Êàê ÷àñòî ÿ âèæó êàðòèíêó òàêóþ Âîî÷èþ, èëè îíà òîëüêî ñíèòñÿ: Äâå äåâî÷êè-ãåéøè î ÷¸ì-òî òîëêóþò, Çàáûâ, ÷òî äàâíî èì ïîðà ðàñõîäèòüñÿ. Íà óëèöå ò¸ìíîé âñå äâåðè çàêðûòû. Ëåíèâîå ïëàìÿ â ôîíàðèêå ñîííîì… À äåâî÷êè-ãåéøè êàê áóäòî çàáûòû Äâóìÿ îãîíüêàìè â ïðîñòðàíñòâå áåçäîííîì. Íó ÷òî âàì íå ñïèòñÿ, ïðåêðàñíûå ãåéøè? Âåäü äàæå ñâåð÷êè íåóìîë÷íû

Vigilando

Vigilando Blake Pierce Las Vivencias de Riley Paige #1 ?Una obra maestra del g?nero del thriller y misterio! El autor hizo un trabajo magn?fico desarrollando a los personajes psicol?gicamente, tanto as? que sientes que est?s en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus ?xitos. La trama es muy inteligente y te mantendr? entretenido durante todo el libro. Este libro te mantendr? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (sobre Una vez desaparecido) VIGILANDO (Las Vivencias de Riley Paige – Libro #1) es el libro #1 en una nueva serie de suspenso psicol?gico por el autor bestseller Blake Pierce, cuyo libro gratuito y exitoso Una vez desaparecido (Libro #1) ha recibido m?s de 1. 000 opiniones de cinco estrellas. La estudiante de psicolog?a y aspirante a agente del FBI de 22 a?os de edad, Riley Paige, se ve envuelta en una batalla por su vida cuando sus amigos m?s cercanos en el campus comienzan a ser secuestrados y asesinados por un asesino en serie. Ella siente que tambi?n est? en la mira y que tiene que utilizar su mente brillante para detener al asesino y sobrevivir. Cuando el FBI llega a un callej?n sin salida, se encuentran lo suficientemente impresionados por lo bien que Riley parece entender la mente del asesino que la dejan ayudar. Sin embargo, la mente del asesino es un lugar oscuro y retorcido, uno demasiado diab?lico como para darle sentido, y uno que amenaza con quebrantar la fr?gil psique de Riley. ?La joven Riley podr? salir ilesa de este juego mortal del gato y el rat?n?Un thriller lleno de acci?n con suspenso emocionante, VIGILANDO es el libro #1 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejar? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche. Transporta a los lectores veinte a?os atr?s, a los comienzos de la carrera de Riley, y es el complemento perfecto a la serie UNA VEZ DESAPARECIDO (Un Misterio de Riley Paige), que incluye 13 libros hasta los momentos. El libro #2 en la serie LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE estar? disponible pronto. V I G I L A N D O (Las vivencias de Riley Paige—Libro #1) B L A K E P I E R C E Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio de RILEY PAIGE, que cuenta con doce libros hasta los momentos. Blake Pierce tambi?n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con ocho libros), de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros) y de la nueva serie LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE, la cual comienza con VIGILANDO. Blake Pierce es un ?vido lector y fan de toda la vida de los g?neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, as? que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com) para saber m?s y mantenerte en contacto. Derechos de autor © 2018 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepci?n de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaci?n sin el previo permiso del autor. Este libro electr?nico est? licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electr?nico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustar?a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si est?s leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regr?salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaci?n del autor o se emplean como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de Korionov, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE VIGILANDO (Libro #1) ESPERANDO (Libro #2) SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) UNA VEZ CAZADO (Libro #5) UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6) UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7) UNA VEZ CONGELADO (Libro #8) SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) SERIE DE MISTERIO AVERY BLACK CAUSA PARA MATAR (Libro #1) CAUSA PARA CORRER (Libro #2) SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1) CONTENIDO CAP?TULO UNO (#u9d160d57-eed3-5f4c-ba2b-92f66a7fe323) CAP?TULO DOS (#ue7ed9ff7-d439-5c42-a51b-8a6ee28dc99f) CAP?TULO TRES (#ua0a39363-661e-57d2-b74b-4819304385f2) CAP?TULO CUATRO (#ufb0793eb-8f57-5b37-87b6-2656ced25412) CAP?TULO CINCO (#u74b0c5fd-0218-574e-bbf3-24de3cb4fdf2) CAP?TULO SEIS (#ub54357b9-7509-5a86-9997-3282d2ca2e50) CAP?TULO SIETE (#ubcfec5e8-0d7d-5358-be87-d3ebd7df0751) CAP?TULO OCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIEZ (#litres_trial_promo) CAP?TULO ONCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DOCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TRECE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CATORCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO QUINCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTID?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTITR?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO UNO Riley estaba jorobada en su cama ojeando su libro de psicolog?a, pero no pod?a concentrarse por todo el ruido. La canci?n de Gloria Estefan «Don’t Let This Moment End» estaba sonando otra vez. ?Cu?ntas veces hab?a o?do esa est?pida canci?n solo esta noche? Todo el mundo parec?a estar escuch?ndola ?ltimamente. Riley grit? sobre la m?sica a su compa?era de cuarto: —Trudy, ?por favor quita esa canci?n! O solo m?tame y ya. Trudy se ech? a re?r. Ella y su amiga Rhea estaban sentadas en la cama de Trudy al otro lado de la habitaci?n. Acababan de terminar de arreglarse las u?as y ahora estaban agitando sus manos para que se secaran. Trudy grit? sobre la m?sica: —Pues no. —Te estamos torturando —a?adi? Rhea—. No te dejaremos en paz hasta que salgas con nosotras. Riley dijo: —Es jueves. —?Y? —dijo Trudy. —Y tengo que ir a clase en la ma?ana. Rhea dijo: —?Desde cu?ndo necesitas dormir? —Rhea tiene raz?n —a?adi? Trudy—. Nunca he conocido a una persona tan noct?mbula. Trudy era la mejor amiga de Riley, una rubia con una enorme sonrisa que hechizaba a casi todas las personas a las que conoc?a, especialmente a los chicos. Rhea era una morena, m?s linda que Trudy y un poco m?s reservada por naturaleza, aunque hac?a todo lo posible por mantenerse a la par con Trudy. Riley solt? un gemido de desesperaci?n. Se levant? de la cama y se acerc? al reproductor de CD de Trudy y le baj? a la m?sica, y luego se volvi? a subir en su cama y cogi? su libro de psicolog?a. Y, por supuesto, Trudy se levant? y volvi? a subirle a la m?sica. No estaba tan fuerte como antes, pero igual no pod?a concentrarse en su lectura. Riley cerr? su libro de golpe y dijo: —Me vas a obligar a recurrir a la violencia. Rhea se ech? a re?r y dijo: —Bueno, al menos eso te har?a moverte. Si sigues sentada as? como una jorobada, te quedar?s as?. Trudy a?adi?: —Y no nos digas que tienes que estudiar. Recuerda que yo tambi?n estoy en esa clase de psicolog?a. S? que est?s bastante adelantada, quiz?s hasta semanas. Rhea solt? un jadeo, fingiendo estar horrorizada. —?Est?s adelantada en la lectura? ?Eso no es ilegal? Porque deber?a serlo. Trudy le dijo un codazo a Rhea y dijo: —A Riley le gusta impresionar al profesor Hayman porque siente algo por ?l. Riley espet?: —?No siento nada por ?l! Trudy dijo: —Lo siento, me equivoqu?. ?Por qu? sentir?as algo por ?l? Riley no pudo evitar pensar: «?Porque es joven, lindo e inteligente? ?Porque todas las chicas de la clase est?n enamoradas de ?l?» Pero se guard? ese pensamiento. Rhea tendi? su mano y se mir? las u?as. Luego le pregunt? a Riley: —?Desde cu?ndo no tienes sexo? Trudy le neg? con la cabeza a Rhea y dijo: —Riley hizo un voto de castidad. Riley puso los ojos en blanco y se dijo a s? misma: «Eso ni siquiera vale la pena una respuesta.» Luego Trudy le dijo a Rhea: —Riley ni siquiera se est? tomando la p?ldora. Los ojos de Riley se abrieron de par en par ante la indiscreci?n de Trudy. —?Trudy! —exclam?. Trudy se encogi? de hombros y dijo: —No me hiciste jurar guardar el secreto. Rhea estaba boquiabierta y parec?a estar realmente horrorizada. —Riley. Di que no es verdad. Por favor, por favor, dime que Trudy est? mintiendo. Riley gru?? por lo bajo y no dijo nada. «Si supieran», pens?. No le gustaba pensar en sus a?os adolescentes rebeldes, y mucho menos hablar de ellos. Hab?a tenido suerte de no quedar embarazada o contraer una enfermedad. Se hab?a enderezado un poco en la universidad, incluyendo en el sexo, a pesar de que siempre llevaba una caja de condones en su cartera por si acaso. Trudy volvi? a subirle a la m?sica intencionalmente. Riley suspir? y dijo: —Est? bien, me rindo. ?Ad?nde quieren ir? —A La Guarida del Centauro —dijo Rhea—. Quiero beber. —S? ese es el mejor lugar —agreg? Trudy. Riley se puso de pie y pregunt?: —?Estoy bien vestida? —?Est?s bromeando? —dijo Trudy. Rhea dijo: —La Guarida es mugrienta e informal, pero no tanto. Trudy se acerc? al cl?set y rebusc? entre la ropa de Riley antes de decir: —No puede ser que hasta tenga que comportarme como tu mam? y escogerte la ropa. Trudy sac? una camiseta corta y un buen par de jeans y se los entreg? a Riley. Luego ella y Rhea salieron al pasillo para buscar a otras chicas de su piso para que las acompa?aran. Riley se cambi? de ropa, y luego se qued? mir?ndose en el espejo de cuerpo entero en la puerta del cl?set. Ten?a que admitir que lo que Trudy hab?a escogido le quedaba muy bien. La camiseta halagaba su cuerpo esbelto y atl?tico. Con su cabello largo y oscuro y ojos casta?os, parec?a una chica fiestera m?s. Aun as?, todo esto se sent?a como un disfraz, nada parecido a ella. Pero sus amigas ten?an raz?n, pasaba demasiado tiempo estudiando. Y seguramente se estaba sobrepasando. «Mucho trabajo y poca diversi?n», pens?. Se puso una chaqueta vaquera y se susurr? a s? misma en el espejo: —Vamos, Riley, vive un poco. * Cuando ella y sus amigas abrieron la puerta de La Guarida del Centauro, Riley se sinti? abrumada por el olor familiar y sofocante de humo de tabaco y el ruido igualmente sofocante de la m?sica heavy metal. Ella vacil?. Tal vez esta salida hab?a sido un error. ?La m?sica de Metallica era una mejor?a a la monoton?a adormecedora de Gloria Estefan? Pero Rhea y Trudy estaban detr?s de ella, y la empujaron adentro. Otras tres chicas del dormitorio las siguieron y luego se dirigieron directamente a la barra. Riley vio unas caras conocidas a trav?s del humo. Le sorprendi? encontrar tantas aqu? en una noche de semana. Casi todo el espacio estaba compuesto por una pista de baile, donde luces brillaban sobre los rostros que felizmente cantaban el coro de «Whiskey in the Jar». Trudy agarr? a Riley y Rhea de las manos y exclam?: —Vamos, ?bailemos! Era una t?ctica familiar. Las chicas bailaban juntas hasta que llamaban la atenci?n de unos chicos. En poco tiempo estar?an bailando con chicos… y bebiendo sin parar. Pero Riley no estaba de humor para eso, ni para el ruido. Sonriendo, neg? con la cabeza y se solt? del agarre de Trudy. Trudy se vio moment?neamente herida, pero hab?a demasiado ruido aqu? como para discutir. Entonces le sac? la lengua a Riley y empuj? a Rhea a la pista de baile. «Qu? madura», pens? Riley. Se abri? paso entre la multitud hasta la barra y se compr? una copa de vino tinto. Luego baj? las escaleras, donde mesas llenaban una sala completa. Encontr? una mesa vac?a y se sent?. A Riley le gustaba m?s estar aqu? que all? arriba. S?, hab?a mucho m?s humo de tabaco, el suficiente como para que le ardieran los ojos. Pero no hab?a tanto ruido, aunque todav?a se sent?a la m?sica a trav?s de las tablas del piso. Tom? un sorbo de vino, recordando lo mucho que hab?a bebido de adolescente. Siempre se las arregl? para comprar lo que quiso en el pueblito de Larned, aunque no ten?a la edad suficiente. Whisky hab?a sido su bebida preferida en esos d?as. «Pobres t?o Deke y t?a Ruth», pens?. Los hab?a hecho pasar por muchas cosas debido a su ira y aburrimiento y siempre se dec?a a s? misma que tal vez alg?n d?a se los compensar?a. Sus pensamientos fueron interrumpidos por una voz masculina. —Hola. Riley levant? la mirada y vio a un hombre grande, musculoso y guapo que estaba sostenido una jarra de cerveza y mir?ndola con una sonrisa confiada. Riley entrecerr? los ojos, una expresi?n que preguntaba en silencio: —?Te conozco? Obviamente Riley sab?a qui?n era el hombre. Era Harry Rampling, el mariscal de campo del equipo de f?tbol americano universitario. Riley lo hab?a visto acercarse a otras chicas de la misma forma, present?ndose a s? mismo sin presentarse, porque daba por hecho que ya era conocido en todas partes como un regalo de Dios a todas las mujeres del campus. Riley sab?a que esta t?ctica generalmente funcionaba. Lanton ten?a un p?simo equipo de f?tbol americano, ??y era probable que Harry Rampling no terminara jugando profesionalmente, pero ?l era un h?roe aqu? en Lanton de todos modos, y las chicas siempre estaban encima de ?l. Se limit? a mirarlo con una expresi?n burlona, ??como si no tuviera ni idea de qui?n podr?a ser. La sonrisa de Harry se desvaneci? un poco. Era dif?cil de decir en la penumbra, pero Riley sospechaba que se hab?a sonrojado. Luego se alej?, aparentemente avergonzado, pero reacio a rebajarse a la indignidad de presentarse de verdad. Riley tom? un sorbo de vino, disfrutando de su peque?a victoria y soledad, pero luego oy? otra voz masculina. —?C?mo hiciste eso? Otro hombre estaba de pie al lado de su mesa con una cerveza en mano. Iba bien vestido, ten?a buen cuerpo, era un poco mayor que ella, e inmediatamente le pareci? m?s atractivo que Harry Rampling. —?C?mo hice qu?? —pregunt? Riley. El chico se encogi? de hombros y dijo: —Rechazar a Harry Rampling de esa forma. Te deshiciste de ?l sin decir ni una palabra, ni siquiera un ‘vete a la mierda’. No sab?a que eso era posible. Riley se sinti? extra?amente desarmada por este tipo. Ella dijo: —Me roci? con repelente de atletas antes de venir aqu?. Tan pronto como las palabras salieron de sus labios, pens?: «Por Dios, estoy siendo ocurrente con ?l.» ?Qu? demonios se cre?a que estaba haciendo? ?l sonri?, disfrutando del chiste. Luego se sent? sin ser invitado en el asiento frente a Riley y le dijo: —Mi nombre es Ryan Paige, y no me conoces, y no te culpar? si olvidas mi nombre en cinco minutos o incluso antes. Te aseguro que soy eminentemente olvidable. A Riley le sorprendi? su audacia. «No te presentes», se dijo a s? misma. Pero dijo en voz alta: —Soy Riley Sweeney. Soy estudiante de psicolog?a, en mi ?ltimo a?o. Sent?a que estaba sonrojada. Este tipo ten?a bastante labia. Y su t?cnica era tan casual que no parec?a ser una t?cnica en absoluto. «F?cil de olvidar, s?, seguro», pens? Riley. Ya estaba segura de que no olvidar?a a Ryan Paige en el corto plazo. «Ten cuidado con ?l», se dijo a s? misma. Luego le dijo: —Eh, ?eres un estudiante de Lanton? ?l asinti? con la cabeza y respondi?: —S?, de derecho. Tambi?n estoy en mi ?ltimo a?o. Lo dijo como si no hubiera ninguna raz?n para que ella se impresionara. Y, por supuesto, Riley estaba impresionada. Hablaron por un buen rato, no sab?a cu?nto tiempo exactamente. Cuando le pregunt? qu? pensaba hacer despu?s de graduarse, Riley tuvo que admitir que no estaba segura. —Buscar? trabajo —le dijo a Ryan—. Supongo que tendr? que encontrar una forma de hacer el posgrado si quiero trabajar en mi campo. ?l asinti? con la cabeza y dijo: —He estado investigando varios bufetes de abogados. Algunos parecen prometedores, pero tengo que pensar muy bien en mi siguiente paso. Mientras hablaban, Riley se dio cuenta de que sent?a un cosquilleo cada vez que sus ojos se encontraban y se quedaban mir?ndose fijamente. ??l tambi?n lo sent?a? Riley se hab?a dado cuenta de que hab?a apartado la mirada de repente un par de veces. Luego, durante una pausa en la conversaci?n, Ryan se termin? la cerveza y le dijo: —Mira, lo siento, pero tengo una clase en la ma?ana y tengo que estudiar. Riley se qued? sin aliento. ?Ni siquiera se le insinuar?a? «No —pens?—. ?l tiene demasiada clase para eso.» No es que ?l no estaba interesada en ella, porque estaba segura de que s?. Pero tambi?n sab?a que no deb?a insinu?rsele tan r?pido. «Impresionante», pens?. Se las arregl? para responder: —S?, yo tambi?n. ?l esboz? una sonrisa sincera y le dijo: —Fue un placer conocerte, Riley Sweeney. Riley le devolvi? la sonrisa y le dijo: —Tambi?n fue un placer conocerte, Ryan Paige. Ryan se ech? a re?r y dijo: —Guau, recordaste mi nombre. Sin decir nada m?s, se levant? y se fue. Todo lo que hab?a sucedido ten?a a Riley desconcertada. No hab?an intercambiado n?meros de tel?fono, ella no hab?a mencionado el dormitorio en el que viv?a y tampoco ten?a idea de d?nde viv?a ?l. Y ?l ni siquiera la hab?a invitado a salir. Estaba segura de que ?l cre?a que tendr?an una cita en el futuro, pero que hac?a las cosas as? porque era confiado. ?l estaba seguro de que sus caminos se cruzar?an de nuevo pronto, y que habr?a mucha qu?mica entre ellos. Y Riley cre?a que ten?a raz?n. En ese momento, oy? la voz de Trudy: —?Oye, Riley! ?Qui?n era el guapo con el que andabas? Riley se dio la vuelta y vio a Trudy bajando las escaleras con una jarra llena de cerveza en una mano y un vaso en la otra. Las otras tres chicas de su dormitorio estaban detr?s de ella. Se ve?an bastante borrachas. Riley no respondi? a la pregunta de Trudy. Solo esperaba que Ryan ya estuviera fuera del alcance del o?do. A lo que las chicas se acercaron a la mesa, Riley pregunt?: —?D?nde est? Rhea? Trudy mir? a su alrededor. —No s? —dijo, arrastrando las palabras—. ?D?nde est? Rhea? Una de las otras chicas dijo: —Rhea regres? al dormitorio. —?Qu?! —dijo Trudy—. ?Se fue sin decirme nada? —S? te lo dijo —dijo otra chica. Las chicas estaban a punto de sentarse en la mesa de Riley. En lugar de quedar atrapada all? con ellas, Riley se levant? de su asiento. —Deber?amos irnos a casa —dijo. Con una oleada de protestas, las chicas se sentaron entre risas, obviamente prepar?ndose para una larga noche. Riley se dio por vencida. Ella subi? las escaleras y sali? por la puerta principal. Una vez afuera, respir? aire fresco. Era marzo y a veces hac?a fr?o por las noches aqu? en el Valle de Shenandoah de Virginia, pero el fr?o era bienvenido despu?s del bar abarrotado y lleno de humo. Fue un paseo corto y bien iluminado de regreso al campus y su dormitorio. Sent?a que le hab?a ido bastante bien. Solo se hab?a tomado una copa de vino, lo suficiente para relajarse, y tambi?n hab?a conocido a ese chico… Ryan Paige. Riley sonri?. No, ella no hab?a olvidado su nombre. * Riley estaba durmiendo profundamente cuando algo la despert?. «?Qu? pasa?», se pregunt?. Al principio pens? que tal vez alguien le hab?a sacudido el hombro. Pero no, no era eso. Mientras miraba la oscuridad de su dormitorio, volvi? a o?r el sonido. Un chillido. Una voz aterrorizada. Riley sab?a que algo terrible hab?a sucedido. CAP?TULO DOS Riley se puso de pie inmediatamente, antes de estar completamente despierta. Ese sonido hab?a sido horrible. ?Qu? hab?a sido? Cuando encendi? la luz junto a la cama, una voz familiar se quej?: —Riley, ?qu? pasa? Trudy estaba acostada en su cama totalmente vestida, tap?ndose los ojos por la luz. Era evidente que hab?a colapsado en la cama bastante ebria. Riley ni siquiera la hab?a sentido llegar. Pero ahora estaba bien despierta, al igual que otras personas en el dormitorio. O?a voces alarmadas llamando desde habitaciones cercanas. Riley se activ? y se puso unas zapatillas, una bata y abri? la puerta de su habitaci?n. Dio un paso hacia el pasillo. Otras puertas se estaban abriendo. Otras chicas estaban asomando sus cabezas, preguntando qu? pasaba. Riley vio algo fuera de lugar. En medio del pasillo, una chica estaba sollozando de rodillas. Riley corri? hacia ella. «Heather Glover», se dio cuenta. Heather hab?a estado con ellas en La Guarida del Centauro. Y se hab?a quedado con las dem?s chicas luego de la partida de Riley. Ahora Riley sab?a que era Heather la que hab?a o?do gritar. Tambi?n record? que Heather era la compa?era de cuarto de Rhea. Riley alcanz? a la chica y se agach? junto a ella. —?Qu? pasa? —pregunt?—. ?Heather, qu? pasa? Sollozando y atragant?ndose, Heather se?al? la puerta abierta a su lado. Se las arregl? para jadear: —Es Rhea. Ella est?… Heather vomit? de repente. Esquivando el chorro de v?mito, Riley se levant? y se asom? en la puerta de la habitaci?n. Por la luz del pasillo, ve?a un l?quido oscuro en el piso. Al principio pens? que era un refresco que se hab?a derramado. Luego se estremeci? al darse cuenta de que era sangre. Hab?a visto sangre acumulada antes. Eso era lo que era, no cab?a duda. Entr? en la puerta y vio r?pidamente a Rhea tendida sobre su cama, completamente vestida y con los ojos bien abiertos. —?Rhea? —dijo Riley. Mir? m?s de cerca. Luego arque?. Rhea estaba degollada. Estaba muerta, Riley sab?a eso con certeza. No era la primera mujer asesinada que hab?a visto en su vida. Entonces Riley oy? otro grito. Por un momento se pregunt? si el grito podr?a ser suyo. Pero no, ven?a justo de detr?s de ella. Riley se dio la vuelta y vio a Gina Formaro en la puerta. Tambi?n hab?a estado de fiesta en La Guardia del Centauro esa noche. Ahora ten?a los ojos saltones y estaba temblando toda, p?lida por la impresi?n. Riley se dio cuenta de que se sent?a muy tranquila, y que no estaba asustada en absoluto. Tambi?n sab?a que probablemente era la ?nica estudiante en todo el piso que no estaba en estado de p?nico. Le correspond?a a ella asegurarse de que las cosas no empeoraran. Riley tom? suavemente a Gina por el brazo y la sac? de la habitaci?n. Heather a?n estaba en el piso donde hab?a vomitado, sollozando. Y otros estudiantes curiosos estaban haciendo su camino hacia la habitaci?n. Riley cerr? la puerta de la habitaci?n y se par? delante de ella. —?No se acerquen! —les grit? a las chicas—. ?Mant?nganse alejadas! A Riley le sorprendi? la fuerza y ??la autoridad en su propia voz. Las chicas obedecieron, formando un semic?rculo alrededor de la habitaci?n. Riley volvi? a gritar: —?Alguien llame al 911! —?Por qu?? —pregunt? una de las chicas. A?n agachada en el piso con el charco de v?mito en frente de ella, Heather Glover logr? decir: —Es Rhea. Fue asesinada. De repente se oy? una mezcla salvaje de voces en el pasillo, algunas gritando, algunas jadeando, algunas sollozando. Algunas de las chicas trataron de acercarse a la habitaci?n de nuevo. —?No se acerquen! —repiti? Riley, aun bloqueando la puerta—. ?Llamen al 911! Una de las chicas ten?a un peque?o tel?fono celular en su mano e hizo la llamada. Riley estaba pregunt?ndose: «?Qu? hago ahora?» Solo sab?a una cosa con certeza, que no pod?a permitir que ninguna de las chicas entrara en la habitaci?n. Ya hab?a suficiente p?nico. Si m?s personas ve?an lo que hab?a en esa habitaci?n, todo empeorar?a. Tambi?n se sent?a segura de que nadie deb?a estar caminando por… Por ?qu?? Por una escena del crimen. Esa habitaci?n era una escena del crimen. Record?, estaba segura que de pel?culas o programas de televisi?n, que la polic?a desear?a que nadie tocara la escena del crimen. Lo ?nico que pod?a hacer era esperar, y mantener a todo el mundo afuera. Y hasta el momento estaba teniendo ?xito. El semic?rculo de estudiantes comenz? a desintegrarse, y las chicas comenzaron a formar grupos m?s peque?os, desapareciendo en habitaciones o formando peque?os grupos en el pasillo para hablar de lo sucedido. Todo el mundo estaba llorando. Estaban apareciendo otros tel?fonos celulares, sus due?as llamando a padres o amigos para contarles lo sucedido. Riley supuso que probablemente no era una buena idea, pero no ten?a forma de detenerlas. Al menos se estaban manteniendo alejadas de la puerta. Y ahora ella estaba empezando a sentirse aterrorizada. Im?genes de su infancia inundaron su mente… Riley y mam? estaban en una tienda de dulces, ?y mam? estaba mimando mucho a Riley! Estaba compr?ndole muchos dulces. Las dos estaban riendo hasta que… Un hombre se acerc? a ellas. Ten?a un rostro extra?o, chato y sin rasgos distintivos, como algo salido de una de las pesadillas de Riley. Le tom? a Riley un segundo darse cuenta de que llevaba una media de nailon sobre su cabeza, las mismas que mam? llevaba en sus piernas. Y ?l ten?a una pistola. Empez? a gritarle a mam?: —?Tu cartera! ?Dame tu cartera! Su voz sonaba tan asustada como Riley se sent?a. Riley mir? a mam?, esperando que ella hiciera lo que el hombre hab?a dicho. Pero mam? se hab?a puesto p?lida y estaba temblando toda. No parec?a entender lo que estaba pasando. —?Dame tu cartera! —volvi? a gritar el hombre. Mam? se qued? all? parada, aferrada a su cartera. Riley quer?a decirle a mam?: —Haz lo que dijo el hombre, mami. Dale tu cartera. Pero, por alguna raz?n, ninguna palabra sali? de su boca. Mami se tambale? un poco, como si quisiera correr pero no pod?a hacer que sus piernas se movieran. Luego hubo un destello y un terrible ruido fuerte… … y mam? cay? al piso. Su pecho estaba chorreando algo de color rojo oscuro, y el color empap? su blusa y se extendi? en un charco en el piso… Riley fue regresada al presente por el sonido de sirenas que se acercaban. Los polic?as locales estaban llegando. Le alivi? que las autoridades ya hab?an llegado para tomar las riendas y hacer lo que fuera necesario. Ella vio que los chicos que viv?an en el segundo piso estaban bajando y pregunt?ndoles a las chicas lo que estaba pasando. Algunos llevaban camisa y jeans, pero otros estaban de pijamas y batas. Harry Rampling, el jugador de f?tbol americano que se le hab?a acercado a Riley en el bar, se dirigi? hacia donde ella estaba parada en la puerta cerrada. Se abri? paso entre las chicas que a?n estaba aglomeradas all? y se le qued? mirando por un momento. —?Qu? crees que est?s haciendo? —espet?. Riley se qued? callada. No ten?a sentido tratar de explicar, no con la polic?a a punto de aparecer en cualquier momento. Harry sonri? un poco y dio un paso amenazante hacia Riley. Obviamente hab?a sido informado de que hab?a una chica muerta adentro. —Qu?tate de en medio —dijo—. Quiero ver. Riley se qued? parada all? como una estatua. —No puedes entrar —dijo. Harry dijo: —?Por qu? no, ni?a? Riley le lanz? una mirada mortal, pero se pregunt?: «?Qu? demonios estoy haciendo?» ?Realmente cre?a que podr?a impedir que un atleta masculino entrara si eso es lo que quer?a? Por extra?o que parezca, ten?a la sensaci?n de que probablemente s? podr?a. Ciertamente dar?a la batalla si llegara a eso. Afortunadamente, oy? el ruido de pasos, y luego la voz de un hombre gritando: —Disp?rsense. D?jennos pasar. Todos los estudiantes se dispersaron. Alguien dijo: —Por ah?. Los tres polic?as uniformados se dirigieron hacia Riley. Los reconoci? a todos. Eran caras conocidas aqu? en Lanton. Dos de ellos eran hombres, los oficiales Steele y White. La otra era mujer, la oficial Frisbie. Un par de polic?as del campus tambi?n los estaban acompa?ando. Steele ten?a sobrepeso y una cara rojiza que hac?a a Riley sospechar que beb?a demasiado. White era un tipo alto que caminaba con un aire gacho y cuya boca siempre parec?a estar abierta. A Riley no le parec?a muy brillante. La oficial Frisbie era una mujer alta y robusta que siempre le hab?a parecido a Riley amigable y bondadosa. —Recibimos una llamada —dijo el oficial Steele—. ?Qu? demonios est? pasando aqu?? Riley se apart? de la puerta y la se?al?. —Es Rhea Thorson —dijo Riley—. Ella est?… Riley descubri? que no pudo terminar la frase. Todav?a le estaba costando creer que Rhea estaba muerta, as? que solo se hizo a un lado. El oficial Steele abri? la puerta y entr? a la habitaci?n. Luego se oy? un fuerte jadeo mientras exclam?: —?Dios m?o! Los oficiales de polic?a Frisbie y White entraron a toda prisa. Luego reapareci? Steele y les dijo a los espectadores: —Necesito saber lo que pas?. Ahora mismo. Hubo un murmullo general de confusi?n alarmada. Luego Steele espet? una serie de preguntas. —?Qu? sabes sobre esto? ?Esta chica estuvo en su habitaci?n toda la noche? ?Qui?n m?s estuvo aqu?? M?s confusi?n sigui?, algunas de las chicas diciendo que Rhea no hab?a salido del dormitorio, otras diciendo que hab?a ido a la biblioteca, otras que hab?a tenido una cita, y por supuesto, otras que hab?a salido a tomar. Nadie hab?a visto a nadie extra?o aqu?. No hasta que escucharon los gritos de Heather. Riley respir? para prepararse para gritar lo que sab?a. Pero antes de que pudiera hablar, Harry Rampling se?al? a Riley y dijo: —Esta chica ha estado actuando raro. Estaba parada all? cuando llegu?. Como si tal vez acababa de salir de la habitaci?n. Steele dio un paso hacia Riley y gru??: —?Ah s?? Tienes mucho que explicar. Empieza a hablar. Parec?a estar alcanzando sus esposas. Por primera vez, Riley comenz? a sentir p?nico. «?Este tipo va a arrestarme?», se pregunt?. No ten?a idea de lo que podr?a pasar si lo hac?a. Pero la mujer polic?a le dijo bruscamente al oficial Steele: —D?jala, Nat. ?No entiendes lo que estaba haciendo? Ella estaba custodiando la habitaci?n, asegur?ndose de que nadie m?s entrara. Gracias a ella la escena del crimen no se contamin?. El oficial de polic?a Steele retrocedi?, vi?ndose resentido. La mujer les grit? a los espectadores: —Quiero que todos se queden exactamente d?nde est?n. Que nadie se mueva. Y no hablen. El grupo asinti? con la cabeza. Luego la mujer agarr? a Riley por el brazo y empez? a alejarla de los dem?s. —Ven conmigo —le susurr? bruscamente a Riley—. T? y yo vamos a hablar. Riley trag? con ansiedad mientras la oficial Frisbie se la llev?. «?Estoy en problemas?», se pregunt?. CAP?TULO TRES La oficial Frisbie mantuvo agarrado el brazo de Riley durante todo el camino por el pasillo. Pasaron por un par de puertas dobles y terminaron en las escaleras. La mujer finalmente la solt?. Riley se frot? el brazo porque le dol?a un poco. La oficial Frisbie dijo: —Lamento haber sido ruda. Estamos apurados. Primero que todo, ?cu?l es tu nombre? —Riley Sweeney. —Te he visto por el pueblo. ?En qu? a?o est?s? —En mi ?ltimo a?o. La expresi?n severa de la mujer se suaviz? un poco. —Bueno, primero que todo, quiero disculparme por la forma en la que el oficial Steele te habl? hace un momento. Pobrecito, no puede evitarlo. Es solo que es… ?Cu?l es la palabra que usar?a mi hija? Ah, s?. Un cretino. Riley estaba demasiado asustada como para re?rse. De todos modos, la oficial Frisbie no estaba sonriendo. Ella continu?: —Me enorgullece tener unos instintos infalible, mejores que los de los tipos con los que tengo que trabajar. Y en este momento mis instintos me dicen que t? eres la ?nica que podr?a decirme exactamente lo que necesito saber. Riley sinti? otra oleada de p?nico mientras la mujer seria sac? una libreta y se dispuso a escribir. Ella dijo: —Oficial Frisbie, realmente no tengo ni la menor idea… La mujer la interrumpi?. —Te sorprender?as. Solo habla, cu?ntame c?mo estuvo tu noche. Riley estaba desconcertada. «?C?mo estuvo mi noche?», pens?. ?Eso qu? ten?a que ver con lo que hab?a pasado? —Desde el principio —dijo Frisbie. Riley respondi? lentamente: —Bueno, yo estaba sentada en mi habitaci?n tratando de estudiar, porque tengo una clase ma?ana, pero mi compa?era de cuarto, Trudy, y mi amiga Rhea… Riley se qued? muda de repente. Mi amiga Rhea. Record? haber estado sentada en su cama mientras Trudy y Rhea hab?an estado arregl?ndose las u?as y escuchando la m?sica de Gloria Estefan a todo volumen y causando molestias, tratando de hacer que Riley saliera con ellas. Rhea hab?a estado tan animada, ri?ndose de forma traviesa. M?s nunca. M?s nunca volver?a a escuchar la risa de Rhea ni tampoco ver?a su sonrisa. Por primera vez desde que esta cosa horrible hab?a sucedido, Riley se sent?a a punto de llorar. Ella se apoy? en la pared. «Ahora no», se dijo con severidad. Se enderez?, respir? profundo y continu?. —Trudy y Rhea me convencieron a ir a La Guarida del Centauro. La oficial Frisbie le asinti? con la cabeza y dijo: —?A qu? hora fue eso? —Como a las nueve y media, creo. —?Y solo salieron ustedes tres? —No —dijo Riley—. Trudy y Rhea animaron a otras chicas para que nos acompa?aran. ?ramos seis. La oficial de polic?a Frisbie estaba tomando notas r?pidamente ahora. —Dime sus nombres —dijo. Riley no tuvo que detenerse para pensar. —Trudy Lanier, Rhea, por supuesto, Cassie DeBord, Gina Formaro, Heather Glover, la compa?era de cuarto de Rhea, y yo. Se qued? en silencio por un momento. «Tiene que haber algo m?s», pens?. Seguramente pod?a recordar algo m?s que contarle a la polic?a. Pero su cerebro parec?a estar atrapado en su grupo inmediato, y en la imagen de su amiga muerta en esa habitaci?n. Riley estaba a punto de explicar que no hab?a pasado mucho tiempo con las dem?s en La Guarida del Centauro. Pero antes de que pudiera decir algo m?s, la oficial Frisbie se guard? el l?piz y la librera en su bolsillo bruscamente. —Bien hecho —le dijo, sonando muy profesional—. Esto era exactamente lo que necesitaba saber. Ven. Mientras la oficial Frisbie la llevaba de regreso al pasillo, Riley se pregunt?: «‘?Bien hecho?’ ?Qu? fue lo que hice?» La situaci?n no hab?a cambiado. Todav?a hab?a una aglomeraci?n de estudiantes aturdidos y horrorizados deambulando, mientras que el agente White los miraba. Pero hab?a dos reci?n llegados. Uno de ellos era el decano Angus Trusler, un hombre meticuloso que se agitaba con facilidad que estaba mezcl?ndose entre los estudiantes, logrando que algunos de ellos le dijeran lo que estaba pasando a pesar de las ?rdenes de no hablar. El otro reci?n llegado era un hombre mayor alto y de aspecto vigoroso que llevaba un uniforme. Riley le reconoci? enseguida. Era el jefe de polic?a de Lanton, Allan Hintz. Riley se dio cuenta de que la oficial de polic?a Frisbie no parec?a sorprendida de verlo, pero tampoco se ve?a nada contenta. Con sus brazos en jarras, le dijo a Frisbie: —?Podr?as decirnos por qu? nos tienes aqu? esperando, Frisbie? La oficial Frisbie lo mir? con desprecio. Era obvio para Riley que no se llevaban muy bien. —Me alegra ver que te levantaste de la cama —dijo la oficial de polic?a Frisbie. El jefe Hintz frunci? el ce?o. Haciendo todo lo posible para verse lo m?s autoritario posible, el decano Trusler dio un paso adelante y le dijo a Hintz bruscamente: —Allan, no me gusta la forma en que est?n manejando esto. Estos pobres chicos ya est?n bastante aterrorizados, as? que no necesitan ser mandados. ?Qu? es eso que les dijeron que se quedaran quietos y callados sin ninguna explicaci?n? Algunos quieren volver a sus habitaciones para tratar de dormir un poco. Algunos quieren irse de Lanton y volver a casa con sus familias por un tiempo, ?y qui?n puede culparlos? Algunos hasta se preguntan si tienen que contratar abogados. Es hora de que les digan lo que quieren de ellos. Seguramente ninguno de nuestros estudiantes es sospechoso. Mientras el decano segu?a hablando, Riley se pregunt? c?mo pod?a estar tan seguro de que el asesino no estaba aqu? mismo entre ellos. Le parec?a dif?cil imaginar a ninguna de las chicas cometiendo un crimen tan horrible. Pero ?y qu? de los chicos? ?Qu? tal un gran atleta como Harry Rampling? Ni ?l ni ninguno de los otros chicos se ve?a como si acababan de degollar a alguien. Pero tal vez despu?s de una ducha y un cambio de ropa… «C?lmate —se dijo Riley a s? misma—. No te dejes llevar por tu imaginaci?n. Pero si no fue un estudiante, entonces ?qui?n pudo haber estado en la habitaci?n de Rhea?» Luch? de nuevo para recordar si hab?a visto a alguien con Rhea en La Guarida del Centauro. ?Rhea hab?a bailado con un chico? ?Se hab?a tomado una copa con alguien? Pero Riley no record? m?s nada. De todos modos, preguntas como esa no parec?an importar. El jefe Hintz no estaba escuchando nada de lo que el decano Trusler estaba diciendo. La oficial Frisbie le estaba susurrando y mostr?ndole las notas que hab?a tomado de su charla con Riley. Cuando termin?, Hintz le dijo al grupo: —Bueno, escuchen. Quiero que cinco de ustedes vayan a la sala com?n. Recit? los nombres que Riley le hab?a dado a la oficial Frisbie, incluyendo el suyo. Luego dijo: —Los dem?s pueden irse a sus habitaciones. Chicos, eso significa que tienen que volver a su piso. Todos qu?dense quietos esta noche. No salgan del edificio hasta que se les notifique que pueden hacerlo. Y ni se les ocurra irse del campus. Lo m?s probable es que tengamos preguntas para muchos de ustedes. —Se volvi? hacia el decano y le dijo—: Aseg?rate de que todos los estudiantes del edificio reciban el mismo mensaje. El decano estaba boquiabierto, pero se las arregl? para asentir. La sala se llen? de murmullos de descontento mientras las chicas obedientemente se fueron a sus habitaciones y los chicos subieron al piso de arriba. El jefe Hintz y los oficiales Frisbie y White llevaron a Riley y sus cuatro amigas al final del pasillo. En el camino, Riley no pudo evitar mirar la habitaci?n de Rhea. Vislumbr? al oficial Steele examinando todo. No pod?a ver la cama donde hab?a encontrado a Rhea, pero estaba segura de que su cuerpo todav?a estaba all?. Eso no le parec?a bien. «?En cu?nto tiempo se la llevar?n?», se pregunt?. Esperaba que al menos ya estuviera tapada, para as? ocultar su garganta degollada y ojos bien abiertos. Pero supuso que los investigadores ten?an cosas m?s importantes por hacer. Y tal vez todos estaban acostumbrados a ver ese tipo de cosas. Estaba segura de que nunca olvidar?a la imagen de Rhea muerta y del charco de sangre en el piso. Riley y las dem?s entraron a la sala com?n bien amueblada y se sentaron en varias sillas y sof?s. El jefe Hintz dijo: —La oficial Frisbie y yo hablaremos con cada una de ustedes individualmente. Mientras lo hacemos, no quiero que ninguna de ustedes hable entre s?. Ni una sola palabra. ?Me entienden? Sin siquiera mirarse, las chicas asintieron con nerviosismo. —Y por ahora, ni siquiera usen sus tel?fonos —agreg? Hintz. Todas volvieron a asentir, luego se quedaron all? mirando sus manos, el piso, o al espacio. Hintz y Frisbie llevaron a Heather a la cocina contigua, mientras que el oficial de polic?a White se qued? vigilando a Riley, Trudy, Cassie y Gina. Despu?s de unos momentos, Trudy rompi? el silencio. —Riley, ?qu? demonios…? White interrumpi?: —Silencio. Esas son las ?rdenes del jefe. Cay? un silencio, pero Riley vio que Trudy, Cassie y Gina la estaban mirando. Ella apart? la mirada. «Creen que es mi culpa que est?n aqu?», se dio cuenta. Entonces pens? que tal vez era cierto, que tal vez no deber?a haber mencionado sus nombres. Pero ?qu? se supon?a que hiciera, mentirle a un oficial de polic?a? Sin embargo, Riley odiaba lo desconfiadas que se ve?an sus amigas. Y no pod?a culparlas por sentirse as?. «?En qu? l?o estamos metidas? —se pregunt?—. Solo por haber salido juntas…» Estaba especialmente preocupada por Heather, quien todav?a estaba en la cocina respondiendo preguntas. La pobre muchacha hab?a sido muy cercana a su compa?era de cuarto, Rhea. Obviamente esto era una pesadilla para todo el mundo, pero Riley no pod?a imaginar lo dif?cil que deb?a ser para Heather. Pronto escucharon la voz del decano tartamudeando inquietamente por los altavoces del dormitorio. —Habla el decano Trusler. E-estoy seguro de que todos ustedes ya saben que algo terrible acaba de pasar en el piso de las chicas. Tienen ?rdenes del jefe de polic?a Hintz de permanecer en sus habitaciones esta noche y no salir del dormitorio. Un oficial de polic?a o un funcionario del campus quiz? pase por sus habitaciones para hablar con ustedes. Aseg?rense de contestar todas las preguntas. Por ahora, tampoco hagan planes de salir del campus ma?ana. Todos recibir?n m?s instrucciones pronto. Riley record? algo m?s que el jefe hab?a dicho: —Lo m?s probable es que tengamos preguntas para muchos de ustedes. Estaba empezando con Riley y las otras cuatro chicas en este momento. Todo estaba empezando a tener sentido para ella. Despu?s de todo, ellas hab?an estado con Rhea poco antes de su muerte. Pero ?qu? cre?a Hintz que las chicas podr?an saber? «?Qu? cree que podr?a saber yo?», se pregunt?. A Riley no se le ocurr?a nada. Heather por fin sali? de la cocina, acompa?ada por la oficial Frisbie. Ella estaba p?lida y se ve?a enferma, como si estuviera a punto de volver a vomitar. Riley se pregunt? d?nde Heather pasar?a la noche. Obviamente no pod?a volver a la habitaci?n que hab?a compartido con Rhea. Como si estuviera oyendo los pensamientos de Riley, la oficial de polic?a Frisbie dijo: —Heather pasar? el resto de la noche en la habitaci?n de la AR. Heather sali? de la sala com?n, todo su cuerpo temblando. A Riley le alegr? ver que la asistente de residencia se encontr? con ella en la puerta. La oficial de polic?a Frisbie llam? a Gina a la cocina, donde Hintz todav?a estaba esperando. Gina se levant? y sigui? a la mujer por la puerta giratoria, dejando a Riley, Trudy y Cassie sentadas en medio de un silencio inc?modo. Parec?a que el tiempo se hab?a ralentizado mientras esperaban. Gina finalmente sali?. Sin decir ni una palabra m?s a las otras, camin? por la sala com?n y sali? por la otra puerta. Luego la oficial de polic?a Frisbie llam? a Cassie, quien se fue a la cocina. Ahora solo quedaban Riley y Trudy, sentadas una en frente de la otra. Mientras esperaban, Trudy mir? a Riley con enojo y reproche. Riley deseaba poder explicarle lo que hab?a dicho durante su breve conversaci?n con la oficial de polic?a Frisbie. Lo ?nico que hab?a hecho era responder una pregunta. No hab?a acusado a nadie de haber hecho algo malo. Pero el oficial White segu?a vigil?ndolas, y Riley no pod?a decir ni una sola palabra. Cassie finalmente sali? de la cocina y regres? a su habitaci?n y Trudy fue la siguiente en ser llamada a la cocina. Riley qued? sola con el agente White, sinti?ndose aislada y asustada. Sin nada que la distrajera, segu?a viendo el cuerpo de Rhea en su mente, sus ojos bien abiertos y el charco de sangre. Ahora esas im?genes se estaban mezclando con los recuerdos de su propia madre muerta en el piso. Eso hab?a sucedido hace mucho tiempo, pero la imagen era muy v?vida en su mente. ?C?mo podr?a estar pasando algo as? en un dormitorio universitario? «Esto no puede ser real», pens?. No pod?a estar sentada aqu? prepar?ndose para responder preguntas. No pod?a ser cierto que una de sus mejores amigas acababa de ser asesinada. Casi se hab?a convencido de la irrealidad del momento cuando la oficial de polic?a Frisbie apareci? junto con Trudy. Con una expresi?n taciturna, Trudy sali? de la sala com?n, sin ni siquiera mirar a Riley. La oficial de polic?a le asinti? con la cabeza a Riley, quien se levant? y la sigui? obedientemente a la cocina. «Esto no puede estar pasando», se repiti? a s? misma. CAP?TULO CUATRO Riley se sent? en la mesa de la cocina frente al jefe Hintz. El jefe se limit? a mirarla por un momento, sosteniendo su l?piz sobre una libreta. Riley se pregunt? si deb?a decir algo. Levant? la mirada y vio que la oficial Frisbie se hab?a puesto a un lado y que estaba apoyada en un mostrador. La mujer ten?a una expresi?n bastante amarga en su cara, como si no estuviera muy contenta con las entrevistas. Riley se pregunt? si Frisbie estaba molesta por las respuestas de las chicas o por la forma en que su jefe hab?a estado haciendo las preguntas. El jefe dijo finalmente: —Primero que todo, ?la v?ctima alguna vez te dio una raz?n para creer que tem?a por su seguridad? La palabra «v?ctima» alarm? a Riley. ?Por qu? no pod?a decir su nombre y ya? Pero ten?a que responder a su pregunta. Su mente repas? conversaciones recientes, pero solo record? intercambios inocentes como el que Trudy, Rhea y ella hab?an tenido esta noche respecto a si Riley estaba tomando la p?ldora. —No —dijo Riley. —?Alguien le deseaba lo peor? ?Alguien se hab?a enojado con ella recientemente? La idea le pareci? extra?a a Riley. Rhea hab?a sido tan agradable y amable que Riley no pod?a imaginar a nadie molesto con ella por m?s de unos minutos. Pero se pregunt? si quiz? se hab?a perdido de algo. ?Las otras chicas le hab?an dicho a Hintz algo que Riley no sab?a? —No —dijo Riley—. Por lo que recuerdo, se llevaba muy bien con todo el mundo. Hintz se detuvo por un momento y luego dijo: —Dinos todo lo que pas? luego de que t? y tus amigas llegaron a La Guarida del Centauro. Riley fue inundada por una r?faga de sensaciones, Rhea y Trudy empuj?ndola f?sicamente por la puerta a la niebla de humo de cigarrillo y m?sica ensordecedora… ?Necesitaba explicar todo eso? No, Hintz solo quer?a o?r hechos concretos. Ella dijo: —Cassie, Heather y Gina se fueron directamente a la barra. Trudy quer?a que bailara con ella y Rhea. Hintz estaba revisando las notas que hab?a tomado de las otras chicas, quienes obviamente le hab?an dicho lo que sab?an que Riley hab?a hecho, incluyendo el hecho de que Riley las hab?a dejado arriba solas. —Pero no bailaste con ellas —dijo. —No —dijo Riley. —?Por qu? no? Eso sobresalt? a Riley. ?Por qu? su renuencia a bailar podr?a resultar importante? Entonces vio a la oficial de polic?a Frisbie d?ndole una mirada compasiva y negando con la cabeza. Parec?a evidente ahora que la mujer cre?a que Hintz estaba comport?ndose como un imb?cil, pero en realidad no hab?a nada que pudiera hacer al respecto. Riley dijo lentamente y con cuidado: —Es que… Bueno, no ten?a muchas ganas. Hab?a estado tratando de estudiar, y Rhea y Trudy pr?cticamente me arrastraron all?. As? que compr? una copa de vino y baj? a planta baja. —?Sola? —pregunt? Hintz. —S?, sola. Me sent? en una mesa sola. Hintz hoje? sus notas. —?As? que no hablaste con m?s nadie mientras estuviste en La Guarida del Centauro? Riley pens? por un momento y luego dijo: —Bueno, Harry Rampling se acerc? a mi mesa… Hintz sonri? un poco ante la menci?n del nombre de Harry. Riley se dio cuenta de que, al igual que casi toda la comunidad, el jefe probablemente lo ten?a en muy buena estima. ?l pregunt?: —?Se sent? contigo? —No —dijo Riley—. Lo ignor?. Hintz frunci? el ce?o con desaprobaci?n, aparentemente molesto porque Riley hab?a rechazado a un verdadero h?roe. Riley estaba empezando a impacientarse. Su gusto en hombres no era de su incumbencia. ?Qu? ten?a eso que ver con lo que le hab?a pasado a Rhea? Hintz pregunt?: —?Hablaste con alguien m?s? Riley trag? grueso. S?, ella hab?a hablado con alguien m?s. Pero ?meter?a al chico en problemas por mencionarlo? Ella dijo: —Eh… Un estudiante de derecho se acerc? a mi mesa. Se sent? conmigo y hablamos por un rato. —?Y luego? —pregunt? Hintz. Riley se encogi? de hombros y dijo: —Dijo que ten?a que estudiar y luego se fue. Hintz estaba tomando notas. —?Cu?l era su nombre? —pregunt?. Riley dijo: —Mira, no entiendo por qu? ?l es importante. No era m?s que otro tipo en La Guardia del Centauro. No hay ninguna raz?n para que puedan creer que… —Solo responde mi pregunta. Riley trag? grueso y dijo: —Ryan Paige. —?Lo conoces de antes? —No. —?Sabes d?nde vive? —No. A Riley le alegr? por un momento que Ryan hab?a logrado mantenerse tan misterioso, sin siquiera darle su direcci?n o n?mero de tel?fono. No vio ninguna raz?n por la que deb?a responder preguntas sobre ?l en absoluto, y de seguro no quer?a meterlo en problemas. Parec?a casi un poco est?pido que Hintz estaba presion?ndola al respecto. Y Riley supo por la forma en la que la oficial Frisbie puso los ojos en blanco que ella pensaba lo mismo. Hintz golpe? la mesa con la goma de borrar de su l?piz y pregunt?: —?Viste a Rhea Thorson con alguien en particular en La Guarida del Centauro? ?Aparte de las amigas con las que salieron? Riley estaba empezando a sentirse m?s frustrada que nerviosa. ?Hintz no entend?a nada de lo que hab?a estado diciendo? —No —dijo ella—. Como dije, yo me fui por mi cuenta… No vi a Rhea despu?s de eso. Hintz sigui? dando golpecitos con su borrador, mirando sus notas. ?l pregunt?: —?El nombre Rory Burdon significa algo para ti? Riley se puso a pensar. Rory… S?, el nombre era familiar. Ella dijo: —Creo que Rhea estaba interesada en ?l. La vi bailar con ?l otras veces en La Guarida del Centauro. —?Pero no esta noche? Riley luch? contra las ganas de suspirar. Ella quer?a decir: —?Cu?ntas veces tengo que decirte que no volv? a ver a Rhea despu?s de que llegu?? En su lugar, ella simplemente dijo: —No. Ella supuso que Rory tambi?n estuvo con las chicas esta noche, y que las otras chicas le hab?an dicho a Hintz que hab?an visto a Rhea con ?l. —?Qu? sabes de ?l? —pregunt? Hintz. Riley se detuvo. Lo poco que sab?an parec?a demasiado insignificante para mencionar. Rory era un chico flaco y alto con anteojos gruesos, y todas las chicas excepto Riley se hab?an burlado de Rhea por estar interesada en ?l. Ella dijo: —No mucho, excepto que vive fuera de la escuela. Se dio cuenta de que Hintz estaba mir?ndola de nuevo, como si ?l esperaba que dijera algo m?s. «?Hintz lo considera un sospechoso?», se pregunt?. Riley estaba segura de que el jefe estaba muy equivocado si sospechaba de Rory. El chico le hab?a parecido t?mido y gentil, ni un poco agresivo. Estaba a punto de dec?rselo a Hintz, pero el jefe de polic?a le ech? un vistazo a los papeles que ten?a enfrente y sigui? con sus preguntas. —?A qu? hora te fuiste de La Guarida del Centauro? —pregunt?. Riley hizo la mejor suposici?n que pudo sobre la hora, hab?a sido bastante tarde. Entonces Hintz dijo: —?Viste a alguna de tus amigas antes de irte? Riley record? a las chicas tambale?ndose por las escaleras, y que Trudy hab?a estado llevando la jarra de cerveza cuando le pregunt?: —?Oye, Riley! ?Qui?n era el guapo con el que andabas? Riley dijo: —Trudy, Heather, Gina y Cassie bajaron las escaleras. Me dijeron que Rhea ya se hab?a ido. Luego me fui. Mientras Hintz tomaba notas, la cabeza de Riley comenz? a llenarse de preguntas propias. Record? haber preguntado d?nde estaba Rhea, y Trudy hab?a dicho: —No s?. ?D?nde est? Rhea? ... y luego Heather hab?a respondido: —Rhea regres? al dormitorio. Riley se pregunt? qu? sab?an las otras chicas de la partida de Rhea. ?Sab?an si ella se hab?a ido sola o no? ?Y qu? le hab?an dicho a Hintz al respecto? Riley deseaba poder preguntarlo, pero sab?a que esa no era una opci?n. —?Te fuiste sola? —pregunt? Hintz. —S? —dijo Riley. —?Y caminaste sola de regreso al dormitorio? —S?. El ce?o fruncido de Hintz se profundiz? mientras la miraba. —?Est?s segura de que eso fue prudente? La escuela ofrece un servicio de acompa?amiento para cruzar el campus de noche. ?Por qu? no lo solicitaste? Riley trag? grueso. Esa le pareci? la primera buena pregunta que Hintz hab?a hecho hasta ahora. Ella dijo: —Creo que siempre me sent? segura caminando por el campus de noche. Pero ahora… Su voz se quebr?. «Ahora las cosas cambiaron», pens?. Hintz volvi? a fruncir el ce?o. —Bueno, espero que emplees el sentido com?n en el futuro. Especialmente cuando bebas mucho. Los ojos de Riley se abrieron de par en par y le respondi? al jefe: —Solo me tom? una copa de vino. Hintz entrecerr? los ojos. Supo por su expresi?n que cre?a que estaba mintiendo. Las otras chicas debieron haber admitido que bebieron mucho, y ?l asum?a que Riley tambi?n lo hab?a hecho. Le molestaba su actitud, pero se dijo r?pidamente a s? misma que lo que Hintz pensaba de ella no importaba en este momento. Ser?a est?pido y mezquino de su parte enojarse por eso. Hintz sigui? anotando y dijo: —Eso es todo por ahora. Debes obedecer las mismas reglas que todos los dem?s en el dormitorio. Qu?date en tu habitaci?n esta noche. Ni se te ocurra salir del campus hasta que se te notifique que puedes. Quiz? necesitemos hacerte m?s preguntas. Riley estaba extra?amente sobresaltada. «?Eso es todo?», se pregunt?. ?La entrevista se hab?a acabado? Ella todav?a ten?a preguntas, incluso si Hintz no. Hab?a tenido una pregunta en mente desde que hab?a descubierto el cuerpo de Rhea. Record? entrar en la habitaci?n poco iluminada de Rhea y ver su garganta degollada y sus ojos bien abiertos, pero no se hab?a detenido a mirar su cuerpo bien. En una voz entrecortada, le dijo a Hintz: —?Podr?as decirme…? ?Sabes si…? De repente se dio cuenta de lo dif?cil que ser?a hacer la pregunta. Pero finalmente logr? decir: —Antes de morir… Antes de su asesinato… ?Rhea fue…? No pod?a decir la palabra violada. Por la expresi?n vac?a de Hintz, Riley supo que no hab?a entendido lo que ella estaba tratando de preguntar. Afortunadamente, la oficial de polic?a Frisbie s? entendi?. Ella dijo: —No lo s? con certeza, el m?dico forense viene en camino. Pero no creo que fue agredida sexualmente. Su ropa estaba intacta. Respirando m?s tranquila, Riley mir? a Frisbie con agradecimiento. La mujer asinti? levemente, y Riley sali? de la cocina. Mientras Riley sali? de la sala com?n, se encontr? pregunt?ndose una vez m?s qu? le hab?an dicho las otras chicas a Hintz, como si Rhea hab?a salido del bar sola o no. ?Sab?an algo de lo que le hab?a sucedido a Rhea que Riley no sab?a? Despu?s de todo, hab?an estado con ella hasta que decidi? irse. Mientras Riley caminaba por el pasillo, vio a un par de polic?as del campus parados al lado de la puerta de la habitaci?n de Rhea, la cual estaba acordonada con cinta policial. Se estremeci? al pensar que el cuerpo de Rhea a?n estaba all?, esperando la llegada del m?dico forense. A Riley le cost? imaginar a otra persona volviendo a dormir en esa habitaci?n, pero obviamente no estar?a vacante para siempre. Riley abri? la puerta de su habitaci?n, que estaba a oscuras excepto por alguna luz que entraba del pasillo. Vio a Trudy darse la vuelta en su cama para mirar a la pared. «Todav?a est? despierta», pens? Riley. Tal vez ahora pod?an hablar, y Riley podr?a obtener algunas respuestas a sus preguntas. Riley cerr? la puerta, se sent? en su cama y dijo: —Trudy, me preguntaba si tal vez podr?amos hablar de nuestras entrevistas. Aun mirando a la pared, Trudy respondi?: —No podemos hablar de eso. A Riley le sorprendi? el tono agudo y helado de la voz de Trudy. —Trudy, no creo que eso sea cierto, al menos ya no. Hintz no me dijo nada parecido. —Solo vete a dormir —dijo Trudy. Las palabras de Trudy fueron como una cachetada para Riley. Y, de repente y por primera vez, Riley sinti? l?grimas en sus ojos y un sollozo en su garganta. Era terrible que Rhea hab?a sido brutalmente asesinada. Y ahora su mejor amiga estaba enfadada con ella. Riley se meti? bajo las s?banas. L?grimas corrieron por sus mejillas cuando comenz? a entender algo… Su vida hab?a cambiado para siempre. No pod?a siquiera imaginarse cu?nto. CAP?TULO CINCO A la ma?ana siguiente, Riley se encontraba sentada en el auditorio de la universidad junto con otros estudiantes. Aunque todos estaban deprimidos, ten?a que preguntarse si alguien m?s se sent?a tan miserable como ella. Cre?a que algunos se ve?an m?s molestos que tristes. Pocos parec?an nerviosos, como si estuvieran asustados por cada movimiento a su alrededor. «?C?mo superaremos esto?», se pregunt?. Pero obviamente no todos hab?an sido cercanos a Rhea. No todos la hab?an conocido. Seguramente estar?an horrorizados ante la idea de un asesinato en el campus, pero no ser?a personal para muchos de ellos. Era personal para Riley. No pod?a quitarse de encima el horror que hab?a sentido al ver a Rhea… Ni siquiera se atrev?a a pensar en las palabras. A?n no pod?a pensar en su amiga como cad?ver, a pesar de lo que hab?a visto la noche anterior. La reuni?n estudiantil de hoy parec?a estar totalmente desconectada con lo sucedido. Tambi?n parec?a estar tomando demasiado tiempo, haci?ndola sentir a?n peor. El jefe Hintz acababa de dar una conferencia sobre la seguridad en el campus, prometiendo que el asesino ser?a detenido pronto, y ahora el decano Trusler estaba hablando a m?s no poder sobre c?mo hacer que las cosas volvieran a la normalidad en la Universidad de Lanton. «Buena suerte con eso», pens? Riley. Trusler hab?a dicho que las clases se reanudar?an el lunes. Tambi?n que entend?a si algunos estudiantes podr?an no sentirse listos para volver a clases tan pronto, y que algunos de ellos querr?an volver casa para estar con sus familias durante unos d?as, y que los consejeros de la escuela estaban listos para ayudar a todos con este terrible trauma y… y… y… Riley se desconect? y contuvo un bostezo mientras el decano segu?a hablando, no diciendo nada ?til. Apenas hab?a dormido en toda la noche. Estuvo a punto de quedarse dormida antes de que el equipo del m?dico forense llegara, volvi?ndola a despertar. Luego se hab?a parado en la puerta, viendo horrorizada al equipo llevarse el cuerpo tapado con una s?bana en una camilla. «Esa no puede ser la misma chica que estaba riendo y bailando hace unas horas —pens? Riley—. Esa no puede ser Rhea.» Riley no se hab?a podido quedar dormida despu?s de eso. No pudo evitar envidiar a Trudy, quien pareci? dormir profundamente toda la noche. Riley supuso que eso probablemente hab?a sido por todo el alcohol que hab?a tomado esa noche. Esta ma?ana, la asistente de residencia del dormitorio hab?a anunciado esta reuni?n por el intercomunicador. Trudy todav?a hab?a estado acostada cuando Riley se fue. Cuando Riley lleg? a la asamblea, no hab?a visto a Trudy en el auditorio. Riley mir? a su alrededor, pero no la vio. Tal vez todav?a estaba dormida. «No se est? perdiendo de mucho», pens? Riley. Tampoco vio a la compa?era de cuarto de Rhea, Heather. Pero Gina y Cassie estaban sentadas unas filas delante de ella. Hab?an ignorado a Riley al entrar, al parecer todav?a enojadas con ella por haberles dado sus nombres a la polic?a. Riley hab?a entendido anoche por qu? podr?an sentirse as?, pero ahora estaba empezando a parecer infantil. Tambi?n era extremadamente hiriente. Se pregunt? si alguna vez podr?an enmendar sus amistades. En este momento, la “normalidad” de la que estaba hablando el decano parec?a haber desaparecido para siempre. La reuni?n finalmente lleg? a su fin. Los reporteros estaban esperando a los estudiantes afuera del edificio. De inmediato cayeron sobre Gina y Cassie, haci?ndoles todo tipo de preguntas. Riley supuso que hab?an averiguado qui?nes hab?an sido las compa?eras de Rhea antes de ser asesinada. De ser as?, probablemente tambi?n sab?an de Riley. Pero hasta ahora no la hab?an visto. Tal vez fue cuesti?n de suerte que Gina y Cassie hab?an ignorado a Riley esta ma?ana. De lo contrario, estar?a all? con ellas, obligada a responder preguntas imposibles. Riley apret? el paso para evitar a los reporteros, haciendo su camino entre los otros estudiantes. Mientras caminaba, escuch? a los reporteros haci?ndoles la misma pregunta a Gina y Cassie… —?C?mo te sientes? Riley sinti? un cosquilleo de ira. «?Qu? pregunta es esa?», se pregunt?. ?Qu? esperaban que Gina y Cassie dijeran en respuesta? Riley no ten?a ni la menor idea de lo que ella responder?a, excepto tal vez que la dejaran en paz. Estaba inundada de confusi?n, incredulidad, horror y muchas otras cosas terribles. El peor sentimiento de todos fue un alivio de que a ella no le hab?a llegado a la hora a?n, y eso la hac?a sentirse culpable. ?C?mo podr?a ella o sus amigas expresar tal cosa en palabras? Y eso no era problema de nadie. Riley se dirigi? a la cafeter?a en el centro de estudiantes. No hab?a desayunado a?n, y estaba empezando a darse cuenta de que ten?a hambre. Se sirvi? tocino, huevos, un poco de jugo de naranja y caf? en el buffet. Luego busc? un lugar para sentarse. Sus ojos se posaron r?pidamente en Trudy, quien estaba sentada sola en una mesa, de espaldas a los dem?s mientras se com?a su desayuno. Riley trag? grueso. ?Se atrev?a a tratar de sentarse con Trudy? ?Trudy siquiera le hablar?a? No hab?an intercambiado ni una sola palabra desde la noche anterior, cuando Trudy le hab?a dicho a Riley que se fuera a dormir con amargura. Riley se arm? de valor e hizo su camino a la mesa de Trudy. Sin decir nada, coloc? su bandeja sobre la mesa y se sent? junto a su compa?era de cuarto. Trudy mantuvo la cabeza agachada durante unos momentos, como si ni siquiera se hab?a dado cuenta de que Riley estaba all?. Finalmente, Trudy dijo: —Decid? saltarme la reuni?n. ?C?mo estuvo? —Fue una mierda —dijo Riley—. Yo tambi?n deb? hab?rmela saltado. —Ella pens? por un momento y luego a?adi?—: Tampoco vi a Heather en la reuni?n. —S?, yo s? —dijo Trudy—. Me enter? de que sus padres llegaron esta ma?ana y se la llevaron a casa. Supongo que nadie sabe cu?ndo volver? a la escuela, o si siquiera volver?. —Trudy finalmente mir? a Riley y le dijo—: ?Te enteraste de lo que le pas? a Rory Burdon? Riley record? que Hintz le hab?a preguntado por Rory anoche. —No —dijo ella. —Los polic?as fueron a su apartamento anoche, golpeando su puerta con fuerza. Rory no ten?a ni idea de lo que estaba pasando. Ni siquiera sab?a lo que le hab?a pasado a Rhea. Estaba muy asustado, cre?a que ser?a arrestado y ni siquiera sab?a por qu?. Los polic?as lo interrogaron hasta que finalmente se dieron cuenta de que no era el asesino, y luego se fueron. —Trudy se encogi? de hombros y a?adi?—: Pobrecito. No deb? haberle mencionado su nombre al est?pido jefe de polic?a. Pero no dejaba de hacerme preguntas, y no supe qu? m?s decir. Un silencio cay? entre ellas. Riley se encontr? pensando en Ryan Paige y que le hab?a mencionado su nombre a Hintz. ?Los polic?as tambi?n hab?an visitado a Ryan anoche? No parec?a poco probable, pero Riley esperaba que no. De todos modos, se sent?a aliviada de que Trudy al menos estaba dispuesta a hablar con ella. Tal vez ahora Riley le podr?a dar una explicaci?n. Ella dijo lentamente: —Trudy, cuando los polic?as, digo, cuando la mujer polic?a me pregunt? qu? sab?a, no pude mentir. Tuve que decirle que hab?as salido con Rhea anoche. Tambi?n tuve que mencionar a Cassie, Gina y Heather. Trudy asinti? con la cabeza y dijo: —Lo entiendo, Riley. No tienes que darme explicaciones. Lo entiendo. Y lo siento… Lo siento por haberte tratado… De repente Trudy estaba sollozando, sus l?grimas cayendo en su bandeja. Despu?s de un rato, dijo: —Riley, ?fui culpable de lo que le pas? a Rhea? Riley no pod?a creer lo que estaba oyendo. —?Qu? dices, Trudy? Claro que no. ?C?mo podr?as ser la culpable? —Bueno, me comport? como una est?pida borracha anoche, y no prest? atenci?n a lo que estaba pasando, y ni siquiera recuerdo cuando Rhea se fue de La Guarida del Centauro. Las otras chicas dijeron que se fue sola. Tal vez si… La voz de Trudy se quebr?, pero Riley sab?a qu? era lo que no estaba diciendo…. —… tal vez si hubiese acompa?ado a Rhea a casa… Y Riley tambi?n sinti? una terrible punzada de culpabilidad. Despu?s de todo, ella podr?a hacerse la misma pregunta. Si no se hubiera ido sola de La Guarida del Centauro, y si hubiera estado cuando Rhea se dispuso a irse, y si se hubiera ofrecido a acompa?ar a Rhea a casa… La palabra si la estaba atormentando. Trudy segu?a llorando, y Riley no sab?a qu? hacer para que se sintiera mejor. Riley se pregunt? por qu? no estaba llorando tambi?n. S?, hab?a llorado en su cama anoche. Pero seguramente no hab?a llorado lo suficiente, no lo suficiente para algo tan terrible. Sin duda le quedaba mucho por llorar. Se qued? all? escarbando en su desayuno mientras Trudy se sec? los ojos, se son? la nariz y se calm? un poco. Luego Trudy le dijo: —Riley, lo que me sigo preguntando es ?por qu?? ?Por qu? Rhea? ?Fue personal? ?Alguien la odiaba lo suficiente como para matarla? No veo c?mo eso es posible. Nadie odiaba a Rhea. ?Por qu? alguien odiar?a a Rhea? Riley no respondi?, pero se hab?a estado preguntando lo mismo. Tambi?n se pregunt? si la polic?a ya hab?a averiguado algo. Trudy continu?: —?Y el que la mat? es alguien que conocemos? ?Y si una de nosotras es la siguiente? Riley, tengo miedo. Riley sigui? callada. Sin embargo, estaba segura de que Rhea hab?a conocido a su asesino. No sab?a por qu? estaba segura de eso, ya que ella no era polic?a ni sab?a nada de criminales. Pero sus instintos le dec?an que Rhea hab?a conocido y confiado en su asesino, tanto as? que ni le dio tiempo de salvarse a s? misma. Trudy mir? a Riley fijamente y luego dijo: —T? no pareces estar asustada. Eso sorprendi? a Riley. Por primera vez, cay? en la cuenta: «No, no tengo miedo.» Ella hab?a estado sintiendo casi todas las emociones terribles que exist?an: culpa, dolor, shock y s?, horror. Pero el horror que sent?a era diferente, ya que no tem?a por su propia vida. El horror que sent?a era por la propia Rhea, horror por esa cosa terrible que le hab?a sucedido. Pero Riley no ten?a miedo. Se pregunt? si era por lo que le hab?a pasado a su madre hace todos esos a?os, el sonido de ese disparo, toda esa sangre, la p?rdida incomprensible que todav?a le dol?a. ?Ese terrible trauma que hab?a sufrido la hab?a hecho m?s fuerte que otras personas? Por alguna raz?n, esperaba que ese no fuera el caso. No parec?a correcto ser as? de fuerte, fuerte de unas formas en que otras personas no eran. Simplemente no parec?a muy… Le tom? a Riley unos segundos pensar en la palabra adecuada. Humano. Se estremeci? un poco, y luego le dijo a Trudy: —Me voy al dormitorio. Necesito dormir. ?Quieres venir conmigo? Trudy neg? con la cabeza. —Solo quiero quedarme aqu? un rato —dijo. Riley se levant? de su silla y le dio un abrazo a Trudy. Despu?s vaci? su bandeja y sali? del centro de estudiantes. No fue un largo camino de regreso al dormitorio, y se sinti? aliviada de no ver a ning?n reportero en el camino. Cuando lleg? a la puerta principal del dormitorio, se detuvo por un momento. Ahora entend?a por qu? Trudy no hab?a querido volver con ella. No estaba preparada para enfrentar el dormitorio. Mientras Riley estaba parada all? en la puerta, ella tambi?n se sinti? rara. S?, hab?a pasado la noche all?. S?, viv?a all?. Pero despu?s de haber pasado alg?n tiempo afuera, donde se hab?a declarado que todo deb?a volver a la normalidad, ?estaba lista para volver a entrar en el edificio donde Rhea hab?a sido asesinada? Ella respir? profundo y finalmente entr? por la puerta principal. Al principio pens? que se sent?a bien. Pero mientras continu? por el pasillo, se sinti? m?s extra?a, como si estuviera caminando y movi?ndose bajo el agua. Se dirigi? directamente a su propia habitaci?n y estuvo a punto de abrir la puerta cuando sus ojos se dirigieron hacia la habitaci?n que Rhea y Heather hab?an compartido. Se acerc? y vio que la puerta estaba cerrada y sellada con cinta policial. Riley se qued? all?, de repente sinti?ndose terriblemente curiosa. ?C?mo se ve?a en este momento? ?Hab?a sido limpiada? ?O la sangre de Rhea segu?a all?? Riley sinti? una terrible tentaci?n de ignorar esa cinta, abrir la puerta y entrar. Sab?a que no deb?a caer en esa tentaci?n. Y, por supuesto, la puerta estar?a cerrada con llave. Pero igual… «?Por qu? me siento as??», pens?. Se qued? all?, tratando de entender este impulso misterioso. Ella comenz? a darse cuenta de que ten?a algo que ver con el asesino en s?. No pudo evitar pensar: «Si abro la puerta, ser? capaz de entrar en su mente.» S?, definitivamente no ten?a ning?n sentido. Y entrar en una mente malvada era una idea realmente aterradora. «?Por qu??», se pregunt? a s? misma. ?Por qu? quer?a entender al asesino? ?Por qu? sent?a esta curiosidad tan poco natural? Por primera vez desde que esto hab?a pasado, Riley sinti? mucho miedo… No tem?a por su vida. M?s bien estaba asustada de s? misma. CAP?TULO SEIS El siguiente lunes por la ma?ana, Riley se sinti? muy inc?moda a lo que se sent? en su asiento en la clase de psicolog?a avanzada. Despu?s de todo, era la primera clase a la que asist?a desde el asesinato de Rhea hace cuatro d?as. Tambi?n era la clase para la que hab?a estado tratando de estudiar antes de que ella y sus amigas se fueran a La Guarida del Centauro. No hab?a mucha gente, ya que muchos estudiantes no se sent?an preparados para volver a clase. Trudy tambi?n estaba aqu?, pero Riley sab?a que su compa?era de cuarto tambi?n se sent?a inc?moda con esta prisa por volver a la «normalidad». Los otros estudiantes tomaron sus asientos en silencio. Ver al profesor Brant Hayman entrar en el sal?n tranquiliz? a Riley un poco. Era joven y bastante guapo. Record? a Trudy decirle a Rhea: —A Riley le gusta impresionar al profesor Hayman porque siente algo por ?l. Riley se estremeci? ante el recuerdo. Desde luego no quer?a pensar que «sent?a» algo por ?l. Era solo que hab?a tenido clases con ?l desde su primer a?o en la universidad. Sin embargo, para ese entonces solo hab?a sido un asistente graduado. Desde ese entonces le hab?a parecido un profesor maravilloso: informativo, entusiasta y a veces entretenido. La expresi?n del Dr. Hayman era seria mientras coloc? su malet?n sobre el escritorio y mir? a los estudiantes. Riley se dio cuenta de que ir?a directo al grano. ?l dijo: —Miren, hay un elefante en el aula. Todos sabemos qu? es. Tenemos que calmar las aguas. Tenemos que discutirlo abiertamente. Riley contuvo el aliento. Ella estaba segura de que no le iba a gustar lo que pasar?a ahora. Entonces Hayman dijo: —?Alguien aqu? conoc?a a Rhea Thorson? No solo como conocida, no solo como alguien que a veces te encontrabas en el campus. Me refiero a los que la conoc?an muy bien. Como amiga. Riley levant? la mano, y lo mismo hizo Trudy. Nadie m?s en el aula lo hizo. Hayman pregunt?: —?Qu? han estado sintiendo desde su asesinato? Riley se estremeci?. Despu?s de todo, era la misma pregunta que hab?a o?do a esos reporteros hacerles a Cassie y Gina el viernes. Riley hab?a logrado evitar esos reporteros, pero ?tendr?a que responder a la pregunta ahora? Record? que esta era una clase de psicolog?a. Estaban aqu? para enfrentar este tipo de preguntas. Y, sin embargo, Riley se pregunt?: «?Por d?nde empiezo?» Se sinti? aliviada cuando Trudy habl?. —Culpable. Pude haber evitado que sucediera. Yo estuve con ella en La Guarida del Centauro antes de lo que pas?. Ni siquiera me di cuenta cuando se fue. Si tan solo la hubiera acompa?ado a casa… La voz de Trudy se quebr?. Riley se arm? del valor suficiente para hablar. —Yo me siento igual —dijo—. Yo me fui a sentar sola cuando todas llegamos a La Guarida, y ni le prest? atenci?n a Rhea. Tal vez si hubiera… —Riley hizo una pausa, y luego a?adi?—: As? que tambi?n me siento culpable. Y ego?sta. Porque quer?a estar sola. El Dr. Hayman asinti?. Con una sonrisa compasiva, dijo: —As? que ninguna de ustedes acompa?? a Rhea a casa. —Despu?s de una pausa, a?adi?—: Un pecado de omisi?n. La frase sorprendi? a Riley un poco. Parec?a inadecuada para lo que Riley y Trudy no hab?an hecho. Sonaba demasiado benigna, no tan grave, apenas una cuesti?n de vida o muerte. Pero, s?, era cierta. Hayman mir? al resto de la clase. —?Y qu? de ustedes? ?Alguna vez han hecho, o dejado de hacer, lo mismo en una situaci?n similar? ?Alguna vez, por as? decirlo, dejaron a una amiga caminar sola por la noche a alg?n lugar cuando realmente debieron haberla acompa?ado a su casa? ?O tal vez simplemente dejaron de hacer algo que pudo haber sido importante para la seguridad de otra persona? ?Como no quitarle las llaves a alguien que se tom? unas copas de m?s? ?Como ignorar una situaci?n que pudo haber resultado en una lesi?n o incluso en la muerte? Los estudiantes comenzaron a murmurar, evidentemente confundidos. Riley se dio cuenta de que realmente era una pregunta dif?cil. Despu?s de todo, si Rhea no hubiera muerto, ni Riley ni Trudy habr?an pensado en su «pecado de omisi?n». Lo habr?an olvidado por completo. No era una sorpresa que al menos a algunos de los estudiantes les cost? responder la pregunta. Y la verdad era que a Riley tampoco se le ocurri? mucho. ?Hab?a habido otros momentos en los que hab?a descuidado la seguridad de alguien? ?Pudo haber sido responsable de la muerte de otros si no hubiera sido por suerte? Despu?s de unos momentos, varios estudiantes levantaron las manos. Luego Hayman dijo: —?Y qu? del resto? ?Cu?ntos de ustedes simplemente no recuerdan? Casi todo el resto de los estudiantes levantaron la mano. Hayman asinti? y dijo: —Est? bien. La mayor?a de ustedes tambi?n cometieron el mismo error en alg?n momento. Entonces, ?cu?ntas personas aqu? se sienten culpables por la forma en que actuaron o por lo que probablemente debieron haber hecho pero no hicieron? Hubo murmullos m?s confusos e incluso algunos jadeos. —?Qu??— pregunt? Hayman—. ?Ninguno de ustedes? ?Por qu? no? Una chica levant? la mano y balbuce?: —Bueno… Fue diferente porque… porque… supongo porque nadie muri?. Hubo un murmullo general de acuerdo. Riley vio que hombre hab?a entrado en el aula. Era el Dr. Dexter Zimmerman, el presidente del departamento de psicolog?a. Zimmerman parec?a haber estado parado en la puerta escuchando la discusi?n. Hab?a tenido una clase con ?l hace dos semestres: psicolog?a social. Era un hombre viejo, arrugado y amable. Riley sab?a que el Dr. Hayman lo consideraba un mentor, que casi lo idolatraba. Muchos estudiantes tambi?n lo idolatraban. Riley no sab?a c?mo se sent?a respecto al profesor Zimmerman. Hab?a sido un profesor inspirador, pero de alguna manera no sent?a una conexi?n con ?l como muchos otros. No estaba segura del por qu?. Hayman le explic? a la clase: —Le ped? al Dr. Zimmerman que pasara por aqu? para participar en la discusi?n de hoy. Podr?a ayudarnos. Es el hombre m?s perspicaz que he conocido en mi vida. Zimmerman se sonroj? y se ech? a re?r. Hayman le pregunt?: —Entonces, ?qu? opinas de lo que acaba de o?r de mis estudiantes? Zimmerman inclin? su cabeza y se qued? pensando por un momento. Luego dijo: —Bueno, al menos algunos de sus estudiantes parecen creer que hay alg?n tipo de diferencia moral aqu?. Si no ayudas a alguien y se lastiman o mueren, est? mal, pero no pasa nada si no hay malas consecuencias. Pero yo no veo la diferencia. Los comportamientos son id?nticos. Diferentes consecuencias realmente no cambian el hecho de que est?n bien o mal. Un silencio cay? sobre el aula mientras todos comenzaron a entender el punto de Zimmerman. Hayman le pregunt? a Zimmerman: —?Dices que todos deber?an sentirse culpables como Riley y Trudy? Zimmerman se encogi? de hombros. —Tal vez todo lo contrario. ?Sentirse culpable hace un bien? ?Eso la traer? de vuelta? Tal vez deber?amos estar sintiendo otra cosa. —Zimmerman se coloc? enfrente del escritorio e hizo contacto visual con los estudiantes—. Los que no fueron muy cercanos a Rhea, d?ganme ?c?mo se sienten respecto a sus amigas, Riley y Trudy? Todos se quedaron callados por un momento. Luego a Riley le sorprendi? escuchar unos sollozos en el aula. Una chica dijo con voz entrecortada: —Ay, me siento tan mal por ellas. Otro dijo: —Riley y Trudy, desear?a que no se sintieran culpables. No deber?an sentirse as?. Lo que le pas? a Rhea fue suficientemente terrible. No me imagino el dolor que est?n sintiendo en este momento. Otros estudiantes expresaron su acuerdo. Zimmerman le sonri? a la clase y dijo: —Supongo que la mayor?a de ustedes saben que mi especialidad es la patolog?a criminal. El trabajo de mi vida se trata de tratar de comprender la mente de un criminal. Y estos ?ltimos tres d?as he tratado de darle sentido a este crimen. Hasta el momento, solo estoy realmente seguro de una cosa. Esto fue personal. El asesino conoc?a a Rhea y la quer?a muerta. Una vez m?s, a Riley le cost? comprender lo incomprensible: «?Alguien odiaba a Rhea lo suficiente como para matarla?» Luego Zimmerman a?adi?: —Aunque eso suena terrible, les aseguro una cosa. No volver? a matar. Rhea era su ?nico blanco. Y estoy seguro de que la polic?a lo encontrar? muy pronto. —Se apoy? en el borde de la mesa y a?adi?—: Les aseguro otra cosa. Dondequiera que est? el asesino este momento, independientemente de lo que est? haciendo, ?l no est? sintiendo lo que todos ustedes parecen estar sintiendo. Es incapaz de sentir compasi?n por el sufrimiento de otra persona, y mucho menos de sentir la empat?a real que siento en esta aula. ?l escribi? las palabras «compasi?n» y «empat?a» en la gran pizarra. ?l pregunt?: —?Alguien podr?a decirme cu?l es la diferencia entre ambas palabras? A Riley le sorprendi? que Trudy levant? la mano. Trudy dijo: —Compasi?n es cuando te importa lo que otro est? sintiendo. Empat?a es cuando realmente compartes los sentimientos de otra persona. Zimmerman asinti? con la cabeza y anot? las definiciones de Trudy. —Exactamente —dijo—. As? que sugiero que todos nosotros echemos a un lado nuestros sentimientos de culpa. Sugiero que nos centremos en nuestra capacidad de empat?a. Esa capacidad es la que nos diferencia de los monstruos m?s terribles. Es valiosa, especialmente en un momento como este. Hayman parec?a estar satisfecho con las observaciones de Zimmerman. ?l dijo: —Si a todos les parece bien, creo que deber?amos acabar la clase ya. Ha sido muy intensa, pero espero que haya sido de ayuda. Solo recuerden que todos est?n procesando unos sentimientos muy poderosos en este momento, incluso aquellos de ustedes que no eran cercanos a Rhea. No esperen que el dolor, el shock y el horror desaparezcan pronto. Dejen que sigan su curso. Son parte del proceso de sanaci?n. No teman acudir a los consejeros en busca de ayuda. O acudir el uno al otro. O a m? o al Dr. Zimmerman. Mientras los estudiantes se levantaron de sus escritorios para irse, Zimmerman dijo: —Antes de salir, denles abrazos a Riley y Trudy. Los necesitan. Por primera vez durante la clase, Riley se sinti? molesta. «?Qu? le hace creer que necesito un abrazo?», pens?. La verdad era que eso era lo ?ltimo que quer?a en este momento. De repente record? que esto era lo que la hab?a molestado cuando hab?a asistido a su clase. ?l era demasiado mimoso para su gusto, y era demasiado sentimental respecto a muchas cosas, y le gustaba decirles a los estudiantes que se abrazaran. Eso era un poco raro para un psic?logo especializado en patolog?a criminal. Tambi?n parec?a extra?o para un hombre que se jactaba de su capacidad de empat?a. Despu?s de todo, ?c?mo sab?a si ella y Trudy quer?an ser abrazadas o no? Ni siquiera se hab?a molestado en preguntar. «Eso no me parece emp?tico», pens?. Para Riley, el tipo era un falso. Sin embargo, se qued? all? mientras los estudiantes la abrazaban. Algunos de ellos estaban llorando. Y vio que esto no molestaba a Trudy en absoluto. Trudy sigui? sonriendo a pesar de sus propias l?grimas con cada abrazo. «Tal vez soy yo», pens? Riley. ?Algo andaba mal en ella? Tal vez ella no ten?a los mismos sentimientos que otras personas. Pronto los abrazos se acabaron y la mayor?a de los estudiantes salieron del aula, incluyendo Trudy y el Dr. Zimmerman. A Riley le content? la oportunidad de tener un momento a solas con el Dr. Hayman. Ella se acerc? a ?l y le dijo: —Gracias por la charla sobre culpabilidad y responsabilidad. Necesitaba escuchar eso. ?l le sonri? y respondi?: —Me alegra ser de ayuda. S? que esto debe ser muy dif?cil para ti. Riley baj? la cabeza por un momento, arm?ndose de valor para decir algo que quer?a decir. Finalmente dijo: —Dr. Hayman, probablemente no lo recuerde, pero yo estuve en su curso de introducci?n a la psicolog?a en mi primer a?o. —S? recuerdo —dijo. Riley se trag? su nerviosismo y dijo: —Bueno, siempre he querido decirle que me inspir? a especializarme en psicolog?a. Hayman se ve?a un poco asombrado ahora. —Guau —dijo—. Es agradable escuchar eso. Gracias. Se quedaron mir?ndose el uno al otro durante un momento inc?modo. Riley esperaba que no estuviera haciendo el rid?culo. Finalmente Hayman dijo: —Mira, he estado prest?ndote atenci?n en clase… Los ensayos que escribes, las preguntas que haces, las ideas que compartes con todos. Tienes una buena mente. Y tengo la sensaci?n de que tienes preguntas sobre lo que le pas? a tu amiga que la mayor?a de los otros chicos no piensan, tal vez ni quieran pensar. Riley volvi? a tragar grueso. Ten?a raz?n, por supuesto. «Esto s? que es empat?a», pens?. Record? la noche del asesinato, cuando estuvo afuera de la habitaci?n de Rhea deseando poder entrar, sinti?ndose como si descubrir?a algo importante si lo hiciera. Pero hab?a perdido esa oportunidad. Cuando Riley finalmente logr? entrar, vio que la habitaci?n estaba totalmente limpia, como si nada hubiera pasado all?. Dijo lentamente: —Quiero entender el por qu?. Quiero saber… Su voz se quebr?. ?Se atrev?a a decirle a Hayman, o a cualquier otra persona, la verdad? ?Que quer?a entender la mente del hombre que hab?a matado a su amiga? ?Que quer?a empatizar con ?l? Se sinti? aliviada cuando Hayman asinti?, pareciendo entender. —S? c?mo te sientes. Yo sol?a sentirme igual. —Abri? un caj?n de su escritorio, sac? un libro y se lo entreg?—. Te prestar? este libro. Es un buen comienzo. El libro se llamaba: Mentes oscuras: La personalidad asesina A Riley le sorprendi? ver que el mism?simo Dr. Dexter Zimmerman era el autor. Hayman dijo: —El hombre es un genio. Ni te imaginas las cosas que revela en este libro. Tienes que leerlo. Podr?a cambiar tu vida. Desde luego cambi? la m?a. Riley se sinti? abrumada por el gesto de Hayman. —Gracias —dijo d?cilmente. —De nada —dijo Hayman con una sonrisa. Riley sali? del aula y se ech? a correr a la biblioteca, ansiosa por sentarse a leer el libro. Sinti? una punzada de temor a la vez. —Podr?a cambiar tu vida —le hab?a dicho Hayman. ?Ser?a para bien o para mal? CAP?TULO SIETE Riley se sent? en un escritorio en la biblioteca de la universidad. Coloc? el libro sobre la mesa y se qued? mirando el t?tulo: Mentes oscuras: La personalidad asesina, por el Dr. Dexter Zimmerman. No estaba segura del por qu?, pero le alegr? haber elegido empezar a leer el libro aqu? en vez de en su dormitorio. Tal vez simplemente no quer?a ser interrumpida ni que nadie le preguntara qu? estaba leyendo y por qu?. O tal vez era algo m?s. Toc? la cubierta y sinti? un cosquilleo extra?o… ?Miedo? No, eso no era. ?Por qu? le asustar?a un libro? Sin embargo, se sent?a ansiosa, como si estuviera a punto de hacer algo prohibido. Ella abri? el libro y sus ojos se posaron en la primera frase: Mucho antes de cometer un asesinato, el asesino tiene el potencial para cometer ese asesinato. Mientras le?a las explicaciones del autor para esta declaraci?n, se sinti? sumirse en un mundo oscuro y terrible… Un mundo desconocido, pero que se sent?a misteriosamente destinada a explorar y tratar de entender. Mientras pasaba las p?ginas, fue introducida a un monstruo asesino tras otro. Conoci? a Ted Kaczynski, conocido como el «Unabomber», quien utiliz? explosivos para matar a tres personas y herir a otras veintitr?s. Y luego conoci? a John Wayne Gacy, a quien le gustaba vestirse como payaso y entretener a ni?os en fiestas y eventos de caridad. Era querido y respetado en su comunidad. Agredi? sexualmente y asesin? a treinta y tres ni?os y hombres j?venes, muchos de cuyos cuerpos escondi? en el s?tano de su casa. A Riley le fascin? Ted Bundy, quien finalmente confes? a treinta asesinatos, aunque quiz? asesin? a muchas m?s personas. Guapo y carism?tico, se hab?a acercado a sus v?ctimas femeninas en lugares p?blicos y ganado su confianza con facilidad. Se describ?a a s? mismo como «el hijo de puta m?s duro que jam?s han conocido». Pero las mujeres que asesin? no se percataron de su crueldad hasta que fue demasiado tarde. El libro estaba lleno de informaci?n sobre este tipo de asesinos. Bundy y Gacy hab?an sido notablemente inteligentes y Kaczynski hab?a sido un ni?o prodigio. Tanto Bundy como Gacy hab?an sido criados por hombres violentos y crueles y hab?an sido v?ctimas de abuso sexual de j?venes. Pero Riley se pregunt? qu? es lo que los hab?a convertido en asesinos. Un mont?n de personas que hab?an sido traumatizadas en sus infancias no asesinaban. Ella escudri?? el texto del Dr. Zimmerman en busca de respuestas. Seg?n su evaluaci?n, los delincuentes homicidas sab?an distinguir el bien del mal y tambi?n eran conscientes de las posibles consecuencias de sus acciones. Pero eran los ?nicos capaces de echar todo eso a un lado para cometer sus cr?menes. Zimmerman tambi?n escribi? lo que hab?a dicho en clase: que los asesinos no eran capaces de empat?a. Pero eran excelentes impostores que pod?an fingir empat?a y otros sentimientos normales, haci?ndolos dif?ciles de detectar y a menudo simp?ticos y encantadores. Sin embargo, a veces hab?a se?ales de advertencia visibles. Por ejemplo, un psic?pata suele amar el poder y el control. Espera ser capaz de alcanzar metas grandiosas y poco realistas sin mucho esfuerzo, como si el ?xito es simplemente lo que se merece. Har?a lo que fuera para alcanzar dichos objetivos. Nada estaba fuera de juego, incluyendo lo cruel y criminal. Suele culpar a otros por sus fracasos, y miente f?cilmente y con frecuencia… La mente de Riley estaba perpleja por la gran cantidad de informaci?n e ideas contenidas en el libro de Zimmerman. Pero mientras le?a, segu?a pensando en la primera frase del libro... Mucho antes de cometer un asesinato, el asesino tiene el potencial para cometer ese asesinato. Aunque los asesinos eran diferentes en muchos aspectos, Zimmerman parec?a estar diciendo que hab?a un cierto tipo de persona que estaba destinada a matar. Riley se pregunt? por qu? tales personas no eran descubiertas y detenidas antes de que pudieran empezar a asesinar. Riley estaba ansiosa por seguir leyendo y averiguar si Zimmerman ten?a alguna respuesta a esa pregunta. Pero mir? su reloj y se dio cuenta de que hab?a pasado mucho tiempo leyendo. Ten?a que irse ahora o llegar?a tarde a su siguiente clase. Ella sali? de la biblioteca y cruz? el campus, sosteniendo el libro del Dr. Zimmerman con fuerza mientras caminaba. A mitad de camino a su clase, no pudo resistirse a la atracci?n del libro, y ella lo abri? y oje? partes del texto mientras caminaba. Entonces oy? una voz masculina decir: —Oye, ?cuidado! Riley se detuvo en seco y levant? la mirada de su libro. Ryan Paige estaba de pie en la acera justo en frente de ella, sonri?ndole. Parec?a entretenerle lo distra?da que estaba Riley. ?l dijo: —Guau, el libro que est?s leyendo debe ser bien bueno. Estuviste a punto de chocarme. ?Puedo echarle un vistazo? Muy avergonzada ahora, Riley le entreg? el libro. —Estoy impresionado —dijo Ryan, hojeando unas p?ginas—. Dexter Zimmerman es un genio. No me especializar? en derecho penal, pero tom? unas clases con ?l como estudiante de pregrado. Realmente me impact?. He le?do algunos de sus libros, pero no este. ?Es tan bueno como supongo que es? Riley se limit? a asentir. La sonrisa de Ryan se desvaneci?. ?l dijo: —Qu? terrible lo que le pas? a esa chica la noche del jueves. ?La conoc?as, por casualidad? Riley asinti? de nuevo y dijo: —Rhea y yo viv?amos en el mismo dormitorio, en Gettier. Ryan se ve?a conmocionado. —Vaya, lo siento mucho. Debi? haber sido terrible para ti. Por un momento Riley record? el grito que la despert? esa terrible noche, ver a Heather derrumbada y vomitando en el pasillo, la sangre en el piso del cuarto del dormitorio, Rhea degollada con los ojos bien abiertos… Se estremeci? y pens?: «No tiene ni la menor idea.» Ryan neg? con la cabeza y dijo: —Todo el campus est? nervioso desde que pas?. Los polic?as hasta fueron a mi casa esa noche. Me despertaron y me hicieron todo tipo de preguntas. ?Puedes creerlo? Riley se estremeci?. Por supuesto que lo pod?a creer. Despu?s de todo, ella les hab?a dado el nombre de Ryan. ?Deber?a admitirlo? ?Deber?a disculparse? Mientras estaba tratando de decidir, Ryan se encogi? de hombros y dijo: —Bueno, supongo que debieron haber hablado con un mont?n de chicos. Me enter? que la chica estuvo en La Guarida del Centauro esa noche, y obviamente yo tambi?n estuve all?. Estaban haciendo su trabajo. Lo entiendo. Y obviamente espero que atrapen al bastardo que hizo esto. De todos modos, lo que me pas? no es gran cosa, no en comparaci?n con lo que debe ser esto para ti. Como dije, lo siento mucho. —Gracias —dijo Riley, mirando su reloj. Odiaba ser grosera. De hecho, hab?a estado esperando volverse a encontrar con este chico guapo. Pero iba a llegar tarde a clase y adem?s no estaba de ?nimos para disfrutar de su compa??a. Ryan le devolvi? el libro, como si comprendiera. Luego arranc? un trozo de papel de un cuaderno y anot? algo. Dijo con timidez: —Mira, espero que no pienses que me estoy pasando de la raya, pero aqu? tienes mi n?mero de tel?fono. Por si quieres hablar conmigo. O no. T? decides. —Le entreg? el trozo de papel y a?adi?—: Tambi?n escrib? mi nombre por si lo hab?as olvidado. —Ryan Paige —dijo Riley—. No lo hab?a olvidado. Ella le recit? su propio n?mero de tel?fono. Le preocupaba que debi? haber parecido brusco de su parte decirle su n?mero en lugar de anot?rselo. La verdad era que le alegraba el pensar que podr?a volverlo a ver. Le estaba costando ser amable con personas nuevas en este momento. —Gracias —dijo Riley, meti?ndose el papel en el bolsillo. Nos vemos. Riley pas? por al lado de Ryan y se dirigi? hacia su clase. Ella oy? a Ryan decir detr?s de ella: —Eso espero. * Riley ley? fragmentos del libro de Zimmerman cada vez que ten?a la oportunidad durante el resto del d?a. No pudo evitar preguntarse si el asesino de Rhea podr?a ser como Ted Bundy, un hombre encantador que hab?a logrado ganarse la confianza de Rhea. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43693599&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.