Скатилась слеза и от боли Сжимается сердце в груди, Немного ещё и я взвою О,Боже,меня отведи От мыслей греховных,запретных. Могу умереть от любви. Бежать я готова за ветром По самому краю земли. Бежать от себя-безнадёга, Бежать от него...Впереди Покой,впрочем шансов немного, Прошу лишь,меня отведи От мыслей греховных,запретных, А всё остальное,п

Caravana

Caravana Stephen Goldin Cristina Lezana TEKTIME S.R.L.S. UNIPERSONALE Es la d?cada de 1980 en una Am?rica alternativa. La sociedad estadounidense se ha desmoronado debido a la escasez de alimentos, la escasez de gasolina, disturbios raciales y otros diversos problemas. Un grupo de gente intenta escapar a otro planeta y empezar un nuevo mundo...si pueden hacerlo con seguridad a trav?s de todo el pa?s robando gas y luchando contra los bandidos para llegar al barco antes de que se vaya CARAVANA una novela de Stephen Goldin Publicado por Parsina Press (http://parsina.com/) Traducci?n publicada por Tektime Caravan Copyright 1975 Stephen Goldin. Todos los derechos reservados T?tulo original: Caravan Traductor: Cristina Lezana Gonz?lez TABLA DE CONTENIDO Cap?tulo 1 (#ue822f22c-a260-5c5b-9437-85eeb1b850a3) Cap?tulo 2 (#ub618e8ad-a2cd-5361-8c12-a97570e6caf8) Cap?tulo 3 (#u759cd448-61ad-56e6-930b-65354784c8e1) Cap?tulo 4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 5 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 6 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 7 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 8 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 9 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 10 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 11 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 12 (#litres_trial_promo) Acerca de Stephen Goldin (#litres_trial_promo) Conectar con Stephen Goldin (#litres_trial_promo) CAP?TULO 1 WASHINGTON—Reuniones internacionales sobre la econom?a abierta aqu?, el lunes, con tonos de tristeza y angustia por los altos precios del petr?leo y la amenaza de la depresi?n mundial. H. Johannes Witteveen, Director Gerente del Fondo Monetario Internacional, predijo la continuaci?n de la recesi?n y la inflaci?n en todo el mundo, junto con las tensiones financieras sin precedentes. El Presidente del Banco Mundial, Robert S. McNamara, pronostic? el hambre en los pa?ses m?s pobres del mundo, poblaciones de 1.000 millones de personas, a menos que los pa?ses industrializados y exportadores aumentaran considerablemente su ayuda. Los Angeles Times Martes, 1 de octubre de 1974 * * * Nos sentamos en el borde de un precipicio, atrevi?ndonos con la fuerza de la gravedad para tirarnos al pozo. El fondo es insondable porque hemos subido tan alto que lo hemos perdido de vista. Nada es tan trivial como una recesi?n; incluso una depresi?n parecida a la de los a?os treinta palidecer?a en comparaci?n. A lo que nos enfrentamos al contemplar el abismo no es otra cosa que la destrucci?n total de la civilizaci?n actual y la mayor?a de nosotros, por miedo a las alturas, hemos cerrado los ojos…. Si subes s?lo un poco a lo alto de una colina y te resbalas, probablemente no te vas a hacer demasiado da?o. Las ca?das desde mayores alturas pueden ser fatales. Hemos subido tan alto en la ladera del Progreso, que una ca?da nos puede romper como si se cayera un cristal desde el Monte Everest…. Peter Stone World Collapse * * * La se?al sobre el mostrador dec?a "Granada Hills Control de Seguridad", pero no ocultaba el hecho de que este edificio fue realmente un supermercado abandonado en el borde de un centro comercial desierto. Pasillo a pasillo de estanter?as denudadas daban mudo testimonio de los malos tiempos que hab?an asolado a la comunidad. De hecho, la caverna vac?a de un edificio le parec?a a Pedro que simbolizaba todo el Colapso de la civilizaci?n. El guarda de detr?s del mostrador le mir? con suspicacia. Peter no sab?a mucho sobre armas, pero la que estaba en la funda en el hombro del guarda parec?a lo suficientemente grande como para detener la estampida de una manada de elefantes. Peter tosi? con nerviosismo y aclar? su garganta. "Yo… me gustar?a unirme a vuestra comunidad, si yo pudiera", dijo. "Tengo treinta y dos a?os y soy buen trabajador. Puedo hacer casi todo lo que sea necesario". El ce?o del guardia era esc?ptico. "?C?mo dijo que se llamaba?". "Peter Smith", minti?. Su nombre, Stone, hab?a adquirido demasiadas malas connotaciones en los ?ltimos a?os, y no lo volvi? a dar nunca m?s. Ten?a ya suficientes problemas para no ser reconocido, como para darse publicidad. "Smith, ?eh? ?Puede alguien en Granada Hills garantizarlo?". "Uh, no, acabo de llegar. He viajado en bicicleta desde San Francisco durante estos ?ltimos meses, y este parec?a un buen lugar para instalarme". "?C?mo est?n las cosas all? arriba?" "Mal", dijo Peter. "Est? mal, a lo largo de toda la costa. Por lo que he visto, su ?rea est? en la media". El guardia gru??. "Me temo, Sr. Smith, que no podemos aceptarle aqu?. Ya tenemos demasiada gente sin a?adir extra?os. Hay muchas manos dispuestas a trabajar pero limitados recursos para mantenerlas alimentadas, si sabe a qu? me refiero". "Por supuesto", Peter asinti? con la cabeza. La historia era demasiado familiar para ?l. "En ese caso, me preguntaba si podr?a comprarle algunos alimentos. Tengo dinero-" "Granada Hills est? en trueque hasta que la situaci?n monetaria se calme de nuevo. A no ser que tenga algo para cambiar, no tiene suerte. ?Tiene balas, bater?as, velas, herramientas o alambre de cobre?". Peter movi? la cabeza. "?Qu? pasa con su bicicleta? Siempre podemos usar otra bicicleta". "Lo siento, la necesito. Las cosas no son muy seguras para un hombre a pie; la bicicleta me da una seguridad, por lo menos". El otro asinti? con la cabeza. “De acuerdo, las cosas est?n duras. Nunca pens? que ver?a el d?a en el que pasaran este tipo de cosas.” “?Hay alg?n lugar en esta zona que acepten efectivo?” El sol se estaba poniendo y Peter quer?a instalarse en alguna parte antes de que anocheciera. Hab?a tenido demasiadas experiencias alarmantes en la oscuridad ?ltimamente. “Deber?a intentar en San Fernando; lo ?ltimo que o?, era que todav?a aceptaban dinero all?. Aunque, es mejor que los vea, tienen un grupo de agitadores por all?.” “?C?mo llego all??” “Siga esta calle por aqu?, Balboa, vaya hacia el norte a un kil?metro y medio hacia San Fernando Mission Boulevard, y luego al este, unos tres kil?metros m?s. No se puede perder.” “Gracias.” Peter comenz? a sacar su bicicleta fuera del supermercado. “Buena suerte,” le dijo el guardia. “No querr?a ser ahora un porrero ni por todo el oro de Fort Knox.” Mientras pedaleaba, Peter se pregunt? si todav?a quedar?a oro en Fort Knox. Probablemente, pens?; no merec?a la pena robar oro en este momento. La gente ten?a necesidades m?s inmediatas, como la comida, el agua, la gasolina y la electricidad. En alg?n lugar, pens?, el gobierno estadounidense podr?a estar intentando, con valent?a, actuar como si nada extra?o estuviera pasando, guardando ese oro y la riqueza que supuestamente representa, como guarda un dinosaurio virgen un nido de huevos est?riles. Y si piensan en el Colapso absoluto, probablemente me culpen a m?, como si yo fuera cualquier cosa menos el mensajero que trajo la noticia del desastre. Ser un profeta de la maldici?n no es una tarea gratificante. Mientras pedaleaba hacia el Boulevard Balboa, Peter mir? a su alrededor y trat? de imaginar c?mo deb?a ser el barrio hace diez a?os, antes de que la Ca?da se pusiera realmente en marcha. A su izquierda, otro centro comercial y un edificio alto que alguna vez, seg?n un cartel, fue un hospital; en la actualidad se estaban usando como apartamentos. A su derecha, eran apartamentos expresamente dise?ados lujosos, pero ahora, desgastados y feos. La basura que no se pudo quemar, la hab?an tirado fuera, bordeando la calle y dando al aire un olor desagradable. Pas? otro supermercado desierto mientras cruzaba la calle Chatsworth y continuaba hacia el norte. Hab?a casas a ambos lados, las cajas t?picas horteras que hab?an sido muy populares en comunidades suburbanas. Ten?an patios delanteros peque?os que ahora ten?an jardines en lugar de c?sped—r?banos, lechuga, tomates y melones, todos bastante populares. Los jardines estaban rodeados por vallas y se dio cuenta que alguna de ellas ven?an desde el divisor central de una autopista. Una se?al de stop se hab?a quedado pegada en un jard?n y vestida con ropas andrajosas para hacer un improvisado espantap?jaros. Un par de casas parec?an haber sido arrasadas para hacer espacio para los campos de ma?z. Los tallos verdes se balanceaban con orgullo en la brisa. Los perros deambulaban por las calles y patrullaban en frente de las casas. Le ladraron cuando pas?, pero no se molestaron ni en perseguirle cuando vieron que no era ninguna amenaza para los jardines de sus amos. Hab?a varias cabras alrededor y un gran n?mero de pollos, pero Peter no ve?a gatos sueltos y los conejos estar?an encerrados y usados para comer. Las mascotas ya no eran un lujo asequible. Las aves tambi?n eran escasas; sin duda los ni?os del barrio estaban mejorando su objetivo con hondas. Peter se preguntaba qu? era lo que le hac?a andar alrededor de los centros urbanos. Las ciudades, ?l lo sab?a, eran trampas mortales, debido al colapso de su propio peso en el futuro inmediato, y cualquiera atrapado en ellas compartir?a su destrucci?n. Era el n?mero relativamente peque?o de personas que viv?an en el pa?s las que ser?an la mejor tarifa, aunque tambi?n tendr?an cicatrices. Cualquier persona sensata deber?a verlo y tratar de apropiarse de un trozo de tierra antes de que el caos total se asentara en la naci?n. Pero Peter era, y siempre hab?a sido, un ni?o de ciudad y era atra?do por ellas, a pesar de que sab?a que podr?an significar su muerte en cualquier momento. Mi problema, decidi?, es que doy buenos consejos, pero, como todos los dem?s, me niego a seguirlos. Quiz?s incluso, hubiera sido demasiado tarde para hacer nada siete a?os antes, cuando su libro World Collapse, hab?a llegado a los quioscos y alimentado la pol?mica. Las grandes fuerzas globales que hab?a previsto, ya estaban trabajando para destruir la civilizaci?n. En los a?os sesenta, la escasez de alimentos era notable, pero la serie de peque?as crisis sigui? aumentando sin que se adoptaran medidas serias para impedirlas. La divisi?n de la sociedad, con el grupo enfrentado contra el grupo, hab?a despojado a la humanidad de la cohesi?n que necesitaba para enfrentarse a sus problemas. La inflaci?n hab?a paralizado la econom?a y las huelgas hab?an debilitado la confianza de la gente en lo previsible. Se hab?an escrito muchos libros previamente, prediciendo que las condiciones llegar?an a ser cr?ticas antes del final del Siglo Veinte; todos hab?an sido descartados como llorones y excesivamente pesimistas por la mayor?a de la gente, que hab?an conservado una fe ingenua en Entonces World Collapse hab?a llegado, con los argumentos m?s contundentes y aterradores hasta la fecha. El entonces Peter Stone, de veinticinco a?os, demostr? sin lugar a dudas, que la civilizaci?n estar?a condenada en s?lo un par de a?os, a menos que se adoptaran inmediatamente medidas radicales. Incluso describi? cuales eran esos pasos: la eutanasia obligatoria, el control de la natalidad obligatorio, la redistribuci?n inmediata de la riqueza, la descentralizaci?n inmediata de la sociedad, el fin de las viviendas unifamiliares, el final de criar animales no alimenticios como mascotas, forzar el movimiento de la gente para igualar la distribuci?n de la poblaci?n, el estricto racionamiento de alimentos y agua, la toma de control total de la industria y la mano de obra, el control completo del gobierno en el transporte y un programa de ca?da multimillonaria para la agricultura y la colonizaci?n de los fondos marinos. Para ?l, era incre?ble que pudiera oponerse el noventa y cinco por ciento del pa?s pr?cticamente de la noche a la ma?ana. Aunque algunos intelectuales le saludaron como “una de las mentes m?s grandes de nuestro tiempo, lo m?s bonito que la mayor?a de la gente podr?a llamarle era “ese maldito socialista.”” Algunos estaban convencidos de que era el diablo encarnado por declarar simplemente la verdad obvia. Pero el libro vendi? millones de copias. Era ir?nico, pens? Peter, que su libro ser?a uno de los ?ltimos bestsellers; poco despu?s de la vig?sima edici?n del libro, la mayor parte de los sindicatos de impresores se hab?an declarado en huelga. Peter sab?a que todav?a estaban de huelga. Hab?a acumulado fama y fortuna cuando ambos productos estaban perdiendo sus recompensas r?pidamente. Hab?a aparecido en numerosos programas de televisi?n, explicando y debatiendo sus creencias de que la civilizaci?n, no s?lo en Estados Unidos, sino en todo el mundo, se estaba desmoronando. Continuaba dici?ndole a la gente que tampoco le gustaban sus propias soluciones, pero que algo dr?stico tendr?a que hacerse para evitar un destino a?n peor. Nadie escuchaba. Sus enemigos le llamaban oportunista, haciendo dinero de la desgracia del mundo, aprovechando el desastre. Se le pint? como un malvado y marcado como radical y traidor. Mientras tanto, todo lo que hab?a predicho se estaba haciendo realidad, Las huelgas de los trabajadores municipales provocaron una ruptura de los servicios de la ciudad. La escasez de gasolina que hab?a previsto se agudiz? a?n m?s con la ?ltima guerra israel?, que devast? el noventa y tres por ciento de los campos petrol?feros ?rabes. Durante la noche, el mundo se enfrent? a la crisis energ?tica m?s severa. Falta de energ?a, las estaciones de radio y TV salieron del aire una a una. Faltando gasolina, los camiones ya no pod?an distribuir materiales, suministros y productos terminados con su eficiencia anterior. Todo era escaso. La comunicaci?n, el transporte y la distribuci?n—los “Tres Grandes” que Peter hab?a enumerado en su libro—se estaban deteriorando con cada d?a que pasaba. Peter gir? a la derecha en San Fernando Mission Boulevard y continu? pedaleando. Los postes telef?nicos estaban espaciados espor?dicamente a lo largo de la calle; la mayor?a hab?an sido cortados para le?a. Al pasar por las casas, vio a muchas personas trabajando en sus jardines. Seguramente seguir?n envolvi?ndose en minucias hasta el d?a en que el agua deje de ser bombeada en sus grifos. Peter se estremeci? al pensar en el p?nico que se estaba construyendo bajo la superficie, como un genio mal?volo esperando el inevitable d?a en el que fuera puesto en libertad. Pas? bajo un viaducto de la autopista, cruz? la calle principal y finalmente lleg? a una zona que hab?a sido un parque. Era de tres manzanas de largo por una de ancho. Se hab?a hecho un intento para cultivar aqu? ma?z tambi?n, pero se vio frustrado por la cantidad de gente que se hab?a ido. El parque estaba repleto de coches antiguos rotos que la gente hab?a llevado all? y se estaban usando como vivienda. Al principio, Peter se pregunt? por qu? se habr?an molestado-la vivienda era lo menos grave de la escasez en este momento. Entonces vio lo que hab?a al cruzar la calle del parque. Era la Misi?n de San Fernando, uno de los santuarios establecidos en el siglo XVIII por el Padre Jun?pero Serra, por lo que lleg? a llamarse El Camino Real. Como iglesia cat?lica, representaba una de las pocas organizaciones que segu?an en funcionamiento en el mundo actual. La misi?n estaba actuando como punto de distribuci?n de alimentos, probablemente alimentando a los indigentes como parte de su labor ben?fica. La caridad era lo que hab?a hecho que los enjambres de gente pobre se movieran hacia el parque, al otro lado de la calle. Peter ten?a sentimientos encontrados sobre las iglesias. Sin ser religioso, tend?a a desconfiar de ellos. Cierto, estaban haciendo muy buen trabajo ahora, proporcionando no s?lo el cuidado temporal, como la distribuci?n de alimentos, sino tambi?n atendiendo a la satisfacci?n de las necesidades espirituales del pueblo y manteniendo la moral. Como la situaci?n fue empeorando progresivamente, la gente cada vez se un?a m?s a la religi?n como una fuente de consuelo. Eso estaba bien, en la medida de lo que pas?, pero Peter no pod?a dejar de recordar c?mo la iglesia medieval se hab?a convertido en un monolito entumecido, estimulando la superstici?n y aplastando sin piedad toda la individualidad. Si la Humanidad aumentara y creciera de nuevo, la libertad de pensamiento ser?a una necesidad absoluta. Peter tem?a que las iglesias trajeran alivio a corto plazo y opresi?n a largo plazo. Par? fuera de la misi?n y se baj?. Esta parec?a la mejor perspectiva para pasar la noche. Pod?a comer en la misi?n y luego dormir toda la noche sentado, apoy?ndose en la pared. Las noches pod?an ser bastante fr?as en Los Angeles, pero generalmente no eran insoportablemente fr?as. Una de sus pocas pertenencias—aparte de dinero, lo que era s?lo ocasionalmente ?til—era la manta que guardaba en su mochila. Eso ser?a suficiente para mantenerlo caliente esta noche. Comenz? a caminar en su bicicleta hacia la misi?n cuando not? que algo pasaba en una calle lateral justo al oeste de la pared del edificio. Un grupo de j?venes blancos estaban molestando a un hombre negro. "Creo que es de Pacoima," estaba diciendo uno de los rufianes. "Vienen aqu? para espiarnos, para averiguar d?nde est?n nuestros puntos flacos. Probablemente, ?l y sus amigos quieren hacer un saqueo de gas esta noche. Venga, brillo, "?d?nde has conseguido esa chopper (#ulink_1708be42-7f48-522a-82cc-6e1df82179ff)?". El negro era joven, alto y anguloso; en d?as m?s felices, podr?a haber sido jugador de baloncesto universitario. Vest?a una camiseta roja sin mangas, pantalones azules y una banda roja alrededor de su frente. Su rostro estaba adornado con perilla y bigote negro, y coronado con una corta melena de pelo rizado. Ten?a expresi?n de dignidad humillante. "Tocad esa moto", dijo, "y voy a tallar el Discurso de Gettysburg en vuestro culo blanco como el lirio." Su voz era tan tranquila que era casi inaudible, pero ten?a sensaci?n de poder. El grupo se qued? sorprendido durante un momento y, luego los muchachos nerviosos, se rieron. Superaban al forastero nueve a uno. "?Qui?n te crees que eres, negro, viniendo aqu? y dando ?rdenes?", pregunt? el l?der, avanzando un paso m?s cerca. El resto del grupo hizo lo mismo. En un r?pido movimiento, el forastero meti? la mano en el bolsillo del pantal?n, sac? una navaja y la abri?. Movi? su mano en c?rculo, dando la apariencia de que la hoja flotaba sobre s? misma. "Sin ?rdenes", dijo. "S?lo consejos". Los rufianes se pararon de nuevo. Las apuestas eran cada vez m?s altas, y no sab?an qu? hacer. El l?der estaba en la peor posici?n—no se atrev?a a perder el honor delante de sus compa?eros. As?, despu?s de mirar la navaja durante un momento, sac? con calma del cintur?n su arma, una bayoneta excedente del ej?rcito montada en un mango de madera. "Si quieres jugar, nosotros tambi?n podemos ?verdad, muchachos?". Inspirados en su comportamiento, los otros sacaron sus cuchillos. Peter mir? a su alrededor. Nadie m?s en el parque estaba en posici?n de ver lo qu? estaba pasando—o si lo estuvieran, estaban haciendo un buen trabajo ignor?ndolo. Sinti? una sensaci?n de mareo en su est?mago y la saliva en la boca sab?a amarga. Comprob? que su propio cuchillo estaba suelto en su funda, en caso de que lo necesitara. El grupo fue a rodear a su presa, pero con menos confianza de la que podr?a sentirse. La posible v?ctima indefensa no era un desconocido asustado por su intimidaci?n, sino un hombre de aspecto poderoso con un cuchillo afilado y un claro conocimiento de c?mo usarlo. La pandilla se mov?a con cautela. El negro se manten?a firme, girando lentamente para vigilar a los que estaban detr?s de ?l, as? como a los de delante. La mano del cuchillo se manten?a firme y apuntaba directamente a la garganta del l?der Con un ruidoso fuelle como de toro, el l?der cargaba. El negro le evad?a f?cilmente y deslizaba su mu?eca en lo que parec?a un movimiento sin esfuerzo—sin embargo cuando el l?der se enderez? nuevamente, Peter pudo ver un corte profundo en la oreja izquierda y sangraba profusamente. "Siguiente", dijo el negro, riendo. Llegaron otros tres corriendo desde sitios diferentes. Uno recibi? una r?pida patada en la ingle que le dobl? en un momento; el segundo se encontr? apu?alando al aire pues la v?ctima se hab?a girado lejos y dio un golpe fulminante por debajo de la mano al tercero. "Venga", grit? el jefe del grupo desde el lateral. "?Que somos, un mont?n de pollos? ?Vamos a por ?l!". Todos convergieron a la vez, aunque mostrando un gran respeto por la proeza de su v?ctima. El negro ten?a un alcance m?s largo que la mayor?a de ellos y era capaz de mantenerlos a raya moment?neamente con sus barras, pero no pod?a durar eternamente contra ellos por ser muchos m?s. Peter no era un buen luchador, aunque hab?a tenido m?s de su cuota de pr?ctica durante el ?ltimo a?o. Generalmente evitaba peleas si pod?a, pero esta era una que no pod?a ignorar si quer?a vivir con su conciencia. Dibujando su cuchillo y emitiendo un grito fuerte, corri? hacia adelante. La banda se sorprendi? por este ataque desde una nueva direcci?n y se congelaron moment?neamente, d?ndole a Peter la ventaja que tanto necesitaba. Inmoviliz? a uno de los enemigos con una r?pida pu?alada en el costado, debajo de las costillas. Pasando al siguiente hombre, le atac? en la cara, cortando justo por encima de la ceja. La sangre sal?a del corte y entraba en el ojo, cegando al sujeto y haci?ndole pensar que le hab?a sacado el ojo. Cay? al suelo, gritando. El negro no hab?a vacilado cuando los atacantes lo hicieron. Su cuchillo estaba ocupado cortando a sus oponentes, haci?ndolos ponerse en guardia y luchar de forma defensiva. Pero ahora se hab?an recuperado de la sorpresa del ataque de Peter, y estaban lanzando una contraofensiva. Peter se encontr? frente a dos grandes tipos amenazantes con el asesinato en sus ojos. Sin el elemento sorpresa de su lado, los otros dos fueron, sin duda, los mejores combatientes. Peter retrocedi? lentamente alej?ndose de ellos, hasta que not? que su espalda estaba apoyada contra la pared de la misi?n. Los otros dos segu?an intentando cerrarle, con sonrisas malignas en sus caras. El de la izquierda arremeti? contra ?l. Peter intent? alejarse, pero no fue lo suficientemente r?pido-el cuchillo del atacante le cort? la parte superior del brazo izquierdo, enviando una inyecci?n de dolor a trav?s del cuerpo de Peter. La sangre se derramaba, manchando su ya sucia camisa, pero hab?a poco tiempo para preocuparse por eso—?l estaba luchando por su vida. Su retorcimiento le hab?a colocado en una mala posici?n, porque ahora ten?a su lado izquierdo hacia afuera y su lado derecho—junto con su mano del cuchillo—hacia la pared. Tuvo que agacharse r?pidamente cuando el segundo atacante, viendo la apertura, hizo un golpe sanguinario hacia su cabeza. La hoja silb? apenas a un cent?metro del pelo de Peter. Al hacer eso, sin embargo, el joven se hab?a abierto. Peter carg? hacia adelante y meti? su cuchillo en el intestino del atacante. El hombre dej? escapar un grito de dolor y se arrug? lentamente al suelo. Peter sac? la hoja r?pidamente, cay? al suelo y rod? para alejarse del primer atacante, quien ven?a a ?l de nuevo. Cuando se puso de pie, vio al hombre frente a ?l en una postura agachada. Se rodearon uno a otro en c?rculo durante un largo segundo, luego el compa?ero atac?. Peter intent? jugar a matador, esquivando la carga y parando el empuje, pero fue s?lo un ?xito parcial. El cuchillo del otro le cort? la camisa y rasp? las costillas de su costado izquierdo. Peter se volvi? y retrocedi? nuevamente. El otro, sintiendo una muerte r?pida, carg? de nuevo. Sin embargo, s?lo lleg? a medio camino de Peter, antes grit? y cay? hacia adelante. Una navaja estaba incrustada en su cuello. Peter mir? a su alrededor, examinando el campo de batalla. Siete cuerpos estaban esparcidos por el suelo, la mayor?a de ellos vivos pero gravemente heridos. Los dos restantes miembros de la pandilla estaban huyendo. En medio de la mayor devastaci?n, el hombre negro admiraba tranquilamente su obra. ?l parec?a ileso. Con una sonrisa hacia Peter, se acercaba y sac? su navaja fuera de la garganta de su ?ltima v?ctima, la sec? en su camisa, la dobl? y la guard? en su bolsillo. Entonces fue hacia su moto, preparado para marcharse. "Hey," dijo Pedro, "?no vas a darme las gracias?". El otro se volvi?. "?Gracias? ?Por qu?? ?Hiciste algo que toda persona con agallas deber?a haber hecho?". "Pero no era nadie, era yo, y estoy sangrando". El negro se acerc?, agarr? con fuerza el brazo izquierdo herido de Peter y lo examin?. "Hey, hombre, que no es nada sino una herida en la carne. Se va a curar, "a menos que se infecte". Par? porque se le ocurri? una idea. "?Vives por aqu??". Peter movi? la cabeza. "Oh, un porrero, ?eh?". Peter odiaba esa expresi?n. Desde que hab?a empezado el Colapso, un mont?n de gente hab?a abandonado sus hogares y vagaban, buscando un lugar mejor que el que hab?an dejado. Supu?stamente el t?rmino "Porrero" ven?a porque a estas personas se las describi? como "rolling stones" (#ulink_9b20d308-dc9c-5616-9e06-a03e26ef881e), pero Peter ten?a un poco m?s que la sospecha de que la palabra era tambi?n un juego de su nombre. "Mire," continu? el hombre, "?le gustar?a estar en alg?n lugar tranquilo, donde no haya escasez y todos trabajen juntos?". Peter le mir? con cautela. "Seguro, ?a qui?n no le gustar?a? ?Cuando vas a encontrar un lugar como ese? ?Tu patio trasero?". "No seas ingenioso, hombre, te he hecho una pregunta leg?tima". "Y digo que s?". "?C?mo te llamas?". "Peter Smith". La mentira lleg? ahora por reflejo. El negro extendi? su mano. "Kudjo Wilson". Chocaron las palmas en lugar de darse la mano. "Escucha, si realmente quieres ir a algo mejor que todo esto", y agit? su mano para incluir el parque repleto de coches de chatarra, "creo que ser?a mejor que tuvieras una charla con mi hombre". Peter se encogi? de hombros. "No puede hacer da?o, supongo. ?D?nde est??". "Oh, est? a unos pocos kil?metros de distancia todav?a. Si quieres, puede subirte en la parte de atr?s y resistir, y te llevar? inmediatamente". Pedro movi? la cabeza. "Lo siento, pero tengo una bicicleta que prefiero no dejarla y no podemos llevarla con facilidad en esa". "Cierto". El otro pens? durante un minuto. "Te dir? lo que voy a hacer. Voy a ir delante y le hablar? de ti. De todos modos, va a venir por aqu?, o cerca. ?Por qu? no esperas junto a la autopista, la de all??". Se?al? m?s hacia el este. "As? est?s a un par de bloques de edificios. Espera justo antes del puente del viaducto, en el lado sur. ?Tienes reloj?". Peter movi? la cabeza de nuevo. "me lo robaron hace mes y medio". "Bueno, de todos modos, ?l llegar? en un par de horas. Ser? despu?s de anochecer, si no te molesta". "Bien…". Peter empez?. "Espera all?", le aconsej?. Encendi? su moto. "No esperaremos". Y se march?. Con el brazo izquierdo dolorido, Peter volvi? a su bicicleta. Despu?s de la pelea con esos duros, la misi?n podr?a no ser el mejor lugar para pasar la noche, despu?s de todo, ellos podr?an volver con amigos, en busca de venganza. Su est?mago estaba rugiendo por no haber sido alimentado desde el desayuno, pero ser?a mejor mantenerse con vida que conseguir una limosna gratuita aqu? y luego ser asesinado mientras dorm?a. Pedale? m?s al este a lo largo del Boulevard de la Misi?n de San Fernando y finalmente lleg? hasta el paso elevado que Kudjo Wilson hab?a mencionado. El sol acababa de ponerse y el cielo estaba oscureciendo. Se detuvo en el puente y mir?. ?Deb?a creer lo que hab?a dicho el negro? Hac?a mucho tiempo que hab?a renunciado a creer en los cuentos de hadas, y que la historia hab?a sonado sospechosamente como un moderno El Dorado. Un lugar de paz y abundancia ser?a muy dif?cil de conseguir, y las invitaciones no le llegar?an tan a la ligera. Adem?s, ?c?mo pod?a un hombre negro tener la llave a la Utop?a? No ten?a sentido. Si existiera ese lugar, ?qu? estar?a haciendo Wilson Kudjo aqu?? Pero, de nuevo, ?qu? ten?a que perder? Si esto fuera una emboscada, ?qu? podr?a sacar de ?l adem?s de su bicicleta, una manta y alg?n dinero pr?cticamente in?til? Ser?a poco bot?n para una trampa planeada tan elaboradamente. Adem?s, Wilson podr?a haberle robado todo eso en el acto si hubiera querido. Todo el asunto era muy sorprendente. Peter condujo su bicicleta por la rampa y la aparc? al lado del puente. Se sent? all? en la oscuridad, esperando. El tr?fico de la autopista era pr?cticamente inexistente debido a la falta de gasolina—solo dos coches en m?s de una hora, y pasaban zumbando cerca de ?l por el carril r?pido sin siquiera frenar. Se pregunt? si la gente a la que quer?a ver habr?a pasado sin verle, o si llegar?an en alg?n momento. Todo esto podr?a ser una broma compleja e incomprensible. Eres un tonto, se dijo con severidad. Escuchando historias de El pa?s de Nunca Jam?s, a tu edad. Probablemente comprar?as el Golden Gate si alguien te lo ofreciera ahora. Pero se qued?, porque no hab?a ning?n otro sitio a donde ir. Despu?s de una hora aproximadamente, vio unos faros que se aproximaban desde el norte. Iban mucho m?s despacio que los coches que pasaban por delante, y a medida que se acercaban, Peter pod?a distinguir una serie de coches en procesi?n. El veh?culo principal par? justo antes de llegar al puente y se sali? en el lateral de la carretera. Los coches de detr?s siguieron su ejemplo. Un foco le apunt? desde la parte superior del veh?culo, ceg?ndole con su resplandor. "?Sr. Smith?" grit? una voz extra?a "S?", contest?. "Vamos, esper?bamos que estuviera aqu?. ?Le gustar?a cenar?". (#ulink_72a65b71-0c37-56f6-af43-a059ee8440a9) Chopper: Una Chopper es un tipo de motocicleta (https://es.wikipedia.org/wiki/Motocicleta) modificada (Chopped), para tener un ?ngulo de lanzamiento mayor, con horquilla m?s larga, lo que le da una batalla y avance m?s grandes que el resto de los tipos de motocicletas. Despu?s de la Segunda Guerra Mundial (https://es.wikipedia.org/wiki/Segunda_Guerra_Mundial), algunos motociclistas (https://es.wikipedia.org/wiki/Motero) de Estados Unidos (https://es.wikipedia.org/wiki/Estados_Unidos) que hab?an combatido en Europa (https://es.wikipedia.org/wiki/Europa) estaban descontentos con las motocicletas de su pa?s (principalmente Harley-Davidson (https://es.wikipedia.org/wiki/Harley-Davidson) e Indian (https://es.wikipedia.org/wiki/Indian)), ya que las europeas eran m?s ligeras y divertidas de conducir. (#ulink_08b95765-6800-52a7-a4f0-fe4755586ff5) El apellido del protagonista Stone, suena parecido a stoner que es el termino usado para “porrero” que la vez se identifica con “rolling stones” como el grupo musical, ?poca en la que se comenzaron a fumar los “porros”. CAP?TULO 2 "El servicio de correo de primera clase es ahora el peor en la memoria", afirma el Wall Street Journal. Un ejemplo del problema ocurri? el mes pasado cuando una bolsa de correo desapareci? en el condado de Prince George, Maryland, causando dolores de cabeza a un n?mero de residentes. La Sra. Ernest Drumheller, que vive en Clinton, Maryland, dice que regres? de vacaciones y se encontr? que su tel?fono hab?a sido desconectado porque el cheque de su factura no hab?a llegado a la compa??a telef?nica. Le cost? $10 restablecer el servicio. Varios clientes del Banco Popular Nacional de Clinton pararon los pagos de cheques ya que tem?an que estuvieran en la bolsa que faltaba…. Los Angeles Times Mi?rcoles 11 de Septiembre, 1974 * * * La comunicaci?n es uno de los Tres Grandes de cualquier civilizaci?n. Las personas y las organizaciones s?lo pueden interactuar en la medida en la que se puedan comunicar entre s?. Poca o ninguna comunicaci?n significa sospecha, odio y conflicto. A medida que las comunicaciones aumentan y mejoran, las relaciones se vuelve menos temibles, y la interacci?n pac?fica se convierte en viable…. En la ?poca de los griegos la unidad pol?tica manejable era la ciudad-estado, y su tama?o estaba determinado por lo lejos que un hombre pod?a caminar en un d?a. De esta forma se garantizaba que todo el mundo no estuviera m?s de un d?a fuera de contacto con los acontecimientos actuales. Las ciudades-estados vecinos, con quien la comunicaci?n era mucho menos frecuente y mucho m?s desfasada, fueron tratadas con desconfianza. Hoy, las comunicaciones son pr?cticamente instant?neas en cualquier lugar del mundo. Este hecho nos ha permitido desarrollar una civilizaci?n global. Pero, al construir esta red tan r?pidamente, es posible que nos hayamos estirado demasiado lejos. Como una banda de caucho extendida m?s all? de su punto de ruptura, el broche de presi?n hacia atr?s ser? n?tido y doloroso…. Peter Stone World Collapse * * * Cuando Peter se acerc? al primer veh?culo, se sorprendi? al ver que era un cami?n blindado, del tipo que se usan para llevar el dinero a los bancos y tiendas. Esa forma gris y cuadrada, se sent? de cuclillas y pesimista, impasible ante ?l. El foco ard?a en sus ojos, que estaban acostumbrados a la oscuridad, pero pudo darse cuenta de que el segundo veh?culo tambi?n estaba blindado. El resto de los coches de detr?s s?lo eran apenas formas oscuras en las sombras; Peter no podr?a decir cu?ntos hab?a ni que aspecto ten?an. Una figura delgada sali? del segundo cami?n y vino a su encuentro a la puerta del primero. Era Kudjo Wilson. "Me alegro de que lo lograras", dijo, abriendo la puerta del lado del pasajero de la cabina del cami?n. "Perm?tidme hacer las presentaciones". Meti? la cabeza dentro de la cabina. "Honon, este es mi hombre Peter. Peter, puedo presentarte al honorable, distinguido, e inestimable Israel Baumberg". Hab?a una peque?a linterna de pilas encendida en el interior de la cabina, y daba la luz suficiente para que Peter pudiera distinguir al hombre que se le presentaba. Incluso sentado, Israel Baumberg era un hombre grande, de hombros anchos y brazos fuertes. De pie, deb?a ser de 1,82. Su pelo era liso y negro, corto, casi como un corte de pelo a taz?n. Su rostro estaba rayado y desgastado, parec?a m?s cuero curtido que carne. Resultaba dif?cil distinguir los tonos de la piel en la d?bil luz, pero de la estructura de los rasgos Peter habr?a adivinado que este hombre era oscuro. Un fusil autom?tico y una ametralladora estaban apoyados casualmente junto a ?l. "Bienvenido a nuestra caravana, Sr. Smith. Ven con nosotros." y cuando Peter entr?, el otro le mir? a trav?s del d?bil resplandor. "?O deber?a decir Sr. Stone? Este es un honor inesperado". Peter hizo una mueca. El reconocimiento no fue bien recibido; demasiada gente ten?a malos sentimientos hacia ?l. Pero subi? a la cabina y se sent? en el asiento del pasajero. "D?jame ver tu brazo," continu? el hombre grande. "Kudjo me dijo que te duele". ?l examin? la herida con ternura. "Bueno, no parece demasiado mala, pero no queremos sorpresas desagradables a lo largo del camino, as? que m?s vale que la atendamos. Kudjo, ?podr?as volver y ver si Sarah est? libre? Y mientras est?s en ello, comprueba c?mo va la cena". "Yassa, Jefe,” Kudjo sonri? en una parodia de los viejos negros subordinados. Se movi? por la l?nea de coches para llevar a cabo las instrucciones. "Buen hombre, ese Kudjo. Tuvo suerte de toparse con ?l. Sol?a ser un oficial secreto de narc?ticos de la polic?a de St. Louis. No los hacen mejores. En lo que a m? respecta, antes que me preguntes, mi padre era jud?o y mi madre era india, y prefiero ir por mi nombre indio, Honon, que significa 'oso'. Esto es suficiente sobre m? por el momento. ?Alguna pregunta?". "S?, — ?qu? es todo esto?". "Esto", Honon extendi? sus manos para incluir el s?quito detr?s de su cami?n, "es una caravana que Kudjo y yo estamos liderando. Estamos en el proceso de ir de ac? para all?". "S? donde est? aca, pero ?donde est? all??". "Esa es una larga historia, que voy a comenzar en unos minutos. Empezamos en San Francisco esta vez, y hemos estado trabajando en nuestro camino por la costa de California. Eres muy afortunado de habernos conocido; est?bamos bajando a la ruta 101 y habr?amos perdido esta zona completamente, salvo que un terremoto destruyera la carretera, justo al sur de Ventura. Tuvimos que retroceder hasta 138 y cruzando Santa Paula a la Interestatal 5, que es donde estamos ahora. Probablemente acamparemos aqu? por la noche y nos iremos ma?ana". En este punto, una mujer atraves? la cabeza a trav?s de la puerta abierta del lado del pasajero. Parec?a tener cuarenta y tantos a?os, con el pelo gris rubio y una cara ligeramente gordita. "He o?do que tienes a alguien que necesito mirar", dijo a Honon. "Correcto. Peter, esta es la Dra. Sarah Finkelstein, quien estar? asistiendo a nuestros enfermos este viaje. Sarah, me gustar?a que conocieras al famoso Peter Stone". Peter hizo una mueca de dolor en la presentaci?n. La m?dico le mir? de arriba a abajo de forma cr?tica. "Bien, bien, bien. El Hombre Que Result? Ser Correcto. ?Es un consuelo?". "Nunca lo fue". "Supongo que no. Bien, vamos a ver ?qu? tienes?". Ella examin? su herida, cacareando silenciosamente para s? misma. "?Tu vacuna contra el t?tano es actual?", pregunt?. "No he tenido en a?os". "Es una pregunta tonta, lo s?, pero los viejos h?bitos son dif?ciles de superar. Tampoco conseguir? una de m?; estoy sin vacunas. No parece demasiado malo, sin embargo. Lo limpiar? y se lo vendar?. Estar?s un poco dolorido, pero sobrevivir?s. En cuanto a mi siguiente pregunta, sonar? un poco personal, pero es necesario. ?Tienes alguna enfermedad ven?rea?". Peter se sorprendi? por su crudeza, pero contest? que no. "Bien," dijo ella. "Debemos tratar de mantener purificados nuestros reproductores". Sin mayor elaboraci?n, comenz? a trabajar en su brazo silenciosa y eficiente, y luego dej? solos a Peter y Honon. "Antes de empezar mi historia completa", dijo Honon, "hay un par de hechos necesarios como preludio. Conoces, sin duda, los avances en el campo de la criog?nesis y la animaci?n suspendida". Peter asinti? con la cabeza. "Los mencion? en mi libro". "S?, es correcto. Disculpa, me hab?a olvidado; ha pasado tiempo desde que tuve tiempo de releerlo. Seg?n recuerdo, no ten?a nada que decir sobre ellos". "Fueron un esfuerzo in?til, un agarre f?til para la inmortalidad. ?Qu? posible ventaja podr?a existir en congelar a alguien que se despertar? dentro de cincuenta a?os a partir de ahora, cuando todo indicaba que el mundo en ese momento tendr?a dificultad en apoyar incluso a las pocas personas que le quedar?an? La gente del pasado estar?a totalmente indefensa en un mundo asolado por el hambre, la sequ?a, la guerra y la peste. El dinero y el talento que entraron en esa investigaci?n podr?an haberse utilizado mejor en otra parte". "Quiz?", dijo Honon, "pero podr?a haber habido algunas ramificaciones que incluso tu, no preve?as". "?Por ejemplo"? "No tan r?pido. ?Alguna vez has o?do hablar de una estrella llamada Epsilon Eridani?". "Me temo que la astronom?a nunca fue mi campo". "Ni el m?o. Pero afortunadamente hubo algunas personas que se interesaron en ella. Un par de a?os atr?s, antes de que el programa espacial se desintegrara completamente, llevaron a cabo un experimento en lo que ellos llaman sat?lite de paralaje— no me digas que te lo explique, no puedo— y encontraron que Epsilon Eridani ten?a toda una serie de planetas, al igual que nuestro propio Sol. Fue un interesante hallazgo, pero el mundo ten?a problemas m?s acuciantes y le prestaron poca atenci?n. "En ese mismo momento, un hombre escribi? un libro. Era un gran libro, un libro poderoso, y asustaba a mucha gente. Hablaba sobre el fin de la civilizaci?n y una vuelta a la barbarie, debido a la superpoblaci?n, el agotamiento de las materias primas y un desglose general de fuerzas cohesivas. La mayor?a de la gente se enojaba con esto porque era un hecho al que tem?an enfrentarse" "Qu? me est?s contando", murmur? Peter. "- Pero algunas personas se quedaron realmente pensativas. Las afirmaciones del autor eran indiscutibles, pero estas personas reflexivas no quer?an ver todav?a el fin de la civilizaci?n. As? que empezaron a pensar en alternativas". "As? lo hice y fui odiado por ello. Seguro, mis sugerencias eran radicales, pero yo estaba lidiando con una situaci?n de crisis. Mis planes podr?an no haber funcionado, pero no podr?an haber sido peores que el infierno que estamos pasando ahora". Honon se encogi? de hombros. "?Qui?n lo dir?a? En cualquier caso, estas personas reflexivas vieron el resentimiento dirigido a ti, y decidieron hacer su propio trabajo en secreto. Entre ellos figuraban algunos personas con mucha influencia, algunos con un mont?n de dinero, y unos pocos con ambas cosas". "Que siempre ayuda". "De modo que construyeron su nave—" Peter se qued? sin aliento. "Hey, espera un minuto. Creo que me he perdido un paso por ah?. ?Qu? es eso de una nave?". "Pi?nsalo; usa esa mente incisiva. Si la Tierra se agota, entonces la civilizaci?n tendr?a una mejor oportunidad en otro lugar si es para continuar y crecer, ?correcto? ?D?nde hay m?s? Ciertamente ning?n otro planeta de nuestro sistema solar es capaz de alojar una colonia sin una gran tecnolog?a para respaldarla. As? que es es lo que nos dejan las estrellas—en particular, Epsilon Eridani". Peter estaba a punto de decir algo cuando una ni?a llam? a la puerta del cami?n. Ella era morena, y no pod?a tener m?s de ocho o nueve a?os. "Se?or Honon," dijo, "tengo cena para usted y el otro hombre". "Gracias, Mary". Honon extendi? la mano por su ventana y cogi? los dos tazones. "Cuidado", le dijo a Peter, mientras le entregaba uno de ellos. "Est?n calientes". La ni?a se fue para volver de donde hab?a venido. El l?quido de los tazones era de una consistencia a medio camino entre sopa y estofado. Ten?a patatas, guisantes, jud?as verdes, zanahorias, brotes de soja, e incluso peque?os trozos de pollo—pr?cticamente una selecci?n variada para los est?ndares de hoy. El est?mago de Peter le estaba gritando que no hab?a tenido nada que comer desde un desayuno muy escaso esta ma?ana. Acept? la cuchara que le dio Honon y puso un poco de la mezcla en su boca, saboreando la combinaci?n de gustos. "Que aproveche", dijo. "Gracias. Como he mencionado, estamos tratando de mantener la civilizaci?n viva, y uno de sus aspectos m?s agradables es la buena comida. Hacemos lo que podemos mientras estamos viajando, pero incluso esto est? lejos de ser una comida equilibrada". "Hay personas que matar?an por algo de esto". Honon suspir?. "S?, s? que los hay. Han hecho un par de intentos ya, por lo que preferimos usar veh?culos blindados para dirigir esta procesi?n. Viajar en estos d?as no es algo que se haga en un periquete". Ambos comieron en silencio durante un rato, al darse cuenta de que su comida era literalmente un tesoro en este mundo empobrecido. Peter termin? primero y se recost? contento. "Muchas gracias. Es la mejor comida que he probado en semanas". ?Querr?as un poco m?s?". Podr?a pedir para repetir". “No quiero meter mano en tus suministros—” “Estaremos bien durante un tiempo. Todo el fondo de ese segundo cami?n est? lleno de cosas liofilizadas.” Peter estuvo muy tentado pero decidi? abstenerse. “No quiero acostumbrarme demasiado a la vida rica,” dijo. “Las situaciones pueden cambiar tan s?bitamente.” Honon asinti? con la cabeza. “Eso es cierto, pero no me impide vivir bien cuando puedo. Cuando montaba a caballo, aprend? que sobrevives a los malos tiempos y vives en los buenos. “Entonces ?fuiste ganadero?” “He sido bastante de todo, en un momento u otro. Le?ador, camionero, guardabosques, mano de labranza, carpintero, lavaplatos—Me gusta hacer algo nuevo todo el tiempo.” “Y ahora eres un maestro de camiones.” "S?. Ya ves, como yo lo imagino, siempre tienes que estar avanzando hacia algo. Viajar no es suficiente; tienes que tener un objetivo en mente.” “?Y tu meta son las estrellas?” “No inmediatamente. Primero tengo que llevar esta fiesta al Monasterio.” “?El qu??” “As? es como llamamos a nuestra peque?a colonia. Puesto que eran los monasterios los que mantuvieron el conocimiento vivo durante las primeras Edades Oscuras, pensamos que nombrar?amos nuestra base despu?s de ellos. No tiene significado religioso, te lo aseguro; todos somos bastante tolerantes. Es bastante dif?cil sobrevivir hoy sin revivir viejos prejuicios.” “Eso no es as? para la mayor?a de la gente. El fanatismo parece haber alcanzado un punto alto,” dijo Peter amargamente. Honon se encogi? de hombros. “Realmente no me importa si se suicidan. La forma en que lo veo, la raza s?lo se puede mejorar por la eliminaci?n de los fan?ticos de la reserva de genes.” “?D?nde est? este Monasterio?” “Oh, est? por ah?, en alguna parte.” Honon agit? su mano en direcci?n al este. “Me temo que no puedo ser m?s espec?fico. Es un secreto, y con buena raz?n. Vivimos demasiado bien para satisfacer a la mayor?a de la gente del exterior. Si supieran d?nde estamos, vendr?an y nos derribar?an. Es por eso que no puedo decirle a la gente de la caravana exactamente a d?nde vamos—en caso de que abandonen o se separen de nosotros, no se lo podr?n decir a nadie m?s.” “Pero si planeas una colonia interestelar, debes tener un mont?n de gente—” “Casi cinco mil, seg?n la ?ltima cuenta.” Peter silb?. “Pero es imposible esconder a tanta gente.” “Nos las arreglamos,” Honon sonri?. “Pero sacar a tanta gente de la Tierra ser?a un problema en s? mismo. ?C?mo piensas hacerlo?". "Por un lado, no todo el mundo va. Algunos de nosotros tenemos un apego sentimental a este viejo mundo, y nos gustar?a pegarnos alrededor y rehabilitarlo si pudi?ramos. S?lo unos tres mil har?n el viaje". "Pero a?n as?, los requisitos de combustible—" "En el ?ltimo a?o m?s o menos, del programa espacial, un desarrollo pas? de la prensa, quienes estaban ocupados en la cobertura de guerras, escasez y similares: la propulsi?n nuclear, lo que le permite levantar grandes cargas con un peque?o desembolso. No est? probado en combate tripulado, pero los experimentos en tierra son muy prometedores". "No pretendo ser un ingeniero astron?utico, pero recuerdo haber visto un espect?culo del planetario una vez, que dec?a que llevar?a miles de a?os llegar desde aqu? hasta la estrella m?s cercana. No se puede esperar que los colonos vivan tanto tiempo—y la comida solo para tres mil personas llenar?a varios barcos". "Esas cifras r?pidas, me dijeron, se basan en la velocidad constante. Lo que la unidad nuclear nos da, en cambio, es una aceleraci?n constante—de una diezmil?sima parte de un "caramba", para ser precisos. S? que no suena como mucho, pero suma. Las ?ltimas estimaciones indican que se puede hacer el viaje en s?lo seiscientos cincuenta a?os". "Pero a?n as?—" "?Recuerdas lo que dec?a antes sobre las t?cnicas de hibernaci?n humanas? Los colonos ser?n congelados justo antes del despegue y, a excepci?n de la tripulaci?n del buque, no se activar? hasta que hayan aterrizado en su nuevo hogar. Se ahorrar? en los suministros y en la habitaci?n, ya no tendremos que dejar espacio para que muchas personas caminen alrededor. Peter se qued? quieto por un momento, pensando y considerando las posibilidades. "Est?s loco", dijo al fin, "o el so?ador m?s desesperado que conozco". "Un poco de ambas cosas, espero. Vivimos en una edad muy sana, sin sue?os, y miramos el l?o en el que se encuentra. No hay nada m?s sano que intentar mantenerse vivo, que es lo que todo el mundo est? luchando por hacer. Para ellos, es un negocio a tiempo completo. No tienen tiempo para so?ar. Como resultado, est?n viviendo vidas de supervivencia l?mite, y es cada vez peor. En cuanto a m?, insisto en mirar al cielo de vez en cuando y preguntarme si las cosas podr?an ser mejores. La fantas?a puede ser un poco loca, pero ninguna criatura inteligente puede durar mucho tiempo sin ella. "Adem?s", a?adi?, se?alando con dedo acusador a Peter, "Eres una buena cr?tica. No creas que no puedo ver detr?s de esa m?scara de c?nico que usas como un dramaturgo griego. Mark Twain, cuando fue acusado de ser pesimista en su vejez, se?al? que era "un optimista que no lleg?'. Si no idealizaste, si no viste el mundo como deber?a ser, nunca podr?as haber empaquetado en tu libro todo el fuego y la ira que sent?as". "?De verdad?". Peter pregunt?, levantando una ceja divertido. Muchas personas hab?an intentado psicoanalizarle a trav?s de su libro, con ?xito variado. "Un c?nico es solo un optimista frustrado. En primer lugar, tienes que tener ideales, para decepcionarte de no haberlos alcanzado. Tu, Peter Stone, eres un constructor de utop?as sin un buen suministro de madera". "?Y es por lo que quieres que vaya— porque soy un fracaso aqu? y quieres darme otra oportunidad? Perd?name por ser un c?nico, pero no creo eso". Honon movi? su cabeza. "De ning?n modo. Quiero dar otra oportunidad a la Humanidad, y creo que podr?as ser de ayuda. Piensa sobre los fen?menos sociales. Puedes ver alternativas donde otras personas est?n ciegas, y no tienes miedo a hablar abiertamente. Necesitaremos un buen observador de alternativas y cr?tico social si vamos a hacerlo. Aqu? lo tienes— las reglas b?sicas y la descripci?n del puesto de trabajo. Voy a necesitar una respuesta, un compromiso ahora, porque no voy a estar de vuelta de esta forma otra vez. ?Quieres el trabajo?". Peter ni siquiera dud?. "Bien, el pago es p?simo pero los beneficios parecen bien. Si me cortas un trozo de ese sue?o, creo que lo puedo tragar". CAP?TULO 3 Miles de millones de d?lares han sido invertidos en los ?ltimos a?os para mejorar el cumplimiento de la ley aunque el crimen sigue en aumento, y muchos estadounidenses est?n preocupados sobre si esto nunca puede estar bajo control…. Patrick V. Murphy, un exoficial de polic?a en Washington y Nueva York dice esto: "Tenemos que enfrentarnos a los hechos. Hay demasiada inestabilidad en nuestras ciudades. Mientras tengamos desempleo, subempleo, hogares rotos, alcoholismo, drogas y problemas de salud mental, vamos a tener delitos". U.S. News & World Report Lunes, 10 de junio de 1974 * * * La delincuencia es una salida que muchas personas tienen para hacer frente a una sociedad cuya complejidad ha superado sus l?mites. En su ?ltimo intento de mantenernos unidos, puedo predecir que nuestra cultura pasar? por un ?ltimo espasmo monstruoso de "la ley y el orden". Todo lo diferente de la norma ser? sometido a las peores formas de represi?n en los esfuerzos desesperados de la sociedad para mantenerse a flote. La verdadera tragedia de esto, sin embargo, son las secuelas que la pol?tica tendr? en el post-colapso de la sociedad. La represi?n inculcada ahora perdurar?, como si la pata de una rana continuara pateando despu?s de morirse…. Peter Stone World Collapse * * * Peter pas? la noche en la cabina del cami?n blindado con Honon. Hablaron durante un rato largo, comparando las experiencias que cada uno hab?a tenido en sus viajes alrededor del pa?s. Peter descubri? que Honon hab?a estado atravesando la naci?n regularmente durante los ?ltimos cuatro a?os, conduciendo estas caravanas. La imagen que pintaba no era alegre. Las penurias, el hambre y las luchas eran omnipresentes en todo los Estados Unidos. La peste a?n no hab?a comenzado a cobrar su peaje, pero las condiciones en las ciudades estaban creciendo hasta el punto en que el saneamiento deb?a desmoronarse y la enfermedad podr?a comenzar a propagarse. "De alguna manera", dijo Honon, "es una suerte que el colapso sea mundial. Si la guerrilla jud?a no hubiera comenzado su guerra urbana en Rusia hace cinco a?os, los rusos podr?an haber tomado ventaja de nuestra debilidad e invadido. Pero con los jud?os dentro, los chinos en su frontera y la disminuci?n de la oferta de recursos, est?n en una situaci?n a?n peor de la que estamos nosotros". Despu?s de un rato, el dolor en el brazo de Peter y el agotamiento de las actividades del d?a, cobraron su precio. Se inclin? hacia atr?s en el asiento de cuero acolchado y consigui? la primera noche de sue?o reparador que hab?a hecho en d?as. Honon le despert? poco despu?s del amanecer agitando su hombro bueno. "Lev?ntate y brilla," dijo alegremente. "Es el momento de desayunar— y tiempo, tambi?n, para cumplir con el resto de la gente que compartir?s este viaje". Peter sali? de la cabina y dio su primer vistazo a toda la caravana. Los dos primeros veh?culos eran camiones blindados—y despu?s de la imagen que Honon le hab?a pintado de las condiciones en todo el pa?s, Peter estuvo de acuerdo en que la caravana tendr?a que estar preparada para cualquier cosa. La siguiente en l?nea era una autocaravana grande, a su lado se hab?a reunido un gran grupo de personas. Detr?s de la autocaravana estaba una furgoneta Volkswagen azul y blanca, y detr?s hab?a tres coches m?s, todos de tama?o compacto. Debe ser un desfile interesante, pens? Peter. Mientras Honon le llevaba hasta la autocaravana, Peter pod?a sentir la mirada de los miembros. Habr?an o?do hablar, por esta vez, de su nuevo compa?ero notorio. Se pregunt? cu?ntos de ellos ya le odiaban. "Todo el mundo reunido", dijo Honon, y las conversaciones privadas cesaron. “Me gustar?a que conocierais nuestra ?ltima adquisici?n, Peter Stone. Todos tenemos con ?l una gran deuda de gratitud, creo, porque fue su libro el que impuls? a nuestro pueblo a la acci?n. Sin ?l, podr?a no existir un Monasterio y sin planes para la nave. No descuideis mostrarle lo agradecidos que estamos". Peter estaba sorprendido de esa introducci?n, y se sorprendi? a?n m?s cuando la gente respondi? como Honon hab?a pedido. Al principio se volvieron vacilantes, inseguros de s? mismos, pero luego se presentaron en peque?os grupos para saludar y darle la bienvenida a su caravana. Los hombres y las mujeres se acercaron a estrechar su mano, y los ni?os le sonre?an temblorosos. "Lo siento, no puedo seguir y presentarte a todos," dijo Honon. "Tengo que tomar un desayuno r?pido y salir a ver si puedo contratar a un zapatero". "?Un zapatero?". "S?, un buen hombre que fue recomendado por alguien del Monasterio. Vive en el centro de L.A." Vio la perplejidad en el rostro de Peter y se explic? m?s detalladamente. "Mira, supongo que si estuvieras encargado de una colonia escoger?as a todas las personas m?s inteligentes y m?s intelectuales que pudieras encontrar. Pero te voy a decir ahora, no funcionar?a. Algunos intelectuales— incluso muchos intelectuales—son necesarios, seguro, pero no se puede construir un mundo de m?dicos y f?sicos nucleares. La primera vez que fallara una tuber?a, tendr?an grandes problemas. Tengo que contratar personas que sean ?tiles en una situaci?n fronteriza. La gente que ya est? capacitada para producir lo que se necesita. No tendr?s f?bricas donde vayas, sacando ropa de una l?nea de montaje para ti; necesitar?s artesanos que puedan hacer buenos zapatos desde cero. Las personas en este viaje son mezcolanza, seguro; pero estamos tratando de salvar a la humanidad, y la humanidad misma es una mezcolanza. Piensa en ello". Honon entr? en la caravana y despu?s de un momento surgi? con una cantimplora, dos grandes pu?ados de tortas de trigo y algunos frutos secos. "Te ver? un poco m?s adelante", le dijo a Peter. "Mientras tanto, conoce a todo el mundo. Creo que ver?s que son un muy buen grupo". Despu?s se march? al primer cami?n blindado, sac? una motocicleta de espaldas y se fue hacia la ciudad. Cuando Peter esperaba en l?nea con el resto del grupo para el desayuno, los miembros vinieron y se presentaron. Conoci? a Dominic y Gina Gianelli de Oakland, una pareja en sus treinta y tanto a?os. Dom, como prefer?a que le llamaran, era carpintero “y un fan?tico del f?tbol. Pero no parece que vayamos a tener muchos m?s partidos de f?tbol durante un tiempo.” Peter s?lo pod?a estar de acuerdo. Los Gianelli ten?an cinco hijos, con edades comprendidas entre dos y diez a?os; aunque se los present? a todos tuvo problemas para mantenerlos en su mente, excepto a Mar?a, la ni?a de ocho a?os que les hab?a entregado la comida a Honon y a ?l, la noche anterior. Conoci? a Bill y Patty Lavochek de San Luis Obispo. Los Lavochek, ambos en la veintena, llevaban casados s?lo cuatro meses, y estaban buscando en todo esto, una aventura emocionante—y una buena forma de comenzar una nueva vida. Bill, maquinista, estaba seguro de que su talento estar?a muy solicitado en el Monasterio y en el nuevo mundo. Peter tambi?n conoci? a Harvey y Willa Parks. Harv, un contratista de fontaner?a de San Francisco, era un hombre peque?o y duro en sus ?ltimos treinta. Ten?a formas bruscas pero una disposici?n genuinamente amistosa. Willa era unos diez a?os menor que ?l, una mujer callada y silenciosa que hac?a lo que le dec?an eficientemente y sin quejarse. Ten?an dos hijos, una ni?a de siete a?os y un ni?o de cuatro. Justo antes de que Peter llegara a la cabeza de la l?nea, la doctora Sarah Finkelstein se volvi? para preguntarle c?mo estaba su brazo. Le dijo que estaba duro pero utilizable, y ella le pidi? que le dijera si aparec?a cualquier problema adicional. En el frente de la l?nea, haciendo las porciones, estaba una pareja japonesa, Charlie y Helen Itsobu, ambos en sus treinta a?os. A Charlie se le hab?an asignado las tareas de la cocina porque era cocinero jefe—de hecho, es lo que hab?a sido en el restaurante japon?s favorito de Peter en San Francisco. Peter se dio cuenta del talento que ten?a Charlie—un hombre tan joven que no sobresal?a a menudo en los c?rculos culinarios—y le felicit?. Charlie sonri? y se disculp? porque la comida no era tan elegante como prefer?a. Le dio a Peter un pastel de trigo y le gui?? un ojo. Mientras Peter se alejaba de la caravana, los Gianelli le saludaron con la mano, haci?ndole se?as para sentarse con ellos y compartir su comida. Peter lo hizo con mucho gusto; hab?a pasado mucho tiempo desde que ten?a compa??a y se estaba emborrachando de camarader?a. Kudjo le dio una palmada en la espalda mientras se sentaba, intercambiaba bromas, luego sac? una segunda motocicleta del cami?n blindado y se fue. “?D?nde va?” Pregunt? Peter. “Oh, es nuestro explorador,” le dijo Dom Gianelli. “Conduce delante, mira las cosas, se asegura de que la ruta es segura. Eso era lo que estaba haciendo ayer cuando te encontr?.” Peter asinti? con la cabeza. “Eso tiene sentido.” "Es un buen hombre, ese Kudjo. Apuesto que habr?a si un buen jugador de f?tbol. Un receptor natural, por su mirada.” “?Os importa si me uno a vosotros?” vino una voz femenina por detr?s. “No puedo dejar pasar una oportunidad tan grande de conocer a un soltero admisible.” “Ay?date a ti misma,” Gina Gianelli sonri?. La chica que se sent? al lado de Peter era bajita y algo agachada, con el pelo marr?n fibroso y los ojos grandes de perrito. Su caracter?stica m?s prominente, sin embargo, era su nariz, que dominaba su cara y amenazaba con emprender completamente. “Soy Marcia Konigsburg, veinticuatro a?os y soltera. No es que te est? midiendo para un pastel de bodas, pero creo que es bueno sacar estas cosas al aire libre de una vez. Dise?o ropa para boutiques, y tambi?n hago algunos trajes para el teatro. Supongo que por eso Honon me pidi? que viniera—donde quiera que terminemos, necesitaremos a alguien que pueda hacer la ropa adecuada para la ocasi?n.” A Peter le gust? al instante. Era amistosa, pegajosa, cuyo amable encanto super? la impresi?n inicial de familiaridad. "He le?do tu libro, sabes," continu? ella. "As? que eres la ?nica". "Oye, tambi?n eres gracioso. S?, realmente me impresion?. Yo era estudiante de segundo a?o en la universidad entonces, y supongo que casi todo me impresionaba. David Hume, Aleister Crowley y tu erais mis tres favoritos". "Ciertamente hacemos un tr?o extra?o". "Si es un consuelo, mis amigos me dijeron que no ten?a gusto. Esa es la clase de gente con la que corro—locos, todos ellos". Peter de repente sinti? una sensaci?n extra?a en la parte de atr?s de su cuello, como si estuviera siendo observado. Girando, atrap? la vista de una chica mir?ndole desde el lateral de uno de los coches. Era joven, esbelta y rubia, con una mirada de casi inocencia angelical, cuando se volvi? a mirarla, sin embargo, ella mir? en otra direcci?n, fingiendo no darse cuenta. Se encogi? de hombros y volvi? a la conversaci?n. Marcia no hab?a notado su falta de atenci?n y segu?a en cierta medida sobre la ruptura de la educaci?n formal, que ella misma hab?a presenciado. "Y era justo como dijiste—las clases ten?an cada vez menos que ver con la realidad, no porque no estuvieran tratando de ser relevantes, sino porque la realidad estaba saliendo de debajo de ellos". Su redacci?n la tom? casi literalmente de su libro; ella deb?a haberlo confiado a la memoria. Dom Gianelli salud? a un hombre alto con una camisa de punto blanca y pantalones negros. "Padre Tagon," le llam?, "?por qu? no vienes y te unes a nosotros?". El hombre as? dirigido sigui? la sugerencia. "Espera hasta que conozcas a este chico", Dom le dijo a Peter. "Ser?s capaz realmente de darte algunos argumentos". El reci?n llegado era un hombre alto, delgado de unos treinta a?os, con nariz de halc?n, ojos marrones y una frente alta que gradualmente se mezclaba en una cabeza de pelo casta?o. "Hola," dijo, agach?ndose hacia Peter y d?ndole una mano. "Soy Jason Tagon." "?Me pareci? escuchar a Dom llamarte 'Padre'?". "Tambi?n podr?a haberme llamado 'Doctor'—Tengo un doctorado en astronom?a. Pero s?, soy un sacerdote. Los t?tulos no parecen significar mucho estos d?as, y prefiero que se me llame Jason". Peter asinti? con la cabeza y guard? ese hecho en su archivo de memoria, que se estaba sobrecargando de este aluvi?n de nuevos nombres y rostros. "Dom tambi?n dijo algo sobre que me dar?as argumentos". "Formul? eso un poco fuerte. No puedo discutir con tus predicciones—se han hecho realidad. Son tus actitudes las que me molestan". "?Sobre la Iglesia Cat?lica?". Jason sonri?. "Eso es una peque?a parte. Dijiste—d?jame ver si puedo citarlo-'la Iglesia Cat?lica ha hecho m?s que cualquier otra organizaci?n en la historia para retrasar el curso del progreso humano". " "Espero no tomes esto demasiado personalmente; el hecho es que la Iglesia Cat?lica ha estado alrededor durante m?s tiempo que ninguna otra organizaci?n ?nica en la historia. Todas las organizaciones se convierten eventualmente en cierta medida represivas—pasan por un punto determinado de su existencia donde su funci?n cambia a la auto-preservaci?n en lugar de la administraci?n de su deber original. Estaba hablando en contra de la estructura burocr?tica, no contra los cat?licos". "Me di cuenta de eso. Pero a nosotros, los cat?licos individuales, nos hacen creer que la Iglesia no puede hacer nada malo, y nos abofetean, por eso sigue doliendo. Pero eso no era toda mi objeci?n. Ordenado como portavoz de Dios, yo no podr?a ayudar sino sentir que Le ha dejado fuera de sus c?lculos". "Como agn?stico ordenado" respondi? Peter, "Yo no podr?a ayudar sino sentir que lo sobrenatural era una variable superflua en mis c?lculos. Yo estaba dedicado principalmente a la ecolog?a social. Las normas fueron establecidas por Dios—si realmente ?l existe—hace mucho tiempo, y yo no pod?a prever cambios en las reglas del juego una vez que el juego hab?a comenzado. Yo trataba exclusivamente con seres humanos". "Y usted ignoraba la posibilidad de la intervenci?n divina". "Digamos que me hubiese gustado, pero no estaba contando con ella". "?Qu? hay de ese intento de colonizaci?n interestelar?". "Si est?s intentando reclamar la intervenci?n divina, no voy a poder refutarla. Por la misma raz?n, le desaf?o a demostrar que no es s?lo labor de hombres dedicados e ingeniosos". "Touch?" Jason sonri?. Esa misma sensaci?n de ser observado golpe? a Peter una segunda vez. Mir? a su alrededor y not? que la chica rubia le estaba mirando de nuevo a unos metros de distancia. "?Qui?n es?" pregunt? a la gente de su alrededor. "Es Risa Svenson", replic? Marcia. "La recogimos en Monterey. Una chica muy extra?a, si me lo preguntas". "?Extra?a? ?De qu? forma?". "B?sicamente que es t?mida," explic? el sacerdote. "Eso y su juventud tienden a mantenerla un poco apartada del resto de nosotros. Realmente es una buena persona". "Me gustar?a ir y hablar un poco con ella. Gracias a todos por compartir vuestro momento del desayuno conmigo. Jason, estoy interesado en continuar nuestro debate un poco m?s tarde". Se levant? y camin? hacia la joven, que nuevamente fing?a no darse cuenta de ?l. "Perdona por preguntar, pero ?por qu? me estabas mirando?". Ella le mir?, asustada. "Yo no estaba—" "S? tu estabas. No me molesta demasiado, pero me gustar?a saber por qu?". Abri? la boca para dar una excusa, la cerr?, luego dijo, "Eres tan famoso y todo lo que quer?a era echarte un vistazo. ?Hay algo malo en eso?". "No. De hecho, estoy bastante aliviado al descubrir que no me parezco al horrible monstruo que pensabas que ser?a". Por la expresi?n de su cara, Peter sab?a que hab?a adivinado su estado de ?nimo correctamente. "Yo realmente no cre?a que fueras un monstruo", dijo apresuradamente. "Por supuesto que no". "Pero yo hab?a o?do tantas cosas malas sobre ti—" "?Has le?do mi libro?". "No, yo era un poco demasiado joven. Sin embargo, vi el programa de televisi?n. No me gustaba—parec?a tan deprimente y negativo". "Era deprimente y negativo, y no me gustaba tampoco. Pero, ?qu? se puede hacer con la verdad? Si la entierras en una esquina, se escapa, se acerca y te muerde en el tobillo". "Todo… no s?. Quiero sentir que hay cierta esperanza, en alguna parte, para el mundo. Tu libro dej? a la gente sintiendo que no hab?a ninguna". "La situaci?n estaba all? para que todos la pudieran ver. Me ocurri? ser el ?nico para encender las luces. No ayud?— la gente simplemente cerr? sus ojos y tropez? con el futuro de todos modos. S?lo me inform? de los hechos". "Los hechos no son suficientes", dijo la chica. "Tenemos sue?os, tambi?n". "?Qu? edad tienes?". La chica le mir? a la defensiva. "Diecinueve, ?por qu??". "Cuando yo ten?a 19 acab? mi licenciatura en sociolog?a. Las personas me estaban considerando alg?n tipo de genio y fui a trav?s de un programa acelerado de la universidad. Ten?a buenos sue?os entonces. Yo iba a corregir todos los problemas del mundo, enderezar las cosas para que pudi?ramos vivir en paz". Se encogi? de hombros. "Entonces sucedi? algo—quiz?s yo crec?, no s?. Pero en s?lo un par de a?os, todos los sue?os se hab?an convertido en pesadillas. El mundo se iba alegremente hacia abajo camino al infierno, y nadie estaba haciendo una maldita cosa para detenerlo. He intentado gritar, he intentado poner los frenos, y la gente me ignoraba. ?No es de extra?ar que me sintiera desesperado?". ?l descubri?, muy a su pesar, que hab?a l?grimas en sus ojos. Eso es todo lo que necesita, para descomponerse y llorar delante de este extra?o total, pens? al mismo tiempo pregunt?ndose por qu? le afectar?a tanto que ten?a que llorar. Pero para su sorpresa la muchacha suaviz? su actitud enseguida. "Lo siento", dijo ella, extendi?ndose suavemente para tocar su brazo. "Yo no sab?a. Eso suena tan triste, teniendo todas sus esperanzas, morir de esta manera". “Rasca a cualquier c?nico y encontrar?s un optimista que se ha desilusionado". "Pobre beb?," dijo ella, mirando hacia ?l con enormes ojos azules. "?Quieres hablar de ello?". Se sentaron en el terrapl?n de la autopista junto a la caravana, y antes de darse cuenta, Peter se encontr? cont?ndole a esta extra?a y hermosa chica, la historia de su vida. * * * Honon volvi? un par de horas despu?s del mediod?a. "No tuve suerte all?", dijo a la gente, y explic? privadamente a Peter, "Tu puedes comprender c?mo es, estoy seguro. Aqu? hay un tipo con una esposa y dos hijos. ?l tiene un trabajo que le mantendr? en la demanda en los a?os venideros—la gente siempre necesita zapatos, y las existencias en los almacenes de zapatos no van a durar para siempre. ?Por qu? deber?a desarraigar a toda su familia para tener una aventura salvaje como la nuestra? No puedo decir que le culpe—es una decisi?n dif?cil de tomar, a veces. Tu y yo, sin ataduras, somo afortunados. Podemos recoger e irnos cuando y donde nos plazca. Ten cuidado con las responsabilidades que asumes". "?Qu? podemos hacer ahora, entonces?". Pregunt? Peter. "Seguimos. A?n tenemos mucho camino que recorrer, y no tengo ning?n negocio m?s apremiante en L.A. Tan pronto como aparezca Kudjo con un informe de exploraci?n y podamos poner a todo el mundo de nuevo en los coches, nos iremos". Kudjo regres? una media hora m?s tarde. Dijo que la autopista estaba libre todo el camino hasta el lado este de la ciudad y no parec?a que hubiera bandas que dieran problemas. Con esa seguridad, todo el mundo entr? en sus respectivos coches. Honon, que ten?a un walkie-talkie en conexi?n a cada veh?culo, dio la palabra y la caravana comenz? a andar de nuevo. Peter, a invitaci?n de Honon, mont? en la cabina del cami?n blindado con el l?der de la caravana. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». 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