"От перемены мест..." - я знаю правило, но результат один, не слаще редьки, как ни крути. Что можно, все исправила - и множество "прощай" на пару редких "люблю тебя". И пряталась, неузнанна, в случайных точках общих траекторий. И важно ли, что путы стали узами, арабикой - засушенный цикорий. Изучены с тобой, предполагаемы. История любви - в далек

Llorando Sobre La Luz Derramada

Llorando Sobre La Luz Derramada George Saoulidis Contrata a una musa, Obtener un Premio Nobel Ex Machina se encuentra con una mente hermosa en este thriller de ciencia ficci?n alucinante. A punto de abandonar su proyecto de toda la vida, un f?sico obsesivo contrata el innovador servicio de una musa androide para que le ayude a terminar su trabajo. Pero cuando las cosas empiezan a desaparecer de su vida, debe aprender que no todo vale la pena sacrificarse en el altar de la ciencia antes de que no le quede nada por lo que vivir. Contrata a una musa, Obtener un Premio Nobel Ex Machina se encuentra con una mente hermosa en este thriller de ciencia ficci?n alucinante. A punto de abandonar su proyecto de toda la vida, un f?sico obsesivo contrata el innovador servicio de una musa androide para que le ayude a terminar su trabajo. Pero cuando las cosas empiezan a desaparecer de su vida, debe aprender que no todo vale la pena sacrificarse en el altar de la ciencia antes de que no le quede nada por lo que vivir. De ScifiSelect: ”Un thriller alucinante sobre el concepto mismo de inspiraci?n”. De Luke Daniel: ”El libro, aunque corto, es ?nico y una verdadera obra de alfabetizaci?n.” De Samie Sands: ”La trama es r?pida, oscura, emocionante y apasionante. Una vez que empec? a leer este libro, no pod?a dejarlo. ?Altamente recomendado!” ?Quieres saber qu? sigue para la pobre pero brillante Yanni? ?Quieres conocer a la musa? A continuaci?n, lea este thriller de ciencia ficci?n ?nico que juega con el concepto mismo de la inspiraci?n. Contents Title Page (#ubfd358e1-e791-54b9-9015-c79d4ff8929a) Copyright (#u426885df-9724-5358-a4cc-52514c8746d2) Cap?tulo Cero (#ud16792bb-e2da-5b2f-bf00-3956e4c92222) Cap?tulo i (#u0ee7f2ea-c1a5-53d4-8599-1895b330fddd) Cap?tulo i^2 (#u2ed38317-d8a7-5ffd-8ad6-33f756909d72) Cap?tulo i^3 (#ua41ec345-6668-5ea7-91b8-5d7d3f6cac51) Cap?tulo i^4 (#u47204a5a-e283-5628-8d61-d3dc09625fb8) Cap?tulo 2i (#ue807c9b9-1a76-5330-b35f-c3c78b248cd4) Cap?tulo 2i^2 (#ub5dee048-5f2b-5be9-a9e6-031edacc87e7) Cap?tulo 2i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 2i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 3i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 3i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 3i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 3i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 4i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 4i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 4i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 4i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 5i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 5i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 5i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 5i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 6i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 6i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 6i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 6i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 7i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 7i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 7i^3 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 7i^4 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 8i (#litres_trial_promo) Cap?tulo 8i^2 (#litres_trial_promo) Cap?tulo 8i^3 (#litres_trial_promo) Gracias por leer. (#litres_trial_promo) LAMENTO POR LA LUZ DERRAMADA Por George Saoulidis Traduzido por Arturo Juan Rodr?guez Sevilla Publicado por Tektime Copyright © 2019 George Saoulidis All rights reserved. Cap?tulo Cero La dama de azul se qued? quieta, mirando a la esquina de la habitaci?n. Hasta el aire parec?a inm?vil a su alrededor, las part?culas de polvo descend?an suavemente, sus trayectorias en espiral apenas iluminadas por unos breves rayos de sol. El cuerpo que hab?a levantado todo el polvo yac?a quieto en medio de la gruesa alfombra. Un hombre alto, pesado, no de m?sculos sino m?s bien de espaguetis con queso, estaba boca abajo, sus extremidades inm?viles, su baba goteando sobre la alfombra, que la absorb?a instant?neamente. Sus peque?as gafas estaban aplastadas bajo su cabeza, con la montura rota pero las lentes intactas. La dama de azul levant? la vista hacia la pizarra. El movimiento de sus pesta?as no fue suficiente para alterar el polvo en suspensi?n. Hab?a s?mbolos matem?ticos garabateados en la pizarra, la mitad de ellos ten?an pinta de haber sido escritos, borrados y reescritos un mill?n de veces. La parte superior izquierda estaba seca, rayada y gastada. Ese comienzo hab?a atormentado al hombre pesado durante a?os. El pizarr?n blanco ocupaba un lugar destacado en la sala, como un t?tem en alto, un recordatorio constante para que el hombre pesado siguiera trabajando, siguiera pensando en lo que significaban los s?mbolos. No hab?a mucho m?s en la sala que valiera la pena mencionar. Era como si alguien hubiera heredado la casa de su madre, llena de baratijas, tapetes de lino, figuritas y otros objetos artesanales caracter?sticos de una casa griega, y luego los hubiera quitado meticulosamente, dejando una evidente mancha descolorida en el barniz de los muebles. Muebles viejos, hechos a mano, con cierres chirriantes y pies desiguales, que se mantienen firmes con una p?gina de peri?dico doblada y bien colocada, aplastada por el peso de los a?os, casi convertida de nuevo en la pulpa de madera de la que sali?. Alguien criado en una casa as? podr?a identificar f?cilmente la mayor?a de los objetos que faltan, solo por sus sombras. Ah?, un marco de fotos grueso. Ah?, colgando del clavo que faltaba, habr?a un plato decorado, uno de esos que en otro tiempo todo el mundo parec?a querer tener en su pared. Su sombra era casi perfecta, como una impronta inversa. Ah?, un tapete blanco de ganchillo cubrir?a esa forma triangular perfecta. Todo eso ha desaparecido. La dama de azul camin? hacia la pizarra, sus suaves pasos finalmente alborotaron las motas de polvo, haciendo que giraran a su alrededor. Recogi? el rotulador del suelo, extrajo cuidadosamente una p?gina de un bloc de notas y anot? los s?mbolos matem?ticos. Los revis? dos veces para asegurarse de que no faltara nada, luego agarr? el pa?o que hab?a al lado y limpi? la pizarra lentamente. Presionaba con fuerza para que todo se borrara bien. La parte superior izquierda opuso m?s resistencia, pero finalmente cedi?. Puso el pa?o en su lugar y dobl? la hoja escrita. Sin ning?n esfuerzo. Luego se guard? la p?gina doblada en su vestido azul, justo al lado del coraz?n. Sin ning?n esfuerzo. Y luego agarr? al hombre pesado por la pierna y lo arrastr? hasta el final del pasillo. Sin ning?n esfuerzo. Cap?tulo i Yanni subi? a su oficina-laboratorio. Encendi? el l?ser y la computadora conectada a ?l. Cerr? las persianas para oscurecer la habitaci?n, se puso las gafas protectoras, sac? el cigarrillo electr?nico y ech? vapor en el camino del rayo l?ser azul que apuntaba hacia el techo. El vapor hizo que el l?ser fuera visible, pero segu?a subiendo recto como una flecha. A Yanni le molestaba esa est?pida sumisi?n a las leyes de la naturaleza. Dio un par de caladas m?s y tecle? diferentes variables en Matlab. El rayo de luz azul simplemente parpade? un poco, pero se mantuvo recto. Yanni gru?? y luego mir? fijamente al punto azul del techo, pensando en las ecuaciones. Trabaj? duro as? durante siete horas seguidas. Thalia subi? con un s?ndwich para ?l. ??Estuviste sentado en la oscuridad todo el d?a? ?pregunt?. ?No puedo ver el l?ser con una fuente de luz de diez mil l?menes inundando la habitaci?n ?dijo. Ella, que claramente no hab?a entendido el concepto, forz? una sonrisa y a?adi?: ?Necesito que cuides a los ni?os, tengo que comprar algunas cosas. ?S?, ahora mismo ?contest? Yanni mientras cerraba la puerta. Ella lo dej? abajo, sentado en el sof?, con la beb? en brazos y Georgie tirando harina con su cami?n de juguete. Los dibujos animados de la televisi?n estaban a un nivel que casi podr?a provocar una explosi?n de t?mpano, y la beb? lloraba por su madre. Le dio un chupete para intentar calmarla. Luego agarr? la tableta para enviar un mensaje a sus amigos por Facebook. Dio algunos toques pero se dio cuenta de que la pantalla estaba sucia de chocolate, as? que la limpi? apresuradamente. A?adi? a todos sus amigos a un chat grupal y les cont? sobre la fiesta que Thalia estaba preparando. Despu?s ten?a que escribir a Nikos. ?l era el ?nico de sus amigos que no ten?a Facebook, era un poco chapado a la antigua para esas cosas. Conoc?a la red, por supuesto, pero nunca quiso aceptar direcciones de Facebook de mujeres, solo sus n?meros de tel?fono (si es que no se sub?an a su coche de inmediato). Pensaba que mirar an?nimamente las fotos de una chica era de pervertidos, aunque algunas de ellas le enviaban fotos desnudas igualmente, tan pronto como se enteraban de que era arquitecto. Nikos le devolvi? la llamada: ?Yasou, ?pensabas que me iba a olvidar? Hombre, el 2 de septiembre, la noche que quemamos la casa... ?desde hace quince a?os! Yanni se sinti? un poco avergonzado y dijo: ?S?, me temo que la fiesta ser? un poco m?s tranquila este a?o. ?Como la del a?o pasado y el anterior. Es lo que tiene casarse. S?, no hay problema, solo quiero pasar el rato con vosotros, ya nunca nos vemos ?dijo Nikos. ?Sobre eso, podr?a ser ?til que trajeras una chica m?s adecuada. La ?ltima vez nuestras mujeres casi se arrancan los ojos. Alimentaste el fuego para d?cadas de reproches ?dijo Yanni. ??Ja, ja, s?, eso fue desternillante! ?dijo Nikos riendo?. No, no te preocupes, no tengo pareja. Ir? solo. Yanni frunci? el ce?o ante la inusual afirmaci?n y pregunt?: ??Solo? ?T?? ?C?mo es eso? ?Encontr? a mi musa ?contest? Nikos?. Vamos a tomar una copa y te lo cuento todo sobre ella. ?Suena serio. Necesito saber m?s ?dijo Yanni. Acordaron una hora y un lugar, y Yanni volvi? a mirar la tableta, ahora cubierta de harina y baba. Georgie estaba sentado en su camioneta fingiendo que dirig?a un cargamento de preciada harina. El resto de sus amigos, todos casados, hab?an respondido al chat de grupo. Les hab?a gustado la idea y enviaban caritas sonrientes y ya hablaban de traer ese buen vino que tanto les hab?a gustado a todos la ?ltima vez. Yanni se sent? en el sof? con su beb? en brazos y esper? a que su esposa regresara. Todo lo que realmente quer?a era que su musa volviera. Cap?tulo i^2 ?No eres tan viejo. Tenemos la misma edad. ?Est?s diciendo que yo tambi?n soy vieja? ?pregunt? Thalia con una mirada de cuidado-con-lo-que-dices en su cara. Yanni abri? los brazos en un gesto de disculpa y respondi?: ?No, por supuesto que no. Estoy hablando de la edad acad?mica. Sobre ideas. Ya no me siento tan en?rgico como antes. Thalia pens? seriamente en la situaci?n mientras acunaba a la beb? dormida, la imagen misma de la hermosura. ?Yanni, simplemente llega lo m?s lejos que puedas. Tal vez necesitas un relevo. Alguien a quien t? ense?ar?as y conducir?as a la meta. ?Tan malo ser?a? ?Uh. Es mi idea, cari?o. He trabajado tantos a?os en ella que odiar?a verla en manos de otra persona ?dijo Yanni, hablando m?s para s? mismo que para los dem?s. Thalia camin? hacia ?l llamando su atenci?n y dijo: ?Yanni, si pruebas una parte considerable de tu aportaci?n, no tendr?n otra opci?n que darte cr?dito. Piensa en tu familia, haz un buen trabajo, y despu?s p?salo y deja que otro termine la carrera. Ella le pas? la beb? a ?l para hacer otras tareas. ?l cogi? a la beb? en brazos y luego la acost?. Encendi? la m?sica del m?vil de la cuna y ella se ri? hacia ?l, sin fijar sus ojos en ning?n lado, sino mirando todo lo que la rodeaba. Pas? el d?a trabajando en el laboratorio de su casa. Al menos esta vez se acord? de encender el l?ser. ?l lo mir?. El l?ser lo mir? de vuelta, impasible. Con las gafas protectoras puestas, aument? la intensidad. «Todo lo que necesito es un momento eureka. Un poco de suerte», pens?. Sab?a, por supuesto, que el momento eureka era un mito. La verdadera ciencia era lenta y estable, o quiz? no tan estable sino m?s bien llena de callejones sin salida. A lo sumo, tendr?a un momento uy-qu?-curioso que podr?a llevarle a alguna parte. Aunque no estar?a de m?s probar suerte. Comenz? a introducir valores aleatorios en las variables con las que estaba trabajando, probando el l?ser con cada una de ellas. Lo apod?ctico de su prueba depend?a de las ecuaciones de Maxwell, que, en su simplicidad, ten?an permutaciones infinitas. Ten?a m?s posibilidades de ligarse a Kate Upton que de escribir aleatoriamente la variable que demostrara su hip?tesis. Escribi? algo. Entrar. No hubo cambios. Tecle? de nuevo. Entrar. Lo mismo. Luego intent? su aniversario, no serv?a de nada ya contenerse con la superstici?n. Nada. ?El cumplea?os de Georgie? Entonces son? el tel?fono. Afortunadamente. El mensaje de Nikos dec?a: «Una persona que no ha hecho su gran contribuci?n a la ciencia antes de los treinta a?os nunca lo har?. Albert Einstein». Yanni empez? a escribir una respuesta que dec?a: «Gracias por retorcer el cuchillo», pero un coche toc? el claxon desde la calle y obviamente era Nikos. Sali? corriendo, deseoso de cambiar de aires, y cerr? la puerta al comentario de Thalia de «no bebas». Sinti?ndose mal, se asom? otra vez dentro de la casa y le dijo: ?Est? bien, cari?o, no beber?. Lo prometo. Nikos estaba esperando en su descapotable, recostado con las manos relajadas como si estuviera sentado en un sof?. Sonre?a a unas chicas que cruzaban la calle y ellas le devolv?an la sonrisa. ?Esa era tu maniobra de ligue, enviar el mensaje y tocar la bocina unos segundos despu?s mientras yo respondo. No me vuelvas a hacer eso ?dijo Yanni con aversi?n, sin subir al coche. ?Oye, t? lo inventaste, hombre. Simplemente lo perfeccion? ?dijo Nikos y ambos se rieron a carcajadas. ?S?, ese parece ser el patr?n ?ltimamente ?dijo Yanni con una expresi?n triste y consternada en su rostro. Cap?tulo i^3 ?Lo hecho, hecho est? ?respondi? ella por d?cima vez, mientras doblaba las cortinas de la oficina-laboratorio. Hab?a sacado todo lo que no hab?a sido tocado por el fuego para que no absorbiera el olor. Entonces su cara mostr? preocupaci?n real y pregunt? en voz baja: ??Reemplazar? Demokritos el l?ser? Yanni se sent? y suspir? profundamente un par de veces, como si la respuesta se encontrase en las mol?culas que le rodeaban. ?S?, tiene que hacerlo. Pero tomar? una eternidad hacer el papeleo y obtener el permiso. No podr? hacerlo a tiempo para la revisi?n de la financiaci?n. Thalia remeti? las esquinas de las cortinas tan perfectamente como pudo. Eso era algo que pod?a controlar y se calm? haciendo el trabajo sin problemas. ?S? que el l?ser es caro, ?no podemos conseguir ese dinero de alg?n sitio mientras tanto? ?De Nikos, por ejemplo? Yanni busc? rencor en su voz pero no lo encontr?. La sugerencia era fr?a y l?gica, no recriminatoria. Y ten?a raz?n. ?Podemos, s?. Pero el problema no es el precio, sino la disponibilidad. Las piezas son caras y adem?s no est?n disponibles para particulares. Tener el dinero no es suficiente, aparte hay que ser un centro de investigaci?n para conseguir algo as?. O el departamento de investigaci?n y desarrollo de una gran corporaci?n, o algo por el estilo. ??Y no puedes explicar el contratiempo al comit? de revisi?n? Yanni pens? en la llamada de antes, un socio le advirti? sobre el nuevo administrador, que estaba decidido a cortarle los fondos. Decidi? no contarle eso a su esposa, para dejar un ?pice de esperanza. Estaba tranquila, pero podr?a no necesitar m?s que esta nueva informaci?n para desmoronarse. ?S?, claro. No son inaccesibles, los llamar? ma?ana a primera hora. Forz? una sonrisa, la bes? y subi? a su oficina-laboratorio. Se sent? en su silla como siempre y revis? los da?os. No eran muchos, podr?a haber sido mucho peor. El l?ser ten?a una gran quemadura en la parte superior de la caja, obviamente por el sobrecalentamiento. El cableado estaba quemado y ol?a mal, el pl?stico siempre lo hace. El borde del escritorio estaba chamuscado, tambi?n una esquina de su silla y la alfombra. El se?or Andreas realmente trat? de evitar rociar el l?ser, se las arregl? para formar un c?rculo alrededor y ahog? el ox?geno de la llama. Hombre pr?ctico, su pensamiento podr?a haber ahorrado decenas de miles de euros en reparaciones. La alfombra estaba destruida. Estaba bien. Yanni incluso pens? en llevar la contraria a su esposa y dejar la habitaci?n tal cual. Las cicatrices del fracaso. Pens? en volver a encender el l?ser. Tal vez ese era su accidente fausto. Tal vez este ser?a su momento eureka, cuando un percance en el laboratorio conduce a un descubrimiento que cambia el mundo. Era tonto de su parte, pero la tentaci?n pudo con ?l. Pens? que el l?ser ya estaba da?ado, as? que tampoco iba a empeorar las cosas. Trajo una manta vieja por si acaso, diciendo a Thalia que como manten?a la ventana abierta, hac?a fr?o. Ya hab?a oscurecido, as? que no estaba tan lejos de la verdad. Sostuvo la manta en la mano por si se produc?a otro incendio y encendi? el l?ser, esperando el momento eureka de sus sue?os que le cambiar?a la vida. Cap?tulo i^4 Cuando lleg? el l?ser, fue como la ma?ana de Navidad. Sus ojos brillaban mientras desenvolv?a el embalaje de protecci?n extrema. ??Es el efecto visible a simple vista? ?pregunt? Ourania. Yanni tir? algunas bolitas de polietileno al suelo. ?No, uso las gafas polarizadas para ver el patr?n de muar?. Las matem?ticas predicen que, cuando las ecuaciones se alineen, esa longitud de onda en particular producir? un efecto muar? si se ve a trav?s de las gafas. Y luego agreg? con un toque de orgullo: ?Se me ocurri? a m?. ??Eso es brillante, Yanni! ?dijo ella?. De esa forma no necesitas un chip de computadora cu?ntica para probar la teor?a. ?Correcto. Gracias en parte a eso me las arregl? para mantener mis fondos todo este tiempo, porque la prueba era relativamente barata. Sostuvo el l?ser como un ni?o sostendr?a un brillante tren de juguete y corri? arriba para conectarlo. Cap?tulo 2i Yanni iba y ven?a por la habitaci?n vac?a y estaba furioso. ?Qu? hac?a Hermes con estos ni?os? ?Los usaban para alg?n tipo de experimento de interacci?n humana? ?Era seguro? Y si no lo era, ?qui?n podr?a saberlo? ?Qu? valores les estaban ense?ando a los ni?os? Si uno de ellos lastimara a otro, ?qu? har?a al respecto su madre adoptiva? Dej? de atender a razonamientos, todo lo que quer?a era gritarle a las c?maras por exponerles a esto, por exponer a esto a Alex; y llevar al ni?o a su casa, donde estar?a a salvo, donde crecer?a en un hogar de verdad, con una madre de verdad. La parte racional de su cerebro se impuso y le hizo pensar que ellos lo hab?an ingeniado. El juguete era exactamente igual que el de su hijo, el ni?o podr?a hacerse pasar por el hermano de Georgie si fuera necesario. Lo hab?an preparado todo para esta respuesta, esto era una prueba. Incluso si pudiera llevarse al ni?o y adoptarlo y darle una familia amorosa, ?qu? podr?a hacer por los dem?s? ?Y qui?n sab?a si no estaban mejor as?? Lo m?s probable era que las mejores universidades los estuvieran esperando, siendo ellos verdaderos hijos corporativos y leales hasta los huesos. ?Qui?n era ?l para cargarse eso? No pod?a salvarlos. Especialmente ahora. Tal vez en el futuro, cuando terminase su prueba. Cuando tuviera la misma influencia en esta compa??a que Nikos. Tal vez entonces podr?a hacer algo al respecto. Amenazar con denunciarlo en los medios de comunicaci?n. Cualquier cosa. Pero ten?a que ganar esta batalla. Por ?l, por su familia, por la ciencia, por todos. Esta batalla s?dica que parec?a dise?ada para atormentarlo. Se calm? y se sent?. Esperaba no haber asustado a Alex; aunque si el chico estaba asustado, no lo mostr?. ?Alex ?dijo con la voz m?s dulce que pudo?. Estoy aqu? para ense?arte algo. ?Te gustar?a? Alex sonri? y movi? su linda cabeza de arriba abajo asintiendo. ?Bien. Aqu? va. Sabes de computadoras, ?verdad? Te deben dar tabletas y cosas as? para jugar, ?no? ?pregunt? con la misma expectaci?n que cuando le pidi? matrimonio a su mujer. Alex asinti?. ?Genial. Esas computadoras tienen una m?quina-cerebro dentro de ellas. A eso lo llamamos procesador. ?Entiendes? ?S?. Pro-pensador. ?Llam?moslo as?, no importa. El pro-pensador necesita ser r?pido para que los juegos sean r?pidos. Odiamos cuando los juegos van lentos, ?verdad? Genial. As? que hacemos pensadores cada vez m?s r?pidos, pero las cosas que ponemos ah? no pueden ir tan r?pido. Son perezosas y dicen: «?No nos apresuren tanto!» y se quedan ah? sentadas, sin hacer el trabajo. Alex se ri? y asinti?. ?Genial. As? que tenemos que poner cosas m?s r?pidas, cosas que no sean perezosas. ?Y sabes cu?l es la cosa m?s r?pida del mundo? Alex agit? la cabeza, con ojos deseosos de saber la respuesta. ?Luz. La luz del sol es la cosa m?s r?pida del mundo. No es para nada perezosa. Pero la luz solar es tan r?pida que se necesita algo inteligente para mantenerla dentro ?dijo Yanni, y encapsul? aire entre sus manos. Las agit?, a?n cerradas, como si tuviera una avispa dentro. Eso parec?a entretener mucho a Alex. ?Cuando le digo al se?or Luz-Solar que haga un trabajo, necesito ver si lo hizo o no, ?verdad? ?Verdad. ?As? que echo un vistazo ?dijo, mirando entre sus manos ahuecadas. Alex se inclin? para ver tambi?n?, pero el se?or Luz-Solar encuentra el agujero y se escapa. Abri? las manos y dej? libre al imaginario se?or Luz-Solar. ??Hala! Como. Como la harina. ?Igual que la harina. ??Entonces mami est? enfadada por el l?o que hicimos! ??S?! Por eso tenemos que encontrar una forma de hacer que la luz del sol ruede en c?rculos. As?, cuando echemos un vistazo, la mayor parte de la luz solar se quedar? dentro. Un hombre llamado Maxwell, que tiene una gran barba, pens? en enga?ar a la luz haciendo nudos. Como los cordones de mis zapatos, ?ves? Hice un nudo, as? que no ir?n a ninguna parte. ?A?n no puedo atarme los cordones de los zapatos y por eso tengo zapatillas de tiras. ?Lo s?, yo tampoco pod?a atarme los cordones de los zapatos cuando era peque?o. Pero aprend? el truco, y ahora puedo. Y estoy tratando de aprender a atar la luz del sol en nudos, para que se quede ah? y no se escape. Solo necesito encontrar el truco. ?Y luego puedes cambiar las zapatillas de tiras por zapatillas con cordones, que son m?s r?pidas y entonces puedes ser m?s r?pido. --?Y? ?Y luego puedes ser muy r?pido para hacerle los trucos al se?or Luz-Solar y se caiga en los nudos... En peque?os nudos, como los cordones de los zapatos y puedes echar un vistazo lo suficientemente r?pido como para cerrar las manos de nuevo ?dijo Alex, mirando entre sus peque?as manos. As? que eso era un momento eureka. ??Y entonces? ??Y entonces el pro-pensador no ser? perezoso y har? el trabajo r?pido y no tendr? que esperar al juego lento! Alguien aplaudi?. Un aplauso lento y concluyente. Yanni se dio la vuelta y vio a la mujer elegantemente vestida de antes. ?Excelente Dr. Tsafantakis. Venga conmigo. No se preocupe, vendr?n a recoger al ni?o en un momento . Yanni se despidi? de Alex. El ni?o levant? la vista y pregunt?: ??Puedes traer a Georgie a jugar conmigo? ?Eso es lo primero que le voy a preguntar a esta se?ora. Adi?s, Alex ?dijo. ?Adi?s, se?or ?dijo Alex, y volvi? a jugar con su cami?n de juguete. Yanni sigui? a la mujer elegantemente vestida a la habitaci?n contigua. A estas alturas, estaba preparado para todo. Cap?tulo 2i^2 El sol se estaba poniendo, pero segu?a brillando. Yanni disfrutaba del viento en su cara y del sonido de la m?sica antigua que retransmit?a la radio. Nikos hab?a tomado la ruta paisaj?stica, subiendo a la monta?a Parnitha. Empezaba a hacer fr?o a medida que sub?an, pero era estimulante. El casino fue idea de Nikos; todos los lugares que sol?an frecuentar hab?an cerrado de todos modos, y los nuevos eran para familias, as? que Yanni ni siquiera se atrevi? a sugerirlos. Nikos condujo el cabriolet a la entrada, el aparcacoches lo salud? por su nombre y estacion? el auto junto a otros caros biplazas. Nikos le gui? con los brazos abiertos como si estuviera vendiendo el lugar. ?Ahora, ?no es esto m?s varonil? Mira la vista ?dijo, y los dos se sentaron sobre lujoso cuero. Yanni miraba la ciudad a sus pies mientras Nikos ped?a que subieran whisky. Hacia el norte, la zona residencial era m?s o menos como siempre, un lugar de cierta seguridad que albergaba casas grandes y caras con jard?n y acogedores edificios de apartamentos con tres habitaciones para familias. Atenas se extend?a tambi?n hacia el sur, pero se desvanec?a en el horizonte, que parec?a acercarse por el aire h?medo y gris de la niebla. Rozando el nivel m?s bajo de la atm?sfera estaban los nuevos rascacielos del centro de la ciudad, altas bestias de cristal y acero que se hab?an erigido a una velocidad incre?ble, como si se hubieran formado por condensaci?n espont?nea del cristal. Esto le hizo pensar en sus cristales de luz, imagin? c?mo se ver?an en la realidad. ?Parecer?an tan hermosos, formados en celos?as a partir de un chip de ordenador? ?Eran estos rascacielos tan ef?meros como sus cristales de luz, o estaban para quedarse? ??Cu?l es el tuyo? ?pregunt? Yanni. Nikos prendi? el extremo de un puro y se?al? hacia los rascacielos. ?El segundo por la izquierda. Por mi parte ya est? todo, no tengo que hacer nada m?s. Ahora les toca a los contratistas construirlo, ?y caray, trabajan r?pido! Ni siquiera yo puedo creer que en solo seis meses y ya llevan la mitad. Durante mucho tiempo solo existi? en mi mente y ahora de repente brota del suelo y cambia el paisaje. Yanni conoc?a esa sensaci?n. La de que algo existiese solo en su mente, no la de verlo ante sus ojos, porque su trabajo todav?a estaba en desarrollo. Por eso a Nikos le gustaba tanto venir aqu?. Deb?a ser reconfortante poder ver el progreso de su creaci?n desde lejos, sentado en una silla de cuero y fum?ndose un puro. Ciertamente hab?a llevado la expresi?n mirar desde el palco a una escala completamente nueva. ?Est?n metiendo mucho dinero en ello, ?no? ?pregunt? Yanni, y se inclin? hacia delante para encender su cigarro. Nikos respondi?: ??Mucho? A mansalva. Fumemos un poco de ese dinero. ?Thalia me va a matar por el olor a tabaco ?dijo Yanni y exhal? el humo lentamente, disfrutando del aroma. ?Pues c?lpame a m?, di que fum? y te arroj? ceniza por accidente o algo as? ?dijo Nikos?. ?Necesitas parar un momento y disfrutar! ?C?mo va tu apodeixis? ?pregunt?, refiri?ndose a la prueba en la que Yanni trabajaba desde hac?a a?os. Yanni suspir? y volvi? a mirar por la ventana. ?No lo s?, t?o. Podr?a estar as? de cerca y no saberlo, o podr?a estar a un universo de distancia. Falta cuadrarla del todo, ?sabes? Si tengo raz?n y consigo que las ecuaciones funcionen, encajar?n perfectamente como los engranajes de un reloj suizo. Nikos lo miraba con verdadera empat?a. ?Lo entiendo, Yanni. Bueno, no las matem?ticas te?ricas, ni por asomo; pero entiendo el concepto. Necesitas que las fuerzas implicadas se armonicen o todo se derrumbar?. Yanni se ri? y dijo: ?Con mucho menos escombros que en tu caso, pero s?, b?sicamente es eso. Nikos se inclin? hacia adelante y le hizo mirarlo a los ojos. ?No lo entiendes, ?verdad? Lo que yo hago ya estaba ah?, no es nada nuevo. Es una reutilizaci?n de cosas que ya sabemos, solo las aplico en un nuevo contexto. T? est?s tratando de crear algo nuevo. Tu apodeixis est? encerrada en tu mente, y nadie m?s puede liberarla. Otra persona podr?a dise?ar mi rascacielos, pero t? eres el ?nico que puede resolver tu apodeixis. ?Lo s?, pero ?ltimamente me siento como si estuviera persiguiendo el final del arco?ris ?dijo Yanni?. Demokritos ha programado una revisi?n de mi financiaci?n en un mes. Podr?an suspender el proyecto. Thalia y yo hemos estado hablando, podr?a solicitar un trabajo de profesor en la universidad o... Nikos apag? su cigarro y solt?: ??Ense?ando? ?ENSE?ANDO? Al carajo con eso. Que le jodan a Demokritos, ?qu? saben ellos? ?T? no ense?as! Conseguir?s un maldito premio Nobel por este descubrimiento. La confianza de su amigo en ?l emocion? a Yanni, pero consigui? evitar las l?grimas. ?Significa mucho para m? que digas eso. Pero quiz? sea el momento de dejarme de castillos en el aire y buscar algo estable. Ahora tengo una familia y necesito cuidar de ellos. Конец ознакомительного фрагмента. Текст предоставлен ООО «ЛитРес». Прочитайте эту книгу целиком, купив полную легальную версию (https://www.litres.ru/pages/biblio_book/?art=48773684&lfrom=688855901) на ЛитРес. Безопасно оплатить книгу можно банковской картой Visa, MasterCard, Maestro, со счета мобильного телефона, с платежного терминала, в салоне МТС или Связной, через PayPal, WebMoney, Яндекс.Деньги, QIWI Кошелек, бонусными картами или другим удобным Вам способом.
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