Тушим мясо в горшочках. Готовы? Мой рецепт без понтов:) - ерундовый. Правда, тем, кто не любит мясцо, вместо вырезки можно яйцо Просто выбить в горшочек. (Без риска предварительно всё-таки - в миску). На морковку - изрядно лучка, перца жгучего - четверть стручка. "Танец" будет неспешным - "от печки", Кто - без мяса, тот может из гречки налепить

Creaci?n Y Evoluci?n

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Creaci?n Y Evoluci?n Guido Pagliarino Guido Pagliarino Creaci??n y evoluci??n Una comparaci??n entre evolucionismo te?­sta, darwinismo casualista y creacionismo Ensayo Traducci??n del italiano al espa?±ol de Mariano Bas Publicado en lengua espa?±ola en formatos electr??nicos y libro en papel de Tektime 1a edici??n italiana, en formato papel y diversos formatos electr??nicos, Copyright ?© 2011-2012 Edizioni GDS (fuera de cat??logo desde 2013) 2a edici??n italiana, actualizada por el autor con los ??ltimos datos, en formato electr??nico, Copyright ?© 2014 Guido Pagliarino Desde 2103, los derechos sobre esta obra, literarios, cinematogr??ficos, televisivos, de radio, Internet y relacionados con cualquier otro medio de comunicaci??n han vuelto y pertenecen al autor, en todo el mundo. ??ndice Breve pr??logo del autor (#ulink_bf68d498-df6e-5e2b-a784-4b21da598b40) Guido Pagliarino, Creaci??n y evoluci??n, una comparaci??n entre evolucionismo te?­sta, darwinismo casualista y creacionismo, ensayo (#ulink_761dd8f4-97b7-5944-8366-106b9d53e3a1) (#ulink_761dd8f4-97b7-5944-8366-106b9d53e3a1) 1 En la base de todo, hay un acto de fe (#ulink_443957a8-f860-5387-b88c-01d3bfcede69) 2 Nociones hist??ricas de las teor?­as evolutivas (#ulink_08956eae-482c-5280-88bb-497ce9a79378) 3 Nociones de las acusaciones de los ateos contra Dios (#litres_trial_promo) 4 Filosof?­a, ideolog?­a e investigaci??n cient?­fica (#litres_trial_promo) 5 Discusiones a veces in??tiles (#litres_trial_promo) 6 Sobre el creacionismo-fijismo (#litres_trial_promo) 7 Sobre la teor?­a de la evoluci??n a saltos o del equilibrio puntuado (#litres_trial_promo) 8 Pareceres de algunos de los ??ltimos papas (#litres_trial_promo) 9 Sobre dos grandes te??logos evolucionistas cristianos del siglo XX Rahner y Teilhard de Chardin (#litres_trial_promo) 10 Una perspectiva grandiosa: la divinizaci??n del singular Homo sapiens sapiens (#litres_trial_promo) Breve pr??logo del autor (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) En mi opini??n no es posible, a causa de la visi??n personal ontol??gica del mundo, que ning??n oyente o lector o bien autor de conferencias o ensayos sobre el argumento de la persona, ya sea creyente, agn??stico o ateo, sea del todo objetivo, aunque tenga esa intenci??n. Hay quien afirma lo contrario para s?­. Puede darse el caso, pero en las conversaciones sobre el ser humano no he conseguido advertir nunca una completa objetividad en el interlocutor y naturalmente tampoco en m?­. Una cosa es segura: que sobre los temas del creacionismo, el evolucionismo creyente (en el cual declaro situarme desde ahora) y del evolucionismo agn??stico-ateo (darwinismo en sentido propio) florecen prejuicios e imprecisiones. Por ejemplo, se oye pronunciar los t?©rminos ?«evolucionismo?» y ?«darwinismo?» como si fueran sin??nimos, aunque las teor?­as evolucionistas son m??ltiples: presentar?© en el segundo cap?­tulo un r??pido y breve apunte hist??rico. Antes me referir?©, sin embargo, a ese acto de pura fe existencial que, todos, incluidos los ateos, cumplen en la vida y me referir?© a la situaci??n de las diversas corrientes religiosas con respecto a la teor?­a de la evoluci??n: me entretendr?© un poco con la situaci??n en el Islam, porque la considero la menos conocida, pero con la invitaci??n a pasarla por alto si no interesa esta argumentaci??n. Tratar?© despu?©s el significado del t?©rmino ?«azar?» y me referir?© en un breve cap?­tulo a las acusaciones m??s comunes contra Dios de los ateos tanto de ayer como de hoy. Recordar?© en el cuarto cap?­tulo que la base de la investigaci??n cient?­fica es siempre una postura filos??fica y a veces tambi?©n teol??gica o incluso visceralmente ideol??gica. Pasar?© luego al creacionismo y a sus argumentaciones que, fuera de los c?­rculos fundamentalistas, no consisten en referencias b?­blicas, sino en consideraciones cient?­ficas. Volver?© al evolucionismo y en particular a la teor?­a del equilibrio puntuado, que resulta ser combatida por los creacionistas y vista sin embargo con simpat?­a por los evolucionistas, creyentes o no. Presentar?© a continuaci??n las opiniones sobre la evoluci??n de algunos de los ??ltimos papas desde la mitad del siglo XX, refiri?©ndome posteriormente a la antropolog?­a de los dos te??logos evolucionistas m??s notables del siglo XX y acabar?© con la entusiasmante perspectiva, seg??n los creyentes, de la divinizaci??n del hombre: no como especie Homo sapiens sapiens, como querr?­a cierta teolog?­a, sino como ser humano singular, gracias a lo que se podr?­a llamar, por semejanza, la evoluci??n del coraz??n. Guido Pagliarino Guido Pagliarino (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) Creaci??n y evoluci??n (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) Una comparaci??n entre Evolucionismo te?­sta, Darwinismo casualista y Creacionismo (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) Ensayo (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) 1 En la base de todo, hay un acto de fe (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) Mundo real y solipsismo En la base de todas las opciones humanas est?? la decisi??n entre considerarse parte de un mundo objetivo y cognoscible gracias a la experiencia y la raz??n o considerarse el mundo mismo, o cuando menos un mundo completamente separado y no comunicable con otros posibles, siguiendo la filosof?­a solipsista, seg??n la cual solo existir?­a objetivamente el propio yo, la consciencia propia, de la cual todo derivar?­a en una especie de proyecci??n, en la m??s absoluta soledad, de manera similar a lo que se produce en los sue?±os nocturnos. La opci??n elegida por la inmensa mayor?­a de los seres humanos y de todos los cient?­ficos es la de la existencia de un mundo real en el que se vive y se puede investigar y eso es instintivo en la gran mayor?­a de los casos. Sin embargo no es posible demostrar la veracidad del realismo y la falsedad del solipsismo o, por el contrario, de la falsedad del primero y la veracidad del segundo seg??n el cual tanto la realidad ilusoria como los sue?±os aparentes son solo una mera creaci??n del ego. Por tanto todos, tambi?©n quienes condenan la fe religiosa porque no es susceptible de experimentaci??n, toman una decisi??n inicial de simple fe, sobre la que se basa todo el resto, incluida la teor?­a cient?­fica evolucionista te?­sta o atea. Me parece que esto basta para convertir en insignificante y hasta un poco rid?­culo el tes??n con el que algunos se burlan de la fe trascendente. Mundo real y fe religiosa Quien adem??s de la fe en la existencia de un mundo real acepta una fe religiosa se encuentra, despu?©s de la aparici??n de la teor?­a evolucionista (v?©ase el cap?­tulo siguiente) teniendo que escoger entre enfrentarse al universo desde una ??ptica creacionista o evolucionista. Las posturas son distintas no solo de acuerdo con la religi??n abrazada, sino que, en cada una, tambi?©n dependen de la corriente en la que se sit??e el fiel, como por ejemplo en las diversas asambleas de los cristianos protestantes y las corrientes tradicionalista y progresista de los cristianos cat??licos. Sin embargo, para la iglesia cat??lica, con sus mil millones de fieles sobre un total de aproximadamente 2.100 millones de cristianos sobre la Tierra, la situaci??n es peculiar, al estar organizada jer??rquicamente para que los pronunciamientos del magisterio de Roma se dirijan hacia todos los cat??licos. Entornos cristianos protestantes En lo que se refiere a los entornos cristianos, es sobre todo en las asambleas protestantes donde se encuentra la defensa m??s entusiasta del creacionismo y la firme negaci??n de las mutaciones biol??gicas, mientras que solo una minor?­a de cat??licos es creacionista. En general, cerca del 40% de la poblaci??n cristiana de Estados Unidos interpreta de modo integrista la historia del G?©nesis de la creaci??n de Ad??n con barro del suelo. Los antievolucionistas estadounidenses son poderosos y est??n apoyados directamente por los pol?­ticos y el Institute for Creation Research, que tambi?©n goza de fuertes apoyos; as?­, por ejemplo, ciertas bibliotecas p??blicas de ese pa?­s no contienen libros evolucionistas, mientras que m??ltiples padres fundamentalistas sacan a sus hijos de las escuelas en las que se ense?±a la teor?­a de la evoluci??n en las clases de biolog?­a. Tambi?©n el creacionismo tiene fuerza en Europa: por ejemplo en Reino Unido escuelas confesionales protestantes han eliminado el evolucionismo de sus programas. Por el contrario, este se considera un objeto digno de estudio para la mayor?­a de los fieles cat??licos europeos. Entornos cristianos cat??licos Desde el a?±o 1950, la hip??tesis evolucionista, aunque no la mecanicista atea, es considerada l?­cita por el magisterio de la Iglesia, con la enc?­clica Humani generis del Papa P?­o XII. La teor?­a evolucionista se juzg?? posteriormente no solo compatible con la fe cristiana sino que incluso fue considerada con mucho inter?©s por inter?©s por el Papa Juan Pablo II, que la valor??, no como una simple hip??tesis junto a la creacionista, como hab?­a hecho el Pont?­fice P?­o XII, sino como una teor?­a bien corroborada por pruebas. Incluso su sucesor, Benedicto XVI, mostr?? una atenci??n positiva hacia el evolucionismo, como expres?? en una homil?­a difundida internacionalmente durante una visita a Alemania y como, por otro lado, ya se pronunciaba en uno de sus trabajos sobre el padre te??logo evolucionista Pierre Teilhard de Chardin, cuando el Pont?­fice, ahora Papa Em?©rito, era solo el profesor Ratzinger. Examinar?© esas posturas m??s a fondo en el cap?­tulo 8, ?«Pareceres de algunos de los ??ltimos papas?». Entornos cristianos ortodoxos En las asambleas ortodoxas no encontramos posiciones oficiales sobre el evolucionismo, solo la afirmaci??n gen?©rica de que la verdadera ciencia no debe exceder de su territorio entrando en el de la fe y quienquiera que use la investigaci??n para negar las verdades cristianas se pone no solo en contra de la fe, sino en contra de toda verdad: me parece de hecho una cr?­tica a ciertos darwinistas radicales anticlericales. Entornos hebreos Entre las religiones llamadas ?«del Libro?», adem??s la primera en el tiempo, la hebrea, en la que no hay una autoridad religiosa despu?©s de la destrucci??n del Templo en el a?±o 70 y el fin del llamado juda?­smo, no adopta ninguna postura oficial sobre el evolucionismo. Como mucho se trata de opiniones personales de rabinos individuales y, en general, de estudiosos de la Biblia. Por otro lado es imborrable en el recuerdo de la Shoah en el pueblo jud?­o, no solo el hecho de que esta incluyera entre sus propias bases el sadismo psic??tico y otras alteraciones mentales supremacistas de Hitler y sus esbirros, sino tambi?©n el llamado darwinismo social que pretend?­an que se aplicaba no solo a animales y plantas, sino a los seres humanos mediante eugenesia. El darwinismo social ya antes del dictador hab?­a sido aceptado en ambientes intelectuales, y no solo en Alemania, sino en todo Occidente, incluso por personajes no sospechosos de antisemitismo como el antrop??logo italiano de origen jud?­o Cesare Lombroso. Sin embargo, en el nazismo, como es terriblemente evidente, el darwinismo social se extrem?? en las tristemente conocidas iniciativas de aniquilaci??n de la comunidad jud?­a y de otros pueblos, que el matarife y sus ac??litos consideraban cong?©nitamente inferiores, m??s all?? de la verdadera ciencia y por simples razones ideol??gicas. Entornos isl??micos En cuanto a la tercera religi??n del Libro, el Islam, en Occidente muchos piensan impulsivamente en un Islam creacionista monol?­tico, pero las posturas de los musulmanes no son en realidad ??nicas. La comunidad de creyente (la umma), que seg??n estimaciones recientes agrupar?­a mil millones y medio de fieles, s?­ que tiene un credo com??n en el mensaje del Cor??n del profeta Mahoma, pero constituye un firmamento de corrientes espirituales, de las cuales las tres principales son las de los sun?­es, los chi?­es y los jariy?­es y asimismo muchas subcorrientes. En realidad, los islamistas est??n dispersos por todo el mundo y son de muchas etnias y tradiciones hist??ricas diferentes. Por tanto, las posturas sobre el evolucionismo pueden ser positivas o negativas, en ciertos casos indiferentes, seg??n la comunidad de la que provengan y el nivel cultural del fiel individual. Veamos estas posturas (quien no tenga suficiente inter?©s puede pasar al apartado siguiente): Un pocentaje no demasiado peque?±o de los miembros de la umma acepta la teor?­a evolucionista. Al no haber jerarqu?­a religiosa y faltando alg??n tipo de coordinaci??n por parte de una autoridad central, las posturas sobre creacionismo y evolucionismo, desde el punto de vista creyente, dependen como he dicho de la situaci??n sociocultural de la persona y del pa?­s en el que vive. Seg??n un estudio realizado en 1991 en 34 estados en parte isl??micos, resulta que solo el 1,8% de los egipcios, el 14% de los pakistan?­es y el 25% de turcos, siendo este el estado musulm??n m??s occidentalizado, est??n convencidos de que el evolucionismo es una idea fundamentada, mientras que en Kazajast??n, pa?­s ya sovi?©tico que obtuvo la independencia de la URSS el 25 de octubre de 1990 y adem??s ateo por imposici??n del anterior gobierno comunista, hasta el 72% de sus habitantes es evolucionista. Esto puede sugerir que en conjunto el Islam est?? m??s abierto al creacionismo que a la teor?­a evolucionista, a pesar del hecho de que el Cor??n (como la Biblia, por otra parte) no est?? en contradicci??n con el evolucionismo creyente. Pero tal vez pese tambi?©n el hecho de que en esos pa?­ses, como en Occidente, muchos identifican, tout court, equivoc??ndose, al evolucionismo con el darwinismo casualista y ateo (ver el cap?­tulo siguiente). Los jefes religiosos isl??micos saben que buena parte de los vers?­culos del Cor??n es aleg??rica: se escribieron en un lenguaje ideal para que incluso los m??s sencillos entendieran lo esencial del mensaje, un poco como la cultura jud?­a usaba la estructura del midrash, es decir, del cuento simb??lico y el propio Jes??s explicaba con par??bolas. Por ejemplo, los maestros mahometanos no aceptan al pie de la letra el relato de la creaci??n de Ad??n y Eva, ?«En realidad los hemos creado de barro viscoso?» (Sura 37:11), ni la alegor?­a del Para?­so, tanto del Ed?©n terrestre como el Jard?­n Eterno (que sustancialmente es el mismo Al??) tras la muerte, con sus metaf??ricos goces materiales, donde el fiel tendr?? ?«Alivio, generosa provisi??n y un jard?­n de delicias?» (Sura 56:89) y los gu?­as religiosos isl??micos interpretan del mismo modo el infierno, con su fuego y con sus torturas figuradas, en el que, siguiendo literalmente su letra, el extraviado recibir?? ?«Un hospedaje de agua hirviendo y abrasarse en el Yahim?» (Sura 56:93-94), un vers?­culo tal vez influido por la misma fundici??n (yahim) o lago de fuego del Apocalipsis cristiano, as?­ como por otro lado muchas de las suras han tenido presentes textos b?­blicos o, notablemente, ap??crifos cristianos. Del s?­mbolo como v?­nculo entre Dios y el hombre he escrito en su momento en otro ensayo. Indico aqu?­ de paso un resumen porque podr?­a ser ??til para entender mejor lo que he indicado con respecto a los vers?­culos aleg??ricos del Cor??n y tal vez pueda servir en la comparaci??n que har?© m??s adelante entre evolucionismo te?­sta y creacionismo: Adelanto que para el credo cristiano la resurrecci??n de Jesucristo ha de entenderse no metaf??rica sino literalmente, so pena de faltar al mismo cristianismo, que se basa precisamente por antonomasia en la Resurrecci??n, mientras que todo el resto es accesorio, aunque sea tan importante, con toda seguridad, como la ense?±anza moral de Jes??s con par??bolas y ejemplos y como las profec?­as veterotestamentarias sobre el Mes?­as. Aparte del caso de la resurrecci??n real y no simb??lica de Jesucristo, muchos pasajes b?­blicos hablan ??tilmente del Dios inefable a trav?©s de la simbolog?­a, usando analog?­as y met??foras comprensibles, porque los paralelismos y relatos aleg??ricos se entienden m??s f??cilmente en nuestra psicolog?­a al dirigirla al simbolismo. Adem??s, se aprecia que las figuras metaf??ricas y anal??gicas b?­blicas (y tambi?©n en las cor??nicas) se entienden teniendo en cuenta el ?©timo de la palabra y no el significado que nos es habitual: como indican los diccionarios etimol??gicos, la palabra s?­mbolo deriva del verbo griego syn-b??llein, es decir reunir: ?«S?­mbolo: del lat?­n symbolum (contrase?±a), proveniente del griego s?­mbolon, de la familia de symb??ll?? (reunir) de syn- (junto) y b??ll?? (lanzar)?» (cf. Giacomo Devoto, Avviamento alla etimologia italiana ??? Dizionario etimologico, [Florencia: Le Monnier, 1968]). Ese significado se refiere a la costumbre en la Grecia antigua de dividir irregularmente un objeto en dos, de manera que el poseedor de una de las partes pudiera hacerse reconocer en caso de necesidad haciendo coincidir su trozo con el otro en manos ajenas. Si la realidad divina no es comprensible objetivamente por nuestra mente porque es eterna e infinita y no sabemos abarcar la inmensidad y solo con dificultad llegamos a entender un poco algo de la eternidad, confundiendo muchas veces al Ser inmutable con un tiempo que no tiene fin, pero que tiene un inicio, el conocer sin embargo, como pasa a menudo en la Biblia, el significante simb??lico y el concepto divino que significa con respecto a una realidad verdadera aunque de por s?­ inabarcable, permite, por la manera en que est?? estructurada nuestra psicolog?­a, entender lo suficientemente a Dios como para poder aceptar la Revelaci??n. La situaci??n de la umma con respecto al evolucionismo no es muy distinta de la de la Iglesia, en la cual tambi?©n hay cat??licos creacionistas y cat??licos evolucionistas, mientras que ambas est??n alejadas de las situaciones de los entornos fundamentalistas y radicalmente creacionistas de cierto cristianismo protestante y del paracristianismo de los Testigos de Jehov?? en el que, tambi?©n en el ??mbito de los dirigentes, se encuentran integristas que siguen al pie de letra todos los vers?­culos de la Biblia, sin distinci??n entre los hist??ricos y los fabulosos-simb??licos. Esto favorece en Occidente la radicalizaci??n de la disputa entre creacionistas y evolucionistas. En relaci??n con los Testigos de Jehov??, me parece m??s preciso hablar de paracristianos y no de cristianos porque niegan esos pilares del cristianismo (o, si se prefiere, del fen??meno hist??rico-religioso que se califica con la palabra cristianismo) que son tanto la resurrecci??n y la divinidad de Jes??s como verdadero hombre, como la Trinidad: esta ??ltima palabra sobre todo que Dios en su Ser eterno e inmutable es tambi?©n un verdadero hombre, ?«glorioso y espiritual?», seg??n las palabras de San Pablo, es decir el Cristo eterno llamado tambi?©n el Hijo y esta segunda Persona es, tautol??gicamente, no solo humana, sino divina, mientras que al ser infinito el amor entre el Padre y el Hijo y por tanto lo que es infinito tiene, por definici??n, naturaleza divina, este Amor infinito es la tercera Persona, llamada Esp?­ritu Santo. A prop??sito de la apertura de hecho del Cor??n a la ciencia moderna y en particular a la teor?­a evolucionista, puede ser digno de atenci??n lo que escrib?­a y divulgaba en conferencias un experto occidental del mundo isl??mico, el m?©dico y egipt??logo franc?©s Maurice Bucaille (1920-1998), entonces al frente de la Cl?­nica Quir??rgica de la Universidad de Par?­s y durante mucho tiempo m?©dico de familia del rey Faisal de Arabia Saudita, donde empez?? a interesarse a fondo por la religi??n isl??mica y su libro sagrado, por lo que en 1976 fue coautor con el escritor Alastair D. Pannell de un estudio sobre Biblia, Cor??n y ciencia. Bucaille consideraba, aunque desde una ??ptica cor??nica y no cient?­fica, que la evoluci??n hab?­a afectado indistintamente a todos los animales hasta los hom?­nidos y con estos se habr?­a producido una bifurcaci??n fundamental y las mutaciones se habr?­an producido de manera distinta a lo largo de la rama de dichos hom?­nidos, finalmente extintos, y a lo largo de la de los seres humanos. Bucaille precisaba, al tratar las relaciones entre Cor??n y ciencia, que con el segundo t?©rmino se refer?­a a una conciencia profundamente establecida y que el Cor??n era por excelencia un libro religioso y sin embargo para ?©l en las suras se encuentran, en forma aleg??rica, muchas afirmaciones que parecen anticipaciones lejanas de la verdad cient?­fica hoy reconocida, aunque un hombre del siglo VII no habr?­a podido entender esas referencias. Sin embargo hoy muchos isl??micos tienen un conocimiento profundo, no solo del Cor??n, sino tambi?©n de las ciencias naturales y las pueden entender bien. Con respecto al Big Bang, para este m?©dico los vers?­culos cor??nicos sobre la creaci??n del mundo se podr?­an aplicar a la teor?­a moderna sobre la formaci??n de del universo y de hecho en el Cor??n hab?­a datos relativos a la existencia una masa gaseosa ??nica, es decir, cuyos principios estaban originalmente juntos y luego se separaban, como se puede ver tanto en la sura 41:11: ?«Y Dios se dirigi?? al cielo, que era humo?», como en la sura 21:30: ?«??Es que no han visto los infieles que los cielos y la tierra formaban un todo homog?©neo y los separamos??» Los resultados del proceso de separaci??n habr?­an sido m??ltiples mundos, una noci??n que Bucaille encontraba muchas veces en el Cor??n, como por ejemplo en la sura 1:2: ?«Alabado sea Al??, Se?±or del universo?». Todo esto para ?©l estaba de acuerdo con los conceptos cient?­ficos actuales sobre la existencia de una nebulosa primigenia y un proceso sucesivo de separaci??n de los elementos de esa ??nica masa, con la formaci??n de las galaxias y, en estas, de estrellas originadoras de planetas. A prop??sito del origen de la vida, para Bucaille era importante la sura 21 en su vers?­culo 30: ?«Y que sacamos del agua a todo ser viviente?», afirmaci??n que pod?­a referirse, a su parecer, a la teor?­a moderna de que el origen de los seres vivos es acu??tico. De las relaciones entre Cor??n y ciencia se ha ocupado tambi?©n el posic??logo, poeta, pintor, grabador y ceramista, italiano, pero de ascendencia turco-afgana, Gabriele Mandel. Tambi?©n ?©l ha escrito que en las suras, junto a la recuperaci??n de antiguos mitos y leyendas, encontramos descripciones metaf??ricas que se pueden referir modernamente a la teor?­a evolutiva, en la que Al?? crea todos los animales del agua en fases sucesivas, haci?©ndolo exactamente como ?©l lo quiere: ?«Y Al?? cre?? todo ser vivo a partir de agua. Y de ellos unos caminan arrastr??ndose sobre su vientre, otros sobre dos patas y otros sobre cuatro. Al?? crea lo que quiere. Es cierto que Al?? tiene poder sobre todas las cosas?» (sura 24:45) o donde se exhorta al fiel diciendo: ?«??Pero qu?© os pasa que no pod?©is concebir grandeza en Al?? cuando ??l os cre?? en fases sucesivas??» (sura 71: 13-14). Tal vez debido a la consciencia de los doctos expertos de la umma del car??cter aleg??rico de muchas partes del Cor??n, desde hace tiempo no se han planteado discusiones entre evolucionistas y creacionistas musulmanes, ni, por otro lado, estos segundos han entrado en pol?©micas con nuestros cient?­ficos ateos. Estos ??ltimos se han encontrado con un muro de indiferencia en el desd?©n general isl??mico hacia la sociedad occidental, considerada degenerada y enemiga de Dios. Solo cada cierto tiempo las teor?­as evolucionistas son objeto de discusi??n en los pa?­ses isl??micos. No es realmente una guerra, pero esto se expone con la modernizaci??n de las sociedades isl??micas, como afirma un conocido profesor de origen iran?­, Salman Hameed, del Hampshire College de Massachusetts, profundo conocedor del mundo isl??mico y estudioso del creacionismo y el evolucionismo en la umma. Se ha producido un caso de reacci??n creacionista en Turqu?­a en la primavera de 2009, a pesar de que el pa?­s es el m??s avanzado en la v?­a de la modernizaci??n y, en este sentido, del estudio del evolucionismo: en el n??mero de marzo de la revista Ciencia y tecnolog?­a (en turco Bilim ve Teknik), que deb?­a contener un art?­culo conmemorativo de quince p??ginas sobre Darwin por el bicentenario de su nacimiento, se public?? en el ??ltimo momento sin ese reportaje, sin ninguna explicaci??n. Ha creado perplejidad en el entorno cient?­fico el hecho de que la revista estuviera financiada por una agencia del gobierno y de que el gobierno sea isl??mico, aunque no sea extremista. El hecho se difundi?? por el mundo a trav?©s de los medios de comunicaci??n porque esa censura, o lo que se ha interpretado como tal en el mundo acad?©mico, ha llevado no solo a fuertes protestas de docentes e investigadores, sino a manifestaciones estudiantiles en las calles. Los adversarios isl??micos de la teor?­a de la evoluci??n dirigen sus dardos esencialmente al darwinismo, debido a su ate?­smo y causalismo, que amenazan el credo religioso musulm??n y la propia idea de la realidad de Al??. Igual que entre los cristianos creacionistas, entre los isl??micos encontramos junto a personas sencillas personajes cultos, por ejemplo, el profesor universitario Seyyed Hossein Nasr. El argumento m??s frecuente en sus investigaciones es el de la comparativa entre la ciencia y la fe religiosa y este ha escrito en particular sobre el significado de la ciencia en el ??mbito de la religi??n musulmana. Tambi?©n se ha ocupado de la relaci??n del hombre con la naturaleza, refiri?©ndose al punto de vista de las grandes figuras musulmanas del pasado y ha destacado la acci??n devastadora del hombre moderno sobre el medio ambiente; ha hablado de la crisis espiritual occidental debida a la secularizaci??n y finalmente se ocupado a fondo del darwinismo, llegando a considerarlo una simple creencia atea constitutiva del esqueleto de la ideolog?­a positivista cientista imperante en Occidente desde el siglo XIX y ahora en plena difusi??n tambi?©n fuera los confines occidentales. Hay que se?±alar que, como la cultura isl??mica tiene en gran consideraci??n a la ciencia y a los cient?­ficos, entre los bi??logos hay muchos que aprovechan esa estima para defender la teor?­a a de la evoluci??n a trav?©s de los medios de comunicaci??n, la universidad y la escuela, apelando, algunos funcionalmente, otros con plena convicci??n religiosa, a vers?­culos del Cor??n que, como hemos visto, le?­dos hoy parecer?­an presentar una v?­a para la hip??tesis evolucionista. En primer lugar esos estudiosos se refieren a la afirmaci??n cor??nica de que el origen de la vida est?? en el agua, para poder as?­ hacer una comparaci??n con el l?­quido caldo primordial, donde surgi?? la primera vida monocelular bacteriana, seg??n la teor?­a de la evoluci??n: la utilidad, si no la necesidad, de referirse a la religi??n indicar?­a, en mi opini??n, que la situaci??n de las investigaciones en los pa?­ses musulmanes, o al menos en los m??s integristas, no es comparable a la total libertad de Occidente. Los evolucionistas de la umma se refieren tambi?©n a los escritos de los fil??sofos medievales isl??micos, por cuanto, si para el Islam Dios solo es representable alusivamente mediante met??foras y si los evolucionistas se refieren en primer lugar a las del Cor??n, dichas met??foras tambi?©n est??n presentes en obras de pensadores estimados universalmente en el entorno isl??mico, cuyos escritos fueron compuestos en su mayor parte entre el siglo XI y el XIII. Entre los m??s citados por los evolucionistas mahometanos est?? el principal poeta y m?­stico de todo el Islam, el persa Maul??n?? Gial??l al-D?«n (1207-1273), conocido en Occidente como R?«m?«, de la ciudad de R?«m, en Anatolia, donde transcurri?? la mayor parte de su vida. Este afirmaba que el hombre proven?­a de muy lejos, pasando del reino de las cosas materiales no org??nicas al vegetal, luego al animal, cada vez sin recordar el estado precedente, hasta llegar a la condici??n humana, tambi?©n sin conservar memoria de sus precedentes almas vegetativas, pero tambi?©n a?±ad?­a que el hombre le esperaba un estado ang?©lico puramente espiritual. A pesar de su distinta v?­a y su diferente fe religiosa, puede venir a la cabeza a este respecto la teolog?­a del padre Pierre Teilhard de Chardin, del que hablar?© en el cap?­tulo 9, con su espiritualizaci??n final no solo del hombre, sino universal, a la que ese jesuita antrop??logo y ge??logo llamaba Cristosfera. Los evolucionistas isl??micos se refieren tambi?©n a su hijo, el gran maestro suf?­, tambi?©n poeta, Sult??n Walad (1226-1318), autor de la obra La palabra secreta. El sufismo es una escuela esot?©rica del Islam dedicada a la investigaci??n de la verdad espiritual, con el fin de comprender esta perfectamente y de elevarse a la visi??n de Al?? gracias a ciertas pr??ctica secretas especiales, entre las que estaban la m??sica y la danza, que llevar?­an a la renuncia del propio yo. El primer grupo de sufistas p?­os nace casi contempor??neamente con el Islam, estando Mahoma todav?­a vivo. Todas las escuelas suf?­es dispersas en muchos pa?­ses, entre los cuales est??n los pa?­ses isl??mico del norte de ??frica, Turqu?­a, Siria, Ir??n, India e Indonesia, tienen ese origen. Sult??n Walad, sobre la base de las ideas paternas y tal vez influido, como presumiblemente tambi?©n su padre, por Acerca del alma, de Arist??teles, sosten?­a que de la materia se derivaba el alma vegetativa de los organismos y que luego Al?? hab?­a a?±adido en el hombre la psique racional: ?«Los organismos vivientes han producido un alama animal. Por su gracia, Dios a?±adi?? la raz??n?». Igual que para el Cor??n, para este maestro todos los seres derivan del agua y adem??s, seg??n ?©l, alg??n d?­a volver?­an al agua original, porque la luz del sol de la belleza divina, escrib?­a, habr?­a fundido la nieve de la existencia que se escurrir?­a como un arroyo: tambi?©n aqu?­ se puede apreciar cierta afinidad entre el agua primordial y el caldo primordial del evolucionismo moderno. Los evolucionistas se refieren tambi?©n al norteafricano Ibn Jald??n (1332-1406), considerado el m??ximo historiador y fil??sofo social ??rabe, adem??s de gram??tico y jurisperito de derecho isl??mico: entre otras cosas observ?? puntos en com??n entre hombres y simios y tambi?©n cre?­a en una evoluci??n de la especie desde el agua. He dicho que R?«m?« y Walad deb?­an conocer a Arist??teles y haber sufrido su influencia. En general, el Islam juzgaba desde sus inicios que las improntas de la verdad divina tambi?©n se encontraban en escritos sapienciales no mahometanos, tanto de fil??sofos orientales como en las obras cient?­ficas y filos??ficas de la Grecia cl??sica y el posterior helenismo, que por tanto se traduc?­an al ??rabe y el persa por eruditos musulmanes que posteriormente las comentaban. La traducci??n de los escritos griegos contribuy?? a dirigir al Islam hacia el campo de la ciencia, siguiendo la tradici??n hel?©nica, dentro de un ??rea que abarcaba de la medicina a la astronom?­a y la geometr?­a de base euclidea y pitag??rica. Por tanto, no es extra?±o que muchos musulmanes hoy vean con inter?©s la teor?­a del origen de las especies. De cualquier manera, todo ha de compararse con la medida esencial del Cor??n, ya que no se encuentran cient?­ficos ateos en los pa?­ses isl??micos, los evolucionistas son creyentes y est??n convencidos de que no hay contradicci??n entre ciencia y fe. Ya que no solo los profesores universitarios, sino tambi?©n los maestros de biolog?­a en las escuelas medias y superiores usan el Cor??n con el fin de explicar el origen de la vida y la evoluci??n de las especies, se deduce que un porcentaje no peque?±o de la poblaci??n isl??mica de cultura media y superior es normalmente evolucionista, mientras que la mayor?­a, constituida por personas con poca o ninguna instrucci??n, es normalmente creacionista. Discusiones sobre evoluci??n en el Occidente cristiano (o antes cristiano) Como apreciaremos mejor en otros cap?­tulos y especialmente en el 5, es m??s bien el Occidente cristiano (o que lo era en su momento, considerando la conducta actual de buena parte de la poblaci??n) el que asiste a discusiones e incluso a pol?©micas entre los no muchos fieles restantes y los darwinistas ateos que consideran casual no solo la evoluci??n sino todo el universo desde el Big Bang. Pero no faltan pol?©micas y a veces peleas tambi?©n entre creacionistas creyentes y esos evolucionistas que defienden una evoluci??n f?­sica del cosmos y biol??gica de las especias ambas queridas y dirigidas por el Creador. El colmo resulta ser que, a menudo, el objeto de la contienda no es la investigaci??n cient?­fica en s?­, sino argumentos ontol??gicos, confundi?©ndose el campo de las investigaciones experimentales con el de los estudios metaf?­sicos y b?­blico-teol??gicos sobre el ser y eso cuando no se a?±ade la ideolog?­a visceral para eliminar la controversia. El resto del ensayo tratar?? esos entornos. Ahora me parece oportuno referirme a las tres principales teor?­as evolutivas, a?±adiendo al tiempo y poco a poco algunas consideraciones. 2 Nociones hist??ricas de las teor?­as evolutivas (#ulink_d73a58a9-15ad-5a10-a536-e956f7fa1c8d) Al evolucionismo se la ha hecho coincidir muchas veces con el darwinismo, a pesar de que la teor?­a de Charles Darwin coincidi?? en el tiempo con la an??loga de Alfred Russel Wallace y ambas se vieron precedidas por la teor?­a evolucionista de Jean-Baptiste Lamarck. Por otro lado, como veremos con detalle en el cap?­tulo 7, en el neoevolucionismo se propone una nueva subteor?­a, la del equilibrio puntuado. Presento un breve excurso hist??rico, al que a?±ado algunas consideraciones: Charles Darwin (1809-1882) El cient?­fico agn??stico ingl?©s Charles Darwin fue creyente en la primera parte de su vida y, en su juventud, incluso un fundamentalista cristiano, al nacer en un entorno protestante, de padre anglicano y madre unitaria y haber sido sometido a una muy rigurosa educaci??n religiosa, que comprend?­a el estudio casi literal de la Biblia, y luego enviado a estudiar teolog?­a en el Christ's College de Cambridge. Como indica en su autobiograf?­a, todo esto le hab?­a dejado durante mucho tiempo la idea de la verdad absoluta y literal de cada palabra de la Biblia. Se declarar?­a agn??stico despu?©s de sus investigaciones, al tiempo que publicaba de su obra fundamental, El origen de las especies por medio de la selecci??n natural, o la preservaci??n de las razas favorecidas en la lucha por la vida, conocida generalmente como El origen de las especies. Como es sabido, inici?? su carrera como naturalista emprendiendo en 1831, como hu?©sped del comandante, un viaje de cinco a?±os alrededor del mundo en el bergant?­n de la marina militar brit??nica Beagle, que albergaba una expedici??n cartogr??fica y as?­ visit?? las islas de Cabo Verde y las Falkland (o Malvinas), las costas atl??nticas y pac?­ficas y finalmente Australia. En el archipi?©lago de las Gal??pagos advirti?? que cada isla ten?­a tipos distintos de tortugas y especies de aves que eran similares en ciertos aspectos y eran distintas en otros y tambi?©n observ?? ciertas semejanzas entre ciertos f??siles que hab?­a descubierto y ciertas especies vivientes. Hab?­a le?­do entretanto el ensayo de 1798 sobre la poblaci??n del pastor protestante Thomas Malthus (1766-1834), en el que este economista sosten?­a que el aumento de la poblaci??n humana era superior al de los recursos alimentarios y se desarrollaba en progresi??n geom?©trica, mientras que el alimento disponible aumentaba solo en progresi??n aritm?©tica, por lo que se ve?­a empujado a cultivar tierras cada vez menos f?©rtiles, sufriendo as?­ una gran penuria de g?©neros alimenticios con una difusi??n cada vez mayor del hambre, con muertos por inanici??n en una especie de control natural a posteriori que seleccionaba a la poblaci??n humana. Entre Malthus y los descubrimientos y observaciones naturales, nacieron en Darwin las ideas que llevaron a formular la teor?­a de la evoluci??n por selecci??n natural. En particular, hab?­a partido de la suposici??n de que las diversas tortugas hab?­an tenido como origen una especie com??n y luego fueron mutando, adapt??ndose a los distintos ambientes de las diversas islas del archipi?©lago de las Gal??pagos. Volvi?? a Londres en 1836 con las muestras vegetales y animales recogidas y los f??siles recuperados. Present?? para su revisi??n sus hallazgos ornitol??gicos a expertos del British Museum y al a?±o siguiente se le inform?? que esos p??jaros, aunque de un aspecto muy diferente, pertenec?­an todos a la familia zool??gica Fringillidae, y a la subfamilia Geospizinae, es decir, eran pinzones comunes. Hab?­a deducido que en todas las especies vivientes, a lo largo de generaciones, hab?­an nacido individuos con caracter?­sticas distintas con respecto a las de sus padres y entre esos individuos un principio de competencia, la selecci??n natural, escoge a los mejor dotados para sobrevivir en el entorno. La generaci??n siguiente tiene una mayor presencia de ejemplares que sobreviven y se reproducen mejor. En otras palabras, para este cient?­fico, en el proceso evolutivo intervienen algunos principios, el de la variaci??n casual, tanto fisiol??gica como, a consecuencia de esta, de comportamiento, el principio de la herencia de las mutaciones y el de la selecci??n natural en la competencia entre individuos. Darwin, teniendo en cuenta el entorno de las Gal??pagos, concibe adem??s la idea de nichos protegidos que entiende que favorece el mecanismo, gracias a la ausencia, o al menos a la menor presencia, de depredadores y, en general, de da?±os ambientales. Sostiene adem??s que el motor de todo es el ciego azar, aunque al principio hab?­a supuesto un posible finalismo en las variaciones. Hablar de azar en el darwinismo, y hoy en el neodarwinismo y en general en la investigaci??n biol??gica y naturalista, significa decir que una mutaci??n en un ser viviente no depende de la necesidad de ese organismo y que la transformaci??n del mismo no se impone por una exigencia originada en el entorno, sino que se trata de una transformaci??n completamente fortuita: el viviente mutado que por accidente consiga una condici??n mejor que otros con respecto al entorno en que se aloja sobrevive originando una nueva especie que prospera, mientras que los no mutados y los mal mutados de su especie se extinguen. Como ya escrib?­ en un ensayo anterior, para Darwin ?«no hab?­a ning??n fin en la selecci??n natural, que no estaba guiada por ninguna fuerza l??gica de la naturaleza ni mucho menos por alguna Raz??n sobrenatural: para ?©l las mutaciones eran mec??nicas, no hab?­a ninguna idea de progreso en la evoluci??n ni exist?­a una jerarqu?­a entre los seres vivientes, incluido el hombre. Era el azar el que produc?­a las variaciones, por lo tanto estas no ten?­an una finalidad ni para un cambio en el entorno ni para satisfacer una necesidad particular de un individuo. Seg??n Darwin, si la variaci??n casual era negativa no se transmit?­a; por el contario, si era positiva, s?­. Ese punto de vista se opon?­a obviamente al cristiano. El paradigma de Darwin era el mecanicismo de Newton, que durante dos siglos hab?­a contribuido enormemente a la investigaci??n en el campo de la f?­sica y hab?­a sido un punto de referencia para los cient?­ficos: el siglo XIX estaba muy lejos de los posteriores descubrimientos desconcertantes del probabilismo, la mec??nica cu??ntica y la relatividad y Darwin quer?­a y pensaba poder crear un sistema s??lido tambi?©n para la biolog?­a como era, en su tiempo, el newtoniano, basado en las tres leyes de la mec??nica. Tambi?©n hab?­a teorizado y presentado a su vez sus tres leyes: las mutaciones casuales que seg??n ?©l justificaban el surgimiento de las nuevas especies; la lucha por la supervivencia que premiaba las mutaciones mejor adaptadas; la selecci??n natural causada por el aislamiento geogr??fico, que favorec?­a la extinci??n de las especies y el desarrollo otras. Al fin y al cabo, no era en s?­ la idea de la evoluci??n la que perturbar?­a el cristianismo, sino el concepto de selecci??n natural, que se enfrentaba con la idea del Plan divino para los seres humanos y era la idea de un proceso ciego y mec??nico, mientras que para la fe cristiana, adem??s, Dios se hab?­a encarnado en la segunda Persona intencionadamente en la Historia?». En sus ??ltimos a?±os de vida, Darwin acepta un concepto llamado pang?©nesis, tomado de Lamarck (ver m??s abajo), es decir, la teor?­a de que el uso o falta de uso de un ??rgano provocar?­a variaciones consiguientes en las generaciones posteriores. Sobre las cr?­ticas a Darwin Hoy en d?­a el darwinismo est?? sometido a cr?­ticas y puntualizaciones, no solo por parte de creyentes, sino tambi?©n en ciertos entornos neodarwinistas. En s?­ntesis, son las siguientes: El modelo darwinista no puede explicar fen??menos como las grandes mutaciones inesperadas y los eventos catastr??ficos de extinci??n, como el famoso de los dinosaurios, lo que contrasta con la teor?­a de la evoluci??n gradual; los plazos necesarios para imponerse las nuevas especies ser?­an demasiado largos si las mutaciones fueran lentas y naturales; el darwinismo cl??sico no explica el papel de las mutaciones neutrales, constituyendo estas por otro lado la mayor?­a de las propias mutaciones; no contempla las indudables distintas formas de cooperaci??n entre seres vivientes, que contradicen la imagen de un mundo guiado solo por la lucha por la supervivencia; Darwin tampoco aclara el mecanismo de herencia de las caracter?­sticas adquiridas. Neodarwinismo y nuevas fronteras Hace tiempo que las nuevas fronteras de la gen?©tica, en particular el descubrimiento del ADN y los estudios consiguientes, materia que desconoc?­an Darwin y las primeras generaciones de sus seguidores, han llevado a los neodarwinistas, siempre bajo la hip??tesis casualista, a estudios de microbiolog?­a dirigidos a corroborar la idea de la mutaci??n y, por tanto, de la teor?­a evolucionista Se ha formulado la llamada teor?­a sint?©tica que considera a las fuentes de la selecci??n natural, en primer lugar, mutaciones casuales gen?©ticas m?­nimas del ADN, llamadas microevoluciones, que a lo largo del tiempo, bajo la influencia ??nica de la selecci??n natural darwiniana, realizan macroevoluciones sum??ndose unas a otras. Por otro lado, en el entorno creyente, evolucionista o no, se evidencia que los seres humanos no podemos ser reconducidos a ninguna otra especie considerando los ADN relativos, ni mucho menos a animales en los que este se aproxima mucho al nuestro. En particular se advierte que hay un abismo entre nosotros, los seres humanos, y el animal menos lejano, el bonobo, es decir, chimpanc?© enano, aunque la secuencia del ADN de ambas especies sea casi igual. Se ha realizado la llamada secuenciaci??n del ADN del bonobo y se ha descubierto que las secuencias de su genoma, que comprende la informaci??n gen?©tica del organismo, es decir, todo su material gen?©tico, son como las humanas en un 98,4%, pero sin embargo ese 1,6% de diferencia se corresponde con unos 35 millones de nucle??tidos de los cerca de 35.000 millones que comprende. Hay otras diferencias relativas a las llamadas duplicaciones, inversiones, inserciones, deleciones, que reducen la semejanza a cerca del 96%, y seg??n los cient?­ficos que han realizado esta investigaci??n, se trata de diferencias muy significativas. Dicen que adem??s hay diversidad en las cadenas de amino??cidos de las prote?­nas, disconformidades estructurales en la hemoglobina y otras cosas que el profano no puede entender, pero son elocuentes para los especialistas. Todas estas diferencias hacen en resumen al humano su ser sustancialmente distinto de la Chita de Tarz??n, de los chimpanc?©s en definitiva. Por otro lado, los seres humanos no podemos ser reconducidos ni siquiera a los exponentes de especies Homo sapiens distintas de la nuestra del Homo sapiens sapiens, es decir, del hombre que no solo sabe, sino que sabe que sabe porque su mente es el resultado de un vertiginoso salto vertical cualitativo, siempre considerando los relativos ADN. El cient?­fico evolucionista Guido Barbujani, profesor de gen?©tica en la Universidad de Ferrara ha afirmado que ?«el estudio de los f??siles demuestra que es una historia que comienza en ??frica, tal vez hace seis millones de a?±os, cuando se separaron los destinos de dos grupos de simios, que con el tiempo evolucionar?­an hacia dos especies modernas, el chimpanc?© y el hombre. Desde entonces han aparecido diversas formas humanas diferentes, de las cuales solo ha sobrevivida una, la nuestra. (??¦) Hace cien mil a?±os, las personas como nosotros solo exist?­an en ??frica Oriental. Pero tambi?©n en Europa viv?­an seres humanos, ya que ten?­an un esqueleto y una cultura, aunque distinta de la nuestra: los neandertales. Y en Asia hab?­a otras dos formas humanas. (??¦) Hoy, al menos en lo que respecta a los neandertales, sabemos que su ADN era distinto del nuestro, tan distinto que no pueden haber sido nuestros antepasados: se extinguieron con nuestra llegada desde ??frica?». Ceo que al hablar de otras dos formas humanas existentes en Asia, Guido Barbujani se refer?­a al Homo sapiens heidelbergensis y al Homo floresiensis. El Homo sapiens heidelbergensis (hace entre 600.000 y 100.000 a?±os), cuyos primeros restos se encontraron cerca de Heidelberg, en Baden-W??rttemberg, y posteriormente en Asia y ??frica, ten?­a una capacidad craneal en torno a los 1.600 cm3 y, seg??n los antrop??logos, no es improbable que haya sido el progenitor en Europa del Homo sapiens neanderthalensis en el mismo momento que en ??frica estaba evolucionando ese Homo sapiens que iba a convertirse, en un salto vertiginoso, en el Homo sapiens sapiens. El Homo floresiensis, llamado as?­ porque fue descubierto en 2003 en la isla de Flores, al este de Bali, en Indonesia, vivi?? hace 18.000 a?±os. Ten?­a una capacidad craneal de solo 380 cm3, pero proporcionada a su peque?±a altura, inferior a la de un pigmeo. Se cree que convivi?? en la isla con nosotros, los sapiens sapiens. Se han encontrado utensilios de piedra junto a los yacimientos paleontol??gicos de esta especie, lo que ha permitido suponer que los floresiensis hab?­an desarrollado una forma de cultura, a pesar de las peque?±as dimensiones de sus cerebros, por lo que la especie se calificar?­a como sapiens, y tambi?©n porque sus dientes son peque?±os como los del Homo sapiens, mientras que los dientes de los hom?­nidos arcaicos son por el contrario relativamente m??s grandes. Por tanto, seg??n los evolucionistas contempor??neos, una especie ancestral de prosimios ser?­a la antepasada de los primates y habr?­a originado, hace seis millones de a?±os, adem??s otras especies de prosimios, de las cuales algunas descienden hasta nuestro tiempo (los l?©mures, los tarseros y los loris, clasificados como un suborden de la categor?­a de los primates llamado, como el antiqu?­simo antepasado, de los prosimios) unos protosimios por una parte, que evolucionar?­an hasta el chimpanc?© actual, y por otra hasta un primer hom?­nido erecto, pero todav?­a animal, del que descender?­a, mutando poco a poco (para los cristianos evolucionistas, seg??n la teor?­a de una evoluci??n a saltos, de la que hablar?© en otro lugar) en las diversas ramas de la especie Homo, entre las cuales est?? la del Homo sapiens sapiens. Y considerando que, como se ha demostrado cient?­ficamente, el ADN de los neandertales era diferente del nuestro, igual que lo era el del chimpanc?©, es decir, lo suficientemente distinto como para poder entender que no hab?­a relaciones de parentesco con el Homo sapiens neardenthalensis, es veros?­mil que, aunque quede por verificar, tambi?©n el ADN de las dem??s especies de Homo sapiens sea igual de diferente al nuestro. Un inciso: Prosimios significa antecesores de los simios y con respecto a esto no hay que confundirlos evidentemente con los protosimios, es decir, como indica la palabra, con los primeros simios propiamente dichos, de los cuales, seg??n la teor?­a, luego se originaron, entre otros simios, los chimpanc?©s. Como de los prosimios derivaron tanto los seres humanos como paralelamente los simios, decir que el hombre desciende de los simios es un error. El creyente podr?­a preguntarse si toda esa variedad, a pesar del nombre cient?­fico de Homo, ser?­an especies humanas a los ojos de Dios, si tal vez ser?­an??¦ Ad??n. Es un pregunta que podr?­a interesar acad?©micamente incluso a los no creyentes. Advirtamos antes que nada que el nombre b?­blico Ad??n, ?????dam, significa ?«el Hombre?», el Ser Humano con may??scula, en el sentido de la humanidad de cualquier tiempo. Podemos ver en primer lugar las cosas desde el punto de vista de la criatura. En lo que se refiere a la inteligencia, no solo los neandertales, organismos relativamente recientes que vivieron hace 130.000-30.000 a?±os, sino tambi?©n otras especies Homo m??s arcaicas ideaban y constru?­an utensilios rudimentarios de piedra: el Homo ergaster, existente en ??frica entre hace 1,8 millones y 300.000 a?±os, fue el iniciador del trabajo l?­tico, haciendo al pedernal cortante y en forma de almendra, por eso llamada amigdaloide, del lat?­n amigdala, por los paleont??logos, desarrollando posteriormente la especie Homo erectus la industria de la piedra en sus diversas variedades. ??Har?­a por tanto esta primitiva inteligencia de estos seres los primeros adanes? Acerqu?©monos m??s de nuestra ?©poca: hace entre 400.000 y 300.000 a?±os, individuos de la especie Homo sapiens arcaicus sab?­an encender el fuego y com?­an alimentos cocinados, coordinaban la caza, usaban ropas rudimentarias y, un hecho particularmente interesante, enterraban a los muertos como podr?­a haber hecho el Homo sapiens neardenthalensis y posteriormente el Homo sapiens sapiens. Nos podemos preguntar: ??aparte de la nuestra, todas esas especies ten?­an alguna intuici??n de lo divino, dado que, al menos, sepultaban a sus difuntos? ??Lo hac?­an por una creencia en la supervivencia de los muertos en el m??s all??? No, salvo que se hallen pruebas de lo contrario: no se han encontrado testimonios hist??ricos de ritos f??nebres en honor del fallecido, ritos que habr?­an podido hacer suponer la creencia en una dimensi??n ultraterrena. Todos sepultaban los restos, probablemente para evitar las miasmas cadav?©ricas. Los primeros testimonios de ritos religiosos (y tambi?©n de formas art?­sticas) de la especie Homo se sit??an en edades recientes, en un periodo de hace 40.000-30.000 a?±os y solo son del Homo sapiens sapiens. De hecho es indispensable un orden social complejo, un lenguaje y un sentido moral que, por lo que nos hacen pensar todos los hallazgos, son t?­picos solo de nosotros, los seres humanos y no de los hom?­nidos m??s arcaicos ni tampoco del menos antiguo Homo sapiens neardenthalensis, que vivi?? contempor??neamente con nosotrosdurante un notable periodo de tiempo. Con respecto al punto de vista de Dios (evidentemente aqu?­ estamos en el ??mbito creyente) no le es posible al hombre descubrir si tambi?©n los ya extinguidos pertenecientes a los g?©neros Homo y, ante todo, los que nos son menos distantes, los neandertales, fueron criaturas a las que el Creador, aunque no les concediera una Revelaci??n, les habr?­a abierto la posibilidad de vivir en su Ser eterno despu?©s de la muerte: solo lo sabe Dios. Naturalmente, no le corresponde a la ciencia investigar al respecto, al no tratarse de algo experimental. El creyente sabe que nada se ha revelado en las Escrituras, como por otro lado tampoco se dice nada sobre la eventual supervivencia eterna de posibles extraterrestres, inteligentes o no, ni de las de los animales y la fe sugiere que por tanto esos posibles planes no deben concernir al devoto, ya que en los dos Testamentos Dios desvel?? solo lo que deb?­a afectar a la especie Homo sapiens sapiens, de la que todo exponente, en el sentido en que se acepta la Palabra, es creado a imagen y semejanza del mismo Dios y, seg??n el credo de los cristianos, a imagen de la segunda Persona trinitaria, el hombre-Dios Jesucristo. De todas maneras, mi punto de vista personal es que el Creador no habr?­a desarrollado designios solo para el Homo sapiens sapiens, sino que habr?­a cuidado, al menos, tambi?©n de otros seres vivientes del tipo sapiens y, m??s all?? de la Tierra, de posibles extraterrestres m??s o menos inteligentes. En cuanto a los animales, se puede se?±alar que el Papa Pablo VI cre?­a, a t?­tulo personal, en su supervivencia en Dios: como se reflej?? en la prensa, al encontrar en p??blico a un ni?±o que estaba llorando por la muerte de su perro, ese pont?­fice le hab?­a segurado que lo volver?­a a ver en el Para?­so. Con respecto a la pregunta de si los exponentes de las otras especies Homo fueron tambi?©n los adanes, se puede ver m??s adelante la secci??n ?«P?­o XII, monogenismo y poligenismo?» en el cap?­tulo 8, titulado ?«Pareceres de algunos de los ??ltimos papas?». Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829) De Darwin y el darwinismo pasamos al primer evolucionista, Lamarck. Luego volveremos a avanzar en el tiempo, a Russel Wallace, contempor??neo de Darwin. Para ser precisos, acerca de la primac?­a de Lamarck, recuerdo que un poco antes que ?©l, el naturalista George Buffon, m??s exactamente Georges-Louis Leclerc, conde Buffon (1707-1788), hab?­a tenido una cierta intuici??n evolucionista, aunque sin embargo sin haber desarrollado una teor?­a: era un experto en anatom?­a comparada y, como hab?­a escrito en su obra en 36 tomos L'Histoire naturelle, g?©n?©rale et particuli??re, publicada entre los a?±os 1749 y 1789, en parte por tanto despu?©s de su muerte, hab?­a apreciado semejanzas entre el hombre y los simios y hab?­a supuesto una posible genealog?­a com??n. Despu?©s de un periodo de carrera militar, el franc?©s Jean-Baptiste Lamarck se hab?­a dedicado al estudio de las ciencias naturales, siguiendo una visi??n filos??fica de la naturaleza inspirada por el materialismo ilustrado. Hasta ?©l se pensaba que las especies fueron creadas as?­ como se presentaban, sin ninguna mutaci??n. El mismo gran clasificador sueco de los organismos bot??nicos y zool??gicos Carl Nilsson Linnaeus, conocido sencillamente como Linneo (1707-1778), hab?­a sido fijista, aunque hacia el final de su vida hab?­a supuesto que pod?­an surgir nuevas especies por hibridaci??n entre similares, pero la idea de hibridaci??n no puede considerarse evolucionista. Para Lamarck, la materia no estaba constituida por elementos estables y definitivos como se supon?­a, sino que era mutable. Partiendo de la observaci??n de los invertebrados, hab?­a concebido la transformaci??n de las especies vivientes a lo largo del tiempo, causada por los requerimiento del entorno y su capacidad de adaptaci??n: hab?­a desarrollado la hip??tesis de que en todos los organismos biol??gico habr?­a un impulso interno hacia la mutaci??n, tendente a la perfecci??n, la cual, debido a los fen??menos que ?©l llamaba ?«el uso y desuso de las partes?» y ?«la hereditariedad de las caracter?­sticas adquiridas?», los hac?­a cada vez m??s complejos en el curso de las generaciones. As?­ que hab?­a llevado a la biolog?­a al evolucionismo, seg??n una idea din??mica de la historia natural. Hab?­a expresado sus teor?­as en la obra Filosof?­a zool??gica en 1809. Lamarck fue tambi?©n quien invent?? el t?©rmino ?«biolog?­a?», que hab?­a incluido en la gran Enciclopedia ilustrada francesa, en cuya redacci??n hab?­a sustituido a D'Alembert. Su teor?­a fue seguida con atenci??n en el entorno de la biolog?­a hasta los a?±os 20 del siglo XX. Posteriormente el lamarckismo fue criticado, primero por solo una parte de los cient?­ficos y luego de manera generalizada, tanto a causa de la afirmaci??n de Lamarck de que la tendencia a la mutaci??n estaba ?­nsita en los seres vivientes, algo que por entonces era algo presunto y nunca demostrado, como sobre todo por el hecho de que las caracter?­sticas adquiridas durante la existencia no parec?­an ni parecen transmisibles a los descendientes, ya que dichas caracter?­sticas se memorizan en las c?©lulas som??ticas y no en las germinales. Por ejemplo, una persona que se vuelva obesa no transmitir?­a naturalmente su adiposidad a los descendientes, salvo que los sobrealimentara en los primeros meses y a?±os y los hiciera obesos para todo el resto de sus vidas, pero en ese caso no se tratar?­a de un hecho cong?©nito, sino cultural (evidentemente de mala cultura). 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