Вёрст кровожадных, длинных Пройдены сотни… сотни... Над головой Берлина Знамя победы сегодня! Майским дождём умыта Нынче Рейхстага серость. Птицами над гранитом Красные стяги сели. Вёрсты друзей глотали, Шедших вперед – к Победе - Бродами и мостами, Ночью и на рассвете. Ради неё, в окопах, Землю зубами грызли… Клочьями - в глотках копоть… Вязко

Huye, ?ngel M?o

huye-ngel-mo
Жанр: 
Тип:Книга
Цена:306.53 руб.
Просмотры: 276
Скачать ознакомительный фрагмент
КУПИТЬ И СКАЧАТЬ ЗА: 306.53 руб. ЧТО КАЧАТЬ и КАК ЧИТАТЬ
Huye, ?ngel M?o Virginie T. Un romance paranormal entre un ?ngel ca?do y una humana Azazel es el primero de los ?ngeles ca?dos, al que todo el mundo recurre cuando tiene un problema. Su antiguo vecino le pide entonces que d? alojamiento a una mujer fugitiva, y ?l acepta sin dudarlo. Esta mujer le afectar? profundamente y Azazel esperar? lograr la misma felicidad que su hermano Baraqiel conoce con Caitlyn. Solo que para conseguirlo, cada una de las dos almas torturadas deber? hacer las paces con su pasado. Azazel es el primero de los ?ngeles ca?dos, al que todo el mundo recurre cuando tiene un problema. Su antiguo vecino le pide entonces que d? alojamiento a una mujer fugitiva, y ?l acepta sin dudarlo. Esta mujer le afectar? profundamente y Azazel esperar? lograr la misma felicidad que su hermano Baraqiel conoce con Caitlyn. Solo que para conseguirlo, cada una de las dos almas torturadas deber? hacer las paces con su pasado. Huye ?ngel m?o Huye ?ngel m?o Los ?ngeles ca?dos Tomo 2 Virginie T. Traducido por Gloria P?rez Rodriguez © 2020. T. Virginie D?p?t l?gal : juillet 2020 Cap?tulo 1Mallory Da vueltas, con los labios apretados y la espalda tensa. Lo conozco perfectamente. S? que retiene las palabras que est? deseando lanzarme a la cara. Hay que ser masoquista para querer escucharlas. Yo no lo soy, en absoluto, pero los silencios y las cosas que no se dicen me parecen a?n m?s crueles. Estoy convencida de que una pareja solo puede durar si existe una buena comunicaci?n. ?C?mo se va a solucionar una circunstancia si tu interlocutor no habla? ?Hab?is o?do hablar de un negociador que no dijera una sola palabra para apaciguar una situaci?n? Pues esto es igual. —H?blame. Me fulmina con la mirada, y casi estoy tentada de dar marcha atr?s. Pero eso no est? en mi forma de ser. No me han educado de esa forma. Soy una luchadora, no retrocedo ante las dificultades, sino que me enfrento a ellas con la cabeza alta, sean cuales sean sus consecuencias. —Dime en qu? piensas. A fuerza de insistir, cede. O m?s bien, explota y su rabia me alcanza de lleno como un pu?etazo en el est?mago. —?Has dejado tu trabajo! ?Otra vez! ?Maldita sea, Mallory! ?Estoy harto de que no mantengas un trabajo m?s de unas semanas, harto de luchar para sacar la cabeza del agua cuando est? claro que a ti te da completamente igual! Solo piensas en ti, Mal. Una y otra vez los mismos reproches desde hace meses. S? que soy bastante inconstante a nivel profesional. A?n soy joven y a los veintis?is a?os, sigo buscando mi camino, pruebo, me equivoco y cambio. Solo estoy indecisa en este aspecto. Salvo este detalle, s? lo que quiero en la vida: un marido, ni?os, una casa. En resumidas cuentas, un cuento al estilo Cenicienta como se ven en las revistas y las novelas de amor. Nac? en Manhattan y all? viv? hasta los doce a?os. No siempre ha sido f?cil. Siempre he sido una hija temeraria, un poco imprudente y algo rebelde frente a la autoridad, y sol?a meterme en l?os. No era una mala alumna, tampoco una estudiante excepcional. En fin, era corriente, y cuando nos fuimos a Montreal me lo tom? como un nuevo punto de partida en la vida. Solo ten?a doce a?os, pero a base de decirme mis padres que acabar?a ech?ndome a perder, termin? por creerlo y me dije, el d?a de nuestra mudanza, que esto ser?a una manera de ahuyentar la mala suerte. Contra todo pron?stico, hice nuevos amigos con acento cantar?n, me esforc? en clase, y hasta consegu? un diploma en comercio. El problema, es que a mi vida le faltaba fantas?a, emoci?n. Quer?a chispa en ella. Todo era demasiado normal. De hecho, era joven y me aburr?a soberanamente. Conocer a Brandon supuso para m? como un nuevo impulso, un renacimiento. Basta con mirarlo para recordarlo como si fuera ayer. Mi amiga Beth y yo hab?amos decidido salir a tomar una copa para relajarnos despu?s de un duro d?a de trabajo como camarera en un peque?o restaurante de carretera. Me ard?an los pies y la idea de sentarme y que me sirvieran a m? me parec?a el para?so. Nos arreglamos y salimos del brazo. Una pareja de impacto. La rubia y la morena. La exuberante y… yo. Bueno. Una vez en el bar, empezamos a charlar animadamente y a observar a los espec?menes masculinos de los alrededores como en toda velada de chicas que se precie. Al fin y al cabo, ?ramos dos solteras y mirar nunca ha causado da?o a nadie. Brandon se dirigi? entonces hacia m?, o m?s bien hacia la barra para pedir una copa y yo, perdida en la contemplaci?n, le ech? sin querer mi copa por encima de los pies. ?Por Dios! ?Qu? verg?enza! Balbuce? mil excusas mientras le secaba los zapatos con servilletas de papel. A?n recuerdo su risa que me hab?a puesto carne de gallina en los brazos. Y su voz… Una voz embriagadora que me hab?a dicho que hab?a sido la mejor copa que hab?a tomado en su vida. Desde entonces, no nos hemos separado. Fue hace dos a?os. El periodo de luna de miel se ha acabado y la vuelta a la realidad es dif?cil. Quiero a Brandon con todo mi coraz?n, pero sus reproches me hieren y debilitan nuestra pareja con cada nueva disputa. —No era un puesto para m?. Suelta una risa burlona. —Nunca es un puesto para ti. Cuando no te vas t?, te echan. Nunca funciona y vuelves a empezar una y otra vez de cero. Estoy cansado de esta situaci?n. ?T? no? A m?, lo que me cansa no es mi trabajo, sino estas peleas incesantes y la tristeza que me envuelve cada vez como una segunda piel. —Encontrar? otro trabajo m?s apropiado. —Por supuesto. Hasta que de nuevo te canses. Parece que no te importa nada. —S?. Me importas t?. Me acerco a ?l y me estrecha entre sus brazos. La presi?n que siento en mi coraz?n disminuye gracias a este contacto. —Yo tambi?n te quiero. Pero quiero poder construir nuestro futuro y para eso necesitamos dos trabajos para que tengamos los medios necesarios. Suspiro profundamente. En el fondo, le comprendo. Tengo las mismas aspiraciones, los mismos deseos. —Quiero tener un mini nosotros, Mal. Pero eso requiere una econom?a sostenible a largo plazo. ?Un hijo? ?Un hijo conmigo? ?Se siente preparado para comprometerse conmigo hasta ese punto? —?Quieres tener un beb?? Tengo l?grimas en los ojos. —Eres la mujer de mi vida. Quiero hacerlo todo contigo. Ya es hora de actuar como adultos. Lo beso hasta casi ahogarlo. —Te prometo que me esforzar?. Har? todo lo que pueda para encontrar un trabajo y el a?o que viene tendr?s que salir en plena noche para satisfacer mis antojos de embarazada. Se aparta de m? con una sonrisa. —Mientras tanto, ha llegado el momento de preparar la comida. Lilas viene a presentarnos al nuevo hombre de su vida. ?Por supuesto! El nuevo antes del siguiente. Yo cambiar? de trabajo como de camisa, pero a Lilas, lo que no le duran mucho en su vida son los hombres. La amiga de Brandon, que al principio no me ca?a bien, no es realmente de esas que sigue la rutina de la pareja. Cuando Brandon nos present?, primero sent? celos. Saber que estaba tan cerca de una bomba sexual como ella me resultaba insoportable. ?Bueno, es verdad! Lilas es el estereotipo del sue?o masculino: piernas interminables, caderas estrechas, un pecho que sobresale por el escote y labios carnosos y seductores. ?Hasta su voz es provocativa! Cada palabra, por insignificante que sea, en su boca suena er?tica. Afortunadamente, Beth me hizo ver c?mo mira Brandon a Lilas: como un hermano que cuida a su hermana peque?a para que no se meta en l?os. Mientras que cuando me mira a m?… sus ojos est?n ardientes como el fuego. —Beth viene tambi?n con Tom. Est? aqu? el fin de semana y parece que tienen una gran noticia que contarnos. La comida se desarrolla en un ambiente agradable. Lilas, Beth y Tom se conocen desde hace ya algunos meses y resulta que el nuevo, L?on, se integra muy bien en nuestro peque?o grupo. Siendo un novio de Lilas, no me esperaba un f?sico como el suyo. Ella es bastante fr?vola y lo que m?s le importan son las apariencias. Suele echar el ojo al arquetipo del chico guapo: alto, musculoso, bronceado y… no mucho en la mollera siempre que tenga lo que hay que tener en el calzoncillo. L?on no sigue en absoluto estos c?digos. Tampoco es que sea feo, no exageremos. Sencillamente, es diferente. Con un metro setenta y cinco, es solo un poco m?s alto que yo. En lugar de una barba incipiente de tres d?as que les da a los hombres un toque viril encantador, la suya es poblada de varias semanas que me irrit? la piel instant?neamente cuando me dio un beso para saludarme. Solo los m?sculos se corresponden con los de sus otros novios. L?on tiene unos b?ceps tan gruesos como mis muslos, cubiertos de tatuajes tribales que me intrigan. Curiosa por naturaleza, le hago preguntas para descubrir lo que ha seducido a nuestra pizpireta Lilas. —?A qu? te dedicas, L?on? —Soy inform?tico. Persigo a los cibercriminales en la red para ayudar a la polic?a. Ah. Mira, eso es serio. Estoy impresionada. ?Le habr? tocado la loter?a a Lilas? —Ese es un trabajo importante. Se r?e, con una risa grave y profunda, y sus ojos se entrecierran entonces dejando aparecer algunas finas arrugas en el rabillo del ojo. —Se me dan bien estas cosas. Pero de hecho, solo tengo que teclear en mi ordenador a lo largo del d?a, c?modamente sentado en mi sill?n, y enviar por email a la comisar?a los datos importantes que descubra. Y modesto, adem?s. Evidentemente, tiene que meterse Brandon en la conversaci?n. El hermano desconfiado y protector ha vuelto. —?Entonces no eres poli? —No. Ni siquiera he conocido a la mayor?a de los inspectores que me contratan. Trabajo como freelance y todo pasa a distancia la mayor?a del tiempo. Es raro que tenga que ir all?. Soy m?s bien un tipo hogare?o. Intervengo antes de que Brandon estropee la cena con observaciones infundadas y groseras. —?Qui?n quiere un caf?? Preparo las bebidas calientes con la ayuda de Beth que parece estar en una nube. —?En qu? piensas? Sacude la cabeza sin responderme, haciendo que sus mechones rubios se muevan en todos los sentidos. —?Venga! Soy tu mejor amiga. No puedes andarte con secretitos y no cont?rmelo. —Lo sabr?s al mismo tiempo que todo el mundo. —?Beth! No seas tonta. Venga, ?qu?? Sigue con la boca herm?ticamente cerrada. Pero yo tambi?n tengo algo para ella. —Si me dices tu secreto, yo te digo el m?o. Sus ojos se iluminan entonces y clava dos rayos l?ser sobre m?. —T? no tienes secretos. Siempre me cuentas las cosas en cuanto te pasan. —Es verdad. Pero esto ocurri? justo antes de que llegaras y no he tenido tiempo de llamarte. Me mira fijamente, para saber lo que es verdad o no. —?Vas a cambiar de trabajo otra vez? Bajo los hombros. Beth tiene la misma opini?n que Brandon en cuanto a mi manera de gestionar mi vida profesional y una sola pelea sobre el tema me basta por hoy. No me apetece volver a hablar de eso. —No me refiero a eso. Mi amiga comprende el mensaje y afortunadamente no insiste. Se lo agradezco en silencio, un tanto desmoralizada por no estar a la altura de lo que la gente que me importa espera de m?. —De acuerdo. No me pongas esos ojitos de cachorro, que no lo soporto. ?Est?s preparada para saltar de alegr?a por m?? Sacudo fuertemente la cabeza, impaciente por saber la noticia en primicia. —Tom viene a vivir aqu? conmigo. Ha puesto a la venta su apartamento de Nueva York y ya ha encontrado trabajo en Montreal. —?Uau! Ya est?, me he quedado como colgada. Mi amiga me anuncia que va a vivir con su novio y eso es todo lo que consigo decirle. Me sacudo mentalmente, me doy una bofetada y me lanzo hacia ella para darle un buen abrazo. —?Enhorabuena! ?Estoy tan contenta por ti! S? que Beth ha tenido dudas desde hace tiempo sobre su pareja. No por la falta de compromiso de su chico, porque Tom le profesa un amor sin l?mites y todo el mundo puede verlo, sino por la distancia que los separa y que pondr?a a prueba a cualquier pareja. Me alegro mucho de que haya aguantado, sin nunca perder la esperanza, porque hoy, ha obtenido sus resultados. Va a vivir con su pareja. Est? tan emocionada que, a pesar de su sonrisa radiante, se le escapa una l?grima. —?Y t?? ?Cu?l es tu secreto, Mallory? El m?o parece poca cosa al lado del suyo, porque solo es una promesa, pero una promesa que pienso mantener… —Brandon quiere que tengamos un hijo. —?Qu?? —Brandon quiere un beb?. Mi amiga se queda en silencio. Demasiado. ?Y yo que pensaba que se alegrar?a por m?! —?Cu?l es el problema? ?No te cae bien Brandon? —Sabes que s?. Solo que estoy sorprendida, eso es todo. No dejas de cambiar de trabajo. No es una situaci?n ideal para concebir un hijo. ?No te parece? Evidentemente. Beth es una persona pr?ctica, exactamente igual que mi novio. —Le he prometido a Brandon que encontrar?a un trabajo y lo mantendr?a. Esa es la condici?n para tener un hijo juntos. —Ya veo. Su comentario me toca la fibra sensible. —?Qu? ves? Beth es muy consciente de pisar un terreno pantanoso y se para un momento a pensar lo que me va a decir bajo mi furiosa mirada. —Mallory. Eres una chica genial, y mi mejor amiga desde hace demasiado tiempo para contar los a?os, pero la constancia profesional, no es lo tuyo. —?No me crees capaz de cumplir una promesa hecha a mi pareja? — Mal, no se trata de eso… —Te demostrar? que soy capaz de cambiar. Ya lo ver?s. Lo conseguir?. Dicho esto, vuelvo con los dem?s, m?s decidida que nunca a demostrar mi val?a. Cap?tulo 2Mallory Hace meses que me esfuerzo en cumplir esa maldita promesa y voy de decepci?n en decepci?n. Soy incapaz de saber lo que quiero hacer como trabajo. Encadeno experiencias en diversos sectores en busca de respuestas, desde cajera a embotelladora en una f?brica, de gu?a tur?stico a secretaria m?dica, y se est? volviendo cada vez m?s dif?cil explicar mis elecciones sin relaci?n unas con otras durante las entrevistas de trabajo. Los responsables de contrataci?n consideran que no soy digna de confianza por cambiar de trabajo tan a menudo, y la mayor?a no me dan ninguna oportunidad a pesar de mi firme motivaci?n. En cuanto a los que s? me la dan, terminan por despedirme sin remedio, reproch?ndome mi falta de implicaci?n. Estoy en un callej?n sin salida, m?s deprimida que nunca, y ni siquiera puedo cont?rselo a Beth. Desde el d?a de la comida en mi casa, nuestra relaci?n se ha degradado. No, no es la palabra adecuada. Digamos mejor que nos hemos distanciado una de la otra. Principalmente, por mi culpa, tengo que confesarlo. Al principio, justifiqu? mi comportamiento dando prioridad al hecho de que Tom y ella se iban a vivir juntos y necesitaban intimidad para construir su nueva vida. En realidad, si me he distanciado, era para no leer en sus ojos la decepci?n con cada uno de mis nuevos fracasos. Ya tengo bastante con la mirada de Brandon. Beth ten?a raz?n al dudar de m?, y soy yo a quien culpo m?s. ?Es cierto! ?Qu? va mal en m? para que sea incapaz de decidirme de una vez por todas? Si no lo hago por mi novio, entonces ?qu? diablos me har? sentar la cabeza? No soy la ?nica que no sabe lo que quiere. Como se supon?a, Lilas y L?on se separaron despu?s de algunos meses. Bueno, algo ha progresado ella, porque lo normal es que sean semanas. Es una pena. Me cae bien L?on. Nos hemos visto varias veces saliendo los cuatro y confieso que ha nacido una amistad entre nosotros. A?n hoy, aunque ya no salga con Lilas, seguimos vi?ndonos. Adem?s, es el ?nico amigo a qui?n realmente le puedo contar las cosas sin que me juzgue. Se ha convertido un poco en mi confidente, y nunca podr? agradecerle lo suficiente que est? ah? para m? en cualquier circunstancia. Despu?s de una en?sima pelea con Brandon, me dijo en tono de broma que deber?a dejarlo y formar una pareja con ?l. Adoro a L?on, pero no lo veo de esa manera. A pesar de nuestras discusiones, estoy enganchada a Brandon y nuestras ri?as son cada vez m?s como cuchillos clavados en mi coraz?n. Y de nuevo hoy, temo cruzar la puerta de entrada y decirle que me han echado de mi trabajo de cuidadora de ni?os. Pens? que ser?a un buen entrenamiento para el papel de padres, pero los padres en cuesti?n, para los que trabajaba, no quer?an que siguiera en la casa. En fin, sobre todo la se?ora, que sospechaba que su marido ten?a fantas?as conmigo. ?Ay, cuando nos dominan los celos! Entonces, me despidi? sin m?s ni m?s despu?s de haber sorprendido a su marido mirando con deseo mi trasero cuando me inclinaba para recoger un juguete, y ahora tengo que dec?rselo a mi novio que pasa ampliamente de las razones de mis despidos. Todo lo que ve, es que no tengo trabajo, y punto. Suena mi tel?fono, lo que aplaza la discusi?n que se anuncia, y a pesar de todo, sonr?o al ver el nombre que se muestra en la pantalla. —Hola. —Hola, guapa. ?Qu? hay de nuevo? Un profundo suspiro se escapa de mis labios mientras mis hombros se bajan. —?Mallory? —Me han despedido. Una primera l?grima cae a toda velocidad por mi mejilla. La primera de una larga serie que retengo desde que sal? de la casa de mis exempleadores. —Eh, Mal. No llores, preciosa. Sabes que no lo soporto. Dime, ?qu? ha pasado? —El marido me ech? una de esas miraditas otra vez sin ninguna discreci?n y eso no fue del gusto de la mujer. —Vale, vale. C?lmate. No es culpa tuya, preciosa. No pod?as hacer nada si el t?o no pod?a controlar su libido frente a tu belleza. Su relaci?n marital no es asunto tuyo. Son ellos los que tienen un problema. Anda, deja de llorar. Sollozo sin cesar y me pregunto c?mo hace L?on para comprender lo que le cuento. —?Qu? va a decir Brandon? Vamos a tener otra discusi?n y… —Para, Mal. Brandon te quiere, pero si no es capaz de aceptarte como eres es que no te merece. Eres una chica genial y cualquier hombre estar?a feliz de estar contigo, ?de acuerdo? Siempre tengo la moral por los suelos, pero L?on tiene el don de hacerme sentir mejor. Respiro profundamente varias veces para recuperar el control. —Gracias. Me sienta muy bien relajar la presi?n. —A tu servicio. Ya te lo he dicho: siempre estar? aqu? para ti. Puedes llamarme d?a y noche. No s? qu? responder a tanta amabilidad. A veces, pienso que espera m?s de m? de lo que puedo darle, pero muy ego?stamente, no quiero que se aleje de m?. —Gracias otra vez. Tengo que irme. —Ll?mame despu?s a ver c?mo ha ido. Estar? contigo en un minuto si me necesitas. No respondo. No estoy segura de estar en condiciones de llamarlo despu?s de la conversaci?n que me espera. —Prom?temelo, Mal. —Lo intentar?. Cuelgo antes de que insista. Est? demasiado metido en mi relaci?n de pareja. Es hora de que me comporte como un adulto y asuma mis acciones. A pesar de mis buenas intenciones, entro en casa de mala gana. Brandon est? ah?, en el sof?, con los brazos cruzados y la mirada fijada en m?. Es evidente que me esperaba. —Hola. —?De nuevo sin trabajo? Me estremezco a mi pesar mientras me descalzo. Intento ganar tiempo, pero no est? de humor para darme un respiro. —Es in?til andarse con rodeos. Te has quedado en el coche durante media hora. ?Buscabas la manera de decirme la noticia una vez m?s? —No es culpa m?a, Brandon… No me deja acabar la frase. Se levanta bruscamente y levanta los brazos al techo. —Nunca es culpa tuya, Mallory. No tiene que ver contigo, pero el resultado es el mismo: ya no tienes trabajo de nuevo y yo tengo que cargar con todo, con las facturas y las compras, pasando por la gasolina de mi coche que t? utilizas para ir a las entrevistas que, una vez m?s, no te llevar?n a nada. Es la primera vez que me acusa de ser una mantenida y me lo tomo muy mal. Es lo menos que puedo decir. —Lamento ser una carga para ti. Pensaba que al vivir juntos, las parejas hac?an frente com?n, pero es evidente que me he equivocado. Sube el tono, enfad?ndose cada vez m?s mientras va de un lado a otro delante de m?. —Hacer frente com?n no significa que yo deba pagarlo todo mientras t? te lo tomas con calma. No puedo soportar sus palabras infundadas. —?Porque seg?n t? no hago nada? ?Me paso el tiempo buscando trabajo! —Precisamente, Mallory. Lo ?nico que haces es buscar. Solo que cada vez encuentras menos, y las pocas veces que te contratan, apenas aguantas una semana en el puesto, y luego, vuelta a empezar. ?Esto no tiene fin, y estoy harto! No s? si debo re?r o llorar. ?Estoy tan cansada de ver c?mo se desmorona nuestra relaci?n por tan poco! Porque para m?, es rid?culo. Mientras nos queramos, eso es lo m?s importante y nuestra pareja deber?a reforzarse a trav?s de las pruebas que tenemos que atravesar. Pero al contrario, nuestra pareja se desgarra con cada obst?culo y me temo que pronto no quedar? nada a pesar de todo el amor que sentimos. Suelto entonces la primera idea que se me pasa por la cabeza. —Deber?amos tener un hijo. Sin esperar m?s. Esto al menos le hace parar un momento y posa sus ojos sobre m?. Me explico antes de que la ira le domine de nuevo y no me escuche. —?Por qu? esperar? T? mismo lo has dicho. Yo estoy disponible. Tendr? todo el tiempo para ocuparme de ?l. Lo que importa es que nos queramos y que ese ni?o sea la prueba. Brandon se echa a re?r de forma estrepitosa, lo que resuena en nuestro sal?n apenas amueblado. —?Me dices que tengamos un hijo y que t? te ocupar?s de ?l mientras yo curro como un esclavo para mantenerte a ti y a tu reto?o? ?Mi reto?o? Me trago mi saliva por donde no es y me siento como puedo en una silla antes de desmoronarme en el suelo. —?Porque te crees que sigo queriendo tener un hijo contigo? Despu?s de tantas discusiones, piensas de verdad que me apetece comprometerme contigo? Sus ojos son de hielo mientras me mira fijamente, a la espera de mi respuesta. Pero, ?qu? responder a esto? Me doy cuenta de que no me hab?a dado cuenta de la amplitud del abismo que se ha creado entre nosotros. Pensaba que era una fase pasajera que terminar?amos por superar. Sin embargo, estoy muy lejos de la realidad. Solo puedo murmurar, porque mi voz est? atrapada en la garganta. —No, supongo que no. Brandon est? cansado. Se deja caer sobre el sof? con todo su peso, haciendo chirriar el mueble, mientras contin?a con un tono mon?tono. —Sinceramente, Mallory, ya no estoy seguro de querer continuar. Segunda pu?alada en el pecho. No quiero que explique lo que piensa pero al mismo tiempo, lo necesito para comprender la amplitud del da?o. —?Continuar el qu?? —Nuestra historia. Debo de ser masoquista. Quiero que lo precise. —?Es decir? —Ya no tengo la certeza de querer vivir contigo. Pienso que deber?amos hacer una pausa durante un tiempo. Una pausa… Todo el mundo sabe lo que quiere decir «hacer una pausa» en una pareja. Es una manera cort?s, si es que existe alguna, de romper sin decirlo claramente. Si no estuviera sentada, probablemente me habr?a ca?do al suelo de dolor. He perdido el equilibrio y necesito m?s que nunca a Beth. Necesito a mi mejor amiga para curar mis heridas. Pero soy demasiado orgullosa para pedirle ayuda. —Te doy tiempo para que te recuperes, pero me gustar?a que hicieras las maletas lo antes posible. ?Porque encima me echa de la casa? Me quedo ah?, con la boca abierta y los brazos ca?dos, mientras mi vida se va al garete. —Es in?til que me mires as?. T? no puedes pagar el alquiler y los dem?s cargos. Todas las facturas est?n ya a mi nombre, y soy yo quien ha pagado todos los muebles. En un d?a, lo he perdido todo. Mi trabajo, mis sue?os de vida ideal y a mi novio. Exnovio. Mejor hacerme a la idea. Me levanto con un movimiento brusco. —?Por qu? esperar? Voy a hacer las maletas. — Mallory. Suspira antes de continuar. —No te lo tomes as?. Lo hago por nosotros. Me ahogo en mi propia furia. —?Por nosotros? ?Me echas de casa para arreglar nuestra pareja? Al menos tiene la decencia de bajar los ojos. —Solo lo haces por ti. Y ahora, si me permites, voy a darme prisa en embalar mis cosas para que mi presencia no te incomode. Afortunadamente, no me sigue a la habitaci?n. No habr?a podido seguir con nuestra pelea verbal. Este d?a no se acaba y mi coraz?n est? en pedazos cuando amontono mi ropa en una bolsa de viaje. Solo cojo lo esencial, porque no tengo sitio para m?s, y el ruido de la cremallera cuando cierro la bolsa me hace darme cuenta de lo que implican estos ?ltimos acontecimientos. Voy a tener que empezar de cero, reconstruirme, y voy a tener que hacerlo sola. ?Volver a casa de mis padres? No tiene sentido. Ya pas? la edad de vivir con pap? y mam? y tener que rendir cuentas Dejo la casa sin decir nada y sin mirar atr?s. Brandon me ha ofrecido amablemente que coja su coche. Me he mordido la lengua para no decirle que pod?a meterse la llave donde le cupiera ?Para que luego me eche en cara que utilizo SU coche! Prefiero tener los pies deshechos de caminar antes que soportar otra humillaci?n m?s. Cap?tulo 3Mallory No s? cu?nto tiempo he estado caminando por la calle, pero la bandolera de mi bolsa de viaje me est? cortando el hombro y mis piernas ya casi no pueden soportar mi peso, sumado al de mi equipaje. Me arrastro, sin rumbo, sin saber ad?nde ir, cuando un coche reduce la velocidad a mi altura. Giro la cabeza al lado contrario, porque no tengo ninguna gana de explicar a un desconocido lo que hago por la calle con mis cosas encima. Pero el inoportuno no est? de acuerdo. Escucho abrirse la ventanilla del pasajero y la m?sica que se escapa del veh?culo me taladra los t?mpanos. El viento lleva la m?sica hard core a un nivel sonoro ensordecedor. De pronto, el sonido baja de tono y una voz que no me esperaba me llama. —?Mal? ?Qu? haces aqu?? Me giro para comprobar que no soy v?ctima de una alucinaci?n, pero no, es mi amigo al volante de su coche. Llorar?a de alegr?a si no se me hubieran acabado las l?grimas. Lo miro, sin moverme ni responderle. Entonces, aparca el coche a un lado y rodeando el coche viene hacia m? apresuradamente. —?Mal? ?Est?s bien? Asiento con la cabeza, incapaz de hablar. —Deja que te ayude. Me coge la bolsa de viaje y la lanza al maletero. Luego me abre la puerta del pasajero. —Sube. Te llevar? a mi casa. Hablaremos y me contar?s qu? te ha pasado. Subo al coche como un aut?mata, siempre en silencio, y mi amigo me pone el cintur?n que no he tenido el reflejo de coger. De pronto me siento menos sola, y espero que contarle lo ocurrido me ayude a ver m?s claro y trazar un plan a seguir, porque no puedo errar sin rumbo eternamente. Me doy cuenta de que nunca he estado en su casa. Ni una sola vez. Su casa es peque?a, apartada de la carretera y sin vecinos. El caminito que lleva a su porche es pedregoso y salto en mi asiento. Esto me remueve peligrosamente el est?mago que se revuelve por estos ca?ticos movimientos. —Lo siento. A?n no he tenido tiempo de arreglar el exterior de la casa. Le sonr?o d?bilmente, manteniendo la boca herm?ticamente cerrada para no vomitar en la palanca de cambios. Afortunadamente, esto no dura m?s de un minuto y aparcamos delante de una casita de ladrillo visto con mucho encanto. —Es muy bonito. Me sonr?e dejando aparecer un hoyuelo en su mejilla izquierda. —Gracias. La hered? de mi abuela hace unos a?os y la estoy restaurando desde entonces. Da la vuelta al coche para abrirme la puerta, como un caballero. —Ven. Te preparar? un buen t? y hablaremos. Me coge de la mano y tengo un movimiento de rechazo. Nadie salvo Brandon me hab?a cogido de la mano desde hac?a mucho tiempo, y esta mano extra?a, m?s ancha y fuerte, me deja una desagradable impresi?n. Mi anfitri?n no se da cuenta de mi incomodidad y me lleva al interior a trav?s de una puerta roja de madera que se cierra tras mi paso. Tengo el tiempo justo de ver su entrada decorada con un espejo, y me lleva a una cocina de ?ltima moda, perfectamente equipada, con un inmenso aparato para cocinar y una isla rodeada de altos y confortables taburetes. —Si?ntate ah?. Te preparar? el t?. Aprovecho para mirar a mi alrededor, observando esta estancia con curiosidad. Todo es moderno, aparentemente f?cil de manejar, pero siento como un malestar. No hay ninguna foto, ning?n objeto decorativo, ning?n rastro de vida. Todo es magn?fico, pero ins?pido, como una casa piloto sin alma. Es dif?cil imaginar que un hombre soltero viva en este lugar. ?D?nde est? el desorden? ?La ropa sucia por ah? tirada? ?Se?ales de vida, caray! —Tomas dos de az?car, ?verdad? Centro la atenci?n en mi amigo. —S?, gracias. Me pone una taza delante y disfruto del calor en mis manos para volver a centrarme. Me sienta bien estar sentada. Sin embargo, debo reflexionar sobre qu? voy a hacer ahora. —?Est?s preparada para contarme lo ocurrido despu?s de nuestra conversaci?n? Es verdad que cuando hemos hablado yo estaba llorando, confinada en mi coche. Mi excoche. Despu?s de esa llamada, todo se ha vuelto ex. —Te dije que me llamaras si lo necesitabas. —No quer?a molestarte. Y eso es cierto. En parte. Ya tengo la impresi?n de ser una carga para mi exnovio. No quer?a serlo tambi?n para L?on, el amigo que me ha apoyado estos ?ltimos meses, contra viento y marea. —T? nunca me molestas, Mal, ya te lo he dicho. Juega con mis dedos sobre la mesa y un escalofr?o me recorre la espalda. Retiro mi mano y me rodeo los hombros para darme calor, aunque dudo que el fr?o sea responsable de mi piel de gallina. —Brandon y yo nos hemos peleado. El recuerdo de las ?ltimas palabras que el antiguo amor de mi vida pronunci? obstruye mi garganta con una bola tan grande como un bal?n de f?tbol. —Todo se arreglar?, Mal. Como siempre. La bola aumenta de tama?o en mi tr?quea. Tengo la sensaci?n de ahogarme. —No. No, no se va a arreglar. Me ha pedido que me vaya. Quiere que hagamos una pausa. Se me escapa una risa hist?rica y algo aterradora, incluso para mis propios o?dos. —Todo el mundo sabe lo que significa hacer una pausa. Ha roto conmigo. Me ha dejado. Definitivamente. L?on aprieta los labios frente a m? dej?ndolos invisibles entre su barba negra y poblada. —Brandon es un idiota. Ser? ?l quien lo lamente. Mi risa se transforma poco a poco en sollozos desgarradores y un torrente de l?grimas invade mi rostro antes de que me d? cuenta. Al final, a?n ten?a l?grimas. —Ha borrado m?s de dos a?os de relaci?n como si nada. Como si ese tiempo juntos no tuviera ninguna importancia. La ?nica que lo lamenta soy yo. Deber?a haberme esforzado m?s, deber?a haber escuchado sus temores. Solo quer?a que encontrara un trabajo y… —Shhh. Calla, Mal. Respira. Est?s conteniendo tu respiraci?n. Efectivamente, no he respirado ni una vez durante toda mi parrafada. Los remordimientos me cortan el aliento. L?on me acaricia la espalda de arriba abajo, anim?ndome a inspirar y exhalar a su ritmo. El calor de su palma atraviesa el tejido de mi prenda superior y una vez m?s, me parece que se est? acercando demasiado a m?. —Me voy a ir. —No digas tonter?as, Mallory. No est?s en condiciones de ir a ning?n sitio. Ni siquiera tienes coche. ?Tienes alg?n lugar ad?nde ir, al menos? Me hundo un poco m?s en el asiento, con los hombros encorvados. —Tendr? que volver a casa de mis padres. Aunque no me apetece nada, no tengo otra opci?n. De mis ojos se deslizan l?grimas de verg?enza. Pronto tendr? 27 a?os y voy a tener que volver a vivir con mis padres como una ni?a. Estoy enfadada conmigo misma por no poder ser independiente. —Puedes quedarte aqu? alg?n tiempo. Levanto bruscamente la cabeza y miro a L?on como si le hubiera crecido una tercera cabeza o un cuerno en la frente. —Eres un cielo, L?on, pero no es una buena idea. Se levanta cuan largo es y me mira desde toda su altura. Un semblante de miedo se insin?a en m?. —Realmente, no era una proposici?n, Mal. Me levanto y retrocedo en direcci?n a la puerta. —Est?s empezando a asustarme, L?on. M?s vale que me vaya. Se acerca a m? como un depredador arrinconando a su presa. As? me siento exactamente: una presa atrapada contra una puerta que no se abre a pesar de mis desesperados intentos para girar la manilla. —Estaremos bien los dos, Mal. Sus palabras apenas atraviesan la bruma de mi p?nico. Sacudo la cabeza, pero tengo la sensaci?n de tener la cabeza de algod?n. Tengo serias dificultades para controlar mis ideas y cuando abro la boca, tengo la repentina impresi?n de que mi lengua pesa una tonelada. Me desplomo a medias contra la puerta mientras que L?on se acerca m?s. No parece estar preocupado por mi extra?a debilidad y entonces surge en m? una sospecha. —?Qu? me has hecho? Mi voz apenas se oye. Posa su mano en mi mejilla y soy incapaz de esbozar el gesto de repulsi?n que quisiera hacer. Mis piernas me sujetan con dificultad. Siento que me deslizo poco a poco hacia el suelo. Antes de que me caiga del todo, L?on pasa un brazo bajo mis piernas y por mis espalda y me pega a su ancho torso. Mi cabeza se zarandea en un ?ngulo doloroso, pero soy incapaz de ponerla recta. —Pensaba tener algo m?s de tiempo. Tu habitaci?n a?n no est? terminada. Espero que te guste. ?De qu? habla? ?Desde cu?ndo tiene previsto secuestrarme? ?Por qu?? ?Pensaba que era mi amigo! Mis preguntas se quedar?n sin respuesta. Soy incapaz de hac?rselas y termino por quedarme inconsciente cuando L?on me deja sobre una superficie blanda. Mis p?rpados pesta?ean bajo la fuerte luz. El sol me agrede la retina con sus rayos luminosos. Estoy desorientada, incapaz de recordar d?nde estoy ni qu? me ha tra?do a este lugar desconocido. Intento frotarme los ojos para aclararme la vista, pero mi mu?eca derecha se para en seco con un ruido met?lico. Insisto, y entonces siento dolor. Un metal fr?o me muerde terriblemente la piel. Me contento con mi mano izquierda para despegar mis ojos, y luego mi mirada se posa en la traba. Porque es precisamente eso. Unas esposas me tienen prisionera y sujeta a la cama. El p?nico se apodera de m?. Miro a mi alrededor. Estoy sola en una habitaci?n desconocida y mis cosas est?n colocadas en estanter?as abiertas, como si viviera aqu? desde hace tiempo. La angustia me come las entra?as. —?Hay alguien? Solo responde a mi llamada el silencio. —?ME OYE ALGUIEN? Mi voz me sale m?s aguda de lo deseable, pero qu? m?s da. En una habitaci?n contigua, chirr?a una silla sobre las baldosas y unos ruidos de pasos que se acercan hacen que se me acelere el coraz?n. Cuando la puerta entreabierta se abre de par en par, no puedo creer lo que veo. —???L?on??? Su sonrisa tiene algo perverso e inquietante. Sin embargo, no es diferente con respecto a lo habitual. Debe de ser por la rocambolesca situaci?n a la que me enfrento. —Por fin te has despertado. No me hab?a dado cuenta de que la dosis era un poco fuerte. ?Te duele la cabeza? ?Tienes n?useas? Esto es surrealista. Estoy encadenada a una cama y mi secuestrador ?se preocupa por mi salud despu?s de haberme drogado? Porque eso es lo que ha hecho, si lo he entendido bien. —?Por qu? estoy aqu?? ?Por qu? me has atado? Se sienta al borde de la cama y, por reflejo, me alejo de ?l, lo que le provoca un suspiro. —?Te habr?as quedado conmigo si te lo hubiera pedido amablemente? No. Desde luego que no. Intento reducir mi ritmo cardiaco mientras contin?a justific?ndose. —Estamos hechos el uno para el otro, Mal. Lo supe en cuanto te vi por primera vez. —Estabas con Lilas. Estabais bien juntos. Juega con los mechones de mi cabello y no tengo escapatoria. No puedo estirar m?s mi brazo y me duele la mu?eca por tirar tanto. —No estaba hecha para m?. Solo pensaba en divertirse y acostarse conmigo. Busco algo m?s serio. Enseguida me di cuenta de que t? eras alguien apasionada e incre?blemente rom?ntica. Eres mi mujer ideal. Intento hacerle razonar. —No soy la persona que necesitas. Soy inconstante, incapaz de involucrarme. —No quieres trabajar, lo que me parece muy bien porque quiero que te quedes en casa. Conmigo. ?Recuerdas? Yo trabajo en casa. Estaremos juntos todo el tiempo. Gano lo suficiente para los dos. Vamos a ser muy felices. Se inclina sobre mi rostro, con los labios por delante, y yo le escupo a la cara para que se eche hacia atr?s. Gru?e limpi?ndose con la manga. —Acabar?s por entrar en raz?n. Ser?s m?a. Para siempre. —Nunca, L?on. NUNCA. Se pone entonces encima de mi vientre sent?ndose encima y me quedo sin respiraci?n bajo su peso. Temo que quiera violarme y me pongo a chillar sin cesar. Me aprieta la cabeza sobre el colch?n para ahogar el sonido y me asfixio con las s?banas que invaden mi boca bien abierta. —?Deja de gritar! No voy a poseerte. Solo te voy a marcar. Eres m?a. Y cuando por fin hayas comprendido que somos almas gemelas, estar?s orgullosa de mostr?rselo a todos. Dejo de gritar para poder respirar libremente y le oigo coger algo del bolsillo. Baja entonces el cuello de mi camiseta y empiezo a agitarme de nuevo hasta que siento un metal fr?o en lo alto de mi espalda. —Una marca como prueba de tu amor por m?. La hoja se introduce en mi piel como si fuera mantequilla bajo mi aullido de dolor. L?on me hace un corte en la espalda con un tajo vertical y mi sangre se derrama por mi cuello. —Vas a ser perfecta. Y con estas palabras, me deja ah?, aturdida, y con el cuerpo herido. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=63375848&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Наш литературный журнал Лучшее место для размещения своих произведений молодыми авторами, поэтами; для реализации своих творческих идей и для того, чтобы ваши произведения стали популярными и читаемыми. Если вы, неизвестный современный поэт или заинтересованный читатель - Вас ждёт наш литературный журнал.