Так врывается поздним июльским утром в окно Пожелтевший иссохший лист из небесной просини, Как печальный звонок, как сигнал, как удар в лобовое стекло: Memento mori, meus natus. Помни о смерти. Готовься к осени.

Su Omega Desafiante

Su Omega Desafiante Kristen Strassel P. Jameson Una omega desafiante har? que este soldado alfa rompa todas sus reglas ... Las Tierras Yermas est?n en problemas. Alguien ha estado secuestrando a omegas y el Rey Alfa le ha encargado a uno de sus soldados de mayor confianza que los traiga de vuelta. Dagger es mi mayor enemigo. Un alfa en el que no puedo confiar. Insisto en unirme a la misi?n para mantenerlo a raya. Pero incluso ser la hermana de la reina no facilitar? mi trabajo. Trabajar con mi enemigo resulta m?s dif?cil de lo que esperaba. Pero cuando Dagger abre su coraz?n y revela un secreto que siempre quiso ocultarme, mi odio hacia ?l se convierte en una emoci?n mucho m?s peligrosa. Deseo. Ahora no estoy segura de qui?n es el verdadero enemigo, o si el hombre al que he odiado durante tanto tiempo es realmente la clave de mi futuro. Tabla de Contenido Su Omega Desafiante (Los Omegas Reales, #2) (#ueea1e287-e80c-5683-803a-6ece38fc189e) CAPITULO UNO Dagger (#u7372d7c4-c2c2-5474-abe7-66fbb9b0770a) CAPITULO DOS Tavia (#u4762629d-cb25-5990-8fa9-4b3496a82820) CAPITULO TRES Dagger (#ud2fc19c3-44ac-5ba4-bded-114636a313f1) CAPITULO QUATRO Tavia (#udcbc7911-c767-5822-b4a7-ab5dce784603) CAPITULO CINCO Dagger (#ua71bf05a-f376-5a35-a796-2f41fba2fff6) CAPITULO SEIS | Tavia (#u91b46ff8-822d-5c89-82dc-7a5e80201494) CAPITULO SIETE Dagger (#uec681c7d-8468-579b-bf0c-0d3b67451ef1) CAPITULO OCHO Tavia (#ue6fdec8a-81fe-56e3-b8f4-335c4f48906f) CAPITULO NUEVE Dagger (#ua5894011-d70a-5fc0-9e33-509d9a86c10a) CAPITULO DIEZ Tavia (#u6636cd5b-18e2-562f-a1a9-84a4be808fbf) CAPITULO ONCE Dagger (#ua650fb44-b3a6-54b2-9744-03450e81defa) CAPITULO DOCE Tavia (#u824fa227-280f-55b3-a410-4d061b06b476) CAPITULO TRECE Dagger (#u4cf0e8c7-a4aa-5409-8370-16fee686ffbc) CAPITULO CATORCE Tavia (#u6fd7f194-15d9-5b58-b90a-5bf9ef3f1e23) CAPITULO QUINCE Dagger (#ucbc67c7b-d664-5d56-bb54-8d014e5bdb2c) CAPITULO DIECISEIS Tavia (#ue2d80e50-39cc-5344-9e14-d3666b29069d) CAPITULO DIECISIETE Dagger (#u52b7d556-ca26-54ac-b8ad-19ad23d7c453) CAPITULO DIECIOCHO Tavia (#u1467ce2f-ed56-5777-ba14-69fe874631ba) CAPITULO DIECINUEVE Dagger (#u92b8b144-6bd5-56b8-9d66-90c6bb71a76c) EPILOGO Charolet (#u2aa63340-0f4e-5f82-b036-e19d7e59e0f1) Una omega desafiante har? que este soldado alfa rompa todas sus reglas. Las Tierras Yermas est?n en problemas. Alguien ha estado secuestrando a omegas y el Rey Alfa le ha encargado a uno de sus soldados de mayor confianza que los traiga de vuelta. Dagger es mi mayor enemigo. Un alfa en el que no puedo - no puedo - confiar. Insisto en unirme a la misi?n para mantenerlo a raya. Pero incluso ser hermana de la reina no facilita mi trabajo. Trabajar con mi enemigo resulta m?s dif?cil de lo que esperaba. Pero cuando Dagger abre su coraz?n y revela un secreto que siempre quiso ocultarme, mi odio hacia ?l se convierte en una emoci?n mucho m?s peligrosa. Deseo. Ahora, no estoy segura de s? es el verdadero enemigo, o si el hombre que he odiado durante tanto tiempo es realmente la clave de mi futuro. Su Omega Desafiante LAS OMEGAS REALES Libro Dos Por P. Jameson Kristen Strassel –––––––– PJAMESONBOOKS.COM (https://pjamesonbooks.com/) | KRISTENSTRASSEL.COM (https://kristenstrassel.com/) Su Omega Desafiante Derechos de Autor © 2019 por P. Jameson and Kristen Strassel Primera publicaci?n electr?nica: Septiembre 2019 Estados Unidos de Am?rica Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida, redistribuida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en ninguna base de datos, sin el permiso previo por escrito de las autoras, con la excepci?n de breves citas contenidas en rese?as cr?ticas. La reproducci?n o distribuci?n no autorizada de este trabajo protegido por derechos de autor es ilegal. Ninguna parte de este trabajo puede ser escaneada, cargada o distribuida a trav?s de Internet o por cualquier otro medio, incluso electr?nico o impreso, sin el permiso por escrito de las autoras. Los personajes y eventos de este libro son ficticios. Cualquier similitud con personas reales, vivas o muertas, es una coincidencia y no es la intenci?n de las autoras. Dise?o de Cubierta: Sotia Lazu Traducido por Enrique Laurentin Formato: Agent X Graphics P. Jameson | Kristen Strassel www.pjamesonbooks.com (http://www.pjamesonbooks.com) www.kristenstrassel.com (http://www.kristenstrassel.com) CAPITULO UNO Dagger Me par? en medio de las Tierras Yermas, lo que quedaba de ellas, y contempl? las ruinas ante m?. El inclemente sol del desierto brillaba en lo alto, resaltando cada chabola demolida, las cercas carbonizadas, los bienes destruidos que los habitantes hab?an guardado durante d?as desesperados. Con o sin sol, no pude evitar ver a la gente que se arremolinaba, pareciendo perdida. Perdidos. ?Yo tambi?n les parecer?a perdido? Esta tierra que limitaba con Luxoria al sur era el hogar de los omegas, la clase m?s baja de cambiaformas entre la gente Weren. No. No era la clase m?s baja. Ya no. No desde que el rey Adalai tom? a una omega como reina y declar? a La Divisi?n nula y sin efecto. No m?s segregaci?n, no m?s manada dividida. Ahora ?ramos uno. Alfa, beta y omega por igual. Deber?a haberme sentido feliz, como tantos otros. Como Evander y Cassian. Incluso Solen no se estaba molestando con la aguamiel del rey por esto. Y hab?a una cierta sensaci?n en la ciudad estos d?as. M?s ligera, incluso cuando los omegas todav?a miraban de reojo. Pero no estaba feliz por nada de eso. Hab?a un lugar para todo y para todos. El lugar de los omegas estaba en las Tierras Yermas. El m?o estaba... sol?a estar... al lado del rey. Comandante de la Frontera Sur. Supervisor de las Tierras Yermas. Ya no. Con mi t?tulo despojado, yo era solo otro alfa compitiendo por un lugar en este mundo. No ten?a nada ni a nadie ahora. Excepto mi misi?n. El rey Adalai me estaba enviando en una b?squeda para encontrar a los omegas que hab?an sido secuestrados en las Tierras Yermas durante los ?ltimos a?os. Estas quejas de personas desaparecidas no eran nuevas para m?, pero nunca las hab?a tomado en serio. Las Tierras Yermas eran... buenas, malas. Ten?a sentido que los cambiaformas desesperados pudieran intentar irse en busca de algo mejor. No lo encontrar?an. Cualquiera que tuviese alg?n sentido sab?a que m?s all? del desierto solo habr?a m?s desierto. Y humanos. Hab?a humanos que quer?an cosas de nosotros. Quer?an explotar nuestras habilidades y experimentar con nosotros para su propio beneficio. Humanos que quer?an nuestra tecnolog?a para poder prosperar en el mundo como era ahora, despu?s de las erupciones solares y la Gran Tormenta de Polvo que enviaron a la humanidad al caos. Luxoria era un oasis del que todos quer?an un pedazo. Ten?a sentido que los omegas desesperados que llamaban hogar a las Tierras Yermas, pudieran haber ido en busca de otro lugar como este. Ahora sab?a que ese no era el caso. Los omegas hab?an sido tomados, uno a la vez, durante a?os por los humanos que los convirtieron en armas vivientes. Versiones retorcidas de lo que eran antes, bestias medio cambiantes que babeaban ?cido y cortaban lobos por la mitad con sus garras. Hab?an venido a destruir las Tierras Yermas e hicieron un buen trabajo. Lo ?nico bueno de esa noche fue que ninguno de los mutantes regres? con vida a los humanos. Pero el n?mero de omegas faltantes era casi de tres d?gitos. Lo que significaba que hab?a muchos m?s mutantes, o futuros mutantes, en el arsenal de los humanos. Depend?a de m? encontrarlos antes de que conocieran ese destino. Fue en parte un castigo por mi papel en la destrucci?n de las Tierras Yermas, en parte una misi?n de rescate. El alfa en m? se resist?a a asumir cualquier pizca de culpa, pero el rey y otros sintieron que hab?a descuidado mis deberes. Para ellos era f?cil decirlo cuando estaban a cargo de betas y de otros alfas. Me hab?an encomendado la tarea de vigilar a los omegas. Los sin ley, los olvidados. La basura que a nadie le importaba. Nadie pod?a entender la situaci?n en la que me colocaba mi asignaci?n. Si me hubiera importado demasiado, mi lealtad a la corona habr?a sido cuestionada. Si me importaba muy poco... bueno, ah? era donde estaba ahora. El equilibrio que hab?a tenido que mantener era estrecho e imposible, pero mis verdaderos sentimientos estaban en alg?n punto intermedio. A veces, me relacionaba m?s con los omegas que con mi propia clase. A veces, odiaba a los alfas tanto como ellos. Me odiaba a m? mismo. Por vivir al otro lado de las puertas mientras la gente sufr?a, merecidamente o no. Por saber que los ni?os pasaban hambre mientras la realeza com?a hasta saciarse. Por nunca informar de estas cosas al rey, ?le hubiera importado entonces o no? Por observar a una mujer omega y desear que pudiera ser m?a. Me qued? inm?vil cuando la vi a una gran distancia, parpadeando dos veces para asegurarme de que realmente era ella. No estaba sucia como la primera vez que la vi en el castillo. Y aunque su vestido era suave ahora, no estaba ra?do ni rasgado como antes. Su cabello oscuro estaba trenzado hacia atr?s contra su cabeza, pero ya no estaba cubierto de barro. Tavia era diferente ahora que su hermana era reina, pero todav?a le gustaba fingir que era una de las desesperadas. Ella me hab?a hecho odiarme m?s a m? mismo, y ni siquiera lo sab?a. Nunca lo har?a, si tuviera algo que decir al respecto. Apartando mis ojos de ella, me concentr? en el horizonte. Los omegas se hab?an convertido en mi pueblo sin siquiera quererlo. Yo era La Divisi?n, mitad dedicada a ellos y mitad a mi rey. La barrera entre ellos y la ciudad. Hab?a sido mi secreto m?s oscuro y mejor guardado, y permanecer?a como tal hasta el d?a de mi muerte. ?Qu? diablos era yo ahora? ?D?nde pertenec?a en esta nueva manada unificada por la que abog? el rey Adalai? Ninguno de esos sentimientos que los omegas me provocaban importaba m?s que mi posici?n. Mi lugar. Ahora, ten?a que recuperarlo. Saldr?a al amanecer. Encontrar?a a todos los omegas perdidos durante mi vigilancia y los llevar?a a casa. Y mientras estaba en eso, me encontrar?a a m? mismo. Nunca m?s me dividir?a entre el honor y el deber. Nunca m?s. CAPITULO DOS Tavia "Voy a la misi?n de rescate", anunci?. Las palabras colgaron entre mi hermana y yo como una telara?a polvorienta, ninguna de las dos extendi? la mano para quitarla. Convertirse en la primera reina omega en una generaci?n ni siquiera fue lo m?s imprudente que hab?a hecho mi hermana Zelene. Mantener su trasero fuera del agua caliente era un trabajo de medio tiempo, y nunca me atrev? a decirle que esa fue la raz?n por la que me despidieron de mi puesto en el castillo. El primero, de todos modos. En ese momento, parec?a el fin del mundo. Pens? que era un secreto que me llevar?a a la tumba. Si no fuera lo suficientemente buena para trabajar para la familia real de Luxoria, nadie m?s me contratar?a. Y no pod?a poner en peligro su trabajo. Nos hubi?ramos muerto de hambre. Pero la chispa en sus ojos cuando cocinaba problemas era a veces la ?nica luz en las Tierras Yermas. Ahora aqu? est?bamos, en la suite privada del castillo real de Luxoria. No, no est?bamos invadiendo. Viv?amos aqu?. Zelene lo hac?a, de todos modos, ahora que estaba emparejada con el rey Adalai. Mi hermana era una verdadera reina. Me tomar?a mucho tiempo entender eso. Por eso, a pesar de las protestas de Zelene, volv?a a casa en las Tierras Yermas todas las noches. All?, los omegas hab?an sido sentenciados a una vida de pobreza para que el ex rey, el padre de Adalai, pudiera ajustar cuentas. Como su hijo, se hab?a enamorado de una omega, pero eso no le impidi? traernos tanta miseria. Por esa raz?n, nunca confiar?a en Adalai ni en nadie de su corte. Sediento de sangre y despiadado, estaba convencido de que har?an cualquier cosa para salvar sus propios traseros. Despu?s de veinticinco a?os en las Tierras Yermas, entend? el instinto de supervivencia m?s de lo que nunca quise. ?La diferencia entre los alfas y yo? No pondr?a a nadie m?s en peligro para salvarme. Sin embargo, iba a ser imprudente. Por el bien mayor. Mir? a mi hermana, desafiando su expresi?n de asombro. Era mi turno de ser la imprudente. “Como reina, puedo prohibirte que vayas. Ordenarte que permanezca en el castillo". Zelene abraz? una almohada de terciopelo contra su pecho. Su pierna rota la relegaba a la suite. Llevaba muletas, pero odiaba mostrar debilidad. Todos en la ciudad y m?s all? estaban mirando a la reina omega. Su asiento favorito estaba junto a la ventana, con vistas al jard?n. M?s all? de eso, pod?amos ver las Tierras Yermas. Algunos podr?an decir que se estaba escondiendo, pero fue la primera l?nea de defensa en otro ataque. "?Me prohibir?as volver a las Tierras Yermas? Cu?n pronto olvidas de d?nde vienes". Me burl?. Ella jur? que nunca lo har?a. “Si planeas quedarte all?, tal vez. ?Pero m?s all? de eso? ?D?nde residen los humanos? Ella sacudi? su cabeza. "No es seguro. Nunca lo fue, pero especialmente ahora. Los mutantes te estar?n buscando, espec?ficamente, porque a los humanos nada les encantar?a m?s que capturar a la hermana de la reina". Ella se estremeci?, y el mismo escalofr?o recorri? mi espalda. “As? que s?, puedo ordenarte que te quedes aqu?. O yo..." Ella no ten?a nada. "?C?mo me castigar?s si es peor de lo que ya vivimos?" Mir? hacia la puerta para asegurarme de que el rey no nos hab?a hecho una visita sorpresa. Hac?a eso, muchas veces. Probablemente se supon?a que iba a ser rom?ntico acercarse sigilosamente a su nueva novia, pero yo no sab?a mucho sobre esas cosas adorables. Para m?, sent?a que nos estaba controlando. "Si te atrapan, no hay forma de saber qu? te suceder?". Zelene se estremeci? cuando una serie de posibilidades pasaron por su cabeza. Ciertamente estaban pasando por m?. “Los humanos ya tratan a los omegas como ratas de laboratorio. Si pudieran ponerte las manos encima..." "No conf?o en que Dagger regrese con los omegas vivientes. Har? un trato con los humanos para conseguir lo que quiere, no lo mejor para las Tierras Yermas. Para ?l nunca lo hemos hecho bien. Por eso voy con ?l". Hasta que Adalai despoj? a Dagger de sus deberes y t?tulo, hab?a estado a cargo de supervisar las Tierras Yermas. Pero no nos mantuvo a salvo. Durante cinco a?os, se hab?a asegurado de que nuestras vidas fueran un infierno. Ahora prometi? que pasar?a la p?gina y har?a lo correcto. Lo creer?a cuando lo viera. Cuando todos los omegas perdidos est?n a salvo. "No, no lo har?s." "?Lo proh?be, Su Majestad?" La desafi?. "Tienes que confiar en Dagger", dijo Zelene, y no ten?a idea de c?mo manten?a la cara seria. Ese hombre era tanto nuestro enemigo como los humanos que capturaron a los omegas y los convirtieron en lobos mutantes. No dejar?a que la corona cambiara a mi hermana. Har?a lo que fuera necesario para mantenerla fiel a sus ra?ces. "No conf?as en Dagger para mantenerme a salvo". Frunci? los labios y, por primera vez desde que le hab?an colocado la corona sobre la cabeza, parec?a vulnerable. No d?bil. Ning?n omega era d?bil. Especialmente no nuestra reina. Pero de vez en cuando, nuestras paredes se derrumbaban. Era imposible mantenerlas en alto todo el tiempo. "No, no conf?o en ?l", dijo. “Creo que har? todo lo que Adalai le pida para recuperar su t?tulo. Pero ah? es donde termina. Te ver? como un desaf?o, Tavia. Y m?s que eso, una representaci?n de todos sus fracasos. Dagger no pudo imponer su voluntad en las Tierras Yermas. Especialmente no en nosotras. Por mucho que lo intent?, no pudo obligarnos a someternos. Esperar? que luches por ti misma". "He estado luchando por mi vida todos los malditos d?as". Desde que los omegas hab?an sido exiliados de Luxoria. Si Dagger pensaba que me rendir?a f?cilmente, que dejar?a de pelear solo porque mi hermana dorm?a en la cama del Rey, ten?a otro pensamiento por venir. "Estoy lista." El sol comenz? a esconderse detr?s de las monta?as. Para mi cerebro omega, significaba que era hora de regresar a las Tierras Yermas, antes de que fuera ilegal ser capturado en Luxoria, y los guardias tuvieran carta blanca para rectificar ese problema como mejor les pareciera. Era dif?cil acostumbrarse a las nuevas reglas, o la falta de ellas. “Rielle estar? aqu? pronto. Preg?ntale qu? piensa de mi plan". Nuestra compa?era de cuarto trabajaba en las dependencias privadas del castillo. Todo hab?a sido un torbellino desde la noche en que Zelene irrumpi? en la fiesta y no hab?amos tenido mucho tiempo para discutir estrategias. Los alfas podr?an haber hablado de sus planes militares mientras ella les serv?a, pensando que no era lo suficientemente inteligente como para entender lo que planeaban. Gran error. "Estoy segura de que ella lo odiar? tanto como yo. Te har? saber si a ella se le ocurren mejores ideas". Zelene sonri?. "No es eso lo que quiero decir." Bes? su mejilla antes de dejarla pasar la noche. “Presiono para obtener informaci?n. Dagger seguramente no me lo dir? todo, y me niego a que me tomen desprevenida". Los ojos azules de Zelene estaban enormes y sin parpadear. “Por favor, reconsidera esto. Ayudas m?s a los omegas viva que muerta". Las palabras de despedida de mi hermana me persegu?an mientras me aventuraba por las calles de Luxoria. Nunca me detuve en ninguna de las tiendas de camino a casa antes, ni me qued? en las vidrieras. Hasta hace poco, se prohib?a la entrada de omegas, a menos que estuvi?ramos all? para hacer negocios para una alfa o una beta. Puede que se levante la prohibici?n, pero gastar?a el poco dinero que ten?a en los negocios de las Tierras Yermas. A Zelene le preocupaba que Luxoria no estuviera lista para la unidad, pero no hab?a considerado las necesidades de su propia gente. Que no quer?amos ser considerados iguales a los alfas. Quer?amos ser reconocidos por quienes ?ramos, no m?s envueltos en la verg?enza y la miseria. Todos los guardias se hab?an ido de las puertas. Adalai dijo que habr?a una ceremonia para demoler los muros que separaban a los omegas de Luxoria. Tal vez estaba siendo una tonta, insistiendo en ir a la batalla. Me hab?a estado cuidando las espaldas durante a?os, asegur?ndome de que mis amigas estuvieran a salvo, pero eso no era lo mismo que trabajar con un ej?rcito. Dagger, confiara en ?l o no, era un soldado entrenado. No me hab?a tomado en serio antes de que mi hermana se llevara la corona, cuando segu? el protocolo vac?o que ten?amos ante nosotros y acud? a ?l con los problemas del pueblo. Me dir?a que lo sab?a y me despedir?a. Apenas me mir?. Esta misi?n no podr?a ser m?s que un ejercicio de frustraci?n. Y probablemente no perder?a el sue?o si me capturaran. Hab?a sido una espina clavada en su costado durante demasiado tiempo. "?Lady Tavia!" una voz familiar me llam?, seguida de fuertes pasos ??en el polvo. Me volv? para encontrar a Maryellen, que hab?a sido amiga de mi madre, una soldado en la antigua guerra. "Sigo siendo solo Tavia, Maryellen". Not? que hab?a estado llorando. "?Qu? pas??" "Jacoby". Su hijo. "Est? perdido". Oh, mierda. Hab?a estado en la primera l?nea de la lucha por la justicia omega, una guerra secundaria despu?s de la Divisi?n. Hab?amos trabajado juntas muchas veces, a altas horas de la noche en las sombras, susurrando para que los guardias no nos oyeran. No pod?a dejar que ella supiera lo asustada que estaba por ?l. "?Cuando sucedi??" "Nunca volvi? a casa despu?s de la celebraci?n de la boda". Se tap? la boca con la mano para reprimir un sollozo y yo coloqu? mi mano sobre su hombro. "He estado tratando de hacerle llegar un mensaje a una de ustedes, chicas, pero desde el final de La Divisi?n, todo ha sido un caos. No hay guardias. No hay reglas. No pens? que las cosas pudieran empeorar, pero lo hicieron". Si los humanos supieran lo que hemos estado haciendo, nuestros sue?os de revoluci?n que no tienen nada que ver con el Rey o su corte, se asegurar?an de detenerlos en seco. "Har? todo lo que pueda para recuperarlo". Le di un abrazo r?pido, pero no tuve tiempo de quedarme y consolarla. Ten?a que trabajar con Dagger. Por mucho que esperaba que Rielle pudiera contarnos los secretos de la realeza, ten?a que contarle los nuestros. Sin el otro, no hab?a forma de que pudi?ramos ganar esta pelea. CAPITULO TRES Dagger Cargu? otro contenedor de suministros dentro de la peque?a bodega del Humvee el?ctrico. Ten?a la intenci?n de irme al amanecer y el cielo ya se estaba iluminando. El rey Adalai insisti? en que llevara una tripulaci?n de hombres conmigo y le di una lista de algunos de los m?s sigilosos. Sin duda enviar?a lo mejor para esta misi?n ya que era muy importante para su reina, pero si no... bueno, no importar?a. Me dar?a cuenta de una mierda. Volviendo a la armer?a, cargu? armas y municiones. Ya estaba totalmente armado, como lo estar?a cualquier otro d?a, pero nunca estaba de m?s tener unas extra. Especialmente cuando podr?a estar enfrent?ndome a bestias que eran dos pies m?s altas que yo. En el camino de regreso al veh?culo, los primeros indicios de sol comenzaron a asomarse por las murallas de la ciudad, y los sonidos de Luxoria al despertar convirtieron la tranquila madrugada en un zumbido sordo. Los hombres se estaban reuniendo cerca del castillo para preparar nuestro viaje. Era un peque?o ej?rcito, en su mayor?a betas. F?cil para llegar a lugares donde no ?ramos bienvenidos. Me acerqu? al grupo, sorprendida de encontrar a Cassian entre los hombres. Era el supervisor de las fronteras occidentales. Ten?a un ej?rcito propio a su mando. ?Por qu? Adalai lo enviar?a conmigo? Cassian capt? mi mirada mientras cargaba las armas en el Humvee. Se acerc?, luciendo m?s sombr?o de lo normal. "?El rey te envi? para vigilarme?" Puli? una manzana en sus cueros y el crujido de su mordida son? pesado en la calma de la ma?ana. "Algo as?." Sonre?. "Figurando. Los poderosos caen con fuerza cuando una mujer los agarra por los huevos". Cassian arque? una ceja. "No creo que sean sus bolas las que tiene. El rey est? emparejado. Garantizado. Un v?nculo real como no hab?amos visto por aqu? en mucho tiempo. Creo que la reina Zelene tiene su coraz?n". "Su coraz?n." "Si. La cosa que late en tu pecho. Tun, tun. Pum, pum”. Frunc? el ce?o. "Estoy familiarizada con el ?rgano, gracias". Cassian se enderez?, mirando por encima de mi hombro, y me volv? para ver qu? llamaba su atenci?n. Dos omegas se dirig?an hacia nosotros. Las reconoc? a ambas. Charolet, que ahora era una de las damas de la reina, y la ?nica omega que definitivamente no esperaba volver a ver antes de irme. Tavia. Ninguna de las mujeres vest?a la vestimenta adecuada del castillo. En su lugar, usaban... ?cueros de pelea? Mi lobo interior se retorci? en advertencia cuando las dos omegas se detuvieron al lado del veh?culo. No pod?a apartar los ojos de Tavia y la mirada que parec?a estar permanentemente grabada en su rostro. "?Qu? est?n haciendo aqu??" Pregunt?. “Report?ndonos para el deber. Se?or." Su tono era todo menos respetuoso, pero eso no era lo que m?s me molestaba. "Tu lugar est? en el castillo", le dije, alej?ndome de ella para terminar de empacar. Ella sigui?. Tambi?n lo hizo la otra omega. Cassian tambi?n. "No esta vez", argument? Tavia. "Vamos a ir contigo a cazar a los humanos". Mi mirada se pos? en la de ella. "Por el infierno que ir?s". Inclin? la cabeza hacia un lado. "Por el infierno. Si. Probablemente as? ser? contigo". Aclar?ndose la garganta, hizo un gesto a su amiga. "Ya conoces a Charolet". La mujer en cuesti?n asinti? con fuerza. Parec?a el papel de un soldado, incluso si solo estaba jugando a disfrazarse. "Era posible que la haya visto antes, luchando en el frente, pero dudo que conociera su nombre". La acotaci?n no se me escap?. El Pens? que no me importaba nada la gente de la que me hab?a hecho cargo. Que no sab?a nada de su lucha. Ella estaba equivocada, pero nadie se lo dir?a. Porque todo lo que pens? que sab?a sobre ellas no compensaba el hecho de que hab?a hecho de su existencia un infierno. Negu? con la cabeza y segu? caminando. “Ya tengo mi ej?rcito. No necesita extras. Ambas est?n despedidas". Tavia se ri? con verdadera gracia. "?Despedidas? No, lo siento, Lord Da, me refiero solo a Dagger. El rey Adalai ha decidido que el ej?rcito tambi?n deber?a estar formado por omegas. Aqu? estamos. Me tienes a m? y a Charolet". El rey no me hab?a dicho nada de esto. "No es necesario", murmur?. Se inclin? cerca como si fuera a compartir un secreto conmigo. "Ya no puedes decidir qu? es necesario. Y lo sea o no, lo acompa?aremos a cazar a los humanos y encontrar a nuestra gente desaparecida". Mir? a Cassian, que hab?a dejado de comerse su manzana. Cubri? su sorpresa mejor que yo. “Podr?a ser ?til”, ofreci?. “Ellas pueden saber m?s sobre los mutantes que nosotros. Los conoc?an antes de que los humanos los secuestraran". Tavia se?al? con la barbilla hacia Cassian. Escucha a este. Es listo." ??ste? Cassian dijo, luciendo estupefacto. Antes de la abolici?n de La Divisi?n, una omega ser?a brutalmente castigada por hablar con un alfa as?. Especialmente uno que tambi?n era miembro de la realeza. "Tambi?n lo es tu boca", le espet?. "Ser?a prudente observar la forma en que le hablas a un alfa". Tavia entrecerr? sus ojos azules, y la forma en que no retrocedi? hizo que me pusiera duro debajo del cintur?n. Mierda. No se supon?a que fuera as?. Un alfa exig?a sumisi?n, pero su desaf?o me excit?. "?Es eso una amenaza?" Se acerc? hasta que nuestros pechos casi se tocaron, mir?ndome como una peque?a pieza de dinamita que podr?a explotar en cualquier momento. El animal en m? quer?a hacerla estallar. Hacerla que me odiara a?n m?s. "No es una amenaza, petardo", gru?? en voz baja. "Es una sugerencia." "Oh. Bien. En ese caso, no gracias. Hablar? como quiera, ahora que soy libre de hacerlo". Charolet parec?a divertida. ?Ella pensaba que eso era divertido? ?Qu? estaba pensando Adalai al enviar a la hermana de la reina en esta misi?n? Especialmente a ella. ?C?mo se supon?a que iba a hacer mi trabajo cuando ella estaba tan empe?ada en desafiarme? "Ha salido el sol", interrumpi? Cassian sonando casi tan perturbado como yo. "Deber?amos ponernos en movimiento si queremos encontrar un lugar seguro para acampar antes de que oscurezca". Los labios de Tavia se apretaron sarc?sticamente. "Si. Deber?amos irnos. No me gusta perder el tiempo". Pas? roz?ndome, su familiar aroma picante me envolvi? mientras se pavoneaba hacia el veh?culo y trepaba por la parte trasera para encontrar un lugar en el banco. “Hola, chicos”, dijo, saludando a los hombres con el ce?o fruncido y boquiabiertos que fueron elegidos para la misi?n. Se dej? caer entre dos enormes betas mientras Charolet segu?a su ejemplo. Y luego mir? por la parte trasera del cami?n, lanz?ndome una sonrisa remilgada. "J?deme", murmur?. "S?", estuvo de acuerdo Cassian. Jodete. Ni siquiera estar?as aqu? si hubieras hecho tu trabajo". "Mi trabajo", me burl?. "?Cu?l era exactamente mi trabajo?" "Estabas a cargo de las Tierras Yermas." "?Y qu? crees que eso significa exactamente?" Cassian lo fulmin? con la mirada. “Estaban bajo tu autoridad. Si algo andaba mal all?, deber?as haberlo informado". Asent? con la cabeza, mirando m?s all? de las puertas de la ciudad hacia el polvoriento y ruinoso desierto. "Reportarlo. ?Habr?a hecho alguna diferencia, para alguno de ustedes, si hubiera venido al consejo y hubiera dicho que faltaban omegas? Cassian no respondi?. “?Habr?a enviado el rey grupos de b?squeda? ?Habr?a reunido al ej?rcito occidental y lo habr?a enviado a buscar? ?A Omegas? ?Qu? hay de Solen y Evander? ?Alguno de los dos habr?a levantado un maldito dedo para ayudar? Todav?a nada. Me volv? hacia ?l. “Mira, lo que todos ustedes, idiotas, parecen estar olvidando es que hasta que el Rey emparej? a Zelene, a nadie le importaban los omegas. Y ahora que la ley ha cambiado, cada uno de ustedes est? buscando un lugar para echar la culpa. Esa es la verdadera parte de mierda que ninguno de ustedes est? dispuesto a aceptar. Todos les fallamos. Todos fallamos". Sub? detr?s de la columna de direcci?n y encend? el motor el?ctrico. Esper? a que Cassian tomara asiento a mi lado, y luego puse mi rumbo hacia el desierto vac?o m?s all? de las Tierras Yermas. Que todos me culpen. De todos modos ya me culp? a m? mismo. Pero la verdad era que todos pagar?amos por lo que le hab?amos hecho a nuestra manada. CAPITULO QUATRO Tavia Petardo. La palabra se me qued? grabada en la cabeza. Es mejor que Dagger me maneje con el mismo cuidado que uno de esos explosivos que a la realeza le encantaba encender sobre el castillo cuando quer?an que todos supieran sobre sus victorias en la guerra. Era igual de peligroso e impredecible. Lo sorprend? mir?ndome por el espejo retrovisor mientras conduc?a, y me record? a m? misma que no pod?a dejar que me sorprendiera con la guardia baja. Vigilar cada uno de sus movimientos era solo una raz?n de por qu? estaba aqu?. M?s que nada, hab?a prometido salvar a mi gente. Por ahora, esto tendr?a que ser suficiente. Mir?ndolo. Su cabello oscuro ondeando en la brisa caliente. La forma en que sus hombros se flexionaban y tensaban bajo sus cueros militares. ?C?mo pod?a ser tan atractivo un hombre tan horrible? Quiz?s ten?a una polla peque?a y su apariencia exist?a para compensarla. Se movi? en su asiento y los gruesos m?sculos de su cuello se flexionaron, haciendo que mi boca se secara. No, no estaba distra?da en absoluto. Su peque?a sonrisa se reflej? en el espejo, dici?ndome que se dio cuenta, y arrastr? mi mirada hacia la ventana. Nada m?s que desierto rodeaba a nuestra caravana. Eran solo unos pocos veh?culos. Su Majestad insisti? en que enviaba a sus mejores hombres. As? era como Cassian hab?a sido atrapado en esto. El Ej?rcito Occidental que ?l comandaba estaba compuesto en su mayor?a por betas y alfas m?s j?venes que disfrutaban de los mismos privilegios que se otorgaban a todos los residentes de Luxoria. Ahora su l?der estaba siendo castigado por la ineptitud de Dagger. Hice un balance de los hombres en el veh?culo conmigo. No los conoc?a por su nombre, ni si eran los buenos soldados que el rey cre?a que eran. Ten?a que confiar en la realeza, algo que no me resultaba f?cil. Charolet puso su mano en mi hombro. "?Sabes ad?nde vamos?" susurr? en mi o?do. Los omegas no ten?an una educaci?n formal. Hab?amos aprendido a leer a la luz de las velas, con susurros y textos olvidados. Cualquier habilidad que no fuera para el prop?sito de cumplir con nuestros deberes con el reino proven?a de la escuela de los golpes duros. Pero todos los que conoc?a so?aban con un d?a en que tuvi?ramos oportunidades. Ten?amos la intenci?n de estar listos cuando llegara. Aun as?, no ten?a idea de que el desierto era tan grande. Tan desolado. Mi mundo nunca hab?a existido fuera de las limitaciones de Las Tierras Yermas y Luxoria. Supervivencia. Sacudiendo la cabeza lo suficiente para responder a Charolet, me inclin? hacia adelante. As?, Dagger no pod?a mirarme a los ojos sin lanzar el veh?culo a la arena, pero pod?a sentir su juicio. "?Tienes idea de ad?nde vamos?" Yo pregunt?. Cassian ri?. Ojal? estuviera liderando esta misi?n en lugar de Dagger. Nadie faltaba en las fronteras occidentales. "Por supuesto que s?." Su respuesta estaba destinada a tranquilizarme o volver a estar en mi lugar. En cambio, me enfureci?. "?Cu?nto tiempo has sabido que los humanos estaban realizando experimentos con los omegas?" Sus dedos se apretaron en el volante. "No s? la ubicaci?n de los laboratorios. Solo donde est? la ciudad. Una vez que lleguemos, emplearemos la inteligencia que hemos estado reuniendo... " "As? que sab?as desde el principio que esto estaba pasando". Mi mand?bula estaba tan tensa que tem? romper el hueso. E ignoraste nuestros informes. Nuestras s?plicas de ayuda". Dagger pis? los frenos y, en una nube de polvo, nuestro coche se apart? de la caravana. Menos mal que no ?ramos el coche l?der. La realeza, incluso en un papel militar, dejar?a que los soldados beta subieran al frente. Los Alfas Reales nunca se mov?an sin protecci?n, incluso si pod?an aplastar a sus enemigos con un chasquido de su dedo. Los coches detr?s de nosotros hicieron lo mismo, y fue un milagro que no provocara un accidente. Se volvi? hacia m?. "Report? todos los incidentes, Tavia". Sin apodo lindo esta vez. “Fue solo cuando la reina hizo de este tema una prioridad que se estableci? una misi?n”. "Los humanos usar?n tu tecnolog?a en tu contra". Mi coraz?n tron? en mi pecho y el sudor corri? por mi columna. No hac?a m?s calor, pero estos conjuntos de cuero eran brutales. No era de extra?ar que los alfas fueran tan idiotas todo el tiempo. Estar tan caliente me pon?a de mal humor. "Los omegas que capturaron no te son leales. Har?n lo que sea necesario para sobrevivir". Entrecerr? la mirada y el sudor se enfri? dentro de mi chaqueta. No pod?a dejar que pensara que ten?a alg?n efecto en m?. “Lo ?nico que me importa es si los omegas dentro de este cami?n me son leales. ?Puedo confiar en que luchar?s por m??” La confianza fue lo que dije que nunca le dar?a a los alfas. Pero en el desierto, en esta caravana, era diferente. No estaba luchando por ?l, me dije. Estaba luchando por todos mis amigos desaparecidos. Y los lobos que se hab?an convertido en monstruos, para que pudieran encontrar algo de paz. Asent?. “En el ej?rcito, trabajamos juntos como un equipo. Luchas por el hombre que est? a tu lado y, a cambio, ?l lucha por ti. La Divisi?n es debilidad". "No lo s?", suspir?, pero luego me proteg?. No tuvo que dar el siguiente paso. La debilidad es igual a la muerte. “Recientemente se secuestr? otro omega. Me acabo de enterar anoche. Todav?a est?n capturando omegas de Las Tierras Yermas". Dagger trag? saliva. Esta era nueva informaci?n, y no deber?a haberlo tomado por sorpresa con eso. En un mundo perfecto, habr?a seguido el protocolo. Pero estaba aprendiendo las reglas de este nuevo rol a medida que avanzaba. Las viejas reglas no hab?an funcionado. "Se lo haremos saber a las tropas que est?n en la ciudad". Se puso de frente y puso el cami?n en marcha. En lo que a ?l respectaba, esta conversaci?n hab?a terminado. Pero no fue as?. "?Qui?n est? vigilando ahora Las Tierras Yermas?" Sacudi? la cabeza. "Quiz?s deber?as haberte quedado atr?s". Entonces no ten?a idea. Pero no era su trabajo interrogar al rey. Solo para cumplir sus ?rdenes. Adalai no le contaba todo. Dagger no sab?a que Charolet y yo ven?amos. Eso me reconfort?, que en realidad hab?a un plan para vigilar nuestra casa. “Conf?o en que mi hermana har? lo correcto por nuestra gente”, dije. Ahora la conversaci?n hab?a terminado. Me hund? en mi asiento, pero no me relaj?. Segu? pensando que ve?a la ciudad humana aparecer a la vista, pero era solo un espejismo, explic? uno de los soldados beta. El desierto te jugaba una mala pasada cuando estabas all? demasiado tiempo. Apreci? que hubiera aceptado mi rol en esta misi?n sin resentir que yo fuera la raz?n por la que estaba aqu?. La mayor?a de las betas eran decentes, incluso complacientes. Pero por dentro, mi lobo gru?endo. Cada vez m?s impaciente y muriendo por una pelea. No era buena se?al. A lo lejos, vigas de acero se elevaban de la arena. El reflejo del sol hizo que pareciera un fuego y nos dirigimos directamente hacia ?l. A medida que nos acerc?bamos, los objetos se volvieron m?s claros. Reales. Mi coraz?n salt? a mi garganta. Aparecer en la fortaleza humana sin previo aviso podr?a ser un procedimiento operativo est?ndar para la realeza y su ej?rcito, pero como omega... solo ven?amos aqu? como prisioneros. Y los que sobrevivieron no se fueron de la misma manera que vinieron. En Las Tierras Yermas, conoc?a las reglas, pero no ten?a idea de c?mo jugar a este juego. Todos salieron de los veh?culos. Me deslic? del asiento y esper? a Charolet. Ella fue la ?ltima en salir. Sus ojos oscuros estaban muy abiertos y sus labios se separaron. Le ofrec? mi mano para ayudarla a bajar. "Zelene los matar? si algo nos pasa", le susurr? al o?do. Ella no respondi? de inmediato, sino que evalu? a Dagger y Cassian. Su mirada se detuvo un poco m?s en ?l. "?Qu? pasa si entramos en celo?" ella pregunt?. Mierda. Hab?an pasado tantas cosas desde el calor de Zelene que me lo hab?a quitado de la cabeza. Y con el final de La Divisi?n, ya no me sent?a tan vulnerable. Me hab?a olvidado de preocuparme por el inevitable flujo hormonal que nos puso en peligro. Vivir juntas en la peque?a choza nos hab?a puesto a todas en el mismo ciclo. Zelene no siempre fue la primera en experimentar su calor, pero a menudo ocurr?a un efecto domin?. Y si estar cerca de los alfas la hac?a tropezar... mi lobo se retorc?a dentro de m?. "?Viene tu calor?" "A?n no." Suspir?. “Hacemos lo mismo de siempre. Nos protegemos unas a otras". Consigui? sonre?r, pero no dur? mucho. “Tavia. Charolet,” ladr? Dagger. "Si quieren ser parte de esta misi?n, es mejor que se pongan al d?a con los soldados experimentados y vengan a escuchar". Gem?, pero nos unimos al grupo en la parte delantera del veh?culo. "Haremos un acercamiento pac?fico", dijo Dagger, y yo quer?a protestar. Los humanos hab?an convertido a nuestros amigos, nuestra familia en mutantes. Eso era, si no ten?an la suerte de morir en la transformaci?n. Pero luego me di cuenta por primera vez de que realmente estaba de nuestro lado. "No asuman que nadie est? demasiado lejos para salvarlo mientras est? vivo. Contamos con un equipo capacitado de m?dicos y un cami?n lleno de suministros m?dicos. Una vez que evaluemos la situaci?n, se le asignar? su tarea. Solo recibir?n ?rdenes m?as o de Cassian. "?No es la hermana de la reina?" alguien detr?s de m? se ri?. "Ella tiene un rango m?s alto que t?". Dagger frunci? el ce?o. "Las ?rdenes provienen ?nicamente de los Comandantes Alfa". Nadie le record? que ese ya no era su t?tulo. Cassian comenz? a caminar y los soldados lo siguieron. Todos menos Dagger. Charolet agarr? mi mano cuando comenzamos a movernos. Cualquiera que se diera cuenta pensar?a que era una muestra de unidad o de miedo. "Ustedes." Dagger me hab?a estado esperando. Charolet y yo nos detuvimos en seco. Sin nadie como testigo, Dagger podr?a inventar cualquier historia para explicar que dos omegas no regresaron. "No se aparten de mi lado". "Jam?s", prometi? Charolet. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=63808396&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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