Ðóññêèé ÿçûê – àçû ìèðîçäàíèÿ, Ìóäðûé ñîâåò÷èê, öåëèòåëü è ìàã Äóøó ñîãðååò, îáëåã÷èò ñòðàäàíèÿ Îò ìóñîðà â í¸ì îñòà¸òñÿ ëèøü øëàê. Ñ àçîâ íà÷èíàëè è âåäàëè áóêè, Ñìûñëîì âñåãäà íàïîëíÿëèñü ñëîâà, Àçáóêà – ýòî íå òîëüêî çâóêè, Îáðàçû, öåëè, ïîñòóïêè, äåëà. Âåäàé æå áóêâû – ïèñüìà äîñòîÿíèå, Ìóäðîñòü ïîñëàíèé ïðåäêîâ ñëàâÿí, Ãëàãîë Áîæèé äàð – ïîçíà

Lluvia De Sangre

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Lluvia De Sangre Amy Blankenship La esencia de la sangre es un misterio que tiene muchos significados. La sangre es la portadora de la vida, pero si se derrama, puede destruirla en un abrir y cerrar de ojos. Las leyendas cuentan que la sangre tambi?n es el v?nculo de uni?n entre almas gemelas, incluso si una de esas almas est? destrozada. Los estados de ?nimo y la moral de los paranormales de Los ?ngeles se ponen a prueba, cuando la inocencia independientemente de su origen se ve amenazada. A todos ellos se les recuerda que no todos los demonios son malvados, a veces incluso los demonios necesitan ser salvados de cosas que realmente se arrastran durante la noche. Durante las manifestaciones llenas de muerte, renacimiento y aceptaci?n de lo inevitable, se forja una nueva arma cuando cae una Lluvia de Sangre. La esencia de la sangre es un misterio que tiene muchos significados. La sangre es la portadora de la vida… pero si se derramada, la puede destruir en un abrir y cerrar de ojos. Las leyendas cuentan que la sangre tambi?n es el v?nculo de uni?n entre almas gemelas… incluso si una de ellas est? destrozada. El temperamento y las costumbres paranormales de Los ?ngeles se ponen a prueba, cuando la inocencia independientemente de su origen es puesto a prueba. Se les recuerda que no todos los demonios son malvados… incluso a veces, los demonios necesitan ser salvados de cosas que realmente se arrastran durante la noche. Durante las revelaciones repletas de muerte, renacimiento y aceptaci?n de lo inevitable, se forja una nueva arma mientras cae una Lluvia de Sangre. Amy Blankenship Lluvia De Sangre LLUVIA DE SANGRE Serie ‘Vinculo De Sangre, Libro 13 Amy Blankenship, RK Melton Translated by Luis Rodrigalvarez Copyright © 2017 Amy Blankenship Edici?n inglesa publicada por Amy Blankenship Segunda edici?n publicada por TekTime Todos los derechos reservados Cap?tulo 1 Ren se materializ? en la sala principal de La Cerveza de la Bruja, justo en el mismo lugar del que hab?a desaparecido y mir? con rabia la cabeza de Lacey. Ella estaba sentada en el suelo, d?ndole la espalda mientras sosten?a y acunaba a Vincent como si fuera un maldito beb?, y encima su cabeza la apretaba contra sus pechos. Irritado, endureci? los m?sculos de alrededor de los ojos. Lacey levant? la cabeza y frunci? el ce?o cuando las luces negras de la habitaci?n empezaron a parpadear, temiendo que la tormenta fuera a dejarles sin electricidad, como lo hab?a hecho en el «Museo de los Malditos». Se estremeci? y se apret? contra Vincent cuando un trueno ensordecedor reson? en el aire, un segundo despu?s del brillante rel?mpago. Vincent no pudo contener una sonrisa de satisfacci?n cuando el rayo proyect? fugazmente una sombra humana en el suelo junto a ellos. Simplemente por fastidiar, apret? su mejilla a?n m?s contra el suave pecho de Lacey antes de murmurar: —Creo que tu novio ha vuelto mi amor. Lacey sinti? como se le erizaba el vello de detr?s del cuello. Todos sus nuevos sentidos paranormales le dec?an que Ren estaba tan cerca de ella que, si se inclinaba ligeramente hacia atr?s, podr?a tocarle sus piernas. No pudiendo echarle la culpa m?s que a su m?rbida curiosidad, inclin? la cabeza hacia atr?s para mirar hacia arriba. Como ella esperaba, all? estaba Ren inclinado sobre ella mirando a los dos fijamente. Definitivamente no era la misma dulce mirada con la que se hab?a se hab?a marchado hace tan solo unos minutos y Lacey se preguntaba en silencio qu? habr?a pasado para que su humor cambiara de regres? al museo. Antes de que pudiera preguntarle cu?l era el problema, sinti? que el suelo bajo ella estaba vibrando y mir? a su alrededor cuando de repente todo empez? a temblar, ten?a que ser sin duda un terremoto. Ren apret? los dientes cuando escuch? que los cristales y los objetos fr?giles que hab?a en la habitaci?n empezaron a temblar en los estantes. No estaba de humor para que la tienda fuera destruida una vez m?s, se levant? cuan alto era y, con un gru?ido profundo, se concentr? en estabilizar la tienda hasta que el terremoto pasara. Vincent se sent? cuando el interior de la tienda dej? repentinamente de tambalearse, aunque la farola que estaba justo enfrente de la ventana de delante continu? balance?ndose de un lado para otro, proyectando sombras en movimiento dentro de la habitaci?n. –?Qu? demonios es eso? —pregunt? Vincent en voz baja cuando una nube de polvo y suciedad pas? por delante de la ventana ocultando la vista a la calle. Ren no ten?a que adivinarlo, ya lo sab?a lo que era. Pod?a sentir a los demonios huyendo de la destrucci?n. Una vez que la onda expansiva hab?a pasado, le respondi?: —Creo que ahora la ciudad tiene un museo menos controlado por los demonios, el edificio ya no sigue en pie. Dirigi? su mirada hacia Vincent, que se encaminaba hacia la ventana alej?ndose de Lacey, ?l s? que era muy inteligente. Vincent se apoy? en el alf?izar de la ventana, sinti?ndose todav?a d?bil, mientras ve?a como la nube del espeso polvo envolv?a el edificio con una ondulada humareda. Su cara se estremeci? cuando empez? a ver cuerpos movi?ndose entre el polvo y se dio cuenta que en realidad eran demonios huyendo, y que lo usaban como un escabroso camuflaje. No pudo evitar echarse hacia atr?s cuando un demonio sin piel apareci? justo delante de la ventana enfrente de ?l. Pod?a ver los restos de la piel hecha jirones que colgaba de los m?sculos empapados en sangre. Volvi? su cabeza para mirarlo de frente y este abri? la boca de par en par en un grito grotescamente silencioso justo antes de desaparecer dentro de la nube de polvo. –Me puedes repetir que este sitio est? protegido contra los demonios —dijo Vincent con un tono de exigencia, teniendo la sensaci?n de que hab?a m?s demonios en la calle que en el museo. Lacey se ech? r?pidamente hacia atr?s cuando tambi?n vio la imagen demon?aca en la ventana, y termin? recost?ndose contra las piernas de Ren. De momento no le importaba y agradeci? la reconfortante firmeza de sus piernas. –No pueden entrar sin una invitaci?n —repiti? en un hilo tembloroso, y luego grit? espantada cuando una mano ensangrentada sali? del polvo como si fuera una pel?cula de terror y se apret? contra el cristal, dejando un largo camino de color carmes? a su paso. –Maldita sea —susurr? Vincent mientras se daba la vuelta lentamente y se apoyaba contra la pared desliz?ndose justo debajo del alf?izar de la ventana. Hubiera preferido tener que lidiar en cualquier momento contra los poderosos, al menos no eran tan terriblemente siniestros. Este tipo de im?genes eran las que siempre le revolv?an el est?mago a Vincent. No ten?a que volver a mirar para saber que a?n segu?an ah? fuera, lo sab?a simplemente viendo la expresi?n de miedo que ten?a Lacey en su cara que segu?a mirando hacia la ventana que ten?a enfrente. –Cierra los ojos, mi amor. No necesitas que esto se quede grabado en tu memoria y regrese para atormentarte. Deber?n de marcharse cuando el polvo se pose —dijo con voz tranquilizadora. Ren apret? con fuerza la mand?bula mientras continuaba mirando al hombre que estaba al otro lado de la habitaci?n. –Hay muchos recuerdos que ella podr?a olvidar —dijo con voz grave, sin darse cuenta de que sus ojos brillaban como dos linternas detr?s de las gafas de sol. Trat? de controlar su rabia, pero con tanta maldad cruz?ndose en su camino necesitaba hacer un gran esfuerzo para controlarse. Los altos niveles de poder que entraban y sal?an en su entorno intentaban hacerle perder el domino de s? mismo y estaban dej?ndolo perturbado. Vincent le dirigi? una mirada cansada, pero cuando not? como brillaban los ojos del otro hombre, sinti? que la rabia le invad?a. Esos ojos eran un sangriento recordatorio del Ca?do, el cual lo hab?a condenado a esta existencia. –S?, y algunos recuerdos nunca deb?an haber sido compartidos —respondi? con socarroner?a—. Pero la verdad es que ella no los comparti? contigo por voluntad propia, ?verdad que no? ?Qu? es lo que te hace pensar que eres mejor que yo? Viendo que otras sombras m?s oscuras pasaban delante de la ventana, Lacey decidi? seguir el consejo de Vincent y cerr? sus ojos. En el momento en que estuvo rodeada por la oscuridad, sus otros sentidos se pusieron en marcha. Pod?a sentir a los demonios cuando pasaban cerca de la tienda, y cuanto m?s tiempo se concentraba en ellos, m?s intensas eran las sensaciones. Pod?a sentir tantas emociones a su alrededor, ira y miedo principalmente, pero incluso eso parec?a retorcido con maliciosas intenciones. Sent?a como si estuviera tocando mentalmente cosas que estaban fuera de su alcance y no mentir?a, pero era tan aterrador como adictivo. Una tentadora sensaci?n le llam? la atenci?n y se concentr? en ella, s?lo necesit? inspirar fuertemente cuando de repente se sinti? muy excitada y embriagada por una pasi?n que no correspond?a a la escena que se estaba desarrollando en el exterior. Parpade? cuando sinti? que se lanzaba a un orgasmo de la hostia y tembl? visiblemente. Al o?rla jadear, Ren se agach? y le agarr? por la mu?eca para levantarla. —?D?nde te duele? —pregunt?, olvid?ndose por completo del hombre al que acababa de lanzar una mirada asesina. Las mejillas de Lacey se sonrojaron sin saber c?mo responder a esa pregunta con segundas intenciones. Al sentir el duro cuerpo de Ren contra su espalda y su c?lido aliento acariciando su o?do, abri? los ojos de par en par. Joder, eso s? que la pon?a a cien. Apret? los muslos y se concentr? en la ?nica persona que ten?a en frente, Vincent. Para su horror, ?l parec?a saber exactamente qu? le pasaba. Ella se quer?a morir cuando le recorri? su cuerpo con la mirada acabando en el v?rtice de sus muslos, y no pudo evitar ponerse nerviosa. Por supuesto que ?l lo sab?a, hab?an sido amantes muchas veces. Vincent arque? una ceja cuando sus miradas se cruzaron. ?l conoc?a esa miradita sensual, la verdad es que ?l era el culpable, pero en realidad estaba tan fuera de contexto que realmente le preocupaba. Y olvid?ndose de todos los horrores que hab?a afuera, se levant? cuan alto era, pues no quer?a que ella estuviera en los brazos de un demonio cuando estaba bajo la influencia de la lujuria. Cuando Ren se dio cuenta de la manera en que Vincent miraba a Lacey, se aprovech? de como la estaba sujetando para hacerla girar y ponerla frente a ?l en vez de hacia el otro hombre. Mir? fijamente sus brillantes ojos y sus febriles mejillas, y gru?? cuando not? el fuerte olor de su excitaci?n. No eran los demonios los que hab?an acelerado el latido de su coraz?n. La imagen con la cara de Vincent contra sus pechos cuando se teletransport? de vuelta a la tienda volvi? a la mente de Ren volviendo a gru?ir y mir?ndola fijamente en tono de advertencia. –Creo que deber?as soltarla amigo —exigi? Vincent. No le gustaba la forma en que Ren la miraba, ni el gru?ido de animal que hizo. Empez? a acercase, pero vacil? cuando escuch? la voz casi sin aliento de Lacey. –Hace un momento, justo cuando cerr? los ojos, no pod?a ver a los demonios, pero pod?a sentirlos cuando pasaban. Casi pod?a saborear su maldad y sus malignas auras. Y sin saber c?mo, me alej? de all? y es cuando vi a que se dedican Gypsy y Nick, justo aqu? debajo de nosotros, en el refugio antibombas. Ren luch? por abrirse paso a trav?s de la roja neblina del mal que implacablemente ara?aba su cerebro y poco a poco comprendi? lo que hab?a despertado la pasi?n en ella, pero el hecho de que hubiera llamado silenciosamente a Vincent en vez de a ?l, no lo iba a permitir, jam?s lo permitir?a. Lentamente dej? de mirar su cabeza para dirigir su mirada directamente al hombre que estaba a punto de matar. De repente Ren apret? tan fuerte con sus dedos que le hizo da?o en la mu?eca, Lacey se solt? y se separ? de ?l. Se frot? la mu?eca que le hab?a apretada y puso cara de dolor. —Tu ira me est? haciendo da?o, as? que contr?lala, y esta habilidad no deseada es completamente culpa tuya, no culpa m?a. Cuando vio el destello plateado tras las gafas de sol que ?l llevaba, dio de nuevo un paso atr?s y sinti? como la abrazaban por detr?s. Recuper?ndose a?n de las convulsiones tras la excitaci?n y de haber alcanzado el cl?max tan r?pidamente, se inclin? hacia atr?s dej?ndose abrazar por Vincent. Vincent la rode? de forma protectora con sus brazos y mir? fijamente a Ren. —?Qu? la est?s haciendo? –Vincent, no —dijo Lacey cuando otra nueva onda de energ?a maligna a?n m?s fuerte expuls? las deliciosas vibraciones que estaba recibiendo desde el refugio antibombas de abajo. Ella frunci? el ce?o cuando se dio cuenta de que si estaba sintiendo estas auras tan fuertemente perturbadoras, era muy probable que Ren estuviera recibiendo una maligna sobredosis de estas. –No cometas el error de pensar que le tengo miedo, cari?o —dijo Vincent con calma, poniendo ?nfasis en cada palabra. Ren se fij? en la posici?n de uno de los brazos de Vincent que estaba justo a la altura de los pechos de Lacey, mientras el otro estaba tan solo un cent?metro m?s abajo. Ese abrazo le parec?a demasiado seductor y posesivo para su gusto y ella ten?a raz?n sobre Nick y Gypsy, pod?a sentirlos haciendo el amor junto a una gran cantidad de maldad que a?n no hab?a podido sacar fuera del alcance de su s?cubo. Y tambi?n era cierto que los celos y la rabia no eran una buena combinaci?n. –Oye Vincent, tengo una curiosidad. ?Cu?nto tiempo se tarda en revivir despu?s de que te rompen el cuello? En la comisura de los labios de Ren apareci? el comienzo de una malvada sonrisa. —No importa, s? c?mo encontrar la respuesta. Lacey abri? la boca al mismo tiempo que levantaba sus brazos para detener a Ren, pero para su sorpresa el cuerpo de Vincent literalmente se desvaneci? en el aire y ella se tambale? hacia atr?s. Despu?s lo ?nico que sinti? fue el fr?o vidrio de la ventana contra su espalda. Sus ojos se abrieron de par en par pregunt?ndose qu? le hab?a hecho Ren a Vincent para hacerlo desaparecer sin ni siquiera tocarlo. Ren casi no se dio cuenta de que hab?a sido Storm quien le acababa de robar su objetivo y dirigi? su atenci?n de nuevo hacia Lacey. Estir? hacia adelante sus manos agarr?ndola por los hombros y atrap?ndola contra el vidrio que vibraba. Mientras miraba a su prisionera, pod?a ver las oscuras formas de los demonios que hab?a al otro lado de ella pasando tan cerca, que si pudiera pasar su mano a trav?s del cristal los agarrar?a. Lacey gir? lentamente la cabeza para mirarle una de las manos y vio que estaba al mismo nivel que la huella ensangrentada hab?a quedado al otro lado del vidrio. En la ventana apareci? una fisura muy fina justo donde ?l estaba apoy?ndose y comenz? a moverse zigzagueando hacia ella. El miedo se apoder? de ella cuando una de las sombras choc? contra la ventana sonando un golpe. Ella trag? saliva sabiendo que las sombras no hacen ning?n ruido ni deber?an hacer vibrar el vidrio de esa manera. Para evitar que lo ?nico que hab?a entre ella y los demonios se pudiera romper, Lacey dirigi? una asustada mirada hacia Ren. Necesitaba calmarlo antes de que fuera demasiado tarde e hizo lo primero que se le ocurri?. Agarr?ndole el hombro con su mano, Lacey se levant? y puso sus labios contra los de ?l, mientras que deslizaba la otra mano en la entrepierna. R?pidamente encontr? pruebas de que no s?lo estaba fuera de s?, sino que obviamente tambi?n estaba muy excitado. Rode? con su mano el enorme bulto y lo apret?, mientras le besaba con ansiedad el labio inferior. Ren cerr? los ojos y gru??, mientras su mundo trataba de reducirse a la necesidad de estar tan dentro de Lacey que ella nunca m?s querr?a estar en los brazos de otro hombre. Cuando Ren gru?? siniestramente, Lacey empez? a apartarse de ?l con todas las intenciones de salir corriendo, pero ?l la rode? con el brazo r?pidamente y la levant? hacia ?l. Ella pesta?e? cuando el movi? su muslo haciendo que ella abriera las piernas encontr?ndose de repente a horcajadas, haciendo que el vestido se subiera hasta sus caderas. La excitaci?n que hab?a tenido volvi? como una tormenta, pero esta vez la arrolladora sensaci?n no proven?a de la pareja de abajo. Ven?a de este peligroso hombre que la ten?a ahora entre sus zarpas. Ren la agarr? del pelo y tiro levemente hacia arriba haciendo que su cabeza subiera y as? poder tomar el control para besarla. ***** Vincent gru?? de frustraci?n cuando vio que hab?a cambiado de escenario y que sus brazos hab?an perdido repentinamente a la mujer que estaba protegiendo un segundo antes. Buscando a Lacey, se gir? completamente y apret? los dientes cuando se dio cuenta de que estaba en un lugar completamente diferente, parec?a una especie de oficina enorme. –?Joder! —despotric?, completamente confundido. –Bienvenido al EIP (N. del T.: EIP, Equipo de Investigaciones Paranormales) —dijo Storm sentado detr?s del escritorio. ?l hab?a estado esperando que ocurriera esto y se esforz? para no sonre?r. –?EIP? —pregunt? Vincent, d?ndose la vuelta para localizar de donde proven?a la voz—. He o?do hablar de vosotros, pero nunca pens? que tendr?a la oportunidad de conocer a ninguno. –Pues vas a poder conocer a unos cuantos de nosotros, y Ren ha sido el primero —le dijo Storm. Vincent se puso r?gido cuando mencion? a Ren. —No es de extra?ar que este gran imb?cil est? tan seguro de s? mismo. Tiene a todo un ej?rcito para protegerle. Storm dej? de sonre?r. —Ren no necesita de un ej?rcito, pero esa no es la raz?n por la que te he tra?do aqu?. –Entonces, ?cu?l es la raz?n? —pregunt? Vincent, poni?ndose impaciente. Necesitaba regresar junto a Lacey y asegurarse de que ella estaba a salvo. –Si has terminado de fingir el ser un esclavo de los demonios, quiero que te unas al EIP —dijo Storm, yendo al fondo de la cuesti?n—. Tus habilidades te hacen que seas perfecto para unirte al EIP y as? podremos tratar tu leve adicci?n. Vincent mir? fijamente al otro hombre. —?De qu? adicci?n est?s hablando amigo? –A esa que est?s enganchado, la de buscar una manera para que te maten —respondi? Storm sin pesta?ear—. Te aseguro que, si te enfrentas a los demonios junto a nosotros, hay muchas posibilidades de que se pueda solucionar. –Todo eso suena muy bien, pero creo que no voy a aceptar la oferta. La ?nica raz?n por la que estoy en esta maldita ciudad es por Lacey, y dejarla a solas con ese demonio de ojos plateados no est? dentro de mis planes —dijo Vincent empezando a ponerse nervioso. –En el fondo, Ren es humano, lo que significa que sangra tanto como t? —le corrigi? Storm—. Los dos ten?is mucho en com?n ya que ambos ten?is poderes excepcionales. Mientras t?, tienes la capacidad de revivir de cualquier lesi?n incluyendo la muerte, Ren tiene la capacidad de desviar los poderes de cualquier tipo de criatura sobrenatural que est? dentro de su rango de alcance. La hostilidad que tienes hacia Ren no tiene fundamento, ?l no es de la raza del Ca?do —explic?. La mirada de Vincent se ensombreci? —?Qu? sabes t? del Ca?do? –S? lo suficiente —dijo Storm enigm?ticamente. As? que, su secuestrador es un gran entusiasta de la melancol?a y la amargura, fant?stico. En su opini?n, eso es justo lo que lo convert?a en un maldito idiota. –Si Ren puede desviar los poderes de los que le rodean, ahora tiene mucho trabajo, pues la peque?a tienda de magia en la que est?n est? ahora mismo rodeada de demonios —dijo Vincent—. ?l no parec?a estar muy equilibrado cuando me sac? de all?, pues creo que ten?a todas las intenciones de calcular el tiempo que me tomar?a revivir tras romperme el cuello. – Revivir te hubiera llevado veinticinco minutos y trece segundos —dijo Storm sonriendo al ver como Vincent se quedaba perplejo. Encogi?ndose de hombros sigui? diciendo: —Ten?a que pasar para que as? yo supiera el momento adecuado para poder aparecer. Por lo visto sabes bien qu? teclas pulsar para que Ren se cabree. En cuanto a Lacey, ella est? perfectamente a salvo en su presencia. –Perdona, pero no puedo creerte amigo —dijo Vincent casi gru?endo sin querer perder m?s tiempo con estas tonter?as. Hab?a conocido una buena cantidad de entidades poderosas y por lo que ?l sab?a ninguna de ellas era capaz de volver atr?s en el tiempo. –Depende completamente de ti lo que decidas creer —dijo Storm encogi?ndose de hombros y sabiendo lo que se avecinaba—. Si aceptas unirte al EIP, tendr?s la oportunidad de verlo con tus propios ojos. Vincent neg? con la cabeza: —No me creo nada. No puedes devolverme al lugar de donde me secuestraste. Storm ten?a la mirada perdida y no prest? atenci?n a su r?pido rechazo. —S?lo porque te hayas escondido entre los demonios no cambia tu verdadera naturaleza. Una vez fuiste un Caballero de uno de los reinos m?s poderosos de la historia y has salvado muchas vidas. Protegiste a los d?biles de sus opresores y, cuando lleg? el momento de tu verdadera muerte, seguiste luchando contra un demonio al que sab?as que no pod?as vencer, y todo porque pensabas que estabas protegiendo a un ni?o indefenso. –?C?mo co?o sabes eso? —murmur? Vincent, mientras el vivo recuerdo volv?a a su memoria. –Quiz?s lo entender?as mejor si me presentara —dijo Storm, justo antes de desaparecer. Vincent se estremeci? cuando Storm apareci? de repente a su lado agarr?ndole del brazo y apareciendo nuevamente en un diferente escenario. Para confundirlo a?n m?s, los dos estaban de vuelta en el museo, escondidos en una sombr?a habitaci?n. Mir? alrededor de la sala principal viendo que los demonios a?n se estaban preparando para la subasta que obviamente no hab?a ocurrido todav?a. Instintivamente se ocult? a?n m?s profundamente dentro de la oscuridad cuando David entr? en la sala seguido por los mismos demonios que lo hab?an torturado, incluso pod?a ver su sangre a?n fresca en sus manos. De repente el museo desapareci? y lo que les rodeaba era la oficina de nuevo. —Me llamo Storm y soy un Caminante del tiempo. Para hacer una completa investigaci?n de los antecedentes de alguien, simplemente busco la verdad por m? mismo. Los labios de Vincent se fruncieron, se sent?a atrapado entre la necesidad de saber m?s y la necesidad de comprobar c?mo estaba Lacey. Un Caminante del tiempo, EIP, esta ciudad se ha vuelto much?simo m?s interesante. –Te das cuenta de que a?n te empe?as en proteger a alguien m?s d?bil que t?, simplemente es tu forma de ser. Hagamos un trato —se ofreci? Storm, sin arrepentirse por no seguir su propia regla sobre los tratos, ya que ninguno de los dos era un demonio—. Ir? a recuperar a Lacey ahora mismo si aceptas unirte a nosotros. Despu?s de todo, ella ya es miembro del EIP y ella debe estar aqu? con nosotros. Vincent ni siquiera se molest? en pensarlo dos veces. Sinceramente, en estos momentos, ?qu? podr?a perder? Cap?tulo 2 Ren puso las manos en la espalda de Lacey empuj?ndola hacia ?l, y haciendo que su calor subiera deliciosamente por los muslos. Empuj? su erecci?n contra la mano con la que ella le acariciaba y la bes? profundamente mientras emit?a un ronco gru?ido, sacudi?ndose con un er?tico ritmo que ella de buena gana correspond?a. La mayor?a de los demonios se hab?an marchado, permiti?ndole reducir lentamente la sobrecarga de energ?a paranormal, pero ?l no estaba dispuesto a dejarla conocer ese peque?o secreto todav?a, debido a que estaba atrapado en un nuevo subid?n. Lacey se calm? cuando se dio cuenta de que ya no sent?a la espeluznante sensaci?n en su columna vertebral que hab?an provocado los demonios al otro lado de la ventana. Simplemente el pensar en los demonios le provoc? una fuerte reacci?n, record?ndole el hecho de que hace unos momentos, Vincent hab?a desaparecido misteriosamente mientras la abrazaba. La escena volvi? a su mente e hizo que se estremeciera. En el momento en que dej? de cabalgar sobre su muslo y le beso con abandono, Ren la solt? de sus labios y se ech? hacia atr?s lo suficiente como para mirarla a los ojos. Viendo la mirada de sorpresa que ten?a en su cara, baj? su pierna, y dej? deslizar su cuerpo hacia abajo hasta que ella se qued? parada temblando, y tuvo que sujetarla por los hombros para obligarla a no perder el equilibrio. –S?lo intentaba calmarte —dijo Lacey sin aliento. Ella dese? en silencio recibir su propio calmante ahora que sus muslos volv?an a encenderse en llamas. Intent? cambiar sus pensamientos, y mir? furtivamente alrededor de Ren, justo donde Vincent hab?a estado si no hubiera desaparecido. —?A d?nde fue Vincent? Ren se pas? una mano por el flequillo cuando comprendi? que s?lo lo hab?a besado para distraerlo. Suspir?, tratando de no pensar en que Nick y Gypsy, que a?n estaban debajo de ellos, se estaban revolcando como conejos. Sus labios se fruncieron pensando que era el poder de los miembros del EIP del que a?n se alimentaba, ya que los demonios parec?an haber desaparecido. –Storm se lo llev? —le dijo Ren, como si no le importara. No hizo nada por separarse, lo que aprovech? ella para separarse de entre ?l y la ventana. ?l se qued? mirando la huella ensangrentada de la mano en la ventana y luego se gir? para mirarla de nuevo. –?Se lo llev? a d?nde? —susurr? Lacey, que ahora le daba la espalda. Ella sinti? un escalofr?o casi imperceptible cuando ?l se acerc? por detr?s. Ren hundi? sus labios en su oreja mientras susurraba con voz ronca: —Creo que Hades es precioso en esta ?poca del a?o. Tal vez Storm lo teletransport? hasta all? para pasar unas agradables y largas vacaciones. –Probablemente lo llev? al castillo —corrigi? Lacey, en un tono un poco alto mientras se giraba para mirarlo de frente y evitar que volviera a hacerlo. Mierda, lo que hab?a hecho casi hizo que se le doblaran las rodillas. —Podr?a habernos teletransportado a nosotros tambi?n —murmur?, sintiendo que sus mejillas ard?an mientras se preguntaba si Storm habr?a visto como atac? sexualmente a Ren y decidi? no interferir. –?A qu? viene tanta prisa? —pregunt? Ren, que a?n no quer?a que ella volviera con su amante muerto. ?l ocult? sin ?xito una sonrisa sabiendo que pod?a convertir ese pensamiento en realidad tantas veces como quisiera considerando que el imb?cil ser?a tan tonto como para revivir una y otra vez. Lacey mir? hacia el suelo, y casualmente volvi? a ver a Gypsy y Nick una vez m?s. Sinti? que sus mejillas se volv?an a incendiar. —Aqu? s?lo hay una cama y creo que est? ocupada. Adem?s, quiero asegurarme de que Vincent est? a salvo. –Vincent est? bien —dijo Storm, y teletransport? a los dos a la misma oficina del castillo antes de que pudiera terminar la frase. ?l se volvi? a teletransportar r?pidamente detr?s del escritorio para no estar tan pr?ximo de la ira de Ren por haber sido interrumpido. No era culpa suya que Vincent se hubiera quedado dentro de la zona de peligro sin mostrar ning?n miedo. –Veinticinco minutos y trece segundos —dijo Vincent, mirando fijamente a Ren. –?Qu?? —pregunt? Ren, sintiendo como se enfurec?a ahora que volv?a a ver al mismo idiota. –Ese es el tiempo que me lleva revivir despu?s de romperme el cuello —dijo Vincent sonriendo—. Lamento haber acabado con tu curiosidad. –Ren no estaba actuando como ?l mismo —dijo Lacey, interponi?ndose entre ellos, pero el hecho de que le diera la espalda a Ren hizo obvio a qui?n estaba buscando. Vincent vio como Ren esbozaba una maliciosa sonrisa, l?stima que Lacey no pudiera verla. Eso le gustaba, sab?a c?mo manipular cuando ten?a la oportunidad. —Supongo que Ren no act?a como si mismo bastante a menudo, sabiendo que es un s?cubo mientras pasa el rato en una ciudad infestada de jodidos demonios. Yo no me fiar?a de ?l en absoluto. –Bueno, qu? pena, ya que esta noche ha ayudado a salvar nuestras vidas —insisti? Lacey. –No necesito a nadie para que salve mi vida, ?o has olvidado mi peque?a discapacidad? —tron? Vincent, acerc?ndose para poder observarla. Se quedo mirando como sus labios se entreabr?an para inspirar con fuerza e inmediatamente se arrepinti? porque sab?a exactamente c?mo herirla profundamente. Su semblante se suaviz? cuando ella extendi? la mano como si fuera a rozarle la mejilla, pero el sonoro golpe reson? por toda la habitaci?n e hizo que pusiera mala cara de nuevo. Bien, tal vez se lo merec?a, aunque no pod?a entender por qu?. –Eso es por matarte delante de m?, idiota insensible —dijo Lacey ?speramente, y despu?s a?adi? en voz m?s alta—, y s?lo porque t? no lo recuerdes no significa que yo te perdone. –Tomo nota —respondi? Vincent con sarcasmo cuando Lacey se gir? sobre sus talones y se dirigi? hacia el escritorio donde estaba sentado Storm. Lacey puso las manos encima de la mesa e inclin?ndose susurr? a Storm. —Lo siento, se supon?a que no dijera nada sobre eso, ?verdad? Storm trat? de mirarla a los ojos, pero aun as? pod?a verle a trav?s del escote casi todo su pecho cuando se inclin? hacia adelante con el seductor vestidito que ?l hab?a elegido para ella. A veces se superaba a s? mismo. –Alguien ten?a que cont?rselo tarde o temprano —respondi?, y se teletransport? junto a ella, pero ahora frente a los otros dos hombres. Se frot? la barbilla para ocultar una sonrisa cuando Lacey gir? lentamente la cabeza para mirarlo sin levantarse desde su seductora posici?n. —Ren, ?qu? tal si completamos la base de datos de la tarea de esta noche? Ren estaba de repente detr?s del escritorio, cosa que sorprendi? a Lacey e hizo que ella levantara la mirada para descubrir que no la estaba mirando a la cara. Ella, confusa, baj? la mirada y luego se dio cuenta de lo que ?l estaba mirando era a sus pechos. Evitando ruborizarse, le dedic? una sonrisa maliciosa antes de levantarse lentamente y darle la espalda. Storm arque? una ceja a modo de sorpresa cuando Ren se gir? para mirarle de manera acusadora. Ese peque?o regalo para sus ojos no era culpa suya, al menos hab?a sido muy placentero. Volvi? su atenci?n hacia Vincent, que segu?a de pie pensativamente acarici?ndose la barbilla y mirando a Lacey. –No quiero hablar de ello —le inform? Lacey, terminando el interrogatorio incluso antes de que pudiera empezar. Vincent levant? sus manos en se?al de rendici?n —De acuerdo. –?Aceptaste unirte al EIP? —pregunt?, suavizando su voz. Tratando de no prestar atenci?n al hecho de que sus mejillas se hab?an enrojecido debido a su mal genio. –Creo que s?, mi amor —respondi? Vincent, sabiendo ahora que Storm le hab?a pillado en eso. Obviamente en absoluto hab?a estado en peligro y si fuera as?, el Caminante del Tiempo lo habr?a sabido enseguida. –Escucha, ya te dije que ella estaba bien —se defendi? Storm encogi?ndose de hombros cuando Vincent lo mir? con preocupaci?n. –?Cu?l es la trampa? —pregunt? Vincent, menos molesto por haber sido enga?ado para hacer un trato que lo uniera a un legendario Caminante del Tiempo y a la escurridiza organizaci?n EIP. –Debes tener un socio —respondi? Lacey r?pidamente, recordando el razonamiento detr?s de la regla. –?Te est?s ofreciendo? —dijo Vincent sonriendo con satisfacci?n, haciendo que cada minuto que pasaba le gustara m?s el trato. –No —respondi? Ren—. Ella es m?a. Lacey pesta?e? ante el tono posesivo de la voz de Ren, pero no lo desminti?. Mir? hacia Storm con curiosidad. —?Alguna vez ha habido un tr?o? No se dio cuenta de lo err?neo de la pregunta hasta que not? que la ceja derecha de Vincent se alzaba y a la vez oy? un gru?ido ronco que proven?a desde atr?s. –Oh cielos, dejarlo estar ya, par de pervertidos. No me malinterpret?is, y vosotros lo sab?is muy bien—insisti? Lacey, cruzando los brazos sobre su pecho. Pesta?e? de nuevo intentando parar todo tipo de vulgares pensamientos que de repente intentaban convertirse en im?genes y llenar su peque?a y obscena cabeza. Storm se frot? la cabeza tratando de no re?rse. Alguien ten?a que rescatarla, y parec?a que iba a tener que ser ?l. —A veces los equipos del EIP salen juntos en grupos, pero incluso entonces, tienes a esa persona especial a la que cuidas, y viceversa. Resulta que conozco al compa?ero provisional perfecto para Vincent, ya que resulta que el compa?ero de esa persona est? desaparecido en acci?n en este momento. –Bueno, no parece que esta persona haya vigilado muy bien a su ?ltimo compa?ero, pero ahora s? —se?al? Vincent, sinti?ndose un poco sarc?stico y sin importarle lo que pensaran de ?l. Frunci? el ce?o a Lacey pregunt?ndose cu?ndo se hab?a encari?ado con ella. El hecho de que se hubiera puesto rojo cuando Ren hab?a anunciado audazmente «ella es m?a» no era una buena se?al. –Es dif?cil mantener los ojos en un metamorfo que ha cambiado a modo invisible. Estoy seguro de que Trevor est? por aqu? en alguna parte, pero en qu? forma, ni siquiera yo lo s? —se defendi? Storm. –Un metamorfo, ?de verdad? —pregunt? Vincent, sintiendo que estaba de repente en una tienda de dulces paranormales con todo tipo de sabores ex?ticos. Entend?a que los verdaderos metamorfos no eran f?bulas, pero los demonios del anillo de ladrones hab?an estado buscando uno desde siempre y nunca hab?an tenido ?xito en localizar tal enigma. –?Lo vas a poner con Chad? —pregunt? Ren, aunque realmente no estaba en contra de esa idea, si eso lo alejaba de Lacey. –Pi?nsalo, ambos parecen tener la misma aflicci?n —se?al? Storm, sabiendo que Ren atrapar?a el significado oculto. –?Quieres decir que tiene una obsesi?n por la muerte? —dijo Vincent que puso mala cara ya que era la aflicci?n que a Storm le acusaba de tener. Ignor? la intensa mirada de Lacey. Odiaba cuando hablaba de morir como si no fuera gran cosa. —Si ibas a ponerme con un demonio, ?por qu? no me dejaste con los demonios a los que ya estoy acostumbrado? –Chad es cien por ciento humano, pero Storm tiene raz?n. Fue asesinado recientemente, apu?alado en el coraz?n. Ren hizo una pausa, viendo la mirada de advertencia de Storm y en secreto se meti? en los pensamientos de Storm para descubrir solamente que no deb?a decir una sola palabra sobre el Ca?do, ni sobre Kriss, ni sobre Dean. Tuvo que concentrarse para mantener una cara seria mientras ataba los cabos. Volviendo toda su atenci?n hacia Vincent, Ren continu?. —Chad est? otra vez en marcha y sigue siendo tan humano como t?. Hasta ahora, Chad s?lo ha muerto una vez y eso fue en contra de su voluntad, as? que no lo llamar?a una obsesi?n. –La pr?xima vez que muera puede que siga muerto, o no —dijo Storm—. De cualquier manera, no puedo contar el final. –S?, claro —dijo Vincent, viendo que su sarcasmo no hab?a funcionado. –No est? mintiendo —insisti? Lacey, acerc?ndose a Storm—. Si le dice a alguien lo que va a pasar en el futuro o incluso lo insin?a, empieza a sangrar por heridas que ni siquiera podemos ver. Se volvi? para mirar a Storm y le toc? tiernamente la parte superior del brazo. —Yo lo he visto —dijo con tristeza—. Rompiste la regla y sangraste por m?. Esas cosas horribles me atravesaron durante toda la noche. Estar?a muerta ahora mismo si no hubieras avisado a Ren de lo que se avecinaba. Storm trat? de evitar que le brillaran sus ojos por su amor a Lacey cuando ella le toc? suavemente, pero la amaba tanto que fue dif?cil. —El que est?s aqu? ahora hizo que valiera la pena cada gota que sangr? —dijo honestamente, antes de levantar su mirada para fijarla en Ren—. Adem?s, las consecuencias de tu muerte son una putada y eso es f?cil de adivinar ya que no ocurri?. –Pero obviamente sucedi? y lo borraste. Lacey sonri? adorablemente hacia ?l y se apret? contra ?l abraz?ndole con muchas ganas. —Ren y t? elegisteis salvarme —rectific? antes de retroceder para mirar a Vincent—. Si Storm te quiere junto a Chad, probablemente tiene una muy buena raz?n para ello. Vincent se seren?, entendi?ndolo de repente. Estos dos poderosos hombres pod?an proteger a Lacey mucho mejor que ?l, ya lo hab?an demostrado. ?Qui?n era ?l para quitarle esa seguridad? Suspirando dram?ticamente, pesta?e? hacia ella. —Bien, me has convencido. Ambos podemos ser fans del Caminante del Tiempo. Dej? a prop?sito el nombre de Ren en la lista de fans porque no le convenc?a del todo que el grandote fuera su novio, s?lo un maldito buen guardaespaldas. Ren ignor? el hecho de que pod?a o?r los pensamientos de Vincent, alto y claro. Para m?, ya hab?a ganado la batalla por el mero hecho de que Lacey no hab?a rogado ser la compa?era de Vincent. –?As? que, est?s de acuerdo en formar equipo con Chad? —pregunt? Lacey sonriendo feliz. No pod?a seguir enfadada con Vincent incluso si la pagaran, no cuando lo adoraba tanto. Se estremeci? cuando la enorme pantalla del monitor de la pared de la derecha de repente estall? en pedazos y saltaron chispas por todas partes. Ren se frot? el caballete de la nariz y mir? el monitor roto por un tiempo y luego us? sus poderes para arreglar r?pidamente el da?o que acababa de hacer. Vincent lanz? una suspicaz mirada hacia Ren antes de devolverle la sonrisa a Lacey. —Seguro, yo lo ?nico que s?, es que a Chad le ara?? el gato de un demonio y ahora tiene nueve vidas, bueno, ocho vidas —corrigi? encogi?ndose de hombros—. Supongo que le puedo ense?ar. Se acerc? a Lacey y le paso el brazo sobre los hombros sin ning?n temor y luego se gir? hacia Storm. —Entonces, ?qu? es lo que hace Chad exactamente para el EIP? –Chad es un polic?a de alto rango, aunque es el ?nico polic?a humano que queda en la ciudad. Como muchas de las llamadas al 911 est?n siendo, por decirlo de alguna manera, un poco extra?as, hemos tenido que llenar la ciudad de polic?as paranormales, adem?s de infiltrarnos entre los trabajadores de los servicios de rescate, hospitales y bomberos —respondi? Storm. –Es comprensible —asinti? Vincent, haciendo en silencio los c?lculos de cu?ntos paranormales se necesitar?an para hacer un truco como ese en toda la ciudad—. Despu?s de la estampida que presenci? esta noche a las afueras de La Cerveza de la Bruja, es un milagro que los humanos no caigan como moscas. Storm se estaba quedando exhausto de entrar y salir de la habitaci?n r?pidamente para que nadie notara lo que estaba haciendo. Afortunadamente, Ren estaba demasiado ocupado para notar su cansancio, pues se concentraba en que Vincent tocaba de nuevo a Lacey. Storm continu? con el mismo tema: —Es gracias a los esfuerzos combinados del EIP que las v?ctimas humanas se han mantenido al m?nimo, pero incluso as?, los dep?sitos de la ciudad est?n desbordadas. Los demonios est?n tratando de mantenerse fuera de nuestro radar, pero no me malinterpretes, es un trabajo muy peligroso pero perfecto para ti. –S?, lo peor que puede pasar es que te maten dolorosamente, continuamente —dijo Ren, haciendo que sonara como algo divertido. ?Qui?n iba a saber que pod?a llegar a ser tan mezquino? –Oh, creo que se me ha puesto la carne de gallina, int?ntalo de nuevo con algo m?s duro —respondi? Vincent a la puya con un tono aburrido. Storm interrumpi? la guerra verbal antes de que se convirtiera en la primera muerte dolorosa de Vincent como miembro oficial del EIP. —Con tu experiencia en diferentes tipos de demonios y sus debilidades, ser?as de gran ayuda. Y no te preocupes, tendr?s un arsenal de armas y no hablo de las habituales de la polic?a, tenemos el tipo de armas que le arruinan el d?a a un demonio. Lacey mir? a Ren cuando Storm mencion? las armas. La verdad era, que ella estaba mirando a la mejor arma, pero despu?s de lo que pas? en La Cerveza de la Bruja, comprendi? que ?l tambi?n era la jodida bomba inestable que pod?a acabar con todos si perd?a el control. Recordando c?mo le hab?a devuelto el control, se sonroj? y mir? hacia otro lado. –Pero no olvides —record? Storm a Vincent—, tu trabajo n?mero uno es mantener a Chad a salvo hasta que Trevor salga de su escondite. Si te descuidas y te saca un demonio, eso dejar?a a Chad sin apoyo hasta que revivas de nuevo. –Hablando de armas —dijo Vincent mientras le sonre?a a Storm—. Una vez que el trabajo de ni?era est? hecho, sugiero que t? y yo unamos fuerzas y vayamos a recuperar algunos objetos muy singulares que conozco, cosas que los demonios han escondido. –?De verdad crees que vas a formar equipo con Storm? —pregunt? Ren, levantando una ceja, sintiendo ganas de nuevo de destrozar a tiras a Vincent. Lacey se incomod? otra vez al escuchar los celos en su voz. El hombre parec?a tener una vena posesiva muy grande y obviamente no quer?a compartir nada con Storm. –Taca?o —le acus?. Ren se encogi? de hombros y dijo: —Me sorprende lo mucho que se cree este novato. Lacey puso ojos de asombro. —Oh, venga no le hagas casos, ?cu?ntos a?os tienes, cinco? —Se alej? de Vincent y se acerc? a Ren, estudiando su cara para poder ver cualquier se?al de que su estado de ?nimo mejorar?a y probar?a que su teor?a era correcta. –Soy mucho m?s viejo que t? —se burl? Ren, con una amplia sonrisa ahora que Vincent se hab?a quedado solo. –Hiciste que el calentador de agua se rompiera mientras estaba en la ducha —respondi? Lacey juguetonamente, ahora que ten?a la prueba de que en su cercan?a ella se sent?a mucho mejor—. As? que mentalmente, eres mucho m?s joven que yo. –?Quieres que vayamos a conocer a Chad? —pregunt? Storm, tratando de distraerlo para que no se metiera en problemas. Lacey estaba aprendiendo r?pidamente como calmar el lado oscuro de Ren, pero Vincent era mucho m?s lento en captarlo. –?Es seguro dejarlos solos? —susurr? Vincent, y luego levant? la voz para que le prestaran atenci?n—. Por cierto, estoy casi seguro de que soy mayor que vosotros y los dos est?is castigados, aunque podr?a dejar que Lacey se lleve unos azotes, si quiere jugar limpio. Le sonri? t?midamente cuando se gir? y despu?s le mir? directamente a los ojos. Storm r?pidamente se acerc? y teletransport? a Vincent fuera de peligro, cuid?ndose mucho de recordar bien la expresi?n del rostro de Ren. Tal vez har?a un viaje especial de vuelta con una c?mara mientras estaba all?. Ren parpade? al no poder evitar mirar el extra?o destello de luz que apareci? delante suya. Y en lugar de agarrar al idiota que quer?a, termin? dando manotazos y mirando como un pedazo de papel revoloteaba delante de ?l. Lo atrap? en el aire con un gru?ido frustrado. –?Qu? es esto? —pregunt? Lacey, complacida por el hecho de que Storm hab?a desaparecido una vez m?s con Vincent. Al menos confiaba en que Storm lo mantendr?a sano y salvo. –Parece que tu excompa?ero va a estar fuera de tu alcance por el resto del d?a —dijo Ren poniendo una cara triste, cuando la nota se desvaneci? de repente y fue reemplazada por una imagen de su cara enrabietada—. Ja… Ja. ?ltimamente Storm estaba de muy buen humor. Sonri? con maldad cuando la imagen se convirti? en polvo desliz?ndose entre sus dedos. Ren gir? la cabeza para mirar a Lacey y not? que sus ojos brillaban de buen humor. Ella segu?a mirando su mano donde acababa de estar la foto. –Te gust? eso, ?verdad? —pregunt? ?l arqueando una ceja. Se le estaba haciendo dif?cil continuar enfadado. Ella asinti? con firmeza, de una manera tan tierna que no pod?a seguir enfadado con ella. Cap?tulo 3 —Necesito quitarme esta ropa —dijo Lacey, mirando el vestido de fiesta que a?n llevaba puesto. El vestido era muy bonito cuando se lo hab?a puesto al principio de la velada, pero despu?s de la espantosa noche que hab?a tenido, estaba sucio y rasgado en varios sitios, por donde hab?an atravesado esos demonios. Una onda expansiva de intensa necesidad sexual la golpe? con fuerza y Lacey se volvi? a mirar con sorpresa la cara de Ren que ten?a una expresi?n muy seria. ?Eso hab?a salido de ella, o de ?l? —Ella no hab?a pensado en sexo cuando mencion? que quer?a quitarse la ropa, pero maldici?n, ahora eso s? estaba en su cabeza. –Y obviamente otra ducha fr?a —a?adi?, poniendo la palma de su mano contra los m?sculos tensos de su est?mago. Nunca hab?a sido t?mida a la hora de hablar de sexo y no iba a empezar a hacerlo ahora. —?Estoy extrayendo esta necesidad sexual de ti? Ren pr?cticamente dej? de respirar cuando se imagin? sac?ndole el vestido y dej?ndolo resbalar por el suelo, y luego levantando su cuerpo desnudo sobre el escritorio que hab?a detr?s de ella. No pudo m?s que pesta?ear por la directa y evidente pregunta. La respuesta fue un rotundo S?. Ella sab?a exactamente lo que Nick y Gypsy hab?an estado haciendo en el refugio antia?reo, pero nunca se le ocurri? que ella tambi?n ser?a capaz de aprovecharse de sus emociones o deseos. Esperemos que ella s?lo haya recibido una fracci?n de esa habilidad o no durar?a mucho en este castillo. Se record? a si mismo el preguntarle m?s tarde a Guy si pod?a crear alg?n tipo de hechizo o encanto para ella, y que pudiera atenuar esa habilidad, pero por ahora, al menos pod?a decirle la verdad. –Este castillo est? lleno de paranormales con emociones intensas —le dijo, tratando de controlar las suyas. El sentir que ella estaba necesitada ahora mismo no ayudaba y estaba causando un efecto de b?meran entre ellos. –Los paranormales tienen emociones igual que los humanos. La diferencia es que, sienten cada emoci?n mucho m?s fuerte de lo que un humano normal jam?s lo sentir?a, y t? te est?s aprovechando de ese exceso. Empez? a sentirse como un depredador acechando a su presa. Ren sinti? que una sonrisa de satisfacci?n intentaba aflorar en sus labios cuando ella retrocedi? hacia el escritorio justo como ?l hab?a imaginado donde la iba a levantar. –Su ira podr?a causar que un humano normal empezara una matanza, y su amor podr?amos llamarlo una obsesi?n peligrosa. De repente se inclin? hacia adelante, poniendo sus dos manos contra el escritorio y atrap?ndola justo delante de ?l. Luego acerc? sus labios a su oreja. —Y su lujuria carnal es tan caliente que quema. Lacey cerr? sus ojos cuando sinti? que su aliento le calentaba su cuello. S?, ten?a raz?n en lo de quemarse porque ella ya estaba en llamas. Sus labios se separaron y su respiraci?n se aceler?. —Sus cuerpos tambi?n deben ser hipersensibles al tacto porque tu aliento en mi cuello se siente demasiado bueno para ser normal. Como ?nica respuesta, solo emiti? un gru?ido en su oreja, pero el sonido fue tan seductor que Lacey pudo escuchar cu?l era su respuesta. Estaba tan cerca de ella, pero no la tocaba en ning?n sitio. Era como si la tuviera bajo su completo control mientras ella nadaba en un remolino de pasi?n, esperando que al m?s m?nimo roce la arrastrara hacia dentro. Ella realmente quer?a experimentar con este peque?o y delicioso nuevo efecto secundario, y ahora mismo, si es que ?l estaba dispuesto. Borrando mentalmente la seducci?n que hab?a ocurrido hace menos de una hora en La Cerveza de la Bruja, pues hab?a sucedido bajo coacci?n, Lacey pens? en la ?ltima vez que se hab?an tocado. Hab?a ocurrido aqu? mismo en esta oficina. Ella cre?a que estar?a muerta al amanecer y quer?a pasar sus ?ltimas horas perdi?ndose con ?l en un placer sensual. Ren hab?a sido el que tuvo que parar porque hab?a estado escuchando sus pensamientos. Bueno, ella ya no estaba amenazada de muerte gracias a ?l, as? que no pod?a ech?rselo en cara. Si ella se sal?a con la suya, ?l le echar?a en cara otra cosa muy pronto y en el estado de ?nimo en el que estaba, esperaba que fuera algo grande y palpitante. –Ya que t? eres el que me dio el poder de encenderme por dentro de esta manera, ?quieres ser el que me ayude a apagar este fuego, o necesito encontrar a otro que est? dispuesto a ser mi bombero? —pregunt? recordando el dolor que le provoc? su ?ltimo rechazo. Ren apret? su mano contra el escritorio cuando la onda caliente que hab?a estado sintiendo se transform? r?pidamente en ira tan caliente como un infierno. ?Realmente acababa de amenazarle con ir a buscar a otro para saciar su deseo? La imagen de ella y Vincent haciendo el amor en un pasado no tan lejano le abrasaba en su cabeza. Tambi?n deber?a haberle advertido sobre los profundos celos, pero era algo dudoso, ya que ?l parec?a ser el ?nico que sent?a esa emoci?n en particular. –Te ense?ar? no s?lo a usar los poderes que se han despertado dentro de ti, sino tambi?n a controlar los que pondr?n a otros en peligro —susurr? falsamente, antes de tomarla en sus brazos. Lacey pesta?e? cuando Ren se le acerc? y not? que la oficina se desvanec?a en la distancia. En unos segundos se encontr? en la misma habitaci?n en la que se hab?a despertado, la de ?l. Su mirada se desvi? hacia la cama esperando que finalmente iba a conseguir lo que secretamente anhelaba desde que lo hab?a conocido. En vez de eso, ?l la agarr? del brazo y la llev? m?s all? de la cama, confundi?ndola. Al ser empujada dentro del ba?o cercano, no pudo reprimir un grito de sorpresa cuando de repente se encontr? debajo de la ducha cay?ndole una cascada de agua helada sobre su cabeza. Temblando, extendi? la mano y cerr? el agua al darse cuenta de que a?n estaba completamente vestida. Ahora notaba como su piel sensible respond?a ante una nueva situaci?n. Era mucho m?s fr?o de lo que jam?s pens? que pod?a sentir. –?Para qu? co?o hiciste eso? —pregunt? Lacey mirando a Ren con mirada asesina. –Lecci?n n?mero uno —gru?? Ren, inclin?ndose hacia ella para subrayarlo—, no dejes que el calor sexual mal enfocado te afecte tanto que te acostar?as con cualquiera para conseguir calmarlo. La mirada de rabia de Lacey no disminuy? mientras sus dientes casta?eteaban. —Tienes raz?n. ?En qu? demonios estar?a yo pensando al preguntarte? Te prometo que la pr?xima vez elegir? a alguien un poco m?s listo. Ella esper? a que volviera, pero se encontr? con un silencio total que la puso un poco nerviosa, y el hecho de que no pudiera ver sus ojos a trav?s de las est?pidas gafas de sol no ayudaba en nada. Se preguntaba ad?nde hab?a ido a parar el deseo que Ren hab?a estado sintiendo hace un momento y por qu? demonios hab?a sido reemplazado de repente por esa rabia. La emoci?n era tan fuerte que ten?a que luchar para contenerla. Hab?a pasado el ?ltimo a?o vigilando sus pensamientos y emociones ante gente peligrosa y ahora era casi una profesional haci?ndolo, pero por alguna maldita raz?n, cuando estaba junto a ?l no ocurr?a as?. En vez de golpear a ese grand?simo idiota como estaba deseando, cerr? la puerta de la ducha delante de su cara para no tener que verlo m?s. Se quit? el vestido empapado y lo lanz? por encima de la puerta de la ducha y sonri? cuando escuch? que chocaba contra algo. Esperaba que el vestido mojado con agua fr?a le hubiera golpeado en la cara. Se merec?a eso y mucho m?s. Mirando hacia el vidrio esmerilado de la ducha, Lacey pens? en hacer un bailecito triunfante cuando vio la sombra del cuerpo de Ren que se quitaba las gafas de sol para secarlas. Sabore? ese peque?o momento de venganza que calm? su ira por un instante. Lacey abri? el agua caliente y se meti? debajo gimiendo de placer al sentir como se calentaba su carne fr?a. Ren apret? los dientes, a?n furioso por la forma tan f?cil en que le hab?a informado que pedir?a ayuda a otro la pr?xima vez que se pusiera cachonda. Arrojarla a la ducha fr?a hab?a sido causado por su mal genio y su mal genio nunca hab?a sido muy listo. ?l tendr?a que arreglar el error antes de que ella intentara cumplir con su amenaza, siendo intentar la palabra clave porque ?l nunca permitir?a que alguien m?s la tocara de esa manera. Sus labios se abrieron para advertirle que ella condenar?a a sentencia de muerte a cualquiera que intentara seducir, pero apret? los dientes con rabia para evitar que sus palabras salieran de su boca. Ella s?lo lo tomar?a como un desaf?o de todos modos y probablemente correr?a directo a su amante, ya que matar al idiota no la importar?a. Ren pas? una mano por su flequillo para quit?rselo de los ojos y comenz? a caminar de un lado para otro mientras sus pensamientos se aceleraban. Era cierto que tendr?a que poner a prueba los l?mites de ella en saber cu?nto del mundo que le rodeaba estaba cifrando. Lo ?ltimo que necesitaban era que ella enloqueciera s?lo porque el demonio de a su lado estaba de mal humor. ?l hab?a estado practicando en esto mucho m?s tiempo que ella, y ?l ser?a el que le ense?ar?a c?mo lidiar con ello. Su ritmo se moder? al darse cuenta de que ella no era la ?nica que necesitaba aprender a manejar las nuevas cosas. Por el amor de Dios, ni siquiera hab?a salido del ba?o para que ella pudiera ducharse en paz. ?Ten?a tanto miedo de perderla de vista? De nuevo, la respuesta a esa pregunta era obvia. Ren volvi? lentamente su mirada hacia el vidrio ligeramente esmerilado que los separaba. Su vista era demasiado buena para seguir mirando. Con un suspiro frustrado, se gir? sobre sus talones y sali? del ba?o a grandes pasos. Necesitaba alejarse de la visi?n de su desnudez para poder pensar con claridad. Se detuvo en medio de su dormitorio cuando vio a Storm, que se apoyaba sin reparo en el poste de la cama con un par de bolsas de las compras a sus pies. –Voy a contarte esto r?pidamente porque en unos minutos, ella saldr? de all? con el culo al aire ech?ndote la culpa. Storm sonri?, sabiendo que su amigo estaba pasando por un momento dif?cil. Parec?a que ninguno de los dos estaba teniendo un buen d?a, pero el de Ren estaba a punto ser mucho m?s corto. –Pues entonces date prisa, antes de que yo mismo teletransporte tu lento trasero fuera de aqu? —dijo Ren, devolviendo la sonrisa, que r?pidamente se desvaneci? cuando se dio cuenta que Storm sab?a que Lacey saldr?a desnuda. Lade? la cabeza al ver la sangre que se acumulaba en la oreja de Storm cuando el Caminante del Tiempo gir? su cabeza. –Ella va a necesitar esto —dijo Storm, se?alando las bolsas antes de desaparecer. El saber que Storm evitaba la reprimenda que estaba a punto de darle no ayud? en nada al mal humor de Ren. ?Qu? demonios estaba haciendo Storm para que le sangrara la oreja? Se acerc? para mirar las bolsas y comprob? que hab?a ropa. Al ver la ropa se acord? de que ella en ese momento no llevaba nada bajo el agua. Mir? lentamente a la puerta que los separaba pregunt?ndose si no deber?a dejar la ropa justo donde estaba. El pulso de Lacey segu?a acelerado mientras se enjabonaba y frotaba su piel febril con movimientos r?pidos y casi dolorosos. Estaba muy enfadada y curiosamente, todav?a muy excitada, lo que a?n la enfadaba m?s. Maldici?n, el dolor al restregarse demasiado fuerte le hac?a sentir incluso bien. Todo esto era culpa de Ren. Estaba segura de que hab?a sido la necesidad sexual de ?l la que la hab?a llenado en la oficina justo hace un momento. El deseo hab?a sido tan fuerte que ella casi pod?a saborearlo. Tampoco hab?a duda de que ?l se hab?a excitado cuando la encerr? contra el escritorio, el enorme bulto de sus pantalones no se pod?a negar. ?C?mo se atrev?a a sermonearle que tuviera que controlarse cuando ella acaba de ver como perd?a el control en La Cerveza de la Bruja? Cerr? los ojos y se mordi? el labio inferior tratando de suprimir un gemido cuando ese recuerdo le trajo una ardiente r?faga blanca que la golpe? directamente en su abdomen. Maldito sea. Hubiera deseado que funcionara en ambos sentidos para poder devolverle la frustraci?n sexual que ella estaba experimentando. La esponja enjabonada se detuvo justo debajo de sus pechos, mientras ella se calmaba. Tal vez s? era una v?a de doble sentido. ?l sacaba las emociones de otros, as? que, podr?a sentir la excitaci?n que ten?a en este momento, especialmente si ella la aumentaba adrede. Ninguna mujer de carne y hueso en su sano juicio dejar?a pasar la oportunidad de la masturbaci?n si no ten?a otras opciones. Baj? sus hombros mientras se preguntaba por qu? intentaba pelear con el hombre que le hab?a salvado la vida hace un par de horas. De acuerdo, era mand?n y pod?a ser un verdadero idiota, pero eso no lo era todo sobre ?l y ella lo sab?a. Lentamente extendi? la mano y abri? el agua fr?a, levantando la cara para recibir en el rostro el agua fr?a. Ren abri? los ojos cuando sinti? que a ella le bajaba el calent?n, y se qued? mirando la mano que agarraba el pomo de la puerta dispuesto a entrar. Sab?a muy bien que perder?a esa peque?a batalla de deseos con ella si sal?a desnuda como Storm hab?a dicho. Se dio la vuelta y mir? las bolsas de ropa que Storm hab?a tra?do para ella. Lacey cerr? el agua temblando de fr?o y mir? el vestido mojado que Storm le hab?a dado. De ninguna manera ella se volver?a a contonear de nuevo con eso puesto. Ahora mismo solo pod?an pasar dos cosas si ella sal?a de ah? en cueros, o se acostaba con alguien o le daba ropa muy amplia. Ya pod?a imaginarse su cara y se sonri?, pregunt?ndose por qu? ocurr?a cada vez que decid?a ser una buena chica, el destino le daba siempre oportunidades perfectas para ser muy mala. Al salir de la ducha, mir? con disgusto las bolsas de compras en el largo lavabo de m?rmol. S?lo le llev? un momento el revisar el contenido y llegar a la conclusi?n de que era exactamente lo que habr?a comprado si hubiera ido ella misma de compras. Sus labios se separaron cuando se dio cuenta de qui?n le hab?a impedido realizar el desnudo delante de Ren. Se puso r?pidamente la ropa y pens? que si Storm quer?a que se vistiera, probablemente hab?a una buena raz?n para ello. Finalmente se visti? y sinti?ndose un poco m?s en control, mir? al espejo y vio la puerta que hab?a detr?s de ella, y su mente volvi? en el acto al hombre que estaba esperando justo al otro lado. Realmente deb?a tener cuidado en seguir actuando as?. Adem?s, no era muy divertido ya que ?l siempre terminaba teniendo raz?n. La inesperada ducha fr?a hab?a sido un poco intensa, pero ella no era tonta, hab?a sentido el fuego de su ira en cuanto se hab?a burlado de ?l. Record? sus palabras exactas. – Ya que t? eres el que me dio el poder de prenderme fuego accidentalmente de esta manera, ?quieres ser el que me ayude a apagar este fuego, o necesito encontrar a otro que est? dispuesto a ser mi bombero? Lo dijo solo en defensa propia, ya que ?l la rechaz? la primera vez que quiso tener sexo con ?l. Pero honestamente, ella tambi?n lo hab?a dicho medio en broma, esperando que ?l decidiera ser su bombero. Vincent siempre la hab?a seguido la corriente e incluso bromeaba con ella a menudo, pero entendi? que hab?a sido porque eran amigos m?s que verdaderos amantes, deber?a tenerlo en cuenta. Ren le hab?a dado una parte de s? mismo para salvar su vida y ella pod?a sentir el fuerte v?nculo que ahora los un?a, m?s cerca de lo que ella y Vincent hab?an estado nunca. Ella s?lo quer?a estar con Ren y se daba cuenta de que ?l tambi?n lo quer?a, la posesividad hacia ella lo hab?a dejado muy claro. Respir? hondo levant?ndose el pelo para tomar una decisi?n de si lo quer?a, y entonces tendr?a que seducirlo hasta que no pudiera aguantarla m?s. Se lanz? un beso en el reflejo del espejo, se gir? y se fue a la habitaci?n con la cama grande. Su teor?a de que ella necesitaba estar completamente vestida se demostr? cuando sali? del ba?o y vio como el dormitorio de Ren desaparec?a a su alrededor. Cap?tulo 4 Angelica atraves? la puerta de su dormitorio y r?pidamente la cerr? detr?s de ella. Desliz? el pasador de la cerradura y apoy? su frente contra la gruesa madera deseando que estuviera hecha de algo mucho m?s fuerte, de titanio, por ejemplo. Soltando un pesado suspiro, se alej? enfadada de la puerta, mirando la cerradura como si fuera su ?nica esperanza. En cierto modo lo era. Esa peque?a cerradura era lo ?nico que se interpon?a entre ella y el ansia que ten?a de ver a Syn ahora que no estaba aqu? observ?ndola, acech?ndola. Levantando la mano, se frot? en c?rculos la sien derecha tratando de entender el hecho de que acababa de escapar del hombre, o lo que fuera, s?lo para ahora echarlo de menos de tal manera que le dol?a el pecho. –No necesito a nadie —se record? a s? misma Angelica, pero sus dedos se detuvieron a la mitad. Retir? la mano de su sien sabiendo que sus palabras estaban vac?as. Considerando que lo que sent?a era un aut?ntico s?ndrome de abstinencia, podr?a etiquetarlo como lo que era, una adicci?n. Lentamente se alej? de la puerta y cerr? los ojos dej?ndose caer en sus propios pensamientos. No hac?a falta ser muy listo para ver que Syn estaba jugando con su mente y que Dios la ayudara si no empezaba a dudar de s? misma. Era una peligrosa l?nea la que ten?a que cruzar, porque si lo hac?a, no habr?a vuelta atr?s. No deber?an ser compa?eros, ?por qu? Storm no hab?a previsto que ocurriera esto? Todo lo que Syn hab?a hecho en ese t?nel era ponerla en rid?culo. No le parec?a que necesitara un compa?ero cuando todo lo que ten?a que hacer era poner una maldita valla alrededor de las salidas y el trabajo estar?a hecho. El recuerdo volvi? para atormentarla como una intensa pesadilla. All? abajo en los t?neles bajo el museo, hab?a sentido una intensa sensaci?n de claustrofobia, que la invadi? cuando el techo del t?nel retumbaba y se rompi? de repente. Fue una terrible sensaci?n el darse cuenta de que estaba en su propia tumba. Justo cuando las grandes rocas comenzaron a romperse y a caer a su alrededor, vio como unos cuantos demonios bajaban corriendo por la escalera oculta tratando de escapar a los t?neles, y ella estaba justo en el medio. Y hubo una avalancha de escombros detr?s de sus talones trag?ndose a algunos de los demonios que no fueron lo suficientemente r?pidos para poder escapar. Se hab?a quedado paralizado en el sitio, completamente aterrorizada, y de repente unos brazos la rodearon y la escalera se desvaneci? en la distancia antes de desaparecer por completo. Angelica tembl? de nuevo y se abraz? a s? misma recordando la sensaci?n de como el t?nel se derrumbaba a su alrededor, pero fue lo que pas? despu?s lo que fue su verdadera perdici?n. Cuando su mundo se estabiliz? de nuevo, se encontr? con que estaban en el tejado de un edificio en lugar de estar debajo de uno. Aun sintiendo la ligera vibraci?n bajo sus pies, gir? la cabeza justo a tiempo para ver como el museo se colapsaba dentro de los t?neles en los que hab?a estado hace s?lo unos segundos. Lentamente, mir? el c?lido pecho contra el que estaba apoyada, not? que sus manos estaban metidas en su camisa, delatando el hecho de que estaba asustada y lo necesitaba. En ese mismo momento, no deseaba nada m?s que quedarse entre sus fuertes brazos, donde nada pudiera hacerle da?o. Entonces cometi? el error de mirar al magn?fico hombre al que se aferraba. Las puntas de su oscuro pelo se alzaron movidas por el aire ascendente del edificio al derrumbarse, pero ?l segu?a impasible, o al menos as? lo pensaba ella, hasta que su mirada se cruz? con esos ojos de amatista que la miraban fijamente, llenos de calor y poder ind?mito. La visi?n le hab?a hecho recordar la primera vez que hab?a visto su cautivadora imagen, dentro de la cueva esa misma noche en que el s?mbolo se la hab?a aparecido en la palma de su mano. Su respiraci?n se aceler? mientras bajaba la mirada hacia sus sensuales labios. Al darse cuenta de que lo deseaba, dio r?pidamente un paso hacia atr?s en un momento de negaci?n. Syn dej? caer los brazos y ella se separ? de su cuerpo, en ese instante sus ojos se volvieron oscuros y melanc?licos, una sensaci?n de peligro y ella tuvo que reprimir un escalofr?o. Angelica levant? la palma de su mano cuando le volvi? a su memoria que nada hab?a cambiado desde su primer encuentro, el s?mbolo segu?a ah? con un detalle impecable. Llevaba ah? un buen tiempo. Se estremeci? cuando se dio cuenta de que nunca hab?a hecho esfuerzo alguno para quit?rselo. Syn le hab?a dicho que se lo hab?a dado para su propia protecci?n y por alguna extra?a raz?n ella le hab?a cre?do. ?Cu?ndo hab?a empezado a confiar tan plenamente en ?l? En el pasado hubiera cuestionado cada movimiento, cada motivo de una criatura tan poderosa como Syn. Pero en las ?ltimas semanas, su natural car?cter suspicaz hab?a pasado a un segundo plano ante la curiosidad y el calor que Syn le hac?a sentir. Los miembros del EIP normalmente la describ?an como una persona solitaria que no estaba interesada en hacer amigos. As? es como ella quer?a que todos la vieran, para que as? se mantuvieran a distancia. Desde que Syn apareci? en su vida, sus sentimientos estaban a flor de piel. Ella estaba empezando a obsesionarse con ?l, tanto como ?l parec?a obsesionarse con ella y quer?a pararlo, ?o quiz?s no? El dolor en su pecho parec?a extenderse cuando pensaba en ello. –Bienvenidos a la tierra de la confusi?n, n?mero de habitantes uno —dijo ella como si fuera una gu?a tur?stica, y el silencio de la sala hizo patente lo pat?tico que son?. Pero ella era m?s fuerte que todo eso. Angelica mir? hacia la marca de su palma pregunt?ndose si era la causa de los extra?os sentimientos que ten?a por ?l, de la misma manera que el hechizo de un vampiro. Despu?s de todo, Syn era el progenitor de la raza vamp?rica, ?no era as?? Necesitaba dejar de no pasar por alto ese peque?o y peligroso hecho. Ya hab?a admitido que no le importaba la guerra contra los demonios, as? que, ?por qu? estaba aqu? distray?ndola? ?Por qu? s?lo la estaba ayudando a ella? –Todo esto empez? gracias a ti —acus? al s?mbolo. Levant? su otra mano y la puso contra el intrincado dise?o de su palma, con la intenci?n de tratarla de la misma manera que tratar?a cualquier otra marca demon?aca que hubiera quitado a sus v?ctimas en el pasado. La punta de su dedo ?ndice se puso transparente, buscando el m?s m?nimo indicio de maldad que se atara a ?l. Una ligera mueca apareci? en su cara al no encontrar ninguna intenci?n maliciosa. Concentr?ndose en el complejo s?mbolo, se mordi? el labio inferior mientras segu?a profundamente las l?neas, hasta que finalmente pudo superar su poderosa barrera. Los labios de Angelica se separaron y tom? aire con fuerza ante las sensaciones que repentinamente la inundaron. Sinti? un breve mareo seguido de un duro tir?n del sello, en ese mismo instante sus poderes se activaron. La acci?n la sorprendi? tanto que entr? en p?nico y se sacudi? para recuperar su poder, sintiendo que la magia del s?mbolo la fustigaba y lam?a su piel antes de desaparecer por donde hab?a venido. No pod?a decirlo con seguridad, pero jurar?a que la maldita marca acababa de saborearla. Syn apareci? silenciosamente detr?s de Angelica, sintiendo que hab?a manipulado el enlace que le permit?a acceder a su poder para su propia protecci?n. ?l hab?a pensado dejarla sola por unas horas, para poder recuperar la calma despu?s de ver que ella lo rechazaba una vez m?s. Sin embargo, al entrar dentro del sello de su palma, ella lo hab?a convocado sin saberlo para presenciar su in?til intento de romper el v?nculo mutuo. Esto hizo que su ira resurgiera, ?estaba tan ansiosa de librarse de ?l para poder dejar de mentirse a s? misma? Despu?s de buscar durante tantos milenios y finalmente encontrarla, no iba a dejar que rompiera ning?n v?nculo que hab?a conseguido reestablecer con ella, por peque?o que fuera. –Cobarde —se sermone? Angelica a s? misma por su reacci?n, y abri? el pu?o para intentarlo de nuevo. Inspir? con fuerza cuando el sello comenz? a brillar de nuevo con un poder a?n mayor. –?Por qu? no intentas descargar tu frustraci?n en el que la caus?? —pregunt? Syn, desde detr?s. Angelica se estremeci? ante su proximidad y se gir? para fijar su mirada en su hostigador. Era dif?cil mantener la mirada cuando ?l estaba mucho m?s enfadado que ella. Antes de que se diera cuenta de sus intenciones, la hab?a enganchado alrededor de la cintura con uno de sus brazos y la hab?a acercado contra su duro cuerpo. Ella presion? r?pidamente con la palma de su mano contra su pecho para intentar mantener cierta la distancia entre ellos. En serio, si ?l estaba tratando de volverla loca, solo era cuesti?n de tiempo. –Tienes raz?n. Deber?a desquitarme contigo —dijo ella con fuerza, y se alej? de ?l, sorprendida de como se hab?a liberado tan f?cilmente, que casi perdi? el equilibrio. Apret? los dientes, tratando de ocultar la peque?a decepci?n que sent?a porque ?l la hab?a soltado tan deprisa. Cerrando su mano para ocultar la marca de su palma, dijo lo primero que se le vino a la cabeza: —?Qu? demonios me has hecho? –?Te doy miedo? —pregunt? Syn, apoy?ndose en su cama y cruz?ndose de brazos. A Angelica le sorprendi? la pregunta, y frunci? el ce?o mientras se cruzaba de brazos tambi?n, luego levant? la vista para encontrarse con sus brillantes ojos amatista. Ella podr?a jurar que brillaban de ira, pero ?l parec?a tan tranquilo y sereno. –No te tengo miedo —le dijo ella con valent?a, y luego dio r?pidamente un paso hacia atr?s, cuando ?l se apart? del poste de la cama y se dirigi? hacia ella. –No he hecho nada para hacerte da?o —se defendi? Syn emitiendo un gru?ido reprimido, sabiendo que ya hab?a hecho esto antes. Ella hab?a luchado con ?l en el pasado hasta el punto de la locura antes de admitir finalmente la derrota y no le interesaba que la misma historia se repitiera. Sinti? un estremecimiento mental al recordar c?mo hab?a terminado esa historia. —T? eres la ?nica raz?n por la que yo estoy aqu?. Angelica neg? con la cabeza sin querer tener la responsabilidad de ser la raz?n de nadie para nada. Ella hab?a levantado muchas barreras a su alrededor, y el ?nico que estuvo a punto de atravesarlas hab?a sido Zachary. O para ser honesto, fue su alter ego Zach quien se abri? camino sin piedad a trav?s de ellas. Sinti? un momento de tristeza por ese hecho porque echaba de menos su amistad y sus consejos que nadie ped?a. Los ojos de Syn se entrecerraron al o?rla llorar por la cercan?a que hab?a tenido con el f?nix. Era lamentable que ella hubiera olvidado el hecho de que ?l, Syn, era un hombre muy posesivo y nunca le hab?a sido f?cil el compartirla con otros. Hab?a matado antes para poder tenerla y lo har?a de nuevo sin dudarlo. Tir? de su poder hacia su interior cuando intent? deshacerse de ese recuerdo, y Syn se dio cuenta de que estaba tambale?ndose al borde de su l?mite. ?C?mo hab?a podido ella ponerle en ese estado de impaciencia tan r?pidamente? –No has venido aqu? por m?. Angelica puso mala cara, mostrando claramente que lo que pensaba era obvio. –Viniste porque tus muchachos est?n aqu?, y debo a?adir que parece que tienen la misma edad que t?, m?s bien como tus hermanos, no tus hijos. Y ahora te quedas para ayudar a Storm a luchar contra los demonios. Su voz vacil? cuando su espalda se par? contra la pared al mismo tiempo que ?l la sujetaba con las manos en sus costados, atrap?ndola contra la roca pintada del castillo. –Mi compa?era es el que est? ayudando a Storm, no yo —gru?? con fuerza Syn—. ?S?lo estoy aqu? para protegerla para que no se mate otra vez! –Nunca me han matado —respondi? Angelica y luego se estremeci? cuando la pared se agriet? bajo sus palmas creando grietas que sub?an por encima de su cabeza. –Detente —susurr?, con un hilo de voz. Definitivamente algo estaba mal con ?l porque en vez de asustarla, estaba rompi?ndola el coraz?n. Ella disminuy? el ritmo de su respiraci?n, queriendo ser cuidadosa, porque sent?a que si no lo era, este poderoso hombre que estaba frente a ella se har?a a?icos y ese ser?a el comienzo de su gran miedo. –Voy a abrazarte hasta que me calme —advirti? Syn, y se inclin? sobre ella y la acerc? contra ?l. Cuando Angelica no opuso resistencia, Syn sinti? que parte del dolor abrumador se marchaba de sus hombros tensos. Puede que no ella no recordara su muerte, pero era un recuerdo que ?l luchaba por tenerlo enterrado en lo m?s profundo, por su propio bien. Sin soltarla, se puso lentamente de rodillas, y tir? de ella baj?ndola de contra la pared. Dej? que una mano temblorosa subiera por debajo de su pelo oscuro y sedoso para empujar su mejilla contra su cuello, poniendo los labios contra la sien. Angelica parpade? cuando sinti? que su cuerpo temblaba contra el de ?l y sinti? su aliento en su o?do. Era como si ?l estuviera luchando contra algo que ella no pod?a ver. Usando esta idea como la raz?n para dejar de luchar por el momento, se relaj? lentamente contra ?l y dej? que la abrazara. Estaba aturdida por lo c?lida y protegida que se sinti? de repente, al ser abrazada por ?l. ?l era tan grande y fuerte, y aun as? ella pod?a sentir su autocontrol mientras la abrazaba. Arm?ndose de valor para apaciguar su propia curiosidad, intent? mantener una voz suave y tranquila mientras hablaba: —No entiendo lo que hice para llamar tu atenci?n. –No, no lo entender?as —asinti? Syn, y bes? suavemente su pelo oscuro y luego apoy? su mejilla contra ella. Una parte de ?l no quer?a recordarle su pasado contaminado, no quer?a ver el destello de odio en sus ojos por lo que hab?a hecho. No cuando no ten?a intenci?n de pedirle perd?n. Ellos hab?an merecido morir, todos ellos. –No eres de mucha ayuda —a?adi? Angelica sinti?ndose ligeramente agotada por todos los subidones de adrenalina que hab?a experimentado en las ?ltimas horas. No hab?a mentido, no le ten?a miedo, de verdad que no. Hab?a visto como casi se mataba para devolver a la vida una habitaci?n llena de ni?os asesinados. ?C?mo pod?a temerle realmente si era lo ?nico que pod?a hacer para evitar llegar a ?l? Ella iba a tener que encontrar una manera de distanciarse de ?l de manera m?s permanente. –Eres cruel conmigo Angelica —susurr? Syn despu?s de haber escuchado sus pensamientos m?s profundos—. Si mantienes tu alma cerrada, ver?s lo cruel que me has hecho. Su miedo aument? con sus palabras y Angelica intent? sin ?xito alejarse de ?l. ?Quer?a tomar su alma como lo hab?a hecho con tantos otros humanos? ?Era esa la verdadera raz?n por la que la estaba acos?ndola? –No tienes ning?n derecho sobre mi alma y nunca lo tendr?s —insisti? mientras el mecanismo de defensa se activaba, haciendo que su lucha se intensificara. –?No lo tengo? —gru?? Syn sintiendo que su cordura se desvanec?a—. ?Debo destruir otro mundo s?lo para demostr?rtelo? Los ojos de Angelica se abrieron de par en par y se qued? quieta. ?Qu? quiso decir con destruir otro mundo? Ella decidi? r?pidamente no preguntar, porque en serio, qui?n demonios querr?a saberlo. Sinti? que un miedo no deseado se apoderaba de ella, incluso despu?s de haber enterrado las preguntas m?s perturbadoras al rinc?n m?s lejano de su mente. ?l pod?a sentir como se aceleraba su respiraci?n, rode?ndole el cuello en suaves soplidos y aunque la sensaci?n era tranquilizadora, estaba calent?ndole la sangre, lo que no era bueno para su autocontrol en ese momento. Este mundo lo hab?a mantenido a distancia por mucho tiempo. Syn apret? su abrazo y curv? su cuerpo alrededor de ella de forma protectora cuando las peque?as bombillas de la hermosa ara?a del centro de la habitaci?n estallaron, enviando lluvias de chispas que descend?an antes de apagarse. Angelica intent? a mirar hacia arriba, pero Syn no le permiti? levantar la cabeza, as? que la mantuvo presionada contra ?l pregunt?ndose qu? hacer. Ahora estaba amaneciendo y la luz provocaba que en la habitaci?n se vieran suaves sombras, alejando la oscuridad. –?Estamos peleando? —pregunt? ella en un susurro. Porque si lo estuvieran, ella ya sab?a que perder?a. –No —gru?? con fuerza y luego mir? el espejo ovalado del tocador que salt? en pedazos tras un fuerte ruido. –Entonces, ?qu? tal si me dices qu? est? pasando antes de que destroces mi dormitorio, otra vez? —pregunt? Angelica sin poder contenerse. Syn se paraliz? cuando ella dijo otra vez. ?Realmente estaba recordando cosas que no la hab?an sucedido en esta vida, o en el mundo? ?Su alma era lo suficientemente fuerte para finalmente sacudir la jaula en la que estaba prisionera de por vida? Enred? sus dedos suavemente entre el oscuro pelo, para poder inclinarse hacia atr?s y buscar la verdad en sus ojos. –?Otra vez? —su voz son? embrujada incluso para sus propios o?dos. –?Qu?? —pregunt? Angelica confundida. Caramba, ?l estaba realmente al tanto de todo y le era dif?cil seguirle. Era realmente agotador. –Me dijiste que te dijera lo que estaba mal antes de que destrozara tu dormitorio, otra vez —repiti?, poniendo ?nfasis en «otra vez». –?Yo dije eso? —susurr? Angelica, sintiendo escalofr?os en sus brazos. Sus labios se separaron para negarlo, pero hab?a dicho «otra vez» y no pod?a retractarse ahora, porque de repente sinti? que era la verdad. Syn dej? que la frustraci?n se fuera y una lenta y falsa sonrisa apareci? en sus labios. Hab?a destruido su dormitorio en m?s de una ocasi?n, y aunque no ten?a forma de saber qu? recuerdo luchaba por abrirse paso, ya no le importaba. Bueno o malo, ?l hab?a esperado esto con impaciencia, al igual que la batalla que probablemente tendr?an por ello. Su alma era su interior m?s ?ntimo y ya le hab?a perdonado, era el resto de ella lo que tendr?a que esforzarse para rendirse. Al verlo sonre?r por su confusi?n, Angelica se alej? de ?l, agradecida de que le soltara el pelo antes de que pudiera hacerle da?o en las cervicales. –Bueno, te gusta redecorar los dormitorios en tu tiempo libre, de acuerdo. Si no te vas y me dejas descansar, yo s? que te voy a redecorar —dijo ella poniendo mala cara cuando ?l r?pidamente desapareci?, dejando el eco de su risa resonando en la habitaci?n al marcharse. Angelica escuch? la c?lida risa hasta que se desvaneci? en la distancia. No pod?a recordar haberle o?do re?r as?, o incluso sonre?r de verdad. Entonces, ?por qu? ese sonido hizo que le doliera el pecho como si hubiera recuperado y perdido algo querido para ella? Agotada, se arrastr? hasta la cama y se puso sobre el colch?n tratando de ignorar la sensaci?n de que estaba cayendo hacia atr?s todo el tiempo. Capt? el vago destello de su c?lida sonrisa, la misma sonrisa que acababa de decir que nunca hab?a visto antes. La fugaz visi?n la hizo desear ver m?s. Cerrando los ojos de cansancio, y ya no pudo m?s, se abandon? a seguir a aquello que estaba tirando de ella sin descanso. Syn reapareci? en el tejado del castillo. Hab?a notado el breve destello de color amatista brillando en sus oscuros ojos y decidi? no distraerla mientras buscaba entre sus pensamientos. Ya hab?a visto cambiar el color de sus iris antes, pero s?lo cuando ella usaba sus poderes. Parec?a ser la ?nica vez que ella se hab?a permitido a s? misma el sentir de su poderosa alma que ten?a encerrado en lo m?s profundo. Comprendi? por qu? inconscientemente hab?a protegido su alma de un mundo donde la muerte ocurr?a en un abrir y cerrar de ojos. Era un instinto b?sico pero ese miedo ya no era v?lido. En el momento en que ella lo llam? desde esa oscura cueva, ?l le envi? su poder en forma de marca en la palma de su mano. M?s tarde reforz? ese poder al insuflarle su fuerza vital en ella, aunque ella no era consciente de la importancia de ese intercambio. Ahora ella ten?a habilidades de las que ni siquiera era consciente y ?l no la hab?a ayudado a descubrirlo por razones puramente ego?stas. Ella ya era demasiado independiente para su gusto. Aunque el tiempo ya no era su enemigo y la mayor?a de las heridas se curar?an instant?neamente, todav?a segu?a en peligro por los poderosos inmortales que hab?an declarado la guerra a esta ciudad. Hab?a una cosa m?s que pod?a hacer por ella que la ayudar?a a igualar las probabilidades, pero intentaba ser paciente, sabiendo que ella a?n no estaba preparada para los efectos secundarios de mezclar su sangre. Ya hab?a cometido ese error antes. No es lo mismo que cuando los hijos compart?an su sangre con sus almas gemelas. Mir? a sus pies, desde el tejado escuchaba solo el silencio que ven?a de la habitaci?n de abajo. Adem?s, si la mord?a ahora, ella lo tomar?a como prueba de lo que pensaba que era, un monstruo. Ser amable con ella la estaba poniendo en peligro y no se necesitar?a mucho m?s para tentarle a convertirse en el monstruo que ella necesitaba. Despu?s de todo, ?l ya hab?a interpretado ese papel antes. Cap?tulo 5 Kriss se par? frente a la enorme ventana de su ?tico con una botella del famoso Heat de Kat en una mano y una gran copa de vino en la otra. Quer?a emborracharse, pero su molesto y r?pido metabolismo no le permit?a obtener esa liberaci?n que anhelaba por m?s de unos instantes cada vez. Sinti?ndose frustrado, apret? la copa con la mano, rompi?ndola sin querer mientras recordaba la primera vez que vio la cara de Vincent hace mucho tiempo. Seguramente, Vincent no recordar?a el encuentro ya que Storm hab?a girado el tiempo, pero Kriss nunca olvidar?a esa expresi?n de odio que Vincent le hab?a lanzado. Rechazando su odio, pens? con rebeld?a en los recuerdos de su infancia, en el tiempo en que Vincent hab?a sentido exactamente lo contrario por ?l. No llevaba mucho tiempo en este mundo cuando Dean hab?a salido para detener a una horda de demonios que se dirig?an en su direcci?n. Hab?a esperado, solo, escondi?ndose entre las enormes rocas en la base de un acantilado, siguiendo las estrictas ?rdenes de Dean de permanecer oculto y tranquilo, que este era un lugar seguro. Y Dean hab?a tenido raz?n casi todo el tiempo. Durante d?as, Kriss no hab?a visto ning?n animal, y mucho menos a humanos o demonios. Era la primera vez en su vida que se hab?a quedado solo. El silencio que lo rodeaba s?lo alimentaba el sentimiento de abandono y miedo mientras esperaba, extra?ando el amor que hab?a recibido en su mundo original, extra?ando el calor y la seguridad que Dean le hab?a dado all?. Hab?a sido en medio de la noche cuando Kriss escuch? el sonido de unas piedrecitas que ca?an desde alg?n lugar por encima de ?l. Se hab?a apoyado contra una de las rocas y mir? hacia el acantilado donde la luz de la luna creciente apenas llegaba a iluminarlo. Y all? vio unas sombras de varios demonios arrastr?ndose por el acantilado acerc?ndose hacia ?l. Su mirada se qued? fija en c?mo sus ojos sangrientos brillaban al mirarlo, y la forma en que sus cuerpos casi humanos se retorc?an de manera espeluznante mientras descend?an. Agudiz? la vista y pudo ver como su carne desnuda parec?a estar quemada con profundas cicatrices, como si acabaran de salir de un fuego invisible. Kriss pod?a incluso oler la putrefacci?n a carne quemada a medida que se iban acercando. Estaba tan asustado que retrocedi? reptando por la gran roca y se cay? al otro lado, aterrizando con fuerza sobre un grupo de peque?as y afiladas piedras que sal?an del suelo como si fueran espadas. Al darse cuenta de que ten?a varias pu?aladas, luch? por levantarse de las piedras sin da?ar a?n m?s su cuerpo herido. En el momento en que la brisa esparci? el olor de la sangre impoluta del Ca?do, pudo escuchar como las afiladas garras ara?aban las rocas m?s deprisa y su descenso se volv?a fren?tico, e incluso escuch? varios golpes fuertes que indicaban que algunos demonios simplemente hab?an saltado desde lo alto para alcanzarlo m?s r?pido. Ya no hab?a m?s silencio, ahora los gritos perturbadores resonaban entre las rocas, pareciendo que hab?a muchos m?s de los que realmente ven?an. Intentando salir de entre las rocas para escapar, s?lo consigui? romper su ropa y desgarrarse la carne en varios lugares m?s antes de poder ponerse en pie. Mirando a su alrededor, Kriss se dio cuenta de que era demasiado tarde para correr o esconderse, estaba rodeado de demonios y eran mucho m?s grandes que un peque?o muchacho como ?l. Se puso de pie, sin moverse del lugar, mientras unos largos dedos con garras le rodearon por detr?s tap?ndole la cara. Las afiladas u?as le cortaron en el puente de la nariz y las mejillas mientras el demonio lo arrastraba hacia atr?s, y luego con brusquedad lo lanz? al aire como si quisiera mostrarlo a los otros demonios. Nunca hab?a tenido que luchar en su mundo y Dean nunca le hab?a permitido luchar en este. Hubo un fugaz momento en el que se pregunt? si el dejar que lo engulleran no ser?a mejor que quedarse completamente solo en este espantoso lugar. Ese pensamiento se desvaneci? r?pidamente cuando el dolor penetr? repentinamente y le conmocion?, provocando que su instinto de supervivencia se activara con sed de venganza. Con l?grimas nubl?ndole la vista, Kriss acababa de ganar su primera pelea a muerte. El silencio se adue?? una vez m?s de la zona y mir? hacia su mano justo en el momento de ver como la Espada Ca?da iluminada desaparec?a en su pu?o ensangrentado. Sintiendo que ten?a algo pesado en la otra mano, se gir? lentamente para ver unos ojos demon?acos que lo miraban fijamente. Su mano estaba dentro de la boca de esa cosa, agarrando su mand?bula, pero no hab?a rastro del resto del cuerpo. Sin querer se ara?? los nudillos con los dientes puntiagudos de la mand?bula y r?pidamente sac? su mano de la boca del demonio y dej? caer la cabeza al suelo. Kriss no sinti? nada mientras se alejaba de ?l y luego la colg? de una roca justo a trav?s de uno de sus feos ojos. Crey? escuchar a alguien ri?ndose, pero pens? que deb?a venir de dentro de ?l en alg?n lugar, porque todo lo dem?s estaba muerto. Incapaz de soportar el olor rancio o la vista de los cuerpos mutilados, se dio la vuelta y comenz? a caminar entumecido hacia los primeros rayos de luz que acababan de aparecer sobre las distantes colinas. Kriss no sab?a cu?nto tiempo hab?a estado caminado, o incluso cu?ntos d?as hab?an pasado, entonces escuch? extra?ado el r?tmico sonido de unas pisadas delante de ?l. Se hab?a quedado ah? tambale?ndose, tratando de no llorar, y esperando a ver si tendr?a que luchar de nuevo. Sangre de demonio, pod?a olerla. No pas? mucho tiempo antes de que viera a un hombre humano cabalgando un animal hacia ?l. Partes del cuerpo de ese hombre estaban cubiertas por alg?n tipo de tejido met?lico y Kriss pudo ver la larga espada atada a su espalda, la empu?adura de esta sobresal?a bastante para poder acceder a ella con facilidad. Al no ver nada de sangre en el hombre, se dio cuenta de que era ?l el que estaba cubierto de sangre de demonio, la hab?a llevado encima todo este tiempo. Ese hab?a sido su primer encuentro con Vincent. Mientras el hombre se acercaba se miraron fijamente y Kriss dio unos pasos hacia atr?s cuando se baj? con rapidez del gran animal. Su mirada asustada se fij? en la espada de peligroso aspecto. «No te f?es de nadie m?s que de m?.» El recuerdo de la voz de Dean reson? dentro de su cabeza como advertencia y Kriss se dio la vuelta para huir. –Espera, no corras —grit? Vincent. El tono de la voz le record? a Dean, confundi?ndole en lo que deb?a hacer. Estaba tan cansado de tratar de entenderlo todo. Mir? hacia atr?s para asegurarse de que mientras tanto el hombre no hab?a desenvainado su espada. Vincent dio un suspiro de alivio cuando el ni?o se detuvo y le mir? con una mezcla de curiosidad e incredulidad. El ?ltimo par de pueblos por los que hab?a pasado eran un maldito desastre y hasta ahora no hab?a encontrado ning?n superviviente. Incluso sucio y cubierto de sangre, el ni?o parec?a sano y muy asustado, lo que le llev? a la conclusi?n de que era un superviviente de uno de los pueblos. –?D?nde est?n tus padres? —pregunt?, dejando que el tono de preocupaci?n hiciera ganarse la confianza del ni?o. ?D?nde estaban sus padres? La pregunta hab?a hecho que Kriss se sintiera muy triste. Su padre ni siquiera estaba en esta dimensi?n y probablemente ya se hab?a olvidado de ?l, Dean lo hab?a dejado y nunca hab?a regresado. Kriss sinti? como el calor de las l?grimas recorr?an de nuevo sus mejillas. La ?nica respuesta que pudo dar fue un lento movimiento de su cabeza mientras giraba la cabeza para mirar al hombre. –?Est?s herido? —pregunt? Vincent y se arrodill? delante de Kriss para no intimidarle con la diferencia de altura, no pod?a tener m?s de nueve o diez a?os. Extendi? lentamente la mano y toc? la sucia mejilla, frot?ndose con su pulgar para secar las l?grimas. Kriss se pregunt? en qu? deber?a estar pensando este hombre humano cuando lo vio, estaba cubierto de sangre y llevaba unas ropas que no eran m?s que jirones. Como casi todas sus heridas ya se hab?an curado y sabiendo que no hab?a que contarle a un humano lo que realmente hab?a pasado, respondi? con la ?nica cosa que s? era verdad. –Estoy solo —. Entonces empez? a llorar de verdad, fuertes lamentos mezclados con el sonido del hipo, haciendo que Vincent lo tomara en sus brazos, susurr?ndole que todo estaba bien, Que ?l lo proteger?a y cuidar?a. Y Vincent lo hab?a protegido, hasta el punto de sacrificar su propia vida. El dolor del vidrio cort?ndole la palma de su mano devolvi? a Kriss al presente. Abri? la mano para ver el fragmento de vidrio que sobresal?a. Y eso fue lo que Dean se encontr? cuando sali? de su ducha. Frunci? el ce?o al ver a Kriss de pie sac?ndose un fragmento de vidrio de su palma. Cerr? detr?s de ?l la puerta de un portazo e hizo que los otros Ca?dos se estremecieran y se qued? mirando fijamente el reflejo de la ventana. No estaba de humor para ver a su amante por la ma?ana como el pasado de su infancia le aplastaba de nuevo. Una vez hab?a sido m?s que suficiente. Kriss respir? profundamente tratando de aliviar el dolor de su pecho. —Dean, nunca pens? que lo volver?a a ver. Una parte de m? esperaba que ya me hubiera perdonado. S?lo estaba tratando de salvar su vida. –Kriss, ?l era un mortal. Hiciste mucho m?s que simplemente salvarle la vida y t? lo sabes muy bien —dijo Dean sin poner emoci?n en sus palabras. —Gracias a ti, ahora puede experimentar el dolor de la muerte eternamente y revivir para quejarse. La mente humana no puede soportar mucho. Es por eso por lo que su vida est? hecha para no ser muy larga. –Lo s? —gru?? Kriss. —Nunca has dudado en recordarme ese hecho. Tom? una decisi?n ego?sta, pero estaba sola en un mundo donde los demonios vagaban libres, y no cre?a que fueras a volver. Estuviste fuera tanto tiempo que tem? que los demonios te hubieran matado, No quer?a perderlo a ?l tambi?n. Dean suspir? e intent? mantener su temperamento bajo control. —T? hubieras sabido el momento en que algo me hubiera pasado, as? que tu miedo fue en vano. –Yo era un ni?o Dean —respondi? Kriss. —Todo lo que quer?a era que alguien me cuidara y que me dejara cuidarlo a cambio. –Oh, tienes tan buen coraz?n —se burl? Dean, consciente de que el pr?ncipe adolescente se hab?a enamorado del Caballero durante su ausencia. Ese peque?o dato era algo dif?cil de asimilar mientras ve?a a Kriss llorar por la p?rdida de su amor. Apret? los dientes pregunt?ndose si Kriss se obsesionar?a una vez m?s con su enamoramiento de la infancia. Kriss lanz? la botella de Heat al otro lado de la habitaci?n y Dean tuvo que echarse ligeramente hacia un lado para que no le diera. —Vete a la mierda, Dean. Dean se levant? y dijo: —Ah? est? mi pr?ncipe malcriado en todo su esplendor. Sin decir una palabra m?s, Kriss se lanz? sobre Dean con el pu?o en alto para aplastarlo contra la cara del otro Ca?do. Dean estaba listo para el ataque y agarr? el pu?o cerrado de Kriss con una mano y con la otra la camisa. Con muy poco esfuerzo, Dean se ayud? de la fuerza de la rabia de Kriss y lo hizo girar, lanz?ndolo contra el suelo. Varios botones saltaron por el suelo dejando la camisa de Kriss abierta. –?Quieres probar a hacerlo otra vez? —pregunt? Dean con una dura mirada—. Podemos estar as? toda la noche. Kriss se desplom? contra el suelo como si se rindiera y de repente golpe? con su pu?o la mejilla de Dean, haciendo que la cabeza del Ca?do se girara. –Por supuesto que no lo entiendes —grit? Kriss mientras le daba una patada en el est?mago a Dean para sac?rselo de encima—. A ti nunca te ha importado si estabas solo o no. Ya lo demostraste cuando te escabulliste para suicidarte, ?cu?ndo fue, ayer? Si la ambros?a funcionara contra el Ca?do, te la habr?a metido por tu garganta ego?sta y yo no habr?a sentido ning?n remordimiento al matarte. Dean aterriz? de pie y se desliz? hacia atr?s por la fuerza de la patada. As? que Kriss segu?a bien enfadado con ?l, ?o le estaba echando eso en cara ahora que su exnovio hab?a vuelto a la ciudad? Los celos r?pidamente se le subieron a la cabeza solo de pensarlo. –Si hubiera sabido que pose?as m?s de una sola gota de la maldici?n, te la habr?a quitado despu?s de que condenaras a Vincent a esta tierra para toda la eternidad —le advirti? Kriss mientras se levantaba lentamente del suelo. Sin dejarse enga?ar por su fingida calma por segunda vez, Dean estaba listo cuando Kriss lo golpe?, y casi hizo que saltaran a trav?s de la enorme ventana. R?pidamente volte? a Kriss y le empuj? la cara contra el grueso vidrio. Le puso un brazo alrededor de la garganta mientras con el otro le rodeaba las costillas por debajo de la camisa abierta, haciendo dif?cil que Kriss pudiera moverse. –Sigues siendo nada m?s que un ni?o ego?sta y lo demostraste cuando le diste la maldici?n a Chad, ?hace cu?nto? ?un par de semanas? —dijo con mucha sorna con a la cara de Dean. Una vez m?s se miraron con furia en el reflejo del cristal justo delante de ellos. – Yo primero le pregunt? a Chad y ?l estuvo de acuerdo, aunque ?l no lo recuerde. Si le preguntara de nuevo, su respuesta ser?a la misma. En verdad salva vidas, pero t? siempre has pensado de la ambros?a como si fuera una maldici?n, ?por qu?? —Kriss hizo finalmente la pregunta que siempre hab?a querido hacerle a Vincent, no a Dean. Pesta?e? cuando la llave que Dean ten?a sobre ?l pas? de sujetarlo a ser un abrazo desesperado. Dean le hab?a ocultado muchas cosas a Kriss por su inocencia. Cuando el Ca?do casi hab?a destruido la Tierra ?l era solo un ni?o, pero tal vez era hora de compartir ese secreto por si acaso su pr?ncipe escond?a m?s l?quido contaminado. Presion? sus labios contra la oreja del otro Ca?do y dijo con una voz suave y ronca, sabiendo que estaba a punto de romper el coraz?n de su amante: —Cuando los Ca?dos se dieron cuenta de que estaban destruyendo la Tierra con su plaga de demonios, la realeza y la ?lite celebraron una cumbre para decidir el futuro de la brecha. La mayor?a eran codiciosos y se?alaron que a?n hab?a s?lo una hembra por cada cien machos en nuestro mundo, as? que la brecha se dejar?a abierta por un tiempo m?s. Dean sinti? que se endurec?a su pecho al recordar sus pecados. —Ordenaron a los oficiales de m?s alto rango de la guardia real que rompieran la regla sagrada y trajeran un grupo de hembras humanas a trav?s de la brecha para que pudieran ser entregadas a los cient?ficos para ser estudiadas. Kriss apenas respiraba mientras escuchaba la confesi?n. En el reflejo, pudo ver que los ojos de Dean estaban cerrados por el dolor y entendi? que Dean deb?a estar entre ellos, o incluso el oficial al mando. –Como los experimentos se hac?an en el s?tano del castillo, a menudo se me ped?a que vigilara las celdas cuando las mujeres embarazadas empezaban a mostrar signos de dolor. Mi deber era matar a cualquier demonio que las humanas cautivas dieran a luz. Masacr? a incontables demonios durante sus experimentos hasta que los cient?ficos crearon accidentalmente un elixir de la sangre de los demonios h?bridos. –Su experimento permiti? a una de las ni?as secuestradas, curarse de cualquier herida, incluso despu?s de ser despedazada en el parto. Se detuvo, queriendo dejar de hablar, pero se oblig? a continuar. –Ambros?a era el nombre de la chica que hab?a tenido la suerte de sobrevivir a los experimentos. S?lo pude ver c?mo gritaba de dolor por la constante tortura en la que estaba de morir y revivir. Sus hijos eran todos demonios, ni una sola vez un Ca?do. Pod?a ver c?mo su odio se hac?a m?s fuerte cada vez que era asesinada por sus propios hijos, y hac?a tiempo que se hab?a vuelto loca por los monstruos que la devoraban cuando sal?an de su cuerpo. Dean no pudo evitar que una expresi?n de dolor cruzara su rostro, ya que el recuerdo de ella se hizo tan claro que incluso pod?a o?r sus gritos. —Nos odiaba por lo que hab?amos hecho, y me odiaba a m? porque yo era el que hab?a robado de su familia y de su mundo. –?Est? todav?a viva? —susurr? Kriss cuando Dean hizo una pausa en su historia. –No —dijo Dean y abri? los ojos para mirar a su amante—. Debido a que los cient?ficos no pudieron reproducir el accidente que hab?a causado la mutaci?n y ella s?lo estaba dando a luz a los demonios, encontraron una manera de condensar y licuar el cuerpo de Ambros?a en una sola partida de elixir. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=58999939&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.