el perfil de los agentes que atentan contra su propia vida no tendr?a por qu? ser diferente al que se observa en dicha poblaci?n. A pesar de lo anterior cabe destacar que existe una serie de caracter?sticas que confieren al agente de unas peculiaridades en cuanto a sus funciones y desempe?os, as? como con respecto a la realidad a la que enfrentan que dif?cilmente se puede encontrar en otras profesiones, lo que va a determinar en muchos casos un perfil “peculiar” en el ?mbito del suicido. Con respecto al perfil sobre el suicidio teniendo en cuenta 446 art?culos seleccionados por su relevancia y calidad (Mental Health Commission of Canada, 2018) se puede extraer un perfil sobre el riesgo de sufrir suicidio a nivel mundial indicando que las personas que m?s se suicidan son hombres, en cambio las mujeres tienen m?s conductas suicidas, siendo la adolescencia la edad en que se producen m?s casos. Igualmente suele estar asociado en la poblaci?n general con variables sociodemogr?ficas como tener m?s de 40 a?os, estar divorciado, tener problemas psicosom?ticos, vivenciar displacenteramente su realidad, sufrir depresi?n o altos niveles de ansiedad (Grassi et al., 2018); adem?s de tener m?s de 85 a?os, haber sufrido trastornos de la alimentaci?n, esquizofrenia o trastorno bipolar; con historia de abuso de sustancias (Brodsky, Spruch-Feiner, & Stanley, 2018). En esta misma l?nea desde la OMS se destaca la importancia de las relaciones de pareja como factor de protecci?n o de estr?s psicosocial en el caso de divorcio o separaci?n, encontr?ndose que las personas incursas en estos procesos de disoluci?n de la convivencia tienen entre 2 a 3 veces m?s probabilidades de tener ideaciones suicidas, y de 3 a 5 de atentar contra su vida (O.M.S., 2009). Son diversas las aportaciones te?ricas que se han realizado para explicar el fen?meno del suicidio las cuales se pueden agrupar en tres: a)Perspectiva biologicista, en donde se trata de dar cuenta de una mayor probabilidad de sufrir suicidio si se tiene un familiar allegado que lo ha sufrido, llegando a afirmarse que existen genes que incrementan la posibilidad del suicidio, tal y como se ha observado en una investigaci?n donde se analizaron a 43 familias de Utah (EEUU) las cuales al menos uno de sus miembros se hab?a suicidado en las ?ltimas siete generaciones (Coon et al., 2018). En total se recogieron m?s de 4.500 muestras de ADN, y analizaron 207 genes diferentes, encontrando una asociaci?n entre el mayor riesgo ante la presencia de variantes en las prote?nas SP110, rs181058279; AGBL2, rs76215382; SUCLA2, rs121908538; APH1B, rs745918508 A pesar de lo anterior y tal y como se?alan los autores estos genes no explicar?an todos los casos del suicidio sino ?nicamente el 50% de ellos (Pedersen & Fiske, 2010). b)Perspectiva social, en donde se pone el foco no tanto en el individuo como ente biol?gico o psicol?gico si no como reactivo de unas condiciones sociales en las que vive, as? se ha asociado el suicidio a la p?rdida de valores, inconsistencia de las normas, desorganizaci?n social, ruptura de lazos con la sociedad, aspectos que se observan en determinadas agentes de polic?a que han atentado contra su vida, quien estaba incurso en alg?n tipo de investigaci?n o hab?a sufrido una sentencia condenatoria o de separaci?n de su puesto de trabajo, con lo que el sentimiento de dicho agente era en relaci?n a que la “sociedad” le hab?a “fallado”, o que no pod?a “fiarse” de las instituciones a las que hasta ese momento representaba, lo que podr?a haberle llevado al suicidio (Palacio., 2010). A destacar un factor fundamental en el ?mbito social y del que no se ven afectados es en cuanto a las crisis econ?micas y las tasas de desempleo, ambos aspectos correlacionados a nivel social con unas mayores tasas de suicidio, pero que, al ser la polic?a, por lo menos en Espa?a, personal funcionario del gobierno central, auton?mico o local, es decir, es personal contratado para toda la vida, con su sueldo fijo, independientemente de la coyuntura econ?mica del pa?s, eso hace que ambos factores no incidan. A pesar de lo anterior los agentes pueden perder su condici?n y con ello la estabilidad econ?mica anteriormente comentada debido a una serie de supuestos, los cuales en el caso de la Polic?a Nacional est?n recogidos en el art?culo 5 de la Ley Org?nica 9/2015, de 28 de julio, de R?gimen de Personal de la Polic?a Nacional (Jefatura del Estado, 2015) a) La jubilaci?n. b) La renuncia a la condici?n de funcionario. c) La p?rdida de la nacionalidad espa?ola. d) La sanci?n disciplinaria de separaci?n del servicio que tuviere car?cter firme. e) La pena principal o accesoria de inhabilitaci?n absoluta o especial para el ejercicio de empleo o cargo p?blico que tuviere car?cter firme. Aspecto, el de separaci?n del servicio, voluntariamente o no, que ha sido asociado a un incremento de las tasas de suicidio (LaMontagne et al., 2018). c)Perspectiva individual, donde desde la psicolog?a se han desarrollado diversas teor?as asociadas al suicidio entre los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad (Violanti, Owens, McCanlies, Fekedulegn, & Andrew, 2019): –Psicodin?mica, la sobreexposici?n a un ambiente “inadecuado” puede llevar a que sobrepase las barreras psicol?gicas del agente y que esto le conduzca al suicidio. –Cognitiva, donde se ha observado c?mo los polic?as muestran una falta de flexibilidad cognitiva en su trabajo, asociado a dificultades en el manejo del estr?s continuado, incrementando con ello la ideaci?n suicida. –Taxon?mica, donde existen cuatro factores asociados al suicidio en el ?mbito militar (de aplicaci?n a la polic?a), el formativo, los antecedentes, los precipitantes, y los asociados a los sentimientos de alineaci?n e impotencia. –Basado en la autopsia psicol?gica, empleando este m?todo se ha llegado a comprender c?mo existen factores sociales previos que afectan a su red de contactos y a su integraci?n con los compa?eros. –Perspectiva de la presi?n, donde los agentes van a reaccionar de forma desigual a los estresores de su trabajo, pudi?ndose ver el suicidio como una “soluci?n” ante dicho sufrimiento. –Interpersonal, donde se relaciona el estr?s laboral, con las exposiciones traum?ticas, unido al sentimiento de aislamiento y falta de pertenencia social. –Interactivo di?tesis-estr?s, donde el suicidio est? relacionado con el estr?s y los factores predisponentes personales (Mann, Waternaux, Haas, & Malone, 1999). Factores de Riesgo Se consideran factores de riesgo a aquellos en cuya presencia se incrementa las posibilidades de sufrir actos suicidas. Estos pueden ser de tipo cuantitativo o cualitativo, en el primer caso estar?amos hablando de factores que necesitan “acumularse” en el tiempo, o que precisan de una alta intensidad para poder tener esa influencia sobre la conducta suicida; y en el caso de los factores cualitativos se hablar?a m?s de que la mera presencia de ese factor es suficientemente determinante como para “provocar” dicho acto. Con respecto a los factores que incrementan la probabilidad de sufrir suicidio se destaca (Mental Health Commission of Canada, 2018): –los antecedentes familiares tanto de casos de suicidio como de trastornos psicol?gicos. –los intentos previos de suicidio. –los pacientes hospitalarios cr?nicos. –el abuso de alcohol. –la reclusi?n en prisi?n. –los cambios estacionales. –la influencia de los medios de comunicaci?n. –los factores sociales como el aislamiento o eventos vitales recientes. –la exposici?n a la violencia. –el trabajar en determinadas profesiones como en el campo de la salud, en servicios de emergencia o la polic?a. Sobre este ?ltimo punto con respecto al trabajo que se desempe?a otras investigaciones han asociado un mayor ?ndice de suicidio a profesiones como la de granjero, m?dico, polic?a o soldado (Tiesman et al., 2015); si bien en la polic?a se produce un mayor n?mero de suicidios frente a la poblaci?n general, dentro de los trabajos de riesgo est? por detr?s de las tasas de suicidio de bomberos, soldados y oficiales de prisi?n (Milner, Witt, Maheen, & Lamontagne, 2017; Stanley, Hom, & Joiner, 2016). Por tanto, y atendiendo a la descripci?n anterior cabr?a afirmar que los polic?as van a estar m?s expuestos a sufrir suicidios por las caracter?sticas propias de su profesi?n, el aislamiento social que en ocasiones produce, y la exposici?n casi constante a la violencia. ?nicamente con esos tres factores estar?amos hablando de una poblaci?n especialmente vulnerable en la que cabr?a esperarse tasas de suicidio mayores que la poblaci?n general, a lo que se pueden a?adir factores temporales como los estacionales (invierno o verano), los eventos sociales (p?rdida de un familiar), el consumo de alcohol, … produci?ndose un mayor riesgo de suicidio entre los agentes dado los altos niveles de estr?s a los que est?n sometidos, con desplazamientos geogr?ficos temporales, exposici?n casi continua a la violencia, sentido de aislamiento social (Mishara & Martin, 2012). Factores de Personalidad Lo primero que hay que aclarar es el concepto de persona, cuya etimolog?a (origen del significado de las palabras) hace referencia a las m?scaras que utilizaban los griegos, en sus representaciones de teatro; es decir, la persona (m?scara) es la imagen con la que nos presentamos ante los dem?s; sin ser tan estrictos, el t?rmino se emplea para designar a un individuo sustancialmente distinto del resto, que pertenece a una determinada especie. Esta persona va a tener una serie de cualidades, adem?s de sus caracter?sticas f?sicas, como son el peso, la altura, el color de pelo, piel u ojos, entre otros; tambi?n va a presentar una forma de sentir y de relacionarse consigo mismo y con los dem?s, mostrando un estilo de conducta y formas de hacer propias. A este conjunto de estilos de pensar, sentir y actuar, es a lo que se denomina personalidad, en la que se pueden distinguir tres facetas: –Biol?gica, que se corresponde tanto a la informaci?n gen?tica adquirida por combinaci?n de la de los progenitores (genotipo); como a los caracteres morfol?gicos, funcionales y bioqu?micos que presenta la persona (fenotipo); el primero se corresponder?a a nuestra carga gen?tica, mientras que el segundo se refiere a c?mo se expresa esa gen?tica de una determinada manera. –Individual, que abarca las necesidades, deseos y anhelos, es decir, es la motivaci?n de la persona, que ser? lo que la va a conducir a actuar de una determinada manera para conseguir alcanzar sus metas, igualmente tratar? de evitar aquello que le resulte poco atractivo o desagradable –Social, a trav?s de las relaciones interpersonales, aprendemos no s?lo a convivir con los dem?s, sino tambi?n a pensar y sentir de una determinada manera. La cultura, el idioma, los usos y costumbres van a ir configurando desde los primeros meses las tendencias de pensar, sentir y comportarse del individuo a lo largo de su vida Con esto podemos tener una idea aproximada de lo que es la personalidad, como la tendencia a pensar, sentir y actuar de una determinada manera, que va a estar condicionada, por un conjunto de normas que regulan la convivencia, dentro de la sociedad en que se vive, as? como por la expresi?n de una gen?tica trasmitida por nuestros padres, pero ?c?mo se forma la personalidad? Dos son los principales mecanismos que empleamos para conformar la personalidad a lo largo del tiempo: la experiencia directa, permite a la persona, desde muy peque?o ir probando distintas acciones, y por ensayo y error, aprender aquello que es agradable o desagradable. Lo primero, se convierte en fuente de deseo, generando tendencias hacia su logro; mientras que lo desagradable, se tiende a evitar o incluso huir de ello; y el aprendizaje vicario, tambi?n conocido como aprendizaje observacional, por el cual la persona es capaz de aprender las consecuencias de determinadas acciones, viendo los resultados que estas generan en otros, por ejemplo, un beb? es capaz de aprender a no tocar las cosas puntiagudas si ve c?mo otra persona se lastima al hacerlo A trav?s de estos dos mecanismos, vamos a aprender a identificarnos como individuo, distinto del resto, con caracter?sticas propias, como son nuestro cuerpo, nuestra forma de pensar y de actuar. Pero para llegar a este punto han de pasar un tiempo de experiencia y aprendizaje por parte del beb?, tal y como lo demuestra la prueba de la mancha; previamente a la prueba, al peque?o se le ha puesto una mancha (de carm?n) en alguna parte de su frente, para con posterioridad colocarle frente a un espejo, para observar su reacci?n. Si ?ste trata de tocarse la mancha, se puede concluir que el beb? tiene conciencia de que ese que est? viendo en el espejo es ?l, es decir, es su reflejo; por lo tanto, ya tendr?a conciencia de s? mismo, como individuo diferente del resto. Igualmente, con el tiempo, va a ir adquiriendo la conciencia moral, que es aquella que va a regir nuestra conducta a lo largo de la vida, y por la cual, aprendemos qu? es lo que est? establecido como correcto o incorrecto, dentro de una determinada sociedad. As?, estar?n permitidos e incluso fomentados determinados deseos, pensamientos y formas de actuar; mientas otros quedar?n prohibidos, perseguidos y castigados Personalidad que va a estar en la base de c?mo sentimos, pensamos y actuamos, y es precisamente en este ?ltimo aspecto desde donde se trata de explicar algunos comportamientos desajustados e incluso psicopatolog?as; as? una de las mayores dificultades a la hora de tratar a los adictos es cuando existen variables de la personalidad implicadas en el abuso de sustancias; de forma que si alguna de las caracter?sticas de nuestra personalidad favorece el abuso de sustancias vamos a estar m?s predispuesto para ello, aunque no hay que pensar en ning?n tipo de determinismo de la personalidad en el abuso de sustancias, s? va a guiar nuestros pasos hacia aquello que queremos y buscamos. Son muchas las variables de la personalidad que podr?an estar implicadas, en funci?n del modelo te?rico que empleemos; pero quiz?s el narcisismo est? destacando en los ?ltimos a?os como caracter?stica determinante de nuestro comportamiento. El narcisismo es aquella percepci?n de uno mismo, muy relacionado con la autoimagen y la autoestima, que motiva conductas autocomplacientes. En el extremo se encuentra el narcisismo patol?gico, que conduce a una distorsi?n de la realidad, con pensamientos de grandiosidad, fantas?as de tener capacidades ilimitadas, sentirse superior a los dem?s, e incluso perfecto. Donde se observa una escasa moral en aquello que le satisface, no considerando que se equivoca nunca, motivado ?nicamente por las recompensas y sin ning?n remordimiento por lo que hace, pero ?qu? papel juega la personalidad en el abuso de sustancias? Esto es precisamente lo que se ha tratado de averiguar con una investigaci?n desde el Departamento de Psicolog?a, Universidad de Mohaghegh Ardabili, junto con el Departamento de Psicolog?a, Universidad de Guilan, y el Departamento de Psicolog?a Cl?nica, Universidad Allameh Tabataba’i, Teher?n, (Ir?n) (Mowlaie, Abolghasemi, & Aghababaei, 2016). En el estudio participaron doscientos alumnos universitarios, de los cuales el 38,5% eran mujeres, con edades comprendidas entre los 18 a 35 a?os. A todos ellos se les administr? un cuestionario estandarizado para evaluar los niveles de narcisismo patol?gico a trav?s del Pathological Narcissism Inventory (Pincus et al., 2009) ; igualmente se evalu? su nivel de adicci?n al alcohol y otras drogas a trav?s del Addiction Acknowledgment Scale (Weed, Butcher, McKenna, & Ben-Porath, 1992); adem?s se evalu? el autocontrol mediante el Cognitive Self-Control Scale (Grasmick, Tittle, Bursik, & Arneklev, 1993); y por ?ltimo se administr? las escalas BIS/BAS (Carver & White, 1994) para evaluar la sensibilidad a realizar o inhibir comportamientos en busca de recompensa. Entre los efectos principales se ha encontrado que el narcisismo patol?gico y el comportamiento activo se relacionan significativamente con el abuso de sustancias. Mientras que el comportamiento inhibitorio y el autocontrol se relaciona significativamente con la prevenci?n el abuso de alcohol u otras sustancias. Los resultados sobre los efectos combinados muestran que existe una relaci?n significativa positiva entre el narcisismo patol?gico y el comportamiento activo hacia las drogas, mediado por bajos niveles de autocontrol, d?ndose tambi?n una relaci?n significativa negativa entre el comportamiento inhibitorio y el autocontrol; a pesar de que los autores han tratado de ofrecer un modelo con las relaciones significativas positivas y negativas de estas cuatro variables, este no ha ido acompa?ado de un modelo te?rico que lo sustente. Aun y con las limitaciones anteriores hay que destacar la complejidad de la conducta de abuso de sustancia, y de c?mo est?n implicadas en ella variables de personalidad, lo que va a dificultar el tratamiento para su desintoxicaci?n. As? el narcisismo patol?gico va a jugar un papel destacado en el abuso de sustancias, aspecto que se habr? de trabajar si se quiere modificar estas conductas, sabiendo que tratar de cambiar la personalidad conlleva mucho esfuerzo y en la mayor?a de los casos pocos resultados. Tal y como se ha ejemplificado con la investigaci?n anterior, desde el ?mbito de la psicolog?a se ha tratado de comprobar si existe alg?n rasgo de personalidad que “facilite” el que una persona pueda llegar a atentar contra su vida o no; as? con respecto a descubrir caracter?sticas de la personalidad determinantes en el caso del suicidio se ha realizado una investigaci?n por parte del Instituto Nacional de Psiquiatr?a Ram?n de la Fuente junto con el Hospital Psiqui?trico Infantil Juan N. Navarro (M?xico) (Camarena, Fres?n, & Sarmiento, 2014). En el estudio participaron 233 personas, de las cuales 49 eran pacientes con intentos de suicidio que ten?an diagnosticado trastorno por depresi?n mayor o distimia, excluyendo del estudio a los que ten?an cualquier otra patolog?a a la vez; conformando el resto el grupo control con el que comparar. A todos ellos se les evalu? mediante un cuestionario amplio estandarizado de 240 preguntas denominado Temperament and Character Inventory (Garcia, Lester, Cloninger, & Robert Cloninger, 2017). Seg?n la teor?a que sustenta este cuestionario, en el Temperamento existe un componente parcialmente hereditario, mientras que la Personalidad se forma por las experiencias sociales y personales del individuo. Este cuestionario eval?a siete dimensiones, cuatro de Temperamento (B?squeda de la novedad, Evitaci?n del da?o, Dependencia de la recompensa y Persistencia); y tres de Personalidad (Autodirecci?n, Cooperaci?n, y Autotrascendencia). Los resultados analizados en conjunto informan que los padres e hijos con intentos de suicidio comparten caracter?sticas frente al grupo control. Estas caracter?sticas definitorias son tanto de Temperamento (alta Evitaci?n del da?o y baja Persistencia), como de Personalidad (baja Autodirecci?n y Cooperatividad). Algo que comenta el estudio, es que los padres comparten las mismas caracter?sticas de personalidad que llevan al hijo a tener un intento de suicidio. Como el estudio no contempla el an?lisis de los intentos de suicidio de sus padres, si es que ha habido, no se puede concluir que esos factores sean determinantes, ya que, en unos casos, como en los padres, las mismas caracter?sticas de personalidad no “desembocan” en intentos de suicidio, mientras que en otros s?, como es en los hijos. Hay que tener en cuenta que entre los “supervivientes” de sus intentos de suicidio, se suelen referir que no intentaban quitarse la vida, si no que era su forma de llamar la atenci?n o quejarse de las circunstancias que viv?an. Por eso, en mi opini?n se debe de distinguir entre los que lo intentan y los que lo consiguen, pues puede que detr?s existan motivaciones totalmente diferentes. Luego estos resultados del estudio se referir?an ?nicamente a aquellos que lo intentan. A pesar de ello y dado la gravedad del tema que se investiga, cualquier aportaci?n es bien recibida para comprender mejor los motivos, pero sobre todo para tratar de prevenirlo. Por lo que, seg?n esta investigaci?n existen factores de temperamento como de personalidad que son m?s probables que est?n presentes entre pacientes con trastornos de depresi?n que adem?s cometan intentos de suicidio. As? una persona con un temperamento con altos niveles de evitaci?n del da?o, es decir no aguanta sufrir; y bajos de persistencia en las tareas, es decir, no es constante para lograr sus metas, es m?s probable que ante la depresi?n tienda a cometer actos suicidas, ya que ser?an personas que est?n sufriendo las consecuencias de la depresi?n, aspecto que no le agrada, y adem?s no son capaces de encontrar una salida, debido a que requiere de un esfuerzo diario, aspecto en el que suele fallar. Igualmente tener caracter?sticas de personalidad definidas por bajos niveles de autodirecci?n, es decir tiene poca constancia en la toma de responsabilidad de su propia vida; y bajos de cooperatividad, es decir es una persona competitiva que se involucra poco en aspectos sociales; cuando se dan ambas caracter?sticas ante la depresi?n, es m?s probable que tengan intentos de suicidio. Tal y como ser?a el caso de alguien que no le gusta tomar decisiones personales, como la de afrontar la depresi?n para salir de dicha situaci?n; y que tampoco cuenta con una red de apoyo, para que no le vean c?mo d?bil sus compa?eros, lo que va a facilitar la realizaci?n del acto suicida (Grassi et al., 2018). Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=63808641&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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