Шампанское разбрызгавшихся чувств - Не дрожь предсердий, ломота затылка, Скорее запись не к тому врачу, Неправильно открытая бутылка. Занудные любовные псалмы Сменяются заботой о здоровье Со временем. И понимаем мы Не так полезно молоко коровье. И утром начинаем жизнь с нуля, Не согласившись с зеркалом в уборной, По поводу нам сказанного "бля..."

Hades Online: S?cubo 2

Hades Online: S?cubo 2 Alex Itsios Nac? en el mundo del juego virtual de Elysium. ?Ahora he sido expulsado al mundo real para luchar y morir! Soy Zephyros, un marginado y malhechor, ahora sentenciado al peor castigo que mis jueces podr?an cumplir: convertirse en un soldado desechable hecho para morir en la guerra contra el enemigo, los se?ores de los demonios. As? que, ?qui?n podr?a haber pensado que podr?a superar mi castigo para convertirme en la m?s grande guerrero de los Emisarios del El?seo y la l?der de un equipo de las cuatro mujeres guerreras m?s sexys de la Tierra? Ahora he obtenido m?s de lo que podr?a desear, pero por supuesto, siempre hay una trampa. Ver?s, me he enamorado de nuestra mayor enemiga, una sexy y ardiente s?cubo, y como todo soldado del ej?rcito de los Emisarios, mi misi?n es matarla, cueste lo que cueste. Dividido entre la demonio que amo con toda mi alma pero mi equipo, mi ej?rcito, toda la humanidad, ?c?mo voy a decidir d?nde est? mi lealtad? ?Ser? con mi cuarteto de hermosas y mortales mujeres guerreras que han depositado su confianza y sus m?s carnales deseos en m?, o con mi totalmente cautivadora amante s?cubo? ALEX ITSIOS Hades Online: S?cubo 2 HADES ONLINE: S?CUBO 2 UN FANT?STICO HAR?N LITRPG. VOLUMEN 2 ESCRITO POR ALEX A. ITSIOS Y A. A. ROI JEFE DE EDITORES: CHARLES HEBERT TRADUCTOR: ZionXVI Copyright © 2020, Alex A. Itsios Todos los derechos reservados. Este libro o cualquier porci?n del mismo no puede ser reproducido o utilizado de ninguna manera sin el permiso expreso por escrito del autor, excepto para el uso de breves citas en una rese?a de libro. ?Visite WWW.ALEXITSIOS.COM (http://www.alexitsios.com/) para m?s lanzamientos de libros, historias, obras de arte y m?s de HADES ONLINE! No te olvides de seguirme en Good Reads (https://www.goodreads.com/alex_itsios), Twitter (https://twitter.com/alexitsios) y FaceBook (https://www.facebook.com/AlexItsiosAuthor/) ?Quieres saber cu?ndo HADES ONLINE: S?CUBO 3 saldr?? Haz clic aqu? ?Echa un vistazo a AlexItsios.com para ver m?s lanzamientos de libros, historias, obras de arte y m?s de HADES ONLINE! CAP?TULO 1 Soy Zephyros, un marginado y un malhechor. Hace poco me echaron al mundo real despu?s de hackear el servidor de la computadora central de El?seo, el mundo de juegos donde he vivido desde que nac?. Y qui?n hubiera imaginado que con este nuevo y ahora mortal cuerpo m?o, me convertir?a en un gran guerrero de los Emisarios de El?seo mientras hac?a malabares con cuatro sexys y testarudas mujeres guerreras. Hasta ahora, he obtenido todo lo que podr?a haber deseado. Pero oye, nada dura para siempre. Tambi?n estoy enamorado de nuestro mayor enemigo, una sexy y ardiente s?cubo. Esto es una gran complicaci?n, ya que la misi?n colectiva de nuestro ej?rcito aqu? en la Tierra es matarla. Dividido entre la chica de mis sue?os y mis compa?eros, tarde o temprano, me ver? obligado a demostrar d?nde est? mi verdadera lealtad. Afortunadamente para m?, mi har?n de magn?ficos guerreros a?n no ha descubierto la verdad, pero cada d?a est?n m?s inquietos. Y ahora que el General Amyndas, nuestro l?der, ha preparado un ej?rcito lo suficientemente grande como para derribar la fortaleza protectora de mi amante, estoy en la mierda. –Muchos de ellos van a morir, —me dice Rena mientras vemos al ej?rcito reunirse desde la tienda de nuestro equipo, al sur del cuartel general del emisario, donde ha habido un esparcimiento personal ya que simplemente no hab?a suficiente espacio en los edificios de ladrillo rojo para albergarlos a todos. —He o?do de otros exploradores que fueron enviados a buscar debilidades en la fortaleza de Calisto. Todos me dicen que est? incre?blemente bien defendida. No pens? que un asalto tan masivo ya estuviera preparado. Dada mi experiencia en este mundo, unas pocas semanas no pueden ser suficientes para entrenar un ej?rcito para un asalto efectivo a una fortaleza tan grande. Pero tal vez Amyndas ha estado preparando tal ej?rcito por m?s tiempo del que yo sab?a, o nos ha mentido y est? planeando sacrificarnos a todos en un esfuerzo in?til. Me r?o morbosamente. Tal vez sea tan importante aqu? para Hades como lo fue para nosotros en el El?seo. –No creo que la muerte de cualquier n?mero de soldados importe ni a Amyndas ni a Lord Hades, —declaro. —Hay muchos m?s en el lugar de donde vienen. Y si se necesitan m?s reemplazos, ?se detendr? con los criminales, o simplemente enviar?n a quien decidan que es prescindible para este "juego"? Amyndas ha cambiado su estrategia de guerra por lo menos, cualquiera que sea su razonamiento. Como l?der del cuerpo de asaltantes, eso es algo de lo que deber?a estar al tanto en alg?n grado. Y pronto lo estar?. Junto con otros l?deres del equipo de asalto, me dan ?rdenes espec?ficas a trav?s de la luz de una antorcha parpadeante en el anfiteatro s?lo la noche siguiente, mientras todos estamos de pie ante nuestro general bajo las estrellas. –La s?cubo demon?aca va a llamar a todas las criaturas bajo su poder una vez que el asedio empiece a surtir efecto, —afirma nuestro glorioso l?der, vestido con su pesada armadura ornamentada como siempre. —Pero s?lo hay un n?mero limitado de v?as principales para que las usen en el gran n?mero que ella necesitar?. Sus equipos los interceptar?n, los retendr?n, tantos como puedan, y por el mayor tiempo posible a lo largo de sus rutas de ataque. Prep?rense. Ser?n desplegados dentro de cinco d?as. Resulta que el ataque a la fortaleza de Calisto no va a ser un mero asalto frontal suicida de carne de ca??n como esperaba. Al menos Amyndas no est? tirando vidas sin un plan de victoria. Puedo verlo en mi mente. Con el tama?o del ej?rcito que Amyndas ha reunido, podr?a ser capaz de ganar la batalla que espera librar. Y la posibilidad me preocupa al pasar por los cientos de tiendas reci?n instaladas que albergan a los ?ltimos "reclutas" para la causa. El ej?rcito de emisarios se cuenta ahora por miles. Va a atacar la fortaleza de Calisto a lo largo de varios puntos d?biles a lo largo de sus muros que nuestros exploradores dicen haber descubierto. La intenci?n es ir tras mi se?ora en masa, ya que se espera que quede atrapada y vulnerable una vez que los muros de la fortaleza se rompan. Esta es una informaci?n cr?tica que debo proporcionarle lo antes posible. Pens? que su fortaleza era inexpugnable, pero no puedo dejar de preocuparme de que hay miles de atacantes preparados, a los que no les importa si viven o mueren. Aunque Calisto tiene una guardia de ?lite de sus mayores criaturas y muchas defensas de asedio montadas, empiezo a preguntarme si debe actuar antes de que sea demasiado tarde. Es una pena que no tenga los dragones que se rumorea que puede traer. Como atacante, yo y otros hemos tenido carta blanca para penetrar en la mitad oriental de Komana y luchar contra lo que sea, y sin embargo, hemos decidido hacerlo. Pero eso ya ha terminado. Me han dado ?rdenes que deben ser obedecidas y volver a la tienda de mis equipos para compartirlas con mis chicas. No est?n contentas, pero tengo otras cosas en mente que debo cumplir. Mi objetivo en los pr?ximos d?as es reunir toda la informaci?n posible sobre los planes de asedio del ej?rcito, hablando con quien pueda sin que se sospeche que sea un traidor a la causa. Y mientras a?n hay tiempo antes de que la operaci?n se lance la noche siguiente, llevo lo que he reunido a Calisto, para ayudar en sus preparativos. CAP?TULO 2 En la oscuridad de la noche, me acorazo con todo mi equipo y me escabullo a trav?s de la l?nea Este-Oeste para que mi ama sepa lo que se avecina. Mis chicas no prestan atenci?n a tal comportamiento. Ya tengo su confianza impl?cita, lo que me libera para escabullirme al patio secreto y a la fuente que est? all?. Este lugar me proporciona un conducto m?gico hacia Calisto. Hago mi camino, preparado para luchar contra cualquier criatura que encuentre. No me lleva mucho tiempo cortar a los dos duendes con los que me cruzo en mi camino. Finalmente, llego al patio y a su fuente. Me paro all?, lo miro y pronto contemplo su fascinante rostro. Sus exquisitos labios y sus ojos rojos me miran fijamente con diversi?n desde sus aguas encantadas. –Tenemos que hablar, —le digo. —El ej?rcito de emisarios est? listo para asediar tu fortaleza. No parece preocupada en absoluto. –Estaba pensando en ti, —me dice, y mi coraz?n late bajo mi coraza. —Vendr? a ti, y t? me dar?s todo lo que deseo. Entonces podr?s compartir lo que has aprendido sobre tu ej?rcito. S?lo espera. Y entonces, ella viene al patio, hacia m?. Antes de que pueda decirle nada, decide que lo que m?s quiere es mi energ?a. As? que nos quitamos la ropa. Todos deben esperar hasta que mi amante s?cubo est? satisfecha. A?n as?, estoy deseando contarle la amenaza que se avecina. Calisto me pone una mano alrededor de mi cuello, su mirada se detiene en mi boca. El af?n de lo que quiero decirle descansa en mis labios, pero ella silencia esos pensamientos con un beso. El beso es fr?o, duro, pero me atrae con cada gramo de su aliento. Sus u?as como garras se clavan en mi cuello mientras profundiza el beso, y siento que todo mi ser sucumbe a su poder. A pesar de que hemos hecho el amor numerosas veces, su cuerpo nunca deja de sorprenderme. No puedo dejar de explorarlo mientras nuestras lenguas bailan. Ella es suave y c?lida y suave bajo mi tacto, y mis dedos se sumergen en las colinas y valles de su curvil?nea figura con placer. Me tomo mi tiempo adorando cada cent?metro de su piel con mis manos mientras su aliento hace cosquillas en mis labios, y luego me muevo para acariciar su cara. Nos alejamos el uno del otro, y mis manos caen a su cintura. Intercambiamos sonrisas antes de que se d? la vuelta y apoye su espalda contra mi pecho. Mientras se quita el pelo del hombro, presiono mis labios contra su piel expuesta en un suave beso. Mientras la beso, siento su trasero presionando contra mi eje erecto, y me estremezco en respuesta a su presi?n. De repente Calisto comienza a girar sus caderas en una especie de baile, arriba y abajo de mi cuerpo, y ella gu?a mis manos a sus caderas. Con cada golpe que hace contra m?, puedo sentir su entrada caliente frot?ndose sobre m? ligeramente. Es una mera muestra de lo que est? por venir, y me endurezco a?n m?s. La danza es hipnotizante, cada movimiento de sus caderas como una serpiente que se enrolla, cada movimiento gradual y deliberado contra m?. Es una secreta danza demon?aca del deseo de la que s?lo la luna y yo podemos ser testigos. Sus manos encuentran las m?as, y mi ama se inclina a?n m?s, exponiendo su culo y su vulva a mi vista. Mirando hacia abajo, veo mi miembro contra su apertura, ansioso de sumergirme en el interior para las dulces sensaciones que me esperan. La mano de Calisto serpentea entre sus muslos para agarrar mi miembro y lentamente gira su punta alrededor de su cl?toris. El movimiento env?a escalofr?os a mi coraz?n, y siento que su cl?toris comienza a endurecerse a trav?s de los movimientos. Es una lenta burla que est? poniendo a prueba mi control y paciencia como guerrero. Una vez que su cl?toris est? caliente y palpitante, mueve mi vara, as? que descansa en su entrada. El contacto inicial de su humedad hace que se acumule presi?n en mi miembro duro, y con el mismo movimiento de rodadura, se burla de m? hasta que no puedo soportarlo m?s. Me libero y me agarro a sus dos caderas, sumergi?ndome fuertemente en su interior. Una peque?a parte de m? teme que mi repentina audacia enfade a mi ama; sin embargo, todo lo que hace es soltar un grito de sorpresa antes de empezar a rechinar, y todo lo que puedo pensar es en lo apretada y mojada que est? a mi alrededor. Las familiares olas de ?xtasis se estrellan sobre m? y me env?an a lo que se siente como un estupor de borracho. Olvido d?nde estoy, d?nde termina o comienza mi cuerpo. El sexo con Calisto no se parece a nada m?s. Es como si fuera virgen cada vez, descubriendo lo que es el placer carnal crudo por primera vez en mi vida. Mis caderas se doblan err?ticamente, ganando impulso y ritmo; el placer que me rodea se desborda. S?lo cuando Calisto comienza a gemir es cuando rompo mi trance y vuelvo al momento. Mis dedos se agarran a sus peque?as mu?ecas, tirando de sus brazos como un apoyo para impulsarme m?s profundamente. Con cada empuje, siento sus paredes contraerse y me aprieta en un abrazo caliente y h?medo. Su humedad me rodea y me atrae como si fuera su presa. Cuando empiezo a mantener mi ritmo, mis ojos siguen una gota de sudor que se desliza por la columna de mi ama entre sus alas extendidas. Este enfoque me impide derramar mi semilla en lo profundo de su vientre demon?aco, y prolonga nuestro acto, ofreciendo a?n mayores alturas de ?xtasis con cada momento robado. Calisto me mira por encima del hombro, con los labios separados y los ojos vidriosos. Con cada vaiv?n, su pelo rebota sobre su hombro y su cola de demonio se tensa en un apretado rollo antes de soltarse. Sus gemidos son m?s fuertes ahora, y Calisto echa la cabeza hacia atr?s. Puedo ver sus cejas arrugadas y c?mo sus ojos se cierran con placer. Conozco estas se?ales; mi amante demonio se est? acercando a su orgasmo. Sus muslos empiezan a temblar, y sus paredes me aprietan como si no quisieran que me fuera nunca. ?Est? sucediendo ahora! S?lo puedo prolongar lo inevitable por un tiempo; la presi?n se acumula en mi pene cada vez m?s. Calisto de alguna manera lo sabe, y se golpea el culo contra m? a?n m?s fuerte. Esto me pilla desprevenido, y dejo escapar un suave jadeo mientras toda mi energ?a se drena de m? y se acumula en mi miembro, listo para explotar en ella. –Yo… No puedo terminar mi frase antes de sumergirme en lo profundo de mi ser por ?ltima vez. Mi falo se mueve y arroja mi semilla profundamente dentro de ella. Mis dedos se clavan en sus mu?ecas mientras mi cuerpo se rinde, y caigo al suelo pesadamente. Intento recuperar el aliento, el sudor se me acumula en el pecho. Aunque el sexo es indescriptiblemente asombroso, siempre me olvido de las secuelas de la retirada de energ?a que sigue. Calisto sigue encima de m?, de pie mientras mi esperma comienza a filtrarse desde su entrada. Gotea por su muslo, pero no puedo disfrutar de la vista por mucho tiempo antes de que se vuelva hacia m?. –Te has acostumbrado a que te alimenten, —dice con aprobaci?n, revelando un largo diente incisivo con su sonrisa. Se arrodilla para arrastrarse sobre m? y me besa el pecho hasta que llega a mis labios. Recupero el aliento y sostengo su cara en la palma de mi mano. *** —Una fuerza emisaria de miles se est? reuniendo para sitiar tu fortaleza, —le advierto mientras yacemos en nuestro resplandor, mirando las estrellas. Su calor se irradia hacia m?. —He aprendido mucho de c?mo pretenden tener ?xito en el ataque. –Dime entonces, querido, solt? en un suspiro. Entrar? en todos los detalles de los que soy consciente. Sobre el tama?o del ej?rcito preparado para atacar, sobre el armamento que van a emplear contra su fortaleza, y sobre las debilidades que creen haber descubierto en sus gruesas e imponentes defensas amuralladas. Se r?e de la magnitud de la fuerza de Amyndas sobre su castillo. –No saben nada que yo no sepa, me asegura. —No estar? en peligro. Mi fortaleza est? preparada para cualquier asalto, asedio o lo que sea. –Podr?as estar en peligro, insisto. —Amyndas parece muy seguro de la victoria. Ella saca un peque?o rub?, del tama?o de su palma, de su bolsillo y me lo da. – ?Qu? es esto? —Pregunto, confundido por el inesperado regalo que me ofrece. –Es una gema del presagio; con ella podr?s espiar a tus camaradas o contactarme si es necesario. S?lo enfoca tu energ?a y canal?zala para divisar tu objetivo, y la gema te lo mostrar?. As? que probablemente as? es como ella sabe lo que Amyndas est? planeando, pienso para m?. —Me pondr? en contacto contigo en caso de que algo salga mal, —le digo. Todav?a me preocupa su seguridad, aunque tiene un nivel de amenaza de 100, y cualquier posibilidad de que los hombres mortales puedan ser un peligro para ella parece un poco loca. Pero estoy enamorado de ella y s?lo puedo pensar en lo que puedo hacer por ella, en lo que puedo ser para ella tambi?n. A pesar de m?, me he convertido en un guerrero, y puedo imaginar lo que suceder? si el ej?rcito emisario tiene ?xito de alguna manera en los objetivos de nuestro General. –Gracias, cari?o, —me dice. —Pero no te preocupes. Ahora conozco todos los planes de su pat?tico General, y los contrarrestar? a mi manera. No temas. Estaremos juntos de nuevo. Y no te traiciones a ti mismo, ya que tengo planes para ti. No deseo desperdiciar todo el tiempo y esfuerzo que he puesto en ti. Sabes que he sido muy cuidadosa contigo. Calisto enfatiza ese punto bes?ndome profundamente, y por un largo momento, olvido todas mis preocupaciones en el sabor de sus labios, y su lengua. Lo que dice es cierto, sin embargo. Mi amante ha tenido cuidado de no quitarme nunca tanta energ?a como para que mi nivel de amenaza baje. Ahora he o?do lo que la s?cubo puede hacer a nuestra especie. Ha habido susurros de hombres, que se marchitaron para luego ser descubiertos en mayor n?mero que nunca antes, un signo de su hambre, la amenaza que representa para todos los hombres. ?Pero cu?les son sus planes para m?? Tengo curiosidad, pero no dice nada m?s. CAP?TULO 3 Vuelvo al cuartel general, a mi tienda, a mi equipo, sabiendo que he hecho lo que ten?a que hacer. Har? lo que se me ha ordenado; creo, Calisto, que todo saldr? bien. Mientras tanto, mis chicas siguen quej?ndose de nuestras ?rdenes como lo han hecho desde que las transmit?. –Ni siquiera tendremos oportunidad de ver c?mo es la s?cubo demon?aca, y mucho menos de matarla, Melyne dice mientras est? gru?endo, lanzando furiosamente su melena pelirroja mientras camina por el espacio central de nuestra tienda. Parece bastante peligrosa a pesar de estar desarmada y apenas vestida con su ropa interior. Iolanthe est? recostada en las almohadas, estirada en su gloria femenina. Su largo pelo blanco est? peinado con una larga cola de caballo que pasa por su cintura. No est? menos molesta por la situaci?n, pero siempre ha sido menos emocional que las otras. Pero no est? por encima de ofrecer sus propias quejas. – ?Esto es lo que nos ordenan hacer, luchar contra los duendes y los de su cala?a mientras los tontos luchan en la fortaleza? —se queja. – ?Hemos hecho tanto para nivelar y adelgazar a esas criaturas, y ahora el ej?rcito de los descerebrados va a tener la primera oportunidad de matarla a ella y no a nosotros? ?Amyndas nunca tuvo la intenci?n de que gan?ramos la recompensa que nos restreg? en la cara? Esta es una misi?n de mierda. –Es totalmente injusto, la peque?a Rena se acerca desde su taburete. —Amyndas prometi? que al matar a la Dama Demonio, quienquiera que lograra la haza?a, se convertir?a en el segundo s?lo por ?l. Apuesto a que podr?a meternos en la fortaleza sin necesidad de un asedio en absoluto. ?Estamos siendo castigados por nuestra excelencia! ?Deber?amos liderar la ofensiva! Elenya secunda esa opini?n desde donde est? puliendo su escudo con fuertes golpes. S?, mis chicas siguen enojadas y me buscan para que las valide. Es aqu? donde mi liderazgo se pone a prueba. Es mi trabajo prestarles mi certeza, mi fuerza, y hacerles saber que no dejar? que nos enga?en con lo que nos han prometido. –S?, todos sabemos que Amyndas nos dijo lo mucho que vale la pena matar. Y ahora est? claro que se nos negar? la oportunidad de su muerte, —estoy de acuerdo. —Har? todo lo posible para averiguar c?mo podemos seguir teniendo nuestra oportunidad con ella. Pero recuerden, tambi?n vamos a enfrentarnos a algunas de las criaturas m?s poderosas que Calisto va a llamar en su ayuda, y eso va a ser dif?cil, les recuerdo. Me devuelven muecas de enojo y aires de reproche. Bien, tengo que hacerlo mejor. –El asedio probablemente va a fallar, —contin?o. —Es un castillo enorme, e incluso si est?n atacando los puntos m?s vulnerables, apuesto a que la demonio se reir? de ellos y usar? todas las defensas que tenga a su disposici?n. Y cuanto m?s fuerte seamos, mejor equipados estaremos para enfrentarnos a Calisto cuando llegue el momento. Lo que sea que los niveles de amenaza signifiquen aqu?, me estoy acercando a 20, y cada uno de ellos ha pasado de 10. Calisto sigue siendo un nivel de amenaza 100, as? que tienen un largo camino por recorrer si quieren enfrentarse a ella y vivir. Mi discurso ayuda. Por lo menos les he asegurado que todos tenemos la misma mente. A?n as?, hay una de ellas que ha asumido la responsabilidad de ser la que da m?s de lo que recibe, y esa es Rena. Esa noche vino a m? y se ofreci? como lo hab?a hecho antes. Y yo se lo agradezco. Rena est? ante m? mientras me tumbo en mi catre. Aqu?, empieza a desvestirse. Mis ojos se posan en sus pechos, y luego en la zona entre sus piernas. Considerando que ella normalmente no es as? de atrevida, esto es una agradable sorpresa. Tirando de las trenzas de su pelo, deja que los mechones morenos caigan por su espalda. Se arrastra hacia m?, la luz de las velas ilumina su cara mientras comienza a desabrochar mis pantalones y mi t?nica. Su vientre se presiona contra mi miembro, y mi creciente erecci?n atrae su atenci?n. Rena me mira con una sonrisa, se aparta y tira mi ropa a un lado, y se instala encima de m?. Entrelazando mis dedos con los suyos, gira sus caderas sobre m?, y yo exhalo suavemente. Aunque su cuerpo no es el de una s?cubo fascinante, es adecuado para satisfacer las necesidades con las que mi ama siempre me provee. El calor que emana de ella, se burla de m? cuando se pone encima. Voy a tomar sus peque?os pechos en mis manos, golpeando los peque?os pezones con mis pulgares. Las mejillas de Rena est?n sonrojadas, y ella mira hacia otro lado. Olvid? que Rena es t?mida en la cama en comparaci?n con las otras. Es un contraste tan interesante entre ella y Calisto. Calisto es orgulloso, confiado, y pone su cuerpo a la vista. Mientras que Rena parece estar c?moda con su cuerpo, no es tan atrevida ni orgullosa como mi demonio. Sus ojos permanecen mirando mi pecho o cerrados mientras me estimula. Rena se inclina hacia adelante para presionar sus labios contra los m?os, y yo agarro su peque?o trasero con mis manos. Sus besos son suaves y vacilantes, lo que me hace impaciente. Le agarro por detr?s de la cabeza y pr?cticamente aplasto su boca contra la m?a e invado su boca con mi lengua. Por un momento, se sorprende de la agresi?n pero se acostumbra al ritmo. Ahora iguala mi energ?a, con todo su cuerpo frot?ndose y rodando contra m? en movimientos m?s r?pidos y vigorosos. Sus pezones se frotan contra mi pecho, y su mont?culo se agarra a m? con movimientos excitantes. El contacto f?sico es delicado, apenas me roza de forma placentera. Y por esta raz?n, mi impaciencia toma el control. Le agarro el culo otra vez y le doy la vuelta para que est? debajo de m?. Sus grandes ojos me miran ahora con confusi?n mezclada con placer, pero no cuestiona mi intenci?n. Escaneo brevemente su cuerpo con mis ojos. Aunque es f?sicamente atractiva, algo en m? permanece insatisfecho. Un hambre cruda y creciente que no se satisface. Coloco sus tobillos sobre mis hombros y me sumerjo profundamente en ella. Cerrando los ojos, permito que mi paso sea tan err?tico y desesperado como mi cuerpo lo exige. Los gemidos escapan de mi garganta casi sin querer mientras me abofeteo contra ella. Rena se retuerce y gime debajo de m?. Mi cuerpo se relaja mientras su humedad me abraza, aunque no completamente. Ella es firme e inflexible al rodearme, incluso cuando el resto de su n?bil carne sucumbe a mis intensos empujones, sus manos agarran mis brazos para apoyarse. Siento sus peque?as u?as perforar mi piel, y el dolor desencadena algo dentro de m?. Utilizo toda mi fuerza y vigor para adentrarme tan profundamente como puedo dentro de su peque?o cuerpo. Veo la huella de mi falo a trav?s de su piel tensa como si pudiera penetrar en cualquier momento. Es como si intentara rascarme una picaz?n con cada empuj?n, buscando esa liberaci?n. Aunque mis ojos est?n cerrados, y su cuerpo se siente bien bajo mis manos, y a mi alrededor, una bola de insatisfacci?n descansa en lo profundo de m?. Mi impaciencia y frustraci?n se enconan, y me hundo m?s adentro. Sus gemidos se vuelven temblorosos cuando me sumerjo m?s en ella, y uso mi mano para estimular su cl?toris. Hago rodar la carne entre las puntas de mis dedos, observando su cara, que est? ligeramente desviada hacia un lado, sus ojos mir?ndome a trav?s de su despeinado flequillo. Se muerde el labio inferior mientras se erige el cl?toris, y dobla sus caderas contra m?. Pellizco su cl?toris para que coincida con mis empujones, lo que parece disfrutar, y contin?a aplastando sus caderas contra m? con m?s fuerza. Es una confirmaci?n de que la estoy haciendo sentir bien, incluso mientras me siento vac?o. Puedo decir que est? a punto de eyacular, y uso cada onza de fuerza que tengo para llevarla al orgasmo. Muslos temblorosos y gemidos temblorosos reverberan a trav?s de Rena, y su boca se extiende en una amplia “O” mientras acaba. Siento que sus paredes se contraen a mi alrededor en oleadas, y finalmente empiezo a sentir una simp?tica y placentera sensaci?n que surge dentro de m?. Aprovecho la oportunidad para ir tan profundo como pueda y dejar que mi semilla se derrame en ella a chorros. Me quedo dentro de ella incluso despu?s de que termino, tratando de captar los pocos segundos de ?xtasis que recibo. Toma unos momentos para que ambos nos recuperemos mientras a?n estamos conectados. Me retiro de ella y me derrumbo a un lado para recuperar el aliento. Cuando se recupera, Rena se inclina sobre su codo y me mira fijamente. Sus ojos son anal?ticos, similares a los que usa cuando inspecciona y explora la tierra en busca de misiones. No estoy acostumbrado a la expresi?n, y le devuelvo la mirada con una sonrisa cansada. – ?Qu? es? —pregunto. La pregunta parece asustarla, y ella sacude la cabeza. La familiar y t?mida expresi?n vuelve a su cara, y apoya su cabeza en mi pecho. –No es nada. S?lo que esta vez fuiste… diferente, —confiesa. – ?Diferente? —me pregunto. –S?. Como si estuvieras… cansado de m? o algo as?, —dice, sonando un poco infeliz. Tomo su delgado cuerpo entre mis brazos en un fuerte abrazo, y siento que se relaja contra m?. –Tonter?as, —respondo. Me recuesto, pensando en Rena, acurrucada contra m?, su cuerpo caliente, su pecho desnudo presionando contra mi lado con cada respiraci?n. El sexo con ella es totalmente opuesto a lo que experimento con la s?cubo. A?n as?, ciertamente ayuda a mantener mi mente alejada de Calisto, al menos por un tiempo. La s?cubo toma, Rena da, ambos de los cuales disfruto inmensamente. Pero incluso la atenci?n de Rena dura s?lo un tiempo, y todav?a siento la necesidad de actuar por el que tiene mi alma en sus manos. No puedo reprimir los graves dolores de la preocupaci?n por las batallas que se avecinan, y que Calisto no est? preparado para la fuerza que los emisarios est?n dispuestos a cometer en masa. CAP?TULO 4 S?lo tres d?as despu?s, nos env?an a la guerra, una guerra total, no s?lo como asaltantes, ni como escaramuzadores, sino como parte de la mayor operaci?n desde la llegada. Las fuerzas emisarias se dedican a dos frentes. El ej?rcito principal de miles de personas est? sitiando la fortaleza de Calisto y ataca constantemente sus muros ola tras ola, algo que me aseguro de vigilar. Mientras tanto, mi equipo espera a que nuestras propias luchas salgan cuando Calisto pida refuerzos. Una de las mejores cosas de ser el l?der de uno de los equipos de asalto m?s exitosos es que puedo elegir el mejor punto de vista. No s?lo puedo hacer mi trabajo para Amyndas, sino que nuestra posici?n entre la ciudad en ruinas es tal que tambi?n puedo dar la vuelta y mirar hacia atr?s y hacia abajo desde la subida al asedio que se est? llevando a cabo en la fortaleza. Tambi?n tenemos la opci?n de subir a las antiguas estructuras, torres y altas plataformas de piedra para mirar hacia atr?s y hacia delante a una gran distancia de lo que podr?a estar viniendo hacia nosotros. Rena y los exploradores de los otros equipos se han asegurado de que ocupemos la mejor posici?n para cualquier horda que venga por las v?as. Esto ayuda a asegurarnos de que somos capaces de coordinarnos con los otros equipos extendidos por la zona al sur del asedio en curso. Cada una de mis chicas est? ansiosa por hacer su parte, y han aceptado mis besos y abrazos de confianza como agradecimiento anticipado por cualquier acci?n de lucha post-batalla que se ganen. M?s all? de la exploraci?n, no hay mucho que hacer todav?a, ya que el asedio est? s?lo en su primera etapa. Nosotros y algunos de los otros peque?os equipos, como el de H?ctor, hemos sido posicionados a lo largo de l?neas destinadas a bloquear los refuerzos que se esperan. Como s?, Calisto no est? preocupado por el ataque principal; probablemente pasar? alg?n tiempo antes de que pida ayuda. Por lo tanto, nos dejamos a nuestra suerte para vigilar y mantener un ojo en la atm?sfera brumosa de la antigua ciudad de piedra, m?rmol cubierto de maleza, y la lenta decadencia del tiempo para cualquier criatura que venga. Los duendes probablemente vendr?n primero, y luego las criaturas m?s fuertes de all? cuando las molestas criaturas peque?as se bloqueen. Esto va a ser dif?cil porque, dado su probable n?mero, no vamos a ser capaces de detener a todos ellos de pasar, pero vamos a ser capaces de enfrentarnos a las bandas m?s grandes y organizadas que ser?n la mayor amenaza. A?n as?, esto significa que puedo tratar de maniobrar para que mi ama reciba ayuda sin que ninguna sospecha de traici?n caiga sobre m?. Tambi?n puedo pasar un tiempo con cada una de las chicas mientras es el turno de los otros equipos para vigilar. Esto me permite la oportunidad de mantenerlas motivadas y relajadas, listas para la batalla, y saber para qu? es esa batalla, y c?mo podemos sacar el m?ximo provecho de ella. Tenemos mucho sexo, pero es r?pido y sucio. Desde donde estoy viendo el asedio, puedo apreciar su tremenda escala, y las chicas que suben para unirse a m? en la plataforma de piedra desde la que estoy mirando, comentan esto mientras son testigos de que miles est?n asaltando la fortaleza y son repelidas una y otra vez. Amyndas parece estar ignorando sus p?rdidas y continuando el asalto a pesar de las crecientes bajas. – ?Cu?nto tiempo puede aguantar un se?or demonio? —Melyne se pregunta mientras vemos las olas golpear las paredes. —No puede tener recursos ilimitados para defender su castillo. –Ella tiene que quedarse sin defensas eventualmente, —concuerda Elenya. –Es verdad, tengo que estar de acuerdo ahora, estando cada vez m?s preocupado e intentando no mostrarlo. —Mi pregunta es, ?cu?ntas p?rdidas aceptar? Amyndas antes de retirarse? –Podr?amos haber estado entre los que chocan contra los muros sin sentido, —a?ade Elenya, y me mira, ofreciendo una sonrisa maliciosa. —Mejor que no lo estemos, supongo. Ser? su turno conmigo, y est? ofreciendo su gratitud por su lugar en mi equipo, como lo hace de vez en cuando. S?, una cosa es quejarse de estar al frente de la acci?n, otra es ver exactamente el horror que eso conlleva para los considerados carne de ca??n. Ese es un pensamiento aleccionador. Si no hubiera conservado mis recuerdos, si no hubiera encontrado a esas mujeres guerreras, si no me hubieran encontrado a m?, todos estar?amos all? abajo siendo salpicados con flechas, quemados por aceite hirviendo, y las otras defensas de estilo medieval que el castillo est? infligiendo al ej?rcito. Y nos consolamos mutuamente sabiendo que, a diferencia de ellos, nos tenemos unos a otros, y que ten?amos una raz?n para estar juntos, todos y cada uno de nosotros. Y compartimos la voluntad de luchar el uno por el otro, no s?lo porque se nos ha ordenado. La anticipaci?n hace que mis chicas sean m?s amorosas que de costumbre, sus vidas est?n m?s en juego que nunca. Una llamada llega a nuestra posici?n desde el suelo. Rena y algunos otros exploradores han regresado. El enemigo se acerca. Algunos ya est?n ensangrentados por la batalla. Mi exploradora es m?s inteligente que la mayor?a, si no todos, de sus compa?eros. No pasar? mucho tiempo antes de que nos enfrentemos a criaturas y monstruos que han sido convocados para ayudar a Calisto a romper el asedio. Esas son malas noticias. Los primeros que aparecen no son mucho todav?a, duendes en su mayor?a, y totalmente desorganizados en sus ataques. Por el primer d?a m?s o menos, somos capaces de recoger a los peque?os duendes y divertirnos con la forma en que los estamos eliminando. Iolanthe saca uno a la vez con sus jabalinas, mientras que el resto de nosotros matamos a los que pasan por su barrera. Ni siquiera necesita a Elenya en este esfuerzo; s?lo espera a que los peque?os monstruos verdes aparezcan a la vista antes de ejercitar sus habilidades. Uno cae, otro cae, ahora han ca?do tres. Entonces es una docena antes de que te des cuenta, la muerte cayendo del cielo una y otra vez. La primera ola termina, y nos preguntamos qu? viene despu?s. –Si esto es todo lo que tenemos para luchar, —dice Elenya mientras limpia su escudo, esperando el pr?ximo ataque. Estoy cansada de luchar contra las alima?as. Est? con Iolanthe, que ahora recuerda sus jabalinas, a mi derecha. –Obviamente, saben que estamos aqu? ahora, —dice Melyne mirando por la avenida bordeada de ruinas que tenemos delante. —Probablemente van a cambiar sus t?cticas; sabes que se vuelven m?s inteligentes con el tiempo como nosotros. Esos sacrificios fueron s?lo una prueba. Est? con Rena a mi izquierda. Afortunadamente, los duendes que sobreviven nunca parecen subir mucho de nivel. Miro hacia atr?s y hacia adelante. Los cuatro se ven incre?bles con sus corazas, faldas, la armadura en sus brazos y piernas. El equipo de guerreros m?s caliente que hay, y todo m?o. –Siguen siendo unas sabandijas, —argumenta Elenya con un gru?ido. —No van a ser un gran desaf?o, incluso si alguna vez aprenden estrategia o t?ctica. Y ah? es donde se equivoca. Los refuerzos que llegan al d?a siguiente vienen en mayor n?mero; son m?s grandes, m?s duros, m?s poderosos, m?s organizados. A?n as?, contin?an las quejas de que deber?amos olvidar nuestras ?rdenes y usar nuestra capacidad de lucha de grupo superior para tratar de escabullirnos a la fortaleza y reclamar el mayor premio, la cabeza de Calisto en una pica y el enorme golpe de nivel que vendr? de derribarla. –Basta, tengo que decirles m?s de una vez entre las pausas de la batalla. —Nadie se escabulle a trav?s del asedio. ?Eso va para cada uno de ustedes! –Podr?a ir a hurtadillas, —insiste Rena y sonr?e, girando sus dos espadas cortas de forma provocativa. "?Apu??lala bien!" –Todos ustedes vieron las olas de los ataques, —insisto. —El ej?rcito sigue siendo masacrado, no importa cu?ntos sean. Ninguno de ustedes sobrevivir? a ninguno de los dos o a una pelea con un se?or demonio. Les prometo que se me ocurrir? algo, c?mo conseguir una oportunidad con la s?cubo, pero eso s?lo ocurrir? si estamos vivos, as? que chicas, luchemos, ?luchen como si fuera nuestro ?ltimo d?a en la Tierra! Mis peque?os discursos parecen mantenerlos motivados, al menos para la pr?xima batalla. Honestamente, somos un equipo tan bien engrasado que la batalla me excita cuando luchamos juntos, y estoy segura de que cada una de las chicas tambi?n lo experimenta, a medida que la oposici?n se va levantando. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=57159141&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
Наш литературный журнал Лучшее место для размещения своих произведений молодыми авторами, поэтами; для реализации своих творческих идей и для того, чтобы ваши произведения стали популярными и читаемыми. Если вы, неизвестный современный поэт или заинтересованный читатель - Вас ждёт наш литературный журнал.