×òî æå åñòü ó ìåíÿ? Äûðû â äðàíûõ êàðìàíàõ, Òðè ìîðùèíû íà ëáó, Äà èñò¸ðòûé ïÿòàê... Íî íå æàëêî íè äíÿ- Ìíå ñóäüáîþ ïðèäàííûõ, Õîòü ïîðîé ÿ æèâó Ïîïîäàÿ â ïðîñàê. Âñ¸ ÷òî åñòü ó ìåíÿ: Ñîâåñòü, ÷åñòü è óìåíüå. ß îòäàì íå ñêóïÿñü- Ïðîñòî òàê çà ïóñòÿê. Çà ïîñòåëü ó îãíÿ, Äîáðîòó áåç ñòåñíåíüÿ. È çà òî, ÷òî ïðîñòÿñü, Íå çàáûòü ìíå íè êàê... Âñ¸ ÷

Una Vez Enfriado

Una Vez Enfriado Blake Pierce Un Misterio de Riley Paige #8 ?Una obra maestra del g?nero de thriller y misterio! El autor hizo un buen trabajo desarrollando a los personajes psicol?gicamente. Los describe tan bien que sientes que est?s en sus mentes, sientes sus temores y te alegras por sus ?xitos. La trama es muy inteligente y el libro te mantendr? entretenido de principio a fin. Este libro te mantendr? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Opiniones de libros y pel?culas, Roberto Mattos (Una vez desaparecido) UNA VEZ ENFRIADO es el libro #8 de la serie exitosa de misterio de Riley Paige, que comienza con UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1), ?una descarga gratuita con m?s de 900 opiniones de cinco estrellas! Hay un caso sin resolver que ha atormentado a la agente especial Riley Paige durante toda su carrera, permaneciendo en los rincones de su mente, oblig?ndola a volver a ?l una y otra vez. Finalmente ha logrado sacarse de su mente el ?nico caso que jam?s ha resuelto. Hasta que recibe una llamada de la madre de la v?ctima asesinada. Eso anima a Riley a enfrentar el caso una vez m?s y no darse por vencida hasta encontrar respuestas. Sin embargo, Riley apenas tiene tiempo para respirar cuando recibe una pista de otro caso enfriado, uno que la afecta a?n m?s, si es posible. Es una pista que promete resolver el caso del asesinato de su propia madre. Y viene de Shane Hatcher. Un thriller psicol?gico oscuro con suspenso emocionante, UNA VEZ ENFRIADO es el libro #8 de una nueva serie fascinante, con un nuevo personaje querido, que te dejar? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche. El Libro #9 de la serie de Riley Paige estar? disponible pronto. U N A V E Z E N F R I A D O (UN MISTERIO DE RILEY PAIGE—LIBRO 8) B L A K E P I E R C E Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambi?n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con tres libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros), de la serie de misterio psicol?gico de CHLOE FINE (que cuenta con dos libros) y de la serie de misterio psicol?gico de JESSE HUNT (que cuenta con tres libros). Blake Pierce es un ?vido lector y fan de toda la vida de los g?neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, as? que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com) para saber m?s y mantenerte en contacto. Derechos de autor © 2017 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. Todos los derechos reservados. Excepto seg?n lo permitido bajo la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976, ninguna parte de esta publicaci?n podr? ser reproducida, distribuida, transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en una base de datos o sistema de recuperaci?n, sin el permiso previo del autor. Este libro electr?nico est? disponible solo para tu disfrute personal. Este libro electr?nico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustar?a compartir este libro con otra persona, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si est?s leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regr?salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaci?n del autor o se emplean como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de GongTo, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE JESSE HUNT LA ESPOSA PERFECTA (Libro #1) LA CALLE PERFECTA (Libro #2) LA CASA PERFECTA (Libro #3) SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE Al LADO (Libro #1) LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2) CALLEJ?N SIN SALIDA (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE SI ELLA SUPIERA (Libro #1) SI ELLA VIERA (Libro #2) SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE VIGILANDO (Libro #1) ESPERANDO (Libro #2) ATRAYENDO (Libro #3) SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) UNA VEZ CAZADO (Libro #5) UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6) UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7) UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8) UNA VEZ ACECHADO (Libro #9) UNA VEZ PERDIDO (Libro #10) UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11) UNA VEZ ATADO (Libro #12) UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13) UNA VEZ LATENTE (Libro #14) SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) ANTES DE QUE DESEE (Libro #3) ANTES DE QUE ARREBATE (Libro #4) ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5) ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6) ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7) ANTES DE QUE CACE (Libro #8) ANTES DE QUE SE APROVECHE (Libro #9) ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10) ANTES DE QUE SE DESCUIDE (Libro #11) SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK UNA RAZ?N PARA MATAR (Libro #1) UNA RAZ?N PARA HUIR (Libro #2) UNA RAZ?N PARA ESCONDERSE (Libro #3) UNA RAZ?N PARA TEMER (Libro #4) UNA RAZ?N PARA RESCATAR (Libro #5) UNA RAZ?N PARA ATERRARSE (Libro #6) SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1) UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2) UN RASTRO DE VICIO (Libro #3) UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4) UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5) CONTENIDO PR?LOGO (#u5611dca2-c6aa-452f-8bd9-1d63e684e69b) CAP?TULO UNO (#ua4519bf4-f2ae-59ca-b6d4-8f5a30814d2f) CAP?TULO DOS (#u8d27b4a1-9dd5-53dd-a750-c7aecfa508fb) CAP?TULO TRES (#u2c7c6b8d-c9d5-586a-a7f0-7c093b71440b) CAP?TULO CUATRO (#u5d2a16b6-f647-5053-8375-85d00a465244) CAP?TULO CINCO (#u21742f4f-9ba8-5d10-ae61-b130ef1b36bb) CAP?TULO SEIS (#u32e75965-49f7-5518-94a6-99a0cc686f03) CAP?TULO SIETE (#u3c3363bc-07ea-5407-9eb3-858e79f85c6d) CAP?TULO OCHO (#u34b27be6-0b36-500c-b880-c29760822004) CAP?TULO NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIEZ (#litres_trial_promo) CAP?TULO ONCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DOCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TRECE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CATORCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO QUINCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTID?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTITR?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTES?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTESIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo) CAPITULO TREINTA Y OCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO CUARENTA Y UNO (#litres_trial_promo) PR?LOGO El hombre entr? en el Bar Patom y se encontr? rodeado por una espesa nube de humo de cigarrillo. Todo estaba tenue, una vieja canci?n de heavy metal sonaba por los altavoces y ya se estaba sintiendo impaciente. El lugar estaba demasiado caliente, demasiado abarrotado de gente. Se estremeci? cuando oy? una risita a su lado. Se dio la vuelta para ver un juego de dardos que estaba siendo jugado por cinco borrachos. Junto a ellos unas personas estaban jugando billar americano. Entre m?s pronto saliera de all?, mejor. Mir? alrededor de la sala por solo unos segundos antes de que sus ojos se iluminaron ante una mujer joven sentada en el bar. Ten?a un rostro lindo y llevaba el pelo corto. Estaba demasiado bien vestida para ese tipo de lugar. “Es perfecta”, pens? el hombre. Se acerc? al bar, se sent? en el taburete junto a ella y sonri?. “?Cu?l es tu nombre?”, pregunt?. Se dio cuenta de que no pod?a o?r su propia voz por encima del ruido general. Ella lo mir?, le devolvi? la sonrisa, se?al? a sus o?dos y neg? con la cabeza. Repiti? la pregunta m?s fuerte, moviendo los labios de una manera exagerada. Ella se inclin? hacia ?l. Casi gritando, dijo: “Tilda. ?Cu?l es el tuyo?”. “Michael”, dijo no tan alto. Obviamente no era su verdadero nombre, pero eso ni siquiera importaba. Dudaba de que pod?a escucharlo. No parec?a importarle. Mir? su bebida, que estaba casi vac?a. Parec?a una margarita. Mir? el vaso y dijo en una voz muy alta: “?Quieres otra?”. Sin dejar de sonre?r, la mujer llamada Tilda neg? con la cabeza. Pero ella no estaba tratando de sac?rselo de encima. Estaba seguro de ello. ?Era el momento para un movimiento audaz? Alcanz? una servilleta de papel y sac? un bol?grafo del bolsillo de su camisa. Escribi? sobre la servilleta de papel... “?Quieres ir a otro lugar?”. La mujer mir? el mensaje y su sonrisa se ensanch?. Vacil? por un momento, pero ?l se dio cuenta de que ella estaba buscando un buen rato. Y parec?a estar satisfecha de haberlo encontrado. Para su deleite, ella asinti?. Antes de irse, cogi? una caja de f?sforos con el nombre del bar. La necesitar?a m?s adelante. La ayud? a ponerse el abrigo y salieron a la calle. El aire fresco de primavera y el silencio repentino era sorprendente despu?s de todo el ruido y el calor de adentro. “Guau”, dijo mientras caminaba con ?l. “Casi qued? sorda all?”. “Supongo que no pasas mucho rato ah?”, dijo. “No”, dijo ella. No dio m?s detalles, pero estaba seguro de que esta era su primera vez en el Bar Patom. “Yo tampoco”, dijo. “Tremendo bar de mala muerte”. “No tienes que decirlo dos veces”. “Tremendo bar de mala muerte”, dijo. Ambos se echaron a re?r. “Ese es mi auto”, dijo, se?alando. “?Ad?nde te gustar?a ir?”. Ella vacil? de nuevo. Luego, con un brillo p?caro en los ojos, dijo: “Sorpr?ndeme”. Ahora sab?a que su suposici?n anterior hab?a sido acertada. Realmente hab?a venido aqu? en busca de un buen rato. Bueno, pero ?l tambi?n. Abri? la puerta del copiloto de su auto, y ella entr?. ?l se puso al volante y comenz? a conducir. “?Ad?nde vamos?”, pregunt?. Con una sonrisa y un gui?o, respondi?: “Me dijiste que te sorprendiera”. Se ech? a re?r. Su risa sonaba nerviosa, pero contenta. “Supongo que vives aqu? en Greybull”, dijo. “Aqu? nac? y aqu? me criaron”, dijo. “No creo haberte visto antes. ?Vives por aqu??”. “No muy lejos”, dijo. Se ech? a re?r de nuevo. “?Qu? te trae a este pueblito aburrido?”. “Negocios”. Ella lo mir? con una expresi?n de curiosidad, pero no le pregunt? m?s nada al respecto. Al parecer no estaba muy interesada en conocerlo bien. Eso se adecuaba muy bien a sus prop?sitos. Se detuvo en el estacionamiento de un motel s?rdido llamado Motel Maberly. Se estacion? en frente a la habitaci?n 34. “Ya alquil? esta habitaci?n”, dijo. Ella no dijo nada. Luego, despu?s de un breve silencio, pregunt?: “?Est?s de acuerdo?”. Ella asinti? con cierto nerviosismo. Entraron en la habitaci?n juntos. Mir? a su alrededor. La habitaci?n hed?a a rancio, y las paredes estaban decoradas con pinturas feas. Se acerc? a la cama y apret? su mano contra el colch?n, comprobando su firmeza. ?Estaba disgustada con la habitaci?n? No estaba seguro. El gesto lo hizo enojar, y mucho. No sab?a por qu?, pero algo dentro de ?l se quebrant?. Normalmente no har?a nada hasta tenerla desnuda en la cama. Pero no pod?a aguantarse. Cuando se dio la vuelta para dirigirse al ba?o, le cerr? el paso. Sus ojos se abrieron, se ve?a alarmada. Antes de que pudiera reaccionar, la empuj? sobre la cama. Comenz? a retorcerse, pero ?l era mucho m?s fuerte que ella. Ella trat? de gritar, pero ?l agarr? una almohada y la puso sobre su rostro. ?l sab?a que todo terminar?a pronto. CAP?TULO UNO De repente, las luces se encendieron en la sala de conferencias, y los ojos de la agente Lucy Vargas comenzaron a arderle. Los estudiantes sentados a su alrededor empezaron a murmurar en voz baja. Lucy hab?a estado muy centrada en el ejercicio de imaginar un asesinato real desde el punto de vista del asesino, y se le hizo dif?cil volver a la realidad. “OK, vamos a hablar de lo que vieron”, dijo la instructora. La instructora no era otra que la mentora de Lucy, la agente especial Riley Paige. Lucy en realidad no era una estudiante de la clase, que era para los cadetes de la Academia del FBI. Solo hab?a venido a escuchar, como lo hac?a de vez en cuando. Todav?a era bastante nueva en la UAC, y le parec?a que Riley Paige era una fuente de inspiraci?n e informaci?n ilimitada. Tomaba cada oportunidad que pod?a de aprender de ella, y tambi?n de trabajar con ella. La agente Paige les hab?a dado a los estudiantes los detalles de un caso de asesinato que se hab?a enfriado hace unos veinticinco a?os. Tres mujeres j?venes fueron asesinadas en el centro de Virginia. El asesino fue apodado el ‘Asesino de la caja de f?sforos’ porque dej? cajas de f?sforos junto con los cuerpos de las v?ctimas. Las cajas de f?sforos eran de bares cerca de Richmond. Tambi?n dej? servilletas impresas con los nombres de los moteles donde las mujeres fueron asesinadas. A pesar de ello, la investigaci?n de esos lugares no hab?a llevado a nada. La agente Paige les hab?a dicho a los estudiantes que usaran su imaginaci?n para recrear uno de los asesinatos. “Denle rienda suelta a su imaginaci?n”, les hab?a dicho la agente Paige antes de empezar. “Visualicen muchos detalles. No se preocupen por tratar de averiguarlo todo. Pero traten de acertar el panorama general, el ambiente, el estado de ?nimo, el escenario”. Luego hab?a apagado las luces por diez minutos. Ahora que las luces estaban encendidas de nuevo, la agente Paige se paseaba frente a la sala de conferencias. Ella dijo: “En primer lugar, h?blenme un poco del Bar Patom. ?C?mo era?”. Alguien subi? la mano en medio de la sala. La agente Paige le pidi? al alumno que hablara. “El lugar no era elegante, pero estaba tratando de parecer m?s elegante de lo que era”, dijo. “Mesas cerradas con poca luz a lo largo de las paredes. Alg?n tipo de acolchado blando en todas partes, gamuza, tal vez”. Lucy se sinti? desconcertada. No se hab?a imaginado al bar as?. La agente Paige sonri? un poco. No le dijo al estudiante si hab?a acertado o no. “?Algo m?s?”, pregunt? la agente Paige. “Hab?a m?sica bajita”, dijo otro estudiante. “Jazz, tal vez”. Pero Lucy record? que se hab?a imaginado el estruendo de m?sica rock de los a?os 70 y 80. ?Ser? que se hab?a equivocado? “?Y el Motel Maberly?”, pregunt? la agente Paige. “?C?mo era?”. Una estudiante levant? la mano y la agente Paige la escogi?. “Un poco pintoresco y parecido a otros moteles de su tipo”, dijo la joven. “Y bastante viejo. Data de antes de la mayor?a de las franquicias de moteles comerciales”. Otro estudiante tom? la palabra. “Pienso igual”. Otros estudiantes expresaron su acuerdo. Una vez m?s, a Lucy le llam? la atenci?n lo diferente que se hab?a imaginado el lugar. La agente Paige sonri? un poco. “?Cu?ntos de ustedes comparten estas impresiones generales, tanto del bar como del motel?”. La mayor?a de los estudiantes levantaron la mano. Lucy estaba empezando a sentirse un poco inc?moda ahora. “Traten de acertar el panorama general”, les hab?a dicho la agente Paige. ?Se hab?a equivocado por completo? ?Todos los miembros de la clase hab?an acertado excepto ella? Luego la agente Paige coloc? algunas im?genes en la pantalla en frente de la clase. Primero coloc? un grupo de fotograf?as del Bar Patom, una foto tomada de noche desde el exterior que mostraba un letrero de ne?n en la ventana, y otras fotos de su interior. “Este es el bar”, dijo la agente Paige. “O al menos as? fue en la ?poca de los asesinatos. No estoy segura de c?mo se ve ahora, o siquiera si a?n existe”. Lucy se sinti? aliviada. Se parec?a mucho a como ella lo hab?a imaginado, un bar de mala muerte con paredes con paneles baratos y tapicer?a de cuero artificial. Incluso hab?a un par de mesas de billar y una diana, justo como hab?a supuesto. En las fotos se ve?a una espesa nube de humo de cigarrillo. Los estudiantes jadearon de lo sorprendidos que estaban. “Ahora vamos a echarle un vistazo al Motel Maberly”, dijo la agente Paige. M?s fotos aparecieron. El motel se ve?a igual de s?rdido como Lucy lo hab?a imaginado, no muy viejo, pero en muy mal estado. La agente Paige rio un poco. “Algo no cuadra aqu?”, dijo. Todos los estudiantes se echaron a re?r nerviosamente. “?Por qu? visualizaron los lugares de esa forma?”, pregunt? la agente Paige. Ella llam? a una joven que levant? la mano. “Bueno, nos dijo que el asesino se le acerc? a la v?ctima en un bar”, dijo. “Para m?, eso me suena como un ‘bar para solteros’. De esos que son un poco cursi, pero que al menos intentan verse elegantes. Simplemente no se me vino a la mente un bar de mala muerte de clase trabajadora”. Otro estudiante dijo: “Lo mismo con el motel. ?El asesino no la llevar?a a un lugar m?s bonito, aunque solo para enga?arla?”. Lucy comenz? a sonre?r. “Ahora lo entiendo”, pens?. La agente Paige not? que ella estaba sonriendo y le devolvi? la sonrisa. Ella dijo: “Agente Vargas, ?d?nde nos equivocamos?”. Lucy dijo: “Todo el mundo olvid? tomar en cuenta la edad de la v?ctima. Tilda Steen solo ten?a veinte a?os. Las mujeres que van a bares de solteros generalmente son mayores, treinta?eras o de mediana edad, a menudo divorciadas. Es por eso que se imaginaron mal el bar”. La agente Paige asinti? con la cabeza. “Contin?a”, le dijo. Lucy pens? por un momento. “Dijiste que la chica era de una familia de clase media bastante s?lida de un pueblito ordinario. Juzgando por la imagen que nos mostraste anteriormente, ella era atractiva, y estoy casi segura que la invitaban a salir frecuentemente. Entonces, ?por qu? se dej? conquistar en un bar de mala muerte como el Patom? Para m?, estaba aburrida. Fue deliberadamente a un lugar que podr?a ser un poco peligroso”. “Y se encontr? con m?s peligro del que jam?s se imagin?”, pens? Lucy. Pero ella no dijo esa ?ltima parte en voz alta. “?Qu? podemos aprender de lo que acaba de pasar?”, le pregunt? la agente Paige a la clase. Un estudiante levant? la mano y dijo: “Cuando est?s reconstruyendo un crimen mentalmente, aseg?rate de tomar en cuenta toda la informaci?n que tienes. No dejes nada por fuera”. La agente Paige se ve?a satisfecha. “As? es”, dijo. “Un detective tiene que tener una imaginaci?n muy viva, tiene que ser capaz de entrar en la mente de un asesino. Pero eso no es f?cil. Pasar por alto un solo detalle puede hacerte perder el rastro. Eso puede hacer la diferencia entre resolver el caso y no resolverlo en absoluto”. La agente Paige hizo una pausa, y luego a?adi?: “Y este caso jam?s fue resuelto. No se sabe si jam?s lo ser?. Despu?s de veinticinco a?os, se ha enfriado bastante el rastro. Un hombre mat? a tres mujeres j?venes, y es bastante probable que a?n est? por ah?, libre”. La agente Paige dej? que sus palabras surtieran efecto un momento. “Eso es todo por hoy”, dijo. “Saben lo que tienen que leer para la pr?xima clase”. Los estudiantes salieron de la sala de conferencias. Lucy decidi? quedarse un rato para charlar con su mentora. La agente Paige le sonri? y dijo: “Hiciste un buen trabajo”. “Gracias”, dijo Lucy. Estaba muy contenta. El m?s m?nimo elogio de Riley Paige significaba mucho para ella. Luego la agente Paige dijo: “Pero ahora quiero que pruebes algo un poco m?s avanzado. Cierra tus ojos”. Lucy lo hizo. En una voz baja y firme, la agente Paige le dio m?s detalles. “Despu?s de matar a Tilda Steen, el asesino la enterr? en una tumba poco profunda. ?Puedes describirme c?mo sucedi? eso?”. Como lo hizo durante el ejercicio, Lucy trat? de meterse en la mente del asesino. “Dej? el cuerpo tendido en la cama, luego sali? por la puerta de la habitaci?n”, dijo Lucy en voz alta. “Inspeccion? sus alrededores cuidadosamente. No vio a nadie, as? que llev? su cuerpo a su auto y lo tir? en el asiento trasero. Luego se dirigi? a una zona boscosa, a un lugar que conoc?a bastante bien, pero que no quedaba muy cerca de la escena del crimen”. “Contin?a”, dijo la agente Paige. Sus ojos todav?a cerrados, Lucy pudo sentir la frialdad met?dica del asesino. “Detuvo el auto en un sitio dif?cil de ver. Luego sac? una pala de su maletero”. Lucy se sinti? confundida por un momento. Era de noche, as? que ?c?mo hab?a logrado el asesino adentrarse en el bosque? No ser?a f?cil llevar una linterna, una pala y un cad?ver. “?Fue una noche de luna?”, pregunt? Lucy. “S?”, dijo la agente Paige. Lucy se sinti? alentada. “Cogi? la pala con una mano y arroj? el cuerpo sobre su hombro con la otra. Camin? hacia el bosque. Sigui? su camino hasta encontrar un lugar lejano”. “?Un lugar lejano?”, pregunt? la Agente Paige, interrumpiendo el ensue?o de Lucy. “Definitivamente”, dijo Lucy. “Abre tus ojos”. Lucy lo hizo. La agente Paige estaba guardando todo en su malet?n para irse. Ella dijo: “En realidad, el asesino llev? el cuerpo al bosque que quedaba al otro lado de la carretera. Solo adentr? el cuerpo de Tilda unos pocos pies en el matorral. F?cilmente pudo haber visto las luces de los autos de la carretera, y probablemente utiliz? la luz de un poste de luz para enterrar a Tilda. Y no la enterr? muy bien, m?s bien la cubri? con m?s rocas que tierra. Un ciclista not? el hedor unos d?as m?s tarde y llam? a la polic?a. El cuerpo fue f?cil de encontrar”. Lucy estaba boquiabierta. “?Por qu? no se esforz? m?s en ocultar el asesinato?”, pregunt?. “No entiendo”. Cerrando su malet?n, la agente Paige frunci? el ce?o con pesar. “Yo tampoco”, dijo. “Nadie lo entiende”. La agente Paige cogi? su malet?n y sali? de la sala de conferencias. Lucy detect? amargura y decepci?n en su caminar. Aunque la agente Paige siempre emanaba aires de indiferencia, este caso enfriado definitivamente segu?a atorment?ndola. CAP?TULO DOS Durante la cena de esa noche, Riley Paige no pudo sacarse al ‘Asesino de la caja de f?sforos’ de su mente. Hab?a usado ese caso enfriado como un ejemplo para su clase porque pronto recibir?a una llamada respecto a ?l. Riley trat? de concentrarse en el delicioso estofado guatemalteco que Gabriela hab?a preparado para ellos. Su ama de llaves y ayudante general era una cocinera maravillosa. Riley esperaba que Gabriela no se diera cuenta de que le estaba costando disfrutar de la cena de esta noche. Pero las chicas s? se dieron cuenta, obviamente. “?Qu? pasa, mam??”, pregunt? April, la hija de quince a?os de Riley. “?Te pas? algo?”, pregunt? Jilly, la ni?a de trece a?os que Riley ten?a la esperanza de adoptar. Desde su asiento al otro lado de la mesa, Gabriela tambi?n contemplaba a Riley con preocupaci?n. Riley no sab?a qu? decir. La verdad era que sab?a que ser?a recordada del ‘Asesino de la caja de f?sforos ma?ana’, que recibir?a la misma llamada que recib?a todos los a?os. No ten?a sentido tratar de sacarlo de su mente. Pero a ella no le gustaba llevar su trabajo a casa. A veces, a pesar de todos sus esfuerzos, incluso hab?a puesto a sus seres queridos en peligro. “No es nada”, dijo ella. Las cuatro comieron en silencio durante unos momentos. April finalmente dijo: “Es pap?, ?verdad? Te molesta que no est? en casa de nuevo esta tarde”. La pregunta sorprendi? a Riley. Las ausencias recientes de su esposo hab?an estado preocup?ndola ?ltimamente. Ella y Ryan se hab?an esforzado mucho para tratar de reconciliarse, incluso despu?s de un divorcio doloroso. Ahora su progreso parec?a estar desmoron?ndose, y Ryan hab?a estado pasando m?s y m?s tiempo en su propia casa. Pero la verdad era que no hab?a estado pensando en ?l en este momento. ?Qu? dec?a eso de ella? ?Ya se sent?a indiferente a su relaci?n casi fallida? ?Se hab?a dado por vencida? Sus tres compa?eras todav?a la estaban mirando, esperando que dijera algo. “Es un caso”, dijo Riley. “Siempre me molesta durante esta ?poca del a?o”. Los ojos de Jilly se abrieron con entusiasmo. “?Cu?ntanos sobre ?l!”, dijo. Riley se pregunt? cu?nto le deb?a decir a las ni?as. No quer?a describirle los detalles del asesinato a su familia. “Es un caso sin resolver”, dijo. “Una serie de asesinatos que ni la polic?a local ni el FBI fueron capaces de resolver. Llevo a?os tratando de resolverlo”. Jilly estaba que saltaba de su silla. “?C?mo lo vas a resolver?”. La pregunta hiri? a Riley un poco. Obviamente no era la intenci?n de Jilly ser hiriente, sino todo lo contrario. La chica estaba orgullosa de que su madre fuera una agente de la ley. Y todav?a pensaba que Riley era una especie de superh?roe que jam?s podr?a fallar. Riley sofoc? un suspiro. “Quiz?s es hora de decirle que no siempre atrapo a los malos”, pens?. En vez, Riley simplemente dijo: “No s?”. Esa era la verdad. Pero hab?a una cosa que Riley s? sab?a. El vig?simo quinto aniversario de la muerte de Tilda Steen era ma?ana, y no ser?a capaz de sacarlo de su mente en el corto plazo. Riley se sinti? aliviada cuando comenzaron a conversar de la cena deliciosa que Gabriela les hab?a preparado. La mujer guatemalteca y las chicas empezaron a hablar en espa?ol, y a Riley le cost? seguir la conversaci?n. Pero eso estaba bien. April y Jilly estaban estudiando espa?ol, y April estaba comenzando a dominarlo. A Jilly todav?a le costaba el idioma, pero Gabriela y April la estaban ayudando. Riley sonri? mientras observaba y escuchaba. “Jilly se ve bien”, pens?. Ella era una ni?a flaca de piel oscura, pero ya no quedaban rastros de esa ni?a abandonada que Riley hab?a rescatado de las calles de Phoenix hace unos meses. Estaba saludable, y parec?a estar adapt?ndose bien a su nueva vida con Riley y su familia. Y April estaba resultando ser una hermana mayor perfecta. Estaba recuper?ndose bien de los traumas que hab?a enfrentado. A veces, cuando miraba a April, Riley sent?a que estaba mir?ndose en un espejo, un espejo que mostraba su propio ser adolescente. April ten?a los ojos color avellana y el pelo oscuro de Riley, aunque obviamente no ten?a las canas que estaban empezando a cubrir el pelo de su madre. Riley sinti? un momento de tranquilidad. “Tal vez estoy haciendo un buen trabajo como madre”, pens?. Sin embargo, esa tranquilidad se desvaneci? r?pidamente. El misterioso ‘Asesino de la caja de f?sforos’ segu?a al acecho en su mente. * Despu?s de la cena, Riley subi? a su habitaci?n y oficina. Ella se sent? en su computadora y respir? profundamente, tratando de relajarse. Pero la tarea que le esperaba era un poco desconcertante. Parec?a rid?culo que se estuviera sintiendo as?. Despu?s de todo, hab?a cazado y luchado contra decenas de asesinos peligrosos a lo largo de los a?os. Su propia vida hab?a sido amenazada m?s veces de las que pod?a contar. “Hablar con mi hermana no deber?a afectarme tanto”, pens?. Pero no hab?a visto a Wendy en... ?Cu?ntos a?os hab?an pasado? La ?ltima vez que vio a su hermana fue de ni?a. Sin embargo, Wendy se hab?a comunicado con ella despu?s de la muerte de su padre. Hab?an hablado por tel?fono, analizando la posibilidad de reunirse en persona. Pero Wendy viv?a muy lejos en Des Moines, Iowa, y a?n no hab?an podido finiquitar todo. Finalmente hab?an acordado hacer una videollamada a esta hora. Para prepararse, Riley mir? una foto enmarcada que estaba sobre su escritorio. La hab?a encontrado entre las pertenencias de su padre despu?s de su muerte. Era una foto de Riley, Wendy y su madre. All? Riley ten?a unos cuatro a?os, y Wendy era una adolescente. Las ni?as y su madre se ve?an felices. Riley no recordaba cu?ndo o d?nde hab?a sido tomada esa foto. Y tampoco pod?a recordar un momento en el que su familia hab?a sido feliz. Sus manos fr?as y temblorosas, tecle? la direcci?n de video de Wendy. La mujer que apareci? en la pantalla podr?a haber sido una perfecta desconocida. “Hola, Wendy”, dijo Riley con timidez. “Hola”, respondi? Wendy. Se quedaron mir?ndose en silencio durante unos momentos inc?modos. Riley sab?a que Wendy ten?a cincuenta a?os, era diez a?os mayor que ella. Se ve?a bastante bien para su edad. Era un poco corpulenta y se ve?a totalmente convencional. Su cabello no parec?a estar canoso como el de Riley. Pero Riley dudaba de que esa fuera su color natural. Riley mir? la foto y luego volvi? a mirar a Wendy. Su hermana se parec?a un poco a su madre. Riley sab?a que ella se parec?a m?s a su padre. No estaba muy orgullosa de la semejanza. “Bueno”, dijo Wendy para romper el silencio. “?Qu? has hecho... estas ?ltimas d?cadas?”. Riley y Wendy se echaron a re?r. Incluso su risa se sent?a tensa e inc?moda. Wendy pregunt?: “?Est?s casada?”. Riley suspir? en voz alta. ?C?mo pod?a explicar lo que estaba pasando entre ella y Ryan cuando ni siquiera ella lo entend?a? Dijo: “Bueno, como dicen los chicos estos d?as: ‘Es complicado’. Y realmente lo es”. Se echaron a re?r nerviosamente de nuevo. “?Y t??”, pregunt? Riley. Wendy parec?a estar empezando a relajarse un poco. “Loren y yo estamos a punto de cumplir veinticinco a?os de matrimonio. Los dos somos farmac?uticos, y somos due?os de nuestra propia farmacia. Loren la hered? de su padre. Tenemos tres hijos. El menor, Barton, est? en la universidad. Thora y Parish est?n casados ya. Supongo que Loren y yo somos unos padres t?picos con sus hijos ya crecidos”. Riley sinti? una extra?a punzada de melancol?a. La vida de Wendy no hab?a sido nada como la de ella. De hecho, la vida de Wendy aparentemente hab?a sido completamente normal. Justo como lo hab?a hecho con April durante la cena, volvi? a sentir ganas de mirarse en el espejo. Excepto que este espejo no era el de su pasado. Era el de una persona en la que alguna vez pudo haberse convertido, pero que ahora jam?s podr?a ser. “?Y t??”, pregunt? Wendy. “?Tienes hijos?”. Una vez m?s, Riley se sinti? tentada a decir... “Es complicado”. En vez, dijo: “Dos. Tengo una de quince a?os, April. Y estoy en el proceso de adoptar a otra. Se llama Jilly y tiene trece a?os”. “?Adopci?n! M?s personas deber?an hacer eso. Bien por ti”. Riley no sent?a que merec?a ser felicitada. Quiz?s se sentir?a mejor si pudiera estar segura de que Jilly crecer?a en una familia con dos padres. En este momento, eso estaba en veremos. Pero Riley decidi? no hablar de todo eso con Wendy. En cambio, hab?a ciertas cosas de las que necesitaba hablar con su hermana. Y tem?a que podr?a ser inc?modo. “Wendy, sabes que pap? me dej? su caba?a en su testamento”, dijo. Wendy asinti?. “Yo s?”, dijo. “Me enviaste unas fotos. Parece un lugar agradable”. Las palabras eran un poco discordantes... “… un lugar agradable”. Riley hab?a estado all? varias veces, m?s recientemente despu?s de la muerte de su padre. Pero sus recuerdos del lugar no eran nada agradables. Su padre la compr? cuando se retir? como coronel de la marina. Riley la recordaba como la casa de un anciano solo y malo que odiaba a casi todo el mundo, y un hombre al que casi todo el mundo odiaba tambi?n. La ?ltima vez que Riley lo vio realmente se entraron a golpes. “Creo que fue un error”, dijo. “?Que fue un error?”. “Dejarme la caba?a a m?. Fue un error de su parte. Debi? hab?rtela dejado a ti”. Wendy se ve?a realmente sorprendida. “?Por qu??”, pregunt?. Riley sinti? todo tipo de emociones desagradables brotando en su interior. Se aclar? la garganta. “Porque estuviste con ?l al final, cuando estuvo en cuidados paliativos. T? lo cuidaste. Incluso te encargaste de todo despu?s de su funeral, y de todas las cosas legales. Yo no estuve all?. Yo…”. Casi se atragant? con sus siguientes palabras. “No creo que podr?a haber hecho eso. Las cosas no estaban bien entre nosotros”. Wendy sonri? con tristeza. “Las cosas no estaban bien entre ?l y yo tampoco”. Riley sab?a que era verdad. Pobre Wendy. Pap? la hab?a golpeado mucho, y ella huy? de casa para siempre a los quince a?os. Y, sin embargo, Wendy tuvo la decencia de cuidar de pap? al final. Riley no lo hizo, y no pod?a evitar sentirse culpable por ello. Riley dijo: “No s? cu?nto vale la caba?a. Debe valer algo. Quiero que la tengas”. Los ojos de Wendy se abrieron. Se ve?a alarmada. “No”, dijo ella. La brusquedad de su respuesta sorprendi? a Riley. “?Por qu? no?”, pregunt? Riley. “Simplemente no puedo. Yo no la quiero. M?s bien quiero olvidarlo por completo”. Riley sab?a exactamente c?mo se sent?a porque ella se sent?a igual. Wendy agreg?: “V?ndela y guarda el dinero. Quiero que lo hagas”. Riley no sab?a qu? decir. Afortunadamente, Wendy cambi? de tema. “Antes de morir, pap? me dijo que eras una agente de la UAC. ?Cu?nto tiempo llevas all??”. “Unos veinte a?os”, dijo Riley. “Creo que pap? estaba orgulloso de ti”. Riley dej? escapar una risa amarga. “No, no lo estaba”, dijo. “?C?mo lo sabes?”. “Me lo hizo saber. Ten?a su propia forma de comunicar ese tipo de cosas”. Wendy suspir?. “Supongo que tienes raz?n”, dijo Wendy. Un inc?modo silencio cay? entre ellas. Riley se pregunt? de qu? deb?an hablar. Despu?s de todo, llevaban muchos a?os sin hacerlo. ?Deber?an intentar encontrar la forma de reunirse en persona de nuevo? Riley no pod?a imaginar viajar a Des Moines solo para ver a esta extra?a llamada Wendy. Y estaba segura de que Wendy sent?a lo mismo acerca de ir a Fredericksburg. Despu?s de todo, ?qu? podr?an tener en com?n? En ese momento, el tel?fono de escritorio de Riley son?. Se sinti? agradecida por la interrupci?n. “Debo contestar”, dijo Riley. “Entiendo”, dijo Wendy. “Gracias por ponerte en contacto”. “Gracias a ti”, dijo Riley. Finalizaron la llamada y Riley contest? su tel?fono. Riley dijo hola, y luego escuch? la voz de una mujer. “Hola… ?Qui?n habla?”. “?Qui?n es?”, pregunt? Riley. En ese momento cay? un silencio. “?Est? Ryan?”, pregunt? la mujer. Sus palabras sonaban mal articuladas ahora. Riley se sent?a bastante segura de que la mujer estaba borracha. “No”, dijo Riley. Ella vacil? un momento. Despu?s de todo, podr?a ser una clienta de Ryan. Pero sab?a que no lo era. La situaci?n era demasiado familiar. Riley dijo: “No llames a este n?mero de nuevo”. Ella colg?. Estaba muy enojada. “Se est? repitiendo el mismo ciclo”, pens?. Marc? el n?mero de la casa de Ryan. CAP?TULO TRES Cuando Ryan contest? el tel?fono, Riley no perdi? tiempo en llegar al grano. “?Est?s saliendo con alguien m?s, Ryan?”, pregunt?. “?Por qu??”. “Una mujer llam? preguntando por ti”. Ryan vacil? antes de preguntar: “?Te dio su nombre?”. “No. Colgu?”. “No debiste haber hecho eso. Pudo haber sido una clienta”. “Estaba borracha, Ryan. Y era personal, era evidente por su voz”. Parec?a que Ryan no sab?a qu? decir. Riley repiti? la pregunta, “?Est?s saliendo con alguien m?s?”. “L-lo siento”, tartamude? Ryan. “No s? c?mo encontr? tu n?mero. Debe ser un error”. “Es que es obvio que hubo un error”, pens? Riley. “No est?s respondiendo mi pregunta”, dijo. Ryan estaba empezando a sonar enfadado. “?Y qu? si estoy saliendo con alguien m?s? Riley, nunca llegamos a un acuerdo que ser?amos exclusivos”. Riley qued? pasmada. No, no recordaba haber hecho ning?n acuerdo de ese tipo. Pero, a?n as?... “Solo supuse que...”, comenz?. “Tal vez supusiste lo que no debiste”, interrumpi? Ryan. Riley trat? de mantener la calma. “?Cu?l es su nombre?”, pregunt?. “Lina”. “?Es serio?”. “No lo s?”. El tel?fono estaba temblando en la mano de Riley. Ella dijo: “?No crees que es hora de que te decidas?”. En ese momento cay? un silencio. Finalmente, Ryan dijo: “Riley, he tenido la intenci?n de hablar contigo sobre esto. Necesito un poco de espacio. Todo esto de ser una familia… Pens? que estaba preparado, pero no es as?. Quiero disfrutar de mi vida. Deber?as tomarte un tiempo para disfrutar de la tuya tambi?n”. Riley o?a un tono demasiado familiar en su voz. “Est? de mujeriego de nuevo”, pens?. Estaba disfrutando de su nuevo romance, alej?ndose de Riley y su familia. Se hab?a visto muy cambiado recientemente, m?s comprometido y responsable. Debi? haberse dado cuenta desde el principio que no durar?a. No hab?a cambiado en absoluto. “?Qu? vas a hacer ahora?”, pregunt?. Ryan parec?a estar aliviado de estar expresando sus sentimientos. “Mira, todo esto de estar yendo y viniendo de tu casa y la m?a no est? funcionando. Se siente demasiado temporal. Creo que lo mejor es que me vaya”. “April va a estar molesta”, dijo Riley. “Lo s?. Pero resolveremos las cosas. Seguir? pasando tiempo con ella. Y estar? bien. Ha pasado por cosas peores”. La volubilidad de Ryan estaba enojando a Riley cada vez m?s. Sent?a que estaba a punto de estallar. “?Y qu? de Jilly?”, dijo Riley. “Est? muy encari?ada contigo. Cuenta contigo. La ayudas con un mont?n de cosas, como su tarea. Ella te necesita. Est? pasando por tantos cambios, y es dif?cil para ella”. Hubo otra pausa. Riley sab?a que Ryan estaba a punto de decir algo que en realidad no le iba a gustar. “Riley, Jilly fue tu decisi?n. Te admiro por ello. Pero yo nunca decid? asumir esa responsabilidad. Una adolescente con problemas es demasiado para m?. No es justo”. Por un momento, Riley estaba demasiado furiosa que ni pod?a hablar. Ryan hab?a vuelto a su h?bito de solo preocuparse por sus propios sentimientos. Todo esto era in?til. “Ven a buscar tus cosas”, dijo ella con los dientes apretados. “Aseg?rate de venir cuando las chicas est?n en la escuela. Quiero que te lleves todas tus cosas tan pronto como sea posible”. Ella colg? el tel?fono. Se levant? de su escritorio y se pase? por la habitaci?n, hirviendo de rabia. Anhelaba alguna forma de drenar su rabia, pero no hab?a nada que pudiera hacer ahora mismo. Sab?a que le esperaba una noche de insomnio. Pero ma?ana s? que podr?a hacer algo para drenar todo lo que estaba sintiendo. CAP?TULO CUATRO Riley sab?a que se aproximaba un ataque, y que ser?a de cerca. Podr?a venir de cualquier parte de estos espacios laber?nticos. Camin? cuidadosamente por un pasillo estrecho del edificio abandonado. Pero los recuerdos de la noche anterior segu?an invadiendo su mente… “Necesito un poco de espacio”, le hab?a dicho Ryan. “Todo eso de ser una familia… Pens? que estaba preparado para ello, pero no es as?. Quiero disfrutar de mi vida”. Riley estaba enojada. Su enojo no era solo con Ryan, sino consigo misma por permitir que tales pensamientos la distrajeran. “Conc?ntrate”, se dijo a s? misma. “Tienes que derribar a un hombre malvado”. Y la situaci?n era sombr?a. La colega m?s joven de Riley, Lucy Vargas, ya hab?a sido herida. El compa?ero de Riley, Bill Jeffreys, se hab?a quedado con ella. Los dos estaban en una esquina detr?s de Riley, manteniendo a raya los tiradores que se aproximaban. Riley oy? una r?faga de tres disparos del rifle de Bill. Se le aproximaba el peligro, as? que no pod?a voltearse para ver lo que estaba ocurriendo. “?Cu?l es tu situaci?n, Bill?”, dijo en voz alta. Ahora oy? una serie de disparos semiautom?ticos. “Uno menos, faltan dos”, le respondi? Bill. “Voy a acabar con estos tipos, ya ver?s. Y tengo cubierta a Lucy, ella va a estar bien. Sigue adelante. El tipo que est? adelante es bueno. Muy bueno”. Bill ten?a raz?n. Riley no pod?a ver al tirador que estaba adelante, pero ya le hab?a dado a Lucy, quien era una excelente tiradora. Si Riley no acababa con ?l, era probable que los matar?a a los tres. Mantuvo su M4 levantada y lista. No hab?a manejado un arma de asalto en mucho tiempo, as? que todav?a se estaba acostumbrando a su volumen y peso. Ante ella se extend?a el pasillo con todas sus puertas abiertas. El tirador podr?a estar en cualquiera de esas habitaciones. Estaba decidida a encontrarlo y hacerlo volar antes de que pudiera hacer m?s da?o. Riley se desliz? por la pared, movi?ndose hacia la primera puerta. Esperando que estuviera all?, se alej? de la abertura, alarg? el arma y dispar? una r?faga de tres asaltos adentro. El arma se sacudi? fuertemente en sus manos. Luego se coloc? delante de la puerta y dispar? otra r?faga de tres disparos. Esta vez presion? la culata contra su hombro, absorbiendo el retroceso. Ella baj? su arma y vio que la habitaci?n estaba vac?a. Se dio la vuelta para asegurarse de que el pasillo a?n estuviera despejado y se qued? all? por un momento considerando su siguiente movimiento. Adem?s de ser peligroso, verificar sala por sala de esta forma la har?a desperdiciar munici?n valiosa. Pero, en este momento, parec?a no tener otra opci?n. Si el tirador estaba en una de esas habitaciones, estaba a punto de matar a quien tratara de pasar por la puerta abierta. Se detuvo por un momento para verificar sus propias reacciones f?sicas. Estaba agitada y nerviosa. Su coraz?n lat?a con fuerza. Estaba respirando fuerte y r?pidamente. Pero ?era por adrenalina o por la ira de la noche anterior? Record? una vez m?s… “?Y qu? si estoy saliendo con alguien m?s?”, hab?a dicho Ryan. “Riley, nunca llegamos a un acuerdo de que ser?amos exclusivos”. ?l le hab?a dicho que el nombre de la mujer era Lina. Riley se pregunt? qu? edad ten?a. Probablemente era demasiado joven. Las mujeres de Ryan siempre eran demasiado j?venes. “Maldita sea, ?deja de pensar en ?l!”. Estaba reaccionando como una novata est?pida. Tuvo que recordarse a s? misma qui?n era ella. Era Riley Paige, y era respetada y admirada por todos. Ten?a a?os de formaci?n y trabajo de campo. Hab?a pasado por muchas situaciones dif?ciles. Hab?a quitado vidas y hab?a salvado vidas. Siempre manten?a la calma ante el peligro. Entonces ?c?mo pod?a dejar que Ryan la afectara as?? Se sacudi? f?sicamente, tratando de sacar las distracciones de su cabeza. Se arrastr? hacia la habitaci?n de al lado, dispar? una r?faga alrededor del marco de la puerta, dio un paso directamente en la habitaci?n y apret? el gatillo de nuevo. En ese mismo momento, su rifle se atasc?. “Maldita sea”, dijo Riley en voz alta. Por suerte, el tirador no estaba en esa habitaci?n tampoco. Pero ella sab?a que su suerte podr?a acabarse en cualquier momento. Baj? la M4 y sac? su pistola Glock. En ese momento, vio un destello de movimiento. Vio al hombre parado en la puerta, apunt?ndola directamente con el rifle. Instintivamente, Riley cay? al suelo y rod?, evitando sus disparos. Luego se puso de rodillas y dispar? tres veces, prepar?ndose para el retroceso con cada ronda. Las tres balas impactaron al tirador, quien cay? de espaldas al suelo. “?Lo tengo!”, le grit? a Bill. Observ? la figura cuidadosamente y no vio ninguna se?al de vida. Todo hab?a acabado. Luego Riley se puso de pie y se quit? el casco de realidad virtual con sus gafas, auriculares y micr?fono. El tirador desapareci?, junto con el laberinto de pasillos. Estaba en una sala del tama?o de una cancha de baloncesto. Bill estaba cerca, y Lucy estaba a sus pies. Bill y Lucy tambi?n estaban quit?ndose sus cascos. Al igual que Riley, llevaban puesto mucho equipo, incluyendo correas alrededor de sus mu?ecas, codos, rodillas y tobillos que rastreaban sus movimientos en la simulaci?n. Ahora que sus compa?eros no eran marionetas simuladas, Riley se detuvo un momento para apreciar su presencia en la vida real. Parec?an un par impar, uno de ellos maduro y s?lido, la otra joven e impulsiva. Pero ambos eran sus personas favoritas en el mundo. Riley ya hab?a trabajado con Lucy en el campo m?s de una vez, y sab?a que pod?a contar con ella. La joven agente de ojos oscuros y piel oscura siempre parec?a brillar desde el interior, irradiando energ?a y entusiasmo. Por el contrario, Bill ten?a la edad de Riley y, aunque sus cuarenta a?os lo estaban frenando un poco, todav?a era un agente de campo de primera categor?a. “Sigue siendo bastante apuesto tambi?n”, se record? a s? misma. Por un momento se pregunt?... Ahora que las cosas estaban derrumb?ndose entre ella y Ryan, ?tal vez ella y Bill podr?an...? Pero no, sab?a que era una idea terrible. En el pasado, ella y Bill hab?an hecho tantos esfuerzos torpes para empezar algo serio, y los resultados siempre hab?an sido desastrosos. Bill era un gran compa?ero y su mejor amigo. Ser?a est?pido echar a perder todo eso. “Buen trabajo”, le dijo Bill a Riley. Estaba sonriendo. “S?, me salvaste la vida, agente Paige”, dijo Lucy, riendo. “Sin embargo, no puedo creer que me dej? meter un tiro. ?Fall? al tipo cuando estuvo justo en frente de m?!”. “Para eso est? este sistema”, le dijo ??Bill a Lucy, d?ndole palmaditas en la espalda. “Hasta los agentes muy experimentados tienden a fallar sus objetivos a corto alcance, dentro de diez pies de distancia. La RV te ayuda a lidiar con ese tipo de problemas”. Lucy dijo: “Bueno, no hay nada como tomar una bala virtual en el hombro para ense?arte una lecci?n”. Se frot? el hombro, donde el equipo hab?a hecho que le ardiera la piel para hacerle saber que le hab?an disparado. “Es mejor que una real”, dijo Riley. “De todos modos, te deseo una pronta recuperaci?n”. “?Gracias!”, dijo Lucy, riendo de nuevo. “Ya me siento mejor”. Riley enfund? la pistola modelo y recogi? el rifle de asalto falso. Record? el retroceso brusco que sinti? cuando dispar? las armas. Y el edificio abandonado hab?a sido detallado y v?vido. A?n as?, Riley se sent?a extra?amente vac?a e insatisfecha. Pero eso obviamente no era culpa ni de Bill ni de Lucy. Y estaba agradecida de que se hab?an tomado tiempo libre esta ma?ana para acompa?arla en este ejercicio. “Gracias por aceptar hacer esto conmigo”, dijo. “Supongo que necesitaba desahogarme”. “?Te sientes mejor?”, pregunt? Lucy. “S?”, dijo Riley. No era cierto, pero supuso que una mentirita no har?a da?o. “?Qu? les parece si vamos a tomarnos una taza de caf??”, pregunt? Bill. “Suena genial”, dijo Lucy. Riley neg? con la cabeza. “Hoy no, gracias. En otro momento. Vayan ustedes”. Bill y Lucy salieron de la enorme sala de realidad virtual. Por un momento, Riley se pregunt? si tal vez deber?a ir con ellos despu?s de todo. “No, ser?a p?sima compa??a”, pens?. Las palabras de Ryan segu?an haciendo eco en su mente... “Riley, Jilly fue tu decisi?n”. Ryan realmente era un desalmado por darle la espalda a Jilly. Pero Riley no estaba enojada ahora. En vez se sent?a muy triste. Pero ?por qu?? Poco a poco entendi?... “Nada de esto es real. Toda mi vida es una farsa”. Sus esperanzas de ser una familia de nuevo con Ryan y las ni?as solo hab?a sido una ilusi?n. “Igual que esta condenada simulaci?n”. Cay? de rodillas y comenz? a sollozar. Le tom? unos minutos recomponerse. Agradecida de que nadie hab?a visto su colapso, se puso de pie y se dirigi? a su oficina. Tan pronto como entr?, su tel?fono de escritorio comenz? a sonar. Sab?a qui?n la estaba llamando. Hab?a estado esper?ndola. Y sab?a que la conversaci?n no ser?a f?cil. CAP?TULO CINCO “Hola, Riley”, dijo la voz de una mujer cuando Riley contest? el tel?fono. Era una voz dulce, temblorosa y d?bil por la edad, pero agradable de todos modos. “Hola, Paula”, dijo Riley. “?C?mo est?s?”. La mujer suspir?. “Bueno, ya sabes, este d?a siempre es dif?cil”. Riley entend?a. La hija de Paula, Tilda, fue asesinada este d?a hace veinticinco a?os. “Espero que no te moleste mi llamada”, dijo Paula. “Por supuesto que no, Paula”, le asegur? Riley. Despu?s de todo, Riley hab?a iniciado su relaci?n bastante peculiar hace a?os. En realidad, Riley jam?s hab?a trabajado en el caso del asesinato de Tilda. Se hab?a comunicado con la madre de la v?ctima mucho despu?s de que el caso se enfriara. Esta llamada anual entre ellas era un ritual bastante antiguo. A Riley todav?a le parec?a extra?o tener estas conversaciones con alguien que no conoc?a. Ni siquiera sab?a c?mo era Paula. Sab?a que ten?a sesenta y ocho a?os ahora. Su hija fue asesinada cuando hab?a tenido cuarenta y tres, solo tres a?os mayor que Riley. Riley la imaginada como una abuela amable. “?C?mo est? Justin?”, pregunt? Riley. Riley hab?a hablado con el marido de Paula un par de veces, pero nunca hab?a llegado a conocerlo. Paula volvi? a suspirar. “Falleci? el verano pasado”. “Lo siento”, dijo Riley. “?Qu? le pas??”. “Fue repentino e inesperado. Fue un aneurisma, o tal vez un ataque al coraz?n. Se ofrecieron a hacerle una autopsia para determinar la causa. Yo les dije que no ten?a sentido, eso no lo traer?a de vuelta”. Riley se sinti? muy mal por la mujer. Sab?a que Tilda hab?a sido hija ?nica. La p?rdida de su marido tuvo que haber sido muy dif?cil. ?C?mo lo est?s sobrellevando?, pregunt? Riley. “Un d?a a la vez”, dijo Paula. “Me siento bastante sola”. Hab?a una nota de tristeza casi insoportable en su voz, como si se sintiera lista para estar con su esposo en la muerte. A Riley le costaba imaginar tanta soledad. Se sent?a agradecida por tener a personas atentas en su vida: April, Gabriela y ahora Jilly. Riley hab?a temido perderlas. April hab?a estado en mucho peligro m?s de una vez. Y, por supuesto, tambi?n ten?a amigos maravillosos, como Bill. ?l tambi?n hab?a estado en peligro. “Nunca los dar? por sentado”, pens?. “?Y t?, querida?”, pregunt? Paula. Tal vez por eso Riley sent?a como si pudiera hablar con Paula acerca de las cosas de las que no pod?a con la mayor?a de las personas. “Bien, estoy en el proceso de adoptar a una ni?a de trece a?os de edad. Eso ha sido una aventura. Ah, y Ryan regres? por un tiempo. Luego se fue de nuevo. Otra joven hermosura le llam? la atenci?n”. “?Qu? terrible!”, dijo Paula. “Tuve suerte con Justin. Jam?s se alej? de m?. Y supongo que, a la larga, tambi?n tuvo suerte. Se fue r?pido, no sufri?. Espero que cuando llegue mi momento...”. La voz de Paula se quebr?. Riley se estremeci?. Paula hab?a perdido a una hija a manos de un asesino que jam?s hab?a comparecido ante la justicia. Riley tambi?n hab?a perdido a alguien a manos de un asesino que jam?s fue encontrado. Ella habl? lentamente. “Paula... Todav?a lo recuerdo. Tambi?n tengo pesadillas”. Paula respondi? con una voz amable. “No es de extra?ar. Eras peque?a. Y estuviste all? cuando sucedi?. Al menos yo no tuve que vivirlo”. Esa frase sorprendi? a Riley. Para ella, Paula s? tuvo que vivirlo. Es cierto que Paula no fue obligada a ver a su hija morir. Pero, sin duda, perder su hija ?nica hab?a sido peor de lo que Riley hab?a sufrido. La capacidad de Paula de demostrar compasi?n desinteresada siempre asombraba a Riley. Paula segu?a hablando en una voz tranquilizadora. “Supongo que el dolor nunca desaparece. Tal vez no deber?amos querer que desaparezca. ?En qu? nos convertir?amos si yo olvidara a Justin o t? a tu madre? Jam?s quisiera endurecerme tanto. Mientras siga herida y me siga doliendo, me seguir? sintiendo humana... Y viva. Lo sucedido forma parte de lo que ambas somos, Riley”. Riley contuvo las l?grimas. Como siempre, Paula le estaba diciendo exactamente lo que necesitaba o?r. Pero, como siempre, no era nada f?cil o?rlo. Paula continu?: “Y mira lo que has hecho con tu vida, proteges a otros, buscas la justicia. Tu p?rdida te ha ayudado a ser qui?n eres: una campeona, una persona buena y cari?osa”. Riley solloz?. “Ay, Paula. Desear?a que las cosas no tuvieran que ser as? para nosotras. Deseo haber podido...”. Paula la interrumpi?. “Riley, hablamos de esto todos los a?os. El asesino de mi hija jam?s ser? llevado ante la justicia. No es culpa de nadie, y no culpo a nadie. Y mucho menos a ti. Nunca fue tu caso para empezar. No es tu responsabilidad. Todos los dem?s hicieron lo mejor que pudieron. Lo mejor que puedes hacer es hablar conmigo. Y eso hace que mi vida sea mucho mejor”. “Siento lo de Justin”, dijo Riley. “Gracias. Significa mucho para m?”. Riley y Paula accedieron a hablar de nuevo el a?o siguiente, y luego finalizaron la llamada. Riley se qued? sentada en su oficina. Hablar con Paula siempre era dif?cil emocionalmente, pero la mayor?a de las veces hac?a a Riley sentirse mejor. Hoy Riley solo se sinti? peor. ?Por qu?? “No me est? yendo bien en estos momentos”, pens? Riley. Hoy en d?a, todos los problemas en su vida parec?an estar entrelazados. Y, de alguna manera, no pod?a dejar de culparse a s? misma por toda la p?rdida, por todo el dolor. Al menos ya no ten?a ganas de llorar. Llorar sin duda no la ayudaba. Adem?s, Riley ten?a que terminar unos tr?mites administrativos rutinarios hoy. Se acomod? en su escritorio y trat? de trabajar. * Esa misma tarde, Riley se fue directamente a la Escuela Intermedia Brody. Jilly ya estaba esper?ndola en la acera cuando lleg?. Jilly salt? en el asiento del pasajero. “?Ten?a quince minutos esperando!”, dijo. “?Date prisa! ?Vamos a llegar tarde al juego!”. Riley dej? escapar una risita. “No vamos a llegar tarde”, dijo. “Llegaremos justo a tiempo”. Riley sigui? conduciendo hacia la escuela secundaria de April. Mientras conduc?a, Riley comenz? a preocuparse de nuevo. ?Ryan hab?a ido a recoger sus cosas? ?Y cu?ndo y c?mo iba a darles la noticia a las chicas de que se hab?a ido? “?Qu? pasa?”, pregunt? Jilly. Riley no se hab?a dado cuenta de que su rostro hab?a traicionado sus sentimientos. “Nada”, dijo. “S? que tienes algo”, dijo Jilly. “Puedo notarlo”. Riley sofoc? un suspiro. Al igual que April y Riley, Jilly era bastante observadora. “?Deber?a dec?rselo ya?”, se pregunt? Riley. No, este no era el momento. Estaban en camino a ver jugar a April en un partido de f?tbol. No quer?a arruinarles la tarde con malas noticias. “No es nada”, dijo. Riley se estacion? en la escuela de April minutos antes del comienzo del partido. Ella y Jilly se dirigieron hacia las gradas, que ya estaban bastante llenas. Riley se dio cuenta de que tal vez Jilly ten?a raz?n, tal vez deber?an haber llegado antes. “?D?nde nos sentamos?”, pregunt? Riley. “?All? arriba!”, dijo Jilly, se?alando el nivel superior, donde quedaba un poco de espacio disponible. “Podr? ponerme contra la baranda y ver todo”. Subieron las gradas y se sentaron. El juego comenz? en cuesti?n de minutos. April estaba de mediocampo y pas?ndola de lo mejor. Riley vio de inmediato que era una jugadora agresiva. Mientras observaban, Jilly coment?: “April dice que quiere desarrollar sus habilidades de juego durante los pr?ximos a?os. ?Es cierto que el f?tbol podr?a ayudarla a obtener una beca para la universidad?”. “Si trabaja duro”, dijo Riley. “Guau. Eso es genial. Tal vez yo pueda hacer eso tambi?n”. Riley sonri?. Era maravilloso que Jilly tuviera una visi?n tan positiva del futuro. En la vida que dej? atr?s, Jilly hab?a tenido poco qu? esperar. Sus posibilidades hab?an sido sombr?as. Era casi seguro que no hubiese terminado la secundaria, y mucho menos que ir?a a la universidad. Ahora ten?a acceso a todo un mundo de posibilidades. “Supongo que s? hago algunas cosas bien”, pens? Riley. April se meti? en la defensa e hizo un tiro de esquina que le pas? de lado a la arquera contraria. Anot? el primer gol del partido. Riley se puso de pie, vitoreando y aplaudiendo. Mientras vitoreaba, Riley reconoci? a otra chica del equipo. Era la amiga de April, Crystal Hildreth. Riley no hab?a visto a Crystal en bastante tiempo. Ver a la chica despert? algunas emociones complicadas. Crystal y su padre, Blaine, hab?an vivido justo al lado de Riley y su familia. Blaine era un hombre encantador. Riley se hab?a interesado en ?l, y ?l en ella. Pero todo eso termin? hace unos meses cuando sucedi? algo terrible que hizo que se mudaran. Riley realmente no quer?a recordar esos terribles acontecimientos. Observ? la multitud. Puesto que Crystal estaba jugando, era obvio que Blaine tendr?a que estar ah?. Pero no lo vio. Esperaba no encontr?rselo. * Era medio tiempo y Jilly se hab?a ido a hablar con unos amigos que hab?a visto. Riley vio que ten?a un mensaje de texto. Era de Shirley Redding, la agente inmobiliaria que hab?a contactado para vender la caba?a de su padre. Le?a: “?Buenas noticias! ?Ll?mame de inmediato!”. Riley se baj? de las gradas y marc? el n?mero de la agente. “Le ech? un vistazo a la propiedad”, dijo la mujer. “Vale m?s de cien mil d?lares. Tal vez el doble”. Riley sinti? un cosquilleo de emoci?n. Esa cantidad de dinero ser?a una gran ayuda para los planes universitarios de las chicas. Shirley continu?: “Tenemos que hablar de los detalles. ?Ahora es un buen momento?”. No lo era, por supuesto, as? que Riley se puso de acuerdo con ella para hablar ma?ana. Justo cuando finaliz? la llamada, vio a alguien haciendo su camino a trav?s de la multitud hacia ella. Riley lo reconoci? de inmediato. Era Blaine, su antiguo vecino. Vio que el hombre guapo y sonriente a?n ten?a una cicatriz en la mejilla derecha. Riley se sinti? desolada. ??l la culpaba por esa cicatriz? Porque ella no pod?a dejar de culparse a s? misma… CAP?TULO SEIS Blaine Hildreth sinti? una oleada de emociones mientras se abri? paso entre la multitud. Hab?a visto a Riley Paige cuando se puso de pie para vitorear. Se ve?a igual de vital y despampanante como siempre, y se encontr? caminando autom?ticamente hacia ella en medio tiempo. Ahora estaba mir?ndolo mientras se acercaba, pero su expresi?n no le dec?a mucho. ?Qu? hab?a sentido al verlo? ?Y qu? hab?a sentido ?l al verla a ella? Blaine no pudo evitar regresar a un d?a traum?tico hace m?s de dos meses… Estaba sentado en su propia sala de estar cuando escuch? un ruido terrible al lado. Corri? a la casa adosada de Riley y encontr? la puerta parcialmente abierta. Entr? r?pidamente y vio lo que estaba pasando. Un hombre estaba atacando a April, la hija de Riley. El hombre hab?a tirado a April al suelo, y ella estaba retorci?ndose y golpe?ndolo con sus pu?os. Blaine corri? hacia ellos y quit? al atacante de encima de April. Luch? con el hombre, tratando de someterlo. Blaine era m?s alto que el atacante, pero no m?s fuerte, y no tan ?gil. Sigui? lanzando golpes, pero la mayor?a de ellos no conectaron, y los que s? no causaron ning?n da?o aparente. De repente, el hombre conect? un golpe terrible en el abdomen de Blaine. Blaine se qued? sin aire. Se dobl? sin poder respirar. Luego, el atacante le lanz? una patada en la cara... ... y todo se puso negro. Blaine despert? en el hospital despu?s de eso. Y ahora, mientras se acercaba a Riley, estaba temblando un poco por el recuerdo. ?l trat? de recomponerse. Cuando lleg? a Riley, no sab?a qu? hacer. Darle la mano parec?a un poco rid?culo. ?Deber?a darle un abrazo? Vio que el rostro de Riley estaba rojo de verg?enza. Ella tampoco parec?a saber qu? hacer. “Hola, Blaine”, dijo Riley. “Hola”. Se quedaron mir?ndose por un momento, luego se rio un poco ante su propia incomodidad. “Las chicas est?n jugando bien hoy”, dijo Riley. “Especialmente la tuya”, dijo Blaine. El primer gol de April realmente lo hab?a impresionado. “?Est?s aqu? con alguien?”, pregunt? Riley. “No. ?Y t??”. “Solo, Jilly”, dijo Riley. “T? no la conoces. Jilly es… Bueno, es una larga historia”. Blaine asinti? con la cabeza. “Mi hija me ha hablado de Jilly”, dijo. “Fue genial lo que hiciste”. Blaine record? algo m?s que Crystal le hab?a dicho. Riley estaba tratando de volver con Ryan. Blaine se pregunt? c?mo le estaba yendo con eso. Ryan no estaba aqu? en el juego, despu?s de todo. Riley le dijo t?midamente: “Oye, estamos sentadas en la parte trasera de las gradas. Tenemos espacio. ?Quieres ver el resto del partido con nosotras?”. Blaine sonri?. “Me gustar?a eso”, dijo. Se dirigieron a las gradas y subieron a la parte trasera. Una joven delgada sonri? cuando vio a Riley acercarse, pero luego hizo una mueca cuando vio que Blaine estaba con ella. “Jilly, este es mi amigo, Blaine”, dijo Riley. Sin decir nada, Jilly se levant? del banco y empez? a alejarse. “Si?ntate con nosotros, Jilly”, dijo Riley. “Me voy a sentar con mis amigos”, dijo Jilly, pas?ndolos y continuando por las escaleras. Riley se ve?a conmocionada y consternada. “Lo siento”, le dijo a Blaine. “Eso fue muy grosero”. “Est? bien, no te preocupes”, dijo Blaine. Riley suspir? y ambos se sentaron. “No, no est? bien”, dijo. “Un mont?n de cosas no est?n bien. Jilly est? molesta porque estoy sentada con otra persona que no es Ryan. Se hab?a mudado de nuevo a la casa, y se encari?? mucho con ?l”. Riley neg? con la cabeza. “Ahora Ryan se mudar? de nuevo”, dijo. “No he tenido la oportunidad de decirles a las chicas todav?a. O tal vez simplemente no tengo las agallas. Ambas estar?n desoladas”. Blaine se sinti? un poco aliviado de que Ryan ya no formara parte de la ecuaci?n. Hab?a visto al apuesto ex esposo de Riley un par de veces, y la arrogancia del hombre era desagradable. Adem?s de eso, ten?a que admitir que ten?a la esperanza de que Riley no estuviera en una relaci?n sentimental con nadie. Pero tambi?n se sent?a culpable por reaccionar de esa manera. El juego comenz? de nuevo. April y Crystal estaban jugando bien, y Blaine y Riley vitorearon de vez en cuando. Pero Blaine igual pas? todo el rato pensando en la ?ltima vez que hab?a visto a Riley. Fue poco despu?s de su regreso a casa. Hab?a tocado su puerta para decirle que ?l y Crystal se mudar?an. Blaine le hab?a dado a Riley una excusa poco convincente. Le hab?a dicho que la casa adosada quedaba demasiado lejos de su restaurante. Tambi?n trat? de hacer parecer que la mudanza no era gran cosa. “Ser? como si nada hubiera cambiado”, le hab?a dicho. No era cierto, por supuesto, y Riley no se lo hab?a tragado. Hab?a estado visiblemente disgustada. Este parec?a ser un buen momento para hablar del tema. Con una voz vacilante, dijo: “Mira, Riley, lamento lo que pas? la ?ltima vez que nos vimos. Cuando te dije que nos mudar?amos. Yo no estaba en mi mejor momento”. “No tienes que explicarme nada”, dijo Riley. Pero Blaine se sent?a muy diferente. “Mira, creo que los dos sabemos por qu? Crystal y yo nos mudamos”, dijo. Riley se encogi? de hombros. “S?”, dijo Riley. “Tem?as por la seguridad de tu hija. No te culpo, Blaine. Realmente no lo hago. Solo estabas siendo sensato”. Blaine no sab?a qu? decir. Riley ten?a raz?n, por supuesto. Hab?a temido por la seguridad de Crystal, no por la suya. Tambi?n tem?a por el bienestar mental de Crystal. La ex esposa de Blaine, Phoebe, era una alcoh?lica abusiva, y Crystal todav?a estaba lidiando con las cicatrices emocionales de esa relaci?n. No necesitaba m?s traumas en su vida. Riley sab?a todo de Phoebe. De hecho, ella hab?a rescatado a Crystal de una de sus borracheras. “Tal vez ella s? entiende”, ?l pens?. Pero de verdad no sab?a c?mo se sent?a realmente. En ese momento, el equipo de sus hijas anot? otro gol. Blaine y Riley aplaudieron y vitorearon. Ellos vieron el partido en silencio durante unos minutos. Luego Riley dijo: “Blaine, admito que me decepcionaste cuando te mudaste. Tal vez incluso me sent? un poco enojada. Yo no ten?a raz?n. No era justo de mi parte. Lamento todo”. Ella hizo una pausa, y luego continu?. “Me sent? muy mal por lo que te pas?. Y culpable. A?n me siento culpable. Blaine, yo...”. Por un momento, parec?a estar luchando con sus pensamientos y sentimientos. “No puedo evitar sentir que pongo en peligro a todo aquel que se cruza en mi camino. Odio esa parte de mi trabajo. Odio esa parte de m?”. Blaine comenz? a refutarla. “Riley, no debes...”. Riley lo detuvo. “Es cierto, y los dos lo sabemos. Si yo fuera mi vecina, tambi?n quisiera mudarme si tuviera un adolescente en casa”. En ese momento, una jugada les sali? mal al equipo de sus hijas. Blaine y Riley se quejaron junto con el resto de los aficionados. Blaine estaba empezando a tranquilizarse. Riley sinceramente no parec?a guardarle rencor por su mudanza. ?Podr?an volver a despertar el inter?s que una vez tuvieron el uno para el otro? Blaine tuvo las agallas para decir: “Riley, me encantar?a invitarte a ti y a tus hijas a cenar en mi restaurante. Puedes traer a Gabriela tambi?n. Ella y yo podr?amos intercambiar recetas centroamericanas”. Riley se qued? callada por un momento. Se ve?a como si ni siquiera lo hubiera o?do. Finalmente dijo: “No gracias, Blaine. Las cosas est?n demasiado complicadas en este momento. Gracias por la invitaci?n”. Blaine se sinti? desilusionado. No solo lo estaba rechazando, sino que tambi?n parec?a que no estaba dejando ninguna puerta abierta para el futuro. Pero no hab?a nada que pudiera hacer al respecto. Vio el resto del juego con Riley en silencio. * Riley segu?a pensando en Blaine durante la cena de esa noche. Se pregunt? si tal vez hab?a cometido un error. Tal vez deber?a haber aceptado su invitaci?n. Le gustaba y lo echaba de menos. Incluso hab?a invitado a Gabriela, y eso hab?a sido adorable de su parte. Como Blaine era restaurador, hab?a apreciado la cocina de Gabriela en el pasado. Y Gabriela hab?a hecho una comida t?pica de Guatemala esa noche: pollo en salsa de cebolla. Las ni?as estaban disfrut?ndola y charlando sobre su victoria de esa tarde. “?Por qu? no viniste al juego, Gabriela?”, pregunt? April. “Lo hubieses disfrutado”, dijo Jilly. “S?, me gusta el f?tbol”, dijo Gabriela. “Ir? al pr?ximo juego”. Le pareci? el momento ideal para mencionar algo. “Tengo buenas noticias”, dijo. “Habl? con mi agente inmobiliaria hoy, y piensa que podr?a ganar bastante dinero de la venta de la caba?a de su abuelo. Estoy segura que ayudar? con los planes universitarios de ambas”. Eso alegr? a las chicas y hablaron del tema por un tiempo. Pero pronto el estado de ?nimo de Jilly pareci? decaer. Finalmente, Jilly le pregunt? a Riley: “?Qui?n era ese tipo que estaba contigo en el juego?”. April dijo: “Ah, ese es Blaine. Sol?a ??ser nuestro vecino. ?l es el padre de Crystal. T? la conoces”. Jilly sigui? comiendo en silencio por unos momentos. Luego dijo: “?D?nde est? Ryan? ?Por qu? no estaba en el juego?”. Riley trag? grueso. Se dio cuenta hace rato que Ryan hab?a venido a casa durante el d?a para recoger sus cosas. Era el momento de decirles la verdad. “Hay algo que he tenido la intenci?n de decirles”, comenz?. Pero le cost? encontrar las palabras adecuadas. “Ryan... Dice que necesita un poco de espacio. ?l...”. No pod?a seguir hablando. Not? por los rostros de las chicas que no necesitaba hacerlo. Entendieron muy bien lo que quiso decirles. Despu?s de unos segundos de silencio, Jilly se puso a llorar, huy? de la sala y subi? las escaleras. April se puso de pie r?pidamente para ir a consolarla. Riley se dio cuenta de que April estaba acostumbrada a esas actitudes de Ryan. Estas decepciones a?n deb?an dolerle, pero pod?a lidiarlas mejor que Jilly. Sentada en la mesa con Gabriela, Riley comenz? a sentirse culpable. ?Era completamente incapaz de mantener una relaci?n seria con un hombre? Como si hubiera le?do sus pensamientos, Gabriela dijo: “Deja de culparte. No es tu culpa. Ryan es un tonto”. Riley sonri? con tristeza. “Gracias, Gabriela”, dijo. Era exactamente lo que necesitaba o?r. Luego Gabriela agreg?: “Las ni?as necesitan una figura paterna, pero definitivamente no alguien que va y viene como ?l”. “Lo s?”, dijo Riley. * M?s tarde esa noche, Riley fue a ver c?mo estaban las chicas. Jilly estaba en el cuarto de April haciendo tarea. April levant? la mirada y dijo: “Estamos bien, mam?”. Riley sinti? un gran alivio. Aunque se sent?a mal por las chicas, estaba orgullosa de que April estuviera consolando a Jilly. “Gracias, cari?o”, dijo antes de cerrar la puerta. Sab?a que April hablar?a con ella de Ryan cuando se sintiera lista. Pero a Jilly podr?a costarle m?s. Cuando volvi? a bajar, Riley se encontr? pensando en lo que Gabriela le hab?a dicho. “Las ni?as necesitan una figura paterna”. Mir? el tel?fono. Blaine hab?a dejado claro que le gustar?a entablar una relaci?n con ella. Pero ?qu? podr?a esperar de ella? Su vida era muy ocupada por sus hijas y el trabajo. ?Realmente podr?a incluir a alguien m?s en este momento? ?Solo terminar?a decepcion?ndolo? “Pero s? me gusta ?l”, admiti?. Y ?l tambi?n gustaba de ella. Seguramente ten?a que tener espacio en su vida para... Ella cogi? el tel?fono y marc? el n?mero de Blaine. Se decepcion? cuando oy? la contestadora, pero eso no la sorprendi?. Sab?a que su trabajo en el restaurante a menudo lo manten?a alejado de casa en las noches. Cuando oy? el pitido, Riley le dej? un mensaje. “Hola, Blaine. Es Riley. Mira, lamento si estuve un poco distante en el juego de esta tarde. Espero no haber sido grosera. Solo quiero decirte que queremos aceptar tu invitaci?n, si todav?a sigue en pie. Ll?mame cuando puedas”. Riley inmediatamente se sinti? mejor. Ella fue a la cocina y se sirvi? un trago. Mientras estaba sentada bebi?ndoselo en el sof? de la sala de estar, se encontr? recordando su conversaci?n con Paula Steen. Paula parec?a haber aceptado que el asesino de su hija jam?s ser?a llevado ante la justicia. “No es culpa de nadie, y no culpo a nadie”, Paula le hab?a dicho. Esas palabras ahora preocupaban a Riley. Era tan injusto. Riley termin? su bebida, se duch? y se fue a la cama. Las pesadillas comenzaron justo cuando se qued? dormida. * Riley era solo una ni?a. Estaba caminando por un bosque de noche. Ella ten?a miedo, pero no estaba segura del por qu?. Despu?s de todo, no estaba realmente perdida en el bosque. El bosque estaba cerca de una carretera, y pod?a ver los autos que iban y ven?an. El resplandor de un poste de luz y una luna llena iluminaban su camino entre los ?rboles. Luego sus ojos se fijaron en una fila de tres tumbas poco profundas. La tierra y las piedras que cubr?an las tumbas estaban movi?ndose. Las manos de las mujeres se abrieron camino por las tumbas. Pod?a o?r sus voces decir... “?Ay?danos! ?Por favor!”. “?Solo soy una ni?a!”, respondi? Riley entre l?grimas. Riley se despert? en su cama. Estaba temblando. “Fue solo una pesadilla”, se dijo a s? misma. Y no era de extra?ar que hab?a so?ado con las v?ctimas del ‘Asesino de la caja de f?sforos’ la noche despu?s de haber hablado con Paula Steen. Respir? profundamente. Pronto se sinti? relajada de nuevo, y comenz? a quedarse dormida. Pero entonces… Todav?a era solo una ni?a. Estaba en una tienda de dulces con mam?, y mam? estaba compr?ndole muchos dulces. Un hombre aterrador que llevaba una media en la cabeza se acerc? a ella. ?l apunt? a mam? con un arma. “Dame tu dinero”, le dijo a mam?. Pero mam? estaba demasiado asustada como para moverse. El hombre le dispar? a mam? en el pecho, y ella se cay? justo en frente de Riley. Riley comenz? a gritar. Se dio la vuelta en busca de ayuda. Pero, de repente, estaba en el bosque de nuevo. Las manos de las mujeres segu?an tratando de cavar por las tumbas. Las voces segu?an gritando... “?Ay?danos! ?Por favor!”. Entonces Riley oy? otra voz a su lado. Esta le era familiar... “Ya las o?ste, Riley. Necesitan tu ayuda”. Riley se volvi? y vio a mam?. Estaba parada all?, su pecho sangrando de la herida de bala. Su cara estaba mortalmente p?lida. “?No puedo ayudarlas, mam?!”, exclam? Riley. “?Solo soy una ni?a!”. Mam? sonri?. “No, no eres una ni?a, Riley. Ya eres grande. Date la vuelta y lo ver?s”. Riley se volvi? y se encontr? mir?ndose en un espejo completo. Era verdad. Ella era una mujer ahora. Y las voces segu?an exclamando... “?Ay?danos! ?Por favor!”. Los ojos de Riley se abrieron de nuevo. Estaba temblando a?n m?s que antes, y estaba sin aliento. Se acord? de algo que Paula Steen le hab?a dicho. “El asesino de mi hija jam?s ser? llevado ante la justicia”. Paula tambi?n hab?a dicho... “Nunca fue tu caso para empezar”. Riley se sinti? determinada. Era cierto, el caso del ‘Asesino de la caja de f?sforos’ no hab?a sido suyo antes. Pero ya no pod?a dejarlo en el pasado. El ‘Asesino de la caja de f?sforos’ ten?a que ser llevado ante la justicia. “Ahora es mi caso”, pens?. CAP?TULO SIETE Riley no tuvo m?s pesadillas esa noche, pero, a?n as?, pas? muy mala noche. Sorprendentemente, se sinti? completamente despierta y energizada cuando se levant? a la ma?ana siguiente. Ten?a trabajo por hacer ese d?a. Se visti? y baj? las escaleras. April y Jilly estaban en la cocina desayunando. Las chicas se ve?an tristes, pero no tan devastadas como ayer. Riley se sent? en la mesa y dijo: “Esos panqueques se ven buen?simos. P?senlos, por favor”. Se comi? su desayuno y se bebi? el caf?. Luego comenz? a darse cuenta de que las chicas se ve?an m?s alegres. No mencionaron la ausencia de Ryan, en vez charlando de otros ni?os en la escuela. “Son fuertes”, pens? Riley. Y ambas hab?an pasado por momentos muy dif?ciles. Estaba segura de que superar?an esta crisis con Ryan. Riley termin? su caf? y dijo: “Tengo que irme a la oficina”. Se puso de pie y le dio un beso a April y a Jilly en la mejilla. “Ve a atrapar a los malos, mam?”, dijo Jilly. Riley sonri?. “A eso voy, querida”, respondi? ella. * Justo cuando lleg? a la oficina, Riley abri? los ficheros automatizados del caso. Mientras examinaba los viejos art?culos period?sticos, record? haber le?do algunos de ellos cuando salieron por primera vez. Hab?a sido una adolescente en esa ?poca, y el Asesino de la caja de f?sforos le hab?a parecido una pesadilla. Los asesinatos hab?an ocurrido aqu? en Virginia, cerca de Richmond, cada uno ocurriendo cada tres semanas. Riley abri? un mapa y encontr? el pueblo de Greybull, que quedaba cerca de la Interestatal 64. Tilda Steen, la ?ltima v?ctima, vivi? y muri? en Greybull. Los otros dos asesinatos ocurrieron en los pueblos de Brinkley y Denison. Riley pod?a ver que todos los pueblos quedaban a unas cien millas el uno del otro. Riley cerr? el mapa y mir? los peri?dicos de nuevo. Una gran titular gritaba... ?ASESINO DE LA CAJA DE F?SFOROS COBRA SU TERCERA V?CTIMA! Se estremeci? un poco. S?, record? haber visto ese titular hace muchos a?os. El art?culo describi? el p?nico que los asesinatos hab?a desatado en toda la zona, sobre todo entre las mujeres j?venes. Seg?n el art?culo, el p?blico y la polic?a estaban haci?ndose las mismas preguntas: ?Cu?ndo y d?nde volver?a a atacar? ?Qui?n ser?a su pr?xima v?ctima? Pero no hab?a habido una cuarta v?ctima. “?Por qu??”, se pregunt? Riley. Era una pregunta que la polic?a no hab?a podido responder. El asesino hab?a parecido un asesino en serie despiadado, del tipo que probablemente seguir?a matando hasta ser atrapado. En su lugar, simplemente hab?a desaparecido. Y su desaparici?n hab?a sido igual de misteriosa que los asesinatos en s?. Riley comenz? a estudiar minuciosamente las viejas fichas policiales para refrescar su memoria. Las v?ctimas parec?an no estar relacionadas. El asesino hab?a seguido el mismo modus operandi en los tres asesinatos. Coquete? con mujeres j?venes en bares, las llev? a unos moteles y luego las mat?. Despu?s enterr? sus cuerpos en tumbas poco profundas cerca de las escenas de los cr?menes. A la polic?a local no le cost? localizar los bares donde el asesino coquete? con las mujeres, ni los moteles donde fueron asesinadas. Como hac?an los otros asesinos en serie, dej? pistas para la polic?a. Dej? cajas de f?sforos de los bares y papel para notas de los moteles junto con cada uno de los cuerpos. Los testigos en los bares y moteles hasta fueron capaces de dar unas buenas descripciones del sospechoso. Riley encontr? el boceto que fue creado hace a?os. Vio que el hombre se ve?a bastante normal, con pelo color marr?n oscuro y ojos color avellana. Al leer las descripciones de los testigos, se dio cuenta de algunos detalles m?s. Los testigos mencionaron que era muy p?lido, como si trabajara en ambientes cerrados. Las descripciones no eran muy detalladas. Aun as?, le pareci? a Riley un caso no tan dif?cil de resolver. Pero lo fue. La polic?a local nunca encontr? al asesino. La UAC se encarg? del caso, solo para concluir que el asesino hab?a muerto o abandonado la zona. Hacer una b?squeda a nivel nacional ser?a como buscar una aguja en un pajar, una aguja que quiz?s ni exist?a. Pero hubo un agente, un maestro en la resoluci?n de casos sin resolver, que no estuvo de acuerdo. “Todav?a est? en la zona”, le hab?a dicho a todo el mundo. “Lo podremos encontrar si solo seguimos buscando”. Pero sus jefes no le creyeron, y tampoco lo respaldaron. La UAC dej? que el caso se enfriara. Este agente se retir? de la UAC hace a?os y se mud? a Florida. Pero Riley sab?a c?mo comunicarse con ?l. Tom? su tel?fono de escritorio y marc? su n?mero. Un momento despu?s, oy? una voz retumbante y familiar. Jake Crivaro fue su compa?ero y mentor cuando se uni? a la UAC. “Hola, extra?a”, dijo Jake. “?D?nde demonios has estado? ?Qu? has estado haciendo? No llamas, tampoco escribes. ?Es esa la forma de tratar al vejestorio olvidado que te ense?? todo lo que sabes?”. Riley sonri?. Ella sab?a que estaba bromeando. Despu?s de todo, se hab?an visto hace poco. Jake hasta hab?a abandonado la comodidad de su jubilaci?n para ayudarla con un caso hace apenas un par de meses. No le pregunt?: “?C?mo has estado?”. Record? lo que le dijo la ?ltima vez que se lo pregunt?. “Tengo setenta y cinco a?os. Me operaron ambas rodillas y una cadera. No veo nada. Tengo un aud?fono y un marcapasos. Y todos mis amigos excepto t? han muerto. ?C?mo crees que he estado?”. Preguntarle solo har?a que comenzara a quejarse de nuevo. La verdad era que todav?a era f?sicamente ?gil, y su mente estaba igual de aguda como siempre. “Necesito tu ayuda, Jake”, dijo Riley. “Excelente. La jubilaci?n es lo peor. ?Qu? puedo hacer por ti?”. “Estoy investigando un caso sin resolver”. Jake se rio un poco. “Mis favoritos. Los casos sin resolver fueron mi especialidad. Lo siguen siendo, es un pasatiempo. Incluso en mi jubilaci?n recopilo y reviso cosas que nadie ha resuelto. ?Recuerdas al asesino ‘Cara de ?ngel’ de Ohio? Resolv? ese hace un par de a?os. Llevaba m?s de una d?cada enfriado”. “S?, lo recuerdo”, dijo Riley. “Excelente trabajo para un vejestorio”. “La adulaci?n te llevar? lejos. Entonces, ?qu? tienes para m??”. Riley vacil?. Sab?a que estaba a punto de despertar recuerdos desagradables. “Este caso fue uno de los tuyos, Jake”, dijo. Jake se qued? callado por un momento. “No me digas”, dijo. “El caso del ‘Asesino de la caja de f?sforos’”. Riley casi le pregunt?: “?C?mo lo sabes?”. Pero era f?cil adivinar la respuesta. Jake estaba obsesionado con los fracasos del pasado, sobre todo los suyos. Sin duda estaba muy consciente del aniversario de la muerte de Tilda Steen. Probablemente tambi?n se acordaba de los aniversarios de las muertes de las otras v?ctimas. Riley supuso que probablemente lo atormentaban todos los a?os. “Eso fue antes de tu tiempo”, dijo Jake. “?Por qu? quieres sacar a relucir todo eso?”. Oy? la amargura en su voz, la misma amargura que record? haber o?do cuando ella todav?a era una joven novata. Hab?a estado furioso porque sus superiores hab?an ordenado cerrar el caso. Su jubilaci?n no hab?a apaciguado su amargura. “Sabes que llevo a?os comunic?ndome con la madre de Tilda Steen”, dijo Riley. “Habl? con ella ayer. Esta vez...”. Se detuvo. ?C?mo pod?a ponerlo en palabras? “Fue m?s dif?cil para m?. Si nadie hace nada, la pobre mujer morir? sin que el asesino de su hija comparezca ante la justicia. No estoy trabajando en ning?n otro caso y yo...”. Su voz se quebr?. “S? exactamente c?mo te sientes”, dijo Jake, su voz repentinamente compasiva. “Esas tres mujeres asesinadas merec?an algo mejor. Sus familias merec?an algo mejor”. Riley se sinti? aliviada de que Jake compartiera sus sentimientos. “No puedo hacer mucho sin el apoyo de la UAC”, dijo Riley. “?Crees que haya una manera para poder reabrir el caso?”. “No lo s?. Tal vez. Manos a la obra”. Riley pod?a o?r los dedos de Jake tecleando en su computadora mientras buscaba sus propios archivos. “?Qu? sali? mal cuando t? trabajaste en ?l?”, pregunt? Riley. “Todo. Mis teor?as no encajaron con las de los dem?s en la UAC. La zona era bastante rural en aquel entonces, solo eran unos pueblitos. A pesar de ello, hab?a un mont?n de vagabundos a lo largo de una carretera interestatal que queda cerca de Richmond. La Oficina decidi? que debi? haber sido alg?n vagabundo. Mi instinto me dijo algo diferente, que viv?a en la zona y que podr?a vivir all? todav?a. Pero a nadie le import? mis instintos”. Mientras estaba tecleando, dijo: “Podr?a haberlo resuelto hace a?os si no hubiese sido por mi compa?ero in?til”. Riley hab?a o?do hablar del compa?ero incompetente de Jake, quien hab?a sido despedido antes de que Riley se uniera a la UAC. Ella dijo: “Me dijeron que arruinaba todo lo que tocaba”. “S?, literalmente. En uno de los bares, tom? un vaso que el asesino hab?a tocado y no pudimos buscar huellas”. “?No se encontraron huellas en las servilletas ni en las cajas de f?sforos?”. “No despu?s de haber sido cubiertas de tierra en las tumbas pocos profundas. El chico meti? la pata. Debi? haber sido despedido en ese mismo momento. Sin embargo, no dur? mucho m?s. Lo ?ltimo que supe es que estaba trabajando en una tienda. Adi?s y hasta nunca”. Riley not? que Jake hab?a dejado de teclear. Supuso que ahora ten?a todos sus materiales a la mano. “OK, ahora cierra los ojos”, dijo Jake. Riley cerr? los ojos y sonri?. Iba a hacerla pasar por el mismo ejercicio que les hab?a ense?ado a sus alumnos. ?l se lo hab?a ense?ado despu?s de todo. Jake dijo: “T? eres el asesino, pero no has matado a nadie todav?a. Acabas de entrar en el Bar McLaughlin en Brinkley, y acabas de presentarte a una chica llamada Melody Yanovich. Han coqueteado bastante, y las cosas van bien”. Ella comenz? a ver las cosas desde el punto de vista del asesino. La escena se estaba desarrollando en su mente. Jake dijo: “Hay un peque?o bol de cajas de f?sforos en la barra. En pleno coqueteo, agarras una y te la metes en el bolsillo. ?Por qu??”. Riley casi pod?a sentir la peque?a caja de f?sforos entre sus dedos. Se imagin? meti?ndosela en el bolsillo de su camisa. “Pero ?por qu??”, se pregunt?. Cuando el caso hab?a estado abierto, se hab?a producido una teor?a bastante pr?ctica para explicarlo. El asesino hab?a dejado cajas de f?sforos de los bares y papel para notas de los moteles en los cuerpos de las v?ctimas para burlarse de la polic?a. Pero ahora entendi? que Jake no cre?a eso. Y ahora ella tampoco lo cre?a. Ella dijo: “Ni siquiera sab?a que iba a matarla, al menos no cuando estuvo en el Bar McLaughlin, no esa primera vez. Tom? la caja de f?sforos como recuerdo de su inminente conquista, un trofeo para el buen momento que esperaba tener”. “Excelente”, dijo Jake. “?Y despu?s qu? pas??”. Riley pod?a visualizar claramente el asesino ayudando a Melody Yanovich a bajarse de su auto y escolt?ndola a la habitaci?n del motel. “Melody estaba dispuesta, y ?l se sent?a seguro. Tan pronto como llegaron a la habitaci?n, ella se dirigi? al ba?o para prepararse. Mientras tanto, tom? papel para notas con el logo del motel por la misma raz?n por la cual tom? la caja de f?sforos, como un recuerdo. Luego se quit? la ropa y se meti? bajo las s?banas. Melody sali? del ba?o...”. Riley hizo una pausa para obtener una imagen m?s clara. ?La mujer hab?a estado desnuda en ese momento? “No, no exactamente”, pens? Riley. “Melody sali? con una toalla envuelta alrededor de su cuerpo. En ese momento comenz? a inquietarse. Hab?a tenido problemas sexuales en el pasado. ?Tendr?a problemas de nuevo? Melody se meti? en la cama con ?l, se quit? la toalla y...”. “?Y?”, dijo Jake. “Y supo en ese momento que no pod?a hacerlo. Estaba avergonzado y humillado. No pod?a permitir que la mujer se escabullera sabiendo que hab?a fallado. Se enfureci? en ese momento. Esa furia acab? con su humanidad. La agarr? por el cuello y la estrangul? en la cama. Muri? muy r?pidamente. Su rabia se disip?, se dio cuenta de lo que hab?a hecho y se sinti? muy culpable. Y...”. El resto del crimen se reprodujo en la mente de Riley como una pel?cula. El asesino no solo hab?a enterrado a las v?ctimas en tumbas poco profundas, sino que tambi?n las hab?a enterrado cerca de calles y carreteras. Sab?a perfectamente que los cuerpos ser?an encontrados. De hecho, se asegur? de que fuera as?. Los ojos de Riley se abrieron de golpe. “Entiendo, Jake. Cuando tom? las cajas de f?sforos y los trozos de papel para notas, solo eran recuerdos para ?l. Pero, despu?s de los asesinatos, las utiliz? para algo diferente. Las dej? con los cuerpos para ayudar a la polic?a, no para burlarse. Quer?a ser atrapado. No tuvo el valor para entregarse, as? que dejar pistas fue lo mejor que pudo hacer”. “Ya captaste”, dijo Jake. “Para m?, los primeros dos asesinatos fueron exactamente as?. Ahora ?chale un vistazo al resumen del ?ltimo asesinato”. Riley mir? el informe en la pantalla de su computadora. “?En qu? se diferenci? de los otros?”, pregunt? Jake. Riley escane? el texto. No vio nada distinto. “Enterr? a Tilda Steen completamente vestida. Parece que no intent? tener relaciones sexuales con ella en absoluto”. Jake dijo, “Ahora dime lo que dice de la causa de muerte de las tres v?ctimas”. Riley encontr? eso r?pidamente en el texto. “Estrangulamiento”, dijo. “Igual para las tres”. Jake gru?? con consternaci?n. “Ah? es donde se equivocaron los locales”, dijo. “Las dos primeras, Melody Yanovich y Portia Quinn, definitivamente fueron estranguladas. Pero me enter? del m?dico forense que el cuello de Tilda Steen no present? hematomas. Ella fue asfixiada, m?s no estrangulada. ?Qu? te dice eso?”. El cerebro de Riley comenz? a procesar esta nueva informaci?n. Ella cerr? los ojos otra vez, tratando de imaginarse la escena. “Algo pas? cuando meti? a Tilda en esa habitaci?n de motel”, dijo Riley. “Le confi? algo, tal vez algo que jam?s le hab?a contado a nadie. O tal vez le dijo algo sobre s? mismo que ?l quer?a o?r. De repente se volvi?...”. Riley se detuvo. Jake dijo: “Contin?a. Dilo”. “Humana. Se sinti? culpable por lo que iba a hacer. Y retorcidamente...”. Le tom? a Riley un momento organizar sus pensamientos. “Decidi? matarla como un acto de piedad. No la estrangul? con sus manos. Lo hizo suavemente. ?l la domin? en la cama y la asfixi? con una almohada. Se sinti? tan lleno de remordimiento que...”. Riley abri? los ojos. “... jam?s mat? de nuevo”. Jake dej? escapar un gru?ido de aprobaci?n. “Yo llegu? a esa misma conclusi?n en ese entonces”, dijo. “Todav?a creo que tengo raz?n. Creo que todav?a est? en esa ?rea, y que todav?a se siente atormentado por lo que hizo hace todos esos a?os”. Una palabra comenz? a hacer eco en la mente de Riley... Remordimiento. Algo le pareci? evidente en ese momento. Sin detenerse a pensar, dijo: “Todav?a est? lleno de remordimientos, Jake. Y apuesto a que deja flores en las tumbas de las mujeres”. Jake se rio. “Bien pensado”, dijo. “Eso es lo que siempre me agrad? de ti, Riley. Entiendes la psicolog?a, y sabes c?mo usarla para poner un plan en acci?n”. Riley sonri?. “Aprend? del mejor”, dijo. Jake le dio las gracias por el cumplido, luego ella le dio las gracias a ?l por su ayuda y finalizaron la llamada. Ella se qued? sentada en su oficina pensando. “Ahora depende de m?”. Ten?a que cazar al asesino y llevarlo ante la justicia de una vez por todas. Pero sab?a que no pod?a hacerlo sola. Necesitaba ayuda para lograr que la UAC reabriera el caso. Corri? al pasillo y se dirigi? a la oficina de Bill Jeffreys. CAP?TULO OCHO Bill Jeffreys estaba disfrutando de una ma?ana inusualmente tranquila en la UAC cuando su compa?era irrumpi? en su oficina. Inmediatamente reconoci? la expresi?n en su rostro. As? se ve?a cuando estaba emocionada por un nuevo caso. Hizo un gesto hacia la silla en el otro lado de su escritorio, y Riley se sent?. Pero a medida que escuchaba su descripci?n de los homicidios con atenci?n, Bill se sinti? un poco perplejo por su entusiasmo. A pesar de ello, no hizo ning?n comentario mientras ella le dio el resumen completo de su conversaci?n telef?nica con Jake. “Entonces, ?qu? te parece?”, le pregunt? a Bill cuando termin?. “?Qu? me parece qu??”, pregunt? Bill. “?Quieres trabajar en el caso conmigo?”. Bill estaba indeciso. “Claro que me gustar?a, pero... Bueno, el caso ni siquiera est? abierto. No depende de nosotros”. Riley respir? profundamente y dijo con cautela: “Esperaba que ambos pudi?ramos hacer algo al respecto”. A Bill le tom? un momento entender qu? quer?a decir. Entonces sus ojos se abrieron y neg? con la cabeza. “No, Riley”, dijo. “Esto es cosa del pasado. Meredith no estar? interesado en reabrir el caso”. Ve?a que ella tambi?n ten?a dudas, pero estaba tratando de ocultarlo. “Tenemos que intentarlo”, dijo. “Podemos resolver este caso. Lo s?. Los tiempos han cambiado, Bill. Tenemos nuevas herramientas a nuestra disposici?n. Por ejemplo, las pruebas de ADN estaban en pa?ales en ese entonces. Ahora las cosas son diferentes. No est?s trabajando en otro caso en este momento, ?cierto?”. “No”. “Yo tampoco. ?Por qu? no lo intentamos?”. Bill mir? a Riley con preocupaci?n. En menos de un a?o, su compa?era hab?a sido reprendida, suspendida, e incluso despedida. Su carrera estuvo en peligro varias veces. Lo ?nico que la hab?a salvado era su extra?a habilidad para encontrar a su presa, a veces de maneras poco ortodoxas. Esa habilidad, y el hecho de que ?l la hab?a encubierto de vez en cuando, eran las razones por las cuales segu?a en la UAC. “Riley, eso causar? problemas”, dijo. “No busques problemas donde no los hay”. Vio la mueca que hizo ante lo que dijo y de inmediato se arrepinti? de su elecci?n de palabras. “Est? bien si no quieres hacerlo”, dijo ella, levant?ndose de su silla, d?ndose la vuelta y dirigi?ndose a la puerta de su oficina. * Riley odiaba esa frase. “No busques problemas donde no los hay”. Despu?s de todo, ella estaba acostumbrada a agitar las cosas. Y sab?a perfectamente bien que era una de las cosas que la hac?an una buena agente. Estaba a punto de salir de la oficina cuando Bill le dijo: “Espera. ?Ad?nde vas?”. “Creo que ya lo sabes”, respondi?. “?Est? bien! ?Ya voy!”. Ella y Bill corrieron por el pasillo hacia la oficina del jefe de equipo, Brent Meredith. Riley toc? la puerta de su jefe, y oyeron una voz ronca decir: “Adelante”. Riley y Bill entraron a la oficina espaciosa de Meredith. Como siempre, el jefe de equipo ten?a una presencia intimidante con su gran f?sico y sus rasgos negros y angulosos. ?l estaba encorvado sobre su escritorio estudiando unos informes detenidamente. “Sean breves”, dijo Meredith, sin levantar la mirada de su trabajo. “Estoy ocupado”. Riley ignor? la expresi?n de preocupaci?n que Bill ten?a en el rostro y se sent? audazmente junto al escritorio de Meredith. Ella dijo: “Jefe, el agente Jeffreys y yo queremos reabrir un caso sin resolver, y nos pregunt?bamos si...”. Todav?a concentrado en los papeles, Meredith la interrumpi?. “No”. “?Qu??”, dijo Riley. “Solicitud denegada. Ahora disc?lpenme, pero tengo trabajo por hacer”. Riley se qued? sentada. Se sinti? moment?neamente obstaculizada. Luego dijo: “Acabo de hablar por tel?fono con Jake Crivaro”. Meredith levant? la cabeza y la mir?. Una sonrisa se form? en sus labios. “?C?mo est? el viejo Jake?”, pregunt?. Riley tambi?n sonri?. Ella sab?a que Jake y Meredith hab?an sido amigos cercanos en aquel entonces en la UAC. “Malhumorado”, dijo Riley. “Siempre lo fue”, dijo Meredith. “Ese viejo bastardo era intimidante”. Riley reprimi? una risita. Era c?mico que a Meredith le pareciera alguien intimidante. Riley jam?s se hab?a sentido intimidada por Jake. Ella dijo: “Ayer fue el vig?simo quinto aniversario del ?ltimo asesinato del ‘Asesino de la caja de f?sforos’”. Meredith se volvi? hacia ella en su silla, comenzando a verse interesado. “Recuerdo ese caso”, dijo. “Jake y yo ?ramos agentes de campo en aquel entonces. Nunca super? no haber podido resolverlo. Hablamos mucho de eso”. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43693799&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.