Как часто я вижу картинку такую Воочию, или она только снится: Две девочки-гейши о чём-то толкуют, Забыв, что давно им пора расходиться. На улице тёмной все двери закрыты. Ленивое пламя в фонарике сонном… А девочки-гейши как будто забыты Двумя огоньками в пространстве бездонном. Ну что вам не спится, прекрасные гейши? Ведь даже сверчки неумолчны

Una Carga De Valor

Una Carga De Valor Morgan Rice El Anillo del Hechicero #6 En UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) – [Libro #6 de El Anillo del Hechicoero – The Sorcere’s Ring], Thor contin?a en su b?squeda, en lo m?s profundo del Imperio, para recuperar la Espada del Destino robada, y salvar el Anillo. Mientras ?l y sus amigos tienen una tragedia inesperada y pierden a un miembro de su muy unido grupo, Thor y sus amigos restantes se hacen m?s unidos que nunca, aprendiendo que deben enfrentar y superar juntos las adversidades. Su viaje les lleva a terrenos nuevos y ex?ticos, incluyendo los desolados Campos de Sal, el Gran T?nel y las Monta?as de Fuego, mientras se enfrentan a una gran cantidad de monstruos inesperados en cada momento. Las habilidades de Thor se profundizan cuando pasa por un entrenamiento todav?a m?s avanzado, y necesitar? recurrir a poderes mayores de los que ha usado en su vida, para sobrevivir. Finalmente descubren a d?nde se han llevado la Espada, y se dan cuenta de que, para recuperarla, tendr?n que adentrarse en el lugar m?s temido del Imperio: la Tierra de los Dragones. De regreso a el Anillo, Gwendolyn se recupera lentamente y sufre una profunda depresi?n, despu?s de su ataque. Kendrick y los dem?s prometen luchar por su honor, a pesar de las pocas probabilidades. A continuaci?n, sigue una de las m?s grandes batallas en la historia del Anillo, mientras luchan por liberar a Silesia y vencer a Andr?nico. Mientras tanto, Godfrey se encuentra disfrazado detr?s de las l?neas enemigas y comienza a estar en su campo, aprendiendo lo que significa ser un guerrero, en una forma ?nica. Gareth se las arregla para sobrevivir, utilizando toda su astucia para evitar la captura por Andr?nico, mientras Erec lucha por su vida para salvar a Savaria de la invasi?n que se aproxima, por Andr?nico – y para salvar a su amor, Alistair. Argon paga un valioso costo por hacer lo prohibido: entrometerse en los asuntos de los humanos. Y Gwendolyn debe decidir si renuncia a la vida, o sigue la vida aislada de una monja en la antigua Torre del Refugio. Pero no antes, en un giro sorprendente, Thor finalmente se entera de qui?n es su verdadero padre. ?Sobrevivir?n Thor y los dem?s a la b?squeda? ?Recuperar?n la Espada del Destino? ?Sobrevivir? el Anillo a la invasi?n de Andr?nico? ?Qu? ser? de Gwendolyn, Kendrick y Erec? ?Y qui?n es el verdadero padre de Thor? Con su sofisticada construcci?n del mundo y caracterizaci?n, UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) es un relato ?pico de amigos y amantes, de rivales y pretendientes, de caballeros y dragones, de intrigas y maquinaciones pol?ticas, de llegar a la mayor?a de edad, de corazones rotos, de decepci?n, ambici?n y traici?n. Es una historia de honor y valor, de suerte y destino, de hechicer?a. Es una fantas?a que nos lleva a un mundo que nunca olvidaremos, y que gustar? a personas todas las edades y g?neros. Son 70. 000 palabras. Morgan Rice UNA   CARGA   DE   VALOR Libro #6 de El Anillo del Hechicero – The Sorcerer?s Ring Acerca de Morgan Rice Morgan Rice es la escritora del bestseller # 1, DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS), una saga que comprende once libros (y siguen llegando); la saga del bestseller #1 TRILOG?A DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY), thriller pos apocal?ptico que comprende dos libros (y siguen llegando); y la saga de la fantas?a ?pica, el bestseller #1, EL ANILLO DEL HECHICERO, (THE SORCERER?S RING) que comprende trece libros (y contando). Los libros de Morgan est?n disponibles en audio y edici?n impresa y las traducciones de los libros est?n disponibles en alem?n, franc?s, italiano, espa?ol, portugu?s, japon?s, chino, sueco, holand?s, turco, h?ngaro, checo y eslovaco (pr?ximamente en otros idiomas). A Morgan le encantar?a tener comunicaci?n con usted, as? que visite www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correo electr?nico, recibir un libro gratuito, recibir regalos, descargar una aplicaci?n gratuita, obtener las ?ltimas noticias exclusivas, conectarse a Facebook y Twitter y mantenerse en contacto. Algunas Opiniones Acerca de Morgan Rice "EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SOURCERER?S RING) tiene todos los ingredientes para ser un ?xito inmediato: tramas, conspiraciones, misterio, caballeros aguerridos y relaciones florecientes repletas de corazones rotos, decepciones y traiciones.  Lo mantendr? entretenido durante horas y satisfar? a las personas de todas las edades. Recomendado para la biblioteca habitual de todos los lectores del genero de fantas?a". –-Books and Movie Reviews, Roberto Mattos "Rice hace un gran trabajo para captar su atenci?n desde el principio, al utilizar una gran calidad descriptiva que va m?s all? de la simple descripci?n de la ambientaci?n… Est? bien escrito y es sumamente r?pido de leer”. –-Rese?a de Black Lagoon (Con respecto a Transformaci?n – [Turned]). "Es una historia ideal para lectores j?venes. Morgan Rice hizo un buen trabajo, dando un giro interesante… Es innovador y singular. La serie se centra alrededor de una chica… ?una chica extraordinaria! Es f?cil de leer, pero con un ritmo extremadamente r?pido…  Clasificada PG (Gu?a Paternal)”. –-Rese?a de The Romance Reviews (referente a Transformaci?n – [Turned]). "Me llam? la atenci?n desde el principio y no dej? de leerlo… Esta historia es una aventura incre?ble, de ritmo r?pido y llena de acci?n desde su inicio.  No hay un momento aburrido". –-Rese?a de El Gremio de Romance Paranormal (Paranormal Romance Guild) – [referente a Transformaci?n – (Turned)]. "Lleno de acci?n, romance, aventura y suspenso.  Ponga sus manos en ?l y vuelva a enamorarse”. –-vampirebooksite.com (con respecto a Transformaci?n – Turned). "Tiene una trama estupenda, y ?ste es el tipo de libro que cuesta trabajo dejar de leer en la noche. El final en suspenso es tan espectacular, que inmediatamente querr? comprar el siguiente libro, solamente para ver qu? sigue". –-The Dallas Examiner (respecto a Amores – Loved). "Es un libro equiparable a TWILIGHT y DIARIO DE UN VAMPIRO (VAMPIRE DIARIES) y har? que quiera seguir leyendo hasta la ?ltima p?gina. Si le gusta la aventura, el amor y los vampiros, ?este libro es para usted!". –-vampirebooksite.com (con respecto a Transformaci?n – [Turned]). "Morgan Rice se demuestra a s? misma una vez m?s, ser una narradora de gran talento… Esto le encantar? a una gran audiencia, incluyendo a los aficionados m?s j?venes del g?nero de los vampiros y de la fantas?a.  Termina con un suspenso inesperado, que le dejar? impactado". –-The Romance Reviews (referente a Amores – Loved). Libros de Morgan Rice EL ANILLO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING) LA SENDA DE LOS H?ROES (A QUEST OF HEROES) [Libro # 1] LA MARCHA DE LOS REYES (A MARCH OF KINGS) [Libro #2] EL DESTINO DE LOS DRAGONES (A FATE OF DRAGONS) [Libro #3] UN GRITO DE HONOR (A CRY OF HONOR) [Libro #4] UNA PROMESA DE GLORIA (A VOW OF GLORY) [Libro #5] UNA CARGA DE VALOR (A CHARGE OF VALOR) [Libro # 6] UN RITO DE ESPADAS (A RITE OF SWORDS) [Libro #7] UNA SUBVENCI?N DE ARMAS (A GRANT OF ARMS) [Libro #8] UN CIELO DE HECHIZOS (A SKY OF SPELLS) [Libro #9] UN MAR DE ESCUDOS (A SEA OF SHIELDS) [Libro #10] UN REINADO DE HIERRO (A REIGN OF STEEL) [Libro #11] UNA TIERRA DE FUEGO (A LAND OF FIRE) [Libro #12] EL DECRETO DE LAS REINAS (A RULE OF QUEENS) [Libro #13] LA TRILOGIA DE SUPERVIVENCIA (THE SURVIVAL TRILOGY) ARENA UNO:  TRATANTES DE ESCLAVOS – (SLAVERUNNERS) – [Libro #1] ARENA DOS (ARENA TWO) – [Libro #2] DIARIO DE UN VAMPIRO (THE VAMPIRE JOURNALS) TRANSFORMACI?N (TURNED) – [Libro #1] AMORES (LOVED) [Libro #2] TRAICI?N (BETRAYED) [Libro #3] DESTINADO (DESTINED) [Libro #4] DESEO (DESIRED) [Libro #5] PROMETIDO (BETROTHED) [Libro #6] PROMESA (VOWED) [Libro #7] ENCUENTRO (FOUND) [Libro #8] RESURRECCI?N (RESURRECTED) [Libro #9] ANSIAS (CRAVED) [Libro #10] DESTINO (FATED) [Libro #11] ?Escuche la saga de EL LIBRO DEL HECHICERO (THE SORCERER’S RING) ?en formato de audio libro! Derechos Reservados © 2013 por Morgan Rice Todos los derechos reservados. A excepci?n de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de EE.UU. de 1976, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida, distribuida o transmitida en forma o medio alguno ni almacenada en una base de datos o sistema de recuperaci?n de informaci?n, sin la autorizaci?n previa de la autora. Este libro electr?nico est? disponible solamente para su disfrute personal.  Este libro electr?nico no puede ser revendido ni regalado a otras personas.  Si desea compartir este libro con otra persona, tiene que adquirir un ejemplar adicional para cada beneficiario. Si est? leyendo este libro y no lo ha comprado, o no lo compr? solamente para su uso, por favor devu?lvalo y adquiera su propio ejemplar. Gracias por respetar el trabajo de esta autora. ?sta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes, son producto de la imaginaci?n de la autora o se utilizan de manera ficticia.  Cualquier semejanza con personas reales, vivas o muertas, es solo coincidencia. Imagen de la cubierta: Derechos Reservados, Sergii Votit, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. "Los cobardes mueren muchas veces antes de su muerte; Los valientes nunca prueban el sabor de la muerte mas que una vez".     —William Shakespeare     Julio C?sar CAP?TULO UNO Gwendolyn estaba acostada boca abajo en el pasto, sintiendo la fr?a brisa del invierno corriendo sobre su piel desnuda, y mientras sus ojos parpadeaban para abrirse, lentamente, a lo lejos, el mundo volv?a a verse con claridad. Hab?a estado en alg?n lugar lejano, en un campo radiante con la luz del sol, flores, Thor y su padre a su lado, todos ellos riendo y felices. Todo hab?a estado perfecto en el mundo. Pero ahora, mientras ella abr?a los ojos, el mundo ante ella no pod?a haber sido m?s diferente. El suelo estaba duro, fr?o, y, parado sobre ella, levant?ndose lentamente, no estaba ni su padre ni Thor – sino un monstruo: McCloud. Habiendo abusado de ella, lentamente se levant?, abroch? su pantal?n y mir? hacia abajo con satisfacci?n. R?pidamente, ella record? todo. Su rendici?n ante Andr?nico. La traici?n de ?l. Haber sido violada por McCloud. Sus mejillas enrojecieron al darse cuenta de lo ingenua que hab?a sido. Estaba all? acostada, todo su cuerpo le dol?a, ten?a el coraz?n destrozado, y m?s que nunca en su vida, quer?a morir. Gwendolyn abri? m?s los ojos y vio al ej?rcito de Andr?nico, docenas de soldados, todos observando la escena, y se sinti? m?s avergonzada. Ella nunca debi? haberse rendido ante esta criatura; en cambio, ella deseaba haber muerto peleando. Ella deber?a haber escuchado a Kendrick y a los dem?s. Andr?nico hab?a jugado con sus instintos de sacrificio y ella hab?a ca?do. Ella deseaba haberlo conocido en la batalla: aunque hubiera muerto, al menos habr?a ca?do con dignidad, con su honor intacto. Gwendolyn sab?a con certeza, por primera vez en su vida, que estaba a punto de morir. Pero de alguna manera, eso ya no le preocupaba. Ya no le importaba morir – s?lo le importaba morir a su manera – y a?n no estaba lista para hacerlo. Mientras estaba all? acostada, boca abajo, Gwendolyn estir? la mano furtivamente y agarr? un mont?n de tierra con una mano. "Ya puedes levantarte, mujer", orden? McCloud ?speramente. "Ya termin? contigo. Es momento para que otros tengan su turno". Gwen agarr? la tierra con tanta fuerza, que sus nudillos se pusieron blancos y rez? para que esto funcionara. Con un movimiento r?pido, gir? y lanz? el mont?n de tierra a los ojos de McCloud. No se lo esperaba y grit? y tropez?, levantando sus manos para tratar de quitar la tierra de sus ojos. Gwen aprovech? el momento. Habiendo vivido en el Castillo del Rey, hab?a sido educada por los guerreros del rey, y siempre le hab?an ense?ado a atacar una segunda vez, antes de que el enemigo tuviera la oportunidad de recuperarse. Tambi?n le hab?an ense?ado una lecci?n que nunca hab?a olvidado: llevara un arma o no, siempre estaba armada. Siempre pod?a usar el arma del enemigo. Gwen extrajo la daga del cintur?n de McCloud, lo levant? por lo alto y lo hundi? entre sus piernas. McCloud grit? a?n m?s fuerte, quit? las manos de sus ojos y agarr? su ingle. Brot? sangre de entre sus piernas mientras se agachaba y se sac? la daga, jadeando. Ella estaba emocionada por haber dado el golpe, por conseguir, por lo menos, esta peque?a venganza. Pero para su sorpresa, la herida, que habr?a derribado a cualquiera, no le hizo nada. Este monstruo era imparable. Ella le hab?a herido gravemente, justo donde se lo merec?a, pero no lo hab?a matado. Ni siquiera hab?a logrado ponerlo de rodillas. En cambio, McCloud extrajo la daga, chorreando sangre y la vio con desprecio, con una mirada de muerte. Comenz? a descender hacia ella, sosteniendo la daga con la mano temblorosa, y Gwendolyn sab?a que hab?a llegado su hora. Por lo menos morir?a con alguna peque?a satisfacci?n. "Ahora voy a sacar tu coraz?n y har? que te lo comas", dijo ?l. "Prep?rate para aprender lo que significa el verdadero dolor". Gwendolyn se prepar? para que le clavara la daga, se prepar? para afrontar una muerte dolorosa. Se escuch? un grito, y despu?s de un momento de conmoci?n, Gwendolyn se sorprendi? al darse cuenta de que el grito no proven?a de ella. Era de McCloud; estaba chillando de dolor. Gwen baj? las manos y mir? hacia arriba, confundida. McCloud hab?a dejado caer la daga. Ella parpade? varias veces, tratando de entender lo que ve?a delante de ella. McCloud estaba all? parado, con una flecha alojada en su ojo. ?l clam?, la sangre brotaba de la cuenca del ojo, mientras levantaba una mano y agarraba la flecha. Ella no pod?a entender. Le hab?an disparado a ?l. Pero, ?c?mo? ?Qui?n? Gwen se dio vuelta en la direcci?n en la que la flecha hab?a navegado, y su coraz?n se emocion? al ver a Steffen, all? de pie, sosteniendo un arco, escondido en medio de un enorme grupo de soldados. Antes de que los dem?s se dieran cuenta de lo que estaba pasando, Steffen dispar? seis flechas m?s y uno a uno, los seis soldados que estaban de pie al lado de McCloud cayeron, las flechas perforaron sus gargantas. Steffen puso la mano hacia atr?s para tratar de disparar m?s, pero finalmente fue descubierto por un grupo de soldados que se abalanzaron hacia ?l y lo sometieron en el piso. McCloud, a?n gritando, se dio vuelta y corri? hacia la multitud. Sorprendentemente, todav?a no estaba muerto. Ella esperaba que se desangrara hasta morir. El coraz?n de Gwen se inund? de gratitud hacia Steffen, m?s de lo que ?l pod?a imaginar. Ella sab?a que morir?a aqu? hoy, en manos de otra persona, pero al menos por ahora no ser?a por McCloud. El campamento de soldados se calm? cuando Andr?nico se levant? y march? lentamente hacia Gwendolyn. Ella estaba all? tirada y lo vio acercarse, era incre?blemente alto, como una monta?a yendo hacia ella. Los soldados se quedaron atr?s cuando ?l se acerc? m?s, en el campo de batalla hab?a un silencio sepulcral, el ?nico sonido que hab?a era el del azote del viento. Andr?nico se detuvo a unos metros de distancia, amenazante, mirando hacia abajo, inexpresivo. ?l estir? la mano y lentamente toc? las cabezas reducidas de su collar, y sali? un extra?o sonido que proven?a de las entra?as de su pecho y garganta, como un ronroneo. Parec?a estar tanto enojado como intrigado, al mismo tiempo. "Has desafiado al gran Andr?nico", dijo lentamente; el campo entero escuchaba cada palabra que dec?a, antigua y grave. Su voz se elev? con autoridad y reson? a trav?s de las llanuras. "Habr?a sido m?s f?cil si te hubieras sometido a tu castigo. Ahora tendr?s que aprender lo que significa el verdadero dolor". Andr?nico baj? la mano y sac? la espada m?s larga que hab?a visto Gwen alguna vez. Debe haber tenido unos dos metros y medio de largo, y su sonido especial reson? en el campo de batalla. La levant? por lo alto, volvi?ndola hacia la luz, el reflejo era tan fuerte que la ceg?. ?l se observ? a s? mismo cuando la torci? en sus manos, como si las viera por primera vez. "Eres una mujer de origen noble", dijo. "Te viene de perlas morir por una espada noble". Andr?nico dio dos pasos adelante, agarr? la empu?adura con ambas manos y levant? la espada a lo alto. Gwendolyn cerr? los ojos. Oy? el silbido del viento, el movimiento de cada brizna de hierba y apareci? un destello por su mente, de recuerdos aleatorios de su vida. Ella sinti? que su vida finalizaba, sinti? todo lo que hab?a hecho, a todos lo que hab?a amado. En sus reflexiones finales, Gwen pens? en Thor. Ella puso la mano en su cuello y apret? el amuleto que le hab?an dado, y lo sostuvo firmemente en su pu?o. Pod?a sentir la c?lida energ?a irradiando a trav?s de ?l, esa antigua piedra roja, y record? las palabras de Thor cuando se lo regal?: este amuleto puede salvar tu vida. Una vez. Sujet? el amuleto con m?s fuerza, palpitando en su mano, y le pidi? a Dios con cada fibra de su ser. Por favor Dios, deja que este amuleto funcione. Por favor, s?lvame, s?lo por esta vez. D?jame volver a ver a Thor. Gwendolyn abri? los ojos, esperando ver la espada de Andr?nico bajando hacia ella – pero lo que vio, la sorprendi?. Andr?nico se qued? all?, paralizado, mirando por encima de su hombro, como si viera que alguien se acercaba. Parec?a estar sorprendido; incluso confundido, y no era una expresi?n que ella hubiera esperado ver en ?l alguna vez. "Ahora bajar?s tu arma", se escuch? una voz detr?s de Gwendolyn. Gwendolyn se sinti? electrificada al escuchar esa voz. Era una voz que conoc?a. Ella gir?, y qued? sorprendida al ver all? parado a una persona que conoc?a tan bien como su propio padre. A Argon. All? estaba, con su t?nica blanca y capucha, sus ojos brillando con una intensidad como nunca hab?a visto en su vida, mirando a Andr?nico. Ella y Steffen estaban en el suelo, entre estos dos Titanes. Eran dos criaturas de una fuerza incre?ble, uno de las tinieblas y el otro de la luz, de pie uno contra el otro. Ella casi pod?a sentir la salvaje guerra espiritual por encima de su cabeza. "?Lo har??". Andr?nico se burl?, sonriendo. Pero en la sonrisa de Andr?nico, Gwen pudo ver que sus labios temblaban, pudo ver, por primera vez, algo as? como un miedo en los ojos de Andr?nico. Nunca pens? que ver?a eso. Andr?nico debe haber sabido de Argon. Y lo que supiera, era suficiente para hacer que el hombre m?s poderoso del mundo tuviera miedo. "Ya no da?ar?s m?s a la chica", dijo Argon con calma. "Aceptar?s su rendici?n", dijo ?l, dando un paso m?s cerca, con sus ojos brillando, hipnotizantes. "Le permitir?s regresar con su gente. Y permitir?s que su pueblo se rinda, si as? lo desean ellos. S?lo te dir? esto una vez. Ser?s prudente en aceptarlo". Andr?nico mir? a Argon y parpade? varias veces, como si estuviera indeciso. Finalmente, reclin? su cabeza y ri? a carcajadas. Fue la risa m?s ruidosa y m?s siniestra que Gwen hab?a o?do, llenando todo el campo, pareciendo llegar hasta el cielo. "Tus trucos de hechicero no funcionan conmigo, viejo", dijo Andr?nico. "He o?do hablar del Gran Argon. Hubo un tiempo en que fuiste poderoso. M?s poderoso que el hombre, que los dragones, que el mismo cielo, o al menos eso dicen. Pero tu tiempo acab?. Ahora es una nueva ?poca. Ahora es el momento del Gran Andr?nico. Ahora eres una reliquia, un remanente de otra ?poca, cuando gobernaban los MacGil, cuando la magia era fuerte. Cuando el Anillo era indefendible. Pero tu destino est? ligado al Anillo. Y ahora el Anillo es d?bil. Como t?. "Eres un tonto por enfrentarte a m?, anciano. Ahora vas a sufrir. Ahora conocer?s la fuerza del Gran Andr?nico". Andr?nico se mof? y levant? su espada hacia Gwendolyn, esta vez mirando a Argon. "Voy a matar a la chica lentamente, ante tus ojos", dijo Andr?nico. "Despu?s voy a matar al jorobado. A continuaci?n, voy a mutilarte, pero te dejar? vivo, como un s?mbolo del poder de mi grandeza". Gwendolyn se prepar? y se estremeci? mientras Andr?nico bajaba la espada hacia su cabeza. De repente, algo ocurri?. Escuch? un ruido en el aire, como de mil fuegos, seguidos por los gritos de Andr?nico. Abri? los ojos en total incredulidad al ver el rostro de Andr?nico, retorcido de dolor, dejando caer su espada y arrodill?ndose en el suelo. Ella vio a Argon dar un paso adelante, y luego otro, con una sola mano extendida, que irradiaba una bola de luz violeta. La bola se hizo m?s y m?s grande, envolviendo a Andr?nico, mientras Argon continuaba caminando hacia adelante, inexpresivo, acerc?ndose m?s y m?s a Andr?nico, mientras manten?a extendida su mano. Andr?nico se acurruc? en ovillo, en el suelo, mientras la luz lo envolv?a. Un jadeo surgi? de este hombre, pero ninguno se atrev?a a acercarse. O ten?an miedo, o Argon hab?a hecho alguna especie de hechizo para hacerlos impotentes. "?BASTA YA!", grit? Andr?nico, subiendo las manos y tocando sus orejas. "?TE LO RUEGO!". "No le har?s ning?n da?o adicional a la chica", dijo Argon lentamente. "?Ya no le har? m?s da?o a la chica!", repiti? Andr?nico, como si estuviera en trance. "Vas a liberarla ahora y permitir?s que regrese con su gente". "?La liberar? ahora y le permitir? regresar a su pueblo!". "Le dar?s a su gente una oportunidad para rendirse". "?Le dar? a su gente una oportunidad para rendirse!", agreg? Andr?nico. “?Por favor! ?Har? lo que sea!". Argon respir? profundamente, y finalmente se detuvo. La luz desapareci? de su mano mientras bajaba lentamente el brazo. Gwen lo mir? asombrada; nunca hab?a visto a Argon en acci?n, y no pod?a comprender su poder. Era como ver que los cielos se abr?an. "Si nos volvemos a ver, Gran Andr?nico", dijo Argon lentamente, mirando hacia abajo mientras Andr?nico yac?a en el suelo, gimiendo, "ser? en tu camino hacia los reinos m?s oscuros de la muerte". CAP?TULO DOS Thor luchaba, sujetado firmemente en su lugar por los soldados del Imperio, vio con impotencia c?mo Durs, un hombre al que alguna vez hab?a considerado su hermano, levantaba una espada para matarlo. Thor cerr? los ojos y se prepar?, sabiendo que hab?a llegado su hora. Se pateaba a s? mismo por ser tan est?pido, tan confiado. Le hab?an tendido una trampa todo ese tiempo, era un cordero llevado al matadero. Peor a?n, como l?der, los dem?s chicos buscaban a Thor para orientaci?n. No s?lo se hab?a decepcionado a s? mismo, hab?a quedado mal con los dem?s. Su ingenuidad, su naturaleza confiada, lo hab?an puesto en peligro. Mientras Thorgrin luchaba, trataba con todas sus fuerzas de convocar su poder, de llamarlo desde alg?n lugar profundo dentro de s? mismo, quer?a s?lo la suficiente energ?a para liberarse de sus ataduras, para luchar. Sin embargo, aunque lo intentara, no llegaba. Su propia fuerza no era suficiente para liberarse de todos los soldados que lo estaban sujetando. Thor sent?a el viento acariciar su rostro, mientras Durs bajaba la espada y se prepar? para el inminente impacto del acero. No estaba preparado para morir. En su mente vio a Gwendolyn, en el Anillo, esper?ndolo. Sinti? que ?l le hab?a defraudado tambi?n. Thor oy? un ruido repentino de carne contra carne y abri? los ojos y se sorprendi? al ver que estaba vivo todav?a. El brazo de Durs se paraliz? en el aire, su mu?eca fue sujetada por un enorme soldado del Imperio que se elevaba sobre Durs – no era tarea f?cil, teniendo en cuenta el tama?o de Durs. Sujet? la mu?eca de Durs, a solo cent?metros de empalar a Thor. Durs se volvi? hacia el soldado del Imperio, con la sorpresa en su rostro. "Nuestro l?der no los quiere muertos", murmur? el soldado sombr?amente hacia Durs. "Los quiere vivos. Como prisioneros". "Nadie nos dijo eso", protest? Durs. "?El trato era que ?bamos a matarlos!", a?adi? Dross. "Los t?rminos del acuerdo han cambiado", respondi? el soldado. "?No puedes hacerlo!", dijo Drake. "?Que no podemos?", respondi? sombr?amente, volvi?ndose hacia ?l. "Podemos hacer lo que queramos. De hecho, ahora son nuestros prisioneros, tambi?n". El soldado sonri?. "Mientras m?s Legi?n tengamos para pedir rescate, mejor". Durs mir? al soldado, con su cara llena de indignaci?n, y un momento despu?s, el caos estall?, mientras docenas de soldados del Imperio se abalanzaban contra los tres hermanos, quienes los derribaron y les ataron las mu?ecas. Thor aprovech? la ventaja del caos y se volvi? y busc? a Krohn, a quien vio a pocos metros de distancia, acechando en las sombras, fielmente a su lado. "?Krohn, ay?dame!", grit? Thor. "?AHORA!". Krohn entr? en acci?n con un gru?ido, volando por el aire, aterrizando sobre sus colmillos en el cuello del soldado del Imperio, que sosten?a la mu?eca de Thor. Thor se liber? y Krohn salt? de un soldado a otro, mordiendo y ara??ndolos hasta que Thor pudo liberarse y agarrar su espada. Despu?s, Thor se dio vuelta y de un solo golpe, cort? tres de las cabezas. Thor corri? hacia Reece, que estaba m?s cerca de ?l y apu?al? a su captor en el coraz?n, liber?ndolo y permiti?ndole sacar su espada y unirse a la lucha. Los dos se apresuraron hacia sus hermanos de La Legi?n, atacando a sus captores y liberando a Elden, a O'Connor, a Conval y a Conven. Los otros soldados estaban distra?dos sujetando a Drake, Durs y Dross, y cuando se dieron vuelta para ver qu? es lo que estaba pasando, ya era demasiado tarde. Thor, Reece, O'Connor, Elden, Conval y Conven eran libres, todos con armas en la mano. Todav?a los superaban en n?mero por mucho, y Thor sab?a que la lucha no ser?a f?cil. Pero al menos ten?an una oportunidad de pelear. Sin inmutarse, fueron hacia el enemigo, con desenfreno. Los cien soldados del Imperio atacaron y Thor oy? un chillido a lo alto y vio a Estopheles. Su halc?n baj? en picado y ara?? los ojos del l?der de los soldados del Imperio, quien cay? al suelo, agit?ndose. Estopheles entonces ara?? a varios otros, derrib?ndolos uno por uno. Cuando iban a atacar, Thor coloc? una piedra en su honda y la lanz?, golpeando a uno de los soldados en la sien y derrib?ndolo antes de que ?l pudiera alcanzarlos; O'Connor logr? disparar dos flechas, ambas aterrizaron con mortal precisi?n y Elden arroj? una lanza, empalando a dos soldados, cayendo a sus pies. Fue un buen comienzo— pero quedaban otros cien soldados para matar. Se reunieron en el centro con un gran grito de guerra. Como le hab?an ense?ado, Thor se centr? en un soldado en particular, eligiendo al m?s grande y m?s malo que pudo encontrar, y levantando su espada por lo alto. Hubo un gran sonido de metal, mientras la espada de Thor bloqueaba el escudo del hombre, y el hombre inmediatamente baj? un martillo hacia la cabeza de Thor. Thor se hizo a un lado, y mientras el martillo ca?a en la tierra, Thor sac? la daga de su cintur?n y lo apu?al?; se desplom?, muerto. Thor levant? su escudo a tiempo para bloquear los golpes de espada de dos atacantes, y luego los detuvo con el suyo, matando a uno de ellos. Estaba a punto de golpear al otro, cuando alcanz? a vislumbrar una espada yendo hacia ?l, desde atr?s; tuvo que girar y bloquearlo con su escudo. Thor estaba siendo atacado por todos lados, era superado en n?mero por mucho, y era lo ?nico que pod?a hacer para evitar que le llovieran golpes de todos lados. No ten?a tiempo ni energ?a para atacar – s?lo para defenderse. Y m?s y m?s soldados segu?an yendo hacia ?l. Thor vio a sus hermanos de La Legi?n en la misma situaci?n: cada uno de ellos lograba matar a uno o dos soldados – pero eran much?simos; pagaban un precio, recibiendo heridas leves por todos lados. Thor podr?a decir que ellos estaban perdiendo terreno – incluso con Krohn saltando y atacando, e incluso con Indra ayudando, recogiendo piedras y lanz?ndolas al grupo de soldados. S?lo ser?a cuesti?n de tiempo hasta que fueran rodeados y acabados. "?Lib?rennos!", dijo una voz. Thor se volvi? y vio a Drake, atado con sogas con sus hermanos, a pocos metros de distancia. "?Lib?ranos!", repiti? Drake, "?y les ayudaremos a luchar contra ellos! ?Luchamos por la misma causa!". Mientras Thor levantaba un escudo para bloquear otro gran golpe, esta vez de un hacha de combate, se dio cuenta de que tener tres manos m?s ayudar?a enormemente. Sin ellos, era obvio que no ten?an ninguna posibilidad de derrotar a todos estos soldados. Thor sent?a que ya no pod?a confiar en los tres hermanos, pero en este momento sinti? que no ten?a nada que perder por intentarlo. Despu?s de todo, los tres hermanos ten?an motivos para luchar tambi?n. Thor bloque? todav?a otro golpe de espada, luego cay? de rodillas y rod?, a trav?s de la multitud, varios cent?metros, hasta que lleg? a los tres hermanos. Se levant? de un salto y cort? sus sogas una a la vez, protegi?ndolos de los golpes, mientras cada uno sacaba sus espadas y saltaba al combate. Drake, Dross y Durs fueron a la carga hacia la densa multitud de soldados del Imperio y atacaron, acuchillando, empujando, golpeando. Cada uno de ellos era grande y h?bil, y atraparon a los soldados del Imperio desprevenidos, matando a varios de ellos inmediatamente, ayudando a las probabilidades. Thor ten?a sentimientos encontrados acerca de liberarlos, despu?s de lo que hab?an hecho – pero dadas las circunstancias, parec?a ser la opci?n m?s inteligente. Es mejor que la muerte. Ahora eran nueve contra los restantes ochenta y tantos soldados. Las probabilidades segu?an siendo todav?a terribles, pero al menos eran mejor que antes. Los hermanos de la Legi?n siguieron sus habilidades del entrenamiento, sus ejercicios aprendidos durante Los Cien, las incontables veces que hab?an sido entrenados para luchar, mientras eran cercados y superados en n?mero; hicieron lo que Kolk y Brom les hab?an ense?ado a hacer: se replegaron y formaron un c?rculo apretado, de espaldas unos con otros, y lucharon contra la invasi?n de los soldados del Imperio como una sola unidad. Ellos se sintieron envalentonados por la llegada de los tres combatientes adicionales, y cada uno tom? un segundo aire y se defendi? m?s vigorosamente que antes. Conval extrajo su mayal y le dio vueltas y golpe? al enemigo una y otra vez, logrando sacar tres soldados del Imperio antes de que la cadena se alejara de ?l. Su hermano Conven utiliz? un mazo normal, apunt? hacia abajo y cort? las piernas de los soldados con la bola de metal. O'Connor no pod?a usar su arco a tan corta distancia, pero logr? extraer dos dagas de su cintura y las arroj? a la multitud, matando a dos soldados. Elden esgrimi? su martillo de guerra a dos manos ferozmente, lanzando grandes golpes a su alrededor. Thor y Reece los bloquean y detuvieron con sus espadas de manera experta. Por un momento, Thor se sent?a optimista. Entonces, por el rabillo del ojo de Thor, vio algo que le inquiet?. Vio a uno de los tres hermanos girando y yendo a la carga hacia el c?rculo de la Legi?n; Thor se volvi? y vio a Durs. ?l estaba yendo al ataque, no hacia un soldado del Imperio, sino hacia ?l. Hacia Thor. Por la espalda. Todo pas? demasiado r?pido, y Thor, luchando contra dos soldados del Imperio ante ?l, no pudo voltear a tiempo. Thor sab?a que iba a morir. A punto de ser apu?alado por la espalda, por un muchacho que una vez hab?a pensado que era su hermano, un muchacho en quien, ingenuamente, hab?a confiado dos veces. Conval apareci? de repente frente a Thor, para protegerlo. Y cuando Durs baj? su espada hacia la espalda de Thor, encontr? en cambio el pecho de Conval. Thor se volvi? y grit?: "?CONVAL!". Conval se qued? all?, congelado, con los ojos con una mirada de muerte, mientras ve?a la espada sumirse en su coraz?n, la sangre chorreaba por su torso. Durs se qued? all? parado, mirando hacia atr?s, igualmente sorprendido. Conval cay? de rodillas, brotaba sangre de su pecho. Thor observ?, en c?mara lenta, c?mo Conval, un hermano cercano de La Legi?n, un muchacho que hab?a amado como a un hermano, ca?a de bruces al suelo, muerto. Todo para salvar la vida de Thor. Durs se qued? parado encima de ?l, mirando hacia abajo, pareciendo conmocionado por lo que hab?a hecho. Thor se lanz? hacia delante para matar a Durs – pero Conven le gan?. El gemelo de Conval se abalanz? y gir? ampliamente su espada, decapitando a Durs, cuyo cuerpo inerte cay? a tierra. Thor se qued? all? y se sinti? hueco por dentro, aplastado por la culpa. Hab?a cometido demasiados errores de juicio. Si ?l no hubiera liberado a Durs, Conval podr?a estar vivo ahora. Estando de espaldas hacia el Imperio, les daba a los soldados una oportunidad. Todos se apresuraron a trav?s del c?rculo abierto, y Thor sinti? que un martillo le pegaba en la parte posterior del om?plato; la fuerza del golpe lo envi? al suelo, boca abajo. Antes de que pudiera levantarse, varios soldados se abalanzaron sobre ?l; sinti? sus pies en la espalda, despu?s un soldado baj? la mano, lo sujet? del cabello y se inclin? sobre ?l con un pu?al. "Desp?dete, jovencito", dijo el soldado. Thor cerr? los ojos, y al hacerlo, se sinti? transportado a otro mundo. Por favor Dios, dijo Thor para s? mismo. Perm?teme vivir este d?a. Dame la fuerza para matar a estos soldados. D?jame morir otro d?a, en otro lugar, con honor. Vivir lo suficiente para vengar esas muertes. Para ver a Gwendolyn una ?ltima vez. Mientras Thor estaba all? tumbado, viendo la daga bajar, sinti? que el tiempo se deten?a. Sinti? un repentino torrente de calor subir por sus piernas y torso y brazos, hasta la palma de sus manos, hacia la punta de sus dedos, un cosquilleo tan intenso que no pod?a cerrar sus dedos. La incre?ble ola de calor y energ?a estaba lista para estallar a trav?s de ?l. Thor gir?, sinti?ndose cargado con una nueva fuerza y dirigi? su mano hacia su atacante. Una esfera de luz blanca emanaba de la palma de su mano y envi? a su atacante a volar por el campo de batalla, derribando a otros soldados junto con ?l. Thor se qued? parado, desbordante de energ?a y dirigi? las palmas de sus manos por todo el campo de batalla. Al hacerlo, las bolas blancas de luz fueron hacia todas partes, creando olas de destrucci?n, tan r?pida e intensamente, que en pocos minutos, todos los soldados del Imperio se encontraban apilados en un gran mont?n, muertos. Cuando se calm? el calor del momento, Thor hizo un recuento. ?l, Reece, O'Connor, Elden y Conven estaban vivos. Cerca estaban Krohn e Indra, tambi?n vivos, Krohn jadeando. Todos los soldados del Imperio estaban muertos. Y a sus pies Conval, muerto. Dross estaba muerto tambi?n, una espada de Imperio le atraves? el coraz?n. El ?nico sobreviviente era Drake. Estaba all? tirado, gimiendo en el suelo, con la herida de una daga del Imperio, en el est?mago. Thor se acerc? a ?l, mientras Reece, O'Connor y Elden lo arrastraban con fuerza de sus pies, quej?ndose de dolor. Drake, gimiendo de dolor, se mof? insolentemente, semiconsciente. "Debiste habernos matado desde el principio", dijo Drake, brotando sangre de su boca, irrumpiendo en una larga tos. "Siempre fuiste demasiado ingenuo. Demasiado est?pido". Thor sinti? que sus mejillas enrojec?an, y estaba a?n m?s furioso consigo mismo por creerles. Estaba furioso, sobre todo, porque su ingenuidad result? en la muerte de Conval. "S?lo voy a preguntate esto una vez", gru?? Thor. "Dime la verdad, y te dejaremos vivir. Mi?ntenos y seguir?s el camino de tus dos hermanos. T? decides". Drake tosi? varias veces. "?D?nde est? la Espada?", pregunt? Thor exigiendo. "Di la verdad esta vez". Drake tosi? repetidas veces, y luego levant? la cabeza. Mir? hacia arriba y se encontr? con los ojos de Thor, y su mirada estaba llena de odio. "Neversink", dijo Drake finalmente. Thor mir? a los dem?s, quienes a su vez lo miraron, confundidos. "?Neversink?", pregunt? Thor. "Es un lago sin fondo", Indra intervino, avanzando. "Al otro extremo del Gran Desierto. Es un lago de lo m?s profundo". Thor frunci? el ce?o hacia Drake. "?Por qu??", le pregunt?. Drake tosi?, sinti?ndose cada vez m?s d?bil. "Fueron ?rdenes de Gareth", dijo Drake. "Quer?a arrojarte a un lugar del que nunca volvieras". "Pero, ?por qu??", dijo Thor presionando, confundido. "?Por qu? destruir la Espada?". Drake mir? hacia arriba y se encontr? con sus ojos. "Si ?l no pod?a blandirla", dijo Drake. "Entonces nadie podr?a". Thor lo mir? largamente y con severidad, y finalmente, se sinti? satisfecho de que estaba diciendo la verdad. "Entonces nuestro tiempo es corto", dijo Thor, prepar?ndose para irse. Drake movi? la cabeza. "Nunca llegar?s all? a tiempo", dijo Drake. "Son muchos d?as por delante. La Espada ya est? perdida para siempre. Renuncia y regresa al Anillo, y no se da?en a ustedes mismos". Thor mene? la cabeza. "No pensamos como ustedes", contest?. "No vivimos para salvar nuestras vidas. Vivimos para el valor, para nuestro c?digo de conducta. Y vamos a ir hacia donde eso nos lleve”. "?Ves a d?nde te ha llevado tu valor hasta ahora?", dijo Drake. "Incluso con tu valor, eres un tonto, al igual que el resto de ellos. El valor es no sirve de nada". Thor lo mir? mof?ndose de ?l. No pod?a creer que hab?a sido criado en una casa, que hab?a pasado toda su infancia, con este sujeto. Los nudillos de Thor se pusieron blancos mientras apretaba la empu?adura de su espada, queriendo m?s que nunca matar a ese muchacho. Los ojos de Drake siguieron sus manos. "Hazlo", dijo Drake. "M?tame. Hazlo de una vez por todas". Thor lo mir? larga y duramente, con ganas de hacerlo. Pero Drake hab?a dado su palabra de que si dec?a la verdad, no lo matar?a. Y Thor siempre cumpl?a su palabra. "No lo har?", dijo finalmente Thor. "Aunque te lo merezcas. No vas a morir por mi mano, porque eso me har?a rebajarme a tu nivel". Thor comenz? a dar vuelta para alejarse, Conven corri? hacia adelante y grit?: "?Por mi hermano!". Antes de que cualquiera de ellos pudiera reaccionar, Conven levant? su espada y la empuj? hacia el coraz?n de Drake. Los ojos de Conven estaban iluminados por la locura, por el dolor, mientras sosten?a a Drake en el abrazo de la muerte, y lo ve?a caer inerte en el suelo, muerto. Thor mir? hacia abajo y sab?a que la muerte era poco consuelo por la p?rdida de Conven. Por la p?rdida de todos. Pero, al menos, era algo. Thor miraba hacia el vasto tramo del desierto ante ellos y sab?a que la Espada estaba en alg?n lugar m?s all? de sus fronteras. Parec?a que estaba a un planeta de distancia. Cuando pens? que su viaje hab?a terminado, se dio cuenta de que todav?a no hab?a siquiera comenzado. CAP?TULO TRES Erec estaba sentado entre las decenas de caballeros en el Sal?n de Armas del Duque dentro de su castillo, seguro detr?s de las puertas de Savaria, todos ellos magullados y maltratados por su encuentro con esos monstruos. A su lado estaba sentado su amigo Brandt, quien se agarraba la cabeza con las manos, como muchos de los dem?s. El ambiente en la c?mara era sombr?o. Erec lo sinti? tambi?n. Todos los m?sculos de su cuerpo le dol?an, de la batalla con los hombres del Lord y con los monstruos. Hab?a sido uno de los d?as m?s duros de batalla que pod?a recordar, y el Duque hab?a perdido a demasiados hombres. Mientras Erec reflexionaba, se dio cuenta de que si no hubiera sido por Alistair, ?l y Brandt y los dem?s estar?an muertos ahora. Erec estaba abrumado de gratitud hacia ella – y a?n m?s, con un amor renovado. ?l tambi?n estaba intrigado por ella, m?s de lo que hab?a estado en su vida. Siempre hab?a percibido que ella era especial, que incluso era poderosa. Pero los acontecimientos de este d?a, se lo hab?an demostrado. Ten?a un ardiente deseo de saber m?s acerca de qui?n era, sobre el secreto de su linaje. Pero ?l hab?a jurado no entrometerme – y siempre cumpl?a su palabra. Erec no pod?a esperar a que terminara esta reuni?n para que ?l pudiera verla otra vez. Los caballeros del Duque hab?an estado sentados all? durante horas, recuper?ndose, tratando de averiguar qu? hab?a pasado, discutiendo acerca de qu? hacer a continuaci?n. El Escudo estaba desactivado, y Erec todav?a estaba tratando de ver las consecuencias. Significaba que Savaria ahora estaba propensa a un ataque; peor a?n, los mensajeros hab?an llegado con las noticias de la invasi?n de Andr?nico, de lo que hab?a sucedido en la Corte del Rey, en Silesia. Erec se sinti? descorazonado. Su coraz?n le ped?a estar con sus hermanos de Los Plateados, defender las ciudades. Pero all? estaba, en Savaria, donde el destino lo hab?a puesto. Tambi?n lo necesitaban aqu?: la ciudad del Duque y la gente era, despu?s de todo, una parte estrat?gica del Imperio MacGil, y tambi?n ten?an que defenderla. Pero con los nuevos y numerosos informes acerca de las inundaciones de batallones de Andr?nico enviados a Savaria, Erec sab?a que su ej?rcito de un mill?n de hombres, pronto se extender?a a todos los rincones del Anillo. Cuando terminara, Andr?nico no dejar?a nada. Erec hab?a escuchado las historias de conquistas de Andr?nico toda su vida, y ?l sab?a que era un hombre cruel sin igual. Por la simple ley de los n?meros, los pocos cientos de hombres del Duque ser?an incapaces de enfrentarlos. Savaria era una ciudad condenada. "Digo que nos rindamos", dijo el asesor del Duque, un viejo guerrero curtido, que estaba sentado en una larga y rectangular mesa de madera, perdido en un jarra de cerveza, golpeando su guantelete met?lico en la madera. Todos los otros soldados se calmaron y lo miraron. "?Qu? otra opci?n tenemos?", agreg? ?l. "Somos unos pocos cientos en contra de un mill?n de ellos". "Tal vez podamos defendernos, por lo menos conservar la ciudad", dijo otro soldado. "?Pero por cu?nto tiempo?" pregunt? otro. "El suficiente para que MacGil env?e refuerzos, si podemos aguantar el tiempo suficiente". "MacGil est? muerto", respondi? otro guerrero. "Nadie vendr? a ayudarnos". "Pero su hija vive", respondi? otro. "As? como sus hombres. ?No nos abandonar?an aqu?!". "?Apenas puedan defenderse!", protest? otro. Los hombres estallaron en agitados murmullos, todos discutiendo entre ellos, hablando unos con otros, dando vueltas y vueltas en c?rculos. Erec estaba all? sentado, viendo todo, y sinti?ndose vac?o. Hab?a llegado un mensajero hac?a varias horas y hab?a entregado la terrible noticia de la invasi?n de Andr?nico – y tambi?n, para Erec, a?n peores noticias, acababan de decirle que MacGil hab?a sido asesinado. Erec hab?a estado tan lejos de la Corte del Rey durante tanto tiempo, que era la primera vez que hab?a recibido las noticias – y cuando eso ocurri?, sinti? como si una daga hubiera sido sumida en su coraz?n. Hab?a amado a MacGil como padre, y la p?rdida le hizo sentir m?s vac?o que nunca. La habitaci?n estaba en silencio mientras el Duque aclaraba su garganta y todas las miradas se volvieron hacia ?l. "No podemos defender nuestra ciudad contra un ataque", dijo el Duque, lentamente. "Con nuestras habilidades y la fuerza de estos muros, podemos atacar contra un ej?rcito hasta cinco veces m?s grande que el nuestro – incluso un ej?rcito diez veces mayor que el nuestro. Y tenemos suficientes provisiones para retener un asedio durante semanas. Contra cualquier ej?rcito normal, ganar?amos". ?l suspir?. "Pero el Imperio no cuenta con un ej?rcito normal", a?adi?. "No podemos defendernos contra un mill?n de hombres. Ser?a in?til". Hizo una pausa. "Pero as? nos rendir?amos. Todos sabemos lo que Andr?nico hace a sus captores. A m? me parece que todos morir?amos de una u otra forma. La pregunta es si moriremos de pie o moriremos de espaldas. ?Yo digo que muramos de pie!”. La sala estall? en una ovaci?n de aprobaci?n. Erec no pod?a estar m?s de acuerdo. "Entonces no nos queda otro curso de acci?n", continu? diciendo el Duque. "Defenderemos a Savaria. Nunca nos rendiremos. Podr?amos morir, pero todos moriremos juntos". La habitaci?n qued? en un pesado silencio mientras los dem?s asintieron con la cabeza. Parec?a como si todos estuvieran buscando otra respuesta. "Hay otro camino", dijo Erec finalmente, hablando en voz alta. Pod?a sentir que todos lo miraban. El Duque asinti? con la cabeza, para que pudiera hablar. "Podemos atacar", dijo Erec. "?Atacar?", dijeron los soldados, sorprendidos. "?Los pocos cientos que somos nosotros, atacando a un mill?n de hombres? Erec, s? que eres valiente. Pero, ?est?s loco?" Erec mene? la cabeza, muy en serio. "Lo que no est?n tomando en cuenta es que los hombres de Andr?nico nunca se esperar?an un ataque. Tendr?amos el elemento sorpresa. Como ustedes dicen, estando aqu? sentados, defendiendo, moriremos. Si atacamos, podemos matar a mucho m?s de ellos; y lo m?s importante a?n, es que si atacamos en la forma correcta, y en el lugar correcto, podr?amos hacer m?s que retenerlos – podr?amos ganar". "?Ganar?", gritaron todos, mirando a Erec, totalmente desconcertados. "?Qu? quieres decir?", pregunt? el Duque. "Andr?nico esperar? que estemos aqu?, sentados y defendamos nuestra ciudad", explic? Erec. "Sus hombres nunca esperar?n que tengamos un punto de paso forzoso, fuera de las puertas de nuestra ciudad. Aqu? en la ciudad, tenemos la ventaja de los muros fuertes – pero all? afuera, en el campo, tenemos la ventaja de la sorpresa. Y la sorpresa siempre es mejor que la fuerza. Si podemos mantener un punto de paso forzoso natural, podemos canalizarlos a todos a un mismo lugar, y desde all? podemos atacar. Hablo del Barranco Oriental". "?El Barranco Oriental?", pregunt? un soldado. Erec asinti? con la cabeza. "Es una grieta escarpada entre dos acantilados, el ?nico paso en las Monta?as de Kavonia, que est? a un d?a de viaje de aqu?. Si los hombres de Andr?nico vienen hacia nosotros, la manera m?s directa ser? a trav?s del barranco. De lo contrario, tendr?n que escalar las monta?as. El camino del norte es demasiado estrecho y demasiado fangoso en esta ?poca del a?o – ?l perder?a semanas. Y desde el sur, tendr?a que cruzar el R?o Fiordo”. El Duque vio a Erec con admiraci?n, frotando su barba, pensando. "Puede que tengas raz?n. Andr?nico podr?a llevar a sus hombres por el barranco. Para cualquier otro ej?rcito, ser?a un acto de suprema arrogancia. Pero para ?l, con su mill?n de hombres, podr?a hacerlo". Erec asinti? con la cabeza. "Si podemos llegar all?, si podemos ganarles, podemos sorprenderlos, tenderles una emboscada. Con una posici?n como esa, unos cuantos podr?an contener a miles". Todos los otros soldados miraron a Erec con algo parecido a una esperanza y temor, mientras la habitaci?n se cubr?a con un espeso silencio. "Es un plan audaz, amigo m?o", dijo el Duque. "Pero de nuevo, eres un guerrero audaz. Siempre lo has sido", el Duque hizo una se?al a un ayudante. "?Tr?eme un mapa!". Un muchacho sali? corriendo de la habitaci?n y regres? por otra puerta, sosteniendo un gran rollo de pergamino. Lo desenroll? en la mesa, y los soldados se reunieron alrededor, analiz?ndolo. Erec estir? la mano y encontr? a Savaria en el mapa y traz? una l?nea con el dedo, hacia el Este, deteni?ndose en el Barranco Oriental. Hab?a una grieta estrecha, rodeada por monta?as hasta donde alcanzaba la vista. "Es perfecto", dijo un soldado. Los dem?s asintieron con la cabeza, frotando sus barbas. "He o?do historias de unas pocas docenas de hombres manteniendo a raya a miles, en el barranco", dijo un soldado. "Eso es un cuento de viejas", dijo otro soldado, c?nicamente. "S?, tendremos el elemento sorpresa. Pero ?qu? m?s? No tendremos la protecci?n de nuestras paredes". "Tendremos la protecci?n de las paredes de la naturaleza", respondi? otro soldado. "Esas monta?as, cientos de metros de acantilado s?lido". "Nada es seguro", a?adi? Erec. "Como dijo el Duque, o morimos aqu?, o morimos all?. Digo que muramos all?. La victoria favorece a los audaces". El Duque, despu?s de mucho tiempo de frotar su barba, finalmente asinti? con la cabeza, se reclin? y enroll? el mapa. "?Preparen sus armas!", grit?. "?Saldremos esta noche!". * Erec, otra vez con su armadura, su espada colgando en su cintura, march? por el pasillo del castillo del Duque, yendo en direcci?n opuesta a todos los hombres. ?l ten?a una tarea importante que hacer antes de irse a lo que podr?a ser su ?ltima batalla. Ten?a que ver a Alistair. Desde que hab?an regresado de la batalla del d?a, Alistair hab?a estado en el castillo, al final del pasillo, en su propia habitaci?n, esperando que Erec fuera con ella. Estaba esperando un encuentro feliz, y ?l se sinti? descorazonado cuando se dio cuenta de que tendr?a que compartirle las malas noticias de que tendr?a que irse de nuevo. ?l tuvo una sensaci?n de paz sabiendo que al menos ella estar?a aqu?, a salvo, en los muros del castillo, y se sinti? m?s decidido que nunca a mantenerla a salvo, a proteger al Imperio. Su coraz?n le dol?a al pensar en dejarla – no habr?a querido nada m?s que pasar tiempo con ella desde su promesa de casarse. Pero simplemente no parec?a ser posible. Cuando Erec dio vuelta a la esquina, sus espuelas tintinearon, sus botas resonaron en los pasillos vac?os del castillo; se prepar? para el adi?s, que sab?a que ser?a doloroso. Finalmente lleg? a una antigua puerta arqueada de madera y golpe? suavemente con su guantelete. Se escuch? el sonido de pasos cruzando la habitaci?n, y un momento despu?s, la puerta se abri?. El coraz?n de Erec se aceler?, como lo hac?a cada vez que ve?a a Alistair. All? estaba ella de pie, en la puerta, con su largo pelo rubio y sus grandes ojos cristalinos, mir?ndolo como si fuera una aparici?n. Ella estaba m?s hermosa cada vez que la ve?a. Erec entr? y la abraz?, y ella lo abraz? tambi?n. Lo abraz? con fuerza, durante mucho tiempo, no queriendo dejarlo ir. ?l tampoco quer?a soltarla. Deseaba m?s que nada poder cerrar la puerta detr?s de ?l y quedarse con ella, todo el tiempo que pudiera. Pero el destino no lo quer?a as?. La calidez de ella y su cercan?a hac?a que todo estuviera bien en el mundo, y ?l se negaba a soltarla. Finalmente, ella se alej? un poco y lo mir? a los ojos, que brillaban. Mir? su armadura, sus armas, y su rostro cambi? al darse cuenta de que no iba a quedarse. "?Te vas a marchar otra vez, mi Lord?" pregunt?. Erec baj? la cabeza. "No es mi deseo, mi se?ora", respondi?. "El Imperio se est? acercando. Si me quedo aqu?, todos moriremos". "?Y si te vas?", pregunt? ella. "Probablemente morir? de cualquier manera", reconoci? ?l. "Pero eso al menos nos dar? una oportunidad. Una peque?a posibilidad, pero es una oportunidad". Alistair se dio vuelta y camin? hacia la ventana, mirando el patio del Duque, con la puesta del sol; su rostro se ilumin? con la luz tenue. Erec pod?a ver la tristeza grabada en su rostro, y se acerc? a ella y le retir? el cabello de su cuello, acarici?ndola. "No est?s triste, mi se?ora", dijo. "Si sobrevivo a esto, volver? a tu lado Y entonces estaremos juntos para siempre, libres de todos los peligros y amenazas. Libres finalmente para vivir juntos". Ella mene? la cabeza, con tristeza. "Tengo miedo", dijo. "?De los ej?rcitos que se aproximan?", pregunt? ?l. "No", dijo ella, volvi?ndose hacia ?l. "De ti". Erec la mir?, perplejo. "Temo que ahora pensar?s de m? de manera diferente", dijo ella, "desde que viste lo que pas? en el campo de batalla. Erec movi? la cabeza. "No pienso en ti de manera distinta en absoluto", dijo. "Me salvaste la vida, y por eso estoy agradecido". Ella mene? la cabeza. "Pero tambi?n viste un lado diferente de m?", dijo. "Viste que no soy normal. "No soy como todos los dem?s". Yo tengo un poder dentro de m?, que no entiendo. Y ahora temo que pensar?s que soy una especie de monstruo. Como una mujer que ya no quieres que sea tu esposa". A Erec se le rompi? el coraz?n al escuchar sus palabras, y dio un paso adelante, puso con fervor las manos en las suyas, y la mir? a los ojos con toda la seriedad que pudo reunir. "Alistair", dijo. "Te amo con todas mis fuerzas. Nunca ha habido una mujer a la que haya amado m?s. Y nunca la habr?. Me encanta todo lo que eres. No veo nada diferente en ti de los dem?s. Los poderes que tienes, sin importar qui?n seas – aunque no los entiendas, los acepto todos. Estoy agradecido por ello. Jur? no entrometerme y mantendr? esa promesa. Nunca te lo preguntar?. Sin importar lo que seas, te acepto". Ella lo mir? por un largo tiempo, luego sonri? lentamente, y sus ojos parpadearon, con l?grimas de alivio y alegr?a. Ella se volvi? y le abraz?, con fuerza, con todo su amor. Le susurr? al o?do: “?Regresa a mi lado!". CAP?TULO CUATRO Gareth estaba parado al borde de la cueva, viendo ponerse el sol, y esper?. Lami? sus labios secos e intent? concentrarse, los efectos del opio finalmente iban desapareciendo. Estaba mareado y no hab?a bebido ni comido en varios d?as. Gareth pens? en su audaz fuga del castillo, escabull?ndose a trav?s del pasadizo secreto detr?s de la chimenea, justo antes de que Lord Kultin hubiera intentado emboscarlo, y sonri?. Kultin hab?a sido inteligente en su golpe de estado – pero Gareth hab?a sido m?s listo. Como todos los dem?s, ?l hab?a subestimado a Gareth; no se hab?a dado cuenta de que los esp?as de Gareth estaban por todas partes, y que se habr?a enterado de su plan casi instant?neamente. Gareth hab?a escapado a tiempo, justo antes de que Kultin lo hubiera emboscado y antes de que Andr?nico hubiera invadido la Corte del Rey y hubiera arrasado con ?l. Lord Kultin le hab?a hecho un favor. Gareth hab?a utilizado los antiguos pasadizos secretos del castillo, serpenteando bajo la tierra, que finalmente lo llev? a la campi?a, saliendo en una aldea alejada de la Corte del Rey. Hab?a salido cerca de una cueva y se hab?a derrumbado al llegar, durmiendo durante todo el d?a, acurrucado y temblando por el implacable aire de invierno. Deseaba haber tra?do m?s capas de ropa. Despierto, Gareth se agach? y espi?, a lo lejos, una peque?a aldea de labranza; hab?a un pu?ado de caba?as, sal?a humo de sus chimeneas y a lo largo de ella estaban los soldados de Andr?nico marchando por la aldea y el campo. Gareth hab?a esperado pacientemente hasta que se dispersaron. Le dol?a el est?mago de hambre, y ?l sab?a que necesitaba llegar a una de esas casas. Pod?a oler que cocinaban comida desde aqu?. Gareth sali? corriendo de la cueva, mirando a todos lados, respirando con dificultad, fren?tico de miedo. No hab?a corrido en a?os, y resoll? por el esfuerzo; le hizo darse cuenta de lo delgado y enfermizo que se hab?a vuelto. La herida en la cabeza, donde su madre le hab?a golpeado con la escultura, palpitaba. Si sobreviv?a a todo esto, jur? matarla ?l mismo. Gareth corri? hacia la ciudad, escapando, afortunadamente, de ser detectado por los pocos soldados del Imperio que estaban de espaldas a ?l. Corri? a la primera caba?a que vio, una vivienda sencilla, de una habitaci?n, como las dem?s, un c?lido resplandor ven?a desde dentro. Vio a una adolescente, tal vez de su edad, caminando por la puerta abierta con un mont?n de carne, sonriente, acompa?ada de una chica m?s joven, tal vez era su hermana, como de unos diez a?os – y decidi? que ?se era el lugar. Gareth atraves? por la puerta con ellas, sigui?ndolas, cerrando la puerta de golpe detr?s de ellas y agarrando a la chica m?s joven por atr?s, poniendo su brazo alrededor de la garganta. La chica grit?, y la chica mayor tir? su plato de comida, mientras Gareth sacaba un cuchillo de su cintura y lo sostuvo en la garganta de la joven. Ella gritaba y lloraba. "?PAP?!". Gareth se dio vuelta y mir? la acogedora casa, llena de la luz de las velas y el olor de la comida, y vio, adem?s de la adolescente, a una madre y un padre, parados sobre una mesa, mir?ndolo, con los ojos bien abiertos con miedo y rabia. "?Al?jense y no la matar?!". Gareth grit?, desesperado, alej?ndose de ellos, resguardando a la joven. "?Qui?n es usted?", pregunt? la adolescente. "Yo me llamo Sarka. El nombre de mi hermana es Larka. Somos una familia pac?fica. ?Qu? quiere con mi hermana? ?D?jela!". "S? qui?n es usted", el padre entrecerr? los ojos hacia ?l, en se?al de desaprobaci?n. "Usted era el rey anterior. El hijo de MacGil". "Sigo siendo rey", grit? Gareth. "Y ustedes son mis s?bditos. ?Har?n lo que yo diga!". El padre frunci? el ce?o. "Si usted es el rey, ?d?nde est? su ej?rcito?", pregunt?. "Y si usted es el rey, ?por qu? est? tomando como reh?n a una chica inocente, con un pu?al de la realeza? ?Tal vez sea el mismo pu?al que us? para matar a su propio padre?". El hombre se mof?. "He o?do rumores". "Tienes una lengua impertinente", dijo Gareth. "Sigue hablando y matar? a tu hija". El padre trag? saliva, sus ojos se abrieron con temor, y se qued? callado. "?Qu? quiere de nosotros?", grit? la madre. "Comida", dijo Gareth. "Y refugio. Alerten a los soldados de mi presencia, y les prometo que voy a matarla. Sin trucos, ?entienden? D?jenme en paz, y ella vivir?. Quiero pasar la noche aqu?. Sarka, tr?eme ese plato de carne. Y t?, mujer, aviva el fuego y tr?eme un manto para poner sobre mis hombros. ?H?ganlo lentamente!", advirti?. Gareth observaba mientras el padre asent?a con la cabeza, a la madre. Sarka puso la carne en su plato, mientras que la madre se acercaba con un grueso manto y lo pon?a sobre los hombros de ?l. Gareth, a?n temblando, se acerc? lentamente hacia la chimenea, el fuego rugiente calent? su espalda, mientras se sentaba en el suelo, a su lado, sosteniendo con firmeza a Larka, que todav?a estaba llorando. Sarka se acerc? con el plato. "?Ponlo en el suelo junto a m?!", orden? Gareth. "Lentamente". Conmocionada, Sarka lo hizo, mirando con preocupaci?n a su hermana, y lo azot? en el suelo, junto a ?l. Gareth estaba abrumado por el olor. ?l se agach? y tom? un trozo de carne con su mano libre, sosteniendo la daga en la garganta de Larka con la otra; mastic? y mastic?, cerrando los ojos, saboreando cada bocado. Masticaba m?s r?pido de lo que pod?a tragar, la comida colgaba de su boca. "?Vino!", grit?. La madre le llev? una bota de cuero para vino, y Gareth la apret? en su boca, bebi?ndolo. Respir? profundamente, masticando y bebiendo, empezando a sentirse bien de nuevo. "?Ahora, su?ltela!", dijo el padre. "De ninguna manera", respondi? Gareth. "Pasar? la noche aqu?, as?, con ella en mis brazos. Ella estar? a salvo, mientras yo lo est?. ?Quieres ser un h?roe? ?O quieres que tu hija viva?". Los familiares se miraron unos a otros, sin hablar, vacilantes. "?Puedo hacerle una pregunta?", pregunt? Sarka. "Si usted es un buen rey, ?por qu? trata as? a sus s?bditos?". Gareth la mir?, desconcertado, y finalmente se reclin? y estall? en risas. "?Qui?n dijo que yo era un buen rey?". CAP?TULO CINCO Gwendolyn abri? los ojos, sintiendo que el mundo se mov?a a su alrededor y luch? por averiguar d?nde estaba. Vio, pasando junto a ella, las enormes puertas arqueadas de piedras rojas de Silesia, vio a miles de soldados del Imperio observ?ndola, asombrados. Vio a Steffen, caminando junto a ella, y mir? al cielo, rebotando hacia arriba y hacia abajo. Se dio cuenta de que la llevaban cargando. Que estaba en brazos de alguien. Ella estir? el cuello y vio los ojos brillantes, intensos de Argon. Se dio cuenta de que estaba siendo llevada por Argon, con Steffen a su lado; los tres caminando abiertamente a trav?s de las puertas de Silesia, pasando entre miles de soldados del Imperio, que se apartaban de ellos y se qued? all?, mirando. Estaban rodeados de un resplandor blanco y Gwendolyn pod?a sentirse inmersa en una especie de escudo protector en los brazos de Argon. Se dio cuenta de que estaba haciendo una especie de hechizo para mantener a raya a todos los soldados. Gwen se sent?a reconfortada, protegida, en los brazos de Argon. Le dol?an todos los m?sculos de su cuerpo, estaba agotada, y no sab?a si pod?a caminar si lo intentaba. Parpadeaba, al ir avanzando, y vio al mundo pasar por ella en fragmentos. Vio un pedazo de pared desmoronada; un parapeto colapsado; una vivienda quemada; una pila de escombros; los vio pasar a trav?s del patio, llegar a las puertas m?s lejanas, en el borde del Ca??n; los vio pasar a trav?s de ellos, tambi?n, los soldados haci?ndose a un lado. Llegaron al borde del Ca??n, la plataforma cubierta de p?as de metal, y mientras Argon estaba all? parado, la plataforma baj?, llev?ndolos de regreso a las profundidades de la Baja Silesia. Al entrar a la ciudad de la parte baja, Gwendolyn vio a docenas de rostros, los rostros preocupados y amables de los ciudadanos de Silesia, vi?ndola pasar, como si fuera un espect?culo. Todos miraban con asombro y preocupaci?n, mientras ella segu?a descendiendo hacia la plaza principal de la ciudad. Al llegar, cientos de personas los rodearon. Ella vio caras conocidas – a Kendrick, a Srog, a Godfrey, a Brom, a Kolk, a Atme, a docenas de Los Plateados y de La Legi?n, que reconoci?… Se reunieron a su alrededor, con la angustia en sus rostros, en el sol temprano de la ma?ana, mientras la niebla se arremolinaba en el Ca??n y sinti? una brisa fr?a punz?ndola. Cerr? los ojos, tratando de que todo eso desapareciera. Se sinti? como una cosa en exhibici?n y aplastada en las profundidades. Se sinti? humillada. Y sinti? que hab?a decepcionado a todos. Continuaron, m?s all? de todas las personas, a trav?s de las callejuelas de la parte baja de la ciudad, a trav?s de otra entrada arqueada, y finalmente al peque?o palacio de la parte baja de Silesia. Gwen entraba y sal?a de la conciencia, mientras entraban a un magn?fico castillo rojo, subiendo un conjunto de escaleras, por un largo pasillo y hacia otra alta puerta arqueada. Finalmente, se abri? una peque?a puerta y entraron en una habitaci?n. La habitaci?n ten?a una luz tenue. Parec?a ser un amplio dormitorio, con una cama antigua con dosel en su centro, con el fuego rugiente de una antigua chimenea de m?rmol, no muy lejos de all?. Varias asistentes estaban paradas en la habitaci?n, y Gwendolyn sinti? que Argon la llevaba a la cama, la colocaba suavemente sobre ella. Al hacerlo, docenas de personas se reunieron, mir?ndola con preocupaci?n. Argon se retir?, dio varios pasos hacia atr?s y desapareci? en medio de la multitud. Ella lo busc?, parpadeando varias veces, pero ya no lo pudo encontrar. Se hab?a ido. Sinti? la ausencia de su energ?a protectora, que la hab?a estado envolviendo como un escudo. Se sent?a m?s fr?a, menos protegida, sin ?l. Gwen lami? sus labios agrietados y un momento despu?s sinti? que su cabeza era apuntalada por detr?s, le colocaban una almohada y un jarro de agua en sus labios. Ella bebi? y bebi?, y se dio cuenta de cu?nta sed ten?a. Mir? hacia arriba y vio a una mujer que reconoci?. A Illepra, la curandera real. Illepra la mir?, con sus ojos color avellana, llenos de preocupaci?n, le dio agua, pasando un pa?o caliente sobre su frente, quitando el cabello de su cara. Puso una mano sobre su frente y Gwen sent?a una energ?a curativa que pasaba a trav?s de ella. Sent?a los ojos pesados, y pronto los cerr? contra su voluntad. * Gwendolyn no sab?a cu?nto tiempo hab?a pasado cuando abri? los ojos otra vez. Todav?a se sent?a exhausta, desorientada. En sus sue?os hab?a o?do una voz, y ahora la escuchaba otra vez. "Gwendolyn", dijo la voz. Lo oy? resonar en su mente, y se pregunt? cu?ntas veces ?l hab?a llamado su nombre. Mir? hacia arriba y reconoci? a Kendrick, quien la observaba. Junto a ?l estaba su hermano Godfrey, junto con Srog, Brom, Kolk y varios otros. Del otro lado, estaba parado Steffen. Odiaba las expresiones en sus rostros. La ve?an como si fuera causa de l?stima, como si hubiera regresado de entre los muertos. "Hermana m?a", dijo Kendrick, sonriendo. Pod?a o?r la preocupaci?n en su voz. "Dinos lo que pas?". Gwen mene? la cabeza, demasiado cansada para recordar todo. "Andr?nico", dijo ella, con voz ronca, que parec?a m?s como un susurro. Ella aclar? su garganta. "Intent?… rendirme… a cambio de la ciudad… Confi? en ?l. Fue una estupidez…" Ella mene? la cabeza una y otra vez, una l?grima rodaba por su mejilla. "No; t? eres noble", corrigi? Kendrick, estrechando su mano. "Eres la m?s valiente de todos nosotros". "Hiciste lo que hubiera hecho cualquier gran l?der", dijo Godfrey, avanzando. Gwen mene? la cabeza. "?l nos enga??…", dijo Gwendolyn. “Y me atac?. Hizo que McCloud me atacara". Gwen no pudo evitarlo: comenz? a llorar, mientras dec?a esas palabras, incapaz de evitarlo. Ella sab?a que un l?der-no har?a eso, pero no pod?a evitarlo. Kendrick apret? su mano m?s fuerte. "Iban a matarme…", dijo, "…pero Steffen me salv?… " Todos los hombres vieron a Steffen con un nuevo respeto, quien estaba parado fielmente a su lado, inclinando la cabeza. "Lo que hice fue demasiado poco y demasiado tarde", respondi? humildemente. "Era un hombre solo contra muchos". "Aun as?, salvaste a nuestra hermana y por eso siempre estaremos en deuda contigo", dijo Kendrick. Steffen mene? la cabeza. "Tengo una deuda mucho mayor con ella", respondi? ?l. Gwen llor?. "Argon nos salv? a los dos", termin? diciendo ella. El rostro de Kendrick se volvi? sombr?o. "Te vengaremos", dijo ?l. "No solo me preocupo por m? misma", dijo ella. "Sino por la ciudad… por nuestro pueblo… por Silesia. Andr?nico… atacar?…" Godfrey le dio palmaditas en su mano. "No te preocupes por eso ahora", dijo, avanzando. "Descansa. Hablaremos de estas cosas. Ahora est?s a salvo aqu?". Gwen sent?a que los ojos se le cerraban. No sab?a si estaba despierta o so?ando. "Ella necesita dormir", dijo Illepra, avanzando, protectora. Gwendolyn d?bilmente oy? todo eso, mientras se sent?a m?s y m?s pesada, entrando y saliendo de la conciencia. En su mente aparec?an im?genes de Thor y luego, de su padre. Le estaba costando trabajo discernir entre lo que era real y lo que era un sue?o, y oy? s?lo fragmentos de la conversaci?n, en su mente. "?Qu? tan graves son las heridas?", dijo una voz, tal vez la de Kendrick. Ella sent?a que Illepra pasaba su mano sobre la frente. Y entonces, las ?ltimas palabras que escuch?, antes de que sus ojos se cerraran, fueron las de Illepra: "Las heridas en el cuerpo son ligeras, mi Lord. Las heridas en su esp?ritu, son las m?s profundas". * Cuando Gwen despert? otra vez, escuch? el crepitar del fuego. No pod?a saber cu?nto tiempo hab?a pasado. Parpade? varias veces, mientras miraba alrededor de la habitaci?n oscurecida y vio que la multitud se hab?a dispersado. Las ?nicas personas que se quedaron fueron Steffen, sentado en una silla junto a su cama, Illepra, que estaba parada junto a ella, aplicando un ung?ento en su mu?eca, y s?lo una persona m?s. Era un anciano amable, que la miraba con preocupaci?n. Ella casi lo reconoci?, pero fue dif?cil ubicarlo. Se sent?a cansada, muy cansada, como si no hubiera dormido en a?os. "?Mi se?ora?", dijo el anciano, inclin?ndose. Ten?a algo grande en ambas manos, y ella mir? hacia abajo y se dio cuenta de que era un libro encuadernado en cuero. "Soy Aberthol", dijo. "Su maestro. ?Me oye?". Gwen trag? saliva y asinti? lentamente con la cabeza, abriendo un poco los ojos. "He estado esperando horas para verla", dijo. "La vi agitada". Gwen asinti? lentamente, recordando, agradecida por su presencia. Aberthol se inclin? y abri? su gran libro, y ella pod?a sentir el peso de ?l en su regazo. Escuch? el crujido de sus pesadas p?ginas, mientras ?l les daba vuelta. "Es uno de los pocos libros que salv?", dijo ?l, "antes de que quemaran la Casa de los Eruditos. Es la cuarta historia de los MacGil. La ha le?do. Adentro est?n escondidas las historias de conquista y triunfos y derrotas, por supuesto – sin embargo, tambi?n hay otras historias. Historias de los grandes l?deres heridos. De heridas en el cuerpo y heridas del esp?ritu. Todo tipo de lesiones imaginables, mi se?ora. Y esto es lo que he venido a decirle: incluso los mejores hombres y mujeres han sufrido tratos inimaginables, lesiones y torturas. No est? sola. Es un rayo en la rueda del tiempo. Hay muchos otros que han sufrido peores cosas que usted – y muchos que sobrevivieron y que llegaron a convertirse en grandes l?deres. "No se sienta avergonzada", dijo, agarrando su mu?eca. "Eso es lo que quiero decirle. Nunca se averg?ence. No debe haber ninguna verg?enza en usted – s?lo honor y coraje por lo que ha hecho. Es la mejor gobernante que ha tenido el Anillo. Y esto no la disminuye en modo alguno. Gwen, conmovida por sus palabras, sinti? que una l?grima rodaba por su mejilla. Sus palabras eran justo lo que necesitaba escuchar, y se sinti? muy agradecida por ellas. L?gicamente, sab?a y entend?a que ?l ten?a raz?n. Pero emocionalmente, todav?a ten?a problemas para sentirlo. Una parte de ella no pod?a evitar sentirse como si de alguna manera hubiera sido da?ada para siempre. Ella sab?a que no era cierto, pero eso es lo que sent?a. Aberthol sonri?, mientras sosten?a un libro m?s peque?o. "?Recuerda ?ste?", pregunt?, dando vuelta a su cubierta encuadernado en cuero rojo. "Era su favorito durante la infancia. Las leyendas de nuestros padres. All? hay una historia en particular, que pens? en leerle, para ayudarla a pasar el tiempo". Gwen estaba conmovida por el gesto, pero no pod?a aguantar m?s. Ella mene? la cabeza, con tristeza. "Gracias", dijo, con su voz ronca, mientras otra l?grima rodaba por su mejilla. "Pero no puedo escucharla ahora". En el rostro de ?l se reflej? la decepci?n, luego asinti?, comprendiendo. "En otra ocasi?n", dijo ella, sinti?ndose abatida. "Necesito estar sola. Si no te molesta, d?jame sola, por favor. D?jenme todos ustedes", dijo ella, girando y mirando a Steffen y a Illepra. Todos ellos se levantaron e inclinaron sus cabezas, luego se volvieron y salieron apresuradamente de la habitaci?n. Gwen se sent?a culpable, pero no pod?a evitarlo, quer?a hacerse bolita y morir. Ella escuch? cruzar sus pasos por la habitaci?n, oy? que la puerta se cerraba detr?s de ellos y levant? la vista para asegurarse de que la habitaci?n estuviera vac?a. Pero se sorprendi? al ver que no lo estaba: hab?a una figura solitaria, parada en la puerta, erguida, con su postura perfecta, como siempre. Ella caminaba lenta y se?orialmente hacia Gwen, deteni?ndose a pocos metros de su cama, mir?ndola, inexpresiva. Era su madre. Gwen se sorprendi? al verla all? parada, la ex reina, tan se?orial y orgullosa como siempre, la miraba con una expresi?n m?s fr?a que nunca. No hab?a ninguna compasi?n detr?s de sus ojos, como hab?a detr?s de los ojos de los otros visitantes. "?Por qu? est?s aqu??", pregunt? Gwen. "He venido a verte". "Pero yo no quiero verte", dijo Gwen. "No quiero ver a nadie". "No me importa lo que quieras", dijo su madre, fr?a y segura. "Yo soy tu madre, y tengo derecho a verte cuando quiera". Gwen sinti? surgir su vieja ira hacia su madre; ella era a la ?ltima persona que quer?a ver en este momento. Pero conoc?a bien a su madre y sab?a que no se ir?a hasta decir lo que ten?a en mente. "Entonces, habla", dijo Gwendolyn. "Habla y vete y acaba conmigo". Su madre suspir?. "No sabes esto", dijo su madre. "Pero cuando era joven, de tu edad, fui atacada de la misma manera que t?". Gwen la mir?, sorprendida; no ten?a idea de eso. "Tu padre lo sab?a", continu? diciendo su madre. "Y no le import?. De todos modos se cas? conmigo. En ese entonces, sent? que mi mundo hab?a terminado. "Pero no fue as?". Gwen cerr? los ojos, sintiendo que otra l?grima rodaba por sus mejillas, tratando de bloquear el asunto. Ella no quer?a escuchar la historia de su madre. Era demasiado tarde para que su madre sintiera verdadera compasi?n. ?Cre?a que podr?a entrar aqu?, despu?s de tantos a?os de malos tratos y contarle una historia solidaria y esperar a cambio que eso reparara todo? "?Ya terminaste?", pregunt? Gwendolyn. Su madre dio un paso adelante. "No, no he terminado", dijo con firmeza. "Ahora eres la Reina – es hora de actuar como tal", dijo su madre, con su voz tan dura como el acero. Gwen escuch? una fuerza en ella, que nunca hab?a o?do antes. "Sientes l?stima por ti misma. Pero las mujeres, todos los d?as, en todas partes, sufren peores destinos que t?. Lo que te ha pasado no es nada en la maquinaci?n de la vida. ?Entiendes? No es nada". Su madre suspir?. "Si quieres sobrevivir y sentirte bien en este mundo, tienes que ser fuerte. M?s fuerte que los hombres. Los hombres te afectar?n, de una forma o de otra. No es lo que te sucede – es c?mo lo percibes. C?mo reaccionas ante eso. Eso es sobre lo que tienes control. Puedes agonizar y morir. O puedes ser fuerte. Eso es lo que diferencia a las ni?as de las mujeres". Gwen sab?a que su madre estaba tratando de ayudar, pero le molestaba la falta de compasi?n en su enfoque. Y odiaba ser aleccionada. "Te odio", le dijo Gwendolyn. "Siempre te he odiado". "Lo s?", dijo su madre. "Y yo tambi?n te odio. Pero eso no significa que no podamos entendernos mutuamente. No quiero tu amor – lo que quiero es que seas fuerte. Este mundo no est? gobernado por personas d?biles y temerosas – est? gobernado por aquellos que sacuden la cabeza ante la adversidad, como si no significara nada. Puedes colapsar y morir, si lo deseas. Hay un mont?n de tiempo para eso. Pero eso es aburrido. S? fuerte y vive. Vive de verdad. S? un ejemplo para otros. Porque un d?a, te lo aseguro, vas a morir de todos modos. Y mientras est?s viva, m?s te vale vivir". "?D?jame en paz!". Gwendolyn grit?, incapaz de o?r una palabra m?s. Su madre la miraba fr?amente, despu?s, finalmente, tras un silencio interminable, se dio vuelta y sali? pavone?ndose de la habitaci?n y azot? la puerta detr?s de ella. En el silencio vac?o, Gwen comenz? a llorar, y llor? y llor?. M?s que nunca, deseaba que todo eso desapareciera. CAP?TULO SEIS Kendrick estaba parado en el amplio rellano en el borde del Ca??n, viendo a la bruma. Mientras miraba, su coraz?n se estaba rompiendo por dentro. Le hac?a sentir destrozado ver a su hermana como estaba, y se sent?a culpable, como si ?l mismo hubiera sido la v?ctima. Pod?a ver en los rostros de todos los silesios que consideraban a Gwen m?s que una gobernante – todos ellos la consideraban como familia. Tambi?n estaban desanimados. Era como si Andr?nico les hubiera hecho da?o a todos. Kendrick sent?a como si ?l fuera el culpable. ?l deber?a haber sabido que su hermana menor har?a algo as?, sabiendo lo valiente, lo orgullosa que era. ?l debi? haber anticipado que tratar?a de entregarse a s? misma, antes de que cualquiera de ellos hubiera tenido la oportunidad de detenerla, y deber?a haber encontrado una manera de imped?rselo. ?l conoc?a su naturaleza, sab?a lo confiada que era, conoc?a su buen coraz?n – y tambi?n, como un guerrero, sab?a, mejor que ella, la brutalidad de algunos dirigentes. ?l era mayor y m?s sabio que ella, y sinti? que la hab?a defraudado. Kendrick tambi?n se sent?a culpable porque todo, esta grave situaci?n, era demasiado para estar en la cabeza de una sola persona, de una gobernante reci?n coronada, una chica de 16 a?os de edad. Ella no debi? haber soportado la peor parte sola. Una decisi?n tan pesada habr?a sido dif?cil para su propia mente – incluso para su padre. Gwendolyn hizo lo mejor que pudo hacer en las circunstancias, y tal vez lo hizo mejor que cualquiera de ellos hubiera hecho. Kendrick no habr?a sabido c?mo tratar con Andr?nico. Ninguno de ellos habr?a sabido. Kendrick pens? en Andr?nico, y su rostro enrojeci? de ira. ?l era un l?der sin moral, sin principios, sin humanidad. Estaba claro para Kendrick que si todos ellos se rend?an ahora, tendr?an la misma suerte: Andr?nico matar?a o har?a esclavos a todos y cada uno de ellos. Algo hab?a cambiado en el aire. Kendrick pod?a verlo a los ojos de todos los hombres, y ?l mismo lo sent?a. Los silesios ya no estaban decididos a sobrevivir, a defenderse solamente. Ahora quer?an venganza. "?SILESIOS!", rugi? una voz. La multitud se calm? y mir? hacia arriba. En la ciudad superior, en el borde del Ca??n, mirando hacia abajo, estaba parado Andr?nico, rodeado de sus secuaces. "?Les doy una opci?n!", grit?. "?Entr?guenme a Gwendolyn y los dejar? vivir! Si no, va a llover fuego sobre ustedes, a partir de la puesta del sol, un fuego tan intenso que ninguno de ustedes vivir?". Se detuvo, sonriente. "Es una oferta muy generosa. No lo piensen mucho". Con eso, Andr?nico se dio vuelta y se march? furioso. Los silesios, poco a poco se volvieron y se miraron unos a otros. Srog dio un paso adelante. "?Compa?eros silesios!", dijo Srog, a una enorme y creciente multitud de guerreros, m?s serios de lo que Kendrick hab?a visto en ?l. "Andr?nico ha atacado a nuestra muy apreciada y mejor gobernante. La hija de nuestro amado rey MacGil y una gran reina, por su propio derecho. ?l ha atacado a todos y cada uno de nosotros. Ha tratado de poner una mancha en nuestro honor – ?pero ?l s?lo se ha manchado a s? mismo!". "?S?!", grit? la multitud, los hombres agit?ndose, cada uno sujetando las empu?aduras de sus espadas, con fuego en sus ojos. "Kendrick", dijo Srog, volvi?ndose hacia ?l. "?Qu? propones?". Kendrick lentamente mir? a los ojos de todos los hombres delante de ellos. "?ATAQUEMOS!". Kendrick grit?, con fuego en sus venas. La multitud grit? en aprobaci?n, una multitud cada vez m?s y m?s grande, con valent?a en sus ojos. Todas y cada una de estas personas, se dio cuenta ?l, estaban dispuestos a luchar hasta la muerte. "?MORIREMOS COMO HOMBRES Y NO COMO PERROS!", grit? Kendrick, otra vez. ?S?!", gritaba la multitud. "?LUCHAREMOS POR GWENDOLYN! ?POR TODAS NUESTRAS MADRES Y HERMANAS Y ESPOSAS!". "?S?!". "?POR GWENDOLYN!", grit? Kendrick. "?POR GWENDOLYN!", grit? la multitud. La multitud rug?a en ?xtasis, aumentando cada vez m?s con cada momento que pasaba. Con un grito final, siguieron a Kendrick y a Srog que iban al mando hacia el estrecho rellano, m?s y m?s arriba, hacia la parte alta de Silesia. Hab?a llegado el momento de mostrar a Andr?nico de qu? estaban hechos Los Plateados. CAP?TULO SIETE Thor estaba parado con Reece, O'Connor, Elden, Conven, Indra y Krohn en la desembocadura del r?o, todos ellas mirando hacia abajo, al cad?ver de Conval. El ambiente en el aire era sombr?o. Thor, tambi?n lo sent?a, el peso de ello en su pecho, tirando de ?l hacia abajo, mientras miraba a su hermano de la Legi?n. Conval. Muerto. No parec?a posible. Eran seis los que iban en este viaje, hasta donde Thor pod?a recordar. Nunca hab?a imaginado que terminar?an siendo cinco. Le hizo sentir su mortalidad. Thor pens? en todas las veces que Conval hab?a estado all? para ?l, recordaba c?mo siempre hab?a estado all?, en cada paso de su viaje, desde el primer d?a en que Thor se hab?a unido a la Legi?n. Era como un hermano para ?l. Conval siempre hab?a defendido a Thor, siempre hab?a tenido un buen consejo para ?l; a diferencia de algunos de los otros, ?l hab?a aceptado a Thor como amigo desde el principio. Verlo all? muerto – y sobre todo como resultado de los errores de Thor – hizo que Thor sintiera n?useas. Si ?l nunca hubiera confiado en esos tres hermanos, tal vez Conval estar?a vivo ahora. Thor no podr?a pensar en Conval sin Conven, dos gemelos id?nticos, inseparables, siempre complet?ndose mutuamente los pensamientos. No se imaginaba el dolor que estaba sintiendo Conven. Conven parec?a como si ya no estuviera en sus cabales; el feliz y despreocupado Conven, que hab?a conocido una vez, parec?a haberse ido de un solo golpe. Todos estaban parados en el borde del campo de batalla donde hab?a ocurrido, los cad?veres de los soldados del Imperio estaban amontonados alrededor de ellos. Estaban all? parados, arraigados, mirando a Conval, ninguno de ellos dispuesto a seguir adelante, hasta darle un entierro apropiado. Hab?an encontrado algunas pieles en algunos de los oficiales del Imperio, les hab?an desnudado y hab?an envuelto el cad?ver de Conval con ellas. Le hab?an colocado en un peque?o bote, el que hab?an utilizado para llegar aqu?, y su cad?ver estaba all?, largo, tieso, mirando al cielo. El entierro de un guerrero. Conval ya se ve?a congelado, su cuerpo r?gido y amoratado, como si nunca hubiese vivido. Thor no sab?a cu?nto tiempo hab?an estado parados all?, cada uno de ellos perdido en sus propias penas, ninguno quer?a ver que se fuera su cuerpo. Indra puso su mano encima de la cabeza de Conval en peque?os c?rculos, cantando algo en un idioma que no entend?a Thor, con los ojos cerrados. ?l se daba cuenta de lo mucho que a ella le importaba ?l, mientras llevaba a cabo el funeral solemne, y Thor sinti? paz con el sonido. Ninguno de los muchachos sab?a qu? decir, y todos estaban all? sombr?amente, silenciosos, dejando a Indra el servicio. Finalmente, Indra termin? y dio un paso atr?s. Conven dio un paso adelant?, las l?grimas corr?an por sus mejillas y se arrodill? al lado de su hermano. ?l extendi? la mano y la puso en la de ?l, inclinando la cabeza. Conven extendi? la mano y dio un empuj?n a la embarcaci?n. Se balanceaba hacia las aguas del r?o, y luego, como si entendieran las mareas, la corriente de repente creci?, alejando el barco, lenta y suavemente. Se alej? m?s y m?s del grupo; Krohn lloriqueando mientras se iba. De la nada, surgi? una niebla, y consumi? el barco. Desapareci?. Thor sent?a como si tambi?n su cuerpo hubiera sido absorbido en el mundo terrenal. Lentamente, los chicos se miraron unos a otros, y vieron m?s all? del campo de batalla y a las tierras lejanas detr?s de ?l. Detr?s de ellos estaba el submundo del cual vinieron; a un lado estaba una vasta planicie de pasto; y al otro lado hab?a un terreno bald?o, un desierto endurecido. Estaban en una encrucijada. Thor se dirigi? a Indra. "?Para llegar a Neversink debemos cruzar ese desierto?", pregunt? Thor. Ella asinti?. "?No hay otra manera?", pregunt? ?l. Ella mene? la cabeza. "Hay otras maneras, pero menos directas. Perder?an semanas. Si esperan vencer a los ladrones, es la ?nica manera". Los dem?s lo miraron largo y tendido, los soles quemando, formando ondas. "Parece despiadado", dijo Reece, yendo al lado de Thor. "No conozco a nadie que lo haya cruzado y siga vivo", dijo Indra. "Es enorme, lleno de criaturas hostiles". "No tenemos suficientes provisiones", dijo O'Connor. "No lo lograr?amos". "Pero es el camino hacia la Espada", dijo Thor. "Asumiendo que la Espada todav?a exista", dijo Elden. "Si los ladrones han llegado a Neversink", dijo Indra, "entonces su preciosa Espada est? perdida para siempre. Arriesgar?an su vida por un sue?o. Lo mejor que pueden hacer ahora es regresar al Anillo". "Nosotros no volveremos", dijo Thor, decidido. "Sobre todo ahora", agreg? Conven, avanzando hacia adelante, con sus ojos encendidos de ardor y dolor. "Encontraremos esa Espada o moriremos en el intento", dijo Reece. Indra mene? la cabeza y suspir?. "No esperaba otra respuesta de ustedes, muchachos", dijo ella. "Insensatos hasta el final". * Thor caminaba junto a los dem?s a trav?s del desierto, entrecerrando los ojos hacia el fuerte sol, jadeando por el calor implacable. Pens? que estar?a encantado de librarse del inframundo, de su melancol?a siempre presente, de ser incapaz de ver los soles. Pero se hab?a ido de un extremo al otro. Aqu?, en este desierto, no hab?a nada m?s que sol: sol amarillo y cielo amarillo, brillando sobre ?l y ning?n lugar a d?nde ir. Le dol?a la cabeza, y se sent?a mareado. Estaba arrastrando los pies y sent?a como si hubiera estado caminando una vida; al voltear, vio que los otros estaban igual. Ellos hab?an estado caminando medio d?a, y no sab?a c?mo podr?an continuar con esto. Mir? a Indra, sosteniendo su capucha sobre la cabeza y se pregunt? si ella hab?a tenido raz?n. Tal vez hab?an sido temerarios al intentar esto. Pero ?l hab?a prometido encontrar la Espada – y ?qu? otra opci?n ten?an? Al avanzar, sus pies agitaban nubes de polvo, arremolin?ndose en todas partes, haciendo a?n m?s dif?cil respirar. En el horizonte no hab?a nada m?s que lodo secado al sol, todo era plano hasta donde alcanzaba la vista. No hab?a el menor atisbo de estructura o camino o monta?a – ni nada. Nada sino el desierto. Thor sent?a como si hubieran llegado hasta el final del mundo. Al avanzar, Thor se consol? con una cosa: por lo menos ahora, por primera vez, sab?a a d?nde iban. Ya no estaba a merced de escuchar a esos tres hermanos y su est?pido mapa; ahora escuchaban a Indra y ?l confiaba m?s en ella, de lo que alguna vez hab?a confiado en ellos. Se sent?a seguro de que iban en la direcci?n correcta – pero no estaba seguro de que sobrevivir?an al viaje. Thor comenz? a o?r un ruido silbante sutil, y cuando mir? hacia abajo, vio que la arena alrededor de ?l giraba en c?rculos. Los dem?s tambi?n lo vieron, y Thor se sinti? confundido mientras la arena se reun?a lentamente, los c?rculos eran m?s intensos en sus pies, luego se levantaban hasta el cielo. Pronto surgi? una nube de polvo, levant?ndose del suelo del desierto, subiendo m?s y m?s alto. Thor sinti? que todo su cuerpo se secaba de repente. Sent?a como si cada gota de agua fuera jalada de su cuerpo, y ?l ansiaba tener agua; nunca hab?a tenido tanta sed en su vida. Extendi? la mano con miedo, buscando a tientas su bota de agua y la levant? y la dirigi? hacia su boca. Pero al hacerlo, el agua se dio vuelta y se fue hacia arriba, hacia el cielo, nunca lleg? a sus labios. "?Qu? est? pasando?" Thor grit? a Indra, jadeando. Ella miraba al cielo con temor, retirando su capucha. "?Es una lluvia inversa!", grit?. "?Qu? es eso?" Elden grit?, jadeando mientras agarraba su garganta. "?Llueve hacia arriba!", grit? ella. "?Toda la humedad est? siendo absorbida hacia el cielo!". Thor observaba c?mo el resto de su agua se disparaba hacia arriba de la bota, y entonces vio c?mo la bota cruj?a y se secaba, cayendo al suelo como papa seca. Thor cay? de rodillas, agarrando su garganta, apenas pod?a respirar. Alrededor de ?l, los otros hicieron lo mismo. "?Agua!". Elden suplic?, junto a ?l. Hubo un gran estruendo, como el sonido de mil truenos y Thor mir? hacia arriba para ver c?mo el cielo se oscurec?a. Una sola nube de tormenta apareci?, corriendo hacia ellos, a una velocidad incre?ble. "?AL SUELO!", grit? Indra. "?El cielo se est? invirtiendo!". Ella apenas hubo terminado de hablar cuando el cielo se abri? y una pared de agua chorre? hacia abajo, derribando a Thor y a los dem?s con la fuerza de un maremoto. Thor se fue rodando una y otra vez en la onda de agua, dando tumbos no supo cu?nto tiempo. Finalmente, apareci? en el suelo del desierto, la ola rodando delante de ellos. Esto fue seguido por las hojas de la lluvia, y Thor ech? la cabeza hacia atr?s y bebi? y bebi?, igual que los dem?s, hasta que finalmente se sintieron hidratados otra vez. Poco a poco, cada uno de ellos se puso de pie, jadeando, pareciendo vencidos. Se miraron unos a otros. Hab?an sobrevivido. Cuando su asombro y miedo desapareci?, lentamente estallaron en risas. "?Estamos vivos!", grit? O'Connor. "?Eso es lo peor que nos puede pasar en este desierto?", pregunt? Reece, feliz de estar vivo. Indra mene? la cabeza, sombr?amente. "Celebras prematuramente", dijo ella, pareciendo muy preocupada. "Despu?s de las lluvias, los animales del desierto salen a beber". Surgi? un ruido espantoso, y Thor mir? hacia abajo y vio con horror c?mo un ej?rcito de peque?as criaturas sal?a de la arena y se apresuraba a ir hacia ellos. Thor comprob? sobre su hombro y vio el lago de agua que las lluvias hab?an dejado, y se dio cuenta de que estaban en el camino de las criaturas sedientas. Docenas de criaturas que Thor jam?s hab?a visto antes, corrieron hacia ellos. Eran animales enormes, de color amarillo, parecidos a un b?falo, pero el doble de tama?o, con cuatro brazos y cuatro cuernos, corriendo sobre dos patas hacia ellos. Caminaban de forma divertida, de vez en cuando se abalanzaban en cuatro patas, y despu?s saltaban otra vez. Rug?an mientras iban hacia ellos; sus vibraciones hac?an temblar el suelo. Thor sac? su espada, como hicieron los dem?s, dispuestos a defenderse. Cuando el primer animal se acerc?, Thor rod? a un lado, quit?ndose del camino, sin golpearlo, con la esperanza de que s?lo pasara corriendo delante de ellos y fuera a buscar el agua. La criatura baj? su cabeza para sacar a Thor, y fall? cuando Thor rod?. Para temor de Thor, no estaba contento – dio la vuelta en c?rculo, y con rabia, fue directo hacia Thor. Parec?a que lo quer?a muerto, m?s que querer el agua. Al volver al ataque, bajando sus cuernos, Thor salt? alto en el aire y gir? su espada, cortando uno de sus cuernos conforme corr?a. El animal chill?, saltando sobre dos patas, y dio la vuelta, cortando a Thor y tir?ndolo al suelo. La criatura levant? sus patas e intent? patear a Thor, pero Thor rod? fuera del camino, mientras sus pies dejaban una gran huella en la arena y agit? una nube de polvo. La criatura levant? sus patas de nuevo, y esta vez Thor levant? su espada y la hundi? en el pecho de la criatura. La bestia chill? otra vez, la espada se sumi? hasta la empu?adura, y Thor gir? por debajo, antes de que se desplomara en el suelo, muerto. Tuvo suerte de hacerlo: el peso lo habr?a aplastado en la tierra. Mientras Thor se levantaba, otra bestia fue a atacarlo y ?l salt? fuera del camino, pero no antes de que su cuerno rozara su brazo, cort?ndolo, haci?ndole gritar de dolor y soltar su espada. Sin espada, Thor extrajo su honda, coloc? una piedra y la lanz? a la bestia. La bestia se tambale? y grit?, mientras la piedra empalaba su ojo – pero a?n as?, fue a la carga. Thor corri? a la izquierda y a la derecha, tratando de quitarse del camino haciendo zigzag – pero la criatura era demasiado r?pida. No quedaba otro lugar a d?nde correr, y ?l sab?a en en cuesti?n de segundos, ser?a embestido. Mientras corr?a, mir? a sus hermanos de La Legi?n y vio que no les estaba yendo mejor, cada uno hu?a de una bestia. La bestia se acercaba, estaba a s?lo unos cent?metros, con su horrible jadeo y olor en las orejas de Thor, y baj? sus cuernos. Thor se prepar? para el impacto. De repente la bestia grit?, y Thor se volvi? para verlo elevarse por lo alto en el aire. Thor mir?, desconcertado, sin entender lo que estaba pasando – cuando vio detr?s de ?l, un enorme monstruo verde lim?n, del tama?o de un dinosaurio, de un centenar de metros de alto, con hileras de afilados dientes. Sostuvo a la bestia en su mand?bula, como si no fuera nada, y se reclin? y se lo meti? en el hocico. Lo mantuvo all?, retorci?ndose, luego lo mastic? y lo trag? en tres enormes mordidas, deglutiendo y lamiendo sus labios. Alrededor de Thor las criaturas amarillas dieron vuelta y huyeron de la bestia. La bestia sali? detr?s de ellos, resbalando y azotando su enorme cola mientras avanzaba; la cola atrap? a Thor por detr?s e hizo que ?l y los dem?s aterrizaran con fuerza sobre el terreno. Pero la bestia continu? yendo a la carga delante de ellos, m?s interesado en las criaturas amarillas que en ellos. Thor se volvi? y mir? a los dem?s, que estaban all? sentados, anonadados y ellos tambi?n lo miraron. Indra se qued? all?, sacudiendo su cabeza. "No se preocupen", dijo ella, "se pone mucho peor". CAP?TULO OCHO Kendrick camin? lentamente a trav?s del patio quemado de la parte superior de Silesia; a su lado estaban Srog, Brom, Kolk, Atme, Godfrey y una docena de Los Plateados. Todos marchaban lentamente, deliberadamente, con las manos cruzadas detr?s de sus cabezas en se?al de rendici?n. El peque?o grupo pas? ante los miles de soldados del Imperio que vigilaban, hacia Andr?nico que estaba en la puerta de la ciudad. Kendrick sent?a todas las miradas sobre ellos al ir pasando; hab?a tensi?n en el aire. El patio, a pesar de estar ocupado por miles de soldados, estaba lo suficientemente callado para o?r caer un alfiler. Una hora antes, Kendrick hab?a gritado su rendici?n a Andr?nico, y este grupo hab?a ascendido juntos mostrando que no portaban armas, mientras marchaban entre la multitud de soldados del Imperio, en su camino a arrodillarse formalmente ante Andr?nico. El coraz?n de Kendrick lat?a aceleradamente mientras caminaban, ten?a la garganta seca al ver cu?ntos miles de enemigos hostiles les rodeaban. Kendrick y los otros hab?an ensayado un plan, y al acercarse a Andr?nico, Kendrick vio de primera mano lo enorme y salvaje que se ve?a; Kendrick rez? para que su plan funcionara. Si no funcionaba, morir?an. Caminaron, con las espuelas sonando, hasta que finalmente uno de los generales de Andr?nico dio un paso adelante; una imponente criatura con el ce?o fruncido, y extendi? una mano ?spera, golpeando a Kendrick en el pecho. Los detuvieron a unos seis metros de distancia de Andr?nico, presumiblemente por precauci?n. Sus soldados eran m?s sabios de lo que Kendrick hab?a predicho; ?l hab?a esperado acercarse a Andr?nico, pero claramente era algo que no permitir?an. El coraz?n de Kendrick lati? m?s r?pido, mientras esperaba que la distancia no pusiera en peligro su plan. Mientras todos estaban all? parados, en silencio, uno frente al otro, Kendrick aclar? su garganta. "Hemos venido a rendirnos ante el Gran Andr?nico", anunci? Kendrick, con su voz estruendosa, tratando de usar su tono m?s convincente, mientras estaba parado con los otros, sin moverse, mirando hacia arriba, a los ojos de Andr?nico. Andr?nico se acerc? y toc? las cabezas reducidas de su collar, mirando hacia abajo con algo como un gru?ido, o tal vez una sonrisa. "Aceptamos sus t?rminos", continu? diciendo Kendrick. "Admitimos la derrota". Andr?nico se inclin? hacia adelante, s?lo ligeramente, sentado en un enorme banco de piedra y los mir? con algo parecido a una sonrisa. "Yo s? que lo har?n", dijo, con su voz estruendosa escuch?ndose en todo el patio. "?D?nde est? la chica?". Kendrick estaba preparado para eso. "Hemos venido como el contingente de oficiales m?s altos y condecorados", respondi? Kendrick. "Vinimos primero, para profesar nuestra rendici?n ante usted. Cuando hayamos terminado, los otros seguir?n, con su permiso". Kendrick cre?a que agregar: "con su permiso", era un buen toque, que ayudar?a a parecer m?s plausible. Hace mucho tiempo, hab?a aprendido una gran lecci?n de uno de sus asesores militares: cuando se trata con un comandante narcisista, siempre apelar a su ego. No hab?a l?mite a los errores que un comandante podr?a cometer cuando los halagas, cuando has apostado por su grandeza. Andr?nico se reclin? s?lo un poco, apenas respondiendo. "Claro que lo har?n", dijo Andr?nico. "De lo contrario, ustedes ser?an muy tontos en aparecer aqu?". Andr?nico se qued? all? sentado, mir?ndolos, como tratando de decidir. Parec?a como si presintiera que algo andaba mal. El coraz?n de Kendrick lati? con fuerza. Finalmente, tras una larga espera, Andr?nico pareci? tomar una decisi?n. "Den un paso adelante y arrod?llense", dijo. "?Todos ustedes!". Todos los dem?s miraron a Kendrick y ?ste asinti? con la cabeza. Todos dieron un paso hacia adelante y se arrodillaron ante Andr?nico. "Repitan despu?s de m?", dijo el comandante. "Nosotros, representantes de Silesia…" "Nosotros, representantes de Silesia…" "Nos rendimos ante el Gran Andr?nico…" "Nos rendimos ante el Gran Andr?nico…" "Y juramos lealtad hacia ?l, por el resto de nuestros d?as y m?s…" "Y juramos lealtad hacia ?l, por el resto de nuestros d?as y m?s…" "Y servir como esclavos de ?l, por el resto de nuestros d?as". Para Kendrick era dif?cil pronunciar las ?ltimas palabras, y trag? saliva, hasta que finalmente repiti? palabra por palabra: "Y servir como esclavos de ?l, por el resto de nuestros d?as". Lo hizo sintiendo n?useas, y su coraz?n palpitaba en sus o?dos. Finalmente, termin? el dolor. Sigui? un silencio tenso, y Andr?nico finalmente sonri?. "Los MacGil son m?s d?biles de lo que pens?", gru??. "Me dar? mucho gusto que sean mis esclavos, y hacer que aprendan las formas del Imperio. Ahora ve por la chica, antes de que cambie de opini?n y los mate a todos en el acto". Kendrick se arrodill? all?, vio su vida pasar ante sus ojos. Sab?a que era uno de esos momentos decisivos en su vida. Si todo sal?a como esperaba, vivir?a para contar la historia de este d?a a sus nietos; si no, ?l estar?a, en momentos, tirado aqu? como cad?ver. ?l sab?a que las posibilidades estaban en su contra, pero era una oportunidad que ten?a que tomar. En nombre de s? mismo; en nombre de los MacGil; y en nombre de Gwendolyn. Era ahora o nunca. Con un movimiento r?pido, Kendrick sac? de su espalda una espada corta oculta bajo su camisa; se detuvo y grit? mientras la lanzaba con todas sus fuerzas. "?SILESIOS, ATAQUEN!". La espada de Kendrick dio giros y fue directamente hacia el pecho de Andr?nico. Fue un tiro poderoso, con un tino verdadero, un tiro lo suficientemente audaz para matar a cualquier otro guerrero. Pero Andr?nico no era cualquier guerrero. Kendrick estaba un poco lejos y Andr?nico fue demasiado r?pido; Andr?nico logr? agacharse justo antes de caer. A?n as? grit? de dolor, mientras la hoja rozaba su brazo, brotando sangre. Luego sigui? volando a trav?s del aire y asesin? al general que estaba junto a ?l, cayendo en su est?mago. Al grito de Kendrick, el caos estall?. Alrededor de ?l los dem?s estiraron la mano hacia atr?s y sacaron sus espadas ocultas y decapitaron a los soldados de pie en medio de ellos. Brom sac? un pu?al de su cintur?n, camin? a un lado y lo clav? en la garganta de un soldado que se encontraba cerca. Kolk sac? una honda corta de su cintura, coloc? una piedra y la lanz?, golpeando a un soldado que estaba lejos, sosteniendo un arco en la cabeza, justo antes de que pudiera disparar. Godfrey tir? un pu?al; su tino no era tan acertado como el de los dem?s, y la daga fall? su objetivo, cayendo en la pierna de un joven soldado. Alrededor de ellos, estallaron los gritos de los soldados heridos del Imperio; ninguno de ellos esperaba el ataque sorpresa. Al llamado, en el mismo momento, en todos los lados del patio, los soldados Silesianos emergieron repentinamente del suelo, de las paredes. Llegaron con un gran grito de batalla, apuntando flechas, oscureciendo el aire con ellas. Miles de flechas cruzaron el patio, derribando a los soldados del Imperio por todos lados. Fueron atacados por muchos lados, los soldados no sab?an hacia d?nde girar; muchos de ellos, en su p?nico, terminaron atac?ndose mutuamente. Kendrick estaba emocionado de ver que su plan estaba funcionando perfectamente. Srog le hab?a informado de los t?neles ocultos conectando la Baja Silesia con la ciudad superior, construidos en el caso de un asedio como ?ltimo recurso: el elemento sorpresa. Todos los soldados hab?an esperado pacientemente, en su lugar, esperando la se?al de Kendrick. Miles de ellos surgieron, disparando con tal velocidad y tino, que no dio a los soldados del Imperio tiempo para reaccionar. Kendrick avanz? y entr? al combate, arrebatando una espada de un soldado muerto del Imperio, y atacando a los soldados m?s cercanos a ?l, acompa?ado por su amigo Atme y los dem?s. Los soldados del Imperio, tuvieron p?nico en el caos, se dieron vuelta y corrieron en todas direcciones, sin siquiera saber qu? camino tomar. Los silesios fueron ganando la ventaja. Kendrick derrib? a una docena de hombres antes de que levantaran un escudo para defenderse. Atme luch? espalda contra espalda con ?l, como siempre lo hab?a hecho, ocasionando un da?o igual. Con cada golpe pensaba en Gwendolyn, pensaba en la venganza. Los miles de soldados del Imperio estaban tan desconcertados que todos salieron corriendo hacia el conjunto de puertas al patio exterior. La turba se abalanz? contra Andr?nico y sus hombres, en estampida, quienes trataron de mantenerse firmes, pero fueron obligados a retroceder, por los muchos soldados. Como si fueran ganado, fueron empujados hacia la puerta lejana, todos tratando desesperadamente de escapar de las flechas, que continuaron cayendo en todas direcciones. Cuando los soldados silesios se quedaron sin flechas, sacaron sus espadas y fueron a la carga, al lado de sus hermanos. El n?mero de soldados del Imperio era enorme, sin embargo, no eran guerreros bien entrenados – la mayor?a de ellos eran s?lo cuerpos, pueblos esclavizados al servicio de Andr?nico. Por otro lado, los silesios eran pocos en n?mero, sin embargo, todos y cada uno de ellos era un guerrero con clase, endurecido, bien entrenado; cada uno val?a el peso de diez hombres del Imperio. Tambi?n ten?an el elemento sorpresa – y sobre todo, ten?an fuego en las venas. Sus espaldas contra la pared. Ganas de vivir. La urgencia de proteger a sus seres queridos. Furia por lo de Gwendolyn. Despu?s de todo, ?sta era su ciudad. Y ellos sab?an que si no ganaban, ser?a su muerte. Docenas de silesios sonaban los cuernos, el ruido era aterrador, sonaba como un ej?rcito sin l?mite, y cada vez m?s de ellos emerg?an de los t?neles. Todos iban a la carga como si sus vidas dependieran de ello, miles de ellos enfrentando a los miles de soldados del Imperio. La lucha fue feroz, la sangre cubr?a el patio, mientras chocaba espada contra espada y daga contra daga, mientras los hombres luchaban y se miraban unos a otros, combatiendo mano a mano y mat?ndose frente a frente. R?pidamente, la marea gir? en direcci?n a los silesios. Otro cuerno son?, y de las puertas inferiores salieron los soldados de La Legi?n, cientos de ellos fuertes, con un feroz grito de batalla. Levantaron las hondas y flechas y lanzas y espadas y fueron a la carga hacia el combate, matando a los soldados del Imperio que quedaban, a diestra y siniestra ayudando a cambiar el rumbo. Los guerreros de La Legi?n ya estaban endurecidos, incluso a una edad temprana, y mientras corr?an, todos gritaban por Gwendolyn y Thor. La Legi?n hizo tanto da?o como los dem?s al unir sus fuerzas a la perfecci?n, empujando al Imperio m?s y m?s lejos para ir hacia la puerta exterior. Pronto el curso de la batalla gir? a su favor, mientras los cad?veres del Imperio ca?an en todas direcciones, y los que quedaban entraban en p?nico y hu?an. Un mill?n de soldados del Imperio esperaba m?s all? de las puertas – pero hab?a un cuello de botella de soldados huyendo, y los otros no pod?an entrar. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/morgan-rice/una-carga-de-valor/?lfrom=688855901) на ЛитРес. 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