Завьюжило... ЗапорошИло... Замело... Сорвавшись в тишину, дохнуло тайной... И разлились, соединясь, добро и зло, Любовь и смерть Над снежной и бескрайней Пустыней жизни... ... Впрочем, не новы Ни белые метели, ни пустыни, Непостижимое, извечное на "Вы" К бессрочным небесам в лиловой стыни: "Вы изливаетесь дождями из глубин, Скрываете снег

Jam?s Tocada

Jam?s Tocada Dakota Willink Un verano. Un toque… De la autora de best-sellers de Amazon, Dakota Willink, llega el primer libro del d?o Cadence, un romance de segunda oportunidad que te dejar? sin aliento. Cadence Ayudar a mis padres a dirigir el Campamento Riley era mi prioridad n?mero uno. No ten?a tiempo para Fitz Quinn, no importaba lo potente que fuera su sonrisa. Era el hijo mimado de un pol?tico pudiente; un magn?fico alborotador con una actitud arrogante. Pero en el momento en que me habl?, supe que estaba fuera de mi alcance. Mi coraz?n me advirti?, pero por supuesto no lo escuch?. Hab?a algo protector y bueno bajo el exterior de chico malo que hac?a que mi interior se agitara. Antes de que me diera cuenta, estaba cayendo duro y veloz. Fitz No estaba preparado para conocer a una chica como Cadence. Era t?mida e inocente, y nada como las chicas que sol?an venir en tropel a mi puerta. ?C?mo podr?a resistirme a su cabello rubio de una milla de largo y sus ojos esmeralda? Sab?a que no deb?a quererla. Mi padre ya ten?a otros planes para m? y una relaci?n con ella no pod?a ir m?s all? del verano. Cre?a que nuestros besos robados junto al lago eran s?lo una aventura de verano. Enamorarse de ella no debi? haber ocurrido. Pero sucedi?. Ahora el reloj est? en cuenta regresiva hasta que tenga que volver al infierno que me espera en Washington D.C. A medida que se acerca septiembre, me acerco cada vez m?s a perder todo lo que he llegado a amar. Dakota Willink Jam?s Tocada JAM?S TOCADA DAKOTA WILLINK Traducido por ELIZABETH GARAY DRAGONFLY INK PUBLISHING This book is an original publication of Dakota Willink, LLC Copyright © 2019 by Dakota Willink All Rights Reserved. De acuerdo con la Ley de Derechos de Autor de los Estados Unidos de 1976, ninguna parte de este libro puede ser reproducida, escaneada o distribuida en forma impresa o electr?nica sin el permiso del editor. No participe ni fomente la pirater?a ilegal de materiales con derechos de autor en violaci?n de la propiedad intelectual del autor. Library of Congress Cataloging-in-Publication Data Paperback ISBN: 978-0-9971603-7-6 Cadence Untouched | Copyright © 2019 by Dakota Willink | Pending Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, los personajes, los lugares y los incidentes son producto de la imaginaci?n del autor o se usan de manera ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos comerciales, eventos o lugares es totalmente coincidente. Cover design by Dragonfly Ink Publishing Copyright © 2019 PARTE 1 “Ni siquiera el futuro m?s brillante puede compensar el hecho de que ning?n camino conduce a lo que vino antes, a la inocencia de la infancia o a la primera vez que nos enamoramos”.     – Jo Nesbo PR?LOGO Washington, D.C. Hace 16 a?os La lluvia atravesaba el cielo nocturno, el viento feroz provocaba que las gotas de agua golpearan las ventanas con un furioso impulso. La tormenta era una fuerza de la naturaleza, una lo suficientemente fuerte como para igualar el dolor que azotaba mi cuerpo. En agon?a, grit?, mi grito era m?s fuerte que el trueno que retumbaba en el exterior. Voces clamaban a mi alrededor, haciendo un sonido como eco distante en mi mente. No sab?a si era porque no pod?a escucharlos, o si era simplemente, que no quer?a hacerlo. El olor a antis?ptico era penetrante en el aire, pero apenas lo ol?a. Solo pod?a concentrarme en el dolor. El dolor en mi coraz?n. En mi cuerpo. No pod?a decidir d?nde me dol?a m?s. Solo sab?a que me dol?a todo el fuego que me azotaba. Gem?a en la desgracia mientras estallaba m?s calor fundi?ndose dentro de m?, el dolor era tan intenso que pens? que podr?a partirme en dos. Una necesidad inexplicable de escapar me invadi?. Sab?a que llegar?a este d?a, pero no sab?a si podr?a soportarlo por mucho m?s tiempo. Las l?grimas nublaron mi visi?n, difuminando las formas en toda la brillante habitaci?n blanca, mientras una descarga de preguntas corr?a por mi mente. ?Cu?ndo acabar?a? ?Qu? pasar?a cuando todo terminara? ?Podr?a pasar cada d?a enfrentando el recuerdo de algo que nunca podr?a tener? Las preguntas me aterraban, y fueron las que jugaron en mi mente durante la mayor parte del a?o. No sab?a si quer?a hacer esto. No sab?a si podr?a hacer esto. Quer?a creer que podr?a sobrevivir, pero no estaba segura de tener la fuerza para superarlo. En alg?n lugar de mi mente, sab?a que la agon?a f?sica era solo temporal. Pero tambi?n sab?a que el tormento en mi coraz?n nunca se desvanecer?a. Los cuchillos que me desgarraban la espalda y el abdomen parec?an haber desaparecido, permiti?ndome un momento para recordar el d?a en que descubr? mi destino. Hab?a intentado correr. Esa noche era parecida a la actual con lluvia torrencial, rel?mpagos salpicando el cielo nocturno ennegrecido. Hab?a vuelto a casa y empaqu? mis cosas con furia, sin prestar mucha atenci?n a lo que estaba haciendo. Record? c?mo me esforc? por amortiguar el sonido de mis sollozos mientras tiraba el contenido de mi tocador en una maleta, rezando por haber recordado empacar lo importante en mi estado angustiado. Hubo un crujido en las tablas del piso de la vieja casa victoriana en la que viv?a. El sonido hizo que me sobresaltara. Al levantar la vista de mi maleta, vi a mi madre parada en el marco de la puerta de madera de mi habitaci?n. Me acord? de lo amables y comprensivos que eran sus ojos. Cuando me habl?, casi me estruj? el sonido, su voz me tranquiliz? en mi momento m?s oscuro. "S? por qu? est?s tratando de irte, Cadence", hab?a dicho. "No tienes que huir. Lo superaremos juntas y como familia. Vamos. Limpia esas l?grimas. Hay una buena tormenta afuera. Por lo que parece, San Pedro est? teniendo un buen juego de bolos con los ?ngeles. ?Qu? tal si nos sentamos en el porche trasero y disfrutamos del espect?culo?". Forc? a mi mente a concentrarse en el presente y mir? a la mujer que estaba junto a mi cuerpo debilitado. Mi madre. Mi ?nica constante y siempre mi apoyo. Las l?grimas nadaban en sus ojos y sent? que mi tristeza aumentaba. Estaba consumida por la p?rdida y el arrepentimiento. Nunca quise decepcionarla. Aunque me asegur? que no lo hab?a hecho, nunca pude deshacerme de la capa de verg?enza que cargaba d?a tras d?a. El trueno retumbaba nuevamente afuera, haciendo que las ventanas vibraran. Mi coraz?n se contrajo. Hoy, San Pedro no estaba jugando bolos con los ?ngeles. No. Esta tormenta era una muestra de la ira de Dios. A pesar del fuerte frente de mi madre, sab?a que la hab?a destruido. Este dolor era mi castigo. Dej? caer la cabeza entre mis hombros y me tens? cuando un nuevo tipo de quemadura me atraves?. Las ardientes llamas hab?an vuelto, vivas y m?s fuertes que antes. Mi cuerpo se atormentaba con sollozos, temblando hasta que sent? que no pod?a soportarlo m?s. Mir? de nuevo a la mujer que significaba todo para m?. Sus ojos, de un verde vibrante que combinaba con los m?os, estaban llenos de preocupaci?n. Pero tambi?n estaban llenos de fuerza. Trat? de recurrir a cada susurro de aliento que me daba, necesitando escuchar sus palabras para superar este sufrimiento. Quiz?s era ego?sta. No merec?a aprovecharme de su fuerza, pero no sab?a si podr?a continuar sin ella. La mano de mi madre acarici? la parte superior de mi cabeza, una y otra vez, calmando mis l?grimas. Fue entonces, en el silencio, que lo escuch?. El sonido era como la m?s hermosa m?sica de cal?ope, una melod?a poderosa que hac?a desaparecer todo el dolor y la tortura. Y de repente … estaba libre. 1 Abingdon, Virginia Hace 17 a?os FITZ Mir? por la ventana el paisaje que pasaba. Campo tras campo. Granero tras granero. Parec?a que hab?an pasado horas desde que hab?amos salido de la interestatal. El ?ltimo escaparate de tienda estaba al menos diez millas atr?s, si es que uno pod?a llamarlo una tienda. Era m?s como un destartalado minimercado con un par de anticuadas bombas de gasolina al frente. Cualquier signo de civilizaci?n parec?a desvanecerse cada vez m?s con cada kil?metro que recorr?a el ‘gran queso’. Y s?, en eso estaba. En un gran autob?s color queso amarillo. Frunc? el ce?o, todav?a enojado con mi padre por elegir este pedazo de basura como mi medio de transporte a la tierra de nadie. Tambi?n hac?a m?s calor que las llamas del infierno en esta cosa olvidada. Seg?n el conductor del autob?s, el aire acondicionado estaba descompuesto. Mi padre me trataba como si volviera a la escuela primaria, no como alguien que acababa de completar su cuarto a?o en la Universidad de Georgetown. No se me permit?a traer aqu? mi propio autom?vil, ni pod?a arreglar un servicio de taxi. Esas eran sus reglas. Siempre se trataba de sus reglas, y piedad a cualquier alma que intentara desafiarlo. Eso me inclu?a. "?Oye, Fitz! ?Mira, hombre!". Me gir? para mirar en direcci?n a mi amigo, Devon Wilkshire, mi compa?ero en el crimen que se hab?a metido conmigo en este l?o. Hab?a estado encorvado en el asiento frente a m? durante la mayor parte del viaje. Ahora estaba recto y mirando por la sucia ventana del autob?s. "?Qu?? ?M?s vacas?". Solt? irritado. Devon se ech? a re?r y golpe? con el dedo el cristal. "En serio, mira", insisti?. Mir? por encima de su hombro justo cuando el gran queso se detuvo. El letrero para Camp Riley apareci?, una gran tabla de madera con letras doradas pintadas. S?mbolos para diversas artes esc?nicas y creativas decoraban el letrero: notas musicales, pinceles, zapatillas de ballet, m?scaras de teatro. Simplemente fant?stico. Puse los ojos en blanco y un nudo de temor se form? en mis entra?as. P?same una pelota de b?squetbol y estar?a en mi elemento. No me llamar?a un deportista. De hecho, no hab?a jugado mucho desde el bachillerato, pero pod?a entender cualquier deporte mejor que esta basura art?stica. Lo detestaba y mi padre lo sab?a; sin embargo, actualmente estaba en sus manos. Los siguientes tres meses iban a ser muy malos. "Mierda, Sherlock. Despu?s de todo, el campamento es nuestro destino previsto", dije sarc?sticamente. "No, tonto", respondi? Devon. "No el campamento. Las chicas. Est?n por todas partes". Levantando una ceja, dej? que la curiosidad se apoderara de m? y me puse de pie para cruzar el pasillo para poder ver m?s de cerca. Efectivamente, hab?a chicas. Y muchas de ellas tambi?n. Por lo que parec?a, sal?an de un autob?s diferente que estaba estacionado frente al nuestro. Ech? un vistazo a los pasajeros en mi autob?s. Un grupo de chicos de bachillerato, de aspecto cerebritos y sudorosos deambulaban por all?. Algunos estaban agarrando cajas de instrumentos voluminosos, con expresiones llenas de emoci?n, cuando notaron nuestra llegada. Otros estaban absortos en sus dispositivos Game Boy Advance, una consola de juegos port?til en la que nunca me involucr? realmente, y no parec?an notar que el autob?s hab?a dejado de moverse. Hab?a algunos tipos sentados atr?s que parec?an tener edad universitaria. Probablemente estaban aqu? para trabajar en el campamento, al igual que Devon y yo. De cualquier manera, mirando la pat?tica fiesta de chicos a mi alrededor, no pude evitar desear haberme subido al campamento en ese otro autob?s. Gir?ndome para mirar por la ventana otra vez, sacud? la cabeza y solt? un silbido. Si me quedara atrapado aqu?, tambi?n podr?a sacar el m?ximo provecho. Despu?s de todo, podr?a divertirme un poco en este infierno, pero tendr?a que ser cauteloso. Estaba bastante seguro de que mi padre recibir?a informes peri?dicos. Tan solo ese era su estilo. Ser?a lo mejor para m? estar fuera del radar de los oficiales del campamento. "Se ven un poco j?venes", observ?. "No todas ellas. Mira hacia all?", dijo Devon y se?al? a la derecha de la creciente multitud. Efectivamente, otro grupo de mujeres se hab?a reunido, claramente lo suficientemente mayores para Devon y para m?. "Hay bastantes de ellas. Apuesto a que est?n aqu? para ense?ar o alguna otra mierda como esa. Tal vez este castigo no sea tan malo despu?s de todo", brome?. "?Eso es seguro! Creo que voy a tratar de encontrarme una flautista", anunci? Devon. "?Una flautista? ?Por qu??". Devon sonri? y golpe? levemente mi hombro. "Porque este lugar es en parte un campamento banda. Quiero ver si las m?sicas son realmente como en esa pel?cula que vimos el a?o pasado. Conoces la frase. Esa vez, en el campamento de la banda …". Solt? una carcajada por su referencia a American Pie, aunque dudaba mucho que alguna chica aqu? fuera como la de la pel?cula. Incluso desde mi posici?n en el autob?s, las chicas que parec?an ser de nuestra edad parec?an demasiado estiradas con su ropa lujosa y sus actitudes majestuosas. A?n as?, le devolv? la sonrisa y pens? en las posibilidades mientras mi mirada segu?a explorando la multitud de mujeres. La mayor?a de ellas ten?an buena apariencia, algunas m?s bonitas que otras. Tendr?amos que tener cuidado. Separar a las instructoras de las estudiantes pod?a ser complicado hasta que tuvi?ramos una mejor idea del lugar. Lo ?ltimo que Devon y yo necesit?bamos era meternos en problemas por acostarnos accidentalmente con una menor. Ya ten?amos suficientes problemas sobre nosotros. "Mira, hombre. Hagas lo que hagas, solo aseg?rate de que sea legal", le dije a Devon. "S?, no bromeo. No me involucrar? con esa mierda". Mi atenci?n aterriz? en la multitud sobre una chica en particular. Ella no parec?a ser una reci?n llegada. Se puso de pie con una carpeta en una mano y un l?piz en la otra, se?alando en varias direcciones, en un intento de organizar la masa de risas adolescentes. Ella era guapa. Muy bonita, pero no de una manera artificial, como estaba acostumbrado a verlo. Esta chica parec?a natural. Real. Mis ojos recorrieron la longitud de su peque?o cuerpo. No era alta, parec?a tener solo unos cent?metros m?s de los cinco pies. Normalmente, me gustaba el tipo alto y de piernas largas, pero hab?a algo en la forma en que sus piernas bien formadas desaparec?an bajo sus cortos jeans. Su camiseta blanca estaba ajustada, acentuando sus peque?os y redondos senos, y estaba anudada en la cintura para revelar el ?rea m?s peque?a de piel justo debajo de su ombligo. Su cabello rubio, la raz?n por la que llam? mi atenci?n en primer lugar, ca?a en suaves ondas sobre sus hombros. El color solo pod?a describirse como dorado, como si su color natural fuera un marr?n claro que se hab?a convertido en oro hilado por el beso de la luz del sol. "Esa", le dije a Devon y se?al?. "?Cu?l?". "La rubia con la carpeta. La pido para m?". Devon mir? hacia donde se?alaba. Asinti? lentamente en aprecio. “?Bonito hallazgo! Dir?a que es hora de que dejemos este queso apestoso, Fitz. Las damas est?n esperando". "S?, seguro que lo est?n", me re? entre dientes y agarr? mi bolso de lona azul marino. Tirando la correa sobre mi hombro, me dirig? hacia la parte delantera del autob?s. "Disfruten su estad?a en Camp Riley", dijo alegremente el conductor del autob?s. S?, claro. El conductor obviamente pensaba que estaba aqu? por elecci?n. Murmur? una especie de agradecimiento a medias y baj? las escaleras. Tan pronto como mis pies tocaron el camino de grava, el calor y la humedad me golpearon. Hab?a una brisa sutil en el aire, pero incluso eso era caluroso. Si pensaba que me estaba quemando en el autob?s, estaba tristemente equivocado. El aire veraniego en el remoto campo de Abingdon, Virginia, era sofocante. Parpade? por el repentino ba?o de la luz solar y me quit? las gafas de sol de la parte superior de mi cabeza para protegerme los ojos. Me di la vuelta para esperar a Devon, pero ?l ya estaba charlando con una de las chicas que hab?amos supuesto estaban entre las instructoras. Sonre? cuando vi que sosten?a lo que solo pod?a describirse como un estuche de flauta. Dej?ndolo, me di la vuelta y comenc? a navegar a trav?s del mar de personas esperando instrucciones. Mi vista estaba puesta en mi rubia con la carpeta. Bueno, t?cnicamente ella no era m?a, todav?a, pero lo ser?a. Ella simplemente no lo sab?a. Al acercarme, me di cuenta de que estaba gritando los nombres de forma continua, marcando a los que respond?an, dirigi?ndolos a diferentes ?reas del campamento. Su voz era dulce, pero a?n ten?a un aire de mando. No pareci? notarme cuando me acerqu? a ella. Estaba demasiado absorta en su lista. Mi estimaci?n original de su altura era precisa. Ahora que estaba parada directamente frente a ella, supuse que no tendr?a m?s de cinco pies y dos pulgadas de altura, diminuta, peque?a y perfecta. Di un paso m?s y mir? su carpeta. Cuando me inclin?, su aroma flot? hacia m?. Ol?a a dulce vainilla, y casi gem?. Claro que s?. Antes de que terminara la semana, esta chica definitivamente ser?a toda m?a. "?Que hay de m?? Todav?a no has llamado mi nombre", le dije, sonando tan seguro como me sent?a. Levant? la vista al escuchar mi voz, arqueando una de sus cejas con sorpresa. Brillantes ojos verdes se encontraron con los m?os, y contuve el aliento. Ten?an forma almendrada, ex?ticos, vibrantes e inesperadamente desarmaban a uno. Sus labios se frunc?an en lo que solo podr?a describirse como un coraz?n perfecto. Eran exuberantes y llenos, con una fina capa de brillo que les daba un tono sutil. Dios me ayude, ni siquiera sab?a el nombre de esta chica, pero no quer?a nada m?s que inclinarme y morder ese labio inferior carnoso. Sus ojos estaban concentrados mientras me miraba y una energ?a desconocida pas? entre nosotros. Algo brill? en esos profundos charcos de verde, pero no tuve la oportunidad de descubrir qu? era. Para mi decepci?n, ella apart? la vista demasiado r?pido y mir? detr?s de m?. "Demonios. Se supon?a que ese autob?s no aparecer?a por otros veinte minutos", dijo irritada y sacudi? la cabeza. Sin perder el ritmo, pas? una p?gina en su carpeta. "Nombre por favor". Devon se acerc? a m? y yo mir? en su direcci?n. Estaba sonriendo de oreja a oreja. Supongo que ya hab?a logrado hacer planes con la flautista. Cambi? mi bolso a mi otro hombro y me balance? sobre mis talones. "Fitzgerald Quinn", le dije a la bonita rubia. "Pero t?, cari?o, puedes llamarme Fitz". "Todos te llaman Fitz", dijo Devon en un tono sarc?stico. Lo golpe? en las costillas con el codo. Ella nos ignor? y pas? el l?piz por la longitud de la lista. Al detenerse cerca del fondo, levant? la vista sorprendida. Sus ojos se movieron de un lado a otro entre Devon y yo. "Fitzgerald Quinn. Y t? debes ser Devon Wilkshire", dijo con el ce?o fruncido. "El ?nico", respondi?, y luego se inclin? por la cintura en una reverencia exagerada. Cuando volvi? a ponerse de pie, su boca se inclin? en una sonrisa torcida y le gui?? un ojo. Est?pido. Estaba coqueteando y me estaba enojando. Ya hab?a apartado para m? a esta chica. "S?, s? quienes son ustedes dos. Los dos pueden sentarse all?", dijo y se?al? una banca de madera que se encontraba entre dos grandes robles. "?Por qu? no me dejas quedarme aqu? y ayudarte? Cuanto antes organicemos a estos chicos, m?s pronto podr?s darme un recorrido privado por este lugar", le ofrec?, gui?ando un ojo sugestivamente. Trat? de parecer seguro, pero, sorprendentemente, mis palabras salieron temblorosas. Pat?ticas. Casi nervioso. ?Qu? demonios? A los veintid?s a?os, este no era mi primer intento de una frase para ligar. Mi encanto acumulado siempre sal?a natural. Sin embargo, esta chica me hac?a sentir como si volviera a la secundaria. Intentando sacudirme los nervios, puse una mano sobre su antebrazo, justo debajo de su codo, y permit? que mis dedos bailaran ligeramente sobre su piel suave. Baj? la mirada hacia mi mano, su hermoso rostro formaba una mueca. Parec?a francamente irritada. Una leve brisa subi? y le revolvi? el pelo, haciendo que le cruzara la cara y le tapara los ojos. No me gust? la obstrucci?n. Quer?a mirar esos ojos brillantes, perderme en el mar verde que hac?a juego con el bosque detr?s de ella. Requiri? toda mi contenci?n para evitar estirar la mano y retirar los mechones de cabello. ?Qu? pasa conmigo? Sal? de cualquier ensue?o que estaba teniendo cuando ella liber? su brazo con evidente desd?n. Sacudi? la cabeza, luego coloc? su l?piz entre los dientes. Dobl?ndose ligeramente por la cintura, baj? su carpeta para asegurarla entre sus rodillas. Al alcanzar su bolsillo trasero, sac? una banda el?stica y se recogi? el pelo en un mo?o desordenado en la parte superior de su cabeza. Y maldita sea. Ese simple acto pudo haber sido la cosa m?s sexy que jam?s haya visto. Despu?s de parecer satisfecha de que su cabello estaba seguro, tom? la carpeta y el l?piz una vez m?s, entrecerrando sus ojos hacia m?. "Yo me ocupo de esto. No necesito tu ayuda, pero tengo mucho trabajo que hacer", me dijo con su voz llena de desprecio. "Los atender? m?s tarde despu?s de que resuelva el resto. Los chicos de UNM reciben instrucciones especiales". ?UNM? Me tom? un segundo o dos entender qu? quer?a decir. "?Una universidad de California? No somos de California …", empec? a decir confundido, pero ella me interrumpi?. "S? de d?nde son. Por ahora, sean pacientes. Tomen asiento. Los dos", orden? con severidad, sus ojos se mov?an entre Devon y yo. Qued? desconcertado. ?Qui?n se cre?a esta chica??Y por qu? pens? que Devon y yo ?ramos de California? Claro, ella sab?a mi nombre, pero era obvio que no sab?a qui?n era yo. Si as? fuera, no me estar?a hablando de una manera tan condescendiente. Estaba acostumbrado a que las chicas cayeran sobre m?. Devon dijo que no ten?a nada que ver con mi buena apariencia, pero s? con mi nombre y situaci?n. Si ten?a raz?n o no, realmente no importaba. Nunca hab?a experimentado un rechazo tan perceptible como este. Sin embargo, su tono ?gil y su actitud de hacerse cargo despert? algo en m?. La quer?a, como realmente la deseaba, aunque deber?a estar molesto por la forma en que me hab?a rechazado. "Lo siento, cari?o. No capt? tu nombre", dije, sintiendo de repente una abrumadora obsesi?n por conocer a esta chica. "Eso es porque no lo dije. Y para que conste, mi nombre no es cari?o", se?al? con naturalidad. Su mirada era helada. Esta chica era de seguro una fiera. Yo tambi?n la estaba regando. Devon se ri? disimuladamente a mi lado, y tuve que luchar contra el impulso de golpear mi codo en sus costillas nuevamente. "Entonces, ?cu?l es?", pregunt? con impaciencia. Ella levant? la barbilla y entrecerr? los ojos. Parec?a estar contemplando sus palabras antes de que finalmente hablara. "Es Cadence. Cadence Riley". Ech? un vistazo al letrero sobre su cabeza. Maldito Campamento Riley. Cerr? los ojos al darme cuenta de qui?n probablemente era ella. Obviamente era demasiado joven para ser due?a de un campamento establecido hace d?cadas. M?s que probable, ella era la hija o nieta del due?o. Me gir? para mirar a Devon. Sus ojos estaban llenos de temor, una expresi?n que estaba seguro coincid?a con la m?a. De todas las chicas aqu?, decid? poner mi mirada en esta. Demasiado para mantenerse fuera del radar. 2 CADENCE El ?ltimo de los reci?n llegados finalmente se hab?a dispersado, y el camino ahora estaba libre de autobuses y multitudes de personas. A cada miembro del campamento se le hab?a asignado su alojamiento y se le hab?a enviado a desempacar sus pertenencias. Ahora, todo lo que me quedaba por hacer era dar instrucciones a los veinte l?deres de vivienda, todos los cuales estaban parados frente a m?, mirando expectantes. Al limpiar el ligero brillo de sudor de mi frente con el dorso de mi mano, me tom? un minuto para apreciar la vista del valle que se ofrec?a desde la carretera. Abingdon era un lugar verdaderamente hermoso y estaba lleno de algunos de mis mejores recuerdos de la infancia. El valle de abajo era un vasto tramo verde, al ras con abundantes pinos y ?rboles centenarios. Sin embargo, a pesar de su belleza, hac?a demasiado calor para estar bajo el sol abrasador y darles instrucciones a los l?deres. Les indiqu? que mejor me siguieran. "Como saben, todos han sido elegidos para ser l?deres de vivienda para los estudiantes en Camp Riley", comenc?. "Tengo instrucciones para ustedes, pero creo que todos podr?amos tener un descanso de este calor. Vayamos al Sal?n del Creador, donde hay aire acondicionado". Me volv? hacia el camino de grava que conduc?a al campamento y comenc? a caminar. Una vez que llegamos al dosel sombreado de los altos robles y pinos, el alivio del sol abrasador fue instant?neo. No era inusual que Virginia experimentara intensas oleadas de calor durante los meses de verano, pero noventa y cuatro grados eran un poco extremos para mediados de junio. "Disculpa, pero ?eso nos incluye a nosotros? No estoy seguro de si fuimos asignados para ser l?deres de vivienda ", dijo una voz baja a un lado. Lentamente volv? la cabeza hacia la izquierda. Fitz, el chico de la fraternidad n?mero uno, se dirig?a a m?. El chico de la fraternidad n?mero dos, Devon, solo estaba sentado all? con una sonrisa est?pida en su rostro. Sacud? mi cabeza, sin saber qu? hacer con la pareja. La pregunta de Fitz fue cort?s y bien hablada, y fue justa. No hab?a forma de que supieran cu?les ser?an sus asignaciones de trabajo porque a?n no lo hab?a decidido. Mis padres me hab?an dicho que los empleara seg?n fuera necesario. Volv? a mirar a Fitz e intent? ser indiferente a la forma en que los m?sculos de sus hombros se contra?an cuando se levant? de la banca donde hab?a estado sentado. Su camiseta lo abrazaba de una manera que dec?a que abajo, hab?a m?sculos duros y ondulantes y piel tensa. Trat? de ignorar esa mand?bula cincelada, s?, cincelada, como si fuera m?rmol esculpido. Sus prominentes p?mulos pertenec?an a la portada de una revista de moda. Sin embargo, mi intento de ignorar los seis pies de esa belleza natural fue in?til. Por segunda vez desde que conoc? a Fitzgerald Quinn, las mariposas bailaban en mi est?mago. La primera llegada de esos aleteos no deseados lleg? cuando roz? suavemente sus dedos sobre la piel de mi antebrazo. Su sonrisa hab?a sido amplia con un exceso de ternura y magnetismo. La combinaci?n caus? una sacudida de electricidad que me golpe?, provocando lo que solo podr?a describirse como fuego en todo mi interior. Me hubiera aterrorizado si hubiera bajado su mano m?s cerca de mi mu?eca, hubiera podido sentir el r?pido latido de mi pulso. No sab?a por qu? me molestaba tanto. Los sentimientos que suscitaba eran desconocidos y extra?os. Despu?s de todo, tan solo era otro chico tonto. De acuerdo… un tonto extremadamente atractivo, pero me encontr? sacando una p?gina del libro de jugadas de actuaci?n de mi madre para ocultar la reacci?n de mi cuerpo hacia ?l. Era mejor mantener todo ese encanto de chico malo lejos de m?. Esta era la primera vez que mis padres me pon?an a cargo del D?a de Bienvenida en el campamento, y no quer?a estropearlo. Cuando me dijeron que iba a haber alborotadores en mi camino, hice mi investigaci?n. Fitzgerald Quinn era hijo de un pol?tico exitoso y muy rico. Devon Wilkshire era heredero de una compa??a Fortune 500. Desde escuelas privadas hasta un Ivy League College, ambos hab?an nacido con cucharas de plata en la boca. No era inusual que los estudiantes e instructores en el Campamento Riley vinieran de familias de dinero y prestigio. Sin embargo, estos dos muchachos recientemente se hab?an metido en problemas por una cosa u otra, simplemente no estaba segura. Solo sab?a que no necesitaba ese tipo de distracci?n en este momento. Teniendo eso en mente, decid? el trabajo perfecto para ellos. Los asignar?a a un lugar donde rara vez se cruzar?an conmigo, pero lo m?s importante, a un lugar donde no me cruzar?a con Fitz. Ignorando el hecho de que a?n pod?a sentir el chisporroteo desde donde su mano me hab?a tocado, present? una cara de p?ker y respond? a su pregunta. "Ustedes no son l?deres de vivienda, pero tengo tareas para ustedes. Despu?s de darles a los l?deres sus instrucciones, les dar? las suyas". Estaba segura de que ninguno de estos chicos ricos hab?a esperado nada antes en sus vidas. Pensaba que ser?a bueno para ellos tener que esperar un poco m?s. Necesitaban saber qui?n estaba a cargo por aqu?. Adem?s, si conoc?an su lugar desde el principio, tal vez podr?a evitar que Fitz me afectara m?s. Me volv? hacia los robles antiguos que bordeaban el largo camino de grava. Sus extremidades cubiertas de musgo se arqueaban sobre nosotros mientras camin?bamos, protegi?ndonos del sol sofocante. Completamos la corta caminata y entramos en el Sal?n del Creador. Al acercarme a una de las largas mesas de la cafeter?a, me frot? el sudor de la nuca. Respir? hondo, tom?ndome un minuto para apreciar el aire acondicionado fr?o. Sab?a que no estar?a aqu? por mucho tiempo. Volvi?ndome para enfrentar a las personas que ayudar?an a inspirar a las mentes j?venes creativas este verano, hice un gesto hacia el sal?n a mi alrededor. "Bienvenidos al vig?simo quinto verano en el Campamento Riley. Algunos de ustedes son instructores que regresan, algunos son nuevos en el campamento. Para aquellos de ustedes que no me conocen, mi nombre es Cadence Riley. Mis padres son los fundadores del campamento". Me detuve cuando escuch? un resoplido. Mir? a la parte de atr?s del grupo. El compa?ero de Fitz obviamente pensaba que algo era gracioso. "?Tiene alguna pregunta, se?or Wilkshire?". Devon en realidad tuvo la decencia de parecer avergonzado, antes de murmurar algo que son? como, "No, se?ora". Volviendo mi atenci?n al resto del grupo, intent? no mostrar mi irritaci?n y continu?. “El Sal?n del Creador es el principal para todas las viviendas en el terreno. Esta ?rea del sal?n es la cafeter?a donde todas las comidas se sirven tanto a los estudiantes como al personal. En caso de que alguien necesite atenci?n m?dica, tambi?n se encuentra una peque?a enfermer?a en este edificio. Los terrenos se dividen en cuatro secciones: m?sica, artes visuales, danza y teatro. Cada secci?n tiene cinco caba?as que sirven como viviendas de verano para nuestros estudiantes. Estas caba?as tendr?n entre ocho y diez estudiantes. Desde la salida del sol hasta que se apaguen las luces, son su responsabilidad. Cada uno de ustedes ha sido asignado como l?der a una caba?a que coincide con su ?rea de especializaci?n. Como algunos de ustedes ya saben, el Campamento Riley sol?a ser un peque?o pueblo minero, pero fue abandonado durante La Gran Depresi?n. Si bien las caba?as han sido restauradas para incluir tuber?as modernas, no hay suficientes duchas para todos. Siendo as?, todos compartir?n una zona de ba?os central que est? separada en instalaciones masculinas y femeninas". Una linda chica con cabello oscuro levant? la mano para hacer una pregunta, y asent? para que continuara. "Solicit? tanto danza como artes esc?nicas. ?Sabes a qu? secci?n de vivienda me asignaron?". "?Cu?l es tu nombre?". "Sophia Stanton". Cog? mi carpeta, hoje? los papeles y busqu? su curr?culum. "Sof?a. Eres una gran dramaturga en Juilliard, has ense?ado ballet en Steps on Broadway y buscas tener m?s experiencia en coreograf?a. ?Es eso correcto?". Cuando ella asinti?, le sonre? brillantemente. "Tienes un curr?culum impresionante. Te han asignado a Demi-pointe, una de las caba?as de baile. ?Bienvenida a bordo!". "?Gracias!", ella sonri? radiante. Continu? explicando los otros edificios en el campamento, como La Floritura. Era la ?nica tienda en el terreno donde los estudiantes pod?an comprar cosas como materiales de arte adicionales, cuerdas de reemplazo para instrumentos o calzado de baile. La tienda tambi?n vend?a art?culos esenciales como art?culos de tocador, agua y bocadillos. Cuando le dec?a al grupo que los timbres, sobres y postales tambi?n estaban disponibles para comprar para aquellos que quer?an escribir a casa durante el verano, me interrumpieron. "?Timbres? ?Qui?n usa m?s el correo postal? ?No tienen correo electr?nico?", Devon pregunt? incr?dulo. Casi levanto los ojos, pero de alguna manera logr? abstenerme. Estaba empezando a pensar que Fitz ten?a todo el cerebro en esa operaci?n. Tuve la intenci?n de llamarlos Batman y Robin. Mientras Fitz parec?a tranquilo, sereno, Devon parec?a tener impulsos m?s tontos. Era como un ni?o que a?n no hab?a aprendido modales. "No tenemos Internet en el sitio, ni tenemos computadoras disponibles para el uso de los estudiantes o el personal", le dije. Se pellizc? la cara como si la idea lo dejara boquiabierto. No iba a explicar el costo astron?mico de las computadoras a alguien que claramente no entend?a el valor de un d?lar. En cambio, dije: "Este es un campamento para las artes. A los estudiantes aqu? no les importa mantenerse al d?a con sus cuentas de ‘America Online’. Muchos ni siquiera tienen una. Adem?s, hay algo que decir sobre las cartas escritas a mano. La pluma y la tinta a?aden personalidad que no se puede lograr con un teclado". Devon se encogi? de hombros y se recost? contra la pared del fondo. "Creo que estoy acostumbrado a Georgetown. Cuando estamos all?, hacen que parezca…". "?Amigo! ?Este lugar se parece a Georgetown? Deja de ser un tonto y permite que la dama hable", Fitz le espet? a Devon, luego se volvi? hacia m?. "Pido disculpas por mi amigo. Por favor contin?a". Una chispa de intriga con un disparo de terror corri? por mi columna vertebral. Por mucho que admirara a Fitz por enfrentarse a su amigo, me encontr? mir?ndolo con cautela. Todav?a no confiaba en ?l. Ten?a la sensaci?n de que solo estaba tratando de tener buenas relaciones conmigo. Observ? al ni?o terriblemente hermoso con cuidado, solo para sentir una tercera oleada de mariposas golpeando mi est?mago cuando casualmente pas? una mano por la parte de atr?s de su cabello oscuro recortado. Sus ojos se encontraron con los m?os: hermosas piscinas grises, encapuchadas con gruesas pesta?as oscuras. Hab?a picard?a revoloteando en medio de esas tejas grises, y solo pod?a imaginar los pensamientos que corr?an por su mente. Cosas malas, de eso estaba segura. Cuando la comisura de su boca se inclin? en una sonrisa torcida, fue una verdadera lucha suprimir el suspiro que quer?a escapar de mis labios. Mi pulso se aceler? nuevamente y tuve que luchar contra el rubor que amenazaba con inundar mis mejillas. Jes?s toma el volante. Oficialmente me he desviado del camino. "Gracias, Fitz", reconoc?, tratando desesperadamente de mantener la compostura. "Ahora, ?d?nde estaba?". Continu?, dando a cada l?der de cabina sus instrucciones para la noche y les dije d?nde reportarse con sus estudiantes por la ma?ana. Despu?s de responder algunas preguntas, los l?deres comenzaron a irse uno por uno y dirigirse hacia sus caba?as asignadas. Una vez que todos se fueron, estaba sola con Batman y Robin. Esto deber?a ser divertido. Les di a ambos una sonrisa demasiado dulce y llam? a los dos alborotadores con el dedo para que me siguieran. Fitz, tan arrogante como parec?a, en realidad parec?a nervioso por lo que le esperaba. Camin? delante de ellos, fuera del aire fr?o del Sal?n del Creador, y hacia el aire h?medo del exterior. No mir? hacia atr?s para ver si me segu?an, pero pod?a escucharlos susurrando detr?s de m?. No pude entender lo que dec?an. Solo escuch? el siseo ocasional de Fitz dici?ndole a su amigo que cerrara la boca. Me detuve cuando llegamos al granero que se encontraba a menos de un octavo de milla del sal?n principal. Abr? las amplias puertas rojas del granero y les indiqu? que entraran. Como era de esperar, mi padre estaba adentro, rodeado de su colecci?n de herramientas, trapeadores y escobas. Parec?a estar tratando de arreglar una gran rueda de metal de alg?n tipo. Sus manos estaban sucias, y not? una mancha de grasa negra en su mejilla izquierda. "Hola, pap?", grit? alegremente mientras me dirig?a hacia ?l. Sonri? cuando me vio, haciendo que las l?neas de la edad en su rostro bronceado se profundizaran. "?Cadence! ?C?mo est?s chica? Sobreviviste al primer d?a, ?cierto?". "Preg?ntame ma?ana. Todav?a no ha terminado", brome?. "Y d?melo a m?. Es solo el primer d?a, y ya se solt? un eje de una de las poleas de la cortina del escenario. Tu mam? estaba en condiciones de ser atada". "Estoy segura de que lo sabr? m?s tarde", me re?. "Te escuch? decir en la cena la otra noche que ten?as poco personal este verano. Vine a ofrecerte ayuda. Me gustar?a que conocieras a Fitzgerald Quinn y a Devon Wilkshire. Pens? que los deberes de limpieza ser?an adecuados para ellos. Estoy segura de que tendr?s mucho trabajo para mantenerlos ocupados". Y eso era algo de lo que estaba segura. Mi padre no era nada menos que incre?ble, y lo amaba mucho, pero no era nada tonto. Despu?s de todo, ?l era el maestro carpintero de cada edificio en el campamento. Fue su sudor y sangre lo que dio vida a la visi?n de mi madre. No hab?a duda de que se asegurar?a de que estos muchachos terminaran el verano con m?s de unos pocos callos. Si me gustara apostar, hubiera apostado que Fitz y Devon tambi?n lo sab?an. Pod?a sentir sus miradas sin siquiera tener que verlas. "?Estoy seguro de que tendr? trabajo m?s que suficiente para mantener a estos chicos ocupados!", mi padre ri?. Dirigi?ndose a Fitz y Devon, se limpi? la grasa de las manos con un trapo antes de extender la mano para apretar las suyas. "Es un placer conocerlos. Soy Jameson Riley, pero la gente de aqu? me llama Sr. Jimmy. ?En qu? caba?a se alojar?n, muchachos?". Tanto Devon como Fitz se volvieron hacia m? inquisitivamente. "Oh, ?no se los dije?", coment? con falsa inocencia. "Estamos llenos este a?o, as? que se quedar?n aqu?, en el desv?n del granero". Sonre? y gir? sobre mis talones, dejando que ambos miraran con los ojos muy abiertos a mi paso. 3 FITZ Cabreado como el infierno, arroj? mi bolsa de lona sobre el colch?n en el granero. Llamarlo un colch?n era una exageraci?n. En realidad, era solo una gran almohadilla extendida sobre un par de pacas de heno. Si, heno. Iba a dormir como la maldita ayuda contratada de la granja. Supongo que, en cierto modo, lo era. Solo que no me pagaban por estar aqu?. "Esto es tu culpa", le espet? a Devon. “Podr?as haber mantenido la boca cerrada, pero no. Ten?as que ser un idiota, y ahora, esa chica nos est? aniquilando. Quiero decir, ?ella nos convirti? en jodidos conserjes!". Me hizo se?as para marcharme mientras sacaba algunas cosas de su bolso. "?Yo? Creo que la cabreaste primero cuando la llamaste ‘cari?o’. En serio, hombre. ?Viste su cara?". "S?, probablemente no deb? haber hecho eso", admit?. "Rel?jate. Esta noche no estuvo tan mal. Todo lo que el Sr. Jimmy nos oblig? a hacer fue barrer algo en el sal?n principal. ?D?nde m?s podr?a habernos asignado la se?orita mandona Cadence? ?Cre?as que te asignar?an a ense?ar danza?". "S?, claro", me burl?. La idea era risible. "Honestamente, probablemente tengas raz?n. Escuchaste el curr?culum de esa chica, Sophie. No nos habr?an asignado a ninguno de los estudiantes en ese lugar. No sabemos nada de esta basura art?stica. Solo la crema de la cosecha ense?a aqu?". "Oh s?. Sophie definitivamente era la crema de la cosecha. Algo as? me hace desear que me hubieran asignado para ser maestro de baile. No me importar?a que bailara alrededor de mi verga". Alc? una ceja curiosa. “?Qu? le pas? a la flautista? ?No era lo suficientemente adulta?". "Oh diablos, no. Te dije que no cometer?a ese error. ?No la viste en la reuni?n de l?deres del campamento? Se llama Jessica y tiene veinte a?os. Es su segundo verano ense?ando aqu?. Ella est? con los seleccionados de la m?sica", me dijo. ?l mostr? una sonrisa maliciosa y agreg?: "Me voy a reunir con ella en unos minutos". Yo sonre?. "?Va a llevar la flauta?". "Eso espero", dijo Devon con un movimiento de cejas. Sacud? mi cabeza y me re?. “Te mueves r?pido, hombre. Que te diviertas". "?Por qu? no vienes conmigo? Tal vez ella tiene una amiga". “No, t? ve. Creo que ir? a la zona de ba?os y me dar? un ba?o". "No seas cobarde. Vamos", presion? Devon. Brevemente consider? ir con ?l. Si su flautista ten?a una amiga, un poco de compa??a femenina podr?a distraerme de la miserable situaci?n en la que me encontraba. El problema era que no quer?a que ninguna mujer me hiciera compa??a. Solo quer?a una. Cadence. No ten?a idea de por qu? la quer?a. Era como un grano en el culo, una sabelotodo remilgada. Si su postura r?gida fuera alg?n tipo de perspicacia, yo dir?a que ella tambi?n era una mojigata. Ella tambi?n estaba fuera de los l?mites. La fruta prohibida. Sin embargo, no pod?a dejar de pensar en ella. No ten?a sentido, ella ni siquiera era mi tipo. Ech? un vistazo a Devon, que se estaba poniendo un par de zapatos de cuero. Quer?a decirle lo que estaba pensando sobre Cadence, la chica cuyo olor a vainilla era como una droga adictiva que nunca quer?a dejar de oler, pero cuando habl?, no pude encontrar las palabras para describir lo que estaba pensando. "Por lo que dijo el Sr. Jimmy, espera que nos reportemos ma?ana a las seis de la ma?ana", respond?. "Quiero dar el golpe al heno temprano esta noche". Devon se ech? a re?r. "?El golpe al heno! ?Nunca hab?a entendido esa expresi?n hasta ahora!". Mi ce?o se frunci? en confusi?n hasta que vi hacia d?nde se?alaba Devon. Segu? su dedo hacia el fardo de heno que ser?a mi cama durante los pr?ximos tres meses. La comprensi?n me lleg?, y sonre?. Jodidamente rid?culo. A pesar de la histeria de Devon, no consideraba nada de esto remotamente divertido. Sent?a que viv?a en una versi?n actual de La Peque?a Casa en la maldita Pradera. [Nota de la traductora: Hace alusi?n a la serie de TV, ‘Little House on the Prairie’]. "No llegues demasiado tarde, amigo", advert?. "No voy a ser responsable de sacar tu trasero de la cama por la ma?ana". "S?, s?. No seas celoso porque estoy teniendo acci?n en el primer d?a mientras t? te quedas aqu? como un idiota", dijo mientras se balanceaba sobre el pelda?o superior de la escalera. "Te ver? m?s tarde". Vi la cabeza de Devon desaparecer por la escalera y suspir?. Hoy hab?a sido un largo d?a. Ten?a calor, estaba sudoroso y me sent?a miserable. La idea de una ducha nunca hab?a sonado tan bien. Abr? mi bolsa de lona, agarr? mis art?culos de tocador y un par de pantalones cortos de gimnasia, los tir? en una bolsa con cord?n m?s peque?a y segu? el camino de Devon por la escalera. Despu?s de salir del granero, mir? alrededor del campamento. Se sent?a pesado y silencioso. Tan tranquilo. Los insectos zumbaban en los enormes ?rboles que abrazaban la noche tranquila, y el sonido de los grillos era el ?nico ruido que se pod?a escuchar. Era un fuerte contraste con todo el alboroto durante la hora de la cena. Estudiantes demasiado ansiosos se hab?an amontonado en el Sal?n del Creador, actuando como si no hubieran comido en una semana, invadiendo el lugar como buitres. En el momento en que Devon y yo llegamos all? para tomar nuestra cena, ya hab?a escasez. Aprendimos en ese mismo momento, que tendr?amos que llegar temprano al sal?n si ten?amos la esperanza de conseguir algo decente para comer. Ahora, parec?a que los estudiantes se escond?an durante la noche, pero apenas eran las diez en punto. No me import?. Con suerte, significar?a que tendr?a una ducha pac?fica. Cuando entr? en la zona de ba?os, no era como lo esperaba. Tal vez supuse que encontrar?a algo que recordara mis acostumbrados arreglos para dormir, pero estaba m?s acorde con el aspecto moderno del Sal?n del Creador. Las baldosas de cer?mica revest?an los pisos y las paredes, los accesorios de ba?o plateados parec?an haber sido recientemente pulidos hasta quedar con una brillante limpieza. La pared a mi derecha ten?a estantes forrados con toallas multicolores, mientras que la pared contigua ten?a un espejo horizontal largo y una encimera con al menos veinte lavabos individuales. Al frente, hab?a una habitaci?n separada, supuse donde estaban ubicadas las regaderas. Despu?s de tomar una toalla de uno de los estantes, me dirig? en esa direcci?n. Veinte minutos despu?s, me hab?a ba?ado vestido con un par de pantalones cortos de gimnasia, sin molestarme en ponerme una camiseta. Lo m?s probable era que se iba a empapar de sudor una vez que saliera. No importaba que el sol se hubiera puesto, la noche a?n era m?s calurosa que el infierno. La ligera brisa de m?s temprano en el d?a hab?a muerto, haciendo que el aire estancado fuera a?n m?s h?medo y pegajoso. Al acercarme a las puertas del granero, disminu? mis pasos. Todav?a no ten?a ganas de acostarme. Me sent?a inquieto por alguna raz?n. Quiz?s era el silencio de la noche oscura. No estaba acostumbrado. Despu?s de haber pasado los ?ltimos cuatro a?os en la Universidad de Georgetown, el campus a menudo estaba lleno de algo o de otro, especialmente en los dormitorios. Comenc? a lamentar no haber ido con Devon. Por lo menos, me habr?a dado algo que hacer. Por impulso, arroj? mi bolso con cord?n dentro de las puertas principales del granero. Quer?a explorar este lugar y ver d?nde me encontraba realmente este verano. El campamento estaba rodeado de bosques. Ten?a que haber rutas de senderismo de alg?n tipo. Manteniendo esa esperanza, me dirig? hacia las afueras del campamento. Mientras caminaba, pas? por numerosas caba?as. Todas ten?an nombres art?sticos como Clarinet Chalet y Harmony Hearth. Incluso el camino por el que caminaba se llamaba Camino Acuarela. Supuse que algunos lo llamar?an encantador. Para m?, solo gritaba aburrimiento. No era como si no apreciara a aquellos con talento. Demonios, la madrastra n?mero tres sol?a arrastrarme al Centro Kennedy en D.C. para ver actuaciones m?s veces de las que pod?a contar. Aunque nunca se lo admit?, disfrut? las obras y los musicales que vi. Fue un escape de la realidad, incluso si era solo por unas pocas horas. Sin embargo, mirar era una cosa. Estar en medio de una producci?n era algo completamente diferente, y definitivamente no era lo m?o. Una vez que llegu? al borde del campamento, una excitante emoci?n me atraves? cuando vi un camino de tierra que conduc?a al bosque. No era muy ancho, se estrechaba en ?reas donde el arbusto hab?a crecido demasiado. A?n as?, parec?a que estaba en uso. Pod?a ver d?nde las plantas hab?an sido pisoteadas recientemente. Tomando eso como una buena se?al, continu?. El camino era sinuoso y cuesta abajo, pero relativamente corto. Afortunadamente, hab?a luna llena, permitiendo que suficiente luz se filtrara a trav?s de los ?rboles para poder ver a d?nde iba. Despu?s de unos diez minutos de caminata, llegu? al pie de la colina. Los ?rboles se separaron para revelar una amplia extensi?n de tierra plana con un lago de tama?o decente en el medio. La luna se reflejaba en la superficie de vidrio, creando un espejo para los altos robles y pinos que la rodeaban. Mir? a mi alrededor, esperando encontrar m?s edificios con nombre art?stico, pero no hab?a ninguno. La ?nica estructura era un peque?o muelle justo delante de donde estaba parado. Loter?a. La ubicaci?n era incre?ble. Suponiendo que se me permitiera tiempo libre, pasar?a gran parte de ?l aqu?. Podr?a hacer mi propio retiro, una especie de respiro antes de tener que volver a la realidad de mi vida en septiembre. Una punzada de temor me golpe? cuando pens? en el futuro que mi padre ya hab?a decidido por m?. La ?ltima vez que lo vi, la conversaci?n hab?a sido sombr?a. Estaba sin opciones. Oficialmente era due?o de mi trasero. Sus palabras de despedida para m? sonaron en mi mente. "Haremos p?blicas las noticias una vez que completes tu sentencia. Afortunadamente, nos las arreglamos para mantener tu error fuera de los peri?dicos. Tu ausencia ser? una explicaci?n simple. Les diremos a todos que estabas en una misi?n voluntaria trabajando con ni?os. La prensa se lo tragar?. Luego diremos, ya que hayas regresado, que no puedes esperar para comenzar la siguiente fase de tu vida. La fecha ya ha sido establecida. Los planes se finalizar?n mientras no est?s. Tienes tres meses. No lo jodas entre ahora y entonces". Cerr? los ojos y sacud? la cabeza. Intentando alejar los pensamientos, di unos pasos hacia el muelle. Me detuve en seco cuando escuch? un crujido a mi izquierda. Una veta dorada surgi? del borde del bosque a unos quinientos metros de distancia. Salt? al muelle antes de detenerse en el borde. Era un perro, un golden retriever para ser exactos. Estaba mirando hacia atr?s al lugar de donde hab?a venido, moviendo la cola expectante. Mis ojos se dirigieron hacia donde miraba el perro. Y ah? fue cuando la escuch?. "?Dahlia, esp?rame, ni?a!". Cadence sali? del bosque con un ligero movimiento, su cabello dorado brillaba bajo la luz de la luna. Su mano estaba envuelta alrededor del asa de una caja rectangular de alg?n tipo, pero no pude distinguir exactamente qu? era. No s? por qu?, pero entr? en p?nico. Era como si tuviera miedo de ser atrapado a pesar de que no hab?a hecho nada malo. Retroced? unos pasos hasta llegar al camino de tierra. Escondi?ndome en la oscura cubierta del bosque, me agach? detr?s de un ?rbol y mir? alrededor. Cuando Cadence lleg? al muelle, la perra dio vueltas alrededor de sus piernas con impaciencia mientras colocaba la caja en las tablas de madera debajo de sus pies. Se agach? y rasc? al perro detr?s de las orejas, luego sac? un palo del bolsillo trasero de sus jeans cortos. Brome? con el perro por un momento o dos, haciendo que el perro ladrara y saltara. La escuch? re?r, un sonido gutural y melodioso antes de tirar el palo al lago. El perro sali? disparado, salt? del muelle y entr? al lago con un fuerte chapoteo, perturbando la calma de la noche. Observ? al perro en medio del agua ondulante por un momento antes de volver mi atenci?n a Cadence. Estaba inclinada sobre la caja a sus pies. Un segundo despu?s, la m?sica comenz? a sonar. Fue entonces cuando me di cuenta de que la caja que llevaba era un Boombox. No pens? que la gente realmente los usara m?s. Por su tama?o, ten?a que ser un modelo m?s antiguo. El sonido de U2 se verti? a trav?s de los altavoces, la m?sica se transmiti? sin esfuerzo en el aire quieto. El perro regres? y la pareja continu? jugando a buscar. Mis ojos se quedaron pegados en Cadence. No pod?a dejar de mirarla. Solo hacerlo me quitaba el aire de los pulmones. Estaba hipnotizado. Su cabello todav?a estaba recogido en la parte superior de su cabeza en ese nudo al azar. Con la forma en que la luz de la luna brillaba detr?s de ella, pude ver algunas piezas onduladas cayendo alrededor de su rostro, creando un efecto de halo. Su camiseta blanca se aferraba a su cuerpo, metida firmemente en la cintura de sus jeans cortos. Ella era impresionante. Maravillosa. Y tan incre?blemente sexy. Todo el paquete enviaba un escalofr?o de lujuria por mis venas, pinchando en mi miembro. Ninguna chica hab?a generado una reacci?n tal en m?. Inesperadamente, alcanz? el borde de su camisa y se la sac? por la cabeza. Una r?faga de aire llen? mis pulmones y mis bolas se apretaron. Cuando se agach? para quitarse los jeans cortos, jur? en voz baja. "?Mierda!". Lo ?ltimo que necesitaba era ser atrapado siendo un mir?n. Necesitaba salir de all?; sin embargo, me detuve cuando me di cuenta de que llevaba un bikini debajo de la ropa. Incapaz de apartar mis ojos, mi mirada recorri? la forma de sus curvas, completamente fascinado mientras la ve?a moverse hacia el borde del muelle. Levantando los brazos sobre su cabeza, se zambull? en el agua y desapareci? de la vista. Unos momentos m?s tarde, ella resurgi? y nad? hacia la orilla del agua. Una vez que la alcanz?, sali? y regres? al muelle. El perro la sigui?, meneando la cola y con el palo en la boca, esperando ansiosamente otro lanzamiento. Escuch? a Cadence re?r. "No, Dahlia. Es suficiente por esta noche". Parec?a que su breve visita al lago estaba llegando a su fin, y sab?a que esa era mi se?al para irme. No quer?a que ella me encontrara accidentalmente. Ella probablemente pensar?a que yo era un acechador trastornado. Me alej? de mi escondite detr?s del ?rbol y volv? al camino. Justo cuando estaba a punto de irme, escuch? un leve grito. El grito fue seguido r?pidamente por un chapoteo, y el perro comenz? a ladrar. Me volv?, pero no vi a Cadence por ning?n lado. Lo ?nico que vi fueron las ondas de agua rodando a la luz de la luna. ?Se cay? en el lago? ?O acaba de saltar de nuevo? Esper? a que reapareciera. Los segundos pasaron, pero parecieron minutos. No ve?a a Cadence. El perro continuaba ladrando. Mierda. Sin pensar, corr? hacia el agua. A toda prisa me quit? las sandalias de cuero y corr? hacia el borde poco profundo del lago. El perro me vio, su ladrido se volvi? loco y protector. Ella comenz? a perseguirme en el agua, pero la ignor?. Una vez que llegu? hasta la cintura, me zambull? y comenc? a nadar hacia el ?rea donde vi ondular el agua. Comenc? una b?squeda in?til. No pod?a ver nada. Solo oscuridad. Las sombras bailaban mientras los rayos de luna se interrump?an de la corriente con cada brazada que daba. Trat? de sentir mi camino alrededor del fondo del lago. Mis manos se abrieron paso entre el grueso lecho de hierba y roca bajo el agua. No pas? mucho tiempo antes de que comenzara a confundirme, ya que las viejas im?genes se enredaban con el presente, salpicando mi visi?n y haciendo que me desorientara. Una piscina. Un par de ojos abiertos llenos de p?nico y extremidades hinchadas. Los gritos. La polic?a. Todo me vino de repente, los recuerdos me persiguieron hasta que perd? por completo mi rumbo. Ni siquiera estaba seguro si ya estaba en el lugar correcto, solo sab?a que ten?a que encontrarla. Me empezaron a doler los pulmones, necesitaba tomar aire pronto. R?pidamente resurg? para tragar un soplo de aire y mir? a mi alrededor. Estaba cerca del borde del muelle y cerca de donde vi el chapoteo. Respirando profundamente, me sumerg? nuevamente en el agua. Fue todo lo que pude hacer para evitar que el p?nico me alcanzara. Me abr? paso por el agua por lo que parecieron eones antes de salir a la superficie una vez m?s. Mi coraz?n lat?a con fuerza y cada vez me faltaba el aliento mientras trataba de hacer retroceder mis miedos. Estuve en el lugar por un segundo o dos antes de decidir nadar a un ?rea menos profunda. Una vez que sent? que mis pies tocaban el fondo fangoso, grit? a trav?s de los pulmones roncos: "?Cadence! ?Cadence!". Escuch? una fuerte toma de aire por encima de m? y alc? la vista. "?Qu? est?s haciendo t? aqu??". Exigi? Cadence. Se encontraba en el muelle sobre m?, con la cara horrorizada y llena de acusaciones. El alivio me inund? antes de que fuera r?pidamente reemplazado por la verg?enza. Para ella, con mis brazos agit?ndose en el lago y la forma en que grit? su nombre con evidente alarma, deb? parecer un completo idiota. Deb? haber esperado un poco m?s para que reapareciera. En cambio, hab?a actuado por impulso, permitiendo tontamente que mi miedo al pasado tomara cualquier tipo de pensamiento racional. Sin embargo, all? estaba ella. Estaba perfectamente bien, en el muelle, seca, y no se ahogaba en el fondo del lago. Soy un maldito imb?cil. Intentando recuperar algo de dignidad, la mir? intencionadamente y trat? de parecer lo m?s indiferente posible. "Sal? a caminar y termin? aqu?. Pens? que te hab?as ca?do". Le dije encogi?ndome de hombros. Para un efecto adicional, le lanc? una sonrisa arrogante a pesar de que sent? todo lo contrario. Cuando mis ojos viajaron a su est?mago desnudo, ella jade? de nuevo. Cruzando los brazos sobre su cuerpo, retrocedi? hasta desaparecer de mi vista. Maldici?n. Trat? de salir r?pidamente del lago, pero la presi?n del agua contra mis muslos ralentiz? mi progreso. Cuando lo logr?, Cadence ya ten?a los pantalones cortos y la camiseta puestos y se estaba poniendo los zapatos. Su perro, Dahlia, yac?a tranquilamente sobre sus talones. Ambos levantaron la vista cuando sub? al muelle. "No es educado espiar a la gente", murmur? Cadence mientras yo caminaba hacia ella. "No estaba espiando. Como dije, iba a dar un paseo y encontr? este lugar", le dije. Ella no respondi?. En cambio, se inclin? para silenciar la radio que todav?a sigui? sonando. "Espera, esa es una buena canci?n. No la apagues". Su postura r?gida pareci? suavizarse un poco cuando me mir? con ojos curiosos. "?Te gusta U2?", ella pregunt?. "?A qui?n no?". Ella sonri? levemente, parec?a relajarse un poco m?s antes de ponerse r?gida de nuevo. "Es cierto, pero se est? haciendo tarde. Debo irme", dijo ella. No quer?a que ella se fuera. Quer?a que volviera a poner la m?sica. Quer?a quedarme en el muelle con ella, escuchando juntos en la noche tranquila mientras mir?bamos las estrellas que salpicaban el cielo. Y si una cosa llevaba a la otra, no me quejar?a. Por mucho que quisiera convencerla de que hiciera exactamente eso, lo pens? mejor. Otro d?a tal vez. Mi orgullo acababa de recibir un golpe bastante grande despu?s de la tonta b?squeda de su cuerpo potencialmente ahogado. Necesitaba m?s tiempo para recuperarse antes de hacerle otro pase. Adem?s, obviamente se sent?a inc?moda en mi presencia. Simplemente no estaba seguro de si hab?a sido por la l?nea barata que hab?a usado con ella m?s temprano en el d?a o por el hecho de que estaba invadiendo su privacidad aqu? en el lago. Se inclin? para recoger su Boombox, luego le silb? a Dahlia. El perro se puso de pie. No estaba seguro de qu? me hab?a obligado a hacerlo, pero extend? la mano y envolv? con mis dedos su brazo delgado. La electricidad parec?a chisporrotear bajo mi palma, sorprendi?ndome tanto que casi me alejo. Sin embargo, de alguna manera mantuve mi agarre firme. "Cadence", dije, su nombre que pareci? m?s como una pregunta. "?S??". "Siento haberte espiado. No quise hacerlo". A la luz de la luna, pude ver su rostro sonrojarse ante mis palabras, y su piel se calent? bajo mi mano. "Est? bien", dijo con timidez, tom?ndome por sorpresa. "Gracias por intentar… um, salvarme". Mi mano se mantuvo en su brazo por un momento m?s, antes de que ella retrocediera lentamente y estuviera fuera de mi alcance. Dejado solo en el muelle, vi como Cadence y Dahlia desaparec?an en la cubierta del bosque. 4 CADENCE Sub? los escalones de entrada a la caba?a que compart?a con mis padres, con Dahlia en mis talones. Arroj? mi mochila y la radio a mis pies, me sent? en el columpio del porche y me acomod? para mirar el campamento. Estaba tranquilo ahora, todos los nuevos estudiantes probablemente ya estaban dormidos. El d?a de apertura en el Campamento Riley siempre era emocionante. Lo esperaba todos los a?os, pero era agotador. Combinar eso con las temperaturas anormalmente altas que Virginia estaba experimentando, tambi?n me estaba drenando f?sicamente. Comprend? por qu? este a?o mis padres me hab?an dado la responsabilidad de organizar a los estudiantes el d?a de llegada. A su edad, nunca habr?an sido capaces de soportar este calor, esperando para saludar a los autobuses llenos de estudiantes. Saqu? una botella de agua de mi mochila, la abr? y tom? un trago. El agua estaba tibia ya que no hab?a estado en hielo desde esa ma?ana, pero al menos me estaba hidratando. A pesar de haberme sumergido un instante, el alivio del lago fresco hab?a sido de corta duraci?n. Mi cuerpo ya estaba sobrecalentado por el camino de regreso a la caba?a. Por impulso, ahuequ? una de mis manos, le ech? un poco de agua y luego me la ech? sobre la cara en un intento de refrescarme. Dahlia me mir? con curiosidad, luego lami? las gotas que llov?an frente a sus patas. Pod?a escuchar las voces de mis padres que sal?an por las ventanas abiertas de la caba?a. Mi madre hablaba entusiasmada sobre los planes que ten?a para los estudiantes al d?a siguiente. Mi padre, siempre tan alentador, estaba de acuerdo con sus planes y hac?a algunas sugerencias m?s. "Vamos ni?a. Vamos adentro y escuchemos todo sobre lo que mam? est? planeando", dije y me agach? para alborotar una de las orejas de Dahlia. Su cola se movi? mientras se pon?a de pie. Siguiendo su ejemplo, me acerqu? a la puerta con pantalla de madera y entramos. Encontr? a mi padre sentado en la vieja mesa de cocina de roble con una copa de bourbon, escuchando a mi madre con gran atenci?n. Era el ep?tome de todo lo bueno: un esposo fiel y trabajador, y un padre siempre presente. Mi madre, siempre firme y en?rgica, paseaba y agitaba los brazos con entusiasmo. Su cabello canoso estaba recogido en el habitual nudo apretado en la parte superior de su cabeza, y su peque?a figura parec?a perdida bajo la larga camisa de dormir que llevaba. Mi padre asinti? con la cabeza de acuerdo con lo que ella acababa de decir, ambos se giraron para mirar en mi direcci?n cuando entr?. "?Oh, Cadence! ?Por fin has vuelto! ?C?mo te fue hoy?". Mi madre pregunt? con entusiasmo. "Bastante bien, especialmente teniendo en cuenta que esta era la primera vez que lo hac?a yo sola. Algunos problemas t?cnicos, pero los resolv?". "?Oh? ?Como qu??". Ella levant? una ceja con curiosidad. "No sab?a qu? hacer con los nuevos muchachos que fueron agregados a la lista del campamento en el ?ltimo minuto. Decid? asignarlos para trabajar en el mantenimiento del campamento con pap?". "Tambi?n los puse a la tarea esta noche", intervino mi padre. "Parecen chicos buenos y trabajadores. Hicieron lo que les ped?, sin hacer preguntas. Creo que funcionar?n bien este verano". "S? claro. Creo que van a ser un problema", murmur?. "Dudo que los muchachos de la UNM sean capaces de ser trabajadores resistentes". "?UNM?", dijeron mis padres al un?sono. "Universidad de Ni?os Mimados", aclar?. Mi madre se ech? a re?r, un sonido largo y melodioso, y no pude evitar sonre?r. "Oh, Cadence, dales tiempo. ?Cu?ntas veces te he dicho que no juzgues un libro por su portada?". "Conf?a en m?, mam?, son un par de chistosos. Estos muchachos no son buenos". "Bueno, trata de mantener una mente abierta. Si tienes alg?n problema, aseg?rate de informarnos". "Lo har?", promet?. "Entonces, cu?ntame sobre tu reuni?n con los l?deres del campamento. ?Pudiste finalizar tus planes para el verano? ?Te has decidido por una producci?n?". Mi madre aplaudi?, su entusiasmo era evidente. "?La reuni?n fue maravillosa! ?Probablemente fue la m?s productiva que he tenido hasta la fecha! Tenemos algunos genios creativos con nosotros este a?o, ?y no puedo esperar para comenzar! Solo le estaba contando a tu padre al respecto. Si?ntate y te pondr? al corriente". Saqu? una silla de la mesa de la cocina y me instal? para escuchar a mi madre explicar la producci?n musical del a?o en curso. Ella les hab?a dado a los l?deres una opci?n entre ‘West Side Story’ y ’Singin ’in the Rain’, y se hab?an decidido por la asignaci?n c?mica. Mientras que uno de los l?deres estaba extasiado sobre a qui?n elegir?an para interpretar los papeles de Don Lockwood, Kathy Sheldon y Cosmo Brown, otro de los l?deres no pod?a esperar para comenzar a ense?ar la partitura musical nominada al Premio de la Academia. Extasiada por su entusiasmo, no pude evitar sentir asombro por sus muchos logros. No era solo el campamento de m?sica. Mi madre ten?a ?xito en todo lo que se propon?a hacer. Mis padres eran originarios de Nueva York. Mi madre hab?a sido actriz en Broadway y tambi?n bastante famosa. Mi padre no era de los que actuaban, pero era bueno con sus manos. Hab?a subido la escalera en el Teatro Imperial y gestionado el equipo de escena para la producci?n de ‘Minnie’s Boys’. Mi madre interpret? a Minnie y el resto, como dicen, era historia. Su compromiso fue corto para los est?ndares modernos: se casaron tres meses posteriores a su primera reuni?n. Con ideas j?venes y rom?nticas, hicieron un viaje por carretera a Virginia, queriendo que su luna de miel fuera lejos de la agitada vida de Nueva York. Sonre? melanc?licamente al recordar las muchas veces que hablaron sobre los largos paseos que hab?an hecho entre los vastos ?rboles verdes, mirando las hermosas puestas de sol. Hab?an estado en una de sus caminatas cuando tropezaron con un pueblo minero abandonado. Mi madre se enamor? de su singularidad y se entristeci? al ver que lo hab?an dejado en la ruina. A?os m?s tarde, despu?s de luchar para quedar embarazada, mi madre decidi? que hab?a terminado con su carrera en el escenario. Ella culp? de sus muchos abortos involuntarios a la rigurosidad del teatro. Dejando todo atr?s, volvieron a Virginia y compraron el casco antiguo del que se hab?an enamorado tantos a?os atr?s. Sin embargo, el teatro todav?a segu?a en su sangre, por lo que convirtieron la ciudad en un campamento de verano para j?venes dotados creativamente. Debido a la notoriedad de mi madre, los estudiantes llegaban cada verano, ansiosos por tener la oportunidad de aprender de la gran Claudine Benton-Riley. La impresi?n que dej? en muchos fue genial. Si bien no compart?a sus talentos musicales o esc?nicos, esperaba que alg?n d?a pudiera impactar a tantos como ella. Despu?s de escuchar a mi madre continuar durante casi una hora, mir? el reloj de pared en la cocina. Eran cerca de las once. Mi padre ya se hab?a acostado hac?a treinta minutos. Por mucho que el entusiasmo de mi madre fuera contagioso, las seis y media llegar?an muy temprano. Pareci? notar que me estaba quedando sin vapor cuando me entregu? a un bostezo. "Creo que es hora de que te vayas a la cama, Cadence. Pareces cansada, y he hablado lo suficiente por una noche". Ella me sonri? suavemente. "Lo siento, mam?. Sabes que me encanta escucharte hablar sobre los acontecimientos en el campamento, pero me levant? muy temprano esta ma?ana". "No te preocupes por eso", se despidi? con un movimiento de su peque?a mano. "S? que has tenido un largo d?a". Me puse de pie y camin? hacia donde estaba sentada mi madre. Envolviendo mis brazos alrededor de ella, le di un breve abrazo y la bes? en la frente. "Buenas noches, mam?". "Buenas noches cari?o". Al entrar en mi habitaci?n, el aire fr?o de la unidad de aire acondicionado de la ventana me asalt?. Cuando comenc? a quitarme la ropa, me di cuenta de lo pegajosa que se sent?a mi piel. Entre el sudor y el agua del lago, definitivamente necesitaba una ducha antes de poder meterme debajo de las s?banas limpias de mi cama. Mir? el c?modo colch?n doble con nostalgia, sabiendo que no tendr?a tiempo para lavar las s?banas ma?ana. Con un suspiro, agarr? una toalla y mi pijama y me dirig? al ba?o en nuestra caba?a. En ese momento, no pens? que hubiera estado tan agradecida con mi padre por agregar una ducha a nuestra residencia privada. Solo pensar en caminar a la zona de ba?os me hac?a sentir a?n m?s sudorosa. La fatiga parec?a hacer que me dolieran los huesos f?sicamente, pero me sent? m?s como un ser humano nuevamente despu?s de la ducha. Me sequ? el cabello con una toalla y luego lo asegur? r?pidamente en una trenza francesa suelta. Me puse un par de pantalones cortos de algod?n y una camiseta sin mangas, volv? a la cocina para apagar las luces. Justo cuando estaba a punto de regresar a mi habitaci?n, not? que Dahlia estaba parada junto a la puerta principal. Normalmente ella estar?a acurrucada en su mont?n de mantas en la esquina de mi habitaci?n a esta hora de la noche. "?Necesitas salir, ni?a? ?Bebiste demasiada agua del lago?". Su cola se movi? y empuj? su nariz hacia la puerta. "Est? bien, vamos. Pero s? r?pida al respecto". Destrab? la cerradura de la puerta principal, la abr? y Dahlia se acerc? a la parte trasera de la caba?a. Sabiendo que tardar?a unos minutos en encontrar el lugar perfecto para hacer sus negocios, me sent? en el escal?n superior del porche y esper?. Despu?s de unos momentos, escuch? un crujido cerca del porche y mir? para ver qu? era. Dahlia deb?a haberlo escuchado tambi?n porque vino saltando desde la parte trasera de la caba?a y se fue como un disparo. "?Dahlia!". Llam? en un susurro fuerte. Entonces vi lo que hab?a causado el crujido. Un conejo. ?Maldici?n! La persegu?, temiendo llamarla demasiado alto porque no quer?a despertar a mis padres ni a nadie m?s. Fue in?til. Ella entraba y sal?a de la maleza, olisqueando a un ritmo r?pido, decidida a atrapar a su presa. La amaba, pero cuando el sudor comenz? a correr por mi espalda, quise estrangularla. "Demasiado para la ducha", murmur? para m? misma. Cuando finalmente la alcanc?, la agarr? por el cuello y la rega??. Su cabeza se inclin? y su cola se hundi? entre sus piernas. Al instante me sent? culpable por rega?arla, aunque no deb? haberlo hecho. Despu?s de todo, ella no hab?a huido de m?. Sacud? mi cabeza. Demasiado para la ducha. Murmur? para m? misma. "Cachorro, ?cu?ndo aprender?s? ?Los conejos son mucho m?s r?pidos que t?!". Su cola se movi?. Claramente, todo fue perdonado. Me re? entre dientes y le indiqu? que me siguiera de regreso a casa, a mi cama. El sue?o me llamaba. Un destello de luz atrap? el rabillo de mi ojo, y me gir? para ver de d?nde ven?a. Alguien hab?a encendido la luz en el granero. Ser?a extra?o si Fitz acabara de entrar. Deber?a haber regresado de su peque?a aventura de esp?as hac?a alg?n tiempo. ?A d?nde habr?a ido despu?s de salir del lago? Hab?a visto a Devon charlando con uno de los instructores de m?sica del campamento, as? que tal vez no era Fitz en absoluto. Tal vez era su compa?ero regresando tarde. O, ?y si hubiera algo mal, como, algo muy grave? Una punzada de culpa me golpe? por hacerlos dormir en el granero. El aire nocturno era como sauna y, a diferencia de todas las caba?as, no hab?a unidades de aire acondicionado en las ventanas del granero para enfriarlas. ?Y si uno de ellos ten?a un golpe de calor? O, peor. ?Y si uno de ellos se desmay? por el calor y cay? de la escalera al desv?n? El granero no estaba tan lejos de mi caba?a. Solo me asegurar?a de que todo estuviera bien, luego me ir?a a la cama. Al menos, eso es lo que me dije. Atra?da como una polilla hacia una llama, me alej? lentamente de la cama que me hab?a estado llamando unos segundos antes y me dirig? hacia la luz. La curiosidad que sent?a era casi una compulsi?n. En cuesti?n de minutos, me encontr? a las afueras del granero, mirando hacia la ventana donde hab?a visto la luz. No estaba segura de si me sent?a culpable por espiar o si revisar a un invitado era de alguna manera mi deber. Solo sab?a que no pod?a ignorarlo. Vi a Fitz aparecer a la vista, estaba de espaldas a m?, la mayor parte de ?l ocupaba casi todo el marco de la ventana. Su cabello corto estaba en completo desorden, la parte superior sobresal?a salvajemente como si hubiera estado pasando sus manos violentamente por ?l. De repente, se volvi? para mirar por la ventana. En p?nico, borde? detr?s de un ?rbol cercano. No pude distinguir su expresi?n, pero no pens? que me hubiera visto. Mir? por la ventana por un tiempo antes de acercarse y presionar sus palmas contra la repisa de la ventana. Baj? la cabeza entre los hombros. Casi parec?a triste, y no pude evitar preguntarme de qu? ten?a que estar triste este ni?o privilegiado. Despu?s de un tiempo, Fitz se alej? de la ventana y la luz se apag?. No estaba segura de qu? me hab?a forzado a dirigirme hacia el granero en primer lugar. Mis preocupaciones eran tontas. Todo estaba bien. Sinti?ndome culpable, me alej? de las sombras y me volv? a casa. Dahlia me sigui?, brincando alegremente cuando encontr? un palo en el camino. "No chica. No m?s buscar. Es hora de ir a la cama". Ella se quej? por un momento, pero sab?a las reglas. Cuando le quit? el palo de la boca, ella comenz? a gru?ir. "?Dahlia! ?No te atrevas a gru?irme!". Luego escuch? el chasquido de una ramita a mi izquierda, y me di cuenta de que no me estaba gru?endo a m? en absoluto. Una advertencia alete? por mis entra?as, como si fuera llevada en alas. El cabello en la parte posterior de mi cuello se eriz? y la piel de gallina apareci? por mis brazos. Probablemente sea solo otro conejo. Se rompi? otra ramita y supe que no estaba sola. Alguien estaba por los gruesos ?rboles que bordeaban el camino. Trat? de mirar a trav?s de la oscuridad, pero el exuberante dosel de las hojas del techo bloque? la luz de la luna y me hizo dif?cil ver. "?Hola? ?Hay alguien ah??". Llam?. Nadie respondi?. Dahlia continu? gru?endo en un retumbar bajo mientras me ven?an a la mente im?genes de cada pel?cula de terror que hab?a visto. Actualmente estaba interpretando el papel de la persona est?pida en la pel?cula, la que sal?a a la oscuridad sola, para ser capturada y comida por un grupo de zombies. "No es educado espiar a las personas, cari?o", dijo una voz detr?s de m?. Casi salt? de mi piel, las palabras hicieron que mi pulso golpeara violentamente en mis o?dos. Conoc?a la voz que repet?a mis palabras de hac?a unas horas. No era un zombie carn?voro en absoluto. Los zombis no llamaban a las personas ‘cari?o’. Era Fitz. 5 CADENCE Con el coraz?n acelerado por una mezcla de paranoia y verg?enza, lentamente me volv? hacia Fitz. "No me llames as?. Y no estaba espiando. Dahlia fue tras un conejo. Tuve que perseguirla". Eso era cierto. M?s o menos. Simplemente no agregu? que en lugar de dirigirme a casa despu?s de atraparla, segu? caminando hacia la luz en el granero, preocupada de que pudiera haber ocurrido alg?n tipo de accidente tr?gico. Sin embargo, me condenar?a si admit?a eso. En cambio, levant? la barbilla y respond? con una pregunta. "?Qu? haces afuera y a esta hora de la noche? Deber?as estar en la cama". Mi tono sonaba m?s acusador y de mam? gallina de lo que pretend?a, pero no parec?a molesto. Tampoco me respondi?. ?l solo dio un paso m?s cerca, luego otro. Deseaba que mis pies se alejaran de ?l, pero no pod?a moverme. Por mucho que no lo entend?a, ?l me afectaba. Desde la primera vez que lo mir? a los ojos grises, la atracci?n fue instant?nea. Era como el tipo que ves en las pel?culas o lees en los libros, y me hac?a sentir todo tipo de cosas extra?as. Pero lo sab?a mejor. Era un chico, y los chicos eran una distracci?n que no necesitaba. A?n as?, no pod?a negar la misteriosa atracci?n magn?tica que sent?a hacia ?l. Vi la forma arrogante y posesiva en que me miraba. No era mi imaginaci?n. Me di cuenta de que Fitzgerald Quinn estaba acostumbrado a salirse con la suya con todas las chicas que se cruzaban en su camino. Eso me daba m?s razones para alejarme. "No es seguro pasear sola por la noche", advirti? Fitz. "No estoy paseando", dije un poco demasiado r?pido. Mi voz sonaba entrecortada y ligeramente aguda. Me aclar? la garganta e intent? sonar m?s segura. "Conozco mi camino por aqu?. Es mi segunda casa. He pasado todos los veranos aqu? desde que nac?. Adem?s, no estoy sola. Dahlia est? conmigo". Mir? a Dahlia. Ella ya no estaba gru?endo y sosten?a otro palo en su boca. No me di cuenta cuando lo hab?a recogido. Con la cola movi?ndose expectante, ella era siempre implacable en la b?squeda de jugar a buscar. "Por alguna raz?n, no creo que sea un gran perro guardi?n", se ri? entre dientes. Fue un sonido bajo y gutural que me hizo sentir un poco d?bil en las rodillas. Cuando sus ojos se movieron de Dahlia hacia m?, sigui? la l?nea de mi cuerpo y se detuvo en mi pecho. Segu? su mirada. Estaba vestida para ir a la cama, usando nada m?s que unos pantalones cortos blancos y una camiseta rosa que no dejaba mucho a la imaginaci?n. Ahora, con ?l, parado a escasos cent?metros de m?, encontr? que mi aliento se volv?a m?s superficial con cada momento que pasaba. Sent? que mis pezones se pon?an a prueba bajo su escrutinio, hurgando visiblemente a trav?s del fino material de algod?n. Mortificada, cruc? los brazos sobre mi pecho y encontr? la fuerza para dar un paso atr?s. Fitz al menos tuvo la decencia de parecer avergonzado por haber sido atrapado. Apart? los ojos, se aclar? la garganta y murmur? una disculpa. Di otro paso atr?s, muy consciente de la forma en que mis pechos traidores me apretaban la camisa. Fitz extendi? una mano hacia m?. "Cadence, espera". "Necesito llegar a casa y acostarme, Fitz. Deber?as hacer lo mismo". "No, yo…", se detuvo, pareciendo confundido. "Lo dije en serio cuando dije que no deber?as estar aqu? sola. D?jame acompa?arte a casa". ?Acompa?arme a casa? ?Qu? hay con este tipo y su complejo salvador? En el lago, parec?a realmente preocupado por mi seguridad. Tal como ahora. "Estoy bien, de verdad. Conozco estos bosques. No vivo lejos", insist?. "Cadence, voy a acompa?arte a casa". Su tono era asertivo, sin darme una opci?n. Ladeando la cabeza hacia un lado con curiosidad, lo mir?. Tanto sus palabras como sus acciones me hicieron hacer una pausa. Quiz?s lo juzgu? con demasiada dureza. Me vinieron a la mente los consejos de mi madre sobre no juzgar un libro por su portada. A?n as?, por la forma en que Fitz se hab?a acercado a m? despu?s de salir del autob?s, nadie pod?a culparme por suponer que no era m?s que arrogante y problem?tico. Pero tal vez, solo tal vez, hab?a m?s en ?l de lo que pensaba originalmente. Mir? alrededor. La caba?a que compart?a con mis padres estaba fuera de los caminos principales, situada entre el Sal?n del Creador y el granero. Siempre me sent?a segura en el campamento, a pesar del hecho de que estaba lleno de extra?os reci?n llegados. Por lo que supon?a, uno de ellos pod?a ser un asesino con hacha disfrazado. Lo dudaba, pero a?n as?. Quiz?s no deber?a ser tan ingenua y tener un poco de precauci?n. "Muy bien, Fitz. Mi caba?a est? a la vuelta de la curva". ?l asinti? y comenzamos a caminar en un silencio inc?modo. "Entonces", dijo despu?s de unos minutos, interrumpiendo el extra?o silencio que se instal? entre nosotros. "Ese lugar del lago es bastante sorprendente". "S?, lo es", estuve de acuerdo. "?Vas all? a menudo?". "Normalmente voy por las tardes con Dahlia. A veces, solo quiero ir a nadar un momento o escuchar m?sica. Es el ?nico lugar donde puedo subir el volumen sin que mi mam? me diga que lo baje. Otras veces, es un lugar tranquilo para estudiar". "?Estudiar? ?No acabas de decir que solo pasas los veranos aqu??", pregunt?, sonando sorprendido. "Estoy tomando algunos cursos universitarios de educaci?n en el hogar a trav?s de la American University, durante el verano para poder avanzar. Si puedo, me gustar?a obtener mi maestr?a en trabajo social en cinco a?os". "Eso es ambicioso. Trabajo social, ?eh? No hay mucho dinero por hacer all?". "El dinero no lo es todo, y quiero ayudar a la gente", respond? encogi?ndome de hombros. "Ambicioso y noble", reflexion?. Yo frunc? el ce?o. Fitz dec?a las mismas cosas que mis padres me hab?an dicho. A mi madre le hubiera encantado verme seguir sus pasos y dedicarme a las artes, pero no era para m?. Mi padre solo quer?a que yo fuera feliz, pero estaba preocupado por la deuda del pr?stamo estudiantil con el que estar?a atada. Si bien apoyaban mis elecciones, se preocupaban. Comprend? por qu?, pero ellos no entend?an mi inclinaci?n. Quer?a salir y hacer una diferencia en el mundo. Podr?a estresarme por los pr?stamos m?s tarde. Casi expres? mis pensamientos, pero lo pens? mejor. Fitz proven?a de una familia acomodada. No podr?a entender el significado de la carga financiera. Apret? los labios con fuerza, sinti?ndome un poco inc?moda. Un cambio de tema, uno que no fuera sobre m?, estar?a en orden. Normalmente era una persona muy privada, pero en solo unos pocos minutos, este chico me hizo revelar demasiado sobre m? misma. "?Y qu? hay contigo? ?Cu?l es tu especialidad?". Yo pregunt?. "Obtuve una doble especializaci?n en ciencias pol?ticas y relaciones p?blicas. Me gradu? en mayo pasado con doble licenciatura". "?Vas a continuar con la maestr?a?". "?Yo? S?, claro", dijo con desd?n. Luego se ri? como si encontrara la idea de la educaci?n continua absolutamente absurda. "M?s escuela no est? en las cartas para m?". "?Por qu? lo haces sonar como un chiste? No hay nada divertido en tratar de progresar, Fitz". Disminuy? el paso y lo mir?. La mirada que me dirigi? fue sombr?a. Cuando volvi? a hablar, su voz era vacilante. "No se trata de tratar de mejorarme a m? mismo. Es solo que, incluso si quisiera continuar con mi educaci?n, no puedo. Realmente no tengo otra opci?n en el asunto. Mi padre…". Se apag?, y esper? expectante a que terminara. "Digamos que tiene otros planes para m?". Quer?a preguntar cu?les eran esos planes, pero hab?a algo en su tono que detuvo mis preguntas. Parec?a amargado casi, y pens? que era mejor no entrometerse. Nos conocimos hac?a doce horas, despu?s de todo. No era de mi incumbencia. "Entonces, ?qu? opinas sobre el Campamento Riley hasta ahora?". Pregunt?, cambiando deliberadamente el tema a algo un poco menos inc?modo. Est?bamos casi en mi caba?a, y estaba agradecida de tener que mantener la peque?a charla por otro minuto o dos. "No est? mal. En mi opini?n, es demasiado pintoresco y parecido a un pueblo como para ser llamado un campamento. Cuando descubr? que ven?a aqu?, estaba imaginando tiendas de campa?a y cosas as?. Sin embargo, el lugar del lago es genial", dijo con indiferencia. "Si no te importa, puedo aparecer all? por la noche de vez en cuando. Me gusta el lugar". Pens? en su declaraci?n y en lo que podr?a significar, y a lo que podr?a conducir. La idea de que ?l viniera a mi lugar, entrometerse en m? espacio, me molest? de inmediato, y respond? sin pensar. "En realidad, me importa. Ese lugar es privado para m?, Fitz. Si comienzas a aparecer, los estudiantes o los l?deres del campamento podr?an encontrarlo y pensar que est? bien que ellos tambi?n vayan all?". "Bien, bien. No hay necesidad de rega?arme", dijo, levantando las manos en se?al de rendici?n. ?Lo hab?a rega?ado? Si lo hice, no hab?a sido mi intenci?n. Sonre? t?midamente. "Lo siento. Es solo que… bueno, lo pensar?", admit?. "Pero si acepto, no se lo puedes contar a nadie m?s". ?Realmente estaba de acuerdo en pensarlo? ?Me hab?a vuelto loca? Mir? en su direcci?n solo para ver una lenta sonrisa en su rostro. No se pod?a negar que estaba celebrando una peque?a victoria como resultado de mi concesi?n. Imb?cil. A?n as?, no retir? lo que hab?a dicho. Me qued? en silencio, sin saber qu? hacer con este misterioso chico que hab?a tratado de ser mi caballero con una armadura brillante dos veces en una noche. Pod?a sentir sus ojos sobre m? mientras camin?bamos. Algo extra?o entre nosotros dos que no pod?a explicar. Era como si me estuviera enganchando con algo invisible con cada mirada que me robaba. Mi coraz?n lat?a y mi piel estaba cubierta de un brillo pegajoso de sudor, solo que esta vez no era por el aire h?medo. Cuando llegamos a mi caba?a, Dahlia subi? los escalones. "Este debe ser tu lugar", observ? Fitz. "S?, este es". "Est? bien, bueno… um", dud?. "Supongo que aqu? es donde te digo que tengas una buena noche". Era extra?o. Casi sent? que acababa de llevarme a casa desde una primera cita, y este era ese extra?o momento en el que no estaba segura de si el chico iba a besarme. Estudi? su rostro, definitivamente estaba mirando mi boca. Oh diablos, no. ?No se permiten besos, amigo! R?pidamente me apart?, por si acaso. "Gracias, Fitz. Igualmente. Y gracias por acompa?arme de regreso". "Por supuesto. No hay problema. Te ver? despu?s". "S?, tal vez". Me encog? de hombros de manera no comprometida. Incapaz de mantener un real contacto visual, me di la vuelta y agit? mi mano sobre mi hombro. "Buenas noches, Fitz". Una vez que estuve a salvo dentro de la caba?a, cerr? la puerta un poco demasiado r?pido, la madera hizo un fuerte golpe contra el marco. Otro d?a, puede que me hubiera preocupado el ruido que pod?a despertar a mis padres, hoy no era ese d?a. Estaba demasiado ocupada saboreando el alivio que sent?a al poder poner algo de espacio entre Fitz y yo. El encuentro en el lago, la caminata inesperada y esos penetrantes ojos grises… Fitz y su encanto de chico malo eran demasiado dif?ciles de resistir. Me apoy? contra la parte de atr?s de la puerta y exhal? con un suspiro. Necesitaba poner una barrera para detener ese tir?n magn?tico. Nada bueno saldr?a de ver m?s a Fitzgerald Quinn, de eso estaba segura. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=57160116&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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