Êàê ÷àñòî ÿ âèæó êàðòèíêó òàêóþ Âîî÷èþ, èëè îíà òîëüêî ñíèòñÿ: Äâå äåâî÷êè-ãåéøè î ÷¸ì-òî òîëêóþò, Çàáûâ, ÷òî äàâíî èì ïîðà ðàñõîäèòüñÿ. Íà óëèöå ò¸ìíîé âñå äâåðè çàêðûòû. Ëåíèâîå ïëàìÿ â ôîíàðèêå ñîííîì… À äåâî÷êè-ãåéøè êàê áóäòî çàáûòû Äâóìÿ îãîíüêàìè â ïðîñòðàíñòâå áåçäîííîì. Íó ÷òî âàì íå ñïèòñÿ, ïðåêðàñíûå ãåéøè? Âåäü äàæå ñâåð÷êè íåóìîë÷íû

Una Vez Perdido

Una Vez Perdido Blake Pierce Un Misterio de Riley Paige #10 ?Una obra maestra del g?nero de thriller y misterio! Pierce hizo un trabajo magn?fico desarrollando a los personajes psicol?gicamente, tanto as? que sientes que est?s en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus ?xitos. La trama es muy inteligente y te mantendr? entretenido durante todo el libro. Este libro te mantendr? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Opiniones de libros y pel?culas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido) UNA VEZ PERDIDO es el libro #10 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ?una descarga gratuita con m?s de 900 opiniones de cinco estrellas! A?n recuper?ndose de la muerte de su ex compa?era, Lucy, y del TEPT de su compa?ero, Bill, la agente especial del FBI Riley Paige est? haciendo todo lo posible para tratar de mantener toda su vida bajo control. A?n tiene que decidir qu? hacer con el novio de April, recuper?ndose de su padre abusivo, y con Blaine, quien est? listo para llevar su relaci?n al siguiente nivel. Pero Riley es convocada para trabajar en un nuevo caso antes de poder resolverlo todo. Muchas adolescentes est?n desapareciendo en un pueblo suburbano id?lico del Medio Oeste, y un cuerpo acaba de ser descubierto. La polic?a est? desconcertada, y acuden a Riley para atrapar al asesino antes de que otra chica desaparezca. Para empeorar las cosas, le asignan una nueva compa?era, su n?mesis, la agente especial Roston, quien la interrog? para el caso de Shane. Lo peor de todo es que Shane sigue pr?fugo, quiere venganza y tiene a la familia de Riley en su punto de mira. Un thriller psicol?gico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ PERDIDO es el libro #10 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejar? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche. El Libro #11 de la serie de Riley Paige estar? disponible pronto. U N A V E Z P E R D I D O (UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 10) B L A K E P I E R C E Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambi?n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicol?gico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicol?gico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros). Blake Pierce es un ?vido lector y fan de toda la vida de los g?neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, as? que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com/) para saber m?s y mantenerte en contacto. Derechos de autor © 2017 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepci?n de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaci?n sin el previo permiso del autor. Este libro electr?nico est? licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electr?nico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustar?a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si est?s leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regr?salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaci?n del autor o se emplean como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Los derechos de autor de la imagen de la cubierta son de aradaphotography, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE JESSE HUNT EL ESPOSA PERFECTA (Book #1) EL TIPO PERFECTO (Book #2) SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE Al LADO (Libro #1) LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2) CALLEJ?N SIN SALIDA (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE SI ELLA SUPIERA (Libro #1) SI ELLA VIERA (Libro #2) SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE VIGILANDO (Libro #1) ESPERANDO (Libro #2) ATRAYENDO (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) UNA VEZ CAZADO (Libro #5) UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6) UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7) UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8) UNA VEZ ACECHADO (Libro #9) UNA VEZ PERDIDO (Libro #10) UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11) UNA VEZ ATADO (Libro #12) UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13) UNA VEZ LATENTE (Libro #14) SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) ANTES DE QUE DESEE (Libro #3) ANTES DE QUE ARREBATE (Libro #4) ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5) ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6) ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7) ANTES DE QUE CACE (Libro #8) ANTES DE QUE SE APROVECHE (Libro #9) ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10) ANTES DE QUE SE DESCUIDE (Libro #11) SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK UNA RAZ?N PARA MATAR (Libro #1) UNA RAZ?N PARA HUIR (Libro #2) UNA RAZ?N PARA ESCONDERSE (Libro #3) UNA RAZ?N PARA TEMER (Libro #4) UNA RAZ?N PARA RESCATAR (Libro #5) UNA RAZ?N PARA ATERRARSE (Libro #6) SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1) UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2) UN RASTRO DE VICIO (Libro #3) UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4) UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5) CONTENIDO PR?LOGO (#u89c67538-3e3f-543f-aaed-80abd613bbef) CAP?TULO UNO (#u69a1536b-c35b-5ed7-9903-63dacdca7f71) CAP?TULO DOS (#u1783767f-bc9b-5872-850d-6c6dff31a7d8) CAP?TULO TRES (#u0aaf92ff-773e-5cca-aa16-70839b3fc7ec) CAP?TULO CUATRO (#u4b38c6a5-03c8-597a-9daa-2ae7a849e120) CAP?TULO CINCO (#ueda2c1c9-404c-5eab-8f2f-f14407ae3a04) CAP?TULO SEIS (#u0fdf5528-e609-5236-bfc8-efa5641bbadd) CAP?TULO SIETE (#ud5488110-0512-5d52-ad6b-f3f07fc34ba0) CAP?TULO OCHO (#u0c47ad35-61ce-5718-aad8-36cc4d16d5c0) CAP?TULO NUEVE (#u7eb93e4e-948b-5e94-9a9e-6c1a40b3c97e) CAP?TULO DIEZ (#ueddf9705-a745-5275-b459-1ec26c57b227) CAP?TULO ONCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DOCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TRECE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CATORCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO QUINCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTID?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTITR?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y SIETE (#litres_trial_promo) PR?LOGO Katy Philbin se re?a mientras bajaba cuidadosamente por las escaleras. “?Deja de re?rte!”, se dijo a s? misma. ?Qu? era tan c?mico, de todos modos? ?Por qu? estaba ri?ndose como una ni?ita, no como la chica de diecisiete a?os de edad que realmente era? Quer?a m?s que nada en el mundo actuar como una adulta seria. Despu?s de todo, ?l la estaba tratando como una adulta. Hab?a estado habl?ndole como si fuera un adulta durante toda la noche, haci?ndola sentirse especial y respetada. Incluso la hab?a llamado Katherine en lugar de Katy. Le gustaba mucho cuando la llamaba Katherine. Tambi?n le gustaron los tragos para adultos que le prepar? toda la noche, que seg?n ?l se llamaban “Mai Tais”, tan dulces que apenas pudo probar el alcohol. Y ahora ni siquiera recordaba cu?ntos se hab?a tomado. ?Estaba borracha? “?Eso ser?a horrible!”, pens?. ?Qu? pensar?a de ella si ni siquiera pod?a aguantar unos cuantos tragos helados y dulces? Y ahora se sent?a muy mareada. ?Qu? pasar?a si se ca?a por las escaleras? Mir? sus pies, pregunt?ndose por qu? no se mov?an como deber?an. ?Y por qu? la luz estaba tan tenue aqu?? Para su verg?enza, ni siquiera recordaba exactamente por qu? estaba aqu? en este tramo de escaleras de madera que cada vez parec?an m?s largas. “?Ad?nde vamos?”, pregunt?. Sus palabras no salieron bien, pero al menos hab?a logrado dejar de re?rse. “Te lo dije”, le dijo ?l en respuesta. “Quiero mostrarte algo”. Mir? a su alrededor para encontrarlo. Estaba en alg?n lugar al final de las escaleras, pero ella no pod?a verlo. Solo hab?a una l?mpara en una esquina que no alumbraba mucho. Pero esa luz fue suficiente para recordarle d?nde estaba. “Ah, s?”, murmur?. “En tu s?tano”. “?Est?s bien?”. “S?”, dijo, tratando de convencerse de que era verdad. “Ya bajo”. Oblig? a un pie a llegar al siguiente escal?n. Ella lo oy? decir: “Vamos, Katy. Lo que promet? mostrarte est? aqu?”. En ese momento entr? en cuenta... “Me llam? Katy”. Se sinti? extra?amente decepcionada, ya que hab?a pasado toda la noche llam?ndola Katherine. “Estar? ah? en un minuto”, dijo. Cada vez le estaba costando m?s pronunciar bien las palabras. Y, por alguna raz?n, eso le pareci? muy c?mico. Lo oy? re?rse. “?Est?s pas?ndola bien, Katy?”, le pregunt? en una voz agradable, una voz en la que hab?a confiado por muchos a?os. “Demasiado bien”, dijo, ri?ndose de nuevo. “Me alegra”. Pero ahora el mundo parec?a estar dando vueltas a su alrededor. Se sent? en las escaleras con cuidado, agarr?ndose de la barandilla. El hombre volvi? a hablar en una voz menos paciente. “Date prisa, chica. No voy a quedarme aqu? esper?ndote toda la noche”. Katy se puso de pie, luchando por despejar su mente. No le gustaba el tono de su voz. Pero entend?a su impaciencia. ?Qu? le pasaba? ?Por qu? no pod?a bajar estas escaleras? Le estaba resultando cada vez m?s dif?cil centrarse en d?nde estaba y lo que estaba haciendo. Perdi? su agarre sobre la barandilla y se dej? caer sobre el escal?n. Se pregunt? de nuevo cu?ntos tragos se hab?a tomado. Entonces record?. “Dos”. ?Solo dos! Pero no hab?a bebido nada desde aquella noche horrible... No hasta hoy… pero de todos modos solo fueron dos tragos. Por un momento no pudo respirar. “?Est? volviendo a suceder?”. Se dijo a s? misma que deb?a dejarse de tonter?as. Ella estaba sana y salva aqu? con un hombre en el que confiaba. Y ella estaba haciendo el rid?culo, y eso era lo ?ltimo que quer?a, sobre todo con ?l, cuando la hab?a tratado tan bien y le hab?a servido todos esos tragos y... Y ahora todo estaba borroso y oscuro. Y sent?a n?useas. “No me siento bien”, dijo. ?l no respondi?, y ella no pod?a verlo. No pod?a ver nada. “Creo que... creo que deber?a irme a casa”, dijo. El hombre sigui? callado. Subi? las manos a ciegas, tanteando en el aire. “Ay?dame... ay?dame a levantarme de las escaleras. Ay?dame a subir”. Ella oy? sus pasos acerc?ndose a ella. “?l me va a ayudar”, pens?. Entonces, ?por qu? esa sensaci?n de malestar se estaba intensificando con cada segundo? “Ll?vame a casa”, le dijo. “?Podr?as hacer eso por m?? ?Por favor?”. Sus pasos se detuvieron. Pod?a sentir su presencia justo en frente de ella, aunque no pod?a verlo. Pero ?por qu? no le dec?a nada? ?Por qu? no estaba haciendo nada para ayudarla? Entonces entendi? qu? era esa sensaci?n de n?useas. Miedo. Se arm? de la ?ltima gota de valor que le quedaba, extendi? la mano y agarr? la barandilla, y se puso de pie. “Tengo que irme”, pens?. Pero fue incapaz de decir las palabras en voz alta. Entonces Katy sinti? un fuerte golpe en la cabeza. Y luego no sinti? nada en absoluto. CAP?TULO UNO Riley Paige se esforz? por contener las l?grimas. Estaba sentada en su oficina en Qu?ntico, mirando una foto de una mujer joven con un yeso en su tobillo. “?Por qu? me estoy castigando as??”, se pregunt? a s? misma. Despu?s de todo, ten?a otras cosas en qu? pensar en este momento, especialmente en la reuni?n que tendr?a en la UAC en unos minutos. Riley tem?a esa reuni?n ya que pod?a poner en peligro su futuro profesional. A pesar de ello, Riley no pudo obligarse a apartar la mirada de la imagen en su tel?fono celular. Hab?a tomado esa foto de Lucy Vargas el pasado oto?o, aqu? en las oficinas de la Unidad de An?lisis de Conducta. El tobillo de Lucy estaba enyesado, pero su sonrisa era simplemente radiante, un contraste deslumbrante a su piel marr?n. Lucy acababa de resultar herida en el primer caso en el que trabaj? con Riley y su compa?ero, Bill Jeffreys. Pero Lucy hab?a hecho un gran trabajo, y ella lo sab?a, y Riley y Bill tambi?n. Por eso estaba sonriendo. La mano de Riley tembl? un poco mientras sosten?a el tel?fono celular en su mano. Lucy hab?a sido abatida por un francotirador trastornado. Hab?a muerto en los brazos de Riley. Pero ella sab?a que la muerte de Lucy no hab?a sido su culpa. Ella deseaba que Bill se sintiera igual. Su compa?ero estaba de permiso obligatorio y no estaba nada bien. Riley se estremeci? al recordar c?mo las cosas se hab?an desarrollado. La situaci?n hab?a sido ca?tica y, en lugar de dispararle al francotirador, Bill le dispar? a un hombre inocente que estaba tratando de ayudar a Lucy. Afortunadamente, el hombre no result? gravemente herido, y nadie culp? a Bill por sus acciones, y menos a?n Riley. Nunca lo hab?a visto tan debilitado por culpa y trauma. Riley se pregunt? qu? tan pronto podr?a volver a trabajar, o si es que podr?a volver en absoluto. La garganta de Riley se tens? al recordar tener a Lucy en sus brazos. “Tienes una gran carrera por delante”, le hab?a dicho Riley. “No te nos vayas, Lucy. Qu?date con nosotros”. Pero fue in?til. Lucy hab?a perdido demasiada sangre. Riley sinti? la vida de Lucy desvaneci?ndose en sus brazos. Y ahora Riley ten?a l?grimas corriendo por sus mejillas. Sus recuerdos fueron interrumpidos por una voz familiar. “Agente Paige...”. Riley levant? la mirada y vio a Sam Flores, el t?cnico de laboratorio con anteojos de montura negra. Estaba de pie en la puerta de su oficina. Riley contuvo un jadeo. Se sec? las l?grimas apresuradamente y coloc? su tel?fono celular boca abajo sobre el escritorio. Pero sab?a por la expresi?n afligida de Sam que ?l hab?a vislumbrado lo que ella hab?a estado mirando. Y eso era lo ?ltimo que quer?a. Sam y Lucy tuvieron un peque?o romance, y ?l hab?a tomado muy mal la noticia de su muerte. Todav?a se ve?a muy desolado. Flores mir? a Riley con tristeza, pero no le pregunt? lo que acababa de interrumpir. En cambio, dijo: “Estoy en camino a la reuni?n. ?Asistir?s?”. Riley asinti?, y Sam tambi?n asinti? con la cabeza en respuesta. “Bueno, buena suerte, agente Paige”, dijo, y luego sigui? su camino. Riley murmur? en voz baja a s? misma... “S?, buena suerte”. Sam parec?a saber que la necesitar?a para esta reuni?n. Era el momento de recomponerse y enfrentar lo que ven?a. * Un poco m?s tarde, Riley se encontraba sentada en la gran sala de conferencias rodeada de m?s personal de la UAC de los que hab?a esperado, incluyendo t?cnicos e investigadores en una amplia gama de capacidades. No todas las caras eran conocidas, y no todas ellas eran amigables. “Me vendr?a bien un aliado en este momento”, pens?. Extra?aba mucho la presencia de Bill. Sam Flores estaba sentado cerca de ella, pero se ve?a demasiado desolado como para ser de ayuda en este momento. La cara menos agradable de todas era la del agente especial encargado Carl Walder, quien estaba sentado justo enfrente de ella. El hombre con la cara infantil llena de pecas mir? a Riley, y luego a un informe escrito que ten?a enfrente. Dijo con malhumor: “Agente Paige, estoy tratando de entender lo que est? pasando aqu?. Hemos aceptado una petici?n para que agentes vigilen tu casa las veinticuatro horas. Esto parece tener algo que ver con las actividades recientes de Shane Hatcher, pero no estoy seguro exactamente c?mo o por qu?. Por favor expl?came”. Riley trag? grueso. Hab?a sabido que esta reuni?n tratar?a de su relaci?n con Shane Hatcher, un convicto fugado brillante y peligroso. Tambi?n sab?a que una explicaci?n completa y honesta podr?a significar el fin de su carrera. Incluso podr?a significar tiempo en prisi?n. Ella dijo: “Agente Walder, como ya sabes, Shane Hatcher fue visto por ?ltima vez en mi caba?a en los montes Apalaches”. Walder asinti? y esper? a que Riley continuara. Riley sab?a que ten?a que elegir sus palabras con mucho cuidado. Hasta hace poco, ella y Hatcher hab?an tenido un pacto secreto. A cambio de ayudar a Riley en un caso muy personal, Riley hab?a acordado dejar a Hatcher esconderse en la caba?a que hab?a heredado de su padre. Hab?a sido un pacto con el diablo, y a Riley le avergonzaba lo que hab?a hecho. Riley continu?: “Como tambi?n saben, Hatcher se le escap? a un equipo SWAT del FBI que rodeaba mi caba?a. Tengo razones para creer que podr?a aparecer en mi casa”. Walder la mir? con recelo. “?Por qu? crees eso?”. “Hatcher est? obsesionado conmigo”, dijo Riley. “Ahora que fue avistado, estoy bastante segura de que tratar? de comunicarse conmigo. Si es as?, los agentes alrededor de mi casa tendr?n una buena oportunidad de capturarlo”. Riley se encogi? un poco por dentro. Era una verdad a medias en el mejor de los casos. La verdadera raz?n por la que quer?a agentes alrededor de su casa era para que la protegieran a ella y a su familia. Walder tamborile? los dedos sobre la mesa. “Agente Paige, dices que Hatcher est? obsesionado contigo. ?Segura que la obsesi?n no es mutua?”. La insinuaci?n molest? a Riley un poco. Se sinti? aliviada cuando su superior inmediato, Brent Meredith, tom? la palabra. Meredith ten?a la misma presencia intimidante de siempre, con sus rasgos negros y angulosos y su mirada severa. Pero la relaci?n de Riley con Meredith siempre hab?a sido respetuosa, incluso agradable. Hab?a sido su aliado en tiempos dif?ciles. Ella esperaba que lo fuera en estos momentos. Meredith dijo: “Jefe Walder, creo que la solicitud de la agente Paige de tener agentes vigilando su casa est? fundada. No debemos pasar por alto ni siquiera la m?s remota posibilidad de llevar a Hatcher ante la justicia”. “S?”, dijo Walder. “Y no estoy satisfecho con el hecho de que se escap? aunque sab?amos exactamente d?nde estaba”. Walder se enderez? en su silla, mir? directamente a Riley y le pregunt?: “Agente Paige, ?le avisaste a Hatcher que hab?a un equipo SWAT por la caba?a?”. Riley oy? un jadeo en la sala. No muchas personas tendr?an el valor de hacerle esa pregunta. Pero Riley tuvo que contener su risa. Esta era una pregunta que pod?a contestar con la verdad. Esa era la raz?n por la que ya no le ten?a miedo a Hatcher. “No, no lo hice”, dijo Riley con firmeza, d?ndole una mirada fulminante. Walder fue el primero en desviar la mirada. Se volvi? a Jennifer Roston, una mujer afroamericana joven con pelo corto y liso que estaba sentada mirando a Riley con ojos oscuros intensos. “?Tienes alguna pregunta, agente Roston?”, le pregunt?. Roston se qued? callada. Riley esper? su respuesta con cierta ansiedad. Roston hab?a sido asignada a llevar a Shane Hatcher ante la justicia. Roston era nueva en la UAC y estaba ansiosa de dejar su huella. Riley no cre?a que la nueva agente ser?a su aliada. Roston no le hab?a quitado los ojos de encima durante toda la reuni?n. “Agente Paige, ?podr?as explicarnos la naturaleza exacta de tu relaci?n con Shane Hatcher?”. Riley se molest? de nuevo. Ella quer?a decir que no, pero estaba comenzando a entender la t?ctica de Roston. Hace unos d?as, Roston hab?a interrogado a Riley en privado sobre este mismo tema en esta misma sala. Ahora Roston ten?a la intenci?n de hacerle las mismas preguntas de nuevo, con la esperanza de pillar a Riley contradici?ndose. Roston esperaba que Riley no aguantara la presi?n de una gran reuni?n como esta y se delatara. Y Riley sab?a por experiencia que no deb?a subestimarla. Roston era muy h?bil en juegos mentales. “Di lo menos posible”, se dijo a s? misma. “Ten mucho cuidado”. * A lo que la reuni?n termin?, todo el mundo sali? de la sala, excepto Riley. Ahora que todo hab?a terminado, Riley se sent?a demasiado sobresaltada como para levantarse de la silla. Roston le hab?a hecho preguntas conocidas, como con qu? frecuencia Riley se hab?a comunicado con Hatcher, y c?mo. Ella tambi?n le hab?a preguntado acerca de la muerte de Shirley Redding, una agente de bienes ra?ces que hab?a ido a la caba?a en contra de su voluntad y muri? all?. La polic?a no sospechaba juego sucio, pero Riley estaba segura de que Hatcher la hab?a matado por haberse metido en su territorio. Riley sent?a que Roston tambi?n sospechaba la verdad. Riley respondi? todas las preguntas de Roston con mentiras familiares. Sab?a que Roston no estaba nada satisfecha con sus respuestas. “Esto no ha terminado”, pens? con un escalofr?o. ?Cu?nto tiempo esperaba poder seguir ocultando toda la verdad sobre su relaci?n con Hatcher? Sin embargo, tambi?n ten?a una preocupaci?n mucho m?s aterradora sobre sus hombros. ?Qu? va a hacer Shane Hatcher ahora? Sab?a que se sent?a muy traicionado por el hecho de que ella no le hab?a advertido sobre el equipo SWAT. De hecho, ?l mismo se hab?a dejado ver en la caba?a. Tambi?n hab?a permitido que el FBI se le acercara, solo para probar su lealtad para con ?l. Desde la perspectiva de Hatcher, ella hab?a reprobado la prueba. Record? el mensaje de texto que le hab?a enviado a ella despu?s: Vivir?s para lamentarlo. Tu familia quiz?s no. Ella conoc?a a Hatcher demasiado bien como para no tomar sus amenazas en serio. Riley se qued? sentada en la mesa, apretando sus manos con ansiedad. “?C?mo permit? que todo esto llegara tan lejos?”, se pregunt?. ?Por qu? permiti? que su relaci?n con Hatcher continuara, incluso despu?s de su fuga de la c?rcel? Algo que Walder acababa de decir segu?a resonando en su mente: “Dices que Hatcher est? obsesionado contigo. ?Segura que la obsesi?n no es mutua?”. Ahora que se encontraba sentada aqu? sola, no pod?a negar la verdad detr?s de la pregunta de Walder. Hatcher la hab?a fascinado desde que lo conoci? en Sing Sing, en busca de su experiencia considerable como crimin?logo autodidacta. Todav?a la fascinaba ahora que estaba pr?fugo; le fascinaba su brillantez, su crueldad y su extra?a capacidad de lealtad. De hecho, Riley sent?a un v?nculo extra?o con ?l, un v?nculo que Hatcher hac?a todo lo posible para fortalecer y manipular. Era justo como Hatcher le hab?a dicho varias veces: “Estamos unidos en nuestras mentes, Riley Paige”. Riley se estremeci? al pensarlo. Esperaba haber roto ese v?nculo. Pero ?al hacerlo hab?a hecho que Shane Hatcher decidiera derramar su ira sobre la gente que m?s quer?a? En ese momento, Riley escuch? una voz detr?s de ella. “Agente Paige...”. Riley se volvi? y vio que Jennifer Roston acababa de regresar a la sala. “Creo que t? y yo tenemos m?s de qu? hablar”, dijo Roston, sent?ndose en la mesa enfrente de Riley. La mente de Riley se inund? de temor. ?Qu? truco podr?a tener Roston bajo la manga ahora? CAP?TULO DOS Riley y Jennifer Roston se quedaron mir?ndose en la sala de conferencias sin decir nada durante casi un minuto. Riley no soportaba el suspenso. Finalmente, Roston dijo: “Menudo show el de hace un rato, agente Paige”. Riley se sinti? incomodada y enojada. “No tengo porqu? aguantarme esto”, gru??, comenzando a levantarse de la silla para irse. “No, no te vayas”, dijo Roston. “No sin escuchar lo que tengo en mente”. Luego, con una sonrisa extra?a, agreg?: “Quiz?s te sorprenda”. Riley sent?a que sab?a perfectamente bien lo que Roston ten?a en mente. Se hab?a abocado de lleno a acabar con Riley. Sin embargo, Riley se qued? sentada. Ya era hora de solucionar este l?o con Roston. Y, adem?s, ten?a curiosidad. Roston dijo: “En primer lugar, creo que comenzamos por mal pie. Ha habido algunos malentendidos. Mi intenci?n no era que nos convirti?ramos en enemigas. Por favor cr?eme. Te admiro. Y mucho. Llegu? a la UAC ansiosa de trabajar contigo”. Riley estaba un poco desconcertada. La expresi?n facial y el tono de voz de Roston parec?an totalmente sinceros. La verdad era que a Riley le hab?a impresionado mucho todo lo que hab?a o?do hablar de Roston. Sus resultados en la academia fueron sorprendentes, y ya hab?a obtenido distinciones por su trabajo de campo en Los ?ngeles. Y ahora, aqu? sentada mir?ndola, Riley se sinti? sorprendida de nuevo por el comportamiento de Roston. La mujer era bajita, pero compacta y deportiva, e irradiaba energ?a y entusiasmo. Pero este no parec?a el momento adecuado para elogiar a la nueva agente. Simplemente hab?a habido demasiada tensi?n y desconfianza entre ellas. Despu?s de una pausa, Roston dijo: “Creo que tenemos mucho que ofrecernos. Ahora mismo. De hecho, estoy bastante segura de que las dos queremos exactamente lo mismo”. “?Qu??”, pregunt? Riley. Roston sonri? e inclin? la cabeza un poco. “Acabar con la carrera criminal de Shane Hatcher”. Riley no respondi?. Despu?s de un momento, Riley entendi? que las palabras de Roston eran perfectamente ciertas. Ella ya no consideraba a Shane Hatcher un aliado. De hecho, ?l era un enemigo peligroso. Y ten?a que ser detenido antes de que le hiciera da?o a sus seres queridos. Para hacer eso, tendr?a que ser capturado o muerto. “Contin?a”, dijo Riley. Roston meti? la barbilla y se inclin? hacia Riley. “Voy a decir algunas cosas”, dijo. “Quiero que las escuches sin decir nada. No niegues ni tampoco digas “s?” a lo que te dir?. Solo escucha”. Riley asinti? con inquietud. “Tu relaci?n con Shane Hatcher continu? incluso despu?s de su fuga de Sing Sing. De hecho, se volvi? m?s intensa. Te has comunicado con ?l m?s de una vez, varias veces, de hecho, de vez en cuando en persona. ?l te ha ayudado en casos oficiales, y ?l te ha ayudado en formas m?s personales. Tu relaci?n con ?l se ha vuelto... ?cu?l es la palabra? Simbi?tica”. Le cost? mucho a Riley no reaccionar ante lo dicho. Obviamente todo era cierto. Roston continu?: “Estoy bastante segura de que estabas consciente de su presencia en tu caba?a. De hecho, es probable que le permitiste quedarse all?. Pero la muerte de Shirley Redding no fue un accidente. Y no era parte de tu trato con ?l. Hatcher se descontrol?, y ya no quieres tener nada que ver con ?l. Pero le tienes miedo. No sabes c?mo romper la conexi?n”. Un silencio inquietante cay? entre Riley y Roston. Riley se pregunt? c?mo sab?a todo esto. Parec?a francamente extra?o. Pero Riley no cre?a en la telepat?a. “No, simplemente es tremenda detective”, pens? Riley. Esta nueva agente era extremadamente inteligente, y sus instintos e intuici?n parec?an estar a la par con los de Riley. Pero ?qu? estaba tratando de hacer en este momento? ?Estaba tendi?ndole una trampa, tratando de hacer que confesara todo lo que hab?a pasado entre ella y Hatcher? Por alguna raz?n, los instintos de Riley le estaban diciendo lo contrario. Pero ?se atrev?a confiar en ella? Roston estaba sonriendo enigm?ticamente. “Agente Paige, ?crees que no s? c?mo te sientes? ?Crees que no tengo mis propios secretos? ?Crees que no me he sobrepasado, que no he hecho pactos con personas con las que no deber?a haberlos hecho? Cr?eme, s? exactamente con lo que est?s lidiando. Tomaste un riesgo, y a veces hay que romper las reglas. As? que las rompiste. No son muchos los agentes que tienen las agallas para hacerlo. Realmente quiero ayudarte”. Riley estudi? el rostro de Roston sin responder. Fue impactada de nuevo por la sinceridad de la agente m?s joven. Riley sent?a una sonrisa sombr?a form?ndose en las comisuras de sus labios. Al parecer algo oscuro se ocultaba en el interior de Roston, al igual que se ocultaba en ella. Roston dijo: “Agente Paige, cuando empec? a trabajar en el caso de Hatcher, me diste acceso a todos los archivos inform?ticos que ten?as de ?l. Excepto uno llamado ‘PENSAMIENTOS’. Fue incluido en el resumen, pero no lo pude encontrar. Me dijiste que lo eliminaste. Me dijiste que solo eran notas y cosas redundantes”. Roston se ech? hacia atr?s en su silla, al parecer un poco m?s relajada. Pero Riley no estaba nada relajada ya que hab?a eliminado el archivo llamado PENSAMIENTOS apresuradamente. Ese archivo en realidad conten?a informaci?n vital acerca de las conexiones financieras de Hatcher, conexiones que le permit?an permanecer en libertad con mucho poder bajo la manga. Roston dijo: “Estoy bastante segura de que todav?a tienes ese archivo”. A Riley se le pusieron los pelos de punta. El hecho era que ella hab?a guardado el archivo en una unidad USB. A menudo pensaba en borrarlo, pero por alguna raz?n no se atrev?a a hacerlo. El hechizo de Hatcher sobre ella hab?a sido fuerte. Y tal vez pensaba que podr?a tener que usar esa informaci?n alg?n d?a para s? misma. En lugar de borrarlo, lo hab?a llevado consigo a todas partes en un estado de indecisi?n. Estaba en su cartera en este momento. “Estoy bastante segura de que ese archivo es importante”, dijo Roston. “De hecho, podr?a contener informaci?n que necesito para poner a Hatcher tras las rejas de una vez por todas. Y las dos queremos eso. No me cabe duda”. Riley trag? grueso. “No debo decir nada”, pens?. Pero todo lo que Roston acababa de decir ten?a sentido. Esa unidad USB podr?a ser la clave para liberar a Riley de las garras de Shane Hatcher. La expresi?n de Roston se suaviz? un poco. “Agente Paige, voy a hacerte una promesa solemne. Si me das esa informaci?n, nadie sabr? que la retuviste. No se lo dir? a nadie. Jam?s”. Riley sent?a que su resistencia estaba perdiendo la pelea. Sus instintos le aseguraban que Roston estaba siendo sincera. Alcanz? su cartera, sac? la unidad USB, y se la entreg? a la agente m?s joven. Los ojos de Roston se abrieron un poco, pero no dijo ni una palabra. Solo asinti? y se meti? la unidad en el bolsillo. Riley se sent?a desesperada por romper el silencio. “?Algo m?s que quieras discutir, agente Roston?”. La agente m?s joven se ech? a re?r. “Por favor ll?mame Jenn. Todos mis amigos lo hacen”. Riley mir? a Roston con incertidumbre mientras se levant? de su silla. “Eso s?, no presumir? llamarte otra cosa que agente Paige. No hasta que te sientas c?moda con que te llame por tu nombre. Pero por favor ll?mame Jenn. Insisto”. Roston sali? de la sala, dejando a Riley at?nita. * Riley se dispuso a terminar el papeleo que ten?a pendiente en su oficina. Cada vez que no estaba trabajando en un caso, parec?a que toneladas de tr?mites burocr?ticos y aburridos esperaban por ella. Siempre era desagradable. Pero hoy le estaba costando m?s centrarse en lo que estaba haciendo. Le preocupada mucho que quiz?s acababa de cometer un error terriblemente est?pido. ?Por qu? le entreg? ese archivo a Jennifer Roston, o “Jenn”, como ahora insist?a en que Riley la llamara? Era demasiado confuso. ?Por qu? se lo hab?a entregado a esta agente en particular, cuando no se lo hab?a mostrado a nadie? ?C?mo pod?a una agente joven y ambiciosa no reportar esta transgresi?n de Riley a sus superiores, tal vez incluso al mism?simo Carl Walder? Riley podr?a ser arrestada en cualquier momento. ?Por qu? no elimin? el archivo? O tambi?n pudo haberlo botado, como lo hizo con la pulsera de oro que Hatcher le hab?a dado. Hab?a sido un s?mbolo de su v?nculo con Hatcher. Tambi?n conten?a un c?digo para comunicarse con ?l. Riley lo hab?a tirado a la basura en un esfuerzo fren?tico por liberarse de ?l. Pero, por alguna raz?n, no hab?a sido capaz de obligarse a hacer lo mismo con la unidad USB. ?Por qu?? La informaci?n financiera que conten?a era sin duda suficiente para al menos limitar los movimientos y actividades de Hatcher. Tal vez hasta suficiente para detenerlo. Era un acertijo, al igual que muchos de los aspectos de su relaci?n con Hatcher. Mientras que Riley estaba ordenando papeles sobre su escritorio, su tel?fono celular son?. Era un mensaje de texto de un n?mero desconocido. Riley se qued? sin aliento cuando vio lo que dec?a. ?Cre?as que eso me detendr?a? Ya mov? todo. Para que despu?s no digas que no te lo advert?. A Riley le result? dif?cil respirar. “Shane Hatcher”, pens?. CAP?TULO TRES Riley se qued? mirando el mensaje de texto, sintiendo p?nico en su interior. No era dif?cil adivinar lo que hab?a sucedido. Jenn Roston abri? el archivo tan pronto como ella y Riley se separaron. Jenn se enter? de lo que hab?a en ?l y se puso a trabajar inmediatamente para acabar con la operaci?n de Hatcher. Pero, en su mensaje, el propio Hatcher le anunci? con una actitud desafiante que Jenn no hab?a tenido ?xito. Ya mov? todo. Shane Hatcher todav?a estaba pr?fugo y estaba enojado. Con sus recursos financieros intactos, podr?a ser m?s peligroso que nunca. “Tengo que responderle”, pens?. “Tengo que razonar con ?l”. Pero ?c?mo? ?Qu? pod?a decir para no enfurecerlo m?s? Entonces se le ocurri? que Hatcher quiz?s no entend?a lo que estaba pasando. ?C?mo pod?a saber que Roston era la que estaba saboteando su red, y no Riley? Tal vez podr?a hacerlo comprender al menos eso. Sus manos temblaron mientras tecle? la respuesta. D?jame explicar. Pero cuando trat? de enviar el mensaje de texto, sali? marcado: “no se puede entregar”. Riley gimi? con desesperaci?n. Exactamente lo mismo le hab?a sucedido la ?ltima vez que intent? comunicarse con Hatcher. ?l le hab?a enviado un mensaje cr?ptico y luego no le permiti? responderle. Sol?a ser capaz de comunicarse con Hatcher por videollamada, mensajes de texto e incluso llamadas telef?nicas. Pero esos d?as hab?an quedado atr?s. Ahora no ten?a forma de comunicarse con ?l. Pero ?l s? ten?a formas de llegar a ella. La segunda frase de su nuevo mensaje era la m?s aterradora. Para que despu?s no digas que no te lo advert?. Riley record? de nuevo la ?ltima vez que se comunic? con ?l. Vivir?s para lamentarlo. Tu familia quiz?s no. Riley abri? la boca y dijo en voz alta... “?Mi familia!”. Tom? su tel?fono celular y marc? el n?mero de su casa. Lo oy? sonar y sonar. Luego oy? su propia voz en el mensaje de la contestadora. Riley estaba a punto de comenzar a gritar. ?Por qu? nadie contestaba el tel?fono? Las escuelas estaban de vacaciones de primavera. Se supon?a que las chicas estaban en casa. ?Y d?nde estaba el ama de llaves de Riley, Gabriela? Antes de que terminara el mensaje de la contestadora, oy? la voz de Jilly, la chica de trece a?os de edad que Riley estaba en el proceso de tratar de adoptar. Jilly sonaba como si no tuviera aliento. “Hola. Lo siento, mam?. Gabriela fue a la tienda. April, Liam y yo est?bamos en el patio trasero pateando un bal?n de f?tbol. Estamos esperando a Gabriela, debe estar por llegar”. Riley se dio cuenta de que hab?a estado conteniendo el aliento. Hizo un esfuerzo consciente para comenzar a respirar de nuevo. “?Todo bien?”, pregunt?. “Claro”, dijo Jilly. “?Por qu? no lo estar?a?”. Riley trat? de calmarse. “Jilly, ?podr?as hacerme el favor de mirar por la ventana del frente?”. “Est? bien”, dijo Jilly. Riley oy? unos pasos. “Estoy mirando”, dijo Jilly. “?A?n ves la furgoneta con los agentes del FBI afuera?”. “S?. Y tambi?n est? la del callej?n. Acabo de verla cuando estaba en el patio trasero. Si ese tipo Shane Hatcher viene, esos agentes de seguro lo atrapar?n. ?Pas? algo? Me est?s asustando”. Riley forz? una risita. “No, no pasa nada. Solo estoy comport?ndome como una mam? preocupada, supongo”. “Est? bien. Nos vemos”. Riley finaliz? la llamada. A?n se sent?a preocupada. Se fue por el pasillo y directamente a la oficina de Brent Meredith. Ella balbuce?: “Se?or, yo-yo tengo que tomarme el resto del d?a libre”. Meredith levant? la mirada de su trabajo. “?Puedo saber por qu?, agente Paige?”, pregunt?. Riley abri? la boca, pero no pod?a hablar. Si le explicaba que acababa de recibir una amenaza de Shane Hatcher, ?no insistir?a en ver el mensaje? ?C?mo podr?a mostr?rselo sin confesar que acababa de darle el archivo a Jenn Roston? Meredith se ve?a preocupado. Parec?a saber que algo andaba mal, y que Riley no pod?a hablar del asunto. “Anda”, dijo. “Espero que todo est? bien”. El coraz?n de Riley se llen? de agradecimiento ante la comprensi?n y discreci?n de Meredith. “Gracias, se?or”, dijo. Luego se apresur? en salir del edificio y se subi? a su auto para irse a casa. * Mientras se acercaba a su casa adosada en un vecindario tranquilo de Fredericksburg, se sinti? aliviada al ver que la furgoneta del FBI segu?a ah?. Riley sab?a que hab?a otra furgoneta estacionada en el callej?n. A pesar de que los veh?culos no estaban marcados, definitivamente llamaban la atenci?n. Pero no hab?a nada que hacer al respecto. Riley estacion? su auto en la entrada, se acerc? a la furgoneta y mir? dentro de la ventanilla del pasajero. Dos agentes j?venes estaban sentados en los asientos delanteros: Craig Huang y Bud Wigton. Riley se sinti? un poco mejor. Ten?a a los dos agentes en alta estima, y hab?a trabajado con Huang varias veces recientemente. Huang le hab?a parecido demasiado entusiasta cuando lleg? a la UAC, pero estaba convirti?ndose en un excelente agente. No conoc?a a Wigton tan bien, pero ten?a una excelente reputaci?n. “?Pas? algo?”, les pregunt? Riley. “Nada de nada”, dijo Huang. Huang sonaba aburrido, pero Riley se sinti? aliviada. Para ella, esa era una buena noticia. Pero ?era tan bueno que no durar?a? “?Puedo echarle un vistazo al interior?”, pregunt? Riley. “Claro”, dijo Huang. La puerta lateral de la furgoneta sin ventanas se abri?, y Riley entr? y encontr? a otra agente, Grace Lochner. Riley sab?a que Grace tambi?n ten?a una excelente reputaci?n en la UAC. Lochner estaba sentada frente a una serie de pantallas de video. Se volvi? hacia Riley con una sonrisa. “?Qu? es esto?”, pregunt? Riley. Al parecer ansiosa de mostrar la tecnolog?a a su disposici?n, Lochner se?al? un par de pantallas que mostraban vistas a?reas de la vecindad. Ella dijo: “Aqu? tenemos im?genes satelitales en tiempo real que muestran todo en un radio de casi un kil?metro. Nadie puede acercarse aqu? sin que nos demos cuenta”. Riendo un poco, Lochner agreg?: “Me alegra de que vivas en un vecindario tranquilo. As? no tenemos que hacerle seguimiento a tantas personas”. Ella se?al? varias pantallas que mostraban m?s actividad. Le dijo: “Tenemos c?maras ocultas por el vecindario para ver lo que est? pasando m?s de cerca. Podemos verificar la matr?cula de cualquier veh?culo que se aproxima”. Oy? una voz sobre un intercomunicador. “?Tienen visita?”. Lochner respondi?: “La agente Paige pas? por la furgoneta para saludarnos”. La voz dijo: “Hola, agente Paige. Habla el agente Cole, desde el veh?culo atr?s de tu casa. Tengo a los agentes Cypher y Hahn conmigo tambi?n”. Riley sonri?. Todos esos eran nombres conocidos de agentes respetados. Riley dijo: “Me alegra que est?n aqu?”. “Lo hacemos con gusto”, dijo el agente Cole. A Riley le impresion? la comunicaci?n entre las dos furgonetas. Ve?a la furgoneta detr?s de su casa en algunas de las pantallas de Lochner. Obviamente, nada le pod?a pasar a cualquiera de los equipos sin que el otro equipo se enterara de inmediato. A Riley tambi?n le alegraba el despliegue de armamento almacenado dentro de la furgoneta. El equipo ten?a suficientes armas para luchar contra un peque?o ej?rcito si fuera necesario. Pero no pudo evitar preguntarse si ser?a suficiente para combatir a Shane Hatcher. Sali? de la furgoneta y se dirigi? hacia su casa, dici?ndose a s? misma que no deb?a preocuparse. Cre?a que no era posible que ni siquiera Shane Hatcher pudiera frustrar toda esta seguridad. Aun as?, no pudo evitar recordar el mensaje de texto que acababa de recibir. Para que despu?s no digas que no te lo advert?. CAP?TULO CUATRO Cuando Riley entr? en su casa, el lugar se sinti? siniestramente vac?o. “Llegu?”, dijo en voz alta. Pero nadie respondi?. “?D?nde est?n?”, pens?. Comenz? a entrar en p?nico. ?Era posible que Shane Hatcher hab?a violado toda la seguridad despu?s de todo? Riley se esforz? por no imaginar lo que pudo haber pasado si lo hubiera hecho. Su pulso y respiraci?n se aceleraron mientras corri? a la sala de estar. Sus tres hijos, April, Liam y Jilly, estaban all?. April y Liam estaban jugando ajedrez y Jilly estaba jugando un videojuego. “?No me oyeron llegar?”, pregunt?. Los tres la miraron con expresiones vac?as. Obviamente estaban concentrados en lo que estaban haciendo. Estaba a punto de preguntarles d?nde estaba Gabriela cuando oy? la voz de su ama de llaves detr?s de ella. “Hola, Riley. Veo que ya llegaste. Estaba abajo y cre? haber o?do la puerta”. Riley le sonri? a la mujer guatemalteca robusta. “S?, acabo de llegar”, dijo ella, respirando con m?s tranquilidad ahora. Con un movimiento de cabeza y una sonrisa de bienvenida, Gabriela se volvi? y se dirigi? hacia la cocina. April levant? la mirada del juego que estaba jugando con Liam. “?Todo bien, mam?? Te ves un poco agitada”. “Estoy bien”, dijo Riley. April volvi? su atenci?n al juego. Riley se tom? un momento para admirar lo madura que se ve?a su hija de quince a?os de edad. April era delgada, alta y de cabello oscuro, con los ojos color avellana de Riley. April hab?a pasado por muchas situaciones mortales en estos ?ltimos meses. Pero ella parec?a estar muy bien ahora. Riley mir? a Jilly, una ni?a m?s peque?a con piel color oliva y ojos oscuros y grandes. Riley estaba en el proceso de adoptarla. Ahora mismo, Jilly estaba sentada frente a una gran pantalla, dispar?ndoles a tipos malos. Riley frunci? el ce?o un poco. No le gustaban los videojuegos violentos. Para ella, hac?an que la violencia, especialmente la violencia con armas, pareciera demasiado atractiva. Cre?a que ten?an especialmente una mala influencia en los ni?os. Sin embargo, Riley consideraba que tal vez estos juegos eran inofensivos en comparaci?n con la propia experiencia de Jilly. Despu?s de todo, la chica de trece a?os de edad hab?a sobrevivido a horrores reales. Riley hab?a encontrado a Jilly tratando de vender su cuerpo por desesperaci?n. Gracias a Riley, Jilly ten?a una oportunidad de una vida mejor. Liam levant? la mirada del tablero de ajedrez. “Hola, Riley. Me preguntaba…”. Vacil? antes de hacer la pregunta. Liam era el reci?n llegado de la familia. Riley no ten?a planes de adoptar al chico alto y desgarbado de cabello rojo y ojos azules, pero lo hab?a rescatado de un padre borracho que lo golpeaba. Necesitaba un lugar para vivir en este momento. “?Qu? pasa, Liam?”, pregunt? Riley. “?Puedo ir a una competencia de ajedrez ma?ana?”. “?Puedo ir contigo?”, pregunt? April. Riley volvi? a sonre?r. Liam y April hab?an estado saliendo cuando Liam se vino a vivir aqu? en la sala de estar, pero hab?an prometido mantener esa relaci?n en pausa por los momentos. Ten?an que ser hermanos solamente, seg?n las palabras de Gabriela. A Riley le agradaba mucho Liam, m?s a?n debido a la influencia positiva que el ni?o brillante ten?a sobre April. Hab?a logrado que April se interesara en el ajedrez, las lenguas extranjeras y en el trabajo escolar en general. “Por supuesto que pueden ir”, dijo. Pero luego sinti? un nudo de preocupaci?n en la garganta. Sac? su tel?fono celular, encontr? algunas fotos de Shane Hatcher y se las mostr? a los tres ni?os. “Pero tienen que estar alertas por si ven a Shane Hatcher”, dijo. “Tienen estas fotos en sus propios tel?fonos. Recuerden exactamente c?mo es. Comun?quense conmigo de inmediato si ven a alguien que se le parezca, as? sea un poquito”. Liam y April miraron a Riley con sorpresa. “Ya nos dijiste esto”, dijo Jilly. “Y hemos visto esas fotos miles de veces. ?Pas? algo?”. Riley vacil? por un momento. No quer?a asustar a los chicos. Pero sent?a que ten?an que ser advertidos. “Recib? un mensaje de Hatcher hace un rato”, dijo. “Fue...”. Ella vacil? de nuevo. “Fue una amenaza. Es por eso que quiero que todos ustedes est?n especialmente alertas”. Para sorpresa de Riley, Jilly le sonri?. “?Esto decir que podemos faltar a la escuela cuando se acaben las vacaciones de primavera?”, pregunt?. La indiferencia de Jilly sorprendi? a Riley. Pero tal vez Jilly ten?a raz?n. Quiz?s no deber?an ir a la escuela. Y quiz?s Liam y April no deber?an ir a esa competencia de ajedrez ma?ana. Antes de que pudiera pensar las cosas, April dijo: “No seas tonta, Jilly. Por supuesto que iremos a la escuela. No podemos poner nuestras vidas en espera”. Luego, volvi?ndose a Riley, April agreg?: “No es una amenaza real. Hasta yo lo s?. ?Recuerdas lo que sucedi? en enero?”. Riley lo recordaba muy bien. Hatcher hab?a salvado a April y al ex esposo de Riley, Ryan, de un asesino que quer?a vengarse de Riley. Tambi?n record? c?mo Shane Hatcher le hab?a entregado al asesino atado y amordazado para que Riley se encargara de ?l como quisiera. April continu?: “Hatcher no nos har?a da?o. Se esforz? mucho por salvarme”. “Tal vez April tiene raz?n”, pens? Riley. Pero igual le alegraba que los agentes estaban apostados afuera. April se encogi? de hombros y agreg?: “La vida sigue. Tenemos que seguir haciendo lo que hacemos”. Jilly dijo: “Y eso va para ti tambi?n, mam?. Es bueno que llegaste a casa temprano. Tienes un mont?n de tiempo para prepararte para esta noche”. Por un segundo, Riley no entendi? de qu? estaba hablando Jilly. Luego record?. Ten?a una cita esta noche con su ex vecino guapo, Blaine Hildreth. Blaine era el due?o de uno de los mejores restaurantes informales aqu? en Fredericksburg. Vendr?a a recoger a Riley para llevarla a cenar. April se puso de pie de inmediato. “?Verdad!”, dijo. “Vamos, mam?. Subamos a tu habitaci?n. Te ayudar? a escoger un atuendo”. * M?s tarde esa noche, Riley estaba sentada en el patio alumbrado por velas en El Grill de Blaine, disfrutando de un clima maravilloso, excelente comida y compa??a encantadora. Al otro lado de la mesa estaba sentado Blaine, tan guapo como de costumbre. Era solo un poco m?s joven que Riley, delgado y en forma, con unas entradas que parec?an no molestarlo en absoluto. Era un gran conversador. Mientras com?an una deliciosa cena de pasta con pollo, charlaron sobre temas de actualidad, recuerdos de tiempos y viajes pasados y de acontecimientos en Fredericksburg. A Riley le alegraba que su conversaci?n ni una sola vez se hab?a desviado a su trabajo en la UAC. Ella no estaba de humor para siquiera pensar en eso. Blaine pareci? haberse dado cuenta y se mantuvo alejado del tema. Algo que a Riley le gustaba de Blaine era su sensibilidad a sus estados de ?nimo. De hecho, hab?a muy poco acerca de Blaine que a Riley no le gustaba. S?, era cierto que hab?an tenido una peque?a pelea no hace mucho. Blaine hab?a tratado de darle celos a Riley con una amiga, y lo hab?a logrado. Ahora ambos se re?an de lo infantiles que se hab?an comportado. Tal vez era por el vino, pero Riley se sent?a calientita y relajada en su interior. Blaine era buen compa??a, un hombre recientemente divorciado como Riley que estaba ansioso de seguir adelante con su vida sin saber muy bien exactamente c?mo hacerlo. El postre finalmente lleg?, un pastel de queso de frambuesa, el favorito de Riley. Sonri? un poco al recordar la forma en que April hab?a llamado a Blaine en secreto antes de una cita anterior para decirle algunas de las cosas favoritas de Riley, incluyendo el pastel de queso de frambuesa y su canci?n favorita: “One More Night” de Phil Collins. Mientras disfrutaba de su pastel de queso, Riley habl? de sus hijos, sobre todo de lo bien que Liam se estaba adaptando. “Estaba un poco preocupada al principio”, admiti?. “Pero es un muy buen chico, y a todos nos encanta tenerlo en casa”. Riley hizo una breve pausa. Parec?a un lujo tener a alguien con quien hablar de sus dudas y preocupaciones dom?sticas. “Blaine, no s? qu? voy a hacer con Liam a largo plazo. Simplemente no lo puedo enviar de nuevo a ese padre borracho que tiene, y solo Dios sabe qu? ha sido de su madre. Pero no creo que pueda adoptarlo. Adoptar a Jilly ha sido realmente complicado y su adopci?n no est? finalizada todav?a. No s? si pueda volver a pasar por eso”. Blaine le sonri? con compasi?n. “T?mate las cosas un d?a a la vez”, dijo. “Y s? que lo que har?s ser? lo mejor para ?l”. Riley neg? con la cabeza con tristeza. “Ojal? lo supiera a ciencia cierta”, dijo. Blaine se inclin? sobre la mesa y la tom? de la mano. “Bueno, tendr?s que creerme”, le dijo. “Lo que ya has hecho por Liam y Jilly es maravilloso y generoso. Te admiro mucho por eso”. Riley sinti? un nudo en la garganta. ?Con qu? frecuencia alguien le dec?a cosas as?? A menudo era elogiada por su trabajo en la UAC, e incluso hab?a recibido una medalla de la perseverancia hace poco. Pero ella no estaba acostumbrada a ser alabada por cosas simples y meramente humanas. No sab?a c?mo tomarlo. Luego Blaine dijo: “Eres una buena mujer, Riley Paige”. A Riley se le llenaron los ojos de l?grimas. Se rio con nerviosismo mientras se las sec?. “Ay, mira lo que has hecho”, le dijo ella. “Me hiciste llorar”. Blaine se encogi? de hombros, y su sonrisa se ensanch? a?n m?s. “Lo siento. Solo trato de ser brutalmente honesto. La verdad a veces duele, supongo”. Se rieron juntos por unos momentos. Finalmente, Riley dijo: “Pero no he te preguntado c?mo est? Crystal. ?C?mo le est? yendo?”. Blaine mir? hacia otro lado con una sonrisa agridulce. “Crystal est? bien, tiene buenas calificaciones, est? feliz y alegre. Est? de viaje ahora por las vacaciones de primavera, en la playa con sus primos y mi hermana”. Blaine suspir? un poco. “Solo han pasado un par de d?as, pero es incre?ble lo r?pido que comienzo a extra?arla”. Riley estaba a punto de comenzar a llorar de nuevo. Hab?a sabido desde el principio que Blaine era un padre maravilloso. ?C?mo ser?a estar en una relaci?n permanente con ?l? “Ve con cuidado”, se dijo a s? misma. “No hay raz?n para apresurar las cosas”. Casi se hab?a terminado su pastel de queso de frambuesa. “Gracias, Blaine”, dijo. “Esta noche ha sido estupenda”. Mir?ndolo a los ojos, agreg?: “No quiero que se acabe”. Blaine le apret? la mano, sus ojos fijados en ella. “?Qui?n dijo que tiene que acabarse?”, le pregunt?. Riley sonri?. Sab?a que su sonrisa era respuesta suficiente a su pregunta. Despu?s de todo, ?por qu? deber?a terminar? El FBI estaba protegiendo a su familia y no hab?a un nuevo asesino exigiendo su atenci?n. Tal vez hab?a llegado el momento de disfrutar. CAP?TULO CINCO A George Tully no le gustaba c?mo se ve?a un cierto pedazo de tierra por el camino. No sab?a exactamente por qu?. “Nada de qu? preocuparse”, se dijo a s? mismo. La luz de la ma?ana probablemente solo le estaba jugando una mala pasada. Respir? aire fresco profundamente. Luego se inclin? y cogi? un pu?ado de tierra suelta. Como siempre, se sent?a suave y lujosa. Tambi?n ol?a bien, rica en nutrientes de las ?ltimas cosechas de ma?z. “La gran tierra de Iowa”, pens? mientras la tierra se deslizaba entre sus dedos. Estas tierras hab?an estado en la familia de George durante a?os, por lo que hab?a conocido estas tierras finas toda su vida. Sin embargo, nunca se cans? de ellas, y su orgullo de cultivar las tierras m?s ricas del mundo nunca mengu?. Levant? la mirada a los campos que se extend?an tan lejos que no los alcanzaba ver todos. La tierra hab?a sido cultivada durante un par de d?as. Estaba lista y en espera de granos de ma?z p?rpura cubiertos con insecticida que ser?an colocados donde pronto aparecer?a cada nuevo tallo de ma?z. No hab?a sembrado antes debido al clima. Por supuesto, nunca hab?a una forma de estar seguro de que una helada no llegar?a a estas alturas del a?o y arruinar?a la cosecha. Record? en ese momento una tormenta de nieve monstruosa de abril que ocurri? en los a?os 70 que tom? a su padre por sorpresa. Pero a lo que George sinti? un soplo de aire caliente y vio unas nubes altas en el cielo, se sinti? muy seguro de que todo saldr?a bien. “Hoy es el d?a”, pens?. Mientras George estaba all? mirando, su ayudante Duke Russo lleg? conduciendo un tractor que arrastraba una sembradora de doce metros de largo detr?s de ?l. La sembradora sembrar?a diecis?is filas a la vez, a setenta y seis cent?metros de distancia, un grano a la vez, depositar?a abono sobre cada uno, cubrir?a la semilla y seguir?a adelante. Los hijos de George, Roland y Jasper, hab?an estado de pie en el campo a la espera de la llegada del tractor, y se dirig?an hacia ?l mientras retumbaba a lo largo de un lado del campo. George sonri?. Duke y los muchachos hac?an un buen equipo. No hab?a necesidad de que George se quedara para la siembra. Salud? a los tres hombres con la mano y luego se volvi? para regresar a su camioneta. Pero ese parche extra?o de tierra cerca de la carretera le llam? la atenci?n de nuevo. ?Qu? estaba mal? ?El arado cincel hab?a pasado por alto ese parche? No lo cre?a posible. Tal vez una marmota hab?a estado cavando all?. Pero a lo que se acerc? al lugar, vio que ninguna marmota hab?a hecho esto. No hab?a ninguna abertura, y el suelo hab?a sido aplanado. Parec?a que algo hab?a sido enterrado all?. George gru?? por lo bajo. Algunos v?ndalos y bromistas a veces le causaban problemas. Hace un par de a?os, algunos ni?os del pueblo cercano de Angier robaron un tractor y lo usaron para derribar un cobertizo. M?s recientemente, otros hab?an pintado obscenidades con spray sobre las cercas y paredes e incluso su ganado. Era exasperante, e hiriente. George no ten?a idea de por qu? los ni?os se esforzaban tanto por darle problemas. Nunca les hab?a hecho ning?n da?o. Hab?a reportado los incidentes a Joe Sinard, el jefe de polic?a de Angier, pero nunca se hizo nada al respecto. “?Ahora qu? hicieron estos bastardos?”, dijo en voz alta, tocando el suelo con el pie. Supuso que deb?a averiguarlo. Lo que estaba enterrado aqu? podr?a destruir su equipo. Se volvi? hacia su tripulaci?n y agit? una mano para que Duke detuviera el tractor. Cuando ?l apag? el motor, George les grit? a sus hijos: “Jasper, Roland, tr?iganme la pala que est? en el asiento del tractor”. “?Qu? pasa, pap??”, respondi? Jasper. “No s?. Solo hazlo”. Un momento m?s tarde, Duke y los chicos estaban caminando hacia ?l. Jasper le entreg? una pala a su padre. Mientras el grupo observaba con curiosidad, George empez? a meter la pala en el suelo. Mientras lo hac?a, un olor extra?o y agrio se encontr? con sus fosas nasales. Sinti? una oleada de temor instintivo. “?Qu? demonios hay aqu??”, pens?. Sac? bastante tierra con la pala hasta que choc? con algo s?lido, pero suave. Cav? con m?s cuidado, tratando de destapar lo que fuera. Pronto algo p?lido apareci? a la vista. A George le tom? unos minutos entender lo que era. “?Dios m?o!”, exclam?, con el est?mago revuelto de horror. Era una mano, la mano de una mujer joven. CAP?TULO SEIS A la ma?ana siguiente, Riley estaba mirando a Blaine preparar un desayuno de Huevos Benedict con jugo de naranja reci?n exprimido y caf?. Pens? que hacer el amor apasionadamente no se limitaba a ex esposos. Y que despertar alegre con un hombre era algo nuevo para ella. Se sent?a agradecida por esta ma?ana, y agradecida con Gabriela, quien le asegur? que se ocupar?a de todo cuando Riley llam? la noche anterior. Pero no pod?a evitar preguntarse si una relaci?n como esta podr?a sobrevivir, dadas las muchas otras complicaciones de su vida. Riley decidi? ignorar esa pregunta y centrarse en la deliciosa comida. Pero mientras com?an, se dio cuenta de que la mente de Blaine parec?a estar en otro lugar. “?Qu? pasa?”, le pregunt?. Blaine no respondi?. Se ve?a inquieto, mirando de un lugar a otro. Experiment? una sensaci?n repentina de preocupaci?n. ?Qu? pasaba? ?Estaba teniendo dudas sobre lo sucedido la noche anterior? ?No estaba tan contento con esto como ella? “Blaine, ?qu? pasa?”, pregunt? Riley, su voz temblando un poco. Despu?s de una pausa, Blaine dijo: “Riley, simplemente no me siento... seguro”. Riley intent? darle sentido a lo que Blaine hab?a dicho. ?Todo el calor y el afecto que hab?an compartido desde su cita hab?an desaparecido? ?Qu? hab?a sucedido entre ellos para cambiar todo de esta forma? “N-n-no entiendo”, tartamude? Riley. “?C?mo que no te sientes seguro?”. Blaine vacil?, y luego dijo: “Creo que necesito comprar un arma. Para tener con qu? protegerme en mi casa”. Sus palabras sacudieron a Riley. No hab?a esperado esto. “Pero tal vez deb? haberlo esperado”, pens?. Sentada al otro lado de la mesa de ?l, pod?a ver una cicatriz en su mejilla derecha. Esa cicatriz le hab?a sido ocasionada el noviembre pasado en la propia casa de Riley, cuando trat? de proteger a April y Gabriela de un atacante en busca de venganza. Riley record? la terrible culpa que sinti? cuando vio a Blaine inconsciente en una cama de hospital despu?s de lo sucedido. Y ahora sent?a esa culpa de nuevo. ?Blaine nunca se sentir?a seguro con Riley en su vida? ?Jam?s sentir?a que su hija podr?a estar a salvo? ?Y una pistola era lo que realmente necesitaba para sentirse m?s seguro? Riley neg? con la cabeza. “No s?, Blaine”, dijo. “No me gusta mucho la idea de que civiles mantengan armas en sus casas”. Tan pronto como las palabras salieron de su boca, Riley se dio cuenta de lo condescendientes que sonaron. No sab?a por la expresi?n de Blaine si se hab?a sentido ofendido por sus palabras o no. Parec?a estar esperando a que continuara. Riley tom? un sorbo de caf? para organizar sus pensamientos. Ella dijo: “?Sab?as que, estad?sticamente, las armas dom?sticas tienen mayores probabilidades de ocasionar homicidios, suicidios y muertes accidentales que de defender una casa con ?xito? De hecho, los propietarios de armas corren un mayor riesgo de convertirse en v?ctimas de homicidio que las personas que no son propietarias de armas de fuego”. Blaine asinti?. “S?, s? todo eso”, dijo. “He estado investigando. Tambi?n s? acerca de las leyes de defensa propia de Virginia. Y que este estado permite la portaci?n a la vista”. Riley inclin? la cabeza con aprobaci?n. “Bueno, ya est?s mejor preparado que la mayor?a de las personas que deciden comprar un arma. Aun as?…”. Dej? que las palabras quedaran en el aire. Estaba reacia a decir lo que ten?a en mente. “?Qu? pasa?”, pregunt? Blaine. Riley respir? profundamente. “Blaine, ?comprar?as un arma si yo no formara parte de tu vida?”. “Ay, Riley...”. “Dime la verdad. Por favor”. Blaine se qued? mirando su caf? por un momento. “No, no lo har?a”, dijo finalmente. Riley se inclin? sobre la mesa y tom? la mano de Blaine. “Eso es justo lo que pensaba. Y estoy segura de que puedes entender c?mo me hace sentir. Me importas mucho, Blaine. Es terrible saber que tu vida es m?s peligrosa por m?”. “Yo entiendo”, dijo Blaine. “Pero quiero que t? me digas la verdad sobre algo. Y espero no te lo tomes a mal”. Riley se prepar? en silencio para lo que Blaine estaba a punto de preguntarle. “?Tus sentimientos realmente son un argumento v?lido para no comprar un arma? Digo, ?no es un hecho de que estoy en m?s peligro que cualquier ciudadano promedio? ?Y que deber?a ser capaz de defenderme y de defender a Crystal... y tal vez incluso de defenderte a ti?”. Riley se encogi? un poco. Se sent?a triste de admit?rselo a s? misma, pero Blaine ten?a raz?n. Si una pistola lo har?a sentirse m?s seguro y protegido, deber?a tener una. Tambi?n estaba segura de que ser?a muy responsable con ella. “Est? bien”, dijo ella. “Despu?s del desayuno nos iremos de compras”. * M?s tarde esa ma?ana, Blaine entr? en una tienda de armas con Riley. Blaine se pregunt? si estaba cometiendo un error. Hab?a un mont?n de armas temibles en las paredes y en las vitrinas. Nunca hab?a disparado un arma, a menos que la pistola de aire comprimido que hab?a tenido de ni?o contara como una. “?En qu? me estoy metiendo?”, pens?. Un hombre alto, con barba y una camisa a cuadros se mov?a entre la mercanc?a. “?Qu? se les ofrece?”, pregunt?. Riley dijo: “Estamos en busca de un arma dom?stica para mi amigo”. “Bueno, estoy seguro de que tenemos algo aqu? que le sirva”, dijo el hombre. Blaine se sent?a inc?modo bajo la mirada del hombre. Supuso que no todos los d?as una mujer atractiva tra?a a su novio aqu? para ayudarle a elegir un arma. Blaine no pudo evitar sentirse avergonzado. Incluso se sent?a avergonzado por sentir verg?enza. No cre?a ser el tipo de hombre que se sent?a inseguro sobre su masculinidad. Mientras Blaine trat? de relajarse, el vendedor de armas observ? la propia arma lateral de Riley con aprobaci?n. “Ese modelo Glock 22 que tiene es excelente, se?ora”, dijo. “Una profesional de la aplicaci?n de la ley, ?cierto?”. Riley sonri? y le mostr? su placa. El hombre se?al? una fila de armas similares en una vitrina. “Bueno, tengo muchas Glock all?. Me parece una excelente opci?n”. Riley mir? las armas y luego mir? a Blaine, como para pedirle su opini?n. Blaine no pudo hacer nada m?s que encogerse de hombros y ruborizarse. Deseaba haber dedicado el mismo tiempo a investigar armas que hab?a dedicado a la investigaci?n de estad?sticas y leyes. Riley neg? con la cabeza. “No creo que una semiautom?tica es exactamente lo que estamos buscando”, dijo ella. El hombre asinti? con la cabeza. “S?, son un poco complicadas, especialmente para alguien que no tiene experiencia con armas. Las cosas pueden salir mal”. Riley asinti?, a?adiendo: “S?, como fallos de encendido, balas atascadas, etc?tera”. El hombre dijo: “Por supuesto, esos no son problemas reales para una agente experimentada de la FBI como usted. Tal vez un rev?lver sea lo mejor para ?l”. El hombre los acompa?? hasta una vitrina llena de rev?lveres. Los ojos de Blaine se sintieron atra?dos por algunas de las armas de fuego con ca?ones m?s cortos. Al menos se ve?an menos intimidantes. “?Qu? tal ese?”, dijo, se?alando uno. El hombre abri? la vitrina, sac? la pistola y se la dio a Blaine. El arma se sinti? extra?a en su mano. No pod?a decidir si era m?s pesada o m?s ligera de lo que esperaba. “Un Ruger SP101”, dijo el hombre. “Es una buena opci?n”. Riley mir? el arma con reservas. “Creo que estamos buscando algo con un ca??n de diez cent?metros”, dijo. “Algo que absorba mejor el retroceso”. El hombre asinti? de nuevo. “S?. Bueno, creo que tengo exactamente lo que est?n buscando”. Meti? la mano en la vitrina y sac? otra pistola m?s grande. Se la dio a Riley, quien la examin? con aprobaci?n. “S?, definitivamente”, dijo. “Una Smith and Wesson 686”. Luego le sonri? a Blaine y le entreg? el arma. “?Qu? te parece?”, dijo Riley. Esta arma m?s larga se sent?a a?n m?s extra?a en su mano que el arma m?s peque?a. Lo ?nico que pudo hacer fue sonre?rle a Riley con timidez. Ella le sonri? de vuelta. Sab?a por su expresi?n que finalmente hab?a reconocido lo inc?modo que se estaba sintiendo. Se volvi? hacia el due?o y dijo: “Nos la llevaremos. ?Cu?nto cuesta?”. A Blaine le sorprendi? el precio del arma, pero estaba seguro de que Riley sab?a si este era un buen trato o no. Tambi?n le sorprendi? bastante lo f?cil que fue hacer la compra. El hombre le pidi? dos pruebas de identidad, y Blaine le ofreci? su licencia de conducir y su tarjeta de inscripci?n para votar. Luego Blaine llen? un formulario corto y simple dando su consentimiento para ser sometido a una verificaci?n de antecedentes. La verificaci?n computarizada tom? solo un par de minutos, y Blaine fue autorizado para comprar su arma. “?Qu? tipo de munici?n quiere?”, pregunt? el hombre mientras finalizaba la venta. Riley dijo: “Denos una caja de Federal Premium de bajo retroceso”. Unos momentos despu?s, Blaine se convirti? en propietario de un arma. Se qued? ah? mirando el arma intimidante, que estaba sobre el mostrador en una caja de pl?stico abierta, situada entre espuma protectora. Blaine le dio las gracias al hombre, cerr? la caja y se volvi? para irse. “Espere un momento”, dijo el hombre alegremente. “?No quiere probar su arma?”, El hombre llev? a Riley y Blaine a trav?s de una puerta en la parte trasera de la tienda que daba a un gran campo de tiro bajo techo. Luego dej? a Riley y Blaine por su cuenta. A Blaine le alegraba estar solo con Riley en este momento. Riley se?al? la lista de reglas en la pared, y Blaine las ley? cuidadosamente. Luego neg? con la cabeza con inquietud. “Riley, no me averg?enza decirte que...”. Riley solt? una risa. “Ya s?. Est?s un poco intimidado. Yo te explico todo paso a paso”. Lo condujo a una de las cabinas vac?as, donde le coloc? los equipos de protecci?n para sus ojos y o?dos. Abri? la caja de la pistola, con cuidado de mantenerla apuntada hacia el suelo. “?La cargo?”, le pregunt? a Riley. “Todav?a no. Primero practicaremos disparar sin balas”. Blaine tom? la pistola en sus manos, y Riley lo ayud? a encontrar la posici?n adecuada: ambas manos sobre el mango de la pistola, pero con los dedos alejados del cilindro, sus codos y rodillas ligeramente dobladas, inclinado un poco hacia adelante. En unos momentos, Blaine se encontr? apuntando su pistola a una forma vagamente humana sobre un blanco de papel a unos veintid?s metros de distancia. “Vamos a practicar la doble acci?n primero”, dijo Riley. “Eso es cuando no tienes que montar el martillo con cada disparo, haces todo el trabajo con el gatillo. Eso te dar? una buena idea de c?mo se siente el gatillo. Aprieta el gatillo suavemente, y luego su?ltalo de la misma forma”. Blaine practic? con la pistola vac?a un par de veces. Luego Riley le ense?? c?mo abrir el cilindro y llenarlo de proyectiles. Blaine se posicion? como antes. Se prepar?, sabiendo que sentir?a el retroceso, y apunt? a la diana con cuidado. Apret? el gatillo y dispar?. La fuerza del retroceso repentino lo sobresalt?, y la pistola salt? en su mano. Baj? el arma y mir? el blanco. No vio ning?n agujero en ella. Se pregunt? fugazmente c?mo alguien pod?a apuntar un arma que saltaba tan bruscamente. “Vamos a trabajar en tu respiraci?n”, dijo Riley. “Inhala lentamente mientras apuntas, luego exhala lentamente, retrocediendo el gatillo para que dispares exactamente cuando hayas terminado de exhalar. Ese es el momento en el que tu cuerpo est? m?s inm?vil”. Blaine volvi? a disparar. Le sorprendi? que ahora sent?a mucho m?s control. Mir? y vio que al menos hab?a dado en el blanco de papel en esta ocasi?n. Pero cuando se prepar? para volver a disparar, un recuerdo pas? por su mente, un recuerdo del momento m?s aterrador de su vida. Un d?a, cuando todav?a viv?a al lado de Riley, hab?a o?do un ruido terrible al lado. Hab?a corrido a la casa adosada de Riley y encontrado la puerta parcialmente abierta. Un hombre hab?a tirado a la hija de Riley al suelo y la estaba atacando. Blaine hab?a corrido hacia ellos y quitado al atacante de encima de April. Pero el hombre era demasiado fuerte, y Blaine fue golpeado fuertemente y hab?a perdido el conocimiento. Era un recuerdo amargo, y trajo consigo una sensaci?n de impotencia repugnante. Pero esa sensaci?n se evapor? de repente cuando sinti? el peso de la pistola en sus manos. Respir? y dispar?, respir? y dispar?, cuatro veces m?s hasta que el cilindro qued? vac?o. Riley presion? un bot?n que acerc? el blanco de papel hasta la cabina. “Nada mal para tu primer intento”, dijo Riley. De hecho, Blaine vio que los ?ltimos cuatro tiros al menos hab?an alcanzado dentro de la forma humana. Pero se dio cuenta de que su coraz?n lat?a con fuerza, y que estaba abrumado por una mezcla extra?a de sensaciones. Uno de esas sensaciones era miedo. Pero ?miedo de qu?? “Poder”, cay? en cuenta Blaine. La sensaci?n de poder en sus manos era asombrosa, como nada que jam?s hab?a sentido antes. Se sent?a tan bien que le daba miedo. Riley le ense?? a abrir el cilindro y sacar los cartuchos vac?os. “?Suficiente por hoy?”, pregunt?. “Para nada”, dijo Blaine sin aliento. “Quiero que me ense?es todo lo que tenga que saber de esta cosa”. Riley le sonri? mientras ?l volv?a a cargar el arma. Todav?a sent?a su sonrisa mientras apuntaba a un nuevo blanco. Pero en ese momento oy? el tel?fono celular de Riley sonar. CAP?TULO SIETE Cuando el tel?fono celular de Riley comenz? a sonar, los ?ltimos disparos de Blaine segu?an resonando en sus o?dos. Sac? su tel?fono a rega?adientes. Quer?a una ma?ana ininterrumpida con Blaine. Cuando mir? el tel?fono, supo que estaba a punto de sentirse decepcionada. La llamada era de Brent Meredith. Le sorprend?a lo mucho que estaba disfrutando de ense?arle a Blaine c?mo disparar su nueva pistola. Riley estaba segura de que esta llamada interrumpir?a el mejor d?a que hab?a tenido en mucho tiempo. Pero no ten?a otra opci?n que contestar la llamada. Como de costumbre, Meredith fue brusco y directo al grano. “Tenemos un nuevo caso. Necesitamos que trabajes en ?l. ?En cu?nto tiempo puedes llegar a Qu?ntico?”. Riley contuvo un suspiro. Con Bill de licencia, Riley ten?a la esperanza de tener algo de tiempo libre hasta que el dolor de la muerte de Lucy menguara un poco. “Tristemente ese no ser?a el caso”, pens?. No cab?a duda de que viajar?a fuera de la ciudad en breve. ?Tendr?a el tiempo suficiente para correr a casa, ver a todos y cambiarse de ropa? “En una hora”, respondi? Riley. “Te necesito aqu? antes. Nos vemos en mi oficina. Y trae tu maleta”. Meredith finaliz? la llamada sin esperar una respuesta. Blaine estaba parado all? esper?ndola. Se quit? los equipos de protecci?n ocular y auditiva y le pregunt?: “?Te llamaron del trabajo?”. Riley suspir? en voz alta. “S?, tengo que irme a Qu?ntico de inmediato”. Blaine asinti? sin quejarse y descarg? el arma. “Yo te llevo”, dijo “No, necesito mi maleta. Y est? en mi auto en casa. Me temo que necesito que me lleves a mi casa. Tambi?n me temo que tengo prisa”. “No te preocupes”, dijo Blaine, poniendo el arma en su caja cuidadosamente. Riley le dio un beso en la mejilla. “Parece que tendr? que viajar”, dijo ella. “Odio eso. La he pasado de lo mejor contigo”. Blaine sonri? y le devolvi? el beso. “Yo tambi?n la he pasado muy bien”, dijo. “No te preocupes. Continuaremos donde lo dejamos tan pronto como regreses”. A lo que salieron del campo de tiro y llegaron de nuevo a la tienda de armas, el propietario los despidi? con cordialidad. * A lo que Blaine la dej? en su casa, Riley corri? hacia adentro para explicarles a todos que se iba. Ni siquiera tuvo tiempo para cambiarse de ropa, pero al menos se hab?a duchado en la casa de Blaine esta ma?ana. Se sinti? aliviada de que a su familia pareci? no molestarle su repentino cambio de planes. “Se est?n acostumbrando a estar sin m?”, pens?. No le gustaba mucho la idea, pero sab?a que era una necesidad en una vida como la suya. Riley verific? que ten?a todo lo que necesitaba en su auto y luego hizo el corto viaje a Qu?ntico. Cuando lleg? al edificio de la UAC, se dirigi? directamente a la oficina de Brent Meredith. Lamentablemente se encontr? con Jenn Roston, quien estaba caminando en la misma direcci?n por el pasillo. Riley y Jenn hicieron contacto visual por un momento fugaz, luego ambas siguieron en silencio. Riley se pregunt? si Jenn se sent?a igual de inc?moda que ella. Ayer tuvieron una reuni?n inc?moda, y Riley a?n no sab?a si hab?a cometido un terrible error al entregarle a Jenn esa unidad USB. “Pero Jenn probablemente no est? preocupada”, pens? Riley. Despu?s de todo, Jenn hab?a tenido la ventaja ayer. Hab?a controlado la situaci?n brillantemente para beneficio propio. Riley jam?s hab?a conocido a alguien capaz de manipularla de esa forma. Pero luego record? que eso no era cierto. Shane Hatcher tambi?n ten?a esa capaz de manipularla. Sin dejar de caminar y todav?a mirando al frente, la agente m?s joven habl? en voz baja. “No encontr? nada”. “?Qu??”, pregunt? Riley, sin dejar de caminar. “Te hablo de la informaci?n financiera en la unidad USB. Hatcher sol?a tener fondos almacenados en esas cuentas. Pero el dinero fue retirado, y las cuentas fueron cerradas”. Riley resisti? el impulso de decir: “Ya s?”. Despu?s de todo, Hatcher se lo hab?a dicho ayer en su mensaje de texto amenazante. Por un momento, Riley no supo qu? decir. Sigui? caminando sin hacer ning?n comentario. ?Jenn pensaba que Riley la hab?a traicionado y que el archivo era falso? Finalmente Riley dijo: “Ese archivo era lo ?nico que ten?a. No estoy reteniendo nada”. Jenn no respondi?. Riley deseaba saber si le cre?a o no. Tambi?n se pregunt? si Hatcher estar?a tras las rejas en este momento si hubiera usado esa informaci?n antes. O quiz?s hasta muerto. Cuando llegaron a la puerta de la oficina de Meredith, Riley se detuvo, y lo mismo hizo Jenn. Riley se sinti? alarmada. Jenn obviamente tambi?n iba a la oficina de Meredith. ?Por qu? la nueva agente estaba aqu? para esta reuni?n? ?Le hab?a dicho a Meredith que Riley hab?a estado reteniendo informaci?n? Pero Jenn se qued? all?, a?n sin hacer contacto visual. Riley toc? la puerta de Meredith, y luego ambas entraron. El jefe Meredith estaba sentado detr?s de su escritorio, vi?ndose tan intimidante como de costumbre. Les dijo: “Si?ntense”. Riley y Jenn se sentaron en las sillas frente a su escritorio. Meredith se qued? callado por un momento. Luego dijo: “Agente Paige, agente Roston, quiero que sepan que ahora son compa?eras”. Riley contuvo un jadeo. Mir? a Jenn Roston, cuyos ojos color marr?n oscuro se hab?an abierto como platos ante la noticia. “Espero que eso no sea un problema”, dijo Meredith. “La UAC est? sobrecargada de casos en este momento. Con el agente Jeffreys de licencia y todos los dem?s trabajando en otros casos, tienen que trabajar juntas. Ya est? decidido”. Riley cay? en cuenta de que Meredith estaba en lo cierto. El ?nico otro agente con el que realmente querr?a trabajar en este momento era Craig Huang, pero ?l estaba ocupado vigilando su casa. “No hay problema, se?or”, le dijo Riley a Meredith. Jenn dijo: “Ser? un honor para m? trabajar con la agente Paige, se?or”. Esas palabras sorprendieron a Riley un poco. Se pregunt? si Jenn las dec?a de coraz?n. “No te emociones mucho”, dijo Meredith. “No creo que este caso llegue a mayores. Esta misma ma?ana, se encontr? el cuerpo de una adolescente enterrado en tierras de cultivo cerca de Angier, un peque?o pueblo de Iowa”. “?Un solo asesinato?”, pregunt? Jenn. “?Por qu? es un caso de la UAC?”, pregunt? Riley. Meredith tamborile? los dedos sobre su escritorio. “Mi conjetura es que probablemente no sea uno solo”, dijo “Otra chica desapareci? antes en el mismo pueblo, y todav?a no ha aparecido. Es un lugar peque?o y tranquilo, donde este tipo de cosas simplemente no suceden. La gente de por all? dice que las chicas no eran era del tipo que huir?a o hablar?a con extra?os”. Riley neg? con la cabeza con reservas. “Entonces ?por qu? creen que se trata de un asesino en serie?”, pregunt?. “Eso me parece un poco prematuro ya que solo tienen un cuerpo”. Meredith se encogi? de hombros. “S?, yo pienso igual. Pero el jefe de polic?a de Angier, Joseph Sinard, est? en p?nico por esto”. La frente de Riley se arrug? ante la menci?n de ese nombre. “Sinard”, dijo. “?D?nde he escuchado ese nombre antes?”. Meredith sonri? un poco y dijo: “Tal vez est?s pensando en el asistente ejecutivo del FBI, Forrest Sinard. Joe Sinard es su hermano”. Riley casi puso los ojos en blanco. Ahora ten?a sentido. Un miembro de la parte m?s alta de la cadena alimentaria del FBI estaba siendo molestado por un pariente, as? que el caso hab?a sido enviado a la UAC. Hab?a sido asignada a investigaciones con motivaciones pol?ticas de este tipo en el pasado. Meredith dijo: “Ustedes dos tienen que ir para all? para cerciorarse de que siquiera haya un caso”. “?Y mi trabajo en el caso de Hatcher?”, pregunt? Jenn Roston. Meredith dijo: “Tenemos un mont?n de gente trabajando en eso, t?cnicos e investigadores por igual. Asumo que tienen acceso a toda tu informaci?n”. Jenn asinti?. Meredith dijo: “Estar?n bien sin ti por unos d?as. Aunque creo que no les tome tanto tiempo”. Riley estaba un poco indecisa. Aparte de no estar segura de si quer?a trabajar con Jenn Roston o no, tampoco ansiaba perder el tiempo en un caso que probablemente ni siquiera requer?a la intervenci?n de la UAC. Preferir?a estar ayudando a Blaine a aprender a disparar. “O estar haciendo otras cosas con Blaine”, pens?, conteniendo una sonrisa. “?Cu?ndo nos vamos?”, pregunt? Jenn. “Tan pronto como sea posible”, dijo Meredith. “Le dije al jefe Sinard que no moviera el cuerpo hasta que llegaran. Volar?n a Des Moines, donde los empleados de Sinard las recoger?n y conducir?n a Angier. Queda a una hora de Des Moines. Tenemos que alistar el avi?n. Mientras lo hacemos, no se vayan tan lejos. El despegue ser? en menos de dos horas”. Riley y Jenn abandonaron la oficina de Meredith. Riley se fue directamente a su propia oficina, se sent? por un momento y mir? a su alrededor, perdida en sus pensamientos. “Des Moines”, pens?. Solo hab?a estado all? un par de veces, pero all? es donde viv?a su hermana mayor, Wendy. Riley y Wendy, distanciadas desde hace muchos a?os, se hab?an puesto en contacto el pasado oto?o, cuando su padre se estaba muriendo. Wendy estuvo con pap? cuando muri?. Pensar en Wendy la hac?a sentirse culpable, y tambi?n despertaba otros recuerdos perturbadores. Pap? hab?a sido muy duro con la hermana de Riley, y Wendy se hab?a escapado de casa a los quince a?os. En ese entonces Riley solo ten?a cinco. Tras la muerte de su padre, se hab?an comprometido a mantenerse en contacto, pero hasta el momento solo hab?an hablado por videollamada. Riley sab?a que deber?a visitar a Wendy si tuviera la oportunidad. Pero, obviamente, no de inmediato. Meredith hab?a dicho que Angier quedaba a una hora de Des Moines y que la polic?a local las recoger?a en el aeropuerto. “Tal vez pueda verme con Wendy antes de volver a Qu?ntico”, pens?. Ahora ten?a un poco de tiempo libre hasta el despegue del avi?n de la UAC. Y hab?a alguien a quien quer?a ver. Estaba preocupada por su compa?ero de muchos a?os, Bill Jeffreys. Viv?a cerca de la oficina central, pero llevaba varios d?as sin verlo. Bill estaba lidiando con TEPT, y Riley sab?a por su propia experiencia lo dif?cil que era recuperarse de eso. Sac? su tel?fono celular y tecle? un mensaje de texto. Quiero irte a visitar. ?Est?s en casa? Ella esper? unos momentos. El mensaje estaba marcado como “entregado”, pero a?n no le?do. Riley suspir? un poco. No ten?a tiempo para esperar que Bill chequeara sus mensajes. Si quer?a verlo antes de irse, ten?a que pasar por su casa ahora mismo con la esperanza de que estuviera ah?. * El viaje del edificio de la UAC al peque?o apartamento de Bill en el pueblo de Qu?ntico fue corto. Cuando estacion? su auto y se dirigi? hacia el edificio, volvi? a percatarse de lo deprimente que era. El edificio de departamentos en s? no ten?a nada de malo. Era un edificio de ladrillos ordinario, no un inquilinato ni nada por el estilo. Pero Riley no pudo evitar recordar la bonita casa suburbana en la que Bill hab?a vivido hasta su divorcio. En comparaci?n, este lugar no ten?a ning?n encanto y ahora viv?a solo. No era una situaci?n feliz para su mejor amigo. Riley entr? en el edificio y se dirigi? directamente hacia el apartamento de Bill que estaba ubicado en el segundo piso. Toc? la puerta y esper?. Nadie respondi?. Toc? de nuevo, pero nada. Sac? su tel?fono celular y vio que el mensaje no hab?a sido le?do. Sinti? un nudo de preocupaci?n en su garganta. ?Le hab?a pasado algo a Bill? Tom? el pomo de la puerta y lo hizo girar. La puerta no estaba cerrada con llave, y esta se abri?. CAP?TULO OCHO Parec?a que el apartamento de Bill hab?a sido robado. Riley se congel? en la puerta por un momento, a punto de sacar su arma en caso de que el intruso todav?a estuviera aqu?. Luego se relaj?. Esas cosas esparcidas por todas partes eran envoltorios de comida y platos y vasos sucios. El lugar era un desastre, pero nada m?s estaba fuera de lugar. Llam? el nombre de Bill. No oy? ninguna respuesta. Luego volvi? a llamar. Esta vez le pareci? o?r un gemido de un cuarto cercano. Su coraz?n lati? con fuerza de nuevo mientras se apresur? a la habitaci?n de Bill. La habitaci?n estaba en penumbra y las persianas estaban cerradas. Bill estaba tumbado en la cama, vestido con ropa arrugada y mirando el techo. “Bill, ?por qu? no me respondiste cuando te llam??”, le pregunt? un tanto irritada. “S? lo hice”, le dijo a Riley en un susurro. “No me escuchaste. Deja de hacer tanto ruido”. Riley vio una botella de whisky americano casi vac?a sobre la mesita de noche. De repente entendi? toda la escena. Se sent? en la cama junto a ?l. “Pas? mala noche”, dijo Bill, tratando de forzar una sonrisa d?bil. “Sabes c?mo es eso”. “S?, lo s?”, dijo Riley. Despu?s de todo, la desesperaci?n la hab?a llevado a sus propias borracheras y resacas posteriores. Toc? su frente sudorosa, imaginando lo enfermo que deb?a sentirse. “?Cu?l fue el desencadenante para que comenzaras a beber?”, le pregunt? ella. Bill gimi?. “Mis hijos”, dijo. Luego se qued? en silencio. Riley ten?a mucho tiempo sin ver a los dos hijos de Bill. Supuso que deb?an tener nueve y once a?os ahora. “?Qu? pas? con ellos?”, pregunt? Riley. “Ellos vinieron a visitarme ayer. Fue terrible. Toda mi casa estaba vuelta un desastre, y yo estaba muy irritable y tenso. Estaban locos por irse a casa. Riley, fue horrible. Me port? muy mal. Si se repite otra visita como esa, Maggie no me dejar? volverlos a ver. Est? buscando cualquier excusa para sacarlos de mi vida para siempre”. Bill hizo un ruido parecido a un sollozo. Pero no parec?a tener la energ?a para llorar. Riley sospechaba que hab?a llorado bastante por su cuenta. Bill dijo: “Riley, si no soy bueno como padre, ?para qu? soy bueno entonces? Ya no soy buen agente. ?Qu? me queda?”. Riley sinti? una punzada de tristeza en su garganta. “Bill, no digas eso”, dijo ella. “Eres un gran padre. Y eres un gran agente. Tal vez hoy no, pero s? los dem?s d?as del a?o”. Bill neg? con la cabeza. “De seguro no me sent? como un padre ayer. Y sigo oyendo ese tiro. Sigo recordando haber entrado al edificio, haber visto a Lucy tumbada en el suelo sangrando”. Riley sinti? su propio cuerpo temblar un poco. Tambi?n lo recordaba muy bien. Lucy hab?a entrado a un edificio abandonado sin saber que estaba en peligro, solo para ser abatida por la bala de un francotirador momentos despu?s. Bill le hab?a disparado por error a un joven que hab?a estado tratando de ayudarla. Para cuando Riley lleg? all?, Lucy hab?a usado su fuerza restante para matar al francotirador con m?ltiples disparos. Lucy muri? momentos despu?s. Fue una escena horrible. Era la peor situaci?n que hab?a vivido en su carrera. Ella dijo: “Yo llegu? mucho despu?s de ti”. “S?, pero no le disparaste a un chico inocente”. “No fue tu culpa. Estaba oscuro. No ten?as forma de saberlo. Adem?s, ese chico est? bien ahora”. Bill neg? con la cabeza. Levant? una mano temblorosa. “M?rame. ?Crees que pueda volver al trabajo as??”. Riley estaba casi enfadada. Realmente ten?a un aspecto terrible, ciertamente nada parecido al compa?ero astuto y valiente en el que hab?a aprendido a confiar con su vida, ni al hombre guapo que le atrajo hace un tiempo. Y toda esta autocompasi?n no le sentaba bien. Pero se record? a s? misma severamente: “Yo tambi?n pas? por esto. Yo s? lo que se siente”. Y cuando pas? por eso, Bill siempre estuvo all? para ella. A veces tuvo que ser duro con ella. Supuso que ?l necesitaba un poco de eso en este momento. “Te ves terrible”, dijo ella. “Pero t? mismo te llevaste a este punto, a estar en estas condiciones. Y eres el ?nico que puede arreglarlo”. Bill la mir? a los ojos. Sent?a que ?l le estaba prestando atenci?n ahora. “Si?ntate”, le dijo ella. “Recomponte”. Bill se sent? en el borde de la cama al lado de Riley. “?Ya te asignaron un terapeuta?”, le pregunt? ella. Bill asinti?. “?Qui?n es?”, pregunt? Riley. “No importa”, dijo Bill. “Claro que s? importa”, dijo Riley. “?Qui?n es?”. Bill no respondi?. Pero Riley fue capaz de adivinar. El psiquiatra asignado de Bill era Leonard Ralston, mejor conocido por el p?blico como “Dr. Leo”. Sinti? una punzada de rabia. Pero no por Bill. “Dios m?o”, le dijo. “No me digas que el Dr. Leo. ?De qui?n fue la idea? De Walder, te lo apuesto”. “Como dije, no importa”. Riley quer?a sacudirlo. “Es un loco”, le dijo ella. “Sabes eso m?s que nadie. Cree en la hipnosis, recuerdos recuperados, en todo tipo de basura desacreditada. ?No recuerdas el a?o pasado, cuando convenci? a un hombre inocente que era culpable de asesinato? A Walder le gusta el Dr. Leo porque ha escrito libros y ha estado en la televisi?n”. “No voy a dejar que se meta en mi cabeza”, dijo Bill. “No voy a dejar que me hipnotice”. Riley estaba tratando de mantener su voz bajo control. “Ese no es el punto. Necesitas a alguien que te sea de ayuda”. “?C?mo qui?n?”, pregunt? Bill. Riley no tuvo que pensarlo mucho. “Te preparar? un poco de caf?”, le dijo. “Cuando regrese, quiero que est?s de pie y listo para salir de este lugar”. En su camino a la cocina de Bill, Riley mir? su reloj. No ten?a mucho tiempo. Ten?a que actuar con rapidez. Sac? su tel?fono celular y marc? el n?mero personal de Mike Nevins, un psiquiatra forense en DC que trabajaba para el FBI de vez en cuando. Riley lo consideraba un amigo cercano, y la hab?a ayudado a superar sus propias crisis en el pasado, incluyendo un terrible caso de trastorno de estr?s postraum?tico. Cuando el tel?fono de Mike comenz? a sonar, coloc? su tel?fono celular en altavoz, lo coloc? sobre el mostrador de la cocina y comenz? a preparar caf? en la cafetera de Bill. Se sinti? aliviada cuando Mike contest? el tel?fono. “?Riley! ?Es bueno saber de ti! ?C?mo est?n las cosas? ?C?mo est? esa creciente familia tuya?”. El sonido de la voz de Mike era refrescante, y casi pod?a ver al hombre bien vestido y su expresi?n agradable. Deseaba poder hablar bien con ?l para ponerse al d?a, pero no hab?a tiempo para eso. “Estoy bien, Mike. Pero estoy apurada. Tengo que montarme en un avi?n. Necesito un favor”. “Dime”, dijo Mike. “Mi compa?ero, Bill Jeffreys, est? pasando por un momento dif?cil despu?s de nuestro ?ltimo caso”. O?a verdadera preocupaci?n en la voz de Mike. “S?, me enter? de lo que sucedi?. Qu? terrible lo de la muerte de su joven protegida. ?Es cierto que tu compa?ero fue puesto de licencia? ?Algo relacionado con haberle disparado a la persona equivocada?”. “As? es. ?l necesita tu ayuda. Y la necesita de inmediato. ?l est? bebiendo, Mike. Nunca lo hab?a visto tan mal”. Hubo un breve silencio. “No creo entender”, dijo Mike. “?No ha sido asignado a un terapeuta?”. “S?, pero no lo est? ayudando en nada”. Ahora Mike sonaba reservado. “No s?, Riley. Me incomoda aceptar pacientes que ya est?n bajo el cuidado de otra persona”. Riley sinti? una punzada de preocupaci?n. No ten?a tiempo para lidiar con la ?tica de Mike. “Mike, lo asignaron al Dr. Leo”. Hubo otro momento de silencio. “Apuesto a que eso ser? suficiente”, pens? Riley. Sab?a perfectamente bien que Mike odiaba al terapeuta-celebridad con todo su coraz?n. Finalmente Mike dijo: “?Cu?ndo puede venir?”. “?Qu? est?s haciendo en este momento?”. “Estoy en mi oficina. Estar? ocupado por unas horas, pero estar? disponible m?s tarde”. “Estupendo. Ir? para all? luego. Pero por favor ll?mame si nunca llega”. “Eso har?”. A lo que finalizaron la llamada, el caf? estaba comenzando a gotear en la jarra. Riley sirvi? una taza y se dirigi? de nuevo a la habitaci?n de Bill. Ya no estaba all?. Pero la puerta del ba?o contiguo estaba cerrada, y Riley o?a la maquinilla de afeitar el?ctrica de Bill al otro lado. Riley toc? la puerta. “Pasa, estoy vestido”, dijo Bill. Riley abri? la puerta y vio que Bill se estaba afeitando. Coloc? el caf? en el borde del lavabo. “Te hice una cita con Mike Nevins”, dijo. “?Para cu?ndo?”. “Ahora mismo. Puedes irte ya, para cuando llegues estar? desocupado. Te enviar? la direcci?n de su oficina por mensaje de texto. Tengo que irme”. Bill se ve?a sorprendido. Por supuesto, Riley no le hab?a dicho nada acerca de estar apurada. “Tengo un caso en Iowa”, explic? Riley. “El avi?n me est? esperando en este momento. No dejes plantado a Mike Nevins. Me enterar? si lo haces, y te las ver?s conmigo”. Bill se quej?, pero luego dijo: “Est? bien, yo voy”. Riley se volvi? para irse. Entonces pens? en algo que no estaba segura de que deber?a sacar a relucir. Finalmente dijo: “Bill, Shane Hatcher sigue pr?fugo. Hay agentes vigilando mi casa. Pero recib? un mensaje amenazante de ?l, y nadie lo sabe excepto t?. No creo que atacar?a a mi familia, pero tampoco estoy cien por ciento segura. Me pregunto si tal vez...”. Bill asinti?. “Yo estar? pendiente”, le dijo ?l. “Necesito hacer algo ?til”. Riley le dio un abrazo y sali? del apartamento. Mientras caminaba hacia su auto, mir? su reloj de nuevo. Si no se topaba con tr?fico, llegar?a a la pista de aterrizaje justo a tiempo. Ahora ten?a que empezar a pensar en su nuevo caso, pero no estaba particularmente preocupada por eso. Este probablemente no le tomar?a mucho tiempo. Despu?s de todo, ?qu? tanto esfuerzo y tiempo podr?a tomar un caso de un ?nico asesinato en un pueblo peque?o? CAP?TULO NUEVE Incluso mientras caminaba por la pista hacia el avi?n, Riley comenz? a prepararse psicol?gicamente para su nuevo caso. Pero hab?a una cosa que ten?a que hacer antes de meterse de lleno en el caso. Le envi? un mensaje a Mike Nevins. Env?ame un mensaje cuando llegue Bill. Env?ame un mensaje si no llega. Solt? un suspiro de alivio cuando Mike le respondi? de inmediato. Eso har?. Riley se dijo a s? misma que hab?a hecho todo lo que pod?a hacer por Bill, y que ahora ?l tendr?a que dar de su parte para sacarle el mayor provecho a la ayuda profesional. Mike definitivamente podr?a ayudar a Bill a lidiar con las cosas que lo atormentaban. Subi? los escalones y entr? al avi?n, donde vio a Jenn Roston ya sentada y trabajando en su computadora port?til. Jenn levant? la mirada y asinti? a lo que Riley se sent? al otro lado de la mesa. Riley hizo lo mismo. Luego Riley mir? por la ventana durante el despegue y mientras el avi?n sub?a a la altitud de crucero. No le gustaba el silencio inc?modo entre ella y Jenn. Se pregunt? si tal vez a Jenn tampoco le gustaba. Estos vuelos normalmente eran buenos momentos para hablar sobre los detalles de un caso. Pero no hab?a nada que decir acerca de este todav?a. El cuerpo acababa de ser encontrado despu?s de todo. Riley sac? una revista de su bolso y trat? de leer, pero no pudo centrarse en las palabras. Tener a Jenn frente a ella era demasiado molesto. En su lugar, Riley se qued? all?, fingiendo leer. “La historia de mi vida”, pens?. Fingir y mentir se estaban volviendo demasiado rutinarios. Finalmente Jenn levant? la mirada de su port?til. “Agente Paige, lo que dije en la oficina de Meredith fue de coraz?n”, dijo. “?C?mo?”, pregunt? Riley, levantando la mirada de su revista. “Lo que dije respecto a que ser? un honor trabajar contigo. Es un sue?o para m?. He seguido tu trabajo desde que empec? en la academia”. Por un momento, Riley no supo qu? decir. Jenn le hab?a dicho lo mismo antes. Pero, de nuevo, Riley no sab?a por la expresi?n de Jenn si estaba siendo sincera. “He o?do cosas buenas de ti”, dijo Riley. Aunque sonaba muy evasivo, al menos era verdad. En circunstancias diferentes, Riley se habr?a emocionado ante la oportunidad de trabajar con una nueva agente inteligente. Riley agreg? con una sonrisa d?bil: “Pero, si fuera t?, no me emocionar?a mucho con este caso”. “S?”, dijo Jenn. “Probablemente ni siquiera sea un caso para la UAC. Quiz?s volvamos a Qu?ntico esta misma noche. Bueno, habr? otros casos”. Jenn volvi? su atenci?n de nuevo a su port?til. Riley se pregunt? si estaba trabajando en los archivos de Shane Hatcher. Y, por supuesto, le preocup? de nuevo el hecho de que quiz?s no debi? haberle entregado la unidad USB. Pero se dio cuenta de algo. Si Jenn realmente hab?a tenido la intenci?n de traicionarla al pedirle esa informaci?n, ?ya no la habr?a usado en su contra? Record? lo que Jenn le hab?a dicho ayer. “De hecho, estoy bastante segura de que las dos queremos exactamente lo mismo. Acabar con la carrera criminal de Shane Hatcher”. Si eso era cierto, Jenn realmente era una aliada de Riley. Pero ?c?mo podr?a saberlo a ciencia cierta? Se qued? all? considerando si deber?a abordar el tema. No le hab?a dicho nada a Jenn sobre la amenaza que hab?a recibido de Hatcher. ?Realmente exist?a una raz?n para no hacerlo? ?Jenn podr?a realmente ser capaz de ayudarla de alguna manera? Tal vez, pero Riley todav?a no se sent?a lista para dar ese paso. Mientras tanto, parec?a francamente extra?o que su nueva compa?era a?n la llamara agente Paige aunque insist?a en que Riley la llamara por su nombre de pila. “Jenn”, dijo. Jenn levant? la mirada de su port?til. “Creo que deber?as llamarme Riley”, dijo Riley. Jenn sonri? un poco y volvi? su atenci?n a su port?til. Riley coloc? la revista a un lado y mir? las nubes por la ventana. El sol brillaba, pero Riley no le parec?a nada alegre. Se sent?a terriblemente sola. Echaba de menos tener a Bill con ella. Y extra?aba tanto a Lucy que le dol?a el coraz?n. * Cuando el avi?n lleg? al Aeropuerto Internacional de Des Moines, Riley fue capaz de chequear su tel?fono celular. Le content? ver que hab?a recibido un mensaje de Mike Nevins. Bill est? aqu? conmigo en este momento. Era una cosa menos de qu? preocuparse. Una patrulla estaba esper?ndolas afuera del avi?n. Dos polic?as de Angier se presentaron en la base de la escalerilla. Darryl Laird era un joven desgarbado de unos veinte a?os, y Howard Doty era un hombre mucho m?s bajito de unos cuarenta a?os. Ambos ten?an expresiones de asombro en sus rostros. “Estamos muy felices de que est?n aqu?”, les dijo Doty a Riley y Jenn mientras los dos polic?as las acompa?aban hasta el auto. Laird dijo: “Todo esto es tan...”. El joven neg? con la cabeza sin terminar su oraci?n. “Pobrecitos”, pens? Riley. No eran m?s que polic?as regulares. Los asesinatos no eran muy comunes en un peque?o pueblo de Iowa. Tal vez el polic?a mayor hab?a manejado uno que otro homicidio, pero Riley supuso que era primera vez que el joven pasaba por algo as?. A lo que Doty comenz? a conducir, Riley les pidi? a los dos polic?as que les dijeran todo lo posible acerca de lo que hab?a sucedido. Doty dijo: “El nombre de la chica es Katy Philbin, de diecisiete a?os de edad. Una estudiante de la Escuela Secundaria Wilson. Sus padres son due?os de la farmacia local. Una chica agradable, les agradaba a todos. El viejo George Tully encontr? su cuerpo esta ma?ana cuando ?l y sus muchachos se preparaban para hacer la siembra de primavera. Tully tiene una granja cerca de Angier”. Jenn pregunt?: “?Saben cu?nto tiempo pas? enterrada all??”. “Tendr?s que pregunt?rselo al jefe Sinard. O al m?dico forense”. Riley pens? en lo poco que Meredith hab?a sido capaz de decirles sobre la situaci?n. “?Y la otra chica?”, pregunt? ella. “?La que desapareci? hace poco?”. “Su nombre es Holly Struthers”, dijo Laird. “Ella era... eh, supongo que es una estudiante de nuestra otra escuela secundaria, Lincoln. Lleva aproximadamente una semana desaparecida. Todo el pueblo esperaba que simplemente apareciera. Pero ahora... bueno, supongo que tenemos que seguir albergando esa esperanza”. “Y orando”, agreg? Doty. Riley sinti? un extra?o escalofr?o cuando dijo eso. Era muy frecuente o?r a las personas decir que estaban orando para que una persona desaparecida apareciera sana y salva. Nunca tuvo la impresi?n de que orar ayudara en algo. “?Hace que la gente se sienta mejor?”, se pregunt? a s? misma. No entend?a por qu? o c?mo. Era una tarde brillante y despejada cuando el auto sali? de Des Moines y se dirigi? por una amplia carretera. Pronto Doty sali? a una carretera de dos carriles que se extend?a sobre el campo. Riley sinti? una sensaci?n extra?a en su est?mago. Le tom? unos minutos darse cuenta de que sus sentimientos no ten?an nada que ver con el caso, al menos no directamente. Normalmente se sent?a as? cada vez que ten?a un trabajo que hacer en el Medio Oeste. Normalmente no tem?a los espacios abiertos, no sufr?a de “agorafobia”, como se llamaba. Pero las vastas llanuras y praderas despertaban una ansiedad en ella. Riley no sab?a qu? era peor, las llanuras que hab?a visto en estados como Nebraska, que se extend?an tan lejos como el ojo humano alcanzaba a ver, o las praderas mon?tonas como estas, las mismas casas de campo, pueblos y campos apareciendo una y otra vez. De cualquier manera, le resultaba inquietante, incluso un poco nauseabundo. A pesar de la reputaci?n de esta regi?n del pa?s de sus valores estadounidenses bien arraigados, por alguna raz?n no le sorprend?a que las personas comet?an asesinato aqu?. Para ella, el campo por s? solo ser?a suficiente para volver a alguien loco. En parte para dejar de pensar en el paisaje, Riley sac? su tel?fono celular para enviarle un mensaje de texto grupal a toda su familia, April, Jilly, Liam y Gabriela. Llegu? bien. Se qued? pensando por un momento y luego agreg?... Ya los echo a todos de menos. Pero probablemente regresar? pronto. * Despu?s de aproximadamente una hora en la carretera de dos carriles, Doty gir? el auto en un camino de grava. Mientras segu?a conduciendo, dijo: “Estamos cerca de las tierras de George Tully”. Riley mir? a su alrededor. El paisaje era exactamente igual, grandes extensiones de campos sin sembrar interrumpidos por barrancos, vallas y ?rboles. Vio una sola casa grande en el medio de todo esto, junto a un granero ruinoso. Supuso que all? viv?a Tully con su familia. Era una casa de aspecto extra?o que parec?a haber sido construida con los a?os, probablemente por un buen n?mero de generaciones. Pronto el veh?culo de un m?dico forense apareci? a la vista, estacionado en el arc?n de la carretera. Varios otros autos estaban estacionados cerca. Doty se estacion? justo detr?s de la furgoneta del m?dico forense, y Riley y Jenn lo siguieron a ?l y a su compa?ero m?s joven a un campo recientemente labrado. Riley vio a tres hombres de pie sobre un punto desenterrado. No ve?a lo que se hab?a encontrado all?, pero s? vislumbr? la ropa de colores brillantes movi?ndose en la brisa de primavera. “Ah? es donde la enterraron”, pens?. Y, en ese momento, Riley sinti? un presentimiento extra?o. Atr?s hab?a quedado la sensaci?n de que ella y Jenn no tendr?an nada que hacer aqu?. Ten?an trabajo que hacer, una ni?a estaba muerta y no se detendr?an hasta encontrar al asesino. CAP?TULO DIEZ Dos personas estaban de pie junto al cuerpo reci?n desenterrado. Riley se dirigi? directamente hacia uno de ellos, un hombre musculoso de su misma edad. “Jefe Joseph Sinard, supongo”, dijo ella, ofreci?ndole su mano. ?l asinti? y le dio la mano. “Todos por aqu? me llaman Joe”. Sinard se?al? al hombre obeso y cincuent?n a su lado que se ve?a aburrido: “Este es Barry Teague, el m?dico forense del condado. Ustedes dos son las gentes del FBI que hemos estado esperando, supongo”. Riley y Jenn sacaron sus placas y se presentaron. “Aqu? est? nuestra v?ctima”, dijo Sinard. Se?al? hacia un agujero poco profundo, donde una mujer joven que llevaba un vestido de color naranja brillante estaba tendida descuidadamente. El vestido estaba sobre sus muslos, y Riley vio que no llevaba ropa interior. No llevaba zapatos. Su cara estaba extra?amente p?lida, y su boca abierta estaba llena de tierra. Sus ojos estaban muy abiertos. Su cuerpo estaba p?lido. Riley se estremeci? un poco. Rara vez sent?a emoci?n al ver un cuerpo muerto ya que hab?a visto demasiados de ellos en los ?ltimos a?os. Pero esta chica le recordaba demasiado a April. Riley se volvi? hacia el m?dico forense. “?Has llegado a alguna conclusi?n, Sr. Teague?”. Barry Teague se puso en cuclillas al lado del hueco, y Riley se agach? junto a ?l. “Es feo, muy feo”, dijo con una voz que no expresaba ninguna emoci?n en absoluto. Se?al? los muslos de la chica. “?Ves esos moretones?”, pregunt?. “Me parece que fue violada”. Riley no lo expres? en voz alta, pero estaba segura de que estaba en lo cierto. Juzgando por el olor, tambi?n supuso que la chica hab?a muerto la noche anterior, y que hab?a estado enterrada aqu? desde entonces. Le pregunt? al m?dico forense: “?Cu?l fue la causa de muerte?”. Teague dej? escapar un gru?ido impaciente. “No s?”, dijo. “Si ustedes los federales me dejaran llevarme el cuerpo y hacer mi trabajo, podr?a ser capaz de decirles”. Esto enfureci? a Riley. Era evidente lo mucho que este hombre resent?a la presencia del FBI. ?Ella y Jenn Roston tendr?an que enfrentarse a mucha resistencia local? Record? que el jefe Sinard fue el que hizo la solicitud. Al menos pod?an contar con su cooperaci?n. Ella le dijo al m?dico forense: “Puedes llev?rtela ahora”. Se puso de pie y mir? a su alrededor. Vio a un hombre mayor a unos quince metros de distancia, apoyado en un tractor y mirando directamente al lugar donde estaba el cuerpo. “?Qui?n es ese?”, le pregunt? al jefe Sinard. “George Tully”, dijo Sinard. Riley record? que George Tully era el due?o de estas tierras. Ella y Jenn se acercaron a ?l y se presentaron. Tully parec?a apenas estar consciente de su presencia. Segu?a mirando hacia el cuerpo mientras el equipo de Teague se preparaba cuidadosamente para moverlo. Riley le dijo: “Sr. Tully, me informaron que usted fue el que encontr? el cuerpo”. ?l asinti? d?bilmente, sin apartar la mirada del cuerpo. Riley dijo: “Yo s? que esto es dif?cil. Pero ?podr?a decirme qu? pas??”. Tully habl? en una voz d?bil y distante. “No hay mucho que contar. Los chicos y yo salimos temprano esta ma?ana para sembrar. Not? algo extra?o en el suelo all?. El aspecto del suelo me inquiet?, as? que empec? a cavar... y all? estaba ella”. Riley sent?a que Tully no iba a ser capaz de decirles mucho. Jenn dijo: “?Tiene alguna idea de cu?ndo el cuerpo pudo haber sido enterrado aqu??”. Tully neg? con la cabeza sin decir nada. Riley mir? a su alrededor por un momento. El campo parec?a haber sido labrado recientemente. “?Cu?ndo labraron este campo?”, pregunt?. “Hace dos d?as. No, hace tres d?as. Apenas ?bamos empezando con la siembra hoy”. Riley analiz? esto en su mente. Parec?a coherente con su suposici?n de que la chica hab?a sido asesinada y enterrada hace dos noches. Tully entrecerr? los ojos mientras segu?a mirando al frente. “El jefe Sinard me dijo su nombre”, dijo. “Katy. Creo que su apellido era Philbin. Lo extra?o es que no reconozco el nombre. Tampoco la reconozco a ella. Hubo un tiempo en el que...”. Se detuvo por un momento. “Hubo un tiempo en el que conoc?a a casi todas las familias del pueblo, y a sus hijos tambi?n. Los tiempos han cambiado”. Oy? tristeza en su voz. Riley sent?a su dolor. Estaba segura de que hab?a vivido en estas tierras toda su vida, as? como tambi?n sus padres, abuelos y bisabuelos, y que hab?a esperado dejar la granja en herencia a sus propios hijos y nietos. Nunca se hab?a imaginado que algo as? pudiera suceder aqu?. Tambi?n se dio cuenta de algo m?s. Tully hab?a estado parado exactamente en este mismo lugar durante horas, mirando el cuerpo de la pobre chica con incredulidad horrorizada. Hab?a encontrado el cuerpo esa ma?ana y no hab?a sido capaz de moverse de ese lugar. Ahora que el cuerpo estaba siendo llevado, tal vez se ir?a pronto. Pero Riley sab?a que el horror no lo dejar?a en paz. Sus palabras resonaron en su mente: “Los tiempos han cambiado”. Quiz?s sent?a que el mundo se hab?a perdido. “Y tal vez est? en lo cierto”, pens? Riley. “Lamentamos mucho que esto haya sucedido”, le dijo Riley. Luego ella y Jenn se dirigieron de nuevo hacia el lugar excavado. El equipo de Teague ahora ten?a el cuerpo cubierto sobre una camilla. Estaban movi?ndolo torpemente por la tierra labrada hacia el veh?culo del m?dico forense. Teague se acerc? a Riley y Jenn. Habl? en su voz mon?tona. “En respuesta a tu pregunta de c?mo muri?... Le ech? un mejor vistazo y fue aporreada, golpeada m?s de una vez. Eso es todo”. Sin decir m?s, se volvi? y se alej? para unirse a su equipo. Jenn solt? un resoplido de fastidio. “Bueno, me parece que cree haber terminado su examinaci?n”, dijo. “Ese tipo es un pendejo”. Riley neg? con la cabeza. Estaba de acuerdo con Jenn. Luego se dirigi? hacia el jefe Sinard y le pregunt?: “?Encontraron otra cosa con el cuerpo? ?Una cartera? ?Un tel?fono celular?”. “No”, dijo Sinard. “El que hizo esto debi? haberse quedado con sus pertenencias”. “La agente Roston y yo tenemos que reunirnos con la familia de la chica tan pronto como sea posible”. El jefe Sinard frunci? el ce?o. “Eso va a ser muy dif?cil”, dijo. “Su padre, Drew, estuvo aqu? hace poco para identificar el cuerpo. Est? muy mal”. “Entiendo”, dijo Riley. “Pero es necesario”. El jefe Sinard asinti?, sac? una llave de su bolsillo y se?al? un auto cercano. “Supongo que ustedes dos van a necesitar su propio medio de transporte”, dijo. “Pueden usar mi auto todo el tiempo que est?n aqu?. Yo me ir? en un veh?culo de la polic?a y les mostrar? donde viven los Philbin”. Riley dej? a Jenn tomar las llaves y conducir. Ahora estaban siguiendo a la patrulla de Sinard al pueblo de Angier. Riley le pregunt? a su nueva compa?era: “?Qu? piensas de todo esto?”. Jenn condujo en silencio por un momento mientras reflexionaba. Luego dijo: “Sabemos que la v?ctima ten?a diecisiete a?os, dentro del rango de edad de aproximadamente la mitad de las v?ctimas de este tipo de delito. Pero sigue siendo un caso inusual. La mayor?a de las v?ctimas de depredadores sexuales en serie son prostitutas. Esta v?ctima quiz?s figure entre el diez por ciento que son v?ctimas de alg?n conocido”. Jenn se detuvo de nuevo. Luego agreg?: “M?s de la mitad de este tipo de homicidios son por estrangulamiento. Pero un fuerte traumatismo es la segunda causa de muerte m?s frecuente. As? que, en ese sentido, este asesinato quiz?s no sea at?pico. Aun as?, nos falta mucho por aprender. La pregunta m?s importante es si estamos lidiando con un asesino en serie o no”. Riley asinti? con la cabeza. Jenn no estaba diciendo nada que ya no supiera pero, aunque sent?a dudas respecto a su nueva compa?era, al menos ella estaba bien informada. Y ambas enfrentaban la posibilidad de una terrible respuesta a esta ?ltima pregunta, ambas albergaban la esperanza de que la respuesta fuera “no”. En cuesti?n de minutos estaban siguiendo a Sinard por la calle principal de Angier. Era muy parecida al resto de las calles principales que hab?a visto en el Medio Oeste, filas de tiendas sosas y sin car?cter, algunas de ellas viejas y algunas de ellas nuevas. No detect? nada de encanto o singularidad. Riley sent?a la misma sensaci?n que hab?a tenido durante el viaje a trav?s de las praderas, una sensaci?n de algo oscuro acechando detr?s de la fachada de la integridad del Medio Oeste. Estuvo a punto de expresar sus pensamientos. Pero se record? a s? misma con rapidez que Bill no era el que estaba a su lado, sino una mujer joven que apenas conoc?a. Tampoco sab?a si pod?a confiar en ella o no. ?Jenn Roston compart?a las sensaciones de Riley o siquiera querr?a o?rlas? Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43693735&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.