*** Твоей Луны зеленые цветы… Моей Луны беспечные рулады, Как светлячки горят из темноты, В листах вишневых сумрачного сада. Твоей Луны печальный караван, Бредущий в даль, тропою невезенья. Моей Луны бездонный океан, И Бригантина – вера и спасенье. Твоей Луны – печальное «Прости» Моей Луны - доверчивое «Здравствуй!» И наши параллельные пути… И З

Condenada

Condenada Morgan Rice Diario de un Vampiro #11 Un libro para rivalizar con TWILIGHT y EL DIARIO DEL VAMPIRO, ?querr?s seguir leyendo hasta la ?ltima p?gina! Si te gusta la aventura, el amor y los vampiros ?este libro es para ti! –Vampirebooksite. com (Sobre Convertida) En CONDENADA, cuando se despierta y se da cuenta que se est? convirtiendo en un vampiro, Scarlet Paine de 16 a?os lucha por entender lo que le est? pasando. Alejada de sus padres y de sus amigos, la ?nica persona que le queda es Sage, el chico misterioso que r?pidamente se ha convertido en el amor de su vida. Sin embargo, Sage, cuya casa ha sido tapiada, no est? por ning?n lado. Sola en el mundo, sin ning?n lugar donde ir, Scarlet, busca a sus amigos y trata de reconciliarse con ellos. Todo parece salir mal cuando la invitan a un viaje a una isla abandonada en el Hudson – y las cosas se salen de control y se revelan los verdaderos poderes de Scarlet; entonces, es cada vez m?s dif?cil que nunca saber qui?nes son sus amigos y quienes sus enemigos. Blake, aun interesado en ella, intenta hacer las paces. Parece sincero, y Scarlet se siente confundida, ya que no sabe si estar con Blake o esperar a Sage, a quien no puede encontrar. Cuando finalmente Scarlet encuentra a Sage, viven el momento m?s rom?ntico de su vida; sin embargo, se ti?e de tragedia, porque Sage se est? muriendo y tiene unos pocos d?as de vida. Por su parte, Kyle se convirti? en el ?nico otro vampiro que queda en el mundo, y est? en una campa?a criminal, buscando a Scarlet; Caitlin y Caleb consultan con Aiden, y cada uno se embarca en diferentes misiones -Caleb busca detener y matar a Kyle, y Caitlin, va a la famosa biblioteca de la Universidad de Yale, para investigar la antigua reliquia que se dice tanto puede curar como matar a los vampiros de todos los tiempos. Es una carrera contra el tiempo, y puede que sea demasiado tarde. Scarlet est? cambiando r?pidamente, apenas puede controlar lo que se est? convirtiendo, y Sage est? muriendo con cada minuto que pasa. El libro culmina un lleno de acci?n, y da un giro sorprendente, Scarlet se quedar? con una elecci?n monumental que va a cambiar el mundo para siempre. ?Scarlet har? el ?ltimo sacrificio para salvar la vida de Sage? ?Arriesgar? todo lo que tiene por amor?Repleta de acci?n, romance, aventura y suspenso. Consigue este libro y enam?rate de nuevo. – Vampirebooksite. com (Sobre Convertida) Morgan Rice Condenada (Libro #11 Del Diario Del Vampiro) Acerca de Morgan Rice Morgan Rice es la escritora de bestsellers # 1 de LOS DIARIOS DE LA VAMPIRESA, una serie para j?venes adultos que comprende once libros (y contando) ; la serie bestseller # 1 LA TRILOGIA DE LA SUPERVIVENCIA, un thriller post-apocal?ptico que comprende dos libros (y contando) ; y la serie de fantas?a ?pica bestseller # 1 EL ANILLO DEL BRUJO, que comprende trece libros (y contando). Los libros de Morgan est?n disponibles en audio e impresos, y han sido traducidos al alem?n, franc?s, italiano, espa?ol , portugu?s, japon?s, chino, sueco, holand?s, turco, h?ngaro, checo y eslovaco (y en m?s idiomas pr?ximamente). TRANSFORMACI?N – (Libro #1 de Diario de un Vampiro) y LA SENDA DE LOS H?ROES – (Libro #1 del Anillo del Hechicero) est?n disponibles para ser descargados en Google Play! A Morgan le encantar? saber de ustedes, por favor no dude en visitar www.morganricebooks.com (http://www.morganricebooks.com/) para unirse a la lista de correos electr?nicos, recibir un libro gratis, regalos gratis, descargar la aplicaci?n gratuita, recibir las ?ltimas noticias exclusivas, conectarse en Facebook y Twitter, y ?estar en contacto con ella! Morgan Rice ha sido aclamada "Rice hace un gran trabajo arrojando a los lectores en la historia desde el principio, demostrando una gran calidad descriptiva que trasciende la mera recreaci?n del ambiente … La novela est? muy bien escrita y es extremadamente r?pida de leer."     Cr?ticas –Black Lagoon (sobre Convertida) "Una historia ideal para los j?venes lectores. Morgan Rice ha hecho un buen trabajo d?ndole un giro interesante … es refrescante y ?nica. La serie se centra en torno a una chica … ?una chica extraordinaria! … Es f?cil de leer, con un ritmo extremadamente r?pido … Calificaci?n PG ".     --The Romance Reviews (sobre Convertida) "Me llam? la atenci?n desde el principio y no pod?a dejar de leerla … .Esta  historia es una aventura incre?ble con un ritmo r?pido y llena de acci?n desde el principio. No hay oportunidad para aburrirse."     --Paranormal Romance Guild (sobre Convertida) "Est? repleta de acci?n, romance, aventura y suspenso. ?Ponga sus manos en este libro y enam?rese nuevamente."     --vampirebooksite.com (sobre Convertida) "Una gran trama y, sobre todo, es la clase de libro que tendr? problemas para dejar de leer por la noche. El final cre? un suspenso tan espectacular que inmediatamente voy a querer comprar el siguiente libro, s?lo para saber c?mo sigue.”.     --The Dallas Examiner  (sobre Amada) "Un libro que rivaliza con TWILIGHT y con VAMPIRE DIARIES, y ?uno que te har? querer seguir leyendo hasta la ?ltima p?gina! Si te gusta la aventura, el amor y los vampiros, ?este libro es para ti! "     --Vampirebooksite.com (sobre Convertida) "Morgan Rice prueba de nuevo que es una narradora de gran talento … .Este apelar?a a una amplia variedad de p?blicos, incluyendo a los aficionados m?s j?venes del g?nero de vampiros / fantas?a. Termina con un suspenso inesperado que te dejar? conmocionado ".     --The Romance Reviews (sobre Amada) “EL ANILLO DEL BRUJO tiene todos los ingredientes para que sea todo un ?xito: tramas, contratramas, misterio, caballeros valientes, y relaciones rom?nticas repletas con corazones rotos, decepci?n y traici?n. Lo mantendr? entretenido por horas, y agradar? a lectores de todas las edades. Es un libro recomendado para estar en las bibliotecas de los lectores de la fantas?a.”     --Books and Movie Reviews, Roberto Mattos Libros de Morgan Rice EL ANILLO DEL BRUJO LA SENDA DE LOS H?ROES (Libro # 1) LA MARCHA DE LOS REYES (Libro # 2) EL DESTINO DE LOS DRAGONES (Libro # 3) UN GRITO DE HONOR (Libro n ? 4) UNA PROMESA DE GLORIA (Libro n ? 5) UNA CARGA DE VALOR (Libro # 6) UN RITO DE ESPADAS (Libro n ? 7) UNA SUBVENCESI?N DE ARMAS (Libro # 8) UN CIELO DE HECHIZOS (Libro n ? 9) UN MAR DE ESCUDOS (Libro # 10) UN REINADO DE ACERO (Libro # 11) UNA TIERRA DE FUEGO (Libro n ? 12) UNA REGLA DE REINAS (Libro n ? 13) LA TRILOG?A DE LA SUPERVIVENCIA ARENA UNO: TRATANTES DE ESCLAVOS (Libro # 1) ARENA DOS (Libro # 2) EL DIARIO DEL VAMPIRO TRANSFORMACI?N (Libro # 1) AMORES (Libro # 2) TRAICIONADA (Libro # 3) DESTINADA (Libro # 4) DESEADA (Libro # 5) COMPROMETIDA (Libro # 6) JURADA (Libro # 7) ENCONTRADA (Libro # 8) RESUCITADA (Libro # 9) ANSIADA (Libro # 10) CONDENADA (Libro # 11) ?Descarga los libros de Morgan Rice ahora mismo! ?Escucha la serie del Diario del Vampiro en formato de audio libro! Derechos Reservados © 2012 Morgan Rice Todos los derechos reservados. Ninguna porci?n de este libro podr? ser reproducida, almacenada en alg?n sistema de recuperaci?n, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio o ser guardado en una base de datos o sistema de recuperaci?n, sin la autorizaci?n previa del autor. Este libro electr?nico est? disponible s?lo para su disfrute personal. Este libro electr?nico no puede ser re- vendido o regalado a otras personas. Si usted desea compartir este libro con otra persona, por favor adquiera una copia adicional para cada destinatario. Si usted est? leyendo este libro y no lo compr? , o no lo compr? s?lo para su uso individual, por favor devu?lvalo y compre su propia copia. Muchas gracias por respetar el trabajo de este autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes , empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son producto de la imaginaci?n del autor o han sido usados como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es total coincidencia. Derechos de autor de la imagen de la portada Subbotina Anna, usada bajo licencia de Shutterstock.com. “Nuestras voluntades y destinos corren tan contrariamente Que nuestros dispositivos se han desbordado; Nuestros pensamientos son nuestros, aunque ninguna de sus conclusiones son nuestras.”     --William Shakespeare, Hamlet CAP?TULO UNO En la trastienda del bar de Pete, junto con Caleb, Sam, Polly, y una docena de agentes de la Polic?a, Caitlin Paine miraba por la ventana abierta ahora hecha a?icos, hacia la noche iluminada con las luces intermitentes de las patrullas de la  polic?a. Se preguntaba qu? demonios pudo haberle sucedido a su hija. Scarlet, el amor de su vida, estaba por ah? afuera, en alg?n lugar, dirigi?ndose hacia la noche, sola, probablemente con miedo; el solo pensar en ello la estaba destrozando. Lo que m?s le dol?a a Caitlin, a?n m?s de que su hija estuviera perdida, era pensar en lo que Scarlet se hab?a convertido, su recuerdo de ella, su ?ltima mirada antes de que saltara por la ventana. Esa no era su hija. Era otra cosa. Caitlin se estremeci? al pensar en ello y, aunque trat? de sacud?rselo de la cabeza, sab?a que era verdad. Todo ese tiempo hab?a estado resistiendo la idea, luchando para no creer que Scarlet ya no era humana, que Scarlet era realmente un vampiro. Caitlin se hab?a confrontado con Aiden, con el sacerdote, con Caleb, y sobre todo, con ella misma, con la esperanza, deseando, esperando que no fuera as?. Pero ya no ten?a m?s fuerzas. Se hab?a quedado sin explicaciones. El coraz?n de Caitlin lat?a con fuerza mientras miraba hacia la noche. Esta vez,  lo hab?a visto por s? misma, lo hab?a presenciado con sus propios ojos. Su ni?a se hab?a transformado, se hab?a alimentado de ese hombre, y hab?a adquirido una fuerza sobrehumana. Hab?a estrellado ese hombre enorme contra una pared como si fuera un palillo de dientes y se hab?a lanzado hacia la noche tan r?pidamente, en un abrir y cerrar de ojos, que no hab?a manera de que pudiera ser un humano. Tampoco hab?a manera, Caitlin lo sab?a, que pudieran atraparla. Sab?a que la polic?a estaba perdiendo su tiempo. Esta vez tambi?n era diferente porque no hab?a sido la ?nica que lo hab?a presenciado. Caitlin hab?a visto la expresi?n en el rostro de Caleb, en el de Sam y Polly, y pod?a verlo en sus ojos: una mirada de asombro y miedo a lo sobrenatural. Scarlet, la persona que m?s quer?an en el mundo, ya no era la Scarlet que hab?an conocido. Era algo propio de las pesadillas y los cuentos de hadas y leyendas, algo que  Caitlin nunca hab?a imaginado que pudiera ver en su vida. No s?lo sacudi? su imagen de Scarlet, pero tambi?n su idea del mundo entero. ?C?mo pod?a existir una cosa as?? ?C?mo era posible que en este planeta habitara algo m?s que seres humanos? “?Se?ora Paine? " Caitlin se volvi? para ver a un oficial de polic?a junto a ella, con pluma y papel en la mano, mir?ndola con paciencia. "?Escuch? mi pregunta?" Caitlin, temblaba, estaba confundida; neg? lentamente con la cabeza. "Lo siento", respondi? ella, su voz ronca. "No la escuch?." “Le dije: ?d?nde cree que su hija pudo haber ido?" Caitlin suspir? al pensarlo. Si se tratara de la antigua Scarlet, podr?a dec?rselo  f?cilmente. La casa de un amigo, el gimnasio, pod?a estar con un chico; el campo de f?tbol .... Pero, trat?ndose de la nueva Scarlet, no ten?a ni idea. "Me gustar?a saber," ella respondi? finalmente. Otro oficial se adelant?. "?Hay alg?n amigo con quien pudo haber ido?" ?l intervino. “?Un novio?" Al o?r la palabra novio, Caitlin se volvi? y mir? por la habitaci?n buscando  alguna se?al de ese chico misterioso que hab?a aparecido en ese bar. Sage, hab?a dicho. Tan simple, una sola palabra, como si ella debiera saber qui?n era. Caitlin ten?a que admitir que nunca hab?a conocido a nadie como ?l. Irradiaba un poder que era m?s contundente que cualquier otro que hubiera conocido, y era un hombre formado m?s de un adolescente. Vest?a todo de negro y sus ojos brillantes y los p?mulos cincelados lo hac?a parecer como si hubiera llegado de otro siglo. Lo m?s extra?o de todo, Caitlin recordaba lo que el chico le hab?a hecho a los lugare?os en ese bar. Hab?a cre?do que Caleb y Sam habr?an podido cuidarse m?s de s? mismos, sin embargo, este chico hab?a logrado una r?pida victoria, golpeando a todos los hombres en un torbellino. ?Qui?n era? ?Por qu? hab?a estado all?? ?Y por qu? hab?a estado buscando a Scarlet? Sin embargo, mientras miraba a su alrededor, Caitlin no vio ni rastro de ?l. Sage, tambi?n, hab?a desaparecido. ?Cu?l era su conexi?n con Scarlet? se pregunt?. Su instinto de madre le dec?a que, de alguna manera, esos dos estaban juntos. Pero ?Qui?n era? El misterio s?lo se hizo m?s grande. Caitlin no quer?a mencionarlo a la polic?a; todo era demasiado extra?o. "No," Caitlin minti?, con la voz temblorosa. "No que yo sepa." “Usted dijo que hab?a un chico, que estaba aqu? con ustedes, ?que particip? en el altercado?" Otro agente pregunt?. "?Sabe su nombre?" Caitlin neg? con la cabeza. "Sage" Polly intervino, dando un paso adelante. "Dijo que su nombre era Sage." Por alguna raz?n, Caitlin no hab?a querido dec?rselo; sent?a que deb?a protegerlo. Y tambi?n sent?a, no pod?a explicarlo c?mo, que Sage no era humano,, y no pod?a dec?rselo que a la polic?a y que todo el mundo pensara, una vez m?s, que estaba loca. La polic?a se qued? all?, escribiendo su nombre, y Caitlin se pregunt? qu? har?an. "?Qu? pasa con todos estos tipos asquerosos que est?n aqu??" Polly presion?, mirando a su alrededor en consternaci?n. "Todos los patanes que iniciaron la pelea? ?No va a arrestarlos? " Los polic?as se miraron inc?modos. Uno de ellos se aclar? la garganta. "Ya detuvimos a Kyle, el hombre que atac? a su hija", dijo el oficial. "En cuanto a los otros, bueno, para ser francos, es su palabra contra la de ustedes y ellos dicen que ustedes iniciaron el altercado." “?Nosotros no lo iniciamos!", dijo Caleb, dando un paso adelante con enojo, acariciando un bulto en la cabeza. "Vinimos aqu? a buscar a mi hija y ellos trataron de detenernos." "Como dije," el oficial dijo, "es su palabra contra la de ellos. Dijeron que usted lanz? el primer pu?etazo, y francamente ellos est?n en peores condiciones que usted. Si los detenemos, tenemos que arrestarlo a usted tambi?n." Caitlin se qued? mirando, ardiendo de ira. "?Qu? pasa con mi hija?" ella dijo. "?C?mo piensan encontrarla?" "Se?ora, le puedo asegurar, que todas nuestras fuerzas est?n busc?ndola ahora", dijo el oficial. "Pero es terriblemente dif?cil buscar a alguien cuando no sabemos a d?nde fue, ni por qu?. Necesitamos un motivo.” "Usted dijo que corri?", dijo otro oficial, dando un paso adelante. "No entendemos. ?Por qu? correr?a? Usted hab?a llegado. Ella estaba con ustedes. Estaba a salvo. ?Entonces por qu? correr?a? " Caitlin mir? a Caleb y a los otros, y todos se miraron entre s? con incertidumbre. "No lo s?", ella dijo con sinceridad. "Entonces, ?por qu? no intent? detenerla?" Otro oficial pregunt?. “?O no corri? tras ella?" “Usted no entiende", dijo Caitlin, intente tratando de ser clara. "Ella no corri?; ella salt?. Fue… como ver a un ciervo. Nos podr?amos haberla alcanzado aun si lo hubi?ramos intentado.” El oficial mir? con escepticismo a los dem?s. "?Me est? diciendo que con todas las personas adultas aqu?, ninguno pudo tratar de atraparla? ?Qu? es, una especie de atleta ol?mpico?” Se burl?, esc?ptico. “?Ha estado bebiendo esta noche, se?ora?" Otro oficial pregunt?. "Escuche," Caleb solt?, dando un paso adelante, "mi esposa no se lo est?  inventando. Yo tambi?n lo vi. Todos nosotros lo vimos: su hermano tambi?n, y su esposa. Nosotros cuatro. ?Cree que todos estamos viendo cosas?" El oficial levant? una mano. "No hay necesidad de ponerse a la defensiva. Todos estamos en el mismo equipo. Pero vea desde nuestro lado: usted me dice que su hija corre m?s r?pido que un ciervo. Obviamente eso no tiene ning?n sentido. Tal vez ustedes est?n confundidos tras la pelea. A veces, las cosas no siempre se ven como parecen. Todo lo que estoy diciendo es que todo esto no tiene ning?n sentido.” El oficial intercambi? una mirada esc?ptica con su compa?ero, que dio un paso adelante. "Como he dicho, nuestra fuerza est? buscando a su hija. Nueve de cada diez veces, los adolescente que huyen regresan a sus casas. O van a la casa de un amigo. As? que mi mejor consejo para ustedes es que regresen a casa y se queden all?. Apuesto a que todo lo que sucedi? aqu? era porque ella quer?a doblar las reglas un poco y, por una noche, ir a un bar de adultos y tomar una copa, y las cosas se le fueron un poco de las manos. Tal vez ella se encontr? con un chico en el bar. Cuando ustedes llegaron, probablemente se fue porque se sinti? avergonzada. Vuelvan a casa, apuesto a que va a estar esper?ndolos", el funcionario concluy?, como si lo hubiera resuelto todo. Abrumada por la frustraci?n, Caitlin neg? con la cabeza. “Usted no entiende", dijo ella. "No conoce a mi hija. Scarlet no va a los bares. Y ella no se encuentra con hombres extra?os. Ella vino aqu? porque estaba sufriendo. Vino aqu? porque no ten?a otro lugar adonde ir. Porque necesitaba algo. Vino aqu? porque se est? transformando. ?Usted no entiende? Transformando.” Los oficiales la miraron como si estuviera loca; Caitlin detestaba esa mirada. “?Transformando?" Ellos repitieron, como si ella hubiera perdido la raz?n. Caitlin suspir?, estaba desesperada. "Si no la encuentran, alguna gente por ah? va a salir lastimada." El oficial frunci? el ce?o. “?Lastimada? ?Qu? est? diciendo? ?Su hija ha estado lastimando a la gente? ?Est? armada?” Caitlin neg? con la cabeza, se sent?a m?s que frustrada. Estos polic?as locales nunca podr?an entender; ella estaba perdiendo las fuerzas. "Ella est? desarmada. Nunca le ha hecho da?o a nadie. Pero si sus hombres la encuentran, no podr?n contenerla.” Los agentes de polic?a se miraron, como concluyendo que Caitlin estaba loca, y luego se volvieron y caminaron a la habitaci?n de al lado. Cuando Caitlin los vio alejarse, ella se volvi? y mir? de vuelta, a trav?s de los cristales rotos, a la noche. Scarlet, pens?. ?D?nde est?s? Ven a m?, beb?. Te quiero. Lo siento. Por lo que te haya molestado, lo siento. Por favor, vuelve a casa. Lo m?s extra?o de todo eso, Caitlin se dio cuenta, era que, al pensar en Scarlet  por ah?, sola en la noche, no sent?a ning?n temor por Scarlet. En cambio, sent?a miedo por todos los dem?s. CAP?TULO DOS Kyle estaba sentado en la parte trasera de la patrulla de la polic?a, con las manos esposadas a la espalda, con la mirada fija en la jaula estrecha, sinti?ndose como nunca antes. Algo estaba cambiando dentro de ?l, no sab?a qu?, pero podr?a sentirlo burbujeando adentro. Le record? la vez que hab?a usado hero?na, ese primer ardor  cuando la aguja toc? su piel. Este nuevo sentimiento era como un calor abrasador  corriendo por sus venas y estaba acompa?ado por un sentimiento de poder invencible. Se sent?a abrumado de poder, sent?a como si sus venas fueran a salirse de su piel, como si su sangre se hinchara en su interior. Se sent?a m?s poderoso que nunca, la piel le hormigueaba en la cara y la frente y en la parte posterior del cuello. La oleada de poder en su interior era algo que no entend?a. Pero a Kyle no le importaba; siempre y cuando el poder estuviera all?, le daba la bienvenida. A trav?s de sus ojos nublados observ? como el mundo se te??a de rojo y lentamente se pon?a en foco. Detr?s de la jaula, vio a dos oficiales. Cuando el zumbido en sus o?dos comenz? a ceder, pudo o?r su conversaci?n, en un principio en silencio. "Este asesino va a estar en el bote por mucho tiempo", le dijo uno al otro. "Escuch? que acaba de salir. Est? de lo peor para ?l.” El polic?a comenz? a re?r, y el sonido chirriante taladr? la cabeza de Kyle. La patrulla aceler? por la carretera, con las luces encendidas, y Kyle se hizo m?s consciente de sus alrededores mientras empezaba a darse cuenta d?nde estaba. Estaban en la carretera nueve, regresando a la c?rcel, el lugar donde hab?a estado los ?ltimos quince a?os su vida. Fue reconstruyendo lo que hab?a pasado esa noche: ese bar … esa chica … Estaba a punto de tener algo con ella cuando … algo hab?a sucedido. La peque?a perra lo hab?a mordido. El darse cuenta lo atraves? como una ola. Lo hab?a mordido. Kyle intent? palpar su cuello, las dos marcas le palpitaban, pero no pudo; enc?a las manos esposadas detr?s de la espalda. Kyle movi? los brazos y, para su sorpresa, rompi? las esposas sin mayor  esfuerzo. Levant? las mu?ecas con asombro, mir?ndolas, sorprendido de su propia fuerza. ?Las esposas estaban da?adas? Las mir? colgando frente a ?l, y se pregunt?: ?C?mo pudo haber hecho eso? Kyle se estir? y sinti? los dos bultos en el cuello, le ard?an, como si la mordida hubiera entrado hasta venas. Se qued? all? sentado, mirando las esposas colgando, y se pregunt?: ?Existen los vampiros? ?Era eso posible? Kyle sonri? con gusto. Era el momento de averiguarlo. Kyle tom? las esposas, que colgaban, y las golpe? contra la jaula. Los dos polic?as se volvieron y miraron hacia atr?s, y esta vez no se estaban riendo; ahora sus rostros estaban en shock. Las manos de Kyle estaban libres, sus esposas estaban rotas, y ?l las colgaba frente a ellos, sonriendo, mientras continuaba golpeando en la jaula. "Mierda," un oficial le dijo al otro. "?No lo esposaste, Bill?" "Lo hice. Estoy seguro. Le apret? las esposas con m?s fuerza que el infierno.” “No estaban lo suficientemente apretadas," Kyle gru??. Un polic?a tom? su arma, y el otro pis? el freno. Pero no lo suficientemente r?pido. Con una velocidad incre?ble, Kyle extendi? la mano, arranc? la reja de metal como si fuera un palillo de dientes, y se zambull? en el asiento del frente. Kyle se abalanz? sobre el polic?a en el asiento del pasajero, le quit? el arma de las manos, y le dio un codazo tan fuerte que le rompi? el cuello. El otro polic?a se desvi?, y la patrulla se tambale? por la autopista mientras  Kyle lo agarraba por la parte posterior de la cabeza, y lo embest?a de frente. Un chasquido llen? el aire mientras la sangre del polic?a salpicaba a Kyle. Con el coche desvi?ndose hacia todos lados, Kyle extendi? la mano para agarrar el volante pero ya era demasiado tarde. La patrulla se desvi? hacia el otro lado de la carretera, y los sonidos de claxon  llenaron el aire mientras se estrellaba contra un auto que se aproximaba. Kyle sali? volando de cabeza por el parabrisas, y aterriz? en la carretera, rod? y rod? mientras el coche se volcaba y rodaba de lado, tambi?n. Un coche que se acercaba a Kyle aplic? los frenos, pero no a tiempo, y Kyle sinti? como el coche aplastaba su pecho. El coche par? en seco mientras Kyle estaba all?, respirando con dificultad; una mujer de unos treinta a?os sali?, gritando, llorando, mientras corr?a hacia Kyle, que yac?a de espaldas. "Oh, Dios m?o, ?est? bien?" Ella dijo en un apuro. "Trat? de parar a tiempo. Dios m?o. ?He matado a un hombre! ?Dios m?o!” La mujer estaba hist?rica, de rodillas sobre ?l, lloraba. De repente, Kyle abri? sus ojos, se sent? y mir? a la mujer. Su llanto se detuvo cuando ella le devolvi? la mirada en shock, ten?a los ojos muy abiertos frente a los faros. Kyle sonri?, se inclin?, y, en ?xtasis, hundi? sus hermosos colmillos que crec?an y crec?an en su garganta. Fue la mejor sensaci?n de su vida. La mujer gritaba mientras ?l beb?a su sangre; ?l se atiborr? hasta que ella cay? inerte en sus brazos. Kyle se puso de pie, satisfecho, y se volvi? y contempl? la carretera vac?a. Enderez? el cuello, alis? su camisa, y dio el primer paso. Ten?a mucho que cobrarle a esta ciudad camino y todo iba a empezar con Scarlet. CAP?TULO TRES Sage volaba cortando el aire hacia el amanecer, los primeros rayos de sol iluminaban una l?grima en su mejilla, que r?pidamente ?l se sec?. Estaba agotado, con mucho sue?o despu?s de volar toda la noche buscando a Scarlet. Durante la noche, crey? verla muchas veces, s?lo para darse cuenta de que hab?a llegado con  una chica desconocida que se sorprend?a al verlo aterrizar y despegar de nuevo. Estaba empezando a preguntarse si alguna vez la encontrar?a. Scarlet no estaba por ninguna parte, y Sage no pod?a entenderlo. La conexi?n entre los dos era tan fuerte, que estaba seguro que podr?a sentirla, que ella lo llevar?a a donde estaba. No pod?a entender lo que hab?a pasado. ?Ella hab?a muerto? Sage cre?a que quiz?s estaba en tal estado emocional, que todos sus sentidos estaban bloqueados, y eso no le permit?a rastrearla; o tal vez hab?a ca?do en un sue?o profundo, como sab?a que le suced?a a los vampiros despu?s de alimentarse de un humano por primera vez. Eso pod?a llegar a ser mortal para algunos, ?l lo sab?a, y le dol?a el coraz?n pensar que ella estaba por ah?, quien sab?a d?nde, completamente sola. ?Alguna vez despertar?a? Sage vol? bajo, muy r?pidamente para no ser detectado, y pas? por todos los lugares a los que hab?a ido con ella -su escuela, su casa, todos los lugares en que pod?a pensar- usando su visi?n l?ser la busc? por los ?rboles y las calles. A medida que el sol se elevaba y pasaba hora tras hora, Sage, finalmente se dio cuenta de que no ten?a sentido seguir buscando. Tendr?a que esperar hasta que ella saliera a la superficie, o ?l pudiera detectarla. Sage estaba agotado como nunca antes. Pod?a sentir su fuerza vital empezando a decaer. Sab?a que s?lo quedaban unos d?as para que ?l mismo muriera, y cuando sinti? otro dolor en el pecho y en los brazos y hombros, supo que se estaba muriendo por dentro. Pronto dejar?a esta tierra, y lo hab?a aceptado. S?lo quer?a pasar sus ?ltimos d?as con Scarlet. Cuando ya no le qued? ning?n lugar donde buscar, Sage vol? sobre la mansi?n  de su familia en el Hudson, mirando hacia abajo mientras descend?a. Dio una y otra vuelta, como un ?guila, pregunt?ndose: ?deber?a verlos una ?ltima vez? No sab?a para qu?. Todos lo odiaban ahora por no llevar a Scarlet; y ten?a que admitirlo, ?l los odiaba tambi?n. La ?ltima vez que hab?a estado  all?, su hermana hab?a muerto en sus brazos, y Lore hab?a partido para tratar de matar a Scarlet. No quer?a enfrentarse a ellos de nuevo. Y sin embargo, no ten?a otro lugar a donde ir. Mientras volaba, Sage escuch? un golpeteo, y mir? hacia abajo y vio a varios de sus primos sosteniendo planchas de madera sobre las ventanas, y martilleando. Uno a uno, estaban sellando su mansi?n ancestral, y Sage vio a varias docenas de sus primos despegar en vuelo. Estaba intrigado. Era evidente que estaba pasando algo. Sage ten?a que averiguarlo. Una parte de ?l quer?a saber a d?nde iban, qu? ser?a de su familia, y una parte m?s grande de ?l quer?a saber si ten?an alguna idea d?nde estaba Scarlet. Tal vez uno de ellos hab?a visto u o?do algo. Quiz?s Lore la hab?a capturado. Ten?a que saber; era la ?nica pista que ten?a. Sage se lanz? hacia la finca de su familia, aterrizando en el patio de m?rmol, ante la gran escalinata que conduc?a a la puerta de entrada trasera con antiguas puertas francesas. Cuando se acerc?, de repente las puertas se abrieron, y vio a su madre y su padre adelant?ndose; lo enfrentaron con una mirada de desaprobaci?n. "?Qu? est?s haciendo aqu??" Su madre le pregunt? como si ?l fuera un intruso. "Ya nos mataste una vez", dijo su padre. "Nuestra gente pudo haber sobrevivido si no hubiera sido por ti. ?Has venido a matarnos de nuevo?” Sage frunci? el ce?o; estaba harto de la desaprobaci?n de los padres. “?A d?nde van?" exigi? Sage. “?A d?nde crees?" Su padre replic?. "Han convocado al Gran Consejo, por primera vez en mil a?os." Sage lo mir? con sorpresa. “?Al Castillo Boldt?"pregunt?. “?Van a las mil islas?" Sus padres fruncieron el ce?o de nuevo. "?Qu? te importa?", dijo su madre. Sage no pod?a creer lo que estaba escuchando. El Gran Consejo no se hab?a reunido desde lo que parec?a ser el principio de los tiempos, y que toda su raza se fuera a reunir en un solo lugar, no pod?a ser por algo bueno. “?Pero por qu??" pregunt?. "?Por qu? convocarlos, si todos vamos a morir de todos modos?" Su padre se adelant? y sonri? mientras levantaba un dedo y lo clavaba en el pecho de Sage. "No somos como t?", gru??. "No vamos darnos por vencidos sin luchar. El nuestro ser? el mayor ej?rcito que jam?s se haya conocido, es la primera vez que todos nos reuniremos en un mismo lugar. La humanidad va a pagar. Nos vengaremos." “?Vengarse de qu??” pregunt? Sage. "La humanidad no te ha hecho nada. ?Por qu? vas a herir a personas inocentes?” Su padre le devolvi? la sonrisa. “Eres tonto hasta el final", dijo. "?Por qu? no lo har?amos? ?Qu? tenemos para  perder? ?Qu? van a hacer, matarnos?” Su padre se ri?, y su madre se le uni?, mientras se tomaban del brazo y pasaban  junto a ?l, chocando sus hombros y prepar?ndose a despegar en vuelo. Sage les grit?: "Recuerdo una vez cuando eran nobles", dijo. "Pero ahora, no son nada. Son menos que nada. ?Esto es lo que hace la desesperaci?n en ustedes?” Se volvieron y le hicieron una mueca. "Tu problema, Sage, es que si bien eres uno de nosotros, nunca has entendido a nuestra especie. Destruir es todo lo que siempre hemos querido. S?lo t?, s?lo t? has sido diferente.” "T? eres el hijo que nunca entendimos", dijo su madre. "Y nunca has dejado de decepcionarnos." Sage sinti? que lo atravesaba un dolor, se sent?a demasiado d?bil para responder. Cuando se dieron vuelta para irse, Sage, jadeando, junt? fuerzas para gritar: "Scarlet! ?D?nde est?? ?Dime!" Su madre se volvi? y sonri? con gusto. "Oh, no te preocupes por ella", dijo su madre. "Lore la encontrar?, y nos salvar? a todos. O va a morir en el intento. Y cuando sobrevivamos, no creas que habr? un lugar para ti.” Sage enrojeci?. "?Te odio!" Grit?. “?Los odio a los dos!" Sus padres simplemente se volvieron sonriendo, se posaron sobre la barandilla de m?rmol y despegaron hacia el cielo. Sage se qued? all?, observ?ndolos ir, desaparecer en el cielo, mientras el  resto de sus primos se les un?an. Se qued? all?, solo, ante su ancestral casa tapiada, all? no quedaba nada para ?l. Su familia lo odiaba y ?l los odiaba tambi?n. Lore. Sage sinti? un nuevo estallido de la determinaci?n al pensar en ?l. No pod?a dejar que encontrara a Scarlet. A pesar de todo su dolor, ten?a que reunir todas sus fuerzas, una ?ltima vez. Ten?a que encontrar a Scarlet. O morir en el intento. CAP?TULO CUATRO Caitlin estaba sentada en el asiento del pasajero de su camioneta, estaba agotada, con el coraz?n roto, mientras Caleb conduc?a sin parar por la ruta 9, recorr?a las calles hacia arriba y hacia abajo como lo hab?a estado haciendo por  horas. Ya estaba amaneciendo, y Caitlin mir? a trav?s del parabrisas el cielo fuera de lo com?n. Le sorprendi? que ya estuviera amaneciendo. Hab?an estado conduciendo toda la noche, los dos en la parte delantera y Sam y Polly en el asiento trasero, manteniendo los ojos bien abiertos mirando la orilla de la carretera, buscando a Scarlet por todos lados. Una vez, se hab?an detenido en seco, Caitlin hab?a cre?do verla pero se dio cuenta que era un espantap?jaros. Caitlin cerr? los ojos por un momento, sent?a sus p?rpados muy pesados, hinchados, ve?a el destello de los coches que se acercaban hacia ellos, sus faros pasaban de largo, un flujo interminable de tr?fico que hab?a estado viendo durante toda la noche. Ten?a ganas de llorar. Caitlin se sent?a vac?a por dentro, como una mala madre por no haber estado all? lo suficiente, acompa?ando a Scarlet -por no haber cre?do en ella, por no entenderla, por no haber estado all? cuando la hab?a necesitado. De alguna manera, Caitlin se sent?a responsable de todo. Y quer?a morirse al pensar que nunca m?s podr?a ver a su hija de nuevo. Caitlin se puso a llorar, y abri? los ojos y se sec? r?pidamente las l?grimas. Caleb se acerc? y le agarr? la mano, pero ella la retir?. Caitlin se volvi? para mirar por la ventana, quer?a un poco de privacidad, deseaba estar sola -quer?a morir. Sin su ni?a en su vida, se dio cuenta que ya no le quedaba nada. Caitlin sinti? una mano en su hombro. Se volvi? para ver a Sam inclin?ndose hacia adelante. "Hemos estado conduciendo toda la noche", dijo. "No hay ning?n rastro de ella por ning?n lado. Hemos cubierto cada cent?metro de la ruta 9. Los polic?as est?n busc?ndola tambi?n, con muchos m?s coches que nosotros. Todos estamos cansados, y no tenemos ni idea de d?nde puede estar. Incluso podr?a estar en casa, esper?ndonos.” "Estoy de acuerdo", dijo Polly. "Yo digo que vayamos a casa. Necesitamos descansar un poco.” De repente, se escuch? el sonido de un claxon estridente, y Caitlin levant? la mirada para ver un cami?n venir hacia ellos, estaban en el lado equivocado de la carretera. “?CALEB!" Caitlin grit?. De repente, Caleb se desvi? del camino en el ?ltimo segundo, y regres? a su lado de la carretera, evitando por un pie el cami?n, que toc? la bocina. Caitlin lo mir? fijamente, con el coraz?n palpitante, y un Caleb agotado le devolvi? la mirada, ten?a los ojos inyectados en sangre. “?Qu? pas??" Ella pregunt?. "Lo siento", dijo. "Debo de haberme quedado dormido." "Esto no est? haci?ndole ning?n bien a nadie", dijo Polly. "Necesitamos descansar. Tenemos que ir a casa. Todos estamos cansados.” Caitlin lo pens?, y finalmente, despu?s de un largo momento, asinti?. "Bien. Ll?vanos a casa.” * Caitlin se sent? en su sof? mientras el sol se elevaba, hojeaba un ?lbum con fotos de Scarlet. A toda prisa, todos los recuerdos la inundaron y empez? a recordar  a Scarlet en todas sus edades. Caitlin frot? las fotos con su pulgar deseando m?s que nada en el mundo que pudiera tener a Scarlet all? con ella. Dar?a cualquier cosa, incluso su propio coraz?n y su alma. Caitlin levant? la p?gina rota del libro que hab?a tomado de la biblioteca, el antiguo ritual, el que habr?a salvado a Scarlet s?lo si Caitlin hubiera regresado a  tiempo, el que habr?a evitado que se convirtiera en un vampiro. Caitlin rompi? la antigua p?gina en pedazos y los arroj? al suelo. Los pedazos cayeron cerca de Ruth, que se quej? y se acurruc? junto a Caitlin. Esa p?gina, ese el ritual, que hab?a significado tanto para Caitlin, ahora era in?til. Scarlet ya se hab?a alimentado, y ahora ning?n ritual pod?a salvarla. Caleb y Sam y Polly, tambi?n estaban en la sala, cada uno perdido en su propio mundo, cada uno se hab?a desplomado en una silla o un sof?, y estaba medio dormido o durmiendo. Los un?a un silencio pesado, todos esperaban que Scarlet caminara por la puerta, todos sospechaban que eso no pasar?a. De repente, son? el tel?fono. Caitlin se levant? y lo arrebat?, le temblaba la mano. Dej? caer el receptor varias veces, finalmente lo recogi? y se lo llev? a la oreja. "Hola, hola, hola?" Ella dijo. "Scarlet, ?eres t?? ?Scarlet!?” "Se?ora, es el Oficial Stinton," se escuch? una voz masculina. El coraz?n de Caitlin se desplom? al darse cuenta de que no era Scarlet. "S?lo estoy llamando para hacerle saber que no tenemos ninguna novedad de su hija todav?a." Las esperanzas de Caitlin se desvanecieron. Ella agarr? el tel?fono, apret?ndolo, estaba desesperada. "No se est?n esforzando lo suficiente," ella herv?a. "Se?ora, estamos haciendo todo lo que podemos.” Caitlin no esper? a escuchar el resto de su respuesta. Azot? el auricular, luego agarr? el tel?fono, un aparato de los a?os 80, arranc? el cable de la pared, lo levant?, y lo estrell? al suelo. Caleb, Sam, y todo Polly se levantaron de un salto, sorprendidos en su sue?o, y la miraron como si estuviera loca. Caitlin mir? el tel?fono y se dio cuenta que tal vez lo estaba. Caitlin sali? de la habitaci?n, abri? la puerta que daba al amplio porche y se sent? en una mecedora. Hac?a fr?o en la madrugada, pero no le import?. Se sent?a entumecida. Con fuerza, cruz? los brazos sobre su pecho, y se balance? y balance? en el aire fr?o de noviembre. Mir? hacia la calle vac?a iluminada con la luz de un nuevo d?a, no hab?a ni un alma a la vista, ni un coche en movimiento, todas las casas a?n estaban a oscuras. Todo estaba quieto. Una calle suburbana perfectamente tranquila, ni una hoja fuera de lugar, todo limpio tal como se supon?a que deb?a ser. Perfectamente normal. Pero nada, Caitlin lo sab?a, era normal. De repente, odi? este lugar que hab?a querido durante a?os. Odiaba la tranquilidad; odiaba la quietud; odiaba el orden. Que no dar?a para que hubiera caos, para que la quietud se hiciera a?icos, para que se escuchara algo, para que algo se moviera, para que su hija apareciera. Scarlet, rez?, mientras cerraba sus ojos, llorando, vuelve a m?, beb?. Por favor, vuelve a m?. CAP?TULO CINCO Scarlet Paine sent?a que flotaba en el aire y escuchaba el aleteo de un mill?n de peque?as alas en su o?do mientras sent?a elevarse m?s y m?s alto. Mir? y vio que era izada por una bandada de murci?lagos, aferrados a la parte de atr?s de su camiseta, un mill?n de murci?lagos la rodeaba y la llevaba por el aire. La llevaron a trav?s de las nubes y del amanecer m?s hermoso que jam?s hab?a visto, y las nubes se desparramaban y se romp?an, el cielo de color naranja parec?a incendiarse. No entend?a lo que estaba pasando, pero por alguna raz?n no ten?a miedo. Sinti? que la llevaban a alguna parte, y tal como chillaban y revoloteaban a su alrededor, mientras la izaban en el cielo, sinti? como si fuera uno de ellos. Antes de que Scarlet pudiera procesar lo que estaba pasando, los vampiros la posaron con cuidado en el suelo, ante el castillo m?s grande que jam?s hab?a visto. Ten?a antiguos muros de piedra, y ella estaba de pie delante de una enorme puerta arqueada. Los murci?lagos se fueron volando, desapareciendo; su aleteo se fue desvaneciendo. Scarlet se qued? mirando la puerta, que lentamente se abri?. Una luz ?mbar se derram? hacia afuera, y Scarlet se sinti? atra?da a entrar. Scarlet cruz? el umbral de la puerta, pas? por la luz, y entr? a la sala m?s grande que jam?s hab?a visto. En el interior, alineados frente a ella y prestando total atenci?n, se encontraba un ej?rcito de vampiros, todos vestidos de negro. Ella se cerni? sobre ellos, mirando hacia abajo como si fuera su l?der. Como si fueran uno, todos levantaron sus palmas y las golpearon contra sus pechos. "Has dado a luz a una naci?n", gritaron, su voz, como si fueran uno, hizo eco en las paredes. “?Has dado a luz a una naci?n!" Los vampiros dejaron escapar un gran grito, y entonces Scarlet lo absorbi? todo, por fin, hab?a encontrado a su gente. Los ojos de Scarlet se abrieron mientras se despertaba con el sonido de cristales rotos. Se encontr? yaciendo boca abajo con las mejillas contra el cemento fr?o y h?medo. Vio hormigas caminando hacia ella, y puso sus manos sobre el cemento ?spero, se sent?, y se las quit?. Scarlet estaba fr?a, adolorida, ten?a el cuello y la espalda torcidos por haber dormido en esa posici?n inc?moda. Por encima de todo, estaba desorientada, un poco asustada mientras observaba lo que la rodeaba. Estaba debajo de un peque?o puente de la ciudad, tendida sobre una loza de cemento debajo de ?l, estaba amaneciendo. Apestaba a orina y cerveza rancia all?, y vio que el cemento estaba todo marcado con graffiti y, mientras examinaba el suelo, vio latas de cerveza vac?as, basura, jeringas usadas. Se dio cuenta que estaba en un mal lugar. Mir? a su alrededor, parpadeando, no ten?a idea d?nde estaba, ni c?mo hab?a llegado all?. Escuch? de nuevo el sonido de cristales rotos y de pies arrastr?ndose, y se volvi? r?pidamente, sus sentidos estaban en alerta. A unos diez metros, hab?a cuatro vagabundos vestidos con harapos, parec?an estar borrachos o drogados, o ven?an de una pelea. Eran hombres mayores sin afeitar, la miraban como si ella fuera su juguete, con sonrisas lascivas en sus rostros, revelando los dientes amarillos y podridos. Pero eran fuertes, ella pod?a decirlo, eran robustos y altos y, por la forma en que se acercaban, uno de ellos tir? una botella de cerveza y la rompi? debajo del puente, supo que sus intenciones no eran buenas. Scarlet trat? de recordar c?mo hab?a llegado a ese lugar. Era un lugar al que nunca habr?a ido voluntariamente. ?La hab?an llevado all?? Lo que primero pens? era que tal vez la hab?an violado; mir? hacia abajo y vio que estaba completamente vestida, y supo que no. Ella se puso a pensar, tratando de recordar lo que hab?a pasado la noche anterior. Pero todo era como un borr?n lleno de dolor. Recordaba destellos: un bar al lado de la ruta 9 … un altercado … Pero todo estaba en una nebulosa. No lograba recordar los detalles. “T? sabes que est?s debajo de nuestro puente, ?verdad?" Uno de los vagabundos dijo mientras se acercaba cada vez m?s a ella. Scarlet se escabull? hacia atr?s con sus manos y rodillas, luego se puso de pie, enfrent?ndolos, temblaba por dentro, pero no quer?a verse asustada. "Nadie viene aqu? sin pagar una cuota", otro dijo. "Lo siento," dijo ella. "No s? c?mo llegu? aqu?." "Ese fue tu error", otro dijo, con una voz gutural profunda, mientras le sonre?a. "Por favor," Scarlet dijo, tratando de sonar dura, pero su voz le temblaba mientras daba un paso hacia atr?s, "No quiero problemas. Me voy ahora mismo. Lo siento.” Con el coraz?n lati?ndole en el pecho, Scarlet se volvi? para irse, cuando de repente, oy? pasos corriendo, y entonces sinti? que un brazo se enroscaba en su cuello, sosteniendo un cuchillo; el horrible aliento a cerveza le daba en la cara. "No, no lo est?s, cari?o", dijo. "Ni siquiera hemos empezado a conocernos.” Scarlet luch?, pero el hombre era demasiado fuerte para ella, su barba raspaba su mejilla mientras frotaba su cara contra la suya. Pronto, los otros tres se pararon frente a ella, y Scarlet grit? mientras luchaba en vano, y entonces sinti? sus manos horribles corriendo por su est?mago. Uno de ellos lleg? a la l?nea de su cintura. Scarlet se resisti? y se retorci?, tratando de escapar, pero ellos eran m?s fuertes. Uno de ellos se agach?, se quit? el cintur?n, y lo tir?, y ella oy? el sonido met?lico de metal en el cemento. “?Por favor, d?jenme ir!" Scarlet grit?, mientras se retorc?a. El cuarto vagabundo se agach? y la agarr? de la cintura, por los pantalones vaqueros y comenz? a tirar de ellos, tratando de sac?rselos. Scarlet supo que, con en unos momentos, si ella no hac?a algo, la lastimar?an. Algo en su interior se quebr?. No entend?a qu? era pero, por completo, la invadi? una energ?a que la inundaba, y se elevaba desde sus pies, iba a trav?s de sus piernas, por su torso. Sinti? un calor abrasador, disparado a trav?s de sus hombros, sus brazos, hasta sus dedos. Su cara estaba enrojecida, y ten?a los pelos de punta por todo su cuerpo, sinti? un fuego arder en su interior. Sent?a que no lograba entender que pasaba, y se sent?a m?s fuerte que todos esos hombres, m?s fuerte que el universo. Entonces sinti? algo m?s: una rabia primordial. Era una sensaci?n nueva. Ya no quer?a alejarse, ahora quer?a quedarse all? y hacer que los hombres pagaran. Separarlos, miembro por miembro. Y, por ?ltimo, sinti? algo m?s: hambre. Un hambre punzante y profundo que la hac?a que necesitara alimentarse. Scarlet se ech? hacia atr?s y gru??, un sonido que hasta a ella le dio miedo; sus colmillos se extendieron desde los dientes mientras se inclinaba hacia atr?s y le daba una patada al hombre que jalaba sus vaqueros. La patada fue tan tremenda, que envi? al hombre volando por el aire unos buenos veinte pies, hasta que se golpe? la cabeza contra la pared de hormig?n. Se dej? caer, inconsciente. Los otros dieron un paso atr?s y la soltaron, con la boca abierta en estado de shock y con miedo mientras miraban a Scarlet. Se ve?an como si se hubieran dado  cuenta que hab?an cometido un error muy grande. Antes de que pudieran reaccionar, Scarlet se dio vuelta y le dio un codazo al hombre que la sosten?a, d?ndole una zancailla en la mand?bula con tanta fuerza, que ?l dio vuelta dos veces y se derrumb?, inconsciente. Scarlet se volvi?, gru?endo, y se enfrent? a los otros dos, como una bestia mirando a su presa. Los dos vagabundos se quedaron all?, con los ojos desorbitados por el miedo, y Scarlet escuch? un ruido, baj? la mirada para ver a uno de ellos orin?ndose en sus pantalones. Scarlet se agach?, recogi? su cintur?n, y avanz? con total despreocupaci?n. El hombre se tambale? hacia atr?s, petrificado. "?No!" ?l gimi?. “?Por Favor! ?No fue mi intenci?n!” Scarlet se lanz? hacia adelante y envolvi? el cintur?n alrededor de la garganta del hombre. Entonces, ella lo levant? con una mano, los pies del hombre colgaban sobre la tierra, el hombre jadeaba mientras trataba de agarrar la correa. Ella lo mantuvo all?, en lo alto, hasta que, finalmente, ?l dej? de moverse y se desplom?, muerto. Scarlet se volvi? y se enfrent? al ?ltimo vagabundo, que lloraba, estaba  demasiado asustado para correr. Con los colmillos extendidos, dio un paso adelante y los hundi? en la garganta del hombre. ?l sacudi? sus brazos y, en unos momentos, yac?a en un charco de sangre, l?vido. Scarlet escuch? un correteo a distancia, y vio al primer vagabundo levantarse, y gemir, se estaba poniendo lentamente de pie. ?l la mir? con los ojos muy abiertos de miedo, y con sus manos y rodillas trat? de escapar. Ella se abalanz? sobre ?l. "Por favor, no me hagas da?o", gimi?, llorando. “No era mi intenci?n. No s? lo que eres, pero no quise hacerlo.” "Estoy segura que no," contest? ella, con su voz oscura, inhumana. "Al igual que no es mi intenci?n lo que voy a hacerte ahora." Scarlet lo cogi? por la espalda de la camiseta, lo hizo dar vueltas, y lo lanz? hacia arriba con todas sus fuerzas. El vagabundo sali? volando como un misil hacia el puente, la cabeza y los hombros se estrellaron contra el cemento saliendo por el otro lado, el sonido de escombros cayendo se escuch? por todas partes despu?s que ella lo arroj? a la  mitad del puente. Qued? atorado all?, capturado, con las piernas colgando debajo. De un solo salto, Scarlet lleg? hasta la parte superior del puente y lo vio con su torso superior atrapado en el hormig?n, mientras ?l gritaba, con la cabeza y los hombros expuestos, era incapaz de moverse. ?l se mov?a, tratando de liberarse. Pero no pod?a. Era un blanco f?cil para todo veh?culo que se aproximara. “?S?came de aqu?!", ?l le exigi?. Scarlet sonri?. "Tal vez la pr?xima vez", ella dijo. "Disfruta del tr?fico." Scarlet se volvi? y salt? y vol? hacia el cielo, los gritos del hombre se iban apagando mientras ella volaba m?s y m?s alto, lejos de ese lugar, sin saber donde estaba, y eso tampoco le importaba. S?lo ten?a a una persona en su mente: Sage. Su rostro se cern?a ante ella, en el ojo de su mente, igual su barbilla y sus labios perfectamente cincelados, sus ojos conmovedores. Pod?a sentir el amor que ?l sent?a por ella. Y ella sent?a lo mismo. Ya no sab?a donde estaba su casa en este mundo, pero no le importaba, siempre y cuando estuviera con ?l. Sage, pens?. Esp?rame. Voy a por ti. CAP?TULO SEIS Mar?a estaba sentada con sus amigos en el huerto de calabazas, muy celosa de todos, odiaba la vida. Todo el mundo parec?a tener un novio salvo ella. Y los que no ten?an eran parte de una muy fuerte camarilla de amigos que se api?aban todos juntos. Mar?a estaba sentada sobre un mont?n de calabazas, Becca y Jasmine estaban a  su lado, y realmente ya no sab?a d?nde encajaba. Maria  sol?a tener una camarilla tan fuerte, una que por a?os hab?a sido indestructible, ella y Becca y Jasmine y, por supuesto, su mejor amiga, Scarlet. Hab?an sido inseparables. Si una de ellas no ten?a novio, las otras siempre estaban all? acompa??ndola. Ella y Scarlet se hab?an jurado que nunca pelear?an, que ir?an a la misma universidad, ser?an damas de honor en la  boda de la otra, y vivir?an siempre a diez cuadras de la otra. Mar?a hab?a estado muy segura de sus amigas, de Scarlet, de todo. Luego, en las ?ltimas semanas, de repente, todo se hab?a venido abajo, sin previo aviso. Scarlet le hab?a robado a Sage frente a sus ojos, el ?nico chico con quien Mar?a hab?a estado totalmente obsesionada en un largo tiempo. El rostro de Mar?a se sonroj? al recordar toda la indignidad; Scarlet la hab?a hecho verse muy est?pida. Todav?a estaba muy enojada con ella por eso, y cre?a que nunca la  perdonar?a. Maria record? su ?ltima pelea, Scarlet se defendi? diciendo que ella le gustaba a Sage, y que no se lo rob?. En el fondo, Mar?a sab?a que probablemente ten?a raz?n. A?n as?, ten?a que culpar a alguien; era mucho m?s f?cil de culparse a s? misma. Alguien la golpe?, y Mar?a se desliz? de la pila de calabazas, aterrizando en el suelo, y sus vaqueros se llenaron de barro. “?Qu? te pasa!" Ella grit?, furiosa. Era uno de los chicos borrachos. Varios cientos de su clase se hab?an reunido all?, como tradicionalmente siempre lo hac?an, el d?a despu?s de la gran fiesta del oto?o, en este est?pido evento de la escuela de "cosecha de la calabaza". Todo el mundo sab?a que realmente nadie recog?a calabazas, todos se sentaban alrededor del campo de calabazas, bebiendo sidra de manzana caliente y comiendo donas, mientras que la chusma de la clase mezclaba la sidra con ginebra. Uno de esos chicos la hab?a golpeado. ?l ni siquiera se hab?a dado cuenta, e insultaba mientras se tambaleaba. Mar?a lo conoc?a, y sab?a que todos los chicos que beb?an a esa edad no terminar?an haciendo nada con sus vidas, al menos eso la consolaba. Mar?a ten?a que aclararse la cabeza. No pod?a soportar m?s, estar junto a todo eso. S?lo quer?a huir. Todav?a estaba muy molesta, y ahora ni siquiera sab?a por qu?. Perder a su mejor amiga, aun con Jasmine y Becca all?, la hac?a sentir como suelta. Y aun peor, todav?a sent?a deseos por Sage. Pensar en ?l la estaba volviendo loca. Mar?a se puso de pie y comenz? a caminar. "?A d?nde vas?" Jasmine pregunt?. Mar?a se encogi? de hombros. “Voy a tomar un poco de aire." Mar?a se abri? paso entre la multitud, alej?ndose m?s y m?s hacia el campo de las afueras de la ciudad, mientras miraba a todos los ni?os sosteniendo sus tazones, sentados alrededor, riendo, todo el mundo parec?a estar muy feliz. Todo el mundo menos ella. En ese momento, los odiaba a todos. Mar?a lleg? al borde de la multitud y sigui? caminando hasta un pajar solitario,  en la base del laberinto de ma?z. Puso su cabeza entre las manos y contuvo las l?grimas. Se sent?a deprimida, y no sab?a por qu?. Sobre todo, pens?, porque Scarlet no era parte de su vida. Sol?a enviarle mensajes de texto cien veces al d?a. Tampoco entend?a por qu? hab?a ocurrido todo eso. Y no pod?a dejar de pensar en Sage, aunque sab?a que ella no le gustaba. Cerr? los ojos y pidi? y pidi? para que ?l apareciera. Sage, dar?a cualquier cosa, pens?. Ven ac?. Te deseo. Te necesito. "?Qu? est? haciendo alguien tan bonita como t? sentada aqu? sola?" se escuch? la voz oscura y seductora. Mar?a se estremeci? mientras abr?a los ojos y estaba en completo estado de  shock al ver quien estaba ante ella. No era Sage. Pero era un chico, si era posible, a?n m?s magn?fico que Sage. Llevaba botas de cuero negro, pantalones de cuero negro, una playera negra, un peque?o collar de dientes de tibur?n negro y una chaqueta de cuero negro ajustado. Ten?a los ojos grises y el cabello casta?o ondulado, y una peque?a sonrisa, que era perfecta. Ten?a m?s atractivo sexual que cualquier chico que jam?s hab?a visto: parec?a una estrella de rock que hab?a  salido del escenario s?lo para verla. Mar?a parpade? varias veces y mir? a su alrededor, pregunt?ndose si era una broma. Pero ?l era el ?nico all?, y realmente estaba hablando con ella, y a nadie m?s. Ella intent? responder, pero las palabras se le atascaron en la garganta. “?Bonita?" Fue todo lo que atin? a decir, con el coraz?n desbocado en su pecho. ?l se ri?, y fue el sonido m?s hermoso que ella jam?s hab?a o?do. "Vamos, ellos se est?n divirtiendo. ?Por qu? t? no?” Sin esperar, ?l se le acerc? con gracia y extendi? la mano, y sin darse cuenta, ella la tom?, saltando fuera de la pila de heno, y lo sigui?; tomados de la mano los dos caminaron hacia el laberinto de ma?z. Se sent?a tan atra?da por ?l, que ni siquiera se detuvo a pensar de que esto no era algo exactamente normal. Una fantas?a de ella se hab?a materializado y la hab?a arrastrado. Pero no iba a empezar a hacer preguntas. "Um … ?qui?n eres?" ella pregunt?, tentativamente, con voz temblorosa, abrumada al sentir la mano del chico entre las suyas. "Estaba buscando una pareja para entrar al laberinto de ma?z", dijo con una sonrisa cuando entraron. "Es mi d?a de suerte. Mar?a, ?no? " Ella lo mir? con asombro. "?C?mo sabes mi nombre?" ?l sonri? y se ri?. "Pronto sabr?s que yo", dijo ?l, “lo s? casi todo. Y en cuanto a mi nombre: me puedes llamar Lore.” * Lore camin? tomado de la mano de la amiga de Scarlet, encantado consigo mismo por lo f?cil que hab?a sido seducirla. Estos seres humanos eran demasiado fr?giles, demasiado ingenuos, ni siquiera era justo. Incluso, apenas hab?a necesitado usar sus poderes y, en pocos minutos, la ten?a en la palma de su mano. Una parte de ?l quer?a alimentarse de ella, drenar la energ?a de su cuerpo, y deshacerse de ella como lo hab?a hecho con otros seres humanos. Pero, otra parte de ?l le dec?a que deb?a ser paciente. Despu?s de todo, hab?a volado por el campo y hab?a bajado s?lo por ella. Lore hab?a estado buscando una manera de llegar con Scarlet y, mientras volaba, hab?a percibido los fuertes sentimientos de Mar?a atravesando el universo; hab?a sentido su deseo por Sage, su desesperaci?n. Se hab?a sentido atra?do como un im?n. Lore hab?a ubicado a Mar?a con su ojo de ?guila desde los cielos y, al bajar, se dio cuenta de que, despu?s de todo, ella ser?a la trampa perfecta, alguien tan sola, tan vulnerable y tan cercana a Scarlet. Si alguien sab?a c?mo encontrar a Scarlet, deb?a ser ella. Lore decidi? que entablar?a una amistad, la utilizarla para encontrar a Scarlet, y cuando terminara, la matar?a. Mientras tanto, podr?a divertirse con ella. Esta humana pat?tica creer?a cualquier fantas?a que quisiera. "Um … no entiendo …", dijo Mar?a, mientras caminaban, con la voz temblorosa, nerviosa. "Expl?camelo otra vez. ?Dijiste que … que eres nuevo aqu??" Lore se ri?. "De alguna manera", dijo. “?Como que vas a estar en nuestra escuela?" ella pregunt?. "No creo tener tiempo para ir a la escuela", respondi?. "Qu? quieres decir? ?No tienes mi edad?” Ella pregunt?. "S?. Pero termin? la escuela hace mucho tiempo.” Lore estuvo a punto de decir hace siglos pero se contuvo en el ?ltimo segundo, por suerte. “?Hace mucho tiempo? ?Qu? quieres decir? ?Est?s como avanzado o algo as??“ Ella lo mir? con ojos llenos de admiraci?n, y ?l le devolvi? una sonrisa. "Algo as?", dijo. "As? que tus amigos est?n all?, en la fiesta?", A?adi?. Mar?a asinti?. "S?, todos excepto … Bueno, ya no soy su amiga, as? que s?, todos." “?Excepto qui?n?" Lore pregunt?, intrigado. Mar?a se ruboriz?. "Bueno, mi mejor anterior amiga. Ella no est? all?. Pero como dije, ya no somos amigas.” “?Scarlet?" ?l pregunt?, arrepinti?ndose inmediatamente por haber dicho demasiado. Mar?a lo mir?, suspicaz. "Como, ?c?mo sabes todo esto? ?Est?s como acech?ndome?” Lore comenz? a sentir que ella se estaba alejando de ?l, y no quer?a perderla. ?l la mir?, le tom? sus mejillas, hizo que lo mirara, y sus ojos brillaron en los de ella. Ella parpade?, y entonces ?l borr? los ?ltimos treinta segundos de su conversaci?n  de su memoria. Mar?a parpade? varias veces, ?l le tom? la mano, y siguieron caminando. Estuvo cerca, ?l pens?. Vamos a empezar de nuevo. “?Entonces tus amigos est?n all?, en la fiesta?", A?adi?. Mar?a asinti?. "S?, todos ellos excepto … Bueno, ya no soy su amiga, as? que s?, todos.” “?Excepto qui?n?" Lore pregunt?, intrigado. Mar?a se ruboriz?. "Bueno, mi anterior mejor amiga. Ella no est? all?. Pero como dije, ya no somos amigas.” Lore se detuvo esta vez, pensando mejor sus palabras. "?Qu? pas? entre ustedes dos?" ?l pregunt? cuidadosamente. Mar?a se encogi? de hombros, y siguieron caminando en silencio, sus botas cruj?an en el heno. “No tienes que decirme", dijo Lore, finalmente. "De todos modos, yo s? lo que se siente el estar alejado de un amigo. Mi primo. Una vez fuimos como hermanos. Ahora ni siquiera nos hablamos.” Mar?a lo mir? con compasi?n. "Eso es terrible", dijo. “?Que pas??" Lore se encogi? de hombros. "Es una larga historia." De siglos, quer?a a?adir, pero se contuvo. Mar?a asinti?, entendi?ndolo. "Bueno, como pareces entender", dijo, "entonces te lo voy a decir. No s? por qu?, como si ni siquiera te conozco, pero siento que podr?as entenderlo todo.” Lore le sonri? para darle confianza. “Suelo tener ese efecto en la gente", dijo. "De todos modos," Mar?a continu?, "mi amiga, Scarlet, ella como que me rob? un chico que me gustaba. No es que me importe aun ese chico.” Mar?a dej? de hablar y Lore intuy? que quer?a decir algo m?s, y ley? su mente: Bueno, no desde que te conoc?, eso es. Lore sonri?. “Robarle el compa?ero de alguien," Lore dijo, sacudiendo la cabeza. "No hay nada peor que eso." ?l le apret? la mano con m?s fuerza, y Mar?a le sonri? d?bilmente “?Entonces ya no son amigas?", dijo Lore, empuj?ndola. Mar?a neg? con la cabeza. "No. Como que cort? totalmente con ella. Me siento un poco mal por ello. Quiero decir, ella todav?a est? entre mis amigas favoritas y seguimos siendo amigas en Facebook y en todo. No puede ir tan lejos. Pero no la he llamado ni le enviado mensajes de texto. Sol?amos textearnos cien veces al d?a.” "?Has intentado enviarle un mensaje?" Mar?a neg? con la cabeza. "Realmente no quiero hablar de eso", ella dijo. Lore sinti? que la estaba empujando demasiado. Tendr?a tiempo de sobra para seducirla, para averiguar todo lo que necesitaba saber sobre Scarlet. Mientras tanto, ten?a que hacer que confiara en ?l -confiar completamente. Llegaron al centro del laberinto de ma?z, y se detuvieron y se quedaron all?. Mar?a mir? hacia otro lado, y Lore percibi? lo nerviosa que estaba. "Entonces, ?ahora qu??" Ella pregunt?, con las manos temblorosas. "Tal vez deber?amos regresar", A?adi?. ?l ley? su mente: Espero que no quiere volver. Espero que me bese. Por favor, b?same. Lore se agach?, le tom? las mejillas, se inclin? y la bes?. En un primer momento, Mar?a se resisti?, tirando hacia atr?s. Pero, luego ella se derriti? en su beso. El la sinti? fundirse completamente en ?l, y ahora ?l sab?a que ella era totalmente suya. CAP?TULO SIETE Scarlet vol? por el cielo de la ma?ana, sec?ndose las l?grimas, a?n se sent?a sacudida por el incidente debajo del puente; trataba de entender lo que le estaba pasando. Estaba volando. Casi no pod?a creerlo. No sab?a c?mo, pero le hab?an brotado alas, y acababa de despegar y se elev? en el aire como si fuera la cosa m?s natural del mundo. No lograba entender por qu? la luz le estaba lastimando los ojos, por qu? su piel le picaba debajo del sol. Por suerte, se hab?a nublado, y ten?a un poco de alivio; y a?n as?, no sent?a que era la misma de antes. Scarlet se sent?a tan perdida, tan sola, y no sab?a a d?nde ir. No pod?a volver a su casa, no despu?s de todo lo que hab?a sucedido, no despu?s de descubrir que su madre quer?a que muriera, y que todos la odiaban. Tampoco pod?a ir con sus amigos; Mar?a la odiaba tambi?n, y parec?a que hab?a puesto a las dem?s en su contra. No pod?a volver a la escuela, no pod?a simplemente regresar a su vida normal, especialmente despu?s de su gran pelea con Vivian en la fiesta. Una parte de Scarlet quer?a acurrucarse en una bola y morir. Sent?a que no le  quedaba nada en el mundo. Scarlet vol? sobre su ciudad natal y pas? por su casa, era una sensaci?n muy  extra?a verla desde arriba. Scarlet vol? lo suficientemente alto como para que nadie la viera, y ella vio su ciudad desde una vista de p?jaro, era algo que nunca hab?a experimentado. Vio las cuadras perfectamente alineadas, la cuadr?cula rectangular, las calles limpias, el alto campanario de la iglesia; vio cables por todas partes, los postes de tel?fono, todos los techos inclinados, algunos de teja, otros de pizarra, la mayor?a con cientos de a?os. Vio los p?jaros encaramados en los techos, y vio un globo p?rpura solitario elevarse hacia ella. El viento de noviembre se sent?a fr?o all? arriba, azotando su rostro, y Scarlet  sinti? fr?o. Quer?a bajar en alguna parte para calentarse. Mientras Scarlet y volaba y volaba, tratando de pensar en algo, la ?nica persona que pod?a ver, la ?nica cara que continuaba parpadeando en su mente, era Sage. No se hab?a presentado en la fiesta de la escuela como le hab?a prometido; la hab?a plantado, y ella todav?a estaba enojada. Scarlet supuso que ?l no quer?a volver a verla. Por otra parte, no estaba muy segura de lo que hab?a pasado. Tal vez, s?lo tal vez, hab?a otra raz?n por la que no se hab?a presentado. Tal vez ?l la amaba,  despu?s de todo. Cuanto m?s pensaba en ello, m?s sent?a que necesitaba verlo. Necesitaba ver una cara familiar, alguien en el mundo que se preocupara por ella, que la amara. O, al menos, que una vez la hab?a amado. Scarlet tom? una decisi?n. Dio la vuelta y se dirigi? al oeste, hacia el r?o, hacia d?nde sab?a que viv?a Sage. Ella continu? volando fuera de los l?mites de la ciudad, mirando hacia abajo a los caminos que la guiaron como un faro mientras volaba. Su coraz?n lat?a r?pidamente cuando se dio cuenta que llegar?a con ?l en unos minutos. Al volar fuera de la ciudad, el paisaje cambi?: en lugar de cuadras y casas perfectamente alineadas, hab?a menos casas, lotes m?s grandes, m?s ?rboles … Los terrenos se transformaron de dos hect?reas a seis, luego diez, veinte hect?reas … . Estaba entrando a la secci?n de las mansiones. Scarlet lleg? a la orilla del r?o y, cuando se volvi? y vol? junto a ?l, debajo vio  todas las mansiones, con extensas calzadas, enmarcadas por viejos robles y grandes portones. Todo ol?a a riqueza e historia, y dinero y poder. Scarlet pas? sobre la m?s grande y la m?s elegante de todas, muy bien situada  detr?s de la carretera, encaramada cerca de la orilla del r?o, una antigua casa de piedra antigua, con los m?s hermosos espirales y torres; parec?a m?s un castillo que una casa. Sus quince chimeneas sobresal?an en el cielo como un faro al cielo. Scarlet no se hab?a dado cuenta todo lo hermosa que era la casa de Sage hasta que la vio desde arriba. Scarlet vol? m?s bajo, descendiendo, le lat?a el coraz?n de nervios. ?Sage querr?a verla? ?Y si no? Ella no sabr?a donde pod?a ir. Descendiendo suavemente, Scarlet aterriz? frente a la puerta principal, retract? sus alas, y mir? el edificio de piedra, y entonces sinti? que su coraz?n se le pon?a fr?o por dentro. No pod?a comprender lo que estaba viendo: la casa entera, toda, estaba abandonada. En lugar del hermoso cristal adornado, hab?a madera contrachapada, apresuradamente clavada; en lugar de toda la actividad de la ?ltima vez que la visit?, no hab?a nada. Estaba desierta. Scarlet escuch? un ruido chirriante. Mir? a un lado y vio una puerta oxidada balance?ndose ligeramente, chillando en el viento. Parec?a como si nadie hubiera vivido all? durante miles de a?os. Scarlet vol? a la parte trasera de la casa, aterrizando en la amplia plaza de m?rmol, y alz? la vista hacia el frente; era m?s de lo mismo. La casa estaba completamente vac?a, cerrada con tablas. Como si todo lo que hab?a sido, nunca hubiera ocurrido. Scarlet se volvi? y mir? los jardines que llegaban hasta el r?o, mir? hacia el horizonte lleno de nubes; el cielo se hab?a ennegrecido y amenazaba una tormenta, buscaba a Sage por todas partes. No lo percibi? all?. No en la casa. En ning?n lugar. Se hab?a ido. Scarlet no pod?a creerlo. ?l se hab?a ido. Scarlet se sent?, poniendo sus manos sobre sus rodillas y llor?. ?Realmente la odiaba tanto? ?Nunca la hab?a amado? Scarlet se qued? all?, llorando, hasta que se sinti? hueca, entumecida. Se qued? mirando la nada, sin saber qu? hacer.  Una parte de ella quer?a entrar a la casa, mas no fuera para calentarse y refugiarse. Pero sab?a que no pod?a hacer eso. No era una criminal. Scarlet se qued? sentada con la cabeza entre las manos por lo que pareci? una eternidad; sintiendo una presi?n intensa en sus ojos, sab?a que ten?a que ir a alguna parte, hacer algo. ?Pero, donde? Por alguna raz?n, de nuevo Scarlet pens? en sus amigos. Mar?a la odiaba; no hab?a ninguna raz?n para alguna de las dem?s la odiaran. Hab?an sido tan unidas. Incluso si no pod?a hablar con Mar?a, tal vez podr?an hablar con Becca o con  Jasmine. Despu?s de todo, Scarlet no les hab?a hecho nada. ?Y para qu? son los amigos, si no es para un momento como este? Scarlet se levant?, se sec? las l?grimas, dio tres pasos, y salt? en el aire. Encontrar?a a sus amigas, les pedir?a de poder quedarse con ellas s?lo por esa noche, y luego pensar?a qu? hacer con su vida. CAP?TULO OCHO Con las manos temblando, el Padre McMullen se arrodill? ante el altar, mientras apretaba el rosario, rezaba para ver las cosas con mayor claridad. Y tambi?n, ten?a que admitirlo, oraba para que lo protegieran. En su mente todav?a centelleaban  im?genes de esa chica, Scarlet, que su madre hab?a llevado varios d?as antes, y de ese momento cuando, incluso en ese lugar santo, se rompieron todas las ventanas. El padre levant? la vista y mir? a su alrededor, como si se preguntara si hab?a sucedido realmente, y sinti? un agujero en el est?mago cuando, como un recordatorio, las ventanas ahora estaban tapiadas con madera contrachapada. Por favor, Padre. Prot?genos. Prot?gela. S?lvanos de ella. Y s?lvala de s? misma. Te pido una se?al. El Padre McMullen no sab?a qu? hacer. Era un sacerdote de pueblo, con una parroquia de pueblo peque?o, y no ten?a las habilidades para hacer frente a una fuerza espiritual de esa magnitud. Hab?a le?do leyendas, pero nunca hab?a cre?do que fueran verdad, y ciertamente nunca la hab?a visto con sus propios ojos. Ahora, despu?s de pasar su vida entera rezando a Dios, de hablarle a los otros de las fuerzas del bien y del mal, la hab?a presenciado ?l mismo. Las verdaderas fuerzas espirituales estaban en una batalla, aqu? en la tierra, para que todos la vieran. Ahora hab?a experimentado todo lo que hab?a le?do y hablado. Y estaba muy asustado. ?La maldad as? pod?a realmente caminar por la tierra? se pregunt?. ?De d?nde ven?a? ?Qu? quer?a? ?Y por qu? ten?a que venir con ?l, caer sobre su regazo? El Padre McMullen se hab?a puesto en contacto con el Vaticano de inmediato, y hab?a informado de lo ocurrido y les hab?a pedido ayuda, necesitaba orientaci?n. Por encima de todo, quer?a saber c?mo ayudar a esa pobre chica. ?Hab?a oraciones y ceremonias antiguas que desconoc?a? Pero, a su pesar, no hab?a recibido respuesta. El padre se arrodill?, rezando, como lo hac?a todas las tardes, ahora or? por m?s tiempo y con m?s fuerza. De repente, el padre se estremeci? cuando las enormes puertas arqueadas de madera de la iglesia se abrieron de golpe, la luz lo inund? desde atr?s, y sinti? una brisa fr?a en su espalda. Sinti? un escalofr?o y no era s?lo por el clima. Intuy? que algo oscuro hab?a entrado a ese lugar. Con el coraz?n lati?ndole con fuerza, el padre se puso r?pidamente de pie y se dio vuelta, de frente a la entrada, pregunt?ndose qu? podr?a ser. Entrecerr? los ojos a la luz. Entraron las siluetas de tres hombres en sus sesentas, con el pelo blanco, vestidos de negro, con cuellos altos negros y sotanas. Los examin? con asombro; hab?a algo diferente en ellos, algo siniestro. No se parec?a a ning?n otro sacerdote que hubiera visto. “?Padre McMullen?" Uno de ellos pregunt?. Mientras se acercaban, el padre se par? y asinti? temblorosamente. "?Qui?n son ustedes?" ?l pregunt?. “?En qu? puedo ayudarlos?" “Usted nos mand? llamar", dijo uno. El padre lo mir? con perplejidad. “?Yo?” Llegaron junto a ?l, y uno de ellos le extendi? un pedazo de papel. El padre lo tom?. Era del Vaticano. "Nos enviaron a investigar," uno de ellos dijo. El padre sinti? cierto alivio y, a?n as?, los examin? con aprensi?n, registrando su aspecto austero. "Me siento honrado de que hayan venido desde Italia", dijo. "Gracias por venir. ?Pueden ayudarme?” Sin embargo, los hombres lo ignoraron y se dieron vuelta para examinar la madera en las ventanas, mientras se miraban uno al otro, como si lo hubieran visto antes, como si supieran exactamente lo que hab?a sucedido. "Esta chica que usted describe," uno dijo con su voz oscura y baja. "?Cu?l es su nombre?" Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43691991&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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