Цапля чахла, Цапля сохла, Цапля сдохла... Туманный день – опаловая капля тоски осенней. Вздыхает тень – нахохленная цапля вне настроений. Не до веселья: трясина – келья негромко чавкнет. И цапля чахнет… Журавль ослеп в безудержном полете за лучшей долей. Гляжу вослед: не лучше бы, в болоте, родной неволе, в своем обличье? Хоть горе птичье не боль

Yellow Peril: Aquella Horrible Cara Amarilla

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Yellow Peril: Aquella Horrible Cara Amarilla Patrizia Barrera Dos eventos tr?gicos, la masacre de Los Angeles de 1871 y el abonimable tr?fico de las peque?as esclavas, que resumen la relaci?n dif?cil entre Am?rica y China en los a?os 1820 y 1945. Un libro de ingeniosa e inteligente cr?tica que deja al descubierto verdades ocultas con un estilo simple y eficaz. Patrizia Barrera Yellow Peril: Aquella Horrible Cara Amarilla PATRIZIA BARRERA Yellow Peril: aquella horrible cara amarilla Tabla de contenidos AGRADECIEMENTOS Este libro es para mi madre, la cual perd? sin que verdaderamente me haya amado. Dedico a ella este libro esperando que, all? donde est?, est? orgullosa de mi COPYRIGHT Copyright 2020 Patrizia Barrera Traductor IAN TORREZ YELLOW PERIL: AQUELLA HORRIBLE CARA AMARILLA Los Or?genes Am?rica ha sido siempre racista. AL fin y al cabo, con el fin de autorizar y cumplir las masacres con las que se manch? con los Nativos y para someter a la esclavitud los Africanos, era necesario un sentimiento de prevaricaci?n fuerte y una convicci?n firme de su propia superioridad. Cabe destacar que estos sentimientos se compart?an universalmente entre el 1700 y el 1800 y que ninguna de las Grandes Potencias Europeas pudo considerarse exenta. Sin embargo, el poder ejercido en Am?rica sobre las clases d?biles y sobre las etnias diferentes alcanz? niveles exasperados y en cierto modo el racismo se lleg? a ser institucional, hasta el punto que el linchamiento no s?lo fue tolerado, sino que tambi?n por mucho tiempo lleg? a ser una verdadera herramienta de justicia utilizada y sugerida por el Gobierno y la Polic?a. Los Black Codes y m?s adelante las Leyes Jim Crow (v?ase anexo) son un ejemplo evidente y emblem?tico del sentimiento racista popular: la historia habla ampliamente con respecto a los afroamericanos, che sin duda fueron afectados por el sistema legislativo americano. El gran p?blico sabe poco de iguales (y en ciertos aspectos superiores) discriminaciones de Am?rica contra los emigrantes chinos, inicialmente reclutados como trabajadores “de bajo coste” y utilizados para trabajos m?s arduos y mal pagados durante el periodo que va desde el Boom de la Fiebre de Oro (1848) hasta el 1880. EN este libro no voy a trazar la historia completa de la problem?tica relaci?n entre Am?rica y China, un discurso largo y ambiguo que puede dar lugar a varias interpretaciones. Estoy convencida de que la aclaraci?n se encuentre en la simplicidad de la expresi?n y en la exposici?n de los hechos inexpugnables que en cierto modo pueden hablar por s? mismos. Por esto he elegido dos p?ginas oscuras de la historia americana del que se habla poco, pero de manera ejemplar: la historia del linchamiento m?s atroz de todos los tiempos y la tragedia de las peque?as esclavas chinas, dos eventos desconocidos terminados en el olvido que marcan con la sangre, a?n m?s que el genocidio de los Nativos, el libro negro de la historia americana. Es un periodo extremadamente delicado para Am?rica, que llena de ferrocarriles todo el territorio y que al mismo tiempo descubre los yacimientos mineros que lo enriquecer?n. Despejado el campo de los Nativos, que estaban hambrientos u ocupados en las consecuencias de las Guerras Ind?genas, el Nuevo Continente necesita ser reconstruido, y mediante Yankies. Si en los Estados del Sur, la esclavitud comenzaba a temblar con el impulso de la ideolog?a (y pol?tica) del Abolicionismo, en el Norte el n?mero de los trabajadores con el deseo de enfrentar los agotadores turnos de trabajo impuestos por las Compa??as eran muy pocos. La verdadera oleada de inmigraci?n, aquella que traer? millones de ciudadanos de todo el mundo a desembarcar en Am?rica, atra?dos por el espejismo de una hipot?tica riqueza, tendr? lugar m?s tarde, a principios del nuevo siglo. El Nuevo Continente, por lo tanto, a mediados del 1800, carece de aquella mano de obra indispensable para dar el salto de calidad que lo coloque en una posici?n dominante con respecto a Europa. Es cierto que la fiebre de oro atrajo en el lugar cientos de miles de alucinados estimulando el crecimiento de las ferrov?as y de la importaci?n-exportaci?n, pero de inmediato fue evidente que se trataba de un fen?meno temporal que habr?a acabado junto con los movimientos preciosos, como efectivamente sucedi?. Cientos de ciudades edificadas en la arena no estaban destinadas a durar y los buscadores del oro eran trabajadores incansables, ciertamente… para ellos mismos. Acumulado el bot?n, volv?an a sus casas, a Europa, un nido “civilizado” con respecto a la rugosidad y al peligro de la vida americana. Prohibida la esclavitud oficial los Estados del Norte se encontraron por lo tanto con la necesidad de volver a la servidumbre, importando carne fresca para ser utilizada a tal fin. Miles y miles de chinos fueron empleados, a partir de 1848, por las compa??as ferroviarias que los utilizaban como trabajadores inexpertos y por lo tanto mal pagados. Se trataba en general de trabajadores agr?colas que emigraban para salvarse del hambre y de la peste que conmov?a a China en aquel periodo. Se adaptaban a sobrevivir con lo poco y a dormir en medio del desierto o de las praderas con tal de ganar los pocos cents que mandaban a la familia, en China. Trabajadores chinos en las north railroads en 1850 Miles y miles de chinos fueron empleados, a partir de 1848, por las compa??as ferroviarias que los utilizaban como trabajadores inexpertos y por lo tanto mal pagados. Se trataba en general de trabajadores agr?colas que emigraban para salvarse del hambre y de la peste que conmov?a a China en aquel periodo. Se adaptaban a sobrevivir con lo poco y a dormir en medio del desierto o de las praderas con tal de ganar los pocos cents que mandaban a la familia, en China. ?Pero desde d?nde? Se pens? de inmediato en Asia y especialmente en China que estaba viviendo un periodo extremadamente problem?tico con la ca?da de la dinast?a Qing. Disturbios internos, guerras y revueltas impulsaban a los chinos a huir de su patria ya desolada por el hambre y por las enfermedades; dirigirse hacia Am?rica fue solo por casualidad y no por elecci?n. Las fronteras hacia Asia muchas veces estaban cerradas o estaban controladas por Inglaterra en la famosa Guerra del Opio, la que tuvo lugar entre 1839 y 1842 y que coincidi? con la oleada de inmigraci?n de los chinos hacia Am?rica. Los datos hablan claramente: entre 1820 y 1840 se registran en total 11 emigrantes Chinos en los Estados del Norte. En 1848 el n?mero sube a 2 millones y aumenta tr?gicamente de 14 millones entre 1853 y 1873 pero esta vez… precisamente por culpa de los Americanos. Durante la primera Inmigraci?n se descubri? que los trabajadores Chinos eran verdaderamente una gran ayuda para la econom?a Americana. Se los describe como “incansables, sin pretensiones, y capaces de vivir con poco”. Con un sueldo de 2 d?lares los Chinos eran capaces de sobrevivir… con 40 c?ntimos, de los cuales la mitad era para la familia en China. Otro punto a favor: el Chino emigraba solo, sin la familia a las espaldas y sin problemas en la cabeza, ahorrando lo m?ximo posible. Adem?s, los siglos de la Dinast?a Imperial los hab?a forjado a la completa obediencia y a una plena sumisi?n hacia el Amo. En fin, el esclavo perfecto. Y Am?rica lo utiliz? al m?ximo. Al principio los Chinos formaron una comunidad aparte que se utilizaba para los servicios de lavander?a o como trabajadores no calificados para la construcci?n de las ferrov?as. M?s tarde, desde el 1848 al 1860, las Compa??as Mineras comenzaron a pedirlos codiciosamente porque, a diferencia de los otros, los Chinos aceptaban trabajos pesados y peligrosos y sus medidas…peque?as les permit?an meterse en t?neles estrechos donde pod?a entrar solo un ni?o. Colocar cargas de dinamitas o apuntalar desde dentro los peligrosos techos de los t?neles lleg? a ser cotidiano. Muchos mor?an, paciencia. Pero por esto se necesitaban m?s, muchos m?s. Y dado que la oleada de la inmigraci?n parec?a acabarse, el Gobierno pens? en reclutar un buen n?mero llegando a un acuerdo con China. En 1868 se redact? por lo tanto el Tratado de Burlingame, una de las maniobras m?s desleales y detestables de Am?rica para obtener mano de obra a costa de los dem?s. En el papel se lee que el tratado estipula el derecho inalienable del hombre de cambiar de casa y de alianza y la mutua ventaja de la libre expansi?n e inmigraci?n de sus ciudadanos por CURIOSIDAD, COMERCIO o como RESIDENTES PERMANENTES, garantiz?ndoles, asimismolos mismos derechos, privilegios e inmunidad de los otros residentes protegi?ndolos de los hechos de EXPLOTACI?N, DISCRIMINACI?N y VIOLENCIA. Uno de los trabajos m?s humildes en China era el del portador de rickshaw. Como veis en esta foto se trataba de hombres j?venes envejecidos antes de tiempo que se ganaban la vida haciendo la parte del “caballo”. Mendigos, descalzos, con un bol de arroz al d?a, aceptaban hacer este trabajo humilde en China por necesidad. De hecho, los callejones Chinos muchas veces eran estrechos al m?s puro estilo medieval, y no permit?an la entrada a un caballo. Se utilizaban por lo tanto servicios o esclavos que por 10 horas al d?a transportaban a toda prisa los Amos desde una parte de la ciudad a otra. La mayor parte de ellos mor?an de infarto antes de los 35 a?os . Se trat? b?sicamente de un verdadero y propio comercio con la cual China fue forzada a soportar por Inglaterra la introducci?n del opio de las Indias en el propio territorio. Efectivamente, toda la ideolog?a plurimilenaria del Imperialismo Chino se basa en la negaci?n de extender las fronteras al extranjero, al cual le es concedido viajar y comercializar (no siempre) en todo el territorio. La idea de involucrarse con el Occidente, tanto culturalmente como pr?cticamente, hab?a sido una cosa impensable para China que hab?a puesto vetos inflexibles a la emigraci?n nacional, prefiriendo los sistemas crueles de control demogr?fico que la p?rdida regulada sus s?bditos. Las razones no eran solo pol?ticas y hegem?nicas sino constitucionalmente religiosas: el Occidente era considerado el recept?culo de la perdici?n y culturalmente anticuado por el Coloso que desde siempre dominaba Asia. Fue entonces ?nicamente la debilidad interna y la interferencia Europea que la condujo a firmar dicho tratado, que en realidad “liquidaba” el propio patrimonio de carne humana entreg?ndolo en manos enemigas. UN tratado que se profesa bilateral pero que pr?cticamente oblig? a millones de Chinos, por las buenas o por las malas, a emigrar hacia Am?rica. Del reclutamiento forzoso se ocup? en primer lugar China que elabor? listas y listas de los “elegidos”; m?s tarde muchos fueron “secuestrados” o “desaparecieron” quiz?s a comisi?n. Se trataba claramente de j?venes en buena salud que eran separados de sus familias que se quedaban en China como “rehenes”, como garant?a de la buena conducta del individuo. Una amenaza oculta que llegaba de manera clara a la mente de los inmigrados y que explica su actitud servil y sumisa. De ah? a la constituci?n en Am?rica de una Mafia China, que controlaba los tr?ficos humanos por una agobiada petici?n de China, el paso es breve. Utilizando los males sufridos esta Mafia introdujo el opio, los esclavos y la prostituci?n gestion?ndolos finalmente a cargo de los Estados Unidos. Es como decir “todo lo que haces, vuelve”. Al final les cost? a todos, sin excepci?n, aunque en dejar la piel fueron los m?s d?biles, empezando por los pobres ex campesinos, obligados a trabajar 15 horas al d?a en condiciones inhumanas cost?ndoles la vida, y las peque?as esclavas que a los 7 a?os comenzaban su pobre existencia de prostituta que mor?an antes de los 20. M?s all? de cualquier provisi?n los Chinos se mostraron extremadamente eficientes, tanto que en 1880 sus actividades se difund?an ampliamente e impulsaban la econom?a Americana: su comercio era pr?spero y, al igual que hoy, eran capaces de ofrecer precios sin duda competitivos. Los objetos Chinos estaban de moda, y as? sus especias, la ropa, los perfumes. Gracias a la Mafia pod?an vender fruta y verdura, tambi?n m?s all? del oc?ano, a precios muy bajos y sus habilidades se expand?an en cada sector, desde la artesan?a hasta la fabricaci?n e incluso el servicio privado. Frustraron los planes de los circos ambulantes, invent?ndose acrobacias espectaculares imposibles de realizar por los musculosos atletas americanos, acostumbrados a utilizar animales con gastos claramente superiores. Como trabajadores eran impecables y no hac?an complot con aquellas ideas liberales que rondaban alrededor de 1800, aquellas medias pretensiones de reducci?n del horario de trabajo y de condiciones de vida m?s dignas. Sobretodo costaban la mitad y por eso sustitu?an a sus compa?eros Europeos, con hijos a cargo, que mostraban los dientes y se quejaban con aquellos que “les robaba el trabajo”. La historia de las peque?as esclavas secuestradas a las familias, generalmente campesinas, para ser enviadas a Am?rica como prostitutas inicia en 1865. Fue la Mafia China, con acuerdos directos con el gobierno Chino, en establecer y mantener en Am?rica con el fin de evitar “mezclas” entre Chinos y Americanos. M?s tarde se extendi? a los yankiees, que pod?an gozar de una ni?a China en adecuadas partes de atr?s de los negocios por unas monedas. A diferencia de los compatriotas hombres, que despu?s de una docena de a?os de duro trabajo pod?an volver a su tierra, las esclavas Chinas mor?an en Am?rica sin haber vuelto a ver el sol. Vivian en una completa separaci?n con el exterior, en celdas aisladas, cuidadas por una comadrona que a veces las ayudaba a parir o a librarse de los varios hijos ileg?timos. Sal?an de sus celdas por muerte despu?s de haberse unido con miles de hombres. La mafia se libraba de ellas haci?ndolas caer por la noche en el rio o ciment?ndolas bajo tierra. Aqu? una joven mujer de Hong Kong con vestidos tradicionales en 1860. Ahora, mientras estos males afectaban a otros Inmigrantes, generalmente Europeos, nadie dec?a nada; que se maten entre ellos, el precio bajo era una suerte para los empleadores. Pero cuando este fen?meno estall? entre los comerciantes y trabajadores de “pura raza Americana” comenzaron los problemas. Desde el 1850 los Chinos se hab?an juntado en un ?rea de la vieja Portsmouth Square, una de las primeras en establecerse durante la fiebre de oro. All? hab?an iniciado actividades de lavander?a independientes (un trabajo “sucio” que ninguno en esa ?poca, ni la peor lavandera quer?a hacer) agreg?ndose r?pidamente otras como florister?a, venta al por menor de verdura y fruta, comercio de arroz y emporios para satisfacer las necesidades cotidianas de una ciudad en crecimiento. En dos a?os el ?rea, antes llamada “Peque?a Canton” se hab?a extendido sobremanera y propon?a 33 negocios con venta al por menor, 15 herborister?as/farmacias y cinco restaurantes. Toda la zona China estaba en pleno desarrollo y era apreciada por las Autoridades Locales, que a menudo la alababan p?blicamente present?ndola como un modelo de diligencia y laboriosidad. Con el apoyo los Chinos cambiaron el nombre del ?rea originaria en ChinaTown, y para muchos de ellos era como sentirse en casa. Para alegrar las horas calientes de los desesperados en busca de la fortuna la comunidad China erigi? tambi?n un Teatro que albergaba compa??as ambulantes y, poco a poco la peque?a ciudad se convirti? en un centro recreativo con la ambici?n de ser la nueva San Francisco. En realidad, el nombre fue acu?ado por la prensa, para ejemplificar un concepto demasiado simple, pero despu?s Am?rica vio o quiso ver en este gesto un acto de arrogancia que rechazar? duramente la comunidad China. En pocos a?os Chinatown creci?, convirti?ndose en s?mbolo de una ciudad en la ciudad y de un pueblo que crec?a dentro de otro pueblo. De las doce casas de madera ahumada de los primeros a?os qued? solo un recuerdo: en 1880 toda el ?rea se convirti? en un barrio elegante que albergaba 22.000 personas (b?sicamente solo hombres), con salas de juego y casas de opio donde los ricos Americanos y los enamorados afligidos pod?an olvidarse de sus penas. Un modo colorido donde las ra?ces chinas estaban de moda, induciendo a las familias burgueses Americanas y Europeas de concederse el lujo de las porcelanas y de los espejos Chinos, sus especias e incluso sus adornos “amateurs”. En fin, un crecimiento evidente que min? en el mismo Gobierno de los Estados Unidos el terror de un futuro capitalismo Chino de hacer sacudir el capitalismo Americano cuestionando tambi?n la moralidad de las costumbres. El “ peligro amarillo” invadi? Am?rica, que viv?a una dif?cil situaci?n hist?rica inmediatamente despu?s de las Guerras de Secesi?n; la desestabilizaci?n econ?mica del Sur, las corrientes pol?ticas que se alternaban, el hambre de cambiar y la obsesi?n del dominio total sobre Europa produjeron un efecto domin? sin duda devastador. Gran parte de la poblaci?n Americana se vio afectada negativamente por las consecuencias de la “restauraci?n” del Sistema, que hab?a condenado millones de familias a pasar hambre. Los comerciantes cerraban los negocios y los inmigrantes mor?an por el frio de las calles o eran masacrados por la multitud porque eran pillados robando en los negocios. Las c?rceles estaban repletas y la batalla por la sobrevivencia adopt? la forma de las antiguas guerras de car?cter Europeo. Lo que prosperaba era la Mafia: en primer lugar, la Irlandesa que aun as? funcionaba “como complemento” de la Mafia del Estado imponiendo a sus “protegidos” la obligaci?n de voto forzoso en las elecciones y que apoyaba las actividades clandestinas Americanas relacionadas con el alcohol y la droga. Aqu? est? la primera Chinatown en 1860. Se trataba de pocas casas de madera, alguna tienda y peque?as cosas relacionadas con la vida cotidiana. Pero en menos de 30 a?os el barrio cambi? completamente, convirti?ndose en un punto de referencia de las noches locas de los ricos Americanos. El peligro amarillo era una directa consecuencia del comportamiento de los Americanos, que hab?a explotado sus esclavos hasta el punto de estar abrumado. Contrariamente al Afro-Americano, que por mentalidad y cultura se hab?a integrado con su enemigo aprovechando y utilizando los puntos funcionales, el Chino-Americano expresaba ?nicamente la propia naturaleza Imperialista, dominada por el sentido del deber, por el del honor y por un exacerbado sentimiento de redenci?n. Adapt?ndose a las peores condiciones de vida el Chino-Americano aspiraba a la mejor?a de la propia existencia y a aquel ascenso social que le habr?a permitido de situarse al mismo nivel que el de sus amos. Era una sensaci?n innata, consecuencia de los milenios de historia que no pod?an ser borrados con la “deportaci?n” a un Pa?s extranjero, pero que al contrario era sublimado por la castidad forzada, por la soledad y por los abusos sociales. Detr?s de aquella sonrisa indeleble el pueblo Chino escond?a una fuerza tr?gica y una tenacidad impresionante. Su lema era: “sobrevivir a toda costa, y prosperar” . Podr?a hablar horas y horas discutiendo sobre la diferencia entre inteligencia y astucia sin llegar a una conclusi?n. En realidad, existen actitudes incorrectas que si bien producen una ventaja efectiva a corto plazo luego resultan perjudiciales y negativos en el tiempo. Si a esto le agregamos una motivaci?n ego?sta y las modalidades indiferentes al mal que se procura, obtenemos un inevitablemente un da?o con efecto boomerang, que tarde o temprano se volver? en contra. Si, por ?ltimo, la naturaleza de nuestra v?ctima no se entrega a perdone f?ciles as? es como el eco de nuestro trabajo se alargar? sobremanera, con resultados sin duda destructivos. Esto, en pocas palabras, fue la relaci?n entre Am?rica e Inmigrantes Chinos. Y he aqu?, el motivo por el cual, una vez comprendido el posible mecanismo causa-efecto, toda Am?rica grit? al “ peligro amarillo ”. He aqu? la misma Chinatown en aquella ciudad de San Francisco en 1906 En aquel alboroto que fue durante el trienio 1880-1882 encontrar el chivo expiatorio result? bastante f?cil: como era de esperar, los Chinos fueron acusados de competici?n desleal, robo de trabajo y de rivalidad social. Sobre la base de una primera Ley racial de 1861 que prohib?a a los Orientales malamente definidos “Chinos” o “mongoles” de casarse con blancos (cosa que los mismos Chinos aborrec?an) se aprobaron otras leyes que reduc?an cada vez m?s el campo de los derechos humanos y jur?dicos. A pesar del Civil Right Acts de 1866 que establec?a que “ todos los ciudadanos de cada raza y color nacidos en Am?rica gozaban plenamente de la ciudadan?a Americana” los Legisladores descartaron de este derecho a los Chinos, bas?ndose en un sutil juego jur?dico por la cual no era posible clasificar un oriental seg?n un est?ndar fijo. La ley de 1875, efectivamente, defin?a la diferencia entre un “blanco y un Afro-Americano” otorg?ndoles a ellos y a sus descendientes nacidos en Am?rica igualdad de derechos. Sin embargo, esta ley no era capaz de crear una separaci?n notable entre “blanco y amarillo”, porque los Orientales presentaban tambi?n una cromaticidad m?s heterog?nea que los Africanos y menos rasgos faciales destacados. Esta ley se limitaba a clasificarlos como “no blancos” y por esto, excluibles del derecho de ciudadan?a. Por lo tanto, cualquier Chino naturalizado Americano segu?a siendo al fin y al cabo un extranjero. Para los Chinos, no etiquetados morfol?gicamente como raza inferior, dado que carecen de aquellas caracter?sticas que se encontraban en los Afro-Americanos, fue creada un desde cero una sub raza refrescando e incluso manipulando los viejos conceptos de Darwin. Naci? as? la raza de los Coolies que relacionaba no solo a Chinos y Mongoles sino tambi?n Indios (de India) y otras etnias. Otras leyes anteriormente hab?an limitado los derechos de los Asi?ticos en Am?rica, en particular a los Chinos. Por ejemplo, en 1858 California hab?a promulgado una Ley que prohib?a a los Chinos el acceso a las carreras estatales. Una vez m?s, en 1879, California aprob? una Constituci?n nueva seg?n la cual el Gobierno se apoderaba del derecho absoluto en determinar los requisitos fundamentales para la permanencia en el Estado: aferr?ndose una vez m?s a la sutileza de la indeterminaci?n de la raza, el Gobierno neg? el derecho de permanencia a los Chinos expulsando de su territorio a los residentes. Pero, anteriormente, en 1875 el Congreso hab?a bloqueado por 10 a?os la inmigraci?n de los trabajadores Chinos y de las prostitutas Chinas, con el fin oficial de frenar la mafia y restaurar el territorio Americano. Para ser breve entre 1856 y 1880 treinta Leyes diferentes limitaron o negaron los derechos fundamentales de los Chinos en territorio Americano infringiendo los acuerdos del famoso Tratado de Burlingame, sin que ni la prensa ni mucho menos la opini?n publica pudiesen dudar. El malhumor generado por la crisis econ?mica hab?a abierto una brecha entre Am?rica y los inmigrantes Chinos, cuyas actividades continuaban a florecer y a extenderse. Atacados por el Gobierno y por la multitud, encerrados en su propia comunidad, aferrados a sus costumbres tradicionales y despectivos de la mezcla con los blancos se convirtieron muy r?pido en la victima expiatoria ideal. Soportando con valent?a las amenazas, los saqueos y las destrucciones de sus negocios, el corte de la coleta en p?blico, las burlas y por ?ltimos las primeras advertencias de linchamiento que seguir?an, los Chinos continuaban su trabajo silencioso, conscientes de estar pisando un terreno peligroso. La situaci?n degener? lentamente de manera inexorables hasta el 1871, a?o en que fueron protagonistas del m?s grande linchamiento de masa en la historia de los Estados Unidos, tristemente m?s conocido como “ La Masacre China de Los ?ngeles ”. LA MASACRE DE LOS ANGELES Inicia la tragedia El triste episodio fue realmente un reflejo de aquellos tiempos y lanz? una sombr?a sobre la ciudad en progreso. Sucedi? en “ Calle de los Negros”, el barrio m?s barrio de Chinatown donde, mezclados con lavander?as, emporios y peque?as actividades comerciales, viv?an en contacto permanente los inmigrantes menos apreciados por la poblaci?n Americana es decir Mexicanos y Chinos. Los anales de la ?poca lo describen como “una zona dura, una larga avenida de tierra de 40 pies de ancho lleno de prost?bulos, salas de juegos, emporios y habitaciones residenciales de barro y paja”. La poblaci?n era mayormente masculina, debido a las Leyes Americanas que limitaban la inmigraci?n de mujeres Chinas, sin embargo la mafia China consigui? hacerlas entrar y casi siempre con la ayuda de las Autoridades locales. De esta manera, entre familias y prostitutas, la poblaci?n China hab?a crecido 200 veces m?s en solo diez a?os y prosperaba maravillosamente, generando un clima pesado de malhumor entre la poblaci?n blanca, afligida por la recesi?n post b?lica y consciente de no poder seguir el ritmo con los precios bajos y los agotadores horarios de trabajo de los comerciantes Chinos, que adem?s cubr?an toda la zona en el vicio. La tragedia se acercaba y puntualmente el 24 de octubre de 1871 estall?. He aqu? la famosa Calle de los Negros en 1880, pocos a?os despu?s la famosa masacre. Hasta el 1882 la zona se mantuvo m?s o menos inalterada, sucesivamente los edificios que veis a los lados fueron demolidos. Las fuentes oficiales probaron como causa del linchamiento la causa habitual, es decir, el asesinato de un oficial de la zona, un tal Robert Thompson , durante un fuego cruzado con la mafia China, cosa que por lo que parece desat? la ira de la gente (!) hasta el punto de torturar, mutilar y por ?ltimo colgar veinte pobres y desgraciados Chinos elegidos al azar. Ya as? las justificaciones no aguantan; si despu?s a?adimos que despu?s de un proceso rid?culo fueron declarados culpables de la masacre solo 8 personas, que fueron inicialmente acusadas de “homicidio involuntario” y al final absueltas de todos los cargos, aun cuando testigos oculares habr?an indicado ellos y otros treinta sujetos como responsables del hecho…pues, algo va mal. Comencemos en decir que la masacre no fue un evento imprevisto, sino que algunos eventos anteriores contribuyeron en provocar las tensiones y el odio entre Americanos y Chinos: he extra?do varias informaciones del libro TheChinatownWar que os aconsejo leer. Aqu? una imagen rara de Chinatown en 1870. Llena de emporios, salas de T? y tiendas Chinatown se dispon?a a convertirse en una peque?a S. Francisco. Unos d?as antes el jefe de uno de los varios clanes de la Mafia China, Yo Hing , hab?a organizado, con fines de lucro, el secuestro de una de las pocas mujeres casadas de Chinatown, una tal Yut Ho , que parec?a ser muy bella. Todo esto fue posible porque claramente Yo Hing ten?a estrechos y adinerados contactos con las Administraciones locales, en primer lugar, los Sheriffs y los Guardianes de la Orden que no solo hac?an la vista gorda sobre los cr?menes, sino que tambi?n recib?an un gran porcentaje. Claramente el bando rival, con el jefe Sam Yuen, que era un mercante de telas, no digiri? el insulto que amenazaba el poder de la zona, y otros c?mplices funcionarios Americanos, logr? desembarcar en San Francisco una banda de guerreros Tong armados hasta los dientes procedentes de China. La noche del 23 de octubre, la pandilla de los sicarios guiados por Ah Choy, que era el hermano de la mujer secuestrada, origino un conflicto contra Yuen, que result? ileso mientras que Choy quedo mortalmente herido y lo dejo morir en uno de los callejones de Chinatown. Una vez comprendido quien fuese el instigador y con el apoyo de la polic?a local Yo Hing denunci? a Yuen como instigador del intento de homicidio y lo mando a la c?rcel, donde adem?s fue establecida una cauci?n de 2000 d?lares, una cantidad anormal para aquella ?poca y sobre todo para un Chino. La intenci?n era que el rival se pudriera en la c?rcel el tiempo necesario para enriquecer Jueces y Abogados, sentenciarlo a muerte y apoderarse de su territorio, pero Yuen se comi? la hoja y afirmo que estar?a dispuesto a pagar la enorme cantidad. Acompa?ado a su casa por la Polic?a se descubri? que el dinero estaba escondido en el tronco de un ?rbol, pero hab?a mucho, ?mucho m?s de lo que se pensaba! Una enorme riqueza producto de los tr?ficos clandestinos que atrajo no solo a los Tutores de la Orden. Uno de los agentes presentes en aquella ma?ana del 24 de octubre de 1874 fue un tal Jesus (!) Bilderrain, un polic?a de oscura fama conocido por ser avaro, ladr?n y profundamente racista. Hab?a adem?s muchas denuncias contra ?l por varios delitos de robo, sobre todo por los de combate. Era tambi?n uno que apostaba de manera compulsiva y, junto a su hermano Ygnacio, hab?a controlado y organizado por muchos a?os los famosos bloques de las elecciones contra la Comunidad Latina de Los ?ngeles en nombre del partido Democr?tico, impidiendo votar a la minor?a ?tnica. Un sujeto semejante fue cabeza de excelencia y venerado como un h?roe tanto por parte de los Jueces como de la Prensa cuando se abri? la investigaci?n sobre la masacre y sus palabras valieron oro. Al contrario de lo que se cree en China el opio no se utilizaba con los mismos fines de vicios y patol?gicos que en Occidente, sino que su uso era para un fin terap?uticos y religioso. Solo m?s tarde con la ca?da del imperio Qing y con las guerras Anglo-Chinas de 1830/40 que el opio fue deliberadamente distribuido por Inglaterra misma con generosidad a la poblaci?n china, con el objetivo de aumentar su monopolio y transformar gran parte de las plantaciones agr?colas necesarias en plantaciones de opio destinadas a la exportaci?n por todo el mundo. China intento frenar la difusi?n, pero resulto ser in?til. Debido a las migraciones en Am?rica la mala costumbre y los tr?ficos relacionados con ella desembarcaron en Am?rica administrados, mediante acuerdo, tanto por la Mafia China como por el mismo Gobierno de los Estados Unidos. En la foto una clasica sala de opio China en 1890. Bilderraine afirmo que la noche del 24 de octubre se encontraba en Negro Alley con otros hombres porque fue atra?do por algunos disparos. Entro en un callej?n fue herido y parece que haber pedido ayuda al agente Thompson, que muri? por los disparos recibidos del mismo Yuen. El homicidio a sangre fr?a parece haber incitado a la gente que en poco tiempo hab?a organizado y asaltado la zona, llegando finalmente a la masacre. Si bien fue atroz, todo el episodio fue pues liquidado como una locura general causada por un clima de descontento contra los Chinos, que por lo visto arruinaban y hund?an en el vicio la ciudad obteniendo cifras incre?bles. Incluso fue retomado el cuento que los Chinos estaban juntando dichas cantidades de dinero en nombre de un Mandarin que aspiraba en ser gobernador de California: una farsa que databa a la fiebre del oro que termino como verdadera por algunos libros de la ?poca y que desgraciadamente fue usada para publicar las Leyes Raciales seg?n las cuales “Ning?n Chino pod?a declarar contra un blanco en un juicio” A pesar de que la masacre tuvo lugar a los ojos del mundo, gracias a los informes despiadados escritos en tiempo real por H. M. Mitchell, reportero del Star, el juicio concluy? r?pidamente absolviendo b?sicamente a la ciudad “ victima de los horrendos comercios de los Chinos y del clima de violencia de su Mafia”. No cabe duda que los poderes pol?ticos influyentes hayan determinado el almacenamiento del juicio, aquellos que sucesivamente recurrieron al recuerdo de la masacre para imponer el tristemente famoso “ Chinese Exclution Acts” de 1882. La verdad de los hechos, como siempre, es mucho m?s triste e incluso simple que la masacre que escarb? a fondo dentro del alma mezquina y racista de los falsos moralistas de aquella ?poca, la codicia y el robo. La Autoridades Americanas, en primer lugar, la Polic?a siempr e tuvo relaciones privadas con la Mafia China. Se ejerc?a un control exclusivo no solo sobre el opio y las especias sino sobre todo en el comercio (oficial o clandestino) de mano de obra y de productos Chinos que eran importados en Am?rica de bajo coste, influyendo negativamente los precios nacionales, que estaban colapsando. Adem?s, los grandes empresarios, como las ferrov?as que recib?an grandes subvenciones estatales, utilizaban a menudo los trabajadores Chinos prefiri?ndolos a los Americanos y Europeos ya que costaban menos y trabajaban el doble. Durante el periodo de los primeros Sindicatos los Chinos fueron utilizados como “esquiroles” por los mismos empresarios para bloquear las reivindicaciones de la clase obrera. Todo esto reforz? la opini?n p?blica, que comenz? a ver los Chinos como peligrosos e intencionados a la competici?n desleal. En la foto, la parte de atr?s de un clasico negocio de especias en Chinatown, 1880. El esc?ndalo seguido por la tragedia puso en evidencia cuan pobre y cruel fuese el coraz?n de los protagonistas, gracias a las varias investigaciones y testimonios de los sobrevivientes, sobre todo el mismo Huang que mostr? pruebas documentales de la conclusi?n entre ?l mismo, la Mafia, la polic?a local y “favores” mantenidos entre ellos. Poco despu?s toda la documentaci?n y los actos judiciales fueron almacenados y toda la masacre se escondi? debajo de la alfombra. Muchos a?os despu?s habr?an aparecido gracias a la extenuante b?squeda de los Hist?ricos y a las…. Situaciones favorables, que hoy ven a China como la gran Potencia econ?mica del futuro. M?s all? de cualquier consideraci?n posible, el inter?s de este libro es el de informar y ayudar a conocer los grandes eventos del pasado, relacionados al old America y su primera relaci?n con la comunidad China. Por lo tanto, solo voy a contar lo que realmente sucedi? aquella noche del 24 de octubre de 1882 en Chinatown. Bilderrain fue a Negro Valley para robar el oro de Yuen junto a otros compa?eros, un “favor” pedido por el mismo Hing para ajustar las cuentas con el canalla de Yuen. La alianza y la protecci?n de Hing, no fue lo suficiente para salvar a Bilderrain de la r?faga de disparos de los matones de Yuen que estaban de guardia en el callej?n. Hay que decir que Bilderrain no era un sheriff oficial sino uno de esos tantos vigilantes autorizados por la misma Polic?a, para “mantener el orden” en el barrio: por esto cerraban un ojo sobre los acuerdos privados que hab?a entre los vigilantes y la Mafia China, y ambos ojos cuando se trataba de favorecer tr?ficos clandestinos o asesinatos privados. Por otro lado, la Polic?a recib?a una buena cantidad de los ingresos y controlaba todos los eventos en programa, gracias a una amplia red de informadores. Aquella noche tambi?n fue habitualmente informada sobre las intenciones de los vigilantes; su ?nico deber era observar, dejar que hagan y despejar el campo de posibles obst?culos. El mismo Comisario Frances Baker, jefe de la polic?a de Los ?ngeles, ten?a tr?ficos personales con la Mafia, espec?ficamente era especialista en recuperar las esclavas Chinas que en ocasiones lograban escapa, intentando embarc?ndose clandestinamente hacia Europa. Las recompensas por el acto heroico de recuperar las pobres mujeres, legalmente acusadas de robo, era muy alta: la codicia ataba fuertemente a la Polic?a con una u otra banda, generalmente con la que pagaba m?s. De acuerdo a las siguientes declaraciones de Yuen, que sobrevivi? a la masacre, aquella noche Bilderrain estaba incluso con Hing y por eso se abri? fuego contra ?l. Mirando hacia atr?s hay que creerle. Las dos facciones mafiosas se encontraban en la hora de la verdad: el ?nico deber de la Polic?a era ser neutral. Aqu? una extra?a imagen de la masacre de Chinatown. Las victimas del linchamiento fueron 19, pero toda la zona fue saqueada, quemada y muchos resultaron heridos. Con tal fin, fueron puestos como vigilantes dos viejos conocidos de Los ?ngeles, dos polic?as heroicos que se destacaron en acciones dif?ciles durante las revueltas Mexicanas, como la captura y la muerte del bandido Tiburzio Vasquez . Estos dos se llamaban Emil Harris y George Garde ; su orden era quedarse en la zona sin involucrarse, cualquier cosa que pasase. Delante de la gente enfurecido no solo no movieron un dedo, sino que, al contrario, amenazaban a aquellos que intentaban hacer cualquier cosa per impedir los linchamientos, seg?n testimonios reputados. Sin embargo, nunca se presentaron ante el juez de instrucci?n como imputados y m?s tarde fueron promovidos a los grados m?s altos de la Polic?a. Thompson fue abatido muy pronto, y esto es cierto. Un evento frecuente y ya libre de sorpresas en Chinatown, donde solo en la semana anterior a la masacre hab?an sido registrados 44 v?ctimas en los callejones, las cuales 4 polic?as. Al final, Robert Thompson no era un santo como se dec?a, sino que la mayor?a lo conoc?an como un traficante, estafador y extorsionista, as? como propietario del vil local Blu Wings cuya obligaci?n era el sexo y las drogas. Entonces, ? QU? fue lo que desencaden? aquella noche la ira de 500 personas, una tal locura que permiti? a la gente torturar, matar y mutilar a sangre fr?a 19 pobres Chinos capturados al azar, pero tambi?n saquear, desmantelar y quemar gran parte de negro Alley ante los ojos de la Polic?a y de la ciudad de Los ?ngeles? Lo sorprendente de aquella noche no es solo el eco de un homicidio al orden del d?a, pero tambi?n la extrema velocidad con la cual la multitud se organiz? y, como un solo hombre, irrumpi? en el barrio dividi?ndose en tramos, cada uno de ellos con una tarea espec?fica. De inmediato sali? a la luz del mundo que la masacre fue un evento planeado la cual fueron involucrados por su propia confesi?n varios peces gordos de la ciudad, as? como grandes pol?ticos. He aqu? algunos nombres: empezamos por H. M. Mitchell, periodista del Star, Sheriff del Condado que despu?s se uni? a la riqu?sima familia Glassel. En poco tiempo se habr?a convertido en l?der del Partido Democr?tico, se dice que fue gracias a su art?culo relacionado con la masacre, que justificaba con fuerza la ciudad “ victima de los Chinos y de la incapacidad de la Ley” Y qu? del rico comerciante JH Weldon que, terminada la masacre, se fue a beber un bar de la zona con la camisa toda manchada de sangre gritando con alegr?a ? Soy feliz! ?Esta noche he matado a tres Chinos!Harris Newmark , uno de los empresarios m?s reputados y ricos de Los ?ngeles, confes? sinceramente de haber visto a Thompson en el suelo y de haberse ido a su casa a festejar. QUE COSA , no se sabe. Aun as? el empresario no pareci? ser ajeno a los hechos, sobre todo cuando se descubri? durante el juicio que ten?a estrechas relaciones con los polic?as Celis y Kerren , a su vez sospechosos de haber disparado a Thompson o de haberlo metido en el callej?n donde estaban escondidos los mafiosos. ?Y qu? pensar del Polic?a Francis Baker ? En el juicio que en todo ese alboroto de gritos, torturas e incendios “ despu?s de haber rodeado el edificio Coronel, donde los mafiosos se hab?an refugiado, aquella noche se hab?a ido a dormir ” dejando as? la ciudad a merced de la locura. La verdad sobre los hechos, los actos procesales y toda la documentaci?n sobre el juicio de pega que mostr? el lado oscuro de toda una ciudad sali? a la luz gracias al minucioso trabajo John Johnson Jr. que, 140 a?os despu?s de la masacre, logr? tener acceso a la c?lebre biblioteca de Hungtington . Los datos muestran claramente que Pol?tica, Instituciones e Intereses Personales estaban en la ra?z no solo de la masacre sino tambi?n de la crisis econ?mica y del clima de desesperaci?n general que hab?an hundido California, y sobre todo la ciudad de Los ?ngeles, al caos total. Apoyado sobre un sustrato de Racismo Constitucional que hab?a privado a los Chinos de cualquier derecho humano y de una dimensi?n jur?dica fue f?cil indicarlos como enemigos de la comunidad, y por lo tanto de la opini?n p?blica. LA VERDAD SOBRE LA MASACRE Antecedentes Todo comenz? en 1869, cuando fue terminado el transcontinental en Utah , el Pacific Transcontinental , ?xito de un gran plan de reconstrucci?n por el Gobierno de los Estados Unidos, para incrementar la econom?a despu?s del desastre de la Guerra de Secesi?n. Los transcontinentales, es decir la uni?n de las Costas del Pacifico con las del Atl?ntico, significaban comercio, expansi?n y riqueza en un periodo donde las grandes ferrov?as comenzaban a propagarse en Europa con timidez. La empresa Americana fue enorme y de gran respeto en l?nea con su tradici?n, y fue el modelo para el Sistema Capitalista que a partir de ah? se difundi?. Para un negocio como ese claramente fue necesario invertir much?simo dinero y el Gobierno tuvo una enorme deuda p?blica, contando con el hecho que habr?a recuperado los gastos con la venta del oro gracias al sistema New York Gold Exchange, que ten?a el deber no solo de favorecer el campo abierto sino tambi?n controlar el valor del oro y mantenerlo estable. La Pacific Railroad inaugurada en 1869 fue una empresa colosal, que involucro dos grandes compa??as que nacieron a tal fin, la Union Pacific y la Central Pacific, pero tambi?n comprometi? mucho al Gobierno de los Estados Unidos. La construcci?n de la ferrov?a, que un?a dos puntos estrat?gicos para los comercios Americanos, es decir la costa Atl?ntica con California y el Pacifico, represent? el comienzo de la era moderna no solo para Am?rica sino tambi?n para el mundo entero, poniendo en marcha el sistema de las ferrov?as. Fue una haza?a descomunal, pero el esc?ndalo que implic? los presupuestos “inflados” y las subvenciones Estatales por poco no gener? la ca?da del Sistema Democr?tico Americano, dada la probada implicaci?n del presidente Ulysses Grant. Esto atrajo a un grupillo de especuladores, como James Fisk y Jay Gould y otros canallas como ellos, los cuales tramaron alrededor del entonces Presidente Ulyses Grant , para encargar el trabajo principal de compra y venta del metal amarillo a un compa?ero, el tal General Daniel Butterfield , que entonces se convirti? en tesorero principal de los Estados Unidos. Daniel convenci? a Grant que era necesario que el Gobierno comprase oro, el cual ten?a que ser puesto de nuevo en circulaci?n para mantener estable la econom?a. Sin embargo, Grant no lo vendi?, sino que lo compro a nombre de Gould y Fisk , y esto caus? un fuerte aumento de los precios y una peligrosa inflaci?n. El Gobierno, d?ndose cuenta de la estafa, vendi? cuatro millones de d?lares en oro en 24 horas, causando la ca?da del valor. Claramente el mecanismo infame es m?s complicado, pero espero que esta simple narraci?n de los hechos de una idea de lo que gener? la tremenda crisis econ?mica, agravado por el siguiente esc?ndalo del Pacific Transcontinental Road la cual se descubri? que hab?a especulado a su vez sobre las subvenciones Estatales exagerando los informes de gastos, estableciendo un verdadero monopolio sobre los territorios de su competencia del que hab?a expulsado el Estado. La crisis llev? a muchos inversores en bancarrota, bloque? las industrias y oblig? a millones de empresas a cerrar; entre ellos el estado de California, que acababa de terminar la ferrov?a dejando millones de desempleados en la calle, fue el m?s afectado. La mayor?a de los trabajadores eran Chinos, contratados en cantidad por las Compa??as gracias a las presiones Gobernativas, que como hemos visto hab?a organizado muchos tr?ficos desde China procur?ndose trabajadores de precio bajo. ?stos, juntos a los desocupados de la ferrov?a de Utah, claramente se fueron a Chinatown, ?nico lugar en Am?rica capaz de acogerlos, donde la Mafia provey? para colocarlos y hacerlos entrar en las compa??as. A parte del mercado clandestino y de la importaci?n de los productos Orientales, aun as?, hab?a poco trabajo; los ?nicos a sobrevivir, una vez m?s, eran los Chinos, que se adaptaban a un trabajo de 15 horas al d?a por pocas monedas. Thomas Nast critic? abiertamente el sistema pol?tico Americano y sus leyes raciales como mordaz y perspicaz en uno de sus peri?dicos m?s prestigiosos de aquella ?poca el Harper’s Weekly. He aqu? uno de sus dise?os intitulados Go West- Go East- donde expone de impacto las desastrosas leyes de Jim Crow. Muy pocos en Am?rica estaban al tanto de las graves condiciones las cuales los esclavos modernos estaban forzados, raptados de su Patria a menudo por cuenta de los Estados Unidos o inmigrados en Am?rica para escapar del hambre. Con las familias retenidas en China y las Leyes Americanas que, con la excusa de frenar la introducci?n clandestina de mujeres destinadas a la prostituci?n prohib?a la esposas de encontrar sus maridos, esta pobre gente no ten?a una vida propia y se encontraban entre tres hogueras: la tierra natal, Am?rica y la Mafia, que trabajaban un?nimes para aprovecharlos. La prosperidad de las bodegas de Chinatown a menudo eran ficticias y muy poco se beneficiaban; los ingresos de las apuestas, de las casas de opio y de los licores pasaban directamente por las manos de la mafia, que a su vez abonaba una buena cantidad a las Autoridades locales. La mismas Am?rica se enriquec?a con el comercio de los productos Chinos, que en 1870 llegaron a incluir tambi?n la fruta, la verdura, pescado y productos de primera necesidad que ven?an “comprados” en el extranjero a muy bajo precio, mandando en bancarrota las empresas locales que no lograban competir con los precios. Alrededor de 1880 toda la econom?a nacional comenz? a depender de la importaci?n-exportaci?n con China la cual, bas?ndose en la filosof?a del todo oriental por la cual “si no puedes acabar con tu enemigo desde afuera, hazlo desde adentro” impuso un Comisariado para verificar “las condiciones de sus s?bditos” en la Patria extranjera. Pr?cticamente, gracias a su Mafia, se asegur? el control total de la inmigraci?n China en Am?rica para llenarla de Chinos y mantener los Estados en un tipo de sumisi?n oculta. Para parar el golpe y retomar el control de su Pa?s sin perder los beneficios de los tr?ficos con China he aqu? que fueron promulgadas las famosas Leyes Raciales , la cual sigui? una oleada de libros, carteles y seminario sobre el “ Peligro Chino ” El gran incendio de Chicago le cost? a Am?rica 200 millones de d?lares de aquella ?poca. He aqu? una imagen extra?da del Harper’s Weekly dise?ada por John Chapin, que muestra el puente en Randolph Street, completamente destruido por las llamas. El Gobierno, confiando en el cong?nito deseo de manipulaci?n del pueblo Americano y de su radicado racismo, defini? precisamente los Chinos como “no deseados” priv?ndolos de cualquier personalidad jur?dica y concediendo plena inmunidad al individuo, que por lo tanto se sinti? autorizado a “ hacerse justicia propia” . La masacre de Los ?ngeles fue una directa consecuencia de este perverso mecanismo: como siempre en tiempos de crisis son los mismos Gobiernos que, para cubrir sus culpas, culpan a alguien y los ?nicos que al final sacan provecho de las guerras entre los pobres. El incendio de Chicago del 8 de octubre de 1871 complet? el cuadro: se trat? de uno de los desastres m?s tr?gicos de Am?rica, la cual toda la ciudad hecha de madera fue reducida a cenizas dejando en el suelo los cuerpos carbonizados de 300 personas, 110.000 vagabundos en la calle y en la memoria 18.000 edificios de los cuales qued? solo una ?nica pared. La investigaci?n que sigui? determin? que se trat? de uno de esos eventos nefastos desencadenados por la ira de Dios y despu?s de haber cerrado el caso de la farsa sobre la vaca (Irlandesa) que habr?a provocado casualmente el incendio haciendo caer al suelo una l?mpara, el caso fue cerrado. En realidad, muchos dicen que NO FUE la mano del destino sino la humana en originar el incendio, y por los habituales motivos sucios de dinero y poder. Muchas cosas no cuadran en aquel incendio como por ejemplo la intervenci?n de los Bomberos, cuyo cuerpo heroico era considerado como un ejemplo de organizaci?n y de vigilancia para los Estados Unidos, dedicado a defender del fuego una ciudad de madera y en pleno desarrollo donde el promedio de incendios era de… ?2 al d?a! El Departamento de Bomberos estaba muy equipado: en 1866 ten?a once camiones completos, dos sistemas de extintores manuales, trece carros flexibles, un cami?n elevador con escalera, 120 bomberos, 125 voluntarios y 53 caballos. En 1871 dotaba, ?nico en su campo, Knocke-Pattent Hose Elevator , una torre de agua capaza de generar y dirigir un chorro de agua de alta potencia. Esto significaba cuan experto y equipado fuese el Cuerpo de Bomberos que la noche del 8 de octubre de 1871 se encontr? sofocando las llamas del famoso incendio. Sin embargo, al menos se se?alan dos errores imperdonables y groseros del Departamento, suficientes para perder el control de las llamas. He aqu? una foto del cuerpo de los Bomberos de Chicago con una de las varias estaciones equipadas, en 1871, meses antes del gran incendio. El equipamiento era muy moderno y de ?ltima generaci?n para esos tiempos. Se pregunta QU? pudo haber originado esos errores groseros que fueron fatales para la ciudad. El primer error se trata de la intervenci?n r?pida: se sabe que los Bomberos se activaron SOLO 2 horas despu?s del primer aviso, y solo porque despu?s del primer aviso se agregaron otros m?s. El Departamento se justific? argumentando el hecho de que “ pensaban que la nube de humo se?alada pertenec?a a otro incendio, controlado en la misma zona el d?a antes” . Muy extra?o y casi grotesco, para Bomberos expertos. Adem?s, en los anuarios del Departamento, no se hace menci?n de un incendio similar que, a?n m?s extra?o, se origin? en un aserradero. El siguiente error es absurdo: sabiendo que se trata de un nuevo incendio, ?el Departamento envi? las bombas… a otra direcci?n! Se habl? de “error de comunicaci?n” entre los agentes, cosa dif?cil de comprender ?para gente acostumbrada a intercambiarse r?pidamente y con precisi?n cierto tipo de informaci?n! Adem?s, y esto me parece sospechoso, el Departamento hab?a intervenido en cuatro peque?os incendios intencionados, precisamente en esa zona, por lo que la conoc?a muy bien. ?COMO pudo no haber pensado que tambi?n el quinto incendio del d?a podr?a haber tenido lugar ALLI? De cualquier manera, los errores fueron fatales y, a pesar de los siguientes esfuerzos y la colaboraci?n por parte de las ciudades cercanas, la furia del incendio destruy? todo, y cuando lleg? a quemar el acueducto la poblaci?n entendi? que hab?a perdido la batalla contra el fuego. A esta altura, la pregunta es: ?si realmente el incendio fue intencionado QUIEN y PORQUE habr?a hecho esto? He aqu? la majestuosidad del primer rascacielos Americano, el Home Insurance Building, finalizado en Chicago en 1888. Obra magna de William LeBaron Jenney que inaugur? la de los alt?simos edificios, s?mbolo del poder Americano. Ten?is que saber que la gran mayor?a de los edificios en el coraz?n de la vieja Chicago estaba en ruinas, de barrio, y ocupada ilegalmente por la denominada escoria, es decir todos esos pobres de etnias diferentes que all? encontraban refugio. En estos edificios, el vicio, la mafia y la prostituci?n eran comunes y a menudo en manos de los Clanes Irlandeses, que eran muy odiados y temidos. Frederick Law Olmsted, padre de la arquitectura de New York, frunc?a la nariz ante los edificios de Chicago, defini?ndola “ retr?grada hecha por inmigrantes, bar y casas de madera, ahogada en sus man?as de grandeza que la lleva a construir edificios gigantes de tipo grosero y discutible”. ( the Nation, 1870) Adem?s Chicago estaba muy atr?s en la Industrializaci?n, penalizando a Estados Unidos. Como en la ?poca de Ner?n el incendio permiti? arrasar con todo lo malo, indeseable y promiscuo que frenaba Chicago en su carrera hacia la modernidad la cual, sin ese evento fortuito, nunca habr?a podido librarse de manera neutral. Al fin y al cabo, el incendio represent? un buen negocio para la ciudad que se benefici? de la ayuda del Estado y de los privados que la reconstruyeron desde el principio y que el mismo a?o alberg? la primera escuela de Arquitectura de los Estados Unidos (cuyos miembros destacados pertenec?an al Cuerpo de Ingenieros del Ej?rcito de la Guerra de Secesi?n) inaugurando al final en 1885 ?El Home Insurance Building , el primer rascacielos de Am?rica! Horace Bell en 1880.Se trata de una personalidad interesante: os invito leer en la p?gina web. En cualquier caso, los tres eventos desafortunados crearon un sustrato favorable a la tragedia del 24 de octubre de 1871, la cual particip? activamente m?s de la mitad de la ciudad, ya malhumorada con respecto a los inmigrantes Chinos, presentados a la opini?n p?blica como esquiroles. Aquella noche, m?s all? de las declaraciones de los varios protagonistas como Bilderraine que negaron y cambiaron sus versiones una y otra vez, las cosas fueron as?. Bilderraine, armado hasta los dientes y junto a un pelot?n de guardianes (atenci?n, no POLICIAS sino simples ciudadanos autorizados a mantener el orden por el sheriff local) se meti? en el callej?n de Negro Alley dirigi?ndose a la casa y negocio de Yuen. Algunas fuentes hablan de la presencia del mismo Hing con ellos, quiz?s como gu?a. La clara intenci?n de Bilderraine era aquella de robar el oro escondido en un tronco, del cual todos estuvieron al tanto solo a la ma?ana. El escuadr?n se encontr? delante las guardias de Yuen, que como sabemos, era un mafioso; los guerreros Tong comenzaron a disparar en defensa y, seg?n las reglas definidas entre la mafia y la polic?a, sin salir del callej?n. Los enfrentamientos privados, efectivamente, estaban al orden del d?a y por esto regularmente: el sentido era “ disparaos incluso encima, pero hacedlo en vuestra casa” y en Negro Alley COTIDIANAMENTE as? eran las cosas. Regia adem?s un tipo de hora l?mite para todos los habitantes de Chinatown, que de todos modos prefer?an estar encerrados en casa despu?s de las 20:00. Quedaban abiertas solo las bodegas del vicio y tambi?n all? se acced?a seg?n otros reglamentos aptas a preservar la seguridad de los clientes. Los Chinos por su paz y porque no eran est?pidos, no infring?an f?cilmente estas reglas que permit?an a todos una pac?fica, si bien dif?cil, convivencia. No es casualidad que la intrusi?n de los vigilantes fue organizada a eso de las 20:30 aunque en el juicio se habl? de las 18:00 e incluso de las 16:00…por razones obvias. Aun as?, la verdad sobre el horario sali? enseguida a la luz, gracias tambi?n al testimonio directo de un periodista y abogado de Los ?ngeles, un tal Horace Bell que sin embargo no fue admitido en los actos. Bell escribi? varios art?culos sobre la cuesti?n, siempre rechazados por los historiadores como “poco fiables” dado sus pasados sin duda edificantes. Sin embargo, Bell continuo a sostener su versi?n, describiendo con detalles considerables la conspiraci?n entre el jefe de Polic?a Baker y la Mafia China, adem?s de la esclavitud misma de las Autoridades Locales a una pol?tica sin duda corrupta. Solo con la documentaci?n sacada 140 a?os despu?s corrobora finalmente su testimonio. Bilderraine fue herido en la espalda y cay? de rodillas chiflando el silbato para pedir refuerzos; mientras tanto el grupo, viendo la mala situaci?n, hizo marcha atr?s. Ni siquiera para hombres adiestrados era aconsejable enfrentarse cara a cara con guerreros Tong, sobre todo en su casa. Sin embargo, Bilderraine afirmo que Thompson, heroicamente, con la pistola empu?ada al igual que el “justiciero de la noche” parece que haya dicho “?Voy yo!” mientras que desde la esquina del edificio Coronel el polic?a Celsis le estaba gritando “?Cuidado, est?n armados!” Desafiando el peligro Thompson se col? SOLO en el callej?n oscuro, abri? la puerta de la casa de d?nde ven?an los disparos y aqu? recibi? una bala en el pecho, que lo condujo a la muerte dos horas despu?s. A este punto los polic?as Celis y Kerren abri?ndose paso entre las balas sacan del callej?n el cuerpo sin vida de Thompson y lo llevan a la calle para prestar los espantosos cuidados. La noticia de la herida y de la consiguiente muerte del hombre parece haber reforzado la multitud que dio comienzo a la masacre. Lo dem?s es historia. Esta fue la versi?n oficial llevada al proceso, y la ?NICA a la cual los jueces le dieron credibilidad, aunque muchos testimonios de ciudadanos reputados la renegaron varias veces. Bilderraine fue herido en la espalda y cay? de rodillas chiflando el silbato para pedir refuerzos; mientras tanto el grupo, viendo la mala situaci?n, hizo marcha atr?s. Ni siquiera para hombres adiestrados era aconsejable enfrentarse cara a cara con guerreros Tong, sobre todo en su casa. Sin embargo, Bilderraine afirmo que Thompson, heroicamente, con la pistola empu?ada al igual que el “justiciero de la noche” parece que haya dicho “?Voy yo!” mientras que desde la esquina del edificio Coronel el polic?a Celsis le estaba gritando “?Cuidado, est?n armados!” Desafiando el peligro Thompson se col? SOLO en el callej?n oscuro, abri? la puerta de la casa de d?nde ven?an los disparos y aqu? recibi? una bala en el pecho, que lo condujo a la muerte dos horas despu?s. A este punto los polic?as Celis y Kerren abri?ndose paso entre las balas sacan del callej?n el cuerpo sin vida de Thompson y lo llevan a la calle para prestar los espantosos cuidados. La noticia de la herida y de la consiguiente muerte del hombre parece haber reforzado la multitud que dio comienzo a la masacre. Lo dem?s es historia. Esta fue la versi?n oficial llevada al proceso, y la ?NICA a la cual los jueces le dieron credibilidad, aunque muchos testimonios de ciudadanos reputados la renegaron varias veces. Es evidente que se trata de un informe conveniente, que justifica plenamente el trabajo de los oficiales y descarta la furia homicida de la gente, permitiendo el almacenamiento del desafortunado hecho como “una locura colectiva debido al grave periodo de crisis econ?mica y a la competici?n desleal de los Chinos”. Pero es tan f?cil demostrar que las cosas fueron diferentes. En primer lugar, los testimonios; Bilderraine fue el protagonista absoluto y h?roe p?blico que en el juicio afirm? “haber visto claramente a Thompson abrir la puerta y caer al suelo con la bala en el pecho”. Nada m?s lejos de la verdad: de su misma declaraci?n, despu?s modificada, Bilderraine se encontraba en la entrada del callej?n cuando pidi? ayuda, mientras que la casa de Yuen de donde salieron los disparos estaba precisamente dentro Negro Alley, en una zona oculta del callej?n. Adem?s, al menos que Bilderraine no tenga la vista infrarroja, no era materialmente posible ver nada en Negro Alley ya que la zona… no estaba iluminada. Por esto tambi?n la Polic?a se cuidaba muy bien a intervenir en caso de tiroteos y cuando lo hac?a iba all? equipada de luces. Lo que suena extra?o es la intervenci?n de Celis y Deck, a los que le hab?a sido ordenado de no moverse del Coronel. Se dir? que han violado la orden para salvar al amigo, pero de esta manera no cuadra tampoco: generalmente los guardias heridos eran abandonados en el suelo, sobre todo si en la zona hab?a disparos. Adem?s, no hay que olvidar que Thompson NO ERA un oficial, sino un vigilante, es m?s un canalla, y normalmente no hab?a una buena relaci?n entre la polic?a y los ciudadanos improvisados vigilantes. Generalmente a la Polic?a le importaba mantener una cierta distancia entre ellos, y con gran desprecio: por lo tanto es impensable que los dos grupos hayan violado una orden arriesgando sus vidas para salvar un tal que seguramente le estaba antip?tico, para llevarlo a la calle y verlo morir. Es probable que Celis y Deck hayan asesinado a Thompson o lo hayan llevado a la boca del lobo, disparando ellos primero para estimular el fuego directo sin cubrirle las espaldas. Algunos testimonios citan un tercer oficial, de nombre Richard Kerren, que parece que estaba en el callej?n delante de la tienda de Yuen. M?s tarde, cuando el juicio fue archivado, muchos testimonios oculares recordaron haberlo visto salir fuera del callej?n justo despu?s de los primeros disparos gritando “?Han matado a Thompson!” Momentos despu?s aparecieron Celis y Deck con el hombre gravemente herido; entonces los dos estaban ADENTRO de Negro Alley pero no acudieron DESPU?S, atra?dos por los disparos, como testimoniaron. Por ?ltimo, cabe recordar que en la zona estaban Harris y Gard los dos oficiales heroicos, que ten?an el deber de vigilar el edificio. ?C?mo es posible que siendo cinco no hayan sido capaces de defender a Thompson, que le dispararon dos veces en el pecho a corta distancia? Todo indica que el homicidio de Thompson fue un evento ficticio para justificar una masacre establecida y organizada, que sin duda involucro una multitud de pandilleros pero que actu? ante los ojos de la Polic?a y de muchos notables del Pa?s, que de hecho aquella noche se encontraban en el mismo bando y que de una manera u otra alimentaban viejos rencores contra los comerciantes Chinos. Much?simos empresarios fueron acusador por el Coronel de haber participado ACTIVAMENTE a la masacre y entre estos hombres destacados estaba el Concejal. George Fall, que fue claramente visto romper un trozo de madera y despu?s un mazo de hierro en la cabeza a dos Chinos. La multitud enfurecida estaba formada principalmente por padres de familia que ejerc?an los trabajos m?s diversos y m?s competitivos con los Chinos como el de campesino, criador de gusanos de seda, comerciante de especias y el agricultor, pero no faltaban los herreros, carpinteros, carniceros y titulares de salones que de una manera u otra hab?an tenido contactos directos con los mafiosos Chinos. Se calcula que alrededor de 500 personas participaron a la masacre, una d?cima parte de la ciudad. Las acciones llevadas a cabo tienen un sabor vagamente militar: efectivamente, no se trat? de temerarios que, con fusiles y horcas, entran en cantidad en Negro Alley sacando afuera los Chinos a la fuerza, sino de una incursi?n dirigida y organizada por pocos y que por lo tanto, en contra de lo que el comandante Baker hab?a afirmado en el juicio, pod?a ser reprimido por las Fuerzas del Orden. Poco despu?s de la muerte de Thompson, que NO HABIA SIDO socorrido, sino que solamente fue llevado a la calle agonizante para que todos lo vieran, un grupo de hombres expertos entr? a Negro Alley disparando para llamar la atenci?n a los mafiosos, pero manteni?ndose a una distancia de seguridad. Esto permiti? a otros subir al techo del edificio Coronel, posicionar tablones de madera para permitir que los disparos de las escopetas hagan agujeros en el alquitr?n y abrir fuego directamente contra los Chinos desde adentro, que fueron exterminados f?cilmente por la lluvia de balas. El fuego continuo dur? uno diez minutos, luego uno desde el techo grit? “?Hecho, entremos!”. Con esa se?al la gente se entr? en el edificio y por los callejones escasamente iluminados por las l?mparas Chinas, derribando por la fuerza las casas cuya poblaci?n atemorizada se hab?a puesto a salvo. LOS VERDADEROS MANDANTES Un crimen teoricamente decidido Despu?s comenz? la masacre. Una vez m?s, lo sorprendente de todo el evento es la atenta organizaci?n y premeditaci?n. Cuando en el juicio se habl? de horquilla s y linchamiento los informes fueron redactados describiendo la cosa como “un gesto descabellado la cual m?s o menos todos los ciudadanos participaron cada uno contribuyendo para que sucediera”. Se insisti? mucho tiempo tambi?n sobre las “cuerdas tomadas de los edificios Chinos o adquiridas por los “entusiastas” del lugar, no menos importante de las mujeres entre las cuales la propietaria de una pensi?n a una cuadra del callej?n. Pero no fue as?. Testimonios oculares, de los cuales no se supo hasta 140 a?os despu?s de la masacre, afirmaron delante del Juez de instrucci?n che “los exaltados llegaron armados y dotados de un equipamiento para el linchamiento y que, una vez capaces de entrar en el callej?n, comenzaron a construir las estructuras de ahorcamiento precisamente en Tomlison Corral”, una zona en las inmediaciones del edificio hom?nimo ya utilizado com?nmente para los linchamientos p?blicos y que solo el a?o anterior hab?a sido teatro de ejecuci?n del Franc?s Miguel Lachenais. Pero no solo eso: algunos se dirigieron directamente a la casa de John Goller, un ex concejal muy conocido por sus batallas contra los abusos de la Polic?a local sobre los Chinos y los Sudamericanos, que hab?a intentado frenar la masacre advirtiendo que denunciar?a lo sucedido a las Autoridades Judiciales. Los dos primeros Chinos efectivamente fueron ahorcados en algunas vigas de su casa, ante los ojos de los hijos atemorizados, la mujer y la anciana madre. Adem?s parece que, ante las s?plicas de Goller de detenerse porque dentro de la casa estaban los ni?os, haya sido amenazado con la escopeta por el valiente polic?a Kerren, ante el ep?teto “?Ten cuidado, hijo de perra!” Los habitantes de Chinatown en 1871, a?o de la masacre, se estimaban cerca de los 3000. Entre estos las familias regulares eran poqu?simas, dado el veto legislativo de introducir mujeres en los Estados. Por lo tanto, esta foto es una rareza. Concedida por la Biblioteca nacional de California data de 1880. Las mismas victimas del linchamiento hablan claramente: se trat? de 19 Chinos, todos m?s o menos involucrados en conflictos con la Polic?a o directamente en competencia con los grandes comerciantes de la zona, quienes a su vez, en los negocios, se hab?an “puesto de acuerdo” varias veces con la mafia China local. Aqu? tenemos efectivamente la lista de las victimas cuya edad va de los 17 a los 50 a?os (extra?do de Los Angeles Daily News del 25/10/1871) Wong Tuck, un simple civil que no fue ahorcado por casualidad al principio sac?ndolo “directamente” de su casa. Ah cut, productor de licores, que fue acuchillado al abdomen, sus miembros amputados y dejado desangrarse en su casa; Ah Long, comerciante, linchado; Ah Te, comerciante, linchado; Ah Wha, comerciante de especias, golpeado en el abdomen y en las piernas, mismo destino de Ah Cut; Ah Won, linchado; Chan Linn, herbolario, linchado; Fong Won, servidor de una casa de The, linchado; Gene Tong, doctor famoso. Fue disparado en la boca, con un dedo amputado y por ultimo ahorcado; Ho Hing…. linchado; Leong Quai, linchado; Lo Hi, comerciante, linchado; Wau Foo…. linchado; Wong Chin, linchado y ya que fue el ?ltimo antes de la intervenci?n del Sheriff Burns que contuvo a la multitud, le fueron puestas tres balas en el bolsillo para indicar que estaba armado. No se han revelado otras v?ctimas, luego identificadas: Chang Wan, estaba enfermo y en aquel momento era acogido en la casa del doctor Tong. Linchado. Young Burrow, chico de diecisiete a?os, linchado; Day Kee, un civil com?n, linchado; Lo Hei, comerciante de fruta, linchado; Win Chee, comerciante de opio, linchado; Yu Tuk, productor de cigarros, linchado; Tong Wan, herborista, que fue disparado, acuchillado y por ultimo ahorcado. Yo Hing, golpeado a la cabeza por el concejal George Fall con una mesa de madera, muri? dos d?as despu?s. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». 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