Êàê ÷àñòî ÿ âèæó êàðòèíêó òàêóþ Âîî÷èþ, èëè îíà òîëüêî ñíèòñÿ: Äâå äåâî÷êè-ãåéøè î ÷¸ì-òî òîëêóþò, Çàáûâ, ÷òî äàâíî èì ïîðà ðàñõîäèòüñÿ. Íà óëèöå ò¸ìíîé âñå äâåðè çàêðûòû. Ëåíèâîå ïëàìÿ â ôîíàðèêå ñîííîì… À äåâî÷êè-ãåéøè êàê áóäòî çàáûòû Äâóìÿ îãîíüêàìè â ïðîñòðàíñòâå áåçäîííîì. Íó ÷òî âàì íå ñïèòñÿ, ïðåêðàñíûå ãåéøè? Âåäü äàæå ñâåð÷êè íåóìîë÷íû

Una Vez Inactivo

Una Vez Inactivo Blake Pierce Un Misterio de Riley Paige #14 ?Una obra maestra del g?nero del thriller y misterio! Pierce hizo un trabajo magn?fico desarrollando a los personajes psicol?gicamente, tanto as? que sientes que est?s en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus ?xitos. La trama es muy inteligente y el libro te mantendr? entretenido de principio a fin. Este libro te mantendr? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (sobre Una vez desaparecido) UNA VEZ INACTIVO es el libro #14 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con el bestseller UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ?una descarga gratuita con m?s de 1. 000 opiniones de cinco estrellas! Despu?s de permanecer inactivo durante 10 a?os, un asesino en serie escurridizo ataca de nuevo, dejando pocas pistas. La ?nica forma en que la agente especial del FBI Riley Paige podr? atraparlo es resolviendo enigmas del pasado. Varias mujeres est?n apareciendo muertas, y en este thriller psicol?gico oscuro, Riley Paige se da cuenta de que est? en una carrera contra el tiempo. Los asesinatos del pasado eran demasiado desconcertantes como para ser resueltos en aquel entonces. ?Podr? Riley resolverlos ahora, que llevan 10 a?os enfriados? ?Y atar cabos para resolver los cr?menes del presente?Cuando Riley encuentra su vida personal en crisis, jugar al gato y al rat?n con un brillante psic?pata quiz? sea demasiado para ella. Sobre todo porque algo anda mal en este caso…Un thriller lleno de acci?n con suspenso emocionante, UNA VEZ INACTIVO es el libro #14 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejar? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche. El Libro #15 de la serie de Riley Paige estar? disponible pronto. Blake Pierce UNA VEZ INACTIVO Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambi?n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicol?gico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicol?gico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros). Blake Pierce es un ?vido lector y fan de toda la vida de los g?neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, as? que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com para saber m?s y mantenerte en contacto. Derechos de autor © 2018 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepci?n de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaci?n sin el previo permiso del autor. Este libro electr?nico est? licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electr?nico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustar?a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si est?s leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regresa a Smashwords.com y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor.   Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, lugares, eventos e incidentes son o bien productos de la imaginaci?n del autor o se emplean como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Los derechos de autor de la imagen de la cubierta son de Pavel Chagochkin, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE JESSE HUNT EL ESPOSA PERFECTA (Libro #1) EL TIPO PERFECTO (Libro #2) LA CASA PERFECTA (Libro #3) SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE AL LADO (Libro #1) LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2) CALLEJ?N SIN SALIDA (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE SI ELLA SUPIERA (Libro #1) SI ELLA VIERA (Libro #2) SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE VIGILANDO (Libro #1) ESPERANDO (Libro #2) ATRAYENDO (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) UNA VEZ CAZADO (Libro #5) UNA VEZ A?ORADO (Libro #6) UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7) UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8) UNA VEZ ACECHADO (Libro #9) UNA VEZ PERDIDO (Libro #10) UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11) UNA VEZ ATADO (Libro #12) UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13) UNA VEZ INACTIVO (Libro #14) SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE MATE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3) ANTES DE QUE SE LLEVE (Libro #4) ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5) ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6) ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7) ANTES DE QUE CACE (Libro #8) ANTES DE QUE ATRAPE (Libro #9) ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10) SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK CAUSA PARA MATAR (Libro #1) UNA RAZ?N PARA HUIR (Libro #2) UNA RAZ?N PARA ESCONDERSE (Libro #3) UNA RAZ?N PARA TEMER (Libro #4) UNA RAZ?N PARA RESCATAR (Libro #5) UNA RAZ?N PARA ATERRARSE (Libro #6) SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1) UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2) UN RASTRO DE VICIO (Libro #3) UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4) UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5) PR?LOGO Gareth Ogden se encontraba en una gran playa con vistas al Golfo de M?xico. La marea estaba baja y el Golfo estaba quieto, no hab?a ni una sola ola. Vio unas cuantas gaviotas en el cielo oscuro y oy? sus graznidos cansados sobre el sonido de las olas. Tom? una fumada de su cigarrillo y pens? con una sonrisa amarga: «Al parecer las gaviotas tambi?n odian este clima.» No estaba seguro de por qu? se hab?a molestado en venir hasta aqu?. Sol?a disfrutar de los sonidos y los olores de la playa de noche. Tal vez era porque se estaba poniendo viejo, pero ahora le resultaba dif?cil disfrutar de nada en este calor. Los veranos cada vez eran m?s calientes. Incluso ahora que ya hab?a atardecido, la brisa no refrescaba nada, y la humedad era sofocante. Se termin? su cigarrillo y lo pis? en la arena. Luego se dio la vuelta para caminar de regreso por el paseo mar?timo en direcci?n a su casa, una estructura curtida que daba a la antigua carretera y la playa desierta. Mientras avanzaba por la arena, Gareth pens? en todas las reparaciones que hab?a tenido que hacerle a su casa despu?s del ?ltimo hurac?n que hab?a tenido lugar hace solo unos a?os. Hab?a tenido que reconstruir el gran porche y los escalones, y reemplazar una gran cantidad de revestimiento del techo y algunas tejas, pero hab?a tenido suerte de que su casa no hab?a sufrido da?os estructurales graves. Amos Crites, el due?o de las casas a ambos lados de la de Gareth, hab?a tenido que reconstruirlas casi por completo. «Esa maldita tormenta», pens? mientras mataba un mosquito. Los valores inmobiliarios hab?an ca?do mucho desde entonces. Deseaba poder vender la casa y salir corriendo de Rushville, pero nadie pagar?a lo suficiente por ella. Aunque Gareth hab?a vivido toda su vida en este pueblo, no sent?a que realmente pertenec?a. Para ?l, Rushville hab?a deca?do desde hace mucho tiempo, al menos desde que la interestatal hab?a sido construida. Sol?a ser un peque?o pueblo tur?stico de verano, pero esos d?as hab?an quedado muy atr?s. Gareth se abri? paso entre una abertura en la valla de madera y lleg? a la calle frente a la playa. Cuando sinti? las suelas de sus zapatos absorber el calor del pavimento, levant? la mirada hacia su casa. El primer piso estaba iluminado. «Casi como si alguien viviera all?», pens?. Aunque «vivir» no parec?a la palabra correcta, dado que no se sent?a vivo. Y pensar en ?pocas m?s felices, cuando su esposa, Kay, todav?a estaba viva y estaban criando a su hija, Cathy, solo lo hac?a sentirse m?s deprimido. Mientras caminaba por la acera que conduc?a a su casa, Gareth vislumbr? algo a trav?s de la puerta mosquitera, una sombra que se mov?a adentro. «?Qui?n podr?a ser?», se pregunt?. No le sorprend?a que alg?n visitante hab?a entrado. La puerta principal siempre estaba abierta, as? como tambi?n la puerta mosquitera. Los amigos de Gareth iban y ven?an como les plac?a. —Es un pa?s libre —les gustaba decirles. Mientras sub?a los escalones torcidos hasta el porche, Gareth pens? que el visitante podr?a ser Amos Crites. Tal vez Amos hab?a venido para revisar sus propiedades de playa. Gareth sab?a que nadie las hab?a alquilado para el mes de agosto, un mes notoriamente caliente y pegajoso en esta ?rea. «S?, apuesto a que es Amos», pens? Gareth mientras cruzaba el porche. Amos a menudo pasaba por su casa a hablar y quejarse de cualquier cosa, lo cual Gareth tambi?n hac?a con ?l. Se supone que tal vez Amos y ?l eran una mala influencia el uno para el otro… «Bueno, ?para qu? son los amigos?», pens?. Gareth estaba al otro lado de la puerta, sacudi?ndose arena de las sandalias. –Hola, Amos —dijo en voz alta—. Agarra una cerveza de la nevera. Esper? que Amos le dijera: —Ya la tengo. Pero nadie respondi?. Gareth supuso que tal vez Amos estaba en la cocina, agarrando una cerveza. O tal vez estaba m?s molesto que de costumbre. Eso no le molestaba a Gareth en absoluto, dado que los miserables quieren compa??a. Gareth abri? la puerta mosquitera y entr?. –Hola, Amos, ?c?mo est?s? —dijo en voz alta. Vio un destello de movimiento. Se volvi? y vislumbr? una sombra recortada cerca de la l?mpara de la sala de estar. Quienquiera que fuese se precipit? sobre Gareth demasiado r?pido como para darle tiempo de hacer ninguna pregunta. La figura levant? un brazo y Gareth vislumbr? un destello de acero. Algo duro golpe? su frente, y luego sinti? una explosi?n de dolor. Y despu?s de eso, nada. CAP?TULO UNO La luz solar brillaba sobre las olas mientras Samantha Kuehling conduc?a la patrulla por la costa. Sentado a su lado en el asiento del pasajero, su compa?ero Dominic Wolfe dijo: —Lo creer? cuando lo vea. Sam no respondi?. Ni ella ni Dominic sab?an exactamente qu? ver?an. Pero la verdad era que en estos momentos creer?a lo que sea. Hab?a conocido al ni?o de catorce a?os, Wyatt Hitt, toda su vida. Pod?a ser intratable, al igual que cualquier ni?o de esa edad, pero no era mentiroso. Y hab?a parecido hist?rico cuando llam? a la comisar?a hace un rato. Hab?a dejado algo muy en claro: —Algo le pas? a Gareth Ogden.Algo malo. M?s all? de eso, Sam no sab?a nada m?s. Y Dominic tampoco. Mientras estacion? el auto delante de la casa de Gareth, vio que Wyatt estaba sentado al final de los escalones que daban al porche. A su lado hab?a una bolsa de tela de peri?dicos no entregados. Cuando Sam y Dominic se salieron del auto y se acercaron a ?l, el chico con cabello claro ni siquiera los mir?. Solo sigui? mirando al frente. La cara de Wyatt estaba a?n m?s p?lida de lo habitual, y estaba temblando, a pesar de que la ma?ana ya estaba bastante caliente. «Est? en shock», se dio cuenta Sam. Dominic le dijo: —Dinos lo que pas?. Wyatt se incorpor? al o?r el sonido de la voz de Dominic y lo mir? con ojos vidriosos. Luego balbuce? en una voz ronca y asustada agravada por la adolescencia: —Est? ah?, en la casa. El Sr. Ogden… Luego mir? fijamente el Golfo de nuevo. Sam y Dominic se miraron. Sab?a por la expresi?n alarmada de Dominic que esto estaba volvi?ndose real para ?l. Sam se estremeci? al pensar: «Tengo la sensaci?n de que est? a punto de volverse muy real para ambos.» Ella y Dominic subieron los escalones y cruzaron el porche. Cuando miraron a trav?s de la puerta mosquitera, vieron a Gareth Ogden. Dominic se tambale? hacia atr?s. –?Dios m?o! —grit?. Ogden estaba tumbado de espaldas en el piso, con los ojos y la boca abierta. Ten?a una herida abierta y sangrante en la frente. Luego Dominic gir? de espaldas hacia los escalones y le grit? a Wyatt: —?Qu? demonios pas?? ?Qu? hiciste? Sinti?ndose un poco sorprendida de no compartir el p?nico de Dominic, Sam toc? su brazo y le dijo en voz baja: —No hizo nada, Dom. Es solo un chico. Es solo un chico que reparte peri?dicos. Dominic sacudi? su mano y baj? los escalones. Arrastr? al pobre Wyatt a sus pies. –?Dime! —grit? Dominic—. ?Qu? hiciste? ?Por qu? lo hiciste? Sam baj? corriendo los escalones detr?s de Dominic. Agarr? al polic?a hist?rico y tir? de ?l hacia el c?sped con fuerza. –D?jalo en paz, Dom —dijo Sam—. Yo me encargo de esto, ?de acuerdo? La cara de Dominic parec?a tan p?lida como la de Wyatt, y ?l tambi?n estaba temblando de la impresi?n. Dominic se limit? a asentir, y Sam se dirigi? de nuevo hacia Wyatt y lo ayud? a sentarse. Se agach? delante de ?l y le toc? en el hombro. Luego le dijo: —Todo va a estar bien, Wyatt. Solo respira profundo. El pobre Wyatt no pod?a seguir sus instrucciones. En cambio, parec?a estar hiperventilando y llorando al mismo tiempo. Wyatt logr? decir entre sus sollozos: —Vine a entregar su peri?dico y lo encontr? as?. Sam entrecerr? los ojos, tratando de darle sentido a esto. –?Por qu? subiste hasta el porche del Sr. Ogden? —pregunt?—. ?Por qu? no simplemente tiraste el peri?dico al patio? Wyatt se encogi? de hombros y dijo: —Se molestaba cuando hac?a eso. Me dec?a que hac?a demasiado ruido, que lo despertaba. Por eso me dijo que ten?a que subir hasta el porche y dejar el peri?dico entre la puerta mosquitera y la puerta principal. Me dijo que de lo contrario se volar?a. Por eso sub? y estuve a punto de abrir la puerta mosquitera hasta que vi… —Wyatt jade? y luego a?adi?—. As? que te llam? al celular. Sam le dio una palmada en el hombro y luego le dijo: —Todo va a estar bien. Hiciste lo correcto al llamar a la polic?a. Ahora espera aqu?. Wyatt mir? su bolsa y dijo: —Pero a?n tengo que repartir estos peri?dicos. «Pobre chico», pens? Sam. Obviamente estaba confundido. Adem?s de eso, parec?a que se sent?a culpable. Sam supuso que era una reacci?n natural. –No tienes que hacer nada —le dijo—. No est?s en problemas. Todo va a estar bien. Ahora solo espera aqu?, como te dije. Se levant? del escal?n y busc? a Dominic, quien estaba de pie en el patio con la boca abierta. Sam estaba empezando a enojarse. «No se est? comportando como un polic?a», pens?. Ella le dijo: —Dom, vamos. Tenemos que echarle un vistazo. Dom se qued? all? como si fuera sordo y no sab?a que le hab?a hablado. As? que Sam le dijo bruscamente: —Dominic, ven conmigo, maldita sea. Dominic asinti? y luego la sigui? por los escalones hasta la casa. Gareth Ogden yac?a explayado en el piso, usando sandalias, shorts y una camiseta. La herida en su frente parec?a extra?amente precisa y sim?trica. Sam se agach? para echarle un mejor vistazo. A?n de pie, Dominic tartamude?: —N… no toques nada. Sam estuvo a punto de gru?ir: —?Qu? crees que soy, una idiota? ?Qu? polic?a no sab?a que deb?a tener cuidado en este tipo de escenas del crimen? Pero en su lugar, levant? la mirada hacia Dominic y vio que a?n estaba p?lido y tembloroso. «?Y si se desmaya?», pens?. Sam se?al? un sill?n cercano y dijo: —Si?ntate, Dom. Dominic hizo lo que le dijo sin decir nada. Sam se pregunt?: «?Es primera vez que ve un cad?ver?» Su propia experiencia con cad?veres estaba limitada a los funerales de ata?d abierto de sus abuelos. Por supuesto, esto era completamente diferente. Aun as?, Sam se sent?a extra?amente tranquila y bajo control, casi como si se hubiera estado preparando para enfrentar algo as? durante mucho tiempo. Dominic obviamente no se sent?a igual. Mir? la herida en la frente de Ogden de cerca. Parec?a la gran dolina que se hab?a derrumbado bajo una carretera rural cerca de Rushville el a?o pasado, una gran cavidad abierta rara que no pertenec?a all?. M?s extra?o a?n, su piel parec?a intacta, no desgarrada, pero s? estirada por el objeto que la hab?a golpeado. Solo le tom? a Sam un momento darse cuenta del objeto que hab?a sido utilizado para matar a Ogden. Le dijo a Dominic: —Alguien lo golpe? con un martillo. Al parecer sinti?ndose menos aprensivo ahora, Dominic se levant? del sill?n, se arrodill? junto a Sam y observ? el cad?ver con atenci?n. –?C?mo sabes que fue un martillo? —pregunt?. D?ndose cuenta de que se trataba de un chiste de mal gusto, Sam dijo: —S? mucho de herramientas. Estaba diciendo la verdad. De ni?a, su padre le ense?? m?s sobre herramientas que la mayor?a de los chicos del pueblo aprend?an en toda su vida. Y la hendidura en la frente de Ogden era igual que la punta redonda de un martillo com?n y corriente. La herida era demasiado grande para ser hecha por un martillo de bola. Adem?s, solo un martillo m?s pesado habr?a podido dar un golpe tan mortal. «Un martillo de orejas o un martillo de ge?logo —pens?—. Uno o el otro.» Le dijo a Dominic: —Me pregunto c?mo entr? el asesino. –S? c?mo —dijo Dominic—. Ogden no se molestaba en cerrar su puerta principal con llave, ni siquiera cuando sal?a. A veces la dejaba abierta de noche. Sabes c?mo son las personas que viven aqu? en la costa, est?pidas y confiadas. A Sam le pareci? dif?cil escuchar las palabras «est?pidas» y «confiadas» en la misma oraci?n. La gente deber?a poder dejar sus casas abiertas en un pueblo como Rushville. No hab?a habido ning?n delito violento aqu? durante a?os. «Bueno, ya no ser?n tan confiadas», pens?. Sam dijo: —La pregunta es, ?qui?n hizo esto? Dominic se encogi? de hombros y dijo: —No lo s?, pero parece que Ogden fue tomado por sorpresa. Estudiando la expresi?n salvaje en el rostro del cad?ver, Sam asinti?. Dominic a?adi?: —Mi conjetura es que el asesino es un completo extra?o, no alguien de por aqu?. Digo, Ogden era malo, pero nadie en el pueblo lo odiaba tanto. Y nadie por aqu? tiene dotes de asesino. Probablemente fue un vagabundo. Nos resultar? dif?cil atraparlo. La idea la hizo estremecerse. No pod?an dejar que algo como esto volviera a pasar aqu? en Rushville. «Simplemente no podemos», pens?. Adem?s, sospechaba que Dominic estaba equivocado. El asesino no era un vagabundo. Ogden hab?a sido asesinado por alguien que viv?a aqu?. Por un lado, Sam sab?a a ciencia cierta que esta no era la primera vez que algo as? pasaba en Rushville. Pero tambi?n sab?a que ahora no era el momento de empezar a especular. Ella le dijo a Dominic: —T? llama al jefe Crane. Yo llamar? al m?dico forense del condado. Dominic asinti? y sac? su tel?fono celular. Antes de alcanzar el suyo, Sam se limpi? el sudor de su frente. La ma?ana ya estaba bastante caliente… «Y se pondr? mucho m?s caliente», pens?. CAP?TULO DOS Riley Paige tom? una gran bocanada de aire fresco. Estaba sentada en el porche alto de la casa de playa en la que ella, su novio Blaine, y sus tres hijas adolescentes ya hab?an pasado una semana. Abajo en la playa, hab?a m?s veraneantes, y otros m?s en el agua. Riley vio a April, Jilly y Crystal jugando en las olas. Aunque hab?a un salvavidas, Riley se alegr? de que ten?a una buena vista de las chicas. Blaine estaba sentado en el sill?n de mimbre junto a ella. Le dijo: —?Est?s contenta de que aceptaste mi invitaci?n para venir aqu?? Riley apret? su mano y le dijo: —S?, demasiado. Realmente podr?a acostumbrarme a esto. –Eso espero —dijo Blaine, apretando su mano—. ?Cu?ndo fue la ?ltima vez que tomaste unas vacaciones como esta? La pregunta cogi? a Riley por sorpresa. –Realmente no tengo idea —dijo—. A?os, supongo. –Bueno, tienes mucho tiempo perdido por recuperar. Riley sonri? y pens?: «S?, qu? bueno que a?n queda una semana de vacaciones.» Todos la hab?an pasado muy bien hasta ahora. Un amigo adinerado de Blaine le hab?a ofrecido su casa en Sandbridge durante dos semanas en agosto. Cuando Blaine las invit?, Riley se hab?a dado cuenta de que les deb?a unas vacaciones a April y Jilly. Ahora pens?: «Tambi?n a m? misma.» Tal vez si practicaba lo suficiente este verano, se acostumbrar?a a consentirse. El primer d?a de vacaciones, Riley hab?a estado sorprendida por lo elegante que era la casa atractiva levantada sobre pilotes con una maravillosa vista de la playa. Incluso ten?a una piscina al aire libre en la parte trasera. Hab?an llegado justo a tiempo para celebrar el decimosexto cumplea?os de April. Riley y las chicas hab?an pasado ese d?a de compras a unos veinticuatro kil?metros de distancia, en Virginia Beach, y tambi?n hab?an visitado el acuario de ese pueblo. Y aunque apenas hab?an salido de la casa desde entonces, las chicas no parec?an nada aburridas. Blaine solt? la mano de Riley y se levant? de su sill?n. Riley le pregunt?: —Oye ?ad?nde crees que vas? –A terminar de preparar la cena —dijo Blaine, antes de a?adir con una sonrisa traviesa—: A menos que prefieras salir a comer. Riley se ech? a re?r. Blaine era due?o de un restaurante en Fredericksburg y tambi?n era un excelente chef. Hab?a estado preparando cenas de mariscos desde su llegada. –Eso est? fuera de discusi?n —dijo Riley—. Ahora vete a la cocina y ponte a trabajar. –Est? bien, jefa —dijo Blaine, d?ndole un beso antes de entrar a la casa. Riley observ? a las chicas jugando en las olas por unos momentos, y luego comenz? a sentirse un poco inquieta y consider? entrar para ayudar a Blaine con la cena. Pero sab?a que solo le dir?a que le dejara la cocina a ?l y que regresara afuera. As? que Riley agarr? la novela de espionaje que hab?a estado leyendo. Aunque estaba demasiado mentalmente agotada ahora mismo como para darle sentido a la trama, igual la disfrutar?a. Despu?s de un rato, sinti? todo su cuerpo temblar, y se dio cuenta de que hab?a dejado caer el libro a su lado. Se hab?a quedado dormida durante unos minutos… ?o por m?s tiempo? Aunque realmente no importaba… Se dio cuenta de que el sol se estaba poniendo y que la marea estaba m?s alta. El agua se ve?a un poco m?s amenazante ahora. Aunque hab?a un salvavidas de servicio, Riley se sinti? inc?moda. Estuvo a punto de ponerse de pie para decirles a las chicas que ya era hora de salir del agua, pero parec?a que ellas hab?an llegado a la misma conclusi?n por su cuenta. Estaban en la playa haciendo un castillo de arena. Riley respir? un poco m?s tranquila por su buen juicio. En momentos como este, cuando el oc?ano parec?a m?s siniestro, Riley pens? que este realmente no era un lugar donde los humanos pertenec?an. Algunas criaturas de las profundidades eran capaces de violencia terrible, por lo menos tan brutal y cruel como los monstruos humanos que cazaba como investigadora de la UAC. Riley se estremeci? al recordar las veces en que hab?a tenido que proteger a su familia contra monstruos humanos suficientemente formidables. Sab?a que jam?s podr?a con los monstruos de las profundidades. En el ?ltimo caso en el que Riley hab?a trabajado hace un mes, tuvo que lidiar con apu?alamientos violentos de hombres ricos y poderosos perpetrados en casas elegantes en Georgia. Desde entonces, su vida profesional hab?a sido inusualmente tranquila… y un poco aburrida, a decir verdad. Hab?a estado actualizando registros, asistiendo a reuniones y habl?ndoles a otros agentes sobre sus casos. Pero hab?a disfrutado de las conferencias que les hab?a dado a estudiantes de la Academia del FBI. Como investigadora experimentada y c?lebre, Riley era una conferenciante popular, al menos cuando estaba disponible. Ver esas caras j?venes y aspirantes le recordaba a su propio idealismo en sus d?as como estudiante de la UAC. En esa ?poca, se hab?a sentido optimista ante la posibilidad de liberar al mundo de malhechores. Aunque ahora no sent?a el mismo optimismo, a?n daba lo mejor de s?. «?Qu? m?s puedo hacer?» se pregunt?. Era el ?nico trabajo que conoc?a, y sab?a que era muy buena. Oy? la voz de Blaine diciendo: —Riley, la cena est? lista. Llama a las chicas. Riley se puso de pie y les grit? a las chicas: —La cena est? lista. Las chicas se alejaron de su castillo de arena, el cual ya estaba bastante grande, y corrieron hacia la casa. Corrieron por debajo del porche donde Riley estaba sentada y hasta la parte trasera, donde se podr?an dar una ducha r?pida por la piscina. Antes de entrar a la casa, Riley se puso de pie junto a la barandilla y vio que la marea ya se estaba llevando el castillo de arena de las chicas. Aunque Riley no pudo evitar sentirse un poco triste al respecto, se record? a s? misma que eso era lo m?s normal del mundo. No hab?a pasado mucho tiempo en la playa de joven. No hab?a tenido ese tipo de infancia. Pero por lo mucho que hab?a pasado observando a las chicas jugar durante los ?ltimos d?as, sab?a que parte de la diversi?n de construir castillos de arena era saber que ser?an destruidos por la marea. «Una lecci?n de vida saludable, supongo», pens?. Se qued? mirando el castillo de arena desapareciendo en el agua durante unos momentos. Cuando oy? a las tres chicas subiendo las escaleras traseras, camin? por el porche alrededor de la casa para reunirse con ellas. Una era la hija de diecis?is a?os de edad de Blaine, Crystal, quien era la mejor amiga de April. Otra era la hija recientemente adoptada de catorce a?os de edad de Riley, Jilly. Mientras las tres chicas risue?as comenzaron a hacer un camino a su habitaci?n para cambiarse sus trajes de ba?o, Riley not? un peque?o corte en el muslo de Jilly. Tom? a Jilly suavemente por el brazo y le dijo: —?C?mo sucedi? eso? Jilly le ech? un vistazo al corte y le dijo: —No s?. A veces soy un poco torpe. Quiz? me golpe? con una espina u otra cosa afilada. Riley se inclin? para examinar el corte. No era muy profundo, y ya estaba empezando a encostrarse. Aun as?, le pareci? un poco extra?o. Recordaba que Jilly hab?a tenido un corte similar en su antebrazo el d?a que hab?an llegado aqu?. Jilly le hab?a dicho que la gata de April, Marbles, la hab?a ara?ado. April lo hab?a negado. Jilly se apart? de ella defensivamente. –No es nada, mam?, ?de acuerdo? Riley dijo: —Hay un botiqu?n de primeros auxilios en el ba?o. ?ntate un poco de desinfectante antes de cenar. –De acuerdo —dijo Jilly. Riley vio a Jilly correr detr?s de April y Crystal a la habitaci?n. «Nada de qu? preocuparse», se dijo Riley a s? misma. Pero le era dif?cil no preocuparse. Jilly hab?a estado viviendo con ellas solo desde enero. Riley hab?a rescatado a Jilly de circunstancias desesperadas cuando hab?a estado trabajando en un caso en Arizona. Despu?s de algunas luchas legales y personales, Riley finalmente hab?a podido adoptar a Jilly hace apenas un mes, y Jilly parec?a feliz con su nueva familia. Adem?s… «Es solo un peque?o corte, nada de qu? preocuparse», pens?. Riley fue a la cocina para ayudar a Blaine a poner la mesa y servir la cena. Las chicas pronto se unieron a ellos, y todos se sentaron a comer filetes fritos de platija servidos con salsa t?rtara. Todos estaban felices y riendo. Para cuando Blaine sirvi? pastel de queso de postre, una sensaci?n c?lida y agradable se apoder? de Riley. «Parecemos una familia», pens?. O tal vez no… Tal vez… «Realmente somos una familia.» Hac?a mucho tiempo que Riley no se sent?a as?. Cuando termin? su postre, pens? de nuevo: «Realmente podr?a acostumbrarme a esto.» * Despu?s de cenar, las chicas volvieron a su habitaci?n para jugar antes de irse a dormir. Riley y Blaine fueron al porche, donde bebieron copas de vino mientras ca?a la noche. Los dos guardaron silencio por un rato. Riley disfrut? de esa quietud y se dio cuenta de que Blaine tambi?n. No recordaba haber compartido muchos momentos silenciosos, f?ciles y c?modos como este con su ex esposo, Ryan. Casi siempre hablaban… o no se hablaban por una raz?n u otra. Y cuando no se hablaban, simplemente hab?an habitado sus propios mundos separados. Pero Blaine se sent?a una parte muy importante del mundo de Riley en este momento… «Y es un mundo muy hermoso», pens?. La luna era brillante, y mientras la noche se volvi? m?s oscura, las estrellas fueron apareciendo en grandes grupos. Se ve?an incre?blemente brillantes aqu?, lejos de las luces de la ciudad. Las olas oscuras del Golfo reflejaron la luz de la luna y las estrellas. A lo lejos, el horizonte se volvi? borroso y finalmente desapareci?, de forma que el mar y el cielo parec?an uno solo. Riley cerr? los ojos y escuch? las olas. No hab?a ning?n otro ruido en absoluto, ni voces, ni televisi?n, ni el tr?fico urbano. Riley suspir? de felicidad. Como contestando su suspiro, Blaine dijo: —Riley, me he estado preguntando… Se detuvo. Riley abri? los ojos y lo mir?, sintiendo aprehensi?n. Luego Blaine continu?: —?Sientes como si nos conoci?ramos desde hace mucho tiempo o desde hace poco? Riley sonri?. Era una pregunta interesante. Se hab?an conocido hace un a?o, y llevaban tres meses saliendo. Durante ese tiempo, se hab?an acercado mucho. Ellos y sus familias tambi?n hab?an atravesado situaciones peligrosas juntos, donde Blaine hab?a demostrado mucho ingenio y coraje. Riley se preocupaba por ?l, confiaba en ?l y lo admiraba. –Es dif?cil de decir —le dijo a Blaine—. Ambas, supongo. Parece que nos conocemos desde hace mucho por lo mucho que nos hemos acercado. Y tambi?n parece que nos conocemos hace poco porque… bueno, porque a veces me sorprende lo r?pido que nos hemos acercado. Otro silencio cay?, un silencio que hizo a Riley entender que Blaine se sent?a exactamente igual. Blaine finalmente dijo: —?Qu? crees que debe pasar ahora? Riley lo mir? a los ojos. Su mirada era seria y curiosa. Riley sonri? y dijo lo primero que se le vino a la cabeza: —?Blaine Hildreth… me est?s pidiendo matrimonio? Blaine sonri? y dijo: —Vamos adentro. Tengo algo que mostrarte. CAP?TULO TRES Riley se sent?a sin aliento. Todo un mundo de posibilidades parec?a estar abri?ndose delante de ella, y no ten?a idea de qu? pensar. Como no sab?a qu? decir, solo cogi? su copa de vino y sigui? a Blaine hasta el comedor. Blaine fue a gabinete y sac? un gran rollo de papel. Cuando llegaron, Riley lo hab?a visto sacando el rollo del auto junto con el resto del equipaje, pero no se hab?a tomado la molestia de preguntarle qu? era. Desenroll? el papel sobre la mesa del comedor, colocando copas en las esquinas para sujetarlo. Parec?an planos de dise?o. –?Qu? es esto? —pregunt? Riley. –?No la reconoces? —dijo Blaine—. Es mi casa. Riley mir? los planos con m?s cuidado, sinti?ndose un poco desconcertada. Ella dijo: —Eh… parece muy grande para ser tu casa. Blaine se ech? a re?r y dijo: —Eso es porque un ala entera a?n no ha sido construida. Riley se sinti? emocionada mientras Blaine comenz? a explicar los planos. Le mostr? que la nueva ala incluir?a dormitorios para April y Jilly. Y, por supuesto, habr?a un apartamento para Gabriela, el ama de llaves que viv?a con Riley y las chicas, quien trabajar?a para todos una vez que se terminara la construcci?n. El nuevo dise?o incluso inclu?a una peque?a oficina para Riley. No hab?a tenido una oficina desde que Jilly se hab?a mudado y la hab?a necesitado para su dormitorio. Riley estaba abrumada y emocionada a la vez. Cuando Blaine termin? de explicar, Riley dijo: —?Esta es tu forma de pedirme que me case contigo? Blaine tartamude?: —Si, supongo que s?. S? que no es muy rom?ntico. Ni siquiera tengo un anillo y a?n no me he arrodillado. Riley se ech? a re?r y dijo: —Blaine, si te arrodillas te juro por Dios que me echar? a re?r. Blaine la mir? sorprendido. Pero Riley lo hab?a dicho en serio. Tuvo un flashback al momento en que Ryan le pidi? matrimonio hace mucho a?os, cuando ambos hab?an sido j?venes y pobres; Ryan un abogado que apenas estaba empezando su carrera y Riley una pasante del FBI. Ryan se hab?a adherido al ritual, arrodill?ndose y ofreci?ndole un anillo que realmente no pod?a permitirse. Le hab?a parecido muy rom?ntico en ese entonces. Pero como las cosas hab?an salido tan mal para ellos, el recuerdo ahora le parec?a un poco amargo. La propuesta nada tradicional de Blaine parec?a perfecta en comparaci?n. Blaine puso su brazo alrededor de los hombros de Riley y la bes? en el cuello. –Sabes, casarnos tendr?a ventajas pr?cticas —le dijo—. No tendr?amos que dormir en habitaciones separadas cuando las chicas est?n en casa. Riley sinti? un cosquilleo de deseo ante su beso y sugerencia. «S?, eso ser?a una ventaja», pens?. No hab?an podido compartir muchos momentos ?ntimos. Los dos siempre estaban en habitaciones separadas… incluso en estas espectaculares vacaciones. Riley suspir? profundo y dijo: —Es mucho qu? pensar, Blaine. Los dos tenemos mucho qu? pensar. Blaine asinti?. —Lo s?. Es por eso que no espero que saltes gritando «S?, s?, s?» a todo pulm?n. Solo quiero que sepas… que lo he estado pensando mucho. Espero que t? tambi?n. Riley sonri? y admiti?: —S?, lo he pensado. Se miraron a los ojos durante unos momentos. Una vez m?s, Riley disfrut? del silencio entre ellos. Pero, por supuesto, sab?a que no pod?an dejar todas esas preguntas dando vueltas por su mente. Finalmente Riley dijo: —Volvamos afuera. Rellenaron sus copas, salieron al porche y se sentaron de nuevo. La noche se volv?a m?s hermosa con cada minuto que pasaba. Blaine se acerc?, tom? la mano de Riley y dijo: —S? que es una gran decisi?n. Tenemos mucho en qu? pensar. Por un lado, ambos hemos estado casados antes. Y… bueno, estamos envejeciendo. Riley pens? en silencio: «Raz?n de m?s para comprometernos.» Blaine continu?: —Tal vez deber?amos comenzar haciendo una lista de todas las razones por las que esto podr?a no ser una buena idea. Riley se ech? a re?r y dijo: —?Tenemos que hacerlo, Blaine? Pero sab?a perfectamente que ten?a raz?n. «Y yo debo ser la que empiece la lista», decidi?. Respir? profundo y dijo: —Para empezar, tenemos que pensar en nuestras hijas. Tenemos tres adolescentes que cuidar. Si nos casamos tambi?n seremos padrastros, yo de tu hija y t? de las m?as. Eso es un gran compromiso. –Lo s? —dijo Blaine—. Me encanta la idea de ser un padre para April y Jilly. Riley sinti? un nudo en la garganta ante la sinceridad en su voz. –Me siento igual respecto a Crystal —dijo Riley antes de a?adir con una sonrisa—. Mis hijas tienen una gata y una perra. Espero no te moleste eso. Blaine dijo: —No, para nada. Ni siquiera pedir? un dep?sito por mascotas. Su risa reson? en el aire de la noche. Luego Riley dijo: —De acuerdo, es tu turno. Blaine suspir? profundo y dijo: —Bueno, ambos tenemos un ex. Repitiendo su suspiro, Riley dijo: —S?, eso es cierto. Se estremeci? al recordar su ?nico encuentro con la ex esposa de Blaine, Phoebe. La mujer borracha hab?a estado f?sicamente atacando a la pobre de Crystal hasta que Riley se la quit? de encima. Blaine le hab?a dicho a Riley que casarse con Phoebe hab?a sido un error de su juventud, antes de que tuviera idea de que ella era bipolar y un peligro para s? misma y los dem?s. Adivinando los pensamientos de Riley, Blaine dijo: —Tengo tiempo sin saber de Phoebe. Ella vive con su hermano, Drew. Me comunico con Drew de vez en cuando. Dice que Phoebe est? en rehabilitaci?n y que est? mucho mejor, pero ni siquiera piensa en Crystal y en m?. Estoy seguro de que m?s nunca volver? a formar parte de nuestras vidas. Riley trag? saliva y dijo: —Me gustar?a poder decir lo mismo de Ryan. Blaine apret? la mano de Riley y dijo: —Bueno, ?l es el padre de April. Va a querer seguir siendo parte de sus vidas. De la de Jilly tambi?n. Lo entiendo. –Est?s siendo demasiado justo con ?l —dijo Riley. –?En serio? ?Por qu?? Riley pens?: «?C?mo podr? explic?rselo?» El ?nico intento de Ryan de reconciliarse con ella y regresar a casa hab?a terminado desastrosamente, especialmente para Jilly y April, quienes aprendieron por las malas que no pod?an contar con su padre. Riley no ten?a idea de cu?ntas novias hab?a tenido. Tom? un sorbo de vino y dijo: —No creo que veremos mucho de Ryan. Y creo que eso es lo mejor. Riley y Blaine se quedaron en silencio durante unos momentos. Mientras miraban hacia la noche, sus preocupaciones sobre Phoebe y Ryan se esfumaron de su mente, y una vez m?s disfrut? de la maravillosa calidez y confort de la compa??a de Blaine. El silencio fue interrumpido por los sonidos de pisadas y risas a lo que las chicas salieron corriendo de su habitaci?n. Estaban haciendo algo en la cocina, Riley supuso que sirvi?ndose un aperitivo. Entretanto, Riley y Blaine empezaron a hablar en voz baja de diferentes temas, si sus carreras muy diferentes podr?an encajar o no, que Riley tendr?a que vender la casa urbana que hab?a comprado hace apenas un a?o, c?mo manejar?an sus finanzas y otras cosas por el estilo. Mientras hablaban, Riley se encontr? pensando: «Empezamos tratando de enumerar razones por las que casarnos no ser?a una buena idea.» En cambio, parec?a una excelente idea. Y lo verdaderamente hermoso era que ninguno de ellos ten?a que decirlo en voz alta. «Deb? haber dicho que s?», pens?. Sin duda se sent?a como si se estuvieran comprometiendo para casarse. Y realmente le gustaba esa sensaci?n. Su conversaci?n fue interrumpida cuando April lleg? corriendo al porche con el tel?fono celular de Riley en la mano. Estaba sonando. Mientras le entregaba el tel?fono a Riley, April dijo: —Oye, mam?, dejaste tu tel?fono en la cocina. Tienes una llamada. Riley contuvo un suspiro. Sab?a que no querr?a hablar con quienquiera que la estaba llamando. Efectivamente vio que la persona que la estaba llamando era el agente especial Brent Meredith. Se sinti? terrible al darse cuenta de que la quer?a de vuelta en el trabajo. CAP?TULO CUATRO Cuando Riley atendi? la llamada, oy? la voz ronca conocida de Meredith. –?C?mo te est? yendo en tus vacaciones, agente Paige? Riley se contuvo para no decir: —Bien hasta ahora. En cambio respondi?: —Excelente. Gracias. Se levant? de la silla y se alej? un poco por el porche. Meredith solt? un gru?ido vacilante y luego dijo: —Mira, hemos estado recibiendo algunas llamadas telef?nicas peculiares de una mujer polic?a en Mississippi, de un pueblito costero llamado Rushville. Est? trabajando en un caso de asesinato. Un hombre local fue asesinado de un martillazo en la cabeza y… —Meredith se detuvo de nuevo y luego dijo—: Cree que se trata de un asesino en serie. –?Por qu?? —pregunt? Riley. –Porque algo similar ocurri? en Rushville hace unos diez a?os. Riley entrecerr? los ojos, sinti?ndose sorprendida. Ella dijo: —Transcurri? mucho tiempo entre los asesinatos. –S?, lo s? —dijo Meredith—. Habl? con su jefe, y ?l dijo que no le prestara atenci?n. Que solo era una polic?a aburrida en busca de emoci?n. Sin embargo, ella sigue llamando y realmente no parece una loca, as? que tal vez… Meredith se qued? callado de nuevo. Riley mir? dentro de la casa y vio que Blaine estaba ayudando a las chicas a servirse algo de comida en la cocina. Se ve?an tan felices. Riley se sinti? terrible ante la idea de tener que terminar estas vacaciones antes de tiempo. Entonces Meredith dijo: —Mira, supongo que estaba pensando que si estabas cansada de vacacionar y ansiosa de regresar al trabajo, tal vez podr?as viajar a Mississippi y… Riley se sorprendi? al o?r su propia voz interrumpirlo bruscamente. –No. Otro silencio cay?, y Riley sinti? el coraz?n en la garganta. «Dios m?o —pens?—. Acabo de decirle que no a Brent Meredith.» Nunca hab?a hecho eso antes. Se sab?a que a Meredith no le gustaba esa palabra, especialmente cuando hab?a trabajo que hacer. Riley se prepar? para ser rega?ada. En cambio, oy? un suspiro. Meredith dijo: —S?, deb? haberlo sabido. Probablemente no es nada de todos modos. Siento haberte molestado. Sigue disfrutando de tus vacaciones. Meredith finaliz? la llamada, y Riley se qued? en el porche mirando el tel?fono. Las palabras de Meredith resonaron en su cabeza: —Siento haberte molestado. Eso no era propio de su jefe. No sol?a pedir disculpas. Entonces, ?qu? estaba pensando realmente? Riley ten?a la sensaci?n de que Meredith no cre?a lo que acababa de decir: —Probablemente no es nada de todos modos. Riley sospechaba que algo de la historia de la mujer polic?a hab?a despertado el inter?s de Meredith, y que cre?a que hab?a un asesino en serie en Mississippi. Pero como no ten?a ninguna evidencia tangible, sent?a que no pod?a ordenar a Riley a trabajar en el caso. Mientras Riley miraba su tel?fono, se encontr? pensando: «?Deber?a llamarlo? ?Deber?a ir a Mississippi a investigar?» Sus pensamientos fueron interrumpidos por la voz de April: —?Qu? est? pasando? ?Se acabaron las vacaciones? Riley vio que su hija se encontraba cerca en el porche, mir?ndola con una expresi?n amarga. –?Por qu? piensas eso? —pregunt? Riley. April suspir? y dijo: —Por favor, mam?. Vi qui?n te estaba llamando. Tienes que trabajar en otro caso, ?verdad? Riley mir? hacia la cocina y vio que Blaine y las otras dos ni?as todav?a estaban sirviendo aperitivos. Pero Jilly estaba mirando a Riley con inquietud. Riley se pregunt? de repente: «?En qu? demonios estaba pensando?» Le sonri? a April y dijo: —No, no me ir? a ninguna parte. De hecho… —Su sonrisa ensanch?ndose, a?adi?—: Le dije que no. Los ojos de April se abrieron de par en par. Luego regres? a la cocina gritando: —?Oigan esto! ?Mam? se neg? a trabajar en un caso! Las otras dos chicas empezaron a gritar —?S?! y —?As? se hace! mientras que Blaine contempl? a Riley. Luego Jilly le dijo a su hermana en broma: —Te lo dije. Te lo dije que dir?a que no. April replic?: —No, no lo hiciste. Estabas a?n m?s preocupada que yo. –Claro que no —dijo Jilly—. Me debes diez d?lares. –?Nunca apostamos! –?S? lo hicimos! Las dos chicas se golpearon en broma, riendo mientras discut?an. Riley tambi?n se ech? a re?r dijo: —Ya, chicas. Sep?rense. No discutan. No arruinen estas vacaciones perfectas. Vamos a comer. Riley se sent? a comer unos aperitivos con el grupo. Mientras com?an, ella y Blaine siguieron mir?ndose el uno al otro de forma amorosa. Eran una pareja con tres hijas adolescentes que criar. Riley se pregunt?: «?Cu?ndo fue la ?ltima vez que tuve una noche tan maravillosa?» * Riley estaba caminando descalza por la playa, viendo la luz de la ma?ana brillar sobre las olas. Escuchaba los graznidos de las gaviotas y la brisa era fresca. «Ser? un hermoso d?a», pens?. Pero aun as?, algo parec?a estar muy mal. Tard? un momento en darse cuenta: «Estoy sola.» Busc? por la playa y no vio a nadie por ning?n lado. «?D?nde est?n?», se pregunt?. ?D?nde estaban April, Jilly y Crystal? ?Y d?nde estaba Blaine? Comenz? a sentir un temor extra?o que la hizo pensar: «Tal vez lo so?? todo.» S?, tal vez la noche anterior nunca sucedi?… Los momentos amorosos con Blaine mientras planeaban su futuro juntos. La risa de sus dos hijas, y tambi?n de Crystal, quien estaba a punto de convertirse en su tercera hija. La sensaci?n c?lida y agradable de pertenencia, un sentimiento que hab?a pasado toda su vida buscando y anhelando. Solo un sue?o. Y ahora estaba sola, muy sola. Justo entonces oy? risas y voces detr?s de ella. Se dio la vuelta y los vio… Blaine, Crystal, April y Jilly estaban corriendo y lanzando una pelota de playa entre s?. Riley respir? de alivio. «Por supuesto que fue real —pens?—.Por supuesto que no lo imagin?.» Riley se ech? a re?r y comenz? a correr para alcanzarlos. Pero entonces algo duro e invisible la detuvo en seco. Era una especie de barrera que la separaba de las personas que m?s amaba. Riley camin? a lo largo de la barrera, pasando sus manos por ella, pensando: «Tal vez hay una forma de cruzarla.» Entonces oy? una risita conocida. —R?ndete, ni?a —dijo una voz—. Esa vida no es para ti. Riley se dio la vuelta y vio a alguien a pocos pasos de ella. Era un hombre que llevaba el uniforme de gala de un coronel de la Marina. Era alto y desgarbado, con el rostro desgastado y arrugado por muchos a?os de ira y alcohol. Era el ?ltimo ser humano en el mundo que Riley quer?a ver. —Papi —murmur? con desesperaci?n. Su padre se ech? a re?r y le dijo: —Oye, no est?s triste. Pens? que estar?as contenta de volver a reunirte con tu propia carne y sangre. —Est?s muerto —dijo Riley. Pap? se encogi? de hombros y dijo: —Bueno, como ya sabes, eso no me impide venir a verte cada cierto tiempo. Riley se dio cuenta de que eso era cierto. Esta no era la primera vez que hab?a visto a su padre desde su muerte el a?o pasado. Y esta no era la primera vez que hab?a sido sorprendida por su presencia. No entend?a c?mo pod?a estar hablando con un hombre muerto. Pero sab?a algo con certeza. No quer?a tener nada que ver con ?l. Quer?a estar con personas que no la hac?an odiarse a s? misma. Se dio la vuelta y comenz? a caminar hacia Blaine y las chicas, quienes todav?a estaban jugando con la pelota de playa. Una vez m?s fue detenida por la barrera invisible. Su padre se ech? a re?r y dijo: —?Cu?ntas veces tengo que dec?rtelo? No tienes nada que ver con ellos. Todo el cuerpo de Riley comenz? a temblar, aunque no sab?a si era por rabia o angustia. Se volvi? hacia su padre y grit?: —?D?jame en paz! —?Segura? —dijo su padre—. Soy todo lo que tienes. Soy todo lo que eres. Riley gru??: —No me parezco en nada a ti. S? lo que significa amar y ser amada. Su padre neg? con la cabeza y arrastr? los pies en la arena. Luego dijo: —Tu vida es una locura. Buscas hacer justicia para personas que ya est?n muertas, exactamente las personas que ya no necesitan justicia. Igual a lo que viv? en Vietnam, una est?pida guerra que no hab?a forma de ganar. Pero no tienes otra opci?n, y es el momento de hacer las paces con eso. Es una cazadora, como yo. As? te cri?. Eso es todo lo que conocemos. Riley lo mir? a los ojos, poniendo a prueba su voluntad. A veces lo hac?a parpadear. Pero esta no fue una de esas veces. Ella parpade? primero y apart? la mirada. Su padre esboz? una sonrisa maliciosa y le dijo: —Si quieres estar sola, adelante. Tampoco estoy disfrutando de tu compa??a. Se dio la vuelta y se alej? por la playa. Riley se dio la vuelta, y esta vez los vio a todos alej?ndose. April y Jilly tomadas de la mano y Blaine y Crystal alej?ndose en otra direcci?n. Cuando empezaron a desaparecer, Riley golpe? la barrera y trat? de gritar: —?Regresen! ?Regresen, por favor! ?Los amo! Aunque sus labios se mov?an, no estaba emitiendo ning?n sonido. * Los ojos de Riley se abrieron de golpe y se encontr? tendida en la cama. «Un sue?o —pens?—. Deb? haber sabido que era un sue?o.» A veces ve?a a su padre en sus sue?os. Esa era la ?nica forma de verlo, dado que estaba muerto. Tard? un momento en darse cuenta de que estaba llorando. La soledad abrumadora, alejada de las personas que m?s amaba, las palabras de advertencia de su padre… —Eres una cazadora, como yo. No era de extra?ar que hab?a despertado tan angustiada. Alcanz? un pa?uelo de papel y logr? calmar su llanto. Pero incluso entonces, la sensaci?n de soledad no desaparec?a. Record? que las chicas estaban durmiendo en otra habitaci?n, y que Blaine estaba en otra. Pero le pareci? dif?cil de creer. Sola en la oscuridad, se sinti? como si los dem?s estaban muy lejos, al otro lado del mundo. Pens? en levantarse, andar de puntillas por el pasillo y entrar en la habitaci?n de Blaine, pero luego pens? en las chicas. Se estaban alojando en habitaciones separadas por ellas. Trat? de volver a dormir, pero no pudo evitar pensar: «Un martillazo. Alguien en Mississippi fue asesinado de un martillazo.» Se dijo a s? misma que no era su caso, que le hab?a dicho que no a Brent Meredith. Pero incluso cuando finalmente volvi? a dormirse, esos pensamientos no se fueron… «Hay un asesino suelto. Hay un caso que resolver.» CAP?TULO CINCO Cuando entr? en la comisar?a de Rushville a primera hora de la ma?ana, Samantha ten?a la sensaci?n de que estar?a en problemas. Ayer hab?a hecho un par de llamadas que tal vez no debi? haber hecho. «Tal vez debo aprender a no meterme donde no me llaman», pens?. Pero le resultaba dif?cil no meterse en asuntos ajenos. Siempre trataba de arreglar las cosas, cosas que a veces no ten?an arreglo, o cosas que otras personas no quer?an que fueran arregladas. Como era habitual cuando se presentaba a trabajar, Sam no vio a ning?n otro polic?a, solo la secretaria del jefe, Mary Ruckle. Sus compa?eros la molestaban mucho por eso… —Sam, la confiable. Siempre la primera en llegar y la ?ltima en irse. Pero nunca lo dec?an de buena forma. Sin embargo, estaba acostumbrada a que la gente se burlara de ella. Era la polic?a m?s joven y nueva en la fuerza policial de Rushville. Tampoco era de ayuda que era la ?nica mujer polic?a. Por un momento, Mary Ruckle no pareci? notar la llegada de Sam. Estaba arregl?ndose las u?as, su ocupaci?n habitual durante la mayor parte de su d?a de trabajo. Sam no entend?a el atractivo de arreglarse las u?as. Siempre manten?a las suyas cortas y cuadradas, raz?n por la cual muchas personas cre?an que era poco femenina. Mary Ruckle no le parec?a nada atractiva. Su cara era apretada y mezquina, como si estuviera pellizcada por una pinza de ropa. Sin embargo, Mary estaba casada y ten?a tres hijos, y poca gente en Rushville previ? ese tipo de vida para Sam. Sam ni siquiera sab?a si quer?a ese tipo de vida para s? misma. Trataba de no pensar demasiado en el futuro. Tal vez por eso se centraba en todo lo que el presente le deparaba. En realidad no pod?a imaginarse un futuro para s? misma, al menos no entre las opciones que parec?an estar disponibles. Mary se sopl? las u?as, mir? a Sam y dijo: —El jefe Crane quiere hablar contigo. Sam asinti? con un suspiro. «Tal como esperaba», pens?. Hizo su camino a su oficina y encontr? al jefe Carter Crane jugando al Tetris en su computadora. –Un minuto —dijo al escuchar a Sam entrar en la oficina. Probablemente distra?do por la llegada de Sam, perdi? el juego poco despu?s. –Maldita sea —dijo Crane, mirando la pantalla. Sam se prepar?. Probablemente estaba molesto con ella. Perder el juego de Tetris no mejorar?a su estado de ?nimo. El jefe se dio la vuelta en su silla giratoria y dijo: —Kuehling, si?ntate. Sam se sent? obedientemente frente a su escritorio. El jefe Crane junt? las yemas de sus dedos y la mir? por un momento, tratando, como de costumbre, de parecer al pez gordo que se cre?a ser. Y, como de costumbre, Sam no estaba impresionada. Crane ten?a unos treinta a?os y era de aspecto agradable. Para Sam, parec?a m?s un asegurador que un jefe de polic?a. En cambio, hab?a escalado al puesto de jefe de polic?a debido al vac?o de poder que el jefe Jason Swihart hab?a dejado cuando se retir? de repente hace dos a?os. Swihart hab?a sido un buen jefe y le hab?a agradado a todo el mundo, incluyendo a Sam. Hab?a sido ofrecido un gran trabajo con una empresa de seguridad en Silicon Valley, y comprensiblemente hab?a pasado a pastos m?s verdes. As? que ahora Sam y los otros polic?as respond?an al jefe Carter Crane. Para Sam, era un mediocre en un departamento lleno de mediocres. Sam nunca lo admitir?a en voz alta, pero se sent?a segura de que era m?s inteligente que Crane y el resto de los polic?as. «Ser?a bueno tener la oportunidad de demostrarlo», pens?. Finalmente Crane dijo: —Recib? una llamada telef?nica interesante anoche, del agente especial Brent Meredith de Quantico. Nunca me creer?as lo que me dijo. Aunque tal vez s?… Sam gru?? con disgusto y dijo: —Por favor, jefe. Vamos directo al grano. Llam? al FBI ayer por la tarde. Habl? con varias personas antes de que finalmente habl? con Meredith. Supuse que alguien deber?a llamar al FBI. Deber?an estar aqu? ayud?ndonos. Crane sonri? y dijo: —No me digas. Es porque todav?a piensas que el asesinato de Gareth Ogden anteanoche fue obra de un asesino en serie que vive aqu? en Rushville. Sam puso los ojos en blanco. –?Tengo que explicarlo todo de nuevo? —dijo Sam—. Toda la familia Bonnett fue asesinada aqu? hace diez a?os. Alguien los mat? a todos a martillazos. El caso nunca fue resuelto. Crane asinti? y dijo: —Y crees que el mismo asesino volvi? a atacar diez a?os despu?s. Sam se encogi? de hombros y dijo: —Es bastante obvio que hay alguna conexi?n. El MO es id?ntico. Crane levant? la voz un poco. –No hay conexi?n. Hablamos de esto ayer. El MO es solo una coincidencia. Para m?, Gareth Ogden fue asesinado por un vagabundo que pasaba por el pueblo. Estamos siguiendo todas las pistas posibles. Pero a menos que haga lo mismo en otro lugar, de seguro nunca lo atraparemos. Sam sinti? una oleada de impaciencia. Ella dijo: —Si solo era un vagabundo, ?por qu? no se encontr? ninguna se?al de robo? Crane golpe? la mesa con la palma de su mano. –Maldita sea, t? no sabes rendirte. No sabemos que no hubo robo. Ogden era tan tonto que dejaba su puerta principal abierta. Tal vez tambi?n era lo suficientemente tonto como para dejar un fajo de billetes sobre su mesa de centro. Quiz? el asesino lo vio y decidi? robarlo, martillando la cabeza de Ogden en el proceso. —Acunando sus dedos de nuevo, Crane a?adi?—: No te parece eso m?s plausible que alg?n psic?pata que ha pasado diez a?os… ?haciendo qu?, exactamente? ?Hibernando, tal vez? Sam respir? profundo. «No te pongas a discutir con ?l de nuevo», se dijo a s? misma. No ten?a sentido volver a explicar por qu? esa teor?a le parec?a poco probable. Por un lado, ?y qu? del martillo? Se hab?a dado cuenta de que los martillos de Ogden segu?an en su caja de herramientas. ?Entonces el asesino carga consigo un martillo por cada pueblo por el que pasa? S?, era posible. Pero tambi?n le parec?a un poco rid?culo. Crane gru?? y a?adi?: —Le dije a Meredith que estabas aburrida y que eras demasiado imaginativa y que lo olvidara. Pero, francamente, toda la conversaci?n fue vergonzosa. No me gusta cuando la gente pasa por encima de m?. No ten?as ning?n derecho a hacer esas llamadas telef?nicas. Pedirle ayuda al FBI es mi trabajo, no el tuyo. Sam estaba moliendo los dientes, luchando por contener sus pensamientos. Alcanz? a decir en voz baja: —S?, jefe. Crane dio un suspiro de aparente alivio y dijo: —Dejar? esto pasar, lo que significa que no tomar? ninguna medida disciplinaria. La verdad es que preferir?a que nadie se enterara de que esto sucedi?. ?Le hablaste a alguien de lo que hiciste? –No, jefe. –Ni se te ocurra hacerlo —dijo Crane antes de volverse y comenzar un nuevo juego de Tetris mientras Sam sal?a de su oficina. Se dirigi? a su escritorio, se sent? y medit? en silencio. «Explotar? si no puedo hablar con nadie de esto», pens?. Pero acababa de prometer que no tocar?a el tema con los otros polic?as. Entonces, ?con qui?n m?s podr?a hablar? En ese momento se le ocurri? una persona… el motivo por el que estaba aqu?, tratando de hacer este trabajo… Mi pap?. Hab?a sido polic?a aqu? cuando la familia Bonnett fue asesinada. El hecho de que el caso nunca se resolvi? lo hab?a atormentado durante a?os. «Tal vez pap? pueda decirme algo —pens?—. Tal vez tenga buenas ideas.» Pero se le cay? el alma a los pies al darse cuenta de que no ser?a buena idea. Su padre estaba en un asilo y sufr?a de ataques de demencia. Ten?a sus d?as buenos y sus d?as malos, pero hablarle de un caso de su pasado de seguro lo confundir?a y molestar?a. Sam no quer?a hacer eso. En este momento no ten?a nada m?s que hacer hasta que su compa?ero, Dominic, se presentara a trabajar. Esperaba que llegara pronto para que pudieran hacer una ronda antes de que el calor se pusiera insoportable. Seg?n el pron?stico del clima, hoy la temperatura batir?a r?cords. Entretanto, no ten?a ning?n sentido preocuparse por cosas que se sal?an de sus manos, ni siquiera por la posibilidad de que hab?a un asesino en serie en Rushville, prepar?ndose para atacar de nuevo. «Trata de no pensar en eso», se dijo a s? misma. Luego se ech? a re?r y murmur? en voz alta: —Vamos… S? que pasar? todo el d?a pensando en eso. CAP?TULO SEIS El tel?fono celular de Riley son? mientras Blaine conduc?a de vuelta a Fredericksburg. Le sorprendi? y alarm? ver qui?n la estaba llamando. «?Es una emergencia?», se pregunt?. Gabriela nunca la llamaba solo para charlar, y no hab?a llamado ni una sola vez durante las dos semanas que hab?an pasado en la playa. Solo hab?a enviado algunos mensajes de texto informando que todo estaba bien en casa. Riley se preocup? m?s cuando atendi? la llamada y oy? la voz alarmada de Gabriela decir: —Se?ora Riley, ?cu?ndo llega a casa? –En aproximadamente media hora —dijo Riley—. ?Por qu?? Oy? a Gabriela inhalar bruscamente. Luego dijo: —?l est? aqu?. –?Qui?n est? ah?? —pregunt? Riley. Cuando Gabriela no respondi? de inmediato, Riley entendi?… –Dios m?o —dijo—. ?Ryan est? ah?? –S? —dijo Gabriela. –?Qu? es lo que quiere? —pregunt? Riley. –No me lo ha dicho. Pero mencion? que es importante. Est? esper?ndote. Riley estuvo a punto de pedirle a  Gabriela que la comunicara con Ryan. Pero entonces se le ocurri? que Ryan probablemente no querr?a dec?rselo por tel?fono. No con todos los dem?s all? en el auto. En su lugar, Riley dijo: —Dile que estar? en casa pronto. –Eso har? —dijo Gabriela. Finalizaron la llamada y Riley se qued? mirando por la ventana del VUD. Despu?s de un momento. Blaine dijo: —Eh… ?Te o? decir algo sobre…? Riley asinti?. Sentadas detr?s de ellos escuchando m?sica, las chicas no hab?an estado escuchando nada hasta ahora. –?Qu?? —pregunt? April—. ?Qu? est? pasando? Riley suspir? y dijo: —Es tu padre. Est? en casa esper?ndonos. April y Jilly jadearon en voz alta. Luego Jilly dijo: —?Por qu? no le dijiste a Gabriela que lo hiciera irse? Riley se sinti? tentada a decir que aunque eso es lo que hab?a quer?a hacer, sab?a que no deb?a dejarle esa tarea a Gabriela. En su lugar, dijo: —Sabes que no puedo hacer eso. April y Jilly gimieron con consternaci?n. Riley entend?a c?mo se sent?an sus hijas. La ?ltima visita no anunciada de Ryan a su casa hab?a sido desagradable para todos, incluyendo Ryan. Su intento de engatusarlas le hab?a salido por la culata. April hab?a sido fr?a con ?l, y Jilly hab?a sido muy grosera. Pero Riley no pod?a culparlas. Ryan las hab?a ilusionado demasiadas veces para solo terminar decepcion?ndolas. Ahora las chicas no quer?an tener nada que ver con ?l. «?Que es lo que quiere ahora?», se pregunt? Riley, suspirando de nuevo. Fuera lo que fuese, esperaba que no amargara el recuerdo de estas vacaciones. Hab?an pasado dos semanas muy preciosas, a pesar del sue?o de Riley sobre su padre. Desde entonces, hab?a hecho todo lo posible para sacar la llamada del agente Meredith de su mente. Pero ahora el hecho de que Ryan hab?a aparecido pareci? desencadenar sus pensamientos oscuros de nuevo. «Un martillo —pens?—.  Alguien fue asesinado con un martillo.» Se record? a s? misma que hab?a hecho lo correcto al decirle que no al jefe Meredith. Adem?s, no la hab?a vuelto a llamar, lo que seguramente significaba que no estaba muy preocupado despu?s de todo. «Probablemente no fue nada —pens? Riley—.  Solo un caso que la polic?a local debe resolver por su cuenta.» * Todos se sintieron muy ansiosos cuando Blaine detuvo su VUD frente a la casa adosada de Riley. Un Audi costoso estaba estacionado en el frente. Era el auto de Ryan, por supuesto, pero Riley no recordaba si era el mismo auto que hab?a tenido la ?ltima vez que hab?a venido aqu?. Le gustaba tener el ?ltimo modelo de auto, sin importar el precio. Una vez que se estacionaron, Blaine comenz? a temblar un poco. Quer?a ayudar a Riley y sus dos hijas a llevar su equipaje a la casa, pero… –?Ser? extra?o? —le pregunt? Blaine a Riley. Riley contuvo un gemido. «Por supuesto», pens?. Blaine y Ryan se hab?an visto poco, pero esos encuentros apenas hab?an sido amables, al menos por parte de Ryan. Blaine hab?a hecho todo lo posible para ser agradable, pero Ryan hab?a sido hosco y hostil. Riley, April y Jilly f?cilmente metieron todo su equipaje en la casa en un solo viaje. En realidad no necesitaban la ayuda de Blaine, y Riley no quer?a que Blaine se sintiera inc?modo, y sin embargo… «?Por qu? demonios deber?a sentirse inc?modo en mi propia casa?», pens?. Decirle a Blaine y Crystal que se fueran no era la forma de solucionar este problema. Riley le dijo a Blaine: —Pasen adelante. Gabriela los recibi? a todos en la puerta, junto con la perrita orejona de Jilly, Darby. La perrita salt? alrededor de ellos con deleite, pero Gabriela no se ve?a nada feliz. A lo que colocaron el equipaje en la entrada, Riley vio a Ryan sentado en la sala de estar. Riley se alarm? al ver que estaba flanqueado por dos maletas… «?Tiene pensado quedarse?», pens?. La gatita blanca y negra de April, Marbles, yac?a c?modamente en su regazo. Ryan levant? la mirada y dej? de acariciar a Marbles. Sonri? d?bilmente y dijo en una voz bastante pat?tica: —?Una gatita y una perrita! ?Vaya, todo esto s? que es nuevo! Con un suspiro de fastidio, April quit? a Marbles de su regazo. Eso pareci? lastimar a Ryan. Pero Riley entend?a c?mo se sent?a April. Mientras April y Jilly se dirigieron hacia las escaleras, Riley dijo: —Un momento, chicas. ?No tienen algo que decirles a Blaine y Crystal? Pareciendo un poco avergonzadas por su falta de modales, April y Jilly les dieron las gracias a Blaine y Crystal por todo. Crystal abraz? a sus dos hijas y luego le dijo a April: —Te llamo ma?ana. –Ahora ll?vense sus cosas consigo —les dijo Riley a sus hijas. April y Jilly agarraron su equipaje obedientemente. Jilly recogi? la mayor parte de las cosas, dado que April estaba cargando a Marbles. Luego ambas se dirigieron hacia las escaleras, y Darby correte? detr?s de ellas. Segundos despu?s oy? las puertas de sus dormitorios cerrarse de golpe detr?s de ellas. Gabriela mir? a Ryan con consternaci?n y luego se dio la vuelta para dirigirse a su propio apartamento. Ryan mir? a Blaine y dijo t?midamente: —Hola, Blaine. Espero que hayan tenido unas buenas vacaciones. Riley qued? boquiabierta. «Est? tratando de ser educado», pens?. En ese momento supo que algo deb?a estar muy mal. Blaine salud? a Ryan con la mano y dijo: —La pasamos muy bien, Ryan. ?C?mo has estado? Ryan se limit? a encogerse de hombros. Riley estaba decidida a no dejar que Ryan limitara su comportamiento. Bes? a Blaine suavemente en los labios y dijo: —Gracias por las vacaciones. Blaine se sonroj?, obviamente avergonzado por la situaci?n. –Gracias a ti, y tambi?n a las chicas —dijo. Crystal le dio la mano a Riley y le dio las gracias. Blaine le dijo a Riley: —Ll?mame m?s tarde. Riley le dijo que lo har?a, y luego Blaine y su hija se dirigieron a su camioneta. Riley respir? profundo y se volvi? hacia la ?nica persona que quedaba en la sala de estar. Su ex esposo la mir? con ojos suplicantes. «?Qu? es lo que quiere?», se pregunt? de nuevo. Generalmente cuando Ryan pasaba por la casa, notaba de inmediato que a?n era un hombre atractivo, un poco m?s alto, m?s viejo y m?s atl?tico que Blaine, y siempre perfectamente arreglado y vestido. Pero esta vez parec?a distinto, arrugado, triste y solo. Nunca lo hab?a visto as?. Riley estaba a punto de preguntarle qu? le pasaba cuando dijo: —?Podr?amos tomarnos un trago? Riley lo mir? a la cara por un momento. Parec?a derrotado. Ella se pregunt?: «?Ha estado bebiendo ?ltimamente? ?Se tom? un par de copas antes de venir aqu??» Consider? brevemente decirle que no, pero luego se dirigi? a la cocina y sirvi? whisky americano con hielo para ambos. Llev? las bebidas a la sala de estar y se sent? en una silla frente a ?l, esperando a que dijera algo. Finalmente, con los hombros encorvados, Ryan dijo en voz baja: —Riley, estoy arruinado. Riley qued? boquiabierta. «?A qu? se refiere?», se pregunt?. CAP?TULO SIETE Mientras Riley lo miraba, Ryan repiti? las mismas palabras: —Estoy arruinado. Toda mi vida est? arruinada. Riley estaba estupefacta. No recordaba la ?ltima vez que hab?a hablado en un tono tan abatido. Sol?a ser m?s arrogante y seguro de s? mismo. –?A qu? te refieres? —pregunt?. Solt? un largo suspiro y dijo: —Paul y Barrett me sacar?n del bufete. Riley no pod?a creer lo que escuchaba. Paul Vernasco y Barrett Gaynor hab?an sido los socios de Ryan desde que los tres fundaron el bufete juntos. M?s que eso, hab?an sido los amigos m?s solidarios de Ryan. Ella pregunt?: —?Qu? diablos pas?? Ryan se encogi? de hombros y dijo en voz reticente: —Dicen que soy un riesgo para el bufete. Solo le tom? a Riley un minuto adivinar la raz?n por la cual lo estaban sacando del bufete. –Acoso sexual —dijo. Ryan hizo una mueca ante las palabras y dijo: —Mira, todo fue un malentendido. Riley tuvo que morderse la lengua para no decir: —S?, apuesto a que s?. Evitando la mirada de Riley, Ryan continu?: —Se llama Kyanne, y es una auxiliar, y es joven… A lo que su voz se quebr?, Riley pens?: «Por supuesto que es joven. Siempre son j?venes.» Ryan dijo: —Y yo pensaba que todo era mutuo. Lo digo en serio. Comenz? con un poco de coqueteo… mutuo, cr?eme. Luego se intensific? y… bueno, fue a quejarse con Paul Barrett de que el ambiente de trabajo era t?xico. Trataron de manejarlo con un acuerdo de confidencialidad, pero ella no quiso. No se conform? con menos que mi partida. Se qued? en silencio otra vez, y Riley trat? de captar todo lo que no estaba diciendo. No le result? dif?cil imaginarse un posible escenario. Una auxiliar bonita y vivaz, tal vez una joven ambiciosa con ganas de crecer, lo hab?a cautivado. «?Hasta d?nde lleg? Ryan?», se pregunt?. Dudaba que le ofreci? un ascenso a cambio de favores sexuales… «?l no es tan asqueroso», pens?. Y tal vez Ryan tambi?n estaba diciendo la verdad sobre la atracci?n mutua, al menos al principio. Tal vez incluso hab?an tenido una relaci?n consensual. Pero en alg?n momento, a Kyanne dej? de gustarle lo que estaba pasando entre ellos. «Probablemente por una buena raz?n», pens? Riley. ?C?mo podr?a Kyanne haber evitado pensar que su futuro en el bufete de alguna forma estaba vinculado a su relaci?n con Ryan? Es un socio de pleno derecho, despu?s de todo. ?l ten?a el poder en su relaci?n. Sin embargo, algo no cuadraba… Ella dijo: —?Entonces Paul y Barrett est?n oblig?ndote a irte? ?Esa es su soluci?n? Ryan asinti?, y Riley neg? con la cabeza con incredulidad. Paul y Barrett no eran ningunos santos, y Riley hab?a o?do algunas conversaciones bastante obscenas entre los tres a lo largo de los a?os. Estaba segura de que su comportamiento no era mejor que el de Ryan, posiblemente hasta mucho peor. Ella dijo: —Ryan, dijiste que no quiso firmar un acuerdo de confidencialidad. Ryan asinti? con la cabeza y tom? un sorbo de su trago. Con mucho cuidado, Riley pregunt?: —?Cu?ntos acuerdos de confidencialidad por acoso sexual has tenido que firmar a lo largo de los a?os? Cuando Ryan se volvi? a encoger de hombros, Riley sab?a que hab?a dado en el clavo. Riley a?adi?: —?Cu?ntos acuerdos de confidencialidad han tenido que firmar Paul y Barrett? Ryan comenz?, —Riley, prefiero no entrar en detalles… –No, obviamente no —interrumpi? Riley—. Ryan, te est?n usando. Sabes eso, ?verdad? Paul y Barrett est?n tratando de limpiar la imagen del bufete, hacer que parezca que tienen una pol?tica de tolerancia cero hacia el acoso. Deshacerse de ti es su forma de hacerlo. Ryan se encogi? de hombros y dijo: —Lo s?. Pero ?qu? puedo hacer? Riley ciertamente no sab?a qu? decirle. No quer?a compadecerse de ?l. Llevaba a?os excavando este agujero en el que se encontraba. Aun as?, odiaba lo que sus socios le hab?an hecho. Pero sab?a que no hab?a nada que Ryan pudiera hacer al respecto ahora. Adem?s, algo m?s le preocupaba. Se?alando las maletas, Riley le pregunt?: —?Para qu? son? Ryan mir? las maletas por un momento. Luego dijo con voz entrecortada: —Riley, no puedo ir a casa. Riley jade? en voz alta. –?A qu? te refieres? —pregunt?—. ?Perdiste tu casa? –No, a?n no. Es solo que… —La voz de Ryan se quebr?, y luego dijo—: No puedo enfrentar esto solo. No puedo vivir en esa casa solo. Sigo recordando momentos felices contigo y April. Sigo pensando en c?mo arruin? todo. La casa me rompe el coraz?n, Riley. Sac? su pa?uelo y se sec? los ojos. Riley estaba impactada. Rara vez hab?a visto a Ryan llorar. Ella tambi?n sent?a ganas de llorar. Pero sab?a que ten?a un problema serio que resolver en este momento. Ella dijo con voz suave: —Ryan, no puedes quedarte aqu?. Ryan se encogi?. Aunque Riley no quer?a herirlo, ten?a que ser honesta. –Tengo mi propia vida ahora… una vida muy buena —dijo—. Tengo dos hijas que criar. Blaine y yo tenemos una relaci?n muy seria. De hecho… Estuvo a punto de hablarle de los planes de Blaine de construir otra ala en su casa. Pero no, eso ser?a demasiado en este momento. En lugar de eso, dijo: —Puedes vender nuestra antigua casa. –Lo s? —dijo Ryan, aun llorando en silencio—. Planeo hacerlo. Pero entretanto… simplemente no puedo vivir all?. Riley quer?a hacer algo para consolarlo, darle la mano, darle un abrazo, o alg?n otro gesto f?sico de consuelo. Era tentador, y sent?a sus antiguos sentimientos por ?l trepando hasta la superficie… «No lo hagas —se dijo a s? misma—. Mant?n la calma. Piensa en Blaine. Piensa en las chicas.» Ryan estaba sollozando pat?ticamente ahora. En una voz verdaderamente fren?tica, dijo: —Riley, lo siento. Quiero empezar de nuevo. Quiero ser un buen esposo y un buen padre. Ciertamente puedo hacerlo si… lo intentamos de nuevo. Manteniendo el espacio f?sico entre ellos, Riley dijo: —Ryan, no, no podemos. Es demasiado tarde para eso. –Nunca es demasiado tarde —dijo Ryan entre sollozos—. V?monos lejos t? y yo, arreglemos las cosas. Riley se estremeci?. «No sabe lo que est? diciendo —pens?—. Est? teniendo un ataque de nervios.» Tambi?n se sent?a bastante segura de que hab?a bebido bastante hoy. Con una risa nerviosa, Ryan dijo: —?Ya s?! ?Vamos a la caba?a de tu padre! Nunca he ido, ?puedes creerlo? Ni una sola vez en todos estos a?os. Podemos pasar unos d?as all? y… Riley lo interrumpi? bruscamente: —Ryan, no. Ryan la mir? como si no pudiera creer lo que estaba oyendo. Con voz m?s suave, Riley dijo: —Vend? la caba?a, Ryan. E incluso si no lo hubiera hecho… —Se qued? callada por un momento y luego dijo—: Ryan, tienes que salir de esta t? mismo. Quisiera poder ayudarte, pero no puedo. Los hombros de Ryan se hundieron. Parec?a estar entendiendo. Ella dijo: —Eres un hombre fuerte, inteligente e ingenioso. Saldr?s adelante. S? que s?. Pero yo no puedo hacer nada por ti. No ser?a bueno para m?, y sabes en el fondo que tampoco ser?a bueno para ti. Ryan asinti? miserablemente. —Tienes raz?n —dijo, su voz m?s firme ahora—. Es mi desastre para arreglar. Siento haberte molestado. Me ir? a casa ahora. Mientras se puso de pie, Riley dijo: —Espera un minuto. No est?s en condiciones de conducir a casa. Yo te llevo. Puedes venir a buscar tu auto cuando te sientas mejor. Ryan asinti? de nuevo. Riley se sinti? aliviada de que no discutir?an por eso, y que no tendr?a que quitarle las llaves a la fuerza. Riley finalmente se atrevi? a tomarlo por el brazo para llevarlo a su auto. Realmente parec?a necesitar su apoyo f?sico. Ninguno de los dos habl? durante el viaje. Cuando llegaron a la hermosa casa que compartieron hace un tiempo, dijo: —Riley, hay algo que he querido decirte. Creo que lo has hecho muy bien. Y te deseo toda la felicidad del mundo. Riley sinti? un nudo en la garganta. –Oh, Ryan… —comenz?. –No, esc?chame por favor, porque esto es importante. Te admiro. Has hecho cosas maravillosas. Has sido una gran madre para April, y adoptaste a Jilly y tienes una relaci?n con un buen tipo. Y al mismo tiempo has estado haciendo tu trabajo, atrapando a tipos malos y salvando vidas. No s? c?mo lo has hecho. Tu vida es completa. Riley estaba muy sorprendida… y muy perturbada. ?Cu?ndo fue la ?ltima vez que Ryan le dijo algo as?? Simplemente no ten?a idea de qu? decir. Para su alivio, Ryan se sali? del auto sin decir una palabra m?s. Riley se qued? mirando la casa mientras Ryan entraba. Se sent?a mal por ?l. No pod?a imaginarse enfrentar esa casa sola, no con todos los buenos y malos recuerdos que albergaba. Y esas palabras que hab?a dicho… —Tu vida es completa. Suspir? y murmur? en voz alta: –No es verdad. Todav?a le resultaba dif?cil criar a dos chicas mientras hac?a su trabajo absorbente y a veces peligroso. Ten?a demasiado de qu? ocuparse, y a?n no hab?a aprendido a manejarlo todo. ?Siempre ser?a as?? ?Y c?mo encajar?a Blaine en todo eso? ?Un matrimonio exitoso incluso era posible para ella? Se estremeci? ante la idea de que tal vez estar?a en el lugar de Ryan un d?a. Luego se alej? de la casa donde hab?a vivido y condujo de vuelta a su hogar. CAP?TULO OCHO Riley estaba caminando de un lado a otro en su sala de estar. Se dijo a s? misma que solo deber?a relajarse, que hab?a aprendido a hacerlo en sus recientes vacaciones. Pero cuando lo pensaba, se encontraba recordando lo que su padre le hab?a dicho en su pesadilla: —Eres una cazadora, como yo. Definitivamente no se sent?a como una cazadora en este momento. «M?s como un animal enjaulado», pens?. Acababa de llegar a casa despu?s de llevar a las chicas a su primer d?a de clases. Jilly estaba encantada de finalmente estar en la misma escuela que su hermana. Los nuevos estudiantes y sus padres asistieron a la ceremonia de bienvenida en el auditorio y luego hicieron un breve recorrido por las aulas. April hab?a podido hacer el recorrido con Riley y Jilly. Aunque Riley no tuvo la oportunidad de hablar largo y tendido con cada maestro, hab?a logrado presentarse como la madre de Jilly y a April como su hermana. Algunos de los nuevos maestros de Jilly le hab?an dado clases a April en a?os anteriores y dijeron muchas cosas lindas de ella. Cuando Riley quiso quedarse despu?s de la orientaci?n, las dos chicas la molestaron. —?Y hacer qu?? —le hab?a preguntado April—. ?Ir a todas las clases de Jilly? Riley hab?a dicho que tal vez lo har?a, provocando un gemido de desesperaci?n de Jilly. —?Mam?! ?Eso ser?a muy mala onda! April se ech? a re?r y dijo: —Mam?, no seas sobreprotectora. Por esa raz?n, Riley hab?a decidido respetar el orgullo de Jilly y venir a casa, donde se encontraba ahora. Gabriela hab?a ido a almorzar con una de sus primas y luego ir?a a comprar comestibles. As? que Riley estaba sola en la casa, a excepci?n de una perra y una gata que no parec?an tener ning?n inter?s en ella. «Reacciona», pens?. Riley fue a la cocina y se sirvi? un aperitivo. Luego se oblig? a sentarse en la sala de estar y encendi? el televisor. Las noticias eran deprimentes, por lo que coloc? una telenovela diurna. No ten?a idea de lo que estaba pasando, pero al menos la distrajo por un rato. Pronto se encontr? pensando en lo que Ryan le hab?a dicho durante su visita… —No puedo enfrentarla solo. No puedo vivir en esa casa solo. En este momento, Riley entendi? c?mo se sent?a. ?Ella y su ex esposo eran m?s parecidos de lo que quer?a admitir? Trat? de convencerse de lo contrario. A diferencia de Ryan, ella cuidaba de su familia. Las chicas y Gabriela llegar?an a casa m?s tarde y todas cenar?an juntas. Tal vez este fin de semana se reunir?an con Blaine y Crystal. Ese pensamiento record? a Riley que Blaine hab?a sido un poco reservado con ella desde lo que hab?a pasado con Ryan. Riley entend?a por qu?. Riley no hab?a querido hablar con Blaine sobre la visita, dado que parec?a demasiado ?ntima y personal, y era natural que Blaine se hab?a sentido inc?modo al respecto. Sinti? ganas de llamarlo en este momento, pero sab?a que Blaine estaba trabajando mucho para ponerse al d?a con todo en el restaurante ahora que sus vacaciones hab?an terminado. Riley se estaba sintiendo muy sola. «Al igual que Ryan», pens?. No entend?a por qu?, pero no pudo evitar sentirse culpable. Nada de lo que estaba saliendo mal en la vida de Ryan era su culpa. Aun as?, sinti? ganas de llamarlo, saber c?mo estaba, tal vez consolarlo un poco. Pero, por supuesto, esa era una terrible idea. Lo ?ltimo cosa que quer?a hacer era darle se?ales falsas de que alg?n d?a podr?an volver. Mientras los personajes de la telenovela pelearon, lloraron y se abofetearon entre s?, algo se le ocurri? a Riley. A veces su propia vida familiar y sus relaciones no parec?an m?s reales que lo que estaba viendo en la televisi?n. La presencia real de sus seres queridos tend?a a distraerla de lo verdaderamente aislada que se sent?a. Pero unas horas en su casa vac?a fueron suficientes para recordarle de lo sola que se sent?a. Hab?a un lugar vac?o en su interior que solo pod?a ser llenado por… ?Qu?, exactamente? «Por mi trabajo», se dio cuenta finalmente. Pero ?cu?n significativo era su trabajo, para s? misma o cualquier otra persona? Una vez m?s record? algo que su padre le hab?a dicho en la pesadilla: —Tu vida es una locura. Buscas hacer justicia para personas que ya est?n muertas, exactamente las personas que ya no necesitan justicia. Ella se pregunt?: «?Eso es cierto? ?Lo que hago es realmente in?til?» Estaba segura de que no, dado que deten?a asesinos que sin duda habr?an vuelto a matar. Salvaba muchas vidas. Y, sin embargo, para que ella pudiera tener un trabajo que hacer, alguien ten?a que matar… y alguien ten?a que morir… «Siempre comienza con muerte», pens?. Y sus casos la atormentaban a menudo, incluso despu?s de que los resolv?a, despu?s de que los asesinos eran muertos o llevados ante la justicia. Apag? la televisi?n, la cual solo la estaba irritando. Luego se ech? hacia atr?s, cerr? los ojos y pens? en su caso m?s reciente, el de un asesino en serie en Georgia. «Pobre Morgan», pens?. Morgan Farrell hab?a estado casada con un hombre rico y abusivo. Cuando fue brutalmente asesinado a pu?aladas mientras dorm?a, Morgan hab?a estado segura de que ella lo hab?a matado, aunque no pod?a recordar haberlo hecho. Estaba segura de que lo hab?a olvidado debido a la gran cantidad de pastillas y alcohol que consum?a. Y hab?a estado orgullosa de lo que cre?a hab?a hecho. Incluso hab?a llamado a Riley por tel?fono para dec?rselo: —Mat? al bastardo. Finalmente se comprob? que Morgan hab?a sido inocente. Otra mujer trastornada hab?a matado al esposo de Morgan, as? como tambi?n a varios otros esposos igualmente abusivos. La mujer, quien hab?a sufrido a manos de su propio difunto esposo, hab?a decidido librar a otras mujeres de ese sufrimiento. Riley la detuvo justo antes de que matara por error a un hombre que no era culpable de nada excepto amar a su esposa perturbada y delirante. Riley repiti? la escena en su mente, despu?s de que hab?a luchado contra la mujer y la estaba esposando: —Adrienne McKinney, queda arrestada. Pero ahora Riley se pregunt?: «?Y si todo hubiera terminado de otra forma?» ?Y si Riley hubiera sido capaz de salvar al hombre inocente, explicarle a la mujer el error que hab?a cometido y luego simplemente dejado ir? «Habr?a seguido matando —pens? Riley—. Y los hombres que habr?a matado habr?an merecido morir.» ?Qu? tipo de justicia realmente hab?a hecho en ese momento? Riley se sinti? terrible y record? de nuevo las palabras de su padre: —Tu vida es in?til, una locura. Por un lado, estaba tratando desesperadamente de vivir la vida de una madre criando a dos hijas, la vida de una mujer enamorada del hombre con el que esperaba casarse. A veces parec?a que lo estaba haciendo bien, y sab?a que nunca dejar?a de esforzarse. Pero tan pronto como se encontraba sola, esa vida com?n y corriente parec?a irreal. Por otra parte, luchaba contra todo pron?stico para acabar con monstruos. Su trabajo era realmente importante para ella, a pesar de que muy a menudo comenzaba y terminaba con futilidad. Riley se sent?a miserable ahora. Aunque era temprano, se sinti? tentada a servirse un trago. Mientras se resist?a a esa tentaci?n, su tel?fono son?. Cuando vio qui?n era la persona que la estaba llamando, dio un gran suspiro de alivio. Ten?a trabajo que hacer. CAP?TULO NUEVE Durante su viaje al edificio de la UAC, Riley se dio cuenta de que ten?a sentimientos encontrados respecto a volver al trabajo. Cuando Meredith la hab?a llamado, hab?a sabido por su tono de voz que no estaba de buen humor. No le hab?a dado ning?n detalle. Solo le hab?a dicho que ten?a que asistir a una reuni?n del equipo en donde se enterar?a de nuevos desarrollos. La hab?a aliviado tener una raz?n para salir de la casa y dirigirse a Quantico. Ahora se encontraba pregunt?ndose por qu? Meredith estaba molesto. Aproximadamente hace semana y media, le hab?a sugerido que fuera a Rushville, Mississippi para investigar un asesinato que acababa de suceder all?. Riley se hab?a negado a hacerlo. Pero no hab?a parecido enfadado con ella entonces. De hecho, hasta le hab?a pedido disculpas por molestarla. —Siento haberte molestado —le hab?a dicho—. Sigue disfrutando de tus vacaciones. Algo hab?a cambiado desde entonces. Fuera lo que fuera, probablemente significaba que ten?a un trabajo que hacer. Riley se anim? a lo que se detuvo frente al gran edificio blanco de la Unidad de An?lisis de Conducta. Se dio cuenta de que sent?a que estaba volviendo a casa. Mientras estacion? su auto, Riley abri? el maletero y sac? su bolso de viaje, el cual siempre manten?a listo. Sab?a que era bastante probable que se ir?a a trabajar en un nuevo caso. Cuando entr? en la sala de conferencias, vio que la reuni?n apenas estaba comenzando. Los dos compa?eros de Riley, Bill Jeffreys y Jenn Roston, estaban sentados al otro lado de la mesa con el agente especial Brent Meredith, el jefe del equipo. Como siempre, la presencia de Meredith era intimidante, sus facciones negras y angulares y su gran contextura. Pero hoy parec?a m?s intimidante que de costumbre. Le frunci? el ce?o a Riley mientras se sent? a la mesa. Luego le espet?: —?C?mo estuvieron tus vacaciones, agente Paige? Sus palabras hirieron a Riley. En lugar de responder a la pregunta de Meredith, le devolvi? la mirada y dijo con firmeza: —Estoy lista para volver al trabajo. Meredith asinti? con la cabeza y dijo: —Ahora que todos estamos aqu?, empecemos. Me qued? pensando en el asesinato que ocurri? en Rushville, Mississippi, sobre el cual la polic?a local me llam?. Le ped? al agente Jeffreys que investigara. Lo hizo, y ahora cree que todos debemos trabajar en ?l. ?Podr?as explicar, agente Jeffreys? –Por supuesto —dijo Bill mientras se acercaba a la pantalla en el frente de la sala. Bill hab?a sido el compa?ero y amigo cercano de Riley durante muchos a?os, y Riley estaba feliz de verlo aqu?. Ten?a su misma edad y era un hombre llamativo cuyo cabello oscuro ten?a varias canas. Bill hizo clic en un control remoto y un par de fotos aparecieron en la pantalla. Una era de un hombre de aspecto taciturno de unos cincuenta a?os. El otro era el cad?ver del mismo hombre tendido en un piso de madera con una sola herida profunda y redondeada en su frente. Apuntando a las fotos, Bill explic?: —Gareth Ogden fue asesinado en su casa en Rushville hace once d?as. El asesinato tuvo lugar a las ocho y media de la noche. Fue muerto por un solo martillazo en la frente. Mirando a Riley y Jenn, Meredith a?adi?: —Este fue el asesinato por el que la polic?a local llam? a la UAC. Fue muy insistente, raz?n por la cual termin? hablando con ella personalmente. Estaba preocupada por la semejanza de la muerte de Ogden a los asesinatos sin resolver de una familia de Rushville hace diez a?os. –Eso es correcto —dijo Bill—. Empec? a investigar, y esto fue lo que encontr?. Bill hizo clic en el control remoto de nuevo, y un nuevo conjunto de fotos aparecieron. Un hombre y una mujer yac?an en una cama empapada de sangre, sus cr?neos literalmente pulverizados. Las otras dos v?ctimas, asesinadas de forma id?ntica, yac?an en sus propias camas. Uno era un adolescente y la otra una ni?a que parec?a tener unos diez o doce a?os de edad. Bill explic?: —Mientras que la familia Bonnett dorm?a, un intruso entr? en su casa. Primero asesin? a la hija, Lisa, en su dormitorio. Despu?s de eso, entr? a la habitaci?n de su hermano, Martin, y tambi?n lo mat? mientras dorm?a. Finalmente se dirigi? a la habitaci?n de los padres. Golpe? la cabeza de Leona Bonnett mientras dorm?a. Su esposo, Cosmo, al parecer despert?, raz?n por la cual se produjo un breve forcejeo antes de que se finalmente se convirti? en la ?ltima v?ctima. Jenn Roston mir? la pantalla y dijo: —Es impactante. Pero no veo ninguna conexi?n entre el asesinato de la familia y la muerte de Ogden, aparte del arma utilizada. Riley asinti? con la cabeza. Jenn era una joven afroamericana quien ya hab?a demostrado ser una agente muy competente durante el poco tiempo que ten?a en la UAC. Riley y Jenn hab?an trabajado juntas en varios casos. Aunque su relaci?n hab?a sido dif?cil al principio, ahora confiaban mucho la una en la otra. Meredith dijo: —Expl?cate, agente Roston. Jenn se?al? las fotos espeluznantes en la pantalla y dijo: —Los asesinatos Bonnett fueron notablemente brutales. Parece que cada una de sus cabezas fue golpeada en repetidas ocasiones, un golpe tras otro. El asesino ten?a rabia, tal vez ten?a algo en contra de la familia. Agente Jeffreys, ?podr?as mostrarnos las otras fotos de nuevo? Bill hizo clic en el control remoto y las fotos de Ogden aparecieron. Jenn se?al? la foto de su cad?ver y dijo: —El asesinato de Ogden fue r?pido y limpio en comparaci?n. Muri? a causa de lo que parece ser un solo martillazo. El asesino no parece haber tenido rabia. Este asesinato fue a sangre fr?a y… ?cu?l es la palabra que estoy buscando? Casi quir?rgico. Riley estaba intrigada, dado que lo que Jenn estaba diciendo ten?a sentido. –S?, y los asesinatos con martillos son bastante comunes —dijo Riley—. Podr?a ser solo una coincidencia. Meredith le pregunt? a Bill: —?Qu? tan grande es el pueblo de Rushville? Bill dijo: —Es un pueblito en la costa del Golfo, con una poblaci?n aproximada de 6500 personas. Eso es parte de lo que me molesta. Normalmente no hay cr?menes violentos all?, solo algunos asaltos a mano armada, robo y hurto y autos robados. Entonces si es una coincidencia, es una muy rara; un nuevo asesinato cometido con un martillo en un pueblo en el que usualmente nada pasa. Jenn se rasc? la barbilla y dijo: —?Entonces crees que el asesino ha estado inactivo durante todo este tiempo? Me parece dif?cil de creer. –A m? no —dijo Bill—. ?Est?s familiarizada con el llamado «Asesino ATM»? Jenn neg? con la cabeza. Riley s? sab?a del asesino al que Bill se refer?a, y estaba interesada en escuchar lo que plantear?a. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43693767&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.