Как подарок судьбы для нас - Эта встреча в осенний вечер. Приглашая меня на вальс, Ты слегка приобнял за плечи. Бабье лето мое пришло, Закружило в веселом танце, В том, что свято, а что грешно, Нет желания разбираться. Прогоняя сомненья прочь, Подчиняюсь причуде странной: Хоть на миг, хоть на час, хоть на ночь Стать единственной и желанной. Не

El Premio Nobel

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El Premio Nobel Mois Benarroch TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE ”La escritura y la locura no est?n nunca demasiado lejos..” EL PREMIO NOBEL O Todo un personaje –––––––– Mois Benarroch Published by Mois Benarroch © 2015, Mois Benarroch Cubierta: Alan Green Also by Mois Benarroch Ciclo "Amor y exilios" Muriel (https://www.draft2digital.com/catalog/130626) El expulsado (https://www.draft2digital.com/catalog/139141) El ladr?n de memorias (https://www.draft2digital.com/catalog/168933) Raquel dice (algo enteramente inesperado) (https://www.draft2digital.com/catalog/168931) Standalone En las puertas de T?nger (https://www.draft2digital.com/catalog/80966) Lucena (https://www.draft2digital.com/catalog/80962) Cool and Collected Poems (https://www.draft2digital.com/catalog/83015) Despu?s de una despedida viene otra (https://www.draft2digital.com/catalog/88906) Take Me to the Sea (https://www.draft2digital.com/catalog/90416) El premio nobel (https://www.draft2digital.com/catalog/92673) The Nobel Prize (https://www.draft2digital.com/catalog/94914) Bufanda Blues (https://www.draft2digital.com/catalog/98612) Andaluz en Jerusal?n (https://www.draft2digital.com/catalog/124145) Esquina en Tetu?n (https://www.draft2digital.com/catalog/178168) Amor y exilios (https://www.draft2digital.com/catalog/198210) La catedral (https://www.draft2digital.com/catalog/200407) The Immigrant's Lament (https://www.draft2digital.com/catalog/202566) Mar de Sefarad (https://www.draft2digital.com/catalog/210496) Alle Porte di Tangeri (https://www.draft2digital.com/catalog/246367) Andalusian in Jerusalem (https://www.draft2digital.com/catalog/293581) One Farewell May Hide Another (https://www.draft2digital.com/catalog/370816) Watch for more at Mois Benarroch’s site (http://WWW.MOISBENARROCH.COM/). Tabla de Contenidos P?gina de Titulo (#u49e9d848-3edb-5aa2-b986-4bc006114e08) P?gina de Copyright (#u1500bc79-f3d2-546e-8a4e-0e448ba7e5fc) Also By Mois Benarroch (#u59373b83-9cdf-5992-ae38-0c14b88d93ea) El premio nobel (#u5c955db6-0662-5c16-b1fb-4bdd07ae0f6c) Further Reading: En las puertas de T?nger (#litres_trial_promo) Also By Mois Benarroch (#litres_trial_promo) About the Author (#litres_trial_promo) "Narrar, dec?a mi padre, es como jugar al p?ker, todo el secreto consiste en parecer mentiroso cuando se est? diciendo la verdad. " Ricardo Piglia 1. Yo en esa ?poca no s? si todav?a era escritor o si era algo que no se pod?a definir. Por un lado ya no pod?a dejar de ser escritor despu?s de haber publicado veinte libros controversiales. Creo que la gente se acordaba m?s bien de lo que les hab?a molestado que de lo que hab?a escrito. Era m?s controversial que le?do. Nunca esper? que ese ser?a mi destino literario y pasado los cincuenta ya no pod?a o no sab?a o no consegu?a hacer otra cosa. Ganaba muy poco dinero y escrib?a por pura inercia, un libro detr?s de otro, como una m?quina. Libros que no se publicaban, o que, peor, se publicaban en editoriales peque?as con tiradas m?nimas y no se vend?an. Era como una m?quina de escribir, una maquina que no era consciente de lo que hac?a. No sab?a ad?nde iba ni que me llevaba a ese sitio, a esa meta. Como toda mi vida, segu?a esperando algo. Algo que no lleg? hasta hoy. Ve?a muy poca gente, ten?a poco que hablar con el mundo, s?lo me quedaba la p?gina con quien conversar. A?os antes hab?a sido muy social, pero en esos d?as de invierno ya no me apetec?a hablar con nadie. Apenas si daba una paseo diario a la oficina de correos para ver si llegaba un contrato de edici?n o un libro de alg?n amigo cuando me encontr? con uno de esos escritores que uno conoce a los veinte a?os en alg?n grupillo y despu?s ya nadie oye hablar de ellos. Nos saludamos, me dijo que segu?a mis publicaciones y que ley? dos libros m?os que no le gustaron tanto, que seguro que estaba forrado de pasta con todo lo que publicaba y todos mis libros que se traduc?an. - S?, eso quisiera yo. No gano ni para el pan. Hasta me cuesta dinero, me invitan a tal capital para presentar el libro y al final sale que me he gastado un fortuna y que los derechos de autor de las ventas apenas cubren. Se r?o a carcajadas como si fuese una broma del mejor comediante de Nueva York, y yo no entend? por qu?. Eso me pasaba m?s y m?s a menudo y de noche eso me hac?a llorar. De pronto me solt? una pregunta inesperada y me pregunt? si me acordaba de Jorge, el escritor ese que era mayor que nosotros y que estaba en el grupo. Al principio no ca?a. ?Jorge? - El que ya era calvo, bueno ahora ya lo somos todos, pero el primero que se qued? calvo, y nos re?amos de su calvicie. Y ?l nos dec?a, s?lo es cuesti?n de tiempo. - No caigo. - Justo eso, el que se cay? de un balc?n en una de esas fiestas en la calle Pinto. Entonces ca?. - S? claro, ?C?mo no? ?Pero est?s seguro que se llamaba Jorge? No era Pablo. O Ra?l. - Fue el primero de nosotros en publicar una novela. - S? ese. - Y era medico o algo as?. - Puede ser, creo que curandero, de medicinas naturales. Pues, mira, resulta que el t?o est? en un psiqui?trico, loco de remate, pero de lo m?s loco, aunque dicen que interesante, que cada d?a es una persona diferente. Nadie sabe lo que tiene. - Se llama Demencia. - S?, bueno. Pero el otro d?a me dijo un cr?tico literario que lo sigue desde hace a?os que se ha enloquecido un poco como Tarzan, Johny Weismuller, que en sus ?ltimos d?as se cre?a que era de verdad Tarzan y se pasaba los d?as llamando a Jane y haciendo su famoso alarido. Pues resulta que Jorge es cada d?a uno de los personajes de sus libros. Eso dijo el cr?tico. Y que los psiquiatras ni lo entienden. Bueno, es un rumor. - Y yo aqu? viviendo a cuesta de mi mujer. - ?Qu?? La verdad es que ni idea de por qu? le ech? o me sali? de pronto esa respuesta. ?Me sent?a culpable de vivir a cuesta de otros? O porque ya hab?a pensado varias veces que la meta de una escritor es convertirse en personaje y vivir en libros. So?aba con ser un personaje y no tener deudas ni hipotecas. La vida de un personaje me parec?a m?s simple que la de un escritor. Tal vez por eso la gente prefiere ser ciervo de alguien. - Te veo en muchas antolog?as ?ltimamente, te est?s volviendo en un cl?sico. Rompi? mis pensamientos. - S?, aunque ya ni las sigo, ni tengo tiempo ni paciencia. - ?Te pagar?n bien por eso?, ?No? El tipo parec?a obsesionado con lo que ganaba yo de mis escritos. - S?, much?simo, cinco kilos de lentejas por antolog?a. Me re? para m? mismo, al acordarme que mi amigo Javier P?rez gan? un premio que consist?a en unos cuantos kilos de lentejas. Me encantan las lentejas y me pareci? un buen premio, exento de impuestos. - Dices cosas muy raras,- se ri?. No acababa de colocar a la cara de este tipo un nombre. Ni idea de cu?ntos libros hab?a publicado, ni qu? clase de libros. Pero s? estaba claro que se trataba de uno de los muchos escritores hispanos que lleg? a nuestra tertulia. Tertulia que dur? cinco a?os y medio y entraron y salieron muchos. Nos ve?amos una vez a la semana por lo menos y nunca faltaban intrusos y turistas que ven?a una vez, o dos, o tres. El n?cleo incluy? una docena de escritores, unos se iban y otros ven?an, algunos se fueron a otros pa?ses y no volvieron. Este, estaba casi seguro, no formaba parte de ese n?cleo, pero s? estaba en la periferia de este. Aunque ya hab?an pasado casi treinta a?os de esto y no pod?a estar seguro. - Bueno, ?Y qu? tal te van tus escritos? Dije escritos y no libros por pura intuici?n. Result? ser exacta. - Bueno, pues por fin publico mi primer libro este a?o, con una editorial muy buena, yo no soy de los que publican un libro cada a?o, o, dios me libre, dos o tres al a?o, no, no soy un mayorista de papel. Yo los trabajo. Puro y duro. Un libro cada treinta a?os. Me estaba echando indirectitas, como no, en el momento que publicas un libro, y el segundo, ya te conviertes en el enemigo p?blico de todos estos que nunca pueden dar por acabado un cuentito de siete p?ginas. En una ?poca los enviaba a la mierda, pero este, que segu?a sin nombre, pero con cara, este me hizo gracia. - Enhorabuena, enhorabuena, qu? alegr?a, sab?a que un d?a llegar?as. Se te notaba el talento detr?s de tu timidez. - Gracias, gracias, aunque todav?a no he firmado el contrato, quiero un anticipo m?s grande, es que he trabajado mucho en este libro y creo que me deben pagar. Bueno est? este. Un primer libro y no solo le dan anticipo sino que quiere m?s. Yo con toda mi reputaci?n a veces hasta publico sin anticipo, si la editorial no es muy grande. Pero este, este s? que sabe llevar las cosas. Lo ?nico que le falta es vivir trescientos a?os y se carga con todos. O solo es de los que buscan excusas para no publicar, o lo est? inventando todo. - Claro, claro, tienes raz?n, no cedas, pide lo que te mereces, y m?s, claro, eso digo yo. - Bueno, pero t? ya ganas tu pasta. No te quejaras. - Pasta s?, pasta de diente, y no me quejo, es buena y me hace bien a las encillas, es una hind?, sabes, se llama Vicco, ayurvedica. ?La conoces? Ahora ya se le ve?a desconcertado. Mir? el reloj, y dijo. - T? con tu Vicco nosotros aqu? con nuestro Colgate. No te quejar?s, no te quejar?s... Bueno, me tengo que ir, mira, est? en el psiqui?trico Jord?n, as? se llama, por si quieres ir a verlo. No te va a reconocer, porque no reconoce a nadie, pero tal vez le haga bien. - S?, s? donde est?, no est? lejos de mi casa. El escritor que nunca acababa su libro sali? corriendo y subi? de inmediato en uno que llegaba a la parada. Como en muchos de estos encuentros no acababa de convencerme de que eran reales, no estaba seguro si los hab?a imaginado, m?s bien escritos, por lo menos en mi mente, o si hab?an pasado de verdad. Me sent?a esquizofr?nico y como en esas pel?culas en las que de pronto el personaje principal se encuentra en una instituci?n mental y all? poco a poco le explican que todo lo que vivi? en los ?ltimos a?os, o en toda su vida, no fue m?s que fruto de su mente. ?Pero entonces no est?n todos los escritores locos? ?No inventan acaso cada d?a sus propias vidas?, ?no las est?n imaginando cada minuto? Lo que m?s irreal me parec?a y me sigue pareciendo es que ten?a la sensaci?n de que el escritor conocido pero sin nombre se hab?a despedido dos veces. Lo ve?a irse en el medio de la conversaci?n y despu?s de irse los dos segu?amos conversando. Esa clase de memorias torpes me hac?an pensar que todo era irreal. Tal vez la raz?n era los puros que fumaba que me causaban una sensaci?n alucinante. Lo que s? se qued? calcado en mi mente fue lo del Jord?n, un instituto que a veces veo camino a mi casa, cuando vuelvo andando. No es el camino de siempre, as? que solo lo veo a veces, parece una fortaleza romana y no un instituto, ni un hospital. La fachada es c?ncava y crea una especie de medio huevo que crea un patio redondo, que da con la puerta de entrada. Pod?a ir ya de inmediato en vez de irme al mercado a beber un caf?. Pero no lo hice, no ten?a prisa. Pens? que ser?a mejor recapacitar e intentar dar l?gica a nuestro encuentro. Esta vez pod?a ser de verdad un espejismo. No siempre estaba en ese estado. Cada mes llegaban las cuentas para recordarme de que la realidad exist?a. Siempre m?s de lo que pod?amos permitirnos. Nunca entend? como segu?amos sin deudas importantes. Y adem?s de eso estaban los dolores de espalda, muelas, tobillos, rodillas, cabeza, y el dedo gordo del pie, como si los miembros del cuerpo se turnaban para recordarme que exist?a. Para no dejarme convertirme de verdad en un personaje literario, todo hecho de tinta, y sin cuerpo. Poder volar. Pero en esos d?as iba bastante bien de dinero, hab?a vendido la casa, comprado una m?s barata y mas grande, y para m?s con un s?tano en el que pod?a trabajar cuando no hac?a demasiado frio o calor, hab?a liquidado la hipoteca y pagado las deudas, que no eran tantas. Estaba sin trabajo, o sea que las editoriales no me contrataban para traducir, o me quer?an pagar tan poco que ya era preferible ser portero o guardi?n, pero en general ni eso. Hab?a ganado un premio dos a?os antes y desde ese d?a las editoriales del pa?s me consideraron muy rico y sin necesidad de publicar libros o traducir para poder comer. Ya se sabe que los artistas comen poco o nada, o viven en libros y no necesitan casas, ni tienen gastos. El encuentro me dej? un tanto perturbado y en vez de seguir mi camino al mercado di med?a vuelta y me volv? a casa. Me gustaba mucho la nueva casa, ten?a mucho m?s espacio que la vieja casa en la que viv? veintid?s a?os, y no, no era tan raro que diera media vuelta y me volviese a mi hogar que me proporcionaba mucha tranquilidad. Era todo lo contrario del que hab?a dejado, que estaba en una calle ruidosa y poluta. Y del que sal?a a menudo para desahogarme. Ahora me desahogaba en casa, sobre todo si mis hijos y mi mujer estaban en sus quehaceres y la casa era toda m?a. 2. En casa me esperaba mi mujer que hab?a vuelto de su trabajo. Era profesora de gimnasia. Le pregunt? si se acordaba de un escritor calvo que una vez salt? de un primer piso, por alg?n amante o alguna amante. - ?Otro escritor? No ser?a mejor que te buscases un trabajo. - Trabajo tengo, estoy escribiendo una novela, lo que no tengo es dinero. - Pues busca dinero. - Eso ya es otra cosa, lo que pasa es que no s? buscar dinero. - Pues a aprender. - Bueno, est? bien. ?Pero no te acuerdas de un escritor calvo del grupo Mareos, que era mayor que nosotros? - Me dice algo, creo que ya hab?a publicado un libro, antes que todos. Y no era mucho mayor que vosotros. - No creo. ?Qu? libro? - Un libro de poemas que gan? un premio. - De eso no me acuerdo. 3. El d?a siguiente, al salir de casa, los pasos me llevaron al Jord?n. En menos de veinte minutos estaba ya all?. Para mi sorpresa me dejaron entrar sin preguntarme nada y hasta llegu? al lobby del inmueble sin que nadie me molestase. No ten?a idea por quien preguntar, pero enseguida lo vi all? en una sala enorme en la que estaban sentado pacientes y se paseaban enfermeras. Todo ten?a m?s bien un aspecto de hotel de cuatro estrellas. Mir? a mi alrededor y ya pensaba preguntar a una de las enfermeras (?preguntar qu?? No lo sab?a muy bien, ?Preguntar por un escritor sin nombre?, ?Por un tal Pablo?) Cuando ?l mismo me reconoci? y se dirigi? a m? como nos dirig?amos en ese tiempo remoto entre nosotros. "?Hola pibe!", si siempre nos habl?bamos as? ?c?mo puede uno acordarse de los nombres? - Hola, ?Qu? alegr?a verte! - Venid, ven, sent?te ac?. No me acordaba del todo que era argentino, y no creo que lo era, aunque empez? por hablarme en argentino. En seguida se puso a alabarse. - Bueno, es que ya no somos los majaras de anta?o, ya soy un escritor famoso, soy Person, no el Ruiz que t? conoc?as, un simple Ruiz, todos los doctores aqu? me llaman el Se?or Person, o el escritor Ruiz Person. No me sonaba nada a su nombre, a lo mejor era un nombre de pluma que se hab?a inventado. - ?Ruiz es un apellido?... - Je je, claro, son mis dos apellidos, mi nombre propio lo guardo para mis amantes. Ese no lo sabe nadie. Y lo que yo digo es que hay que escribir con los cojones, no con el l?piz, ni con el ordenador. Por eso mi mejor novela se llama "Pijas y huevos", eso es escribir con los cojones. ?Cojones! Y grit? y todos lo escucharon pero nadie se permuto por esa palabra. Todos segu?an muy tranquilos. Lo que le daba al ambiente un aire un tanto cinematogr?fico o risue?o. - ?Y a qu? viene eso? - As? nos metemos en directo en la entrevista, porque me imagino que vienes a entrevistarme. A mi solo vienen a entrevistarme, o a entrevestirme, as? que entre r?pidamente en caliente. ?Qu? te parece? Venga... las preguntas. A m? me gustan las preguntas. - ?Cuando naciste? - Eso es una pregunta que nunca hay que preguntar a un escritor. Deber?as saberlo antes de venir. Bueno, nac? hace poco y soy muy viejo. ?Qu? te parece esa respuesta? Jejeje, es muy po?tica, y pol?tica, qu? m?s pol?tico que eso. - ?Y qu? est? usted escribiendo ahora? - Otra mala pregunta. Yo ya hace a?os que no escribo nada, solo doy entrevistas, as? vendo m?s libros y no tengo que escribir. Todo lo imagino. Que escriban los periodistas. - ?Crees en el futuro de la novela? - Ah! Eso s?. Si que creo en el futuro de la novela. - ?Pero no crees que los medios electr?nicos van a matar a la novela? - S?. En eso tambi?n creo. Pero es que hay que matar diariamente a la novela para que tenga futuro. Buena frase. ?No? Las verdad es que menos mal que no ven?a a entrevistarlo, porque se volv?a cada minuto m?s insoportable. - ?Qu? personaje te gustar?s ser? - Todos. Pero sobre todo la conductora rubia esa que sube a Jack Kerouac en autostop. Esa m?s que ning?n otro personaje. - ?Y qui?n es esa? - Bueno en uno de sus libros, que se llama Blonde algo, se sube en un coche en el que conduce una rubia. Me encanta esa rubia, y le cuenta que est? casada, lo cual es mentira, pero a la rubia esa, que es muy inteligente, le gusta jugar. - Pero de los personajes de sus libros, - Ninguno de ellos, soy todos ellos y por lo tanto los odio, pero ellos son partes de m? que siguen existiendo en los libros cuando ya se han muerto en m?. - ?No quisieras resucitar a alguno de ellos? - S?, a muchos, sobre todo a la cocinera de la novela "El viento y su pimiento" que ni siquiera me acuerdo de su nombre para que me prepare una buena paella. - ?Le gusta la paella? - Y leer tambi?n. Me gusta leer. De pronto son? un timbre y todos se levantaron y se dirigieron en una misma direcci?n. - Es la hora de la medicina y despu?s del almuerzo.- Dijo.- si quiere vuelve usted esta tarde. - O ma?ana. - O ma?ana. Mejor ma?ana. Porque despu?s quiero hacer la siesta. Ninguna siesta es un acto perdido. Nunca se pierde el tiempo haciendo una siesta. Mejor una siesta que una fiesta. La siesta es el mejor momento del d?a. Sin siesta no hay vida. Y desapareci?. 4. No volv? ese d?a, me fui a casa, baj? al s?tano a buscar los libros de Ruiz Person, no ten?a ninguno. Llegu? a conectarme dif?cilmente al internet con el wifi, porque estaba demasiado lejos del router, y lo busqu?, aparec?a un Ruiz Person en wikipedia. Nacido en Las Pampas en 1967 y muerto en Irxal en 1999. Escribi? dos libros: "La pija y los huevos", y "Sueldos para soldar". Eso era todo lo que dec?a. Aunque estaba claro que se hablaba de un mismo libro, estaba claro que no era. Y que adem?s, intu?a que no exist?a y que tal vez era una broma del mismo Pablo. As? que me puse a buscar por "La pija y los huevos" Y all? lo encontr?. S? que lo encontr?. Ruiz Person era un personaje de una novela de Pablo Piscis, escritor nacido en La Torreta y muerto en Irxal en el 2006. Eso de muerto era tal vez un tanto exagerado. O una broma de alg?n enemigo o amigo o del mismo Piscis. Y est?n las obras novel?sticas. Adem?s de libros de poemas, cuentos, ensayo, filosof?a, hab?a escrito treinta y siete novelas. Solo algunas aparec?an en wikipedia: El beb? sin vida El asesino de nadie Las cosas tienen su encanto La crisis de los t?rtaros. La Trilog?a de Destar: Mil?n, Mel?n y Milonga. El Cuarteto de Minoestar: "Luces y m?s luces", "Lunes y otros Domingos", "Martes ojal? te hartes" y "El escudo del jabal?". 5. En el s?tano, as? me acostumbre a llamar a mi oficina, de unos 15 metros cuadrados, que podr?a ser un cuarto de estudiante, encontr? uno de sus libros, "El beb? de nadie", lo oje? e hoje? y enseguida me acord? de que ya lo hab?a le?do y de qu? trataba. Era sobre una mujer que ten?a un beb? de seis meses y que un d?a pase?ndose al lado del mar se puso a llover, la madre lo tapa y se dirige r?pidamente a casa de su madre, pero al llegar no hay ning?n beb? en el coche donde estaba y para su gran sorpresa la madre le pregunta qu? hace con un coche de beb? si no tiene hijos. El marido no recuerda nunca haber tenido un hijo ni nadie alrededor de ella. La madre del beb? sin beb? empieza a volverse loca y a vivir entre la paranoia y la esperanza, los loqueros y los investigadores. Se trama una organizaci?n internacional de secuestradores de ni?os, que no se sabe si de verdad existe o es pura imaginaci?n de la madre. La segunda p?gina indicaba que hab?a sido publicada en 1984, aunque no precisaba si era una reedici?n o una primera edici?n. Cuando lo le? no me gust? mucho. Ni siquiera estoy seguro de haber llegado hasta el final. Me pareci? una novela un tanto comercial y que no llegaba a ning?n lado. Parec?a una pel?cula alemana de los a?os veinte. Daba miedo pero no llegaba a asustarte, ni hab?a forma de identificarse con ninguno de los personajes. Me acord? de haber le?do otros libros suyos, tal vez tres o cuatro hasta que dej? de interesarme por los que publicaba, por lo visto era una novela por a?o. Le? en la solapa del libro que Piscis hab?a ya publicado varios libros, y en esa ?poca estaba publicando y una trilog?a, "La Trilog?a de Destar", de la cual hab?a ya publicado una entrega "Mil?n", y el cuarteto, "El Cuarteto de Minoestar", del cual hab?a publicado dos novelas: "Luces y m?s luces", "Lunes y otros Domingos". Todos estos libros hab?an sido publicados en la editorial "Crucigrama". 6. El d?a siguiente sal? temprano para toparme con Piscis despu?s del desayuno, quer?a hacerle unas preguntas m?s al escritor Person. Entr? directamente a la sala grande pero all? no estaba, pregunt? por ?l a una enfermera, pregunt? por un escritor llamado Pedro Piscis, Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=40210415&lfrom=688855901) на ЛитРес. 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