Не вам решать зачем живу я! Не вам стихи слагать о том, что я НИЧТО ! А я вам говорю, что захочу и БУДУ Звездой иль чьей-то пламенной мечтой Взываемой в молитвах к небу !

Para Un Esclavo

Para Un Esclavo Svyatoslav Albireo Novela de un amor gay bdsm en una ciudad futurista Firokami – una ciudad-estado de diamantes, no es una ciudad de igualdad – la ley de la selva, que a los peque?os capitalistas del mundo les gustaba quejarse, trabaja aqu? sin piedad, tal como deber?a ser en la jungla. Las riquezas saciadas llevaron a los pobres, desafortunados habitantes o reci?n llegados a la esclavitud sexual. La ciudad est? dividida en amos, esclavos y coryphaeuses. Los coryphaeuses: los ricos, quienes llevaban abiertamente la Ciudad sobre sus hombros, todas sus propiedades y todo su capital pertenec?an a la Ciudad, pero ten?an derecho a todo el apoyo de Firokami. Una vez, con Alon, que hab?a sufrido la esclavitud de amos locos desde su infancia, el amante de Coryphaeus se enamora y cambia de la vida rica de los amos a la vida de un esclavo uno entre los m?s pobres! Svyatoslav Albireo Para un Esclavo Svyatoslav Albireo Para un Esclavo Traducido por Elda Parra Publicado por Tektime Copyright © 2020 – Svyatoslav Albireo Para un esclavo Cap?tulo 1 "?D?nde?" una mujer con el pelo oscuro se dio la vuelta. Parec?a que ten?a veinte a?os, pero en realidad era mucho mayor. Estaba vestida rica y elegante. Aletta Dora era propietaria de un hotel, que ten?a una reputaci?n envidiable y un nombre, fingiendo originalidad, "Astory". Un hombre, su asistente, alto y fr?gil, de negro, eso para verse a?n m?s delgado, asintado con la asinte de la inactividad. Aletta y el hombre estaban de pie en la cubierta superior y mirando a los que estaban tomando el sol. El transatl?ntico "Dream" estaba flotando en la superficie de seda azul, que brillaba bajo el sol. Un crucero con el mismo nombre reuni? a una multitud abigarrada en la parte ancha de la belleza blanca y nevada. La cereza de ese pastel era una compa??a rica en pseudo-inc?gnito de s?dicos, que tienen sus vacaciones. En lugar de tomar un crucero tem?tico, decidieron ir a cazar esclavos libres, que a?n no sab?an que eran esclavos. La pareja era de una clase media de Firokami, ciudad-estado- diamante,la cual se consideraba demasiado violenta para el resto del mundo, pero demasiado acomodada para establecer cualquier boicot. Hab?a una vez, hace cientos de a?os, el norte de la ciudad invito a todos los que estaban cansados del r?gimen del mundo, todos los forasteros y aquellos que se consideraban as?, incluyendo mutantes, cualquier anomal?a que se supon?a que era m?tica. Y luego, separados de un pa?s al que ?l; porque la ciudad estaba viva, pertenec?a. Por supuesto, no quer?an abandonar una ciudad rica en recursos, de una manera hostil, pero no fueron capaces de mantenerlo de una manera amistosa. En unas d?cadas esta ciudad racional se estaba preparando para la guerra, apoyando la ciencia. Como resultado, se volvi? inaccesible para una guerra: campos de fuerza, guerreros-mutantes, vampiros, armas psicotr?picas. Todo lo que el resto del mundo acababa de ver en pel?culas fant?sticas creci? frente al ej?rcito del contrario. Un alcalde, Alex Alex, no hizo ning?n compromiso. Despu?s de la victoria, no hab?a nadie que ordenara a Firokami. El mismo no iba a atacar a nadie, s?lo creci?, recuper? sus tierras, se volvi? autosostenido y autosuficiente. La ciencia se adelant?. La Ley Principal de la Ciudad era "trabajar hacia su prosperidad". Fue muy f?cil convertirse en un firokamiano «acaba de venir a la ciudad y empezar a trabajar para su beneficio". Era la pol?tica de inmigraci?n m?s libre del mundo. Pero tambi?n era la ciudad m?s cara. No todos los multimillonarios ten?an suficiente dinero para tener un alto nivel de vida en la ciudad. La moneda de Firokami, los lingotes, fue apoyada por el diamante dorado y el aficionado al recurso. No hab?a deuda externa. Firokami no era la ciudad de la igualdad- la ley de la selva, que era lo favorito para quejarse, por esos chacales del capitalismo del mundo, trabajaron despiadadamente aqu? como se supon?a en donde estaba; en una selva. Los ciudadanos reci?n llegados ten?an los bolsillos llenos de dinero y a los menos afortunados en la esclavitud sexual. La ciudad estaba dividida en amos, esclavos y Coryphaeuses. Los Coryphaeuses eran seres amados de la fortuna, que llevaban la ciudad sobre sus hombros abiertamente, todas sus propiedades y capitales pertenec?an a la ciudad, pero tambi?n ten?an todo el apoyo de Firokami. Los esclavos eran ultronanos y capturados. Hab?a justicia – para custodiar la orden, pero por lo general, tomada por el lado de los amos, a menos que alg?n maestro m?s fuerte estaria de pie para un esclavo. Los Coryphaeuses fueron los ultimos justicieros, por eso cada uno de ellos ten?a una l?nea de llamada, donde cualquiera que se ofendia podia hacer una llamada y pedir ayuda y cada Coryphaeus se vio obligado a mirar a trav?s de esas quejas y tomar decisiones sobre ellos. Todo se considera como un bien de la ciudad. Los Coryphaeuses que se ofendieron no prestaron atenci?n a la clase media a menos que hubiera un choque de intereses. Aletta redujo sus ojos grises fangosos, que se tornaron como verde, mirando a una multitud brillante hacia abajo. "Oh…" suspir? voluptuosamente y agarr? un riel. "Ya veo." Se dio la vuelta y sac? una correa para s? misma. Hab?a una bestia de belleza ?nica, el cuerpo de la escultura tawny atrajo los ojos dondequiera que estuviera. Era alto, noble guapo y bestialmente magn?tico. Los ojos azules llenos de pesta?as largas y gruesas, siempre se ven indiferentes. En el hombro derecho del esclavo, hab?a una marca, letras talladas, A y D, su pelo negro llegaba a la mitad de su espalda y dio una cierta sensaci?n de la pasi?n primaveral. El esclavo estaba totalmente desnudo, sin contar las sandalias de cuero, correas serviles, envolviendo su cuerpo y pelditas en sus pezones y pene. El esclavo parec?a un animal depredador o un dios pagano. Se permiti? que los firokamianos sacaran esclavos desnudos de Firokami; eso no contaba como una violaci?n del orden o la moralidad. El mundo mostr? respeto al r?gimen de la ciudad, con quien era rentable tener tratos, por lo que a nadie le importaba en absoluto, como de costumbre, a la gente oprimida en otros pa?ses. Firokami hab?a reclamado hasta que los pa?ses religiosos pod?an golpear a sus mujeres con piedras, ya que hace cientos de a?os, las envolvieron en bolsas, no hab?a derecho a ultrajear la forma en que Firokami trataba a sus esclavos. Eventualmente, Firokami no manten?a a nadie en contra de su voluntad y todo ciudadano descontento pudo haber huido, solicitar asilo. La ciudad extendi? sus leyes s?lo dentro de ella. Pero los esclavos entendieron la hipocres?a de descanso del mundo muy pronto; no hab?a nadie que los necesitara, no hab?a ad?nde sintonizar. Y la vida misma m?s all? de Firokami salvaje era demasiado m?s chica, m?s pat?tica y peor. Por eso, en la ciudad se podia correr m?s a menudo, que fuera de ella. Al, apesta…" Aletta exhal?, extendi? las piernas y se alej? de nuevo a la cubierta inferior, dando a la esclavo un poco de espacio entre los rieles. El esclavo se puso de rodillas delante de la amante, cuidadosamente corri? su mano sobre sus caderas, y h?bilmente toc? con la lengua los labios inferiores de Aletta. Se sinti? mareada; el esclavo sab?a c?mo sumergirse en el placer desde los primeros movimientos. ?De qu? otra manera podr?a ser, el esclavo ten?a treinta a?os de experiencia, ya que hab?a comenzado desde que ten?a ocho a?os. El depredador de Aletta vio a alguien deprimido. Encendi? un cigarrillo y se fue a alg?n lado. "?Ad?nde vas, Stine?", Pregunt? con prisa. "Tambi?n quiero tener una asco, pero necesito hacer algo por eso, no s?lo mirar, ?no?", Dijo el hombre sarc?sticamente y comenz? a bajar a la cubierta inferior. "Eso es todo, la diversi?n comienza esta noche… Oh…" Aletta se rindi? a los “peque?os juegos” del esclavo. Ahora era el momento de lanzarse a las fantas?as, sin ning?n control. Stine era un maestro muy experimentado. El oc?ano y el sol estaban tan vivos; siempre parec?a que estaban diciendo algo. La cubierta inferior estaba m?s cerca del oc?ano, y Ad escucha con mucho cuidado, tratando de no perderse ni una sola palabra, pero el sol y el agua… aunque estaban hablando de ?l, guard? silencio tan pronto que trat? de agarrar sola una palabra. El chico no sab?a leer para eso y se estaba enojando. Estaba girando en su tumbona, ya sea tratando de mirar m?s all? de la cubierta del transatl?ntico y mirando con sus ojos de cereza oscura en alg?n lugar lejos o alej?ndose del oc?ano y el sol, que estaban por todas partes, sin prestar atenci?n a ese susurro de verano h?medo. "?Es inc?modo en la tumbona?", Dijo un hombre burlonamente, acerc?ndose. "No es peor para ti, que estas vestido de negro cuando es tan caliente", se enoj? Ad, mirando bruscamente al hombre. Stine estremeci? la ceja, sonri? y se sent? en el borde de la silla. "Bueno, s?, ahora es m?s c?modo", se quej? Ad y se sent? con largas piernas cinceladas escondidas debajo de ?l. Hemos detectado un problema desconocido. Ad se enderez? bruscamente. "Buscando a alguien?" Ad quer?a responder, cambi? de opini?n, mir? al hombre unos segundos. "?Qu? quieres?", Pregunt? como si lo hubiera lo notado hace un momento. —Nada —dijo el hombre tan indiferentemente como fuera posible. "?No tienes miedo de hablar con extra?os de esta manera? Nunca se sabe qui?nes son. "Por ejemplo? Payasos ?", Dijo el chico guapo acidamente . Stine en esta encarnaci?n inconquistada de la sexualidad, imaginando, lo codiciosos que estos labios tomar?an un aire, bajo los golpes de las pesta?as, c?mo estos ojos ard?an con lujuria y cu?n tiernamente t?midos se les cerrar?an las pesta?as pesadas. El hombre se ri?. "Ven esta noche a la cuarta mesa. Te gustar?." Stine arroj? el cigarrillo al vaso de un chico insolente que estaba cerca. La primera intenci?n de Ad era salpicar el contenido del vaso de vidrio detr?s del hombre, pero ?l interrumpi? esto, se atornillaba la cara en una sonrisa, ve?a al hombre ir, estirando agradablemente su cuerpo, cubierto con peque?as bragas. Ad abri? sus cuentos de hadas, ahora leyendo satisfecho, sin escuchar los chismes del oc?ano y el sol. Aletta se sent? en una mesa en la cubierta superior, un viento tierno caliente, despu?s de un orgasmo, refresco su cara. Era imposible ver al esclavo, a quien se?alaron ayer desde ese momento, y ahora todos los maestros vieron al apuesto hombre pura sangre, todav?a jugando y disfrutando del anticipo. Aletta lazily mir? de lado a lado, buscando a Stine. El hombre se levant?, asinti? con la hacia ella, pero pas? por pas?. Su tensi?n sexual era m?s fuerte que el deseo de cotillear, as? que Stine decidi? ir a su lugar, para quitar la tensi?n. No se llev? ning?n esclavo con ?l de aquellos que fueron tomados por sus amigos, de todos modos, nadie fue capaz de satisfacer el deseo que el extra?o caus?. Y fue al crucero solo, considerando que es raro ir a cazar con presas. "?Qu? ha pasado all?? Ve, averigua. O mejor dicho, cuando. ?Vamos, vamos!" Aletta abofete? la cara del esclavo, mirando a Stine y desabrocho la correa del cuello. El esclavo, que estaba sentado a las piernas de su amante, se levant? y se dirigi? atr?s al amo. Se apoder? de Stine en su puerta. —Maestro Stine —llam? Al al hombre—. "La se?ora Aletta quiere saber qu? ha pasado y cu?ndo." "?Cu?ndo?" Stine contrajo sus cejas. Mir? pensativo al esclavo, asinti? con la cabeza, "entrad". Al entr? obedientemente. Por supuesto, lo castigar?an. De todos modos, habr?a sido castigado.si se hubiera negado y se hubiera apresurado a la amante y fue castigado porque no se apuraba a la amante. Aletta estaba golpeando la mesa con sus u?as largas con impaciencia. ?D?nde estaba pasando el rato? ?No pudo alcanzar a Stine? Ya hab?a pasado un tiempo. La mujer decidi? indiferentemente esperar a Al, inventando lo que pod?a hacer con el esclavo por ser insolente y lenta. Vendr?a a cenar de todos modos. Cap?tulo 2 Ad pas? junto a ella, subiendo a la cubierta superior y montando una toalla y algunas otras cosas. Aletta extendi? la pierna, haciendo una barrera en su camino. Ad pate? la barrera, jur?, la cort? con los ojos y se quej? "lo siento". Aletta le sonri? con su sonrisa m?s deslumbrante, bella y l?nguidamente inclin? un codo en la parte posterior de una silla sin mirarlo a prop?sito. "Si?ntate, te comprar? un caf?", ella le ofreci? descuidadamente, mir? bruscamente al chico, pero ?l ya no estaba all?. Aletta se sonroj? de humillaci?n. ?Esclavo de mierda! Ella imagin?, c?mo suplicar?a misericordia. Odiaba a la gente que era como esa esclava. Ella estaba esperando, hasta que ?l ser?a v?ctima del encanto de Stine y ?l le traer?a con su alegr?a. Entonces ella ser?a capaz de darle, por todas esas petulancias, ese trato, que ciertas putas merecen. Ellos, por lo general, eran amantes de los Coryphaeuse, prostitutas codiciosas, que no ten?an nada m?s que su belleza. Este vino al crucero, sin duda, para conocer a alguien como Alsheh Mareh, un artista coryphaeus de Firokami. Bueno, se sorprender?a. Stine estaba engordando a Al consciente y violentamente, lastimandole el esf?nter, no consider?ndolo un hombre igual, o, tal vez, ?l realmente no sab?a, lo doloroso que era. Los maestros, por lo general, se ocupaban de sus traseros. "Me gusta, puta?" Stine estaba respirando directamente en el o?do de Al. —S?, amo —respondi? habitualmente la bestia—. Stine se comond? en el trasero de Al. Se desliz? hacia abajo en la cama, calmando el aliento hacia abajo. El esclavo estaba inm?vil, manteniendo las caderas levantadas, esperando una orden. El hombre recuper? su aliento, extendi? una correa y la agarr? hasta el cuello. Al todav?a ten?a una erecci?n, la pr?stata irritada causaba tensi?n f?sica, pero que esperaba hasta que se corrier?a, se supon?a que no ten?a necesidad, esperar a que un esclavo tuviera placer. "?Puedo venirme, maestro?", Pregunt? Al. –Abre la boca— y dej? caer el semen al esclavo en el suelo y comenz? a mear en su cara y en la boca. El esclavo estaba tratando de terminar todo m?s r?pido; movi? la mano r?pidamente, la actuaci?n del maestro lo estaba molestando, como siempre. Meado le estaba golpeando la cara como una corriente aguda, le estaba entrando en la boca y los ojos, estaba haciendo cosquillas en la piel con peque?os flujos. Finalmente, Stine termin? y comenz? a vestirse, mirando a Al. Era suficiente tiempo para que Al se corriea. "Quitalo del suelo", orden? Stine en silencio. Al se inclin? hacia adelante comenz? a lamer la meada del suelo. Stine vio la humillaci?n ritzy del esclavo. Asinti? y tir? de la correa, sac? la correa llev?ndose a Al a la cubierta., llevando a todos a la cubierta. La gente miraba al apuesto esclavo con inter?s, a veces escondiendo sonrisas avergonzadas. Aletta, viendo a Stine y Al, se burlaba. Le gust? lo que vio. Aqu? est? – la diferencia entre un esclavo y un maestro. Podr?as haber sido m?s grande, pero el poder de voluntad juega un papel mucho m?s importante. Cuando la pareja se acerc?, Aletta se recostro con la cara. "Bueno, ?d?nde has estado?" Stine puso la correa y la colg? sobre los rieles, encendi? el cigarrillo y mirando hacia abajo como si no tuviera nada que ver con el retraso del esclavo. "Lo siento, se?ora. Estaba ayudando al maestro a bajar su tensi?n". "Te castigar? por el retraso. ?Te has retrasado a prop?sito? ?Te encanta recibir castigos? Sin duda, ?le estabas pidiendo al maestro que te usara? ?No quieres nada m?s que joder! ?Eres demasiado perezoso para traer un vaso de agua!", se volvi? contra Al. Se sent?a mucho mejor ahora, su desgracia recientemente estaba siendo borrada a fondo de la memoria. Alguien estaba en una posici?n m?s humillante de lo que el hab?a estado. "Se?ora, siempre me apuro a usted, pero no puedo rechazar al amo, ya que soy un esclavo." Aseguro Al descolorido. Hab?a un dulce calambre en la espalda de la mujer debido a la voz suave del dios humillado. "?Acu?state, mira a las escaleras!" Aletta orden?. Al fingio obedientemente a su lado. La mujer se sent? en una silla y tom? una correa de la mesa. "Frotate, puta, s? que te gusta", silb?. El esclavo comenz? a frotarse con el brazo el pene. Aletta estaba ordenando: "?M?s r?pido, acaricia tus test?culos, puta, m?s fuerte! S?calos!.. M?s !…" la se?ora comenz? a apretar la correa en el irritado cuello de Al. El esclavo estaba dolorosamente arrugado; Los movimientos de Aletta causaron sufrimientos. La bestia respiraba herido y ruidosamente. "Por favor, se?ora, duele…" se quejo Al. Aletta sonri? y le pregunt?. "?Crees que no lo s?? No te distraigas,muevete. "?D?nde est? el chico?", Pregunt? Stine, siendo incapaz de verlo abajo. "Izquierda." Aletta respondi? prosamente, comenzando a sacar la correa y luego de nuevo . "?Has puesto algo sobre algo?" "Vendr? a cenar a mi mesa." "?Eres adorable!" Aletta estall? en la risa coqueta. Al estaba tratando de venirse lo antes posible. Era imposible coger el truco, charlas, preguntasy las obligaciones para ?l, las actividades de los maestros siempre distra?dos. Mientras hablaban, Al, a pesar del dolor, estaba tratando de imaginar su fantas?a favorita. Dejar caer el cuerpo joven y flexible de un amante en la hierba junto a una casa y se rier el uno al otro. A sus espaldas, un mar susurraba algo. La expectativa de sexo extingui? el dolor y el sexo ser?a incre?ble y nadie se molestar?a. Cogi? las piernas del amante hasta los hombros y toc? un esf?nter apretado con su carne… Al apret? su pene m?s fuerte, superandolo, como de costumbre, en su palma. Aletta sac? la correa del esclavo. La bestia gem?a con tristeza. "?Quieres mirar el agua?" Aletta pregunt? cansada y satisfecha. —S?, se?ora —suspir? Al, apretando los m?sculos. Aletta lo baj?, atado a la junta. "Voy a volver para usted antes de la cena." "S?, se?ora." La mujer disfrut? de las miradas envidiosas de otras mujeres en la cubierta, corri? su mano sobre el hombro de Al y se fue. Al mir? a su alrededor, pero no hab?a silla en la cubierta. Puede que se haya apoyado en el tablero o se sentara en la cubierta, pero luego no ver?a agua y Aletta podr?a haberlo notado y decidir, que era aburrido y luego ella compensar?a algo de diversi?n para ?l. Las tripas tenias llagas, nerviosamente temblando dentro de el. El esclavo estaba apretando dolorosamente los m?sculos, haciendo muecas. Puede que no haya pretendido sentir placer; ahora, no hab?a nadie para ver su cara. Al se meti? en la esclavitud de Dora hace muchos a?os. Antes de eso hab?a estado viviendo en un orfanato de la iglesia. Firokami era una ciudad multiconfesional. Ninguna religi?n era m?s alta o m?s expandida que otraS. Sin embargo, hab?a representantes de la confesi?n y estaban haciendo sus cosas habituales repugnantes. Desde entonces no hab?a conocido otra vida, s?lo ley? sobre ella o se vio desde afuera. Un d?a, ?l vivir?a de otra manera, pero no sab?a c?mo hacerlo real. No se le permit?a ir solo y ten?an miedo de que le robaran a un esclavo tan preciado. Tal vez, se habr?a ido, tal vez, habr?a sido capaz de liberarse y huir, pero ?hasta d?nde correr?a, desnudo, sin saber a d?nde correr? Tal vez, habr?a permanecido vivo solo en el bosque, sin nadie cerca, pero ?c?mo llegar?a all??.. Desde que ten?a ocho a?os, hab?a sido inculcado, que era un esclavo , un juguete para sus amos, que hab?a nacido para esto. Hab?a sido alimentado, regarido, vestido seg?n sea necesario. Ten?a miedo de la libertad que no conoc?a. ?Con qu? podr?a ganar? Vio a los esclavos ganar dinero con ser esclavos. Cocinaba bien, conoc?a hierbas y t?, bailaba perfectamente, sab?a c?mo ama de casa, pero necesitaba encontrar una casa en alg?n lugar, para resguardarse. Todo lo que suger?a esta desconocida libertad lo asustaba m?s que el abuso de Dora y sus amigos. Al oy? un gemido admirado a sus espaldas, suspir? molestamente. Seguramente, fue otra amante la que interrumpi? los sue?os ocultos sobre su propia casa, mar, hierba verde y un amante agradable. Al se dio la vuelta r?pidamente para que la se?ora no lo tomara como desd?n hacia su atenci?n. Hab?a un esclavo delante de ?l. Caro, codicioso, con ojos de cereza perversos hambrientos. Uno de los amantes de la ?lite del Firokami. Al sonri? con alivio, asintio amistosamente. No le tem?a a los esclavos. El chico se ajust? el hombro con la cabeza con rapazmente, se desplaz? como un pura sangre en los pies, abri? ligeramente los labios y respir?. Se acerc?. "Hola", murmur? esta belleza sin problemas. —Hola —respondi? Al—. El chico se escabull? como una serpiente bajo la correa hacia el tablero. "?Te duele en alguna parte?", Pregunt? con cautela al chico. Al nunca hab?a conocido antes de tanta admiraci?n abierta de esos esclavos caros despiadados. Esos chicos admiraban joyas y lingotes. Al estaba confundido. El chico corri? su mano sobre la orina seca en la mejilla de Al. La bestia hizo un gui?o, se sent?a inc?modo por c?mo se ve?a por primera vez durante los largos a?os. Una mirada primigenia de origen d?bil estaba despertando las emociones peligrosas. "No…" Al neg? con la cabeza, mirando al chico. La belleza fr?gil y perfecta lo estaba mirando a Al y en respuesta, acariciaba admirablemente todo su cuerpo con los ojos vertiginosos. Se detuvieron en el pene de la bestia, mirando el ?rgano orgulloso, primitivamente hermoso y fuerte incluso en un estado de reposo. Bajo la vista de la carne cereza de Al, como sent?a la atenci?n, se desplom?. El pene se puso duro. Al se sent?a avergonzado; el sentimiento era casi desconocido, olvidado. La bestia se puso de pie. El chico levant? los ojos a Al, sonri? deslumbrantemente. Ol?a suavemente a algo fresco, caliente y dulce, nueces y flores. El chico se acerc? m?s; solo ten?a unas braguitas diminutas que le abr?an el trasero y las caderas por completo. La belleza dio un paso en la piedra del borde, dej? el pene de Al entre sus piernas. El chico estaba a la altura del pecho en comparaci?n con Al, y en ese momento lleg? a sus labios. Al lo atrap?, se acurruc? contra s? mismo, exhal?: "?Qu? est?s haciendo?" "Tratando de follar …" gru?? el chico mareado, inhalando el olor a sudor y excrementos ajenos. "?Aqu??" dijo Al sorprendido. Nunca antes se le hab?a ocurrido ser t?mido. "?Por supuesto no! ?Vamos a mi casa! " Dijo el chico con acritud, tirando de la correa de Al. El cuerpo flexible del chico era tan real, tan deseable. Al lo acomod? m?s apretado, se inclin? hacia adelante y lo bes?. La belleza respondi? al beso con devoci?n. Sus palmas se deslizaron sobre los hombros y la espalda del chico. "Soy un esclavo", apenas se apart? de los labios del chico, ya que era la ?ltima raz?n de la sensatez. "Ya veo" sonri? el chico, acurrucado a Al. Levant? una pierna hasta la cadera de la bestia; el esclavo lo ayud? a subir la otra. El chico estaba tratando de alejarse del cord?n del bikini, por lo que ser?a m?s c?modo para Al entrar. El dios lo arranc?, rasgando la fina tela. El chico suspir? dulcemente, revolviendo su bacalao en el pene de Al. La bestia dirigio el pene hacia el culo del chico y gimi? acaloradamente por ese movimiento. La bestia penetr? con impaciencia; el culo estaba limpio, apretado como si fuera virgen, muy fuerte. Los m?sculos abrazaron al due?o pene enseguida. . Al gimi?, comenz? a moverse, sujetando firmemente la espalda y el trasero del chico, movi?ndolo. Ahora, lo ?nico en lo que Al era capaz de pensar era en c?mo no correrse de inmediato, en c?mo permanecer all? el mayor tiempo posible. El chico era una molestia ambrosial, bailaba sobre el hombre, apretaba con fuerza su pene por dentro, besaba el cuello y los hombros, lamiendo la cara de Al con todas las marcas de humillaci?n. Al estaba arrugando la piel del chico, disfrutando cada segundo. “Bueno, por favor, un poco m?s”, suplicaba. “Un poco m?s”, la bestia gimi? molesta, se apret?, tratando de agarrarse, y se corrio. El chico gimi? algo servil y dulce. Al absorbi? el olor del cabello oscuro de la belleza y volvi? a moverse. El chico jade? sonoramente, silenciosamente pero igualmente sonoramente comenz? a gritar debido a los movimientos de Al, tratando de levantarse y liberarse, ensart?ndose sumisamente. Con otro movimiento m?s en el espasmo post-orgasmo, que Al no hab?a notado, el chico ara?? el hombro de la bestia. Al se encogi? de hombros y se corrio de nuevo. Sosten?a al chico con mucha firmeza y no deseaba dejar ir esta joya, pero no ten?a nada. No ten?a un hogar donde pudiera llevar la joya. Por primera vez, lo venci? el ardiente deseo de libertad. Estaba listo para romper la cadena de inmediato y correr con ?l. ?Pero donde? ?Al oc?ano? Al dej? que el chico se fuera. "?Cu?l es tu nombre?" un instinto de animal salvaje lo empuj? a darse la vuelta. La Amiga de Aletta, Melinda se dirig?a hacia ?l. "Vete", dijo la bestia con dureza. "Y nunca m?s estes cerca de m?." Al gir? al chico y lo empuj?, cubri?ndolo, para que la mujer s?dica no lo viera. El chico dio un par de pasos, sus ojos ardieron y r?pida y ?gilmente se perdi? entre la multitud. Al inhal? amargamente. No recordar?a el nombre que no hab?a llegado a conocer. Pero no puede dejar que lo vean; definitivamente lo querr?an. Entonces no lo capturar?n. Cap?tulo 3 Melinda se acerc? y pas? la mano por el trasero de Al. El hombre no se dio la vuelta de inmediato, ya que necesitaba lidiar con la tormenta de diferentes sentimientos y suspir?, volviendo a la realidad. La mujer tom? la correa y lo condujo hasta la cantina. "Va a ser una noche divertida esta noche. Si te portas bien, tambi?n conseguir?s algo ”, prometi? y, perdiendo el control como muchos otros cerca de ?l, apret? los senos y se los acerc?. El esclavo se inclin? y bes? la piel que ol?a horrible a polvo de tocador. Melinda sonri?. "Bien hecho." Al ech? un vistazo a la multitud, pero, por supuesto, no vio al chico. Al se sento en la mesa de Aletta, extendi? las piernas, ordenando alborotarla. La compa??a estaba mirando la mesa, donde estaba sentado Stine con dos hombres. Todo el mundo estaba esperando, si la presa vendr?a o se lanzar?a. Ad apareci? en el restaurante, buscando a alguien y sin mirar a su alrededor fue directo a la cuarta mesa. La compa??a pod?a ver c?mo una sonrisa viciosa estaba apareciendo en su rostro mientras se acercaba al hombre. Los hombres en la sala sent?an erecci?n, las mujeres – ira. Aletta apret? la cabeza de Al con las piernas, cerrando las orejas. Ad caminaba, cog?a de la mano en un gesto de oraci?n y manten?a la cabeza baja. "Oh, Dios m?o!.. vamos a dibujar cortes, no "lo he visto primero"!" gimi? a un hombre. Stine huy?, se apoy? en la espalda de una silla. Se acerc? al anunciante. "Hola", sonri?, mareando a todos. –Hola —le ri? ren la odilla a Stine,sugiriendo que el chico se sentara. "S?lo estoy para una breve visita. Hoy, cuando has venido, has olvidado tu mierda, ?as? que he tra?do esto para ti!", terminado Ad, silbando y salpicado en Stine el c?ctel con el tal?n de cigarrillos. Los hombres saltaron, jurando airadamente y con la intenci?n de atrapar al chico. Ad meti? sus afiladas u?as depredadoras en el brazo que lo hab?a atrapado. —Te arrancar? las venas —prometi? el chico, mirando a los s?dicos—. "Usted no deber?a haberme agarrado; deber?as haberme golpeado desde la distancia. Por ejemplo, para tirarme por las pelotas." De debajo de las u?as de Ad flu?a sangre. Abri? abruptamente la palma de la mano, hacia arriba, como si estuviera diciendo "adi?s", y se dirigi? a su mesa. "?Bastardo!" Aletta sise?, tirando dolorosamente del cabello de Al, dej? caer su cabeza fuera de ella. "No me correr? de todos modos". La mujer tir? un plato al suelo; el fraccionario de alimentos se cay?. "?Come!"Al estaba comiendo sin inter?s lo que era, eso hizo enojar a la se?ora. Estaba tratando de comer m?s r?pido, mientras ellos estaban ocupados consigo mismos. Melinda adelant? el pie y comenz? a guiar la comida de Al con la punta de un zapato escarlata. "No te enojes tanto. Bueno, Stine se lo va a follar esta noche y lo trae ma?ana. Vendr? y recibir? las disculpas esta noche ". Las mujeres rieron. "Es a?n m?s interesante", descompuso sus hombros Melinda. Stine fue al ba?o y regres? casi sin se?ales de incidente. Miraba con altivez y peligrosamente a Ad, pero el chico estaba sentado demasiado lejos, medio girado y no prest? atenci?n ni a Stine ni a su indignado equipo de apoyo. Amir, el due?o de una red de supermercados, se lam?a la sangre del brazo. “Ser? costoso para ?l”, prometi? siniestramente. Cap?tulo 4 Ad estaba acostado en una cama en su camarote. Abraz? una almohada con las manos y los pies, balance?ndose, acostado de costado. El sexo breve con el desconocido qued? en la memoria como un destello brillante y ahora los recuerdos despojaban el cuerpo con convulsiones de voluptuosidad. Un nativo de la tribu de Ocean?a se corri? toda la noche, recordando al dios pagano. Alguien llam? a la cabina. Ad mir? r?pidamente la puerta. Su coraz?n comenz? a latir hist?ricamente, el chico salt? de la cama, corri? hacia la puerta y la abri?. Stine ten?a la intenci?n de azotar inmediatamente al chico en la cara, entrar en la caba?a, llevarlo all? y luego llevar al chico herido a su lugar. Pero al ver a Ad, cortado de felicidad, desnudo, se congel? frente a la pura belleza y lujuria. Stine nunca hab?a visto a estos caros esclavos tan cerca, nunca hab?a esperado tener relaciones sexuales con ellos, por lo que no se le pod?a culpar por perderse el primer momento. Pero Ad no dio el segundo, ya que al darse cuenta de que no era la bestia de la cubierta, cerr? la puerta de golpe. Stine volvi? a llamar con decisi?n. «Abre la puerta si no quiere que todo el barco corra aqu?», dijo Stine. Ad se ech? a re?r. Abraz? decepcionado la almohada, inmediatamente la tir? hacia atr?s y recordando c?mo la bestia lo estaba desgarrando por dentro despu?s del orgasmo, comenz? a acariciarse a s? mismo. Los golpes y las advertencias no le molestaban, la seguridad, que daba a la puerta, le bastaba. "Dios …" Ad gimi?, corriendose. Encontrarlo fue fundamental. "Vete y nunca m?s te acerques a m? …" recordaba Ad, probablemente, le gustaba conquistar. Quiz?s, encontr? desagradables a los que se rinden sin saber el nombre. Pero no importaba; era necesario verlo y sentir su poder. Ad sab?a que no hab?a ning?n hombre normal capaz de rechazar el placer para pertenecerle. Stine fue a una recepcionista para comprar la llave de la caba?a de la belleza. Ad gimi?, se levant?, se puso los pantalones cortos y salt? de la cabina, corri? a buscar a la bestia. La llave, como de costumbre, fue vendida a Stine, el hombre regres?, llam?, pero nadie respondi?. El s?dico se ri? entre dientes y abri? la puerta, entr?. Blandly fue a inspeccionar la habitaci?n. Hab?a una manta abultada sobre la cama, seguro que era el chico del placer. Stine vio casi en realidad c?mo har?a chupar a la hermoso esclavo, c?mo su polla aplastar?a los labios color cereza. Stine le quit? la manta. La cama estaba vac?a. Se enfureci?, ?cu?nto tiempo la puta podr?a meterse con ?l? El hombre comenz? a abrir las puertas, sugiriendo que tal vez el esclavo se hab?a escondido por el miedo. Pero no estaba ?l por ning?n lado. Stine se acost? en la cama empapado con un embriagador olor a Ad, inhal? el aroma con la nariz. Ol?a a deseo. Fuera lo que fuese, el esclavo volver?a y Stine se reunir?a con ?l. Ad deambulaba por el barco en busca de la bestia. Tal vez estar?a nuevamente atado para mirar el agua. El guapo se apoy? en la barandilla, mirando hacia la oscuridad. Al estaba acostado cerca de una cama de Aletta, en el suelo, sobre una manta. La mujer estaba mal hoy y no lo puso cerca de ella, eso estaba totalmente bien para ?l. Solo y en la oscuridad, era m?s f?cil so?ar. El cuerpo flexible del amante de sus sue?os ha adquirido caracter?sticas reales. "Te tengo, bastardo", sise? alguien a espaldas de Ad y lo empuj? inc?modo a un costado del barco. El chicoo se dio la vuelta con flexibilidad y vio a un hombre al que hab?a ara?ado en la cena. El hombre lo empujaba hacia adentro, no permit?a que se volviera, la barandilla se le hund?a en las caderas de manera inc?moda y dolorosa. Ad se inclin? sobre el tablero, tocando el lado exterior, buscando algo. Parec?a que el hombre estaba besando la nuca del chico, Ad se inclin? hacia atr?s, Amir lo acarici? apenas por el tablero, la mano del chico se volvi? torpemente hacia el interior del barco, encontr? algo como un murci?lago y sin dudarlo, desde donde estaba este murcielago lo mordio duramente , sin balancearse, golpe? al hombre en el est?mago, en realidad Ad estaba apuntando a la ingle, pero no hab?a otra opci?n. Amir jade?, solt? al chico, ?l sali? al instante y comenz? a atacar con su arma. El murci?lago result? ser una peque?a pala de arena. Ad pens? que era a?n m?s conveniente. No hab?a nadie que lo detuviera y el chico clav? su pala en el muslo bajo los gemidos de Amir. Ad apuntaba de nuevo a la ingle, la belleza movi? la cabeza, tir? la pala por la borda y sali? corriendo de la cubierta. El chico corr?a hacia su caba?a. La habitaci?n se abri? inesperadamente y aguz? el o?do. Ad era muy guapo; estaba acostumbrado a luchar contra los acosos innecesarios. No ten?a estr?s emocional ni moral; daba por sentado los acosos, lo acompa?aban siempre, en cuanto sal?a de su islita. A los nativos les gustaba mucho la ciudad de los diamantes y para vivir la experiencia, muchas tribus de las islas enviaron a sus j?venes a Firokami. Especialmente a eso, la forma de vida de City era similar a la formaci?n de muchas tribus "un hombre es un dios y un se?or, un chico o una mujer le sirve". A Ad le gustaba Firokami; el chico ni siquiera sab?a d?nde quer?a vivir m?s que en su isla natal Kee-Niu o en el orgulloso Firokami. Despu?s de terminar la Universidad Firokamian, pod?a ser muy rico, siendo un amante de los profesores, pero Kee-Niu ten?a otros valores. Ad no persegu?a lingotes, ropas y chucher?as rascaban su cuerpo, acostumbrado a las caricias del sol, el agua y la hierba. Ad escap? de la Universidad rid?culamente f?cil, por supuesto, los profesores no habr?an dejado ir a ese chico, pero en el a?o de graduaci?n con una nueva inundaci?n de la belleza, que lleg? a la ciudad, lleg? su etnopleminne y Ad se cambi? por ?l. . As?, el nuevo chico recibi? el primer apoyo del Ayuntamiento y Ad qued? libre. Era bastante rico con dones para vivir sin negarse a s? mismo nada. Solicitudes, intentos de convertirlo en esclavo, eran parte de su vida en el exilio, por lo que Ad no vio nada terrible en el comportamiento de la empresa, que de repente se le cay? de cabeza. Ad mir? al durmiente Stine en su cama, neg? con la cabeza y sali? de la cabina. Pens? por un segundo y se dirigi? por el pasillo. El capit?n Stor ya estaba durmiendo cuando alguien llam? a su camarote. Solo pudo haber sido uno de los suyos, una joven ninfa que fue amante de un capit?n en este crucero o alguien del equipo. Stor maldijo pero se levant? y abri? la puerta. Una criatura magn?fica levant? sus ojos oscuros. Stor ya se hab?a fijado en el chico; decidi? que era amante de algunos coryphaeus viajeros de la ciudad. "?Si?" Stor sonri?, sosteniendo la manta sobre las caderas. Ad se acerc?, casi toc?ndolo, cant?: “Capit?n, en mi camarote … un hombre en mi cama. Tengo mucho miedo … y no s? qui?n se postula para … "Ad estaba diciendo todo esto casi dentro de la boca del Stor. "No he encontrado ning?n guardia …" “Espera un minuto, me vestir?”, asinti? el capit?n. No se podr?a imaginar mejor «echar a alguien» por ser amante de coryphaeus y ganarse el favor del poderoso de este mundo. “Gracias, gracias, capit?n”, cantaba el chico, entrando en la cabina. "Estar? muy agradecido…" Stor se visti? r?pidamente, abraz? firmemente los hombros del chico. "Vamos, veamos qui?n no tiene suficiente espacio en su caba?a". Stine hab?a sido despertado con un fuerte empuj?n; mir? a los insolentes con indignaci?n. "Oye, ?qu? est?s haciendo en la cabina de ese pasajero?" Stor se volvi? hacia Ad. "No temas, muchacho, es probable que haya bebido demasiado y haya mezclado las caba?as". “El m?o estaba cerrado. Definitivamente lo recuerdo ”, dijo Ad con voz dulce. Stine se sent? en la cama y encendi? un cigarrillo. Stor examin? al maestro. “Tengo una caba?a para no fumadores”, volvi? a cantar Ad. "Dale un cigarrillo, maestro, y vete a tu habitaci?n". Stine se levant?.“Este es mi esclavo, ?qu? diablos quieres? ?Qui?n eres t??" “Soy el capit?n de este barco. Y este pasajero est? bajo mi protecci?n. ?Soy el capit?n aqu? durante un cuarto de siglo, y nunca me han llamado esclavos a la puerta en medio de la noche para pedirme que saque a su amo! V?yase, amo, o tendr? que detenerlo y dejarlo en el pr?ximo puerto. "?C?mo te atreves! Soy Stine Darmush ". “Te reconozco, maestro. Te respeto mucho. Pero este pasajero est? bajo mi protecci?n y tengo todas las razones para creerle. Bueno, escucha, tienes una joyer?a tan buena, vistes a esclavos de todos los corifeos de la Ciudad, seguro, y este chico tiene algo de tus colecciones … bueno, piensa un poco, ?para qu? tendr?as problemas? … bueno, por ejemplo, con Maestro ?Hijo?" Stor se dio cuenta de que el maestro estaba tratando de atraer al chico y suspir? mentalmente con una sonrisa. No ten?a derecho a expulsar a los amos, y ahora intentaba apelar a la mente de un hombre de negocios lujurioso. "?O con Elm?"Stor sonre?a con simpat?a, demostrando la inevitabilidad y la plena comprensi?n del momento. "No me malinterpretes; No puedo ignorar esas declaraciones de esos ciudadanos ". "Pero ?l es mi esclavo", se ri? Stine. "?No!" el capit?n empez? a perder la paciencia. Adem?s, el chico de la puerta estaba desde?osamente aburrido. “?Si ese chico fuera tu esclavo, lo dir?a! Si es un esclavo no conquistado, d?game d?nde lo compr? y por qu? tiene caba?as diferentes. No me hagas armar un esc?ndalo; Tendr? que alertar a los medios de Firokami, que uno de los favoritos de los padres del City ha sido perseguido. Creo que el verdadero maestro no tardar? en discutir contigo por el derecho a poseerlo ". Stine sinti? una erecci?n, al igual que Stor. El objeto de deseo estaba parado en la puerta, aburrido esperando hasta que los hombres estuvieran de acuerdo. Por supuesto, era posible, como antes de la muerte, agarrar a Ad y rescatarlo juntos, y luego morir dolorosamente, tal vez, en unos pocos d?as. Ning?n orgasmo vali? la pena. Aparentemente, los pensamientos de los hombres eran similares; Salieron al pasillo en silencio y simult?neamente. “Gracias, capit?n, muchas gracias. Tratar? de ayudarte si alguna vez necesitas mi ayuda ”, prometi? Ad de manera significativa, cerrando la puerta. Stine y Stor se pararon frente a la puerta durante unos segundos. Stor sonriendo tonta y molesta, Stine mirando malvadamente la puerta. La puerta se abri? y el olvidado encendedor vol? hacia el pasillo. El hombre no lo recogi?. “Recoja la basura”, dijo el capit?n. "?Su?ltame!" dijo Stine con irritaci?n antes de irse. "?Estoy hablando contigo solo por segunda vez, y ya me has cansado terriblemente!" Stor recogi? el encendedor, lo tir? a la basura y entr? en su caba?a, recordando "Tengo mucho miedo … y no s? a qui?n solicitar …" Cap?tulo 5 Al se levant? temprano, intent? ir al ba?o por la noche siempre que le fue posible, mientras la due?a dorm?a. Necesitaba permiso para ir al ba?o, pero no ten?a que despertarla para pedir permiso. Adem?s del permiso en s?, los maestros sol?an dedicar mucho tiempo a averiguar por qu? necesitaba ir al ba?o, qu? har?a all? y c?mo. Fue al ba?o. La bomba explot? m?s tarde cuando lleg? un esclavo de Melinda e inform? que en la cubierta se encontr? a Amir ensangrentado por la noche. Los guardias ya hab?an estado buscando al ladr?n que le hab?a robado la billetera. En ese momento, Al estaba haciendo sus ejercicios matutinos. No lo habr?a hecho con el prop?sito de no tener este cuerpo atractivo, pero Aletta lo oblig?. "?Oh, Dios, estar? all? ahora mismo! Terminas tus ejercicios, si me parece que est?s sentado ah?, te obligar? a hacerlo todo de nuevo ”, la mujer encerr? a Al en la habitaci?n y se apresur? hacia los hombres. Al obedientemente estaba haciendo ejercicios. Aletta no volvi? a desayunar. Tom? un libro, rara vez lograba leer, solo en esos momentos en que todos se olvidaban de ?l. Al ten?a muy buena imaginaci?n porque logr? leer hasta el final muy pocos libros. Podr?a haber comenzado uno y podr?a haber sido interrumpido en cualquier momento y nunca podr?a haber vuelto a ver el libro. M?s de treinta a?os de esclavitud y voluntad aplastada dejaron una huella en ese hombre, la que los amos ven?an logrando. Estaba vivo, pero no ten?a una opini?n emocional. Porque a ?l, por lo general, no se le pregunt? y cuando se le pregunt?, exigi? coincidir con la opini?n de los maestros. Un animal perfecto para la satisfacci?n del deseo, con personalidad dormida. Era imposible decir nada sobre su car?cter. Como si nunca hubiera existido. No ten?a deseos que requirieran satisfacci?n. No hab?a nada que Aletta pudiera hacer para darle un poco de alegr?a. Ahora que lo pienso; su trabajo era llevar alegr?a a los maestros. Para esta ?poca, se trataba de una edici?n de regalo para el barco "M?s fuerte que la muerte". El Albireo escrib?a m?s a menudo para homosexuales, o tal vez esos libros eran m?s populares en Firokami. Un hijo de un fricano rico (nota: algunos pa?ses pierden u obtuvieron en siglos algunas letras en sus nombres. En nuestros libros, cuando pod?amos identificar un pa?s, eliminamos el primero o el doble. Por supuesto, esto es ?frica, que pierde su carta.) El empresario regres? a casa de la Universidad y se enamor? de un esclavo zombi. Al se asom? al final. El final no estaba claro; la conversaci?n de h?roes que a?n no hab?an aparecido al principio. "El amor, siempre es m?s fuerte, tanto la vida como la muerte", conclu?a el libro. Esto dio esperanza para un buen final, y Albireo, como Al hab?a escuchado, era famoso porque estaban escribiendo hasta el final feliz, incluso si ese final feliz era despu?s de la vida y sin importar cu?ntas vidas tomar?an los personajes para tener ese final feliz. Sin embargo, Al rara vez pod?a leer esos finales felices, por eso los estaba inventando ?l mismo. Al volvi? a la historia, leyendo r?pido. Ley? exactamente hasta el momento en que el desesperado padre decidi? no interferir en las relaciones del hijo con el esclavo zombi para que ?l mismo entendiera las tonter?as de los sentimientos hacia los muertos. Y Aletta entr? en la habitaci?n. Al estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas y leyendo. Aletta sonri? dulcemente. El esclavo cerr? el libro y volvi? a dejarlo. Aletta se sent? en la silla. Pone una bolsa sobre una mesa. "?Es una locura! ?A qu? hemos llegado! Atacar a un maestro. Probablemente el esclavo descarado de alguien. Puedo imaginar lo que le har?n cuando lo encuentren. ?Qu? crees que deber?amos hacer con esos esclavos? pregunt? Aletta. "Castigarlos, se?ora", respondi? Al. "S?, claro", asinti? con cansancio y se?al? el paquete. "Te he tra?do el desayuno. Comer." Al se levant?, se acerc? a la silla, se sent? en el suelo y abri? el paquete. Las sobras fueron mezcladas, sopa, el segundo plato, jugo. No era la primera vez que Al com?a sobras, pero por alguna raz?n, ahora se le ocurri? que el d?a anterior hab?a sido due?o del chico del cielo de Firokami, y hoy estaba comiendo sobras de la vieja y barata chica. Al meti? la mano en el paquete y se comi? un trozo de l?o; era imposible negarse, de lo contrario, nunca tendr?a nada m?s. El esclavo estaba esperando pacientemente hasta que envejeciera y deje de ser interesante para los amos. Nadie gastar?a dinero en su rejuvenecimiento, as? que, en el peor de los casos, tendra que esperar diez a?os m?s, apenas. Los cuerpos j?venes atraer?an a la amante y ella lo echar?a de su vida. Luego se ir?a al mar y nadie lo detendr?a. Aletta acarici? las nalgas de Al con su zapato. Ponte a cuatro patas y come.El esclavo obedeci?. El tal?n polvoriento toc? el esf?nter. "No, acu?state y come", orden? Aletta. El esclavo volvi? a obedecer. Aletta lo pis?, se dej? caer su tal?n en la popa.Al profiri? un grito ahogado, se puso r?gido, el tal?n estaba exponiendo abrasiones, sin curar desde el d?a anterior, y dando otras nuevas. Aletta se ri? con voz ronca y comenz? a mover los pies. “Por favor, se?ora, duele”, suplic? Al. "Lo s?. Pero me divierte. Eres gracioso cuando tienes dolor, es tan conmovedor que mi coraz?n se derrite ". Al exhal? un rugido herido, se cubri? la cabeza con las manos, apretando fren?ticamente. Ser?a mejor ser un zombi en un estado lejano de Frica. "Luego, puede elegir si deshacerse de tus intestinos para trabajar o hazte un seno para los amos. A Gene se le ocurri? la idea hoy ". "No s? qu? es, se?ora, ?podr?a decirme?" Contenta Aletta se inclin? hacia Al. "Te daremos un enema despu?s de cada comida, un mes despu?s, los intestinos no querr?n funcionar", el tal?n sali? del esclavo para pisar sus bolas, Al jade? y volvi? a apretar. "Y el pecho va a estar justo aqu?, entre tus bolas, pero debes agradecerle a Gene, estaba en contra de cort?rselo". "?Una amante quiere renunciar a m? y d?rselo a sus amos?" pregunt? Al. "No. Morir?s en mi cautiverio. ?Qui?n te va a abandonar? "?Por qu? la se?ora le preguntar?a al esclavo, ya lo ha elegido, no es as??" "Quiero que elijas t? mismo". Aletta se ri? y golpe? las bolas con el tal?n. Al dudaba, si ?l podia elegir algo, la se?ora pod?a decir, que ella estaba bromeando y elegir lo contrario. "Deshabitar mis entra?as, mi ama, pedir? el ba?o con menos frecuencia, y mi trasero se convertir? en un seno limpio para los amos ”, dijo Al con cautela. "Bueno. Come." Aletta volvi? a sentarse en la silla, mirando a Al. El esclavo estaba pensando en las palabras de Dora, que morir?a en su cautiverio. De vez en cuando lo repet?a, pero Al esperaba que, como suced?a a menudo, estuviera desperdiciando las palabras. Al se comi? la basura y agradeci? a la se?ora el desayuno. Aletta sonri? y sac? un vibrador enorme, lo usaba raras veces, no encajaba en Al, e hizo peque?os cortes en el esf?nter. Aletta acarici? el escote entre las nalgas de Al con el glande del vibrador. "?Reconoces a tu amigo?" "Por favor, se?ora, ?por qu? me castiga?" Suplic? Al. “No es un castigo, es una recompensa”, dijo con descaro Aletta. "Te correr?s hasta la cena". El premio se equipara peri?dicamente al castigo; No hab?a l?gica en las acciones de los maestros, un grupo de chicos y ni?as envejecidos e in?tiles que intentaban satisfacer los deseos que nunca hab?an tenido en un intento de ocultar sus verdaderos deseos. Al gru?? molesto, sin reprimirse. A veces, la bestia se despertaba, incapaz de tolerar el acoso y trataba de escapar, la amante lo sab?a y siempre la castigaba severamente por tales manifestaciones, alejando a la bestia m?s profundamente. “Por favor, para m?, la recompensa es verte, no gastes tu misericordia en m?”, pidi? desesperada la bestia, resignada. Aletta se ri?; ella se las hab?a arreglado para asustarse de la bestia. "?Levanta el culo!" la dama alz? la voz. Al obedeci?. Aletta sac? su espada y comenz? a hacer una incisi?n en el esf?nter lentamente. El esclavo grit? cuando la hoja toc? la delicada piel. Aletta unt? el vibrador y el trasero de Al con grasa espesa, el esclavo se sacudi?, tratando de alejarse. La due?a le apret? las bolas. "Si te mueves, te arrancar? las pelotas". El esclavo se qued? helado, escondi? su rostro entre sus manos. Aletta inyect? lentamente el vibrador. Al grit? fuerte, fren?ticamente, tratando de dejar el cuerpo con un grito. El dolor de la lava al rojo vivo inund? la conciencia. "?Por qu? fingir?as morir cada vez que algo entra en tu precioso trasero?" Al estaba temblando, ba?ado en sudor fr?o; un dolor agudo hizo imposible de aceptar aquello, las l?grimas brotaban involuntariamente de los ojos. Aletta metio en el vibrador hasta el final, lo encendi? y puso su mano sobre el pene erecto. "Buena ni?a. Ni siquiera me pondr? un anillo ", Aletta se sent? en la silla y abri? la computadora port?til. Al no se movi?, tratando de relajarse, el dolor no lo dejaba, apret?, haci?ndolo a?n m?s doloroso. El esclavo se agarr? el pelo y apret? los pu?os. El cuerpo temblaba por los sollozos. El dolor se volvi? insoportable; la tortura fue interminable. Al se orin? sobre si mismo. Aletta sonri?, mir?ndolo, pero no se distrajo de hablar. "Se?ora, se lo ruego, es suficiente", gimoteaba el esclavo. Hasta la cena. A menos que captures mi imaginaci?n y me ofrezcas algo m?s. Todo el mundo anda alrededor de Amir en este momento y estoy tratando de encontrar en Internet a nuestro nuevo chico que pronto se unir? a nosotros ". "Puedo castigar a alguien por la amante". Aletta se volvi?."Muy bien!. Castigar?s al nuevo esclavo en p?blico, no solo follarlo, sino castigarlo, necesito su humillaci?n. Y haz tu mejor esfuerzo, si no me gusta, si sientes pena por ?l, vendremos aqu? y lo que te est? sucediendo ahora parecer? un juego de chicos ". Aletta se acerc?, lentamente sac? el vibrador. Al se estremeci? y volvi? a mojarse.“Ve al ba?o y l?mpiate. Puede descansar durante dos horas; de todos modos, no aparecer? antes del almuerzo ". Cap?tulo 6 Toda la compa??a s?dica fue al piso superior. Stine asinti? vagamente. "S?, ya veo", dijo Aletta. “Bueno, ve, muchacho, y no me decepciones. Mira, hay un chico de pelo largo, el tercero en la primera fila de tumbonas ". Al encontr? con sus ojos a la v?ctima y se estremeci?. Sin embargo, los s?dicos lo vieron mucho antes de conocerse. Entonces, todas esas desagradables conversaciones sobre un nuevo esclavo eran sobre ?l y las hab?a cabreado. Al fue una buena venganza de Aletta por todo. Peri?dicamente lo lanzaba contra un amigo con el que estaba peleando o contra un socio comercial frustrante. La atenci?n de Al halag? a las v?ctimas y cuando result? que llego una vez y no por su propia voluntad, sino por instigaci?n de Aletta, fue humillante. Entonces fue necesario advertir al chico que huyera. Al se dirigi? hacia abajo. “Hola,” Al se dej? caer de rodillas cerca de la tumbona. Ad se encogi? espasm?ticamente, suspirando con admiraci?n, abri? los labios, su pene se levantaba bajo otro par de tangas. "Hola", Grito. Al se colg? sobre el chico, se acerco a sus labios. El cabello de Al cay? hacia abajo, cubriendo con seguridad sus rostros por las miradas. “Necesitas esconderte y bajar del barco; ir?s de crucero en otro momento ". "?Ahora mismo?" Ad pregunt? estupefacto. Los ojos color cereza se oscurecieron por la dicha. "No, despu?s de follarte", las manos de Al acariciaron poderosamente el cuerpo del chico. Ad, dulcemente llor? por estas palabras, comenz? a respirar fren?ticamente por lujuria, inclin?ndose hacia ?l. El hombre se hundi? en el cabello del chico, apartando al chico de sus labios. Sentado en el borde, el mas largo, tir? al chico hacia su ingle. Ad levant? la cabeza, grit? suavemente, y con toda su fuerza, dej? que el pene de Al entrara profundamente en la garganta. Los amos vinieron con esclavos y al ver c?mo trabajaba Al, cada uno orden? a los esclavos que los acariciaran. Stine y Gene compart?an una esclava. Amir estaba violando brutalmente a un chico. La garganta de Ad se apret? solo un par de veces cuando Al se corrio, rasgando la nuca del chico. En un momento, el hombre se movi? de nuevo. Ad apret? su garganta, escucho un gemido gutural. Oh, qu? dulce era poseer esta gema, Al se corrio de nuevo, se salio sali? y casualmente tir? la belleza a sus pies, lo inclin? y acerc?ndose a el lo penetr? r?pidamente. Ad, grit?, comenz? a moverse, mientras se retorc?a. Al trat? de distraerse del placer, pensando en c?mo humillar al chico guapo a los ojos de los maestros y no ofenderlo. Al vio que los maestros estaban follando, inspirados por la viendo a Al y la v?ctima, pero Ad no parec?a humillado. El chico se retorc?a debajo de la bestia, lo que le dificultaba pensar. Al movi? el cabello del chico, acerc?ndolo m?s y sosteni?ndolo debajo de las caderas y manteni?ndolo colgando, lo inmoviliz? m?s profundamente. Ad estaba gritando, los que estaban alrededor, estaban viendo la escena de intimidad en pleno dia. La bestia apret? la polla del chico, frot?ndola entre sus dedos. «Dios m?o, Dios m?o, Dios m?o», lloraba Ad. Al se estaba enojando, parec?a que el chico guapo ni siquiera se molest? en la sumisi?n p?blica y era poco probable que fuera una motivaci?n para huir y esconderse. Es necesario herirlo. La mano de la bestia apret? con fuerza el escroto. Ad grit? dolorosamente y se aferr? obedientemente a Al. "Eres mi Dios." Al mantuvo su gemido, se trag? el nudo y le picaba la garganta. Nadie le dijo eso nunca. La bestia busc? a un grupo de maestros, sinti? su envidia maligna y la malevolencia que ?l necesitaba. Al, sin bajar los ojos, solt? el escroto, la mano volvi? a abrazar el pene de Ad y rompi? la carne entre los dedos. Ad salt? y grit? melodiosamente, corriendose en la mano de Al, los maestros se corrieron casi al mismo tiempo. Ad estaba llorando desesperada y hermosamente y se aferr? al hombre como si estuviera pidiendo protecci?n contra el dolor. El chico empez? a moverse delirantemente. El hombre enderez? el pene del chico guapo, agregandole sufrimiento, Ad gir? la cabeza y Al lo golpe? en la cara con la mano. Desde el borde se ve?a espectacular, de hecho, lo acariciaba como si lo acariciaran a el. Al solt? una mano, envolvi? el largo cabello de Ad en ella, ech? la cabeza hacia un lado, exponiendo el cuello, y sus dientes se aferraron a la piel fresca y fragante. La piel leonada del chico estaba te?ida de sangre oscura y brillante. Ad solloz? en voz alta, chill? suavemente y en voz baja. "Eres mi Dios." Al jade? desesperadamente; el chico no quer?a tenerle miedo. La mano de Al ahora cort? el pecho del guapo, de manera impresionante, pero no dolorosa. "Necesito que luches y trates de escapar", le susurr? Al al chico que lloraba y se agarraba obedientemente. Ad se apart? humildemente, Al se tir? el pelo hacia atr?s. El chico le lanz? una mirada implorante a Al, rompi? brutalmente el borde de los labios. "?Necesitas mendigar?" con voz aterciopelada ofreci? Ad. “Claro”, imperiosamente ech? por encima de la cabeza el rostro del guapo hacia ?l y le cubri? los labios con un beso. Ad le devolvi? el beso, incapaz de escapar. Al lo apart?, Ad se alej? corriendo, saltando ?gilmente del pene del hombre, cay? de rodillas, sostenido por el cabello por Al, jade? y llor?. "Por favor … Dios m?o, por favor", suplic? Ad, rascando el aire con las manos. Ahora, no solo los amos estaban teniendo sexo con sus esclavos en el piso superior, sino tambi?n con el resto. “Chupa” orden? Al. Ad se apart? bruscamente y neg? con la cabeza. Al tir? del chico y puso su garganta en la polla. Una vez m?s, el placer viscoso se convirti? casi instant?neamente en deleite. Al acarici? las nalgas de Ad con el pie. El chico trag?, y result? que arrastr? el pene m?s profundo, Al se derram? de nuevo. Ad estaba tratando de deshacerse de la pierna del hombre con sus manos, Al abofete? a Ad en la cara, de nuevo no dolorosamente, solo para un espect?culo. Ad apret? la garganta, en un espasmo, apret? el pene del hombre, Al lo solt? en la garganta comprimida, rasp?ndolo. Ad grazn?. Al lo empuj? y se puso de pie, pisando los genitales del chico con una sandalia. Ad se inclin? y se cubri? la cara con las manos. "?Lo entiendes? En la siguiente parada, te bajaras y encontraras un cliente ". "Tengo uno …" grit? Ad. Al mir? a Ad, se sent? en cuclillas sobre la torsi?n como un chico serpiente. "Entonces te apegar?s a ?l con fuerza y nunca estar?s merodeando solo". “Est? bien, est? bien … pero ?c?mo voy a bajar? Est? aqu? … Ad estaba llorando de dolor. "?Entonces ap?gate a ?l!" Al orden? ominosamente. "?Esta bien lo hare!" Prometi? hist?ricamente Ad, jadeando ?vidamente por aire. Al reuni? la saliva en su boca y escupi? en la del chico. Acarici? suavemente su rostro. Ad se inclin? y se derram?. "?Y c?mo te llamas?" pregunt? Al. "Ad. ?Y usted?" "Al … en", respondi? el hombre. Ad sonri? siniestramente. El dolor era demasiado fuerte para sonre?r de alguna manera diferente. Al se puso de pie y se quit? el chico de una patada. "Corre", dijo Alon y subi? las escaleras. Ad cerr? los ojos, se arque? y tembl? con l?grimas de felicidad. La gente corri? hacia ?l de inmediato, compitiendo entre s? para ofrecer ayuda. El chico se puso de pie r?pidamente, agarr? sus cosas y caminando r?pidamente entre la multitud, corri? a su caba?a. "?Oye! ?Queremos m?s!" Se escucharon gritos y risas de los veraneantes. Aletta estaba aplaudiendo casualmente cuando Alon se levant?. Una esclava de Melinda, Selena, sonri? t?midamente a Alon. Aletta empuj? a Alon hacia las puertas, llev?ndolo lejos; todos los dem?s los siguieron hasta la habitaci?n de Aletta. "Muy bien", dijo Gene. "S? … Bravo, Al", dijo Melinda. Aletta estaba girando con orgullo el cabello de Alon."?Por qu? no orin? sobre el hijo de puta?" Amir le brillaron los ojos. Stine y Gene, imaginanron c?mo ser?a para un chico guapo y caprichoso, sintieron una erecci?n. Aletta inmediatamente perdi? su estado de ?nimo compasivo. Selena mir? ansiosamente a Al con miedo; amaba a esa hermosa bestia como a todas las dem?s. "Vamos, tal vez no quer?a, o simplemente no se le ocurri?, no es un maestro de la humillaci?n", dijo Melinda. Aletta fue por el vibrador en silencio. "A cuatro patas", orden?. Cap?tulo 7 Al sab?a el horror que le esperaba, las heridas irritantes del vibrador, que solo persistieron despu?s del "Salvavidas", un regenerador popular en Firokami, otro desarrollo cient?fico, que se hab?a vuelto m?s com?n que la aspirina en el mundo, que empalma huesos y tejidos durante d?as, no meses, – hombres, foll?ndose el cr?neo y tratando de entrar en la uretra, mujeres, orinando sobre abrasiones. Sab?a que hab?an venido a la habitaci?n para follar con ?l, pero una cosa es follar de manera simple y otra completamente diferente es follar con un esclavo que hab?a ca?do en desgracia. Alon se alegr? por ese esclavo, que atac? a Amir en la noche. El hombre se estremeci? y empez? a arrodillarse. –Te lo ruego, se?ora, lo atrapar? y mear? en ?l —or? Alon. "?Y qu? va a ser? La perra probablemente est? lloriqueando en su habitaci?n en este momento. O est? siendo consolada con alguien, puta. ?C?mo planeas hacer eso? " Aletta resopl?. "Tu amigo sabe c?mo despertar tu fantas?a, as? que la pr?xima vez ser?s m?s creativo". “Hay un baile esta noche. Probablemente vendr?, lo har? all? ". "Buena idea", Aletta prob? la velocidad del vibrador. "Pero de alguna manera tenemos que pasar el tiempo hasta la noche". “?Satisfago a todos! ?Por favor, no lo hagas! Al estaba rogando. "Por supuesto que lo har?s", resopl? Aletta de nuevo. La aprobaci?n de los maestros fue muy importante para ella. Amaba cuando la envidiaban, amaba ser admirada. Lo ?ltimo que quiere es cuestionar su rigor. Melinda era la que pod?a permitirse el lujo de ser bondadosa. Su reputaci?n se basaba en algo diferente: Melinda no gast? en esclavos m?s de dos a?os, y luego los mat? de alguna manera cruel. No mat? a esclavas, por lo que a menudo era posible verla con una chica. Aletta estaba engrasando su vibrador, mirando a Al. Todos admiraban al animal humillado y sometido. "Ser? mejor que me azotes", trag? Alon. "Lo tendremos en ambos sentidos", dijo Aletta con los dientes apretados. Amir, su esclavo y el esclavo de Gene, se rieron de la broma ingeniosa. Stine se permiti? una sonrisa, Gene estaba ocupado con Selena, toc?ndola y pensando, qu? lugar tomar?a, podr?a haber sido en la pr?xima org?a. Alon abraz? los pies de Aletta, se aferr? a ellos. "Por favor…" Aletta mir? a Amir, quien se encogi? de hombros y se?al? con el pulgar hacia abajo. Melinda tambi?n se encogi? de hombros pero se?al? con el pulgar hacia arriba. Stine no supo qu? decir. Gene se distrajo de Selena y apareci?. Stine se ri? entre dientes, abri? las manos y se?al? hacia abajo. “Mira, tres contra dos, dulce”, dijo sarc?sticamente Aletta, haciendo un movimiento circular con la mano. Al cerr? los ojos, herido por la traici?n de la amante mil veces. Despu?s de todo, la tercera voz era de ella. "No podr? bailar", dijo Alon. “Y no tendr?s que bailar”, sonri? Aletta. "?Por qu?? ?Las bolas obstaculizan? Pregunt? Amir. "No, las bolas no me estorban, se?or", respondi? Al r?pidamente. El esclavo se dio la vuelta, se puso a cuatro patas y decidi? soportarlo. Aletta, con llamativo placer, comenz? a introducir el vibrador. Alon exhal? entrecortadamente, apretando los dientes para no gritar. Los cortes en el esf?nter se estaban abriendo dolorosamente. "Por qu? tan silencioso", sonri? la se?ora y encendi? el vibrador, sin dejar de entrar. Alon gimi? obedientemente, conteniendo las l?grimas de decepci?n. "El guapo", exhal? Amir. "Shhh", dijo Stine, sosteniendo un dedo y mirando a Alon. "?Qu??" Amir pregunt? en voz baja. "Parece que la ni?a est? llorando", explic? Stine. Aletta se levant?, con una sensaci?n de logro. Stine se desvisti? r?pidamente, m?s r?pido que nadie, lleg? a Alon, el hombre ya estaba encendido. “Esto debe hacerse as?”, Stine comenz? a orinar en la cara y en la boca de Alon. Le gustaba hacerlo exactamente con Alon. Amir se acost? en el suelo y comenz? a torturar los genitales del hombre, estirando la uretra y tratando de rasgar el escroto con sus u?as cortas. Aletta y Melinda pateaban con los pies la espalda de Alon, los hombres tomaron todo Alon, apuntando a la columna. Las damas s?dicas llamaban a sus esclavas y ordenaban que las follaran. Stine arrodillado y la calavera cogian a Alon. Los genitales y el trasero del esclavo ard?an como si no tuvieran una capa protectora de piel. Alon trat? de hacer que el hombre se corriera m?s r?pido. "?Empuja el vibrador m?s profundo!" orden? Aletta, mientras la esclava de Gene la acariciaba, ella mir? a Alon. No hablaba con nadie sobre eso, pero el esclavo acogido la excitaba m?s que nadie que hubiera conocido en su vida. Amir, sin dejar de tirar del escroto de Alon hacia abajo, forz? bruscamente el vibrador m?s profundamente, de modo que no fuera visible desde el exterior. Alon grit?, se inclin? hacia adelante, dejando que Stine entrara m?s profundamente, el hombre sali?. Mir? a Alon con desagrado, no iba a correrse tan r?pido. Stine se acerc? a la pared, tom? el l?tigo de Aletta y cort? a Alon en la cara. El esclavo se sacudi? con el l?tigo y chill? hist?ricamente y lo volvi? a golpear en la cabeza. Alon trat? de agacharse y protegerse. "?No te atrevas a protegerte!" Amir sise?, continuaba tirando de los test?culos de Alon hacia el suelo. El esclavo aull? suavemente, arque?ndose y abriendo el rostro. Gene se quit? de encima a Selena. "Est?pida. No s? nada, ?qu? tienes? " Gene vino a Alon. "?Qu? est?s haciendo?" le pregunt? a Amir. "Quiero llevar las bolas al suelo y clavarlas, para que la perra no se mueva". Gene puso los ojos en blanco. "Oh … estar?s jugando con eso todo el a?o. Clavarlos a la mesa de noche ". Amir arrastr? las bolas de Alon a la mesita de noche; el esclavo grit? fuerte. El l?tigo golpe? el suelo. Stine sise?, irritado."?Amir!" Stine lo rechaz?. "?Det?n tu incoherencia sin ninguna actividad con nadie!" Gene se ech? a re?r y neg? con la cabeza. “?Qu? est?s haciendo, guapo? ?Arruinar su rostro? Bueno, ?c?mo va a seducir a alguien esta noche? “?No necesita seducir! ?Necesita humillar! " dijo Stine. Alon abraz? las piernas de Gene, levantando las rodillas, de esta manera el vibrador estaba causando m?s dolor. "?Por favor, maestros, no lo hagan!" Alon estaba lloriqueando. "?No voy a temblar!" “Bueno, para humillar a alguien, es necesario acercarse a ese alguien, ?verdad? Y nuestro gatito huir? … Y puede tirarse por la borda. Yo correr?a." "?Tiene otra opci?n?" Stine enrojecido estaba tratando de golpear a Alon, sin siquiera darse cuenta de que Gene tom? el l?tigo y se lo dio a Alon en la boca para sostenerlo. Alon lloraba de dolor y desesperaci?n, mordiendo el mango del l?tigo. Amir perfor? la bola de Alon con un clavo plateado. El esclavo aull?, abrazando las piernas de Gene con m?s fuerza. "Oh, bueno, te clavare en la mesa, ?y qu? pasa con eso? … excepto haci?ndole preparar caf? y ser clavado en una mesita de noche, pero no lo estimar?s de todos modos … "dijo Gene descontento. “?Por qu? siempre est?s lloriqueando? Si no te gusta, inventa algo t? mismo, ?y siempre est?s de mal humor! " Amir golpe? el clavo con un martillo y salpic? sangre. Alon rugi?, apret? las piernas de Gene, casi dej?ndolo caer, y se orin?. Gene hizo una mueca, tom? un martillo de Amir, sac? el clavo del escroto del esclavo. "Cambio," Gene tom? a Alon por el cuello y lo arrastr? al dormitorio. "Oye, ?no est?s fuera de lugar?" Stine enarc? una ceja. "Oh", suspir? Gene, "ni siquiera s? …" Stine estall? de mala gana. “Oh, ni siquiera lo s?”, era un dicho favorito de Gene. "Est? bien, ?por qu? no le agradaste a Gene?" se volvi? hacia Selena. La chica comenz? a llorar; ella no quer?a ir con Stine. Amir se uni? a Aletta y al esclavo. Gene arroj? a Alon a la cama. "Trepa o algo as?, ?soy yo quien deber?a levantarte?" "Gracias, maestro Gene, por no querer cortarme las pelotas", Alon se arrastr? sobre la cama, recordando la conversaci?n de la ma?ana con Aletta. "?Si? Oh, de nada. ?Y qu? quer?a yo? S?, qu?tate este vibrador, est?s parpadeando frente a m?, mi cabeza saldr? ". Gene abri? una botella de co?ac y mir? a Alon. “Oh, no puedes hacer eso t? mismo. S?, s? … qu? l?stima ". Alon mir? esperanzado a Gene. "Entonces, ?qu? quer?as?" Gene se arrodill? en la cama, agarr? el mango del vibrador y lo sac? r?pidamente. Alon se estremeci?, grit? y se corri?. "Corta los test?culos y haz una vagina", dijo Alon de mala gana. “Oh, y ciertamente no quieres eso”, dijo sarc?sticamente Gene, tom? un sorbo de la botella, la mir? con desprecio, se ech? un poco de co?ac en la palma y comenz? a quemar las heridas. Alon trat? de no moverse. "Tienes raz?n, no quiero eso, maestro Gene". "?Por qu?? ?Sobre qu? base, esclavo, no quieres algo? Pregunt? Gene. "Creo que ese culo es m?s apretado para una polla que para una raja, maestro". "No lo s?", dijo Gene, descuidadamente. "Deber?amos intentar. Adem?s, nadie te coser? el culo. Especialmente porque tu amante es una mujer, tu trasero siempre est? sin curar. Yo, por ejemplo, ya estoy cansado de meterte con el culo herido en esta empresa ”. El maestro examin? a Alon en busca de magulladuras. Hizo una mueca de descontento. “Bueno, eso es lo que hicieron. ?Y qu? debo hacer ahora? Gene se sent? en la cama, descansando sus manos sobre su rostro y mirando el rostro de Alon. "Si me dejas, maestro Gene, te satisfar?, y no sentir?s que tengo un trasero herido". “S?, ?es la primera vez que tengo sexo contigo? Rechinas los dientes de forma desagradable cuando entras en todo tipo de abrasiones. Adem?s, despu?s del monstruo, estara todo estirado all? ", Gene suspiro y agreg? con tristeza," tampoco puedes chupar con esa cara … ?Deber?a devolverte? Que lo claven a la mesa, lo azoten en la cara … Gene estaba de alguna manera ofendido por la vida. "?Har? cualquier cosa, maestro Gene!" Alon suplic?. "?Oh? Bueno, ?qu? puedes hacer, por ejemplo, de cualquier cosa? " Acu?stese, se?or, no voy a rechinar los dientes. " "Simplemente no te das cuenta", Gene se recost? en la cama, apoyado en los codos. “No, hagamos algo con tu cara primero. Sientate." Gene fue por un "salvavidas", con una mirada de desprecio a los amigos que copulaban, suspir? y regres? al dormitorio. El hombre empez? a engrasar las abrasiones de Alon, chasqueando la lengua de vez en cuando. El esclavo, agradecido, no se movi?. Gene comenz? a arreglar la cara de Alon. Cuando termin?, se ech? hacia atr?s en la cama e inmediatamente chasque? la lengua insatisfecho. "Oh, bueno, debes tener hambre". "Si el maestro me lo permite, me llenar? de su esperma", sugiri? r?pidamente Alon para disfrutar de la paz, al menos un poco. Alon abraz? los pies del maestro, masaje?ndolo, bes?ndolo desde los tobillos hasta los muslos y dej? que la carne de Gene entrara profundamente. Estaba rozando la pierna del amo con los genitales; los dedos masajeaban h?bilmente las nalgas y los muslos del hombre, Alon trag? su polla m?s profundamente y succion? los test?culos de Gene, acarici?ndolos con la lengua. El hombre exhal? un cansado gemido de placer. Alon estaba tratando de darle placer a Gene, en agradecimiento por el favor. Cuando Gene se corrio, el esclavo trag? el semen y liber? los genitales del hombre. Alon apret? el pene de Gene, excit?ndolo y se subi? a ?l sin lubricante. El culo de Alon hab?a vuelto a la normalidad, el esclavo se levant? e insert? el escroto del amo en s? mismo, despu?s apret? los m?sculos. Alon sab?a que Gene en el sexo no gemia y era imposible entender cu?ndo se correr?a, no se ponia tenso mientras tenia sexo, como toda la gente com?n, no se relajaba despu?s. Gene empez? a acariciar el pene de Alon, pensativo, mir?ndolo atentamente, era una mirada peligrosa, quiz?s se le ocurri? alguna idea. Alon abri? la boca para no rechinar los dientes e intent? que las muecas de dolor parecieran una m?scara de pasi?n. El esclavo, sin aflojar los m?sculos contra?dos, comenz? a moverse bruscamente, desgarrado, en diferentes direcciones. M?s tarde, Alon relaj? sus m?sculos y comenz? a apretarlos y aflojarlos de forma ondulada, sin dejar de moverse. Despu?s de la burla de la ama, cuando ella insert? el consolador, Alon tuvo que entrenar los m?sculos, por lo que los manej? bien. Gene se corrio en unos pocos movimientos Alon tambi?n vse vino, de nuevo apretando con fuerza los m?sculos de la carne de Gene. "Oh, Dios m?o", jade? Gene. Alon no se movi?, esperando la orden, no quer?a salir de la habitaci?n, as? que volvi? a moverse. "Un poco de oscurantismo", jade? Gene ahogado. “Sin sadismo. Y adem?s, aqu? hay un esclavo no alimentado ". Gene limpi? su mano de Alon y nuevamente comenz? a explorar el pene del esclavo. Alon se movi?, reforzando la sensaci?n, jade?, se estremeci? de dolor, pero continu? movi?ndose. Alon no cerr? los dientes, por eso estaba gimiendo guturalmente. Gene sali? una vez m?s, respir? hondo. "Est? bien", dijo el hombre con satisfacci?n. "Vamos a cortarle las pelotas al novato". Alon se estremeci?. "Silencio, silencio", se ri? Gene. "Si?ntate quieto, estoy pensando". "Si quieres, maestro, puedes cortarme". Alon dijo con voz sorda, sabiendo de qu? novato estaban hablando. "?Y si ya est? con el patr?n?" Dud? Alon. "De todos modos, mant?ngalos alejados del Ad". "No hay diferencia para m? a qui?n cortar", se?al? Gene. "?Qu? est? pasando contigo, un minuto quieres, otro minuto no quieres?" "El novato no sabe c?mo follar, maestro", Alon intent? persuadir a Gene de que dejara ir a Ad. "Oh, vamos a ense?arle". "?l es aburrido." "?Y qui?n no es aburrido?" Gene respondi? filos?ficamente. "Pero es agradable mirarlo". "Despu?s del primer uso, ya no ser? un placer verlo, maestro". Gene de nuevo lo rechaz?. "Veremos, si no nos gusta, simplemente lo tiramos. Tendr? que decirle a Aletta que encienda la c?mara cuando regresemos del baile, te joder?n y te castigar?n, as? que al menos ver? una pel?cula ". "?El Maestro no estar? presente en persona?" "No, todos tenemos asuntos personales despu?s de bailar a menos que, por supuesto, Stine traiga al chico nuevo, ya que es un macho". "?Qu? voy a hacer, maestro, as? que no lo arruine?" "Oh, no lo s?", suspir? Gene. “Bueno, f?llalo en la uretra o algo as?. O jodete con tu pie mientras orinas o mientras chupa ". El Gene chasque? la lengua. "?Oh! Puedes golpearle los dientes. Oh, oh, tienes que patearle las pelotas ”, decidi? Gene. "Gracias, se?or", agradeci? Alon, sin intenci?n de implementar los consejos de Gene. "De nada, y despu?s del baile trenza tu cabello, de lo contrario no ver? tus ojos". "Est? bien, maestro". Cap?tulo 8 Despu?s de la cena, todos acordaron reunirse en el baile y se fueron a sus habitaciones. Aletta le dio a Alon un enema, luego lo llev? al baile. En realidad, lleg? Ad, y ahora se mov?a suavemente en la pista de baile. Alon miraba sombr?amente a su alrededor en busca de alguien que al menos remotamente se pareciera a un patr?n de Ad, hab?a algunos de esos y todos lo miraban. "Ah? est?", sise? malvadamente Amir. Aletta empuj? a Alon en la parte posterior de la cabeza. "Vamos, o te acostar?s con tu amigo". Alon se estremeci?, Aletta hab?a hecho esto antes, despu?s de eso se durmi? y se puso al estilo perrito. El esclavo pis? la pista de baile, se movi? entre la multitud sonriente. Alon estaba molesto: una propuesta para volver a humillar a Ad no lo salv? del castigo, y someti? al chico a nuevos peligros, y a?n as?, fue un placer para Alon volver a ver a Ad. Chicos y chicas aparecieron frente a Al, llam?ndolo sonriendo, lo invitaron a bailar, el hombre, sin parar, sigui? adelante. Alon se par? frente a Ad; el chico bailaba con los ojos cerrados, el hombre tir? al chico guapo del cuello, Ad abri? los ojos, resisti?ndose en vano, vio a Alon y suspir? con admiraci?n, abri? los labios. Alon se movi? al ritmo de la m?sica junto con Ad, tir? de ?l y lo frot?. La respiraci?n de Ad se detuvo, instant?neamente se alej?, los movimientos se volvieron m?s violentos, el chico vest?a pantalones blancos delgados y sandalias ligeras. Alon se inclin? sobre el cuello de Ad, le bes? la oreja y le pregunt?: "?D?nde est? tu patr?n?" "Aqu?." Alon asinti? con la cabeza, creyendo que al patr?n le gustaba ver c?mo se follaba a su chico. Un hombre levant? a Ad hasta los muslos. "?H?galo usted mismo o tengo que romperlos?" Alon tir? de la tela. Ad c?modamente se encogio bajo la ola de lujuria. Alon sonri? feliz; nunca se hab?a sentido tan bien antes. “Me los quitar?. ?Debo rezar y tratar de escapar? " el chico no hizo ning?n intento por quitarse los pantalones. "S?", respir? Alon en su o?do, asintiendo. El hombre puso al chico, moviendo la cabeza de manera tentadora. Ad estaba temblando bajo la mirada del hombre, se quit? los pantalones; no hay ropa interior debajo y se qued? solo en sandalias. El hombre tir? al chico a la manera del due?o, lo levant? y se pos? sobre s? mismo. Ad exhal?, agarr?ndose a los hombros del hombre, comenz? a moverse sobre ?l. Ad estaba rogando en silencio por algo; la mirada se convirti? en una desesperacion sin fondo, el chico r?pidamente apret? varias veces la polla con sus m?sculos, y se paje?. Alon tir? al chico hacia atr?s y ?l gimi?, corriendose, el chico ensuci? los abdominales de Alon. El hombre dej? caer horizontalmente a Ad, movi?ndolo sobre s? mismo. La postura era est?ticamente hermosa; la gente volvi? a empezar a volverse hacia ellos. Alon tir? del pez?n de Ad, el chico se volvi? a salir, apoy? las manos en el pecho del hombre, trat? de empujar, Alon mantuvo su pez?n. El chico murmuraba en silencio, obviamente suplicando. Sacudi? la cabeza y comenz? a llorar. Ad lloraba de admiraci?n; el hombre estaba cortando la espalda del chico con los clavos, dejando marcas brillantes en su pecho. “Por favor, oh por favor…” susurr? el chico. El hombre se mov?a en el baile; el chico estaba sobre ?l. Alon solt? la parte de atr?s de Ad y sujet?ndole el cuello con una mano, continu? moviendo al chico sobre s? mismo. Ad trat? de agarrar los hombros, la gente que los rodeaba comenz? a aplaudir. El chico volvi? a salir, agarr? la mano, tratando de arrancarla del cuello con las dos suyas. Ayudando con la segunda mano y sin aflojar el cuello del chico, Alon tom? a Ad contra ?l y lo arrodill? frente a ?l. Del camarero que pasaba, tom? un vaso de l?quido, bebi?, tom? el segundo, que tambien bebi? igual de r?pido, tom? el tercer vaso, que parec?a esperma, el c?ctel llamado "cummer", generalmente los esclavos lo ped?an. . Tom? un sorbo, Alon se inclin? hacia los labios de Ad y comparti? este sorbo. Ad trag? saliva y abri? la boca, para que fuera m?s c?modo para el hombre. El hombre le dio de tomar a Ad de esta manera todo el vaso, Ad no pudo oponerse por las manos que sujetaban su cuello y se retorci? con la parte inferior del cuerpo, tratando de escapar. El chico golpe? con el pu?o los genitales de Alon. La bestia se sacudi?, gru?? peligrosamente y pis? los genitales de Ad, las frot? en el suelo. Ad, llor?, se estremeci? con sollozos y se sumergi? en el largo deleite. Alon entr? por la boca abierta, se movi? y pronto sali? comenz? a orinar en la boca del chico desde una corta distancia. Ad no tuvo tiempo de tragarlo todo; la orina flu?a por el ment?n y bajaba por el cuerpo. Se dio la vuelta, grit? cuando la orina entr? en sus ojos y o?dos. El chico se cubri? con las manos, luch? contra el flujo, golpe? el pene del hombre. El hombre azot? al chico varias veces, suprimiendo la resistencia y continu? vaciando su tracto urinario. Despu?s de sacudirse las ?ltimas gotas, Alon puso el peso de su pierna sobre los genitales del chico, tratando de que pareciera m?s duro de lo que realmente era, le dio una palmada en la cara y se alej?. Ad permaneci? sentado, tap?ndose la cara con las manos. Uno de los clientes elegibles de Ad hizo una se?al al camarero, se?alando al chico. Alon, que mir? hacia atr?s para ver qui?n era el patr?n del chico, al ver el cartel, asinti? de manera tranquilizadora y se dirigi? a Aletta. "Bueno, ahora, bien hecho", elogi? la se?ora. Gene tom? a su esclavo y se fue. El resto todav?a estaba sentado en un bar, incluida Aletta con Alon. Aletta arregl? con Stine, ?l llevar? a Alon a la caba?a, y ella llegar?a un poco tarde. El resto se despidi? y se dirigi? a las caba?as. Stine llev? a Alon a la caba?a, entr? con ?l, encendi? un cigarrillo y encendi? la c?mara. Alon jur? mentalmente que esto significaba que Stine no lo dejar?a solo para meditar sobre el incidente. Stine mir? a su alrededor. “Ven aqu?, ponte a cuatro patas y levanta el trasero”, orden?. Alon obedeci?. Stine sac? del bolsillo de sus pantalones un anillo de metal, lo insert? en el esf?nter de Alon, extendi?ndolo y se sent? sobre alguna historia, sacudiendo las cenizas en el detr?s de Alon. Ad estaba leyendo en su caba?a, tambi?n "M?s fuerte que la muerte", solo que no ten?a a nadie que se lo llevara. Aletta, que le hab?a quitado la llave de la caba?a a Ad durante el baile de Alon, entr? en la caba?a. El guapo mir? a Aletta, se estremeci? rapazmente, sin esperar ver a nadie aqu?. "Bueno, hola, puta", comenz? Aletta. Ad se arqueo la ceja. “Primero, c?mo llegaste aqu?, segundo, qu? est?s haciendo aqu?, tercero, l?rgate de aqu?. No, en primer lugar, l?rgate de aqu?. El resto no importa ”, con bastante tranquilidad de acuerdo con sus est?ndares, comenz? Ad. "Bueno …" Aletta se desat? el cintur?n de su vestido ligero, y lo abri? de par en par, mostr?ndola tallada por el cuerpo de los m?dicos-joyeros. Debajo del vestido la mujer estaba desnuda, Aletta esperaba una reacci?n. «Deja de resistirte, muchacho, no tienes elecci?n». Ad hizo una mueca de desprecio y le arroj? el libro. "?Qu?? ?Fuera, zorra! M?rate a ti misma —le se?al? el chico, levant?ndose de la cama. Aletta lo mir? con ojos malvados, pero no pudo demostrar que las palabras del esclavo la hab?an lastimado, y se ri?. Despu?s de todo, sab?a que se ve?a genial. A los setenta y siete a?os, pudo dejar atr?s a cualquier chica de un manantial que ven?a de Firokami. Aletta se envolvi? el vestido, empuj? el libro que hab?a ca?do al suelo y se dirigi? hacia Ad. "Te gustan m?s los hombres desnudos, ?no?" ella exhal? guturalmente. Fue precisamente el tono de voz lo que molest? a Ad; se estremeci? de disgusto. “Como puedes ver, s?, ?l?rgate! ?Vamos!" fue a la puerta y la abri?. "L?rgate de aqu?, puta vieja". Aletta se sent? en la cama. "?Qu? est?s leyendo? "M?s fuerte que la muerte" … ?te gusta? " "S?. Vete o llamar? al capit?n. ?C?mo se te ocurri? arrastrarte hacia m?? Vete de aqu?." Aletta, ante la menci?n del capit?n, decidi? irse despu?s de todo. Al menos hoy. El esclavo se comport? como todos los esclavos no conquistados, por lo que no hubo problema. Dora estaba acostumbrada a comunicarse en el lugar, donde los esclavos tomaban ese papel, y solo jugaban resistencia. Los esclavos no conquistados y robados finalmente renunciaron, aceptaron las reglas impuestas de excitaci?n. “No sabes lo que te espera” pasando frente a Ad; dijo la mujer, alcanzando r?pidamente los genitales del chico. Ad instant?neamente golpe? su mano. "Lo s?. Estoy esperado por la alegr?a y la prosperidad integral. Vete. S?, deber?as conocer a un hombre de espiroquetas aqu? en el barco. Ustedes dos encajar?n, crear?n un club de mis admiradores, sobre esta base, se acercar?n y dar?n a luz a un mont?n de chicos. Siempre va de negro. Puedes reconocer f?cilmente a este pat?tico bicho raro ". Sise? Aletta. "Con m?s respeto". Ad se ri? burlonamente, se borr? abruptamente la sonrisa de su rostro y cerr? la puerta de golpe y la cerr? con el pestillo. Sacudi? su cabeza.Bichos raros. El chico volvi? a la cama. Lo m?s probable es que fueran los que lo vieron tener relaciones sexuales con Alon y vinieron a hacer su est?pida reverencia. El chico recogi? el libro del suelo, lo abri? al azar y mir? hacia adelante, recordando a la bestia danzante. ?Como es posible? Por supuesto, era rom?ntico salir de la nada, llev?rselo y marcharse, pero era hora de hacer otra cosa. El chico decidi? cazar a la bestia. Un hombre as? se desperdiciaria como esclavo … necesitaba darle a su amo alguna baratija, cambiar la bestia por el. Ad se durmi? con dulces sue?os. Cap?tulo 9 Dora entr? en la habitaci?n, Stine se volvi? hacia ella. La mujer se sirvi? un trago y vaci? el vaso de un trago. El hombre apag? otro cigarrillo en el esf?nter de Alon, lo arroj? a la popa, a las otras colillas, se levant? y sac? un anillo, dando al esf?nter que encogiera. “Entonces, no… creo que ha terminado de bailar. Solo tenemos que recogerlo ”, dijo Stine. Dora asinti?. "Exactamente." Los maestros se besaron y Stine se fue. Dora se desnud?. "Ven aqu?, trabaja, deja de perder el tiempo". Aparentemente, Aletta ya no pod?a fingir que la excitaban los sentimientos de los dem?s. Quer?a follar con un hombre guapo. "?Me lavo, se?ora?" "No, no es necesario", se encogi? de hombros frente a Aletta. "Ven aca." Alon se levant? suavemente, el movimiento le caus? dolor, el culo herido le dol?a insoportablemente, se acerc? a la due?a. Aletta palme? la cama y sonri?. Alon se acost? y abraz? a la mujer. Aletta enterrada en el pecho del esclavo. "Vamos", exhal?. Alon comenz? a acariciarla, a besarla, sab?a que estaba esperando cumplidos, y se los dijo. Cuando el hombre la posey?, Aletta gimi? emocionada. “Dime qu? hermosa soy, dime c?mo me encuentras en la cama…” susurr? Aletta. Eres encantadora, ama. "M?s tierno", dijo Aletta. "Eres hermosa, cari?o", dijo Alon, movi?ndose con m?s fuerza. La mujer cerr? los ojos sonriendo. Se corri? antes de lo habitual porque no obstruy? a Alon; cerr? los ojos, se escondi? en los fuertes brazos de la hermoso esclavo. Aletta no olvid? su idea y regularmente le aplicaba un enema a Alon media hora despu?s de cada comida. Despu?s del almuerzo, los amos y los esclavos se dirigieron a la piscina. En la piscina, discutieron c?mo y cu?ndo secuestrar al chico descarado. "Significa que pronto habr? carne fresca", dijo Amos, el esclavo de Gene. Los esclavos nadaron all? mismo, cerca, hoy se les permiti? comunicarse entre s?. Alon, sin participar en una conversaci?n, escuchaba a ambos, fingiendo estar fascinado por el agua. Despu?s de la piscina, toda la compa??a fue a la habitaci?n de Aletta. La mujer condujo a Alon, sosteniendo su polla. Ad, que estaba deambulando por el barco todo el d?a en busca de Alon, finalmente vio una espalda familiar. El chico exhal? feliz y sigui? a la compa??a. Ad no reconoci? ni a Aletta ni a Stine; nunca record? caras al azar. Hab?a demasiados. El chico corri? hacia el pasillo tras ellos, empez? a fisgonear cuando Alon se vio obligado a chupar a alg?n maestro. Ad se apoy? en la pared y se mordi? el dorso de la palma. Tambi?n quer?a poseer a Alon, poseer, pertenecer … Luego, el hombre se corri? en la cara de Alon y lo llevaron a la habitaci?n. La puerta se cerr? despu?s de ellos y Ad corri? hacia la puerta, no estaba seguro de tocar ahora o volver m?s tarde, porque alguna vez deber?a haber tenido algo de tiempo libre. "Oh, ?qui?n es este de aqu??" escuch? la voz dAd detr?s de ?l. El guapo se dio la vuelta. "YO…" “Elocuentemente”, suspir? el hombre y abri? la puerta de la caba?a, empuj? al chico all?. Ad no se resisti?; de hecho, era exactamente el lugar donde necesitaba. El hombre resolvi? el problema de la elecci?n, eso estuvo bien. Los maestros miraron a los reci?n llegados. "??Gene?!" Aletta dijo, aturdida. "S?, bueno, ?es sorprendente?" el hombre abri? los brazos. "?D?nde lo encontraste?" Melinda se ri?. "?Es as?!" "En la puerta. Bueno, entra, deja de quedarte aqu? … " Ad mir? brevemente a los maestros y vio a Alon y se encogi? ligeramente de hombros, dirigi?ndose hacia ?l. Stine detuvo al chico por el hombro y se volvi? hacia s? mismo. "Bien hecho. Habr? una cuenta regresiva, que has venido aqu? t? mismo ". Ad, despidi?ndose, se?al? con la comisura de los labios y soltandose el hombro, fue m?s lejos. Stine lo agarr? por el pelo y tir? de ?l hacia atr?s. "No te dej? ir". "Pero no estoy aqu? para ti, yo … necesito …" Ad se acerc? a Alon. “Oh, le gust? nuestra broma”, entendi? Aletta. "?Qu?, chico, no entendiste que Al es un esclavo?" "Puedo darte una baratija", Ad sonri? deslumbrantemente a Alon. Alon trag? saliva, Ad ahora fue atrapado y ahora los amos no se alejar?an del atrevido esclavo hasta que lo humillaran o lo quebraran, pero ?d?nde est? su patr?n? La bestia acarici? el rostro del chico con los ojos, ya no esperaba ver a Ad, pero Alon preferir?a no ver nunca mas al chico, que verlo en esta compa??a. Esto hab?a terminado; el sue?o se derrumbaba justo frente a sus ojos. El miedo de los maestros, martillado durante muchos a?os, luch? con el miedo a Ad. "?Quieres atraparlo?" pregunt? con timidez a Stine. Ad asinti?. "?Pero qu? tienes que puedas dar por ?l?" "?Qu? quieres para ?l?" “Este esclavo no est? a la venta”, sonri? malvadamente Stine. “Pero puedes quedarte, lo tendr?s cuando te merezcas. O vete." “Oh”, le dijo Gene a Melinda, “cuando Stine haya terminado de lucirse, el novato le habr? chupado a Al, lo enviar? a mi habitaci?n, le cortar? las pelotas. Gene fue al dormitorio. "?Qu? quieres decir con 'merecer'?" pregunt? Ad. "Si eres obediente", se ri? Stine. "?Cu?nto tiempo?" "?Cu?nto tiempo qu??" no entend? al maestro. “?Cu?nto tiempo necesito para obedecer y ganarmelo? ?Antes de que me lo entregues? "Hasta que yo decida". "?Y lo har?s?" "Lo har?", prometi? Stine con una sonrisa. "Pero podr?a llevar a?os". "Est? bien", Ad se acerc? a Alon. "?Puedo hablar, maestro?" pregunt? Alon. Stine asinti?. "Dif?cilmente su pap?-pol?tico aprobar? la decisi?n de su hijo, maestro". "Pero despu?s de todo, su pap? no est? aqu? y adem?s, se ofreci? como voluntario para convertirse en esclavo". "Dif?cilmente no se dar?a cuenta de que su hijo no ha regresado, maestro". "No da miedo", dijo Stine con la mano. "El chico se est? divirtiendo y tendremos problemas, maestro". "Regalaremos al chico", Stine se encogi? de hombros. Ad estaba pensando en algo, aparentemente, estaba tratando de entender si su pap? aprobar?a su decisi?n. "No puedo irme sin ?l", se apresur? Ad nuevamente hacia Alon. Stine una vez m?s tir? al chico del cabello hacia ?l. "Tienes que pedir permiso para cualquier cosa que quieras hacer". "Pudo ir ya por Alon ”, dijo Ad de mal humor. Stine movi? la cabeza, mirando expectante al chico. Ad esperando mir? a Stine en respuesta. "?Qu??" pregunt?. "Despu?s de cada obligaci?n, debes agregar maestra o maestra". Ad baj? la cabeza, sonriendo involuntariamente. "Bueno, ?puedo ir con Alon ahora, se?ora?" Los esclavos se echaron a re?r, Alon neg? con la cabeza con ansiedad, Stine fue vengativo y no perdon? la humillaci?n. Tres l?tigos cayeron sobre las espaldas de los esclavos que re?an. Stine tir? del cabello de Ad y lo arrastr? al dormitorio. "No lo conseguir?s hoy. Si no te gusta, vete ". Alon asinti? en silencio, mostr?ndole a Ad que se fuera.Ad mir? a Alon inquisitivamente. “Vete”, exhal? el hombre solo con los labios. "?Por qu??" pregunt? Ad de la misma manera. "Porque no perteneces aqu?", quiso gritar Alon. "Corre", Alon trat? de poner en una palabra, todo el horror de la situaci?n.Ad neg? incomprensiblemente con la cabeza, Stine lo empuj? hacia el dormitorio. "Disfruta, Gene", Stine cerr? la puerta del dormitorio. Alon mir? hacia la puerta, tratando de tragarse el miedo, aguz? el o?do, tratando de escuchar lo que estaba sucediendo all?. La imaginaci?n se pint? v?vidamente en una imagen aterradora de un Ad roto. Pronto, Alon no necesit? aguzar el o?do. Escuch? un grito hist?rico de Ad, un grito nervioso de Gene y nuevamente de Ad. Los maestros se interesaron y miraron hacia la puerta. Stine se ri? entre dientes y mir? a Amir. "Gene est? en llamas". "Me gustar?a verlo", respondi? Amir. "Maestro, ?puedo echar un vistazo?" Amos se volvi? hacia Amir. Amir se encogi? de hombros vagamente. Alon pas? de un pie a otro. Stine se ri? entre dientes y se desabroch? los pantalones. "Ven aca." Lleg? el esclavo. Stine lo sostuvo por el collar y lo puso de rodillas y lo penetr?, comenz? a moverse bruscamente. Aletta se jactaba ante Melinda del tipo de botas que se hab?a comprado en el puerto. Se sent? en una silla y estir? la pierna en la bota hacia Alon. "te gustan?", Pregunt?. —S?, se?ora —dijo Alon—. "Entonces besa. Y limpiar las suelas, las desempolv? cuando llegaba del puerto". Alon comenz? obedientemente a lamer las plantas de las botas de Aletta. Cap?tulo 10 Unos cuantos gritos guturales m?s vinieron del dormitorio, y Gene se desnud? y entr? en la sala de estar, limpi?ndose la sangre de las manos con un pa?uelo. Al ver la imagen, hizo un ruido con la lengua y levant? los ojos al cielo. "Oh, bueno", el hombre se sent? a la mesa, junto a Stine, Aletta y Alon, con el rostro en la mano, mir?ndolos con disimulada impaciencia. "Que demonios ?!" Stine grit?. Gene alz? los ojos en silencio al cielo. Mir? a Aletta. Suspiro. "Quiero echarte a patadas y follarlo con la calavera… pero tengo al esclavo sangrando", dijo Gene. "Ni siquiera intentes matarlo", gru?? Amir, violando al joven Skit. "?Oh!" Protest? Gene, mirando aburrido a Stine. "?te viniste?" "No", respondi? Stine. Gin mir? a su alrededor, encontr? un cigarrillo y lo encendi?, esperando que Stine se corriera. Alon apret? los m?sculos con fuerza varias veces, lo que oblig? a Stine a venirse. Pero Stine no se sali?, solo se qued? de pie, esperando poder encenderse nuevamente. Gene se apart? de la ventana y mir? a Stine. "Bueno, ?te has corrido?" "?Su?ltame, quieres?" Stine sise?. "Al, ?se ha corrido el maestro?" Pregunt? Gene. “S?, maestro Gene”, Alon esperaba que Stine lo golpeara, pero quer?a ver a Ad. Gene salt? r?pidamente de la mesa, buscando algo interesante para apagar el cigarrillo. Alon se distrajo de la bota de Aletta, sac? la lengua, ofreci?ndose a estrellar una colilla sobre ella. La erecci?n aguda de Gene dijo que Alon hab?a ido al grano, el hombre apag? el cigarrillo en la lengua de Alon no sofisticadamente, igual que en el cenicero, dej? el cigarrillo en la boca de Alon, lo tom? por el cuello, le arranc? la polla a Stine. Sonri? v?vidamente a todos. El fen?meno de Gene excitado era raro; aparentemente, el nuevo esclavo era realmente bueno, ya que el peque?o truco inocente de Alon no pod?a encender al sofisticado s?dico. Stine sonri?. Gene pudo reprimir los estallidos de su rabia. Stine se acerc? a Amos, lo dej? en el suelo y comenz? a pisotear sus genitales. "Prepara caf? para todos", le dijo Aletta a Selena. La chica de la quemadura en la mejilla, dejada ayer por Stine, estaba sentada a los pies de Aletta. Melinda estaba contando los chismes del barco. Gene arrastr? a Alon al dormitorio y cerr? la puerta. Ad estaba acostado sobre una s?bana amarilla, a su alrededor flu?a un charco de sangre. El chico estaba apretando sus genitales. Gene suspir? y empuj? a Alon a la cama. Alon se trag? el trasero, se sent? en el sof?, se inclin? sobre los genitales del chico y le quit? las manos. Era imposible entender nada debido a la sangre. Alon trago saliva varias veces, se limpi? la lengua, se arrodill? y comenz? a lamer la sangre dulce y fragante de los genitales de Ad. El hombre era como un animal que atormentaba a su presa. El chico empez? a brillar; las l?grimas corr?an por su hermoso rostro. Vio lo guapo que era Alon. "Que se joda all?", dijo Gene, inusualmente en voz baja. La bestia se congel?, pregunt?ndose qu? hacer, se movi?, colgando sobre Ad y entr? por la herida entre los test?culos del chico. Ad grit? herido, arque?ndose debajo de Alon, le dol?a respirar, se movi? hacia Alon, gritando fuerte, el grito se rompi? hist?ricamente, luego Ad estaba llorando silenciosamente. El chico solloz? de dolor y admiraci?n cuando mir? a Alon. Ad se volvi? para respirar. Alon se sinti? herido por el dolor de Ad, abraz? su rostro y no permiti? que apartara la mirada. Gene mir? a la pareja desde un lado para ver todo. Se ri? entre dientes, acarici?ndose a s? mismo. Gene solo quer?a advertir que si alguien buscaba una escapatoria, ir?a a la sala de estar, al Reino de los Goblins. “Duele, Dios m?o,” Ad gimi? melodiosamente. "?Duele! Dios m?o … s? … " "M?s profundo", dijo Gene. Alon jade? fren?ticamente y fue m?s profundo. Ad se ahog? en l?grimas, aferr?ndose a Alon, bes?ndolo fren?ticamente, asfixiado por las sensaciones. Ad se venia peri?dicamente, gritaba de dolor al darse cuenta de que Alon segu?a movi?ndose. Los m?sculos abrazaron el pene de Alon, separ?ndose de mala gana, lo volvi? loco. Alon se estremeci? y se vino. Ad se desmay?, pero sali? de la nada para mirar a Alon. La conciencia se neg? a pensar con claridad. El dolor se convirti? en un placer, sin dejar ir a Ad. Gene se acerc?, apart? suavemente a Alon de Ad, se meti? en la herida, se corrio all? y exhal? un gemido. Camin? hasta la mesa y se puso a pensar. Ad se retorc?a de dolor. Alon lo sosten?a. "Tenemos que detener la sangre", dijo Alon. Gene asinti?. "Estoy pensando…" Alon se colg? de Ad empuj?ndolo con una mano hacia la cama y comenz? a orinar en la herida. Gene sonri?. Alon fue impresionante ese d?a. Ad, como una dolorosa encarnaci?n viviente del deseo, encajaba con las ideas de Gene, Stine no por nada lo hab?a encontrado. Ad mir? a Alon y llor?. La bestia le dio unas palmaditas en la cara, termin? de orinar, se inclin? hacia Ad y lo bes? suavemente. Ad, con confianza y obediencia, puso sus brazos alrededor de su cuello. "Dios m?o", susurr? Ad. Desde la profundidad de la herida, la orina, el semen y la sangre se escaparon, ladrando en algunos lugares. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». 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