Так врывается поздним июльским утром в окно Пожелтевший иссохший лист из небесной просини, Как печальный звонок, как сигнал, как удар в лобовое стекло: Memento mori, meus natus. Помни о смерти. Готовься к осени.

Voces De Luz

voces-de-luz
Автор:
Тип:Книга
Цена:375.07 руб.
Просмотры: 576
Скачать ознакомительный фрагмент
КУПИТЬ И СКАЧАТЬ ЗА: 375.07 руб. ЧТО КАЧАТЬ и КАК ЧИТАТЬ
Voces De Luz Aldivan Teixeira Torres Voces de Luz es el primer libro de la serie de ni?os de luz cuya tem?tica principal es la religi?n y la relaci?n entre las personas. “Voces de Luz” Aldivan Teixeira Torres Voces de Luz ____________________________ Aldivan Teixeira Torres ©2018-Aldivan Teixeira Torres Todos los derechos reservados E-mail:[email protected] Traductor: jose Francisco grillo ca?izales Este libro, incluyendo todas sus partes, est? protegido por derechos de autor y no puede ser reproducido sin el permiso del autor, revendido o transferido. _____________________________________________________ Breve Biograf?a: Aldivan Teixeira Torres, naci? en Arcoverde- PE-Brasil, cre? las series el vidente, las series hijos de la luz, poes?a y guiones. Su carrera literaria comenz? a finales de 2011 con la publicaci?n de su primer trabajo la novela Fuerzas opuestas. Por alguna raz?n, dej? de escribir solamente reanudando su carrera en la segunda mitad de 2013. Desde entonces, nunca se detuvo. ?l espera que su escritura contribuir? a la cultura de Pernambuco y Brasil, despertando el placer de la lectura en los que a?n no tienen el h?bito. Su lema es "Para la literatura, la igualdad, la fraternidad, la justicia, la dignidad y el honor del ser humano para siempre". ”. “Dedicaci?n y Agradecimientos” Dedico este primer trabajo de esta nueva serie a todos los lectores admiradores de mi trabajo, a los amigos, colegas, conocidos, vecinos, y en especial a mi familia. De cualquier forma, a todos los que me apoyan. Quiero demostrar a trav?s de este y otros estudios las numerosas manifestaciones de Dios en la tierra, a trav?s de sus queridos hijos ya reconocidos por sus m?ritos, y a trav?s de ellos incrementar la conciencia de la confrontaci?n general de los t?picos que considero importantes. Debido a eso, mis agradecimientos especiales a todos aquellos dispuestos a leerlo pacientemente. “S?lo el pecado habla al imp?o en el fondo de su coraz?n; ?ning?n temor de Dios ante sus ojos! Se mira con tan buen concepto, que se niega a admitir su culpa. Sus palabras son fraude y maldad; renunci? a ser sensato, a obrar el bien. Hasta en su lecho rumia sus maldades; se obstina en el camino que no es bueno, no renuncia al mal. Se?or, tu amor est? sobre los cielos y tu fidelidad pasa las nubes. Como los altos montes es tu justicia, y tus decretos como los abismos; Se?or, t? ayudas a hombres y animales: ?qu? valiosa es tu gracia! A ti acuden los hijos de Ad?n debajo de tus alas se refugian; se sacian con lo mejor de tu casa, y le quitas la sed en tu r?o de delicias. En ti se halla la fuente de la vida, y es por tu luz que vemos la luz. Conserva tu amor a los que te conocen, tus premios a los de recto coraz?n. Que no me aplaste el pie del orgulloso, ni me atrape la mano del imp?o. ?Ah? est?n, cayeron los malhechores, fueron tumbados y no pueden levantarse!” (Salmos Cap?tulo 36, La Santa Biblia) Introducci?n Voces de Luz es el primer libro de la serie de ni?os de luz cuya tem?tica principal es la religi?n y la relaci?n entre las personas. Su objetivo es informar, reflejar, cuestionar valores y confrontar con hechos hist?ricos. Hago una invitaci?n al lector para que se sumerja en esta aventura llena de entretenimiento, misterio e informaci?n que ciertamente contribuir?n a una nueva visi?n de la vida y el futuro. Con mis cumplidos, les doy un gran abrazo a ustedes mis hu?spedes y les deseo una lectura feliz. Resumen “Voces de Luz” (#) Voces de Luz (#) Introducci?n (#) Pernambuco, 30 de Octubre, 2014 (#) Decisi?n (#) Justicia (#) Misericordia (#) Caridad (#) Tolerancia (#) Paciencia (#) Fe (#) Cartago – Actual T?nez - a?o 465 (#) Ni?ez (#) El Monasterio (#) Nuevas Actitudes (#) El Regreso al Monasterio (#) Una Semana Despu?s (#) La Primera Lecci?n (#) El Trabajo (#) El Ejemplo de Persistencia (#) El Per?odo de Seis A?os (#) Viaje Forzoso (#) Parada en Siracusa (#) Devuelta en casa (#) Decisi?n II (#) En Casa (#) La Semana (#) Un Tiempo Despu?s (#) La Misi?n (#) Nominaci?n (#) Viaje a Roma (#) Caminando en Roma (#) El Retorno (#) Cuentos, El Nuevo Obispo de Ruspe (#) El Exilio (#) El Cruce (#) Cartas al Rey (#) Repercusi?n (#) Tres Meses Despu?s (#) La Secuencia de Trabajo (#) En Cartago (#) El Regreso (#) Diez A?os Despu?s (#) Nueva Posici?n (#) En Ruspe (#) Final (#) Final de la Primera Misi?n (#) Conclusi?n (#) Pernambuco, 30 de Octubre, 2014 Despu?s de una noche sin sue?o llena de ansiedad, crisis y problemas por resolver, el hijo de Dios finalmente despert?. Como es usual, se levanta, se estira, toma su toalla, jab?n y champ? y con pasos regulares camina hacia el ba?o. Cruza la puerta del dormitorio, llega a la sala a trav?s del corredor, pasa a la cocina, encuentra a su familia y toma una cubeta de agua que su colaboradora hermana hab?a preparado, le agradece por eso, y finalmente, entra al peque?o cuarto de su casa humilde. Una vez ah? se desviste, comienza a enjabonarse, se vierte un poco de agua, se frota con esfuerzo para mantenerse limpio y puro para otro d?a de trabajo pesado. Durante el ba?o, muchas ideas llegan a su mente acerca de los problemas generales de tu vida, incluyendo tu carrera de escritor. En ese momento, todo se reduc?a a una gran esperanza de que sus trabajos pose?an la expectativa de tener un efecto en todos los campos del futuro. Esto era lo que ?l pensaba. Con las secuencias de enjuagues, todo va de forma muy r?pida en su mente, como una pel?cula: La envidia por parte de otros, la ambici?n humana, las dificultades en las relaciones y la persistente fuerza de su familia en oposici?n de sus sue?os, Toda esta cantidad de pensamientos se presentaban como una carga pesada que ?l era forzado a conllevar. Pero, incluso siendo afrontado por tantas dificultades, nada ni nadie lograr?a hacer que ?l se rindiera. Era correcto para ?l, y con eso en mente termina el ba?o esperando por d?as mejores. Con la ropa y la toalla, sale del ba?o, pasando a trav?s de los mismos lugares antes de llegar a su cuarto. En su fortaleza, se coloca ropa y zapatos nuevos, peinando su cabello, roci?ndose un poco de perfume y empacando r?pidamente su bolso. Mientras termina de arreglarse, sale del cuarto cargando el bolso, llega a la sala de estar, avisa que va a salir, pasa m?s all? del obst?culo y finalmente gana acceso al camino que lo llevar? a la calle. Desde la entrada gana acceso a la calle y en unos cuantos pasos se consigue con sus colegas, que realizaron el mismo camino que ?l. Cada uno luchaba por cumplir sus metas y eran modelos a seguir en la comunidad. Con la misma compa??a, el hijo de Dios camina por el centro de la ciudad y obtiene acceso al camino. Le tomar?a unos 150 metros para llegar al borde de la autopista BR 232. Este peque?o pasadizo es completado sin ninguna sorpresa en la interacci?n entre sus amigos, transform?ndose en una rutina menos mon?tona. Ahora solo faltaba esperar la van que los llevar?a a sus respectivos trabajos. Ellos no esperan mucho tiempo. Despu?s de quince minutos la van gris llega, todos se montan, y una vez que se acomodan, la traves?a contin?a. Disfrutan la ruta de 18,5 Km para continuar hablando con los otros pasajeros y con el conductor, quien ya los consideraba sus amigos debido a su encuentro diario. Todo estaba muy bien. Debido a que la van iba a gran velocidad, no tom? m?s de quince minutos en llegar a las puertas de la ciudad desde el camino, la dulce ciudad de Arcoverde. Atraviesan el vecindario de Boa Vista, llegando al centro de la ciudad y los pasajeros comienzan a llegar a sus respectivas paradas. Eventualmente llega el turno del hijo de Dios. ?l agradece a todos por su atenci?n, se despide, cruza la calle y entra al trabajo que le gustaba mucho. ?l saluda a los guardias, pasa a trav?s de las puertas electr?nicas, sigue por un corredor, atraviesa otra puerta, saluda a los colegas que ya est?n presentes y se sienta en su mostrador de servicio. Abre su mochila, saca las herramientas de trabajo que incluyen estampillas, saca grapas, engrapadora, calculadora y su botella de agua y un vaso. Toma un sorbo del precioso l?quido y va al ba?o, pasando por dos puertas m?s. Al llegar al lugar, realiza sus necesidades fisiol?gicas, se lava sus manos y cara, se seca y finalmente sale del ba?o. Supera los mismos obst?culos para llegar otra vez a su mostrador. Ahora estaba listo para empezar su trabajo de servicio de atenci?n al cliente, con una duraci?n de seis horas. Comienza la jornada con los servicios de atenci?n que incluyen la actualizaci?n de datos, lineamientos, entradas en procedimientos administrativos. Todo era muy din?mico y requiere de mucha responsabilidad por parte de los servidores. Exactamente a las 9am, el hijo de Dios ten?a hambre y toma su primera parada t?cnica. De nuevo abre la mochila, toma su almuerzo y navega hasta la despensa. Exist?an dos obst?culos que superar y llegando a la habitaci?n el hijo de Dios se asegura de lavarse sus manos, tomar su almuerzo y sentarse en una peque?a mesa dentro del cuarto. El ambiente todav?a est? conformado por el mostrador de la cocina, el closet doble, el refrigerador, microondas y estufa. Solo en ese momento, la primera cosa que hizo el hijo de Dios fue servirse t? y comenz? a comerse su bocadillo (pan con huevo y queso). S?lo le toma 10 minutos completar esta acci?n, se lava las manos y se dirige a su mostrador, debido a que posee una responsabilidad y no quer?a dejar a nadie esperando. Al llegar a su puesto, resume sus llamadas durante unas largas cuatro horas. Debido a que este era un d?a inusual, fueron capaces de completar las sesiones dentro del tiempo establecido, y alrededor de la 1pm, el hijo de Dios sali? de su mostrador, se despidi? de sus colegas y sali? por la misma entrada local. Al obtener acceso a las calles, ?l camin? con un paso acelerado hacia la parada de la van, para lograr llegar a su hogar lo m?s r?pido posible, porque ten?a trabajo por hacer. De esta forma, pasa por el callej?n de Bu?que, gira a la derecha, sigue la avenida principal hasta la intersecci?n, el lugar m?s peligroso de la ciudad. Cuando llega a la esquina, la se?al indica que no hay paso para los peatones. Se detiene por un momento y observa el movimiento, cuando disminuye decide atravesarla porque en su visi?n no se presentaba ning?n peligro. Sin embargo, cuando lleg? a la mitad del cruce, un cami?n escondido gira hacia ?l y parece ir descontrolado. El hijo de Dios no reacciona ante el peligro, hubo un grito, alguien lo estaba agarrando y el cami?n pasa muy cerca. El golpe de la ca?da lo deja confundido por un buen per?odo de tiempo. Una vez que comienza a caminar, es sostenido por un hombre joven y sonrosado y por mucha gente curiosa. Sin entender exactamente lo que estaba pasando en realidad, entra en contacto con el hombre joven. —?Qu? te pas?, y qui?n eres? — Soy Emanuel Melkin Escapuleto y soy el que logr? salvar su vida. Por favor preste m?s atenci?n al cruzar una calle. (le recomend?) El hombre joven mantuvo su preocupaci?n con Aldivan, que todav?a era sacrificado. Para lograr resolver la confusi?n, le habl? a la gente alrededor. — Muchas gracias a todos. Ya se pueden marchar. Yo cuidar? de ?l. Uno a uno, la gente curiosa comenz? a irse deseando que el hijo de Dios se recuperara. Afortunadamente, s?lo fue un susto fugaz. Emanuel segu?a siendo muy considerado con Aldivan y lo ayud? a levantarse. Despu?s se reestableci? la conversaci?n entre ellos. — Yo quer?a agradecerle por todo lo que ha hecho por m?. Por cierto, cuando yo estaba cruzando la calle, no te vi. ?De d?nde has venido? (El hijo de Dios) — Yo estaba detr?s del poste de luz a tu lado, estaba atendiendo una llamada en el celular. Cuando me di cuenta que el cami?n iba a golpearlo, no pens? dos veces. (Emanuel) — Muchas gracias otra vez. ?Eres de por ac?? — No. Estoy de vacaciones. Yo vivo en la aldea de Ibimirim llamada Jeritac?. ?Has escuchado de ?l? — Nunca. Yo no conozco Ibimirim, pero tengo deseos de visitarlo. — ?Qu? bien, y t?? ?De d?nde eres? — Yo no poseo una residencia fija. Mi trabajo de escritor me hace viajar constantemente en busca de aventura. — Oh genial. ?Mira! ?Est?s muy ocupado? Quiero conocerte mejor. El hijo de Dios revisa la hora y nota que son la 1:30pm. De hecho, su agenda estaba muy ocupada, pero esa conversaci?n era buena y prestar atenci?n era lo menos que pod?a hacer por alguien que hab?a salvado su vida. El decidi? aceptar la propuesta. — Esta bien. ?Quieres ir a un restaurant cercano? Te invito el almuerzo. — Gracias. Acepto. Estoy hambriento. — As? que, s?gueme. Ambos cruzaron la avenida cuidadosamente y siguieron por la calle en direcci?n a la oficina postal. Luego de superar una docena de tiendas, encontraron un lugar callado donde el almuerzo era similar a un auto-servicio. Ellos entraron al establecimiento llamado Massa Del?cia, escogieron una mesa disponible, el hijo de Dios solt? su bolso y junto a su nuevo amigo, fueron a preparar sus platos. Cada uno llena su plato con comida distinta, gracias a la amplia variedad presente. Al final, tomaron sus cubiertos, pesaron el plato, tomaron la factura y se dirigieron a su mesa. Tambi?n ordenaron algo para tomar. Con unos cuantos pasos, llegaron a la mesa, se acomodaron en dos sillas alrededor de la misma y mientras com?an intercambiaban informaci?n. — As? que, otra vez, ?Cu?l es tu nombre? (Emanuel) — Mi nombre es Aldivan Teixeira T?rres, pero tambi?n soy conocido como el hijo de Dios, el Vidente o Divinha. Como ya dije, soy un escritor, autor de la serie “El Vidente”. — ?Genial! Y, ?Cu?l es el g?nero? — Yo escribo romance de ficci?n. Mi meta con la literatura es contribuir con mi experiencia de vida para que muchas personas puedan ser transformadas. — Yo amo leer. ?Tienes algunos libros que has escrito que puedas mostrarme? — Si tengo. Espera un momento. El hijo de Dios agarra su mochila, la abre y saca una copia de su primer libro publicado “Fuerzas Opuestas: El misterio de la Cueva” y se lo entrega a Emanuel. Con un vistazo r?pido, ley? la sinopsis, la caratula, el resumen y la introducci?n; luego continu? con la conversaci?n. — Muy interesante. Lo disfrut? mucho. ?Puedo qued?rmelo? — Por supuesto. ?Es tuyo! — Gracias. Emanuel mantiene el libro a su lado y ambos se concentran en su almuerzo por un momento, dejando de hablar. Por un momento los ojos de Emanuel brillaron como si se le hubiese ocurrido una idea y resumi? la conversaci?n con su amigo a su lado. Escucha, ?T? crees que fue una coincidencia que nos conoci?ramos? — No lo s?. No creo en las coincidencias. — Yo tampoco. Y tengo una proposici?n para ti. — ?Cu?l? — Quiero ser tu compa?ero en una nueva serie. — ?Y qu? te califica a ti para que yo te acepte? — Tengo un talento especial. Puedo capturar exactamente los puntos vitales de los problemas, los enfoques claves de las historias. Un ejemplo fue encontrarte y salvar tu vida en ese preciso momento. Tambi?n tengo contactos importantes alrededor del mundo que ser?n muy ?tiles. — Est? bien. Espec?ficamente ?Cu?les son estos enfoques? — Son relacionados al ?rea religiosa. ?Eso te interesa? — Demasiado. ?Y qu? sugieres para nuestra primera aventura? Emanuel mira la hora en su reloj de mu?eca y parece estar decepcionado. Luego contin?o con la conversaci?n. — ?Cu?ndo puedes visitar me para hablar mejor? — ?Ir a Jeritac?? Yo ni siquiera s? d?nde queda. — Hay una van desde Ibimirim con destino a dicho lugar. Una vez ah?, te informar?s acerca de d?nde queda mi casa. Es una ciudad peque?a y todo el mundo me conoce. — OK. Lo pensar?, y si puedo ir, probablemente sea el s?bado. ?Tienes alguna forma de comunicarte conmigo? — Tengo un celular, pero solo funciona en el centro de la ciudad. Pero, como dije, cuando llegues all? me encontrar?s. Bueno, ahora me debo ir o perder? la van. — OK. Nos veremos pronto. — Adi?s. Emanuel le da la mano al hijo de Dios y se va r?pidamente de ah?, dej?ndolo con dudas. Entre los diversos pensamientos que rondaban su mente estaban preguntas como: ?Qui?n era esa persona de verdad? ?Cu?l es su intenci?n? ?Por qu? sent?a que lo conoc?a desde hace tiempo? Era un gran misterio que le provocaba cada vez m?s angustia. Sin embargo, en ese tiempo, ?l iba s?per tarde y su familia podr?a estar preocupada, debido a que ?l no les hab?a avisado. Su aventura tendr?a que ser pospuesta para otro d?a. El hijo de Dios recogi? su plato, tom? su mochila y se par? con direcci?n a la cajera. Entreg? el plato, el recibo y el dinero. Esper? el cambio y sali? del establecimiento, comenzando su traves?a hacia la parada de la van, que estaba muy cerca. Los pasos r?pidos continuaron durante unos trescientos metros, cruz? la misma intersecci?n y ?vaya! No pas? nada porque en el momento hab?a menos movimiento. Luego gir? a la derecha, camin? unos cien metros, gir? a la izquierda y alcanz? su destino. Eran las 2:30pm y ya sea por acci?n del destino o mera suerte, quedaba un asiento disponible en el auto. Inmediatamente fue al carro con la compa??a de los fiscales y escogi? un buen lugar al lado de una rubia joven y delgada y una mujer de mediana edad. Saluda r?pidamente a ambas y al conductor y el carro avanza. Se despidi? r?pidamente de su querida Arcoverde, prometiendo regresar el d?a siguiente. El carro sigue la direcci?n desde el centro de Boa Vista hacia la autopista BR 232 y mientras la van iba con su paso fren?tico el hijo de Dios aprovech? la oportunidad para establecer una conversaci?n con sus vecinos sentados cerca. — ?Hola! ?Est?s bien? ?Siempre vienes a Arcoverde? — Si. La ciudad de Pesqueira tiene pocas opciones para conseguir pruebas m?s precisas, por lo que me veo obligada a venir ac?. (Mujer de mediana edad). — Yo estaba en la casa de mi hermano. Hab?an pasado siglos desde que lo hab?a visitado. (Rubia joven) — ?Cu?l es tu nombre? (el hijo de Dios) — Georgia. (Mujer de mediana edad) — Karla. ?Y t?? (Rubia joven) — Aldivan Teixeira T?rres, pero pueden llamarme Vidente o el hijo de Dios. — ?Vidente? ?De verdad? (Georgia) — S?. Tengo un talento maravilloso, todav?a no desarrollado, pero para m? es muy ?til. (El hijo de Dios) — Interesante. (Georgia) — ?Y, hijo de Dios? ?Tu afirmaci?n no es exagerada? (Karla) — No me tomes como presumido. No fue mi decisi?n tomar este t?tulo, pero si, las entidades me acompa?an. (El hijo de Dios). — ?Wow! ?Incre?ble! (Karla) — Estoy cada vez m?s sorprendida con este joven hombre. (Georgia) — No se impresione. Aunque no me adentrar? con las explicaciones, soy un hombre joven perfectamente normal que busca el significado de la vida. Quiero esparcir con la literatura un mensaje de esperanza a otros como yo, para que puedan experimentar la transformaci?n por la acci?n del esp?ritu. Eso es todo. (El hijo de Dios). — Muy bien. Le deseo suerte en su traves?a (Georgia). — Deseo con muchas ganas leer sus libros, porque todav?a me siento perdida. (Karla) — Gracias a ambas. Esto me motiva a?n m?s a seguir mis sue?os. (El hijo de Dios). El destino se acerca, el carro gira hacia la derecha y entra en un camino angosto. Dentro de unos metros, el Vidente se despide, paga el pasaje y finalmente sale de la van. Camina unos cuantos metros m?s y llega a su hogar. Entra en su residencia, en la sala es recibido con gran cari?o por parte de sus familiares y luego se dirige a su cuarto, donde cambia de ropa r?pidamente, pero mantiene consigo su mochila. Despu?s sali? del cuarto, va a trav?s de la sala y el pasillo y finalmente llega a la cocina. En el ambiente, lav? sus manos en el lavamanos, se seca con el pa?o de tela, se prepara su plato con lo que est? en la cocina (pasta, arroz, frijoles, harina, carne, ensaladas, vegetales y jugo) y finalmente se sienta en una silla alrededor de la mesa principal. En ese momento tendr?a quince minutos de descanso para alimentarse y reposar. Despu?s de su almuerzo, se devolvi? al cuarto donde se desvisti?, se puso una toalla y toma champ?, jab?n y crema hidratadora. Luego va al ba?o de la casa donde tomar?a una ducha muy r?pida. Y entonces lo hizo. Quince minutos despu?s estaba de vuelta en su cuarto, ba?ado y con una muda de ropa. Ahora solo se encontraban el Vidente y la computadora, adentr?ndose en su trabajo de escritor. ?l trabajar?a por el resto de la tarde, cenar?a y luego continuar?a trabajando toda la noche. Todo por lograr cumplir su sue?o “Conquistar al mundo con sus palabras”. Al final del d?a, se dormir?a usualmente a una hora temprana. Esta es la rutina diaria del so?ador, el Vidente de la cueva y en este d?a especial (30 de octubre), ?l se encontraba conmovido por su experiencia con Emanuel, el joven hombre que le hizo una importante propuesta que podr?a cambiar su carrera. Decisi?n Luego del paso de dos d?as, lleg? el s?bado. El hijo de Dios se levanta muy temprano, se estira, se quita su ropa, se coloca la toalla en la cintura, agarra el champ?, el jab?n, la afeitadora, la crema de afeitar y la crema hidratadora y se dirige al ba?o, pasando a trav?s de los dos cuartos y la sala de la residencia. Al llegar al compartimiento, coloc? los art?culos necesitados en el lavamanos, tom? la toalla, abri? la llave de la ducha y comenz? a inundar su cuerpo con el agua fr?a proveniente de la cisterna, que est? mucho m?s fr?a. Un momento despu?s, cerr? la ducha, enjabon? su cuerpo y uso ese ejercicio para meditar un poco acerca de lo que hab?a pasado hace dos d?as atr?s. Despu?s de un breve an?lisis concluy? que un viaje a Jeritac?, una aldea olvidada en las tierras bajas del noreste y eran el hogar de Emanuel, una criatura singular, que lo hab?a salvado de la muerte. A?n si s?lo fuese por gratitud, ?l pod?a visitarlo y descubrir un poco m?s acerca de Emanuel y de su propuesta. ?Lo hab?a decidido! Ir?a a Jeritac? Con la decisi?n en su mente, se termin? de enjuagar, enjabon? un poco m?s su cuerpo y volvi? a abrir la ducha. El flujo de agua lav? sus impurezas, pero no se llev? sus preguntas ni preocupaciones que pose?a ante el nuevo desaf?o. La nueva aventura que estaba en camino. Sinti?ndose limpio, el hijo de Dios termin? su ducha, se puso de nuevo su toalla, dio 4 pasos que lo colocaron en frente del borde del lavamanos y comenz? la segunda parte del servicio del ba?o: Afeitarse su barba. Se coloc? la crema de afeitar en toda su cara y con la ayuda de la afeitadora comenz? a remover su barba de su cara y cuello. Necesitaba estar presentable para hacer una buena impresi?n a cualquier lugar al que iba. En siete minutos concluy? su trabajo, se lav? su cara, limpi? su afeitadora y sali? del ba?o. Ahora el pr?ximo paso es regresar a su cuarto, r?pidamente llega a ese ambiente despu?s de pasar por los mismos obst?culos. Inmediatamente tom? su nueva maleta de ruedas y comenz? a guardar sus efectos personales. Entre los objetos se encontraba la ropa, compuesta por pantalones, pantalones cortos, ropa interior, piyamas, su manta abrigada; sombreros, gorras, zapatos casuales y zapatos deportivos, art?culos de higiene personal como jab?n, champ?, pasta dental, toallas de cara y de cuerpo completo; radio de bater?as y su crucifijo y su biblia, que son inseparables. Tambi?n se lleva un poco de dinero, tres copias de su libro publicado y el tel?fono, por si ocurre una eventualidad. Al terminar de arreglar todo, tom? su maleta, pas? a trav?s de los dos cuartos y el corredor y al final lleg? a la cocina, donde ya estaban sus familiares. Cuando le preguntaron acerca de la maleta, les anunci? acerca de su viaje a Jeritac?, que era recibido con poca sorpresa, debido al hecho de que era un escritor, sin importarle que su familia no acepte o crea en sus habilidades como profesional. Despu?s de desearle los buenos d?as a todos, se sent? y tom? su caf? ma?anero acompa?ado de pan con reques?n y queso. Como estaba apurado, no le tom? m?s de cinco minutos terminar su desayuno y al final se despidi? de todos con l?grimas en sus ojos. Ser?a una separaci?n moment?nea entre ambos, pero ?l esperaba que esta vez estuviese menos tiempo fuera de casa en comparaci?n a sus otras sagas. Luego de partir, pas? a trav?s de los mismos ambientes en la direcci?n opuesta, alcanz? la puerta de salida, hizo una respiraci?n profunda y sali?. As? se inici? el nuevo desaf?o en esa ma?ana del s?bado. Con un paso regular, el hijo de Dios pas? a trav?s del carril y lleg? al per?metro urbano de la ciudad, caminando en direcci?n a la autopista BR 232. En ese momento, en su coraz?n prevalec?a una mezcla de anticipaci?n, ansiedad y nerviosismo, lo que era natural debido a que se estaba embarcando en una nueva aventura por s? solo. En el centro de la ciudad, camin? a trav?s del mismo saludando a sus amigos en la v?a, gir? a la izquierda caminando por doscientos metros y despu?s lleg? a la autopista. Ahora, le faltaba poco para llegar a la parada de la van cuya primera parada era Arcoverde. En esta ?ltima parte de su viaje, el hijo de Dios aprovech? para planear los pr?ximos pasos dentro de su mente, los cu?les a su parecer eran de gran importancia. S?lo exist?an dos posibilidades en ese momento: El viaje a Jeritac? ser?a un empuj?n que le permitir?a elevarse a niveles m?s altos o s?lo ser?a un momento de distracci?n junto a su nuevo amigo. Se conformar?a con cualquiera de ellas y seguramente lo sacar?an fuera de su monoton?a reciente luego de haber completado su cuarta saga de la serie “El Vidente” llamada “El Testamento – El C?digo de Dios” quien revel? a un Se?or distinto de la mayor?a. Con todo planeado y en orden, Aldivan alcanz? el borde de la autopista alrededor de las 7:00am. Ahora estaba rezando para que el transporte no se tomara mucho tiempo en llegar, ya que se estaba haciendo tarde. Pasados quince minutos pas? una van gris, con cuatro filas de sillas, y aunque lleg? casi llena se detuvo casi enfrente de nuestro querido personaje. Delicadamente el conductor, llamado Evandro, se baj?, abri? la puerta de la van y coloc? a Aldivan en una esquina. Luego cerr? la puerta, se fue a su lugar y continuaron con su trayectoria. El destino comenz? a ser trazado en su complejo e intrincado trayecto, que le permitir?a a el Vidente observar nuevos horizontes. Era lo menos que esperaba luego de todo el esfuerzo que estaba invirtiendo. El comienzo del viaje pareci? ser normal, un intenso movimiento en la autopista desde Recife en direcci?n a Hinterland por parte del gran n?mero de personas que regresaban a su hogar, desde conocidos, amigos a turistas en un paseo. Dentro del tr?fico contin?o, Aldivan intentaba distraerse de la mejor forma posible: meditando un poco; observa a sus compa?eros viajeros y la bella y abundante vegetaci?n de la regi?n, que inclu?a las monta?as de Caatinga, valles, granjas con su ganado pastando y casas coloniales, ranchos, peque?as ciudades y aldeas en el l?mite de la autopista, estaba amando lo que ve?a. Sin duda alguna esta era un ?rea hermosa merecedora de su Se?or creador, su verdadero padre. Cuando se cans? de este ejercicio, comenz? a conversar con su vecino de silla acerca de las noticias, el f?tbol, mujeres, pol?tica, religi?n, sexo y relaciones. Todo era muy agradable ese s?bado 1 de noviembre de 2014. El tiempo pasa r?pido. Pasaron a trav?s de Riacho do Meio, quince metros m?s adelante se encuentran con la metr?polis de bosques de maleza, la dulce Arcoverde, tantas historias y tradiciones dentro del estado de Pernambuco. En ese momento, la velocidad de la van increment? y unos cuantos minutos despu?s arriban a la entrada de la autopista que les permitir?a llegar a los l?mites de la ciudad. El Vidente se baja de la van al atravesar el centro de Boa Vista, espec?ficamente en la ?ltima parada que realiza la misma. ?l paga su pasaje, se despide de sus nuevos amigos, pasa a trav?s de una peque?a pared y llega a la parada de la van de Ibimirim; al llegar ah?, sorprendentemente logra obtener el ?ltimo asiento. Inmediatamente entra en la van, del mismo tama?o, pero de color gris y luego arranca. As? comienza la segunda parte de la trilog?a de la ruta. Durante esta ruta, de aproximadamente 8 kil?metros, hace las mismas cosas que en el principio, enfoc?ndose en la conversaci?n y sinti?ndose muy bien. Luego de haber vivido la etapa oscura de la noche, de la cual las fuerzas del universo lo liberaron, se convirti? en un ser humano con una nueva visi?n de la vida, m?s gentil, humano y amigable, diferente a su anterior ser, que era muy t?mido, por lo que su nuevo estado representaba un avance importante. Ahora se sent?a conectado con el mundo y no pod?a esperar para registrar su victoria, aunque era un proceso que le consum?a mucho tiempo. Si as? estaba predestinado, entonces ?que as? sea! Una hora y veinte minute despu?s de su salida a Arcoverde, completan el trayecto que consiste de dos tramos asfaltados de las autopistas BR 232 y la 110. Entran en la peque?a ciudad, pasan a trav?s de las primeras calles y se acercan al centro comercial. En ese momento el Vidente pide bajarse de la van, paga el pasaje, se despide y se dirige hacia la avenida principal de la ciudad. Eran casi las 9:00am cuando ?l decidi? buscar un restaurante simple para comer algo y descansar. Despu?s de buscar por cinco minutos, encontr? un lugar silencioso llamado Raio de Esperan?a (Rallo de Esperanza), que ten?a un estilo de chalet ubicado en la planta baja de un edificio con una terraza rodeada por ?rboles que funcionan como mesas. Cuando estaba entrando al establecimiento, que estaba lleno, se sienta en una mesa ubicada a su derecha (en la esquina), a s?lo cinco pasos de la entrada. Tom? el men? que estaba sobre la mesa y comienza a analizar las posibilidades disponibles para comer un bocadillo. Luego de cinco minutos se decide por ordenar pan con queso acompa?ado por jugo de guaba. Llam? al mesero, le dijo su orden y mientras espera su comida, est? atento de toda la actividad que estaba ocurriendo a su alrededor. En el establecimiento hab?a parejas, grupos de amigos y personas solas que estaban divididas en todas las clases sociales, colores, etnias, orientaciones sexuales y probablemente varias religiones. Una mezcla com?n de la gente de Brasil, con la cual ?l estaba familiarizado gracias a su sentimiento de descubrimiento. Un momento despu?s, el mesero regresa, le da su almuerzo y su factura para que realizara el pago, ?l le agradece y comienza a disfrutar su bocadillo con felicidad, ya que estaba muy hambriento. Mientras come, su imaginaci?n vuela hacia el pasado, el presente y especialmente hacia el futuro. Las posibilidades eran infinitas para su aventura que reci?n comenzaba. Cuando termin? de comer, se par? y se acerc? al mostrador con la factura en la mano. Hizo una peque?a cola y cuando fue su turno de pagar, alcanz? su billetera dentro de su bolsillo y la abri?, sacando uno de sus billetes. El total era de diez reales y aun as? recibi? como cambio cuatro reales. Una vez que estuvo listo, su viaje continuaba. Regres? a su mesa, agarr? su equipaje de ruedas y finalmente sal? del establecimiento. Le pregunt? a la primera persona que se encontr? en la calle acerca de la ubicaci?n de los taxis y la amable persona le dio le n?mero de una agencia. Le agradeci? a la persona por la informaci?n, tom? su celular escondido en su bolso y comenz? a marcar el n?mero. Intent? una, dos, tres veces sin ?xito alguno, siempre llegando al buz?n de mensajes. Mientras insist?a con su cuarto intento, una persona atendi?. — ?Al?? ?Qui?n es? — Hola, mi nombre es Aldivan y necesito un taxi con urgencia. — Hola Aldivan, mi nombre es Wellington. Ha contactado a la persona adecuada. ?Cu?l es el destino? — La aldea de Jeritac?, ?la conoce? — S? la conozco. He estado ah? varias veces. ?D?nde se encuentra? — Estoy en el centro de la ciudad, al lado del Raio da Esperan?a (Rayo de Esperanza). — Ah, yo s? d?nde es. Espere un minuto, voy en camino. — OK. — Lo ver? pronto. — Esta bien. El hijo de Dios desconect? la llamada y mantuvo su celular en su mochila, prestando atenci?n al movimiento de las calles. Cuando llegar? el taxi, le har?a se?as para que fuese m?s f?cil de reconocer. El esperaba que no tardara mucho, porque ya eran las 9:00am. El deseo del Vidente fue escuchado por los Dioses, Luego de diez minutos aproximadamente su taxi arrib?. El entr? al carro (un modelo Gol plateado, del a?o 2013) con sus maletas y sus preocupaciones. Salud? a Wellington, quien hizo lo mismo, y comenzaron su camino hacia su destino final: La aldea de Jeritac?. Luego de haber pasado quince minutos desde el punto de partida, pasaron el l?mite de la ciudad, tomaron un camino de tierra precario y en cuanto Wellington tuvo la oportunidad de hablar, la tom?. — Me olvide, ?De d?nde eres? — Soy nativo de Arcoverde/PE ?y t?? — De hecho, yo soy de Ibimirim. Dime ?Cu?l es tu inter?s con esa aldea? — Nada en especial. Voy a visitar a un amigo que conoc?, estoy en b?squeda de una nueva historia. — ?Historia? ?Eres escritor? — S?, soy el autor de la serie El Vidente, que ya tiene cuatro libros. — No hab?a escuchado de ellos. ?Cu?les son los t?tulos y la tem?tica de los libros? — Fuerzas Opuestas – El Misterio de la Cueva es el libro con el cu?l comenc? mi carrera, trata de una pelea por un sue?o y una traves?a a trav?s del tiempo buscando corregir injusticias, ayudar a alguien a encontrarse a s? mismo y recolectar las fuerzas opuestas no balanceadas. El segundo t?tulo es La Noche Oscura del Alma y fue inspirado por un momento cr?tico y muy dif?cil de mi vida. Y posee como lecci?n principal el poder del perd?n y la recuperaci?n a?n en los momentos m?s dif?ciles. "El encuentro de dos mundos” es un viaje hacia el pasado tratando de encontrar los or?genes. Habla acerca de los dones, la batalla en contra de la ?lites y la injusticia y el valor de la persistencia. Finalmente, reci?n terminada, “El Testamento – El C?digo de Dios” que cuenta la historia de Phillipe, un ser humano marcado por una gran tragedia y su encuentro con el Se?or – diferente de la concepci?n tradicional – quien es capaz de cambiar su punto de vista del mundo y le da las herramientas necesarias para continuar con su vida. Este es el libro m?s importante de la humanidad. — Muy interesante. ?Tiene una copia de alguno de ellos con usted? — Tengo el primero. Aldivan busca por un momento en su maleta el libro y se lo da a Wellington. Mientras manejaba, puso el libro en el compartimento al lado de ?l y resumi? con la conversaci?n. — Me gusta mucho leer, pero lo que me falta es tiempo, ya que trabajo todo el d?a, pero en el primer d?a libre que tenga leer? su libro. Lo prometo. — Gracias. — De nada. La conversaci?n se detuvo inmediatamente y luego los dos estaban concentrados en sus propios oficios. Mientras Wellington manejaba, el hijo de Dios prestaba atenci?n al paisaje totalmente desconocido. M?s adelante, el camino converg?a cerca de los bancos de una represa, tan grande que no se pod?a observar su fin. Aldivan no pod?a contener su curiosidad. — ?Cu?l es el nombre de esta represa? — Se llama Po?o da Cruz, es la m?s grande del estado. — ?Rayos! Es extremadamente grande, pero parece un poco seca. — Consecuencia de las sequ?as recientes y el uso irracional del agua. En el pasado generaba muchos ingresos para la regi?n, a trav?s de proyectos de irrigaci?n. — Ah ya veo, que l?stima que est? pr?cticamente seca, pero la naturaleza es sabia. — Este es el Noreste. Nosotros tenemos que vivir con este problema, la sequ?a, yo creo que por un largo tiempo porque muchos proyectos importantes del gobierno no han sido completados todav?a. — Estoy de acuerdo. Sin embargo, no deber?amos esperar para que el gobierno act?e. Debemos luchar con nuestras propias armas. — ?C?mo cu?l, por ejemplo? — El uso racional del agua, la construcci?n de tanques y pozos, debemos convertirnos en miembros activos de la sociedad, entre otros ejemplos. — Yo hare eso. — OK. Una nueva pausa en la conversaci?n. Siguieron el camino de tierra con sus curvas y l?neas rectas, rodeados por el r?o Moxot? y la represa de Po?o da Cruz. El paisaje pose?a peque?as elevaciones de tierra cubiertas por caatinga, vegetaci?n t?pica de esta regi?n. El Vidente se impresiona cada vez m?s con la belleza del lugar, una Europa semi-?rida dentro del noreste de Brasil que vale la pena visitar, y gracias a su profesi?n se le present? la oportunidad ?nica de conocerla. Continuaron avanzando con destreza alrededor del r?o Moxot? y la represa de Po?o da Cruz en los lados izquierdo y derecho respectivamente. Durante el resto del viaje mantuvieron una conversaci?n sencilla que inclu?a varios t?picos para lograr mantenerse distra?dos. Gracias a eso ni se dieron cuenta del largo tiempo que pasaron juntos. Exactamente una hora despu?s completaron su viaje, alcanzando la aldea r?stica que s?lo pose?a una calle central con varias casas distribuidas a lo largo de la misma. Se detuvieron en el centro de la ciudad, el Vidente pag? la factura y prometi? llamarlo cuando regresara; finalmente se despidieron. Inmediatamente despu?s el taxi sali? de la aldea y Aldivan se encontraba s?lo, excepto por la compa??a invisible de su padre, que lo proteg?a constantemente. El destino estaba a punto de desenvolverse. Camin? unos cuantos metros, observando el reloj que marcaba las 11;00am. Apresur? el paso en direcci?n a un abasto para pedir direcciones. Entr? en la propiedad compuesta por un espacio que separaba al mostrador de los estantes que pose?an la comida. Se anuncia y comienza a hablar con el ?nico vendedor disponible. — Hola ?C?mo est?s? Mi nombre es Aldivan y quer?a saber la ubicaci?n de la casa de Emanuel. ?La conoces? — Mi nombre es Pamela. Conozco a Emanuel, ?l vive en una caba?a al final de la calle, en el n?mero 35. S?lo necesitas seguir caminado por la calle hasta encontrarlo. ?Puedo preguntar por qu? lo est? buscando? — Soy su amigo, pero la raz?n de mi visita es privada. — Oh, entiendo. Lo lamento. — No es nada. Gracias por la informaci?n. Adi?s. — Adi?s. Despu?s de la conversaci?n, el hijo de Dios dej? la propiedad y fue en direcci?n a la calle que le indic? Pamela. En cinco minutos alcanz? su destino, una caba?a baja hecho de paja y lodo, lleno de grietas a lo largo de sus cuatro metros de ancho por dos de alto. En unos pocos pasos lleg? a la puerta y su coraz?n comenz? a acelerarse. ?Qu? le esperaba? ?Su intuici?n estar?a acertada o ser?a una nueva frustraci?n? ?Estar?an en casa? Todas esas preguntas, junto a muchas otras, le vinieron r?pidamente a su mente y solo ser?an resueltas una vez que acumulara coraje y tocara la puerta. Y eso es exactamente lo que nuestro solemne personaje hizo con firmeza. Toc? una, dos, tres veces. En su ?ltimo intento escuch? a alguien arrastrando sus cholas. Alguien se acercaba. Un momento despu?s, la puerta se abri? y desde adentro emerge un hombre blanco y viejo, de unos sesenta a?os, estatura media, cuerpo muscular, pero normal, cabello blanco sin ser te?ido, facciones bellas, pero arrugadas por el tiempo; usaba pantalones cortos y anchos, sandalias playeras y una camisa de malla. Cuando vio al hijo de Dios, puso una cara misteriosa y le pregunt?: — ?Qui?n eres? ?Qu? est?s buscando? Mi nombre es Aldivan Texeira T?rres y estoy buscando por un hombre joven llamado Emanuel. ??l vive ac?? — ?Aldivan? Oh si, Emanuel es mi hijo y te mencion? en una conversaci?n. Disc?lpeme por lo anterior, pase. La casa es simple, pero siempre est? abierta para los amigos de mis hijos. — Gracias. Aldivan entr? a la caba?a acompa?ado por el anfitri?n. Dentro, la caba?a pose?a un corredor donde estaba distribuida una estanter?a con TV, radio y algunas im?genes de santos en el principio del mismo, en el lado derecho; un sill?n viejo de cinco asientos se ubicaba en el lado izquierdo; en el centro hab?a una mesa simpe con tres bancos. En la derecha, al final, se encontraban dos camas con colchones de grama y en el lado izquierdo se encontraba una cocina a carb?n con varias olas. El anfitri?n le ofreci? un banco que fue aceptado con gusto. Como segu?a lleno de dudas, Aldiv?n comenz? la conversaci?n de nuevo. — ?Cu?l es su nombre se?or? — Soy Messias Escapuleto. Mi familia tiene ra?ces en Italia. — Oh! Que bien. ?Y Emanuel? ?D?nde est?? — Est? trabajando, pero no tardar? mucho en llegar. Mire, puede disculparme un momento, tengo una olla en el fuego y tengo que ir a verla o si no la comida se quemar?. — Por supuesto, vaya. Messias se fue por un momento, tiempo suficiente para que el hijo de Dios le d? un mejor vistazo al lugar. ?Esta todav?a es la realidad de muchos brasileros viviendo en extrema pobreza? Su admiraci?n por esas personas aument? considerablemente en ese momento. El hecho de ser pobre no significaba que no realizaban un esfuerzo para poseer un mejor estilo de vida. Un momento despu?s regres? Messias de lo que consideraba era el ?rea de cocina para atender a las visitas luego de preparar el almuerzo. Se sent? en un banco a su lado y gentilmente resumi? la conversaci?n. — Se me acaba de olvidar, ?De d?nde eres? — Soy nativo de Arcoverde/PE y ?usted? — Como ya le dije, mi familia es de Italia, de la regi?n de Sicilia. Despu?s de una recesi?n en mi pa?s mis abuelos migraron ac? en b?squeda de una mejor calidad de vida. Inicialmente vivieron en el sudeste, en el interior del estado de S?o Paulo. Les fue muy bien con el cultivo de caf?, pero luego de unos desacuerdos serios tuvieron que huir hacia el noreste. Yo hered? esta caba?a de ellos. — ?Rayos! ?Qu? historia! Debe estar orgulloso. — Si lo estoy, para ser honesto, estoy orgulloso de ser honesto, amable y dedicado. El resto no importa. — Estoy de acuerdo. Somos parecidos. Los ojos de Messias brillaban porque estaba pasando algo extra?o: exist?a una qu?mica entre los dos, aunque ellos no se conoc?an. Antes de que pudieran volver a hablar, alguien toc? la puerta, ?l se disculpa y la abre. Cuando se abre la puerta ?l se encuentra con su hijo y ambos entran a la caba?a. Al darse cuenta de la presencia de Aldivan, Emanuel fue inmediatamente a saludarlo con un gran abrazo. El Vidente regres? el abrazo y Messias interviene: — Almorcemos, la comida se est? enfriando. Aldivan y Emanuel est?n de acuerdo con la idea. Ellos ten?an mucha hambre y no pod?an esperar para comer. Todos se sientan en los banquitos alrededor de la mesa mientras Messias iba a buscar la comida de la cocina. Despu?s de unos segundos regres? y comenz? a servirles. El men? consist?a de frijoles con harina, arroz y huevos fritos, nadie estaba decepcionado. Al final ?l se sirvi? y se sent? en la mesa, as? los tres hombres comenzaron a comer. La atm?sfera propiciaba una conversaci?n y eso es lo que pas? un momento despu?s. — ?Qu? piensas de nuestra querida aldea? (Emanuel) — Me gusta mucho. Me gusta el aire fresco del campo y la tranquilidad. (El hijo de Dios) — Que bien. Te ped? que vinieras para ac? debido a nuestra propuesta: escribir una serie nueva y emocionante. (Emanuel) — Si. ?cu?l es tu idea? (El hijo de Dios) — Tu presencia es importante. Quiero que me ayudes a convencer a mi padre de que debe probarse a s? mismo. (Emanuel) — ?C?mo es eso? ?Qu? oculta Sr. Messias? (El hijo de Dios se interes?) — Esa es la Inocencia de Emanuel, No le haga caso. (Intent? desviar la atenci?n) — ?Inocencia? ?Y qu? son esas luces que destellan en tu cuerpo por la noche? ?Y el hecho de que nunca he conocido a mi madre o incluso que tu no avances de edad? — ?C?mo ese so? (pregunt? el Vidente sorprendido) — Eso es lo que dije. Desde que era un ni?o no he visto que cambie ni un poco. Puedes hablar pap?, ?l es el hijo de Dios, es digno de confianza. (Dijo Emanuel) Messias se sonroj?. En su larga vida nadie nunca lo hab?a colocado entre la espada y la pared de esa forma. ?Ser?a que su tiempo hab?a llegado? Antes de que pudiera pensar en una respuesta, investig? el aura del visitante con su poder secreto especial y se sorprendi? con lo que encontr?. Ah?, frente a ?l, se encontraba el ser m?s puro del universo, sin ninguna mancha aparente. ?Ser?a posible que fuese el maestro de luz que prometi? Yahweh? S?lo hab?a una forma de averiguarlo: Ponerlo a prueba para verificar la autenticidad de su car?cter. — Est? bien, ganaron. S?, soy diferente y creo que tengo una misi?n contigo. Pero quiero probar que, efectivamente, eres el hijo de Dios. (Lo ret?) Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/aldivan-teixeira-torres-17912855/voces-de-luz/?lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Наш литературный журнал Лучшее место для размещения своих произведений молодыми авторами, поэтами; для реализации своих творческих идей и для того, чтобы ваши произведения стали популярными и читаемыми. Если вы, неизвестный современный поэт или заинтересованный читатель - Вас ждёт наш литературный журнал.