Как часто я вижу картинку такую Воочию, или она только снится: Две девочки-гейши о чём-то толкуют, Забыв, что давно им пора расходиться. На улице тёмной все двери закрыты. Ленивое пламя в фонарике сонном… А девочки-гейши как будто забыты Двумя огоньками в пространстве бездонном. Ну что вам не спится, прекрасные гейши? Ведь даже сверчки неумолчны

Causa para Matar

Causa para Matar Blake Pierce Un Misterio de Avery Black #1 Una din?mica historia que atrapa desde el primer episodio y no deja ir. Midwest Book Review, Diane Donovan (sobre Una Vez Desaparecido) Del autor de misterio #1 mejor vendido Blake Pierce llega una nueva obra maestra del suspenso psicol?gico. La detective de Homicidios Avery Black ha pasado por el infierno. Una vez abogada defensora estrella, cay? en desgracia cuando logr? dejar en libertad a un brillante profesor de Harvard, s?lo para verlo volver a matar. Perdi? a su esposo y a su hija, y su vida se derrumb? a su alrededor. Intentando redimirse, Avery se ha volcado al otro lado de la ley. Trabajando desde abajo, ha llegado a ser detective de Homicidios, causando repudio en sus compa?eros oficiales, quienes a?n recuerdan lo que hizo, y quienes la odiar?n por siempre. Pero incluso ellos no pueden negar la mente brillante de Avery, y cuando un perturbador asesino serial genera terror en el coraz?n de Boston, asesinando a chicas de universidades de ?lite, es a Avery a quien recurren. Es la oportunidad de Avery para probar su valor, y finalmente alcanzar la redenci?n que ans?a. Sin embargo, como est? a punto de descubrir, Avery se ha enfrentado a un asesino tan brillante y audaz como ella misma. En este juego psicol?gico del gato y el rat?n, las mujeres mueren con misteriosas pistas, y las apuestas no podr?an ser m?s altas. Una fren?tica carrera contra el tiempo lleva a Avery a trav?s de una serie de sorprendentes e inesperados giros, culminando en un cl?max que ni siquiera Avery podr?a haber imaginado. Un oscuro thriller psicol?gico con suspenso que acelera el coraz?n, CAUSA PARA MATAR marca el debut de una cautivadora nueva serie, y un querido nuevo personaje, que te dejar? dando vuelta las p?ginas hasta tarde en la noche. El libro #2 de la serie de Avery Black estar? disponible pronto. Una obra maestra del thriller y el misterio. Pierce hizo un magn?fico trabajo desarrollando personajes con un lado psicol?gico, tan bien descritos que nos sentimos dentro de sus mentes, seguimos sus miedos y los alentamos en sus ?xitos. La trama es muy inteligente y te mantendr? entretenido a trav?s del libro. Lleno de giros, este libro te mantendr? despierto hasta dar vuelta la ?ltima p?gina. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (sobre Una Vez Desaparecido) CAUSA PARA MATAR (MISTERIO DE AVERY BLACK – LIBRO 1) B L A K E P I E R C E Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la exitosa serie de misterio RILEY PAGE, la cual incluye las novelas de suspenso y misterio UNA VEZ DESAPARECIDO (libro #1), UNA VEZ TOMADO (libro #2), UNA VEZ ANHELADO (#3) y UNA VEZ ATRA?DO (#4). Blake Pierce es tambi?n el autor de las series de misterio MACKENZIE WHITE y AVERY BLACK. ?vido lector y admirador de toda la vida de los g?neros de misterio y suspenso, a Blake le encanta tener noticias de sus lectores, as? que no dudes en visitar www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com) para saber m?s y mantenerte en contacto. Copyright © 2016 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Excepto lo permitido por la ley U.S. Copyright Act of 1976, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida, distribuida o transmitida en ninguna forma y por ning?n medio, o almacenado en base de datos o sistemas de recuperaci?n, sin previa autorizaci?n del autor. Este ebook est? licenciado para su disfrute personal solamente. Este ebook no puede ser revendido ni entregado libremente a otras personas. Si desea compartir este libro con otras personas, por favor s?rvase comprar una copia adicional para cada receptor. Si est? leyendo este libro y no lo adquiri?, o no fue adquirido para su solo uso, por favor devu?lvalo y compre su propia copia. Gracias por respetar el trabajo duro del autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, negocios, organizaciones, lugares, eventos e incidente son o bien producto de la imaginaci?n del autor, o bien utilizados en forma ficticia. Cualquier semejanza con personal reales, vivas o muertas, es una completa coincidencia. Imagen de portada Copyright miljko, utilizada bajo licencia de iStock.com. LIBROS DE BLAKE PIERCE SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) SERIE DE MISTERIO MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE MATE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) SERIE DE MISTERIO AVERY BLACK CAUSA PARA MATAR (Libro #1) CAUSA PARA CORRER (Libro #2) CONTENIDOS PR?LOGO (#uf5a8fdba-637a-5feb-bd98-722c1f96a1e4) CAP?TULO UNO (#uca3ade71-9f2a-553c-a1e0-8390b3897e83) CAP?TULO DOS (#ud878e6d6-9655-5401-9aca-7421af9f90f8) CAP?TULO TRES (#u6f2f11a8-a856-5fe6-a8eb-a94bcc7974a4) CAP?TULO CUATRO (#uea3e7bd3-c8ee-54e7-bb77-95d2f85998be) CAP?TULO CINCO (#uae92fd2e-e210-5f75-b0db-482389f232db) CAP?TULO SEIS (#u6841bce7-884f-51c1-a19f-7338eaf1edb3) CAP?TULO SIETE (#u229d4a59-1f00-5c23-960b-89cbb0799df3) CAP?TULO OCHO (#u3f3b29f1-d33c-502f-a120-6e7cafb6f7a5) CAP?TULO NUEVE (#ub91b62f3-f364-5dd5-b0b2-aa83d5c72149) CAP?TULO DIEZ (#litres_trial_promo) CAP?TULO ONCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DOCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TRECE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CATORCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO QUINCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTID?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTITR?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTES?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTESIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo) CAPITULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA (#litres_trial_promo) PR?LOGO Fue casi imposible para Cindy Jenkins irse de la fiesta de primavera de su sororidad en el Atrium. El enorme espacio del pent-house estaba repleto de luces estrobosc?picas, dos barras abastecidas, y una bola de cristal casi estelar que reflejaba su brillo en una pista repleta de invitados. En el transcurrir de la noche bail? con todos y con ninguno. Los compa?eros iban y ven?an, y Cindy sacud?a su cabello caoba y mostraba una perfecta sonrisa y su mirada azul cielo a cualquier bailar?n que por casualidad apareciese. Esta era su noche, una celebraci?n no s?lo por el orgullo de ser Kappa Kappa Gamma, sino tambi?n por los muchos a?os de esfuerzo por ser la mejor. Ella sab?a que su futuro estaba asegurado. Por los ?ltimos dos a?os hab?a sido pasante en una importante empresa de contadur?a en la ciudad; recientemente le hab?an ofrecido un puesto como contable junior. El salario inicial era suficiente para comprar un elegante nuevo guardarropas y pagar un apartamento a tan s?lo unas cuadras del trabajo. ?Sus notas? Las mejores de su clase. Sin dudas podr?a avanzar sin esfuerzo hasta la graduaci?n, pero Cindy no comprend?a el significado de la frase “avanzar sin esfuerzo”. Siempre daba todo lo que ten?a, cada d?a, sin importar lo que estuviese haciendo. Trabaja duro y divi?rtete duro, ese era su lema; y esta noche quer?a divertirse. Otro vaso de la altamente alcoh?lica “Aguanieve azul de ensue?o”, otra ovaci?n de Kappa Kappa Gamma, y otro baile, y Cindy no pod?a borrar la sonrisa de su rostro. Bajo las luces estrobosc?picas, se mov?a en c?mara lenta. Su cabello se azot? hacia atr?s y su nariz respingada se arrug? al ver a un chico quien ella sab?a que hac?a a?os quer?a un beso. ?Por qu? no?, pens?. S?lo un beso r?pido; nada serio; nada que arruinara su relaci?n actual, s?lo lo suficiente para que todos en la fiesta supieran que no siempre era una santurrona Tipo A que segu?a las reglas. Sus amigos la vieron y la aclamaron en se?al de aprobaci?n. Cindy se apart? del chico. El baile y el alcohol y el calor finalmente le empezaban a pasar factura. Se desvaneci? levemente, aun sonriendo, y se agarr? del cuello del chico para no caerse. “?Quieres ir a mi casa?”, susurr? ?l. “Tengo novio.” “?D?nde est??” Es cierto, pens? Cindy. ?D?nde est? Winston? ?l odiaba las fiestas de sororidad. No son m?s que un mont?n de chicas cre?das emborrach?ndose y enga?ando a sus novios, sol?a decir. Bueno, pens? ella, creo que por fin estamos de acuerdo. Besar a un chico estando ya comprometida con otro hombre era probablemente lo m?s escandaloso que hab?a hecho en su vida. Est?s borracha, se record?. Sal de aqu?. “Debo irme”, dijo, arrastrando las palabras. “?Un baile m?s?” “No,”, respondi?, “de verdad me tengo que ir”. El chico acept? sus t?rminos a rega?adientes. Mirando embelesado a la popular alumna de ?ltimo a?o de Harvard, se retir? hacia la multitud y ofreci? un adi?s con la mano. Cindy se desliz? un mech?n de cabello sudoroso por detr?s de la oreja y se abri? camino para salir de la pista de baile, con la vista baja y el rostro brillando de felicidad. Su canci?n favorita empez? a sonar y gir? y se balance? hacia el borde de la multitud. “?Noooo!”, se quejaron sus amigos, vi?ndola intentar partir. “?Ad?nde vas?”, exigi? uno. “A casa”, insisti? ella. Su mejor amiga, Rachel, se abri? paso a los empujones a trav?s del grupo y tom? a Cindy de las manos. Siendo una morocha bajita y robusta, no era la m?s atractiva ni la m?s inteligente de la manada, pero su naturaleza sexual y agresiva la convert?a a menudo en el centro de atenci?n. Ten?a puesto un revelador vestido plateado, y cada vez que se mov?a, su cuerpo parec?a a punto de reventar y salirse de su atuendo. “?No-puedes-irte!”, orden?. “Estoy muy borracha”, aleg? Cindy. “No hemos ni siquiera hecho nuestra broma del D?a de los Inocentes! ?Ese el momento m?s importante de la fiesta! Por favor. S?lo qu?date un rato m?s.” Cindy pens? en su novio Llevaban juntos dos a?os. Esa noche se supon?a que tuvieran una cita nocturna en su apartamento. Gru?? para s? al recordar su tan poco caracter?stico beso en la pista de baile. ?C?mo se supone que explique eso?, se pregunt?. "De verdad", dijo, "Tengo que irme", y apelando a la naturaleza escandalosamente er?tica de Rachel, echo un vistazo al chico que hab?a besado y agreg? jocosamente, "?Y si me quedo? ?Qui?n sabe lo que pueda pasar?" "Oh!", aclamaron sus amigos. "?Est? fuera de control!" Cindy bes? a Rachel en la mejilla y susurr?, "Que tengas una noche genial. Nos vemos ma?ana", y se dirigi? a la puerta. Afuera, el aire fresco primaveral hizo que Cindy respirara hondo. Se limpi? el sudor de la cara y subi? brincando la Calle Church en su corto vestido amarillo de verano. La cuadra del centro de la ciudad estaba compuesta principalmente por edificios bajos de ladrillos y algunas casas se?oriales anidadas entre los ?rboles. Un giro a la izquierda hacia la Calle Brattle y cruz? al otro lado y camin? hacia el suroeste. Los faroles de la calle alumbraban la mayor?a de las esquinas, pero una secci?n de la Calle Brattle estaba envuelta en la oscuridad. En lugar de preocuparse, Cindy apur? el paso y extendi? sus brazos a lo ancho, como si las sombras pudiesen de alguna manera limpiar su sistema del alcohol y el cansancio y darle energ?as para la cita con Winston. Un callej?n angosto apareci? a su izquierda. Su instinto le dijo que tuviese cuidado, despu?s de todo era sumamente tarde, y no desconoc?a el lado m?s turbio de Boston, pero tambi?n estaba demasiado colocada como para creer que algo malo pod?a interponerse entre ella y su futuro. Por el rabillo del ojo, percibi? movimiento, y demasiado tarde, se dio vuelta. Sinti? un repentino dolor agudo en el cuello, tanto que la hizo tomar aire, y miro r?pidamente hacia atr?s, descubriendo algo que brillaba en la oscuridad. Una aguja. Su coraz?n se desplom?, y su borrachera desapareci? en un instante. Al mismo tiempo, sinti? que alguien se apoyaba en su espalda, un s?lo brazo esbelto atrapando el suyo. El cuerpo era m?s peque?o que el suyo, pero fuerte. De un tir?n, fue arrastrada de espaldas hacia el callej?n. “Shhh.” Cualquier idea de que pudiese ser una broma desapareci? en el momento que escuch? esa mal?vola e intensa voz. Intent? patalear y gritar. Por alg?n motivo, su voz no funcionaba, como si algo le hubiese ablandado los m?sculos del cuello. Sus piernas, tambi?n, comenzaron a sentirse como gelatina, y apenas pod?a mantener sus pies en el suelo. ?Haz algo!, se implor? a s? misma, sabiendo que si no lo hac?a iba a morir. El brazo estaba alrededor de su lado derecho. Cindy se liber? del agarre, y al mismo tiempo tir? su cuello hacia atr?s y le dio un cabezazo a su atacante. La parte trasera de su cr?neo dio contra la nariz de ?l, y pudo casi escuchar un crujido. El hombre maldijo silenciosamente y la solt?. ?Corre! Suplic? Cindy. Pero su cuerpo se rehus? a obedecer. Sus piernas se rindieron debajo de su cuerpo, y cay? pesadamente al piso de concreto. Cindy se acost? sobre su espalda, con las piernas extendidas y los brazos abiertos en ?ngulos opuestos, incapaz de moverse. El atacante se arrodill? a su lado. Su cara estaba oculta tras una peluca descuidadamente colocada, un bigote falso, y anteojos gruesos. Los ojos detr?s de los anteojos le dieron un escalofr?o por todo el cuerpo: fr?o y duro. Sin alma. "Te amo", le dijo. Cindy intent? gritar; s?lo le sali? un gorgoteo. El hombre le roz? el rostro; luego, como si fuese consciente de su entorno, se puso de pie r?pidamente. Cindy sinti? que la agarraban de las manos y la arrastraban por el callej?n. Sus ojos se llenaron de l?grimas. Alguien, suplic? mentalmente, ay?deme. ?Ayuda! Record? a sus compa?eros de clase, sus amigos, sus risas en la fiesta. ?Ayuda! Al final del camino, el peque?o hombre la levant? y la abraz? fuertemente. Su cabeza se apoy? en el hombro de ?l. Le acarici? el cabello cari?osamente. Le tom? una de las manos y le dio una vuelta como si fuesen amantes. "Est? bien", dijo en voz alta, como si alguien m?s lo estuviese escuchando, "yo abrir? la puerta." Cindy distingui? gente a lo lejos. Pensar era dif?cil. Nada se mov?a; un esfuerzo por hablar no tuvo ?xito. Se abri? la puerta del asiento del acompa?ante de una camioneta azul. La dej? caer adentro y cerr? la puerta cuidadosamente para que su cabeza descansara en la ventanilla. ?l entr? del lado del conductor, y le coloc? un saco suave, con forma de almohada, sobre la cabeza. "Duerme, mi amor", dijo, y encendi? el motor. "Duerme." La camioneta se alej?, y mientras la mente de Cindy se desvanec?a hacia la oscuridad, su pensamiento final fue sobre su futuro, su brillante, incre?ble futuro que de repente y horriblemente le hab?a sido robado. CAP?TULO UNO Avery Black se par? al fondo de la abarrotada sala de conferencias, recost?ndose contra una pared, sumida en sus pensamientos mientras asimilaba los procedimientos a su alrededor. M?s de treinta oficiales atestaban la peque?a sala de conferencias del Departamento de Polic?a de Boston en la Calle Nueva Sudbury. Dos paredes estaban pintadas de amarillo; dos eran de vidrio y daban al segundo piso del departamento. El Capit?n Mike O'Malley, en sus cincuenta, peque?o, pero poderosamente fornido, nativo de Boston con ojos y cabello oscuro, se mov?a de un lado al otro detr?s del podio. A Avery le parec?a estar perpetuamente inquieto, inc?modo en su propio cuerpo. "Finalmente pero no de menos importancia," dijo con su grueso acento, "me gustar?a darle la bienvenida a Avery Black a la Brigada de Homicidios." Algunos aplausos desinteresados llenaron la sala, la cual sin ser por eso se mantuvo en un vergonzoso silencio. "Vamos, vamos", solt? el capit?n, "esa no es la forma de tratar a un nuevo detective. Black tuvo m?s arrestos que cualquiera de ustedes el a?o pasado, y atrap? casi sin ayuda sola a los Asesinos del Lado Oeste. Denle un poco de respeto," dijo y asinti? hacia el fondo con una sonrisa evasiva. Con la cabeza baja, Avery sab?a que su cabello rubio oxigenado escond?a sus facciones. Vestida m?s como abogada que como polic?a, en su elegante traje negro y camisa abotonada, su atuendo, un recuerdo de sus d?as de abogada defensora, era otra de las razones por las cuales la mayor?a dentro del departamento de polic?a eleg?a o bien evitarla, o maldecir su nombre a sus espaldas. "?Avery!" El capit?n levant? los brazos. "Estoy intentando felicitarte. ?Despierta!" Mir? a su alrededor, nerviosa, al mar de rostros hostiles que le devolv?an la mirada. Comenzaba a cuestionarse si venir a Homicidios hab?a sido una buena idea despu?s de todo. "Muy bien, comencemos el d?a", a?adi? el capit?n hacia el resto de la sala. "Avery, t?, a mi oficina. Ahora." Se volte? hacia otro polic?a. "Y quiero verte a ti tambi?n, Hennessey, ac?rcate. Y Charlie, ?por qu? te vas tan r?pido?" Avery esper? que la multitud de oficiales de polic?a se dispersase, luego mientras se acercaba hacia su oficina, un polic?a se par? frente a ella, uno a quien hab?a visto en el departamento, pero nunca hab?a saludado formalmente. Ram?rez era apenas m?s alto que ella, esbelto y sofisticado en apariencia, de una bronceada piel latina. Ten?a cabello corto y negro, rostro afeitado, y aunque usaba un bonito traje gris, hab?a cierta soltura en su postura y apariencia. Un trago de caf? mientras continuaba mirando sin emoci?n. "?En qu? puedo ayudarte?" “Es al rev?s,” dijo ?l. “Yo soy quien va a ayudarte.” ?l ofreci? una mano; ella no la tom?. "S?lo quer?a hacer un intento con la infame Avery Black. Muchos rumores. Quer?a averiguar cu?les eran fundados. Hasta ahora tengo: distra?da, act?a como que es demasiado buena para la polic?a. Correcto y correcto. Dos de dos. Nada m?s para un lunes." El abuso dentro de la fuerza policial no era nada nuevo para Avery. Hab?a comenzado hac?a tres a?os cuando entr? como polic?a novata, y no hab?a parado hasta entonces. Pocos en el departamento eran considerados amigos, e incluso menos colegas de confianza. Avery le pas? de largo. "Buena suerte con el jefe," grit? Ram?rez sarc?sticamente, "Me contaron que es un imb?cil." La respuesta fue un saludo flojo con el rev?s de la mano. A trav?s de los a?os, Avery hab?a aprendido que era mejor ofrecerles reconocimiento a sus compa?eros hostiles que evitarlos por completo, s?lo para que supieran que all? estaba ella, y que no ir?a a ninguna parte. El segundo piso del departamento de polic?a A1 en el centro de Boston era un expansivo y agitado motor de actividad. Los cub?culos llenaban el extenso espacio de trabajo, y oficinas de vidrio m?s peque?as rodeaban las ventanas laterales. Los polic?as miraban intensamente a Avery al pasar. "Asesina", murmur? alguien. "Homicidios te queda como anillo al dedo," dijo otro. Avery pas? por delante de una mujer polic?a irlandesa a quien hab?a rescatado de las garras de la guarida de una pandilla; le ech? un vistazo r?pido a Avery y susurr?, "Buena suerte, Avery. Te lo mereces." Avery sonri?. "Gracias." Su primera palabra amable del d?a le dio un impulso de confianza que se llev? con ella hasta la oficina del capit?n. Para su sorpresa, Ram?rez se encontraba a unos escasos metros de la separaci?n de vidrio. Alz? su caf? y sonri?. "Adelante", dijo el capit?n. "Y cierra la puerta detr?s de ti." Avery tom? asiento. O'Malley era incluso m?s impresionante de cerca. La tintura de su cabello era notoria, como tambi?n lo eran las muchas arrugas que rodeaban sus ojos y su boca. Se frot? las sienes y se recost? en la silla. "?Te gusta aqu??", pregunt?. "?A qu? se refiere?" "Me refiero a este lugar, el A1. El coraz?n de Boston. Est?s en el centro de todo, aqu?. Perro de ciudad. Eres una chica de pueblo, ?verdad? ?Oklahoma?" "Ohio." "Cierto, cierto", murmur?. "?Qu? es lo que tanto te gusta del A1? Hay muchos otros departamentos en Boston. Podr?an haber empezado en el Lado Sur, B2, quiz? D14 y tomarle el gusto a los suburbios. Muchas pandillas por ah?. S?lo te presentaste aqu?." "Me gustan las ciudades grandes." "Tenemos gente muy retorcida aqu?. ?Segura que quieres seguir ese camino otra vez? Esto es homicidios. Es un poco diferente a las rondas." "Vi al l?der de los Asesinos del Lado Oeste desollar a alguien vivo mientras el resto de su pandilla cantaba canciones y miraba. ?De qu? clase de 'gente retorcida' hablamos?" O'Malley segu?a cada uno de sus movimientos. "Por lo que tengo entendido", dijo, "ese psic?pata de Harvard te tendi? una trampa. Te hizo quedar como una tonta. Destruy? tu vida. De abogada estrella a abogada en desgracia, despu?s nada. Y luego cambiaste a polic?a novata. Eso seguro doli?." Avery se retorci? en su silla. ?Por qu? ten?a que recordar todo esto? ?Por qu? ahora? Hoy era un d?a para celebrar su ascenso a Homicidios, y no quer?a arruinarlo. Y ciertamente no quer?a vivir en el pasado. Lo hecho, hecho estaba. S?lo quedaba mirar hacia adelante. "Le diste un vuelco, de todas formas", asinti? en se?al de respeto, "te hiciste una nueva vida aqu?. En el lado correcto esta vez. Hay que respetar eso. Pero", dijo ech?ndole una mirada, "quiero estar seguro de que est?s lista. ?Est?s lista?" Le devolvi? la mirada, pregunt?ndose ad?nde quer?a llegar con esto. "Si no estuviese lista", dijo, "no estar?a aqu?". Asinti?, aparentemente satisfecho. "Acabamos de recibir un llamado", dijo. "Una chica muerta. Una puesta en escena. No se ve bien. Los muchachos en la escena del crimen no saben que pensar." El coraz?n Avery lati? m?s deprisa. "Estoy lista", dijo. "?Lo est?s?", pregunt? ?l. "Eres buena, pero si esto resulta ser algo grande, quiero estar seguro que no te vas a quebrar." "Yo no me quiebro", dijo ella. "Eso quer?a escuchar", dijo ?l, y empuj? unos papeles en su escritorio. "Dylan Connelly supervisa a Homicidios. Est? ah? ahora, trabajando con los forenses. Tienes un compa?ero tambi?n. Intenta no hacer que lo maten." "Eso no fue mi culpa", se quej? Avery, y se enfureci? por dentro al pensar en la reciente investigaci?n de Asuntos Internos, todo porque su antiguo compa?ero, un prejuicioso impulsivo, se precipit? e intent? infiltrarse en una pandilla por su cuenta y llevarse el cr?dito por el trabajo de ella. El jefe apunt? hacia afuera. "Tu compa?ero espera. Te hice detective principal. No me decepciones." Al darse vuelta vio a Ram?rez esperando. Gru??. “Ram?rez? ?Por qu? ?l?" "?Sinceramente?" El capit?n se encogi? de hombros. "Fue el ?nico dispuesto a trabajar contigo. Todo el resto aqu? parece odiarte." Sinti? que su est?mago se tensaba. "Camina con suavidad, joven detective", agreg? mientras se pon?a de pie, en se?al de que la reuni?n hab?a concluido. "Necesitas todos los amigos que puedas conseguir." CAP?TULO DOS "?C?mo estuvo?" pregunt? Ram?rez, mientras Avery sal?a de la oficina. Ella agach? la cabeza y sigui? caminando. Avery odiaba la charla casual, y no confiaba en que ninguno de sus colegas polic?as le hablase sin intercambiar insultos. "?Ad?nde vamos?", contest? ella. "S?lo negocios." Ram?rez sonri?. "Es bueno saberlo. Muy bien, Black; tenemos una chica muerta y colocada en un banco en el Parque Lederman, cerca del r?o. Es un ?rea de mucho tr?nsito. No es el lugar ideal para dejar un cuerpo." Los oficiales chocaron palmas con Ram?rez. "?Ve por ella, campe?n!" "Ens??ale el trabajo, Ram?rez." Avery sacudi? la cabeza. "Bien", dijo. Ram?rez alz? sus manos. "No soy yo." "S? que eres t?", dijo con desprecio. "Nunca pens? que una estaci?n de polic?a ser?a peor que una firma de abogados. El club secreto de los chicos, ?verdad? ?No se permiten chicas?" "Tranquila, Black." Se dirigi? al elevador. Algunos oficiales festejaron el haber logrado enfadarla. Normalmente, Avery era capaz de ignorarlo, pero algo sobre este nuevo caso ya hab?a sacudido su duro exterior. Las palabras usadas por el capit?n no eran las t?picas en un simple homicidio: No saben que pensar. Puesta en escena. Y el aire arrogante y distante de su nuevo compa?ero no era exactamente reconfortante: parece pan comido. Nada nunca era pan comido. La puerta del elevador estaba a punto de cerrarse cuando Ram?rez atraves? su mano. "Lo siento, ?de acuerdo?" Parec?a sincero. Las palmas hacia arriba, una mirada arrepentida en sus ojos oscuros. Un bot?n fue presionado y se movieron hacia abajo. Avery le ech? un vistazo. "El capit?n dijo que fuiste el ?nico que quiso trabajar conmigo. ?Por qu??"? "Eres Avery Black", contest?, como si la respuesta fuese obvia. "?C?mo no me va a dar curiosidad? Nadie te conoce de verdad, pero todos parecen tener una opini?n: idiota, genio, fracasada, en ascenso, asesina, salvadora. Quiero separar la realidad de la ficci?n." "?Y por qu? te importar?a a ti?" Ram?rez esboz? una enigm?tica sonrisa. Pero no dijo nada. * * * Avery sigui? a Ram?rez mientras ?ste caminaba tranquilamente a trav?s del estacionamiento. No usaba corbata y sus dos botones de arriba estaban abiertos. "Estoy por aqu?", se?al?. Pasaron por delante de unos oficiales uniformados que parec?an conocerlo; uno lo salud? con la mano y le dio una mirada de extra?eza que parec?a preguntar: ?Qu? est?s haciendo t? con ella? La llev? hacia un viejo Cadillac carmes?, polvoriento, con asientos rasgados color marr?n claro en el interior. "Lindo auto", brome? Avery. "Este beb? me ha salvado muchas veces", relat? con orgullo mientras le daba cari?osas palmadas al cap?. "No tengo m?s que vestirme de proxeneta o de espa?ol hambriento y nadie me presta atenci?n." Salieron del estacionamiento. El Parque Lederman estaba a tan s?lo unos pocos kil?metros de la estaci?n de polic?a. Condujeron hacia el oeste por la Calle Cambridge y giraron a la derecha en Blossom. "Entonces", dijo Ram?rez, "O? que antes eras abogada." "?S??" Unos ojos azules vigilantes le echaron una mirada de reojo. "?Qu? otra cosa o?ste?" "Abogada defensora criminal", agreg?, "lo mejor de lo mejor. Trabajaste en Goldfinch & Seymour. Nada mal. ?Por qu? renunciaste?" "?No lo sabes?" "S? que defendiste a un mont?n de canallas. R?cord perfecto, ?cierto? Hasta metiste a algunos polic?as sucios tras las rejas. Seguro estabas viviendo la gran vida. Gran salario, una cadena sin fin de ?xitos. ?Qu? clase de persona deja todo eso atr?s para unirse a la polic?a?" Avery record? la casa donde hab?a crecido, en una peque?a granja rodeada de kil?metros de terreno llano. Jam?s se ajust? a esa soledad. Ni a los animales o el olor del lugar: heces y pelo y plumas. Desde el principio quer?a irse de all?. Lo hab?a hecho: Boston. Primero la universidad y luego la escuela de leyes y su carrera. Y ahora esto. Un suspir? escap? de sus labios. "Creo que a veces las cosas no funcionan como las planeamos." "?Qu? se supone que signifique eso?" En su mente, volvi? a ver esa sonrisa, esa vieja y siniestra sonrisa de aquel anciano arrugado con anteojos gruesos. Parec?a tan sincero al comienzo, tan humilde, inteligente y honesto. Todos lo hab?an parecido, se dio cuenta. Hasta que sus juicios terminaban y volv?an a sus vidas cotidianas y ella se ve?a forzada a admitir que no era ninguna salvadora de los desamparados, ni defensora de la gente, sino un pe?n, un simple pe?n en un juego demasiado complejo y arraigado para cambiarlo. "La vida es dura", reflexion?. "Crees que sabes algo un d?a y luego al d?a siguiente, se levanta el velo y todo cambia." ?l asinti?. "Howard Randall", dijo, claramente d?ndose cuenta de algo. El nombre la hizo m?s consciente de todo: el aire fresco en el auto, su posici?n en el asiento, su ubicaci?n en la ciudad. Nadie hab?a dicho su nombre en voz alta en mucho tiempo, especialmente a ella. Se sinti? expuesta y vulnerable, y en respuesta tens? todo su cuerpo y se sent? m?s erguida. "Perd?n", dijo ?l, "no fue mi intenci?n..." "Est? bien", dijo ella. S?lo que no estaba bien. Todo hab?a terminado luego de ?l. Su vida. Su trabajo. Su cordura. Ser abogada defensora hab?a sido un desaf?o, por decir algo, pero ?l era el que supuestamente iba a arreglar todo. Un genial profesor de Harvard, respetado por todos, sencillo y amable, hab?a sido acusado se asesinato. La salvaci?n de Avery iba a llegar en la forma de su defensa. Por una vez, se supon?a que hiciera lo que hab?a so?ado desde ni?a: defender a los inocentes y asegurar que la justicia prevaleciera. Pero nada sucedi? de esa forma. CAP?TULO TRES El parque ya hab?a cerrado el p?blico. Dos oficiales vestidos de civiles le bajaron la bandera al auto de Ram?rez y r?pidamente le hicieron se?as para que se alejase del estacionamiento y girase a la izquierda. Entre los oficiales que eran evidentemente de su departamento, Avery detect? una cantidad de polic?as estatales. "?Por qu? est? la polic?a estatal aqu??", pregunt?. "Su sede central est? al final de la calle." Ram?rez cruz? y estacion? junto a una fila de patrullas de polic?a. Un ?rea amplia del lugar hab?a sido separada con cinta amarilla. Camionetas de las noticias, reporteros, c?maras, y un mont?n de otros corredores y otras personas asiduas al parque estaban de pie junto a la cinta intentando ver lo que suced?a. "Nadie cruza de esta l?nea", dijo un oficial. Avery mostr? una placa. "Homicidios", dijo. Era la primera vez que hac?a uso de su nuevo puesto, y la llen? de orgullo. "?D?nde est? Connelly?" pregunt? Ram?rez. Un oficial se?al? hacia los ?rboles. Se abrieron camino por el c?sped, un diamante de b?isbol a su izquierda. Se encontraron con m?s cinta amarilla antes de una fila de ?rboles. Debajo del denso follaje hab?a un camino que iba a lo largo del R?o Charles. Un s?lo oficial, acompa?ado de un especialista forense y un fot?grafo, se encontraba de pie tras un banco. Avery evit? el contacto inicial con los que ya se encontraban en la escena. En el transcurso de los a?os, hab?a descubierto que la interacci?n social le quitaba enfoque, y demasiadas preguntas y formalidades con los dem?s contaminaban su punto de vista. Tristemente, esta era otra de las caracter?sticas que le hab?an ganado el desprecio de todo su departamento. La v?ctima era una chica joven colocada de lado en el banco. Estaba evidentemente muerta, pero exceptuando su tono de piel azulado, su posici?n y expresi?n facial podr?an haber hecho que el transe?nte promedio se lo pensara dos veces antes de preguntarse si pasaba algo malo. Como una novia esperando a su amado, las manos de la muchacha estaban colocadas en el respaldo del banco. Su ment?n descansaba sobre sus manos. Una sonrisa traviesa rizaba sus labios. Su cuerpo estaba volteado, como su hubiese estado sentada en una posici?n y se hubiese movido para buscar a alguien o dejar salir un gran suspiro. Estaba ataviada con un vestido de verano amarillo y sandalias blancas, su precioso cabello caoba ca?a sobre su hombro izquierdo. Sus piernas estaban cruzadas y sus dedos descansaban suavemente sobre el camino. S?lo los ojos de la v?ctima delataban su tormento. Emanaban dolor e incredulidad. Avery escuch? una voz en su mente, la voz del anciano que acechaba sus sue?os y enso?aciones diurnas. Con respecto a sus propias v?ctimas, una vez le hab?a preguntado: ?D?nde est?n? Tan s?lo recept?culos, recept?culos sin nombre, sin rostro, tan pocos de miles de millones, esperando encontrar su prop?sito. La ira creci? en su interior, ira nacida de ser expuesta y humillada y sobre todas las cosas, de haber visto su vida entera ser destruida. Se acerc? al cuerpo. Como abogada, hab?a sido forzada a examinar interminables informes forenses y fotos de pesquisas y cualquier cosa relacionada con su caso. Su educaci?n hab?a mejorado ampliamente como polic?a, cuando analizaba habitualmente a las v?ctimas de asesinato en persona, y pod?a hacer evaluaciones m?s honestas. El vestido, not?, hab?a sido lavado, y el cabello de la v?ctima tambi?n estaba limpio. Las u?as de las manos y de los pies estaban recientemente pintadas, y cuando oli? profundamente la piel, sinti? olor a coco y miel y apenas un dejo de formaldeh?do. "?Le vas a dar un beso o qu??", dijo alguien. Avery estaba inclinada sobre el cuerpo de la v?ctima, con las manos detr?s de la espalda. En el banco se hallaba un cartel amarillo con la leyenda "4." A su lado, en la espalda baja de la muchacha, hab?a un cabello tieso color naranja, apenas perceptible entre el amarillo de su vestido. El supervisor de Homicidios Dylan Connelly se encontraba de pie con los brazos en jarra, esperando una respuesta. Era tosco y fornido, con cabello rubio y ondulado y penetrantes ojos azules. Su pecho y sus brazos parec?an a punto de salirse de su camisa azul. Sus pantalones eran de lino marr?n, y gruesas botas negras adornaban sus pies. Avery hab?a notado su presencia en la oficina a menudo; no era exactamente su tipo, pero ten?a una ferocidad animal que le causaba admiraci?n. "Esto es una escena del crimen, Black. La pr?xima, mira por donde caminas. Tienes suerte que ya tomamos huellas dactilares y de zapatos." Ella baj? la cabeza, perpleja; hab?a tenido cuidado por donde hab?a caminado. Levant? la vista hacia la mirada f?rrea de Connelly, y se dio cuenta que ?l s?lo buscaba una raz?n para humillarla. "No sab?a que era una escena del crimen", dijo. "Gracias por ponerme al d?a." Ram?rez solt? una risita. Connelly apret? los dientes y dio un paso al frente. "?Sabes por qu? la gente no te soporta, Black? No es s?lo que seas una persona de afuera, es que cuando estabas afuera, no ten?as ning?n respeto por los polic?as, y ahora que est?s adentro, tienes a?n menos respeto. D?jame que sea perfectamente claro: No me gustas, no conf?o en ti, y te aseguro que no te quer?a en mi equipo." Se volvi? hacia Ram?rez. "Ponla al d?a con lo que sabemos. Voy a casa a darme una ducha. Tengo n?useas", dijo. Se quit? los guantes y los arroj? al piso. Dirigi?ndose a Avery, a?adi?: "Espero un informe completo al final del d?a. Cinco en punto. Sala de conferencias. ?Me escucharon? No llegues tarde. Y aseg?rate de limpiar este desastre tambi?n, antes de irte. La polic?a estatal nos hizo la cortes?a de hacerse a un lado y dejarnos trabajar. T? ten la cortes?a de mostrarles algo de amabilidad." Connelly se alej? en medio de una rabieta. "Tienes el don de la gente", se admir? Ram?rez. Avery se encogi? de hombros. La especialista forense en la escena era una moldeada joven afroamericana llamada Randy Johnson. Ten?a ojos grandes y modos sencillos. Cabello con rastas, corto, apenas parcialmente escondido detr?s del gorro blanco. Avery ya hab?a trabajado con ella antes. Hab?an formado un v?nculo r?pidamente durante un caso de violencia dom?stica. La ?ltima vez que se hab?a visto hab?an tomado unos tragos. Felices de estar con Avery en un nuevo caso, Randy ofreci? su mano, se dio cuenta de que ten?a el guante puesto, se sonroj?, larg? una carcajada, y dijo, "Oops", seguido por un exc?ntrico ?ah! y el anuncio: "Puede que est? contaminada." "Tambi?n me alegro de verte, Randy". "Felicitaciones por lo de Homicidios." Randy hizo una reverencia. "Avanzando en el mundo." "Un demente a la vez. ?Qu? tenemos?" "Yo dir?a que alguien estaba enamorado", contest? Randy. "La limpiaron bastante bien. La abrieron por la espalda. Drenaron el cuerpo, la rellenaron para que no se pudriese, y la volvieron a coser. Ropa limpia. Manicura. Muy cuidadoso. No hay huellas por ahora. No tengo mucho para seguir hasta que vaya al laboratorio. S?lo pude encontrar dos heridas. ?Ves la boca? Puedes ponerle alfileres desde adentro, o usar gel para lograr que un cad?ver sonr?a de esa forma. Por la marca de pinchazo aqu?", se?al? a la esquina del labio, "creo que fue una inyecci?n. Hay otra aqu?," dijo se?alando el cuello. "Por el color, esta fue antes, quiz?s al momento del rapto. El cuerpo lleva muerto unas cuarenta y ocho horas. Encontr? un par de cabellos interesantes." "?Cu?nto tiempo lleva aqu??" "Unos motociclistas la encontraron a las seis", dijo Ram?rez. "El parque es patrullado todas las noches alrededor de la medianoche y las tres de la ma?ana. No vieron nada." Avery no pod?a quitarles la vista a los ojos de la muchacha muerta. Parec?an estar mirando algo a la distancia, pero cerca de la orilla, en su lado del r?o. Maniobr? cuidadosamente hacia atr?s del banco e intent? seguir la l?nea de la vista. R?o abajo hab?a un mont?n de edificios bajos de ladrillos; uno de ellos era bajo; un domo blanco descansaba sobre el techo. "?Qu? edificio es ese?", pregunt?. "?El grande con el domo?" Ram?rez entrecerr? los ojos. "?El Cine Omni tal vez?" "?Podemos averiguar qu? pel?cula est?n pasando?" "?Por qu??" "No s?, es s?lo una corazonada." Avery se puso de pie. "?Sabemos qui?n es ella?" "S?", respondi? Ram?rez revisando sus notas. "Creemos que su nombre es Cindy Jenkins. Alumna de ?ltimo a?o de Harvard. Hermana de la sororidad. Kappa Kappa Gamma. Desapareci? hace dos noches. La polic?a del campus y los polic?as de Cambridge publicaron su foto anoche. Connelly puso gente a revisar fotos. La de ella coincidi?. Todav?a necesitamos confirmaci?n. Llamar? a la familia". "?C?mo vamos con la vigilancia?" "Jones y Thompson est?n en eso ahora. Los conoces, ?verdad? Fant?sticos detectives. Lo tenemos asignados por el d?a. Despu?s de eso, nos quedamos solos a menos que podamos probar que necesitamos recursos adicionales. No hay c?maras en la entrada al parque, pero hay algunas en la autopista y cruzando la calle. Deber?amos saber algo para esta tarde." "?Alg?n testigo?" "Hasta ahora ninguno. Los motociclistas est?n limpios. Puedo intentar pescar algo." Avery inspeccion? los alrededores. La cinta amarilla rodeaba una gran franja del parque. No hab?a nada fuera de lo com?n cerca del r?o ni en el camino para bicicletas ni en el c?sped. Trat? de formarse una imagen mental de los hechos. Habr?a conducido por la calle principal, aparcado su auto cerca del agua para tener f?cil acceso al banco. ?C?mo puso el cuerpo en el banco sin levantar sospechas? Se pregunt?. Podr?a haber habido gente mirando. Tuvo que haberse preparado para eso. ?Tal vez hizo que pareciera que estaba viva? Avery se volvi? hacia el cuerpo. Era una posibilidad definitiva. La chica era hermosa, incluso en la muerte, casi et?rea. Obviamente ?l hab?a pasado mucho tiempo planeando para asegurarse que se viera perfecta. No era un asesinato de pandillas, not?. Ni un amante despechado. Esto era diferente. Avery lo hab?a visto antes. De repente, se pregunt? si O'Malley tendr?a raz?n. Tal vez no estaba lista. "?Puedo usar tu auto?", pregunt?. Ram?rez levant? una ceja. "?Y qu? hay de la escena del crimen?" Se encogi? de hombros demostrando seguridad. "Eres un muchacho grande. Resu?lvelo." "?Ad?nde vas t??" "A Harvard." CAP?TULO CUATRO Se sent? en un cub?culo de oficina, superior, victorioso, m?s poderoso que nadie en el planeta. Una pantalla de computadora se abri? frente a ?l. Con un respiro profundo, cerr? sus ojos, y record?. Record? el s?tano cavernoso de su hogar, m?s parecido a un vivero. Muchas variedades de amapolas cubr?an la habitaci?n principal: rojas, amarillas, y blancas. Muchas otras plantas psicod?licas, cada una acumulada durante incontables a?os, hab?an sido colocadas en largas canaletas; algunas eran malezas que parec?an de otro planeta o flores intrigantes; muchas ten?an apariencias m?s comunes que podr?an haber sido ignoradas en cualquier entorno silvestre, a pesar de sus potentes habilidades. Un sistema de riego temporizado, control de temperatura, y luces LED las manten?a pr?speras. Un pasillo largo hecho de barras de madera llevaba a otras habitaciones. En las paredes hab?a fotograf?as. La mayor parte de las fotograf?as eran animales en distintas etapas de la muerte, y luego el "renacimiento" mientras eran rellenados y puestos en posici?n: un gato atigrado apoyado sobre las patas traseras jugando con un ovillo de lana; un perro manchado, blanco y negro, girado sobre su espalda esperando caricias en la barriga. Luego hab?a puertas. Se imagin? que la puerta de la izquierda se abr?a. Ah?, la vio de nuevo, su cuerpo desnudo dispuesto sobre una mesa plateada. El espacio estaba iluminado por intensas luces fluorescentes. En una caja de vidrio se encontraban muchos l?quidos de colores en frascos transparentes. Sent?a su piel cuando frotaba sus dedos por la cara externa de sus muslos. Mentalmente, recre? cada delicado procedimiento: su cuerpo drenado, preservado, limpiado, y rellenado. A lo largo del renacimiento, le tom? fotograf?as, las cuales luego cubrir?an m?s paredes reservadas para sus trofeos humanos. Algunas de las fotos ya hab?an sido colocadas. Una enorme energ?a irreal fluy? a trav?s de su ser. Por a?os hab?a evitado a los seres humanos. Eran atemorizantes, m?s violentos e incontrolables que los animales. ?l amaba a los animales. Hab?a descubierto que los humanos, sin embargo, eran sacrificios m?s potentes para el Todo Esp?ritu. Luego de la muerte de la muchacha, hab?a visto el cielo abrirse, y la sombr?a imagen del Gran Creador lo hab?a mirado y le hab?a dicho: M?s. Su ensue?o se rompi? con una repentina voz. "?So?ando despierto otra vez?" Un funcionario quejoso se par? junto a ?l con el ce?o fruncido. Ten?a la cara y el cuerpo de un jugador de f?tbol americano retirado. Un elegante traje azul no lograba disminuir su ferocidad. Sumisamente, agach? la cabeza. Sus hombros levemente encorvados, y se convirti? en un olvidable, diminuto empleado. "Lo siento, Sr. Peet." ""Estoy cansado de disculpas. Cons?gueme esas cifras." Por dentro, el asesino sonre?a como un gigante risue?o. En el trabajo, el juego era casi tan emocionante como su vida privada. Nadie sab?a cuan especial era ?l, ni cuan dedicado y esencial para el delicado balance del universo. Ninguno de ellos recibir?a un lugar honor?fico en el reino del Supramundo. Sus mundanas y terrenales tareas cotidianas: vestirse, tener reuniones, mover dinero de un lugar al otro; eran insignificantes; s?lo ten?a significado para ?l porque lo conectaba con el mundo exterior y le permit?a hacer el trabajo del Se?or. Su jefe gru?? y se alej?. Con los ojos a?n cerrados, el asesino se imagin? a su Se?or Supremo: la sombr?a y oscura figura que susurraba en sus sue?os y dirig?a sus pensamientos. Una canci?n de culto se form? en sus labios, y la cant? en un susurro: "Oh Se?or, oh Se?or, nuestro trabajo es puro. Pide y te dar?: M?s." M?s. CAP?TULO CINCO Avery ten?a un nombre: Cindy Jenkins. Conoc?a la sororidad: Kappa Kappa Gamma. Y estaba enterada de la Universidad de Harvard. La escuela de la Ivy League la hab?a rechazado como estudiante, pero hab?a encontrado una forma de empaparse de la vida de Harvard a trav?s de su propia carrera universitaria, saliendo con dos chicos de la escuela. A diferencia de otras universidades, las sororidades y fraternidades de Harvard no estaban oficialmente reconocidas. Ninguna casa griega exist?a dentro o fuera del campus. Las fiestas, sin embargo, suced?an con regularidad en varias casas o complejos de apartamentos fuera del campus, bajo el nombre de "organizaciones" o "clubes" especializados. Avery hab?a atestiguado de primera mano la paradoja de la vida universitaria durante su propia estad?a. Todos fing?an estar enfocados exclusivamente en sus notas hasta que ca?a el sol y se transformaban en un mont?n de animales salvajes fiesteros. En una luz roja, Avery hizo una r?pida busca en internet y descubri? que Kappa Kappa Gamma ten?a alquiladas dos ?reas de la misma manzana en Cambridge: Calle Church. Una de las ubicaciones era para eventos, la otra para reuniones y socializaci?n. Condujo hasta el Puente Longfellow, pasando el MIT, y gir? a la derecha hacia la Avenida Massachusetts. El Harvard Yard apareci? a su derecha con sus magn?ficos edificios de ladrillo rojo acomodados entre un bosque de ?rboles y caminos pavimentados. Un lugar para estacionar qued? libre en la Calle Church. Avery estacion?, cerr? el auto con llave, y alz? su rostro hacia el sol. Era un d?a c?lido, con temperaturas rondando los veinte grados. Se fij? la hora: diez y media. El edificio Kappa era una larga estructura de dos pisos con fachada de ladrillos. El primer piso albergaba una cantidad de tiendas de ropa. El segundo piso, supuso Avery, estaba reservado para oficinas y operaciones de la sororidad. La ?nica denominaci?n junto al timbre del segundo piso era el s?mbolo con la flor de Lis azul de Harvard; lo presion?. Una voz femenina rasgada sali? del intercomunicador. "?S??" "Polic?a", gru??, "abra." Silencio por un momento. "En serio", contest? la voz, "?qui?n es?" "Es la polic?a", dijo con toda seriedad. "Todo est? bien. Nadie est? en problemas. S?lo necesito hablar con alguien de Kappa Kappa Gamma." La puerta se abri? con un zumbido. Al final de las escaleras, Avery fue recibida por una chica demacrada y somnolienta, vestida con una camiseta gris muy holgada y pantalones de ejercicio blancos. Ten?a cabello oscuro y aparentaba haber estado de fiesta. Mechones de cabello ocultaban la mayor parte de su rostro. Ten?a ojeras bajo los ojos, y el cuerpo del que normalmente se enorgullec?a tanto de acentuar, parec?a grueso y sin forma. "?Qu? quiere?", pregunt?. "C?lmate", sugiri? Avery. "Esto no tiene nada que ver con las actividades de la sororidad. S?lo estoy aqu? para hacerte un par de preguntas." "?Puedo ver una identificaci?n?" Avery mostr? su placa. Observ? a Avery, inspeccion? la placa, y dio un paso atr?s. El espacio de Kappa Kappa Gamma era amplio y brillante. El techo era alto. Un gran n?mero de c?modos sillones marr?n claro y pufs azules poblaban la zona. Las paredes hab?an sido pintadas de azul oscuro. Hab?a una barra, un sistema de sonido, y un enorme televisor de pantalla plana. Las ventanas iban casi desde el piso hasta el techo. Al otro lado de la calle, Avery pudo ver el techo de otro complejo bajo de apartamentos, y luego el cielo. Algunas nubes pasaban. Supuso que su experiencia universitaria era muy diferente a aquella de la mayor?a de las chicas de Kappa Kappa Gamma. Para empezar, hab?a pagado la escuela ella misma. Todos los d?as despu?s de clases iba a una firma local de abogados y trabaj? hasta pasar de secretaria a asistente jur?dica distinguida. Adem?s, rara vez beb?a en la escuela. Su padre hab?a sido un feroz alcoh?lico. La mayor parte de las noches en la universidad, o bien era la conductora designada, o estaba en su cuarto estudiando. Una r?faga de esperanza ilumin? el rostro de la chica. "?Esto es sobre Cindy?", pregunt?. "?Cindy es tu amiga?" "S?, mi mejor amiga", dijo. "Por favor, d?game que ella est? bien." "?C?mo te llamas?" "Rachel Strauss." "?Eres quien llam? a la polic?a?" "Correcto. Cindy se fue de nuestra fiesta bastante borracha el s?bado a la noche. Nadie la ha visto desde entonces. No es habitual para ella." Puso los ojos en blanco y ofreci? una leve sonrisa cuando agreg?, "Normalmente es muy predecible. Es tipo, la Se?orita Perfecci?n, ?entiende? Siempre se acuesta a la misma hora, tiene el mismo horario que nunca cambia, necesita que le avisen como con cinco a?os de anticipaci?n para cambiar algo. El s?bado estaba alocada. Bebiendo. Bailando. Se olvid? del reloj por un rato. Fue lindo de ver." Una mirada distante se llev? a Rachel por un momento. "Ella estaba realmente feliz, ?entiende?" "?Por alguna raz?n en particular?" se pregunt? Avery. "No s?, es la mejor de su clase. Tiene un trabajo esper?ndola para el oto?o." "?Qu? trabajo?" “Devante? Son como, la mejor firma de Boston. Ella estaba haciendo su especialidad en contadur?a. Muy aburrido, lo s?, pero era un genio con los n?meros." "?Puedes contarme sobre el s?bado a la noche?" Los ojos de Rachel se llenaron de l?grimas. "Esto es sobre Cindy, ?verdad?" "S?", dijo Avery. "?Podemos sentarnos?" Rachel se desplom? en el sill?n y llor?. Entre los sollozos, intentaba hablar. "?Ella est? bien? ?D?nde est??" Era la parte del trabajo que Avery odiaba m?s: hablar con los familiares y amigos. No hab?a mucho de lo que tuviese permitido hablar. Cuanto m?s sab?a la gente sobre un caso, m?s hablaban, y esas charlas sol?an llegar a los perpetradores de cr?menes. Nadie comprend?a eso ni les importaba en el momento: estaban demasiado angustiados. Todo lo que quer?an era respuestas. Avery se sent? junto a ella. "Nos alegra que hayas llamado", dijo. "Hiciste lo correcto. Me temo que no puedo hablar sobre una investigaci?n en curso. Lo que puedo decirte es que estoy haciendo todo lo que est? a mi alcance para averiguar qu? le pas? a Cindy esa noche. No puedo hacerlo sola, necesito tu ayuda." Rachel asinti? y se sec? los ojos. "Puedo ayudar", dijo, "Puedo ayudar." "Quisiera saber todo lo que recuerdas de esa noche, y de Cindy. ?Con qui?n estuvo hablando? ?Hubo alguna cosa que te haya llamado la atenci?n? ?Alg?n comentario que haya hecho? ?Personas que se hayan interesado en ella? ?Algo sobre cuando ella se fue?" Rachel se derrumb? completamente. Eventualmente, levant? una mano y asinti? con la cabeza y se recompuso. "S?", dijo, "claro." "?D?nde est?n los dem?s?" Avery pregunt? para generar distracci?n. "Pensaba que las casas de sororidad estaban llenas de chicas con resaca vestidas con ropa de Kappa." "Est?n en clase", dijo Rachel y se sec? los ojos. "Un par de chicas fueron a comprar el desayuno. Por cierto", agreg?, "t?cnicamente no somos una casa de sororidad. Este es s?lo un lugar para quedarnos cuando no queremos volver a los dormitorios. Cindy nunca se qued? aqu?. Demasiado moderno para ella. Ella tiene un aire m?s 'hogare?o'". "?D?nde vive ella?" "En una residencia estudiantil, no muy lejos de aqu?", dijo Rachel. "Pero no iba a su casa el s?bado por la noche. Se supon?a que se encontrase con su novio." Los sentidos de Avery se aguzaron. "?Novio?" Rachel asinti? con la cabeza. "Winston Graves, gran alumno de ?ltimo a?o, remero, imb?cil. Nadie jam?s entendi? por qu? ella sal?a con ?l. Bueno, creo que yo s?. Es apuesto y viene de una familia muy adinerada. Cindy nunca tuvo dinero. Creo que cuando vienes de una familia sin dinero, es algo muy atractivo." S?, pens? Avery, lo s?. Recordaba como el dinero y el prestigio y el poder de su antiguo trabajo en la firma de abogados le hab?a hecho creer que de alguna forma era distinta a aquella joven muchacha determinada y temerosa que hab?a dejado Ohio. "?D?nde vive Winston?", pregunt?. "En Plaza Winthrop. Es muy cerca de aqu?. Pero Cindy nunca lleg?. Winston vino el domingo temprano a la ma?ana busc?ndola. Asumi? que se hab?a olvidado de sus planes juntos y que se hab?a quedado dormida. Entonces fuimos juntos a su casa. Ella tampoco estaba all?. Fue entonces que llam? a la polic?a." "?Es posible que haya ido a alg?n otro sitio?" "De ninguna manera", dijo Rachel. "Eso no es algo que har?a Cindy, para nada." "Entonces cuando ella se fue de aqu?, est?s segura que iba camino a la casa de Winston." "Completamente." "?Hubo algo que haya podido haber cambiado esos planes? ?Algo que le haya sucedido m?s temprano en la noche, o incluso al final?" Rachel sacudi? la cabeza. "No, bueno", se dio cuenta, "hubo algo. Estoy segura que no es nada, pero hay un chico que ha estado enamorado de Cindy durante a?os. Su nombre es George Fine. Es apuesto, se ve rudo, un solitario, pero un poco raro, ?entiende a que me refiero? Hace ejercicio y sale a trotar por el campus muy seguido. Tuve una clase con ?l una vez el a?o pasado. Una de nuestras bromas era que ?l ha estado en clase con Cindy casi cada semestre desde el primer a?o. Ha estado obsesionado con ella. Estuvo aqu? el s?bado, y lo m?s loco es que Cindy estuvo bailando con ?l, y hasta se besaron. Para nada algo habitual para Cindy. Es decir, est? saliendo con Winston, no es que tengan la relaci?n perfecta, pero ella estaba muy borracha, y descontrolada. Bailaron, se besaron, y luego ella se fue." "?George la sigui? hasta afuera?" "No lo s?", dijo. "Sinceramente. No recuerdo haberlo visto luego de que Cindy se fuera, pero eso pudo haber sido porque yo estaba completamente borracha." "?Recuerdas a qu? hora se fue ella?" "S?", dijo, "a las dos cuarenta y cinco exactamente. El s?bado era nuestra fiesta del D?a de los Inocentes, y se supon?a que ?bamos a hacer una broma genial, pero todos nos est?bamos divirtiendo tanto que nos olvidamos hasta que Cindy se fue." Rachel agach? la cabeza. Un vac?o llen? el aire por un momento. "Bueno, mira", dijo Avery, "esto ha sido de mucha ayuda. Gracias. Aqu? tienes mi tarjeta. Si recuerdas algo m?s, o alguna de tus hermanas de la sororidad quiere agregar algo, me encantar?a saberlo. Esta es una investigaci?n en curso, as? que incluso el m?s peque?o de los detalles podr?a darnos una pista." Rachel la mir? con l?grimas en los ojos. Y mientras las l?grimas comenzaban a rodar por sus mejillas, su voz permanec?a calma y constante. "Est? muerta", dijo, "?no es as??" "Rachel, no puedo." Rachel asinti?, y luego se cubri? el rostro con las manos y se derrumb? por completo. Avery se inclin? sobre ella y la abraz? fuerte. CAP?TULO SEIS Afuera, Avery volte? hacia el sol y solt? un gran suspiro. La Calle Church era transitada, y hab?a numerosas c?maras en las vidrieras. Incluso en medio de la noche, no pod?a creer que hab?a sido all? donde hab?a ocurrido el secuestro. ?Ad?nde fuiste?, se pregunt?. Una consulta r?pida en su celular revel? la ruta m?s r?pida hasta la plaza Winthrop. Camin? por la calle Church y gir? a la izquierda en Brattle. La calle Brattle era m?s ancha que Church, con igual cantidad de tiendas. Del otro lado de la calle, reconoci? el Teatro Brattle. Hab?a un peque?o callej?n a un lado del edificio, apuntalado por una peque?a tienda de caf?. Los ?rboles escond?an la zona entre las sombras. Curiosa, Avery cruz? la calle y entr? en la delgada franja entre los edificios. Sali? de nuevo hacia Brattle y revis? cada vidriera en un radio de una cuadra a ambos lados de la calle Church. Hab?a al menos dos tiendas con c?maras afuera. Entr? a una peque?a tienda de cigarrillos. La campana de la puerta repic?. "?Puedo ayudarle?" dijo un viejo hippie blanco de cabello con rastas. "S?", dijo Avery, "not? que tiene una c?mara en el frente. ?Qu? alcance tiene esa cosa?" "Toda la cuadra", dijo, "ambas direcciones. Tuve que instalarla hace dos a?os. Malditos estudiantes universitarios. Todo el mundo cree que los chicos de Harvard son tan especiales, pero son un mont?n de imb?ciles como todos los dem?s. Durante a?os han estado rompiendo mis ventanas. Alg?n tipo de broma universitaria, ?correcto? No para m?. ?Sabe cu?nto cuestan esas ventanas?" "Lamento o?r eso. Escuche, no tengo una orden", dijo mientras mostraba su placa, "pero parece que alguno de esos chicos idiotas caus? un disturbio aqu? frente a su calle. No hay c?maras all?. ?Podr?a echar un vistazo? S? a qu? hora fue. No deber?a tomar mucho tiempo." Frunci? el ce?o y murmur? algo para s?. "No lo s?", dijo, "tengo que cuidar la tienda. Soy el ?nico aqu?." "Har? que valga la pena." Sonri?. "?Qu? le parecen cincuenta d?lares?" Sin decir m?s, baj? la cabeza, sali? de detr?s del mostrador, y gir? el cartel de la puerta de "abierto" a "cerrado". "?Cincuenta d?lares?" dijo. "?Pase!" La parte trasera de la tienda estaba desordenada y oscura. Escondido entre cajas y provisiones, el hombre destap? un peque?o televisor. Sobre el televisor, en un estante m?s alto, se hallaba una serie de equipos electr?nicos conectados al televisor. "No lo uso muy a menudo," dijo, "s?lo cuando hay problemas. Las cintas se borras cada semana en la noche del lunes. ?Cu?ndo fue su peque?o incidente?" "El s?bado a la noche", dijo. "Muy bien, entonces est? de suerte." Encendi? el televisor. La imagen en blanco y negro era de justo afuera de la tienda. Avery pod?a ver claramente la entrada a la tienda, as? como el lado opuesto de la calle y la calle Brattle. El ?rea espec?fica que ella quer?a investigar estaba a unos cincuenta metros. La imagen era m?s granulosa, y era casi imposible distinguir las formas frente al callej?n. Un peque?o rat?n se usaba para revisar hacia atr?s. "?A qu? hora dijo?", pregunt? ?l. "Dos cuarenta y cinco," dijo, "pero necesitar?a ver otras horas tambi?n. ?Le molesta si me siento y lo busco yo misma? Usted puede volver a la tienda." La salud? una ceja sospechosa. "?Va a robarse algo?" "Soy polic?a", dijo ella. "Eso va en contra de mi lema." "Entonces usted no es como los polic?as que yo conozco," rio. Avery sac? una peque?a silla negra. Le limpi? el polvo y tom? asiento. Luego de una peque?a revisi?n del equipo ya era capaz de ir hacia adelante y atr?s f?cilmente. A las dos cuarenta y cinco, unas personas caminaron cuesta arriba y cuesta abajo por la Calle Brattle. A las dos y cincuenta, la calle parec?a vac?a. A las dos cincuenta y dos, alguien, una chica por el cabello y vestido, apareci? en la escena desde el lado de la calle Church. Cruz? la calle Brattle y gir? hacia la izquierda. Luego de pasar por delante de la tienda de caf?, una imagen oscura de debajo de los ?rboles se fusion? con la suya, y ambas desaparecieron. Durante un momento, Avery s?lo pod?a ver el movimiento indescifrable de varios tonos de negro. A medida que la escena continuaba, la forma de los ?rboles volvi? a su forma original. La chica nunca volvi? a aparecer. "Mierda," susurr? Avery. Desenganch? un elegante y moderno walkie-talkie de la parte de atr?s de su cintur?n. "Ram?rez", dijo. "?D?nde est??" "?Qui?n habla?" dijo una voz entrecortada. "Sabes qui?n habla. Tu nueva compa?era." "A?n estoy en Lederman. Casi termino aqu?. Acaban de llevarse el cuerpo." "Te necesito aqu?, ahora," dijo, y le dio la ubicaci?n. "Creo que s? d?nde secuestraron a Cindy Jenkins." * * * Una hora despu?s, Avery hab?a hecho bloquear el callej?n hacia ambos lados con cinta amarilla. En la Calle Brattle, una patrulla de polic?a y la camioneta de los forenses se encontraban estacionados sobre la acera. Un oficial hab?a sido colocado para disuadir a los visitantes. El callej?n se abr?a hacia una ancha, oscura calle m?s o menos a la mitad de la manzana. Un lado de la calle albergaba un edificio inmobiliario de vidrio y un muelle de carga. Del otro lado hab?a complejos de vivienda. Hab?a un estacionamiento que pod?a recibir cuatro autos. Otra patrulla policial, con m?s cinta amarilla, se encontraba al final del callej?n. Avery se par? frente al muelle de carga. "All?," dijo apuntando a una c?mara en lo alto. “Necesitamos esas im?genes. Probablemente pertenezca a la empresa inmobiliaria. Entremos y veamos qu? podemos encontrar." Ram?rez sacudi? la cabeza. "Est?s loca," dijo. "Esa cinta no mostraba nada." "Cindy Jenkins no ten?a motivos para caminar por este callej?n," dijo Avery. "Su novio vive en la direcci?n opuesta." "Tal vez quer?a ir por un paseo," argument? ?l. "Todo lo que digo es que es mucho personal s?lo por una corazonada." "No es ninguna corazonada. T? viste la cinta." "?Vi un mont?n de manchas negras que no entend?!" Discuti?. "?Por qu? la atacar?a aqu? el asesino? Hay c?maras por todas partes. Tiene que haber sido un completo idiota." "Vamos a averiguarlo," dijo ella. Top Real Estate Company era propietaria del edificio de vidrio y el muelle de carga. Luego de una breve discusi?n con la seguridad del escritorio del frente, les dijeron a Avery y Ram?rez que esperaran en los sillones de cuero afelpado hasta que llegara alguien con m?s autoridad. Diez minutos m?s tarde, el jefe de seguridad y el presidente de la empresa aparecieron. Avery mostr? su mejor sonrisa y les dio un apret?n de manos. "Gracias por recibirnos," dijo. "Quisi?ramos acceder a la c?mara que est? justo encima se su muelle de carga. No tenemos una orden," frunci? el ce?o, "pero lo que s? tenemos es una chica muerta que fue secuestrada el s?bado a la noche, probablemente justo fuera de su puerta trasera. A menos que surja algo, no tardaremos m?s de veinte minutos." "?Y si surge algo?", pregunt? el presidente. "En ese caso tomaron la decisi?n correcta al ayudar a la polic?a en una cuesti?n extremadamente delicada y oportuna. Una orden pod?a tardar un d?a entero. El cuerpo de esa muchacha ya lleva muerto dos d?as. Ella ya no puede hablar. Ya no puede ayudarnos. Pero ustedes pueden. Por favor, ayuden. Cada segundo que perdemos, el rastro se enfr?a." El presidente asinti? para s? y se volvi? hacia su guardia. "Davis,” dijo, "ll?valos arriba. Dales lo que necesiten. Si hay alg?n problema," le dijo a Avery, "por favor venga a buscarme." En el camino, Ram?rez silb? para s?. "Que encantadora", dijo. "Lo que sea que haga falta," susurr? Avery. La oficina de seguridad de Top Real Estate era una habitaci?n bulliciosa completa con m?s de veinte pantallas de televisi?n. El guardia estaba sentado a una mesa negra y un teclado. "OK," dijo. "?Fecha y hora?" "Muelle de carga. Alrededor de dos cuarenta y cinco y de ah? vamos hacia adelante." Ram?rez sacudi? la cabeza. "No vamos a encontrar nada." Las c?maras del negocio inmobiliario eran de una calidad muy superior que las de la tienda de cigarrillos, y en color. La mayor parte de las pantallas eran de un tama?o similar, pero una en particular era grande. El guardia puso la c?mara del muelle de carga en la pantalla m?s grande y volvi? la imagen hacia atr?s. "Ah?," anunci? Avery. "Det?ngala." La imagen se detuvo a las dos y cincuenta. La c?mara mostraba una vista panor?mica del estacionamiento directamente enfrente al muelle de carga, as? como a la izquierda, hacia el cartel de callej?n sin salida y la calle m?s lejos. Hab?a solamente una vista parcial del callej?n que llevaba hacia Brattle. Un auto solitario estaba aparcado en el estacionamiento: una camioneta que parec?a ser azul oscuro. "Ese auto no deber?a estar ah?," se?al? el guardia. "?Puedes distinguir la matr?cula?" se pregunt? Avery. "S?, la tengo," dijo Ram?rez. Los tres esperaron. Por un momento, el ?nico movimiento era el de los autos por la calle perpendicular, y el movimiento de los ?rboles. A las dos cincuenta y tres, dos personas aparecieron en la escena. Podr?an haber sido amantes. Uno era un hombre peque?o, delgado y de estatura baja, con pelo grueso y abundante, un bigote, y anteojos. La otra era una chica, m?s alta, de cabello largo. Ten?a puesto un vestido ligero de verano y sandalias. Parec?an estar bailando. ?l tom? una de sus manos y la gir? desde la cintura. "Mierda," dijo Ram?rez, "esa es Jenkins." "Mismo vestido," dijo Avery, "zapatos, cabello." "Est? drogada", dijo ?l. "M?rala. Arrastra los pies." Observaron al asesino abrir la puerta del asiento del acompa?ante y colocarla adentro. Luego, mientras se daba vuelta y caminaba hacia el lado del conductor, mir? directamente a la c?mara del muelle de carga, hizo una reverencia teatral, y se fue haciendo un giro hacia la puerta del asiento del conductor. "?Mierda!" grit? Ram?rez. "El hijo de perra est? jugando con nosotros." "Quiero a todo el mundo en esto," dijo Avery. "Thompson y Jones est?n en vigilancia permanente desde ahora. Thomson puede quedarse en el parque. Dile sobre la camioneta. Eso limitar? su b?squeda. Necesitamos saber en qu? direcci?n iba ese auto. Jones tiene un trabajo m?s dif?cil. Tiene que ir all? ahora y seguir a esa camioneta. No me importa c?mo lo hace. Dile que rastree todas las c?maras que puedan ayudarlo en el camino." Se volvi? hacia Ram?rez, quien la miraba, asombrado e impresionado. "Tenemos a nuestro asesino." CAP?TULO SIETE El cansancio finalmente le lleg? a Avery cerca de las seis cuarenta y cinco de la tarde, en el viaje en elevador hasta el segundo piso de la estaci?n de polic?a. Toda la energ?a y el ?mpetu que hab?a recibido de las revelaciones matutinas hab?an culminado en un d?a bien gastado, pero una noche con incontables preguntas sin respuesta. Su clara piel estaba parcialmente quemada del sol, su cabello un desastre, la chaqueta que hab?a usado m?s temprano colgaba de su brazo. Su camisa: sucia y por fuera del pantal?n. Ram?rez, por el contrario, parec?a m?s fresco que en la ma?ana: el cabello peinado hacia atr?s, el traje casi perfectamente planchado, los ojos atentos y apenas una pizca de sudor en la frente. "?C?mo es posible que te veas tan bien?" pregunt? ella. "Es mi sangre hispano-mexicana," explic? con orgullo. "Puedo estar veinticuatro, veintiocho horas de corrido y mantener este brillo." Le dio un vistazo r?pido y aprensivo a Avery y gimi?: "S?. Te ves como la mierda." Sus ojos llenos de respeto. "Pero lo lograste." El segundo piso estaba medio vac?o a la noche, con la mayor?a de los funcionarios en casa o trabajando en las calles. Las luces de la sala de conferencias estaban encendidas. Dylan Connelly caminaba de un lado al otro adentro, obviamente contrariado. Al verlos, abri? la puerta de golpe. "??D?nde diablos han estado?!", estall?. "Quer?a un informe en mi escritorio a las cinco en punto. Son casi las siete. Apagaron sus walkie-talkies. Los dos," se?al?. "Puedo esperar eso de ti, Black, pero no de ti, Ram?rez. Nadie me llam?. Nadie contest? su tel?fono. El capit?n est? furioso tambi?n, as? que no vayan a llorarle a ?l. ?Tienen idea de lo que ha estado pasando aqu?? ?Qu? demonios estaban pensando?" Ram?rez levant? las palmas de las manos. "Llamamos," dijo, "Te dej? un mensaje." "Llamaste hace veinte minutos," estall? Dylan. "He estado llamando cada media hora desde las cuatro y media. ?Muri? alguien? ?Estaban persiguiendo al asesino? ?El mism?simo Dios Todopoderoso baj? del Cielo para ayudarlos con este caso? Porque esas son las ?nicas respuestas aceptables para su flagrante insubordinaci?n. Deber?a sacarlos a ambos del caso ya mismo." Se?al? hacia la sala de conferencias. "M?tanse ah?." Las amenazas iracundas no ten?an efecto sobre Avery. La furia de Dylan era ruido de fondo que pod?a filtrar tranquilamente. Hab?a aprendido esa habilidad hac?a mucho tiempo, en Ohio, cuando ten?a que escuchar a su padre gritarle a su madre casi todas las noches. En ese entonces, se tragaba sus l?grimas y cantaba canciones y so?aba con el d?a en que finalmente ser?a libre. Ahora, hab?a cosas m?s importantes que acaparaban su atenci?n. El peri?dico de la tarde descansaba sobre la mesa. Hab?a una foto de Avery Black en la portada, con una expresi?n sobresaltada porque alguien le hab?a metido una c?mara en la cara. El titular le?a "Asesinato en el Parque Lederman: ?Abogada Defensora de Asesino Serial en el Caso!" Justo a la imagen a p?gina completa hab?a una fotograf?a m?s peque?a de Howard Randall, el viejo y arrugado asesino serial de las pesadillas de Avery, con lentes fondo de botella y un rostro sonriente. El t?tulo de su foto dec?a: "No conf?es en nadie: Abogada o Polic?a." "?Has visto esto?" gru?? Connelly. Levant? el peri?dico y lo tir? nuevamente. "Est?s en la primera plana! Primer d?a en Homicidios y eres noticia de primera plana, otra vez. ?Te das cuenta cu?n poco profesional es esto? No, no," dijo ante la expresi?n de Ram?rez, "ni siquiera intentes hablar en este momento. Ambos metieron la pata. No s? con qui?n hablaron esta ma?ana, pero desataron una tormenta de mierda. ?C?mo se enter? Harvard de la muerte de Cindy Jenkins? Hay un memorial en su honor en la p?gina web de Kappa Kappa Gamma." "?Adivino?" dijo Avery. "?Vete a la mierda, Black! Est?s afuera del caso. ??Me escuchaste?!" El capit?n O'Malley entr? suavemente a la habitaci?n. "Espera," se quej? Ram?rez. "No puedes hacer eso. No sabes que lo que tenemos." "No me importa lo que tengan," rugi? Dylan. "No he terminado. Se pone mejor. El Alcalde llam? hace una hora. Aparentemente, sol?a jugar golf con el padre de Jenkins, y quer?a saber por qu? una abogada defensora venida a menos, que sac? a un asesino serial de la c?rcel, est? manejando el asesinato de la hija de un amigo cercano." "C?lmate," dijo O'Malley. Dylan gir? sobre sus talones, con la cara roja y la boca abierta. Al ver a su capit?n, quien era m?s peque?o y tranquilo, pero parec?a listo para estallar, se movi? suavemente hacia atr?s. "Cualquiera sea la raz?n," dijo O'Malley en tono uniforme, "este caso acaba de explotar. Por lo tanto, me gustar?a saber qu? han estado haciendo todo el d?a, si te parece bien, ?Dylan?" Connelly murmur? algo entre dientes y se alej?. El capit?n asinti? con la cabeza mirando a Avery. "Expl?cate." "Nunca le dije a nadie el nombre de la v?ctima," dijo Avery, "pero s? entrevist? a una chica de Kappa Kappa Gamma, la mejor amiga de Cindy Jenkins, Rachel Strauss. Debe haber atado cabos. Perd?n por eso," dijo, ofreciendo una mirada genuinamente arrepentida a Dylan. "La charla casual no es mi fuerte. Estaba buscando repuestas, y las consegu?." "Diles," exhort? Ram?rez. Avery camin? alrededor de la mesa de conferencias. "Tenemos un asesino serial aqu?." "?Oh, por favor!" se lament? Dylan. "?C?mo puede saber eso? S?lo ha estado en el caso un d?a. Tenemos una chica muerta. No hay forma." "?Puedes callarte?" grit? O'Malley. Dylan se mordi? el labio inferior. "Este no es un asesinato com?n y corriente," dijo Avery. "Me lo dijo usted mismo, Capit?n, y t? lo debes haber visto tambi?n," le dijo a Dylan. "Hicieron que la v?ctima pareciese viva. Nuestro asesino la idolatraba. No hab?a moretones en su cuerpo, ni se?ales de violaci?n, as? que podemos descartar pandillas o violencia dom?stica. Los forenses confirmaron que estaba drogada con un anest?sico poderoso, probablemente natural, creado por el mismo asesino, extractos de flores que la habr?an paralizado instant?neamente, y matado lentamente. Asumiendo que tiene las plantas en un s?tano, debe necesitar luces, un sistema de riego, y alimento. Hice algunas llamadas para averiguar c?mo se importan estas semillas, c?mo se venden, y como puedo obtener acceso al equipo. ?l tambi?n quer?a a la v?ctima viva, al menos por un rato. No estaba segura por qu?, hasta que lo vimos en las c?maras de seguridad." "?Qu??" susurr? O'Malley. "Lo tenemos," dijo Ram?rez. "No te emociones mucho. Las im?genes son granulosas y dif?ciles de ver, pero el secuestro en su totalidad puede ser visto desde dos c?maras distintas. Jenkins se fue de la fiesta unos minutos despu?s de las dos y media de la ma?ana del domingo para ir a la casa de su novio. Vive a alrededor de cinco cuadras del apartamento de Kappa Kappa Gamma. Avery hizo el mismo camino que asumi? que Jenkins tom?. Descubri? un callej?n. Qui?n sabe qu? la posey? para hacer esto, pero siguiendo una corazonada, revis? una c?mara de seguridad en una tienda de cigarrillos." "Necesitas una orden para eso," interrumpi? Dylan. "Solo si alguien la pide," contest? Avery. "Y a veces una sonrisa amable y una conversaci?n entretenida pueden llevar muy lejos. Esa tienda ha sido v?ctima de vandalismo como diez veces en el ?ltimo a?o," continu? ella. "Recientemente instalaron una c?mara afuera. Ahora, la tienda est? del otro lado de la calle con respecto al callej?n, y como media cuadra m?s abajo, pero puedes ver claramente una chica, y yo cre? que era Cindy Jenkins, siendo abordada debajo de unos ?rboles." "Ah? fue cuando me llam?," dijo Ram?rez. "Yo pens? que estaba loca. De verdad. Vi el video y no hubiese pesta?ado dos veces. Black, por el contrario, me hizo llamar a los forenses e involucrar a todo el equipo en esto. Como pueden imaginarse, estaba furioso. Pero," dijo con ojos entusiasmados, "ten?a raz?n. Hay otra c?mara en el muelle de carga en la parte trasera del callej?n. Le pedimos a la compa??a con nos dejara ver que hab?a en ella. Estuvieron de acuerdo y pum," dijo y abri? sus brazos a lo ancho. "Un hombre sale del callej?n abrazando a nuestra v?ctima. Mismo vestido. Mismos zapatos. Es de constituci?n delgada, m?s bajo que Cindy, y est? bailando. De verdad estaba abraz?ndola y bailando. Ella estaba claramente drogada. Arrastrando los pies y todo. En un momento, ?l incluso mira a la c?mara. Ese enfermo nos estaba haciendo burlas. La pone en el asiento delantero de una camioneta y se aleja conduciendo como si no fuese nada. El auto es un Chrysler, azul oscuro." "?Matr?cula?" pregunt? Dylan. "Es falsa. Ya la busqu? en el sistema. Debe haber puesto una placa ficticia. Estoy compilando una lista de todas las camionetas Chrysler de ese color vendidos en los ?ltimos cinco a?os en un radio de cinco condados. Llevar? un tiempo, pero tal vez podamos reducir la lista con m?s informaci?n. Tambi?n debe haber usado un disfraz. Apenas se le ve?a el rostro. Ten?a bigote, posiblemente peluca, anteojos. Todo lo que podemos medir es la estatura, como un metro sesenta y cinco, un metro setenta, y tal vez el color de piel: blanco." "?D?nde est?n las cintas?" pregunt? O'Malley. "Abajo con Sarah," respondi? Avery. "Dijo que tal vez le llevar?a un rato, pero iba a intentar tener un bosquejo del asesino basado en lo que ve para ma?ana. Una vez que tengamos reconocimiento facial, podemos compararlo con nuestros sospechosos y pasarlo por la base de datos a ver qu? surge." "?D?nde est?n Jones y Thompson?" pregunt? Dylan. "Espero que todav?a est?n trabajando," dijo Avery. "Thompson est? a cargo de la vigilancia del parque. Jones est? tratando de rastrear el auto desde el callej?n." "Cuando nos fuimos," agreg? Ram?rez, "Jones hab?a encontrado al menos seis c?maras distintas en un radio de diez cuadras desde el callej?n que podr?an ser de ayuda." "Incluso si perdemos el auto", dijo Avery, "al menos podemos limitar la direcci?n. Sabemos que gir? al norte desde el callej?n. Eso, unido a cualquier cosa que encuentre Thompson en el parque, y podremos triangular un ?rea e ir casa por casa si es necesario." "?Y qu? hay de los forenses?" pregunt? O'Malley. "Nada en el callej?n," dijo Avery. "?Eso es todo?" "Tambi?n tenemos algunos sospechosos. Cindy estuvo en una fiesta la noche de su secuestro. Un tipo llamado George Fine estuvo all?. Aparentemente ha estado siguiendo a Cindy durante a?os: toma las mismas clases que ella, se la encuentra casualmente en eventos. Bes? a Cindy por primera vez, bail? con ella toda la noche." "?Has hablado con ?l?" "A?n no," dijo, y mir? directamente a Dylan. "Quer?a tu aprobaci?n antes de empezar una b?squeda exhaustiva en la Universidad de Harvard." "Menos mal que tienes alg?n sentido del protocolo," gru?? Dylan. "Tambi?n est? el novio," agreg? dirigi?ndose a O'Malley. "Winston Graves. Se supon?a que Cindy fuese a su casa esa noche. Nunca apareci?." "As? que tenemos dos potenciales sospechosos, im?genes de los eventos, y un auto que rastrear. Estoy impresionado. ?Y la motivaci?n? ?Has pensado en eso ya?" Avery esquiv? la mirada. Las im?genes que hab?a visto, y la posici?n y manejo de la v?ctima, todo indicaba a un hombre que amaba su trabajo. Lo hab?a hecho antes y lo har?a de nuevo. Su motivaci?n deb?a tener que ver con sentirse poderoso, ya que le preocupaba muy poco la polic?a. La reverencia a la c?mara del callej?n le hizo saber eso. Eso requer?a valor, o estupidez, y nada en la forma en que se deshizo del cad?ver o el secuestro indicaban falta de juicio. "Est? jugando con nosotros," dijo ella. "Le gusta lo que hace, y quiere hacerlo de nuevo. Yo dir?a que tiene alg?n tipo de plan. Esto no ha terminado." Dylan resopl? y sacudi? la cabeza. "Rid?culo," dijo. "De acuerdo," dijo O'Malley. "Avery, tienes permiso para hablar con tus sospechosos ma?ana. Dylan, contacta a Harvard y av?sales. Yo llamar? al jefe esta noche y le dir? lo que tenemos. Tambi?n ver? si puedo conseguir algunas ?rdenes amplias para las c?maras. Mantengamos a Thompson y Jones preparados. Dan, s? que has estado trabajando todo el d?a. Una cosa m?s y terminas por esta noche. Consigue las direcciones de esos dos chicos de Harvard si es que todav?a no las tienes. Pasa por all? de camino a tu casa. Aseg?rate de que est?n bien arropados. No quiero que nadie se escape." "Yo puedo hacer eso," dijo Ram?rez. "De acuerdo." O'Malley aplaudi?. "P?nganse en marcha. Buen trabajo ustedes dos. Pueden estar orgullosos. Avery and Dylan, esperen afuera un minuto." Ram?rez se?al? a Avery. "?Quieres que pase a buscarte por la ma?ana? ?A las ocho? ?Vamos juntos?" "Claro." "Le preguntar? a Sarah por el bosquejo. Tal vez ya tendr? algo." La repentina disposici?n de un compa?ero a ayudar, por su cuenta y sin tener que empujarlo, era nueva para Avery. Todos los dem?s con los que hab?a formado equipo desde el momento en que se uni? a la polic?a hab?an querido dejarla muerta en alguna cuneta. "Suena bien," dijo. Una vez que Ram?rez se hubo marchado, O'Malley hizo a Dylan sentarse de un lado de la mesa de conferencias y a Avery del otro. "Escuchen bien ustedes dos," dijo en una voz calmada pero firme. "El jefe me llam? hoy y me dijo que quer?a saber que estaba pensando al darle este caso a una conocida y ca?da en desgracia ex-abogada defensora de criminales. Avery, le dije que eras la polic?a indicada para este trabajo y mantengo mi decisi?n. Tu trabajo hoy prueba que estaba en lo cierto. Sin embargo, son casi las siete y media y a?n sigo aqu?. Tengo una esposa y tres hijos esper?ndome en casa y quiero desesperadamente llegar y verlos y olvidarme de este miserable lugar por un rato. Obviamente, ninguno de ustedes comparte mis preocupaciones entonces tal vez no entienden lo que digo." Ella le devolvi? la mirada, pensativa. "?Ll?vense bien y dejen de molestarme con sus estupideces!", estall?. Un tenso silencio cubri? la habitaci?n. "?Dylan, empieza a comportarte como un supervisor! No me llames con cada detalle llor?n. Aprende a manejar a tu gente t? solo. Y t?," le dijo a Avery, "m?s te vale que dejes el acto de humor exc?ntrico y la actitud esa de 'no me importa una mierda' y empieces a actuar de una vez por todas como que te importa, porque s? que te importa." Le sostuvo la mirada por un largo rato. "Dylan y yo hemos estado esper?ndote durante horas. ?Quieres apagar tu radio? ?No contestar tel?fonos? ?Tal vez te ayuda a pensar? Bien por ti. Pues hazlo. Pero cuando te llama un superior, le devuelves la llamada. La pr?xima vez que suceda, quedas fuera del caso. ?Entendido?" Avery asinti?, sinti?ndose humillada. "Entendido," dijo ella. "De acuerdo." asinti? Dylan. "Bien," dijo O'Malley. Se enderez? y sonri?. "Ahora, deb? haber hecho antes pero no hay mejor momento que el presente. Avery Black, quiero que conozcas a Dylan Connelly, padre de dos ni?os, divorciado. Su esposa lo dej? hace dos a?os porque nunca iba a casa y beb?a demasiado. Ahora viven en Maine y nunca puede ver a los ni?os, entonces est? de mal humor todo el tiempo." Dylan se puso tenso y estuvo a punto de hablar, pero no dijo nada. "?Y Dylan? Te presento a Avery Black, ex-abogada defensora criminal que meti? la pata y dej? salir a las calles de Boston al peor asesino serial del mundo, un hombre que volvi? a matar y destruy? su vida. Dej? atr?s un trabajo multimillonario, un ex esposo, y un ni?o que apenas le dirige la palabra. Y, como t?, acostumbra ahogar sus penas en el trabajo y el alcohol. ?Lo ven? Tienen mucho m?s en com?n de lo que creen." Se puso completamente serio. "No me averg?encen de nuevo, o quedar?n ambos fuera del caso." CAP?TULO OCHO Una vez que quedaron solos en la sala de conferencias, Avery y Dylan se sentaron uno frente al otro en absoluto silencio por unos momentos. Ninguno de los dos se mov?a. ?l ten?a la cabeza gacha. Una mueca se dibuj? en su rostro y parec?a estar meditando sobre algo. Por primera vez, Avery sinti? compasi?n por ?l. "S? c?mo se siente," empez? a decir. Dylan se puso de pie tan r?pida y r?gidamente que su silla se desliz? y dio contra la pared. "No creas que esto cambia nada," dijo. "T? y yo no nos parecemos en nada." Aunque su amenazante lenguaje corporal emanaba ira y distancia, sus ojos dec?a algo diferente. Avery estaba segura que ?l estaba a punto de tener una crisis nerviosa. Algo que el capit?n hab?a dicho lo hab?a afectado, de la misma manera en que la hab?a afectado a ella. Los dos estaban da?ados, solitarios. Solos. "Mira," ofreci? ella, "S?lo pens?." Dylan le dio la espalda y abri? la puerta. Su perfil al salir de la habitaci?n confirm? sus miedos: hab?a l?grimas en sus ojos inyectados en sangre. "Maldici?n," susurr?. Las noches eran lo peor para Avery. Ya no ten?a un grupo fijo de amigos, ning?n pasatiempo adem?s de su trabajo, y estaba tan cansada que no se imaginaba haciendo nada m?s. Sola en la gran mesa de color claro, dej? caer su cabeza y temi? lo que vendr?a a continuaci?n. La salida de la oficina fue igual que todos los d?as, s?lo que hab?a algo distinto en el aire, y muchos polic?as estaban m?s envalentonados por su primera plana. "Oye, Black," dijo alguien se?alando a la foto de portada. "Linda cara." Otro oficial golpe? los dedos sobre la imagen de Howard Randall. "Esta historia dice que ustedes eran muy cercano, Black. ?Te gusta la gerontofilia? ?Sabes lo que significa eso? Significa tirarse a los viejos." "Ustedes son gracios?simos." Sonri? e hizo un gesto como si sus dedos fuesen pistolas. "Vete a la mierda, Black." * * * Un BMW blanco estaba aparcado en la cochera; cinco a?os de antig?edad, sucio y gastado. Avery lo hab?a comprado en la c?spide de su ?xito como abogada defensora. ?Qu? estabas pensando?, pens?. ?Por qu? alguien comprar?a un auto blanco? ?xito, record?. El BMW blanco hab?a sido brillante y ostentoso, y ella quer?a que todos supieran que era la mejor. Ahora, era un recordatorio de su vida fallida. El apartamento de Avery se encontraba en la calle Bolton, en la zona sur de Boston. Ten?a un peque?o apartamento de dos habitaciones en el segundo piso de un edificio de dos pisos. El lugar hab?a sido un descenso desde su antiguo penthouse en un piso alto, pero era espacioso y limpio, con una linda terraza donde pod?a sentarse y relajarse luego de un duro d?a de trabajo. La sala de estar era un espacio abierto con alfombras desgastadas de color marr?n. La cocina estaba a la derecha de la puerta principal, y separada del resto de la habitaci?n mediante dos grandes islas. No hab?a plantas ni animales. Una exposici?n desde el norte aseguraba que el apartamento estuviese habitualmente oscuro. Avery tir? sus llaves sobre la mesa y se desprendi? del resto de sus pertenencias: arma, arn?s de hombro, walkie-talkie, placa, cintur?n, tel?fono, y billetera. De desvisti? de camino a la ducha. Luego de un largo ba?o de inmersi?n para procesar los eventos del d?a, se puso una bata, tom? una cerveza del refrigerador, luego su tel?fono, y se dirigi? a la terraza. Casi veinte llamadas perdidas aparecieron en su celular, junto con diez nuevos mensajes. La mayor?a eran de Connelly y O'Malley. Hab?a muchos gritos. A veces Avery era tan resuelta y determinada que se negaba a atender a nadie que no fuese esencial para su tarea, especialmente cuando las piezas no hab?an sido colocadas en su sitio a?n; hoy hab?a sido uno de esos d?as. Se desplaz? hacia abajo hasta los ?ltimos n?meros marcados, y todas las personas que la hab?an llamado en el ?ltimo mes. Ni una de esas llamadas era de su hija, o de su ex-marido. De repente, los extra?? a ambos. Marc? los n?meros. El tel?fono son?. Un mensaje contest?: "Hola, habla Rose. No puedo atender tu llamada en este momento, pero si dejas un mensaje, tu nombre y n?mero, te responder? en cuanto pueda. Muchas gracias." Bip. Avery colg?. Entretuvo la idea de llamar a Jack, su ex. Era un buen hombre, su novio de la universidad con un coraz?n de oro: una persona realmente decente. Hab?an tenido un acalorado romance cuando ella ten?a dieciocho a?os, y ella, con su ego enfermiza persiguiendo su trabajo so?ado, hab?a arruinado todo. Durante a?os hab?a culpado a otros por su separaci?n, y por la ruptura con su hija: a Howard Randall por sus mentiras, a su antiguo jefe, al dinero, al poder, y a todas esas personas que ten?a que entretener y seducir constantemente para mantenerse un paso adelante de la verdad: Poco a poco, sus clientes se volv?an menos confiables, y ella igualmente quer?a seguir, ignorar la verdad, manipular a la justicia de una u otra manera, simplemente para ganar. S?lo un caso m?s, a menudo se dec?a a s? misma. La pr?xima vez, defender? a alguien realmente inocente y limpiar? mi nombre. Howard Randall hab?a sido ese caso. Soy inocente, hab?a gemido en la primera reuni?n. Estas estudiantes son mi vida. ?Por qu? las lastimar?a? Avery le hab?a cre?do, y por primera vez en mucho tiempo, hab?a comenzado a creer en s? misma. Randall era un profesor de psicolog?a de la universidad de Harvard mundialmente reconocido, en sus sesenta, sin motivaci?n y sin ning?n historial conocido de sus trastornadas creencias personales. M?s que eso, parec?a d?bil y da?ado, y Avery siempre hab?a querido defender a los d?biles. Cuando logr? liberarlo, fue el momento m?s destacado de su carrera, el punto culminante, eso fue hasta que deliberadamente volvi? a matar para exponerla como fraude. Todo lo que quer?a saber Avery era: ?por qu?? ?Por qu? lo hiciste? le pregunt? una vez por tel?fono. ?Por qu? mentir y tenderme una trampa, s?lo para terminar yendo a prisi?n por el resto de tu vida? Porqu? sab?a que pod?as ser salvada, respondi? Howard. Salvada, pens? Avery. ?Es ?sta la salvaci?n? se pregunt? mirando a su alrededor. ?Aqu?? ?Ahora? ?Sin amigos? ?Sin familia? ?Una cerveza en la mano y una nueva vida cazando asesinos para compensar por mi pasado? Tom? un sorbo de su bebida y sacudi? la cabeza. No, ?sta no es la salvaci?n. Al menos no todav?a. Sus pensamientos se volvieron hacia el asesino. Se hab?a comenzado a formar una imagen de ?l en su mente: tranquilo, solitario, desesperado por atenci?n, especialista en hierbas y cad?veres. Descart? que fuese alcoh?lico o drogadicto. Era demasiado cuidadoso. La camioneta apuntaba a una familia, pero sus acciones parec?an indicar que una familia era lo que ?l quer?a, no lo que ten?a. Con la mente d?ndole vueltas con pensamientos e im?genes, Avery tom? dos cervezas m?s antes de quedarse dormida de repente en su c?moda silla de exterior. CAP?TULO NUEVE En sus sue?os, Avery estaba nuevamente con su familia. Su ex era un hombre atl?tico de cabello casta?o recortado y deslumbrantes ojos verdes. ?vidos escaladores, fueron de excursi?n juntos con su hija, Rose; ella ten?a tan s?lo diecis?is a?os y ya hab?a sido aceptada anticipadamente a la Universidad Brandeis, a pesar de estar a?n en la secundaria, pero en el sue?o ten?a seis a?os. Iban cantando y caminando por un camino rodeado de densos ?rboles. Aves oscuras revolotearon y chillaron antes de que los ?rboles se convirtieran en un monstruo de sombras y una mano con forma de cuchillo apu?alara a Rose en el pecho. "?No!" grit? Avery. Otra mano apu?al? a Jack y ?l y su hija se alejaron suspendidos en el aire. "?No! ?No! ?No!" llor? Avery. El monstruo descendi?. Unos labios oscuros susurraron en su o?do. No hay justicia. Avery se despert? de una sacudida con el sonido de un tel?fono sonando incesantemente. A?n estaba en la terraza en su bata. El sol ya hab?a salido. Su tel?fono continuaba sonando fuertemente. Atendi?. "Black." "?Oye Black!" respondi? Ram?rez. "?Nunca atiendes o qu?? Estoy abajo. Junta tus porquer?as y salgamos de aqu?. Tengo caf? y bocetos." "?Qu? hora es?" "Ocho y media." "Dame cinco minutos," dijo y colg?. El sue?o segu?a penetrando en sus pensamientos. Perezosamente, Avery se levant? y entr? al apartamento. La cabeza le pulsaba. Forceje? con los vaqueros deste?idos. Hizo que una camiseta blanca se viera respetable con una chaqueta negra. El desayuno fueron tres tragos de jugo de naranja y una barra de granola. De salida, Avery se ech? un vistazo en el espejo. Su atuendo, y su comida matutina, ten?an poco que ver con trajes de miles de d?lares y desayunos diarios en los m?s elegantes restaurantes. Sup?ralo, pens?. No est?s aqu? para verte bonita. Est?s aqu? para atrapar a los malos. Ram?rez le alcanz? una taza de caf? en el auto. "Te ves bien, Black," brome?. Como siempre, ?l parec?a ser el modelo de la perfecci?n: vaqueros azul oscuro, una camisa abotonada celeste, y una chaqueta azul oscuro con cintur?n y zapatos marrones. "Deber?as ser modelo," gru?? Avery, "no polic?a." Una sonrisa exhibi? su dentadura perfecta. "En realidad, hice un poco de modelaje una vez." Sali? del corredor y se dirigi? al norte. "?Dormiste algo anoche?" pregunt?. "No mucho. ?Y t??" "Dorm? como un beb?," dijo orgullosamente. "Siempre duermo bien. Nada de esto me afecta, ?sabes? Trato de dejarlo pasar," dijo haciendo una ola en el aire con sus manos. "?Alguna novedad?" "Los dos muchachos estaban en su casa anoche. Connelly les puso vigilancia s?lo para asegurar que no se escapen. Tambi?n habl? con el decano para obtener informaci?n y asegurarse que nadie se ponga nervioso con un mont?n de polic?as vestidos de civil merodeando por el campus. Ninguno de los chicos tiene antecedentes. El decano dice que son buenos muchachos de buenas familias. Lo veremos hoy. No hay noticias de Sarah sobre el reconocimiento facial. Deber?amos tener noticias esta tarde. Algunos concesionarios de autos me devolvieron la llamada con nombres y n?meros. Voy a hacer una lista y ver qu? pasa. ?Viste el peri?dico de la ma?ana?" "No." Lo sac? y lo arroj? sobre su falda. En letras negras grandes, el titular dec?a "Muerte en Harvard." Hab?a otra fotograf?a del Parque Lederman, junto con una foto m?s chica del campus de Harvard. El art?culo era un refrito de la editorial del d?a anterior e inclu?a una imagen m?s peque?a de Avery y Howard Randall de sus d?as juntos en la corte. Se mencionaba a Cindy Jenkins por su nombre, pero no hab?a ninguna foto de ella. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43693727&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Наш литературный журнал Лучшее место для размещения своих произведений молодыми авторами, поэтами; для реализации своих творческих идей и для того, чтобы ваши произведения стали популярными и читаемыми. Если вы, неизвестный современный поэт или заинтересованный читатель - Вас ждёт наш литературный журнал.