Она пришла и села у стола, В глаза смотрела молча и сурово, Пусть эта встреча нам была не нова, Я избежать озноба не смогла. Потом она по комнатам прошла, Хозяйкой, обходя души покои, Её к себе я в гости не звала, Сама пришла, заполнив всё собою. Я с ней вела беззвучный монолог, Она и словом мне не отвечала, Я от бессилия в неё порой кричала, Но

Medianoche En El Satyr Inn

Medianoche En El Satyr Inn Rebekah Lewis Cosas extra?as est?n sucediendo en el Aegean Inn. Cosas extra?as est?n sucediendo en el Aegean Inn. Rumores de misteriosa m?sica de flauta y una sombra con cuernos captada por la c?mara inspiran a London a pasar una noche y ver si es verdad o ficci?n lo que se dice. Lo que encuentra no es un fantasma, sino algo mucho m?s er?tico. Maldecido con inmortalidad, Jacen no est? preparado cuando London se registra en el B&B que ?l y sus compa?eros s?tiros est?n administrando. Por primera vez en siglos, Jacen est? dispuesto a romper las reglas por una mujer. ?Puede London manejar el secreto de Jacen, o es ella una amenaza para la existencia de todos los s?tiros? Rebekah Lewis Medianoche en el Satyr Inn Medianoche en el Satyr Inn Un Corto Cuento de S?tiros Malditos Rebekah Lewis Esto es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, negocios, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaci?n del autor o son utilizados de manera ficticia. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, o eventos reales es pura coincidencia. Copyright © 2015 por Rebekah Lewis Editado por Jayne Wolf Dise?o de portada por Victoria Miller Traducido por ZionXVI Todos los derechos reservados. Este libro o cualquier porci?n del mismo no puede ser reproducido o utilizado de ninguna manera sin el expreso permiso por escrito del editor, excepto para el uso de breves citas en una rese?a de libro. Impreso en los Estados Unidos de Am?rica Originalmente publicado en Ravaged: Volumen 2, Copyright © 2014 por Breathless Press. www.Rebekah-Lewis.com (http://www.rebekah-lewis.com/) Dedicatoria A los amantes de los libros, lectores, escritores y so?adores Sin ustedes, las historias ser?an palabras vac?as en un mundo sin luz Cap?tulo Uno LONDON REBOBIN? LA grabaci?n del DVR y luego presion? play. ?C?mo diablos lo lograron esos tipos? Hizo una pausa en el video y all?, en la pared detr?s del anfitri?n del programa de investigaci?n paranormal, estaba la sombra de un demonio. Los cuernos de carnero adornaban su cabeza y sus piernas se inclinaban hacia abajo hasta llegar a los pies con pezu?as, la sombra no fue detectada por el equipo de filmaci?n hasta que repitieron su filmaci?n al salir del lugar, pero se se?al? a los espectadores para que lo notaran en el programa. London volvi? a actuar y vio como la sombra se deslizaba por el pasillo mientras el anfitri?n gritaba a las entidades de la peque?a posada local para que "se le acercaran". El resto del episodio conten?a las emociones baratas est?ndar y el extra?o Fen?meno de la Voz Electr?nica, FVE, mientras intentaban localizar la fuente de la extra?a m?sica que los invitados a menudo reportaron escuchar por la noche, pero la imagen de la sombra del demonio se qued? con ella. Sacando su port?til, London realiz? una b?squeda en Internet para El Hotel Egeo. Lo hab?a aprobado una o dos veces mientras perd?a el tiempo entre clases y no se hab?a dado cuenta. London hab?a vivido en Savannah toda su vida y ten?a un peque?o apartamento cerca de la zona desde que era estudiante en el CADS–Colegio de Art y Dise?o de Savannah. Pero ella hab?a estado en casi todos los tours de fantasmas de la ciudad, y El Hotel Egeo no apareci? en ellos, pero eso cambiar?a despu?s de este programa de televisi?n. ?C?mo es que algo as? pas? desapercibido durante tanto tiempo para la poblaci?n local? El sitio web era elegante, mostrando el entorno hist?rico del establecimiento, pero tambi?n dijo que los propietarios hab?an bautizado la posada con el nombre del Mar Egeo como tributo al lugar donde se hab?an criado. Buscando m?s all? del sitio web, London descubri? que el edificio fue utilizado para tratar la fiebre amarilla durante la epidemia de 1820 (un rasgo que compart?an muchos de los lugares encantados del centro de la ciudad) y se rumoreaba que se asentaba sobre de uno de los t?neles construidos bajo la ciudad. En ninguna parte se mencionaron fantasmas o duendes. Levantando su tel?fono celular, r?pidamente marc? el n?mero que aparece en el sitio web. London no sol?a actuar tan impulsivamente, pero algo sobre el descubrimiento de un nuevo lugar embrujado en la ciudad la intrigaba y emocionaba en gran manera. Le encantaban las cosas que dan miedo, y ten?a un fin de semana libre sin nada que hacer. Tal vez ella tenga suerte y finalmente consiga un encuentro paranormal. Siempre hab?a querido alg?n tipo de verificaci?n de fantasmas o algo fant?stico, aunque no ten?a ni idea de c?mo reaccionar?a ante algo as?. Despu?s del cuarto timbre, una mujer respondi?: ?Hola, gracias por llamar a El Hotel Egeo.  —?En qu? puedo ayudarle hoy? –Me gustar?a hacer una reserva. –?Ten?a alguna fecha en mente para su visita, se?ora? ?La se?ora del tel?fono ten?a una voz agradable. London pens? que no sonaba como alguien que trabajaba voluntariamente en un lugar demon?aco. –Desde esta noche hasta el domingo. –Lo siento, se?ora, pero todas las habitaciones est?n reservadas este fin de semana. London pens? que ese ser?a el caso. ?Qu? desafortunado. Acabo de descubrir que ustedes estaban en la ciudad y yo realmente quer?a verlos. –Podr?as tener mejor suerte en uno de los hoteles m?s grandes. Si quer?as un enfoque hist?rico, la Casa Marshall… London respondi?: —?Est?s seguro de que no hay cancelaciones ni nada? ?Podr?as llamarme si alguien no se registra? Por favor, estoy sola y no tendr?a preferencia en el tama?o de la habitaci?n. London se dio cuenta de lo grosera que estaba siendo, ?perd?n por interrumpirte ?reconoci?. La mujer se qued? en silencio durante varios segundos. Dio un suspiro de impaciencia, y con un cortante, "Por favor, espere", la l?nea hizo clic mientras se presionaba el bot?n de espera. London observ? el tic-tac del reloj en la pared de su sala de estar mientras ella esperaba. La mujer volvi? a la l?nea y pregunt?: "?Cu?l es su informaci?n de contacto en caso de que una habitaci?n est? disponible en el ?ltimo minuto?" Oh Dios m?o, ?eso funcion? realmente? Ella puso en la lista su informaci?n para la mujer, sonriendo. Era una peque?a posibilidad, pero a?n as? una posibilidad. Por la raz?n que sea, ten?a un buen presentimiento. JACEN LLAM? A LA PUERTA de la oficina y entr? cuando Vander lo reconoci?. Orestes y Calix ya estaban sentados dentro. Nada como los encuentros espont?neos en el medio del d?a. Vander le hizo un gesto a Jacen para que se sentara, y as? lo hizo. Hab?an sido maldecidos la noche en que ?l, Orestes y Calix hab?an acompa?ado al Pr?ncipe Evandro, para "observar" a Dionisio y sus seguidores en Kithairon. Evandro, el pr?ncipe de Dia, finalmente hab?a dejado caer la primera letra de su nombre, y aunque ya no era el pr?ncipe de una isla griega, se le conoci? como el Pr?ncipe S?tiro. No es que un t?tulo signifique mucho ya. Sin embargo, el resto de ellos hab?an sido una vez la guardia real de Vander, y al haber pasado juntos por el cambio los dej? unidos para siempre. –?Qu? ha pasado esta vez? ?Orestes fue atrapado en la pel?cula otra vez? Jacen pregunt?, sonriendo cuando Orestes mir? hacia otro lado y se puso nervioso. Su sombra hab?a sido capturada en video y transmitida por todo el mundo en un programa de televisi?n. La lista de reservaciones de la posada se hab?a descontrolado desde que el episodio sali? al aire. –Ni siquiera bromees, Jacen. Si llamamos demasiado la atenci?n, tendremos que seguir adelante antes de lo esperado. Hemos estado aqu? ocho a?os y hemos permanecido bajo el radar hasta ahora. Vander se frot? el puente de su nariz entre el ?ndice y el pulgar. Recientemente se hab?a cortado el pelo hasta debajo de las orejas, y las hebras de color marr?n rojizo parec?an como si se hubiera levantado de la cama antes de sentarse en el escritorio. –?Has estado durmiendo con la recepcionista otra vez? Jacen apunt? acus?ndolo. Vander baj? la mano. —Eso ser?a acoso sexual. –?Ja! Como si todos nosotros no hubi?ramos topado con eso. Calix sonri? con suficiencia. —?Por qu? si no tendr?amos empleados “dispuestos”? Evita que abusemos de todos los hu?spedes. Cada vez que contrataban personal humano, sab?an cu?les eran sus empleadores. Siempre era un riesgo. Vander usaba la magia que Pan les hab?a dado para asegurarse de que los mortales creyeran que sus encuentros con s?tiros eran s?lo sue?os cuando llegaba el momento de un cambio de personal. ?El inconveniente? Todos sus empleados eran mujeres, y una vez que probaban el sabor de un s?tiro… Jacen se preocup? de que dejaran el trabajo arruinado para los hombres humanos, recordaran o no lo que pas?. Tal vez fue una suposici?n arrogante, pero los hombres mortales necesitaban descansar en alg?n momento. Los s?tiros pod?an mantenerse despiertos toda la noche sin tomar medicamentos cuestionables. Eran los amantes perfectos, y eso solo imped?a que los empleados humanos los descubrieran. Eso y que pagaban muy bien. –Mira, —protest? Vander, —baj? para alejarme un poco de la oficina cuando Beatrice me tendi? una emboscada. Ten?an sus propias habitaciones en el piso de abajo del edificio, localizadas debajo del nivel de entrada. Solo se permit?a la entrada al personal, y Jacen segu?a tratando de decirle a Vander que si estas mujeres ten?an acceso a sus habitaciones cuando quisieran, terminar?an arrestadas por dormir con el personal. Por lo general, s?lo ten?an un empleado humano trabajando a la vez, lo que dejaba la planta baja sin supervisi?n, y alguien se met?a en l?os alg?n d?a. Sin mencionar que la tecnolog?a en la era moderna era aterradora. Orestes se hab?a escabullido arriba para espiar a la gente que cazaba fantasmas y su sombra fue capturada por una c?mara infrarroja. ?Cu?nto tiempo pas? antes de que Beatrice, o uno de los otros, plantara una c?mara oculta en su habitaci?n? Actualmente estaban considerando sus opciones de c?mo proceder. –Aj?, —respondi? Jacen. —Apuesto a que te defendiste muy bien. –Demasiado para tener a mis tres leales guardias alrededor para salvarme de un ataque brutal. –Calix resopl?. —Pero por favor. La penetraste como nunca antes la hab?an penetrado. La vi hace diez minutos en la cocina. Ni siquiera puede caminar en l?nea recta. –No os he tra?do aqu? para hablar de Beatrice cuando s? que los tres hab?is estado con ella a principios de semana. Al mismo tiempo. –?Te lo dijo? —Orestes parec?a realmente sorprendido—. Jacen y Calix compartieron una mirada. –Oh, s?. Ella me lo dijo. —Vander sonri? cuando recuper? la moral—.   —Cuando pregunt? si pod?a tenernos a los cuatro a la vez. Estudi? las u?as de su compa?ero y a?adi?: —Cuando termin? con ella hoy, dijo que yo, solo, era mucho mejor que ustedes tres juntos. –?Qu? mentira! —Calix cruz? los brazos, con aspecto de estar enfadado—.   —Obviamente, no quer?a hacerte llorar diciendo la verdad. –Entonces, —Jacen intent? volver al tema original—. —?Por qu? estamos aqu?? –S?, por supuesto. Hace unas dos horas, Beatrice me dijo que tom? informaci?n para un posible cambio en la reserva. –?Mujer soltera? —Pregunt? Orestes, sentado m?s derecho en su silla. Vander asinti?. —Podr?a haber reprogramado una familia y haberles dicho que hab?a un problema de plomer?a para traer a la mujer aqu? esta noche. No tienen porque agradecerme. Jacen mir? a los dem?s. La mayor?a de los invitados que recibieron eran parejas. Tendr?an el ocasional grupo de amigos, pero la escurridiza mujer soltera no reservaba una habitaci?n tan a menudo como les gustar?a. Hotel Egeo era tan oscura que no muchos lugare?os sab?an que estaba all?. Y una mujer soltera sola era m?s f?cil de seducir que una rodeada de amigos. Hace tiempo que dejaron de sentirse culpables por acostarse con hu?spedes de pago. Lo que fuera necesario para mantener su maldici?n a raya. –?A qui?n le toca? —Orestes se rasc? la barbilla—. Su pelo corto y oscuro y su coloraci?n contrastaba con el largo pelo rubio de Calix y su piel clara a su lado. –Esta vez le toca a Jacen, —respondi? amargamente Calix. –No hagas pucheros, Callie. Es inapropiado, —dijo Jacen. –Vete a la mierda. Los cuatro se turnaban para hacer el papel de conserje en caso de que las invitadas resultaran ser ninfas. Ya que las ninfas o hab?an muerto totalmente o segu?an escondi?ndose de los S?tiros, no hab?a forma de encontrar las claves para romper la maldici?n (excepto esperar a que una se revelase). Era garant?a que hab?a fallos en su sistema: una ninfa ten?a que revelarse a ellas o permanec?a invisible a su percepci?n. Si pod?an verla antes de que ella los buscara y se acercara a ellos, entonces no era una ninfa. Si alguien apareci? m?gicamente que no estaba all? antes, entonces lo m?s probable es que ella lo fuera. Hasta ahora, no han encontrado ni una sola ninfa desde la noche en que fueron maldecidos. Savannah no era el primer lugar donde Jacen y los otros hab?an intentado el negocio de los hoteles antes. Hab?an empezado a dirigir un establecimiento del tipo "alojamiento y desayuno" porque, al caer la noche, el glamour que le daba a los s?tiros forma humana se debilitaba. No pod?an salir y encontrar amantes como los hombres normales, y los s?tiros necesitaban sexo regularmente. Vander odiaba aprovecharse de los hu?spedes del hotel, y Jacen compart?a ese sentimiento. Pero hac?an lo que ten?an que hacer para sobrevivir. Para mantener al p?blico a salvo de ellos, si no se ocupaban de sus necesidades por mucho tiempo y se volv?an descerebrados por la lujuria. As? fue como decidieron que cuando los hu?spedes femeninas solteras y solteras llegaran al Hotel Egeo, las cuatro se turnar?an para ser las que las saludaran y decidieran si quer?an seducirlas. De esta manera no habr?a una pelea por una ninfa si uno entraba en la posada. A todas se les daba una oportunidad justa. –?Cu?ndo llega ella? —Jacen le pregunt? a Vander. –Se registra a las cinco. Comprob? su reloj; ya eran las cuatro y cuarto de la tarde. —Bueno, entonces, supongo que ser? mejor que vaya a aparentar que trabajo aqu?. Cap?tulo Dos —ODIO EL ESTACIONAMIENTO en el centro, —murmur? London mientras se estacionaba en paralelo lo mejor que pod?a frente al Bed and Breakfast. Mientras sal?a de su Volkswagen, puso una mueca en el ?ngulo torcido de su coche, demasiado lejos de la acera para ser legal. Podr?a haber aparcado en uno de los garajes p?blicos, pero decidi? que como el B&B ten?a servicio de aparcacoches, no hab?a querido cargar con una maleta durante varias manzanas. El Hotel Egeo parec?a m?s una mansi?n que un hotel de cualquier tipo. Se parec?a mucho a la Kehoe House, pero los ladrillos eran m?s bien de un marr?n gris?ceo desgastado por el tiempo. Las ventanas estaban iluminadas con l?mparas del interior, con elaboradas cortinas azules y doradas. Los postigos, las puertas francesas y el balc?n del tercer piso estaban pintados de blanco. La entrada estaba en el segundo piso, con una escalera de doble cara que conduc?a a ella. Las ventanas del nivel m?s bajo ten?an barras de hierro fundido para mantener alejados a los intrusos, y el edificio ten?a chorros de agua en forma de pez que se abr?an sobre las aceras. London respir? hondo y abri? el maletero de su coche. Hab?a hecho dos maletas; aunque, para ser justos, la m?s peque?a de las maletas no era m?s que art?culos de aseo y cosm?ticos, junto con zapatos extra. Apil? la maleta m?s peque?a encima de la maleta y cerr? de golpe el maletero. –?Srta. Bridges, supongo? London mir? la voz minuciosamente acentuada y respir? hondo. Un hombre incre?blemente guapo se apoy? en la barandilla de la entrada, mir?ndola. El calor se extendi? por su cuerpo, y sus hormonas llamaron la atenci?n. El hombre sonri? ante lo que ella solo pod?a imaginar que era una expresi?n de sorpresa en su cara. Sinti? como sus mejillas se calentaban. –Perm?tame ayudarla con sus maletas, se?ora. –Por favor, no me llame se?ora. Me hace sentir como si tuviera la edad de mi madre. —London ten?a veinticinco a?os. No estaba lista para ser una "se?ora" todav?a—. Ella lo revis? mientras se acercaba a ella. Sus pantalones oscuros estaban reci?n planchados, y ?l ten?a una chaqueta a juego sobre un crujiente bot?n blanco. Sus hombros eran anchos, su mand?bula exquisitamente cincelada. Su pelo marr?n oscuro era demasiado largo para ser considerado corto, pero no especialmente largo, haciendo que pareciera un apuesto p?caro que ten?a hoyuelos cuando sonre?a. –?T? debes ser el maletero? —London dijo abruptamente. El hombre se detuvo a unos metros de ella y recogi? su equipaje. Levant? la maleta m?s pesada como si no pesara nada. London hab?a luchado por sacarla del maletero. –Prefiero el t?rmino, “hombre que prestar? cualquier servicio necesario”. –Le gui?? un ojo, haciendo que notara sus p?lidos ojos color ?ndigo—. –Em, eso fue m?s como una frase… S?, ella era muy delicada. –As? es. D?jame acompa?arte a la recepci?n para que te registres. Llevar? tus cosas arriba, y luego mover? tu auto despu?s de mostrarte tu habitaci?n. Se siente como si hubieras empacado mucho para un fin de semana. London lo sigui? hasta la puerta, y mientras dejaba el equipaje para abrirle la puerta, ella supo que se estaba sonrojando con seguridad. Sonri? t?midamente y se qued? dormida en el interior. —No pod?a decidir qu? quer?a ponerme, as? que traje m?ltiples opciones. –?Todo el armario? –Ni siquiera cerca. —Cuando ella lo roz?, London tuvo la necesidad de fingir que se tropezaba y ca?a para ver si ?l la atrapaba. Ella se resisti?, apenas—. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=51381188&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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