Растоптал, унизил, уничтожил... Успокойся, сердце, - не стучи. Слез моих моря он приумножил. И от сердца выбросил ключи! Взял и, как ненужную игрушку, Выбросил за дверь и за порог - Ты не плачь, Душа моя - подружка... Нам не выбирать с тобой дорог! Сожжены мосты и переправы... Все стихи, все песни - все обман! Где же левый берег?... Где же - прав

Flechado Por Mi P?cara Navide?a

Flechado Por Mi P?cara Navide?a Dawn Brower ?El conde de Winchester le propondr? matrimonio? o, lo que es m?s importante, ?amar? a Lady Adeline Carwyn si se ven obligados a casarse? Su deseo de Navidad no result? como esperaba... Lady Adeline Carwyn tiene un deseo para Navidad: experimentar el amor. Su anhelo es respondido en la forma de Devon Hayes, el conde de Winchester. Es guapo como el pecado y tan p?caro como parece. Su encuentro es m?gico y ella est? feliz de pasar la Nochebuena en sus brazos. Sin embargo, duda que al d?a siguiente, siga am?ndola, y considera que sus palabras de cari?o no son m?s que promesas vac?as, incluso cuando ella quiere creerle. Cuando su padre, el duque de Whitewood, los encuentra en una situaci?n comprometedora, todo cambia. Lady Adeline se encuentra en una situaci?n insostenible que deber?a haber evitado. Si bien no se arrepiente de su noche con Connor, desear?a que al amanecer su amor pudiera ser real. Devon nunca esper? descubrir a una dama tan encantadora en la fiesta navide?a a la que hab?a sido invitado, pero a primera vista se enamora de ella. La persigue sin piedad, sin tener una idea concreta de lo que har? si la atrapa. Cuando ella cae voluntariamente en sus brazos, agradece a la providencia por ello, pero las cosas cambian cuando su libertad est? en juego. Se ve obligado a cuestionarse todo sobre s? mismo, y tiene que tomar una decisi?n que no deber?a ser dif?cil para un hombre enamorado. ?Devon  le propondr? matrimonio? o, lo que es m?s importante, ?amar? a Lady Adeline Carwyn si se ven obligados a casarse? Flechado por mi p?cara navide?a ?ndice Agradecimientos (#ueb3f164b-f8a3-5d17-9312-a2f3a97b5710) Pr?logo (#u371770b9-5e3d-59b3-b048-3c4488de3001) 1. CAP?TULO UNO (#uab7e7e08-b14c-5f2c-8d39-84b0bed1cee8) 2. CAP?TULO DOS (#uabe10ae2-ca8d-5ffe-aceb-c2ad51ec2ba6) 3. CAP?TULO TRES (#ud8bac54b-faf5-5cb9-be00-c65655a48300) 4. CAP?TULO CUATRO (#ue6bc75b8-3eeb-5706-9d12-ca858bd91def) 5. CAP?TULO CINCO (#u8458839c-2df8-512a-9f0f-e1b53c90b2b9) 6. CAP?TULO SEIS (#u02200b83-7d1f-568d-94b2-ea6a92edda72) 7. CAP?TULO SIETE (#u57330bfc-02b2-5b2a-a031-5697287f7fca) 8. CAP?TULO OCHO (#u0890e7ff-257b-57c3-bb0f-cefa33c0e2c6) Ep?logo (#uc71c0eab-6d52-54cf-9364-390c5d1fc71d) SOBRE LA AUTORA (#u9fa5a3a5-6baa-5fa7-b9d6-0e891735c5e0) TAMBI?N DE DAWN BROWER (#u60f78d19-e1cd-50c0-ab2e-a105137280a8) EXTRACTO: Todas las damas aman a Coventry (#u32779ebd-d578-5983-8b26-203f55b8175c) Pr?logo (#u6b9d0353-b9e2-559a-9fc1-b2423c5fe0a3) CAP?TULO UNO (#u32f0a0f2-dddc-58a4-b247-2b6139fba31f) EXTRACTO: Eternamente mi duque (#uf7966769-51ba-5da3-855b-d499477f8971) Pr?logo (#u7e4ed9d9-4d03-560a-9b2a-d46cec08635c) CAP?TULO UNO (#u44bb991d-29e6-533a-a0a0-ea0f70bb2458) Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginaci?n de la autora o se utilizan de manera ficticia y no deben interpretarse como reales. Cualquier parecido con locales, organizaciones o personas reales, vivas o muertas, es una mera coincidencia. Flechado por mi p?cara navide?a. Copyright © 2020 Dawn Brower Arte de portada de Victoria Miller Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser utilizada o reproducida electr?nicamente o en forma impresa sin permiso escrito, excepto en el caso de breves citas incorporadas en rese?as. Para todos los que piden un deseo de amor, y especialmente, para aquellos que desean compartir las fiestas navide?as con alguien especial. Espero que esta historia le brinde calidez a tu coraz?n. Agradecimientos Aqu? es donde agradezco enormemente a mi editora y artista de portada, Victoria Miller. Ella me ayuda m?s de lo que puedo decir. Aprecio todo lo que hace y que me empuja a ser mejor... a hacerlo mejor. Gracias mil veces. Tambi?n a Elizabeth Evans. Gracias por estar siempre ah? para m? y ser mi amiga. Significas mucho para m?. Darte las gracias no es suficiente, pero es todo lo que tengo, as? que gracias amiga m?a, por ser t?. Pr?logo Diciembre de 1865 Lady Adeline Carwyn miraba por la ventana de la biblioteca de la Abad?a de Whitewood. La nieve ca?a del cielo en forma de grandes y esponjosos copos y aterrizaba en el suelo formando blandos montones. El cielo nocturno estaba lleno de rel?mpagos, por eso las estrellas y los cegadores copos de nieve luc?an igual. Aun as? miraba fijamente, esperando que una estrella fugaz apareciese. Porque... necesitaba una. Estaba cansada de no ser amada. De acuerdo, eso fue una ligera exageraci?n. Su familia la adoraba. Sus padres eran lo mejor que una chica pod?a tener, y sus abuelos eran muy cari?osos con ella. Su hermano menor, aunque era un latoso, tambi?n la quer?a. Pero eso no era lo mismo que sentirse enamorada. Ella ten?a veinti?n a?os, y a?n no hab?a sentido nada parecido al amor rom?ntico por un hombre. Adeline quer?a lo que sus padres, el Duque y la Duquesa de Whitewood, ten?an. Tal vez eso era demasiado pedir. "?Qu? hay de interesante afuera?", pregunt? su hermano menor, Jamie. Se llamaba as? por su abuelo, James Kendall, el Duque de Weston. Era ocho a?os menor que ella, y por lo que ella entendi?, una completa sorpresa para sus padres. Pensaron que no tendr?an m?s hijos. "Nada", respondi? ella a la ligera. Ten?a trece a?os, y era muy curioso como cualquier ni?o. "Parece que la tormenta durar? un buen rato. Espero que eso no impida que nos visiten en Navidad". Iban a celebrar una fiesta en la casa que durar?a hasta el a?o nuevo. Dos semanas con familiares y amigos que no hab?an visto en mucho tiempo. Estaba deseando ver a su prima menor, Francesca Kendall. Jamie estar?a contento de ver a sus otros primos, Spencer Kendall y Oliver Rossington. Ambos eran m?s j?venes que Adeline, pero mayores que James, y como su hermano peque?o, eran los herederos del t?tulo de sus padres. Francesca era tres a?os m?s joven que Adeline. "Seguro que no", dijo suavemente. "Mam? prometi? que nos divertir?amos mucho con todos, e incluso me dijo que yo podr?a asistir al baile de Navidad". "?En serio?", dijo mientras levantaba una ceja. "?Toda la noche?”. "No", dijo y suspir?. "S?lo puedo quedarme hasta que el ?rbol est? decorado y antes de que finalice el primer baile". Normalmente decoraban el ?rbol en familia, pero este a?o su madre, Elizabeth, hab?a decidido romper con la tradici?n. Iban a tener un d?a de creaci?n de decoraciones para el ?rbol, y luego la noche del baile, todos pondr?an sus creaciones en ?l antes de que las festividades comenzaran de verdad. "Eso suena m?s a lo que mam? estar?a de acuerdo". ?l frunci? la nariz. "No me interesa asistir al baile de todos modos. Eso es algo que les gusta a las chicas". "Oh", dijo ella. "No s?. Puede que cuando crezcas pienses diferente. A algunos caballeros les gusta mucho bailar". Y algunos lo evitaban por completo... "Yo no", contest? tercamente. "Nunca me gustar?". Adeline se inclin? y le despein? el pelo con las manos. Ambos ten?an los mismos mechones rubios dorados y ojos azules como sus padres. Jamie empezaba a parecerse mucho a una versi?n m?s joven de su padre, y Adeline se parec?a m?s a su madre. Al verlos nadie dudar?a acerca de qui?nes eran sus padres. "Te creo". A su padre tampoco le gustaba mucho bailar. S?lo ced?a cuando su madre lo deseaba. El duque har?a cualquier cosa por su duquesa. El amor que ambos se profesaban era evidente y eso hac?a que Adeline sintiera envidia. Mir? por la ventana, pero ninguna estrella se atrevi? a cruzar el cielo. Tal vez deber?a pedir un deseo de todos modos. Quiz?s se har?a realidad. "Divi?rtete mirando por la ventana", dijo Jamie. "Voy a hacer algo productivo". "?C?mo qu??", pregunt? ella con curiosidad. "Estoy tallando algunos trozos de madera para crear regalos. Tengo que terminar el caballo que estoy haciendo para el abuelo." Esa era una maravillosa idea. Adeline deseaba tener una habilidad similar para poder regalar cosas creativas. Jamie era muy talentoso y ten?a habilidades especiales. Era bueno con las manos y obten?a impresiones de los objetos despu?s de que la gente los tocaba. Adeline, desafortunadamente, en su estimaci?n era una emp?tica. Sent?a demasiado y a veces cuando estaba cerca de algunas personas sus emociones se convert?an en las suyas. Eso dificultaba la socializaci?n, y tambi?n el enamoramiento. Y por ello desconfiaba de sus propios sentimientos. "No puedo esperar a verlos", dijo ella sonriendo afablemente. "Ve a terminar tus regalos. Voy a quedarme aqu? un rato m?s". "Te los mostrar? cuando termine", prometi? el jovencito, y luego sali? de la habitaci?n. Adeline se volvi? hacia la ventana. El clima hab?a mejorado un poco. El cielo era m?s visible, y las estrellas parec?an titilar para ella. Dio un suspiro. ?Qu? significaba eso? Decidi? no hacerse m?s preguntas. No hab?a raz?n para seguir esperando una estrella fugaz. Era una expectativa imposible, y no necesariamente su deseo se har?a realidad. En lugar de esperar lo imposible, cerr? los ojos y pidi? su deseo. Ella quer?a amor, aunque s?lo fuera por una noche, eso le bastar?a. No era mucho pedir, rezaba para que no lo fuera. Un hombre guapo que la quisiera ella y no al t?tulo y la fortuna de su padre. Alguien que la besara hasta dejarla sin aliento, y que la acariciara como si fuera irresistible, y que le dijera dulces palabras hasta que su coraz?n latiera con fuerza. Un instante de amor y toda una vida de recuerdos. Ser?a suficiente. Dios, como la esperaba... Adeline abri? los ojos y mir? al cielo. Nada hab?a cambiado afuera, y no se sent?a diferente por dentro. Tal vez su deseo no hab?a sido escuchado, pero tal vez s?. Los invitados comenzar?an a llegar ma?ana, y quiz?s, entre ellos llegar?a alguien que pudiera amarla. Y tal vez, su amor ser?a real, y no solo el deseo desesperado y fantasioso de una dama. CAP?TULO UNO Dos d?as despu?s... Devon Hayes, el conde de Winchester, mir? por la ventanilla del carruaje y suspir?. No pod?a creer que su mejor amigo, Zachariah Barton, el marqu?s de Merrifield le hab?a convencido de que asistir a este baile de Navidad era una buena idea. Odiaba este tipo de fiestas, y la Navidad nunca hab?a sido su estaci?n favorita del a?o. La ?nica vez que disfrut? de las fiestas fue cuando tuvo la suerte de pasarlas con la familia de Zachariah cuando a?n asist?an a Eton. "Prometo que no ser? tan malo", dijo Merrifield por cent?sima vez en las ?ltimas horas. "Intenta al menos fingir que est?s dispuesto a divertirte. Seguramente all? habr? gente que conozcas". Devon se volvi? hacia ?l y levant? una ceja. "?Qui?nes crees t? que asistir?n?". "Goodland y Lindsey seguro", respondi? Merrifield. "Tal vez Hampstead. Nunca se decide hasta el ?ltimo segundo, pero su hermana debe asistir y necesitar? un chaper?n. Estoy dispuesto a apostar que su madre le har? asistir". Jonah Adams, el Vizconde de Goodland; Matthew Grant, el Duque de Lindsey; y Daniel Andrews, el Conde de Hampstead eran sus amigos ?ntimos, pero eso no significaba que Devon estuviera ni remotamente emocionado de asistir a esta tonta fiesta de quince d?as. De solo imaginarlo se le revolv?a el est?mago. "Me est?s diciendo lo que crees que quiero o?r”, dijo Devon mirando a su amigo. "Ninguno de ellos va a asistir, ?verdad?". "Puede que s?", insisti? Merrifield. Lo m?s probable es que los otros tres amigos ir?an a sus casas para pasar las fiestas junto a sus familias. Todav?a ten?an padres que los adoraban despu?s de todo. S?lo Devon y Merrifield eran hu?rfanos. Merrifield al menos a?n ten?a a su madre, pero la evitaba a toda costa. Su amigo no toleraba las g?lidas miradas que la vieja dama le lanzaba. Devon hab?a estado solo desde que ten?a cinco a?os. Fue criado por su institutriz y luego fue enviado a la escuela cuando lleg? a la mayor?a de edad. Despu?s de eso, los abogados, tutores y sirvientes fueron sus ?nicos compa?eros. Mientras la madre de Merrifield lo trataba con frialdad, Devon ni siquiera ten?a nadie que lo desaprobara. Su vida era vac?a, exceptuando a sus amistades, y le gustaba que fuese as?. No deseaba ampliar su c?rculo social ni buscar una esposa. A las mujeres solo las quer?a en un lugar en su vida: en su cama para que lo complacieran, y no necesitaba encadenarse a una durante el resto de su vida para obtener eso. "Eso es lo que yo pensaba", dijo Devon mientras se pasaba una mano por su cabello casta?o oscuro. "Me mentiste". "No lo hice", dijo Merrifield en un tono ligeramente ofendido porque Devon lo hab?a llamado mentiroso "Puede que s? vengan, es la verdad. Me dijeron que vendr?an m?s tarde, despu?s de sus celebraciones familiares". "As? que", empez? Devon. "Ellos estar?an un d?a o dos mientras que nosotros estaremos atrapados aqu? catorce d?as. Eso no es un acuerdo equitativo" .Si no le agradara Merrifield, Devon podr?a considerar el asesinato... o una mutilaci?n al menos. De cualquier manera, har?a pagar a su amigo por la tortura a la cual estar?a sometido. "Sigo pensando que te comportas como un ni?o mimado", le dijo Merrifield, con frustraci?n. "Tuve que hacerlo. ?Realmente me habr?as dejado sufrir solo?". Devon suspir?. Otra vez. Puede que siguiera repitiendo esa molesta charla varias veces durante los pr?ximos d?as. Merrifield ten?a raz?n. No habr?a dejado que asistiera a esta fiesta solo. Su amigo a?n no ten?a el control de su dinero. No lo har?a hasta que alcanzara la mayor?a de edad en tres a?os m?s, o cuando se casara. El hombre a cargo de los fondos de Merrifield lo obligaba asistir a las fiestas. Merrifield ten?a que aparecer dos veces al a?o para que el Duque de Whitewood pudiera charlar con ?l y asegurarse de que no hab?a hecho ninguna estupidez, entonces aprobaba su asignaci?n para el siguiente trimestre, y Merrifield odiaba profundamente esto. "Podr?as casarte y acabar con Whitewood y sus constantes interrogatorios", le propuso Devon. "Est?s de mal humor, ?verdad?", dijo Merrifield d?ndole una patada desde el otro lado del vag?n. "?Qu? vas a sugerir a continuaci?n?”, dijo levantando una ceja. "?Que me case con la hija del duque?". "?Est? en edad de casarse?" .Puede que luego se arrepintiera de la direcci?n que estaba tomando la conversaci?n, pero ahora que hab?a empezado no pod?a parar. "Podr?a tratarte con m?s amabilidad si su hija se enamora de ti". "Ni lo sue?es", dijo Merrifield con disgusto. "Prefiero comer pasteles de barro durante los pr?ximos meses que...", se estremeci?. "C?sate con su simple hija". Devon nunca hab?a visto a la hija del duque. Ni siquiera sab?a su nombre, y tampoco quer?a saberlo. Conocer a cualquier mujer elegible para casarse ni siquiera estaba al final de su lista de actividades, y no pensaba comenzar a hacerlo ahora. "Lo simple no es feo", dijo. Merrifield podr?a golpearlo en cualquier momento... "Tampoco es exactamente hermosa", dijo suspirando. "El punto es discutible de cualquier manera. Podr?a ser la mujer m?s hermosa del mundo y sin embargo no me casar?a con ella. No tienes ni idea de c?mo es el duque. Es un pirata mercenario. Le encantar?a llevarme al mar y hacerme caminar por la plancha si eso fuera posible". "Ahora est?s exagerando. Nadie har?a eso, y un duque no recurrir?a a la pirater?a para empezar. No creo que sea tan malo como piensas". "Est? bien, tal vez no sea un pirata de verdad, pero si lo fuera ser?a de los mejores. Tiene todas las caracter?sticas. No s? c?mo mi padre se hizo amigo de ?l y pens? que ser?a un buen tutor para m?. Est? loco, te lo aseguro". "Me reservar? mi opini?n", dijo Devon. Cuanto m?s escuchaba sobre este duque que parec?a un pirata, m?s quer?a conocerlo. No pod?a creer que fuera tan terrible como lo describ?a Merrifield. Adeline estaba usando su vestido m?s viejo y pidi? prestado un delantal a una de las criadas para ponerse a colgar decoraciones en la biblioteca. Era su habitaci?n favorita en la mansi?n y quer?a darle algunos toques personales. Se baj? de la escalera despu?s de terminar de colgar ramas de acebo a lo largo de las vigas del techo. Luego se limpi? el sudor de su frente y mir? fijamente su trabajo. Se ve?a parejo y hermoso contra la madera oscura. El acebo estaba uniformemente dispuesto. Ahora todo lo que ten?a que hacer era colgar el mu?rdago en el centro de la habitaci?n. Su madre ten?a la tonta idea de que necesitaban colgar mu?rdago en toda la casa. ?Realmente cre?a que todos ceder?an al impulso de besarse por la tradici?n? Eso ser?a indecoroso, y Adeline no quer?a verse envuelta en ning?n esc?ndalo. Pero su madre quer?a que fuese as? y Adeline no la decepcionar?a. "Se ve encantador", dijo su madre, Elizabeth, la Duquesa de Whitewood. "Haces verdaderos milagros. Podr?a hacer que supervises la decoraci?n del sal?n de baile cuando llegue el momento". "Si quieres que lo haga, entonces, estar? encantada de ayudar", dijo Adeline sonriendo. "Disfruto siendo creativa". Su madre se limpi? la nariz. "Tienes un poco de polvo en la cara. Deber?as terminar aqu? y tomar un ba?o. No me gustar?a que parezcas una sirvienta en la cena". "Un ba?o estar?a bien", admiti?. "Tengo unas cuantas cosas m?s que hacer aqu? y luego ir? a asearme". Adeline odiaba dejar algo sin terminar. Se volv?a loca si algo estaba fuera de lugar o cambiado de sitio. Ten?a que arreglarlo todo antes de salir de la habitaci?n. "Te dejo para que termines. Los invitados est?n comenzando a llegar y necesito asegurarme de que sean recibidos y conducidos hasta sus habitaciones". Adeline asinti? con la cabeza. "Si necesitas ayuda con algo, h?zmelo saber. Estar? encantada de entretener a algunos de los invitados". Esta era su casa y quer?a que todos la amaran tanto como ella. Aunque para ser justos, no cre?a que eso fuera posible. Hab?a tantos recuerdos en la mansi?n que no se podr?an apreciar a menos que se hubieran experimentado. Nadie la amar?a tanto como ella, excepto su familia. Alg?n d?a pertenecer?a a Jamie, y si nunca se casaba no ser?a m?s que una solterona dependiente de la generosidad de su hermano. "Estoy segura de que todo saldr? bien", dijo su madre. "Pero si necesito tu ayuda, enviar? a un sirviente a buscarte", dijo d?ndole un beso en la mejilla. "S? una buena chica y ve a arreglarte primero". Con esas palabras su madre se dio la vuelta y sali? de la habitaci?n. "Lady Adeline", dijo Sally, una sirvienta. "?Es as? como quieres que se cuelgue?", la joven se volvi? hacia Sally y examin? c?mo colgaba el acebo a lo largo de la pared. "S?", dijo, "Pero ender?zalo un poco". Est? torcido". La sirvienta sigui? sus instrucciones y quedo perfecto. "?As??", pregunt?. "S?", dijo Adeline. "As?". "?Est?s segura?", pregunt? un hombre. Su tono era rico y c?lido, como la miel caliente y el whisky. Adeline se dio la vuelta y se qued? maravillada. Ante ella estaba el hombre m?s guapo que hab?a visto en su vida. Su cabello era de un rico marr?n bru?ido que parec?a besado por el sol incluso en pleno invierno, y sus ojos ten?an el color del oro, tan impresionantes que la hipnotizaban. "Mis disculpas", comenz?. Su voz se quebr? un poco al hablar. "?No crees que se ve bien?". "Oh", dijo ?l con una gran sonrisa. "Se ve bien. No sabr?a decir si est? mal o no. S?lo te pregunt? si estabas segura de que as? es como lo quieres. Te mordisqueabas el labio inferior como si quisieras arreglarlo t? misma. Fue realmente adorable". Por lo general los caballeros no hablaban con ella y la ignoraban, por ello Adeline no supo c?mo reaccionar ante esto. Aunque para ser justos ella raramente asist?a a los bailes o socializaba. Tuvo una temporada terrible y se hab?a rendido. Socializar no era para ella, siempre todo le sal?a mal. "Estoy segura de que luce como yo quer?a". De alguna manera se las arregl? para evitar que su voz se quebrara mientras hablaba. Eso en s? mismo era un verdadero milagro. "?Est?s perdido?”, dijo ella pensando que su pregunta era est?pida... "Quiero decir, ?ya te han mostrado tu dormitorio?". "?Se ofrece a acompa?arme hasta all??", dijo ?l levantando una ceja en forma sugestiva. "Podr?a fingir que estoy perdido si quieres acompa?arme". Adeline abri? la boca y la cerr? varias veces. ?Acababa de proponerle matrimonio? Sus mejillas se calentaron y seguramente estaba tan roja como las cintas que decoraban las ramas de acebo. "Umm...", no pudo encontrar palabras. Su cerebro se hab?a quedado completamente en blanco. "Se?or...". "Devon", dijo. "Por favor, ll?mame Devon. Creo que seremos demasiado ?ntimos para las formalidades". Era un p?caro... Ella apostar?a toda su herencia por eso. Se aprovechar?a de ella y la usar?a de la peor manera si ella lo permitiera. ?Era terrible que la tentara? "Soy Addie", dijo. "Y estoy de acuerdo en usar tu nombre de pila, pero eso ser? lo m?s ?ntimo que tendremos". "Ya veremos", dijo ?l le gui??ndole un ojo. "Bonita Addie, mi dulzura, ya veremos". Luego se dio la vuelta y sali? de la biblioteca. Ella parpade? varias veces pensando que deb?a haber imaginado todo el encuentro. Devon era malvado, y demasiado guapo para su propio bien, y ella ten?a la sensaci?n de que ?l ten?a raz?n. ?l podr?a robar su coraz?n y romperlo; sin embargo, esto no la asustaba. A ella le gustar?a vivir la experiencia, aunque fuera por un instante, y nada m?s. S?lo por una vez le gustar?a sentirse amada, y podr?a ser que el deseo que hab?a pedido un par de noches atr?s, estuviese a punto de cumplirse. No iba a desperdiciarlo... CAP?TULO DOS Devon silbaba mientras se dirig?a a la sala de juegos. Acept? encontrarse con Merrifield all? para jugar al billar despu?s de que se instalaran. La mansi?n era m?s grande de lo que Devon esperaba, y por eso no pudo evitarse perderse. Se alegr? de haberlo hecho o nunca habr?a descubierto la adorable decoraci?n de la biblioteca. Ella era una belleza dorada que le hac?a arder la sangre. Quiz?s esta fiesta no ser?a tan mala despu?s de todo. Podr?a llevarse a Addie a la cama y eso aliviar?a su aburrimiento. Ella se hab?a sonrojado cuando ?l coquete? con ella. Esto lo entusiasmaba. Eso significaba que no entregaba sus favores a la ligera, y tambi?n la hac?a m?s atractiva para ?l. Devon no tendr?a problemas en seducirla y hacerla suya. Ella era un regalo que ?l no esperaba encontrar, pero que apreciar?a de todos modos. Dobl? una esquina y encontr? la sala de juegos. Devon abri? la puerta y entr? en la habitaci?n. Merrifield se encontraba all? en medio de una profunda conversaci?n con un hombre mayor. Ten?a el cabello rubio dorado y lo llevaba atado con una cinta de cuero, adem?s pose?a unos sorprendentes ojos azules. Algo en ?l le resultaba familiar. Devon se dirigi? hacia ellos y se detuvo cuando ambos se voltearon para verlo. "Ah, Winchester", dijo Merrifield. El alivio estaba grabado en su voz. "Me gustar?a que conocieras al Duque de Whitewood". Ah... el tutor. "Su Gracia, este es mi mejor amigo, el Conde de Winchester". El duque asinti? con la cabeza. "Conf?o en que se haya instalado bien". M?s que bien... Devon sonri? con picard?a al recordar su encuentro con Addie. Le hubiese encantado perseguirla por las escaleras y hacerle el amor en el armario, pero se imaginaba que ella no estaba preparada para ese tipo de ataques. Tal vez despu?s de haberla hecho suya un par de veces, podr?a llevarla a una zona apartada y tomarla all? mismo. Para ese entonces, ella probablemente estar?a lista y dispuesta para ese tipo de juego. Se oblig? a dejar de imaginarla desnuda y ansiosa de ser pose?da por ?l y se encontr? con la mirada del duque. "Lo he hecho, su gracia", le dijo. "Su casa es bastante...". Busc? la palabra correcta. "...impresionante". El duque se rio con ligereza. "Esta mansi?n es el proyecto de mi esposa. Ella quer?a algo grande y no puedo negarle nada", dijo golpeando ligeramente el hombro de Devon. "Me alegro de que la encuentres impresionante. Tendr? que decirle que usaste esa palabra espec?ficamente. Creo que eso le agradar?". ?Qu? se supon?a que deb?a decir a eso? No hab?a conocido a la duquesa a?n, y rez? para que la descripci?n de su casa no la ofendiera. Aunque le gustar?a encontrarse de nuevo a Addie, no pod?a hacerlo si ten?a que marcharse por haber insultado a la casa de la duquesa. "Parece que ella se ha esforzado mucho en la decoraci?n. Los arcos de acebo que veo en cada rinc?n lucen muy bien". Eso que acababa de decir era una tonter?a, pero no se le ocurri? otra cosa. "Di vuelta y encontr? la biblioteca. Tienes una gran colecci?n de libros". El duque se ech? a re?r. "Ese es el escondite de mi hija. Probablemente la encontraste all?". Recordar?a si hubiera conocido a la hija de un duque insufrible. Si era el lugar donde ella sol?a pasar el tiempo, Devon estaba agradecido de no hab?rsela encontrado. "Me temo que no lo hice. Hab?a algunas criadas decorando, nada m?s”. Asinti? con la cabeza. "Probablemente termin? y subi? a prepararse para la cena", dijo el duque con una sonrisa. "Todav?a hay mucho tiempo para conocer a todo el mundo. Te dejar? solo por ahora. Juega al billar antes de que sea la hora de prepararte para la cena". Se alej? de ellos pero se detuvo en la puerta y se volvi?. "Y Merrifield piensa en lo que discutimos. Me gustar?a que me respondieras antes de que termine la fiesta". Despu?s de esas palabras de despedida, el duque dej? la sala de juegos. "?Qu? te dijo?". Merrifield hab?a estado bastante callado durante la conversaci?n de Devon con el duque. "No pareces muy feliz por ello". "Prefiero no hablar de ello”. La cara de su amigo expresaba rabia y resentimiento. "Es absurdo". "?S??", dijo Devon levantando una ceja y burl?ndose de ?l. "Pero ten?as tantas expectativas sobre lo bien que la pasar?amos aqu?". Cada una de sus palabras destilaba sarcasmo" ?Cu?n malo podr?a ser?". "No...", Merrifield levant? la mano. "Es muy malo. Conf?a en m?". "Siempre", dijo reflexivamente. "No hay nadie m?s que yo". Se dio una ligera palmada en el hombro. "As? que por qu? no haces lo mismo y me cuentas lo que es tan malo". "Me sugiri? que cortejara a su hija", admiti?. Merrifield entrecerrando los ojos. "Debe estar desesperado para pedirme algo como eso". "?La chica simple de la que me hablaste de camino aqu??", dijo Devon sacudiendo la cabeza con incredulidad. "?Y si no lo haces?". "Nada", dijo, y luego se encogi? de hombros. "Fue una sugerencia. Pero sabes que ?l tiene todo el poder. Si digo que no, podr?a hacer mi vida a?n m?s miserable de lo que es. No quiero casarme con su preciosa hija, as? que esto es horrible", dijo ?l y luego pate? la mesa. "Necesito un trago". "?Crees que eso es prudente?" A Devon no le importar?an unas copas de brandy, pero no quiso animar a su amigo a comportarse mal. Al menos no el primer d?a. "Tal vez deber?amos esperar hasta despu?s de la cena". Prefer?a buscar a Addie, pero si su amigo lo necesitaba, Devon estar?a a su lado todo el tiempo. Merrifield pas? sus dedos por el lado de la mesa de billar. "Tienes raz?n, por supuesto. No necesito darle m?s razones para que me odie". Conoci? la mirada de Devon. "?Qu? hay de ti? ?Quieres decirme qu? te tiene tan animado?". Devon sonri?. "Conoc? a la doncella m?s bonita y tengo la intenci?n de hacerla m?a. As? que si no me necesitas despu?s de la cena me ocupar? de otras cosas". Merrifield se ech? a re?r. "Veo que ya has encontrado a una mujer dispuesta. Oc?pate de tus asuntos...", dijo sacudiendo la cabeza. "Estar? bien. Eres libre de disfrutar de los placeres con tu linda sirvienta. Si me disculpas, no tengo muchas ganas de jugar al billar". "?Estar?s en la cena?", Se encogi? de hombros. "No lo s?". Devon deseaba poder hacer esto m?s f?cil para su amigo de alguna manera. No detuvo a Merrifield al salir de la sala de juegos. Si necesitaba un tiempo a solas, Devon no se lo negar?a. M?s tarde lo encontrar?a y se asegurar?a de que estuviera bien, pero probablemente no hasta despu?s de encontrar a Addie... Adeline hab?a seguido el consejo de su madre y se dio un largo ba?o. Aunque le hab?a llevado mucho m?s tiempo del que ella hab?a previsto. Se hab?a quedado dormida en la ba?era y se despert? con el agua tibia y la piel arrugada. En resumen, estaba hecha un desastre, y se hab?a perdido la cena. Sali? de la ba?era y en lugar de vestirse con su bata, se puso su camis?n. No hab?a raz?n para molestarse en bajar e interrumpir a las damas en el sal?n. Adem?s, no quer?a explicarle a su madre por qu? se hab?a saltado la cena. M?s tarde bajar?a a hurtadillas por la cocina y buscar?a algo de comer. Nadie la interrogar?a, y podr?a ir a la biblioteca y comer all?. Le parec?a un buen plan. As? que ahora, horas m?s tarde, su est?mago rug?a para recordarle que no hab?a comido nada. Hab?a quedado atrapada en la lectura de una novela y por eso perdi? la noci?n del tiempo. Ya todos deber?an estar descansando. Aun as?, no quer?a bajar las escaleras. Adeline se puso de pie y se atavi? con una bata que la cubr?a por completo. Era de terciopelo rojo oscuro y estaba atada en el medio con una cinta de seda. Luego de hab?rsela atado bien, desliz? los pies en sus pantuflas y se dirigi? hacia abajo. En la cocina encontr? un candelabro y encendi? algunas velas. Y se lo llev? consigo a la para poder alumbrarse en medio de la oscuridad. Se dirigi? a la despensa. Tuvo suerte... Hab?a jam?n fr?o, queso y pan. Cort? un poco de todo y lo sirvi? en un plato, y luego se fue a la biblioteca. Una vez all?, encendi? un fuego en la chimenea y verti? un poco de brandy en un vaso. A sus padres no les importaba si beb?a licor que normalmente se consideraba una bebida para hombres. Ninguno de ellos quer?a confinarla a las reglas de la sociedad. Quer?an que ella tomara decisiones por s? misma. Addie puso el candelabro en la mesa. Se sent? en el sof? y bebi? un sorbo de brandy. La bebida le quem? un poco la garganta. Agarr? su plato y lo puso a su lado, luego abri? su libro por la p?gina que hab?a marcado. Mantuvo el brandy en su mano izquierda mientras hojeaba las p?ginas del libro y disfrutaba de su cena. La luz de las velas parpade? sobre su libro, y ella mordisque? un trozo de queso. Estaba absorta en la historia y ni siquiera se le pas? por la mente que alguien podr?a molestarla. Todos estaban dormidos. Sinti? calor y se quit? la bata. Nadie se dar?a cuenta... "Vaya, vaya", dijo una voz de hombre. "No esperaba encontrarte aqu?. Qu? sorpresa tan encantadora". Addie jade? y casi dej? caer su copa de brandy. Al menos estaba casi vac?a. "Devon...", dijo ella deseando que le hubiese dicho su nombre completo. No le pareci? correcto dirigirse de manera tan ?ntima. "Addie...", su nombre en sus labio son? casi indecoroso. Parec?a saborearlo y disfrutar enunciando cada s?laba. Al escucharlo sinti? escalofr?os en la columna vertebral y un hormigueo en el coraz?n. "?Qu? est?s haciendo aqu??". Entr? en la habitaci?n. "Podr?a preguntarte lo mismo". Le arranc? la copa de la mano y se bebi? el brandy que quedaba. Lo trag? y luego dijo en voz baja. "Una mujer con gusto. ?Hay m?s de este brandy?". Ella asinti? con la cabeza e hizo un gesto hacia la jarra a su izquierda. No ten?a intenci?n de tomar m?s de un vaso, pero lo hab?a dejado en una mesa cercana por si cambiaba de opini?n. "S?rvase usted mismo". "Eres generosa con el brandy del duque". Se rio ligeramente. "?Sabe que te escabulles aqu? por la noche y bebes a tu placer?". Ella se encogi? de hombros. "No podr?a decirlo". Su padre no la vigilaba. Le permit?a muchas libertades. "No creo que lo que hago con el brandy merezca su atenci?n". Al menos nunca hab?a sido as?. Sin embargo, s? que la reprender?a por pasar una noche casi desnuda en compa??a de un caballero. Deber?a retirarse de inmediato. "No te importa si te descubre as?". Ella trag? saliva. "Bueno", comenz?. "Estoy segura de que me dir?a palabras desagradables si me descubriera en este momento en particular", dijo ella levantando su barbilla. "Pero, por lo general, no. ?l no es mi due?o y yo tomo mis propias decisiones". ?l se rio entre dientes. Ten?a que irse antes de que hiciera una tonter?a. Adeline se puso de pie y Devon se aprovech? de su nueva posici?n. La tom? en sus brazos y se inclin?. "Eres encantadora". Su coraz?n lat?a cada vez m?s r?pido. Sus brazos se sent?an bien envueltos alrededor de ella y le gustaba estar cerca de ?l mucho m?s de lo que deber?a. "Deber?as dejarme ir". "?De verdad quieres que lo haga?", dijo ?l levantando una ceja. "Si realmente lo deseas, te soltar?, pero creo que quieres que te abrace”. Adeline casi gimi?. ?C?mo pudo adivinar sus deseos tan f?cilmente? "No importa lo que yo quiera. Esto no es apropiado", dijo ella atrevi?ndose a mirarlo. "Y ya es hora de que me retire". "Est? bien, como quieras, pero antes de que te marches hay algo que tengo que hacer", dijo ?l con un brillo travieso en sus ojos que la inquietaba. Adeline casi tem?a preguntar: "?Qu??”. "Esto", dijo ?l cr?pticamente, y luego se inclin? para presion? sus labios contra los de ella. El placer la inund? y tuvo que resistir el impulso de profundizar el beso. La hizo sentir... tan bien. Levant? su cabeza y se encontr? con su mirada. Sus labios dibujaron una sonrisa pecaminosa. "No pod?a dejar que ese mu?rdago se desperdiciara", dijo solt?ndola y dando un paso atr?s. "Que tengas dulces sue?os, Addie". Con esas palabras la dej? ir. Adeline no pod?a descifrar a qu? juego estaba jugando. ?Qu? esperaba ganar con este coqueteo? ?Intentaba seducirla? ?Sab?a siquiera qui?n era ella? Ten?a que saberlo. Ella le hab?a dicho su nombre de pila, y nadie m?s entre los asistentes ten?a un nombre similar al suyo. Sacudi? la cabeza y se sujet? la bata. Dejar?a los platos para que un sirviente se ocupara de ellos por la ma?ana. Addie no pod?a quedarse ni un momento m?s en la biblioteca. Despu?s de soplar las velas sali? corriendo de all? y volvi? a su dormitorio. ?l le hab?a deseado unos dulces sue?os. No eran dulces, estaban llenos de deseos y placeres que ella no sab?a que necesitaba. Devon hab?a despertado algo en ella, y ya no lo reprimir?a m?s. Que Dios la ayude... Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=63808311&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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