Растоптал, унизил, уничтожил... Успокойся, сердце, - не стучи. Слез моих моря он приумножил. И от сердца выбросил ключи! Взял и, как ненужную игрушку, Выбросил за дверь и за порог - Ты не плачь, Душа моя - подружка... Нам не выбирать с тобой дорог! Сожжены мосты и переправы... Все стихи, все песни - все обман! Где же левый берег?... Где же - прав

Te Odio Porque No Quiero Amarte

Te Odio Porque No Quiero Amarte Victory Storm Zane Thunder es rico, encantador, soltero, deseado por muchas, y es due?o de la Compa??a Thunder, una de las agencias de publicidad m?s famosas y respetadas de Chicago. En la vida, siempre tuvo que luchar pero, al final, consigui? todo lo que quer?a. Todo excepto Audrey. La ?nica mujer que ha amado y que lo traicion?, destruyendo su felicidad. Audrey Larson lo perdi? todo. Su vida feliz se acab? tras divorciarse del ?nico hombre al que ha amado, Zane. Cuando se separaron, comenz? su descenso a los infiernos, pero justo cuando parece que lo hab?a perdido todo, Zane reaparece en su vida. Han pasado cuatro a?os desde la ?ltima vez que se vieron. ?Esos a?os la har?n olvidar y comenzar una etapa, o su encuentro s?lo reavivar? viejos rencores y el latente deseo de venganza? Zane Thunder es rico, encantador, soltero, deseado por muchas, y es due?o de la Compa?ia Thunder, una de las agencias de publicidad m?s famosas y respetadas de Chicago. En la vida, siempre tuvo que luchar pero, al final, consigui? todo lo que quer?a. Todo excepto Audrey. La ?nica mujer que ha amado y que lo traicion?, destruyendo su felicidad. Audrey Larson lo perdi? todo. Su vida feliz se acab? tras divorciarse del ?nico hombre al que ha amado, Zane. Cuando se separaron, comenz? su descenso a los infiernos, pero justo cuando parece que lo hab?a perdido todo, Zane reaparece en su vida. Han pasado cuatro a?os desde la ?ltima vez que se vieron. ?Esos a?os la har?n olvidar y comenzar una etapa, o su encuentro s?lo reavivar? viejos rencores y el latente deseo de venganza? Victory Storm Te odio porque no quiero amarte UUID: f7423cad-ba7c-4db1-9f98-a534e297fd09 Este libro se ha creado con StreetLib Write http://write.streetlib.com (http://write.streetlib.com) Te odio porque no quiero amarte Victory Storm Texto copyright © 2020 Victory Storm Correo electr?nico de la autora: [email protected] http://www.victorystorm.com Traductor (Ingl?s a espa?ol): Mariela Cordero Editorial: Tektime Este es un trabajo de ficci?n. Los nombres, personajes, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaci?n del autor o se usan ficticios. Todos los derechos reservados. Ninguna parte del libro puede ser reproducida o difundida por ning?n medio, fotocopias, microfilm u otro, sin el permiso del autor. Portada: dise?o gr?fico Victory Storm | Enlace: https://stock.adobe.com Te odio porque no quiero amarte Zane Thunder es rico, encantador, soltero, deseado por muchas, y es due?o de la Compa?ia Thunder, una de las agencias de publicidad m?s famosas y respetadas de Chicago. En la vida, siempre tuvo que luchar pero, al final, consigui? todo lo que quer?a. Todo excepto Audrey. La ?nica mujer que ha amado y que lo traicion?, destruyendo su felicidad. Audrey Larson lo perdi? todo. Su vida feliz se acab? tras divorciarse del ?nico hombre al que ha amado, Zane. Cuando se separaron, comenz? su descenso a los infiernos, pero justo cuando parece que lo hab?a perdido todo, Zane reaparece en su vida. Han pasado cuatro a?os desde la ?ltima vez que se vieron. ?Esos a?os la har?n olvidar y comenzar una etapa, o su encuentro s?lo reavivar? viejos rencores y el latente deseo de venganza? 1 Audrey "Buen trabajo, Srta. Larson", murmur? Peter Anderson, vi?ndome correr a la cocina para tomar otro pedido para llevar a la mesa. "Gracias", susurr? emocionada por el cumplido, antes de salir al elegante comedor del prestigioso restaurante, llevando varios platos en las manos. "No puedo creerlo. Anderson acaba de felicitarte. ?Ahora puedes considerarte contratada! ?Felicidades, Audrey!", exclam? mi colega Sharon en voz baja, mientras yo intentaba evitar tropezarme con ella, mientras me dirig?a a las mesas que me hab?an asignado. Ese d?a el Prestige estaba lleno. Todas las mesas estaban ocupadas, excepto una. El mostrador del bar estaba lleno y hab?a mucha gente movi?ndose aqu? y all?. El riesgo de tropezar con alguien era extremadamente alto. Un riesgo que no pod?a permitirme en absoluto. Era mi tercer d?a de trabajo como camarera del Prestige y era mi ?ltimo d?a de prueba antes de decidir si me contratar?an permanentemente o me despedir?an tras concluir que no era adecuada para el trabajo en el restaurante. En realidad, nunca quise ser camarera .Me gradu? en Marketing con una especialidad en Administraci?n y Relaciones P?blicas. Adem?s, hab?a estudiado publicidad. Ese siempre hab?a sido mi mundo. Hab?a trabajado para agencias de publicidad toda mi vida, hasta mi divorcio y mi traslado a Gatesville para estar cerca de mi padre, que termin? en una silla de ruedas despu?s de un terrible derrame cerebral que lo paraliz? del cuello para abajo. Ahora estaba de vuelta en Chicago, que consideraba mi ciudad, el lugar donde todos mis sue?os siempre se hab?an hecho realidad. Sin embargo, pronto descubr? que, debido a mi ausencia de cuatro a?os, muchas puertas se me cerraron. Despu?s de vivir a?os en Gatesville cuidando a mi padre, Chicago hab?a cambiado. Ahora la exigencia, la experiencia y la competitividad hab?an alcanzado niveles que hac?an casi imposible mi reintegraci?n en lo que siempre hab?a sido mi trabajo. Al parecer, a nadie le importaba si yo hab?a planeado y organizado prestigiosas campa?as publicitarias. Lo ?nico que todos notaban era ese intervalo de cuatro a?os durante el cual me mantuve alejada del mundo laboral. Y ahora, aqu? estaba yo, trabajando como camarera en un lujoso restaurante, rodeada de edificios que alojaban las oficinas de algunas de las m?s reconocidas agencias de publicidad y de inform?tica de la ciudad. Hab?a buscado trabajo desesperadamente despu?s de la muerte de mi padre, agobiada por sus gastos m?dicos a?n por pagar. Todos mis ahorros y la herencia de mi padre hab?an desaparecido. Lo ?nico que me quedaba por hacer era volver a trabajar en Chicago, la ?nica ciudad que conoc?a y que pod?a ofrecerme m?s oportunidades de trabajo que una peque?a ciudad como Gatesville. Debido a mis problemas financieros, no hab?a podido esperar para encontrar el trabajo perfecto, as? que tuve que buscar en otras ?reas y al final decid? tomar un trabajo que me permitiera entrar en contacto con el mundo de la alta sociedad, de una manera solapada. Ser camarera en el Prestige significaba esto para m?. No eran s?lo los hermosos uniformes los que me hac?an sentir a gusto, tambi?n me entusiasmaba la posibilidad de conocer a los nuevos l?deres del mundo de la publicidad. Ahora lo ?nico que ten?a que hacer era pasar el per?odo de prueba de tres d?as y conseguir ese trabajo, para poder pagar el alquiler de la casa, ten?a tres meses de atraso, y necesitaba comenzar a asentar las bases de mi futuro. Ese d?a supe que hab?a tomado la decisi?n correcta. Mientras serv?a bebidas y platos sofisticados y sabrosos, escuch? conversaciones sumamente interesantes: una tal Savannah, molesta por el trabajo publicitario que hab?a solicitado para su l?nea de cosm?ticos, una directora creativa que hab?a renunciado dejando a la Compa??a Marshall en una situaci?n dif?cil, ya que no sab?an ahora c?mo satisfacer las solicitudes de nuevos clientes, un tal Farlight que discut?a con una mujer su deseo de renovar el logotipo de su marca de licor... En resumen, delante de m?, ten?a infinitas posibilidades de conseguir un cliente adecuado y de conseguir un trabajo de relaciones p?blicas en una empresa de publicidad, ya que ten?a toda la experiencia necesaria para lograrlo. Sab?a muy bien que hab?a quienes pagar?an generosamente por mis conocimientos. Me sent? en el s?ptimo cielo. A pesar de la gran carga de trabajo que ten?a atendiendo esa numerosa y exigente clientela, siempre atareada, no hab?a disminuido mi ritmo ni deseado un descanso. "Lleva esto a la mesa siete", orden? de repente Anderson, entreg?ndome una bandeja llena de aperitivos. Esa era la ?ltima de las mesas libres. Mir? el reloj. Unas pocas horas m?s y mi d?a de trabajo habr?a terminado. Zigzagueando entre una mesa y otra, entre un cliente y un colega, llegu? a las mesas que me hab?an asignado, pero justo cuando gir? r?pidamente a la derecha para evitar el perro de un cliente que hab?a perdido el control, me encontr? s?bitamente frente a una figura de negro. Antes de que pudiera girar o enfocar mi mirada en lo que estaba sucediendo, sent? que la bandeja se estrellaba abruptamente contra ese obst?culo, tirando al suelo todas las copas de cristal, que se rompieron en mil pedazos. "?Oh, Dios m?o!", susurr? desesperadamente, mirando la alfombra llena de cristales rotos, mientras mi mirada ascend?a hacia la silueta que ten?a frente a m?. "Yo... Lo siento... No te vi... El perro me distrajo y...", continu? balbuceando en estado de shock, mirando la camisa blanca del hombre, ahora completamente empapada y manchada por varios tragos. Segu? balbuceando disculpas, hasta que finalmente tuve el coraje de mirar hacia arriba y encontrarme con la mirada furiosa del hombre. De repente, mi coraz?n comenz? a latir con fuerza. Tan pronto como mis ojos se encontraron con los suyos, no pude recuperar el aliento y no logr? recobrar la compostura durante varios segundos. "Zane", pronunci?, aguantando la respiraci?n, mientras cada parte de mi cuerpo que hab?a sido tocada y besada por ?l en el pasado parec?a despertarse. "Audrey", respondi? de manera seca, evidentemente molesto. "?Qu? est?s haciendo aqu??", Me las arregl? para preguntar, sin poder pensar en otra cosa que no fuera esa desafortunada coincidencia, que s?lo pod?a llevar a dos cosas: arriesgarme a perder mi trabajo y traer de vuelta los recuerdos de nuestra vida de casados que hab?a intentado borrar de mi memoria durante cuatro a?os. "Sr. Thunder, me siento muy apenado", dijo inmediatamente el propietario del lugar, seguido de otros dos trabajadores que hab?an venido a limpiar el desastre y a retirar los a?icos de cristal del suelo antes de que pudiera da?ar a nadie. "Anderson, pens? que eras m?s cuidadoso en la elecci?n de tus empleados", protest? Zane severamente, mientras limpiaba su chaqueta y camisa con una servilleta. Esa frase me golpe? como un pu?etazo en el est?mago. Y record? ese tono duro e inquebrantable que ?l sol?a usar en el pasado. Mir? perpleja a mi ex-marido y lo que vi me hizo sentir como si estuviera al borde de un abismo. No dejaba de mirarme mientras hablaba con mi jefe. Lo que pude percibir en su mirada no era una simple irritaci?n, sino tambi?n una satisfacci?n disfrazada, casi sonre?a al escuchar las palabras de Anderson cuando intentaba arreglar el da?o. "Me disculpo por lo que pas?. Si puedo hacer algo...", fue lo ?nico que pude decir. Tratando de no pensar cu?nto me estaba costando disculparme con quien hab?a destruido nuestro matrimonio. "Se?orita Larson, s?lo hay una cosa que puede hacer: tome sus cosas y v?yase de aqu?. Inmediatamente", respondi? Anderson furioso, sin siquiera mirarme. ?Oh no! ?Acababa de perder mi trabajo! Conmocionado e incapaz de reaccionar, ech? un ?ltimo vistazo a Zane. No sonre?a, pero hab?a una chispa de triunfo en sus ojos. "Lo hiciste a prop?sito, ?no?" Me di cuenta en alg?n momento. "Necesito este trabajo", a?ad?, a pesar de su silencio. "?C?mo te atreves? Sal de aqu?. ?Me escuchaste, o tengo que llamar a la polic?a?", dijo mi ex-jefe, interponi?ndose entre Zane y yo. "Me voy", dije y acept? mi derrota sinti?ndome fatal. Hab?an pasado cuatro a?os desde el divorcio, desde el d?a en que Zane hab?a conseguido ganar y quitarme todo, todo lo que ten?a. Despu?s de todo ese tiempo, ten?a la esperanza de que mi suerte hubiese cambiado pero… Zane hab?a ganado de nuevo. Hizo que me despidieran. Estaba segura: ese enfrentamiento hab?a sido intencional. R?pidamente, fui a la parte de atr?s, me quit? el uniforme y vaci? mi casillero. Ni siquiera me di cuenta de que hab?a empezado a llorar. Mi llanto era de frustraci?n, ira, miedo, decepci?n y amargura... Eran l?grimas de derrota. Ver a Zane me hab?a turbado mucho. Incluso demasiado. Mucho m?s de lo que pod?a haber imaginado. No lo hab?a visto durante a?os, y cuando decid? volver a Chicago, sab?a que su agencia de publicidad estaba situada al norte de la ciudad, as? que me propuse no ir nunca all?. De hecho, hab?a buscado una casa en el sur y un trabajo en el suroeste. Ten?a la esperanza de no encontrarme con ?l nunca, aunque siempre me hab?a repetido que despu?s de tanto tiempo ya no sent?a nada por ?l, excepto una fr?a y sincera indiferencia. Me sequ? las l?grimas. Audrey, ya no es tu marido y ya no puede hacerte da?o. Corriendo, tom? mis cosas y me escap? del restaurante, sin despedirme de nadie. "Audrey". Escuch? la voz ronca de Zane detr?s de m?. O?r mi nombre en su voz era veneno puro para mi coraz?n. Me di la vuelta y lo vi. ?l tambi?n hab?a salido del Prestige . "?No te basta con hacer que me despidan? ?Qu? m?s quieres, Zane? ?No te bastaba con haberme quitado todo hace cuatro a?os?", le grit? con furia, tratando de contener mis l?grimas. "?Te he quitado todo?", gru?? ?l, acerc?ndose tanto a m? que pude sentir su aliento en mi piel y su olor tan peculiar. No pude responder, estaba demasiado aturdida por su cercan?a y por las sensaciones que el aroma de su piel despertaba en m?. ?Por qu? no pod?a olvidar su perfume? ?C?mo es posible que, despu?s de tantos a?os, su olor me haya cautivado como antes? Zane ya no te pertenece. Recu?rdalo. Asent? d?bilmente. Audrey, tu iniciaste esto, destruiste nuestro matrimonio y huiste de m?. ?Realmente pensaste que pod?as hacerme todo eso sin pagar por ello?", dijo ?l en forma amenazante, mientras apretaba su mand?bula se contrajo, y entornaba los ojos. "?No te has vengado ya lo suficiente?". "?Venganza? No, cari?o, solo tom? lo que era m?o". “ ?Tuyo o nuestro? Me gustar?a recordarte que fundamos la Compa??a Thunder juntos y luego me echaste". "?Te fuiste!". "Lo s? y por eso acept? dejarte todo y no pedir la mitad de la agencia. S?lo recuper? el dinero que me pertenec?a antes de casarme", le record? con rabia. S?, lo dej? porque desde que hab?amos fundado nuestra agencia de publicidad comenc? a sentirme asfixiada en un matrimonio sin amor y sin compromiso. Lo que se supon?a que era un sue?o hecho realidad se hab?a convertido en una obsesi?n por lograr el ?xito por parte de Zane y un total abandono de nuestra relaci?n amorosa. "Te llevaste lo que te merec?as. Agradece que no te quite eso tambi?n. En realidad, no te mereces nada". No sab?a lo que me hab?a pasado. S?lo vi que mi mano se mov?a por s? sola y le daba una bofetada en la cara. Nunca hab?a sido una persona violenta, pero mis nervios estaban destrozados. En tan solo un a?o hab?a perdido a mi padre, la casa de la familia, finalmente hab?a dejado Gatesville para ir a Chicago, no pod?a encontrar un empleo acorde a mi experiencia laboral y estaba llena de deudas. Y ahora, Zane y mi despido. "Por favor, perd?name... No quer?a...", susurr? sinti?ndome culpable. Nunca hab?a llegado tan lejos, ni siquiera durante las terribles peleas de nuestro ?ltimo a?o de casados. "Vaya... Este es el resultado del odio que has albergado durante los ?ltimos cuatro a?os", murmur? Zane enfadado, frotando su mejilla roja. "?No fue suficiente para m? perder un cliente importante con el que ten?a que firmar un contrato? No, ahora incluso me abofeteas delante de todos, en medio de la calle. "Mir? a mi alrededor y not? que algunos transe?ntes nos miraban con horror. Me disculpo: "Murmur?, mis mejillas ard?an de verg?enza. ?Qu? hab?a hecho? ?C?mo pod?a haber golpeado al hombre que hab?a amado durante siete a?os y por el cual hab?a terminado todas mis relaciones durante cuatro largos a?os? "No s? qu? hacer con tus disculpas", respondi? secamente Zane, girando hacia la calle y deteniendo el primer taxi disponible. Ni siquiera pude despedirme de ?l o decir algo m?s. Zane se hab?a ido. 2 Audrey "?Est?s loca?”, exclam? Gwen cuando le cont? lo que me hab?a pasado el d?a anterior. Despu?s del divorcio, todos los amigos de Zane se alejaron de m?. Ninguno quiso mantenerse en contacto conmigo y mi partida a Gatesville, destruy? cualquier intento de reconciliaci?n. La ?nica persona con la que pude reencontrarme cuando llegu? a Chicago fue con Gwen, ella era la due?a de la cafeter?a donde Zane y yo siempre ?bamos a tomar caf? antes de ir a trabajar. Ese lugar tra?a a mi mente maravillosos recuerdos de mi historia de amor con mi ex. En ese momento est?bamos tan enamorados y llenos de sue?os e ilusiones. No ten?amos mucho, ni siquiera dinero para unas vacaciones o una cena especial. "Yo s?... ...que me equivoqu?. ?Crees que podr?a denunciarme?". "No creo llegue tan lejos, pero si piensa en los ?ltimos meses de tu matrimonio y que lo dejaste por Rick... Bueno, podr?a pasar por mi mente si yo estuviera en su lugar". "?Nunca enga?? a Zane! Rick era s?lo un amigo que siempre estaba disponible, dispuesto a escucharme y a consolarme cuando me sent?a mal por pelear con Zane". "Rick era una basura lista para llevar a la esposa de su jefe a la cama mediante el enga?o y la adulaci?n", me corrigi? con severidad. "Ahora lo s?", dije en voz baja. Por desgracia, lo hab?a descubierto demasiado tarde y no hab?a escuchado a mis amigos y a Gwen cuando me dijeron que me cuidara de Rick, cuyo objetivo era quedarse con la agencia de Zane. ?l sab?a muy bien que yo era su punto d?bil y que us?ndome pod?a hacerlo perder la cabeza y perjudicarlo en su trabajo. "Pero no tu esposo, Audrey, no creo que Zane haya cre?do nunca en tu inocencia". "No lo dudo. Por mucho que trat? de contarle la verdad, Zane nunca quiso escucharme... pero ya no importa. Ya todo qued? en el pasado, ?no es as??". "Depende. ?Estamos hablando de un hombre herido y vengativo, o de un hombre que continu? con su vida?”. "No lo s?. Han pasado cuatro a?os, y no s? nada de ?l". "Me dijiste que ten?as la impresi?n de que ocasion? tu despido a prop?sito ?o me equivoco?". "?Estoy segura! Juro que estaba siendo muy cuidadosa, y de repente se par? frente a m?... No fue una simple coincidencia, cr?eme". “ Te creo, Audrey. Esto me basta para deducir que no eres la ?nica que no lo ha superado". "?Ya lo super?, Gwen!". "?Est?s segura?". "Completamente segura". "Entonces, ?por qu? lo abofeteaste?". "Yo... yo... no lo s?... Me sent?a fatal... Mi vida ha sido un infierno desde...". "Desde que dejaste a Zane", dijo ella terminando la frase por m?. "No s? qu? hacer. Zane es vengativo, lo s?. ?l realmente podr?a hacerme algo terrible... Tal vez solicite una orden de restricci?n contra m?". "S?lo tienes que acercarte a ?l y averiguarlo". "?Qu? sugieres?". "Preguntarle, disculparte y pagarle la tintorer?a”, sugiri? mi amiga. "Apenas tengo dinero para pagar este caf? y este panecillo", confes?, comiendo el ?ltimo bocado del pastel de Gwen. "Esto va por cuenta de la casa", exclam? comprensivamente, mientras preparaba una bandeja llena de magdalenas de ar?ndanos. "Y estas son para tu esposo. Eran sus favoritas cuando sol?a venir aqu?. "Ex-esposo", la correg?. "De todos modos, gracias", susurr?, conmovida por su gesto y por el recuerdo de la sonrisa de Zane cada vez que com?a esas magdalenas. Sent? otra punzada en mi coraz?n. ?C?mo podr? volver a ver a Zane sin dejarme llevar por los recuerdos? 3 Audrey Hab?a dejado a Zane y a la Compa??a Thunder and Larson cuatro a?os antes. En ese momento, el negocio que hab?amos establecido por nuestra cuenta, era poco m?s que un basurero al norte de Chicago, a pesar de que las habilidades y la ambici?n arrebatadora de Zane hab?an logrado crear un peque?o espacio en el entorno publicitario en apenas dos a?os. Dos a?os en los que cada ?xito de la empresa representaba un nuevo ladrillo que pronto crear?a un muro infranqueable entre nosotros. Aunque no comenz? con el pie derecho, Zane hab?a alcanzado el ?xito y ahora ver su estudio en el piso treinta de uno de los m?s bellos rascacielos del sur de Chicago hizo que mi coraz?n latiera con fuerza. Por supuesto, ahora mi apellido ya no aparec?a en el cartel, pero sent?a que una parte de m? hab?a permanecido all?, atrapada entre las palabras Thunder y Compa??a. Yo tambi?n hab?a hecho muchos sacrificios para hacer realidad ese sue?o. Siempre hab?a cre?do en ?l y sab?a que Zane, en ese momento mi esposo, era uno de los anunciantes m?s brillantes de Chicago. Fui yo quien impuls? a Zane para que empez?ramos de cero y cre?ramos una empresa, sin saber que el precio a pagar ser?a nuestro amor. Si pudiera viajar al pasado, ?volver?a a tomar esa decisi?n? ?Seguir?a animando a Zane hacia la independencia y la ambici?n? S?, porque se lo merec?a. Val?a m?s que lo que pod?a demostrar en la Compa??a Kreinberg, donde trabaj?bamos en un equipo y algunos miembros siempre fueron demasiado perezosos o distra?dos para permitirnos dar ese salto cualitativo y establecernos en ese entorno de tiburones. ?Pero, y nuestro matrimonio? ?Quiz?s eso no deber?a haber ocurrido? No lo sab?a, y tampoco quer?a responder a esa pregunta, porque cada vez que pensaba en ello, sent?a que mi herida sangraba y mi coraz?n volv?a a romperse con la misma violencia de cuatro a?os antes. Borrando esos pensamientos de mi mente, me dirig? al rascacielos donde estaba ubicada la Compa??a Thunder, como hab?a le?do en Internet. Llegu? al piso correcto sin dificultad, pero cuando intent? hablar directamente con Zane Thunder, una secretaria irritada y agotada me ech? del lugar sin dilaci?n. "El Sr. Thunder no ve a nadie sin una cita", dijo ella. "Por favor, es importante. Soy Audrey Larson". "?Y? Para m?, podr?as ser el propio Presidente de los Estados Unidos, pero no te dejar? entrar en su oficina sin una cita". ?Zane te habr? hablado alguna vez de m? ?, me pregunt? en mi interior. De repente mir? a mi alrededor. Hab?a muchos empleados caminando de un lado a otro. Inmediatamente me di cuenta de que no conoc?a a nadie. Aparentemente, no hab?a ninguno de los primeros empleados contratados cuando yo todav?a era parte de la compa??a. Nadie me conoc?a. Zane no le dijo a nadie que hab?a estaba casado conmigo. Me sent? como un insecto molesto e inoportuno. Gwen estaba equivocada. Zane realmente hab?a pasado la p?gina. Contra todos mis deseos, sent? que las l?grimas se asomaban a mis ojos. Me sent? humillada. Ya no era nada. Era como si no quedara nada de m?. Hab?a caminado hasta ese rascacielos, con mi caja llena de magdalenas y con la esperanza de que algo de m? o m?o quedara en esa compa??a o... en Zane. Algo a lo que pudiera aferrarme para empezar de nuevo despu?s de dejar Zane y a Chicago. En lugar de eso, descubr? que ya no hab?a nada para m?. Ning?n v?nculo. Ning?n punto de apoyo. Ninguna oportunidad para empezar. De repente, se abri? la puerta de la oficina custodiada por la secretaria malhumorada y vi salir a Zane, acompa?ado de una mujer muy elegante y hermosa. "Zane, sabes c?mo hacer feliz a una mujer", exclam? ella contenta. "Trisha, s? c?mo hacerte feliz", respondi? ?l con una sonrisa seductora y esa voz ronca que en el pasado siempre consegu?a hacer que me temblaran las piernas. "Qu? adulador", dijo ella entre risas, pero ?l ya no sonre?a. Me estaba mirando. Cuando le devolv? la mirada, todo rastro de su sonrisa y su encanto se hab?a esfumado. "Sarah, lleva a la dama al ascensor", le orden? Zane a su secretaria, visiblemente irritado. "Trisha, lo siento, pero tengo una emergencia. Hablar? contigo m?s tarde". Al parecer la emergencia era yo... Gracias por el en?simo golpe a mi autoestima. "?Fuera! No eres bienvenida aqu?", protest? Zane tan pronto como estuvimos solos. "?Has venido a crear problemas aqu? tambi?n y a arruinar lo que he construido en estos a?os?". "No, en absoluto. ?C?mo puedes pensar eso de m??". Primero me acusas de hacer que te despidan, luego me das una bofetada y ahora est?s aqu?. Disc?lpame, pero no puedo ser optimista. ?Quiz?s prefer?as una bienvenida con los brazos abiertos? Bueno, ?olv?dalo! Tu nombre ya no aparece en la placa de la entrada y ya no puedes venir aqu?. ?He sido claro?". Apenas hab?a o?do una palabra de lo que acababa de decirme. El odio y la ira que vi en sus fr?os ojos me paralizaron. No entend?a c?mo pod?a odiarme tanto. Ten?a un negocio pr?spero y exitoso. Se hab?a mantenido joven y guapo, tal como yo lo recordaba. Seguramente, ya ten?a otra pareja, tal vez esa misma mujer, Trisha. En ese instante no pude evitar mirar sus manos en busca de un anillo. No, no se ha vuelto a casar. ?l lo ten?a todo. Yo no ten?a nada. ?Qu? m?s podr?a querer? "S?lo quer?a disculparme por lo de ayer y darte estas magdalenas que hizo Gwen. Son de ar?ndanos, tus favoritas. Son un peque?o gesto para disculparme por lo que pas?. Me disculpo. No quise abofetearte. Fue un gesto impulsivo y est?pido, dictado por el nerviosismo causado por un momento dif?cil y...”. "No me importa", dijo ?l cort?ndome en seco. "Zane, lo siento mucho". "Como te dije ayer, no s? qu? hacer con tus disculpas. Ahora, por favor vete y no vuelvas nunca m?s. Tengo que trabajar". "?Qu? hay de las magdalenas?". "No quiero nada de ti. S?lo quiero que te vayas". Zane parec?a muy decidido. "Ok, lo siento. Me ir? de inmediato. Adi?s", balbuce? con un nudo en la garganta que amenazaba con asfixiarme. Zane ni siquiera me respondi?. Me puse en marcha y me dirig? a los ascensores, bajo su mirada vigilante. Nunca me hab?a sentido tan humillada y desgarrada desde el d?a de mi divorcio. Aparentemente, cuatro a?os no fueron suficientes para olvidar. Ni para m?, ni para ?l. S?lo cuando las puertas del ascensor se cerraron, una l?grima de tristeza resbal? por mi rostro. Me sent? sola, en medio de un oc?ano. Abrac? mis brazos en busca de calor pero me encontr? temblando confundida y desesperada. S?lo sent? un gran vac?o dentro de m?. No era as? como esperaba sentirme despu?s de cuatro a?os. Muchas veces hab?a imaginado encontrarme a Zane, pero en todas mis fantas?as, siempre permanec? ecu?nime y serena, satisfecha con mi vida y comprometida con mi nueva carrera. En cambio, estaba sin un centavo, sin trabajo, sin un nuevo amor... y pronto sin casa, si no pagaba inmediatamente el alquiler. ?Audrey, no te rindas! ?Todav?a hay muchas cosas que puedes hacer! Me limpi? el rostro y, cuando las puertas del ascensor se volvieron a abrir, corr? hacia la salida. Camin? durante mucho tiempo, hasta que llegu? al parque Sherman , donde me sent? en un banco frente a un estanque lleno de patos. Exhausta y hambrienta, abr? la caja de magdalenas de Gwen. El aroma de los ar?ndanos y el glaseado penetraron en mis fosas nasales y trajeron a mi mente aquellas ma?anas de los domingos tumbada en la cama junto a Zane, despu?s de hacer el amor toda la noche. Record? que me encantaba salir de casa temprano, en secreto, para ir a la cafeter?a de Gwen a una cuadra de nuestra casa. Me abastec?a de caf?, magdalenas de ar?ndanos para Zane y chispas de chocolate para m?. Luego me iba a casa, preparaba una bandeja y volv?a al dormitorio. Zane siempre se despertaba por el olor de los dulces y el caf?, su droga preferida. Siempre desayun?bamos uno en los brazos del otro, haciendo planes para el futuro, luego volv?amos a hacer el amor sin preocuparnos por la hora. S?lo una vez Zane se me adelant? y se despert? antes que yo para ir a buscar magdalenas y prepararme un desayuno sorpresa. Esa vez encontr? un anillo de compromiso dentro de uno de mis dulces. "?Qu? es esto?", le pregunt?, fingiendo indiferencia, mientras mi coraz?n saltaba dentro mi pecho. "Oh, nada importante", dijo ?l con indiferencia. "Es s?lo una forma de recordarte que pronto ser?s mi esposa". "?Y esta ser?a tu propuesta de matrimonio?", dije divertida. "Esperaba algo m?s rom?ntico y atrevido de un director creativo". "Pens? en ello, pero luego coartaste mi entusiasmo cuando me dijiste que odiabas las declaraciones de amor en p?blico". "Cierto". "Tambi?n me dijiste que no soportas o?r la frase habitual". ?Quieres casarte conmigo? "Como en las pel?culas rom?nticas". "Lo encuentro desprovisto de originalidad y demasiado cl?sico". "Lo s?". "Por lo tanto... ?Significa esto que ni siquiera me lo preguntar?s?”. "?Qu??". "Si quiero casarme contigo". "No es necesario". "?No est?s pensando demasiado en ti mismo?", le dije con iron?a. "No. Simplemente estoy evitando que me rechacen, ya que sin duda, no hay respuesta". "Nunca har?a eso. Sabes que te amo demasiado". "Gracias a Dios... ?Lo logr?! Si me hubieras rechazado, habr?a muerto. La idea de vivir sin ti es algo que espero que nunca suceda. No s? qu? har?a sin ti. Te amo, Audrey, eres mi vida". "T? tambi?n lo eres todo para m?", respond?, bes?ndolo con pasi?n y sellando nuestro amor con ese anillo. Ese recuerdo hizo que estallara en llanto. No pude comer ni siquiera una de los seis magdalenas que pronto se empaparon de l?grimas. Me sent? en ese banco durante no s? cu?nto tiempo. S?lo quer?a deshacerme de todo el dolor que sent?a dentro de m?. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=63808296&lfrom=688855901) на ЛитРес. 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