×òî æå åñòü ó ìåíÿ? Äûðû â äðàíûõ êàðìàíàõ, Òðè ìîðùèíû íà ëáó, Äà èñò¸ðòûé ïÿòàê... Íî íå æàëêî íè äíÿ- Ìíå ñóäüáîþ ïðèäàííûõ, Õîòü ïîðîé ÿ æèâó Ïîïîäàÿ â ïðîñàê. Âñ¸ ÷òî åñòü ó ìåíÿ: Ñîâåñòü, ÷åñòü è óìåíüå. ß îòäàì íå ñêóïÿñü- Ïðîñòî òàê çà ïóñòÿê. Çà ïîñòåëü ó îãíÿ, Äîáðîòó áåç ñòåñíåíüÿ. È çà òî, ÷òî ïðîñòÿñü, Íå çàáûòü ìíå íè êàê... Âñ¸ ÷

Al lado

Al lado Blake Pierce Un misterio psicol?gico de suspenso de Chloe Fine #1 Una obra maestra de misterio y suspenso. Pierce desarroll? muy bien a los personajes psicol?gicamente, tanto as? que sientes que est?s en sus mentes, vives sus temores y aclamas sus ?xitos. Este libro te mantendr? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche debido a sus giros inesperados. Books and Movie Reviews, Roberto Mattos (respecto a Una vez desaparecido) AL LADO (Un misterio de Chloe Fine) es el libro #1 de una nueva serie de suspenso psicol?gico del autor bestseller Blake Pierce, cuyo libro exitoso Una vez desaparecido (Libro #1) ha recibido m?s de 1. 000 opiniones de cinco estrellas. La pasante del Equipo de Respuestas de Evidencia del FBI Chloe Fine, de 27 a?os, se ve obligada a enfrentarse a su propio pasado oscuro cuando su hermana gemela perturbada necesita su ayuda.. y cuando un cuerpo aparece muerto en su peque?o pueblo suburbano. Chloe siente que su vida es perfecta cuando se muda de nuevo a su pueblo natal con su prometido. Su carrera con el FBI parece prometedora y est? a punto de casarse. Sin embargo, se entera de que no todo es como parece en su pueblo. Chloe empieza a ver la otra cara del pueblo: los rumores, los secretos, las mentiras. Aunado a eso, los demonios de la misteriosa muerte de su madre, y el encarcelamiento de su padre, la est?n atormentando. Y cuando un cuerpo aparece muerto, Chloe pronto se da cuenta de que su pasado, y este peque?o pueblo, podr?an ser la clave de todo. AL LADO, el libro #1 de una nueva serie fascinante, es un thriller lleno de acci?n con suspenso emocionante y personajes multifac?ticos que te dejar? pasando p?ginas hasta bien entrada la noche. Ya puedes reservar el libro #2 de la serie CHLOE FINE. a l l a d o (un misterio psicol?gico de suspenso de chloe fine - libro 1) b l a k e p i e r c e Blake Pierce Blake Pierce es el autor de la serie exitosa de misterio RILEY PAIGE que cuenta con trece libros hasta los momentos. Blake Pierce tambi?n es el autor de la serie de misterio de MACKENZIE WHITE (que cuenta con nueve libros), de la serie de misterio de AVERY BLACK (que cuenta con seis libros), de la serie de misterio de KERI LOCKE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE (que cuenta con cinco libros), de la serie de misterio de KATE WISE (que cuenta con dos libros) y de los thriller psicol?gicos de CHLOE FINE (dos libros). Blake Pierce es un ?vido lector y fan de toda la vida de los g?neros de misterio y los thriller. A Blake le encanta comunicarse con sus lectores, as? que por favor no dudes en visitar su sitio web www.blakepierceauthor.com (http://www.blakepierceauthor.com) para saber m?s y mantenerte en contacto. Derechos de autor © 2018 por Blake Pierce. Todos los derechos reservados. A excepci?n de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicaci?n puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperaci?n sin el previo permiso del autor. Este libro electr?nico est? licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electr?nico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustar?a compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si est?s leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regr?salo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor. Esta es una obra de ficci?n. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginaci?n del autor o se emplean como ficci?n. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de Jan Faukner, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com. LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE SERIE DE MISTERIO PSICOL?GICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE Al LADO (Libro #1) SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE SI ELLA SUPIERA (Libro #1) SI ELLA VIERA (Libro #2) SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE VIGILANDO (Libro #1) ESPERANDO (Libro #2) SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1) UNA VEZ TOMADO (Libro #2) UNA VEZ ANHELADO (Libro #3) UNA VEZ ATRA?DO (Libro #4) UNA VEZ CAZADO (Libro #5) UNA VEZ CONSUMIDO (Libro #6) UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7) UNA VEZ CONGELADO (Libro #8) SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE ANTES DE QUE ASESINE (Libro #1) ANTES DE QUE VEA (Libro #2) SERIE DE MISTERIO AVERY BLACK CAUSA PARA MATAR (Libro #1) CAUSA PARA CORRER (Libro #2) SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1) CONTENIDO PR?LOGO (#u77e4f88c-67f3-5031-a9ce-75c4e38c5688) CAP?TULO UNO (#u151ed8f7-0789-5990-869b-7ebeb9c3b73c) CAP?TULO DOS (#u4aa9e914-1f1d-58e8-ba54-ce60cb0b1e37) CAP?TULO TRES (#u1171cfa1-329a-5735-8035-231b4ad2bcd3) CAP?TULO CUATRO (#u5aebed29-e01c-5588-82f2-1cb0df2269b1) CAP?TULO CINCO (#u2774c0ee-228e-5b80-a934-6f3d0ad01e6f) CAP?TULO SEIS (#ud58b0617-9345-5209-a1cd-434d12c6c362) CAP?TULO SIETE (#u9102b360-7c94-521e-8166-e78bf0d7fa37) CAP?TULO OCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO NUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIEZ (#litres_trial_promo) CAP?TULO ONCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DOCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TRECE (#litres_trial_promo) CAP?TULO CATORCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO QUINCE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO DIECINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIUNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTID?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTITR?S (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTICINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIS?IS (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTISIETE (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTIOCHO (#litres_trial_promo) CAP?TULO VEINTINUEVE (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y UNO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y DOS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y TRES (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CUATRO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y CINCO (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SEIS (#litres_trial_promo) CAP?TULO TREINTA Y SIETE (#litres_trial_promo) EP?LOGO (#litres_trial_promo) PR?LOGO Chloe estaba sentada en los escalones frontales de su edificio de apartamentos al lado de su hermana gemela, Danielle, viendo al polic?a que se estaba llevando a su padre esposado. Un polic?a grande y barrig?n estaba delante de Chloe y Danielle. Su piel negra estaba muy sudada, tanto as? que parec?a que estaba brillando bajo la luz de la luna. —Ustedes no deber?an ver esto —les dijo el polic?a. Eso le pareci? un disparate a Chloe. Aunque solo ten?a diez a?os de edad, sab?a que el polic?a simplemente quer?a tapar la patrulla para que no vieran a su padre ser metido en ella. Ese era el menor de sus problemas. Hab?a visto la sangre al final de las escaleras. La hab?a visto salpicada en el ?ltimo escal?n y luego en la alfombra que daba a la sala de estar. Tambi?n hab?a visto el cuerpo, boca abajo. Su padre hab?a hecho todo lo posible para que ella no lo viera, aunque no sirvi? de nada. Pero nada de eso importaba, ya que la sangre estaba impregnada en su mente. Eso era lo que ve?a mientras el polic?a estaba delante de ella. Era lo ?nico que ve?a. Chloe oy? la puerta de la patrulla cerrarse de golpe. Ese sonido era el de su padre dej?ndolas, tal vez para siempre. —?Est?n bien? —pregunt? el polic?a. Ninguna respondi?. Chloe segu?a viendo toda esa sangre en las escaleras que hab?a empapado la alfombra azul. Mir? r?pidamente a Danielle y vio que su hermana estaba mirando sus pies. No estaba ni parpadeando. Chloe estaba bastante segura de que algo le pasaba. Supuso que Danielle hab?a visto m?s del cuerpo, tal vez incluso el lugar muy oscuro de donde parec?a haber venido toda la sangre. De repente, el polic?a gordo levant? la mirada a las escaleras de entrada y dijo en voz baja: —Dios m?o, ?no te pudiste esperar? Las ni?as est?n aqu?… Chloe vio que otras personas estaban sacando una bolsa de pl?stico del edificio. Era el cuerpo. Del que hab?a venido toda esa sangre roja en la alfombra. El cuerpo de su madre. —?Ni?as? —pregunt? el polic?a para hacerlas hablar. Pero Chloe no quer?a hablar. Tiempo despu?s, un auto conocido se detuvo detr?s de una de las patrullas. El polic?a gordo ya no estaba tratando de hacerlas hablar. Chloe supuso que a?n estaba con ellas para que no se sintieran solas. —Abuela —dijo Danielle finalmente. El auto conocido que acababa de detenerse era el de su abuela. Ella se sali? del auto lo m?s r?pido que pudo. Chloe vio que estaba llorando. Sinti? l?grimas rodando por sus propias mejillas. Se sent?a quebrantada. —Lleg? su abuela —dijo el polic?a. ?l parec?a aliviado, feliz de deshacerse de ellas. —Mis ni?as —dijo la abuela mientras corr?a a los escalones. A lo que las alcanz?, comenz? a sollozar y a abrazar a sus dos nietas. Por extra?o que parezca, ese abrazo ser?a lo ?nico que Chloe recordar?a de todo el asunto. Dejar?a de ver la sangre en su mente. El polic?a gordo se desvanecer?a despu?s de tan solo unas semanas, al igual que las esposas. Pero Chloe siempre recordar?a ese abrazo. Y la sensaci?n de algo quebrant?ndose dentro de ella. ?Era cierto que su padre hab?a matado a su madre? CAP?TULO UNO 17 a?os despu?s Chloe Fine subi? las escaleras de su nuevo hogar, el hogar que ella y su prometido hab?an pasado meses intentando comprar. No pod?a contener su emoci?n. —?Est? muy pesada esa caja? —dijo Steven, corriendo por las escaleras para alcanzarla con una caja que le?a ALMOHADAS. —No, para nada —respondi? Chloe, cargando su propia caja que le?a PLATOS. Steven coloc? la caja en el suelo y tom? la suya. —Intercambiemos las cajas —le dijo con una sonrisa. Steven hab?a estado sonriendo mucho recientemente. En realidad, hab?a estado sonriendo desde hace ocho meses, desde el d?a en el que Chloe lo dej? colocarle el anillo de compromiso. Siguieron caminando por la acera. Mientras caminaban, Chloe le ech? un ojo al patio. No era el gran patio extenso que siempre hab?a imaginado. En su mente, su casa de ensue?o ten?a un patio abierto y arbolado. En cambio, ella y Steven se hab?an decidido por una casa en un vecindario tranquilo. Pero ella solo ten?a veintisiete a?os, as? que todav?a ten?a tiempo. Tanto ella como Steven sab?an que no envejecer?an en esta casa. Y eso hac?a todo esto a?n m?s especial. Este era su primer hogar, el lugar en el que aprender?an los pormenores del matrimonio y tal vez donde tendr?an uno o dos hijos. Ve?a la casa del vecino muy claramente. Sus c?spedes estaban separados solo por unos arbustos altos. El porche blanco pintoresco era casi id?ntico al suyo. —S? que crec? aqu? —dijo Chloe—, pero simplemente no se siente igual. Parece un pueblo totalmente distinto. —Te aseguro que todo est? exactamente igual —dijo Steven—. Bueno, lo ?nico diferente son los nuevos proyectos de vivienda como este. Pinecrest, Maryland es un buen pueblo. Lo suficientemente peque?o que siempre te encuentras con gente que no quisieras ver, pero lo suficientemente grande como para no tener que conducir una hora a un supermercado. —Ya extra?o Filadelfia. —Yo no —dijo Steven—. Aqu? no hay aficionados de los Eagles, ni tampoco tr?fico. —S?, tienes raz?n —dijo Chloe—. Pero igual… —Ten un poco de paciencia —dijo Steven—. Te sentir?s como en casa en un santiam?n. Chloe deseaba que su abuela estuviera aqu? en este momento para ver esta casa. Chloe estaba segura de que estar?a orgullosa de ella. Probablemente prender?a el horno nuevo para prepararles un postre de celebraci?n. Pero su abuela muri? hace dos a?os, diez meses despu?s del accidente automovil?stico en el que muri? el abuelo de Chloe. Habr?a sido rom?ntico creer que hab?a muerto de un coraz?n roto, pero simplemente no fue as?. Su abuela hab?a sido v?ctima de un ataque al coraz?n, nada m?s que eso. Chloe tambi?n pens? en Danielle. Justo despu?s de la secundaria, Danielle se hab?a mudado a Boston por unos a?os. Danielle hab?a vivido muchas cosas, tales como un susto de embarazo, unos arrestos y varios trabajos fallidos. Todo eso hab?a tra?do a su hermana de vuelta aqu?, a Pinecrest, hace unos a?os. Por su parte, Chloe hab?a asistido a la universidad en Filadelfia, conocido a Steven y empezado su carrera como agente de FBI. Le faltaban unas clases para graduarse, pero la transici?n hab?a transcurrido sin tropiezos. Baltimore quedaba solo a media hora de aqu? y todos sus cr?ditos hab?an sido transferidos. Las estrellas parecieron alinearse majestuosamente cuando Steven consigui? empleo en Pinecrest. Aunque Chloe bromeaba mucho sobre no querer volver a Pinecrest, algo dentro de ella sab?a que siempre terminar?a all?, as? sea por solo unos a?os. S?, era una tontera, pero sent?a que se lo deb?a a sus abuelos. Pas? muchos a?os anhelando poder irse de este lugar, y sent?a que sus abuelos se lo hab?an tomado a mal. Y luego hab?an encontrado la casa perfecta y a Chloe comenz? a encantarle la idea de estar de vuelta en un pueblo, aunque Pinecrest no era peque?o en absoluto. Ten?a una poblaci?n de unos treinta y cinco mil habitantes. Adem?s, estaba emocionada por ver a Danielle. Pero primero ten?an que terminar de mudarse. Sus pocas pertenencias estaban empacadas en un cami?n que actualmente estaba estacionado en su peque?a entrada de hormig?n. Luego de dos horas descargando el cami?n, finalmente vieron la parte trasera del remolque a trav?s de la ?ltima fila de cajas y contenedores. A lo que Steven meti? la ?ltima caja en la casa, Chloe comenz? a desempacar. Para Chloe fue surrealista darse cuenta de que todas estas cosas de sus apartamentos separados ser?an desempacadas en un mismo espacio, el espacio que ellos compartir?an como pareja. Era una sensaci?n agradable, una que la hizo echarle un vistazo al anillo que llevaba en su dedo con una sonrisa de satisfacci?n. Mientras estaba desempacando, oy? un golpe en la puerta, el primero de su nuevo hogar. El golpe fue seguido por la voz aguda de una mujer que dijo: —?Hola? Confundida, Chloe dej? de desempacar y se dirigi? a la puerta principal. No estaba segura de lo que esperaba ver, pero ciertamente no hab?a esperado un rostro de su pasado. Por extra?o que parezca, eso es exactamente lo que encontr? esper?ndola en la puerta. —?Chloe Fine? —pregunt? la mujer. Hab?an pasado ocho a?os, pero Chloe reconoci? a Kathleen Saunders enseguida. Hab?an sido compa?eras de secundaria. Fue muy on?rico verla all?, parada en su puerta. Aunque no hab?an sido mejores amigas en la escuela secundaria, hab?an sido un poco m?s que simples conocidas. Aun as?, ver un rostro de su pasado parado en el umbral de su futuro fue tan inesperado que la cabeza de Chloe comenz? a dar vueltas. —?Kathleen? —pregunt?—. ?Qu? haces aqu?? —Yo vivo aqu? —dijo Kathleen con una sonrisa. Hab?a subido un poco de peso desde la escuela secundaria, pero su sonrisa era exactamente la misma. —?Aqu?? —pregunt? Chloe—. ?En este vecindario? —S?. Vivo a dos casas a la derecha de la tuya. Estaba paseando a mi perro y, cuando te vi, te reconoc? enseguida. Bueno, supuse que o bien eras t? o tu hermana. As? que me acerqu? y le pregunt? al hombre que estaba dentro del cami?n si eras t?. ?l me dijo que llamara a la puerta. ?Ese es tu esposo? —Prometido —dijo Chloe. —S? que el mundo es peque?o —dijo Kathleen—. Bueno, este pueblo. —S?, tienes raz?n —dijo Chloe. —Me encantar?a charlar, pero tengo una cita con un cliente en una hora —dijo Kathleen—. Y, adem?s, s? que est?s ocupada desempacando. Pero mira… hay una fiesta de la cuadra el s?bado. Quer?a ser la primera en invitarte. —Muchas gracias. Lo aprecio mucho. —Antes de irme, quer?a preguntarte c?mo estaba Danielle. S? que pas? por momentos dif?ciles cuando termin? la escuela secundaria. Se rumorea que est? viviendo en Boston. —S?, viv?a en Boston —dijo Chloe—. Pero regres? a Pinecrest hace unos a?os. —Qu? genial —dijo Kathleen—. Deber?as invitarla a la fiesta. ?Me encantar?a hablar con las dos! —Igualmente —dijo Chloe. Chloe mir? brevemente por encima del hombro de Kathleen y vio a Steven en el cami?n. Se encogi? de hombros y la expresi?n en su rostro parec?a decir: —?Lo siento! —Bueno, me dio mucho gusto verte —dijo Kathleen—. Espero verte en la fiesta de la cuadra. Y si no, ?sabes d?nde vivo! —?S?! A dos casas a la derecha. Kathleen asinti? y luego sorprendi? a Chloe con un abrazo. Chloe se lo devolvi?, bastante segura de que Kathleen no abrazaba mucho a la gente en la escuela secundaria. Vio a su vieja (y nueva, supon?a) amiga despedirse de Steven mientras regresaba a la acera. Steven subi? los escalones del porche con las ?ltimas dos cajas. Chloe agarr? la de arriba y juntos caminaron a la sala de estar. El lugar era un laberinto de cajas, contenedores y equipaje. —Lo siento —dijo Steven—. No sab?a si ser?a bienvenida o no. —No te preocupes. Fue extra?o, pero todo bien. —Me dijo que era una amiga de la escuela secundaria. —S?. Y aqu? estamos, viviendo a dos casas la una de la otra. Sin embargo, me pareci? muy dulce. Nos invit? a una fiesta de la cuadra este fin de semana. —Qu? bueno. —Ella tambi?n conoci? a Danielle en la secundaria. Creo que la voy a invitar a la fiesta. Steven comenz? a abrir una de las cajas, soltando un suspiro. —Chloe, ni siquiera llevamos un d?a aqu?. ?No podemos esperar un rato antes de meter a tu hermana en nuestras vidas? —S?, eso haremos. La fiesta es en tres d?as. As? que esperaremos tres d?as. —Sabes a lo que me refiero. Danielle tiene una tendencia a dificultar las cosas. Chloe lo entend?a perfectamente. Steven hab?a visto a Danielle cuatro veces, y cada una de ellas hab?a sido inc?moda. Danielle ten?a muchos problemas, los cuales incomodaban a la gente a su alrededor. Sab?a que Steven ten?a raz?n. ?Por qu? invitarla a una fiesta en la que no conocer?a a nadie? Pero la respuesta era sencilla. Porque era su hermana. Llevaba unos cuantos a?os sola y triste y, aunque sonora rid?culo, Danielle la necesitaba. Vio un destello de las dos sentadas en las escaleras de apartamentos en su mente. —Sab?as que eventualmente me comunicar?a con ella —dijo Chloe—. No puedo seguir excluy?ndola de mi vida ahora que vivimos en el mismo pueblo. Steven asinti?, se acerc? a ella y le dijo: —Lo s?, lo s?. Pero un hombre puede so?ar. Ella sab?a que el comentario deb?a molestarle, pero solo era en broma. Al menos estaba cediendo, no queriendo que una discusi?n sobre su hermana arruinara su d?a de mudanza. —Tal vez salir y socializar ser?a bueno para ella —dijo Chloe—. Creo que podr?a ayudarla mucho. Simplemente quiero ser parte de su vida. Steven sab?a la historia compleja de ambas. Y aunque Chloe sab?a que Danielle no le ca?a muy bien, siempre la hab?a apoyado y entendido su preocupaci?n por su hermana. —Entonces haz lo que creas que es mejor para ella —dijo Steven—. Y a lo que cuelgues con ella, ven a ayudarme a armar la cama. Quiero tenerla lista para m?s tarde. —?S?? ?Para qu?? —Esta mudanza me tiene agotado. Me voy a quedar bien dormido. Ambos se echaron a re?r y luego encontraron su camino a los brazos del otro. Se dieron un beso que suger?a que tal vez su primera noche en su nuevo hogar s? le dar?a un buen uso a su cama. Pero por ahora, ten?an montones de cajas por desempacar. Y tambi?n ten?a que llamar a su hermana, lo cual podr?a ser inc?modo. Solo pensar en eso la hac?a sentirse alegre, pero tambi?n ansiosa. Aunque era su hermana gemela, Chloe nunca sab?a qu? esperar de Danielle. Y debido a que Danielle estaba de regreso en Pinecrest, Chloe estaba bastante segura de que no estaba nada bien. CAP?TULO DOS Danielle Fine se meti? una p?ldora de cafe?na en la boca, se la trag? con un trago caliente de una Coca-Cola sin gas y luego abri? el caj?n donde guardaba su ropa interior. Danielle pens? en Martin. Llevaban seis semanas saliendo. Y aunque hab?an decidido que se tomar?an las cosas con calma, Danielle hab?a perdido la paciencia. Hab?a decidido que se le montar?a encima esta noche. Detenerse en segunda base cada vez que se ve?an la hac?a sentirse como una adolescente est?pida que no sab?a lo que estaba haciendo. Y ella s? que sab?a lo que estaba haciendo. Y estaba bastante segura de que Martin tambi?n. Sin embargo, eso lo sabr?a a ciencia cierta esta noche. Danielle termin? seleccionando unas bragas con encaje que se ve?an sexy. Pens? en qu? sost?n ponerse, pero luego decidi? no usar ninguno en absoluto. Ella y Martin no se vest?an muy formal y, adem?s, ella no ten?a mucho busto. Ning?n sost?n le ser?a de mucha ayuda. Adem?s, Martin le hab?a dicho que le gustaba c?mo se le ve?an las tetas sin sost?n. Hoy se ver?an temprano para cenar antes de entrar al cine a las 6:30. El mero hecho de que iban a cenar y luego al cine en lugar de tomarse unos tragos y luego regresar a su casa para besarse era un punto a su favor. Se pregunt? si Martin era el tipo de hombre al que le gustaba sentirse que estaba siendo un caballero. «Llevas seis semanas con el tipo… ya deber?as saber ese tipo de cosas», pens? mientras se pon?a las bragas. Se visti? frente al espejo de cuerpo entero en la pared de su dormitorio. Se prob? algunas camisetas antes de decidirse por una camiseta negra apretada y unos jeans muy b?sicos. Ella no era el tipo de chica que ten?a un mont?n de faldas o vestidos en su cl?set. En las ma?anas, normalmente se pon?a lo primero que encontraba. Sab?a que hab?a sido bendecida con el atractivo de su madre y, como tambi?n ten?a un cutis hermoso, por lo general tampoco usaba mucho maquillaje. Su pelo negro te?ido y ojos marrones intensos la hac?an verse a?n m?s bonita. En un abrir y cerrar de ojos, pod?a pasar de ser inocente y dulce a sexy. Esa era una de las razones por las que nunca le hab?an preocupado sus tetas peque?as. Luego de echarse un vistazo en el espejo y ver la misma figura, rostro y camiseta de adolescente, Danielle estaba lista para su salida con Martin. A Martin le gustaba pasar el rato en garajes y pistas de carreteras. Le hab?a dicho que hab?a participado en boxeo amateur hace un tiempo. Ella le hab?a cre?do porque ten?a cuerpo de boxeador (otra raz?n por la que estaba perdiendo la paciencia) y actualmente trabajaba como especialista en TI independiente. Pero, como ella, no se tomaba la vida demasiado en serio y disfrutaba de beber mucho. Hasta el momento, parec?an la pareja perfecta. Pero seis semanas sin sexo… ya no aguantaba. Se sent?a muy presionada. ?Y si le dec?a que no? ?Y si realmente quer?a seguir yendo despacio y ella simplemente no pod?a esperar m?s? Con un suspiro, se fue a la nevera. Para calmar sus nervios, agarr? una cerveza de la nevera, la destap? y tom? un trago. Cay? en cuenta de que estaba mezclando cafe?na con alcohol, pero no le import? mucho. Ciertamente hab?a sometido su cuerpo a cosas peores. Su tel?fono son?. «Si est? llamando para cancelar nuestra cita, lo mato», pens?. Cuando vio que no era su nombre en la pantalla, se relaj?. Sin embargo, cuando vio que su hermana era la que estaba llamando, sus hombros se cayeron. Sab?a que deb?a contestarle. Si no lo hac?a, Chloe la llamar?a otra vez en quince minutos. Persistencia era una de las pocas cosas que ten?an en com?n. Ella contest? la llamada, no molest?ndose en saludar como de costumbre. —Bienvenida de nuevo a Pinecrest —dijo Danielle en un ton? mon?tono—. ?Ya est?s bien mudada? —Depende de si me lo est?s preguntando a m? o a todas estas cajas empacadas —respondi? Chloe. —?Cu?ndo llegaste? —pregunt? Danielle. —Esta ma?ana. Ya bajamos todo del cami?n. Estamos desempacando todo poco a poco para luego poner todo en su lugar. —?Necesitas ayuda? —pregunt? Danielle. El breve silencio al otro lado de la l?nea sugiri? que Chloe no hab?a estado esperando este tipo de generosidad. A decir verdad, Danielle solamente se hab?a ofrecido porque sab?a que Chloe no le dir?a que s?. O, m?s bien, Steven no querr?a que Chloe aceptara su oferta. —Creo que no, pero gracias. Ojal? se me hubiese ocurrido llamarte cuando est?bamos bajando todas las malditas cajas. —De ser as?, tal vez no me habr?a ofrecido —dijo Danielle con sarcasmo. —En fin… Mira, ?recuerdas a Kathleen Saunders de la escuela secundaria? —Un poco —dijo Danielle, el nombre trayendo a su mente un rostro adolescente brillante y sonriente. —Resulta que vive en mi vecindario. A solo dos casas de la m?a. Pas? por mi casa a saludarme hace un rato. Tambi?n me invit? a Steven y a m? a una fiesta este fin de semana. —Guau, apenas llevan un d?a aqu? y ya est?n domesticados. ?Ya compraron una camioneta para los beb?s? Hubo otro breve silencio. Danielle supuso que Chloe estaba tratando de decidir si el comentario era venenoso o simplemente una broma. —Todav?a no —respondi? Chloe—. No pienso tener hijos a?n. Pero respecto a la fiesta de la cuadra… creo que deber?as venir. Kathleen me pregunt? por ti. —Me siento halagada —dijo Danielle, realmente nada halagada. —Mira, sabes que nos reuniremos en alg?n momento —dijo Chloe—. Es mejor que lo hagamos m?s pronto que tarde para evitar todas estas llamadas inc?modas. Y quiero que vengas a mi casa para que la conozcas. —Quiz? tenga una cita ese d?a —dijo Danielle. —?Una cita real o una aventura de una sola noche? —Una cita real. Creo que te caer? bien Martin. Eso fue tremenda mentira. Estaba bastante segura de que Martin no le caer?a nada bien a Chloe. —?Sabes qu?? Deber?as llevarlo a la fiesta. —Dios m?o, eres insoportable. —Entonces… ?Eso es un s?? —pregunt? Chloe. —Eso es un ya veremos. —Est? bien, lo acepto. En otro tema, ?c?mo est?s, Danielle? ?Todo va bien? —S?, supongo. El trabajo va bien, y estoy a punto de salir con el mismo chico por vig?sima vez. —?l suena especial —brome? Chloe. —Hablando de eso, tengo que colgar —dijo Danielle. —Est? bien. Te enviar? nuestra direcci?n por mensaje de texto. Espero que vengas a la fiesta de la cuadra. Es este s?bado a las tres en punto. —No te prometo nada —dijo Danielle antes de tomar un buen trago de cerveza—. Adi?s, Chloe. Colg? sin esperar la despedida de Chloe. Ella no sab?a el porqu?, pero la conversaci?n hab?a sido agotadora. «Una fiesta de cuadra —pens? con sarcasmo—. S? que no hablamos muy a menudo, pero deber?a conocerme mejor que eso… saber que no me gustan esas cosas.» Despu?s de ese pensamiento, comenz? a pensar en su madre. Cada vez que Chloe la irritaba, pensaba en su madre. A lo que pens? en su madre, su mano se fue a su cuello. Al darse cuenta de que su cuello estaba desnudo, volvi? r?pidamente a su dormitorio. Se dirigi? al joyero en su c?moda y sac? el collar de plata de su madre, pr?cticamente lo ?nico que quedaba en el mundo de Gale Fine. Se puso el collar alrededor de su cuello y se meti? el colgante debajo de su camiseta. A lo que lo sinti? en su piel, se pregunt? con qu? frecuencia Chloe pensaba en su madre. Tambi?n trat? de recordar la ?ltima vez que ambas hab?an hablado de lo que hab?a sucedido aquella ma?ana hace diecisiete a?os. Sab?a que eso las atormentaba a ambas, pero a ninguna de las dos les gustaba hablar de fantasmas. Solo faltaban diez minutos para su cita con Martin, as? que se tom? el resto de su cerveza. Supuso que ya deber?a salir, aunque eso significaba que llegar?a un poco temprano. Se dirigi? a la puerta principal para hacer eso, pero luego se detuvo en seco. Hab?a un sobre directamente debajo de su puerta principal. El sobre no hab?a estado all? mientras hab?a estado hablando con Chloe por tel?fono. Se acerc? a ?l y lo recogi? con cuidado. Se sent?a como si estuviera vi?ndose a s? misma en una pel?cula porque hab?a hecho esto antes. Esta no era la primera nota que recib?a… El sobre estaba en blanco. No ten?a nombre, ni direcci?n, ni marcas de ning?n tipo. Abri? la solapa, la cual no estaba pegada al resto del sobre. Adentro del sobre encontr? un peque?o cuadrado de papel. Sac? la nota y la ley?. Y luego la volvi? a leer. La meti? de nuevo en el sobre y llev? el sobre al escritorio que estaba en la pared de fondo de la sala de estar. Guard? la nota all? con las cuatro otras, todas las cuales ten?an mensajes similares. Ella las mir? por un momento, asustada y confundida. Sus manos comenzaron a sudar y su coraz?n comenz? a latir con fuerza. «?Qui?n me est? acechando? —se pregunt?—. ?Y por qu??» Luego hizo lo que normalmente hac?a cuando algo la molestaba. Lo ignor?. Sac? la nota de su mente, junto con su mensaje, y se dirigi? hacia la puerta para verse con Martin. Sin embargo, mientras sal?a del edificio, el mensaje de la nota comenz? a hacer eco en su mente. YO S? LO QUE REALMENTE SUCEDI?. No ten?a ning?n sentido pero, por otra parte, parec?a tener todo el sentido del mundo. Mir? su propia sombra en la acera y no pudo evitar caminar un poco m?s r?pido. Sab?a que no pod?a escapar de un problema simplemente ignor?ndolo, pero al menos eso la hac?a sentirse mejor. YO S? LO QUE REALMENTE SUCEDI?. Sus pies parec?an estar de acuerdo. Quer?an correr de regreso a su casa para tratar de darle sentido a las notas o tal vez convencerla de llamar a alguien. Tal vez a la polic?a. Tal vez incluso a Chloe. Pero Danielle solo apret? el paso. Hab?a logrado dejar su pasado atr?s…. bueno, casi… ?Por qu? deber?a dejarse atormentar por esas notas? CAP?TULO TRES —?Servir?n pollo entonces? Fue una pregunta inocente, pero igual enoj? mucho a Chloe. Se mordi? la mejilla para evitar hacer alg?n mal comentario. Sally Brennan, la madre de Steven, estaba sentada frente a ella con una sonrisa perfecta en su rostro envejecido. —S?, mam? —dijo Steven—. Es comida… comida que probablemente ni siquiera coma por los nervios. Si alguien quiere quejarse de la comida en mi boda, que se vayan. Pueden comprar tacos en camino a casa. Chloe apret? la mano de Steven debajo de la mesa. Al parecer se hab?a percatado de que estaba inc?moda. Steven casi nunca se enfrentaba a su madre, pero parec?a un h?roe cuando s? lo hac?a. —Esa no es una buena actitud —dijo Sally. —Steven tiene raz?n —dijo Wayne Brennan, el padre de Steven, desde el otro extremo de la mesa. La copa de vino a su lado estaba vac?a por tercera vez, y ya se encontraba alcanzando la botella de vino tinto en medio de la mesa para servirse otro trago—. Honestamente, a nadie le importa un bledo la comida en una fiesta nupcial. Todos andan pendientes de la bebida. Y tendremos barra libre, as? que… Dejaron la conversaci?n inconclusa. La mirada amarga en el rostro de Sally dejaba en claro que no le agradaba nada que se hab?an decidido por pollo. Pero eso no era nada nuevo. No hab?a estado de acuerdo con ninguna de las decisiones que Chloe y Steven hab?an tomado. Y nunca dejaba de recordarles disimuladamente qui?n estaba pagando por la boda. Pinecrest tambi?n era el hogar de los padres de Steven. Se mudaron all? hace cinco a?os, t?cnicamente a las afueras de Pinecrest a un pueblo peque?o llamado Elon. Aparte del trabajo de Steven, esa hab?a sido una de las razones por las cuales Chloe y Steven hab?an decidido mudarse a Pinecrest. Steven trabajaba como desarrollador de software para una contratista del gobierno y hab?a sido ofrecido un puesto demasiado bueno como para rechazarlo. En cuanto a Chloe, actualmente estaba de pasante en el FBI mientras terminaba su maestr?a en justicia penal. Y lo mejor de todo era lo cerca que quedaba Pinecrest de la sede del FBI en Baltimore. Sin embargo, Chloe ya se estaba arrepintiendo de vivir tan cerca de los padres de Steven. Wayne casi siempre se portaba bien. Pero Sally Brennan era, por decirlo suavemente, una perra arrogante a quien le gustaba meterse en donde nadie la estaba llamando. Los Brennan, como pareja, eran bastante agradables. Ambos estaban jubilados, eran pudientes y estaban felices. Pero tambi?n mimaban demasiado a Steven. Steven le hab?a admitido a Chloe muchas veces que sus padres lo hab?an consentido mucho ya que era hijo ?nico. Aunque ten?a veintiocho a?os, lo segu?an tratando como un ni?o. Sus padres simplemente lo sobreproteg?an mucho. Esa era la raz?n principal por la que Chloe sufr?a cada vez que quer?an hablar de la boda. Y lo peor del caso era que, esta vez, lo hab?an hecho durante la cena. Sally no hab?a perdido tiempo en hablar de qu? servir?an de comida en la fiesta nupcial. —?Qu? tal la casa? —pregunt? Wayne, tan ansioso como Chloe de cambiar de tema. —Es genial —dijo Chloe—. Terminaremos de desempacar dentro de unos d?as. —Y oigan esto… una compa?era de secundaria de Chloe vive a dos casas de la nuestra. ?Qu? loco, no? —dijo Steven. —Tal vez no tan loco como parece —dijo Wayne—. Este pueblo es demasiado peque?o. Es inevitable encontrarte con alg?n conocido. —Sobre todo en esos vecindarios donde las casas est?n todas hacinadas —dijo Sally con una sonrisa de superioridad, sutilmente rechazando el lugar en el que hab?an elegido vivir. —Nuestras casas no est?n hacinadas —dijo Steven. —S?, tenemos un patio de buen tama?o —a?adi? Chloe. Sally se encogi? de hombros y tom? otro sorbo de vino. Luego pareci? pensar en su siguiente comentario, tal vez incluso hasta pensando que lo mejor ser?a no decir nada, pero igual solt?ndolo de todos modos. —Tu amiga de secundaria no es la ?nica persona que conoces en Pinecrest, ?verdad? —pregunt? Sally—. Tu hermana tambi?n vive por aqu?, si mal no recuerdo. —S?, es cierto —respondi? Chloe con firmeza, pero sin ser grosera. Sally Brennan nunca hab?a tratado de disimular su disgusto por Danielle, a pesar de que solo se hab?an visto dos veces. Lastimosamente, Sally era una de esas amas de casa clich? que estaban tan aburridas que viv?an del esc?ndalo y el chisme. Por eso hab?a sentido intriga al descubrir que Chloe ten?a una hermana con un pasado dif?cil y oscuro. —Cambiemos de tema, mam? —dijo Steven. Chloe deseaba que eso la hiciera sentirse defendida pero, en todo caso, solo la hac?a sentirse menospreciada. Cuando sal?a a relucir el tema de Danielle, Steven usualmente se pon?a del lado de su madre. Sin embargo, ten?a la sensatez de saber cu?ndo callarse, pero su madre por lo general no. —?Ser? la dama de honor? —pregunt? Sally. —S?. Sally no puso los ojos en blanco, pero su expresi?n facial mostraba lo que pensaba al respecto. —Ella es mi hermana —dijo Chloe—. As? que s?, le ped? que fuera mi dama de honor. —S?, tiene sentido —dijo Sally—. Sin embargo, a mi parecer, la dama de honor debe elegirse con cuidado. Es un gran honor y responsabilidad. Chloe tuvo que agarrarse del borde de la mesa para no responderle mal. Al darse cuenta de su tensi?n, Steven hizo todo lo posible para apaciguar la situaci?n: —Mam?, ya basta. Danielle har? un buen trabajo. E incluso si algo sale mal, me asegurar? de que todo est? cubierto. Es mi boda, mam?. No dejar? que nada malo suceda. Esta vez fue Chloe la que estuvo a punto de poner los ojos en blanco. Una vez m?s, esa era su forma de defenderla sin molestar a sus padres. Chloe esperaba que alg?n d?a Steven realmente defender?a a Danielle. Ella sab?a que Steven no ten?a problemas con ella, sino que estaba haciendo todo lo posible para apaciguar la inquietud de su madre hacia ella. Todo el asunto era un poco desagradable. —Basta ya de tonter?as —dijo Wayne, alcanzando para servirse una segunda porci?n de patatas—. Hablemos de f?tbol americano. Chloe... eres fan de los Redskins, ?cierto? —No, para nada. Soy de los Giants. —Igual de malo —dijo Wayne con una carcajada. Y as? no m?s, la inquietud de la noche se esfum?. Chloe siempre hab?a valorado la audacia de Wayne en ser capaz de ignorar las groser?as de su esposa y sacar otro tema a relucir para apaciguar la situaci?n. Era algo que Chloe deseaba que Steven aprendiera de su padre. Aun as?, a medida que avanzaba la noche, Chloe no pudo evitar preguntarse si Sally ten?a raz?n. A Danielle no le gustaba vestirse elegante, permanecer en silencio y estar en frente de la gente. Danielle no estar?a en su zona de confort en la boda y Chloe se hab?a preguntado m?s de una vez c?mo saldr?an las cosas. Mientras esas preocupaciones flotaban por su cabeza, pens? en las ni?as sentadas en los escalones mientras la bolsa de pl?stico era sacada de su apartamento. Recordaba la mirada en blanco en la cara de Danielle. Supo que algo se hab?a quebrantado dentro de ella en ese momento. Que hab?a perdido a su hermana en un abrir y cerrar de ojos. Y en ese mismo momento supo que Danielle nunca volver?a a ser la misma. CAP?TULO CUATRO Estaba lloviendo cuando Chloe y su instructor de campo llegaron a la escena. Chloe se sinti? muy novata cuando sali? del auto a la llovizna. Como era una pasante que ten?a que acompa?ar a su instructor, no le daban casos importantes. Este, por ejemplo, parec?a un caso t?pico de violencia dom?stica. Y aunque el caso no parec?a ni muy gr?fico ni muy brutal, las palabras violencia dom?stica la estremec?an. Despu?s de todo, ella hab?a o?do esas palabras mucho despu?s de la muerte de su madre. Su instructor deb?a estar consciente de su pasado, de lo que le hab?a pasado a sus padres, pero no hab?a mencionado nada del caso durante el camino. Estaban en el pueblo de Willow Creek en ese primer d?a, un pueblito que quedaba a unos veinticinco kil?metros de Baltimore. Chloe estaba de pasante en el Equipo de Evidencias del FBI. Mientras caminaban hacia la casa sencilla de dos pisos, el instructor hasta la dej? tomar la delantera. Su instructor era Kyle Greene, un agente de cuarenta y cinco a?os de edad que hab?a sido retirado del trabajo de campo luego de desgarrarse el ligamento cruzado anterior mientras persegu?a a un sospechoso. Como no san? bien de la lesi?n, el FBI le dio la opci?n de ser mentor e instructor de pasantes. ?l y Chloe solo hab?an hablado dos veces antes de esta ma?ana. Se conocieron por FaceTime hace una semana y luego se volvieron a ver hace dos d?as, durante su viaje desde Filadelfia a Pinecrest. —Quiero decirte algo antes de que entremos —dijo Greene—. No te lo quise decir hasta ahora porque no quer?a que pasaras toda la noche pensando en eso. —De acuerdo… —Si bien este es un caso de violencia dom?stica, tambi?n es un caso de homicidio. Hay un cad?ver adentro. Uno relativamente fresco. —Ah… —dijo Chloe, incapaz de contener su shock. —S? que es m?s de lo que esperabas. Pero cuando llegaste de pasante, hubo unas cuantas discusiones. Quer?amos que vieras m?s desde el principio. Hemos estado jugando con la idea de dejar que los pasantes tengan m?s responsabilidades, dejar que se involucren un poco m?s. Y bas?ndonos en tu expediente, decidimos que ser?as la candidata ideal para eso. Espero que te parezca bien. Todav?a estaba desconcertada, incapaz de responder. S?, era m?s responsabilidad. S?, eso significaba que la escudri?ar?an m?s de cerca. Pero ella nunca rechazaba un desaf?o y no ten?a la intenci?n de empezar ahora. —Agradezco la oportunidad. —Excelente —dijo Greene, con un tono que indicaba que nunca hab?a dudado de ella. El agente le indic? que lo siguiera mientras caminaban hacia el porche y por las escaleras. Adentro hab?a dos agentes conversando con el forense. Chloe respir? profundo y, aunque cre?a que estaba preparada para la escena, igual se conmovi? cuando vio las piernas de una mujer sobresaliendo por detr?s de la isla de la cocina. —Necesito que te acerques al cuerpo —dijo Greene—. Dime qu? ves, tanto en t?rminos del cuerpo como los alrededores. H?blame mientras procesas todo. Chloe hab?a visto un par de cad?veres durante sus pasant?as. En Filadelfia, no eran muy dif?ciles de encontrar. Pero esto era diferente. Este cad?ver se sent?a demasiado personal. Dio un paso detr?s del mostrador de la cocina y baj? la mirada hacia la escena. La v?ctima era una mujer que parec?a treinta?era. Hab?a sido golpeada en la cabeza con un objeto muy s?lido, probablemente la tostadora que yac?a destrozada en pedazos a unos metros de ella. El lado izquierdo de su frente se hab?a llevado la peor parte del impacto. El golpe hab?a sido lo suficientemente fuerte como para romper su cavidad ocular, por lo que parec?a muy probable que su ojo rodar?a al piso en cualquier momento. Un charco de sangre rodeaba su cabeza como un halo. Tal vez lo m?s curioso de ella era que ten?a los pantalones de ch?ndal en los tobillos y su ropa interior en las rodillas. Chloe se puso en cuclillas cerca del cuerpo para ver si notaba algo m?s. Ella vio lo que parec?a ser dos peque?os ara?azos en un lado del cuello. Se ve?an frescos y como si hubiesen sido hechos por u?as. —?D?nde est? el marido? —pregunt?. —Bajo custodia —dijo Greene—. Confes? el crimen y le cont? a la polic?a lo que hizo. —Pero si se trata de una disputa dom?stica, ?por qu? llamaron al FBI? —pregunt?. —Porque este tipo fue arrestado hace tres a?os por golpear tan fuerte a su primera esposa que ella tuvo que ir a la sala de emergencias. Pero ella no present? cargos. Y la polic?a recibi? una alerta de que hab?a videos de asesinatos en su computadora personal. Chloe analiz? toda esa informaci?n y la aplic? a lo que estaba viendo. Todo comenz? a tomar forma como un rompecabezas. Empez? a decir todas sus teor?as en voz alta. —Dado el historial de este hombre, es propenso a la violencia. Violencia extrema, por lo que pas? aqu?. Sus pantalones de ch?ndal y ropa interior indican que estaba tratando de tener sexo con ella aqu? en la cocina. O quiz?s estaban teniendo sexo pero ella quer?a parar. Los ara?azos en su cuello indican que el sexo fue violento y que fue o bien consensual solo al principio o nunca lo fue. —Ella paus? para estudiar la sangre—. La sangre se ve relativamente fresca. Yo estimar?a que el asesinato ocurri? en las ?ltimas seis horas. —?Y cu?les ser?an tus siguientes pasos? —pregunt? Greene—. Si no tuvi?ramos a este tipo en custodia en este momento y lo estuvi?ramos buscando, ?qu? har?as? —Buscar?a pruebas que indicaran que tuvieron relaciones. De esta forma, obtendr?amos su ADN. Mientras esper?ramos los resultados, buscar?a cosas como como carteras arriba en el dormitorio, con la esperanza de encontrar su licencia de conducir. Bueno, si es que ya no sospech?ramos que el culpable fue el esposo. Si ese fuera el caso, pudi?ramos obtener su nombre de la direcci?n. Greene le sonri?, asintiendo con la cabeza. —Perfecto. Te sorprender?a la gran cantidad de novatos que pasan eso por alto. Est?s en la casa del tipo, por lo que ya sabr?as su nombre. Pero si no se sospechara que fue el marido, tienes raz?n. ?Est?s bien, Fine? La pregunta la tom? por sorpresa, sobre todo porque ella no estaba bien. Se hab?a distra?do, y ahora estaba mirando la sangre en los azulejos de la cocina. Todo eso la regres? de golpe a su pasado, mirando un charco de sangre en la alfombra al final de las escaleras. Sin previo aviso, comenz? a marearse. Se apoy? contra de la isla de la cocina, creyendo que iba a vomitar. Fue alarmante y vergonzoso. «?Esto es lo que me pasar? en todas las escenas de crimen horripilantes? ?En cualquier escena que remotamente se asemeje a lo que le pas? a mam??», pens?. O?a a Sally habl?ndole en su mente, repitiendo lo que le hab?a dicho cuando apenas se acababan de conocer: —No conozco a ning?n buen agente mujer. No s? c?mo t? podr?as ser una, especialmente dado tu pasado traum?tico. Me pregunto si ese tipo de estr?s te afecta en otros sentidos… —Disculpa —murmur? antes de salir corriendo por la puerta principal. Casi se cay? por las escaleras del porche en su camino hacia el c?sped, segura de que iba a vomitar. Por suerte, no lo hizo. Respir? profundo varias veces, concentr?ndose tan intensamente en eso que no vio a Greene bajar los escalones del porche. —Ciertos casos me afectan tambi?n. —Se mantuvo a una distancia prudente, d?ndole su espacio—. Habr? escenas mucho peores. Lamentablemente, despu?s de un tiempo, te vuelves un poco insensible a ellas. Ella asinti? con la cabeza, ya que hab?a o?do todo eso antes. —Lo s?. Es solo que… esta escena me hizo recordar algo. Algo que no me gusta recordar. —El FBI tiene terapeutas excepcionales que ayudan a los agentes a procesar todo tipo de cosas. As? que no est?s sola, y sentirte as? no te hace menos agente. —Gracias —dijo Chloe, finalmente capaz de ponerse de pie. De repente, comenz? a extra?ar a su hermana. Aunque era un poco m?rbido, pensamientos gratos de Danielle inundaban su mente cada vez que recordaba el d?a que muri? su madre. Y esta vez pas? lo mismo. Chloe no pudo evitar pensar en su hermana. Danielle hab?a pasado por muchas cosas a lo largo de los a?os, una v?ctima de las circunstancias, as? como tambi?n de sus propias malas decisiones. Y ahora que Chloe viv?a tan cerca, parec?a impensable que siguieran tan distanciadas. S?, ella hab?a invitado a Danielle a la fiesta de la cuadra de este fin de semana, pero Chloe ahora se sent?a incapaz de esperar tanto tiempo. Y Chloe sospechaba que su hermana ni siquiera ir?a a la fiesta. Ten?a que verla ahora mismo. *** Chloe no sab?a por qu? estaba tan nerviosa cuando llam? a la puerta de Danielle. Ella sab?a que Danielle estaba en casa. El mismo auto que hab?a tenido de adolescente estaba estacionado en el estacionamiento del complejo de apartamentos, aun con las pegatinas de diversas bandas. Nine Inch Nails. KMFDM. Ministry. Ver el auto y las pegatinas la hizo sentirse muy nost?lgica y triste. «?Realmente no ha crecido en absoluto?», se pregunt? Chloe. Cuando Danielle abri? la puerta, Chloe vio que no… no hab?a crecido nada. O, m?s bien, que no hab?a envejecido en t?rminos de apariencia. Las hermanas se miraron por un per?odo de dos segundos antes de finalmente acercarse para abrazarse. Chloe vio que Danielle todav?a se te??a el cabello de negro. Tambi?n segu?a teniendo el piercing en su labio, el cual sobresal?a de la esquina izquierda de su boca. Sus ojos estaban delineados y estaba vestida con una camiseta de la banda Bauhaus y jeans rasgados. —Chloe —dijo Danielle, sonriendo un poco—. ?C?mo has estado? Era como si se hubieran visto justo el d?a anterior. Sin embargo, ese saludo la hab?a sorprendido, ya que Chloe no hab?a esperado ning?n sentimentalismo de su hermana. Chloe entr? en el apartamento y, sin preocuparse mucho de c?mo Danielle lo tomar?a, le dio otro abrazo. Llevaban un poco m?s de un a?o sin verse, y aproximadamente tres sin abrazarse de esta forma. Algo sobre el hecho de que ahora viv?an en la misma ciudad parec?a haberlas unido un poco. Era algo que Chloe pod?a sentir, algo que sab?a que no necesitaba ser vocalizado. Danielle le devolvi? el abrazo, aunque no con tanto entusiasmo, y le pregunt?: —As? que… ?c?mo est?s? —Estoy bien —dijo Chloe—. S? que deb? haberte llamado antes de venir, pero… no s?. Tem?a que te inventar?as una excusa para que no viniera. —S?, tal vez tienes raz?n —admiti? Danielle—. Pero ahora que est?s aqu?, adelante. Perd?n por el desorden. Bueno, en realidad no deber?a pedirte perd?n. Ya sabes que siempre he sido desordenada. Chloe se ech? a re?r y, cuando entr? en el apartamento, le sorprendi? encontrar el lugar relativamente ordenado. La zona de estar no ten?a muchos muebles, solo un sof?, TV y estante para TV, una mesa de centro y una l?mpara. Chloe sab?a que el resto del apartamento ser?a igual. Danielle era el tipo de persona que viv?a con solo lo necesario. La excepci?n, si es que no hab?a cambiado nada desde su adolescencia (y parec?a que no), era con la m?sica y los libros. Eso hizo a Chloe sentirse un poco culpable por la casa grande que recientemente hab?a comprado con Steven. —?Quieres que prepare caf?? —pregunt? Danielle. —S?, muchas gracias. Entraron en la cocina, la cual tambi?n solo ten?a art?culos de primera necesidad. La mesa obviamente hab?a sido comprada en una venta de garaje. Se ve?a un poco mejor por un mantel que Danielle le hab?a colocado encima. La mesa ten?a dos sillas, una a cada lado. —?Est?s aqu? para obligarme a ir a la fiesta de la cuadra? —pregunt? Danielle. —No, para nada —dijo Chloe—. Estaba en mis pasant?as hoy y fui a una escena del crimen que… bueno, me hizo recordar todo. —Qu? mal. Hubo un momento de silencio inc?modo entre ellas mientras Danielle preparaba el caf?. Chloe vio a su hermana moverse por la cocina, un poco espantada por lo poco que hab?a cambiado. Sent?a que estaba viendo a la misma chica de diecisiete a?os de edad que se hab?a ido de casa con la esperanza de comenzar una banda, a pesar de los deseos sus abuelos. Se ve?a demasiado igual, hasta su expresi?n adormecida. —?Has o?do algo sobre pap?? —pregunt? Chloe. Danielle solo neg? con la cabeza. —Supuse que t? te enterar?as de algo debido a tu trabajo. Si es que hay algo de qu? enterarse. —Dej? de buscar hace un tiempo. —Salud por eso —dijo Danielle, tap?ndose la boca ya que estaba bostezando. —Te ves cansada —dijo Chloe. —Lo estoy. Pero no es que tengo sue?o. El m?dico me ten?a tomando un estabilizador del ?nimo. Me jode el sue?o. Y cuando eres una barman que no suele llegar a casa hasta despu?s de las tres de la ma?ana, lo ?ltimo que necesitas es un medicamento que te jode el sue?o. —Dijiste que el m?dico te ten?a tomando ese medicamento. ?Ya no te lo est?s tomando? —No. Me estaba jodiendo el sue?o, el apetito y mi libido. Desde que lo dej? de tomar, me siento mucho mejor… pero cansada todo el tiempo. —?Por qu? te lo prescribieron en primer lugar? —pregunt? Chloe. —Para poder aguantar a mi hermana entrometida —dijo Danielle, medio en broma. Luego se tom? un momento para responder—. Estaba empezando a deprimirme. Y de la nada. Lidi? con eso de mala forma. Beb?a mucho. Ten?a mucho sexo. —Si era para tratar tu depresi?n, deber?as volv?rtelo a tomar —dijo Chloe, d?ndose cuenta de que s? estaba siendo entrometida—. ?Para qu? necesitas tener libido? —a?adi? con una risita. —La libido es bastante importante para nosotros los que no estamos a punto de casarnos. No podemos simplemente darnos la vuelta en la cama y echar un polvo cada vez que queramos. —Nunca te ha costado encontrar chicos —se?al? Chloe. —S?, eso es cierto —dijo Danielle, trayendo las tazas de caf? a la mesa—. Solo que es mucho trabajo. Sobre todo ?ltimamente. Este nuevo chico… bueno, va en serio. Decidimos tomar las cosas con calma… —Esa es la ?nica raz?n por la que me voy a casar con Steven, sabes —dijo Chloe, tratando de mantener las cosas ligeras—. Me cans? de tener que salir a buscar personas con quienes tener relaciones sexuales. Ambas se rieron luego de ese comentario. Debi? haberse sentido natural re?r y sonre?r juntas de nuevo, pero en vez se sinti? un poco forzado. —Entonces, ?por qu? est?s aqu?, hermana? —pregunt? Danielle—. No sueles venir a visitarme. No que yo sepa, ya que no hemos tenido esa oportunidad en casi dos a?os. Chloe asinti?, recordando la ?nica ocasi?n en la que hab?an pasado tiempo juntas en los ?ltimos a?os. Danielle hab?a estado en Filadelfia para asistir a un concierto y se hab?a quedado a dormir en su apartamento. Hab?an hablado, pero no mucho. Danielle hab?a estado muy borracha. Hab?an hablado de su madre y tambi?n de su padre. Esa fue la ?nica vez que Chloe hab?a o?do a Danielle decir que quer?a ir a visitarlo. —La escena de esta ma?ana —dijo Chloe—. Me hizo recordar esa ma?ana afuera del apartamento. Me qued? pensando en la sangre al final de las escaleras y eso me afect? mucho. Estuve a punto de vomitar. Y yo no soy ese tipo de persona, ?me entiendes? La escena en s? no fue tan grotesca como otras que he visto. Simplemente me afect? demasiado. Me hizo pensar en ti y simplemente sent? que ten?a que verte. ?Eso tiene sentido? —S?. Estoy bastante segura de que estaba deprimida porque estaba teniendo muchas pesadillas con mam? y pap?. Cada vez que ten?a una pesadilla, pasaba d?as mal. No quer?a ni levantarme de la cama porque no confiaba en nadie. —Bueno, justo te iba a preguntar qu? hac?as para lidiar con tus pensamientos sobre lo que pas?, pero supongo que ya me diste la respuesta. Danielle asinti? con la cabeza y apart? la mirada. —Medicamentos. —?Est?s bien? Danielle se encogi? de hombros y luego le respondi? con desd?n: —Llevamos apenas diez minutos juntas y ya est?s hablando del tema. Dios m?o, Chloe… ?No has aprendido a vivir tu vida sin sacar esa mierda a relucir? Si mal no recuerdo, cuando me llamaste para decirme que te ibas a mudar a Pinecrest, decidimos que no hablar?amos de eso. Agua pasada, ?recuerdas? Esto sorprendi? a Chloe. Acababa de presenciar a Danielle pasar de seca y sarc?stica a completamente furiosa en un abrir y cerrar de ojos. S?, el tema de sus padres era un tema delicado, pero la reacci?n de Danielle le pareci? muy bipolar. —?Desde hace cu?nto tiempo no te tomas el medicamento? —pregunt? Chloe. —Vete a la mierda. —?Desde hace cu?nto tiempo? —Tres semanas aproximadamente. ?Por qu?? —Porque solo llevo quince minutos aqu? y se nota que lo necesitas. —Gracias, doctora. —?Podr?as tom?rtelo otra vez, por favor? Te quiero en mi boda. Dama de honor, ?recuerdas? Aunque te parezca muy ego?sta, quiero que disfrutes de mi boda. As? que, ?podr?as tom?rtelo, por favor? Danielle reaccion? al o?r las palabras dama de honor. Suspir? y luego relaj? su postura. Fue capaz de mirar a Chloe otra vez y, aunque a?n estaba enojada, se ve?a m?s tranquila. —Est? bien —dijo. Se levant? de la mesa y camin? hacia a una peque?a cesta de mimbre decorativa en el mostrador de la cocina. De la cesta, sac? un frasco de medicina. Luego lo abri? y se tom? una p?ldora con su caf?. —Gracias. —Despu?s de una pausa, decidi? seguir presionando—. ?Y c?mo va todo lo dem?s? Danielle lo pens? por un momento y Chloe la pill? mirando la puerta de su apartamento. Fue muy breve, pero Chloe vio miedo en sus ojos. —Todo lo dem?s est? bien. Chloe conoc?a a su hermana lo suficientemente bien como para no seguir presionando. —Entonces, ?qu? diablos es una fiesta de la cuadra? —pregunt? Danielle. Chloe se ech? a re?r. Casi hab?a olvidado la capacidad de Danielle de dejar un tema y empezar otro enseguida. Chloe observ? a su hermana para ver si se quedaba mirando la puerta con miedo en sus ojos otra vez, pero no volvi? a pasar. Aun as?, Chloe sinti? que algo le pasaba. Tal vez despu?s de un tiempo juntas, Danielle se lo contar?a. «Pero ?para qu??», se pregunt? Chloe, ech?ndole una mirada a la puerta principal. Y en ese momento cay? en cuenta de que no conoc?a a su hermana en absoluto. Hab?a partes de ella que parec?an muy iguales a la chica de diecisiete a?os de edad que hab?a conocido tan bien. Pero Danielle era diferente ahora… era m?s oscura. Ahora necesitaba un medicamento para controlar sus estados de ?nimo, para ayudarla a dormir y funcionar. Se le ocurri? a Chloe en ese momento que sent?a miedo por su hermana y que quer?a ayudarla de cualquier forma posible. Incluso si eso significa regresar al pasado. Pero no ahora. Tal vez despu?s de la boda. Solo Dios sab?a qu? tipo de peleas y cambios de humor generar?an el hablar de la muerte de su madre y el encarcelamiento de su padre. Aun as?, Chloe sinti? que los fantasmas de su pasado estaban m?s presentes que nunca mientras estaba sentada all? con Danielle y eso la hizo preguntarse qu? tanto hab?a atormentado todo eso a Danielle. ?Qu? tipo de fantasmas acechaban la mente de Danielle? ?Y qu?, exactamente, le dec?an? Ella intuy? que todo lo que Danielle estaba reprimiendo la afectar?a a ella de alg?n modo. Y que tambi?n afectar?a su nueva vida. Su nuevo prometido, su nueva casa. Y que nada bueno resultar?a de todo esto. CAP?TULO CINCO Danielle estaba sentada en su sof?, recostada sobre Martin, su pierna sobre la de ?l, y estaba muy consciente de que no llevaba ropa interior debajo de sus shorts de pijama. Sin embargo, eso no importaba. La hab?a rechazado la noche anterior, a pesar de que no hab?a llevado sost?n. Parec?a que Martin se estaba tomando en serio el asunto de ir despacio. Ella tambi?n estaba empezando a creer que o bien simplemente era un caballero o no se sent?a sexualmente atra?do por ella. Sin embargo, lo ?ltimo era muy dif?cil de creer porque sent?a su erecci?n en sus piernas y caderas cada vez que se besaban. Trat? de no dejar que eso la molestara. Aunque s? estaba sexualmente frustrada, val?a la pena un hombre que quer?a algo m?s que sexo. Esta noche era un gran ejemplo de eso. Hab?an decidido quedarse en su apartamento viendo una pel?cula. Antes de eso, hab?an hablado del d?a de Martin. Sin embargo, como era subgerente en una imprenta, no hubo mucho qu? discutir. Era como escuchar a alguien explicar c?mo se seca la pintura. En cuanto a Danielle, odiaba hablar de su d?a. Como barman en un restaurante local, sus d?as eran aburridos. Pasaba casi todos sus d?as leyendo. Sus noches estaban llenas de historias que compartir, pero a veces ni le quedaban ganas de contarlas. Una vez que terminaron de hablar, se besaron un poco, pero hasta ah?. Y a Danielle no le molest? eso en nada. Adem?s, hab?a estado desanimada desde la visita de Chloe. El estabilizador del estado de ?nimo probablemente ni siquiera surtir?a efecto hasta que se tomara la segunda pastilla antes de dormir. Gracias a la visita de Chloe, Danielle hab?a estado pensando en su madre, su padre y en su infancia que hab?a pasado volando. En realidad, lo ?nico que quer?a era estar en los brazos de Martin… y eso era muy dif?cil de admitirse a s? misma. Hab?an elegido la pel?cula Cadena perpetua y estaban acurrucados en el sof? como un par de escolares nerviosos e inexpertos. La mano de Martin se desliz? por su hombro varias veces y Danielle se pregunt? si estaba tratando de seducirla. Pero ?l no hizo m?s nada, lo que a la vez fue refrescante y exasperante. Ella tambi?n not? que su tel?fono son? en algunas ocasiones. Estaba en la mesa de centro frente a ellos, pero ?l decidi? no revisarlo. Al principio, asumi? que estaba siendo educado. Pero despu?s de un tiempo, lo que Danielle supuso fueron siete u ocho pitidos, empez? a ser desagradable. Justo cuando Tim Robbins se encerr? en la oficina del alcaide y puso a sonar ?pera para los presos de la prisi?n de Shawshank, el celular volvi? a sonar. Danielle mir? al tel?fono y luego a Martin. —?Vas a revisarlo? —pregunt?—. Por lo visto, alguien te necesita. —No, no te preocupes —dijo Martin. La acerc? m?s a su cuerpo y se estir?. Estaban tendidos uno al lado del otro. Si quisiera, pudiera besar su cuello f?cilmente. Mir? el espacio expuesto all? y lo pens?. Se pregunt? c?mo reaccionar?a si ella lo besaba all?, tal vez pasaba su lengua por su cuello. El tel?fono volvi? a sonar. Danielle solt? una risita y, sin ning?n tipo de advertencia, salt? sobre el pecho de Martin. Cogi? el tel?fono y se lo llev? a su pecho. A lo que vio su pantalla de bloqueo, dijo: —?Cu?l es tu…? Martin le quit? el tel?fono violentamente. Se ve?a m?s sorprendido que furioso. —?Qu? fue eso? —le pregunt?. —Nada —dijo Danielle—. Solo estaba jugando. Puedes revisar tu tel?fono cuando est?s conmigo. No me molesta. Si es tu otra novia, bueno… all? s? perder? los estribos. —No quiero que est?s viendo mi tel?fono —espet? Martin. —Eh, c?lmate. No tienes que ponerte as?. Solo estaba jugando. Martin la mir? con desprecio y se meti? el celular en el bolsillo. Suspir? y se enderez?. Al parecer ya no estaba interesado en abrazarla. —Ah, entonces eres uno de esos — dijo ella, bromeando pero siendo un poco m?s persistente—. De los que protegen sus tel?fonos como si fueran sus penes o algo as?. —Cambiemos de tema —dijo ?l—. No te pongas rara. —?Yo? Martin, casi me rompiste la mano cuando me quitaste el tel?fono. —Bueno, no es tu tel?fono. ?No conf?as en m?? —No s? —dijo ella, levantando la voz—. No llevamos mucho tiempo saliendo. No tienes que ponerte tan defensivo, carajo. ?l puso los ojos en blanco y mir? la televisi?n. Fue un gesto desde?oso, uno que la molest?. Neg? con la cabeza y, haciendo todo lo posible para para seguir juguetona, lo mont? a horcajadas. Baj? la mano como si fuera a bajar su cremallera, pero luego la movi? hacia el bolsillo donde hab?a guardado el celular. Con la otra mano, comenz? a hacerle cosquillas. Esto sorprendi? a Martin, y fue evidente que no sab?a c?mo responder. Sin embargo, accion? justo cuando sus dedos tocaron el borde de su celular. La agarr? del brazo y lo jal? con fuerza. Luego la empuj? hacia el sof?, sin soltarle el brazo. Le doli? mucho, pero Danielle no lo dejar?a tener la satisfacci?n de escucharla gritar de dolor. La velocidad y la fuerza que mostr? la hicieron recordar que hab?a sido boxeador amateur. —?Suelta mi puto brazo! Martin lo hizo y la mir? con sorpresa. La expresi?n en su rostro la hizo pensar que no hab?a querido ser tan brusco con ella. Se hab?a sorprendido incluso a s? mismo. Pero tambi?n estaba enojado. Sus cejas fruncidas y hombros temblorosos lo demostraban. —Me voy —dijo. —S?, buena idea —dijo Danielle—. Y no se te ocurra volver a llamarme a menos que esa llamada empiece con unas disculpas. ?l neg? con la cabeza. Danielle no estaba segura si hab?a negado con la cabeza por como se hab?a comportado o por lo que ella hab?a dicho. Danielle lo vio caminar r?pidamente hacia la puerta, cerr?ndola de golpe detr?s de ?l. Ella se qued? mirando la puerta por varios minutos mientras trataba de darle sentido a lo que hab?a pasado. «No tiene ning?n inter?s en follarme y de paso tiene un mal genio —pens?—. Lo ?nico que me traer? son problemas.» Bueno, ella siempre se hab?a sentido atra?da por ese tipo de hombre. Mir? su brazo y vio manchas rojas donde la hab?a agarrado y empujado. Estaba bastante segura de que se convertir?an en moretones. No ser?a la primera vez que un chico la moreteaba, pero realmente no lo hab?a visto venir de Martin. Consider? ir detr?s de ?l para preguntarle qu? hab?a sido todo eso. Pero luego decidi? quedarse en el sof? y seguir viendo la pel?cula. Su pasado al menos le hab?a ense?ado que no val?a la pena perseguir a ning?n hombre. Ni siquiera a los que parec?an demasiado buenos para ser verdad. Ella termin? de ver la pel?cula sola y luego decidi? irse a dormir. Mientras apagaba todas las luces, sinti? que alguien la estaba vigilando, que no estaba sola. Ella sab?a que eso era rid?culo, pero igual no pudo evitar mirar la puerta principal, donde hab?a aparecido la carta ayer, y el resto de las cartas anteriormente, en un abrir y cerrar de ojos. Se qued? en el sof? y sigui? mirando la puerta, casi esperando que otra carta se deslizara por debajo. Y veinte minutos despu?s, cuando se levant? y comenz? a prepararse para el trabajo, lo hizo con todas las luces encendidas. Sent?a mucha paranoia. Era una paranoia familiar, la sensaci?n que se hab?a convertido en su amiga cercana, una amiga a?n m?s cercana desde que hab?a empezado a recibir esas notas. Ella pens? en las pastillas y se pregunt? por un momento si solo se estaba imaginando todo. Todo… incluyendo las notas. ?Qu? era real y qu? no? No pudo evitar recordar su pasado y la oscuridad que cre?a haber superado. ?Estaba perdiendo la cabeza? CAP?TULO SEIS Chloe estaba sentada en la sala de espera, mirando las pocas revistas que estaban sobre la mesa de centro. Ella se hab?a visto con dos terapeutas diferentes despu?s de la muerte de su madre, pero realmente no hab?a entendido el prop?sito de esas visitas. Ahora que ten?a veintisiete a?os, entend?a por qu? estaba all?. Hab?a seguido el consejo de Greene y llamado al terapeuta del FBI para hablar de su reacci?n a la escena del crimen de ayer. Ahora se encontraba tratando de recordar las oficinas que hab?a visitado de ni?a. —?Se?orita Fine? —llam? una mujer desde el otro lado de la sala. Chloe hab?a estado tan perdida en sus pensamientos que no hab?a o?do la puerta de la sala de espera abrirse. Una mujer de aspecto agradable la salud? con la mano. Chloe se puso de pie e hizo todo lo posible para no sentirse como una fracasada mientras segu?a a la mujer por un pasillo hacia una gran oficina. Ella pens? en lo que Greene le hab?a dicho ayer mientras se tomaron un caf? juntos. Lo recordaba muy bien, ya que ese hab?a sido el primer consejo real que recib?a de un agente experimentado. —Me vi con este terapeuta varias veces durante mi primer a?o. Mi cuarta escena del crimen fue un asesinato-suicidio. Cuatro cuerpos en total. Uno de ellos fue el de un ni?o de tres a?os de edad. Eso me afect? demasiado. As? que estoy cien por ciento seguro que ir a terapia funciona. Especialmente si empiezas a ir desde esta etapa de tu carrera. Conozco a muchos agentes que se creen mejores que los dem?s, que no necesitan ayuda. No seas uno de esos, Fine. As? que no… necesitar a un terapeuta no la hac?a una fracasada. En todo caso, esperaba que ir a terapia la hiciera m?s fuerte. Entr? en la oficina y vio a un se?or mayor de unos sesenta a?os m?s o menos sentado detr?s de un escritorio grande. Una ventana detr?s del escritorio mostraba un peque?o topiario afuera lleno de mariposas. Su nombre era Donald Skinner, y ?l llevaba m?s de treinta a?os en esto. Lo sab?a porque lo hab?a buscado en Google antes de decidirse a hacer la cita. Skinner era muy formal y correcto. Se levant? para saludarla. Luego, hizo un gesto hacia un sill?n c?modo en todo el medio de la oficina y le dijo: —Si?ntate, por favor. Ponte c?moda Chloe se sent?. Se sent?a muy nerviosa. Ella sab?a que probablemente estaba esforz?ndose demasiado por tratar de ocultarlo. —?Has hecho esto antes? —pregunt? Skinner. —S?, de ni?a —dijo Chloe. ?l asinti? mientras se sentaba en una silla id?ntica colocada en frente de ella. Cuando se sent?, puso la rodilla derecha sobre su pierna derecha y cruz? las manos sobre ellas. —Se?orita Fine, ?por qu? no me hablas de ti y me cuentas qu? te trajo aqu?? —?Desde qu? edad empiezo? —pregunt? ella en broma. —Por ahora, enfoqu?monos en la escena del crimen de ayer —respondi? Skinner. Chloe se tom? un momento para pensar y luego comenz?. Ella no se guard? nada, incluso hablando un poco de su pasado para que la entendiera mejor. Skinner escuch? con atenci?n y ahora estaba analizando todo lo que le acababa de decir. —Cu?ntame… —dijo Skinner—. ?De todas las escenas del crimen que has visitado, esa fue la m?s horripilante? —No. Pero fue lo m?s horripilante que me hab?an dejado ver hasta ahora. —?As? que est?s dispuesta a admitir plenamente que ese evento de tu pasado fue lo que te hizo reaccionar de esa manera? —Supongo. Digo, nunca antes me hab?a pasado. E incluso cuando siento que algo me est? medio afectando, trato de sacudirme para que se me pase. —Entiendo. ?Hay otros factores que podr?an haber entrado en juego? Est?s en una nueva ciudad. Un nuevo instructor, una nueva casa. Has atravesado muchos cambios. —Tal vez mi hermana gemela… —dijo Chloe—. Vive aqu? en Pinecrest. Supongo que el pensar en verla despu?s de un a?o tambi?n me afect?, adem?s del hecho que la escena del crimen fue muy similar a la de mi madre. —S?, quiz?s —dijo Skinner—. Disc?lpame por hacerte una pregunta tan simple, pero ?el asesinato de tu madre te condujo a una carrera con el FBI? —S?. Desde los doce a?os supe que esto era lo que quer?a hacer. —Y ?qu? de tu hermana? ?Qu? hace ella? —Ella es una barman. Creo que lo disfruta porque solo tiene que ser sociable unas horas al d?a y luego se puede ir a casa y dormir hasta el mediod?a. —?Y ella recuerda ese d?a de la misma forma que t?? ?Han hablado de eso? —S?, pero jam?s entra en detalle. Cuando lo intento, me manda a callar. —De acuerdo. Ahora quiero que hables de eso conmigo —dijo Skinner—. Es evidente que tienes que discutirlo. As? que deber?as hacerlo conmigo, que soy imparcial. —Bueno, como dije antes, pareci? un accidente desafortunado y b?sico. —Pero tu padre fue arrestado —se?al? Skinner—. As? que para m?, una persona que no est? familiarizada con el caso, no me parece que fue un accidente. Se me hace curioso que t? creas que lo fue. As? que hablemos de eso. ?Qu? pas? ese d?a? ?Qu? recuerdas? —Bueno, fue un accidente causado por mi padre. Por eso fue arrestado. Ni siquiera minti? sobre eso. Estaba borracho, mam? lo hizo enojar y ?l la empuj?. —?Te di la oportunidad de entrar en m?s detalles y eso es lo ?nico que me dices? —dijo Skinner en un tono amistoso. —Bueno, no recuerdo todo muy bien —admiti? Chloe—. Los recuerdos del pasado los veo lejos, borrosos. —S?, eso pasa. As? que… quiero probar algo contigo. Como esta es la primera vez que nos vemos, no probar? hipnosis. Sin embargo, voy a intentar una forma probada de terapia. Es lo que algunos llaman terapia de la l?nea de tiempo. Espero que nos ayude a sacar a la luz m?s detalles de ese d?a, detalles que est?n en tu mente, pero que est?n escondidos porque te dan miedo. Si sigues asistiendo, este tipo de terapia nos ayudar? a acabar con el miedo y la ansiedad que sientes respecto a ese d?a. ?Quieres intentarlo hoy? —S? —dijo Chloe sin vacilar. —Excelente. As? que… empecemos con el lugar en el que estabas sentada. Quiero que cierres los ojos y te relajes. T?mate unos momentos para despejar tu mente y ponerte c?moda. Asiente con la cabeza cuando est?s lista. Chloe hizo lo que le pidi?. Se hundi? en el sill?n. Era un sill?n de cuero de imitaci?n muy c?modo. Sent?a que todav?a estaba tensando los hombros, inc?moda por estar tan vulnerable con una persona que apenas iba conociendo. Suspir? profundamente y luego sinti? sus hombros relajarse. Se acomod? en el sill?n y escuch? el zumbido del aire acondicionado. Luego, asinti? con la cabeza. Estaba lista. —Est? bien —dijo Skinner—. Estabas sentada en la escalera de entrada con tu hermana. Ahora, incluso si no puedes recordar el tipo de zapatos que llevabas ese d?a, quiero que te imagines mirando tus pies. Mirando tus zapatos. Quiero que te enfoques en ellos y en nada m?s, solo los zapatos que llevabas ese d?a cuando ten?as diez a?os. T? y tu hermana en la escalera de entrada. Solo mira tus zapatos. Descr?bemelos. —Llevaba zapatillas Chuck Taylor —dijo Chloe—. Rojas. Un poco ra?das. Cordones grandes. —Perfecto. Ahora estudia los cordones. Realmente conc?ntrate en ellos. Despu?s quiero que te pongas de pie sin dejar de mirar los cordones. Quiero que te pongas de pie y regreses al lugar donde estabas antes, donde descubriste la sangre en la alfombra al final de las escaleras. Necesito que retrocedas unas horas. Pero no dejes de mirar los cordones. ?Puedes hacer eso? Chloe sab?a que no estaba hipnotizada, pero sus instrucciones eran muy simples. Tan b?sicas y f?ciles. Se puso de pie dentro de su mente y volvi? a entrar en el apartamento. Cuando lo hizo, vio la sangre, vio a su madre. —Mam? est? ah? al final de las escaleras —dijo—. Hay mucha sangre. Danielle est? en alguna parte, llorando. Pap? est? caminando de un lado a otro. —Excelente. Pero sigue mirando tus cordones —le dijo Skinner—. E intenta retroceder un poco m?s. ?Puedes hacer eso? —S?. F?cil. Estoy con Beth… una amiga m?a. Acabamos de regresar del cine. Su madre nos llev?. Su madre me dej? en frente del edificio y esper? a que entrara. Siempre hac?a eso, no se iba hasta que yo entrara. —Bien. Sigue mirando tus cordones mientras te sales del auto y subes las escaleras. Luego h?blame del resto de la tarde. —Entr? al edificio y sub? al segundo piso, donde estaba nuestro apartamento. Cuando llegu? a la puerta y saqu? las llaves para abrirla, escuch? a pap? adentro. As? que entr?. Cerr? la puerta y me dirig? a la sala de estar y luego vi el cuerpo de mam?. Estaba al final de las escaleras. Su brazo derecho estaba debajo de ella. Su nariz estaba destrozada y hab?a sangre por todas partes. Toda su cara estaba llena de sangre. Toda su sangre estaba esparramada ah?, al final de las escaleras. Creo que pap? intent? mover el cuerpo… Chloe dej? de hablar. Le resultaba dif?cil concentrarse en aquellos viejos cordones. Conoc?a la escena que estaba describiendo demasiado bien como para ignorarla. —Danielle estaba parada justo encima de ella. Ten?a un poco de sangre en sus manos y en su ropa. Pap? estaba hablando muy fuerte por tel?fono, dici?ndole a alguien que viniera ya, que hubo un accidente. Cuando colg?, me mir? y empez? a llorar. Tir? el tel?fono a la pared, donde se hizo pedazos. Luego se acerc? a nosotras y se puso en cuclillas. Dijo que lo sent?a… que ven?a una ambulancia en camino. Luego mir? a Danielle y apenas pudimos entenderlo porque estaba llorando. Dijo que Danielle ten?a que ir arriba, que ten?a que cambiarse de ropa. Ella lo hizo, y yo la segu?. Le pregunt? qu? hab?a pasado, pero no quiso hablar conmigo. Ni siquiera estaba llorando. Dentro de poco, escuchamos sirenas. Nos fuimos a sentar con pap?, esperando que nos dijera qu? pasar?a. Pero nunca lo hizo. La ambulancia lleg?, luego la polic?a. Un polic?a amable nos llev? a la escalera de entrada y se qued? con nosotras hasta que sacaron a pap? con las manos esposadas. Hasta que sacaron el cuerpo de mam?… La imagen de los cordones desapareci? de repente. Ella estaba de nuevo en la escalera de entrada, esperando que su abuela las recogiera. El polic?a gordo estaba con ella y, aunque ella no lo conoc?a, la hac?a sentirse segura. —?Est?s bien? —pregunt? Skinner. —S? —dijo con una sonrisa nerviosa—. Hab?a olvidado por completo que pap? hab?a tirado el tel?fono contra la pared. —?C?mo te hizo sentir ver eso? Era una pregunta dif?cil de responder. Su padre ten?a buen genio, pero verlo hacer eso despu?s de lo que pas? con su madre lo hac?a parecer d?bil y vulnerable. —Me siento triste por ?l. —?Lo has culpado por la muerte de tu madre desde que pas?? —pregunt? Skinner. —Honestamente, depende del d?a. Depende de mi estado de ?nimo. Skinner asinti?, se puso de pie y la mir? con una sonrisa reconfortante. —Creo que ya est? bien por hoy. Por favor ll?meme si vuelves a experimentar este tipo de reacci?n a una escena del crimen. Y quisiera volverte a ver pronto. ?Podemos programar una cita? Chloe lo pens?, asinti? con la cabeza y luego dijo: —S?, pero me casar? dentro de poco y tenemos un mont?n de reuniones con floristas y pasteleros… es una pesadilla. ?Puedo programarla despu?s por tel?fono? —Por supuesto. Y hasta entonces… p?gate mucho al agente Greene. Es un buen hombre. Y tuvo raz?n en aconsejarte a que te vieras conmigo. Tambi?n tienes que saber que no significa nada el hecho que hayas tenido que recurrir a m? tan pronto en tu carrera. Eso no es un reflejo de tu talento. Chloe asinti?. Ella lo sab?a, pero igual le hab?a agradado o?r a Skinner decirlo. Se levant? y le dio las gracias por su tiempo. Mientras caminaba hacia la sala de espera, vio a su padre lanzando el tel?fono. Pero luego ?l hizo un comentario, uno que no hab?a olvidado pero que hab?a estado borroso hasta hoy. Hab?a mirado a Danielle y, con un poco de urgencia en su voz, hab?a dicho: —Danielle, cari?o… c?mbiate de ropa. Llegar?n dentro de poco. Chloe pas? toda la tarde pensando en ese comentario. Eso la inquiet?, pero tambi?n la llev? a una puerta cerrada que hab?a logrado ignorar durante los ?ltimos diecisiete a?os. CAP?TULO SIETE Danielle se despert? a las ocho en punto, sintiendo que no hab?a descansado nada. Hab?a llegado del trabajo a las 2:45 y se hab?a acostado a dormir a las 3:10. Sol?a dormir hasta las once o a veces hasta incluso m?s tarde pero, cuando sus ojos se abrieron a las 8:01 de la ma?ana, no se pudo volver a dormir. A decir verdad, realmente no hab?a dormido muy bien desde que se enter? que Chloe regresar?a a la ciudad. Eso la hab?a hecho sentir que su pasado la estaba atormentando y que finalmente la devorar?a. Irritable y cansada, Danielle se duch? y luego desayun?. Hizo todo eso mientras escuchaba el ?lbum Too Dark Park de la banda Skinny Puppy. Mientras colocaba los platos del desayuno en el fregadero, cay? en cuenta de que tendr?a que ir de compras hoy. Eso casi nunca la molestaba. Pero algunos d?as sent?a que salir al p?blico ser?a un error… que las personas la observaban, esperando a que estropeara algo para luego culparla por eso. Tambi?n tem?a que salir le permitir?a al que estaba escribiendo las notas seguirla y acosarla. Supon?a que el escritor simplemente dejar?a de jugar con ella y la terminar?a matando. Tal vez hoy ser?a ese d?a. Ella condujo al supermercado, sabiendo muy bien que hoy ser?a uno de esos d?as… uno de esos d?as en los que todo la asustar?a. Uno de esos d?as en los que estar?a mirando sobre su hombro constantemente. Ella condujo r?pidamente, incluso pas?ndose un sem?foro en rojo en el camino, con ganas de terminar esto r?pido. Desde que Danielle hab?a comenzado a recibir las notas inquietantes debajo de su puerta, se sent?a ansiosa si pasaba mucho tiempo en lugares p?blicos. Para ella, la persona que le estaba enviando esas notas tendr?a que estar sigui?ndola. Hasta en el trabajo se preguntaba si el escritor estaba sentado en la barra, esperando que le sirviera un trago. Cuando sal?a a comprar cualquier cosa, ?el escritor la estaba siguiendo, esperando el momento perfecto para raptarla? Incluso despu?s de que lleg? a su destino a salvo, pr?cticamente corriendo dentro del supermercado con un carrito con una rueda chirriante, sigui? preocupada. El escritor de las notas podr?a estar all? con ella, reflejando sus pasos en el siguiente pasillo, tal vez ech?ndole un buen vistazo en la secci?n de verduras o en el pasillo de los cereales. Era un temor muy real que pas? por su mente el d?a despu?s de lo que hab?a pasado con Martin. Se sinti? inundada por la paranoia, lo cual la hizo bajar la cabeza. Si alguien quisiera ver su cara, tendr?an que detenerla y subirle el rostro. Odiaba sentirse as?. Siempre hab?a lidiado con este tipo de problemas, y por eso la mayor?a de sus relaciones de pareja rara vez duraba m?s de un mes. Ella hab?a tenido una reputaci?n de puta la primera vez que vivi? aqu? en Pinecrest, pero no hab?a sido porque le gustaba acostarse con muchos hombres. Era solo que, para cuando se sent?a lo suficientemente c?moda con un hombre como para acostarse con ?l, empezaba a asumir lo peor de ?l. Terminaba la relaci?n, se tomaba alg?n tiempo para recuperarse y luego empezaba de nuevo. Sin embargo, hab?a mejorado un poco desde su mudanza a Pinecrest hace unos a?os. Se hab?a mudado de Boston para empezar de nuevo. Al menos hab?a decidido hacerlo en un lugar conocido. A lo que m?s le cost? acostumbrarse fue al mundo de las citas aburrido de Pinecrest. Todo estuvo bien al principio, a pesar de que hab?a logrado arruinar cada relaci?n que hab?a empezado. Es por eso que su pelea con Martin la hab?a afectado tanto. Pinecrest tambi?n ten?a otra desventaja, Demasiadas personas recordaban a ella y a Chloe. Recordaban que las pobres ni?as Fine hab?an terminado viviendo con sus abuelos despu?s de la muerte de su padre y el encarcelamiento de su padre. —Danielle, ?eres t?? Se volvi? hacia la voz, sobresaltada. Hab?a estado tan perdida en sus pensamientos que hab?a mostrado todo su rostro mientras alcanzaba una caja de cereal. Se encontr? mirando un rostro de su pasado, una mujer que parec?a muy conocida, pero que lastimosamente no recordaba. —?No te acuerdas de m?? —pregunt? la mujer, un poco ofendida. Ella ten?a aproximadamente unos cuarenta y cinco a?os. Y no, Danielle no recordaba a esta mujer. —Supongo que no me recuerdas —dijo la mujer—. La ?ltima vez que te vi ten?as unos trece o catorce a?os. Soy Tammy Wyler. Yo era amiga de tu madre. —Ah, s?, claro —dijo Danielle. No recordaba a la mujer en absoluto, pero el nombre sonaba familiar. Danielle supuso que era una de las amigas de la familia que la hab?an visitado en casa de sus abuelos a?os despu?s de la muerte de su madre. —Casi no te reconoc? —dijo Tammy—. Tu pelo est? m?s… oscuro. —S? —dijo Danielle sin entusiasmo. Supuso que cuando Tammy Wyler la vio por ?ltima vez, no se hab?a rebelado por completo. En aquel entonces, a los trece o catorce a?os de edad, usaba cabello color rosa ne?n con rayas negras. Ahora llevaba el cabello completamente negro, un look que sab?a era un poco aburrido pero que le luc?a mucho. —Siempre supe que volver?as por aqu?, pero bueno… no s?. Simplemente no te busqu? m?s luego de que te mudaste. Viviste un tiempo en Boston, ?cierto? —S?. —Me enter? de que Chloe tambi?n se mud? para ac?. Que compr? una nueva casa en Lavender Hills. —S?, regres? —dijo Danielle, a punto de perder la paciencia. —Escuch? por ah? que vive a unas pocas casas de una de sus compa?eras de secundaria. Yo vivo a dos calles de ella, qu? casualidad. «Pobre Chloe», pens? Danielle. —?Te habl? de la fiesta de la cuadra? —pregunt? Tammy, aparentemente incapaz de mantener la boca cerrada por m?s de tres segundos. —S? —dijo Danielle. Esperaba que, por sus repuestas cortas, Tammy entendiera que ella no era el tipo de mujer que se quedaba charlando en los pasillos de los supermercados. Hubo un breve silencio entre las dos, y Tammy finalmente pareci? entender. Mir? a su alrededor con incomodidad y luego le dijo: —Bueno, espero que vayas a la fiesta. Fue bueno verte, Danielle. —S?, igualmente —dijo Danielle. Ella no perdi? tiempo en encorvar los hombros y bajar la cabeza mientras empujaba el carrito de compras. Sent?a que ten?a que salir del supermercado y regresar a su apartamento cuanto antes, y no por su paranoia habitual, sino por su encuentro inc?modo con Tammy Wyler. Termin? de buscar lo que necesitaba con rapidez, casi chocando con una se?ora mayor en la secci?n de productos l?cteos. Luego pas? por la caja de autoservicio (porque no quer?a lidiar con ning?n cajero conversador) y sali? del supermercado. Cuando sinti? el aire fresco en su rostro, se sinti? un poco mejor. Sab?a que era posible que el hombre de las notas estuviera sentado adentro de uno de los carros estacionados. Tal vez la hab?a estado siguiendo en el supermercado y hab?a o?do su conversaci?n inc?moda con Tammy. Meti? las bolsas en el asiento trasero y luego puso el auto en marcha. Su tel?fono celular son? justo cuando estaba a punto de salir del estacionamiento. Vio el nombre de Martin en la pantalla y no dud? en contestar. Si ?l la estaba llamando para discutir, ella le seguir?a el juego. Si ?l la estaba llamando para disculparse, tambi?n estar?a abierta a eso. A decir verdad, simplemente le gustaba la idea de estar hablando por tel?fono con alguien que conoc?a en este momento. —Hola —contest? ella. —Hola, Danielle —dijo Martin—. Mira, te debo una disculpa por lo de anoche. Y no solo por haber sido brusco contigo. No deb? haberme puesto as? por mi tel?fono. Es solo que las cosas est?n un poco mal en el trabajo. Por eso recib? todos esos mensajes de texto. Lo supe justo cuando comenzaron a llegar. No quer?a ser molestado anoche. ?Eso tiene sentido? —S?, eso tiene sentido. Pero lo que no tiene sentido es porque no me lo dijiste anoche. —Porque soy un est?pido —dijo Martin—. No quer?a que supieras que estoy a punto de ser despedido. Y cuando te pusiste juguetona, simplemente perd? los estribos. Danielle… nunca le he hecho da?o a una mujer. Por favor, cr?eme. No puedo creer que te puse las manos encima… Dios m?o, lo siento mucho. Êîíåö îçíàêîìèòåëüíîãî ôðàãìåíòà. Òåêñò ïðåäîñòàâëåí ÎÎÎ «ËèòÐåñ». Ïðî÷èòàéòå ýòó êíèãó öåëèêîì, êóïèâ ïîëíóþ ëåãàëüíóþ âåðñèþ (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=43691679&lfrom=688855901) íà ËèòÐåñ. Áåçîïàñíî îïëàòèòü êíèãó ìîæíî áàíêîâñêîé êàðòîé Visa, MasterCard, Maestro, ñî ñ÷åòà ìîáèëüíîãî òåëåôîíà, ñ ïëàòåæíîãî òåðìèíàëà, â ñàëîíå ÌÒÑ èëè Ñâÿçíîé, ÷åðåç PayPal, WebMoney, ßíäåêñ.Äåíüãè, QIWI Êîøåëåê, áîíóñíûìè êàðòàìè èëè äðóãèì óäîáíûì Âàì ñïîñîáîì.
Íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë Ëó÷øåå ìåñòî äëÿ ðàçìåùåíèÿ ñâîèõ ïðîèçâåäåíèé ìîëîäûìè àâòîðàìè, ïîýòàìè; äëÿ ðåàëèçàöèè ñâîèõ òâîð÷åñêèõ èäåé è äëÿ òîãî, ÷òîáû âàøè ïðîèçâåäåíèÿ ñòàëè ïîïóëÿðíûìè è ÷èòàåìûìè. Åñëè âû, íåèçâåñòíûé ñîâðåìåííûé ïîýò èëè çàèíòåðåñîâàííûé ÷èòàòåëü - Âàñ æä¸ò íàø ëèòåðàòóðíûé æóðíàë.